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Universidad Complutense de Madrid Facultad de Bellas Artes Master Universitario en Investigación en Arte y Creación TFM Trabajo Fin de Master Héctor Hernández, Biofilia. Serie I. Gökotta (o despertarse temprano en la mañana con el propósito de escuchar a los pájaros cantar). Título: LA BIOFILIA. LOS FACTORES AMBIENTALES Y CLIMÁTICOS EN EL ARTE. Autor/a: Héctor Hernández Rosas. Tutor/a: José María Parreño Velasco Área temática: 2. ArteCreaciónProducción. Línea de Investigación en la que se encuadra el TFM: Arte y Ecología. Estrategias de Protección del Medio Natural y Recuperación de Territorios Degradados. Sección Departamental de Historia del Arte III (contemporáneo) Convocatoria: Septiembre. Año: 2014

La Biofilia. Los factores ambientales y climáticos en el arte. Héctor Hernández Rosas

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Universidad  Complutense  de  Madrid  

Facultad  de  Bellas  Artes  Master  Universitario  en  Investigación  

en  Arte  y  Creación  

TFM  Trabajo  Fin  de  Master    

     Héctor  Hernández,  Biofilia.  Serie  I.  Gökotta  (o  despertarse  temprano  en  la  mañana  con  el  propósito  de  escuchar  a  los  pájaros  cantar).  

Título:  LA  BIOFILIA.  LOS  FACTORES  AMBIENTALES  Y  CLIMÁTICOS  EN  EL  ARTE.    Autor/a:  Héctor  Hernández  Rosas.  Tutor/a:  José  María  Parreño  Velasco    Área  temática:  2.  Arte-­‐Creación-­‐Producción.      Línea  de  Investigación  en  la  que  se  encuadra  el  TFM:  Arte  y  Ecología.  Estrategias  de  Protección  del  Medio  Natural  y  Recuperación  de  Territorios  Degradados.  Sección  Departamental  de  Historia  del  Arte  III  (contemporáneo)    Convocatoria:  Septiembre.    Año:  2014  

 

       

1  

Universidad  Complutense  de  Madrid  

Facultad  de  Bellas  Artes  Master  Universitario  en  Investigación  

en  Arte  y  Creación  

 

TFM  Trabajo  Fin  de  Master          Título:  LA  BIOFILIA.  LOS  FACTORES  AMBIENTALES  Y  CLIMÁTICOS  EN  EL  ARTE.    Autor/a:  Héctor  Hernández  Rosas.  Tutor/a:  José  María  Parreño  Velasco    Área  temática:  2.  Arte-­‐Creación-­‐Producción.      Línea  de  Investigación  en  la  que  se  encuadra  el  TFM:  Arte  y  Ecología  Estrategias  de  protección  del  medio  natural  y  recuperación  de  territorios  degradados.  Departamento  de  Historia  del  Arte  III    Convocatoria:  Septiembre.  Año:  2014  

       

2  

“Quiero que me recuerden

como una brisa de verano.” S.C.

       

3  

ÍNDICE

0. RESUMEN/ABSTRACT………………………………………………………...4  1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………......6

1.1. Línea de investigación…………………………………………….....6 1.2. Metodología…………………………………………………………...9

2. EXPERIENCIA CLIMÁTICA…………………………………………………..10 3. BIOFILIA…………………………………………………………….................13

3.1. Erich Fromm……………………………………………..................13 3.2. Edward O. Wilson……………………………………....................14

4. LA RELACIÓN CON LA NATURALEZA………………………...................16 4.1. Déficit de naturaleza…………………………………....................16 4.2. Beneficios de la naturaleza………………………........................18 4.3. La tecnología………………………..............................................19 4.4. La desobediencia como conocimiento……………………….......26

4.4.1. Masanobu Fukuoka ………………………....................28 4.4.2. Sepp Holzer……………………….................................30 4.4.3. Lois Weinberger………………………..........................31 4.4.4. Michael Reynolds………………………........................32 4.4.5. Hundertwasser………………………............................33

5. PAISAJE Y VINCULACIÓN………………………......................................35 5.1. Factores ambientales y climáticos……………………….............39 5.2. La meteorología………………………....……………………….....44

6. OBRA PERSONAL………………………………………………...................48 6.1. El Chozo Blanco………………………………………………........48 6.2. La cabaña como puente………………………............................49 6.3. La presencia de lo infinito………………………..........................61 6.4. Pulso de la Tierra……………………….......................................70 7. CONCLUSIONES……………………………………………….....................74 8. REFERENCIAS………………………………………………........................77 AGRADECIMIENTOS ………………………………………………..................83 C.V...................……………………………………………….............................84

       

4  

0. RESUMEN/ABSTRACT

Resumen

Partiendo de la conjugación de los conceptos de biofilia desarrollados por

el psicólogo Erich Fromm y el biólogo Edward O. Wilson, por un lado como

“amor a la vida”, por otro como “afinidad innata por todo lo viviente”, llevaré a

cabo un análisis acerca de la desvinculación del ser humano con la

naturaleza, de la relación del ser humano con su entorno, de los beneficios

que ésta produce y de las consecuencias negativas que genera el déficit de

conocimiento, de contacto y de experiencia de la naturaleza en una

sociedad globalizada y de consumo.

Centrándome en el modo de relacionarnos con el paisaje y, más

específicamente, con los factores ambientales y climáticos, propongo mi

estancia en una cabaña, y las obras que de ella se derivan, como ejercicio

de vinculación emocional con el territorio, entendiendo la práctica artística

como dispositivo capaz de remover la conciencia humana y de activar el

desarrollo natural de las facultades sensibles de la persona, para así,

mostrarnos y reconectarnos con un todo indivisible del que, parece, hemos

olvidado que formamos parte.

Palabras Clave: Arte; biofilia; naturaleza; factores climáticos.

       

5  

Abstract

Starting from the combination of the concepts of biophilia developed by Erich

Fromm, psychologist, and the biologist Edward O. Wilson, first as "love of

life" the other as "innate affinity for all living", i´ll conduct an analysis of the

separation of human with nature, of the human relationship with his

environment, of the benefits that its produce and the negative consequences

the knowledge, contact and natural experience in a globalized and consumer

society deficit generates.  

 Focusing on the way we relate with the landscape and, more specifically,

with the environmental and climatic factors, I propose my permanence in a

hut, and the work is derived, as a emotional link with territory exercise

proposing art as a device capable of remove the human awareness and

active the natural development of the self sensitive capacity, for then, show

and reconnect us with a indivisible whole which seems we have forgotten we

belong.  

Key Words: Art; biophilia; nature; climatic factors.

       

6  

1. INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo de investigación, La biofilia. Los factores ambientales

y climáticos en el arte, se inscribe dentro del Máster Universitario en

Investigación en Arte y Creación de la Facultad de Bellas Artes de la

Universidad Complutense de Madrid. Este proyecto es coherente con la

línea de investigación llevada a cabo por el I+D Arte y Ecología: Estrategias

de protección del medio natural y recuperación de territorios degradados

perteneciente a la sección departamental de Historia del Arte III

(contemporáneo).

El área temática número 2, Arte-Creación-Producción, a la que pertenece

este proyecto, conlleva una instalación expositiva que se podrá ver durante

el período de defensa en el Centro de Arte Complutense (c arte c) de

Madrid.

El interés por esta investigación y por las obras realizadas surge tras varios

años de trabajo entorno a la biofilia y estos factores sin ser consciente de

ello y como consecuencia de la fuerte huella que han dejado en mi

experiencia personal. En cuanto he entendido esta profunda motivación, no

he podido más que lanzarme a sus aguas.

1.1. Línea de investigación

Henk Borgdorff, en su texto El debate sobre la investigación en las artes,

justifica la práctica de arte como investigación en tanto que “su propósito es

aumentar nuestro conocimiento y comprensión, llevando a cabo una

investigación original en y a través de objetos artísticos y procesos creativos.

La investigación de arte comienza haciéndose preguntas que son

pertinentes en el contexto investigador y en el mundo del arte”.1

Tomando esta premisa voy a desarrollar una práctica de arte como

investigación en y a través de objetos artísticos y procesos creativos

                                                                                                               1 BORGDORFF, H. (2006). El debate sobre la investigación en las artes. [en línea]. Amsterdam: Amsterdam School Of Arts. [Fecha de consulta: 21/04/2014] Pág. 27. http://www.arteinvestigacion.net/2013/04/el-debate-sobre-la-investigacion-en-las.html

       

7  

centrándome en los conceptos actuales de construcción y desarrollo de la

naturaleza, del paisaje y del ser humano y su relación con dichos procesos

creativos, recuperando en ellos un vivir y sentir en un contacto más directo

con la tierra, en devolver al arte, a sus procesos de investigación y creación,

una humanidad en relación estrecha con su entorno partiendo de actitudes

en las que experiencia y conocimiento no se someten a las estructuras

académicas ni se sitúan en los núcleos de poder, sino en las periferias que

pasan más desapercibidas y donde se disfruta de mayor libertad.

Partiendo de ejemplos que desarrollaré en el capitulo 4.4 como el de

Masanobu Fukuoka, Sepp Holzer, Michael Reynolds, entre otros, en

terrenos como la agricultura, la biología o la arquitectura, cuyos métodos,

modelos de conducta y actitudes en los cuales se cambian los supuestos

básicos dentro de las teorías dominantes partiendo de la propia experiencia,

de “intuiciones” y de ese “sentido propio” del que habla Herman Hesse en

“Obstinación” 2 que rehúyen de la institucionalización, que no buscan

estructuras ni clasificaciones, sino “dinámicas, recursos que nos hagan ser

capaces de ver movimiento y cambio”3, son los que considero que tiene que

llevar mi práctica artística como investigación.

Por ello, ¿cómo entrar en un debate epistemológico y ontológico tan

divagante sobre qué es la investigación artística? ¿Dónde situarme en

esa mesa redonda infinita cuando estoy reclamando, sin negar el

conocimiento teórico, un conocimiento más vivencial?

En ese choque entre los métodos específicos de conocimiento compartido y

atestado de estructuras de poder y los métodos singulares que siguen su

propia lógica 4 ¿cómo reivindicar en la investigación académica esa

                                                                                                               

2 HESSE, H. (2004) Obstinación, escritos autobiográficos. Madrid: Alianza editorial. Puede leerse sobre el concepto referido en: http://pensamientosdeserticos.bligoo.cl/content/view/1032243/OBSTINACION.html

3 BALAGUER, L. (2013). El jardín de los inmortales. Madrid. [Video] [Fecha de consulta: 20/04/2014] http://vimeo.com/66189106 4 STEYERL, H. (2010). ¿Una estética de la resistencia? La investigación artística como discilpina y conflicto. [En línea]. EIPCP [Fecha de consulta: 20/04/2014] http://eipcp.net/transversal/0311/steyerl/es

       

8  

investigación más física y terrenal, esa observación y esos procesos fuera

de los marcos establecidos, los cuales, se está demostrando, aportan

resultados reales y una nueva manera de generar conocimiento? ¿Cómo

combinar en esas estructuras de poder y esquemas institucionalizados

métodos que huyen de esos límites, por considerarlos restrictivos o

erróneos, para poder investigar siguiendo su propia lógica? ¿Se niega su

plusvalía o se niega un conocimiento que no interesa, a las estructuras de

poder, ser desarrollado?

Entonces no me pregunto cómo incorporar la práctica artística en la

investigación, la disociación entre teoría y práctica me parece un

espejismo, “después de todo, no hay prácticas artísticas que no estén

saturadas de experiencias, historias y creencias; y a la inversa, no hay un

acceso teórico interpretativo de la práctica artística que no determine

parcialmente esa práctica, tanto en su proceso como en su resultado

final. Conceptos y teorías, experiencias y convicciones están entrelazadas

con las prácticas artísticas, y en parte por esa razón, el arte es siempre

reflexivo”5, sino por qué no se revaloriza, en el mundo académico, ese

conocimiento que surge desde los pies y esa actitud de romper límites y

disciplinas.

El estudiante de arte no sólo debe investigar en busca de un marco teórico

para defender y validar su obra, para dotarla de un “discurso crítico”, “para la

articulación de un papel cultural”6, ni para cargarla de significado o sentido.

La investigación y teoría en bellas artes, además de ubicarle y

contextualizarle en el pensamiento actual debe servir para situar a ese

estudiante en el lado del conflicto y así reflexionar, profundizar y recoger lo

que ocurre para, en parte, provocar lo que ocurre.

                                                                                                               5 BORGDORFF, H. (2006). El debate sobre la investigación en las artes.. [en línea]. Amsterdam: Amsterdam School Of Arts. [Fecha de consulta: 21/04/2014] pág. 10. http://www.arteinvestigacion.net/2013/04/el-debate-sobre-la-investigacion-en-las.html 6 BELL, D. (2008) Is there a doctor in the house? A risposte to Victor Burgin on practice-based arts and audiovisual research. JOURNAL OF MEDIA PRACTICE. Vol. 9, nº 2. Pág. 171-177.

       

9  

1.2. Metodología

Para esta investigación parto del concepto de la biofilia. Este concepto ha

sido desarrollado en los campos de la psicología y de la biología, por lo tanto

no voy a realizar una investigación para demostrar su existencia (debate en

el que se encuentra esta hipótesis) ya que no son los métodos ni los

procesos de esos terrenos los que utilizo para llevar a cabo mi trabajo, sino

que me valgo de dicho concepto para llevar a cabo un análisis acerca de la

desvinculación actual del ser humano con la naturaleza y sus

consecuencias, proponiendo las experiencias personales, íntimas y poéticas

para, desde el arte, generar un dispositivo capaz de activar el desarrollo

natural de las facultades sensibles del individuo.

No voy a elaborar un análisis histórico sobre la relación arte y naturaleza,

existen muchos escritos tratando de legitimarlo o deslegitimarlo. Mi propósito

no es dar una verdad, sino cuestionarme los modelos actuales de

conocimiento que impiden un acercamiento sincero al paisaje y un

conocimiento personal y sensitivo.

Desde un tono ensayístico, conjugo casos concretos de terrenos que se

alejan del mundo del arte como los anteriormente mencionados, con

poemas, citas y obras artísticas, todos ellos transmitiendo, reflexionando o

propiciando la vinculación entre el ser humano y la naturaleza.

El enfoque se hace más específico en el impacto que los factores

ambientales y climáticos tienen sobre el ser humano ya que ese vínculo se

ha producido en mí a través de dichos fenómenos, y finalmente propongo la

obra artística y su proceso como puente que nos lleva a cambiar las

condiciones de pensamiento, de comunicación, de habitabilidad, de relación

y de experimentación con el medio que nos rodea.

