La Edad de Oro 1946-47 - Vv.aa

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    Las grandes historiasde la ciencia ficcin

    LA EDAD DE ORO

    1.946-1.947

    Seleccin de Isaac Asimov y Martin H. GreenbergVolumen 5

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    inopsis

    Los mejores relatos del perodo histrico ms importante de la ciencia ficcin,

    cuando los grandes maestros configuraron los temas clsicos del gnero.Quinto volumen de una esmeradsima seleccin en la que Asimov yGreenberg presentan cronolgicamente las narraciones que marcaron laevolucin del gnero. Diez historias aparecidas originalmente en 1946 y 1947,obra de los mejores escritores del momento.

    Fredric Brown, Dolton Edwards, Henry Kuttner y Catherine L. Moore, TheodoreSturgeon, William Tenn, H. Beam Piper y T. L. Sherred son los autores de esteconjunto de relatos inolvidables.

    Los ttulos incluidos en este volumen son:Placet Es un Mundo de Locos (Placet Is a Crazy Place, 1946)-Fredric

    BrownPesadilla en Klase(Meihem in Klasrum, 1946)-Dolton EdwardsEpoca Dorada(Vintage Season, 1946)-Lawrence ODonnellEl Cohete de Mewhu(Mewhus Jet, 1946)-Theodore SturgeonJuego de Nios(Childs Play, 1947)-William TennUna y Otra Vez(Time and Time Again, 1947)-H. Beam PiperTiny y el Monstruo (Tiny and the Monster, 1947)-Theodore SturgeonE de Esfuerzo(E for Effort, 1947)-T. L. SherredAdis, Profesor(Exit the Professor, 1947)-Lewis PadgettTruenos y Rosas(Thunder and Roses, 1947)-Theodore Sturgeon

    Publicados en esta coleccin:La Edad de Oro 1 (1939-1940)La Edad de Oro 2 (1941)La Edad de Oro 3 (1942-1943)La Edad de Oro 4 (1944-1945)La Edad de Oro 5 (1946-1947)

    Los relatos de la versin en ingls no incluidos en este volumen son:1946A Logic Named Joe, 1946-Will F. JenkinsMemorial, 1946-Theodore SturgeonLoophole, 1946-Arthur C. Clarke

    The Nightmare, 1946-Chan DavisRescue Party, 1946-Arthur C. ClarkeConquerors Isle, 1946-Nelson S. BondLorelei of the Red Mist, 1946-Ray Bradbury & Leigh Brackett

    The Million-Year Picnic, 1946-Ray BradburyThe Last Objective, 1946-Paul A. CarterEvidence, 1946-Isaac Asimov

    Absalom, 1946-Henry KuttnerTechnical Error, 1946-Arthur C. Clarke

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    1947Little Lost Robot, 1947-Isaac Asimov

    Tomorrows Children, 1947-Poul AndersonLetter to Ellen, 1947-Chandler Davis

    The Figure, 1947-Edward Grendon

    With Folded Hands..., 1947-Jack WilliamsonThe Fires Within, 1947-Arthur C. ClarkeZero Hour, 1947-Ray BradburyHobbyist, 1947-Eric Frank Russell

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    Ediciones Martnez Roca, S. A.Coleccin dirigida por Alejo Cuervo

    Traduccin de Rafael Marn Trechera, Celia Filipetto y FranciscoBlancoDiseo cubierta: Geest/Hoverstad

    Ilustracin: Chichoni/Selecciones IlustradasTtulo original: Asimov presents the great SF stories (1946-1947),publicado por DAW Books, Inc., Nueva York 1981-82 by Isaac Asimov y Martin H. Greenberg, by arrangementwith DAW Books, Inc., New York 1990, Ediciones Martnez Roca, S.A.Gran Via, 774, 7, 08013 BarcelonaISBN 978-84-270-1436-6Depsito legal B. 39.110-1989Impreso por Libergraf, S. A.,Constituci, 19, 08014 BarcelonaImpreso en Espaa - Printed in Spain

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    1.946

    Introduccin

    En el mundo de fuera de la realidad, el primer ao posterior a la segunda

    guerra mundial tuvo un comienzo sombro con la ejecucin, el 3 de enero, deWilliam Joyce, conocido por millones de britnicos como Lord Haw, quienemiti propaganda nazi a las Islas Britnicas durante la guerra. Avanzado el ao,el Tribunal de Nuremberg sentenci a muerte a una docena de destacadoscriminales de guerra nazis, pero el ms importante de todos, Hermann Goering,escap a su destino al quitarse la vida. Estados Unidos se vio sacudido conhuelgas y paros laborales durante todo el ao, y la situacin se volvi tan graveque el presidente Truman tuvo que ordenar al ejrcito que se hiciera cargo delos ferrocarriles y la mayora de las minas de carbn, aunque slo durante pocotiempo. En el otro extremo del mundo, Ho Chi Minh inici la ofensiva que

    finalmente expulsara a Francia y ms tarde a Estados Unidos de Vietnam. Sereanudo la sangrienta guerra civil entre las fuerzas comunistas y nacionalistas enChina y su resultado todava continuaba siendo incierto.

    En el aspecto positivo, el Consejo de Seguridad de las recin fundadasNaciones Unidas se reuni en enero y eligi al noruego Trvgve Lie como primersecretario general de la organizacin con la esperanza de que la siguientedcada fuera pacfica. Sin embargo, el esbozo de la guerra fra qued en el airecuando Winston Churchill habl de la existencia de un Teln de Acero quehaba cado sobre Europa, en un discurso en el Westminster College en Missouri.Se garantiz el derecho al voto a las mujeres japonesas e italianas por primcravez en la historia, y Filipinas obtuvo su independencia gracias a Estados Unidos

    el 4 de julio.Durante 1946, se fundaron la revista Holidayy la firma editora Farras, Straus

    and Company.La Vie en Rose, The Christmas Song, To Each His OwnyTenderlyfueron canciones de xito. Los Cardinals de St. Louis derrotaron a los Red Sox deBoston por siete juegos en el Campeonato Mundial de Bisbol.

    Gran Bretaa cre un Servicio de Seguridad Social. Juan Domingo Pern seconvirti en presidente de Argentina. ENIAC (Electronic Numerical Integrator andComputer) continuaba su desarrollo, pero pocos fuera del campo de la cienciaficcin advirtieron que cambiara profundamente la vida del mundoindustrializado. Marc Chagall pintVaca con paraguas. Se instituyeron las becas

    Fulbright. El doctor Benjamin Spock (que no es el padre del seor Spock elVulcano) public un libro titulado The Common Sense Book of Baby and Child

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    Care(ms tarde conocido slo como Baby and Child Care) y se hizo millonario...;se sabe que algunos nios fueron golpeados con el libro. Se pusieron a la ventalos relojes Timex. Broadway tuvo una gran temporada con obras como TheIceman Cometh, de Eugene ONeill,Born Yesterday, de Garson Kanin,Annie GetYour Gun, del gran Irving Berlin, Another Part of the Forest, de Lillian Hellman, y

    Cal Me Mister, de Harold Rome.El tiempo de vuelo aproximado entre Londres y Nueva York era de casi veinte

    horas. Pablo Picasso pint su Fauno tocando la flauta, mientras que Eastman Kodaksacaba al mercado la pelcula Ektachrome.

    Fueron novelas destacadasFrankie y la boda, de Carson McCullers,Todos loshombres del rey, de Robert Penn Warren, El gran reloj, de Kenneth Fearing, yZorba el Griego, de Nikos Kazantzakis. Proctor y Gamble pusieronTidea la ventay en las lavadoras de todo Estados Unidos.

    Hubo un puado de films excelentes: Los mejores aos de nuestra vida,dirigida por el desaparecido William Wyler; El cartero siempre l ama dos veces;

    Roma, ciudad abierta, de Roberto Rossellini, y Duelo al Sol. Una pelcula llamadaForajidoconvirti en estrella a Burt Lancaster, mientras que Humphrey Bogart yLauren Bacall intercambiaban miradas maliciosas en El sueo eterno. El rnusicalThe Harvey Girlsdio al mundo Atchison, Topeka y Santa Fe.

    Los cientficos John von Neumann y Emil Fuchs solicitaron la patente de unaparato al que llamaron bomba de hidrgeno. Mickey Spillane dej de escribirlibros de historietas para dedicarse a novelas extremadamente duras con lapublicacin de Yo, el jurado. La palabra autmata fue empleada por Delman S.Herder, y los lectores de ciencia ficcin comprendieron las implicaciones.

    Assault fue el mejor caballo del ao, y venci la Triple Corona contra fuertescompetidores. Los cangrejos picantes de Mrs. Paul obtuvieron una acogidamagnfica, mientras que uno de los mayores inventores del siglo, el brillante LouisHeard, diseaba el bikini y lo bautizaba con el nombre del atoln donde iba allevarse a cabo la primera prueba atmica posterior a la guerra.

    La muerte se llev al campen de ajedrez Aleksandr Alekhine y al geniofotogrfico de Alfred Stieglitz.

    Mel Brooks era todava Melvin Kaminsky.En el mundo real fue un ao particularmente destacado, ya que docenas de

    escritores de ciencia ficcin regresaron del ejrcito. Incluso un joven yprometedor escritor llamado Isaac Asimov, que haba conseguido ser reclutadoen 1945, se licenci este ao.

    Se publicaron libros importantes en 1946: Slan, de A. E, van Vogt; The TimeStream, de John Taine, yThe Skylark of Space, de E. E. Doc Smith (aunque todasfueron escritas mucho antes, para revistas). El ao destac por la aparicin dedos de las grandes antologas de todos los tiempos: Adventures in Time andSpace, a cargo de J. Francis McComas y Raymond Healy, y The Best of ScienceFiction, compilada por el sabio Groff Conklin, el primer antologista de su poca.Pronto, cientos de miles de lectores veran cmo su mente se expanda.

    Los entusiastas y los profesionales britnicos lanzaron las revistas New WorldsyFantasyen diciembre.

    En el mundo real sucedieron ms cosas maravillosas, ya que tres escritores

    magnficos hicieron su vuelo nupcial a la realidad: Arthur C. Clarke con Loophole

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    en abril, William Tenn (Philip Klass) con Alexander the Bait en mayo, y MargaretSt. Clair con Rocked to Limbo en noviembre.

    La gente real se reuni por cuarta vez cuando la Convencin Mundial deCiencia Ficcin (la Pacificon) se celebr en Los Angeles bajo la batuta delincansable Forry Ackerman.

    La muerte se llev a Otis Adelbert Kline, Leroy Yerxa y a uno de los grandespadres de la ciencia ficcin, H. G. Wells.

    Pero alas distantes empezaban a batir con el nacimiento de Alan Dean Foster,F. Paul Wilson, Christopher Foss, Robert Weinberg, Mark Geston, Eric S. Rabkin,Richard Glyn Jones, Steven G. Spruill, y Bruce McAllister.

    Viajemos al venerado ao de 1946 y disfrutemos de las mejores historias queel mundo real nos leg.

    ISAAC ASIMOV Y MARTIN H. GREENBERG

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    Placet es un mundo de locos

    Fredric Brown (1906-1972)Astounding Science Fiction, mayo

    Hemos comentado el talento de Fredric Brown en anteriores volmenes deesta serie, pero merece la pena repetir que fue uno de los primeros artfices dela ciencia ficcin, capaz de lograr obras sobresalientes en todas las extensiones,desde el ultracorto a la novela. Tal vez fue el primer gran autor de ciencia ficcinque tuvo la habilidad de ser consecuentemente divertido y consecuentementesabio al mismo tiempo, y a decir verdad ejerci en el gnero una influencia mayorde la que los historiadores le han otorgado.

