Ifigenia y Proyecto Nacional

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Este ensayo reflexiona sobre cómo la novela Ifigenia de Teresa de la Parra escritora venezolana del Siglo XX, dibuja la mujer de su época, durante el periodo gomecista y cómo este personaje performatiza un modelo de mujer que de alguna manera sirvio al régimen de Juan Vicente Gómez para crear un proyecto nacional

Citation preview

  • ESTUDIOS. Revista de Investigacions Literarlm y culturates. Ao 7, N" 13. Cracas, ene-jun, 1999, pp 161-173

    IFIGENIA Y LAAL PROYECTO

    INCORPORACIN DE LA MUJERNACIONAL

    Br.lnrurn RurzUniversity of Pittsburgh

    Durante el siglo xlx se produjo un nmero significativo de textos literarios que,haciendo uso de cdigos romnticos, costumbristas, realistas o naturalistas, represen-taron simblicamente una problemtica fundacional: el tema de lo nacional. As, en elmayor de los intentos simplificadores, puede decirse que en un siglo en el cual lasnaciones estn naciendo, la preocupacin fundamental en cada una de estas "patriasincipientes" gira en torno a quines componen o integran la cultura nacional. Textosfundacionales como Facundo de Sarmiento, Amalia de Jos Mrrmol, Martn Ferrode Jos Hernindez, Martn Rivas de Alberto Blest Gana, por nombrar slo algunos, seinscriben, cada uno de manera particular, dentro de esta problemttca y proponenideolgicamente proyectos incluyentes (Martn Fierro, por ejemplo) o limitantes (Fa-cundo), los cuales obedecen a intereses nacionales, vistos stos como los concernien-tes a la clase dirigente (o a la fraccin dentro de ella) en trminos tanto econmicoscomo polticos. En fin, estamos ante un grupo de obras que discurren alrededor de lacreacin de imaginarios que cumplen con diferentes funciones, entre las cuales sedestacan: la creacin y organ\zacin de smbolos e historias con las que se pudieranidentificar los grupos sociales que habran de constituir la sociedad civil, la repre-sentacin de los distintos actores sociales que han de conformar la nacionalidad, laarticulacin de la diferencia racial y lingstica al proyecto nacionalista, etc.

    En el siglo xx las naciones latinoamericanas ya estn constituidas, por lo tanto elproyecto nacional comienza a reorientarsel. Por un lado, se trata de visualizar quSector de la clase hegemnica va a tener primaca; por el otro, de incorporar gruposy sectores que inicialmente han sido excluidos.

    A partir de esta coyuntura me interesa visualizar cmo un texto literario escrito ypublicado durante la primera parte del siglo xx, Ifigenia de Teresa de la Parra, texto

    L Valentn Gonzlez Reboredo sostiene que la literatura hispanoamericana, en apariencia catica,es eminentemente pragmtica, es decir, de carcIer funcional. Y entfe sus funciones destaca (anhoy en da) 1o sigiiete: "busca, como intencionalidad inmediata y directa, crear conciencia deexistir naconal y"continental, toda vez que, de su existencia, depende que se ploduzca tambinuna conciencia de identidad nacional y cntinental y su expresin trascendente el Americanismo"iConzlez, 1987: t2-13).

    161

  • adems rnarcado genricamente (desde el lugar autoral y desde su propia articulacininterna), contina esa discusin; y crno tambin puede ser visto como representacinsirnblica de los conflictos sociales inherentes al concepto de nacin. Me interesa en talsentido analizar el planteamiento que la novela propone en torno a la incorporacin de lamujer a este proyccto y de igual manera explorar los vnculos entre esta problemtica yla discusin en torno a la escritura (la novela se estructura a travs de un diario y unacarta) y al cuerpo (Mara Eugenia se viste y desviste frente al espejo) en tanto correlatosde un mismn proceso a travs del cual la protagonista se (re)construye como sujeto.

    Ifigena, novela publicada en 1924, ha sido comentada, criticada y estudiada desdemuy distintas perspectivas. Su aparicin, al parecer, fue gratamente acogida en Francia(donde gan el " Concurso de autores americanos") e igualmente exaltada, desde ellado hispanoamericano, por crticos y escritores como Zrega Fombona, GonzaloZaldumbide, Gabriela Mistral, Benjamn Carrin y Enrique Bemfudez Nez. No obs-tante, en Venezuela y Colombia la novela se convirti en lo que Velia Bosch ha carac-terizado como "piedra de escndalo". Una lluvia de adjetivos, en su mayora destruc-tivamente peyorativos, acompaa los comentarios que aparecieron con relativafrecuencia en publicaciones periodsticas de Caracas y Bogot2. La novela fue tildadade inmoral, de obscena y considerada como influencia perniciosa, y por tantoextremadamente peligrosa, para las jvenes muchachas de la poca. En muchos casos,como en el de Vetancourt Aristiguieta, el encono tuvo caractersticas de afrentapersonal3. Tales asedio y crtica constante obligaron a la propia autora a responder:

    ' Son ya muchos los moralistas que con amable ecuanimidad los ms o con vio-lcntos anatemas los menos, han atacado el diario de Mara Eugenia Alonso,llamndolo volteriano, prfido, peligrossimo en manos de las seoritas con-ternporneas. Yo no creo que tal diario sea perjudicial a las nias de nuestrapoca por la sencilla razn que no hace sino reflejarlas (Bosch, 1983: 150).