       

10  

2. EXPERIENCIA CLIMÁTICA

Esperando. He estado casi un año esperando encontrar aquello que unía

toda mi obra artística, esperando definir ese vínculo que le daba

consistencia, intentando concretar ese sentimiento que me impulsa sin

poder evitar sentir interés, emocionarme y querer conocer todo aquello que

tenga, aunque sea, un pequeño punto en común.

Al inicio me centraba en conocer los materiales, principalmente materiales

naturales. Me atraían los cambios de estado, cómo la naturaleza se crea y

se deshace continuamente, la lucha de fuerzas, de equilibrio, su forma y su

energía.

Observar incitaba a ir más allá de cuatro paredes y de un material y querer

comprender la naturaleza obligaba a trabajar in situ, a vivir otras

sensaciones muy distintas. El espacio. A partir de aquí, empiezo a sentirme

atraído por otras áreas de conocimiento como es la arquitectura con

materiales naturales, la agricultura, el crecimiento vegetal… Pero durante

todo ese tiempo ha habido algo inherente en mí, el crecimiento interno, el ir

rebuscando dentro de mí, como me dijo el “oráculo” de la Biblioteca del

Bosque de Miguel Ángel Blanco en el libro 712 “Tréboles de las torres de

Altamira y Topos”, el ir removiendo y rebuscando en las profundidades de mi

tierra, de mis entrañas.

Al principio mi tutor del TFM me sugirió desarrollar el trabajo sobre las

formas naturales que se repiten o sobre el significado de habitar. Leí la

Rebelión de las formas de Jorge Wagensberg, La poética del espacio de G.

Bachelard, el Manual de construcción en Tierra y Techos Verdes de Gernot

Minke, vi el documental sobre el arquitecto Michael Reynolds y estuve

trabajando en unos proyectos que aunaran todo ello.

Las formas en la naturaleza que se repiten, la energía que poseen, los

materiales naturales, la arquitectura natural, la autoconstrucción, su

beneficio ambiental, su aspecto poético… tan sólo son ramificaciones, sabía

que no era mi motivación principal. En el fondo pretendía generar un lugar

donde el espectador estuviera consigo mismo y llegase a crear un vínculo

con sus sentimientos y con la naturaleza.

       

11  

Pero en el fondo, había algo más. Todavía recuerdo el sol y el aire de los

primeros días del año de mi primer año de facultad. Tenía que pintar unas

acuarelas para clase y estaba en San Martín de la Vega del Alberche, un

pueblo de apenas 200 habitantes donde viven mis padres. La cara norte de

Gredos, de inviernos largos, de grandes prados, de mucha ganadería y de

pocos árboles. Los días no eran tan fríos como suelen ser en esa época y

andaba varios kilómetros hasta el lugar que quería pintar.

Ese día volvía de haber estado toda la mañana pintando en un riachuelo,

serían más de las cuatro de la tarde, me quedaba un buen paseo de vuelta y

probablemente estaba hambriento. Pero nada me impidió sentir la necesidad

que tuve de tumbarme en el suelo, boca arriba. Una temperatura inusual,

como he dicho antes, para quizá el primer día del año. Un esplendido sol, un

aire suave, algún pájaro revoloteando, alguna vaca a lo lejos, el olor a

escobas y poco más me dieron plenitud.

Otras veces que “tenía que dibujar” o me obligaba a mí mismo a dibujar,

acababa sentándome en medio del campo, dejando la representación a

medias, prefiriendo vivir y disfrutar ese momento.

Una tarde de verano sentado en un prado entre las hierbas, “tuve la

sensación de pertenecer, de estar absolutamente integrado en la

naturaleza”7 como dijo César Manrique.

Nada que ver con mis actos, nada que ver con mis pensamientos, tan sólo

fue una sensación. La sensación de proyectar nuestra existencia hacia

fuera, de ser todo, de ser nada. Desde entonces esa sensación quedó

marcada a fuego y es lo que tanto he esperado poder definir, lo que motiva

cada una de mis obras.

Esperando. Y este verano donde menos me lo imaginaba, en Rodalquilar,

un pequeño pueblo de Cabo de Gata, encontré un cartel con una breve

explicación sobre un concepto que no conocía, la Biofilia.

No quiero que se entienda como una revelación instantánea, más bien nada

que ver. Fue un proceso de asimilación de varias semanas, había algo que                                                                                                                

7 MANRIQUE, C. (2005). César Manrique: La palabra encendida. Colección Plástica & Palabra. Universidad de León.

       

12  

me llamaba mucho la atención pero era incapaz de relacionarlo con mi

motivación artística, yo seguía pensando en la parte material y formal. He

tenido que hacer un repaso a casi 10 años de mi vida, no a los actos y sus

consecuencias, sino al sentimiento que en el fondo los impulsaba y guiaba.

“Puedo condensar en una sola palabra el tema de mis meditaciones: biofilia.

Tendré el atrevimiento de definirla como la tendencia innata de dirigir

nuestra atención a la vida y a los procesos vitales. […]

Demostré que el explorar y el sentir una gran afinidad con todo lo viviente,

es un complejo y profundo proceso en la evolución mental. Aunque este

aspecto permanezca hasta cierto punto poco tomado en cuenta, nuestra

existencia depende de esta tendencia, nuestro espíritu está entrelazado con

ella, en sus corrientes emerge la esperanza.”8

Cuando entendí que esa conexión con la naturaleza, con el ambiente, con el

resto de seres vivos, puede ayudarnos a mejorar como seres humanos, que

las sensaciones climáticas y ambientales son las que me crean un vínculo

con lo que me rodea generándome una satisfacción interior, que la mayoría

de mis recuerdos se canalizan a través de esas sensaciones y que en el

proceso de mis obras busco todo ello, todo dentro de mí se alineó, sonreí

levemente y empecé a verlo todo de forma distinta.

                                                                                                               8 WILSON, E. O. (1989). Biofilia. México: Fondo de cultura económica. Pág. 9 y 10.

       

13  

3. BIOFILIA

La biofilia ha sido definida, por un lado, desde el punto de vista

psicológico y moral por Erich Fromm, y por otro el desarrollado desde el

campo de la filogenética por el biólogo Edward O. Wilson.

A continuación paso a definirlas brevemente por cuanto lo considero

necesario no sólo para la comprensión del término a nivel conceptual, sino

para entender el vínculo que atraviesa y une todo el desarrollo de mi

investigación.

3.1. Erich Fromm

Erich Fromm (Alemania, 1900- Suiza, 1980) en El corazón del hombre

(1964) hace una distinción fundamental usando literalmente los términos

biofilia y necrofilia entre los individuos que aman la vida y los que aman la

muerte.

La orientación biófila, para E. Fromm, no está constituida por un rasgo único,

sino que representa una orientación total, todo un modo de ser. Se

manifiesta en los procesos corporales de una persona, en sus gestos, en

como es atraída por el proceso de la vida y el crecimiento en todas las

esferas, en como goza de la vida y de todas sus manifestaciones y no de la

mera agitación.

En cambio, la orientación necrófila se siente atraída por todo lo muerto, lo

que no crece, todo lo que es mecánico. Transforma todos los procesos,

sentimientos, pensamientos y personas en cosas.

Si las condiciones sociales fomentan la existencia de autómatas con rasgos

como carecer de estímulo, frialdad, el orden mecánico y la vida rutinaria y

carente de interés, el resultado no será el amor a la vida, sino amor a la

muerte.

El desarrollo del ser humano hasta constituir un ser plenamente humano es

el tema principal, desde el desarrollo del amor a la vida en el niño, las

manifestaciones individuales hasta las relaciones en la sociedad industrial

actual.

       

14  

“En realidad, debemos de adquirir conocimiento para elegir el bien, pero

ningún conocimiento nos ayudará si hemos perdido la capacidad de

conmovernos con la desgracia de otro ser humano, con la mirada amistosa

de otra persona, con el canto de un pájaro, con el verdor del césped. Si el

hombre se hace indiferente a la vida, no hay ya ninguna esperanza de que

pueda elegir el bien. Entonces ciertamente, su corazón se habrá endurecido

tanto que su “vida” habrá terminado. Si ocurriera esto a toda la especie

humana, la vida de la humanidad se habría extinguido en el momento mismo

en que más prometía.”9

3.2. Edward O. Wilson

La hipótesis de la biofilia, introducida por Edward O. Wilson (EE.UU,

1929) en su libro Biofilia (1984) y desarrollada junto a Stephen R. Kellert en

The biophilia hypothesis (1993), define la biofilia como la afinidad innata por

todo lo viviente, la necesidad de afiliarse con otras formas de vida y como el

sentido de conexión con la naturaleza y la vinculación emocional con otros

sistemas vivos, con el hábitat y con el entorno.

Para él, según el grado de comprensión que logremos acerca de otros

organismos, los valoremos más, le daremos también más valor a nuestra

propia existencia, protegeremos en mayor grado el espíritu humano.

Todo ello se examina desde la tendencia a centrarse en la vida y los

procesos vitales como necesidad de base biológica, como parte integral de

nuestro desarrollo como individuos y como especie, teniendo todo ello, un

componente evolutivo y genético.

“This proposition suggests that human identity and personal fulfillment

somehow depend on our relationship to nature. The human need for nature

is linked not just to the material exploitation of the environment but also to

                                                                                                               9 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 179.

       

15  

the influence of the natural world on our emotional, cognitive, aesthetic, and

even spiritual development.”10

Una vez expuestas las definiciones, tanto psicológica como biológica sobre

la biofilia, parto de la conjugación de ambas para analizar la relación que

actualmente tenemos con la naturaleza, la desvinculación del ser humano

con ésta y cómo el desarrollo y conocimiento que como individuos y como

sociedad adquirimos nos lleva a hacer la brecha entre el ser humano y el

territorio más profunda.

                                                                                                               10 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. Pág. 42.

       

16  

4. LA RELACIÓN CON LA NATURALEZA

“Estar vivo es sencillo

es dejarse vivir

sin pretender

que huela a primavera en el otoño.

Reconocer, tal vez,

el pulso de los días y las noches

y dejar que nos digan

que pasa por aquí,

por nuestro cuerpo.”11

4.1. Déficit de naturaleza

Los seres humanos hemos sido modelados por la fuerza de la evolución,

adaptarnos a un medio ambiente concreto donde vivir ha tenido un gran

impacto en el desarrollo y crecimiento de nuestro cerebro.

Antes, la presencia directa que se tenía con el entorno era obviamente más

abundante que la que se experimenta hoy en día. El cambio abrumador en

nuestras maneras de vivir, de nuestra forma de entender y vivenciar la

naturaleza que se ha realizado en los últimos 50 años, ha generado lo que

Richard Louv en Last child in the Woods (2005) ha denominado déficit de

naturaleza.

Este déficit sugiere que la división en aumento existente entre los niños (y

adultos) y el mundo natural en la sociedad actual, provoca “la disminución

del uso de los sentidos, los problemas de atención y los altos porcentajes de

enfermedades físicas y emocionales.”12

                                                                                                               11 NOVO, M. (2001). ECOARTE 1986-2001. Paris y Alicante: UNESCO y Caja de ahorros del mediterráneo. Pág. 109.

12 WEILBACHER, M. El último niño de los bosques, El primer libro en este campo. Traducción de Sandra Pérez. [consultada el 21/12/2013] http://www.greenteacher.com/article%20files/elultimoninodelosbosques.pdf

       

17  

Gary Paul Nabhan y Sara St. Antoine, en el capítulo The extintion of

Experience (1993)13, llevan a cabo un estudio con niños, muchos de ellos

descendientes de indígenas, que viven en pequeñas comunidades

expuestos a considerables zonas silvestres y tierras de cultivo.

Las encuestas revelan que los niños habían tenido algún tipo de interacción

directa con la vida salvaje, pero la mayoría afirmaron que habían visto más

animales salvajes en la televisión o en el cine. Y un alto porcentaje muestra

que los niños nunca en su vida han pasado más de media hora a solas en

un lugar salvaje, y como nos recuerdan, todas las cifras que nos dan, serían

aún mayores entre los grupos que viven en zonas completamente

urbanizadas.

Son consecuencias de las incursiones de la sociedad industrial en las

sociedades que vivían de la naturaleza, imponiendo un modelo estándar

basado en la economía monetaria, las profesiones, la política y el interés

comercial, donde los niños pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela

y con la tecnología. Han dejado la tundra, el hielo, los desiertos, las

montañas y los ríos. Desde que llegó la televisión, los alimentos importados,

las armas de fuego, los vehículos, etc., se ha reducido notablemente la

cantidad de conocimiento sobre animales y plantas, sobre los métodos de

subsistencia y supervivencia y sobre las prácticas de conservación. Y lo más

importante, el ser humano ha salido de la unidad con el universo, se ha

perdido el carácter moral, viendo tan sólo sus cualidades físicas, su

beneficio económico, desapareciendo la relación de espiritualidad y

sacralidad con la naturaleza, volviéndose indiferente, insensible con el

mundo.

Entonces, ¿está este déficit de naturaleza, esta falta de contacto con el

mundo natural, relacionado con lo que E. Fromm ha llamado necrofilia? ¿Es

la sociedad industrial contemporánea, “administrando los hombres como si

fueran cosas y obedeciendo las leyes de las cosas, creando un hombre

artefacto”14 la que motiva un interés hacia las máquinas y una indiferencia

                                                                                                               13  KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press.  14 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 62.

       

18  

hacia la vida, creando una discrepancia en el desarrollo del ser humano?

¿Tiene el contacto con la naturaleza un beneficio a nivel físico, emocional,

psicológico y espiritual y su carencia un impacto negativo en la realización

del ser humano?

4.2. Beneficios de la naturaleza

En los últimos años se están realizando numerosas investigaciones sobre

los efectos que la naturaleza produce en el ser humano, desde el hecho de

estar en contacto directo con la naturaleza hasta la adición de plantas en

interiores, para ver en qué medida se obtienen beneficios, ayuda a la

curación o ayuda a la prevención de enfermedades.

En el artículo Biophilia: Does visual contact with nature impact on health and

well-being? (2009), Bjorn Grinde y Grete Grindel Patil analizan medio

centenar de estudios empíricos publicados en revistas científicas

establecidas realizados por médicos, psicólogos ambientales e incluso por el

Consejo de Salud de los Países Bajos.

Se llega a conclusiones de que existe un beneficio positivo tanto psicológico

como físico en reducción de estrés, mejora de la atención, efecto positivo en

la restauración mental, en hacer frente a los déficits de atención, aumento

de la longevidad, de la percepción de la salud, disminución del cansancio y

hasta mejoría en la recuperación después de una cirugía, inducido todo ello

por diferentes factores como contemplar la naturaleza (ya sea real o en

imágenes), añadir plantas en los ambientes de interior, las actividades al

aire libre, la socialización que de ello se deriva, un aire más saludable y las

fragancias emitidas por la vegetación.

Pero acaban diciéndonos que, aunque todo ello puede beneficiarnos

aliviando algunos efectos negativos, difícilmente puede ser más que un

sustituto de la experiencia real con el entorno natural15.