    Placet es un mundo de locos no fue incluido en The Best of Fredric Brown ,pero debera haberlo sido. Para duplicarlo, todo lo que hay que hacer es mezclarun poco de Philip K. Dick, aadir algo de Philip Jos Farmer, y rematarlo con una

    generosa porcin de Ferdinand Feghoot!(La ciencia ficcin humorfstica no es tan comn como me gustara, pero claro,

    la ficcin general humorstica tampoco es tan comn como yo quisiera. Eso sedebe a que no es fcil tener xito siendo gracioso, y pocos escritores lo intentany an menos lo consiguen. Fredric Brown es uno de los que lo logran, y este relatoha tenido siempre un lugar en mi corazn porque Fred consigui plantear unasituacin completamente descabellada y extraerle sentido. Oh, no creo que lavelocidad de la luz se reduzca realmente a la del sonido en las inmediaciones deuna interaccin materia-antimateria, pero podemos suponer que lo hace. Porcierto, materia contraterrena es un trmino de ciencia ficcin que fue

    reemplazado por el vocablo que emplearon los cientficos de verdad cuando sepusieron a considerarlo en serio. Se decidieron por antimateria y hemos tenidoque hacerles caso. I.A.)

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    UNQUE ESTS ACOSTUMBRADO, a veces puede contigo. Comoaquella maana., si puede llamrsele maana. Realmente era denoche. Pero nos guiamos por el horario terrestre en Placet, porque

    el tiempo de Placet sera tan lioso como todo lo dems en ese planetachiflado. Quiero decir que habra un da de seis horas y luego una nochede dos horas y despus un da de quince horas y una noche de una hora

    y., bueno, no se puede medir el tiempo en un planeta que hace un ocho

    en su rbita alrededor de dos soles disparejos, pasa entre ellos como unmurcilago salido del infierno mientras que los dos soles giran unoalrededor del otro tan rpida y tan relativamente cerca que losastrnomos de la Tierra pensaron que se trataba de un solo sol hasta quela expedicin Blakeslee aterriz aqu hace veinte aos.

    Vern, la rotacin de Placet no es ni siquiera una fraccin del perodode su rbita, y tenemos el Campo Blakeslee en medio de los dos soles.,un campo en el que los rayos de luz reducen su velocidad hasta el pasode tortuga y se quedan atrs y bueno...

    Si no han ledo los informes Blakeslee sobre Placet, agrrense a algomientras les digo esto: Placet es el nico planeta conocido que puedeeclipsarse a s mismo dos veces al mismo tiempo, correr precipitadamentehacia s mismo cada cuarenta horas, y luego perseguirse hasta quedarinvisible.

    No, no se lo reprocho.Yo tampoco lo crea, y me qued de piedra la primera vez que puse el

    pie en Placet y vi a Placet venir de frente hacia nosotros. Y haba ledo elinforme Blakeslee y saba lo que suceda realmente, y por qu.

    Es como las primeras pelculas, cuando la cmara se colocaba delantede un tren y el pblico vea a la locomotora enfilar contra l y senta elimpulso de echar a correr aunque saba que la locomotora no estaba

    realmente all.Pero aquella maana, como estaba diciendo, me hallaba sentado antemi mesa, cuya superficie estaba cubierta de hierba. Mis pies estaban (oparecan estar) apoyados en una plancha de agua ondulante.

    Pero no estaban mojados.En lo alto de la hierba de mi mesa haba un florero rosa, y dentro de

    ste, de nariz, haba atrapado un lagarto saturnino verde brillante.Aquello, me deca la razn aunque no mi vista, era mi pluma y el tintero.

    Tambin haba un cartel bordado que deca Dios bendiga nuestro hogarcon claras puntadas.

    En realidad era un mensaje del Centro Terrestre que acababa de llegar

    por radiotipo. No saba lo que deca porque haba llegado a mi despachodespus de que empezara el efecto C. B. No crea que dijera realmente

    A

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    Dios bendiga nuestro hogar, aunque lo pareciera. Y entonces me enfad,harto de todo, y dej de importarme un pimiento lo que dijera realmente.

    Vern, ser mejor que me explique: el efecto del Campo Blakesleesucede cuando Placet est en posicin media entre Argyle I y Argyle II,los dos soles en torno a los que dibuja sus ochos. Hay una explicacin

    cientfica para todo, pero debe expresarse con frmulas, no con palabras.Se reduce a esto: Argyle I es materia terrena, y Argyle II es contraterrena,o materia negativa. A mitad de camino entre ellos (a lo largo de unaconsiderable extensin de territorio), hay un campo en el que la velocidadde los rayos de luz se reduce muchsimo. Se mueven aproximadamentea la velocidad del sonido. El resultado es que si algo se mueve ms rpidoque el sonido (como hace el propio Placet) an puedes verlo venir despusde que te haya pasado. La imagen visual de Placet tarda veintisis horasen atravesar el campo.

    Para entonces Placet ha dado la vuelta a uno de sus soles y seencuentra con su propia imagen de regreso. En la mitad del campo hayuna imagen que va y otra que viene, y se eclipsa dos veces, ocultandoambos soles al mismo tiempo. Un poco ms adelante, se encuentraconsigo mismo al venir de la direccin contraria y te asusta de muertesi ests mirando, aunque sepas que no est sucediendo de verdad.

    Djenme explicarlo bien antes de que se mareen. Digamos que unaantigua locomotora viene hacia ustedes, slo que a una velocidadmuchsimo mayor que la del sonido. A un kilmetro de distancia, silba.Les pasa y entonces oyen ustedes el silbido, procedente de un puntosituado un kilmetro atrs donde ya no est la locomotora. se es elefecto audible de un objeto que viaja ms rpido que el sonido; lo que

    acabo de describir es el efecto visual de un objeto que viaja (haciendo lafigura de un ocho) ms rpido que su propia imagen visual.

    Eso no es lo peor; uno puede quedarse en casa y evitar el eclipse y lascolisiones de frente, pero no se puede evitar el efecto fisiopsicolgico delCampo Blakeslee.

    Y eso, el efecto fisiopsicolgico, es otra historia. El campo hace algo alos centros del nervio ptico o a la parte del cerebro donde conecta elnervio ptico, algo similar al efecto de determinadas drogas. Unoexperimenta., no se las puede llamar exactamente alucinaciones, porqueno se ven normalmente cosas que no estn all, pero se recibe una imagenilusoria de lo que hay.

    Yo saba perfectamente bien que estaba sentado ante una mesa cuyasuperficie era de cristal, no de hierba; que el suelo bajo mis pies era deplastiplaca corriente y no una hoja de agua ondulante; que los objetossobre mi mesa no eran un florero rosa con un lagarto saturnino metidodentro, sino un antiguo tintero del siglo XX y una pluma y que el Diosbendiga este hogar era un papel con un mensaje de radiotipo. Podaverificar todas estas cosas con mi sentido del tacto, al que no afecta elCampo Blakeslee.

    Siempre se pueden cerrar los ojos, claro, pero no se hace, porque apesar de la magnitud del efecto. La visin te da el tamao relativo y la

    distancia de las cosas, y si te quedas en territorio familiar tu memoria ytu razn te dicen lo que son aqullas.

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    As, cuando se abri la puerta y entr un monstruo de dos cabezas.Supe que era Reagan. Reagan no es ningn monstruo de dos cabezas,pero pude reconocer el sonido de sus pasos.

    S, Reagan?Jefe dijo el monstruo de dos cabezas, el taller de maquinaria se

    tambalea. Tal vez tengamos que romper la norma de no trabajar enperodo medio.

    Pjaros? pregunt.Sus dos cabezas asintieron.

    La parte subterrnea de esas paredes deben ser como tamices paraque los pjaros la atraviesen, y ser mejor que echemos hormign rpido.Cree que esas nuevas barras reforzantes de aleacin que traer el Arcalos detendr?

    Claro ment. Olvidando el campo, me volv para mirar el reloj, perohaba una corona fnebre de lirios blancos en la pared donde deberahacer estado el reloj. No se puede saber la hora con una corona. Esperaba que no hubiera que reforzar estas paredes hasta quetuviramos las barras para clavarlas. El Arca debe de estar al llegar;probablemente ahora estarn en rbita esperando que salgamos delcampo. Crees que podramos esperar hasta...?

    Se oy un estruendo.S, podemos esperar dijo Reagan. Desapareci el taller de

    maquinaria, as que ya no hay prisa. No haba nadie dentro?No, pero ir a asegurarme y sali corriendo.As es la vida en Placet. Ya haba tenido suficiente, haba tenido

    demasiado. Me decid mientras esperaba a Reagan.Cuando regres, era un esqueleto articulado azul brillante.

    Muy bien, jefe dijo. No haba nadie dentro. Alguna de las mquinas est daada?l se ech a rer.

    Puede usted mirar un flotador playero de goma en forma decaballito con puntitos prpura y decir si es un torno intacto o uno daado?Oiga, jefe., sabe qu aspecto tiene?

    Si me lo dices, te despido.No s si bromeaba o no: estaba bastante irritado. Abr el cajn de mi

    mesa, met dentro el cartel de Dios bendiga esta casa y lo cerr de golpe.Estaba harto. Placet es un mundo de locura y si te quedas el tiemposuficiente tambin t te vuelves loco. Uno de cada diez empleados delCentro Terrestre en Placet tiene que volver a la Tierra para recibirtratamiento psicolgico despus de un ao o dos en Placet. Y yo casillevaba aqu tres aos. Mi contrato estaba a punto de expirar. Me decid.

    Reagan dije.l se diriga hacia la puerta. Se volvi.

    S, jefe?Quiero que enves un mensaje por radiotipo al Centro Terrestre. Y

    que quede clarito: Dimito.

    Muy bien, jefe sali y cerr la puerta.

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    Mis ojos volvieron a la pelirroja. Advert que deba de ser real. Y derepente la reconoc, aunque haba cambiado, y mucho. Todos los cambioseran mejoras, aunque Michaelina Ittow haba sido una muchacha muyhermosa cuando estaba en mi clase de tercer curso de botnicaextraterrestre en el instituto de Poly, cuatro., no, cinco aos atrs.

    Entonces era bastante bonita. Ahora era hermossima. Eraapabullante. Cmo la haban dejado escapar los teleshows? O no lohaban hecho? Qu estaba haciendo aqu? Deba haber bajado del Arca,pero advert que todava la estaba mirando con la boca abierta. Melevant tan rpidamente que casi me ca sobre la mesa.

    Claro que la recuerdo, seorita Ittow tartamude. No quieresentarse? Cmo ha venido aqu? Han relajado la regla de no visitantes?

    Ella sacudi la cabeza, sonriente.No soy una visitante, seor Rand. El Centro anunci una secretaria

    tcnica para usted, y yo solicit el trabajo y lo consegu, sujeto a suaprobacin, naturalmente. Estoy a prueba durante un mes.

    Magnfico dije. Era una obra maestra de expresin. Empec aelaborarlo. Maravilloso.

    Alguien se aclar la garganta. Mir alrededor; Reagan estaba en lapuerta. Esta vez no como un esqueleto azul o como un monstruo de doscabezas. Simplemente Reagan.

    La respuesta a su radiotipo acaba de llegar dijo.Se acerc y la coloc sobre mi mesa. La mir. Muy bien. 19 de agosto,

    deca. Mi momentnea esperanza de que no hubieran aceptado midimisin se perdi entre los pjaros widgie. Haba sido tan breve como yo.19 de agosto... La siguiente llegada del Arca. Desde luego, no perdan el

    tiempo, mo ni de ellos. Cuatro das!Pens que querra saberlo de inmediato. Phil dijo Reagan.S le dije. Lo mir. Gracias.Con un poco de resentimiento (o tal vez algo ms que un poco), pens:

    Bien, amigo mo, no te han dado el trabajo, o el mensaje lo dira; envanun reemplazo con la siguiente Arca.