    Evidentemente no estamos frente a una novela cuya publicacin pasara desaperci-bida. Velia Bosch habla del "boom" de lfigenia. No obstante su indiscutible xito

    Figuran entre sus ms enconados detractores Vetancourt Aristiguieta, venezolano. y Rasputn deCafagena y Carlos Villena, colombianos.Recurdese que en una escena de la novela e[ to Pancho dice. describiendo la situacin de Venezuelaen tiempos de la guerra de independencia, que "las mujeres andaban por su lado, los maridos por elotro, y hubo mantuanas que, como las Aristiguieta se divirtieron muchsimo" (Pana, 1982: 127. Enadelante las citas de la autora sern lomadas de esta edicin). Tmese en consideracin que tal apelli-do coresponda a una de las f'amilias ms antiguas y respetables (parte de la "aristocracia" criolla) dela capital venezolana. El I 5 de enero de 1927 publica J. Vetancourt Aristiguieta. en El nuevo Diario,un comentario titulado "Apostillas t IJigenia" en el cual arremete en contra de la escritora diciendo:"probablemente recogi la calumnia en labios de Gregoria, la vieja lavandera negra, generosa, indul-gente e inmoral, la cual la seorita Paffa declara que fue su amiga, su confidente y su mentor. O tal vezla oy a su amiga de juegos infantiles Mara del Carmen, la hija negra de la cocinera. Esta preferenciamorbosa por el carbn y sus derivados podra explicar al mismo tiempo, por qu la Seorita Parratiene Ia originalidad de dar a entender que las Aristiguietas ayuntaban con los pardos, mientras que losotros escritores las ponen a copular con los prncipes. Cuestin de gusto" (Bosch, 1983: 149).

    2

    -)

    162

  • editorial (acrecentado probablemente por la polmica desatada), el hecho es que lasnovelas de Teresa de la Parra nunca fueron publicadas por las principales casas edito-riales. Junto a ello, resalta la peculiaridad de que las notas crticas en torno a su obrahacen hincapi en el aspecto elegante y encantador delajoven escritora (y sobre todoen su hermosura), en el "delicado refinamiento" de su prosa, o en su tono "ntimo yrevelador". Berlie Acker, en su estudio sobre la novela, se pregunta por qu la obra dela escritora, si bien ha recibido tanto elogio y estima, apenas ha suscitado la atencincle los estudiosos acadrnicos (salvo las obligatorias apariciones en las listas intermi-nables de nombres que conforman los manuales literarios o la mencin breve y "ama-ble" en uno o dos pirrafos de las historias de la literatura hispanoamericana). El cues-tionamiento se extiende: por qu si es aparentemente tan importante, o por lo menosrelevante, su obra no se encuentra en las listas de lecturas para estudiantes de cursos deposgrado, o incluida en las antologas, o, en definitiva, por qu ha sido seria y acad-micamente poco estudiada? Las respuestas que Bertie Acker propone son muy intere-santes y merecen mencin aparte en este escrito.

    Segn ella una de las causas por las cuales su obra no es tomada en cuenta con lamisma fuerza que la de otros autores es que, numricamente hablando, es breve (fun-damentalmente dos novelas

    -una de ellas puede ser considerada como cuento lar-

    go- y tres cuentos). Otro problema puede ser el hecho de que la obra de Teresa de laParra sea difcilmente clasificablea.

    Sin embargo, pese a la imporlancia que puedan tener tanto la escasa prolijidad comoel carcter "nico" y renuente a la categorizacin, Bertie Acker plantea que los textos deesta escritora venezolana han sido relegados a un segundo plano principalmente por dosrazones: por un lado, porque es una escritura "f'emenina" y, por consiguiente, no puedeformar parle del "cuerpo principal, normal y serio" de la literatura; por el otro, debido altemor y al resentimiento generados a partir de la protesta social planteada en ffigenia.

