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Indomable · 2019. 2. 11. · Title: Indomable Author: Arwen McLane Keywords: Hist�rica, rom�ntica Created Date: 1/7/2019 2:59:36 PM

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  • CONTENTSTítuloCopyrightDedicatoriaSinopsisPrólogoCapítulo1Capítulo2Capítulo3Capítulo4Capítulo5Capítulo6Capítulo7Capítulo8Capítulo9Capítulo10Capítulo11Capítulo12Capítulo13Capítulo14Capítulo15Capítulo16Capítulo17Capítulo18Capítulo19Capítulo20Capítulo21Capítulo22Capítulo23Capítulo24Capítulo25EpílogoGlosariodetérminosRedesSociales

  • INDOMABLE

    ArwenMcLane

  • Título:Indomable

    ©Todoslosderechosreservados.Bajolassancionesestablecidasenlasleyes,quedarigurosamenteprohibida,sinautorizaciónescritadelautor,lareproducciónparcialdeestaobraporcualquiermediooprocedimiento,seaelectrónico,mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotros,asícomola

    distribucióndeejemplaresmediantealquileropréstamopúblico.Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstituidadedelitocontralapropiedad

    intelectual(Art.270ysiguientesdelcódigopenal).

    ©ArwenMcLane

    Primeraediciónenero2019

    Diseñodecubierta:NoeliaJiménezSangüesa

    ©Delaimagendelacubierta:-

    Maquetación:ArwenMcLane

    Lospersonajes,eventosysucesospresentadosenestaobrasonficticios.Cualquiersemejanzaconpersonasvivasodesaparecidasespuracoincidencia.

  • DEDICATORIA

    Estelibroselodedicoatodaslaspersonasqueestánsiempreahídándomesuapoyo.Vosotrasyasabéisquiénessois.Unbesotebombones.

    Ysobre todoami familia, lacual siempremehaapoyadodesdeelprimermomentoyhaestadoahíparadarmeánimosenmismomentosdebajón.

    A mis tres mosqueteras, Raquel, Jess y Priscila y a mi dos loquitas, mis“minimafiosillas”alasquequierounmontónNoniYMónica.

    Unbesoenormea todas.Sabéis los importantese imprescindiblesquesoisenmivida,chicas.

  • Indomable

    SINOPSIS

    Raquelesunamujerfuerteyvaliente,sargentodelejércitoespañolypilotodecazas.UnamujertodoterrenodelsigloXXI.Acausadeunterribleaccidenteaéreo,viajaeneltiempoyaterrizaenunaépocadonde las mujeres no son valoradas, donde solo sirven para criar hijos yocuparsede su casa, o esopiensan ellos.PeroRaquel no se deja dominar porningúnhombre.

    ConnorMcGillivray es el laird de su clan, un jefe en toda regla del sigloXVIII.Soloanhelatenerunaesposaqueledémuchoshijosparapoderperpetuarsuapellido.Pero,entonces,apareceráensustierrasunamujerindomablequenosedejarádoblegarpornadanipornadie.Laluchaentreellosseráexplosivaylaatracciónsexualdemoledora.Estaesunahistoriaentredostiemposllenadeamor,romance,erotismoymuchohumor.

  • Prólogo

    Raquelseencontrabasentadaenelasientodelcopiloto.HacíamediahoraquehabíasalidodelabaseaéreadeTorrejónendirecciónalabasedeCandbury,enel condado deCambridgeshire, para hablar con su superior.Hacía dos nocheshabíarecibidounallamadaenlacuallecomunicabaqueteníaquepresentarseenesabase,deallípartirhaciaInvernessy,quelosdetallesdelamisiónquetendríaquerealizarselosdaríanasullegada.Pero Raquel estaba con un enfurruñamiento increíble porque le habían

    fastidiadosu semana libre.Sí,yahabíapedidopermisoparaello, se lohabíanconcedidoydosdíasantesdesalirdeviaje,unaltomandoselohabíajodido.Nosabíaquétipodemisiónteníaquerealizar,peroloqueteníaclaro,eraque

    encuantopudieraseescaparía.Aver,noescaparsedelamisión,sinohaceruna«escapadita» de un día para ir a ver a sumejor amiga Jessy, la cual vivía enPortree, un pequeño, cuco y colorido pueblecito ubicado en Escocia, en lashighlands,paracelebrarsucumpleaños.Muchossehabíaperdidoyaalolargodelosañosqueestuvieronseparadascomoparaperderseunomás.Ymásaún,sabiendoqueestaríanprácticamenteapocashoraslaunadelaotra.Habíametidodentrodelpetatesuregalo,juntoconunamudaderopacivil,un

    recambiodesuuniforme,ymáscosasquenecesitaría.Dosbateríasrecargablesparasuteléfono,sump4totalmentecargado,maquinillasdeafeitar,unbotiquínpara tenerlo amano en caso de urgencia y unas cuantas cosasmás.Nunca sesabíaloquepodíapasaryqueríairbienpreparada.UnafuerteturbulenciahizoqueRaquelpegaraunrespingoensuasientoyse

    estrechómáselcinturóndeseguridad.Miróhaciaelhorizonteyloquevio,nolegustónada.Unatormentasedirigíahaciaellosyalverla,sediocuentadequeenpocosminutoselviajeempezaríaasermuymovidito.Enesemomentolesonóelteléfonoylocogiósinmirarquiénllamabayaque

    nopodíaapartar lamiradadeesefenómenodelanaturaleza,elcualhacíaquelospotentesrayosyrelámpagos,ledañaranlavista.«Lo que daría pormis gafas de sol.Aunque, siendo de noche, de pocome

    habríanservido.»—SargentoRomerales—respondióasuinterlocutor.

  • —Sargento,alhablael tenienteSánchez.Lecomunicoque tienenquehaceruncambiodedestino.Setienenquedirigira…Elteléfonoempezóahacerruidosraros,lacomunicaciónseescuchabaentre

    cortadaynoentendíaloqueledecíasusuperior.Así que colgó la llamada, «ya le echarían la bronca más tarde», cogió el

    petate,selopusosobresusrodillasymetióelteléfonoensuinterior.—Sargento—lallamóelpiloto–Nomegustanadaloqueveo.Tienetodala

    pinta de ser una tormenta eléctrica de las gordas y la verdad es que, no sé siascenderoseguirenlamismadirección.Alescucharalpiloto,Raquelpensóenloquemáslesconvenía,perolaverdad

    eraquenosabíaquéhacer.Nosequeríaarriesgaratomarunamaladecisión.—¿Sargento?—Preguntóelpilotodenuevo.—Creoquelomejorseráque…Enesemomentoelaviónempezóadarunosfuertesbandazos.Semeneabade

    izquierda a derecha fuertemente y los controles parecía que se habían vueltolocos.Lasagujasgirabanentodasdireccionesymuyrápido,loquehizoqueaRaquelselepusieralapieldegallinaylosovariosporcorbata.—¡Nopuedomanejarlo!¡Losmandosnomeresponden!—gritóelpiloto.Raquel puso las manos en los mandos para ayudar al piloto a controlar la

    máquina,peronosirviódenada.Estabanestancados,fijos,nopodíamanejarlos.Unaalarmaempezóasonarfuertementeyelaviónempezóacaerenpicado.

    —¡Mayday,mayday!—gritabaelpilotoentreelestruendodelatormentaquesonabaasualrededor.Raquelveíacomoelocéanoseacercabamásymásaellosyteníamuyclaro

    que,enpocosminutos,elaviónacabaríaestrellándoseenél.Seagarrófuertementeasupetate,loabrazócomosilefueralavidaenello,

    cerrólosojosfuertementeybajólacabezaasuregazo.Lapusoensuspiernasyempezóarezartodotipodeoraciones,lasconocidasylasqueno...y,derepente,elflashdeunaimagenlevinoalacabeza.Eraunrecuerdo,unrecuerdodeelladepequeñasentadaenlasrodillasdesupadre,elcualledecíaqueleencantaríaverlaenunfuturopilotandouncazacomohacíaélyque,cuandolohiciera,sesentiríamuyorgullosodeella.

    «Lástima que no vieras ese momento papá. Sé que hubieras estado muyorgullosodemí.Perobueno, talycomovanlascosasahoramismo,séqueennadamevolveréareunircontigoymelopodrásdecir.Teechoyteheechadomuchodemenos,papi.»

    Derepente,unfuerteestruendohizoqueelavióncrujiera,escuchóelsonidoy supo que su final estaba a punto de llegar. Vio a través de sus párpadoscerradosuna inmensa luz, a continuación sintióun fuerte impacto, elgritodel

  • piloto, un movimiento brutal e inesperado, el cual hizo que su cuerpo seinclinaraaladerechasinpoderevitarlo,yquesegolpearalacabezafuertemente.

    Acontinuación,aRaquellellególaoscuridad.

  • Capítulo1

    Argyll,Escocia1705

    CastilloDuart

    ConnorMcGillivrayseencontrabadesayunandodespuésdeunalarganochedepocodescanso.Selahabíapasadodándolevueltasasuprincipalproblema;losrobos, y en cómo podía hacerlo para detenerlos de una maldita vez. Estabacansadodelasreyertas,discusionesyluchasentresuclanylosotrosclanesque,a hurtadillas, se dedicaban a robarles ganado. Según su segundo al mando ymejor amigo, Kirk, esta pasada noche les habían robado tres vacas y cincoovejas. ¿Y qué consecuencias traían esos actos? Pues que algunos de sushombres les pagaran a los demás clanes con la misma moneda, tratando derecuperarlohurtado.Porloqueluego,lellegabanaéllasquejasyamenazasporparte de los demás clanes. LosMacLean,McCloud,Munro, y variosmás, sepersonabanen sucastillodía síydía tambiénpara reclamarleaél.Peroélnopodíahacernada,yaquenopodíademostraresoshurtosylosclanesnopodíandemostrartampocoqueelclanMcGillivrayeraelresponsabledeellos.Recostósuespaldaenelsillón,suspiróysefrotósuscansadosojos.Miróasu

    alrededor y se vio completamente solo. Su gente desde el alba se encontrabafaenandoen sus tierras, susguerreros entrenandoy lasmujeres en la cocinaorealizandosusquehaceresdiarios.Mujeres, —pensó Connor — Sí. Connor tenía que admitir que ese era su

    máximoanheloactualmente.Quería…no,másbiennecesitabaencontraraunamujerparapoderperpetuarsuapellido.Unamujerdulce,bonita,tierna,educada,unamujerquesupierallevarsuhogarcuandoélnoestuviera.Ysieraposible,unamujer a laquepudiera llegar a amar.A sus treintayunaños,Connor erabienconscientedequeya ibasiendohoradequeseempezaraaocupardeesetema. Pero para desgracia suya, lasmujeres que había conocido de los clanes

  • vecinos,onolegustaban,oteníancaracterestotalmenteopuestosalsuyo,oeranunas auténticas arpíaspor serhijasdequien eran…o simplemente, porque supersonalidaderaasí.Tampocopedíatanto,¿no?Perolasuerte,aúnnolehabíasonreídoeneseaspecto.—¡Laird!—escuchócomolollamabaalguienavoces.Miróenesadirección

    yvioaKevin,unodesusguardias,entrandocorriendoporlapuertadelcastillo,respirando agitadamente — Laird, por favor... acompáñeme —le decía sinresuello—.Kirkmehamandadoabuscarloporquehemosencontradoalgoenlaplaya. Bueno… más bien a alguien —. Inspiró fuertemente, soltó el aire yfruncióelceño—.Peroesunalguienmuyextraño,laird,verá…—¿Dóndeestá?¿Ydequiénsetrata?—lecortóporquecontantaperoratalo

    estabaponiendonervioso—.¿Esalguienconocido?—Nono.Verá,setratadeunamujer.Unamujermuyextraña,porcierto.La

    traeKirkdecamino,señor.Laencontramosinconscienteenlaplayayencuantonospercatamosdequenoestabaenbuenascondiciones,Kirklacogióentresusbrazosydecidió traerlahaciaaquíy…bueno,queyaviene.Peromemandóabuscarloparaavisarlo,señor.Porsiteníaqueseguiralgunaorden.Connor se levantó de la silla, se puso la espada en la cintura y le hizo una

    señal a Kevin para que lo siguiera. Montó en su montura, la cual ya teníapreparadaelmozoysalióalgalopehacia laplaya.«¿Unamujer inconsciente?Supongoqueseráunamuchachadealgúnclan».No pasaron ni cinco minutos y vio a Kirk en la distancia, cargando un

    pequeño bulto entre sus brazos. Se acercó, deteniendo el galope del animal amedidaqueseibaaproximandoaélydescendiódelcaballo.SeacercóaKirkymiróala,efectivamente,extrañamujerqueportabaentresusbrazos.Kirk lomiróyconunsuspirodecansancioalzósusbrazosy se laentregó.

