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La Chispa y la Llama Editorial: Certeza, Buenos Aires Año: 1978 http://www.cieeal.org/lachispa.html Capítulos disponibles Capitulo 1 - Orígenes del movimiento estudiantil evangélico Capitulo 2 - La obra estudiantil en América Latina Algunas Fotos - Personas y eventos que influyeron en la historia de la CIEE en América Latina Prefacio Estas páginas constituyen una pequeña historia que se inscribirá dentro de la historia mucho mayor del pueblo cristiano en América Latina. Hay una secuencia de hechos que pueden fundamentarse en el testimonio oral de personas que hoy viven y actúan, y en los documentos que se citan a lo largo del texto. Me he esforzado en establecer la base oral o documental en cada caso, hasta donde fuese posible. A comienzos de 1976, el texto inicial fue sometido al escrutinio de unas cincuenta personas, participantes o testigos de esta historia, vinculados en diferentes formas a la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos. Hubo buena medida de acuerdo general en esta primera lectura, al cabo de la cual se hicieron sugerencias y correcciones que he incorporado en el texto final. También estas páginas contienen juicios y apreciaciones acerca de los hechos. Ellos son de mi personal y entera responsabilidad, aunque sé que son compartidos en el seno de la Comunidad, en casi todos los casos. Agradezco el estímulo de los hermanos que aconsejaron la publicación de estas páginas luego de la primera lectura. Agradezco a los colegas que pusieron sus archivos a mi disposición cuando hizo falta. Finalmente, mi gratitud a la sra. Lidia Guerin de Pascale, quien repetidas veces sacó en limpio un manuscrito por momentos ilegible. "Quiera el Señor tomar la chispa y hacer la llama" Samuel Escobar 1 Rene Padilla, Pedro Arana y Samuel Escobar

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La Chispa y la Llama

Editorial: Certeza, Buenos AiresAño: 1978

http://www.cieeal.org/lachispa.html

Capítulos disponibles

Capitulo 1 - Orígenes del movimiento estudiantil evangélico

Capitulo 2 - La obra estudiantil en América Latina

Algunas Fotos - Personas y eventos que influyeron en la historia de la CIEE en América Latina

PrefacioEstas páginas constituyen una pequeña historia que se inscribirá dentro de la historia mucho mayor del pueblocristiano en América Latina. Hay una secuencia de hechos que pueden fundamentarse en el testimonio oral depersonas que hoy viven y actúan, y en los documentos que se citan a lo largo del texto. Me he esforzado enestablecer la base oral o documental en cada caso, hasta donde fuese posible.

A comienzos de 1976, el texto inicial fue sometido al escrutinio de unas cincuenta personas, participantes otestigos de esta historia, vinculados en diferentes formas a la Comunidad Internacional de EstudiantesEvangélicos. Hubo buena medida de acuerdo general en esta primera lectura, al cabo de la cual se hicieronsugerencias y correcciones que he incorporado en el texto final.

También estas páginas contienen juicios y apreciaciones acerca de los hechos. Ellos son de mi personal yentera responsabilidad, aunque sé que son compartidos en el seno de la Comunidad, en casi todos los casos.

Agradezco el estímulo de los hermanos que aconsejaron la publicación de estas páginas luego de la primeralectura. Agradezco a los colegas que pusieron sus archivos a mi disposición cuando hizo falta. Finalmente, migratitud a la sra. Lidia Guerin de Pascale, quien repetidas veces sacó en limpio un manuscrito por momentosilegible.

"Quiera el Señor tomar la chispa y hacer la llama" Samuel Escobar

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Rene Padilla, Pedro Arana y Samuel Escobar

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CAPÍTULO 1 - La Chispa y la Llama - http://www.cieeal.org/cap1.html

Por alguna razón a este lugar lo llaman "Cerro de los espejos". Está enclavado bien adentro en tierra brasileña,pero es un pedazo de Europa por sus cuatro costados. Es una Facultad de Teología. Hebreo, Griego, CríticaBíblica, Hermenéutica. Profesores que toman su labor académica con esa indoblegable seriedad germánica.Aquí Arzemiro, estudiante de teología, se está muriendo de hambre. "Hambre y sed del Dios vivo" como diríael salmista.

Anhelo de servicio, corazón pastoral, piedad forjada, en el seno cálido de una familia respetuosa de Dios. Pormomentos Arzemiro siente que todo esto se congela. Aquí le dan erudición pero no hay saber vivo. Y la sed nose calma con el paso de los días.

Un día de 1969 Arzemiro desaparece. Pasa un tiempo largo afuera. Cuando vuelve, los colegas amigos que hannotado su ausencia lo acosan a preguntas. ¿Dónde estuvo Arzemiro? Se niega a responder. ¿Temor?¿Vergüenza?.. Se siente intimidado. Ante la presión de los más cercanos y casi balbuceante Arzemiro cuenta suhistoria. No pudo aguantar más y decidió irse a un lugar solitario para orar... a ayunar. Cuando lo ha confesadohay un silencio. En algunos ojos asoma una lágrima. "Es esto lo que nosotros también queríamos", exclama unopor fin. Sonrisas. Después risas y abrazos. Las rodillas dobladas. Aquella noche nace la Acción BíblicaUniversitaria de San Leopoldo.

Un día leyendo una revista, uno de ellos se entera que hay un movimiento en Alemania muy parecido a eso queeste grupito quiere hacer en el sur brasileño. Y escriben de inmediato a la Studenten Mission in Deutschland.Del otro lado del Atlántico no tarda en llegar la respuesta. Una copia va a dar a San Pablo y en pocos días hayno sólo una carta sino también un visitante. Wayne Bragg, asesor de la Alianza Bíblica Universitaria.

¡Qué caminos los del Señor, Arzemiro! Tener que escribir a Alemania para descubrir a tus hermanos del Brasil.Y qué realidad tremenda la de esta Comunidad que atraviesa el océano.

Hoy Arzemiro Hofman es pastor de una parroquia universitaria de la Iglesia Luterana en Porto Alegre.

Orígenes del movimiento estudiantil evangélicoHemos sido los conspiradores tradicionales de todos los tiempos. Llevamos la revolución en el alma. No medimosel dolor ni el sacrificio. El gesto que más sacude a nuestras juventudes es el de verter la vida sobre una bellailusión.

Germán Arciniegas - El estudiante de la mesa redonda.

1. El mundo Estudiantil

Desde sus inicios la universidad fue foco de agitación en la sociedad, laboratorio donde se dieron los cambiosque después sacudirían naciones enteras, forja de donde saltaron las chispas iniciales de grandes incendios.Tal es la historia de la universidad en el mundo occidental, aun desde aquellas primeras revueltas estudiantilesdel siglo XIII en medio de las cuales Tomás de Aquino llegó a ser el maestro de una generación, y de muchosmás siglos después.

Así ha sido también en la historia de la iglesia cristiana. ¡Cuánta empresa grande y cuánto fermento de cambiocomenzaron entre la gente joven, entre los estudiantes! Jóvenes fueron los que se unieron a Francisco de Asísy sus bandas mendicantes. Jóvenes fueron los misioneros apasionados que redimieron la empresa imperial deEspaña en América, agregando hermosas páginas de espíritu evangélico entre tanta página negra de injusticia.Niño aún Zinzendorf había fundado en su colégio la "Orden del Grano de Mostaza" para orar, crecer en Cristo,sufrir por él y llevar el evangelio allende el mar. Años después jóvenes universitarios moravos se le unieronpara llevar el evangelio a todo el mundo y el avivamiento a toda Europa. Eran estudiantes de Oxford los quefundaron, con John Wesley, aquel Club Santo para estudiar la Biblia y seguir a Jesucristo en el contexto de unavida metódica. De allí vino con el tiempo el nombre de un movimiento que sacudió Inglaterra y el mundo: elMetodismo. Siglo tras siglo, la historia de la iglesia tiene páginas escritas por hombres cuya pasión por Cristobrotó en las aulas de la universidad.(1)

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No se trata, claro está, de que Dios tenga algún tipo de preferencia por quienes tienen el privilegio de haberllegado a beneficiarse con la educación superior. Dios usa para sus propósitos príncipes y mendigos,carpinteros y doctores, empresarios y futbolistas, porque ello refleja su gracia multiforme que alcanza a todoser humano que cree en él. Pero probablemente en momentos y lugares cruciales Dios ha usado las especialescaracterísticas del medio estudiantil como un instrumento eficaz para la extensión de su Reino y elcumplimiento de su propósito. Que Dios haya querido usar poderosamente a los estudiantes en el pasado nodebe darle hoy al estudiante ni a quien sirve entre estudiantes un orgullo infundado. Más bien debe darle unsentimiento profundo de responsabilidad, temory temblor antes las posibilidades de quemar la propia vida alservicio de Cristo, en la esperanza de que ella alumbre en un hora difícil.

2. Orígenes de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos

No podemos entender la historia de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos en América Latinasin referirnos a un vasto movimiento juvenil que sacudió Europa y Norteamérica a fines del siglo pasado y enlas primeras décadas del presente. Sin embargo, las raíces del mismo se remontan varios siglos atrás ymuestran un panorama inspirador y un reto al estudiante latinoamericano de hoy.