    Pero no lo dije; la capa de civilizacin era demasiado densa.Seorita Ittow, me gustara presentarle... dije.Ellos se miraron y empezaron a rerse, y yo record. Naturalmente,

    Reagan y Michaelina haban estado en mi clase de botnica, igual que elhermano gemelo de Michaelina, Dimitri. Slo que, por supuesto, nadiellamaba a los gemelos pelirrojos Michaelina y Dimitri. Cuando se lesconoca, eran Mike y Dim.

    Me encontr con Mike al salir del Arca dijo Reagan. Le dije cmoencontrar el camino de la oficina, ya que no estuvo all para hacer loshonores.

    Gracias dije. Llegaron las barras reforzantes?Supongo. Descargaron algunas cajas. Tenan prisa por volver a

    despegar. Se han ido.Gru.

    Bueno, comprobar los albaranes dijo Reagan. Slo vine para

    darle el radiotipo; pens que querra conocer la buena noticiainmediatamente.

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    Sali, y me lo qued mirando. Gusano. Le... Empiezo a trabajar inmediatamente, seor Rand? pregunt

    Michaelina.Sal de mi ensimismamiento y logr forzar una sonrisa.

    Claro que no. Primero querr echar un vistazo a los alrededores. No?

    Ver el escenario y acostumbrarse. Quiere dar un paseo hasta el pueblopara tomar una copa?

    Desde luego.Recorrimos el caminito hasta el pequeo grupo de edificios, todos

    pequeos, de un solo piso, y cuadrados.Es., es bonito dijo ella. Parece que estoy caminando en el aire,

    me siento tan liviana... Cul es exactamente la gravedad?Cero setenta y cuatro dije. Si pesa hum., cincuenta kilos en la

    Tierra, aqu pesa alrededor de treinta y cinco. Y en usted, sienta bien.Ella se ech a rer.

    Gracias, profesor... Oh, claro; ya no es profesor. Ahora es mi jefe, ydebo llamarle seor Rand.

    A menos que est dispuesta a llamarme Phil, Michaelina.Si usted me llama Mike; detesto Michaelina casi tanto como Dim odia

    Dimitri. Cmo est Dim?Bien. Tiene un trabajo de instructor en Poly, pero no le gusta mucho

    mir el pueblecito. Por qu tantos edificios pequeos en vez de unoscuantos ms grandes?

    Porque la vida media de cualquier estructura en Placet es de unastres semanas. Y nunca se sabe cundo se va a caer con alguien dentro.

    Es nuestro mayor problema. Todo lo que podemos hacer esconstruirlos pequeos y livianos, excepto los cimientos, que hacemos loms fuertes posible. Hasta ahora, nadie ha sido herido de gravedad en elderrumbe de un edificio, pero... Lo nota?

    La vibracin? Qu fue, un terremoto?No. Una bandada de pjaros. Qu?Tuve que rerme ante la expresin de su cara.Placet es un mundo de locura. Hace un minuto dijo usted que se

    senta como si caminara en el aire.Bueno, en cierto modo est haciendo eso exactamente. Placet es uno

    de los raros objetos en el Universo que est compuesto de materia a lavez ordinaria y pesada. Materia con una estructura molecular colapsada,tan pesada que no se podra levantar una piedra. Placet tiene un ncleode esa materia: por eso este planeta diminuto, que tiene un rea de unasdos veces el tamao de la isla de Manhattan tiene una gravedad que esde tres cuartos de la de la Tierra. Hay vida, vida animal, no inteligente,habitando en el ncleo. Son pjaros cuya estructura molecular es comola del ncleo del planeta tan densa que la materia ordinaria es tan tenuepara ellos como el aire lo es para nosotros.

    Vuelan a travs de ella, como los pjaros de la Tierra vuelan a travs

    del aire. Desde su punto de vista, nosotros caminamos en lo alto de laatmsfera de Placet.

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    Y la vibracin de su vuelo bajo la superficie hace que las casas sederrumben?

    S, y peor vuelan a travs de los cimientos, no importa de qu lohagamos. Cualquier materia con la que podamos trabajar para ellos escomo aire. Vuelan a travs del hierro o el acero con tanta facilidad como

    a travs de arena o espuma. Acabo de recibir un cargamento de unmaterial especialmente duro de la Tierra., el acero especial por el que meha odo preguntar a Reagan pero no tengo mucha esperanza de quesirva para nada.

    Pero no son peligrosos esos pjaros? Quiero decir aparte de quehagan caer los edificios. No podra uno adquirir suficiente aceleracin alvolar para salir del suelo y entrar un poco en el aire? No atravesaran acualquiera que estuviera all?

    Lo haran, pero no. Nunca vuelan ms que unos pocos centmetroscerca de la superficie. Algo parece decirles que se acercan a la partesuperior de su atmsfera. Algo anlogo al sentido supersnico queemplea un murcilago. Ya sabe, los murcilagos pueden volar encompleta oscuridad y nunca chocan con un objeto slido.

    Como el radar, s.Como el radar, s, excepto que un murcilago usa ondas de sonido

    en vez de ondas de radio. Y los pjaros widgie deben usar algo quefunciona con el mismo principio, pero al contrario: los hace volverse aunos pocos centmetros antes de lo que debe de ser para ellos elequivalente al vaco. Siendo de materia pesada, no podran existir o volaren el aire, igual que un pjaro no podra existir o volar en el vaco.

    Mientras nos tombamos un cctel por cabeza en el pueblo, Michaelina

    mencion a su hermano de nuevo.A Dim no le gusta ensear, Phil. Hay alguna posibilidad de que

    pueda conseguirle un trabajo en Placet?He estado pidiendo otro auxiliar administrativo al Centro Terrestre.

    El trabajo aumenta, ya que tenemos ms cultivos en la superficie. Reagannecesita ayuda realmente. Yo...

    Todo su rostro estaba encendido de ansiedad. Y record. Habaacabado. Haba dimitido, y el Centro Terrestre prestara tanta atencin acualquier recomendacin ma como a un pjaro widgie.

    Yo ver si puedo hacer algo termin dbilmente.Gracias, Phil dijo ella.Mi mano estaba sobre la mesa junto a mi vaso, y durante un segundo

    ella me puso la suya encima. Muy bien; es una metfora gastada decirque sent como si una descarga de alto voltaje me atravesara. Pero asfue, y se trat de una descarga mental tanto como fsica, porque advertentonces que estaba colado.

    Haba cado con ms fuerza que ninguno de los edificios de Placet. Elgolpe me dej sin respiracin.

    No estaba mirando a la cara de Michaelina, pero por la forma en queapret la mano contra la mia durante un milisegundo y luego la retircomo si se hubiera quemado, debi de sentir tambin un poco de aquella

    corriente.Me levant, un poco tembloroso, y suger que regresramos a la oficina.

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    Porque la situacin era ahora completamente imposible. Ahora que elCentro haba aceptado mi dimisin y yo estaba sin ningn medio deapoyo visible o invisible. En un momento psictico, yo mismo me habarebanado el cuello. Ni siquiera estaba seguro de poder encontrar untrabajo en la enseanza. El Centro Terrestre es la organizacin ms

    poderosa del Universo y tiene el dedo metido en todas partes. Si meponan en la lista negra...

    De regreso, dej que Michaelina llevara toda la conversacin; yo tenamucho en que pensar. Quera decirle la verdad y no quera.

    Entre respuestas monosilbicas, luch conmigo mismo. Y, finalmente,perd. O gan. No se lo dira hasta justo antes de la llegada del Arca.

    Pretendera que todo iba bien y normal, me dara la oportunidad de versi Michaelina se enamoraba de m. Me dara ese respiro. Una oportunidad,durante cuatro das.

    Y entonces, bueno., si para entonces ella llegaba a sentir lo mismo queyo, le dira lo loco que haba sido y que me gustara... No, no la dejararegresar a la Tierra conmigo, aunque quisiera, hasta que viera luz atravs de un futuro nublado. Todo lo que podra decirle era que si tenala posibilidad de volver a conseguir un trabajo decente, ya que despusde todo slo tena treinta y un aos, entonces podra...

    Ese tipo de cosas.Reagan estaba esperando en mi oficina, con aspecto de estar tan

    enfadado como un abejorro mojado.Esos cretinos del departamento de envos del Centro Terrestre han

    vuelto a meter la pata hasta el fondo dijo. Esas cajas de aceroespecial no son.

    No son qu?No son nada. Son cajas vacas. Algo debe de haber salido mal con la

    mquina de embalajes y no se han dado cuenta. Ests seguro de que esas cajas deban contener eso?Claro que estoy seguro. Todas las dems cosas del pedido han

    llegado, y los albaranes especificaban el acero para esas cajas concretas.Se pas una mano por el pelo enmaraado. Le hizo parecer ms un

    airedale que de costumbre.Le sonre.

    Tal vez acero invisible.Invisible, intangible y sin peso. Puedo enviar un mensaje al Centro

    diciendo lo que ha pasado?Haz lo que quieras le dije. Pero espera un momento. Le ensear

    a Mike dnde estn sus habitaciones y luego quiero hablar contigo.Llev a Michaelina a la mejor cabina disponible del grupo. Ella volvi a

    darme las gracias por intentar conseguirle a Dim un trabajo all yo mesent ms bajo que la tumba de un pjaro widgie.

    S, jefe?pregunt Reagan cuando llegu a mi oficina.Sobre el mensaje a la Tierra. Me refiero al que envi esta maana.

    No quiero que Michaelina sepa nada.l se ech a rer.

    Quiere decrselo usted mismo, eh? Muy bien, mantendr la bocacerrada.

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    Tal vez me precipit al enviarlo dije tristemente. Eh? Pues yo me alegro. Fue una idea magnfica.Sali, y yo consegu no arrojarle nada.El da siguiente fue martes, por si importa algo. Lo recuerdo como el

    da en que resolv dos de los principales problemas de Placet. Un

    momento irnico para hacerlo, por cierto.Estaba dictando algunas notas sobre cultura hortcola: la importancia

    de Placet para la Tierra, naturalmente, es el hecho de que ciertas plantasnativas del lugar y que no crecen en ninguna otra parte producenderivados importantes en farmacia. Dictaba despacito porque observabaa Michaelina tomar notas: ella haba insistido en empezar a trabajar ensu segundo da en Placet.

    Y de repente, cada del cielo y de una mente confusa, lleg una idea.Dej de dictar y llam a Reagan.

    Acudi en seguida.Reagan, pide cinco mil ampollas de Condicionador J-17. Diles que

    se den prisa.Jefe, no se acuerda? Ya lo intentamos. Aunque podra

    condicionarnos para ver normalmente en el perodo medio, no afecta alos nervios pticos. Seguiramos viendo cosas raras. Es magnfico paracondicionar a la gente a temperaturas altas o bajas, o...

    O para perodos largos y cortos de sueo y vigilia le interrump.De eso estoy hablando, Reagan. Mira, al girar en torno a dos soles, Placettiene unos perodos tan cortos e irregulares de luz y oscuridad que nuncanos lo tomamos en serio, no?

    S, pero...