                                                                                                               

15 GRINDE, B.; GRINDAL, G. (2009). Biophilia: Does Visual Contact with Nature impact on Health and Well-Being? National Center for Biotechnology Information (NCBI) [consultada el 16/12/2013]. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2760412/

       

19  

Nuestro apego emocional a la naturaleza y sus procesos es una parte

fundamental de la vida humana y cobra especial relevancia en el

aprendizaje de los niños. Los estudios muestran que los niños que tienen

acceso a la naturaleza y al aire libre aprenden mejor, son más calmados,

son más creativos y dominan mejor el pensamiento crítico, y aquellos que no

han vivido la naturaleza como un lugar de aventura y emoción, han perdido

una oportunidad, y a la mente le faltará una parte fundamental de la

percepción y de la imaginación.

4.3. La Tecnología

El conocimiento, hoy en día, se canaliza a través de los sistemas

tecnológicos que nos envuelven. La experiencia fenomenológica, el conocer

tal y como se nos presentan las cosas en la conciencia, sin recurrir a teorías,

deducciones o suposiciones, a dejado paso a una extinción de la

experiencia16, donde todo la información que nos llega es indirecta y no

interactiva, es algo ya creado y modificado por otros. No tenemos que

interpretar nada ni dotarlo de sentido, las industrias culturales lo hacen por

nosotros, únicamente tomamos el valor material y simbólico que nos

mastican. Se crea así una estandarización de los discursos y se

homogeneiza la experiencia lo que conlleva una automatización y

neutralización de las respuestas.

El progreso tecnológico ha llevado a las sociedades a atribuir cualidades

sagradas a los artefactos que ellas mismas han creado. Se les ha conferido

un amor y una veneración cada vez mayor, y la diversidad de los seres vivos

está siendo reemplazada por la diversidad de los artefactos.

No hace falta que las especies de plantas y animales se extingan para tener

consecuencias nocivas en la especie humana. La pérdida de contacto

directo con la naturaleza por la tendencia a enfocar el interés en los nuevos

artefactos y la pérdida de elaboraciones e interpretaciones personales de los

                                                                                                               16 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Island Press. Washington, D. C. Pág. 239.

       

20  

propios actos y sentimientos, tomando los modelos que se nos ofrecen a

través de los smartphones, internet, televisión, libros, radio, periódico, etc.

“crean un ciclo de desafecto, de apatía y de irresponsabilidad hacia los

hábitats naturales”17 y, por tanto, hacia uno mismo.

La aversión a la naturaleza es cada vez más común entre las personas

criadas en las sociedades actuales, rodeadas de tecnología, viviendo en

entornos totalmente urbanos o suburbanos, en medio de centros

comerciales y autopistas de seis carriles, donde la naturaleza es una

decoración de buen gusto.

Vertederos, depósitos de chatarra, minas a cielo abierto, cortes y túneles en

las montañas, contaminación ambiental y sonora del tráfico, expansión

suburbana, ríos e islas de plásticos y vertidos de petróleo en el mar,

deforestación, residuos y catástrofes nucleares. Pérdida de diversidad

animal y vegetal.

Y el ser humano, como dice S.R. Kellert, puede sobrevivir a la extinción y

extirpación de muchas formas de vida, puede soportar la contaminación del

agua, del aire y del suelo. Nuestra persistencia como especie puede resistir

a estas condiciones de vida empobrecidas, pero esta condición, ¿nos

permitirá prosperar psicológica, espiritual y materialmente, como individuos y

como especie?

“La información mental y sensorial que nos ofrece la naturaleza está

prácticamente ausente en nuestra vida. Si buscamos la naturaleza, la

encontramos separada en un parque, una especie de zoo de la naturaleza.

Necesitamos crear reservas naturales y pagar para entrar, como en un

cine.”18

Podríamos hablar de Dubai, para hablar de incongruencias, pero no hace

falta irse tan lejos ni a tal extremo.

                                                                                                               17 IBÍDEM. Pág. 239. 18 MANDER, J. (1996). En ausencia de lo sagrado. El fracaso de la tecnología y la supervivencia de las naciones indias. Plenum: Barcelona. Pág. 44.  

       

21  

En el documental Nuestros hijos nos acusarán, un agricultor entrevistado

nos cuenta como ha trabajado durante 10 años con un casco, casi con un

traje aeronáutico, para protegerse de los productos químicos que ha

utilizado. Él, como muchos agricultores, han desarrollado problemas

neurológicos, de concentración, cambios de humor, etc. Pero no sólo ellos.

Un gran número de los hijos de campesinos cuya exposición a este tipo de

sustancias ha sido prolongada, han desarrollado cáncer a una edad muy

temprana. Finalmente, aparece en el documental el médico que ha tratado a

muchos de ellos, asegurando que no se trata ni de factores endocrinos ni

genéticos, por lo tanto, nos dice, son causa de factores medioambientales.

Figura 1. J.P. JAUD. Nuestros hijos nos acusarán. 2008.

Hoy vivimos rodeados de pesticidas y fertilizantes, de maquinaria,

pavimentos, de gigantescas estructuras de hormigón, de automóviles,

aviones, ordenadores, teléfonos móviles, todo tipo de aparatos eléctricos,

luces y aire acondicionado.

Nuestro contacto con la realidad es nulo. Vivimos protegidos, huímos, nos

resguardamos en nuestras armaduras, o en nuestros trajes aeronaúticos.

Contraemos nuestros latidos.

       

22  

No tengo en mente un estado utópico, en que el hombre viva en un

naturaleza prístina, en perfecta armonía y traquilidad sin necesidad de

ninguna “malvada” tecnología, pensando que todo el progreso humano es

destructivo y que cualquier estado anterior fue mejor. No.

El progreso, la ciencia y la tecnología nos han dado el poder para destruir,

pero también nos han proporcionado el conocimiento necesario para

comprender las consecuencias de hacerlo. Entonces no se trata de rechazar

el desarrollo, sino todo lo contrario. Darnos cuenta que el camino que ha

tomado el progreso tecnológico nos avoca a unas consecuencias muy

negativas para la vida, por lo tanto no se le puede llamar progreso.

Se suele decir que el problema no es la tecnología en sí, sino la forma de

usarla y de quien la controla. Jerry Mander en su En ausencia de lo sagrado

(1996) nos habla de lo absurdo de esta idea. Hay mucha tecnología con

unas consecuencias extremadamente nocivas en sí mismas. El problema es

la forma en como se ha presentado siempre, “la información que recibimos

describe las tecnologías únicamente desde el punto de vista de su

aplicación óptima”19 presentadas por sus inventores y por las personas que

disponen a beneficiarse de su aceptación. Y nos plantea la cuestión de si la

sociedad habría elegido los avances tecnológicos si se hubieran conocido y

previsto sus verdaderas consecuencias.

Se defiende siempre la mejora del nivel de vida que nos proporciona,

mayores posibilidades, mayor libertad. Pero realmente lo que se consigue es

mayor velocidad en los desplazamientos, optar a un mayor número de

artículos y mercancías y a una mayor “comodidad” material. Londres, para

su sustento, necesita un territorio 120 veces más extenso que el que ocupa

la propia ciudad. La huella ecológica aumenta cuanto mayor es la calidad de

vida. “Si todos los habitantes de la Tierra vivieran con el mismo nivel de

confort que el ciudadano norteamericano medio, necesitaríamos no uno,

sino tres planetas para mantenerlos”.20

Además, se nos dice que ahora tenemos mucho más tiempo, pero ”si se

incluye el tiempo empleado en ganar dinero para pagar y reparar todos los

artilugios que ahorran tiempo en nuestra vida, la tecnología moderna en

                                                                                                               19 IBÍDEM pág. 43. 20 BAUMAN, Z. (2006). Vida líquida. Barcelona: Paidós.

       

23  

realidad nos roba tiempo.”21 También se dice que tenemos más tiempo de

ocio que dedicamos, en realidad lo ocupamos, con nuestros aparatos

tecnológicos. “El trabajo disimulado que ahora debemos realizar en el

antiguo tiempo libre es consumir.”22

Por tanto, el verdadero progreso consiste en ser consciente de todos las

consecuencias que tienen nuestros actos. Resulta muy contradictorio que

todos los avances prediquen una mejora del mundo, proclamando un mundo

sin guerras, sin hambre, prometiendo la felicidad, la libertad, salud,

seguridad, estabilidad y una vida con menos trabajo y mayor sabiduría, y si

vemos las consecuencias que ha traído para el medioambiente y miramos

en el campo social, la satisfacción general, los estilos de vida, las

necesidades humanas, el reparto de riquezas y de poder veremos que todo

lo prometido no funciona.

Hace un tiempo una persona me hizo un planteamiento realmente

interesante.

Si todos los avances, la ciencia, la investigación, los estudios, en vez de

hacerse hacia afuera, se hubieran hecho hacia dentro, hacia uno mismo,

hacia el desarrollo del ser humano, a saber dónde habríamos llegado. Y

toda esa comunicación que existe hoy, la tecnología, ese perfeccionamiento

y crecimiento, todo ese progreso sería interior, entre humanos y para con el

medio que les rodea.

No sé hasta que punto se podría llegar, pero lo que está claro es que nos

hemos volcado en crear y mejorar infinidad de cachibaches y nos hemos

dejado de lado a nosotros mismos, creando “una aguda discrepancia entre

el desenvolvimiento intelectual del hombre, que condujo a la creación de los

armamentos más destructores, y su desarrollo mental-emocional, que lo

                                                                                                               21 MANDER, J. (1996). En ausencia de lo sagrado. El fracaso de la tecnología y la supervivencia de las naciones indias. Plenum: Barcelona. Pág. 38.

22 PARREÑO, J. (2003). Alienación y Ensimismamiento. Periférica, Universidad de Cádiz, nº3.

 

       

24  

tiene aún en un estado de marcado narcisismo con todos sus síntomas

patológicos.”23

Nuestos problemas siguen sin resolverse, como seres humanos

progresamos muy lentos. Constantemente chocamos y generamos

conflictos a nuestro alrededor, apenas somos conscientes de nuestro ego,

nuestros miedos, nuestras debilidades. Nos limitamos, tomamos nuestra

personalidad como algo dado e inalterable. Derivamos nuestras

responsabilidades a otros. Somos soberbios, perezosos, cómodos y

cobardes. Vivimos pasivos y sonámbulos, rígidos y estructurados. Llenos de

inseguridades, ira, rabia, odio, angustia, desprecio, avaricia, envidia,

frustración y tristeza.

En pocos lugares veo que cambiar, crecer y mejorar como seres humanos

sea una prioridad. El amor queda relegado a un sentimiento muy sexual y

posesivo hacia una pareja. El desarrollo de las capacidades sensibles esta

siendo enterrado por multitud de aparatos y quizá, deberíamos buscarlas en

el fondo de las montañas-vertederos de aparatos electrónicos.

Figura 2. Cosima Dannoritzer, Comprar, tirar, comprar. 2010.

                                                                                                               23 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 103.

       

25  

Hace poco he visto unas aplicaciones de smartphones para madres.

A continuación muestros las descripciones que de ellas se dan:

-Básicamente pones tu iPhone o iPad en la cuna o en la silla de paseo y la

aplicación calmará al niño hasta que se duerma. La solución para calmar a

esos bebés de llanto incontrolable y no identificable. Incluye no solo nanas y

melodías que ayudarán a que el niño deje de llorar, sino también

reproducciones de sonidos que le recordarán a los padres.

-No perder de vista las comidas, siestas, estados de ánimo y momentos

importantes de un recién nacido puede ser demasiado para una madre

primeriza, pero la aplicación Baby Connect provee algo de ayuda,

permitiéndote registrar cada movimiento de tu bebé en un sólo sitio seguro.

-Es un 'traductor' del llanto del bebé para ayudar a los padres a identificar su

causa y poder atenderle con más precisión. Cuesta 4,49 € y está

considerada como una de las mejores Apps para el cuidado del bebé. Su

uso es muy fácil: se coloca el teléfono a unos 50 cm del niño cuando llora, y

se pulsa el botón de Start; hay que captar unos 10 segundos del llanto para

que pueda encontrar la causa.

-Muestra el horario en que se debe revisar el pañal, las estadísticas

muestran el funcionamiento del sistema digestivo del bebé. Además, indica

los tiempos y la cantidad de leche que debería consumir, así también

sugiere con qué iniciar la alimentación complementaria.

El conocimiento se ha quedado en “la nube”. Nosotros no necesitamos

saber nada, ni desarrollar ninguna capacidad perceptiva porque la

tecnología lo hace por nosotros. Lo que debemos saber es utilizar los

aparatos. Somos autómatas, nos dicen que ocurre, que sentir en esa

situación, y como actuar.

Hay un extrañamiento entre el lenguaje del cuerpo y el lenguaje del

conocimiento.

Que después de tantos años de evolución uno de los factores más

constantes, uno de los instintos más básicos e innatos en el ser humano

como es la paternidad o maternidad, requiera, ya no de un manual de

       

26  

instrucciones, sino de la propia suplantación de los sentidos, es cuanto

menos alarmante. Que unos padres no sepan o no tengan tiempo para

relacionarse con sus bebés e hijos, no digamos ya si ampliamos el círculo al

resto de agentes que les rodean, habla de nuestra prosperidad como

sociedad, caracterizada por individuos débiles, vacíos, superficiales y

uniformes, una sociedad alienada, líquida, “a consecuencia de nuestro estar

en posesión de un falso conocimiento.”24

4.4. La desobediencia como conocimiento

“El ritmo trepidante al que se desarrolla la tecnología parece garantizar

que antes o después lo que aún no se sabe será explicado, lo complejo

hecho simple, el problema resuelto; y sin embargo ese conocimiento, lejos

de aportarle una mayor inteligencia de sí mismo y de su entorno, lo extravía

en la falta de verdaderos recursos, recursos de verdad, que lo ayuden a

superar los callejones ciegos del racionalismo. Porque tales recursos

escapan forzosamente a la razón, es preciso asumir que el ser humano

nunca encontrará en ella una seguridad acerca de nada”25

Hay que escapar forzosamente. Hay que desobedecer.

Ya nos lo dice Henry Miller en el prólogo de Del deber de la desobediencia

civil, los hombres como Thoreau nunca estuvieron de acuerdo con el

sistema de su tiempo. Ellos escogieron el camino arduo, no el fácil.

Creyeron ante todo y sobre todo en sí mismos. Basta ante todo que un

hombre crea en sí mismo y encontrará el camino de la existencia.

Acabo de regresar a casa, el jengibre y el aguacate han crecido en estas

dos semanas que no he estado lo que no habían crecido en meses. Han

sido unos días veraniegos, un calor desbordante para la época, pero se

agradece. Las plantas las que más, se han llenado de vitalidad, han crecido

y han resplandecido. Y al ser los inicios de la primavera, en un momento, el

cielo se cubría y caían unas tormentas que duraban un par de horas para                                                                                                                24 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp. Pág. 72. 25 IBÍDEM. Pág. 74.