Varias corrientes históricas convergen en la formación de la Comunidad Internacional de EstudiantesEvangélicos.(2) Se puede seguir una de ellas hasta la Universidad de Cambridge en 1516. En medio delfermento que daría lugar a la Reforma protestante, Erasmo había publicado en Basilea su edición del NuevoTestamento en griego. Tomás Bilney, quien era miembro del Tinity Hall de dicha universidad, tuvo unaexperiencia de conversión como resultado de la lectura de ese Nuevo Testamento. Entusiasmado con su nuevaexperiencia de fe, convocó a un pequeño grupo de estudiantes formado por Tomás Cranmer, Hugo Latimer yNicolás Ridley. Se reunían secretamente, en un mesón hoy famoso, para estudiar el Nuevo Testamento y lasobras de Lutero. Todos ellos llegaron a ser prominentes en el movimiento de Reforma de la Iglesia deInglaterra y todos murieron como mártires por su fe evangélica.

Otra pista nos llevaría hasta Noruega, donde el movimiento pietista que se había gestado en Alemaniarepercutió a través de un predicador poderoso: Hans Nielse Hauge (1771-1824), quien pagó con prisión elatrevimiento de exponer la Palabra de Dios sin tener una licencia oficial de la Iglesia Luterana. Hauge tuvoinfluencia en más de una generación de evangélicos noruegos, hombre como Ole Hallesby, cuyos viajes, labordocente y entusiasmo lo hicieron persona clave en la obra estudiantil evangélica entre las dos guerrasmundiales. Fue Hallesby quien a partir de 1934 propició las conferencias internacionales que primeroafectaron a Europa solamente, pero que fueron creciendo en influencia con la participación de losmovimientos que iban surgiendo en otras partes del mundo, hasta culminar en la reunión de Harvard dondenació la Comunidad.

Otra corriente vincula a la Comunidad con un vasto movimiento juvenil y misionero que en unentrecruzamiento de influencias e instituciones fue instrumental para el avance de la iglesia a fines del siglopasado y en las primeras décadas del presente. Es la convergencia de fuerzas como las Asociaciones Cristianasde Jóvenes (YMCA, YWCA), los Movimientos Estudiantiles Cristianos (SCM), el Movimiento Estudiantil deVoluntarios para las misiones (Student Volunteer Movement). Es también la convergencia de personas comoDwight L. Moody, el famoso evangelista americano; John R. Mott, tal vez la figura cristiana más influyente enese período; Robert Wilder, un apasionado de la obra misionera. Estos movimientos están en la raíz de algunade las fuerzas más importantes del Protestantismo en nuestro siglo, y todos ellos giran alrededor demomentos decisivos de la vida universitaria de sus protagonistas.(3)

3. John R. Mott y la Federación Universal de MEC

Mott, el fundador de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos, el hombre clave de la famosaConferencia Misionera de Edimburgo de 1910, uno de los artífices del moderno movimiento ecuménico, elpredicador que recorrió los cinco continentes llamando a la juventud a la fe en Cristo y al servicio cristiano,conoció a Cristo en la universidad. Una cadena de circunstacias nos permite seguir el curso del designio deDios para esta vida excepcional, e ilustra el contexto en el que surgen los movimientos estudiantilesevangélicos.

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En varias universidades inglesas había grupos de estudiantes que seguían la tradición de asociarse voluntaria ylibremente para el cultivo de su vida cristiana. Entre ellos se destacaban los de Cambridge y Oxford,(4) ytambién varios grupos, particularmente entre estudiantes de medicina. En 1873 el famoso evangelistanorteamericano Dwight L. Moody visitó la universidad de Edimburgo y su persona y su mensaje causaron unimpacto inesperado. Hasta entonces Moody en su propia patria no había tocado los sectores estudiantiles, talvez porque él mismo era un autodidacta que no había pisado las aulas de la universidad. Pero en Edimburgoganó para Cristo, entre otros, a Henry Dummond, que más tarde llegó a ser profesor notable y un cristianoinfluyente a través de la cátedra y la pluma. En 1882, Moody visitó Cambridge y Oxford en lo que hoycalificaríamos como una "misión" a estas universidades. Su celo y vigor espiritual atrajeron a muchos, entreellos a C.T. Studd y Stanley Smith, deportistas de fama mundial, que conocieron a Jesucristo y se entregaronallí mismo para servirle como misioneros. Con otros cinco estudiantes que se les unieron, formaron el grupoconocido como "los siete de Cambridge", que por su decisión de dejar fama y gloria e ir como misioneros atierras lejanas causaron un impacto notable en la juventud de su tiempo. Moody regresó a Inglaterra en 1885 yesta vez invitó al hermano de C.T. Studd, J. Kynaston Studd, a acompañarle a Norteamérica afin de que pudiera"animar a los estudiantes americanos a testificar directamente a sus colegas en las universidades, tal como losestudiantes ingleses habían aprendido a hacerlo."(5)

J.K. Studd, quien apenas había terminado su luna de miel, aceptó el reto de Moody. Atravesó el Atlántico yempezó visitando la universidad de Cornell. Fue allí que el posteriormente célebre John R. Mott se entregó aJesucristo. Leamos la historia de la pluma del propio Mott:

Vacilé mucho antes de decidirme a ir a escuchar a este famoso atleta. Cuando llegué, ya la reunión habíaempezado. Al sentarme le escuché a Studd pronunciar estas tres frases: "¿Y tú buscas para ti grandezas? No lasbusques... Mas busca primeramente el Reino de Dios." (Jeremías 45.5; Mateo 6.33). Estas palabras calaronhondo en mí, llegaron a las raíces mismas de mis motivaciones. No recuerdo nada más de lo que Studd dijo. Mefui a mi cuarto, no a estudiar sino a luchar. A la mañana siguiente me fui a la soledad de una de las quebradascercanas a la catarata. A las 2.30 me armé de coraje y suficiente como para pedir una entrevista con Studd. Loencontré en su atuendo deportivo, inclinado sobre su Biblia. De manera muy perspicaz me hizo ver lorazonable que era el que yo consultara por mí mismo el libro que es la fuente del cristianismo, el NuevoTestamento, y la sabiduría de usar mi voluntad para seguir el rayo de luz que conducía a Jesucristo. Mirendición a Jesucristo como Señor vino después.(6)

Por su parte, Studd hizo únicamente una anotación muy simple en su diario: "A las 2.30 me visitó Mott.Hablamos de la obra cristiana". Sin embargo, después le escribió a su amigo Richard Morse: "De todos losestudiantes con quienes he tenido contacto, hay un hombre que tienes que vigilar de cerca, como a un líder:Mott, de Cornell".(7)

Studd no se equivocó. A partir de aquel encuentro con Cristo esta personalidad poderosa puso sus indomablesenergías al servicio del Reino de Dios, primero en los Estados Unidos y luego por todo el mundo. Stephen Neillha dicho:

Cualquier cosa que Mott hiciese, la tenía que hacer completa y bien. Una vez que se entregó a Cristo, el traer aotros a una entrega similar vino a ser la máxima tarea de su vida. Lo primero que hay que recordar en cuanto aMott es que a lo largo de toda su vida tuvo el corazón de un evangelista. Lo que quería por encima de todo eraproclamar a los hombres y mujeres las buenas noticias de la nueva vida en Jesucristo.(8)

Meses después de su conversión ya lo encontramos participando en la célebre conferencia misionera deMonte Hermón (julio de 1886), donde Robert Wilder y él sentaron las bases de lo que habría de ser luego elMovimiento Estudiantil Voluntario para las Misiones (más conocido como Student Volunteer Movement). Lachispa de la vocación misionera había prendido en cientos de universidades y escuelas. El movimiento adoptócomo lema la famosa frase "La evangelización del mundo en esta generación". Alguna vez Mott dijo:

Sin ninguna duda, y en honor a la verdad, puedo afirmar que junto con la decisión de tomar a Cristo como milíder y el Señor de mi vida, esta consigna ha tenido más influencia que todo otro ideal u objetivo combinados,para ampliar mis horizontes y ensanchar mi concepto del Reino de Dios.(9)

Una de las obras destacadas de Mott fue la formación de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos en elCastillo de Vadstena en Suecia, en 1895. Los líderes de Movimientos Estudiantiles Cristianos que se habíanvenido forjando en las décadas inmediatamente anteriores, expresaron así su deseo de unirse en unorganismo de dimensión universal. Sólo seis personas participaron en aquella fundación. Mott acababa de

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cumplir treinta años y los otros eran más o menos de esa edad. La Federación fue un semillero de líderesecuménicos y uno de los grupos que abrieron brechas en los esfuerzos por conseguir que los cristianos diesenun testimonio unido de su fe, en un mundo dividido, a fin de llevar adelante mejor su misión. La influencia dela Federación creció por todo el mundo y preparó el camino para las conferencias misioneras y eclesiásticasque vendrían más tarde hasta culminar en el Consejo Mundial de Iglesias en 1948.