    Pero ya que no podramos emplear ningn da y noche lgicos dePlacet, nos hacemos esclavos de un sol tan lejano que no podemos verlo.Usamos un da de veinticuatro horas. Pero el perodo medio se produceregularmente cada veinte horas. Podemos usar el condicionador paraadaptarnos a un da de veinte horas, seis horas de sueo, doce despiertos,

    y todo el mundo dormido como un bendito a travs del perodo en que losojos les juegan malas pasadas. Y en una habitacin a oscuras no sepodra ver nada, aunque uno se despierte. Das ms y ms cortos porao y nadie se vuelve loco. Dime qu tiene de malo.

    Reagan puso los ojos en blanco y se golpe la frente con la palma de lamano.

    Demasiado simple, eso es lo que tiene de malo. Tan condenadamentesimple que slo un genio podra verlo. Durante dos aos me he estadovolviendo loco lentamente y la respuesta es tan fcil que nadie poda verla.Cursar el pedido ahora mismo.

    Empez a marcharse, y de pronto se volvi. Cmo mantenemos los edificios en pie? Rpido, mientras est

    inspirado o lo que sea.Me ech a rer.

    Por qu no usar ese acero invisible de las cajas vacas?Genial dijo l, y cerr la puerta.

    Al da siguiente era mircoles y yo dej el trabajo y me llev aMichaelina a dar un paseo por Placet. De vez en cuando sienta bien dejar

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    el trabajo. Pero con Michaelina Ittow, cualquier da de paseo sera bueno.Excepto, naturalmente, que yo saba que slo tena un da ms parapasar con ella. El mundo terminara el viernes.

    Maana, el Arca saldra de la Tierra, con la partida de condicionadorque resolvera uno de nuestros problemas y con quienquiera que el

    Centro Terrestre enviara para ocupar mi puesto. Surcara el espaciohasta un punto a salvo fuera del sistema de Argyle I-II y usara el poderde los cohetes a partir de ah. Estara aqu el viernes, y yo volvera en ella.Pero trat de no pensar en eso.

    Consegu bastante bien olvidarlo hasta que volvimos a la oficina y meencontr con Reagan. Tena una sonrisa que divida su cara amistosa enmitades horizontales.

    Jefe, lo consigui dijo.Magnfico. El qu?Me dio la respuesta. Los cimientos de refuerzo. Resolvi el problema. S?S. Verdad, Mike?Michaelina pareca tan sorprendida como yo.

    Estaba bromeando. Dijo que usara el material de las cajas vacas.No? pregunt ella.

    Reagan volvi a sonrer.Eso crea l. Es lo que vamos a utilizar a partir de ahora. Nada. Mire,

    jefe, es como el condicionador tan simple que no se nos haba ocurrido.Hasta que me dijo usted que usara lo que haba en las cajas vacas, y mepuse a pensar.

    Yo mismo pens durante un momento, y entonces hice lo que Reagan

    haba hecho el da anterior: me di una palmada en la frente.Michaelina segua sorprendida.

    Cimientos huecos le dije. Qu es lo que los pjaros widgie noatraviesan? Aire. Ahora podemos hacer los edificios del tamao quequeramos. Como cimientos, hundiremos paredes dobles con un amplioespacio de aire en medio. Podemos...

    Me detuve, porque yo ya no estaba incluido en la historia. Ellos podranhacerlo cuando yo estuviera en la Tierra buscando trabajo.

    Y el jueves pas y lleg el viernes.Estuve trabajando hasta el ltimo minuto, porque era lo ms fcil de

    hacer. Con Reagan y Michaelina ayudndome, haca listas de materialespara nuestros nuevos proyectos de construccin. Primero, un edificio detres plantas de unas cuarenta habitaciones para ser la sede de lasoficinas centrales.

    Trabajbamos rpidamente, porque pronto sera el perodo medio y nose puede hacer ningn papeleo cuando no se puede leer y slo se puedeescribir al tuntn.

    Pero mi mente estaba en el Arca. Cog el telfono y llam a la garita deradiotipo para preguntar por ella.

    Acabo de recibir una llamada dijo el operador. Han entrado enrbita, pero no podrn aterrizar antes del perodo medio. Aterrizarn

    inmediatamente despus.

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    Muy bien dije, abandonando la esperanza de que llegaran un datarde.

    Me levant y me acerqu a la ventana. Nos acercbamos a la posicinmedia. Al norte, en el cielo, poda ver a Placet viniendo hacia nosotros.

    Mike dije. Ven aqu.

    Ella se reuni conmigo junto a la ventana y nos quedamos all mirando.Mi brazo la rodeaba. No recuerdo haberlo puesto all, pero tampoco loquit, y ella no se movi.

    Tras nosotros, Reagan se aclar la garganta.Tengo la lista para el operador dijo. Puede lanzarla al ter

    despus del perodo medio.Sali y cerr la puerta tras l.Michaelina pareci acercarse un poco ms. Los dos contemplbamos

    por la ventana cmo Placet se acercaba hacia nosotros.Es hermoso. Verdad, Phil?S dije.Pero me di la vuelta, y la mir a la cara mientras lo deca. Entonces,

    sin querer, la bes. Luego me sent en mi mesa.Phil, qu pasa? dijo ella. No tienes una esposa y seis hijos

    ocultos en alguna parte o algo as, no? Eras soltero cuando me enamorde ti en Poly y esper cinco aos para superarlo y por fin consegu untrabajo en Placet slo para... Tengo que declararme yo?

    Gru. No la mir.Mike, estoy loco por ti. Pero justo antes de que vinieras, envi un

    radiotipo a la Tierra. Deca: Dimito. As que tengo que marcharme dePlacet en la lanzadera del Arca, y dudo que pueda siquiera encontrar

    trabajo en la enseanza, ahora que los del Centro Terrestre estarnenfadados conmigo y...

    Pero Phil! dijo ella, y dio un paso hacia m.Llamaron a la puerta. Reagan. Por una vez, me alegr de la

    interrupcin. Le dije que entrara, y l abri la puerta. Se lo ha dicho ya, jefe?Yo asent, sombro.Reagan sonri.

    Bien dijo. Me mora por decrselo. Ser magnfico volver a ver aDim.

    Eh? dije yo. A Dim? Dim quin?La sonrisa de Reagan se desvaneci.

    Phil, est mareado o algo? No se acuerda de que me dio larespuesta al radiotipo del Centro Terrestre hace cuatro das, justo antesde que llegara Mike?

    Me lo qued mirando con la boca abierta. Ni siquiera haba ledo elradiotipo, y mucho menos lo haba contestado. Se haba vuelto locoReagan, o estaba loco yo? Record haberlo guardado en el cajn de mimesa. Lo abr y saqu el papel. Mi mano tembl un poco cuando le:PETICION PARA AYUDANTE ADICIONAL CONCEDIDA. A QUINQUIERE PARA EL TRABAJO?

    Mir a Reagan. Ests tratando de decir que envi una respuesta a esto?

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    El pareca tan aturdido como yo.Usted me lo dijo. Qu te dije que enviaras?Dim Ittow me mir. Jefe, se encuentra bien?Me senta tan bien que algo pareci explotar en mi cabeza. Me levant

    y me dirig hacia Michaelina.Mike, quieres casarte conmigo? dije.La rode con mis brazos. Justo a tiempo, antes de que el perodo medio

    se cumpliera, as que no pude ver qu aspecto tena, o viceversa. Pero,por encima del hombro, pude ver lo que deba de ser Reagan.

    Lrgate de aqu, orangutn dije, y habl literalmente porque esoera exactamente lo que pareca: un brillante orangutn amarillo.

    El suelo temblaba bajo mis pies, pero tambin otras cosas me sucedan,y no me di cuenta de lo que significaba el temblor hasta que el orangutnregres y grit:

    Una bandada de pjaros est pasando bajo nosotros, jefe! Salgarpido, antes de que...

    Pero eso fue todo lo que pudo decir antes de que la casa se desplomaraa nuestro alrededor y el suelo de hojalata me golpeara la cabeza y mederribara. Placet es un mundo de locura. Me gusta.

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    Pesadilla en clase

    Dolton EdwardsAstounding Science Fiction, septiembre

    No es frecuente que uno recuerde algo que ha ledo tres dcadas y mediaantes, y virtualmente palabra por palabra, cuando no ha vuelto a leerlo desdeentonces. ste es uno de esos casos.

    Yo haba olvidado que fue publicado en 1946 y cuando Marty me lo sugiri,reaccion con el mayor de los entusiasmos.

    A primera vista parece un clsico de la stira, pero vuelvan a leerlo.(Creo que es absolutamente sensato y tal como las cosas deberan

    ser...excepto que nunca lo sern. El problema es que cuando bastante gente haaprendido las cosas mal y las encuentra fciles, la idea de intentar aprenderlasbien y deshacer una vida de prctica es insoportable. Por tanto, lo que est mal,que se ha reglamentado, tambin resulta ser inamovible.

    La ortografa no es el nico caso. Est el inamovible metrnomo que es lasemana, que impide la existencia de un calendario racional. Peor an, est elteclado de las mquinas de escribir, inventado hace ms de cien aosvirtualmente al azar y tan irracional que retrasa la velocidad de escritura en casiun diez por ciento. Sin embargo, demasiada gente sabe escribir a mquina ytemera desaprender (yo mismo), as que los ordenadores ms modernos antienen los mismos teclados terribles.

    Y sin embargo, hay esperanza, si pensamos en siglos en vez de en dcadas.

    Hicieron falta varios siglos para reemplazar los nmeros romanos por losarbigos, el calendario juliano por el gregoriano, una mirada de sistemas demedida por el mtrico decimal., as que lean. Pesadilla y tengan esperanza. I.A.)

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    OMO AN SOPORTAMOS ALGUNAS DE LAS CICATRICES denuestra pequea escaramuza con la asignatura, es natural quenos sintamos encantados con la actual campaa del seor George

    Bernard Shaw en favor de un alfabeto simplificado.Obviamente, como seala el seor Shaw, la ortografa necesita un

    repaso y una simplificacin general.Sin embargo, nuestra resistencia al cambio requiere una gran cantidad

    de esfuerzo mental, y eso causara que viramos con cierta aprensin laposibilidad de recibir algn da un peridico impreso en chino.Nuestro plan conseguira el mismo fin que la legislacin propuesta por

    el seor Shaw, pero de una manera menos chocante ya que consistesimplemente en una aceleracin de los procesos normales por los cualesel lenguaje se moderniza continuamente.

    Como agente catalizador, sugeriramos que se proclamara una SemanaNacional del Lenguaje Fcil, que inaugurara el presidente donde sedestacara alguna simplificacin para concentrarse durante la semana, yque sera adoptada durante el ao siguiente. Todos los escolaresrecibiran vacaciones, y el tiempo perdido sera equivalente del ganadocon la ortografa simplificada.

    En 1946, por ejemplo, instaramos a la eliminacin de la h muda quede nada sirve, y la supresin de la y, que reemplazaramos siempre porb. Obviamente, esa mejora sera celebrada en todos los crculos deombres con mentes cbicas y se considerara que merece la pena, y losestudiantes de todas las ciudades seran aora receptibos acia cualquiercambio que eliminara la necesidad de aprender la diferencia entre las dosletras b y y y la comodidad de no tener problemas al olbidar las hintercaladas.

    En 1947, sera posible sustituir la letra c por k en los sonidos donde

    ambas letras se pronuncian idntikamente. Lo mismo sucedera kon laqu, donde aorraramos una letra. Imaginen lo mucho que se klarifikarala konfusin de las mentes de los estudiantes kon slo dos aos de esteproceso. Ya abramos eliminado kompletamente una letra del alfabeto.Las mkinas de eskribir y las linotipias podran ser todas konstruidaskon una letra menos, y todo el trabajo y los materiales destinadosprebiamente a acer y fabrikar teklas q podra ser empleado en elebar elnibel nacional de bida.