    Novela regional o criollista, psicolgica o filosfica, subjetiva o realista, tradicio-nal o de vanguardias, Ifigenia es, por encima de todo, la obra de una mujer sobre otra(ficcional) que escribe, en una carta y un diario, sobre s misma y sobre el mundo quela rodea. Es decir, estamos ante una novela que bien podra considerarse "femenina"por partida doble: primero, porque su autora no slo es mujer, sino que adems estmuy consciente de lo que eso significa en el mundo que le ha tocado vivir; segundo,porque su protagonista, Mara Eugenia, tambin lo es, y nos presenta un mundo capta-do a travs de sus ojos y enjuiciado desde su especfica perspectiva. En este sentido,

    4. En la revisin que al respecto hace Acker se encuentra lo siguiente: Jean Franco, por ejemplo,.laencasilla bajo licategor de "regionalista" (aun cuando, contradictoriamente, sostenga que el estilode la escritora es europeo); Anderson Imben la coloca bajo la categora de "narradores ms subjetivosque objetivos" (si es que a ese rengln lo podemos llamar categora); Torres Rioseco la ubica dentrodel grupo "novela psicolgica y filosfica"i Fernando Alegra dentro, nuevamente, del. "regionalis-mo'i pro en la seccin de los "otros autores" y Gmez Gil, para terminar esta enumeracin, la incor-pora l gr-upo de las novelas donde predomina lo que l llama "el realismo al estilo europeo". Obvia-mente, los crticos no se consultan a la hora de colocar etiquetas.Al respecto, ver el estudio introductorio que hace Sonia Mattala a la edicin de lfisenia (1992).5.

    t63

  • naturalmente, esta novela es vista por la crtica feminista como "una de las primerasmanifestaciones clel ideario femenino en la narrativa hispanoamericana" (Aizenberg,1985: 539) y la misma escritora ha sido presentada de la siguiente manera:

    This novelist and feminist, an extraordinary phenomenon in the Venezuela ofthe 1920's and 1930's, integrated her art and spirit of reform in the hope thatwomen would no longerbe sacrificed to that ferocious deity of male supremacy-society-family-honor, as was the protagonist of lfigenia (Gold citando a RonniSrillman, 243)6.

    La consicleremos feminista o no, el caso es que la misma Teresa de la Parra tompara s esa denominacin y proclam, en su conferencia "Influencia de las mujeres enla formacin del alma americana", que su feminismo era moderadoT y que la mujer desu poca atravesaba una crisis motivada por el cambio vertiginoso de la sociedad,cambio ste que "no respeta puertas cerradas" y requiere de una mujer:

    libre ante s misma, consciente de los peligros y de las responsabilidades, til ala sociedad, aunque no sea madre de familia, e independiente pecunariamentepor su trabajo y su colaboracin junto al hombre' ni dueo, ni enemigo, nicandidato explotable, sino compaero y amigo (474).

    Sostiene all, igualmente, que el peligro ms grande que acecha a la mujer es lainactividad y su consecuente frivolidads. Y concluye, despus de establecer una brevecomparacin entre Delmira Agustini y Gabriela Mistral (que no slo atiende a la nece-sidad de reconstruir una genealoga, sino tambin a la importancia de identificar entrelas mujeres diferentes grados de marginacin), que es esta ltima quien puede procla-mar un feminismo justo y a esas alturas indispensable, pues por haber nacido en unmedio modesto y honrado trabaja desde temprana edad y no ha estado bajo la influen-cia de "convencionalismos mundanos".

    Ifigenia narra la historia de una joven, Mara Eugenia Alonso, quien desde su dia-rio y una larga carta que le escribe a su nica amiga de la infancia nos comunica susconflictos. El primero de ellos es, sencillamente, que se "fastidia". Hurfana a losdieciocho aos, regresa a Caracas despus de muchos aos de estudios en un colegio

    '7.

    Llama la atencin que desde cierto radicalismo feminista muchas obras de escritoras del pasado seanrevisadas y consideiadas "pioneras" de la escritura feministr; por consiguientg.muchas.aparecen como"pr".*ror" en la lucha de la mujer tanto dentro del espacio de la representacin simblica como de laeifera referencial que esta represeniacin pretende descnbir. En este sentido, la obra de Teresa de la Parraes calificada como t"l, aun cuando ----corno veremos- la autora sostiene una posicin poco ortodoxa ----einteresantemente oblicua- tambin con respecto al feminismo."Mi feminismo es moderado. Para demosarlo y para tratar, seores, ese punto tan delicado, el de los

    nuevos derechos que la mujer modema debe aO{uirir, no por revolucin brusca y destructora, sino porevolucin noble qe conquiita educando y aprovechando las fuerzas del pasado.l"]" (474)';...1 no ron los liros, niias universidadei, ni los laboratorios, ni las oficinas, ni los hospitales .'.1" (74).

    t64

  • francs y de una breve pasanta en un Pars que la deslumbra. Encerada dentro de lasparedes de Ia muy respetada casa de su abuela, lajoven se enfrenta con un rgimen deconvenciones que le impide desarrollar lo que "naturalmente" quiere fluir de ella: susideas, su coquetera. su amor por las lecturas, su rebelda, su libertad. Ms tarde descu-brir honorizada que ya no es lajoven adinerada que crea ser y que depende econ-micamente, al igual que su abuela y su ta Clara, del to Eduardo, a quien detesta yhace responsable de la prdida de su herencia.