    Connor la apretó contra supechoalnotar lo fríaqueestabayde repente,unasensaciónextrañaempezóa recorrer todosucuerpo.Sintiócomouna inmensacalidezseapoderabadeél,comosucorazónseaceleraba,uncosquilleoextrañorecorríasusbrazosypiernasycomosúbitamente,leempezabanatemblar.Eraun temblor imperceptible a la vista pero, Connor lo sintió. Se arrodilló ysosteniéndolaensuregazoleapartóelpeloquelecubríapartedelacaray, loquevioloimpactó;porquesediocuentadequenunca,ensustreintayunañosdevida,habíavistounamujermáshermosaquelaqueteníaentresusbrazos.Lamujerteníaunatezblanca,demasiadoblanca,perosupusoqueeraporsu

    baja temperatura corporal. Tenía una frente pequeña, la cual la cubría unpequeñoflequillo.Suscejaseranperfectas,muyfinasyconunarcomuybiencincelado. Sus pestañas, las cuales eran largas y negras casi rozaban sus altospómulos. Tenía una nariz pequeña y respingona y unos labios gruesos y

  • carnosos, los cuales parecían estar coloreados. Connor pasó su dedo pulgarsuavementeporsulabioinferioryviocomolequedabaunatonalidadrosadaeneldedo.Siguiómirandosucuerpoy tuvoqueadmitirque las ropasque llevabaeran

    muyextrañas.Portabaunaespeciedecasacacortadeuncolorverdeextraño,lacualestaballenadeunosparchescondistintosdibujos,loscualesnoreconoció.Lepareciódistinguirenunodeellosunsímboloconunpájaromuyraro,peronoledio lamásmínima importancia.Debajode lacasaca llevabaunaespeciedecamisadeunatonalidadextraña.Parecíaamarilloperonoloera.Ysuspiernas,cubiertasporunascalzas…esosíque lodejó totalmentedescolocado.¿Desdecuándolasmujeresportabancalzas?Retirólamiradadeellaylafijóensushombres.Losrecorrióunoaunoyvio

    queunodeellosportabaunsacoextrañoensusbrazos.—¿Quéeseso,Duncan?Elaludidodiounpasoalfrenteylodejóenelsuelo.—Puesnosabríadecirle,laird.Loencontramosdebajodelcuerpodelamujer.

    Estabaabrazadaaél.CuandoKirklagiróylovio,intentóabrirloperonolefueposible.Decidimostraerloconnosotros,porsiellanospudieraexplicarcómoseabrecuandohayarecobradoelconocimiento.Connormiróelextrañosacoyloúnicoquevioqueerararoenél,apartedela

    forma,eranlosdosbolsillosqueteníaenlosextremosylalíneaplateadaquelocruzabaenhorizontal.Lesordenóasushombresquelollevaranalcastillo,queseadelantaranpara

    que hubiera una alcoba lista para la nueva invitada y que dejaran ese saco enella.—Vamos,Kirk,volvamosalcastillo.Noséporqué,perotengolaimpresión

    dequeconestamuchachanosllevaremosmásdeunasorpresa.Toma,sujétalamientrassuboenStorm.Connorsubióasumonturayestirólosbrazosparaquesuamigolevolvieraa

    pasarasupreciosacarga.Laverdadesquenosabíaquepesarsobreella.Loqueteníaclarísimo,eraqueesamujernopertenecíaaningúnclancercanonilejano.No sabía de donde venía, pero pensaba averiguarlo en cuanto estuvieraconscienteyrecuperada.Azuzóasumonturaypusorumbodenuevoalcastillo.En cuanto llegó y desmontó, entró y empezó a dar órdenes a diestro y

    siniestro. Subió las escaleras y la metió directamente en su alcoba; retiró laspielesy la tumbó.DetrásdeélentraronEdnayGinny lascualesalverelmalestadoenelqueseencontrabaesamuchacha,leordenaronaConnorquesalieradelaestancia,hastaquesehubieranocupadodeella.

  • Pocotiempodespués,escuchóquejasymaldicionesatravésdelapuertaysinpensárselolaabrióyentró.Lasdosmujereslevantaronlacabezadejandoloqueestabanhaciendoylomiraronconcaradefrustración.—¿Quéocurre?¿Porquéestálamuchachaaúnvestida?Lasdosmujeressemiraronybufaron.—Es que no sabemos cómo se quitan estas extrañas ropas, señor. Tienen

    unos...mmm…mecanismosmuyraros.Connorseacercóy,alverquetampocosabíapordóndeempezar,sacóladaga

    desubotay rajó lacasacadesdeelpechohasta lacintura.La incorporó,se lasacópor losbrazosy siguió con la extraña camisa.Hizo lomismo, la rompiódesdeelcuellohastalacintura,perosequedóparalizadoalverloqueesacamisaocultabadebajo.Unararaprendacubríalospechosdelamuchacha.Erablanca,deunincreíble

    blancobrillanteyenlosbordesllevabaunhermosobordadoquelorodeaba.Lasmujeresestabanigual,mirandoesaextrañaprendaconlosojosmuyabiertosysinsaberquepensar.Connorpasóundedoporencimadeunode lospechosde lamuchachay la

    suavidaddelaprendalomaravilló.«Estansuavecomolaseda»,pensó.Escuchóuncarraspeoyretiróeldedoenseguida.Sediocuentaquealosojosdeesasdosmujereshabíahechoalgoquenoeracorrectonidecente.Peroteníaqueadmitir,quelacuriosidadhabíapodidoconél.Bajólavistaalascalzasdelamujerehizolomismo.Metióladagaentrela

    cintura y la piel y rasgó la prenda hasta mitad del muslo. Realizó el mismomovimientoenlaotrapiernaylasmujeresladejarondesnuda.Bueno,desnudano,yaquehabíaotraextrañaprendaquecubríasusexo.Eraigualdeblancaquelaquecubríasupartesuperioryllevabaelmismoencajeenlazonadelacintura.Connor sintió como sumiembro se endureció de repente ante tanmaravillosavisiónynotuvomásremedioquedarunpasoatrás.Unasábanalecubriódesúbitolaespléndidavistaqueestabadisfrutandoyal

    verlascarasreprobadorasdeEdnayGinny,segiróysalióporlapuerta;peronosin antes dejarles claro que, en cuanto la mujer despertara lo avisaran deinmediato.

  • Capítulo2

    Raquel se dio cuenta de cómo poco a poco iba despertando. Gimió porquesentíatodoelcuerpodoloridoyencuantointentómoverseunpocoparacambiarlapostura,unsonoroquejidosaliódesuslabios.Sequedóquietaporquesabíaquesilointentabadenuevoacabaríasoltandoalgunalágrima.Sentíacomosiuncamión le hubiera pasado por encima. Se podría decir que hasta le dolían laspestañas.Abriólosojospocoapocoycuandologróenfocarlavistasesorprendióalno

    reconocer nada de lo que la rodeaba. Sabía que estaba en una cama, bastanteincómodadesdeluego,yaquenotababultosensuespalda.Mirósucuerpoyvioqueunafinasábanaamarillalacubríayqueeltaconoeramuysuave.Suspiróyechóunvistazoasualrededor.Asuspieshabíaloqueparecíaunarcónounbaúldemadera,elcual,bajosu

    puntodevista,parecíabastanteantiguo.Enlapareddeenfrenteunachimeneaencendida caldeaba lahabitacióny a su izquierda,ungran tapiz cubría loqueparecíaunaventanaenorme.Justodebajohabíaunapequeñamesaredondaconuna silla demadera, ambasmuy toscasyunasvelas blancas, todasyausadas;eranloúnicoquedecorabanlapequeñamesa.Fruncióelceñoalverloquelarodeaba,yaque,apartedenotenerniideade

    donde se encontraba, por elmobiliario que la rodeaba pensó que se debía detratardegentemuyhumilde.Intentódenuevomoverseparaasípoder incorporarseyaunquelecostóuna

    barbaridad,alfinalpudoapoyarlaespaldaenelcabecerodelacama.Lasábanaquelacubríacayódesuregazoyvioqueestabaenropainterior.—Mierda¿ymiuniforme?—Susurrómirandoalospiesdelacamaparaver

    siestabaahí.Peroalnoverlosacomuydespaciolospiesdelacamaparamirarenelbaúl,pero,encuantohizoamagodelevantarsealponerlosenelsuelo,laspiernaslefallaronyacabódenuevosentada.«Nada,medaqueencuantovuelvaalabasetendréquesolicitarunonuevo.»

    —Pensóconresignación,yaquesabíaquelecaeríaunabuenabroncaporello.Hizoelintentodelevantarsedenuevo,cuandolapuertaderepenteseabrió.

    Sequedópasmada literalmentealverentraradosmujeres, lascuales llevaban

  • unos extraños y horrendos vestidos marrones. Les llegaban hasta los pies yambasllevabanunpañueloenlacabezacubriéndoleselcabello.—¡Bueno,veoquealfintehasdespertado,queridaniña!—dijolamásmayor

    delasdosenunidiomaqueRaquelnoentendióenabsoluto.—¿Disculpe?nolaentiendo,señora–dijoeninglésysefijóencomolasdos

    mujeresfruncíanelceñoalavez.—¿Sois inglesa? — le preguntó con un deje de rencor. — Pues menda

    sorpresa,niña–ironizó,aloqueRaquelfruncióelceño.¡Vaya!Esosíquelohabíaentendido.Menosmalquesabíaninglés,aunque...

    erauninglésbastanteraro,yaquealgunaspalabraslaspronunciabademaneradiferente a lo que ella conocía. Menos mal que ella dominaba el inglés a laperfección,olohubierapasadomalparaentenderlas.Aunqueloquenolehizogracia,fuelamaneraenquelepreguntaronsierainglesa.—No,nolosoy,señora.Soyespañola,deMadridparaserexactos.Ambasmujerespusieronlosojoscomoplatosydieronunpasoatrás.—¿Pasa algo?—Lespreguntó al ver su reacción.Miródeunaaotramujer

    peronada,noreaccionaban.Asíquedejócorrereltema,seacordódenuevodesuextraviadouniformeylespreguntó.—Porcierto,¿podríandecirmeporfavordóndeestámiuniforme?Lamentablementenohevistomipetatepor aquí, asíquesupongoqueseperdióenelaccidentedeavión.Raquel al ver que las mujeres enmudecían, seguían retrocediendo hasta la

    puertaynodecíannada,secruzódebrazosycarraspeó.—Señoras, ¿entienden lo que les digo? ¿Podrían decirme por favor si han

    visto mi petate? — les repitió lentamente en inglés como si fueran niñospequeñosporsinolahabíanentendido.—Disculpe—dijolamásjovenysaliócorriendoporlapuerta.—¿Pasaalgomalo?¿Porcierto,dóndeestoy?Supongoqueesosíquemelo

    podrádecir,¿no?La mujer se adelantó un paso, muy lentamente y con cautela, como si la

    tuvieramiedo,ylamiródearribaaabajo.Raquelvioquemirabasuropainteriory se encogió de hombros mentalmente. La verdad es que no sentía ningunavergüenza, ya que durante su instrucción tuvo que compartir ducha con suscompañerasyduranteeselargotiempo,acabóperdiendoelpudorquesentía.—Argyll—ledijolamujer.—¿Disculpe?—Argyll —repitió un poco más fuerte —. Se encuentra en Argyll,

    exactamenteenelcastilloDuart.—¡Uau!—exclamó— ¿Realmente estoy en un castillo en Escocia?—dijo

    presadelaemoción—Nosabíaqueeneste territorioquedarancastillosenlos

  • que se pudiera habitar. Pensaba que estaban todos en ruinas o se usabansolamenteenvisitasguiadasparalosturistas.—Muchacha¿sabéisquehabláisdeunaformamuyextrañaydecíspalabras

    que desconozco completamente? ¿Qué queréis decir con, turistas, avión, y…petate?Noosentiendo,laverdad.Raquelsequedóperplejaalescucharla.¿Seestabaquedandoconella?¿Acaso

    quería hacerle creer esamujer que no sabía lo que era un avión y un turista?¡Vengaya!—Averaver,recapitulemos—dijomirándolaalosojos—.¿Meestáusted

    diciendo,quenoconocenisabeelsignificadodealgunasdelaspalabrasquemehadicho?¿Quenosabeloqueesunaviónniunturista?La mujer simplemente asintió. Raquel la miró de arriba a abajo. Volvió a

    fijarse en la ropa tan extraña que llevaba y volvió a echar un vistazo a sualrededor.Sihubierasidounamujerfantasiosaynounamujerconlospiesenlatierracomorealmenteera,sehubierapuestoenlopeor,perocomosabíaqueloqueleveníaalacabezaeratotalmenteimposible,lodescartócompletamenteysecentróenelpresente.—Ok.Vale.Yaleexplicaréloquesonesaspalabras.¿Podríaporfavorsies

    quelotienenenelcastillo,devolvermemipetate?Al ver como lamujer fruncía el ceño,Raquel le explicó lo que era y se lo

    describió.Parecíaquelamujeralfinhabíaentendidoaloqueserefería,porquedespués

    desoltarleun—¡yaséquees!—saliócorriendoporlapuerta.Raquel suspiró y lentamente, al fin consiguió ponerse en pie. Avanzó unos

    pasosy,dándolelaespaldaalapuertasedirigióaloqueparecíalaventana.Alllegar,retiróelenormetapiz,elcualseconservabamuybienparasertanantiguoyloqueviodetrásdeél,ladejótotalmenteimpresionadayconlabocaabierta.Atravésde laventana,Raquelvioaungrupoenormedehombrespeleando

    conenormesespadas, lascualesmanejabana laperfecciónapesardel tamañoquetenían.Laverdadesqueleparecieronenormesypesadas.Sefijóencomopeleabanentreellosysediocuentadequedebíanestarenunaespeciedeensayoparaalgo,yaquellevabanlostradicionalestrajesdelashighlandsdehacesiglos.Inclusolamayoríadeellosllevabanunasespesasbarbasylargasmelenas.Yloscuerpos…¡madredelamorhermoso,quecuerpazostenían!Parecíantodosquehabíansidoesculpidosenpiedra.Todoeranbrazosytorsosmusculados,piernasfuertes,espaldassúperanchas.¡Ufff!¡Quépeligro!—pensóRaquelalvercomoaunodeellosenungiroselelevantólafaldayporpocoenseñóelcalzoncillo.—¡Casi, jolin!—exclamo en voz alta, pero un grito femenino hizo que se