    En la fase de tantas notables mejoras y abances, es fcil preber ke para1948 la Semana Nacional del Lenguaje Fcil sera un xito destakado.

    Todos los kolegios y los eskolares esperaran kon konsiderable excitacin

    la semana de bakacin, y kon publicidad nacional se anunciara ke la

    C

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    doble konsonante ll dejara de existir, y ke a partir de aora se eskribiray en todos los bokablos.

    Yegado 1949, el inters pbliko en un alfabeto fontiko puedeesperarse aumentado asta el punto en ke se podra dar un kambio msradikal sin temor a las krtikas. Urgiramos por tanto al empleo de la letra

    j siempre ke el sonido de la g suene komo tal. Eso ajilizara un procesodonde no abra ke eskojer entre dos letras para un mismo sonido, kosamolesta en el lenguaje.

    Kon tantos desarroyos ya echos, kedara el nuebo paso de sustituir laletra c por z en todas las restantes okasiones, kon lo kual sera por finposible eliminar otra letra kon este nuebo kambio, y el prozeso abanzaraazia su finalizazin kasi perfekta.

    En 1951 podramos dar un ltimo paso adelante. Komo la letra cabra desaparezido en todo momento exzepto en el empleo de ch, y komola h slo se empleara para esta okasin, sujeriramos ke en la SemanaNazional del Lenguaje Fzil se botara por la sustituzin de la ch por csimplemente. Kon ese nuebo kambio, eskucando las bozes sensatas ydistinguidas ke nos an prezedido, nos kedaran palabras komo lassiguientes: chocolate se eskribira ahora cokolate, llamativo por yamatibo,ciclomotor por ziklomotor.

    Todas las dibersas formas de eskribir un sonido ya no existiran, ysiempre se sabra exaktamente kmo ejekutar la grafa de cada nuebobocablo.

    Kontinuando kon este prozeso, ao tras ao, y kon la fuerza ke da lakostumbre y la edukazin, alkanzaramos finalmente un lenguajerealmente sensato. Azia 1975, nos abenturamos a dezir ke no abra ms

    faltas de ortografa ni ms komplikaziones, pues no abra dos letrasdiferenziadas para indikar un niko sonido, e inkluso el uso de la diresiskedara obsoleto. Kreemos ke el seor C se sentira enormemente feliz yrealizado al komprender ke sus sueos se konbertiran al fin en unarealidad, el zielo en la tierra.

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    poca dorada

    Lawrence ODonnell (Catherine L. Moore 1911-1987 y Henry Kuttner1914-1958) (Esta historia se atribuye generalmente a Moore, pero no

    estamos seguros)Astounding Science Ficcion, septiembre.

    EL ao 1946 fue importante para el ms famoso y eficaz matrimonio deescritores de ciencia ficcin. Comenzaron el ao con un excelente serial en dospartes para Astounding, The Fairy Chessman, y bajo sus diversos seudnimosprodujeron bastantes relatos slidos a lo largo de 1946, casi mensualmente.

    poca dorada es uno de sus relatos ms famosos, y fue muy imitado,especialmente en la tcnica de usar turistas del futuro para comentar sobre el

    presente. Los escritores de ciencia ficcin norteamericanos le concedieron unbien merecido Nebula retrospectivo a principios de los aos setenta.(Dos restricciones frreas e inamovibles limitan el mundo real. El hecho de que

    la velocidad de la luz sea un lmite absoluto sirve para apartarnos de la mayorparte del universo. El hecho de que viajar hacia atrs en el tiempo seatericamente imposible segn creo nos aparta de nuestro pasado. En laciencia ficcin, hay un acuerdo tcito por el que se ignoran estas dos restriccionespara as crear buenos relatos. El viaje ms rpido que la luz es comn en laciencia ficcin, igual que el viaje en el tiempo. No hay duda de que los relatossobre viajes en el tiempo crean situaciones posibles ricas en ironas y sutilestensiones. Especialmente cuando estn bien tratados, algo que siempre cabeesperar de los Kuttner. I.A.)

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    RES PERSONAS RECORRIERON EL CAMINO hasta la viejamansin en el amanecer de una perfecta maana de mayo. OliverWilson, an en pijama, las observ desde una ventana a travs de

    una confusin de emociones contradictorias, donde predominaba elresentimiento. No las quera all.

    Eran forasteros. Slo saba eso de ellos. Tenan el curioso apellido deSancisco, y sus nombres de pila, escritos con garabatos en el contrato,

    parecan ser Omerie, Kleph y Klia, aunque le resultaba imposibledescifrarlos por la firma. Ni siquiera estaba seguro de que fueranhombres o mujeres, y esperaba algo un poco menos cosmopolita.

    El corazn de Oliver se encogi un poco cuando los vio seguir al taxistapor el camino de acceso.

    Esperaba menos seguridad en sus inquilinos no deseados, porquepretenda echarlos de la casa si poda.

    Desde aqu, no pareca muy prometedor.El hombre entr primero. Era alto y moreno, y su ropa y su porte tenan

    esa peculiar seguridad arrogante que viene de una confianza perfecta encada fase del ser. Las dos mujeres rean mientras le seguan. Sus voceseran livianas y dulces, y sus rostros eran hermosos, cada uno a su exticomodo; pero lo primero que Oliver pens cuando las mir fue: Qu clase!.

    No era slo la ptina de perfeccin que pareca habitar en cada lneade sus vestidos increblemente sin mcula. Hay grados de opulencia msall de lo cual la propia opulencia deja de tener significado.

    Oliver haba visto antes, en raras ocasiones, algo como esta seguridadde que la tierra al girar bajo sus pies bien calzados lo haca slo para sucapricho.

    En este caso le sorprendi un poco, porque tuvo la sensacin de quelos hermosos vestidos que llevaban tan confiadamente no era ropa a la

    que estuvieran acostumbradas. Haba un curioso aire decondescendencia en la forma en que se movan. Como mujeresdisfrazadas. Oscilaban un poco sobre sus delicados talones, extendanun brazo para mirar el corte de una manga, volvan la cabeza de vez encuando para mirar dentro de sus vestidos como si el tejido les parecieraextrao, como si estuvieran acostumbradas a algo completamentediferente.

    Y haba una elegancia en la forma en que les sentaba la ropa quepareci sorprendentemente inusitada incluso a Oliver. Slo una actriz enla pantalla, que puede detener el tiempo y la pelcula para ajustar todoslos pliegues de su vestuario y as parecer perpetuamente perfecta, podra

    aparecer ataviada con tanta perfeccin. Pero esas mujeres se movancomo queran, y cada pliegue de sus vestidos segua perfectamente el

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    Me pregunto si podra encontrarles un sitio mejor para vivir en algnotro lugar de la ciudad dijo Oliver. Hay un lugar enfrente que...

    Oh, no! dijo la mujer morena con voz ligeramente horrorizada, ylos tres se echaron a rer.

    Era una risa distante y fra que no inclua a Oliver.

    Escogimos esta casa con sumo cuidado, seor Wilson dijo Oliver.No nos interesa vivir en ningn otro lugar.

    No veo por qu dijo Oliver, desesperado. Ni siquiera es una casamoderna. Tengo otras dos en mejores condiciones. Incluso al otro lado dela calle tendran una buena vista de la ciudad. Aqu no hay nada. Lasotras casas tapan la vista, y...

    Contratamos habitaciones aqu, seor Wilson dijo el hombre condeterminacin final. Esperamos usarlas. Quiere hacer lospreparativos para marcharse tan pronto como sea posible?

    No respondi Oliver obstinadamente. Eso no est en el contrato.Pueden ustedes vivir aqu hasta el mes que viene, ya que han pagadopero no pueden echarme. Me quedo.

    El hombre abri la boca para decir algo. Mir framente a Oliver y lavolvi a cerrar. La sensacin de distancia entre ellos era glida. Hubo unmomento de silencio.

    Muy bien dijo entonces el hombre. Tenga la amabilidad demantenerse apartado de nuestro camino.

    Era un poco raro que no preguntara los motivos de Oliver, quien noestaba lo bastante seguro del hombre para explicarse. No poda decir:Desde que se firm el contrato, me han ofrecido el triple del precio de lacasa si la vendo antes de final de mayo. No poda decir: Quiero el dinero,

    y voy a molestarles todo lo que pueda hasta que estn dispuestos amarcharse. Despus de todo, no pareca haber ninguna razn para queno lo hicieran, pues estaba claro que deban de estar acostumbrados aun ambiente infinitamente superior a esta casa gastada por el tiempo.

    Era muy extrao el valor que haba adquirido sbitamente la casa.No haba ninguna razn para que dos grupos de personas

    semiannimas estuvieran tan ansiosos de poseerla durante el mes demayo.

    En silencio, Oliver condujo a sus inquilinos al piso de arriba hasta lostres grandes dormitorios que cubran la parte delantera de la casa. Eraplenamente consciente de la mujer pelirroja y de la manera en que lemiraba, con una especie de obvio inters encubierto, bastanteclidamente, y con cierta curiosidad que no poda situar del todo. Erafamiliar pero elusiva. Pens lo agradable que sera hablar con ella a solas,aunque fuera slo para capturar esa actitud elusiva y ponerle nombrePoco despus, se dirigi al telfono y llam a su prometida.

    La voz de Sue chill un poco de excitacin al otro lado de la lnea. Oliver, tan pronto? Vaya, apenas son las seis. Les hablaste de lo

    que te dije? Van a marcharse?No puedo decirlo todava. Lo dudo. Despus de todo. Sue, ya sabes

    que acept su dinero.

    Oliver, tienen que irse! Tienes que hacer algo!Lo estoy intentando, Sue. Pero no me gusta.

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    Lo estoy intentandole asegur Oliver, incmodo. Has odo algo ms de la loca que quiere comprarla?Oliver sacudi la cabeza.

    Su abogado telefone ayer otra vez. Nada nuevo. Me pregunto quinser.

    No creo que lo sepa siquiera el abogado. Todo este misterio, no megusta, Oliver. Incluso esos Sancisco... Qu han hecho hoy?

    Oliver se ech a rerHan pasado una hora telefoneando a cines de la ciudad,

    comprobando un montn de pelculas de tercera fila de las que queranver slo partes.

    Partes? Pero por qu?No lo s. Creo oh, nada. Ms caf?El problema era que pensaba que lo saba. Era una suposicin

    demasiado improbable para contrsela a Sue, y sin estar familiarizadacon las rarezas de los Sancisco ella slo creera que Oliver estabaperdiendo la chaveta. Pero por su charla, l haba sacado la claraimpresin de que Haba un actor en pequeos fragmentos de aquellaspelculas cuyas actuaciones mencionaban en forma parecida a lareverencia. Hablaban de l como Golconda, aunque se no pareca ser sunombre, as que Oliver no tena forma de adivinar qu oscuro actor eraaquel a quien admiraban tan profundamente. Golconda podra habersido el nombre de un personaje que hubiera interpretado alguna vez, ycon habilidad superlativa, a juzgar por los comentarios de los Sancisco,pero para Oliver no significaba nada en absoluto.

    Hacen cosas curiosasdijo, removiendo su caf por reflejo. Ayer,

    Omerie, se es el hombre, lleg con un libro de poemas publicado haceunos cinco aos, y los tres lo trataron como si fuera una primera edicinde Shakespeare. Yo ni siquiera haba odo hablar del autor pero pareceque es un dios en su pas, est donde est.