    S, se fastidia y luego se enamora de un hombre, Gabriel Olmedo, quien preferir unmatrimonio por conveniencia a otro con una joven de apellido ilustre, pero sin dineroalguno. Finalmente. Mara Eugenia reconoce que su lucha solitaria y quijotesca contrauna realidad que la avasalla y la supera no tiene sentido, y comienza un peodo de"domesticacin" que llega a su momento culminante cuando la muchacha consigue no-vio, Csar Leal, carente de buen gusto y de refinamiento, pero que subsana todas esas"pequeeces" con mucho dinero. Mara Eugenia prefiere ver en su novio la solucin desus problemas y no la continuacin de los que ya ha confrontado (Csar Leal no respe-ta sus opiniones, en realidad ni siquiera las escucha, y solamente desea dominarla yoprimirla). Su reencuentro con Gabriel, en el lecho de moribundo de su to Pancho, lepermite visualizar el error que est a punto de cometer y le abre otra posibilidad: escaparcon 1. Pero Mara Eugenia "sacrifica sus deseos", en una alusin quiz demasiado di-recta al mito clsico que le da nombre a la novela, "por el honor" de su thmilia.

    El tema del fastidio, pues, nos introduce en el universo ficcional. A partir de all, laprotagonista comienza a contarnos su vida y, en forma indirecta. la de algunos de losque la rodean. La trivialidad, sin embargo, tanto del personaje como de su relato, dejafiltrar un largo listado de cuestionamientos. Critica a los hombres:

    Desde entonces, Cristina, deduje que los hombres, en general, aunque parezcansaber muchsimo, es como si no supieran nada, porque no sindoles dado elmirar su propia imagen reflejada en el espritu ajeno se ignoran a s mismos tantotalmente, como si no se hubiesen visto jams en un espejo (19-20).

    Lo mismo hace con relacin a las mujeres pacatas e hipcritas de su familia, quie-nes como su ta Mara Antonia se erigen en jueces morales de todo un grupo y elnitenafirmaciones como; "Me hace el efecto de una gran casa de corrupcin fest hablandode Parsl que estuviera suelta por las calles. Una mujer honrada y que se estime, nopuede andar sola en Pars porque se ven horrores! horrores!" (29).

    Y muy especialmente arremete en contra de esa "moral" unilateral y caprichosaque, ant un grupo

    -las mujeres- se presenta inflexiva y opresora y, ante otro -loshombres- da muestras de una elasticidad sorprendente:Otra cosa to Pancho --dije yo volviendo a mi arraigada obsesin- Abuelitame predica moral a m con tantsirno inters y con tantsima vehemencia. quesi: "el honor de una mujer" que si: "la virtud de una mujer"... Bueno y porqu no se la predica tambin a esa sardina seca de to Eduardo, vamos a ver?

    165

  • A que nunca lo ha sentado en una silla a su lado y le ha dicho como a m estamaana: "el honor de un hombre"! (69).

    De all su repudio (y su agudeza irnico-crtica) ante su configuracin de mujerobjeto-mercanca, puesta en el mercado para ser comprada por el mejor de los clientes:

    S. Soy en efecto un objeto fino y de lujo que se halla en venta en esta f'eria dela vida... Estoy en venta!... quin me compra?... quin me compra?... quinme compra?... estoy en venta!... quin me compra? quin me compra?...quin me compra?... (192).

    Como puede verse, Mara Eugenia se presenta como un ente rebelde ante el mundoque le toca vivir, pero alavez atrado inconscientemente hacia 1. Personaje de gran-des contradicciones, se perciben en ella una lucha y un divorcio constantes entre suspalabras y sus actos:

    Ahl es curiossimo, la poca influencia que tienen nuestras convicciones sobrenuestra conducta! Yo creo que en general, nuestras convicciones estn hechaspara aplicarlas ms bien a la conducta de los dems, porque es entonces cuandoaparecen con todo el esplendor de su honradez: slidas, arraigadas, e inque-brantables (81).

    Es por esta razn que Velia Bosh, en la introduccin a las Obras de la autora.sostiene que el de la novela es un yo transparente y disfrazado alavez. Transparen-te, porque podemos visualizar lo que ella no parece ver; disfrazado, porque se nospresenta como una entidad escindida: hay una discordancia entre lo que dice ser y loque sus acciones muestran de ella y de sus capacidades para materializar sus deseos.Un ejemplo que ilustra este caso curioso cie "desdoblamiento de la personalidad" esla actitud de la protagonista la noche en que Csar Leal la visita por primera vez:

    Repito que aquello era terrible, y como adems de terrible era tambin inespera-do, sent al punto que todo rni elegante desdn, rni elegante displicencia, y mielegante importancia se diluan en aquel ambiente de solemnidad como se diluyeun terrn de azcar en el agua. Agobiada. sintindome centro y eje de tan granceremonia, de la mano de to Eduardo, avanc toda encogida y nerviosa, saludsonrojadsima y con la hutnilde docilidad de los reos, me sent en ei sofi junto aabuelita, sin atreverme a cruzar las piernas, enlazadas las manos a la moda delcolegio, e indignada contra m misma por tan cobarde e imbcil actitud.Y as fue como de pronto, gracias a estos misterios que flotan a veces en elambiente, de domttdora me convett en dominade, de victoriosa en vencidct,y de carcelera en encarcelada (206; nfasis mo).