       

27  

dejar paso de nuevo a un sol crepuscular junto con la humedad de las

plantas, el agua eufórica de los riachuelos, la brisa suave y el olor a tierra

mojada.

Y que poco dura esa energía que todo lo recorre y todo lo vigoriza.

Al día siguiente se empiezan a oír máquinas que cortan a ras el césped, las

malas hierbas, las flores, los dientes de león… pero más bien se guillotinan

a ello mismos, se guillotina el goce y la vitalidad de la vida. Y, ¿porqué nos

desprendemos de aquello que más nos conmueve?

Por obedecer.

Por obedecer nos hemos convertido en víctimas de nuestro tiempo, de la

indiferencia y de lo absurdo, “por falta de iniciativa y fe los hombres están

donde están, comprando y vendiendo y gastando sus vidas como siervos”26,

olvidando que la vida promete algo mejor.

Siervos y víctimas de nuestro tiempo como nos muestra el documental The

Century Of The Self. Víctimas de los gobiernos, de los poderosos

empresarios, que han utilizado el desarrollo del entendimiento del

funcionamiento de la mente humana para inducir a los individuos a un

estado distraído, ocupado en desear y consumir, siendo más fácil de

manejar y de manipular.

Vivimos en cuerpos, como en casas, como en paisajes, como en ideas

prefabricadas.

Nuestro estilo de vida, nuestra forma de pensar y nuestra actitud determina

nuestro hábitat.

Y viceversa. “Según el modelo transaccional de influencia mutua, el

individuo interacciona con el ambiente de manera continua, cambiándolo y

alterándolo, y este a su vez cambia al individuo, en una interacción

dialogante”27

                                                                                                               26 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Catedra Letras Universales. Pág 245. 27 LÓPEZ-TORRECILLA, J. (2009) Experiencia infantil del medio urbano y la calidad ambiental percibida en barrios de la ciudad de Madrid. Medio ambiente y comportamiento humano. [consultada el 9/2/2014]. Pág.5. http://mach.webs.ull.es/PDFS/Vol10_1y2/Vol10_1y2_g.pdf  

       

28  

Por ello considero esencial la actitud citada anteriormente por Henry Miller,

pero para no irme tan atrás en el tiempo, voy a presentar unos ejemplos más

actuales, los cuales mediante el estudio de los procesos naturales y la

experiencia directa, nos revelan otro modo de hacer, un cambio de visión de

la agricultura, de la arquitectura y del arte, mostrándonos una actitud de

desobediencia hacia los recursos establecidos, mostrándonos esa conducta

íntegra.

4.4.1. Masanobu Fukuoka

Masanobu Fukuoka fue un patólogo vegetal que trabajó como inspector

de plantas que entraban y salían en la aduana de Yokohama para detectar

posibles insectos portadores de enfermedades. Tras varias depresiones y

enfermedades, tuvo una experiencia, estrechamente relacionada con el

clima y la naturaleza, que formó la base de su pensamiento y de su vida.

“Una noche, mientras caminaba por una colina que dominaba el puerto me

desplomé exhausto y somnoliento contra el tronco de un gran árbol.

Permanecí allí, ni dormido ni despierto hasta el amanecer. Todavía puedo

recordar que era la mañana del 15 de mayo.

Deslumbrado, contemplé el amanecer sobre el puerto pero de alguna forma

sin verlo. A medida que la brisa subía hacia la cumbre de la colina, la niebla

matinal desapareció de repente. Justo en ese momento apareció una garza

nocturna, dio un fuerte graznido y desapareció perdiéndose en la distancia.

Podía oír su aleteo.

En un instante desaparecieron todas mis dudas y la niebla sombría de mi

confusión.

Todo aquello que había mantenido con firme convicción, todo lo que

ordinariamente había confiado fue barrido por el viento. Noté que solamente

entendía una cosa. Sin ser consciente de ello, estas palabras salieron de

mis labios: “En este mundo no hay nada en absoluto...” Sentí que no

comprendía nada. (“No comprender nada” en este sentido es reconocer la

       

29  

insuficiencia del conocimiento intelectual).”28

Al día siguiente dejó su trabajo. Viajó un tiempo y finalmente regresó a la

explotación de mandarinos de su padre. Se instaló en una cabaña en la

montaña, donde empezó a aplicar y probar sus ideas, tratando de

desarrollar una “agricultura natural” eliminando todas las prácticas

innecesarias y actuando de la manera opuesta a la habitual.

Su método de actuación fue invertir la manera usual de preguntarse ¿qué tal

si hiciese esto, si probase aquello?, preguntándose en cambio, ¿qué tal si

no se hace esto ni aquello?

Dejó de inundar sus campos para cultivar el arroz, dejó de arar, de aplicar

abono, de hacer compost y de aplicar pesticidas.

Profundizando, nos dice, pocas prácticas agrícolas son realmente

necesarias. La razón por la que las técnicas mejoradas parecen necesarias,

es que el equilibrio natural ha sido alterado gravemente de antemano por

estás mismas técnicas, y dicho razonamiento puede ser aplicado a otros

aspectos de la sociedad humana.

“Hacer crecer cultivos es una innovación cultural que requiere conocimiento

y esfuerzo. La diferencia fundamental es que el Sr. Fukuoka practica la

agricultura cooperando con la naturaleza en lugar de tratar de “mejorarla”

mediante su conquista.”29

Con un esfuerzo muy reducido, sin ninguna maquinaria, sin compuestos

químicos, sin casi inversión ni gastos, tan solo a través de una observación

profunda y esparciendo semillas, Masanobu Fukuoka consiguió unas

producciones que igualaban a las producciones de explotaciones

mecanizadas.

                                                                                                               

28 FUKUOKA, M. (2011) La revolución de una brizna de paja. Una introducción a la agricultura natural. EcoHabitar. Pág. 10.

29 IBÍDEM. Pág. 3.

       

30  

Figura 3. Masanobu Fukuoka.

4.4.2. Sepp Holzer

Sepp Holzer, por su parte, desarrolla una agricultura a más de 1500

metros de altitud y “renaturaliza” terrenos que habían estado siendo

monocultivados de manera equivocada durante años.

En el documental El rebelde agrario un catedrático científico, cuyo nombre

he sido incapaz de descifrar, habla del trabajo de Holzer y lo alaga porque

“no cabe en los esquemas de los burócratas agrarios. Ha desarrollado el

estilo de la desobediencia precipitada y en el entorno funciona.”30 Compró

un terreno calificado de improductivo, un bosque de contención, plantado

con árboles no muy eficaces para ello. Las tormentas tiraban los árboles y

las piedras rodaban hacia la carretera. Lo primero que hizo fue cortar los

árboles grandes y sembró un cultivo mixto. Ahora recoge unas grandes

calabazas en unas “tumbas de piedra”, como llama a los lugares de piedras

donde no se puede sembrar ni plantar porque ahí no crece nada. Las

piedras son un deposito de calor, por la noche despiden calor y protegen a

                                                                                                               30  HOLZER, S. El rebelde agrario. http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=J4gkKhxgYOw  

       

31  

las calabazas de la escarcha, consiguiendo así una abundante cosecha y un

terreno estable.

En una zona de monocultivo de abetos falsos reforestados, nos muestra las

obras, calzando de cemento todo el surco de agua, ya que cientos de

árboles han sido arrancados por el viento y la nieve. ¿Y qué se ha hecho?

Se ha reforestado con más monocultivo de abetos falsos y se construyen

barreras de cemento, un proyecto de una gran inversión económica que

conllevará las mismas consecuencias. Pero si se ha cultivado mal, nos dice,

durante 30 o 40 años, eso no se puede cambiar, renaturalizar, en un par de

años.

“Lo que es lamentable es que el agricultor se ha tutelado así y tenga que

dejar que los teóricos le dicten como tiene que explotar sus tierras. Esta

depenencia de los funcionarios es un problema porque los agricultores

jóvenes son educados ha hacer lo que les manden.”31

4.4.3. Lois Weinberger

El artista Lois Weinberger, militante de la causa de la vegetación

espontánea, es un oponente de las parcelas cultivadas voluntariamente y

del deshierbe, y de las ideas de pureza y purificación que implican. Es el

defensor de las malas hierbas, de la periferia y los intersticios.

Para documenta X plantó en una plataforma de tren abandonada, neófitos

del sur y el sureste de Europa, convirtiéndose en una metáfora de los

procesos de migración de nuestros días. Este tipo de vegetación que crece

rápidamente, se extiende a través de grandes barridos de la tierra, y

desplaza a las especies nativas. "La forma en que una sociedad trata a sus

plantas nos dice mucho acerca de sí misma", dice Weinberger.

Stella Rollig dice: “se ha convertido en un botánico experto y tiene a su

disposición un archivo de más de un millar de diapositivas que

                                                                                                               31  IBÍDEM.  

       

32  

muestran plantas ruderales. Sin embargo, como ayuda en la enseñanza su

archivo es inútil, ya que no hay etiquetas ni cualquier otro sistema que

podría ser empleado con fines didácticos. Nuevamente parece ofrecer

modelos de conducta, sin dejarse estar limitado a uno solo de ellos.”

No clasifica, negándonos así la posibilidad de un conocimiento basado en la

memorización de datos. Como creyente del “dejar hacer”, no señala y obliga,

propone, ofrece, coloca y deja que las cosas sucedan.

De izquierda a derecha. Figura 4. Lois Weinberger, What is beyond the plants / is at one with them. Documenta X, Kassel. 1997. Figura 5. Lois Weinberger. Garden archive Area, 1988 – 1999.

4.4.4. Michael Reynolds

Es un arquitecto que desarrolla una arquitectura basada en el reciclaje y

la autosuficiencia. Crea un tipo de vivienda, la Earthship, que utiliza la

energía solar y la refrigeración para controlar la temperatura, consigue la

electricidad de la energía eólica y solar, aprovecha el agua de lluvia, trata y

reutiliza las aguas residuales en hasta cinco usos, se construye utilizando

materiales reciclados y del lugar, y produce sus propios alimentos.

En el documental Garbage warrior vemos como tiene que luchar contra la

burocracia para defender sus experimentos, la cual acaba retirándole su

licencia de arquitecto por crear una casa totalmente desligada del sistema.

Durante años continúa exhausto a pesar de todos los impedimentos. Tras

recibir una llamada de ayuda, acude a las islas Andaman, las cuales habían

sido golpeadas por un tsunami, con tres intenciones claras: crear refugio,

       

33  

salubridad y obtener agua limpia. Y después del huracán Rita, acude a

México. En ambos casos enseña a la población de zonas totalmente

devastadas a generar sus propias viviendas. Tras ver su trabajo y sus

resultados, le permiten recuperar su licencia de arquitecto y le aprueban la

ley que le permite tener un campo de experimentación y de prueba de sus

earthships.

Figura 6. Michael Reynolds. Earthship.

4.4.5. Hundertwasser

En su teoría de las 5 pieles, la epidermis, la ropa, el hogar, la

identidad/entorno social y la Tierra, Hundertwasser cuestiona la estética, la

forma de vida y la sociedad, relacionando los aspectos que “condicionan

más directamente al individuo: la configuración de su hábitat y la

determinación de su estilo de vida.”32

Sus carteles trabajaron en pro de la ecología, contra el racismo y a favor de

la paz, apoyando campañas contra la energía atómica, a favor del uso del

transporte público, la plantación de árboles, etc.

Hizo un manifiesto en contra de la línea recta y contra la arquitectura

racional, estéril y monótona que alejaban al hombre de su medio ambiente

natural y diseñó edificios utilizando techos verdes, árboles en balcones y

ventanas, aseos de humus, la recogida de agua de lluvia y la purificación del                                                                                                                32 RESTANY, P. (2003). Hundertwasser, el poder del arte. El pintor rey con sus cinco pieles. Taschen, Madrid.  

       

34  

agua sucia a través de plantas, poniendo en relación al ser humano con su

medio a través de un espacio habitable promoviendo la armonía con la

naturaleza.

De izquierda a derecha. Figura 7. Hundertwasser, dibujo. Figura 8. Hundertwasser,

Hundertwasser Vienna House, Viena, 1983-1985.

       

35  

5. PAISAJE Y VINCULACIÓN

El concepto de paisaje, como el de naturaleza, es una “construcción

cultural que ha ido evolucionando con el tiempo”.33

La manera actual de acercarnos al paisaje está dominada por una tendencia

lúdica bastante reduccionista. Un desahogo de fin de semana con un paseo

por un camino bien marcado, conducir un quad o una moto de agua,

tumbarte en dos metros cuadrados de playa atestada de gritos y colores

mientras la sombra de los edificios te tapa el sol, practicar algún deporte de

aventura o descansar en un pequeño jardín vallado o en un chiringuito.

Consumir en la naturaleza, consumir el paisaje.

Pocos se cuestionan sobre el uso que están haciendo del lugar, sobre como

repercuten sus acciones, apenas saben nada sobre que actividades llevan

realizándose en ese lugar durante décadas. Miran y no ven el porque de la

configuración del paisaje, de cómo se ha ido construyendo durante años por

la mano del hombre, de los animales, de la vegetación, del clima. Hay poco

interés en aprender el nombre de algún árbol, de alguna planta, de algún

animal. Hay algún interés en conocer, por eso también hay apps para todo

esto, pero dista mucho de un conocimiento y una observación profunda, de

establecer un contacto directo y mucho más de estar y ser.

Esta construcción cultural, puede o no reflejar la realidad y por lo general

implica mucho adorno. “Moreover, commonly held beliefs about a particular

animal, rather than personal experience, generally determine the character

of interactions with its species. Interpretation of an animal's behaviour in

metaphorical terms can result in the creature being classified as "good" or

"evil" - with consequent effects on the preservation or destruction of the

species. The symbolizing process can enhance positive affiliation, resulting

                                                                                                               

33 PARREÑO, J. (2006). Naturalmente artificial. Publicación en la web del I+D Arte y Ecología. [consultada el 10/1/2014] www.arteyecologia.es

       

36  

in preservation, or it can cause alienation of that animal from the human

sphere with consequent destruction.”34

Esto mismo se puede aplicar al clima y a los factores ambientales. Las

creencias comunes hacen que la afiliación sea a través de los filtros

culturales y no a través de la experiencia personal, impidiendo así, ser uno

sin pretender nada, sin condicionantes estereotipados.

Mi duda constante es, ¿puede el cuerpo, metafóricamente, convertirse en

paisaje? ¿De crecer en él? ¿Puede uno ser la unión de cielo y tierra, y sentir

la sensación de pertenecer a la naturaleza? ¿Es posible alcanzar la

concepción taoísta de fundirse en la naturaleza adquiriendo un estado

psicológico de paz, calma, unidad, plenitud y serenidad?