    giraradegolpeyvieraanteellaalespécimenmasculinomásatractivo,varonil,

  • impactante,impresionantey…altoquehabíavistoentodasuvida.Sí,laverdadesquealladodesumetrosesentayocho,elhombretónqueteníadelanteeraunamole.Ynosoloporloalto,sinotambiénporloancho.Casienmarcabalapuertaconsusanchosyenormeshombros.Siloquevioporlaventanalaimpresionó,estehombrelahabíadejadobabeando.—¡Llevauncordónentrelasposaderas,miseñor!—gritólamujermostrando

    horrorensucara—.¡Esunaindecencia!—Hola–dijoRaquelsonriendo.Ignoródeliberadamenteeltontocomentario

    de esa mujer y adelantó un paso hacia él. – Me llamo Raquel, un placer—ofreciósumanopresentándose,peroalverqueélnolequitabaojodeencimaasucuerpoyquenoledevolvíaelsaludo,labajó.Peronosecubrió,no.Sicreíaque la amedrentaría por la grave, seria e intensa mirada que le dedicaba, ibalisto.—¡Oiga! —le dijo al cabo de unos segundos, ya harta de su descarada

    inspección—.¡Misojosestánaquí!–leincrepóRaquelseñalándoseloscondosdedos.¿Podríadejardesertandescarado,dejardemirarmelastetasyhacerelfavormirarmealacaradeunavez?En cuanto Raquel dijo esas palabras, Connor levantó la vista, la miró y le

    fruncióelceño.—Mejor —le soltó cruzándose de brazos, lo que causó que su escote se

    elevarayqueConnorvolvieraabajarlavista.Raquelsoltóunbufido,sedirigióalacama,arrancólasábanayserodeóelcuerpoconella.—Bien,aversiahorameprestaatenciónamíynoamispechos.Verá.Lehe

    preguntadoalaseñoraquelaacompaña,sisabíadóndeestabanmipetateymiuniforme, pero sevequepara ella debohablar en chino, yaquenoha sabidoresponderme. Así que… ¿podría hacerme el gran favor —dijo alargando laspalabras – de decirmedónde puñetas están para que pueda cambiarmede unavez?Laverdadesquenoesmuycómodoestaralavistadetodoelmundoenropainterior.—Petate—dijoConnor.—¡Sí,petate!Esdeestetamaño,—pusolasmanosenparaleloenseñándoleel

    tamaño—esdecolorverdeyalargado.¿Lohavisto?Connorledijoalamujerqueloacompañaba,unaspalabraseneseidiomaque

    desconocíaydespuésdecontestarleyasentir,lamujersalióporlapuerta.—¿Quiénesusted?¿Dedóndeviene?—PreguntóConnor.Raquel,alescucharsuprofunda,graveyroncavoz,sintiócomoseleerizaba

    lapieldetodoelcuerpo.Madremía,nuncahabíasentidoesoalescucharlavozdeunhombre.Carraspeóysesentóenlacama.

  • —Bien,comolehedicho,mellamoRaquel,RaquelRomerales,soyespañolay tuveunaccidentedeavión.Laverdadesquenosécómoconseguísalirconvida,laverdad,perocuandodespertéenestahabitación,lamujerqueestabaconustedmedijoquemeencontrabaenArgyll,enelcastilloDuart.—Escierto—contestóel—.Loquenoentiendoeslodelaccidentedeavión,

    yaquenoséaquéserefiereconavión.¿Esalgúntipode…?Raquelalverquedejaba lapreguntaabierta,haciendocomosinosupieraa

    qué se refería, se empezóa cabrear.Realmente estagentequeríahacerle creerquenosabíanquéeraunavión.Ylaverdad,eraqueyaseestabaempezandoacansardelabromita.—Escucheseñor…—Laird,soyellairdConnorMcGillivray,delclanMcGillivray.—¿Laird? ¿Aún hay de eso?Creía que los lairds ya no se llevaban, quiero

    decir,que…—¿Cómoquesiaúnhaydeeso?—disculpemuchacha,peroenesteclanhay

    lairddesdehacemuchísimasgeneraciones.Todaslastierrasescocesastienensusclanesy sus lairds. ¿Acasodedondeustedprocedenohay lairds?—PreguntóConnorconundejedefastidioensuspalabras.—Puesno.LaverdadesqueenMadridnohaylairds,señorMacGi…—coño

    ¿cómoera?—susurrópensativa,peroConnorlaescuchó.—MacGillivray.—Eso.Bueno,puescomoleestabadiciendo,enMadridnohayylaverdad,es

    que tenía entendido que desde hace muchos, muchísimos años, en Escociatampocohabía.Perobueno,debenserustedeslaexcepciónporloqueveo.Perodesdeluego,enelsigloveintiuno,creíaqueyanoquedaban.Connorsequedóacuadrosalescucharla.¿Sigloveintiuno?¿Peroquéestaba

    diciendoesamujer?¿Acasohabíaperdidoeljuicio?—Señora…creoque…—Señorita.—¿Qué?—Quesoyseñorita,noseñora.Noestoycasada,asíque…ahórreseconmigo

    lodeseñora.Además,soymuyjoven,solotengoveintiochoaños,noestoyparaquemellamenseñora,laverdad.Veintiochoaños—sedijoConnormirándolafijamentedenuevo—.Laverdad

    esquenoparecíatanmayor.Alverlaporprimeravez,Connorpensóquedebíatener veintiún añosmás omenos, pero, ¿veintiocho?La verdad es que no losaparentaba.—Bien.Volviendoaltemaquemeintersa.¿Mipetate?Enesemomentoentrólamujerconsupetateentrelosbrazosylodejóencima

  • delacama.Raquelcorrióaporél,loabrióyempezóarebuscarensuinterior.Sacó unos vaqueros, una camiseta de manga corta y su «chupa» negra. Laverdadesqueestabaenamoradadeesachaquetadecuero.Leencantaba.Sequitólasábanaysepasólospantalonesporlaspiernas,selossubió,selos

    abrochó y seguidamente se puso la camiseta blanca demanga corta. Se sentósobrelacama,sacólasbotasdecañaaltaquellevaba,unoscalcetinesydespuésdeponérselotodo,cerróelpetateysegiró.Vioa ambos, aConnory a esamujer,mirándola comosihubieranvistoun

    fantasma,unextraterrestreoalgoparecido.Lamujerestabamásblancaque lalecheyéllamirabacomosifueraunbichoraro.Raquel vio como Connor se acercaba a su petate, e intentaba abrirlo sin

    conseguirlo.—¿Oiga,quehace?—Hágalodenuevo.—¿Elqué?—Abrirestabolsa.Estoyintentandohacerloynoencuentrolaabertura.Raquelnopodíacreerseloqueestabaescuchando.Seacercóalacama,cogió

    la cremallera con la punta de dos dedos y la arrastró lentamente hacia atrás.Luegohizoelmismocaminoalainversaylacerró.Connor tomósu lugar.Cogió la cremallera, la corrióhastael topeehizo lo

    mismo a la inversa. Repitió el movimiento unas cuantas vecesmás y se girósonriendoalamujer.—¡Mira Ginny, qué maravilla de mecanismo! ¿Te imaginas que pudierais

    fabricaralgoasí?¡Seríaunamaravilla!¡Toma,pruebatú!La mujer… Ginny, se acercó y también abrió y cerró la cremallera unas

    cuantas veces.Miró al laird con tal alegría, queRaquel pensó que se estabancomportando como si nunca hubieran visto una cremallera, porque actuabancomosihubierandescubiertoalgorealmenteimpresionante.Asíque,Raquel,hartadetantapantomima,cogióelpetate,lotiróalotrolado

    delahabitaciónypusolosbrazosenjarras.—¡Bien!¡Yaestá,seacabó!¡Estoyhartadetantatontería,tantaingenuidady

    tantagilipollezporvuestraparte!Mevaisadecirahoramismoqueosdeboporhabermecuidado,porhaberutilizadoestahabitaciónysimehicieraiselfavordellamarauntaxiosloagradecería.Peroyomelargodeaquí.Joder,laverdadesquecontantachuminadamehabéisllegadoaacojonar.–lesincrepóalosdosenvozbastantealtaacausadelosnervios.—Señorita.Noséa loque se refierecon taxi, teléfonoychumi…algo.No

    entiendosuvocabulario,porquehablaustedelinglésconunacentoextrañoquenuncaheescuchadohastaahora.Perolaverdad,esqueporeltonoenqueloha

  • dicho,desdeyaledigo,quenomehagustadoenabsoluto.Al lairdse ledebehablarapropiadamenteyconrespetoymedalaimpresión,dequecontodaesaperorata inentendible que me ha soltado, el respeto me lo ha faltado porcompleto.—¿Respeto?¡¿Respeto!?—gritóRaquelyaconlapacienciaallímite.—¿Me

    hablasderespeto,cuandomeestáisengañandodesdeelprincipiotúyesamujer,haciéndomecreerquenosabéis loqueesunavión,un taxi,ounputo turista?¡Andayqueteden!¡Melargodeaquí!¡Amínometomareisporgilipollas!Raquelsepusosuchupadecuero,sacósulargamelenanegraporelcuello,

    pasó por delante de ellos hecha un basilisco, dejándolos a ambos de piedra,cogióelpetateysalióporlapuertablasfemandocomosifueraunataberneradepuerto.Girólaesquinaalacabarellargopasilloycuandovioloquelerodeaba,elambiente,lagenteyladecoración,soltóelpetatedegolpeysequedóconlabocaabierta.—Joder,mehemetidodellenoenlapelículaBraveheart–susurrósinpoder

    creerseloqueveíansusojos—.No...siahorasolomefaltaríaveraMelGibsonentrandoporlapuertaprincipalyyamedaríaunpasmo.Raquelsintióunamanoensuhombro,segiróyvioaConnor,elcualalversu

    carapálidaydescompuesta,laagarródelacintura,temiendoquesedesmayara.—Dime que estáis rodando una película, o que estáis preparando un

    espectáculoparalosturistas,porfavor.Al ver como Connor fruncía el ceño sin entender a qué se refería, Raquel

    empezó a temblar, e, inspirando audiblemente le hizo la pregunta que tantotemía.Lapreguntaqueharíaque,aúnsabiendoquenoteníanipiesnicabeza,acabaríaporconfirmarodesmentirsushorriblessospechas.—¿Enquéjodidoañoestamos,Connor?Él la miró como si le hubieran salido dos cabezas pero, igualmente y

    encogiéndosedehombroslacontestó.—¿Enquéañovamosaestar?PuesenelañomilsetecientoscincodeNuestro

    Señor,muchacha.¿Enquéañocreíasqueestábamos?

  • Capítulo3

    «Milsetecientoscinco,milsetecientoscinco...»EsafechaserepetíaunayotravezenlamentedeRaquel.Nopodíasercierto,¡teníaqueserunabromapesada!LevantólacabezaymiróaConnor,elcuallamirabaconelceñofruncidoy

    conunaclarapreguntaensumirada.Laobservabacomosihubieraperdidountornillo… o dos. Raquel se tensó y se apartó de él. Retrocedió unos pasos yvolvió a mirar todo lo que la rodeaba. Cogió el petate y empezó a bajar lasescaleras.Laspersonas,alverla,dejarondehacerloqueestabanhaciendoyselaquedaronmirando.Nobajólavistaenningúnmomento,sefijóencadaunadelasmiradasquelededicabanyenlamayoríaviosorpresa.Unas,sobretodolasmujeres,lamirabandeformacautelosa,loshombres,conlasciviaylosancianosquepululabanporahí,lamirabancomosifueraunbichoraro.Cuandollegóalfinaldelasescaleras,sedirigióalasalidaycuandoatravesólasenormespuertassequedócongeladaenelsitio.Hastadondealcanzabasuvista,todoestabacomosihubierasidosacadodelaépocamedieval.Lascasas,ocabañas,laspersonas,losniños,losanimalesquecorríanlibrementeporahí…todo,lerecordabaalaspelículasquehabíavistoambientadasenlaépocadelosguerreroshighlanders.Diounpasoatrásysetopóconalgomuyduro.Sediolavueltayahíestabaél

    denuevo.—¿Ossucedealgo?Actuáisdeunamaneramuyextraña,mujer.Raquelsimplementenegóysesentóenelescalón.Sepasólasmanosporel

    pelo,apoyóloscodosenlasrodillasysuspiró.Sequedóunosminutosmirandoesesuelocubiertodepaja,elcualnoolíamuybienprecisamenteylediovueltasatodoloqueselepasabaporlacabeza.¿Realmentehabíaviajadoeneltiempo?¿Estabaenelañomilsetecientoscincodeverdad?Unospequeñospiesaparecieronderepentedelantedesusojos,levantópocoa

    pocolacabezayrecorrióconlamiradaaldueñodeesospiessuciosydescalzos.El niño que tenía delante, el cual no debía tenermás de siete años lamirabacomosinosupieraquepensar.Raquelsuspiróydespuésdesonreírlelevementevolvióabajarlacabeza.—¿Quiénsois?—lepreguntóelpequeño.Raquel lo miró de nuevo y se fijó en que tenía unos increíbles ojos azul

  • celeste muy claros, casi transparentes. Unos ojos que le recordaron a ciertogigantón.—MellamoRaquel.¿Ytú?Elniño fruncióel ceñoe intentó repetir sunombre, soloque la«r» le salió

    comosi fueraunronroneo.Ellasonrióyasintió,aúnsabiendoqueno lodecíabien.¿Quiéneraellaparacorregiraunniño?Elpequeñosonrióehinchóelpecho,loquelehizomuchagracia.Seleveía

    unniñomuyinteligentesiendotanjoven.—YomellamoMicah.—¿Micah? Bonito nombre—le dijo dándole un toquecito a la punta de su

    nariz,traslocualelpequeñolafruncióysepusoeldeditoahícomosifueralaprimeravezqueselohacían—.Ydime,Micah,¿tepuedohacerunapregunta?—Elpequeñoafirmó,Raquelseacercóaélylesusurróaloídoloquelequeríapreguntar.Elniñolamiródeformainterrogativa,peroalverlacaradeRaquelseacercó

    ylecontestó.—¿Meestásdiciendolaverdad,pequeño?—¡Puesclaroquesí! ¡Mipadremedicesiemprequesidigomentiras iréal

    infierno!–exclamó-Asíque,notengoporquementirle,ymásporunapreguntatantontayquemesabía,¿nocree?Raquel lo miró y vio que le decía la verdad. El pequeño lo dijo con tal

    convicciónquesupoquenomentía.Lesusurróun«gracias»yselevantó.El pequeño echó a correr y salió por la puerta del castillo. Raquel vio que

    Connor permanecía unos metros detrás de ella, con los brazos cruzados yrecostado contra la pared. La verdad es que la imagen que le ofrecía eraimponente.Sediocuentadequeteníaenfrentedeellaaunauténticohighlanderdel siglo dieciocho, y que, sin saber cómo había sucedido, se encontrabaatrapadaenaquellasalvajeépocadelacualapenasconocíanada,salvoporlaspocasnovelasquehabíaleídoypelículasquehabíavisto.«Madremía,enmenudoembrollomehemetido.¿Yahoracomosalgodeél?»