4. Surgimiento de la Inter-Varsity Fellowship

Habiendo reconocido el talento y la profunda convicción misionera y evangélica de Mott, hemos de recordartambién que la Federación fue lentamente cambiando su rumbo inicial. Para entender cómo surge laComunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos, paralelamente a la Federación, hace falta rastrear unpoco en los orígenes evangélicos de este movimiento estudiantil y misionero y en algunas de las conviccionesy tradiciones originales que luego abandonó.

Al hablar de algunas de las corrientes que convergen en el surgimiento de la Comunidad, hemos hechoreferencia al protestantismo evangélico de los reformadores ingleses, al pietismo, y a algunas figuras de loque se denomina "avivamientos" como Studd y Moody. En esta línea podrían mencionarse otras personas ymovimientos también emparentados con la comunidad, no siempre directamente pero sí por afinidad deénfasis y convicción. Tenemos así figuras tales como Charles Simeon, gran predicador y académico evangélicoen Cambridge; los hermanos Wesley y el movimiento metodista; los grupos estudiantiles de "Le Reveil", en laSuiza francesa; el movimiento pietista de la universidad de Halle; Zinzendorf y el movimiento moravo enAlemania.

La existencia de las iglesias evangélicas en América Latina se debe en gran parte al vasto impulso misioneroque se forjó en el seno de estas corrientes que bien podemos describir con el adjetivo "evangélicas". Con ellonos referimos a una forma de pensamiento y acción cristiana que es claramente diferente del catolicismo yque aunque es protestante tiene características bien definidas dentro del protestantismo. Una buena síntesisde este movimiento nos la ofrece el historiador Justo L. González:

A fines del siglo XVII y a través de todo el XVIII aparece en la historia del protestantismo un despertar de lareligiosidad individual que va aparejado a un nuevo interés en las misiones. Los dirigentes de este nuevodespertar protestaban contra la rigidez de la vieja ortodoxia protestante, y aunque ellos mismos eran por logeneral teólogos debidamente adiestrados, tendían a subrayar por encima de las fórmulas teológicas laimportancia de la vida cristiana práctica. Esta vida cristiana se entendía por lo general en términosindividualistas, de modo que se subrayaba la experiencia personal de cristiano y su obediencia como individuoante los mandatos divinos. En términos generales estos movimientos no pretendían constituirse en nuevassectas o iglesias, sino que su propósito era más bien servir de levadura dentro de las iglesias ya existentes. Sien algunas ocasiones éste no fue el resultado de tales movimientos, ello no se debió tanto al espíritucismático de sus fundadores como a la rigidez de las iglesias dentro de las cuales surgieron.(10)

Nótese los elementos que hemos subrayado en esta descripción. Reconoceríamos de inmediato en ellosalgunas de las características más destacadas de los evangélicos latinoamericanos. El autor que estamoscitando está especialmente interesado en la historia misionera. Así nos dice más adelante:

Es notable cómo la influencia del pietismo alemán y especialmente de Speener y Francke, puede seguirse através de Zinzendorf, Wesley y el Gran Despertar en América del Norte. Puesto que es a través de estosmovimientos que comenzó la gran expansión misionera protestante del siglo XIX, no ha de sorprendernos elque esa expansión haya tenido algunas de las características del pietismo y los demás movimientos que de élsurgieron. Así, por ejemplo, los misioneros protestantes del siglo XIX tendrían a subrayar la necesidad de unadecisión individual por parte de los conversos mucho más de lo que antes lo habían hecho los misioneroscatólicos y aun los primeros misioneros protestantes... Por otra parte, es necesario señalar que, a pesar de lomucho que se ha dicho acerca de la tendencia del pietismo a apartarse de las realidades del mundo, fue estemovimiento el que dio origen al interés de la iglesia en la totalidad geográfica del mundo.(11)

Una observación más sobre esta corriente nos ayuda a aclarar mejor el panorama del cual surge la Comunidad.Citamos esta vez a uno de los más respetados historiadores de la iglesia, en nuestro siglo: Kenneth ScottLatourette. En sus conferencias Canahan en Buenos Aires, en el año de 1956, Latourette trazó un cuadromagistral del protestantismo contemporáneo y de los desafíos que en nuestra época lo confrontaban. Diceacerca del tema que nos ocupa:

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Las minorías vitales de protestantes en Europa son en gran parte de tradición puritano-pietístico-evangélica. Ala misma corriente obedece más aun el crecimiento en números e influencia fuera de Europa. Esto significaque el protestantismo mundial tiene más y más una complexión puritano-pietístico-evangélica. No todos losque tienen una herencia protestante o todos los movimientos vigorosos dentro del protestantismopertenencen a esta corriente. Sin embargo, a través de ella, en la práctica el protestantismo acentúa más queantes el sacerdocio de todos los creyentes, la justificación por la fe y el derecho y deber del juicio individual. Yal hacer esto se acerca más que nunca en su testimonio al corazón evangélico.(12)

Nótese en particular los dos últimos párrafos de esta afirmación, que hemos subrayado. Al énfasis en laexperiencia individual y visión misionera que González describió, Latourette le agrega esta toma de concienciadoctrinal, y quizás por ello agrega otros dos términos a su descripción, hablándonos de la tradición"puritano-pietístico-evangélica". Este aspecto doctrinal es clave para entender el curso de nuestra historia.

Ya hemos dicho que la Federación mundial de Estudiantes Cristianos se forma en 1895, en Suecia. Mott y losotros cinco fundadores representan por su experiencia personal y sus convicciones los que Latourette llamaría"tradición-puritano-pietístico-evangélica". Ruth Rouse, la historiadora dela Federación, nos dice que cuatro deellos eran candidatos a misioneros y que en el caso de todos "su motivación central y el deseo ardiente de sucorazón era ganar estudiantes para Jesucristo y su servicio a través de todo el mundo". (13) Sin embargo,menos de veinticinco años más tarde (1919), en Inglaterra que era el centro y foco de la actividad estudiantilinternacional, algunos de los grupos estudiantiles evangélicos de más larga tradición se separaban delMovimiento Estudiantil Cristiano y en consecuencia de la Federación. Estos grupos que en 1928 formaron laIntervarsity Fellowship of Evangelical Unions fueron, con otros que pasaron por una experiencia semejante enotras partes del mundo, el origen de la Comunidad.

¿Qué había pasado para que se produjera esta separación? La pregunta es válida si se tiene en cuenta quecualquier líder de la Comunidad hoy en día se sentiría hermanado casi totalmente con hombres como Mott y lageneración que lo acompañó en esas horas iniciales de la Federación. Esta pregunta fue de vital importanciapara quienes empezaron la obra estudiantil asociada a la Comunidad aún en lugares del mundo donde laFederación estaba presente de un modo u otro.

El alejamiento gradual fue un proceso que empezó en la misma Inglaterra y en época temprana. Lasconvicciones evangélicas del Movimiento Estudiantil Cristiano eran claras en sus comienzos. Sin embargo, alcrecer el movimiento la iniciativa fue pasando a quienes por entonces empezaban a tomar también la iniciativaen las universidades mismas: "en lo eclesiástico los grupos anglo-católicos y en lo intelectual los protestantesliberales". La resistencia al cambio se centró en Cambridge donde un grupo vivo y numeroso cuestionaba yadesde 1904, en forma articulada, tendencias como las concesiones hechas al liberalismo en nombre de unaamplitud, que sin embargo iba excluyendo a los conservadores; la lenta sustitución de la Biblia por la teologíamoderna; o el abandono de la oración a favor de una liturgia mucho más formalista, pero menos viva. Lasnegociaciones con el CICCU para que se alinease con la marcha del MEC nacional no progresaron, ni tampocoprogresaron los esfuerzos para transformarlo desde adentro por medios constitucionales. Finalmente, elgrupo de Cambridge se separó del MEC británico en 1910.(14)

Al regresar de los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial hubo nuevos intentos de negociación quetambién fracasaron. El CICCU optó por seguir su propio camino. Probablemente la firme convicción evangélicade sus miembros, su dependencia en una vida devocional consistente, tanto personal como comunitaria, y sutradición de iniciativa estudiantil local lo mantuvieron en la posición tomada.