    As, las palabras prev'iamente escritas con conviccin devienen en acto de cobrdacuando llega el momento de materializar el pensamiento y, a la vez. en desgarradora

    166

  • conciencia de la propia incapacidad. EI gran conflicto de Mara Eugenia, bajo estaperspectiva, es el de estar consciente de sus propias contradicciones, de sus limitacio-nes. Encontramos, pues, en la novela una lucha constante entre fuerzas claramentepolarizadas: el deseo de Mara Eugenia y la autoridad de su abuela, las liberales ideasde la herona y sus reprirnidos actos. Deseo y conducta, rebelin y sunrisin, indepen-dencia y dominacin, libertad y opresin: fuerzas perennemente enfrentadas, creado-ras y catalizadoras del discurso narrativo.

    Estas contradicciones develan un juego de poder del que la protagonista pareceestar consciente y fiente al cual encuentra una alternativa: la escritura. Tanto en eldiario conro en la carta

    -espacios ntimos y, adems, clandestinos- la protagonista

    puede ser quien quiere ser, puede rcalizar lo que el mbito de lo pblico le niega. Enotros trminos, mientras en la escena social, regida por relaciones patriarcales --do-blemente constrictivas, puesto que suman la moral de la tradicin a la lgica de laproductividad- Mara Eugenia pierde su herencia, debe aprender a callar y a compor-tarse y est condenada al matrimonio, en ia escena de la escritura la protagonista serealiza er la accin de escribir y de apropiarse de una identidad.

    En este sentido, el acto de escribir, punto central y estructurante de la novela, seconvierte en un elemento que cumple dif'erentes funciones. Por un lado, puede versecomo un aspecto que le confiere al texto un estratgico tono ntimo y confidencial.En relacin con esto, Eliana Moya-Raggio argumenta que la escogencia de esta fbr-ma de narrar muestra, primero, las limitaciones que operaban a comienzos de estesiglo en lo que se refiere al acceso de la voz de la mujer al espacio de la ficcin (dedominio masculino); segundo, la concepcin general de que este tipo de registro erarepresentativo de una "sensibilidad femenina"; tercero, la con'espondencia entre tonoy forma, y la situacin de confinamiento de la mujer. Pero, a pesar de esto. "en elcaso de lfigenia, es el tono apropiado para atenuar la protesta del discurso" (Moya-Raggio, 1988; 164).

    Desde otro ngulo, el trabajo de la palabra se constituye en un acto de rebelin y enun mecanismo de reconocirniento y autoafirmacine. La escritura ayuda a la protago-nista a entender lo que est viendo y, muy especialmente, a entenderse y a verificar loscambios que va sufriendo su propia personalidad. Por eso cuando revist sus antiguasreflexiones proclama:

    Segn pienso ahora, yo me juzgaba muy severamente a m misma cuando en-contr ridcula la costumbre de escribir mis impresiones [...]. Ahora, considera-das psicolgicamente, repito que me han sido de gran utilidad, puesto que gra-cias a su lectura he podido comprobar los inmensos progresos realizados porm, en esta ardua y florida cuesta del bien (187)10.

    9. De all que Doris Meyer afirme que "ironically, such rvriting -heretofore disparaged

    as 'feminine'by the ctics is the lirst step tou'ard fieedom and autonomy" (Meyer, 1983: 7).

    10. Spercibe,igualmente.enestasafirmacionesunjuegoirnrcoquemuesael catnbiodeestrategade

    161

  • Al escribir, Mara Eugenia entrega un testimonio indeleble de su lucha por cono-cerse. Entre sus lneas deja constancia de sus limitaciones, de sus escasas fuerzas paramaterializa sus deseos y convicciones (minimizadas por la presin hegemnica deuna sociedad represiva). Y, al hacerlo, consigue ----casualmente, primero; convencida-mente, despus- "la nica forma para trascender las limitaciones de su condicin"(Aizenberg, 1985: 543). El acto escritural como poder liberador dentro de la novelaproblematiza, aunque slo sea subrepticiamente, el carcter dominante del discursomasculino. De esta manera, desde la esfera privada y por medio de la escritura, lamujer invade el espacio pblico dominado por el pensamiento patriarcal. Con estocrea un espacio reivindicativo por medio del cual adquiere voz para confesar