    —Pensócondesesperación.SeacercóaConnor,elcualseenderezóalverlaacercarseylomirófijamente.—¿Quélehabéispreguntadoalmuchacho?—lepreguntóél.Raquelseencogiódehombrosylomiródesafiante.—Nadaimportante.Soloqueríacorroborarenqueañoestábamosrealmente.—Esoyaoslohedichoyo,muchacha.¿Acasonocreéisenmipalabra?¿Qué

    motivostendríaparamentiros?Raquelserioporlobajoynegó.Escuchóungruñidoylomiró.—Sitelocontarametomaríasporloca,lairdMcGi…Connor.—Resoplóal

  • verquenuevamentenorecordabaelapellidodeesehombre—.Créeme,quesitecuentodedóndevengo,túymuchosotrosmequemaríaisporhereje,bruja,oloqueseaqueleshagáisalasmujereshoyendía.Porquelaverdad,esquemihistoria es difícil,muydifícil de creer.Madremía,mepongo en tu lugar y sifuerayoquienlaescuchara,creeríaqueesapersonaestaríacomounaauténticaregadera.—¿Regadera?—preguntóConnor,porloqueRaquelbufóynegó.—¿Ves? No sabes ni lo que es una regadera, Connor. ¿Cómo pretendes

    entoncesquetecuentelaverdadsobremí?ConnorseacercóaellayRaquellevantólamirada.Tuvoqueecharelcuello

    haciaatrás,yaquedelocontrarionopodríamirarloalosojosyalverlamiradasocarronadeConnor,fruncióelceño.—¿Quéesloquetehacetantagracia?—Nada.Essoloquesoismuybajita,muchacha.Pequeña,másbien.—¿Ah sí? Pues que sepas, que, aunque sea bajita, tengomás fuerza ymás

    carácterquemuchosdetushombres.Soypequeñaperomatona.Raquelcruzólosbrazosparademostrarsupuntoylemirócontodalachulería

    quepudo.Connorsepusoareírynegó.—¿Sí?Demuéstramelo.Demuéstramelomatonaquepuedesser.Raquelsintiócomolehervíalasangre.Seestababurlandodeellayesonolo

    podía consentir. Ya tuvo que aguantar que se burlaran de ella durante suinstrucciónpor otrosmotivos y no iba a tolerar que, unhighlander arcaicodepacotilla se riera de ella. Así que, sin pensárselo dos veces y con un rápidomovimiento,Raquel se agachó, colocó susmanos enel sueloy conun rápidomovimientohizounbarridoconsupiernaderechahacialaspiernasdeConnor,loquecausóqueélperdieraelequilibrio,cayeradeculoyacabara totalmenteespatarrado.Raquelseincorporódegolpe,preparándoseparacontraatacar,peroloquevio

    hizoquesequedaratotalmentepasmadayatónita.Connor estaba sentado en el suelo,mirándola como si no supieraquehabía

    pasadoparaacabarahísentadoconlosojosabiertoscomoplatos.Estabaconlaspiernasabiertas,dobladasyconesafaldaquellevaba,subidahastalascaderas,loquelehizoveraRaquel,quenollevabanadadebajo.RaquelsetapólasmanosconlosojosdegolpeyConnoralversugesto,se

    sorprendió.—¡Mierda!¡Joder,hombre!¡Queteestoyviendolaanaconda!—gritó,porlo

    que todo el mundo dejó lo que estaba haciendo y miró en su dirección —.¡Tápatela!

  • Connorsequedóacuadrosporsureacciónyelenormeenfadoqueseestabagestandoensuinteriordesapareciódegolpealverlareaccióndelamuchacha.¿Anaconda? —Pensó riéndose interiormente por la palabra utilizada por esamujerparanombrarsumiembro.Raquelseparólosdedosdelasmanos,peroalverqueélseguíaigualsuspiróy

    losvolvióacerrar.—¡Que tecubras,maldita sea! ¡¿Esquenovesqueno llevascalzoncillosy

    queteestoyviendoelmástilentodosuesplendor?!Joder,hombre,quenosoydepiedra.Quevalequeestésmuybiendotado,noloniego,peroentiendequetampocoesnormalelirsinnadaquecubralasjoyasdelacoronadebajodeunasimple falda, ¿no crees? Que hasta yo llevo ropa interior, por Dios. Venga,levantaelculodelsuelo,subeatucuartoyponteunoscalzoncillos,hombre.Alverquenorecibíarespuestayquenoseoíanada,peronada,Raquelbajó

    lasmanosdegolpeymiróalsuelo,elcualyaestabavacío.Echóunvistazoasualrededorysediocuentadequelagentelamirabaconlabocaabierta.«Aysmadremía,Raquelita,quemedaquelahasliado».—Seguidmeavuestrashabitaciones.Tenemosquehablar.Raquelsegiródegolpealescucharesavozasuespaldaytrasungestoconla

    cabezadeConnor,cogiódenuevosupetateylosiguiósinabrir laboca.Cadavezquepensabaenlaparrafadaquelehabíaechadoyentodoloquelehabíadicho,teníaganasdequeseabrieralatierrayselatragara.—Joder, que vergüenza —susurró por lo bajo para que Connor no la

    escuchara.—Entrad —ordenó Connor con una seriedad en la cara que a Raquel le

    sorprendió.«Sí,Raquel,medaquelahasliadoybien».Connorcerrólapuerta,sesentóenunadelassillasquehabíaenlahabitación

    ylehizounaseñalaRaquelparaquesesentaraenlaqueteníaenfrente.Lohizo,dejósupetateasuladoyapoyólaespaldaenelrespaldoconunsuspiro.—Lo siento—. Se disculpóRaquel. Sabía que había hechomal, que había

    actuado sinpensaryguiadapor la rabia.Eraplenamenteconscientedeque loquehabíahechoymássabiendoenlaépocaqueestaba,seconsiderabaunafaltamuygrande.—¿Cómohabéishechoesemovimiento?Raquellomiróporquenoseesperabaesapregunta.—¿Cuál?¿Elbarridodepiernas?—¿Sellamaasí?RaquelafirmóyConnorapoyóloscodosenlamesa.—Bien, le dijo él seriamente. Hagamos un trato. Como bien sabéis, soy el

  • lairddeestastierrasyloquehabéishechohaceunosminutosahíabajo,aojosdemishombreshasidounaofensamuygravehaciamipersona.Ofensaquesepaga con la muerte. —Al ver como Raquel palidecía, Connor se apresuró acontinuar—.Peroesonovaapasarmuchacha.Mientrasestabaisconlasmanoscubriéndooslosojos,paranovermi…anaconda…—carraspeó—leshiceungestoamishombresparaquenoseacercaran.Peroosaseguro,que,llegáisaserotrapersona,yahoramismonoestaríaisenestemundo,mujer.Aunque, tengoque admitir que… hay algo en vos que, no sé por qué, pero me atraeinexorablemente.Necesitodescubrirquiensois,muchacha.Asíquevoya iralgrano.Raquel afirmó al ver queConnor esperaba una respuesta por su parte, y él

    carraspeó.—¿Sabéismásmovimientosapartedeese?Movimientosdeeseestilo,quiero

    decir.ConnoralverqueRaquelasentía,siguiópreguntando.—Bien,puesvamosahacerunintercambio.Osdaréalojamientoycomiday,

    a cambio, vos me tenéis que enseñar más movimientos de esos. En privado,claro.Noquierohacerlo a la vista demishombres.No seaque creanquemeatacáis y os suceda algo malo solo por seguir mis órdenes. Prefiero evitarriesgos,laverdad.Raquelsimplementeafirmó,yaquesabíaquenoteníaadondeir,ysiesoera

    loúnicoqueteníaquehacerparalograrcamaycomida,noleparecíanadamal.Alcontrario,leparecióperfecto.—Y una cosa más. Me vais a decir la verdad de donde venís y no me

    mentiréis. Creedme, muchacha; sé distinguir perfectamente cuando alguienmiente.Asíquesoloospidoeso,sinceridadporvuestraparte.Siveounligeroatisbo de mentira, o falsedad en vuestras palabras, saldréis de mis tierrasinmediatamente.¿Hesidoclaro?

  • Capítulo4

    Bien.Haytrato.Telocontarétodoynotementiré,esmás,noteocultarénada–confirmóRaquelsinapartarlelamiradaaConnorenningúnmomento—.Perosolotepidounacosaacambio.Mientrasteloestécontandotodo,tepidoquenome interrumpas. Solo eso, déjame contártelo todo por muy increíble que teparezcayluego,cuandotermine,podráspreguntarmetodoloquequieras.Todo.Perohastaquenoterminedeexplicarme,porfavor,nodigasnimu.Connorpensóensupropuestayasintió.Sabíaquetendríamuchaspreguntas

    quehacerle,peroaúnasí,aceptósuscondiciones.—Puesbueno,empezaréporelprincipio.Comobiensabes,mellamoRaquel

    Romerales,nacíenMadrid,España,enelañomilnovecientosnoventa.AlverqueConnorabría labocaparadeciralgo,Raquel lepusoundedoen

    suslabiosynegó.Connorresoplósobresudedoysecruzódebrazos.Alversuposeysuexpresión,Raquelsupoquelacosanoempezababien.Peroéllepidiólaverdadyesoesloqueledaría.—Tengoveintiochoañosy soy sargentodel ejército españoldel aire.Piloto

    cazasyadoromitrabajo.¿Cómoheacabadoaquí?Notengoniidea,laverdad.Solo sé que al piloto del avión en el que viajaba y amí, nos pilló una fuertetormentaeléctrica,elaviónsedescontrolóycaíaalmar.Recuerdounainmensaluz, un fuerte impacto en la cabeza y finalmente, despertarme aquí, más detrescientosañosenelpasado.AlveraConnor resoplar,Raquel seempezóaponernerviosa.Sabíaquesu

    historiaeraimposibledecreerymásenlaépocaqueseencontraba.—Teaseguroqueno tehementidoennada,Connor.Peropor tuexpresión,

    veoquenomecrees.Alverquelamirabaintensamente,Raquelnoapartólamiradadelasuyaen

    ningúnmomento,alcontrario, lomirócon lamisma intensidad.Queríaquesediera cuenta de que no mentía, de que todo lo que le había contado eratotalmentecierto.—Nosé…—susurróConnornegandoconlacabeza.Estoes...—¿Quieres pruebas de que todo lo que te he contado es cierto? —le

    interrumpióRaquel.