La decisión del CICCU no fue fácil. La ola de actividades y la popularidad de aquellos años inmediatos a lapos-guerra favoreció mucho al Movimiento Estudiantil Cristiano. Hombres de convicción profunda, sinembargo, mantuvieron una causa que parecía perdida. Uno de ellos, Norman Grubb, narra el encuentro crucialuna tarde de 1919. En éste, se llegó a la decisión de no cooperar de nuevo con el MEC, que para entonceshabía adoptado el liberalismo teológico de moda, poniendo énfasis en el evangelio social, y modicando ellenguaje de su base doctrinal para dar cabida al mayor número de opiniones. Dice Grubb:

Después de una hora de conversación que no nos condujo a ninguna parte, presentamos una pregunta vital ydirecta: "¿Considera el MEC que la sangre de Cristo es el punto central de nuestro mensaje?" La respuesta fue:"No, no es central, si bien le damos un lugar en nuestra enseñanza". Esa respuesta definió el asunto, porqueles explicamos allí mismo que para nosotros la sangre expiatoria de Jesucristo era el corazón mismo denuestro mensaje, y que nunca podríamos unirnos a un movimiento que le diese un lugar inferior.(15)

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Por supuesto que no era sólo esa diferencia doctrinal específica la que jugaba un papel básico en las razonesdel alejamiento. En cierto modo todo un nuevo talante o actitud del cual estaba ausente el énfasis en laoración diaria, la conversión personal, y aun el espíritu misionero, había empezado a caracterizar al MEC enInglaterra y a la Federación en otras partes del mundo. De allí que la intransigencia de Cambridge fue poco apoco encontrando eco en otras universidades inglesas, hasta que se culminó nueve años más tarde, en 1928,con la formación de un nuevo movimiento nacional paralelo al MEC, que se denominó precisamenteInter-Varsity Fellowship of Evangelical Unions. Fue luego de esa reunión que un grupo de estudiantesvendieron sus equipos deportivos a fin de pagar el pasaje transatlántico a un hombre que fuera al Canadá, enrespuesta a la solicitud de que allí también se formase algo parecido. Howard Ghinness, un médico queacababa de graduarse, cruzó el océano y viajó de un extremo a otro del Canadá. La visita resultó como unachispa que encontró material combustible en todas partes. Grupos de estudiantes se organizaron de la nochea la mañana y al año siguiente surgió la nter-Varsity Christian Fellowship del Canadá. De allí Guinness pasó aAustralia y Nueva Zelandia, donde con el curso de los años surgieron también movimientos nacionales.

5. Formación de la Comunidad Internacional

Del Canadá, el movimiento pasó a los Etados Unidos recién en 1939. C. Stacey Woods fue el hombre que le dioforma al movimiento canadiense y luego al americano durante los varios años en que actuó como secretariogeneral de ambos. A partir de la visita inicial a la universidad de Michigan el movimiento en las universidadesnorteamericanas se extendió rápidamente, inclusive durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Loscanadienses contrataron a dos jóvenes profesionales americanos y los sostuvieron para que continuasen enEstados Unidos la obra que la visita de Stacey Woods había comenzado. Fueron ellos Grace Koch y CharlesTroutman. Estos años iniciales se caracterizaron por la labor intensa, de grandes demandas, debido a que elterreno parecía estar preparado para un crecimiento inesperado. Había entre los universitarios tremendahambre espiritual y también una firme vocación misionera.(16)

Este crecimiento en los países de habla inglesa no fue sin embargo protegido con el favor oficial de lasgrandes iglesias y denominaciones. Es necesario destacar que la Federación a nivel internacional y el MEC anivel nacional era quienes contaban con ese apoyo organizativo moral y financiero. Como ya hemos dicho, loslíderes de la Federación pasaron a ser los líderes del movimiento ecuménico, y especialmente en Europa estosignificaba que eran los líderes reconocidos por los grandes cuerpos eclesiásticos. Cuando se critica el"exclusivismo" de los grupos de la Comunidad, o su "sectarismo" se debe recordar que eran movimientossurgidos en la base misma del mundo estudiantil, con un fuerte sentido de independencia de los organismoseclesiásticos y una combatividad forjada muchas veces en un ambiente hostil. También relacionado con estehecho se da el predominio de iniciativa de profesionales universitarios laicos en el surgimiento de estosmovimientos. Profesores de anatomía o química, matemáticos o físicos, apoyaban las iniciativas estudiantilesque muchas veces no contaban con el favor de los pastores o capellanes universitarios, mucho más inclinadosa la línea oficial de sus respectivas denominaciones. Hombres claves del movimiento británico fueron: A.Rendle Short, Douglas Johnson, Martin Lloyd-Jones, todos ellos médicos. Sir J.J. Thomson (físico) y Sir WilliamRamsay (clasicista y arquéologo) lo apoyaron desde sus comienzos. Muchos de los secretarios viajeros en elCanadá y en los Estados Unidos nunca hicieron estudios teológicos formales, sino que forjaron su teología enel diario ajetreo de su ministerio entre estudiantes.(17)

Es muy posible que la firmeza del CICCU en los momentos críticos de 1910 y 1919 les pareciera a muchosalarmismo o falta de visión en cuanto al futuro. El tiempo, sin embargo, les dio la razón. No son únicamentevoces hostiles a la Federación las que lo dicen, ni tampoco voces que vienen necesariamente de los círculosallegados a la Comunidad. La valerosa autocrítica que transcribimos a continuación fue publicada por elórgano de los MEC en América Latina, Testimonium, y tomada del órgano oficial de la Federación, The StudentWorld.

Desde 1895 a 1914 la Federación creció y progresó y el siglo XIX se cerró con una nota de confianza. Fueentonces cuando rompió la Primera Guerra Mundial y henos aquí viviendo aún "entre los tiempos". No hemossuperado aún el choque, pero estamos comenzando a revivir. De los años 1914 a 1930 el MEC pasó por unperíodo de terrible confusión. En muchos países se vivió esta experiencia. Perdimos el derrotero. Noestábamos seguros de Jesucristo. Estudiábamos libros de ética y libros acerca de la Biblia, pero noestudiábamos la Biblia. Olvidamos cómo orar. Llamábamos a los estudiantes "a la aventura cristiana". Ibamos aliberar al mundo de la pobreza, la enfermedad y la guerra en una generación. Creamos varios lemas que tenían

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muy poco que ver con la verdadera tragedia de nuestro tiempo. Pero el día se va aclarando otra vez. Hayseñales. Una vez más el llamado a la evangelización debe significar mucho para nosotros.(18)

Esto fue escrito en 1955 por un hombre que durante cuarenta años trabajó cerca de Mott, Speer y losforjadores de la Federación. Desde entonces hasta aquí, los que hemos seguido con interés la historia de laFederación no hemos visto que ella haya regresado al celo evangelizador a que se la llamaba de vuelta. Y no setrata aquí de levantar un dedo acusador contra un movimiento paralelo al nuestro, sino de entender el cursode los acontecimientos y captar -desde nuestra propia perspectiva- la validez de la preocupación que llevó aformar la Comunidad.

Mientras el movimiento que hemos descripto ocurría en el mundo de habla inglesa, en varios países de Europapasaba algo semejante. La iniciativa noruega había mentenido viva en los países escandinavos la llama de unmovimiento evangélico entre los estudiantes. El profesor Hallesby, a quien ya se ha mencionado, viajaba a lospaíses vecinos a su patria y mantenía vinculaciones con la IVF en Gran Bretaña. En Alemania, un teólogo de latalla de Karl Heim había favorecido una línea más evangélica en el MEC alemán, que desgraciadamente fuedisuelto por Hitler en 1938. Karl Heim mantuvo un contacto con los grupos inglesees de IVF y luego de laguerra apoyó el surgimiento del Studenten Mission in Deutschland, grupo afiliado hoy a la Comunidad. EnHungría, el Dr. Ferenc Kiss, un líder de la iglesia de los Hermanos y profesor de Anatomía en la Universidad deBudapest, mantuvo también una línea evangélica en el movimiento "Pro-Cristo" (afiliado a la Federación), cuyoprograma y énfasis se acercaban mucho a los de los grupos evangélicos. Un fermento evangélico similar existíaen Suiza, en Holanda y también en Francia.

Noruega e Inglaterra dieron los pasos iniciales hacia una Comunidad Internacional, en una pequeñaconferencia que realizaron en septiembre de 1934, en Oslo. Estos dos movimientos y algunos observadores delos otros países escandinavos descubrieron que tenían mucho en común. Pero lo decisivo, sin duda, fue que endicha conferencia se encontraron tres hombres excepcionales: Ole Hallesby, Robert Wilder y Howard Guinnes.Ya los hemos mencionado a los tres. Luego de su actuación junto a Mott en los comienzos de la Federación,Wilder había ido como misionero a la China. Retirado ya en Noruega, su celo evangélico y misionero no habíadisminuido, y al encontrarse con los jóvenes que se habían dado cita en Oslo, vio allí el fuego y el celo que ensus años mozos habían barrido Norteamérica y Europa, en los otros tiempos de la Federación. Wilder habíavisitado la conferencia anual de la IVF británica, al igual que Hallesby. Guines era fruto de ese movimiento.

Los mensajes y la presencia de estos hombres llevaron a los delegados más jóvenes a trazar allí mismo losplanes para una conferencia internacional anual. Cada año, a partir de 1934 dicha conferencia se realizócongregando un número creciente de delegados que representaban movimientos que también crecíanrápidamente.Ver la lista de conferencias y lugares es ver los hitos de un movimiento que crecía vigorosamente.(19) Lo que fue oficialmente la Cuarta Conferencia Internacional de Estudiantes Evangélicos se realizó enCambridge el 27 de junio al 2 de julio de 1939. Estaban presentes más de 800 estudiantes representando a 33países. El tema fue "Cristo: Nuestra libertad", y la atmósfera de la conferencia estaba permeada de unprofundo sentido de la gravedad de aquella hora. Unas pocas semanas después se desató la carnicería de laSegunda Guerra Mundial. Para más de uno la afirmación de Cristo como nuestra libertad fue una premoniciónde la fe que hacía falta para atravesar esos días sombríos.