    -a ve-ces hablando, otras gritando- y, sobre todo, para exigir.Finalmente, como ficcin autobiogrfica, el ejercicio de la escritura en este texto

    nos coloca frente al problema ---consciente o nG- de la identidad: escribo y, portanto, soy "una" distinta del "otro". El yo hegemnico, Mara Eugenia, se visualiza a smisma como una; el resto, por reconocimiento de las diferencias, pertenece al espaciode la otredad. No obstante, tal diferenciacin es aqu muy conflictiva puesto que, en larevisin angustiosa que el yo hace de su experiencia, descubre que su hegemona serestringe a la esfera privada del diario y de la carta. En el territorio referencial lospapeles se invierten. All, en terrenos de la cotidianidad referida, el yo es el otro, el queno pertenece, el conflictivo, el subversivo.

    Paralelamente y no de manera casual, el otro espacio identitario de la novela, elcuerpo, se erige como correlato de la escritura

    -a pesar de que reclama la mirada yel reconocimiento del otro es tambin una superficie sobre la cual, en la intimidad delcuarto propio, se representan roles y se actan identidades-. De hecho, una de lasimgenes unificadoras del texto es la de la protagonista frente al espejo: es all dondela mujer descubre su cuerpo y es all donde comienza su proceso de comprensin delmundo. Frente al espejo, se prueba vestidos, se cambia sombreros, se pinta los labios;se mira y se descubre, pero tambin se inventa y se cubre; se somete al deseo del otro,pero tambin se fuga.

    Es el espejo de un hotel en Pars el que le devuelve la imagen de "mi sencillez decolegiala o seorita tmida", la cual "resultaba horriblemente llamativa, desairada yridcula" (13). Es frente al espejo donde advierte que puede "ser" un sin nmero deMara Eugenias ante los otros (que, por ejemplo, para "ser una viuda" slo necesitallevar una "toquita de largo velo negro" [14] y que los dems la llamen "Madame").Tambin frente al espejo reconoce los placeres del artificio

    -y el juego de seduccio-nes que se abre con la mirada:

    la protagonista. Ahora que ya sabe fingir no dice lo que piensa directamente. El sarcasmo, entonces,se convierte en elemento que subvierte la red de significados del universo textual. En su atculo sobrela novela, N. Eno-Orthmann y J. Mendizabal sostienen que micntras Mara Eugenia escribe, mantie-ne una participacin activa con sus propias contradicciones y que la irona "is the tool she mostcommonly uses to bridge the gap between the ever-diminishing independent self and the increasinglyconformist socially-acceptable selfl' (Eno-Orthmann & Mendizabal, l99O: 247).

    168

  • me admiraban mis amigos los Ramrez.; me admiraban sus nios; me admirabanunos espaoles muy simpticos que en el comedol tenan su mesa frente a nos-otros; me admiraba el gerente del hotel; el camarero que nos atenda; el mucha-cho del ascensor; el marido de n manicure; los dependientes de la peluquera; yun seor muy elegante que encontr una maana por la calle t...1 (14-15).

    Frente al espejo experimenta las linlitaciones y exigencias de la imagen: en Cara-cas, Mercedes le otiece una nueva versin del modelo que ella descubri

  • velas sobre el desarrollo individual, a diferencia de ellas, tal crecimiento (en sentidopositivo, satisfactorio) no se materializa. Por el contrario, en su opinin, el resultadorecurrente en este texto es la frustracin.

    Ciertamente, desde esta perspectiva, podramos ver en las mudanzas de MaraEugenia una l;rga e infructuosa bsqueda de modelos

    -tpico por dems fundamen-tal en el Bildungsroman-: desde las formas que copia vistiendo y desvistiendo sucuerpo, hasta los personajes que emula a travs de sus estados de nimo. La protago-nista observa y lee, en efecto, discretamente y a escondidas

    -consciente de las prohi-

    biciones que le son impuestas por ser mujer. Y, as como se arregla en sus experimen-tos frente al espejo ("a la manera de" Mercedes, por ejemplo), en sus testimoniosescritos se pinta a s misma como una imagen especular de los personajes de sus lectu-ras. Sin embargo, esta bsqueda le representa una larga y dolorosa cadena de derrotas,particularmente obvia en el caso de la literatura. Al comienzo es la nia hurfana (haperdido a su padre y est sola en el mundo); luego es la Cenicienta que descubre como"por arte de magia" el encanto de la vida verdadera en Pas. Ms tarde, se dibujacorno una princesa cautiva que, encerrada, desea desesperadamente su liberacin.Despus es Julieta o Virginia a la espera de su amado (Gabriel visto como Romeo oPablo, segn sea el caso). Un poco rns adelante, ser la herona engaada para, final-mente, sin ms posibilidades, representar un ltimo papel: el de la sacrificada Ifigenia:

    Como en la tragedia antigua soy lfigenia; navegando estamos en plenos vientosadversos, y para salvar este barco del mundo que tripulado por no s quin,corre a saciar sus odios no s dnde, es necesario que entregue en holocaustomi dcil cuerpo de esclava marcado con los hierros de muchos siglos de servi-dumbre (309).