La psicología ambiental 35 estudia el paisaje como el conjunto de

estimulación escénica que una persona recibe y que procede de

características biofísicas, como el clima, la humedad, la luz…, de

características ecológicas, por ejemplo si en un paisaje predomina el agua,

la deforestación o que tipo de vegetación hay, y de las propiedades

colativas, que describen la relación entre el sujeto y el paisaje mismo, como

son la novedad, la sorpresa, el misterio, etc.

Estudia como la gente percibe, categoriza, clasifica y siente en un paisaje

para describir nuestra reacción y nuestra respuesta emocional.

Personalmente creo que es cuestión de cómo nos posicionamos en ese

espacio. Hoy en día todo lo personalizamos. Todos los objetos para que

sean íntimos, propios e individuales (aunque seguirán siendo idénticos a

todos los demás) los personalizamos. Y lo mismo hacemos con el paisaje,

volcamos nuestros sentimientos en él, lo teñimos con nuestras ideas.

Seguimos influenciados por la tradición romántica. Como dijo Henri-Federic

                                                                                                               34 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C: Island Press. Pág 332.  35 CORRALIZA, J.A. Paisaje. [en línea]. Psicología ambiental hoy. [consultada el 10/05/2014] http://psicologiaambientalhoy.blogspot.com.es/2011/06/paisaje.html

       

37  

Amiel, “el paisaje es un estado del alma”, consiguiendo únicamente,

imponernos.

En cambio, Jose Antonio Corraliza nos dice “los estados emotivos están

muy influenciados por los paisajes que percibimos. De hecho, podríamos

decir que en gran medida, somos los paisajes que habitamos.”36

Pero yo me sigo preguntando, esa influencia que recibimos del paisaje, ¿la

canalizamos a través de la herencia cultural y por tanto volcamos y sentimos

lo que se nos ha enseñado que hay que sentir? O ¿puede el paisaje

generarnos estados emotivos de un “fluir profundo”37 como dice Mihaly

Csikszentmihalyi, en la que una experiencia trascendente surge cuando una

persona es capaz de focalizar plenamente su atención en la conducta

gratificante, en la que se difumina y abandona la habitual distinción entre

objeto y sujeto, entre lo externo y lo interno, entre la persona y el escenario,

para convertirse durante el tiempo de la experiencia en un todo unitario?

Comparto plenamente debido a mi experiencia, que “el fluir profundo se

produce en situaciones de moderado que no se caracterizan por la

fascinación y novedad. Es decir, la naturaleza no es experimentada como

algo sorprendente o espectacular sino todo lo contrario.” 38 Y por tanto

considero que no se trata de atribuir valores estéticos, ni de conocer los

valores simbólicos, sino de cultivar las sensaciones corporales de la realidad

que nos rodea, dejar que el conocimiento pase a través del corazón, de

lograr un “ensanchamiento de la capacidad de sentir.”39

“El individuo “despierto” de quien habla la enseñanza budista es el individuo

que venció su narcisismo y que, en consecuencia, es capaz de estar

plenamente despierto. Podemos expresar la misma idea de otra manera:

                                                                                                               36 IBÍDEM. 37 CSIKSZENTMIHALYI, M. (2000). Fluir. La psicología de la felicidad. Barcelona: Kairós.  38 SUÁREZ, E. (2006). Cultura de paisaje, cultura de lugar. [en línea]. I campus de verano de las artes de Guía. [consultada el 10/05/2014] Pág. 32.  39 PARREÑO, J. (2012). Taller de poesía: El poema, instrucciones de uso. Madrid: Facultad de Bellas Artes, UCM.

       

38  

Sólo si el hombre puede suprimir la ilusión de su ego indestructible, sólo si

puede renunciar a ella juntamente con todo los demás objetos de su anhelo,

sólo entonces puede abrirse al mundo y relacionarse plenamente con él.

Psicológicamente, este proceso de llegar a despertar totalmente es idéntico

a la sustitución del narcisismo por la relación con el mundo.”40

Esta relación con el mundo, esa idea de flujo la encuentro en la obra de

Andy Goldsworthy (figuras 9 y 10). Realiza obras con hielo, nieve, agua,

hojas, ramas, juncos, piedras, barro, ríos, mareas… incluso presta atención

a detalles como por ejemplo que el viento sople un poco más fuerte o que

tenga el aire a su alrededor en calma durante 30 segundo mientras realiza

sus esculturas. Pero esa unión, se hace aún más palpable cuando se tumba

al inicio de una lluvia o una nevada y permanece quieto, sintiendo las gotas

sobre su cuerpo y dejando su sombra, obra que ha repetido una y otra vez.

 

         De izquierda a derecha. Figura 9. A. Goldsworthy, Rain Shadow. Figura 10. A. Goldsworthy,

Flat-topped stones laid in a line to reflect the midday sun, Sun Valley, Idaho, 2001

“Necesito la tierra. Quiero comprender este estado y esta energía que están

en mí y que siento también en las plantas y en la tierra. Esta energía y esta

vida que fluyen en el paisaje. Esta cosa impalpable que está ahí y luego

                                                                                                               40 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 101.

       

39  

desaparece. El crecimiento, el tiempo, el cambio. Y la noción de flujo que se

encuentra en la naturaleza.”41

5.1. Factores ambientales y climáticos

Tras observar todo lo dicho anteriormente y volviendo a mis experiencias,

pienso que mi vinculación a la naturaleza a sido motivada por los factores

ambientales y climáticos, desde un aroma matinal, una luz silenciosa, una

suave brisa o una lluvia renovadora hasta el olor de la tierra en un día de

tormenta, la quietud a las cuatro en una tarde de verano, la oscuridad

espesa de la noche, los destellos dorados y plateados de una línea de

álamos, el balanceo de las espigas o el frío gélido que se clava en cada poro

de la piel. Esas pequeñas cosas como la humedad del ambiente, que tensa

una cuerda y llevó a Giuseppe Penone a realizar la siguiente escultura:

La capacidad de las piedras de levantarse del suelo es semejante

a la de lo albatros, que con la apertura de sus alas aprovechan

las corrientes ascendentes del aire, condicionada por los factores climáticos,

por el hábitat en el que están insertadas, por la fauna,

por la flora que las rodea y por el tipo de actividades

desarrolladas por estos elementos.

Una piedra que se levanta de la tierra por efecto de la lluvia, del rocío.

Una piedra que vive las variaciones de humedad del ambiente

en el que se encuentra es escultura al aire libre.

La cuerda vegetal que ata la piedra, con la lluvia se encoge y la levanta.42

                                                                                                               41  RIEDELSHEIMER, T. (2001). Rivers and tides. Andy Goldsworthy working with time.  42 PENONE, G. (1999). Respirar la sombra = Respirare l’ombra. Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela. Pág. 31.

       

40  

Figura 11. G. Penone, Pietra, corda, albero, sole/ Pietra, corda, albero, proggia. 1968

En cambio, los principales estudios sobre la afinidad a la naturaleza y los

beneficios que produce, están enfocados principalmente en la percepción

visual, en el factor de estar “sumergido” en un ambiente natural frente a uno

artificial, al hecho de estar en un entorno agradable a la vista frente a uno

desagradable y a un beneficio médico y psicológico cuantificable, medible,

pero la experiencia de los factores ambientales y climáticos, ha tenido y

tiene un impacto más amplio sobre nosotros.

Edward O. Wilson, dice que el abastecimiento de alimentos y agua, el

relieve topográfico, la temperatura y la seguridad hicieron que el Homo

sapiens evolucionara en la sabana y que constantemente debe modificar el

medio para mantenerlo dentro de un estrecho margen de condiciones

atmosféricas, dedicando mucho tiempo a mejorar la apariencia de su

entorno inmediato.

Pero de esto hace ya por lo menos 1 millón de años y el ser humano se ha

extendido a nuevos hábitats durante “decenas de miles de generaciones

reemplazando las respuestas innatas originales con respuestas innatas a los

nuevos hábitats encontrados.”43

                                                                                                               43 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C: Island Press. Pág. 254.

       

41  

Y estas respuestas, dadas por cosas elementales, tuvieron que ver con el

origen del lenguaje y del pensamiento.

“We have good reason to believe that the sense of awe toward the creation

had a great deal to do with the origin of language and why early hominids

wanted to talk, sing, and write poetry in the first place. Elemental things like

flowing water, wind, trees, clouds, rain, mist, mountains, landscape, animals,

changing seasons, the night sky, and the mysteries of the life cycle gave

birth to thought and language”44

En Sobre los aires, aguas y lugares de los Tratados Hipocráticos, se hace

hincapié en la “medicina meteorológica”. Parte de la base de que el hombre

es una parte del cosmos e intenta exponer cómo influye el entorno vital en el

individuo definiendo principios como la influencia de la situación de las

ciudades sobre la salud, el papel de los vientos y las aguas en la formación

de enfermedades, los climas como conformadores de las condiciones físicas

y las disposiciones psíquicas de los hombre.

Al ser un tratado de medicina, se centra en describir que tipos de

problemáticas existen y porqué ocurren y apenas de cómo nos benefician,

pero “nos es dado a observar que las peculiaridades somáticas y psíquicas

de las personas dependen, en buena medida, del medio geográfico y

climatológico en que éstas se desenvuelven, pero, también, de los hábitos

sociales y políticos. […] El médico presta atención no sólo al cuerpo del

enfermo, sino también a todo el universo cósmico en que el hombre se halla

inmerso: astros, tierra, clima, estaciones del año, aguas viento, etc.”45

Los factores ambientales y climáticos han influenciado nuestro desarrollo

evolutivo marcando donde alimentarnos, donde estar seguros y donde

sobrevivir, han ido modelando nuestras características físicas y psíquicas,

definiendo así nuestra manera de actuar, por lo que merecen una mayor

importancia en nuestra vinculación a la naturaleza. Se debe dejar de pensar

                                                                                                               44 IBÍDEM. Pág. 425.  45 Tratados Hipocráticos II. Sobre los aires, aguas y lugares. (1986). Madrid: Editorial Gredos. Pág. 17.

       

42  

en esta vinculación únicamente como valor estético, de paisajes idealizados,

de “landscape wallpapers”.

Se suele entender la tendencia naturalista de un manera simplista como

satisfacción derivada del contacto directo con la naturaleza, pero como dice

Stephen R. Kellert, “at a more complex and profound level, the naturalistic

value encompasses a sense of fascination, wonder, and awe derived from

an intimate experience of nature´s diversity and complexity. The mental and

physical appreciation associated with this heightened awareness and contact

with nature may be among the most ancient motive forces in the human

relationship to the natural world, although its recreational importance

appears to have increased significantly in modern industrial society.”46

Dejar de idealizar y dejar de simplificar.

Buscar más profundamente en el paisaje aquello que está escondido,

aquello que no se da con un acercamiento superficial, como lo hacen Jacob

Kierkegaard y Patrick Marold.

El primero (figura 12) es un artista sonoro que centra su investigación en las

capas sonoras ocultas en el medio ambiente. Captura y explora los sonidos

de la tierra volcánica, del hielo, de fenómenos atmosféricos, de lugares

desérticos, para a partir de ello crear instalaciones sonoras.

El segundo, en su proyecto The Windmill Project (figura 13), invierte los

valores estéticos del paisaje. Es una obra nocturna, por lo tanto, aquello que

siempre tiene importancia aquí desaparece, y cobra importancia, como en

los Juguetes de César Manrique (figura 14), aquello que nunca se ve, el

viento. Es una instalación47 de generadores eólicos a base de molinos de

viento, tubos de policarbonato y LEDs que dan un cuerpo de luz al

movimiento y comportamiento del viento.

                                                                                                               46 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C: Island Press. Pág. 45.  47 Puede verse en https://vimeo.com/25668458

       

43  

Figura 12. J. Kierkegaard, recording.

Figura 13. P. Marold, The WIndmill Project, Iceland, 2001.

Figura 14. C. Manrique, Juguetes del viento.

       

44  

5.2. La meteorología

“El que se resguarda totalmente contra la naturaleza, se resguarda también de si mismo:

jamás le será entregado beber de la copa más deliciosa que puede llenarse en su recóndita

fuente.”48

Recuerdo siempre la anécdota que cuenta mi padre de que antes las

nevadas en el pueblo llegaban al metro de altura y la nieve duraba todo el

invierno, dejando incomunicado a todos los habitantes durante casi dos

meses. Ahora si llega a los 30 cm. y dura una semana es todo un logro.

Madrid, en un día de lluvia, se convierte en un caos. Más que agua, llueve

angustia y estrés, en cambio en Ámsterdam siguen yendo en bici como si

nada ocurriese. Hoy podemos esquiar, en pleno Madrid a 40º, en una pista

de nieve artificial, disfrutamos el verano gracias al aire acondicionado y en

invierno vivimos en casa en manga corta. En verano buscamos la

temperatura del invierno y en invierno queremos la temperatura del verano.

Parece que los días sólo son maravillosos si hay un sol radiante y una

temperatura agradable. O ni eso, queremos un ambiente estándar,

monótono, tibio y continuo dutante todo el año.

El tiempo atmosférico siempre ha ejercido una gran influencia sobre las

actividades humanas. Estudiado por la meteorología, trata de comprender

su comportamiento, predecirlo, anticiparlo, pronosticarlo, incluso alterarlo o

condicionarlo, como es el caso de Lighting Field (1977) de Walter de María.

La manipulación consciente del clima viene dada por la siembra de nubes de

lluvia vertiendo principalmente yoduro de plata desde un avión, por el

debilitamiento de factores extremos y por la geoingeniería (o ingeniería

climática) y la manipulación “inconsciente“ del clima viene dada por la

influencia de las actividades del ser humano. No se puede negar que la

deforestación, la contaminación y la industrialización afectan al clima y al

medio ambiente. No se puede negar que todas las alteraciones vienen

                                                                                                               48 NIETZSCHE, F. (1985). El viajero y su sombra. Madrid: Edaf. Ed. En: GARCÍA, A. (1990). Hacia el paisaje= Towards landscape. Las Palmas de Gran Canaria: Centro Atlántico de Arte Moderno. Pág. 13.

       

45  

dadas por nuestra relación de dominancia con el medio ambiente, en la cual,

el paradigma del excepcionalismo humano, nos lleva a separar la esfera del

medio ambiente de las actividades y de la conducta humana. Una conducta

que constantemente veo estereotipada en El Tiempo de los telediarios,

fomentando una absurda adjetivación entre “el buen tiempo y el mal tiempo”

y un rechazo a todo lo que no sea un “tiempo suave” que genera un miedo

continuo hacia los efectos meteorológicos.

Olas, perturbaciones, catástrofes y alertas amarillas, naranjas o rojas.