El interín duró lo que duró la guerra. El Comité de continuación que se había formado en 1939 se reuniónuevamente por un día en 1946 en Oxford. El mundo estudiantil había cambiado. Grupos evangélicos habíansurgido en Suiza y en China, los movimientos canadiense y americano habían crecido notablemente y sehicieron presentes en Oxford. Se realizó un balance de la situación mundial y de la historia del movimientoestudiantil hasta entonces, y se aceptó la invitación norteamericana de reunirse en 1947 en la Universidad deHarvard, a fin de darle forma más permanente a lo que hasta entonces había sido una conferenciainternacional anual.

A fines de agosto de 1947, en la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, el acuerdo unánime delas delegaciones estudiantiles allí presentes fue el de proseguir a la formación de una ComunidadInternacional de Estudiantes Evangélicos. Y así se hizo. Una historia de siglos de convicciones e iniciativas,motivadas por eldeseo de anunciar el mensaje de Jesucristo y vivirlo en las aulas universitarias, convergía en laformación de la Comunidad. La declaración de propósitos y la Base Doctrinal, aprobadas en Harvard, reflejanla voluntad expresa de los delegados allí reunidos, de no permitir que la falta de previsión al forjar unaConstitución diera lugar a la desviación que siempre acecha luego del cansancio generacional.

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Desde 1947, la obra de la Comunidad ha propiciado el comienzo de 42 movimientos nacionales de estudiantesevangélicos en 60 países y sigue trabajando activamente en otros 30. Cuando representantes de la fuerzasevangélicas de todo el mundo se congregaron en el Congreso de Evangelización en Lausana (julio de 1974), unnúmero sorprendente de líderes de las iglesias del Tercer Mundo, portavoces de una tradición evangélicavitalizada por los rasgos de iglesias indígenas, eran hombres forjados en las filas de movimientos de laComunidad. En Inglaterra este movimiento evangélico ha propiciado el surgimiento de los estudios bíblicos enun nivel que combina seriedad académica y respeto por la Palabra de Dios en forma admirable.Probablemente una verdadera renovación teológica evangélica ha de surgir de esta labor bíblica, querevitalizará la teología protestante antes del fin de siglo.

En la reunión de harvard en 1947, estuvo presente Gwendolyn Shepherd, una joven médica argentina quehacía allí sus estudios post-grado. De regreso en su Argentina natal, se entregó con entusiasmo al cultivo deun movimiento que reflejase las convicciones que ella había visto expresadas en Harvard. Así fue tomandoforma la Peña Bíblica Universitaria, y así nuestra historia entra en un nuevo capítulo.

Referencias1. Dos libros que exploran esta presencia y acción estudiantil en la vida de las iglesias son: David M. Howard,Student Power in World Evangelism, Inter-Varsity Press, Downers Grove, 1970, y J. Edwin Orr, Campus Aflame,Regal Books, Glendale, 1971.

2. Buena parte de los datos históricos que se presentan en los capítulos I y II ha sido tomada de DouglasJohnson, ed., A Brief History of the International Fellowship of Evangelical Students, IFES, Lausanne.

3. Una fuente valiosa de información acerca de la Federación es, Ruth Rouse, The World's Student ChristianFederation, SCM Press, London, 1948. También hemos consultado las revistas The Student World, yTestimonium, órganos oficiales de la Federación en inglés y castellano-portugués respectivamente.

4. Para el nombre inglés World's Student Christian Federation, existen dos traducciones castellanas, y nosabemos cuál es oficial en este momento: Federación Mundial Cristiana de Estudiantes y Federación Universalde Movimientos Estudiantiles Cristianos. De aquí en adelante usaremos simplemente el nombre Federaciónpara referirnos a ella y MEC (Movimiento Estudiantil Cristiano) para referirnos a los movimientos nacionalesque son miembros de ella. subir 4. Estos grupos se conocen por los nombres CICCU (CambridgeInter-Collegiate Christian Union), fundado en 1877, pero precedido por varios esfuerzos anteriores, y OICCU(Oxford Inter-Collegiate Christian Union).

5. D. Johnson, op. cit., p.39.

6. R. Rouse, op. cit., p. 48.

7. Id. Pp. 48-49

8. Stephen Neill, Men of Unity, SCM Press, London, 1960, p. 16.

9. D. Howard, op. cit., p. 87.

10. Justo L. González, Historia de las misiones, La Aurora, Buenos Aires, 1970, pp. 187-188.

11. Id. p. 203.

12. K. S. Latourette, Desafío a los protestantes, La Aurora, Buenos Aires, 1957, p. 78.

13. R. Rouse, op. cit., p. 62.

14. J. C. Pollock, A Cambridge Movement, John Murray, London, 1953, es la historia más completa del CICCU, yofrece una detallada crónica de este proceso; ver especialmente caps. X a XVI. R. Rouse, op. cit., da tambiénotra versión del proceso. Ver especialmente caps. XIV a XVI.

15. J. C. Pollock, op. cit., pp. 194-195.

16. D. Johnson, op. cit., cap. V.

17. Id. cap. IV, además de nuestras conversaciones personales con algunas de las personas mencionadas.

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18. E. Fay Campbell, "El empuje evangelizador", en Testimonium, vol. III, N°4, p. 188.

19. 1934, Oslo (Noruega); 1935, Estocolmo (Suecia); 1936, Beatenberg (Suiza) y Helsinki (Finlandia); 1937,Budapest (Hungría); 1938, Copenhagen (Dinamarca) y 1939, Cambridge (Inglaterra). (D. Johnson, op. cit., p. 52ss.)

CAPÍTULO 2 - La Chispa y la Llama - http://www.cieeal.org/cap2.html

1957. Hotel de tercera categoría en un barrio populoso de Lima. El yanqui alto, calmado y serio, me vadiciendo: - Mirá Samuel, si perdemos el respeto por la autoridad de la Biblia nos quedamos sin evangelio. Nobasta con tener estudios en grupos. Hay que enseñar doctrina y crear conciencia de la importancia que ellatiene.

Ha puesto tal énfasis en lo que me ha dicho que por un momento ha dejado de lavar sus medias y se haquedado con una de ellas en la mano. Este es un yanqui distinto a todos los que conozco. No es sucio ni cultivaun aire de pobreza, pero tiene una modestia y disciplina que estamos aprendiendo a imitar.

Le he hablado de Unamuo y de su impaciencia con las ortodoxias frías. Me tiene que dar la razón en algunascosas. Pero le cuesta y no cede con facilidad. En el proceso voy aprendiendo lo que es el celo por la verdad.

Cuando termine de lavar sus medias, que no creo que se sequen en este invierno limeño, tendremos que ir aver al futbolista Fleming, que frecuenta nuestro estudio bíblico, y al cual Roberto le va a explicar claramente elevangelio.

Atravesamos la ciudad en un ómnibus lleno de gente. Por poco perdemos la cartera y aún el saco. Yo me quejo,como pidiéndole disculpas por la incomodidad. Me responde serio que si así viajan la mayoría de los limeños, élno tiene por qué ser la excepción. Quiero ir a una librería a comprar la más reciente antología de cuentosperuanos. En tono suave pero firme me dice que no podemos arriesgarnos a llegar tarde. No hacer esperar aFleming es tan importante como explicarle bien el mensaje de salvación.

Ahí está Fleming. No se hizo esperar. Conversamos un poco, y después derecho al grano. Yo los dejo hablar.Estoy aprendiendo que a nadie hay que acosarlo con argumentos. La verdad en si misma es poderosa, comodice Roberto. Pasa una hora o más. Fleming escucha cortés. Muy interesado a ratos y a ratos medio ausente.Roberto no se impacienta. Al final no hay decisión aunque hemos dado una oportunidad clara.

Cuando después comento que me parece una derrota, Roberto me dice que quién convence es el Espíritu, a sumanera, a su tiempo. Nosotros hemos hablado claro, con entusiasmo y hasta pasión. Es Dios quien convence.Así que allí mismo me invita a que intercedamos por Fleming, y por otros más que tiene en una lista en sulibreta.

Cuando menos pensamos se nos ha ido el día. Un día más del seminario volante en el que enseña RobertoYoung, gitano de Dios por las universidades de América Latina.

La Obra estudiantil en América Latina¿Cómo se entronizará a Jesucristo por Salvador y Señor en las vidas de los líderes del mañana en Sudamérica?...¿Quién pastoreará esta generación juvenil que surge en el continente del futuro?... Si buscara un símbolo parainterpretar el significado y las posibilidades de la hora que vivimos en la vida estudiantil sudamericana, tomaría laprimer visión de Jeremías, y prestándome una frase de su comentarista posterior diría: “He aquí la cruz del sur, unavara en flor y un caldero hirviente”.