    Al respecto, concluye Edna Aizenberg: "El mundo del arte y de la ficcin en lti-ma instancia certifica a la mujer en su papel de doble vctima: Ifigenia y Bovary, lavirgen sacrificada al chauvinismo masculino, y la joven burguesa, para quien la litera-tura fue el espejo de sus sueos imposibles" (Aizenberg, 1985: 546).

    Ms all del problema identitario concentrado en esta compleja relacin entre laescritura y el cuerpo, otro camino nos conduce hacia la revisin de cmo se plantea atravs de lfigenia la cuestin nacional. Si el proyecto de la novela es el de crear unespacio irnaginario que incorpore a la mujer al proyecto nacional, entonces ese final sise quiere trgico, el sacrificio de Mara Eugenia, parecera cerrar toda posibilidad. Deser as, no habra ms que afirmar que el texto sugicrc la imposibilidad de integrara la mujer al proyecto de desarrollo nacional y que sta debe seguirjugando el rol queha desempeado durante siglos: quedarse reducida y confinada al espacio privadode la casa. Sin embargo, de nuevo, hay otra posibiliclacl y, segn lo planteado por lamisma autora en sus conferencias y lo sostenido por cscritores como Orlando Araujoy Vctor Fuenmayor, pareciera ser la ms viable (y dc paso la menos tradicional).

    170

  • Ya hemos visto la posicin contradictoria de Mara Eugenia: por un lado, cuestio-na el problema de la sumisin al cual contrapone la rebelda; por otro, termina acep-tando "el cautiverio y la esclavitud de su condicin" (Fuenmayor, 1980: 159). En elfondo, en lfigenia se vislumbra la cada de una clase (la de Maa Eugenia y la de lamisma Teresa de la Parra, aristocrtica, mantuana, terrateniente, criolla) y su sustitu-cin por otra (una burguesa importadora, burcrata, petrolera).

    Teresa de la Parra, al igual que su protagonista, mantiene una posicin ambigua ycontradictoria. Desde cierto punto de vista puede decirse que, ideolgicamente, deseala liberacin de la mujer y proclama su derecho a la independencia; desde otro ngulo,puede afirmarse que, afectivamente, se muestra nostlgica y conectada con la mujerenclaustrada de la coloniall.

    A travs de Mara Eugenia, Teresa de la Parra presenta la problemtica de la mujer,pero no de cualquier mujer. No de La Mujer, en trminos absolutos: "es la rebelda dela mujer, pero no completamente, es la rebelda en los marcos de una educacin bur-guesa y dentro del cuadro burgus" (lbid: 163). La rebelin de la protagonista es unarebelin idealista, una que maneja el concepto de la liberacin slo en sus apariencias,es la protesta de una "seorita bien" que habiendo conocido en Pas la libertad deaccin, reniega en Caracas del encierro dentro de las puertas de una casa, que paracolmo no es ni siquiera suya. En tiempos de la radio, el cine y los automviles, no tienesentido el encierro colonial. Los vestidos son para lucirlos, la hermosura para el dis-frute de los ojos ajenos. De all la suprerna importancia del escote. Tales son algunosde los pensamientos que encontramos en el personaje que nos ocupa. La verdaderaliberacin, tanto moral como econmica (en especial esta ltima) no aparece delinea-da en ffigenia. Pero tal y como la autora apunta en su conferencia:

    la liberacin de la mujer no vendr de las rebeldas a lo Bovary, cargadas detodas las alienaciones que establece la burguesa en la concepcin de la mujer,sino de la independencia lograda por la disciplina y el trabajo (165).

    Alalluz de estas consideraciones, el sacrificio de Maa Eugenia adquiere nuevossignificados y posibilita una nueva lectura. Ya discutimos en pginas anteriores queeste sacrificio puede ser interpretado como una cancelacin del modelo masculinogenerado desde Gabriel. Al final de la novela, el cuerpo no tiene otro lugar que elespejo. Es, de este modo, un cuerpo encerrado. Quedarse implica en Mara Eugeniarenunciar al cuerpo compartido. Ello hace que en esta imagen se articulen distintasnarativas enfrentadas: al modelo liberal, moderno, centrado en el cuerpo contempla-do y deseado (modelo masculino, en tanto se erige a partir de la contemplacin deldeseo del hombre) se opone un modelo colonial centrado en la imagen del cuerpo

    I l. Tngase en consideracin que en su conf'erencia sobre las mujeres de la colonia y la independencia laauiora toma partido abieno por las primeras: "me he quedado, pues, por todo haber con mis mujeresabneg;rdas. Hablando con franqueza les dir que all en el fondo de mi alma las prefiero: tienen lagracia del pasado y la poesa infinita del sacrificio voluntario" (475).

    t71

  • encerrado, en el deseo interiorizado, en un cuerpo sacrificado en funcin del gocemstico (modelo que, sin embargo, es tambin masculino, en cuanto generado por unpoder castrador y restrictivo).