Si las condiciones son “adversas” hay alerta. Si hace frío o calor, hay alerta,

si llueve, nieva o hace viento, hay alerta.

Se crea a través de los medios una protección sobredimensionada, una

aversión y un desprecio tal hacia el exterior que ejerce una persuasión y un

control sobre el pensamiento, el comportamiento y las sensaciones de los

individuos, haciendo la brecha que separa al ser humano de su propia

naturaleza, cada vez más grande.

No se trata de pasar meses incomunicado o de no ver las consecuencias

que ocasiona un tiempo extremo, sino de ver que, esta armadura que nos

envuelve y nos protege, esta presión que el ser humano ejerce sobre sí

mismo impide “el desarrollo natural de sus facultades sensibles”49.

Enfrentar a las personas a otras experiencias, desprotegerlas de las

estructuras mentales adquiridas y generar otro contacto con el entorno es lo

que proponen Chris Drury, James Turrell y Olafur Eliasson.

En Cloud Chambers, (figura 15) crea unas cabañas que funcionan según el

principio de la cámara oscura. Los interiores son oscuros y una pequeña

abertura proyecta en el interior imágenes de nubes, ramas, olas o del

paisaje, centrándose en las conexiones entre Naturaleza y cultura, interior y

exterior y microcosmos y macrocosmos.

                                                                                                               49 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp. Pág. 49.

       

46  

Figura 15. C. Drury, Cloud Chamber for the Trees and Sky, North Caroline, USA. 2003.

James Turrell (figura 16) profundiza en el modo en que se vive la luz. En la

serie Skyspaces crea unas cámaras con una obertura en el techo al cielo,

“un cuarto de luz abierto al cielo donde el visitante puede sentarse a

contemplar los cambios de luz y la ambivalencia respecto a los limites de la

percepción en el que uno se encuentra en la dificultad de saber dónde

acababa la luz y empieza la estructura. En este al igual que en la mayoría de

sus proyectos, la luz no sólo tiene textura, sino que adquiere sustancia y

posición.”50

Figura 16. J. Turrel, Seconwind 2005, Cádiz, 2009.

Conocido por su instalación para la sala de turbinas de la Tate Modern, “The

weather Project”, (figura 17) en la que representa el sol y el cielo dominando

toda el espacio de la sala, impregnada por una niebla tenue, Olafur Eliasson

                                                                                                               50 Fundación Montenmedio Arte Contemporáneo (NMAC). http://www.fundacionnmac.org/es/ [consultada el 10/01/2014]

       

47  

se centra en el estudio de la percepción sensorial, las leyes de la física y las

condiciones naturales. Trata de mostrar “cómo a lo largo de la historia, y

también en nuestros días, los diferentes modelos de percepción

proclamados desde la razón objetiva, provocan cambios en las estructuras

sociales e ideológicas, afectando a nuestra visión del mundo.”51

De izquierda a derecha. Figura 17. O. Eliasson, The weather Project, Londres, 2003.

Figura 18. O. Eliasson, Quasi brick Wall, Cádiz, 2002.

                                                                                                               51  VV.AA. (2004). Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica I, Madrid: Fundación Telefónica. Pág. 117.  

       

48  

6. OBRA PERSONAL

“Ni Budas ni Dioses.

Para mí,

Vientos de Otoño.”52

6.1. El Chozo Blanco

Considero la vivencia, el contacto, fundamental para establecer una

conexión con la naturaleza y generar una vinculación emocional íntima con

el entorno.

Andar horas en solitario, pisar la tierra, sentir la levedad del sol, o su

pesadez, sentir como el viento acaricia o golpea, como te hace flotar o

anclarte, disfrutar del sonido de un riachuelo, sentir como refresca una lluvia,

sentir las agujas del frío, escuchar a los pájaros cantar, a los árboles hablar.

Sentir la espesura de la noche para casi recogerla con cubos, sentir como a

las cuatro de una tarde de verano todo queda plano y ver meciéndose y

elevándose, una línea de álamos.

El “Chozo Blanco” es una cabaña de pastores, situada cerca de Serrota, a

1800 m. de altitud en la cara norte de Gredos, Ávila, a la cual solo se accede

tras una ruta a pie de unas 3 o 4 horas andando desde la casa de mis

padres.

Hoy, algún ganadero lo usa para dejar los sacos de pienso tirados por el

suelo y para que algunos excursionistas, a pie o a caballo, hagan su ruta,

lleguen a la “cima” y regresen.

La propuesta es pasar de 4 a 7 días allí, una zona de alta montaña de difícil

acceso con la intención de experimentar una vinculación con ese entorno.

Cada día, repetidamente, se irán tomando principalmente fotografías,

aunque también videos y escritos, a diferentes horas y en diferentes lugares,

para, a partir de ellas, generar una serie de composiciones que hablen de la

                                                                                                               52 SHIKI, Masaoka. Haiku.

       

49  

experiencia vivida y sean reflejo de los fenómenos ambientales y climáticos

que acontecen a lo largo de los días.

No se trata de mostrar un paisaje impactante o bello, sino de recapacitar

sobre esos pequeños momentos y estados en que todo parece quedar

suspendido y hay una disposición interna a percibir el mundo y la existencia

que nos rodea.

Al internarse en solitario en una pradera o en un bosque, en este caso será

una montaña, E. O. Wilson nos dice que no permite que su mente piense en

nada que no corresponda a ese momento y a ese lugar. Por eso la vida que

le rodea penetra por todos sus sentidos y los detalles insignificantes

adquieren gran importancia. Su mente, al no estar dirigida hacia ninguna

tarea común o a algún placer social, queda fuera de foco, y por lo tanto

adquiere la capacidad temporal de enfocar todo, un estado similar de fluir al

que describe Csikszentmihalyi, citado anteriormente.

6.2. La cabaña como puente

Estando dentro del Chozo Blanco y debajo de uno de los puentes del río

del pueblo al que suelo acudir ya que es una de las zonas que más me

atraen, no puedo más que aceptar su innegable paralelismo, tanto físico

como emocional. Por ello propongo la cabaña como puente, como lugar

“hacia”, como lugar que nos abre las puertas “a”. ¿Hacia dónde? ¿A dónde?

Muchos han pasado por la experiencia de vivir en una cabaña, desde

pastores, agricultores y leñadores hasta pensadores, escritores y artistas.

Tanto para refugiarse de la naturaleza como para refugiarse en la

naturaleza, para huir de las ciudades y de la sociedad y de uno mismo,

como para buscarse a uno mismo, como acto de valor y liberación o como

acto de desapego o como acto de rechazo, para pensar y recogerse

intelectualmente o para “hacer frente solo a los hechos esenciales de la

vida.”53

                                                                                                               

53 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Cátedra Letras Universales. Pág. 138.

       

50  

Desde Thoreau, Heidegger, Virginia Woolf, George Bernard Shaw,

Lawrence de Arabia, Gustav Mahler y Masanobu Fukuoka hasta Vasudeva,

personaje de “Siddhartha” de Herman Hesse.

Y los ejemplos más contemporáneos como el de Arne Naess, fundador de la

ecología profunda, al cual se le puede ver en el documental “The call of the

mountain”, el caso más extremo como el de Theodore Kaczynski, conocido

como “Unabomber”, brillante matemático que se recluyo en una cabaña

desde donde envío varias cartas-bomba y escribió el manifiesto “La

sociedad industrial y su futuro” en el cual preveía el actual colapso

económico y ecológico del sistema industrial o el trágico caso de Christopher

McCandless, aventurero que decidió vivir en Alaska, inspirando el libro y

posteriormente la película “Into the Wild” y el documental “The call of the

wild” que trata de arrojar más luz sobre lo que sucedió con una visión menos

comercial.

Entonces, ¿hacia dónde nos lleva?

Puede llevarnos como analiza Mercedes Replinger54 a un espejismo de la

cabaña primitiva, a deshabitarla o incluso a destruirla.

Posiblemente en el imaginario colectivo, la cabaña es un deseo, un lugar

especulativo de naturaleza idílica, “incontaminada, virgen, sin alterar por la

apestosa presencia humana”, ideal engañoso y pensamiento trágico, nos

recuerda, consumido por una nostalgia desgarradora, que no termina de

llorar lo suficiente por una imaginaria humanidad no separada de la

naturaleza e incapaz de asumir su presente y su propia realidad, extraviado

en la búsqueda de la utopía del hombre natural.

O podemos destruirla, como nos cuenta en su epílogo analizando la obra de

Robert Smithson Partially Buried Woodshed, (figura 19) destruyendo el mito

de la cabaña original, de los sueños de retorno a la vida originaria,

abordando las contradicciones que habitan en nuestros paisajes,

rechazando y tratando de desnaturalizar el fantasma ideológico de dar

respuesta a los problemas del ser humano actual con representaciones de la

naturaleza soñada.

                                                                                                               54 REPLINGER, M. (2010). La cabaña deshabitada. Ciclo de conferencias en Arte, ciencia y naturaleza. Madrid.  

       

51  

Figura 19. R. Smithson, Partially Buried Woodshed, Ohio, 1970.

Me parece muy banal y simple tratar de deslegitimar el arte medioambiental

y el arte ecológico como una tendencia regresiva al primitivismo. Sí estoy de

acuerdo en que algunos pensamientos son discriminantes y reductores, con

un fuerte carácter idílico que nada tiene que ver con la realidad, pero

defenderlo desde una postura que aborda esas contradicciones intentando

desnaturalizar las ideas de naturaleza incontaminada y catalogarlo de

sentimentalismo o espiritualismo, en una época donde los problemas

medioambientales apenas empezaban a surgir, me parece intentar legitimar

unas contradicciones también existentes en dichos planteamientos, donde

no llegaban a ver realmente las consecuencias de sus actos, en un contexto

cultural condicionado por su poca historia, su territorio extenso, su afán de

desarrollo, de grandeza, de imposición, por la llegada del hombre a la luna,

por la ciencia-ficción, etc.

“El extraño no se aparta del mundo para hundirse románticamente en la

espesura primordial.[…] Se aparta de la vida política. Lo hace para facilitar a

los hombres el acceso al origen, un acceso que ellos mismos, desatentos,

han cegado, al convertir ese origen en un fondo de provisión, y a la vez en

depósito de basura.”55

                                                                                                               55 VV.AA. (2011). Cabañas para pensar. Madrid: Maia.

       

52  

Tan solo quiero recordar, que en los últimos años de su vida, Smithson tras

las visitas a Europa, empezó a replantearse y a tener consciencia de los

problemas ecológicos que ocurrían.

Como nos dijo Voltaire, es difícil asir a la naturaleza, ya que ella es todo lo

que es, y nosotros tan solo una parte exigua de ella, por tanto es difícil llegar

a entender todos los procesos y conexiones que hay en el universo, como

es difícil conocer todo el sistema físico, emocional y cultural que el ser

humano a creado en el ya complejo entramado del ecosistema natural.

Muchos son los casos y mucho lo que se puede debatir sobre cada uno de

ellos, pero el punto que considero fundamental es uno: “de nada sirve, por

descontado, dirigir nuestros pasos hacia los bosques (hacia la cabaña), si no

nos llevan más allá.”56

Por tanto la experiencia de la cabaña para mí, es una experiencia de

movimiento, hace que algo se mueva dentro de nosotros provocando un

cambio de pensamiento y de actitud en la manera en que nos acercamos y

vivimos la vida, nos tiene que hacer mejorar como personas.

Por tanto, no propongo la cabaña como mensaje.

Ni como retiro, ni como alejamiento, ni como aislamiento.

Ni como utopía idílica, ni como mito al que matar.

Ni como verdad.

Tan solo como experiencia.

Las cabañas suelen ser habitaciones bastante austeras. Y la perfección del

paisaje no es lo que se busca. Este chozo es de piedra, con forma cónica,

unos 5 metros de diámetro y lo único que tiene es una chimenea y una

pequeña ventana. A 1800 metros de altura, solo se ven piedras y piornos,

nieve y rastro de jabalíes y se oyen los comentarios de que hay lobos en los

alrededores.

¿Qué se busca entonces? No se busca la comodidad, ni la grandilocuencia

de la belleza, sino la vivencia.

                                                                                                               

56 THOREAU, H. D. (1998). Caminar. Madrid. Ardora ediciones. Pág. 10.

       

53  

La cabaña nos propicia “una habitación como forma de tránsito“57 , un

contacto con el entorno que nos está faltando y no por el placer estético que

nos produce, sino por una actitud que nos genera.

“La ausencia de adorno y color de los muros, su descuido o decrepitud, al

tiempo que proporcionan el entorno adecuado a la reflexión, impiden que

nos distraigamos en ellas como objeto en sí. La habitación elude

protagonizar la escena (desde el punto de vista estético; no desde el

psicológico) […] El hombre allí es como un índice promovido en soledad,

desorientado, que depende tan sólo de su intuición y de su capacidad

introspectiva para hallar un punto de referencia.[…] En definitiva, parece

decirnos, nosotros somos el verdadero objeto del arte, su espacio

fundamental. El camino pasa a través nuestro.”58

Figura 20. A. Tarkovsky, Stalker, 1979. Fotograma.

                                                                                                               57MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp, Pág. 22.  58  IBÍDEM, Pág. 23 y 29.  

       

54  

En ambos lugares, el chozo y el puente, el interior es oscuro, están hechos

de piedra, con un marco rectangular, donde solo vemos el suelo y la luz del

paisaje de fuera. Las diferencias están en el suelo de piedra en un caso y el

río corriendo en el otro y el paisaje que tenemos enfrente. Se crean unas

coincidencias estéticas, arquitectónicas, vivenciales, emocionales y

lingüísticas que se entrelazan solas. El puente se llama “el puente de los

siete ojos”. Según la RAE, el espacio entre dos estribos o pilas de un puente

es un ojo, por donde fluye el agua. La cabaña, no tiene puerta, está abierta,

y perfectamente orientada al movimiento del sol, de la luz.

Figura 21. H. Hernández, El Chozo Blanco, Ávila, 2014.

       

55  

Figura 22. H. Hernández, El puente de los siete ojos, Ávila, 2014.

Finalmente he pasado 4 días en el Chozo Blanco.

Hice un primer viaje de un día para ver en que estado se encontraba, que

faltaba y que iba a necesitar. La estuve limpiando y acondicionando.

Como he dicho antes, está abierta, no tiene puerta, solo el hueco de ésta.

Mi intención primeramente era estar más días, pero la siguiente vez que fui

decidí estar 4 días. Iba a estar incomunicado, era la primera vez que me

enfrentaba a una situación de este tipo en la que iba a estar totalmente solo,

con la comida que yo cargué, en un entorno bastante frío y en una zona en

la que hay jabalíes y lobos en los alrededores.

Había miedo por la inexperiencia y tenía que ser precavido, tenía que

aprender por lo que estuve menos días de lo pensado.