    Sigues sin saberlo? No han dejado entrever nada?No hablamos muchole record Oliver con un poco de irona.Lo s, pero... Oh, bueno, supongo que no importa. Contina, qu

    ms hicieron?Bueno, iban a pasar esta maana estudiando a Golconda y su gran

    arte, y esta tarde creo que van a ir ro arriba a una especie de capilla dela que nunca he odo hablar. No est muy lejos, dondequiera que est,porque s que volvern para la cena. Creo que es el lugar de nacimientode algn gran hombre.

    Prometieron traer a casa recuerdos del lugar si podan conseguiralguno. Son turistas tpicos, claro. , aunque me gustara adivinar qu haydetrs de todo esto. No tiene sentido.

    Nada relacionado con la casa tiene ningn sentido. Deseara...Ella continu hablando con voz petulante, pero Oliver dej

    sbitamente de escucharla, porque ante la puerta, caminando conelegancia imperial sobre sus altos tacones, pas una figura familiar. Nole vio la cara, pero pens que sera capaz de conocer aquella pose, aquella

    riqueza de lnea y movimiento, en cualquier lugar de la tierra.

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    Disclpame un momento le murmur a Sue, y se levant de la sillaantes de que ella pudiera hablar.

    Lleg a la puerta con media docena de largas zancadas y la hermosa yelegante transente qued slo a unos pocos pasos cuando la alcanz.

    Entonces, con las palabras que haba pretendido decir convertidas ya

    en un murmullo, guard silencio y se qued mirando.No era la pelirroja. No era su morena compaera. Era una absoluta

    desconocida. Se la qued mirando, mudo, mientras la imperiosa yencantadora criatura segua avanzando entre la multitud y desapareca,movindose con la pose familiar, la seguridad y una extraeza igualmentefamiliar, como si el hermoso y exquisito vestido que llevaba fuera paraella un disfraz extico, como siempre pareca con las mujeres Sancisco.Las dems mujeres de la calle parecan desaliadas e incmodas junto aella. Caminando como una reina, la mujer se fundi en la multitud ydesapareci.

    Proceda de su pas, se dijo Oliver, aturdido. De modo que alguien mstena misteriosos inquilinos en este mes de mayo de clima perfecto.

    Otra persona se devanaba los sesos en vano con la rareza de laspersonas de aquella tierra sin nombre.

    En silencio, regres junto a Sue.La puerta estaba entornada, invitndole. Oliver redujo sus pasos

    mientras se acercaba, y su corazn empez a acelerarse. Era lahabitacin de la mujer pelirroja, y pensaba que la puerta no estabaabierta por accidente. El nombre de la mujer, ahora lo saba, era Kleph.

    La puerta chirri un poco sobre sus goznes. No quiere pasar? dijo desde dentro una voz muy dulce y perezosa.

    La habitacin pareca muy distinta. La gran cama haba sido retiradacontra la pared y haban colocado una colcha sobre ella que cubra elsuelo a su alrededor como una alfombra peluda, excepto que era de unplido verdiazul y chispeaba como si cada pelo estuviera rematado porcristales invisibles. Haba tres libros abiertos sobre la alfombra, unarevista de aspecto muy curioso con letras dbilmente luminosas y unapgina de fotos que a primera vista parecan tridimensionales. Habatambin una pipa de porcelana rematada por flores de la misma materia,

    y del cuenco surga una dbil columna de humo Sobre la cama colgabaun gran cuadro que mostraba un agua azul tan real que Oliver tuvo quemirar dos veces para asegurarse de que no ondulaba suavemente deizquierda a derecha. De un cordn de vidrio en el techo colgaba un globode cristal. Giraba lentamente y la luz de las ventanas creaba rectnguloscurvados en sus lados

    Bajo la ventana central haba una especie de sof que Oliver nuncahaba visto antes. Slo pudo suponer que era neumtico en parte y quelo haban trado en el equipaje. Haba una tela de caro aspectocubrindolo y ocultndolo, envolvindolo todo de brillantes dibujosmetlicos.

    Kleph se retir lentamente de la puerta y se hundi en el sof con unsuspirito de alivio. El sof se amold inmediatamente a su cuerpo con lo

    que pareci un confort delicioso. Kleph se rebull un poco y luego sonria Oliver.

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    Pase. Sintese ah, donde pueda ver la ventana Me encanta suhermoso clima primaveral. Ya sabe, nunca hubo un mayo como ste enlos tiempos civilizados habl con bastante seriedad, con los ojos azulesfijos en los de Oliver, y haba un tono de dominio en su voz como si elclima hubiera sido dispuesto especialmente para ella.

    Oliver empez a cruzar la habitacin y entonces se detuvo y mirsorprendido al suelo, que pareca inestable. No haba advertido antes quela alfombra era absolutamente blanca, inmaculada, y se hundaaproximadamente una pulgada bajo la presin de sus pies. Vio entoncesque los pies de Kleph estaban descalzos, o casi. Llevaba algo parecido azapatillas hechas de una especie de pelcula entretejida que se ajustabana sus pies perfectamente. Las suelas desnudas eran de color rosa y lasuas tenan un brillo lquido, como pequeos espejos. Oliver se acerc, yno se sorprendi como hubiera debido al ver que eran realmente espejosdiminutos pintados con una laca que les daba una superficie reflejante.

    Sinteserepiti Kleph, agitando un brazo en direccin a una silla,junto a la ventana.

    Llevaba una bata que pareca recortada y suelta, pero que seguaperfectamente cada movimiento que haca Y haba algo curiosamentediferente en su forma hoy. Cuando Oliver la vea con ropa de calle, tenala figura esbelta y de hombros cuadrados que todas las mujeres ansan,pero con esta bata pareca bueno, diferente. Hoy haba una especie deinclinacin como de cisne en sus hombros, una redondez y suavidad enella que pareca extraa y muy atractiva.

    Quiere un poco de t?pregunt Kleph, y sonri clidamente.Haba una bandeja y varias tacitas cubiertas en una mesita entre ellos,

    cosas encantadoras con un brillo interno, como cuarzo rosado, un colorque brillaba profundamente como del interior de varias capas detransparencia. Ella tom una de las tazas (no haba platos) y se la ofrecia Oliver.

    La taza le pareci frgil y delgada en la mano. No pudo ver su contenidoa causa de la tapa, que pareca unida a la taza y que slo dejaba unapequea media luna abierta en el borde. Brotaba humo de la abertura.

    Kleph tom una taza a su vez y se la llev a los labios, sonriendo aOliver por encima del borde. Era muy hermosa. El cabello rojo claropeinado en brillantes bucles a un lado de la cabeza y la corona de rizoscomo un halo sobre la frente podran haber sido colocados como unacorona. Cada cabello conservaba tan perfectamente el orden, como sihubiera sido pintado, aunque la brisa que entraba por la ventana losagitaba de vez en cuando.

    Oliver prob el t. Su sabor era exquisito, muy caliente, y el regustoque quedaba en la lengua despus era como el aroma de las flores. Erauna bebida extremadamente femenina. Volvi a sorber, y se sorprendial descubrir cunto le gustaba.

    El aroma a flores pareci aumentar mientras beba, girando comohumo alrededor de la cabeza.

    Despus del tercer sorbo, not un dbil zumbido en los odos. Las

    abejas entre las flores, quiz, pens incoherentemente, y volvi a sorber.Kleph le observaba, sonriendo.

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    Los otros estarn fuera toda la tarde le dijo a Olivertranquilamente. Pens que eso nos proporcionara una ocasinagradable para conocernos.

    Qu la hace hablar as?se oy decir Oliver, horrorizado.No haba pretendido hacer la pregunta; algo pareca haber aflojado su

    control sobre su propia lengua.La sonrisa de Kleph aument. Se llev la taza a los labios, y haba

    indulgencia en su voz cuando dijo: A qu se refiere?Oliver agit la mano vagamente y not con sorpresa que pareca tener

    seis o siete dedos mientras se mova ante la cara.No s., a la precisin, supongo. Por qu no habla con giros ms

    coloquiales?En nuestro pas nos instruyeron para hablar con precisin explic

    Kleph. Asimismo, somos instruidos para movernos, vestirnos y pensarcon precisin. Cualquier descuido es reprimido en la infancia. Entreustedes, naturalmente, esto no es un fetiche nacional. Entre nosotros,tenemos tiempo para las amenidades. Nos gustan.

    Su voz se haba vuelto ms y ms dulce mientras hablaba, hasta quese hizo indistinguible de la dulzura del aroma de flores en la cabeza deOliver y el delicado sabor del t.

    De qu pas vienen? pregunt l, y cogi la taza para volver abeber, medio sorprendido al advertir que pareca inacabable.

    La sonrisa de Kleph fue claramente superior en esta ocasin, lo que noirrit a Oliver. Nada podra irritarle ahora. Toda la habitacin flotaba enun hermoso brillo rosado tan fragante como las flores.

    No debemos hablar de eso, seor Wilson.Pero...Oliver hizo una pausa. Despus de todo, no era asunto

    suyo. Esto son unas vacaciones? pregunt vagamente.Llmelo una peregrinacin, tal vez. Peregrinacin?Oliver se interes tanto que por un instante su

    mente se centr. A qu?No debera haber dicho eso, seor Wilson. Por favor, olvdelo. Le

    gusta el t?Mucho.Ya habr supuesto que no es slo t, sino un euforizanteOliver se sorprendi.

    Euforizante?Kleph hizo en el aire un crculo descriptivo con una mano, y se ech a

    rer. No siente todava los efectos? Seguro que no?Me siento como me sentira despus de haber tomado cuatro

    whiskies dijo Oliver.Kleph se encogi delicadamente de hombros.

    Tratamos nuestra euforia menos dolorosamente. Y sin los efectosposteriores que solan tener sus brbaros alcoholes se mordi el labio.Lo siento. Debo de estar eufrica para hablar tan libremente. Por favor,

    perdneme. Escuchamos un poco de msica?

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    Kleph se inclin hacia atrs en el sof y extendi la mano hacia lapared. La manga, al caer de su brazo redondo y bronceado, dej aldesnudo el interior de la mueca, y Oliver se sorprendi al ver el largorastro rosado de una cicatriz. Sus inhibiciones se haban disuelto en loshumos del fragante t; contuvo la respiracin y se ech hacia adelante

    para mirar.Con un rpido gesto, Kleph cubri la cicatriz con la manga. Bajo el

    suave bronceado, el color acudi a su cara y no quiso mirar a Oliver a losojos. Una extraa vergenza pareca haber cado sobre ella.

    Qu es eso? pregunt Oliver, sin ningn tacto. Qu pasa?Ella sigui sin mirarle. Mucho ms tarde, l comprendi aquella

    vergenza y supo que tena razones para ello. Ahora escuch con lamente en blanco mientras ella deca:

    Nada, nada en absoluto. Una una vacuna. Todos nosotros oh,no importa. Escuche la msica.

    Esta vez extendi el otro brazo. No toc nada, pero cuando acerc lamano a la pared un sonido cubri la habitacin. Era el sonido del agua,el susurro de las olas lamiendo la playa. Oliver sigui la mirada de Klephhacia el cuadro del agua azul sobre la cama.

    Las olas se movan. Ms an, el punto de visin se mova. Lentamente,el paisaje marino avanz movindose con las olas, siguindolas hacia lacosta. Oliver observ, medio hipnotizado por un movimiento que parecaa la vez aceptable y no del todo sorprendente.

    Las olas se alzaron, rompieron en cascada y corrieron hacia una playaarenosa. Entonces, a travs del sonido del agua, empez a sonar lamsica, y a travs del agua misma la cara de un hombre apareci en el

    marco, sonriendo ntimamente a la habitacin. Sostena un instrumentoextraamente arcaico, en forma de lad, con el cuerpo veteado de claro

    y oscuro como un meln, y cuyo largo cuello se curvaba por encima desu hombro. El hombre cantaba, y Oliver se sinti un poco sorprendidopor la cancin.