    En definitiva, como experiencia individual, el sacrificio de la protagonista sim-boliza la inmolacin de una clase completa condenada a su desaparicin comogrupo hegemnico dentro de una sociedad que ha cambiado, cambios ante loscuales no ha sabido adaptarse. Es por eso que la mujer rebelde en la novela nollega a la accin concreta. No es precisamente por medio de este grupo de mujeresque el gnero entero ha de conseguir su independencia y su consecuente incorpo-racin al proyecto nacional:

    Teresa de la Parra es rebelde frente a la situacin de la mujer; pero no desde laperspectiva de una revolucionaria, del futuro de la mujer, sino desde la moralpasada, desde el punto de vista de una moral aristocrtica de un mundo que seha perdido. En el fondo prefiere ms el sacrificio que la rebelda (Fuenmayor,1980: 169).

    No es, en efecto, con la simple posesin de bienes como la mujer podr conseguirsu tan ansiada libertad. Mara Eugenia, casada con Csar Leal, burguesa y duea deuna gran fortuna, ha de permanecer igualmente atrapada en el mundo esclavizantede su clase. Es, por el contrario, "con la praxis, con la accin, con la entrada al mundodel trabajo que humanizar la mujer y la har entrar y adaptarse a las necesidadesreales de la vida" (Ibid: 168).

    Ifigenia de Teresa de la Parra se nos presenta, entonces, como un texto complejoque aborda la problemtica femenina desde su misma configuracin textual, socavan-do desde el espacio privado de la escritura las bases que sustentan la hegemona pa-triarcal. Pero tambin, en su carcter contradictorio, propone la imposibilidad del pro-yecto incorporativo de la mujer al desarrollo nacional si ste est dirigido por mujerespertenecientes a una clase ms apegada al pasado colonial que al presente moderno,ms conectada con una moral de "claustro" que con el proceso productivo de unasociedad ahora regida por el pensamiento liberal.

    t72

  • BIBLIOGRAFfA

    Acker, Bertie (1988). "lftgenia: Teresa de la Parra's Social Protes". ktas Jbmeninas,t" l-2.

    Aizenberg, Edna (1985). "El bildungsrctman fracasado en Latinoamrica: el caso deIfigenia, de Teresa de la Pana". Revista lberoamericana, n" 5I.

    Araujo, Orlando (1980). "Sobre lfigenia". Teresa de la Parra. Ante la crtica. Cara-cas: Monte Avila.

    Bosch, Vetia (1983). Leng,uct viva de Teresa de la Parra. Caracas: Pomaire.Erro-Orthmann, N. & J. Mendizabal (1990). In escritura hispnica. Actas de la deci-

    motercera Conferencia Anual de Literoturas Hispdnicas en Indiana Unversity ofP ennsylvania. Miami: Universal.

    Febres, Laura (1984) . Cinco perspectivas crticas sobre la obra de Teresa de Ia Parra.Caracas: Arte.

    Fox-Lockert, Lucia ( 1979). "Teresa de la Parra" . Women Novelists in Spain and SpanishAmerica. London: The Scarecrow Press.

    Fuenmayor, Vctor (1980). "Los federales y la poesa perdida". 'feresa de la Pana.Ante la crtict. Caracas: Monte vila.

    -

    (1914). El inmenso llamado. Caracas: Universidad Central de Venezuela.Garrels, Elizabeth (1987). Las grietas de la ternura. Nueva lectura de Teresa de la

    Parra. Caracas: Monte vila.Gonzlez Reboredo, Valentn (1987). Bsqueda de una conciencia de existir nacional

    y continental en la literaturaveneTolana. Porlamar: Grficas Internacional Porlama.Lemaitre, Louis A. (1986). Between Flight and lnnging. The Jountey of Teresa de la

    Parra. New York: Vantage Pess.Masiello, Francine (1985). "Texto, ley, transgresin: Especulacin sobre la novela

    (feminista) de vanguardia". Revista lberoamericana, n" 51.Meyer, Doris (1983). "'Femenine' 'festimony in the Works of Teresa de la Pana,

    Mara Luisa Bombal, and Victoria Ocampo". Contemporary Women Authors ofkttin America. New York: Brooklyn College.

    Moya-Raggio, Eliana (1988). "El sacrificio de Ifigenia: Teresa de la Parra y su visincrtica de una sociedad criolla". Itt Torre, no 5.

    Parra, Teresa de la (1982). Obra. Caracas: Biblioteca Ayacucho.Piedrahita, Carmen (1981). "Literatura sobre la problemtica femenina en Latinoam-

    nca". Cuadernos Americanos, no 3.

    173