  • —¿Pruebas?¿Quétipodepruebas?–dijomuyinteresadoyRaquelsefijóencómoseerguíaenlasilla.Raquelcogiósupetatedelsuelo,selopusoenlaspiernas,abriólacremallera

    y Connor se inclinó hacia delante para ver que buscaba en el interior de esabolsa.Vio comoponía en lamesadiferentesobjetos, los cuales le eran totalmente

    desconocidos.Raquelcerrólabolsa,ladejóenelsueloycogióunobjetorojoycuadrado.—Bien, primera prueba. Esto que tengo en mis manos es mi cartera. Se

    utilizaparaguardardinero,tarjetasyfotografías.Mírala.RaquelselaentregóyConnorempezóagirarlaentresusmanos.Alverque

    nosabíaquéhacerconella,Raquelselaarrebatódelasmanosyconuntirónalvelcro,laabrió.Sacó su documentación en la que salía ella con el uniformedel ejército, su

    DNI, unas fotografías en las que salía con su padre, el cual llevaba elmismouniformequeellay,porúltimo sacóunbilletedeveinte eurosyunas cuantasmonedas.—Estoesbrujería—dijoConnorcogiendolaimagenenlaqueestabanellay

    unhombremayor.—No,Connor,noesbrujería;esunasimplefotografía.Enmitiemposonde

    lomásnormal.Mira, le entregóunamonedade un euroy le enseñó la fecha.¿Vesqueañopone?Dosmilquince.Notehementido,Connor.Esoesdinerodemi época, esto,—le dijo señalándoselo— es un teléfono, con el cual puedesrealizarllamadasalargadistanciaypuedeshablarconpersonasqueesténenelotroextremodelmundo.Alvercomoélalzabaunacejaenplan«sí,claro»,Raquelsuspiró.Asíque,

    cogióelteléfono,vioquelequedabaaúnbastantebatería,miróporlapantallalaimagendeConnordespuésdeenfocarloylesacóunafoto.Alverelflash,Connorselevantódelasillaysoltóunrugido.—¡¿De dónde ha salido esa luz?! —rugió frotándose los ojos. ¡¿Es que

    queréisdejarmeciego,señora?!—¡Señorita! —le gritó Raquel y se levantó de la silla. Se acercó a él y

    mientraslohacíaleenseñabalafotoquelehabíasacadoconelteléfono.Connor,alverseeneseraroaparato,abriólosojoscomoplatosyretrocedió

    hastaquedarpegadoalapared.—¡Alejaosdemí!—gritó.¡Noosacerquéis!—Pero a ver, hombre. ¡Que no pasa nada! ¡Ya te he dicho que solo es una

    imagen!¡Notienesporquéponerteasí,joder!¡Mira!Raquelcolocóelaparatodemaneraquepudierahacerseunselfieyapretó

  • elbotón.Unavezhecho,leenseñólaimagenaConnorybufó.—¿Ves?¡Nomehapasadonada,sigoaquí!Estoessoloalgodelatecnología

    quehayenmitiempo,Connor.Nadamás.Notienesporquétenermiedo.Esunasimpleimagenquesacaelteléfono,unrecuerdo,unafotografía.Al ver queRaquel seguía ahí y a él no le había pasado nada,Connor sacó

    valoryseacercóasubolsa.Lacogiódelsuelo,laabrióyempezóasacarropa,lacualdespuésdemirarprendaporprendatiróalsuelo.—¡Oye!—gritóRaquelalverlotodotirado—.¡Nolotires,hombre,queme

    vasaenguarrarlaropa!Seagachópara recogerlo todoy lo fuedejandoencimade la cama.Segiró

    para arrebatarle la bolsa y se quedó parada al ver a Connor con unas bragassuyasenlamano.Notócomolesubíanloscoloresyselasquitódelamanodemalamanera.—¿Quéeraesaprendarojamuchacha?Nuncahabíavistoalgoasí.Raquel se lametió en elbolsillode susvaquerosy lequitó el petatede las

    manos.Locolocóencimadelacamay,doblandodenuevolaropa,lavolvióameterensusitio.—Contestadme.¿Quéera?—¡Unculotte!¡Soloeraeso!,¿vale?¡Unsimpleculotte!—legritóconlas

    manosenjarrasyelceñofruncido.—¿Un culo? Pues menudo nombre le habéis puesto a esa prenda, porque

    realmentenosepareceennadaaunculo.Al ver la cara de sorpresa queponía él,Raquel nopudo resistirlomásy se

    echóareíracarcajadas.Sesentóenlacamaysedoblósobresímismaacausadelarisa.Seagarróelestómagoysiguióriendoyriendohastaque,allevantarlavistayverloqueteníaConnorentresusmanos,selecortódegolpe.—Connor—susurrólevantándosedespaciodelacama—.Dejaesoencimade

    lamesaynolotoques.Esmuypeligroso.—¿Esto?—dijomeneándoladeladoalado.—¡Connor,sueltalapistola!¡Esmuypeligrosaypuedemataraunapersona!Lamiró con el ceño fruncido y se la entregó. Raquel la cogió de sumano

    derechaydespuésdeasegurarsequetuvieraelseguropuesto,ladejóencimadelacama.Soltóelairequeestabareteniendoypusolasmanosensucintura.—¿Y bien? Te he contado mi historia, no te he mentido, te he presentado

    pruebas y aún así no has dicho nada. ¿Cuál es su veredicto laird McGi…bueno…Connor?¿Algunapregunta?Connor se sentó de nuevo en la silla, cogió el teléfono y lo inspeccionó de

    nuevo.SuspiróymiróaRaquel.

  • —Sinceramente, es una historia increíble. La verdad es, que sino fuera portodoloquetengoantemí,admitoquenooshubieracreído,peroesto…—señalótodos los objetos que había sobre lamesa –me ha dado que pensar yme handemostradoquenomentís.Perosíquetengounaspreguntasquehaceros.Raquelsesentódenuevoenlasillayesperó.—¿Sabéiscomovolveravuestrotiempo?—No. La verdad es que sino sé cómo llegué aquí, menos sé cómo puedo

    volver.Connorasintióylamirófijamente.—Explicadmeesodequeeseartefactoqueteníaentremismanospuedematar

    aunapersona.¿Dequésetrata?Raqueldudóencontestarle.Sabíaquetampocopodíaserdemasiadoexplícita

    enseñándole según que, tenía miedo de las consecuencias. Pero pensó quetampoco pasaba nada enseñándole algo de la tecnología y armamento de sutiempo.—Bien.Teloenseñaré.Peroteavisodequehacemuchoruido,Connor.Así

    quenoteasustes.Esosí…solotepidoquetodoloquepaseysehableenestahabitación,nosalganuncadeaquí.Supongoqueentiendesporquétepidoeso¿verdad?ConnorasintióycuandoRaquelsedirigiódenuevoalacama,éllasiguió.Agarróconambasmanossuarmareglamentaria,sepusodebajodelaventana

    yapuntóalmarcodemaderadelapuerta.—¿Listo?Connorasintió,peroantesdedisparar,Raquellocogiódeunbrazoylosituó

    asulado.«Joder,quemacizoestá»—pensóencuantoloagarródelbíceps.—Bien.Siquierestápatelosoídos.Connor negó y esperó. La verdad es que no entendía que podía hacer ese

    pequeñoartefacto.Viocomolamujerechabahaciaatrásunapequeñapalanca,colocaba la mano izquierda abierta debajo de la derecha y apuntaba hacia lapuerta.Lavio coger airey apretarunapequeñapalancacon sudedo índice, tras lo

    cual,unfuerteestruendohizoqueélpegaraunbrinco.Miró hacia la dirección que había apuntado ese artefacto y vio un enorme

    agujeroenlamaderaquerodeabalapuerta.Miróla«pistola»comolallamóellaysepercatódequedeunapequeñaaberturasalíahumo.Seacercóalapuertaycuandoibaamirarelagujero,estaseabriódegolpey

    entraron tres hombres en tromba espada enmano.Los cuales, al ver aRaquelconunartefactodesconocido,fuerondirectoshaciaella.

  • Raquel,alverloqueseleavecinaba,nolopensóyreaccionó.Tirólapistolaen la camay antes de que el primer hombre la alcanzara, le lanzóunapatadalateralenelestómago,loquehizoquesoltaralaespadaycayeradeespaldas.Se agachó, cogió la espada y trató de recordar las clases de esgrima que

    recibiódepequeña.Secolocóenposición,perosediocuentadequelaespadapesabademasiadoparamanejarlasoloconunamano.Asíquesepusodefrente,laagarrófuertementeconambasmanosyesperó.En el momento en que uno de los hombres se lanzaba hacia ella, sonó de

    nuevoeldisparodesupistolaylosdoshombressegiraron,setaparonlosoídosymiraronasulaird,elcualestabaconellaensusmanosapuntandohaciaarriba.—¡Deteneosahoramismo!—rugió—.¡¿Quiénoshadadolaordendeatacar

    anuestrainvitada?!—Pero señor… —dijo Kirk al ver la cara de enfado de su amigo —.

    Simplementeescuchamosunestruendoyalacudiravuestrosaposentosyveraesamujerconeseaparatoenlasmanos…creímosqueoshabíapasadoalgo.—Puescomopodéisver,estoyperfectamente.Saliddeaquíahoramismoyno

    entréishastanuevaorden,¿entendido?Todosasintieronyfueronsaliendode laalcoba,peronosinantesdirigirlea

    Raquelelqueestabaenelsuelo,unamiradaqueprometíavenganza.Raquel no se amedrentó y le devolvió la mirada en plan… «Menos lobos,

    Caperucitoquenomedasmiedo.»Connorcerróconunportazoylamiró.—Realmenteestopuedemataraunhombre,¿verdad?—Sí,Connor.Puedehacerlo.Asíque,porfavor,terogaríaquenolatocaras.

    Laverdadesquesinosesabemanejar,esunarmamuypeligrosa.Raquelextendió lamanoparaque ledevolviera lapistolayConnor lohizo.

    Lametiódenuevoensupetateyloescondiódebajodelacama.—Bien. Os creo —afirmó Connor —. Permaneceréis en mi castillo y

    seguiremos con el trato.Alojamiento y comida, a cambio de queme enseñéisesosmovimientos.

    —Ok, hay trato —Raquel le ofreció su mano y Connor la agarró delantebrazoyapretó.Ellalesoltósuavementesumano,lapusoencimadelasuyayleenseñóelsaludocomoellaquería.Alsentirelrocedesusmanos,losdossemiraronalosojosalsentirambosun

    cosquilleo que los recorrió por entero y se quedaron estáticos mirándose.Ninguno de los dos podía apartar la mirada del otro. Connor dio un paso alfrente,empujóaRaquelhaciaélysinellaesperarlo,estampósuslabioscontralossuyos.Notó el respingo que ella daba, y luego el gemido que salió de sus labios,

  • pero,cuandolasintiórelajarsecontraél,ycomoempezabaaresponderalbeso,Connor se envalentonó, la abrazó fuertemente, pegó su pecho al suyo y lointensificó.

  • Capítulo5

    En cuanto Raquel sintió los labios de Connor sobre los suyos, su ardor, sufuerza, lamanera que tenía de devorarla, no se lo pensó y se lo devolvió. Lobesó con la misma pasión e intensidad que la besaba él. Raquel fue muyconscientedeque,entodasuvida,habíasentidoalgoparecidoaloqueestabasintiendo en ese momento. Era como… como si una descarga recorriera suinterior,comosi lavaardiente recorrieransusvenas.Sentíacalor,mucho,yunfuerteardorensuinterior.Sucorazónsehabíaacelerado,lasmanoslepicabanpor tocarlo y acariciarlo de arriba a abajo, pero de su cintura no se movían.Raquelqueríadescubrirquesesentiríaalacostarseconél,yaque,sisoloconunbesosucuerporeaccionabaasí…—Eresmía,mujer.Mía—ledijoConnorenunsusurro.Raquelabriólosojoscomoplatosalescucharesaspalabras,rompióelbesoy

    seseparódeél.Pusodistanciaentreellos,lomiróconlosojosentrecerradosycon la respiraciónacelerada.Cogióaire, lo soltó lentamenteyesperóaque secalmarasurespiración.Connor lamirabacomosinosupieraquehabíapasadoparaqueellahubiera

    reaccionadoasí.DiounpasoyRaquelnegó.—¿Sepuedesaberporquéhabéishechoeso?¿Hehechoalgomalo?Raquelpusosusmanosensuscaderasyseadelantóunpasoparaenfrentarlo.—Nohashechonadamalo,Connor, nada;hastaquehas abierto tubocade

    neandertalylahastenidoquecagar.—¿Cagar? ¿Por qué sois tan vulgar hablando? ¡Yo no he cagado nada y lo

    sabéis!¡Solohedicholoquesentíaenesemomento!—¡Ah! ¿Y no sientes, que diciendo que soy tuya la has cagado? ¿Sin

    conocermedenada?Aotraconesecuento…hombre.—Esquesoismía,Raquel.Ysíqueosconozco.—¡No!¡Nosoytuya!¡Nosoydenadie!¡Nadieesmidueño,Connor,nadie!

    ¡Yo soy la única dueña demi vida, yo—afirmó señalándose con el dedo—.Nadiememanda,nadiemeordena,nadiemediránuncamásquehaceroquedecir.Me he criado en unmundo en el que lamujer es libre de hacer lo quequiereconsuvida,Connor.Peroquehaya tenidoquecaerenunaépocaen la

  • quelamujernoesmásqueunpuñeteroflorero,quesolosirveparacasarse,criarhijos y limpiar… una jodida esclava, vamos.Una época en donde su opiniónimportaunapuñeteramierda…Noseñor,no.Amínomemeterásenesesaco.Unacosaesquehayacaídoaquí,peroquetequedeclaro,quenosoydeaquí.Asíqueolvídatedeesode…¡eresmía!Porqueapartedequenoescierto,amisojostehasparecidoaunjodidolicántropo.Connorescuchótodaesaperorataysequedópasmado.¿Dequéhablabaesa

    mujer?—Además,unacosaesqueestéenestesiglo,perootratotalmente…En ese momento, Connor desconectó de lo que decía esa insufrible mujer.

    Sabía o intuía que le iba a traer problemas, pero por lo que le contaba o leinsinuaba, por como pensaba y actuaba, sabía que al final los problemas laacabaríanencontrandoaella.Ylaverdadesqueyaempezabaaestarcansadodesuactitud.Desusuperioridad,dequesiemprequisieratenerlaúltimapalabraydeque,sobretodo,sequisieraconsiderarsuigual.Cosaquenoibaatolerar.—¡Callaos!¡Callaos,malditasea!¡Meharéiscogerdolordecabezacontanta

    perorata estúpida e inútil!—gritó Connor poniéndose lasmanos en las orejasmientrasdabavueltasencírculo.Quelacortaradeesamanera,aRaquelno lehizoningunagracia.¿Perorata

    estúpidae inútil? ¡Serámachista!—pensóRaquel sintiendocomoel cabreo leibaaumentando.—¡Oiga!¡Ustedamínomemandacallar,lairdMcGi...McGi…McGilipollas!