Juan A. Mackay, 1928

Ya en 1936 en La Plata, Argentina, encontramos un grupo estudiantil evangélico embarcado en la tareaevangelizadora en la universidad. Lo formaron un joven contador recién llegado de Inglaterra y dos jovencitasuniversitarias argentinas.(20) En el otro extremo del continente, Edgard Pentecost, un universitarioamericano, asistió en 1943 a la Escuela de Verano de la Universidad Autónoma de México, con la idea deestudiar el terreno para establecer algún tipo de testimonio evangélico en las aulas.(21) Ambos esfuerzos son

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la semilla de movimientos nacionales hoy afiliados a la Comunidad. Por la misma época, el exsacerdoteboliviano Walter M. Montaño había recorrido algunos países incluyendo formar lo que él llamaba UCLA:Universidad Cristiana Latinoamericana, y que era asimismo un tipo de obra estudiantil evangélica. (22)

Sin embargo, es necesario referirse a una variedad de empresas precedentes o paralelas a la Comunidad, en elesfuerzo por evangelizar a los estudiantes de América Latina. Desde la presencia precursora de DiegoThomson, en los albores de nuestra independencia, los evangélicos manifestaron preocupación por llegar a lajuventud estudiantil y ganarla para la causa de Cristo. Sin embargo la labor individual de muchos pioneros notomó forma institucional concreta hasta más tarde, cuando surgieron obras como las Asociaciones Cristianasde Jóvenes (YMCA – YWCA) y la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos. Estas instituciones precedierona la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos. Sin embargo, es importante mencionar aquí, por losmenos, que hubo diversos esfuerzos por penetrar en el mundo intelectual y en las elites dirigentes con elmensaje de Jesucristo. La tremenda obra educacional de las Iglesias Metodista, Presbiteriana y Bautista endiferentes países, respondían en parte a esa inquietud, y ha dejado una valiosísima herencia. Figurasdestacadas consiguieron con su presencia y tarea docente entrar también en contacto con la realidaduniversitaria. Destaca entre ellos Juan A. Mackay, una de las voces evangélicas más articuladas. En un artículopublicado en 1928(23) Mackay, quien por entonces enseñaba en la Universidad de San Marcos de Lima, ofrecíauna magistral descripción de la vida estudiantil latinoamericana, y presentaba su propio testimonio de la laborrealizada en Perú. Varias de sus observaciones resultan increíblemente válidas para nuestros días. Como él,muchos más hicieron su parte con visión y coraje.

El curso de nuestra historia en particular demanda que hagamos referencia a los esfuerzos organizados quefueron tomando dimensión institucional. Ello contribuye a entender mejor la razón de ser de la presencia de laComunidad en el continente, y la naturaleza específica de su vocación en el mundo estudiantillatinoamericano.

1. Las Asociaciones Cristianas de Jóvenes en América Latina

Como hemos visto antes, hay una íntima relación entre la historia de las Asociaciones Cristianas de Jóvenes(YMCA – YWCA) y la de la Federación. En muchos lugares ambas se confunden en sus orígenes, pues tienen losmismos líderes, si bien la Federación fue siempre un movimiento más especializado. El pionero de las ACJ enAmérica Latina fue Myron J. Clark, quién llegó al Brasil con el propósito de empezar una obra de servicio yevangelización a los jóvenes, en 1890.(24) Luego de algunos intentos iniciales en San Pablo, su trabajoencontró en Río de Janeiro terreno más propicio, extendiéndose luego a otros países. Sus énfasis particularesen el deporte, la vida cultural y el servicio a la juventud le ganaron adeptos en sectores de la población quepor diversas razones parecían impermeables a la acción evangelizadora de las iglesias y misiones. Para 1914,ya había ACJ activas en Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, México, Cuba y Puerto Rico; y se fundó la FederaciónSudamericana de Asociaciones Cristianas de Jóvenes. Piriápolis, en el Uruguay llegó a ser un conocido centrode capacitación de líderes juveniles. Personalidades destacadas, en diferentes países, participaban en losprogramas de las ACJ.

El espíritu ecuménico amplio había llevado en Europa a modificar las bases de las ACJ a fin de permitir quetanto católicos como ortodoxos pudieran participar en ellas. Pasó lo mismo en América Latina. K. S. Latourette,quien ha escrito una historia de las ACJ, resume así la situación: “Aunque protestantes en sus orígenes, enAmérica Latina la ACJ (YMCA) eventualmente resultó teniendo una membresía predominantementecatólico-romana.” (25)

Este hecho que en el contexto de ciertos países europeos podía no causar problemas, en nuestro continenteoriginó un proceso difícil que ilustra bien el drama del ecumenismo en estas tierras, donde un catolicismoconservador no sólo es mayoritario sino que constituye la iglesia oficial. Se forjaron ciertas fórmulasdoctrinales en el esfuerzo por combinar fidelidad a la herencia evangélica y apertura para lograr la aceptacióncatólica. Así por ejemplo se llegó a la llamada “Base de París” en la cual se afirmaba:

Las ACJ buscan unir a aquellos jóvenes que considerando a Jesucristo como su Dios y Salvador, de acuerdo alas Sagradas Escrituras, desean en su fe y en su vida, ser discípulos de él y trabajar juntos para extender sureino entre los jóvenes. (26)

Al presentarse una crisis en el Brasil cuando ciertas iglesias evangélicas protestaron por las actividadesdeportivas en el día domingo, las ACJ optaron por un camino de independencia en relación con las iglesias

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evangélicas y en su convención nacional de octubre de 1929 declararon:

La YMCA del Brasil no es una asociación protestante en tanto que nos mantenemos fieles al a Declaración deParís. (27)

Sin embargo, esta ruptura de vínculos directos con las iglesias evangélicas no significó necesariamente laaceptación por parte de las jerarquías católicas. En general, estas siempre las vieron con malos ojos. Nadamenos que en año 1962, un jesuita experto en la historia del protestantismo latinoamericano dice lo siguiente:

Es también evidente que las asociaciones de la YMCA suponen un serio peligro religioso para la juventudcatólica. El ambiente que en ellas se respira es totalmente protestante; las conferencias organizadas tienen amenudo carácter heterodoxo o están imbuidas de ideologías contrarias a la moral o al dogma católico; elcontacto directo con algunos de sus dirigentes ha resultado desastroso para su fe. La experiencia de muchaspartes enseña que jóvenes que frecuentan tales centros van abandonando totalmente las prácticas de suIglesia. (28)

Con el paso del tiempo, sin embargo, las ACJ llegaron a ser conocidas por su tarea social de servicio a lajuventud mucho más que por su interés evangelizador. No sólo en América Latina sino en todo el mundo lasbases evangélicas se fueron diluyendo, de manera que hoy, con raras excepciones, las ACJ son más bieninstituciones neutrales en lo religioso.

Es posible que gigantes evangélicos de la talla de Juan A. Mackay hayan visto este proceso como parte de undesarrollo necesario para la realización misionera. Es decir, si el catolicismo no retiene a la juventud y si lasiglesias evangélicas no la atraen, un terreno neutral puede ser el único lugar donde se alcanza a la nuevageneración, en el contexto de actividades que los jóvenes necesitan y aprecian. En ciertos casos se fue más alláy un ejemplo curioso es el de Julio Navarro Monzó, intelectual portugués que auspiciado por las ACJ viajó porvarios países de América Latina y publico libros proponiendo una espiritualidad laica y no eclesiástica, comoalternativa espiritual para la juventud de América Latina. Dice Navarro Monzó:

El mundo moderno y especialmente el mundo latino no cree en iglesias; en iglesia alguna; de ningún género.Esta es la verdad y no hay que darle vuelta… Por eso cualquier tentativa de crear iglesias nuevas en la AméricaLatina, o de introducir en ella iglesias exóticas solo podrá contar con un éxito parcial que, en el fondo es deltodo deleznable. La solución de los grandes problemas morales y religiosos de estos pueblos, a lo menos a mijuicio, ya no se halla allí… El cristianismo está destinado a subsistir como un ideal, no como una doctrina ymenos como una organización encargada de imponerla. (29)

Otro libro de Navarro Monzó en el cual se adentraba en interpretaciones muy personales del material bíblicose titulaba La revolución cristiana. Al crítico de libros de la revista de las Asambleas de Hermanos en laArgentina, el mencionado libro lo l levó a afirmar: “Llamemos a las cosas por su verdadero nombre. Al pan, pany al vino, vino; y a Navarro Monzó y la Asociación de Jóvenes, zapadores satánicos que minan la fe.” (30)

Sin embargo, Erasmo Braga, el famoso líder evangélico brasileño mostraba en 1916 un gran optimismorespecto al futuro de las ACJ como fuerza espiritual:

El campamento de estudiantes en Pirlápolis está ejerciendo una gran influencia llena de resultados sobre laclase universitaria sudamericana, y la reunión anual, que atrae al Uruguay a alumnos y profesores de variasrepúblicas es considerada con justicia una agencia de concordia y solidaridad internacional de valorinapreciable… se habla ya de una entidad legal cuya misteriosa fuerza va congregando en un bloque a lajuventud universitaria…(31)

2. Comienzos de la Federación en América Latina

A pesar del proceso de que hemos dado cuenta, es un hecho, por otra parte, que las ACJ fueron la plataformao la infraestructura que muchas veces permitió que voces netamente evangélicas se escucharan en nuestrocontinente. Fue en el contexto de las ACJ que Juan A. Mackay escribió un libro tan evangélico como El sentidode la vida, y fue en ese contexto que John R. Mott realizó varias de sus visitas a América Latina, es en el senode las ACJ que se dan los primeros pasos de la actividad ecuménica.