    Era muy familiar y a la vez muy extraa. Examin los raros ritmos ypor fin encontr una pista para descubrir la cancin, era Make-Believe,de Barco fluvial, pero desde luego un barco fluvial que nunca habasurcado el Mississippi.

    Qu est haciendo? pregunt despus de unos instantes deatencin. Nunca he odo nada as!

    Kleph se rio y volvi a alargar el brazo.Lo llamamos kylear dijo enigmticamente. No importa. Qu le

    parece esto?Era un comediante, un hombre medio disfrazado de payaso, con los

    ojos tan exagerados que parecan cubrirle media cara. Se encontrabajunto a una gran columna de cristal ante una cortina oscura y cantabauna alegre cancin en stacatto intercalada con ruidos acompasados queparecan improvisados, y mientras tanto su mano izquierda haca unintrincado movimiento musical sobre las clavijas de la columna. Losritmos de sus uas se mezclaban con la cancin y se perdan en pautas

    propias, y volvan a mezclarse sin interrupcin.

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    Era difcil de seguir. La cancin tena an menos sentido que elmonlogo, que tena algo que ver con una zapatilla perdida y estaba llenade alusiones que hacan sonrer a Kleph, pero que resultabancompletamente incomprensibles para Oliver. El hombre tena un estiloseco y duro que no era muy divertido, aunque Kleph pareca fascinada.

    Oliver se interes al ver en l una extensin y una variacin de aquellaextrema confianza que marcaba a los tres Sanciscos. Pens que eraclaramente una marca racial.

    Siguieron otras actuaciones, algunas de ellas fragmentadas, comosacadas de una versin ms completa.

    Conoca una. La pegadiza meloda le llam la atencin antes que lasfiguras: hombres desfilando contra la bruma, una gran banderaondeando tras ellos en el humo y figuras de fondo dando grandeszancadas y gritando rtmicamente: Adelante, adelante van las banderasde lis!.

    La msica resonaba, las imgenes eran difusas y pobrementecoloreadas, pero haba un gusto en la actuacin que capt la imaginacinde Oliver. Se qued mirando mientras recordaba una antiqusimapelcula.

    Dennis King y un coro harapiento cantando la cancin de losvagabundos en... Rey vagabundo?

    Muy antiguadijo Kleph, a modo de disculpas. Pero me gusta.El vapor del mareante t giraba entre Oliver y el cuadro. La msica

    suba y bajaba a travs de la habitacin, los fragantes humos y su propiocerebro eufrico. Nada pareca extrao. Haba descubierto cmo beber elt. Como el xido ntrico, el afecto no era acumulativo. Cuando se llegaba

    a una cima de euforia, no se poda aumentar. Era mejor esperar parasumergirse levemente en el efecto del estimulante antes de tomar ms.

    Por lo dems, tena la mayora de los efectos del alcohol. Despus deun rato todo se disolvi en una deliciosa niebla a travs de la cual todolo que vea era uniformemente encantador y como salido de un sueo. Nose preguntaba nada. Ms tarde, no estara seguro de cunto habasoado realmente.

    Estaba la mueca bailarina, por ejemplo. La recordaba claramente:una mujer pequea y esbelta de larga nariz, ojos oscuros y mandbulapuntiaguda. Se mova delicadamente a travs de la blanca alfombra, a laaltura de las rodillas, exquisita. Sus rasgos eran tan mviles como sucuerpo, y danzaba de forma liviana, con fuertes zancadas que resonabancomo una campana. Era una especie de danza ceremonial, y cantabaincansablemente como acompaamiento, haciendo divertidas muecas.

    Ciertamente, era una mueca-retrato, dirigida para imitar al originalperfectamente en voz y movimientos. Despus, Oliver crey que debahaberlo soado.

    No pudo recordar qu ms sucedi. Saba que Kleph haba dichoalgunas cosas curiosas, pero todas tuvieron sentido en su momento,aunque despus no pudo recordar ni una palabra. Saba que le habaofrecido unos caramelos brillantes en un plato transparente, y que

    algunos de ellos le haban sabido deliciosos y otros tan amargos que su

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    lengua an se agitaba al da siguiente cuando los recordaba, y uno (Klephlos chupaba con afn) tena un gusto puramente nauseabundo.

    Y en cuanto a la propia Kleph, Oliver no estaba seguro de lo que habapasado realmente. Pensaba que poda recordar la suavidad de sus brazostras su cuello, mientras se rea ante l y le exhalaba a la cara la fragancia

    floral del t. Pero aparte de eso, Oliver no poda recordar nada ms.Hubo un breve intervalo ms tarde, antes del olvido producido por el

    sueo. Estaba casi seguro de que recordaba un momento en que los otrosdos Sanciscos se le quedaron mirando, el hombre con el ceo fruncido,la mujer sonriendo burlonamente.

    Kleph, sabes que esto va contra todas las reglas...dijo el hombredesde una enorme distancia.

    Su voz comenz con un tenue murmullo y vol fantsticamente msall del radio de su audicin.

    Oliver crea recordar la risa de la mujer morena, dbil y distantetambin, y el zumbido de su voz como abejas en vuelo.

    Kleph, pequea idiota, nunca podremos perderte de vista?Entonces, la voz de Kleph dijo algo que no pareca tener sentido:

    Importa aqu?El hombre contest con aquel murmullo lejano y zumbante.

    ...cuestin de tu compromiso antes de marchar, no interferir. Sabesque firmaste las reglas...

    Y la voz de Kleph, ms cercana y ms inteligible:Pero aqu la diferencia es... Aqu no importa! Los dos lo sabis.

    Cmo podra importar?Oliver sinti el roce de la manga de ella contra su mejilla, pero no vio

    nada excepto el lento reflujo como de humo y la oscuridad ante sus ojos.Oy las voces discutir musicalmente en la distancia, y las oy cesar.Cuando despert a la maana siguiente, solo en su propia habitacin,

    lo hizo con el recuerdo de los ojos de Kleph mirndole pesarosamente, suhermosa cara bronceada observndole, el pelo rojo cayendo a cada lado

    y su tristeza y compasin. Pens que probablemente lo haba soado. Nohaba ninguna razn para que nadie le mirara con esa tristeza.

    Sue le telefone.Oliver, la gente que quiere comprar la casa est aqu. La loca y su

    marido. Los llevo?La mente de Oliver haba estado nublada todo el da con los vagos y

    asombrosos recuerdos del da anterior. La cara de Kleph segua flotandoante el, anulando la habitacin.

    Qu? Yo oh, bueno, trelos si quieres dijo. Pero no veo dequ va a servir.

    Oliver, qu te pasa? Acordamos que necesitbamos el dinero, no?No comprendo cmo puedes siquiera pensar en pasar por alto una ofertatan maravillosa sin mover un dedo. Podramos casarnos y comprarnuestra propia casa ahora mismo, y sabes que nunca nos harn unaoferta as por ese viejo montn de basura. Despierta, Oliver!

    Oliver hizo un esfuerzo.

    Lo s, Sue... Lo s. Pero... Oliver, tienes que pensar algo!su voz era imperiosa.

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    Oliver saba que ella tena razn. Con Kleph o sin Kleph, el acuerdo nodebera ser ignorado si haba alguna forma de echar a los inquilinos.

    Volvi a preguntarse por qu la casa pareca tan sbitamente valiosapara tanta gente. Y qu tena que ver la ltima semana de mayo con todoaquello.

    Una sbita curiosidad taladr las brumas de su mente. La ltimasemana de mayo era tan importante que toda la venta de la casa sebasaba en ocuparla para esa fecha. Por qu? Por qu?

    Qu va a pasar la semana que viene? pregunt retricamente altelfono. Por qu no pueden esperar a que esa gente se marche?Estara dispuesto a rebajar un par de miles del precio si...

    Ni hablar, Oliver Wilson! Podemos comprar todos nuestrosrefrigeradores con ese dinero extra.

    Tendrs que idear un medio para entregarles la casa la semana queviene, y eso es todo. Me oyes?

    No te cansesdijo l pacficamente. Slo soy humano, pero lointentar.

    Voy a llevarlos para all le dijo Sue. Mientras los Sancisco estntodava fuera. Ahora pon la mente a trabajar y piensa en algo, Oliver. Hizo una pausa, y cuando volvi a hablar su voz son reflexiva: Sonterriblemente raros, querido.

    Raros?Ya los vers.Eran una mujer mayor y un hombre muy joven. Oliver supo

    inmediatamente qu era lo que haba llamado la atencin de Sue. No sesorprendi al ver que los dos llevaban la ropa con el aire familiar de

    elegante despreocupacin que tan bien conoca ya. Tambin ellosmiraban a su alrededor con satisfecha indolencia y una levecondescendencia. Oliver supo antes de orlos hablar lo musicales queseran sus voces y lo meticulosamente que pronunciaran cada palabra.

    No haba ninguna duda. La gente del misterioso pas de Kleph estaballegando a oleadas, por algo.

    Para la ltima semana de mayo? Se encogi de hombros mentalmente;no haba forma de adivinarlo todava. Estaba seguro de una cosa: todosellos deban proceder de aquella tierra sin nombre donde la gentecontrolaba sus voces como cantantes y sus ropas como actores quepodan detener la bobina del tiempo para ajustar cada plieguedesordenado.

    Desde el principio, la mujer mayor tom todo el peso de la conversacin.Se quedaron juntos en el porche ajado y sin pintar, y Sue no tuvo nisiquiera oportunidad para hacer las presentaciones.

    Joven, soy Madame Hollia. ste es mi marido su voz tena un tonosubyacente de rudeza, quiz debido a la edad.

    Y su cara pareca casi encorsetada, la carne floja convertida en algoparecido a la firmeza por algn mtodo invisible que Oliver no podaimaginar. El maquillaje era tan habilidoso que ni siquiera estaba segurode que fuera maquillaje, pero tena la clara sensacin de que la mujer era

    mucho mayor de lo que aparentaba. Hara falta toda una vida de dar

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    rdenes para poner tanta autoridad en aquella spera y profunda vozcontrolada musicalmente.

    El joven no dijo nada. Era muy guapo. Su clase, al parecer, era de lasque no cambian mucho no importa a qu cultura o pas pertenezcan.Llevaba ropa magnficamente cortada y portaba en una mano

    enguantada una caja de cuero rojo, del tamao y la forma aproximada deun libro.

    Comprendo su problema respecto a la casa continu MadameHollia. Desea vendrmela, pero est atado legalmente por su contratocon Omerie y sus amigas. No es as?

    Oliver asinti.Pero...Djeme terminar. Si Omerie se viera obligado a marcharse antes de

    la semana prxima, aceptara nuestra oferta. No? Muy bien. Hara! volvi la cabeza hacia el muchacho que la acompaaba.

    ste la atendi al instante, y se inclin levemente.S, Holliadijo, y se meti una mano enguantada en la chaqueta.Madame Hollia cogi el pequeo objeto que l ofreca en su palma,

    haciendo un gesto casi imperial, como si su brazo extendido estuvieracubierto por ropas reales.

    Aqu hay algo que puede ayudarnos. Querida se volvi hacia Sue,si puede esconder esto en algn lugar de la casa, creo que sus inquilinosno deseados no les molestarn mucho ms.

    Sue tom el objeto con curiosidad. Pareca una cajita de plata, de unapulgada cuadrada, con la superficie dentada y sin ninguna lnea quemostrara que poda abrirse.