Mi padre me llevo media hora en coche desde el pueblo hasta la montaña,

donde empieza el camino. Desde allí, bien cargado, subí durante dos horas

hasta llegar a la cabaña. Hacia un día veraniego de sol y calor.

Me fui con mi perra Duna, una mezcla de pastor alemán y husky para que

me acompañara.

Nada más llegar preparé la puerta con una valla de alambre que había,

sacos de pienso que los ganaderos dejan y algunas cuerdas que me llevé.

Por la noche la colocaba para mantener la temperatura y protegerme de los

       

56  

lobos y lo primero que hacía al levantarme era quitarla y así quedaba todo el

día. Recogí leña y preparé todas mis cosas.

Al atardecer bajó notablemente la temperatura. Mientras la línea de sombra

ascendía en la ladera de la montaña, la línea de la temperatura bajaba.

Por la noche todo se calmó, el frío se suavizo, o me acostumbre, no sé bien.

No encendí mucho la chimenea, quería probar que tal pasaba la noche, ya

que no hacía tanto frío e iba bien abrigado. Alrededor de las 4 o las 5,

supongo, me desvelé. Había bajado la temperatura y tenía bastante frío

justo encima de las rodillas, me abrigué un poco más, tardé en calentarme y

en dormirme pero lo llevé bien.

Figura 23. H. Hernández, interior del Chozo Blanco, Ávila, 2014.

Al día siguiente me desperté antes de que amaneciera pero ya había

claridad. Es un momento especial del día, inigualable y que pocas veces

vivimos y menos aun disfrutamos. Esa luz y ese aroma matinal no se

repiten, tan solo se pueden sentir en esa pequeña franja del día y me llega a

la médula.

A mediodía fueron apareciendo nubes y por la tarde se acumularon en la

montaña de enfrente, en las que se podían ver cortinas de lluvia. Cayó

alguna gota, luego llovió un par de minutos y a lo lejos caían algunos rayos y

truenos.

El viento, a ráfagas, traía el olor a tierra mojada.

Y de repente cayó un rayo trayendo después el trueno más ensordecedor

que haya escuchado nunca. Al poco empezó a llover, agua y hielo, la

humedad de la tierra.

       

57  

Por la noche, como no dejaba el fuego encendido y las brasas se consumían

enseguida ya que la leña de los piornos es muy fina, pasaba algo de frío.

Entraba el aire por los huecos, me enfriaba la cabeza y tuve que meterme

bien dentro del saco.

Solamente un noche pasé algo de miedo. Me desperté porque mi perra

empezó a ladrar ferozmente, como si hubiese algo fuera. Me llevé un

cuchillo grande de montañero y un hacha por si tenía que cortar algo de leña

y los dejaba cerca mientras dormía por si los necesitara. Probablemente sea

algo más simbólico que eficaz, pienso que es inútil imaginar como sería la

situación en que tuviera que usarlo rodeado de 5 lobos, no puedo ni

acercarme en mis pensamientos a la realidad de lo que sería la situación, lo

único que me es evidente, es la falta de experiencia que me lleva a

suposiciones, que generan incertidumbre y miedo. Por eso no quiero jugar a

la vida o solamente estudiarla como dice Thoreau, sino vivirla, porque la

realidad difiere mucho de lo que pensamos que es, y al final, actuamos muy

diferente a como queremos o pensamos que vamos a actuar.

Así que esa noche, según me despertaron los ladridos, los agarré.

Enseguida paró de ladrar, pero yo ya estaba palpitante.

Al tercer día se me gastaron las baterías de la cámara de fotos. Ya me

estaba haciendo al lugar. Había dado pequeños paseos en los alrededores,

empezaba a relajarme y tener menos miedo, no dejé de estar atento pero

iba entendiendo más que suponiendo.

Ese fue un día de mucho viento, apenas paró pero se complementaba con

un sol radiante. Ya no tenía la presión de hacer fotos, no tenía nada que

hacer, no estaba obligándome a nada, y es en esos momentos en los que

realmente se relaciona uno plenamente con el paisaje.

Estuve a ratos sentado y tumbado, a ratos medio dormitando en el suelo,

bajo el cielo. Y lo más importante, simplemente estaba.

Esa sensación, como la que he descrito en la introducción de estar aquí, de

formar parte es la que ronda siempre en mi cabeza. Hace poco he visto la

película La vida secreta de Walter Mitty, no tengo mucho que decir de ella,

pero tiene una escena en que un fotógrafo en una cordillera lleva horas o

días para hacer una foto a un leopardo y decide no sacar la foto. Nos dice

que a veces no saca la foto. Si le gusta el momento, no le gusta que la

       

58  

cámara le distraiga. Prefiere contemplar el momento y no perdérselo, quiere

formar parte de ello. No quiere mediar tecnológicamente con esa

experiencia.

Pero sin duda quien mejor lo expresa es Thoreau en el capítulo “Sonidos”59,

cuando nos dice que no había momentos en que no podía permitirse

sacrificar el esplendor del momento presente por trabajo alguno, de la

cabeza o las manos. Quiere un amplio margen en su vida. Ese margen de

sentarse al sol después de un baño en la laguna, entre pinos, nogales y

zumaques en imperturbada soledad y tranquilidad mientras los pájaros

cantan y revolotean alrededor. Ese margen en que crecía como el maíz. Ese

margen que no era tiempo sustraído. Ese margen que para sus

conciudadanos, y para los míos, es flagrante ociosidad, es en realidad

tiempo en que uno debe encontrar ocasiones en sí mismo, un tiempo en

espera, en que todo permanece quieto.

Pero el mundo parece que no quiere momentos de quietud, de calma, de

silencio. La máquina tiene que estar 24 horas funcionando. Y todo esto me

lleva a pensar en como el modelo actual de trabajo, de educación y de

consumo, la jornada laboral, los horarios educativos y las necesidades

impuestas impiden esa “ociosidad”. Solo es una pequeña reseña porque es

un tema que daría para una larga investigación. Para más información se

puede consultar el artículo sobre “la abolición del trabajo”60 y el capítulo XIV

“Lecciones de economía de la edad de piedra” del libro En Ausencia de lo

Sagrado.

A veces pienso en darle la vuelta a la paradoja de la praxis de la obra de

Francis Alÿs, Algunas veces el hacer algo no lleva a nada, donde pone en

duda la idea de trabajo duro, recompensa y éxito, en la que durante 9 horas

arrastra un bloque de hielo hasta que se deshace, y cambiarla por “Algunas

veces el hacer nada lleva a algo”. Esta no acción, bien desarrollada en la

filosofía taoísta como Wu Wei, debe ser entendida como no forzar, dejar que

las cosas sigan su curso natural, dejarlas ser. Por tanto, no intervenir                                                                                                                

59  THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Cátedra Letras Universales. Pág. 156-158.

60  ABAD, M. (2013). Nadie debería trabajar. [en línea] Yorokobu. [consultada el 17/03/2014]. http://www.yorokobu.es/aboliciontrabajo/  

       

59  

artificial y forzadamente permiten un amplio margen para crecer sin

esfuerzos, para llevarnos a algo, para llegar un paso más allá.

Figura 24. F. Alÿs, Sometimes Making Something Leads to Nothing, Mexico, 1997.

El cuarto día me levante con el amanecer, disfrute de la mañana y cuando

creí oportuno, regresé a casa.

“La gente de la ciudad a veces se asombra de que uno permanezca arriba

en la montaña entre campesinos durante periodos de tiempo tan largos y

monótonos. Pero no es aislamiento, es soledad… La soledad tiene el

peculiar y original poder de no aislarnos sino de proyectar toda nuestra

existencia hacia fuera, hacia la vasta proximidad de la presencia de todas

las cosas.”61

                                                                                                               

61  SHAR, A. (2009). La cabaña de Heidegger. Un espacio para pensar. Barcelona: Gustavo Gili. Pág. 67.

 

       

60  

Esta obra (figura 25) que propongo de 30 fotografías, tomadas desde el

amanecer hasta el anochecer en distintos intervalos de tiempo, no pretende

documentar ni dar una explicación de lo acontecido en el chozo. Es dar

visibilidad, hacer palpitar el distanciamiento en el que nos encontramos en

esa zona oscura que nos asedia y situar un puente con la experiencia.

15 fotografías fueron tomadas durante un día desde el interior de la cabaña

y 15 durante otro día desde el interior del puente, todo ello como lugar que

nos abre la puerta a la vivencia, al paisaje, al exterior, como lugar que nos

lleva un paso más allá desde el punto en el que nos encontramos, la

oscuridad interior de la cabaña y del puente, pero sobretodo de nosotros

mismos, de nuestra falta de experiencia y de recursos. A través de los

paralelismos que he nombrado antes (cabaña y puente, puerta y ojo, luz y

agua) trato de buscar la idea de movimiento y no de aislamiento, esa idea,

como dijo Heidegger, de acercamiento y tránsito a la vasta proximidad de la

presencia de todas las cosas.

Cada mañana en la cabaña, cuando me despertaba y abría la puerta, una

pareja de pájaros salían conmigo del interior oscuro de la cabaña para

desperezarse cantando y revoloteando en los alrededores. Después de

hacer algunos estiramientos, me sentaba en una piedra a disfrutar del juego

de los pájaros mientras me bañaba la luz matinal. Eso era todo lo que hacía

en buena parte de la mañana.

Hace poco he conocido la palabra Gökotta, que en Sueco significa

despertarse temprano con el propósito de escuchar a los pájaros cantar. Al

igual que en alemán, Waldeinsamkeit es el sentimiento de sentirse solo en el

bosque o el japonés tiene la palabra Komorebi para el efecto de la luz

difuminada y entrecortada que ocurre cuando los rayos del son brillan entre

los árboles, me ha llamado mucho la atención que haya una palabra

específica para tal propósito matinal. Y es ese puente, a través del lenguaje

(y de la acción a la que nombra), el que revela aquí la proximidad de la

cultura con la naturaleza.

       

61  

Figura 25. Biofilia. Serie I. Gökotta (o despertarse temprano en la mañana con el propósito de

escuchar a los pájaros cantar).

Figura 26 (detalle). Biofilia. Serie I. Gökotta (o despertarse temprano en la mañana con el

propósito de escuchar a los pájaros cantar).

6.3. La presencia de lo infinito

El siguiente grupo de obras surgen de una contradicción en mis primeras

intenciones del proyecto. En esos 4 días pretendía generar una serie de

composiciones que hablasen de la experiencia vivida y fueran reflejo de los

fenómenos ambientales y climáticos.

Pensaba, a través de las composiciones, transmitir y hacer sentir esa

experiencia, pero siendo sincero conmigo mismo, la persona que las

observe, va a ser incapaz de experimentar toda la gama de sensaciones.

Tan solo va a recibir un estímulo visual cuando lo que realmente me atrae

       

62  

de esos momentos, lo que me vincula a ese lugar, es algo que no se

registra, no se puede decir.

Estoy hablando de la extinción de la experiencia y me encuentro con la

contradicción de que pretendo transmitir una vivencia y tratar de hacerla

sentir con una composición fotográfica, consiguiendo realmente, suplantar la

vivencia por la obra. Puede evocarnos, puede activar el recuerdo del lugar al

que volvemos o querríamos volver una y otra vez, pero no puede sacarnos

de la sala de exposición y de la realidad de que estamos obteniendo nada

más que una minúscula reverberación.

Anteriormente he hablado del estar ahí, de formar parte del momento y eso

es lo que quería en el espectador, que formara parte del momento. Pero no

puede ser, es contradictorio. ¿Cómo dar entonces con una imagen lo que no

se puede dar?

No sentimos la luz, ni olemos el aroma matinal ni la tierra mojada, la

humedad y el frío no entra por nuestros poros, el viento no nos arrastra y no

conseguimos ser uno con el paisaje.

Me encuentro con la incapacidad de la obra de arte de darnos esa

experiencia, de darnos ese contacto, de hacernos sentir ese clima. Es ese

disgusto con la palabra, con el lenguaje y con la capacidad intelectual el que

relata Lord Chandos62 en su carta porque no puede penetrar en el interior de

las cosas.

Ha perdido la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre nada.

Una regadera, un rastrillo abandonado en el campo, una pequeña granja y

otros mil objetos similares que suelen ser indiferentes, le propician una

singularidad sublime y conmovedora, pareciéndole todas las palabras

demasiado pobres.

Se estremece con nimiedades por la presencia de lo infinito, se estremece

desde las raíces de los pelos hasta los tuétanos del talón con un perro, una

rata, un escarabajo o con cualquier objeto insignificante con tal abundancia,

con tal presencia de amor que no hay ninguna, nos dice, en la que él no

pudiese transfundirse. Para Chandos es como si estableciésemos una

nueva relación con toda la existencia, como si empezásemos a pensar con

el corazón y una vez le abandona ese estado, no sabe decir nada sobre ello.

                                                                                                               62  HOFMANNSTHAL, H. (2001). Carta de lord Chandos. Barcelona: Alba editorial.  

       

63  

Irónicamente escribe ésta, su última carta, para decir que no va a volver a

escribir, utiliza la palabra para decir que ésta es incapaz de expresar nada y

para expresar ese estado del que dice es incapaz de hablar.

Y yo me encuentro en la misma situación.

Quiero hablar de esas sensaciones, de esa presencia de lo infinito que me

genera el clima, el ambiente y el paisaje a través de un medio en el que

considero no puedo decir ni transmitir aquello que considero más esencial.

Por ello, como en la carta, propongo estos montajes fotográficos con la

misma contradicción. Quiero que esa falta de experiencia y esa incapacidad

para sentir aquello que se ofrece sea evidente.

“No podemos entender la obra de arte solo atendiendo a aquello que

accedemos a ver,” nos dice Tonia Raquejo en Sobre lo visible y lo oculto,

“nuestra mirada se desvía hacia lo evidentemente visible, descuidando lo

que suscita e implica. […] El proceso, que es la verdadera obra de arte para

muchos artistas (para mí incluido), permanece oculta. El resultado final, la

obra, es la última estación del recorrido largo y continuado.”63

Las dos series de obras que siguen (serie II y III) son fotografías tomadas

durante los días en el chozo de un mismo factor climático o ambiental.

Los montajes fotográficos de la serie II no son panorámicas de 360º que

recoge un instante de lo que ocurre, sino de fotografías tomadas en un

rango de varias horas de y desde distintos lugares, uniendo así lo que

ocurre en un amplio margen de tiempo durante el movimiento, la evolución,

los cambios y las distintas sensaciones que tuvieron lugar en un

determinado fenómeno climático.

En mi incapacidad de ofrecer aquello que en mi primer planteamiento

pretendía dar, estas obras no son, finalmente, para hacer sentir dichos

fenómenos, sino para señalar que hay algo que se nos escapa, para

remarcar la extinción de la experiencia y para evidenciar esas

contradicciones entre lo visible y lo oculto, el proceso y la obra, los títulos

harán presente esa falta de estímulos sensoriales que nos ofrece la

composición. Las sensaciones no visuales a las que harán referencia

pretenden potenciar aquello que no podemos obtener a través de la imagen,

                                                                                                               63  RAQUEJO, T. (2004). Sobre lo visible y lo oculto: lo que se pudo ver desde ese “mirador”. Mirador. Catálogo. Pág. 115.  