Las visitas de Mott son interesantes porque es por medio de él que en otros continentes empieza a hablarsede los estudiantes latinoamericanos y sus necesidades espirituales. Luego de una visita a la Argentina,Uruguay y Brasil, en 1906, Mott escribió refiriéndose a la juventud estudiantil latinoamericana:

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Es la más desatendida en el mundo… Suman más de setenta mil jóvenes en cerca de 600 instituciones deeducación superior. Tienen una influencia mayor que la de los estudiantes en otras partes debido alanalfabetismo entre las masas. La religión mayoritaria ha perdido su influencia sobre ellos. Están entre losjóvenes sometidos a más fuertes tentaciones que los jóvenes de cualquier otra parte del mundo. En lasreuniones que tuve con estudiantes y mis contactos personales quedé impresionado con su respuesta positiva.Ha llegado la hora en que debiéramos abordar la tarea con toda firmeza. (32)

¡Cuántas veces desde entonces y hasta hoy hemos escuchado lo mismo! ¿A qué realizaciones ha llevado estavisión de hace setenta años? El infatigable Mott volvió varias veces, y en 1940 y 1941, a pedido de varioslíderes evangélicos:

En esas visitas, el Dr. Mott pronunció inspiradores mensajes cristianos en universidades nacionales anteestudiantes, profesores y miembros de sociedades culturales, es escuelas secundarias, en Rotary Clubes y enalmuerzos con financistas, en iglesias unidas y ante asambleas conjuntas de todas las denominacionesevangélicas. (33)

En cada lugar que visitó durante este viaje, Mott habló a los líderes evangélicos reunidos en conferencias que,tanto por su organización como por su representatividad, resultaron precursoras de algunas de las entidadesecuménicas que surgieron después. En todas ellas convocó a los líderes evangélicos a mirar hacia el futuro y apensar en especial en forma estratégica. Transcribimos, por ejemplo, de los mensajes que dio en Buenos Aires:

Debemos mirar hacia delante… allí está nuestro propósito. Nuestros objetivos permanentes están allí… Lasbatallas a librarse están allí. Él no nos ordena la retirada; nos dice todavía “Seguidme”. Por supuesto allí está lanueva generación, que todavía no ha sido ganada para esta gran empresa… Estrategia es la ciencia que noscapacita para hacer con recursos limitados aquello que grandes recursos no pueden realizar sin ella. Haylugares estratégicos, cuya ocupación facilita la ocupación del territorio vecino. Hay clases estratégicas que unavez alcanzadas nos facilitan el contacto con otras; por ejemplo, los estudiantes. (34)

Fue en relación con las ACJ que vino Emmanuel Galland, el primer misionero que se dedicaría específicamentea trabajar entre los estudiantes. Era un pastor de la Iglesia Reformada Suiza, y hacia 1920 se estableció en elUruguay. Un historiador del ecumenismo en América Latina nos dice acerca de su obra:

Estos fueron los primeros atisbos de lo que más tarde llegaría a convertirse en el Movimiento EstudiantilCristiano (MEC)… Sobre los pasos de la obra realizada por Galland avanzaría la Federación Mundial Cristianade Estudiantes (FMCE), la cual durante los años de la Segunda Guerra Mundial tomaría contacto con los gruposde universitarios protestantes y con individuos aislados en casi todos los países del continente. (35)

Cuando se reúne la Conferencia Mundial de la Juventud Cristiana en Oslo (1947), el resumen de la situaciónlatinoamericana preparado por un líder ecuménico dice lo siguiente, luego de describir brevemente la obra delas ACJ:

En cuanto a los grupos del Movimiento Estudiantil Cristiano, de más reciente creación (1940 en adelante) aúnno se ha producido un movimiento latinoamericano, pero hay algunas manifestaciones que podríamos llamarprecursoras, del interés por él. (36)

A comienzos de 1953, en el Comité General de la Federación en Nasrapur fueron admitidos en su seno losMovimientos Estudiantiles Cristianos de Brasil y Puerto Rico, los primeros de América Latina en 58 años devida de la Federación. (37) El hecho había sido precedido por una conferencia de líderes de los varios gruposque existían entonces en América Latina, y que se realizó con el auspicio de la Federación, en julio de 1952, enSito das Figueiras, cerca de San Pablo, Brasil. En dicha conferencia se decidió iniciar la publicación de la revistaTestimonium, cuya dirección se encargó al obrero del MEC brasilero, Jorge César Mota. Probablementetambién en dicha conferencia se decidió proponer o aceptar que hubiese un secretario latinoamericano de laFederación que viajase promoviendo la obra en el continente. El nombramiento recayó en el uruguayo ValdoGalland, nada menos que hijo del pastor Galland que vino de Suiza, mencionado líneas arriba. En ocasión de laasamblea de Nasrapur, Galland resume la situación del MEC en nuestro continente de la siguiente manera:movimientos afiliados: Brasil y Puerto Rico; movimientos corresponsables: Chile, Argentina y Uruguay;movimientos “pioneros”: las asociaciones de Guatemala y México; y se registraba el inicio de obra en Bolivia,Colombia, República Dominicana, Perú y Venezuela. (38)

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3. Algunas Observaciones

No nos ocupa aquí una historia del MEC en América Latina, sin embargo creemos necesario hacer cuatroobservaciones. Primero, que en sus declaraciones de principios e intenciones el MEC aparece comodefinidamente evangélico. Sorprende hoy hallar en los primeros números de su revista claras declaraciones enese sentido. Así, por ejemplo, en el primer número, Richard Shaull propone una cuádruple tarea para los MEC.Primero insiste que cada grupo tiene que ser “homogéneo” y entiende ello como definidamente “deorientación evangélica”. Segundo, cada grupo debe esforzarse en entender su fe cristiana profundizando enella. Tercero, cada grupo debe formar “una koinonía en que estudiantes cristianos dedicados sin reservas aJesucristo puedan orar y estudiar juntos, fortalecerse para los días futuros y compartir con otros susproblemas y su esperanza común en Jesucristo”. Finalmente cada grupo precisa tener una misión y actuar.“Sabiendo que Dios está en acción usando los miembros de su iglesia como sus instrumentos… (a cada uno)nos está llamando Dios para luchar y servirle sin reservas”. (39)

La segunda observación es que sea por su estilo de presentación, por su liderazgo, o por el contexto en queempieza, el MEC en varios países se desarrolla principalmente entre las iglesias que se suele describir como“históricas”, y que están ya inclinadas a un ecumenismo del tipo que promueve el Consejo Mundial de Iglesias.Es un hecho que la Federación fue el semillero del cual salieron los líderes del Consejo Mundial y que en laépoca en que el MEC empezaba en nuestro continente , existían estrechos vínculos entre Federación yConsejo. Ya en 1958, Mauricio López, quien fue secretario latinoamericano de la Federación, en una crónica enla que compara a los MEC y los grupos de la Comunidad, dice lo siguiente:

En cuanto a IVF (Comunidad)… la mayoría de sus miembros procede de iglesias libres y conservadoras.Ninguno de ellos procede del catolicismo o de entre los estudiantes no cristianos. (40)

Las afirmaciones no son del todo exactas, pero por contraste vemos en ellas cómo se ve el MEC a sí mismo. Sise toma en cuenta que las iglesias “ecuménicas” representan a una minoría del total de las iglesias evangélicasde la América Latina, podríamos decir que éstas encontrarían la perspectiva de la Comunidad más cercana asus propios énfasis y visión.

Tercera observación, desde sus comienzos en el MEC hay problemas en dos áreas que para la Comunidadresultan fundamentales: la dimensión que podríamos llamar devocional y una intensión abiertaevangelizadora, en términos de un llamado a la conversión a Jesucristo. Respecto a la vida devocional, ValdoGalland da un buen resumen de la situación cuando dice:

Al examinar la situación presente de la vida espiritual de la Federación, conviene recordar que en sus orígenesla Federación estaba dominada por tendencias pietistas; se enfatizaba la vida espiritual subjetiva eindividualista. Cuando los acontecimientos mundiales hicieron que la Federación descubriera las implicacionessociales del evangelio, muy naturalmente se reaccionó contra el pietismo. Simultáneamente, se iniciaba ladivisión que se ha acentuado hasta el día de hoy entre MEC y Compañerismo Estudiantil (Comunidad). Esteúltimo recogió la tradición pietista de los primeros años de la Federación. Como consecuencia de su propiaevolución histórica y de la oposición del Compañerismo Estudiantil, hay actualmente en la Federación fuertestendencias pietistas.(41)

Vez tras vez en nuestros contactos con los MEC latinoamericanos se ha verificado esta dimensión anti-pietistaque podríamos decir que se acentuó con el correr del tiempo.

Respecto a la intención evangelizadora, ella aparece en forma definida en un documento producido durante laprimera conferencia latinoamericana en Sito das Figueiras, en julio de 1952, que luego resulto objeto dediscusión y crítica en los niveles directivos de la Federación Mundial. El documento afirma:

a) Nuestra tarea principal es evangelizar, esto es proclamar a Jesucristo como Señor y Salvador. Parte de estemensaje es el hecho de que la Iglesia es el cuerpo de Cristo y que no puede ser sino una. Esto significa que lafe de todos aquellos que se llaman cristianos, sean católico-romanos o protestantes, debe mantenerse bajo eljuicio de la Palabra de Dios.