    Espere un momentointerrumpi Oliver, incmodo. Qu es eso?Nada que dae a nadie, se lo aseguro.Entonces, qu?El imperioso gesto de Madame Hollia le silenci de inmediato e hizo

    que Sue se adelantara.Contine, querida. De prisa, antes de que vuelva Omerie. Puedo

    asegurarle que no hay peligro para nadie.Madame Holliavolvi a interrumpir Oliver, decidido, tendr que

    saber cules son sus planes. Yo... Oh, Oliver, por favor! los dedos de Sue se cerraron sobre el cubo

    plateado. No te preocupes.Estoy segura de que Madame Hollia sabe lo que hace. Quieres echar

    a esa gente?Por supuesto que s. Pero no quiero que la casa estalle o...La profunda risa de Madame Hollia fue indulgente.

    Nada tan burdo, se lo prometo, seor Wilson. Recuerde, queremosla casa! De prisa, querida.

    Sue asinti y se introdujo rpidamente en el pasillo. Superadonumricamente, Oliver se rindi. El joven, Hara, dio un negligentegolpecito con el pie y admir la luz del sol mientras esperaban. Era unatarde tan perfecta como todas las de mayo, de un dorado translcido,

    tocada con un tonillo fro en el aire que serva como perfecto contrastecon el verano ya cercano. Hara mir a su alrededor confiadamente, como

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    un hombre que paga justo tributo a un escenario dispuesto por completopara l.

    Incluso observ un zngano que volaba y sigui el rumbo de un granavin intercontinental medio disuelto en una bruma dorada junto al sol.

    Magnficomurmur con voz satisfecha.

    Sue regres y pas la mano por el brazo de Oliver, que apret excitada.Ya estdijo. Cunto tiempo tardar, Madame Hollia?Eso depender, querida. No mucho. Ahora, seor Wilson, unas

    palabras con usted. Vive tambin aqu? Por su bien, acepte mi consejoy...

    Una puerta se cerr en algn lugar de la casa y una voz clara y agudacant una escala sin palabra.

    Entonces oyeron pasos en la escalera, y un verso de una cancin: Ven,acrcale mi amor.

    Hara se sobresalt y estuvo a punto de dejar caer la caja de cuero rojoque llevaba.

    Kleph! dijo en un susurro. O Klia. S que las dos acaban dellegar de Canterbury. Pero crea...

    Calla los rasgos de Madame Hollia adquirieron una imperiosaneutralidad.

    Respir triunfalmente por la nariz, se dio la vuelta y se encar a lapuerta.

    Kleph llevaba la misma tnica suave que Oliver haba visto antes, perohoy no era blanca, sino de un azul claro que daba a su bronceado untono de albaricoque. Sonrea.

    Vaya, Hollia! su tono era completamente musical. Me pareci

    reconocer voces muy conocidas.Cunto me alegro de verte. Nadie saba que vendras al...se

    interrumpi, mir a Oliver y luego volvi a desviar la mirada. Y Haratambin est aqu dijo. Qu agradable sorpresa.

    Cundo ha regresado? pregunt Sue llanamente.Kleph le sonri.

    Usted debe de ser la pequea seorita Johnson. No he salido. Estabacansada de visitas. He estado durmiendo en mi habitacin.

    Sue inspir y el gesto termin siendo un bufido de incredulidad. Unamirada destell entre las dos mujeres, se mantuvo por un instante, y eseinstante fue atemporal. Fue una pausa extraordinaria en la que sedesarroll gran cantidad de comunicacin sin palabras en el espacio deun segundo.

    Oliver vio la cualidad de la sonrisa que Kleph ofreca a Sue, esa mismaexpresin de tranquila confianza que haba advertido con tantafrecuencia en aquella extraa gente. Vio el rpido repaso que Sue daba ala otra mujer, y cmo cuadraba los hombros y se enderezaba, alisandosu vestido de verano sobre sus planas caderas, de forma que durante uninstante pos conscientemente, mirando con desdn a Kleph.

    Fue deliberado. Asombrado, Oliver volvi a mirar a Kleph.Los hombros de Kleph se hundieron suavemente, llevaba la bata sujeta

    a la cintura y le colgaba francamente en profundos pliegues alrededor de

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    las caderas redondeadas. Sue era la figura a la moda, pero fue la primeraen rendirse.

    La sonrisa de Kleph no vacil. Pero en el silencio se produjo un bruscocambio de valores, basado solamente en la inconmensurable cualidad dela confianza de Kleph en s misma, la sonrisa silenciosa y segura. De

    repente qued muy claro que la moda no es una constante. Las curiosascurvas pasadas de moda de Kleph se convirtieron sin aviso en la norma,

    y Sue se convirti en una criatura extraa, angulosa y medio masculinajunto a ella.

    Oliver no tena ni idea de cmo haba sucedido esto. De algn modo laautoridad pas en un instante de una mujer a otra. La belleza es casi porcompleto cuestin de moda; lo que es hermoso hoy habra sido grotescoun par de generaciones antes y ser grotesco un par de generacionesdespus. Ser peor que grotesco; ser pasado de moda y por tantolevemente ridculo.

    Eso era Sue. Kleph slo tena que ejercer su autoridad para dejarloclaro a todos los que estaban en el porche. Kleph era una belleza, sbita

    y muy convincentemente, hermosa en la moda aceptada, y Sue estababurlonamente pasada de moda, era un anacronismo con su esbeltez ysus hombros cuadrados.

    No encajaba. Resultaba grotesca entre estas personas extraamenteinmaculadas.

    El desplome de Sue fue completo. Pero el orgullo y el asombro lasostuvieron. Probablemente nunca lleg a entender por completo lo quepasaba. Dirigi a Kleph una mirada de ardiente resentimiento y cuandosus ojos volvieron a Oliver haba en ellos recelo y desconfianza.

    Al recordarlo ms tarde. Oliver pens que en ese momento, claramentepor primera vez, empez a sospechar la verdad. Pero no tuvo tiempo parareflexionar al respecto, pues despus del breve instante de enemistad lastres personas de., alguna parte empezaron a hablar de inmediato, comoen un intento premeditado para cubrir algo que no queran que fueraadvertido.

    Este hermoso clima...dijo Kleph.Eres tan afortunada de tener esta casadijo Madame Hollia.Cenbe te envi esto, Kleph. Lo ltimo dijo Hara ms fuerte que

    nadie, alzando la caja de cuero rojo.Kleph extendi ansiosamente las dos manos, y las mangas se

    replegaron en sus brazos. Oliver advirti rpidamente aquella misteriosacicatriz antes de que la manga volviera a su lugar, y le pareci que habaun dbil rastro de una cicatriz similar en la mueca de Hara.

    Cenbe! exclam Kleph, con voz aguda, dulce y complacida. Qumaravilloso! De qu perodo?

    De noviembre de mil seiscientos sesenta y cuatro dijo Hara.Londres, por supuesto, aunque creo que puede haber algn contrapuntode noviembre de mil trescientos cuarenta y siete. No lo ha terminado,naturalmente mir nervioso a Oliver y Sue. Un ejemplo maravilloso.Maravilloso. Si se tiene el gusto para ello, desde luego.

    Madame Hollia se encogi de hombros con poderosa delicadeza.

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    Ese hombre! dijo. Fascinante, por supuesto, un gran hombre.Pero...tan avanzado!

    Hace falta ser un experto para apreciar por completo el trabajo deCenbe dijo Kleph con voz levemente mordaz. Todos estamos deacuerdo en eso.

    Oh, s, todos conocemos a Cenbe concedi Hollia. Confieso queese hombre me asusta un poco, querida. Esperamos que se rena connosotros?

    Eso supongo dijo Kleph. Si su trabajo no ha terminado todava,entonces seguro. Ya conoces los gustos de Cenbe.

    Hollia y Hara se echaron a rer.Entonces va s cundo buscarle dijo Hollia. Mir al sorprendido

    Oliver y la sometida pero furiosa Sue, y volvi a llevar la conversacin asu tema. Eres tan afortunada, querida Kleph, al tener esta casa declar pesadamente. Vi un tridimensional de ella, despus, y an erabastante perfecta. Qu afortunada coincidencia. No consideraraiscambiar vuestro contrato? Digamos por un trono en...

    Nada podra comprarnos. Hollia le dijo Kleph alegremente,apretando la caja roja contra su vientre.

    Hollia le dirigi una fra mirada.Podis cambiar de opinin, mi querida Kleph pontific. An hay

    tiempo. Siempre podis poneros en contacto con nosotros a travs delseor Wilson. Tenemos habitaciones calle arriba, en Montgomery House.Nada como lo vuestro, naturalmente, pero servirn. Para nosotros,servirn.

    Oliver parpade. Montgomery House era el hotel ms caro de la ciudad.

    Comparado con esta vieja casa que se caa a trozos, era un palacio.No Haba forma de comprender a esta gente. Sus valores parecan

    haber sufrido una inversin completa.Madame Hollia se dirigi majestuosamente hacia los escalones.

    Encantada de haberte visto, querida dijo por encima del hombro.Disfrutad de vuestra estancia.

    Mis saludos a Omerie y Klia. Seor Wilson...hizo un ademn haciael camino. Quiero hablar con usted.

    Oiiver la sigui calle abajo. Madame Hollia se detuvo y le toc el brazo.Un consejo dijo bruscamente. Dijo que dorma usted aqu?

    Mdese, joven. Mdese antes de esta noche.Oliver buscaba sin seguir ningn mtodo el escondite que Sue haba

    encontrado para el misterioso cubo plateado cuando los primeros sonidosempezaron a llegarle desde la escalera. Kleph haba cerrado la puerta,pero la casa era vieja y extraas cualidades en el sonido de arribaparecan filtrarse a travs de la madera como una gotera casi visible.

    En cierto modo era msica. Pero era mucho ms. Era un sonidoterrible, los sonidos de calamidad y de todas las reacciones humanas ala calamidad, desde la histeria hasta la angustia, desde la alegrairracional a la aceptacin racionalizada.

    La calamidad era... nica. La msica no intentaba poner en correlacin

    todas las penas humanas; se centraba bruscamente en una y segua lasramificaciones hacia afuera. Oliver reconoci las bases de los sonidos en

  • 7/24/2019 La Edad de Oro 1946-47 - Vv.aa

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    un levsimo instante. Eran esenciales, y parecan batir en su cerebro conlos primeros acordes de la msica, que era mucho ms que msica.

    Pero cuando alz la cabeza para escuchar, perdi toda comprensinsobre el significado del sonido y todo fue mezcolanza y confusin. Pensaren ello era nublar la mente desesperanzadamente, y no pudo recobrar

    aquel primer instante de aceptacin irracional.Subi la escalera casi en trance, sin saber apenas lo que haca. Abri

    la puerta de Kleph. Mir en el interior...Despus no pudo recordar exactamente lo que vio all, excepto en una

    niebla borrosa tan vaga como las ideas difusas que la msica despertabaen su cerebro. Media habitacin se haba desvanecido tras una bruma, yla bruma era una pantalla tridimensional sobre la que habaproyectadas... No haba palabras. Ni siquiera estaba seguro de que lasproyecciones fueran visuales. La bruma giraba con movimiento y sonido,pero esencialmente lo que Oliver vio no era ni sonido ni movimiento.

    Era una obra de arte. Oliver no conoca ningn nombre para ello.Trascenda todas las formas de arte que conoca, las mezclaba y

    produca sutilezas de esa mezcla que su mente no llegaba a captar.Bsicamente, era el intento de un maestro compositor de poner encorrelacin todos los aspectos esenciales de una vasta experienciahumana en algo que poda ser transferido en unos pocos momentos atodos los sentidos a la vez.

    Las visiones