       

64  

aquello que no podemos asir, porqué “tal vez los hechos más sorprendentes

y más reales nunca se hayan comunicado […] Es algo tan intangible e

indescriptible como los matices de la mañana o de la tarde.”64

Figura 27. Biofilia. Serie II. Oscuridad espesa.

                                                                                                               64 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Cátedra Letras Universales. Pág. 253.

       

65  

Figura 28. Biofilia. Serie II. Tierra mojada.

       

66  

Figura 29. Biofilia. Serie II. Mediodía denso.

       

67  

Figura 30. Biofilia. Serie II. Aroma matinal.

Figura 31. Biofilia. Serie II.

       

68  

Figura 32. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa I. (detalle)

Figura 33. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa I.

       

69  

Figura 34. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa II. (detalle)

Figura 35. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa II.

       

70  

6.4. Pulso de la Tierra

Hace unos años me encontré un árbol cortado en secciones de alrededor

de un metro de longitud con el interior hueco. Allí tirado y abandonado en un

jardín de una facultad, el árbol muerto y vaciado, devorado por el tiempo y

los insectos, mientras yo pasaba montado en el autobús, atrapó mi mirada,

mi atención y todo mi ser con una llamada silenciosa.

No dudé en cuanto pude en ir a recogerlo. Cuanto más lo observaba, más

pensaba que vacío no tenía vida, sin embargo, cuanto más y más

escuchaba, mayor era la atracción que el vacío creado en el interior del

tronco me ejercía. Corté los troncos en pequeñas secciones y quemé su

interior, acentuando la textura de la erosión. Un negro de las profundidades

de la tierra atravesaba, de principio a fin, el interior del árbol. Colocadas en

el suelo, se comunicaban y canalizaban la energía que fluía en la madera a

través del vacío compartido. El que en otro tiempo estuviera compacto y

lleno de vida, ahora ofrecía, a mí y al entorno, una energía íntima y

profunda.

Después colgué las secciones (figura 36) pendulando de un hilo, dejando

que a golpes de viento o con el contacto de una persona se movieran,

expandiéndose y contrayéndose, chocando y rebotando, madera contra

madera, para retornar, poco a poco, a su estado de calma.

Figura 36. H. Hernández, Ondas. 2010.

Desde aquel momento tengo una especial afinidad con el interior de los

       

71  

árboles y constantemente se reitera en mí la idea de la línea del árbol como

camino al interior de la tierra, como el vínculo a través del cual se unen cielo

y tierra.

La instalación que presento formada por tres columnas de troncos surge,

primeramente, de una búsqueda de los sonidos de la Tierra. Gracias a la

geóloga Marta San Segundo, conocí una sorprendente publicación del

Instituto volcanológico de Canarias (INVOLCAN)65.

El sonido de un terremoto de 4.9 grados que ocurrió en El Hierro me

envuelve en la oscuridad del interior de una roca, en el tiempo profundo66

que desprende y me genera un movimiento en el vientre atrayéndome y

succionándome hacia mi propio interior.

Dos semanas después, el estudioso de la música y escritor Ramón Andrés

dio una conferencia sobre sonidos y ritmos centrándose en el oído como

fuente de conocimiento que une espíritu y realidad. El coloquio fue

encaminándose hacia la desvinculación que sufre el ser humano con la

naturaleza, metaforizando esa pérdida equiparando el “pulso de la Tierra”

con los latidos del corazón, estableciendo así una unión indivisible, un todo

que forma parte del mismo ritmo, un ritmo que, nos recuerda Andrés,

antiguamente, en las tribus y a través de los tambores, nos reconectaba.

Al preguntarle sobre los sonidos de la Tierra, como el árbol que

anteriormente me hizo bajar, me invirtió el camino hablándome de la

armonía de los planetas y del sonido del cielo. La Armonía de las Esferas es

una antigua teoría de Pitágoras en la que los planetas se regían según

proporciones musicales y emitían sonidos al describir sus órbitas. Siempre

se ha descartado el sonido en el espacio porque no hay aire pero no

podemos pasar por alto la vibración, como las producidas por la interacción

del viento solar con la ionosfera de cada uno de los planetas y que la NASA,

con el equipo especializado Voyager-1 y 2, junto al Dr. Jeffrey Thompson67

han conseguido grabar obteniendo unos sonidos a los que no ha habido que

                                                                                                               65  https://www.facebook.com/photo.php?v=10201155995928735&fref=nf  66  Concepto  equivalente  al  de  tiempo  geológico.  Puede  leerse  más  en  http://www.unc.edu.ar/investigacion/cienciaytecnologia/novedades-­‐informacion-­‐cyt/2012/noviembre/la-­‐edad-­‐la-­‐tierra-­‐y-­‐el-­‐tiempo-­‐201cprofundo201d    67  http://www.neuroacoustic.com/nasa.html  

       

72  

retocar artificialmente, ya que las ondas acústicas Ion están dentro del rango

del oído humano.

El sonido de Júpiter68, y de las otras esferas, no dista mucho del sonido del

terremoto, manifestando una similitud que no hace más que hacerme pensar

en el árbol como unión de cielo y tierra, el árbol como caja acústica y vínculo

de los sonidos y vibraciones del universo.

Durante los temporales y las tormentas de este invierno he recogido dos

árboles caídos, que cortados en secciones, montados y ahuecados son la

parte escultórica del proyecto. Si en la primera parte me impongo la vivencia

en la cabaña y en la segunda parte muestro al espectador la falta de

experiencia, aquí, ofrezco el contacto.

Tres columnas de troncos (figura 37), disminuyendo su tamaño a medida

que ascienden, con el interior vacío y quemado donde el espectador se

puede agarrar e introducir su mirada y su atención hacia el fondo, al interior

del árbol, de la tierra. No sabemos muy bien si son árboles o montañas con

las huellas de sus estratos, o incluso cabañas. El tacto del árbol, el olor a

madera quemada y la oscuridad de su interior se mezcla, en el fondo, en un

caso con un audio y en otro con un vídeo, la tercera columna de troncos

está vacía.

Figura 37. Pulso de la Tierra. Fotomontaje. Por el impedimento de realizar grabaciones sonoras directamente de la                                                                                                                68  https://www.youtube.com/watch?v=ImuLz1Oo9c8  

       

73  

naturaleza he tenido que dejar pendiente el proyecto de grabaciones de

audio del interior de volcanes. Por suerte, gracias a la colaboración de César

García para la creación de la pieza sonora69, se consiguió para la primera

columna de troncos un sonido recreado, que no capturado de la realidad,

que rebusca en esas mismas profundidades horadadas.

Las filmaciones70sobre los movimientos y las vibraciones que producen los

factores climáticos y ambientales (figura 38), contenidas en el fondo del

segundo espacio de troncos, crean un espacio de vínculo entre las

vibraciones del interior y los movimientos del exterior. Asomarse a las

profundidades es asomarse al cielo.

Figura 38. 15 frames del vídeo que muestran el movimiento de un rayo en una noche de

tormenta.

El tercer espacio no contiene nada, un vacío introspectivo lleno de

significado que nos lleve, por un momento, a una quietud de un tiempo y un

espacio profundo.

"The country knows", an elder told me. "If you do wrong things to it,

the whole country knows. It feels what's happening to it.

I guess everything is connected together somehow, under the ground."71

                                                                                                               69 Puede oírse en: https://vimeo.com/104294190 70 Pueden verse en: https://vimeo.com/103708783 71 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. Pág. 220.

       

74  

7. CONCLUSIONES

Teniendo en cuenta los estudios realizados sobre los beneficios que la

naturaleza aporta al ser humano y las consecuencias negativas que conlleva

nuestra visión antropocéntrica, queda manifiesta una clara necesidad de

cambiar nuestra relación con el medio natural que nos rodea.

Como individuos, vivimos en un “estado de marcado narcisismo”72 que no

nos permite abrirnos al mundo. El desequilibrio entre el desarrollo intelectual

y tecnológico y el desarrollo mental-emocional ha creado un desarraigo

interno, una minusvaloración de las facultades sensibles, ejerciendo, el ser

humano, una opresión sobre sí mismo que obstaculiza el desarrollo y la

realización personal.

A nivel social vivimos una época marcada por una alienación de la

naturaleza y un crisis ambiental por la contaminación y la degradación de la

atmósfera, el agotamiento de recursos y la pérdida de diversidad biológica,

basada en juzgar su valor material potencial como objeto de comercio sin

apenas considerar la importante influencia que ejerce sobre nosotros. Esta

cultura de la desvinculación trata de solventar las grietas existentes

mediante todo tipo productos de consumo, especialmente a través del deseo

y de la promesa de su cumplimiento. Pero las fisuras, bien lo saben, no

hacen más que aumentar, y la necesidad e insatisfacción continua

demandan más promesas y más artefactos. Las grietas se llenan de

frustración, de basura y de excedentes que acaban convirtiéndose en

montañas.

Por tanto, encuentro esencial potenciar la biofilia, el amor a la vida, escarbar

en la indiferencia y en los corazones endurecidos a través del sentido de

conexión y la vinculación emocional con la naturaleza. Por ello considero

que un conocimiento más profundo y un contacto más íntimo con el medio

natural requiere de una respuesta de todo el ser, una respuesta vinculada a

los actos, los pensamientos, las emociones y a los sentimientos. Esta

afinidad por la vida es un signo de salud mental y física, que repercute

directamente en el estado de nuestro entorno. Esta vinculación, sea o no

                                                                                                               72 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 103.  

       

75  

innata, esté o no en nuestros genes, “es ahora una elección que debemos

hacer”.73

Esta atracción, este arraigo en un lugar, “es la necesidad más importante y

menos reconocida del alma humana”74, entendiendo lugar no como patria

sino como territorio que podemos ver, tocar, oler y experimentar, siendo esto

lo que hace más probable a una persona ser consciente de los valores

naturales que el paisaje contiene.

En este caso se han analizado las condiciones ambientales y climáticas para

mostrar una apreciación y una fascinación por aspectos que muchas veces

pasan desapercibidos, poco valorados e incluso rechazados. Una vuelta a la

naturaleza necesita un cambio de paradigma en nuestra apreciación del ser

humano y de la vida. La preocupación por la crisis medioambiental no puede

surgir de la amenaza que supone la actual gestión de los recursos del

planeta para el desarrollo de nuestras actividades egocéntricas, es seguir

manteniendo una visión antropocéntrica que nos desvincula del territorio. La

dicotomía naturaleza/ser humano que desde hace siglos viene arraigándose

en el imaginario colectivo es un campo importante en el que empezar a

trabajar. Mientras no nos reconectemos y volvamos a ser un todo indivisible,

no comenzaremos a resolver la problemática medioambiental.

Y cuando se habla de volver a la naturaleza, no se hace desde una

perspectiva de alejamiento, regresiva como entiende E. Fromm de

orientarse hacia un pasado, a una existencia animal, temiendo y odiando el

futuro y al ser humano, sino todo lo contrario, viendo como la propia

evolución del ser humano y de la naturaleza está pidiendo a gritos un

reencuentro que nos permita una vida plena acercándonos desde un

sentimiento de amor, de “confianza en uno mismo, en la propia valía, en

nuestras posibilidades, peros sobre todo confianza como actitud.”75 No se

está hablando de conceptos, sino más bien de una “disposición del alma.”76

Una disposición del alma, una actitud y una elección en nuestra forma de

vivir que nos lleve a ser personas íntegras, completas y comprometidas, en

                                                                                                               73  KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. Pág. 416. 74 IBÍDEM. Pág. 432. 75 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp, Pág. 128. 76 IBÍDEM. Pág. 128.

       

76  

la que el sacrificio con uno mismo, con los demás y con nuestro alrededor

no sea esporádico, para no convertirnos en una sociedad en la que la

persona sea una ficción, una sociedad de seres genéricos en la que todos

deben ser individuos “asombrosamente parecidos, ya que todos deben

seguir la misma estrategia vital y utilizar señas compartidas”77. Debemos

empezar a considerar cual es la meta humana, qué es, en su nivel

fundamental, lo que necesitamos los seres humanos para vivir.

Por todo ello lo único que intento es inspirar energía y valor, generar un

espacio restaurador y de reconexión y, por un momento, remover las

conciencias para recordar que hay más vida de la que podemos abarcar,

recordar la urgencia de actuar para, al fin y al cabo, “encender una chispa en

los corazones humanos.”78

                                                                                                               77 BAUMAN, Z. (2006). Vida líquida. Barcelona: Paidós 78 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp, Pág. 36.

       

77  

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83  

AGRADECIMIENTOS

A mi tutor José María Parreño por ofrecerme sus conocimientos. A la Casa

de Velázquez por el interés en este proyecto y la beca recibida para su

realización.

A César García por la creación del audio para Pulso de la Tierra, por haber

entendido perfectamente qué era lo que buscaba. A Pablo de Arriba por su

humildad, cariño y por aquel viaje al CDAN que tanto amplió mi mirada.

A Damian y Yolanda por su amistad y por la invitación a Rodalquilar.

A G. A., de quien siempre aprenderé.

A mi familia por su ayuda incondicional en todos mis proyectos y a Raquel

por estar aquí cada día.

       

84  

CURRICULUM

Héctor Hernández Rosas

C/ Puerto de Velate 10 1ºD, Madrid

[email protected]

Castellón, España, 1988. Reside en Madrid donde se licenció en Bellas

Artes por la Universidad Complutense, en la que se encuentra cursando

actualmente el Máster en Investigación en Arte y Creación, compaginándolo

con estancias en un pequeño pueblo del norte de Gredos al que su familia

se trasladó a vivir hace 10 años.

Desde muy temprano se interesó por la utilización de materiales y procesos

naturales, la concepción del paisaje y por la vinculación emocional que

experimentamos con el entorno.

Acaba de finalizar la beca residencia de la Casa de Velázquez, realizada de

Febrero a Abril del 2014. En 2013 fue seleccionado para las jornadas del

seminario I+D Arte y Ecología Prácticas Artísticas, Ecológicas y

Colaborativas en Espacios Marginales, realizado en el Centro de Arte 2 de

Mayo (CA2M). En 2011 recibió la beca de colaboración con el Departamento

de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la UCM y en 2010 recibió la

beca de Ayllón de escultura otorgada por el Departamento de Escultura de

la misma facultad.

Ha participado en distintas exposiciones tanto individuales como colectivas y

el Museo de Arte Contemporáneo Palacio del Obispo Vellosillo en Ayllón

(Segovia) posee una obra suya en su colección.