Pasa luego el documento a deplorar las divisiones y el espíritu sectario del que se puede acusar por igual atodos y continúa describiendo el mensaje evangélico que se presenta a los estudiantes católicos, empezandoen los puntos que se tienen en común, y el espíritu que debe caracterizar la presentación de dicho mensaje.Las conclusiones son especialmente elocuentes:

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f) Creemos que la aceptación de Jesucristo como Señor y Salvador implica una relación directa con algunaiglesia y participación en ella, y que el trabajo del MEC no es completo en cuanto que dicha necesidad no hayasido acentuada.

g) El resultado práctico de este testimonio del MEC, la necesidad de relación con una iglesia, lleva alestudiante católico-romano, que accedió a una aceptación de Jesucristo como Señor y Salvador personal, a lanecesidad de decidirse entre dos posibles actitudes: 1) permanecer en su iglesia trabajando por su reforma yrenovación; 2) abandonarla para unirse a otra iglesia.

Reconocemos que debido al bajo nivel espiritual de la Iglesia Católica Romana en los países de América Latina,su apartamiento de un énfasis cristocéntrico y su rígido control jerárquico, la segunda probabilidad será laconsecuencia normal.

Sin embargo, el escoger entre estas dos actitudes no es responsabilidad del MEC, pero si individualmente delestudiante católico-romano, sustentado en su lucha por la participación en el MEC. (42)

Resulta sumamente ilustrativo descubrir que el Comité General de la Federación pidió a los MEClatinoamericanos que suprimiesen el párrafo (g) del documento y que reformaran el total en términos que dehecho significan debilitar por completo la fuerza de este impulso evangelizador en lo que a loscatólicos-romanos concernía. Por razones diversas este impulso evangelizador inicial no perduró en los MEClatinoamericanos.

Finalmente, cuarta observación, la cuestión doctrinal. La Federación no es un movimiento confesional. Comohemos visto, en sus orígenes representa una corriente netamente evangélica, pero el espíritu ecuménico lalleva a ampliar al máximo las bases que hagan posible alcanzar a un mayor número de estudiantes. En unesclarecedor artículo publicado en 1966, Martín Conway dice en el curso de una comparación entre laFederación y la Comunidad (que entonces era llamada Compañerismo):

La diferencia fundamental que todavía nos mantiene separados, tiene relación con la cuestión de la doctrinacristiana. Desde un comienzo la FMCE se negó a adoptar un credo particular. Sus movimientos asociados hanseguido muchas veces las modalidades de las iglesias y sin duda, en un momento dado se inclinaron a seguiruna línea especial, pero esto jamás se ha concretado en un sistema doctrinal. El Compañerismo Internacional,por lo contrario, desde un principio ha exigido a sus dirigentes que acepten una serie fija de puntosdoctrinales, es decir, un credo. (43)

No se puede sacar la conclusión de que el MEC no toma en serio la doctrina cristiana. Algunos de susmateriales teológicos y de estudio bíblico a lo largo de los años revelan la seriedad y profundidad con que laFederación se abocó a la reflexión teológica. Una seriedad que, debemos confesar, nos resultó mucha vecesenvidiable ante la superficialidad de algunos esfuerzos en el campo evangélico. Sin embargo, la falta de uncredo mínimo puede dar lugar a un deterioro generacional en la convicción de los dirigentes y a un lentoabandono de los propósitos iniciales del movimiento.

Conviene que nos demos cuanta, sin embargo, que la Comunidad no aparece en América Latina como unmovimiento rival de la Federación. Esfuerzos independientes de la Federación y de la Comunidad(44) sehabían dado desde mucho antes. Cuando Edgard Pentecos visita México por primera vez en 1943, el MECtodavía no existe allí y a partir de entonces, en relativamente pocos lugares se da una confrontación abiertaentre ambos movimientos. Quien escribe estas líneas, recuerda que cuando el Círculo Bíblico Universitariosurgió en Lima (en 1954), todavía el MEC no existía en el Perú, aunque había habido algunos esfuerzosesporádicos anteriores, denominacionales e interdenominacionales, por asociar a los universitariosevangélicos y hacer tarea evangelizadora en la universidad. En algunos casos hubo fricciones y en algunoslugares una rivalidad determinada por factores de política eclesiástica ajenos al mundo estudiantil. LaComunidad, sin embargo, se define a si misma por sus objetivos concretos y su base doctrinal, por el impulsoevangelizador de las nuevas generaciones evangélicas, por su herencia histórica y la clara visión de una tareapara el futuro. Las observaciones que acabamos de hacer sobre el MEC encierran también constantespreguntas para la autocrítica: ¿es auténtica nuestra piedad a la luz de la herencia pietista? ¿hasta dóndeestamos tomando en serio la herencia que representa nuestra base doctrinal y la vivencia de las verdades queella anuncia? ¿estamos realmente embarcados en la misión evangelizadora a la cual hacen referencia nuestrosobjetivos?

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Referencias20. “Un poco de historia”, Boletín PBUA, Año 2, número especial, julio-agosto de 1965, p. 1.

21. Margaret Pentecost, “The IFES in Mexico”, HIS Magazine, nov. De 1951, p.9.

22. Sólo hemos podido disponer de información oral respecto a esta actividad de Montaño, por quienes loconocieron en Argentina hacia 1937. Fuente: Alec Clifford, Miguel A. Zandrino.

23. John A. Mackay, “An Introduction to Christian Work among South American students”, InternationalReview of Missions, abril de 1928, p. 286.

24. Erasmo Braga, Pan-Americanismo: Aspecto religioso, sociedade de preparo missionario funcionando nosEstados Unidos e Canada, New Cork, 1916, p. 36 ss.

25. K. S. Latourette, Christianity in a Revolutionary Age, Paternóster, London, 1970, vol. III, p. 303. El mismoautor publicó una historia de las YMCA-YWCA en 1957, a la cual sólo hemos tenido acceso por referencias enotras obras. En adelante usaremos las iniciales ACJ para referirnos a esta institución.

26. Texto tomado de Juan B. Garaño, “La Asociación Cristiana de Jóvenes”, El Expositor Bautista, Buenos Aires,junio de 1975, p. 10.

27. Citado por Prudencio Damboriena S. J., El Protestantismo en América Latina, Teres, Friburgo, 1962, p. 73.Ver toda esta sección, pp. 69-74, aunque contiene varias inexactitudes.

28. Id. P. 74.

29. Julio Navarro Monzó, El problema religioso en la cultura latinoamericana, Federación Sudamericana deACJ, Montevideo, 1925, p. 108.

30. Julio Navarro Monzó, La revolución cristiana, Mundo Nuevo, Montevideo 1929, La nota se publicó en Eldespertar, revista juvenil. Posteriormente, Navarro Monzó cambió radicalmente, llegando en sus últimos añosa ser un católico ultra-conservador que criticó acerbamente a la YMCA.

31. E. Braga, op. cit., p. 37.

32. Citado de su informe privado, por R. Rouse, op. cit., p. 110.

33. W. Stanley Rycroft, Sobre este fundamento, La Aurora, Buenos Aires, 1944, p. 87.

34. Informe oficial del congreso evangélico celebrado en ocasión de la visita del Dr. Juan R. Mott. La Aurora,Buenos Aires, 1940, pp. 108 y 124.

35. Marcelo Pérez Rivas, “El ecumenismo en América Latina”, apéndice II a Norman Goodall, El movimientoecuménico, La Aurora, Buenos Aires, 1970, pp. 220 y 221.

36. D. D. Lurá Villanueva, Jesucristo es el Señor, Segunda Conferencia Mundial de Juventud Cristiana, Oslo,1947, dist. La Aurora, Buenos Aires, 1948, p. 25.

37. Valdo Galland, “América Latina en la familia federativa”, Testimonium, vol. I, N° 2, junio de 1953, p. 36.

38. Id. Pp. 36-37.

39. Richard Shaull, “Nuestra tarea inmediata frente a la crisis inminente”, Testimonium, vol. I, N°1, pp. 30-33.

40. Mauricio López, “Panorama de Situacão Latinoamericana”, Testimonium, vol. VI, fasc. 3, octubre de 1958, p.54.

41. Valdo Galland, “La Misión de la Federación”, Testimonium, vol. IX, fasc. 1, primer trimestre 1961, p. 42.

42. Testimonium, vol. I, N°2, pp. 37-39. La discusión del tema puede seguirse en los números siguientes de larevista y en el vol. IV, fasc. 1 y 2, pp. 25-41 y The Student World, N°4, 1954, pp. 391-398.

43. Martin Conway, “Ecumenismo en la universidad”, Testimonium, vol. XI, N°2, pp. 50-61.

44. Como lo fue la Peña Bíblica Universitaria de Buenos Aires en sus comienzos, o la Asociación CristianaUniversitaria de Guatemala, en sus comienzos.

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