    —gritóRaquel,yaquenuncaseacordabadesuapellido.Yencima,elhaberlodichoencastellano,hizoquesesintierademaravilla.Connorsequedópasmadoalescucharesapalabra.¿Gilipollas?¿Gilipollas?A

    saberquequeríadeciresapalabraensulengua,perovistalacaradesatisfacciónquetenía,nodebíaseralgodemasiadohalagador.Hartodediscutirydehablarconunapared,Connorclaudicó.Pensóen ira

    darseunbañoallagoydesfogarsurabianadando,deesamaneranoloharíaconla bruja que tenía delante. La bruja que, aún y después de estar echándole labronca, enervándolo hasta límites insospechados, también lo había excitadosobremanera.Connorsuspiróysesentóenlacama.Ynoporcansancio,sinoparadisimular

    laerecciónquelehabíacausadoelbeso.Raquel, al ver el suspiro y como se sentaba en plan «ya no puedomás» se

    sentóenlasilladeenfrenteysecalló.Sabíaquecuandosecabreaba,sulenguaibaasubola,ledabaporhablarygritarcomosiestuvieraposeídaynoparabahastaquesequedabaagusto.Yesoeraloquelehabíapasado.Ynosoloeso,sinoquetambiénhabíainsultadoaunhombrequenosehabíaportadomalcon

  • ella, ni la había maltratado, ni la había tachado de loca después de haberleconfesado de donde era. Sino que, solo por haberle dicho que era suya, habíareventado.Yteniendoencuentalaépocaenlaqueestaba,eradelomásnormalentreloshombressoltaresetipodefrasecitasy,quelasmujeres,encima,fueranfelicesdeserpropiedaddeesos…«Raquelita,cálmateque teestásyendootravez»—pensóinspirandofuertemente.—Soloospidounacosa,mujer.—¿Qué?—preguntóRaquel.—Que intentéis pasar desapercibida. Que no hagáis nada que normalmente

    haríaisenvuestraépoca.Quenouséiseseextrañoyfloridovocabulariovuestro.Nosé…soloospidoqueintentéisparecerosaunadamaynoauncardo.—¡¿Cardo!?—Bueno, digamos que no tenéis pinta de mujer precisamente —le soltó

    Connor almismo tiempo que cruzaba dos dedos por detrás de su espalda—.Lleváiscalzas,botas,unacamisahorrenda,elpeloconunpeinadoqueparecelacola demi caballo Storm, no sé…digamos que parecéis un hombre pero conpechos.

    —¡Ja!Yme lodiceun tíoque llevauna falda en sudía adía, ¿no?—contestóRaquelenplansarcásticoycruzándosedebrazos—.Osea,quepiensarealmenteeso...entoncesalllevarustedfaldita,cosaqueestípicademujeres…Nosé,laird…¿Seríacorrectodecirleenesecaso,queesustedelquetampocotienepintadehombre?Yaquesevisteasí…—leseñalóRaquelelkiltdearribaaabajo.

    Connorselevantócomounresortedelacama,rugióindignadoysaliódelahabitacióndandounportazo.Prefiriósaliraenfrentarseaella,nofueraqueenun arranquede furia, tomara unadecisiónque al final la hiciera daño.Porquepara él, que hubiera insultado su kilt y sus colores… fue como si lo hubierainsultadoaélyasuclan.Pero…¿Quésabíadetodoesounainsulsamujerdeotra época? Por esemotivo, decidió salir de la habitación e irse finalmente anadar.

    Raquelsonrióparasusadentrosysaboreósumomentáneavictoria.Sabíaquehabíaganadounabatalla,peronolaguerra.Sabíaquehabríabatallasmuymuydurasyquenolasganaríatodas,pero,loqueteníaclaro,eraqueharíaloposibleporganarlas.

  • Llamaronalapuertaydespuésdemirarquenohubieranadararoalavista,diopermisoparaentrar.Entrarondosmujeres.Unaconunvestidoamarilloylaotraconunoszapatos

    horrendos y una tela. Dejaron todo encima de la cama, se pusieron frente aRaquelylamirarondearribaaabajoconelceñofruncido.—¿Ybien?—preguntó—.¿Pasaalgo?—Ellairdantesdeirsenoscomunicóquelellevásemosropa,milady.—¿Milady?Nosoyningunamilady,chica.LlámameRaquelsiquieres;pero

    nadademilady,muchacha,mujer,ycosasdeeseestilo,porfavor.Al ver que las dosmujeres lamiraban como si fuera unbicho raro,Raquel

    recordóloquelepidióConnor.Queintentarapasardesapercibida.—Bah,daigual.Llamadmecomoqueráis,perosipudieraisllamarmeRaquel,

    mejor.Unadeellas,cogióunaespeciedevestidoblancocon tirantesyesperó.Así

    que Raquel se quitó las botas, vaqueros y camiseta y se quedó en tanga ysujetador.LasdosmujeresabrieronlosojoscomoplatosyRaquelbufó.—Disculpe,peroeso,sealoquesea,setienequeir.—¿Miropainterior?¿Yquesesuponequemepondrésimelaquitó?Cuandoleenseñarondenuevoeseminivestiditoblanco,Raquelsequedóen

    blanco.—¿Esoeslaropainterior?—Bueno,esunacamisayesloquevadebajodelvestido,señorita.Yhaceel

    papeldecubrirlaspartesíntimasdelasmujeres,asíque…porfavor,retíresedelcuerpoesasrarasprendasypóngaseesta.—¡Nopuedo!¿Esquenolove?¿Cómoquierequevayaporahícaminando,

    sabiendoquedebajodedossimplescapasdetelallevaré«elkiwi»alaire?¡Iríamuyincómoda,señora!Losiento,perolapartedeabajosequeda.Solocederéenquitarmeelsujetador,peroeltanga,no.Ambasmujeressemiraronyseencogierondehombros.Raquelsequitóelsujetadorylamujermásjovenlepasóeseminivestidopor

    lacabeza,elcuallellegabaporencimadelasrodillas.Lostiranteserandedosdedosdeanchoylatelaáspera.—Joder,comopicaesto.¿Noleponensuavizantealaropa?—¿Cómo?—Nada,nada.Raqueldiograciasporhabersetraídosucremahidratanteenelpetate.Sabía

    queleharíafaltaconesaburdatelarozándolatodoeldía.Lepasaronelvestidoamarilloporlacabeza,Raquelmetiólosbrazosporlas

  • estrechasmangasycuandosintiócomolosoltabanycaíaalsuelo,notósupeso.Diounpasoatrásytropezóalpisarselebajo.Maldijoenvozbajaybufó.—Espere,señorita,quelefaltaelcinturón.Esoevitaráquesepiseelvestido.Unavezpuesto, lepusieron los zapatos.Erandeunapiel extrañayestaban

    rellenosdepelo.Lerecordaronasusbotines.Estabanrellenosdepieldeconejoy le encantabanpor su suavidad.Lapiel de estos eramuy similar y teníaqueadmitirquecalentabanmás.Yaconlaropapuesta,lasentaronenunabanquetaylapeinaron.Leretiraron

    todo el largo pelo de la cara, le hicieron varias trenzas y las unieron en unintrincado moño. Menuda maña tenían estas dos para peinar —pensómaravilladaanteelbonitomoñoquelehicieron.—Lista.Ahorasiquiereacompáñenosyleenseñaremoselcastillo.Raquel las siguió y estuvieron un buen rato enseñándole las distintas

    habitaciones,elsalóncomún,lacocina...lepresentaronadistintasmujeres,yleexplicaronlaslaboresquerealizabancadaunadeellasenelcastilloycuandolellegóelturnoalacocinerayvioloqueestabacocinando,aRaquelselerevolvióelestómago.Sedisculpóconlasmujeresysalióporunapuertaquedabaalpatio.Eseolor

    nauseabundoestuvoapuntodeprovocarlearcadas.Empezóacaminarsinfijarseen lo que la rodeaba y unos diezminutos después, a lo lejos, vio un preciosoestanque.Seacercóysesentóenunagranrocaquehabíacercadelaorilla.Seabrazóasuspiernasysuspiró.Colocólamejillaensusrodillasyunaondulaciónen el agua la hizo fruncir el ceño.Algo semovía en la profundidad y por eltamañodelasondasnodebíaserprecisamentepequeño.Derepente,ungrancuerpoemergiódegolpedelaguadándolelaespalda.El

    agua le llegaba justo por encimade sus nalgas y la ancha espaldamusculada,brillanteporlosrayosdelsolqueincidíanenella, hicieronqueselesecaralaboca.—¡Quécuerpo!—susurrósinpretenderloyesohizoqueesapersonasediera

    lavuelta,haciéndoleverqueeldueñodeesemaravillosoyesculturalcuerpo,eraConnor.Connor se giró al escuchar un susurro y cuando vio de quien se trataba, la

    erección que logró que desapareciera al meterse en el lago helado, surgió denuevo.Ahíestabaelmotivodesusquebraderosdecabezaydequesucuerpoalcanzaraaltascotasdeexcitaciónconsolomirarla.Peroestavez,ellaparecíauna ninfa salida del bosque. Con su piel pálida, sus grandes ojos pardos, loscualeslomirabanconhambre,esevestidoamarilloquelequedabaperfecto,elcualmarcabatodassuscurvasalaperfección,sobretodolassuperiores.

  • Connor empezó a caminar hacia ella, y cuando Raquel vio que el aguaempezaba a descubrir poco a poco más y más carne de ese escultural ymagníficocuerpo,sebajódelarocaysepusoenpie.

  • Capítulo6

    Raquelnosepodíacreerloqueveía.Realmenteseríacapazde…de…—¡Quieto!—legritóylevantósumanoparapararlo.Connorsonrióysiguióavanzandohaciaella.—Vengaya,hombre…detenteporfavor.Connorhizo casoomisoa supeticióny terminóde salir del agua.Avanzó

    pocoapocohacia elladesnudoen todo suesplendor, almismo tiempoque lamiraba con un hambre voraz. Raquel sintió como se aceleraba su corazón ycomo su cuerpo se calentaba. «Este hombre es imponente», pensó al mismotiempoqueempezabaaretroceder.

    Por cada paso que Connor daba, Raquel retrocedía otro. Sabía que si nohacía algo enseguida, la cosa se podría descontrolar, aunque, también se teníaqueadmitirasímismaquelodeseaba.Queríapasarsusmanosporeseincreíbleyesculturalcuerpo.Deseabasentirytocaresosmúsculos,queríaacariciaresosperfectosydurospectoralesyelvelloquelerecorríatodoelpechoelcualseibaestrechandoamedidaquese ibaacercandoasuentrepierna, lacual,estabaen«arribaEspaña»,comosiemprellamabaaunhombrequeestabaerecto.

    ConnorviocomoRaquelseruborizabaycomolorecorríadearribaaabajoconesospreciososojospardos.Lehacíagraciaver comosumirada ibade sumiembroasusojosalternativamenteycomoseguíaretrocediendopocoapoco.

    —¿Me tenéis miedo?—le dijo para picarla—. No sabía que fuerais tantímida,muchacha.Creíaqueunamujercomovos,fuerte,decididayvaliente,nose amedrentaría por ver a un hombre desnudo.Además, creo recordar que yahabéisvistoanteriormentemi…anaconda.

    Raquelseirguióalescucharesaspalabrasysedetuvo.Fruncióelceñoysediocuentadequelaestabaponiendoaprueba.¿Acasoqueríaverrealmentedequé pie calzaba? ¿Estaba intentando provocarla? ¡Ja! Pues se iba a llevar unasorpresa.

    Alversucaradedecisión,Connorsedetuvo.Lamiróalosojosyloquevioloalertó.¿Quéhabíahecho?

    RaquelempezóacaminarhaciaélyConnorsemantuvoestáticoensusitio.Le costó la vida misma hacerlo y no decirle que se detuviera, pero él, como

  • highlander,sabíaquenopodíaniteníaqueretroceder,porquedelocontrario,labatallalahabríaganadoella.

    —Quépasa,Connor.¿Yanobromeas?¿Ahorateintimido?Túexpresiónhacambiado, laird—le recriminó al mismo tiempo que se situó a un palmo dedistanciadeélylesujetabaelpeneconlamanoderecha.ApretóligeramenteyescuchóaConnorgemir.

    —Raquel…—susurróConnor—.Para,muchacha.—¿Qué? ¿Ahora quieres queme detenga? ¿Ahora no quieres que te dé lo

    queveníasbuscando?—lecontestó—.Raquelsepusodepuntillas, lepasó lapunta de la lengua por el exterior de la oreja y le empezó amasajear el penelentamente.

    EscuchócomoConnor empezabaa temblaryviocomouna ligera capadesudorempezabaarecubrírsufrente.

    «Punto para mí» —pensó al mismo tiempo que empezó a ejercer mayorpresiónyrapidezasumovimiento.

    Connor bufó, gimió, apretó los dientes y los puños y segundos después…soltóunfuertegruñidoysederramóenlamanodeRaquel.

    Cuando todo terminó,Connor tenía la respiración acelerada y sentía comolaspiernasapenaslesostenían.Supodesdeesemomento,queesamujernoseandabaconbromasyquenoteníaquejugarconella.Porqueloquehabíahecho,nuncaensuvidahubieraimaginadoqueunamujerquenofuerasuesposa,seríacapazdehacérselo.Peroclaro,ellanoeradeesaépoca,sinodeunamuymuylejana. ¿Acaso eso sería un acto normal en ese tiempo? Porque lamaestría ymañaquelehabíademostrado,noeradeunamujerinexpertaprecisamente.

    Sedio lavuelta encuanto recuperó la composturay lavio agachadaen laorilla del río lavándose las manos. Era preciosa, tenía que reconocerlo, perotambién se admitía a sí mismo que no estaba acostumbrado a lidiar con unamujerconesecarácteryesapersonalidadtanfuertes,unamujer,queparecíaquenoleteníamiedoanada.

    En cuanto terminó de lavarse, Raquel se levantó y lo enfrentó. Connor lamiraba como si fuera un raro espécimen o algo a lo que no le encontrabaexplicación. Sabía que se había pasado de la raya, lo sabía, pero no podíapermitirqueningúnhombreseburlaradeella,nuncalohabíaconsentidoyestaveznoibaaserdiferente.

    Raquel empezó a caminar, pasó por su lado ignorándolo completamente yunamanolaagarrófuertementedelbrazo.

    —Estonosevaaquedarasí.Osaviso—ledijoConnor.—¿Me loprometes?—le contestó almismo tiempoque se deshacía de su

    agarreconuntirónsecoyleguiñóunojo.

  • Raquelempezóacaminardevuelta,teníaganasdellegarasuhabitaciónypensar en todo lo que había pasado, pero, antes de llegar a la curva que lallevaríaalcastillo,treshombresaparecierondelantedeella.

    —Vaya,vaya…miradquetenemosaquí.Unalindadamasolitaenelbosque—dijoelqueparecíaellíder—.¿Tehasperdidopreciosa?

    —Olvídame.Raquel intentó rodearlo, pero él se puso delante. Los dos que lo

    acompañabansepusieronareírysecolocaronasualrededor.—¿Aquévienetantaprisa,niña?Soloqueremosdivertirnos.Sintió como el que tenía detrás le ponía la mano en el hombro para

    mantenerlaquieta.—¿Porquénoosvais a lamierda los tresymedejáis enpaz? ¿Acasono

    entendéis que me quiero largar de aquí? No me cabreéis os lo advierto, oacabaréis muy mal. La verdad es que ahora mismo no estoy de humor paraaguantargilipollecesdenadie.

    Lostressepusieronareíralescucharleyeldedetrás,derepentelesujetólasmanosenlaespalda.

    Raquel, al ver la situación en la que se encontraba, supo que tenía queempezaradefenderseenseguidaoacabaríamal.Asíque,sinpensárselo,lanzóelpiehaciaadelanteylediounafuertepatadaenlaentrepiernaallíder.Pisóelpiedelquelateníaretenida,yasícomoseagachó,Raquelechólacabezahaciaatrásylepegóuncabezazo.Escuchóuncrack,unrugidodedolorycomolasoltaba.

    SepreparóparadefenderseyenesemomentoaparecióConnor,yavestidoycon espada enmano, gritando como un poseso y se puso a pelear con el quequedabaintacto.

    Elquerecibiólapatadaensuspartesselanzócontraelladefrente.Raquelestiró los brazos, lo cogió por la camisa, se tiró al suelo de espaldas,llevándoselo con ella, colocó el pie en su vientre y haciendo impulso con lapierna, lo pasó por encima de ella, haciendo que él acabara en el suelo deespaldaseinmóvil.Ungemidoleconfirmóquelohabíadejadok.oysepreparóparamás.

    Raquelselevantóenseguidaymiróalquelehabíarotolanariz.Elhombresacólaespadayselanzóaporella.

    Raquel empezó a esquivar los mandobles como podía. Se agachaba,retrocedía,realizabaalgunacinta,saltaba,perocuandoveíaqueesonoservíadenada, corrió hacia el que estaba inconsciente en el suelo, le sacó la daga delcinturóny,conuncerteroyfirmemovimiento,lalanzóyselaclavóenelpecho,haciendoquecayerafulminado.

    En ese mismo momento, Connor también acabó con el otro hombre y la

  • miró.Sefijóenlosdoshombresquelarodeabanyluegoenella.Estaba impresionante.Con la respiración acelerada, el cuerpo tenso, y una

    inmensafuriaensumirada.Parecíaunavalkiria.—¿Estáisbien?—Sí.Sí,estoybien.Laverdadesquenomeesperabaesto.Perobueno,me

    hepodidodefenderyhesalidointactaqueesloimportante.—Supongo que habéis utilizado esos extrañosmovimientos queme tenéis

    queenseñar,¿verdad?Raquelasintió.—¿Ladagatambiénlamanejáis?—Ybastantebien,porcierto.Practicabamuchoel tiroalblancoconellas.

    Aunque tengo que admitir que los cuchillos eran más ligeros. Estas son máspesadas.

    Connorestabamaravilladoconella.Otramujerensulugarhubieraacabadomalherida o inclusomuerta.Y sin embargo,Raquel estaba tranquila, serena ycomosinohubierapasadonada.

    —Creoqueparaentenderos,yparanoperderlapacienciaycomposturaconvos, sería conveniente que me explicarais de nuevo y mejor, a lo que osdedicabaisenvuestrotiempo.Nocreoqueseacapazdeverosdenuevoenesatesitura,mujer.Soyellairdymideberescuidardemigenteynoalrevés.

    —Ya.No,siloentiendo.Perotenencuenta,Connor,queenesemomentotúnoestabas. ¿Qué iba ahacer entonces? ¿Esperar aque aparecieras?Dejarquehicieranconmigoloquequisieranesostrescabrones?No,Connor.Sitengoquedefendermeloharé,estésonoestés.Paraalgomeheentrenadoduramentetodamivida,ynohasidoparaqueotroslibrenmisbatallaspormuylairdquesean.Esote logarantizo.Además,enmi trabajonohaydiferenciasentrehombresymujeres,Connor.Trabajamos todos juntosynosayudamoscuandoestamosenacción, pero sobre todo, nos respetamos los unos a los otros. Por esemotivo,cuando hay alguien a quien quiero en peligro, reacciono.Yme da igual si eshombreomujer.Yosoloactúo.Meenseñaroneso,adefendermepormímismayanonecesitaraningúnhombreencasodequemeencuentreenpeligro.

    Connorasintió,sabiendoqueenparte teníarazón,perootrapartedeél,nopodíaconsentirelqueellasepusieraenpeligrobajoningúnconcepto.Suponíaquesupartedominante,laqueríaasalvoyfueradepeligro.

    —Bien pues. Podéis empezar a contarme a qué os dedicabais en vuestra

  • épocamientrasregresamosalcastillo.Raquel asintió, se preparó para contarle una larga historia y sabía que,

    también,pararecibirunmontóndepreguntas.

  • Capítulo7

    Enelcaminodevueltaalcastillo,RaquelleestuvocontandoaConnoraquesededicaba, en qué consistía su trabajo, la vida que normalmente llevaba, elfuncionamiento de los cazas que pilotaba y... tuvo que admitir que elescepticismoqueveíaensumiradanolegustabanada,pero…¿quéesperaba?Eranormal.Cadapreguntaquelehacíaselarespondía,peroaunasí,Raquelsedabacuentadequeparaéltodoesoeratotalmenteinentendibleymuydifícildeadmitir. ¿Aparatos que volaban llevando a personas dentro? ¿Máquinas queservían para lo mismo pero que iban por tierra, sustituyendo a los caballos?Connornoloaceptaba,ypormuchoqueselointentabaexplicar,élseguíaensustrece.«¡Esoesimposible!»Ledecíacontinuamente.Asíque,alllegaralcastillo,sedisculpóysedirigióalahabitaciónquelehabíanasignado.

    Alllegarsetumbóenlacamaysuspiró.Quépuñetashacíaenesaépocaymejoraún, ¿cómohabía llegadoahí?Algohabíapasadoduranteesa tormenta,eso lo teníamás que claro…pero ¿el qué?Eso es lo queRaquel no se podíaexplicarynoparabadedarlevueltasenlacabeza.

    Loqueteníaclaro,eraqueteníaqueintentaradaptarseasunuevasituación.Tenía que convivir con gente mentalmente arcaica y con un machismodemasiado elevado; un machismo inculcado incluso a mujeres. Mujeres quesabían cuál era su lugar, teníanmuy claro a qué podían aspirar y a qué no ymujeresquesiempresabíanquehacerentodomomentoycómohacerlo.Osea,lavar,limpiar,cocinar,bordar,cuidardesushijos,educarlos,bajarlacabezaynoopinarentemasqueincumbíanaloshombres.

    «¿Podrásrealmentebajarlacabezaycallarte,Raquel?¿Podráscomportartecomoellas?»

    —Ni de coña, vamos. —Se admitió sin dudarlo —. Pero lo tengo queintentarsinoquieroacabarcreéndomeseriosproblemas.

    Pensóencualteníaquesersuprimerpasoydecidióqueelprincipaleraquetenía que conocer su entorno e intentar familiarizarse con él. La gente que larodeaba,lastareas…todo.Asíque,levantándoseconbríodelacama,sedirigióalapuertaysalióadarunavuelta.

  • Bajó las escaleras y vio a variasmujeres llevandodiferentes bandejas a lamesa. Todas estaban llenas de carne y verduras.Connor estaba sentado en unsillónenlacabeceradeunaenormeylargatabla,lacualestaballenadepersonassentadasesperandoparacomer.

    CarraspeóalllegaralaentradayConnorlamiró.Lehizounaseñalparaquese acercara, e hizo ademán a Kirk para que se apartara un poco y le dejaraespacioparaqueellasesentaraasulado.Asíque,despuésdesonreírleydarlelasgracias,sesentó.

    Unaseñoraregordeta,lepusounplatodebarrohondoconalgoqueteníaunapintarealmenteasquerosa.Acercósunarizalplatoydespuésdeolerlosevequepuso cara de asco porqueConnor se la quedómirando fijamente.Arqueó unacejaypusoloscodossobrelamesa.

    —¿Noosgustaelhaggis?Lomirósinentenderaquésereferíayleseñalóelplato.—¿Esto?—preguntóyelasintió.—Pues la verdad es que ni idea, nunca lo he probado, pero el olorcillo…

    digamosquemetiraparaatrás.—Dadleunaoportunidad.Esteplatoestípicodelashighlands.Lovolvióamirarydecidióservaliente.Agarrócondosdedosdecadamano

    esa pieza blanquecina, la cual le recordaba a un butifarrón gigante y cortó untrozo.Seloacercódenuevoalanariz,loolisqueóyfrunciéndolasemetióenlabocaese rellenomarrónoscuro.Empezóamasticarloy faltópocoparaque lediera una arcada. ¡Era totalmente asqueroso! ¡Horrendo! ¿Realmente eso legustabaaesagente?¡Sihastalatexturadabaasco!

    TragócondificultadymiróaConnor,elcualporsumirada,sediocuentadequenolegustaba.

    —¿Demasiadoparavos?Lomiróysimplementeafirmó.—Lamentodecirtequeeslomásasquerosoqueheprobadoentodamivida,

    Connor.Noséquépuñetasllevaesto,peroesincomible.—Pues los demás no opinan como tú. Fíjate mujer, ellos se lo están

    comiendosinproblema,asíque…tanmalonodebeestar.Miró a los demás y efectivamente se lo comían como si estuvieran

    disfrutandodeunamagníficapaella.¡Hastaalgunossechupabanlosdedos!—Pueslolamento,perodebeserquemiestómagonotienenadadeescocés,

    Connor.Sepusoa reírycogiendosudaga, cortóunenorme trozodecarnedeuna

    bandejaqueteníaenfrentequeparecíacerdo.Se lopusoenunplato, le retiró laasquerosillacomidaque le recordabaal

  • nombredeunamarcadepañalesyselopusodelante.—Esperoqueestoosguste.Laverdadesqueelhaggisesunacomidapara

    genteconunpaladarmuyespecial.Noa todoelmundolegustanlas tripasdecordero.

    AsícomoRaquelsemetióeltrozodecarneenlaboca,loescupióenelplatoalescucharesoyempezóatoserfuertemente.Connorleacercóunvasoconunlíquidoamarillo,elcualolíafuertecilloyalbeberlo,envezdecalmarlelatos,selaprovocómásfuerte.

    —¿Qué coño es esto? —preguntó cogiendo aire y lo miró mientras laslágrimascaíanpormismejillas.

    —Cerveza.—¿Estoescerveza?Miróellíquidoambarinoyloolió.«Joder,quecervezamásfuerte».—Mierda,Connor.Estolollegamosabeberenmitiempoconlagraduación

    alcohólicaquellevaeiríamostodosdelado.—Vaya.Noosgustaelhaggis,noosgustanuestracerveza…Medaquesino

    oshabituáisloantesposibleanuestrascomidaspasaréishambre,muchacha.—Bueno, da igual —hizo un movimiento con la mano para quitarle

    importanciaasucomentario—.Mientrashayacarnenormalyverdurasmedarépor satisfecha. Normalmente suelo comer de todo, la verdad. Pero el haggiseste…laverdadesquemehasuperado,loadmito.

    Connor le sonrió y asintió. Que sonrisa, madre del amor hermoso. Comodirían lasmujeresdemi tiempo. «Tieneuna sonrisabajabragas tal, queharíaque las perdiera hasta lamujermenos impúdica». Se lemarcaba un preciosohoyueloqueestuvoapuntodedejarlababeando.

    —Enestostiemposseaprovechatodo,muchacha.Nopodemosdesperdiciarnada.Yeseplato—seloseñalóconsudaga—,llevasigloshaciéndoseenestastierrasy,sinceramente,esperoquesigaasídurantemuchossiglosmás.Estípico.

    Raquelbufóysiguiócomiendo.Laverdadesqueno teníani ideadesi seseguíahaciendoono.«¡Quéfaltamehaceinternet!»

    —¿Aguahay?—Claroquehayagua,mujer.—Porfavor,podrías...—¡Janeth! —gritó Connor sobresaltándola —. Traed agua para esta

    muchacha.Lacriadaasintióysaliócorriendoacumplirlaordendesulaird.Miroalamesayviocomotodoslamirabanconcaradeestupefacción.—¿Qué?—preguntóporquenosabíaaquéveníanesascarasdepasmo.—¿Agua? ¿Bebéis agua en las comidas?—le recriminó un señor bastante

  • mayorque teníaenfrenteyvariosasientosasuderecha—.Esoesparaniños,muchacha.Nuestrasmujeresbebencerveza.Esohacequeseanfuertes,robustasyquetenganfuegoenlavenas.

    —Yelhígadohechounamierdatambién—lereplicóporlobajo.—¿Cómodecís?—Nadanada—seapresuróacontestarle—.Decíaquemeparecíamuybien,

    perolaverdadesqueyoprefieroelagua.EseseñorleibaareplicarcuandoConnorintervino.—Déjalo,Angus.Siquierebeberagua,quelabeba.El tal Angus la miró con una mezcla de desprecio en su cara y siguió

    comiendo.Raquelhizolomismoydejópasaresaconversación.Estaba troceando un pedazo de cerdo cuando entró corriendo un hombre

    llamandoaConnor.—¡Laird!hombresdelclanMunroseacercananuestrasmurallas.Connorselevantódelasientoysaliócorriendo.Detrásdeélsalióelrestode

    la mesa y como no, Raquel los siguió. No por cotillear, sino porque queríaaveriguaraquésedebíatantoalboroto.—EsoescotillearRaquel,aunquetelonieguesatimisma.

    Una vez fuera, Connor mandó bajar el puente y unos veinte hombresentraronacaballo.Unavezdentro,lostresqueibandelantesebajaronyelqueparecíaelcabecillaseparóanteConnor.

    «Joder ¿Qué comían en esta época para estar así de cachas estos tíos?»Esperoquehaggisno,laverdad.

    —LairdMcGillivray,vengoaquemedevolváis inmediatamenteelganadoquenoshurtasteisdosnochesatrás.

    Connorseadelantóunpasoylomiródirectamentealosojos.—¿Cómotenéisladesfachatezdeveniramicasaaacusarmedesemejante

    calumnia,LairdMunro?Nosotrosnolehemoshurtadonada.—¡Siquelohicisteis!¡Mishombresreconocieronloscoloresdelkiltdesu

    clancuandohuíansushombresporlanoche,conelganadoquemerobaron!—¡No voy a tolerar semejante infamia, LairdMunro! Y para que conste,

    nosotros tambiénsufrimoshurtosporpartedesuclanydemuchosotrosynohemosidoasuhogarenningúnmomentoapedirexplicaciones!

    —¡Esonoescierto! ¡Soisun infame,unmentirosoy lovaisapagarcaro!Sabéisqueestopuedesignificarlaguerra,lairdMcGillivray.

    Enesemomento,noséquéfueloquelaimpulsóameterseenesatrifulca,perocuandosequisodarcuenta,yaestabametidaentreesasdosmoles.

    —Aver,aver.Tranquilidad,¿ok?

  • —¿Yvosquiénsois,mujer?—Voslohabéisdicho,unamujer.¿Esquenosenota?—Raquel,no—laadvirtióConnor,peroellanolehizocaso.—Unapregunta,lairdMunro.¿Eranochecerradacuandoseprodujeronlos

    hurtos?Ellairdlamirócomosifueraunmolestomosquito,cosaquelasulfuró,pero

    lodejópasar.—Si.—¿Recordáissihabíaluna?Lunallena,quierodecir.SequedópensandoyConnorrespondióporél.—No.Nohabíalunaesanoche.¿Porquélopreguntáis?—Pacienciamajete,queaesoquierollegar—ledijoguiñándoleelojo.—Entonces,¿estáisdiciendo,lairdMunro,quesushombresdistinguieronen

    unanoche cerrrada, unanoche sin luna... como los hombres del clandel lairdMcGi…,denuestrolaird,osrobabanovejas,cuandosutartánesdecolornegroconrayasrojas,lascualesseríanimposiblesdeversinluz?

    Raquelsecruzódebrazosesperandounaexplicacióny,alverquenosabíaque contestar porque lo había pillado pero bien pillado, el laird MunrosimplementemiróaConnor,hizounainclinacióndecabezaysegiró.

    Raquel se fijó en como daba un paso, cerraba los puños y elevabaligeramentelamanoderecha.

    «Ohoh…malo,malo».–pensóysepreparó.El lairdMunrosedio lavueltadegolpe,alzóelpuñoparagolpearla,pero

    como ya sabía lo que iba a hacer, simplemente se agachó para evitarlo. LaverdadesqueRaquelnoqueríagolpearallíderdeotroclan,porquesabíaquesilohacíasemeteríaengravesproblemas.

    Raquel se enderezóy así comoelpuño izquierdo sedirigía a su cara,otramano, la cual pasó velozmente por su lado derecho la detuvo. La sujetó confuerzayempujándolafuertementelaretiró.

    —Sinosabéisaceptarunaderrota,lairdMunro,lomínimoquepodríaishaceresdisculparos.Oshabéisequivocadoenvuestraacusaciónylosabéis.Asíque,saliddemistierrasinmediatamenteydejadnosenpaz.

    —Estonoacabaráaquí—ledijoaConnorentrecerrandolosojos—.Yvos,mujer,aprendeddondeestávuestrolugarycerradesabocadevíboraquetenéis.Porquelapróximavezqueosvea,sivolvéisaabrirla,acabaréisatravesadapormiespada.

    —¿Esunaamenaza?—lepreguntóconlosbrazosenjarrasyconunasonrisasocarrona.

    Alversupose,ellairdMunroseacercóunpasoyConnorsesituódelantede

  • ella.—Esunapromesa.Ymispromesaslascumplo.Estáisavisada.Raquelbufóparahacerleverquesepasabasuspromesaspordondenosalía

    el sol y se giró para entrar en el castillo. Caminó hacia el interior, pasandoolímpicamentedellairdMunroysusmanezas,y,unavezdentroseencontróconunpanoramaquenoseesperabaenabsoluto.

  • Capítulo8

    En cuanto Raquel entró por las puertas del castillo se detuvo y miró a sualrededor. Las mujeres, todas, estaban mirándola con los ojos abiertos comoplatos. Algunas incluso cuchicheaban entre ellas. Raquel escuchaba palabrascomoloca,increíble,manodura,ymásbarbaridades.

    Sabíaquehabíahechomalactuandocomolohizo,peroodiabalasinjusticiasynopodíaconsentirqueacusaranalclandeConnor,fueranonofueranciertaslas acusaciones. Sabía que haciendo lo que hizo se la estaba jugando, ya que,realmente, no sabía si hubo luna llena o nueva esa noche.Gracias aDios esanochenohubolunaylesalióbienlajugada,perosabíaquenopodíavolverahacerloporloquepudierapasar.Loquesíteníaclaro,esquesehabíaganadounenemigo y que tenía que ir con cuidado. Había herido el orgullo de esehighlander delante del líder de otro clan y sabía que esa ofensa se la acabaríapagandoenalgúnmomento.

    Tendréqueirconpiesdeplomo—pensóalmismotiempoquesintiócomounaescalofríolarecorríadearribaabajo.Lacaradeesehombredabamiedoysabíaquelahabíacagadoyalogrande.

    Se adentró en el castillo, pasó por delante de las mujeres, las cuales leabrieronpaso,comosideunbichorarosetrataraymientrasseguíaescuchandoloscuchicheos,empezóasubirlasescaleras.

    —¿Cómo habéis sido capaz de hablarle en ese tono al laird Munro,muchacha?¿Esquenoestimáisenabsolutovuestravida?

    Raquelsediolavueltaymiróalamujerquelehabíadedicadoesaspalabras.—¿Cómotellamas?—lepreguntóalamujerregordetaquelamirabaconel

    ceñofruncido.Lamujerseadelantóunpaso,lamiródesafianteylevantóelmentón.—Ingrid,señora.—Señorita.—¿Cómo?—Quesoyseñorita.Noestoycasada,portanto,soyseñorita.EscuchódenuevocuchicheosyRaquelcarraspeó.—Bien.Admitoqueno tendríaquehaberhecho loquehice, séqueme la

  • jugué,peronopodíaconsentirqueunextrañolehablaraasíaConnor.Ymásaúnqueloacusarandehaberrobadosoloporqueaesetipejoledioporahí.¿Quiénsecreequeesparaveniralastierrasdealguienyfaltaralrespetoasudueño?

    —EsellairdMunro,señorita.Yhayqueirconcuidadoconél.Noseandaconbromas—lecontestóotramuchacha.

    —Pormí como si es el papa deRoma.Me la suda quién sea. ¿Acaso eseimbécilnosabeloqueeslaeducación?Puesyaleenseñaréyoaquelaconozca,coño.¿Mequieretocarlosovarios?Puesquevayaconcuidadoporquecomomecaliente,levoyyoatocarloscojonesdetalmaneraqueseleiránlasganasdevolverporaquí.

    Lasmujeresempezaronadiscutirentreellasalescucharla.Unasledabanlarazón, otras se la quitaban, algunas la llamaron desvergonzada, loca, malhablada,einclusoledirigieronunoscuantosadjetivosmalsonantesqueprefiriópasarporalto.

    —Nosvaisabuscarproblemas,mujer.Losasuntosyproblemasquepuedatenernuestrolairdconotro,nolaincumbenenabsoluto.Deesostemassehadehacercargonuestrolaird.Noesnormalqueunamujerlohaga,noesnormalqueunamujeractúeporsucuenta,¡ustednoesnormal!

    Alescuchareso,RaqueldescendiólospocosescalonesquehabíasubidoyseenfrentóalatalIngrid.

    —¿Conquenoesnormaleh?Entonces,siellairdestáenproblemasvosotrasos callareis y bajaréis la cabeza, ¿no? Si lo acusaran de algo injustamente, osdesentenderíais,¿verdad?Siseencontraraenpeligropensaríais,quesearregleélsolito, soncosasdehombres. ¡Soloos faltadecirmequesiunhombreosdiceque os tiréis por un puente, como lo dice él y su palabra por lo visto es loimportante, lo haríais! ¡¿Dónde puñetas tenéis vuestro amor propio!? Solo hehecholoquecreíajusto,nadamás.Nopodíaconsentirqueeseimbécillehicieraesoavuestrolaird,nomedabalaganaesperaraqueesehijodesumadreganaranisiguierarecriminándolenadaaConnorporelsimplehechodeserunlairddeotroclan.¡Odiolasinjusticias,quelosepáis!Ysiveounaintervendré,osgusteono.¿Hesidoclara?

    Muchas mujeres asintieron y la miraron orgullosas, sin embargo, otras lamiraron con odio y con inquina… como si lo que les había dicho fuese unpecado capital. Incluso la tal Ingrid lamiró como si la quisiera dar un par dehostiasbiendadas.

    Raquelsediomediovueltaparavolverasuhabitación,peroungrito,elcualretumbóportodoelcastillo,ladetuvodegolpe.

    —¡Quietaahí,mujer!RaquelvolvióadarselavueltayvioaConnorandarhaciaella.Llevabauna

  • carademosqueobrutalylamirabacomosiquisieracargársela.Lacogióporelbrazoencuantoestuvoasualturayempezóasubir lasescalerasarrastrándolatrasél.

    SegiróyviocomoIngridsonreía.«Bruja»—pensóalvercomodisfrutabaesamujeralverlabroncaqueleibaacaer.

    —Sécaminarsolitadesdequeteníatrecemeses,Connor.¡Nohacefaltaquemearrastres!

    —Serámejorqueoscalléis,mujer.Estoyapuntodeperderlapaciencia.Asíqueserámejorqueoscalléissinoqueréissercastigada.

    ¿Cómo que castigada? ¿Pero este quien cojones se ha creído que es paraamenazarmeconeso?

    —¡Oyemajo!¡Paraelcarro,quenoeresmipadreparacastigarme,joder!—Doygraciasporeso.Creoquesifuerasupadremeavergonzaríadevos.Raquelseparódegolpealescucharesaspalabrasysesoltódesuagarrecon

    unfuertetirón.—Antes de hablar de mi padre límpiate la boca, Connor. No te voy a

    consentirquelomenciones.Noloconociste,nosabesquéclasedepersonaera,¡asíquecallatelaputabocaantesdevolverloanombrarsinoquieresquetelacierreyodeunahostia,socapullo!

    Raquelseadelantó,abriólapuertadesuhabitaciónyasícomofueacerrarla,Connor ladetuvo, laempujó,haciendoqueRaquel retrocedieray lacerróasuespaldaconunfuerteportazo.

    —Volvedarepetirmeloquemehabéisdichositenéisvalor.Connorselopidióconlosdientesapretadosyconunfuegotanintensoensu

    mirada,queR