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LA ESPALDA DEL MUNDO Dirección: Javier Corcuera. País: España. Año: 2000. Duración: 89 min. Intérpretes: Guinder Rodríguez, Mehdi Zana, Thomas Miller, Tomás Rangel. Guión: Elías Querejeta, Fernando León de Aranoa, Javier Corcuera. Fotografía: Jordi Abusada. Montaje: Iván Fernández, Nacho Ruiz-Capillas. Tipo: Documental Sinopsis Documental que nos retrata tres historias de seres que viven en la espalda del mundo: un niño que trabaja para ayudar a su familia a subsistir; una mujer kurda encarcelada por expresar sus ideas; un hombre condenado a pena de muerte que espera su final en la cárcel. Guinder Rodríguez tiene 11 años. Pertenece a una familia compuesta por padre, madre y tres hermanos más. Viven en una casa-chabola en Carabayllo, un pueblo de la periferia de Lima. Como sus amigos, Michael, Cuti, Raúl y Martín, Guinder trabaja como picapedrero e intenta compaginar trabajo y educación. De mayor quiere ser contable. Leyla Zana estaba embarazada de su segundo hijo cuando encarcelaron a su marido Mehdi. Aprendió a hablar turco para poder visitarle en la cárcel. Luego empezó a estudiar y llegó a ser la primera mujer kurda elegida diputada por Diyarbarki. Thomas Miller-El lleva desde 1986 en el corredor de la muerte de Texas (USA) acusado de robo y doble asesinato. Desde entonces ha conocido a 120 personas que han sido ejecutadas y ha tenido diez fechas de ejecución que no se llegaron a cumplir gracias a las apelaciones presentadas por su abogado. Referencias Primer largometraje del peruano Javier Corcuera, autor de varios documentales como Minuesa, una ocupación con historia (1994); Refugiados (1995); Perú, presos inocentes (1996) o Chiapas, hablan los rebeldes (1998). El guión es del propio Javier Corcuera, Fernando León de Aranoa (director de Barrio y guionista de películas como Cha-cha-chá o Insomnio ) y de Elías Querejeta, que también ha sido el productor.

La Espalda Del Mundo

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LA ESPALDA DEL MUNDODirección: Javier Corcuera.País: España.Año: 2000. Duración: 89 min.Intérpretes: Guinder Rodríguez, Mehdi Zana, Thomas Miller, Tomás Rangel.Guión: Elías Querejeta, Fernando León de Aranoa, Javier Corcuera.Fotografía: Jordi Abusada.Montaje: Iván Fernández, Nacho Ruiz-Capillas.Tipo: Documental

Sinopsis

Documental que nos retrata tres historias de seres que viven en la espalda del mundo: un niño que trabaja para ayudar a su familia a subsistir; una mujer kurda encarcelada por expresar sus ideas; un hombre condenado a pena de muerte que espera su final en la cárcel.

Guinder Rodríguez tiene 11 años. Pertenece a una familia compuesta por padre, madre y tres hermanos más. Viven en una casa-chabola en Carabayllo, un pueblo de la periferia de Lima. Como sus amigos, Michael, Cuti, Raúl y Martín, Guinder trabaja como picapedrero e intenta compaginar trabajo y educación. De mayor quiere ser contable.

Leyla Zana estaba embarazada de su segundo hijo cuando encarcelaron a su marido Mehdi. Aprendió a hablar turco para poder visitarle en la cárcel. Luego empezó a estudiar y llegó a ser la primera mujer kurda elegida diputada por Diyarbarki.

Thomas Miller-El lleva desde 1986 en el corredor de la muerte de Texas (USA) acusado de robo y doble asesinato. Desde entonces ha conocido a 120 personas que han sido ejecutadas y ha tenido diez fechas de ejecución que no se llegaron a cumplir gracias a las apelaciones presentadas por su abogado.

Referencias Primer largometraje del peruano Javier Corcuera, autor de varios documentales como

Minuesa, una ocupación con historia (1994); Refugiados (1995); Perú, presos inocentes (1996) o Chiapas, hablan los rebeldes (1998). 

El guión es del propio Javier Corcuera, Fernando León de Aranoa (director de Barrio y guionista de películas como Cha-cha-chá o Insomnio) y de Elías Querejeta, que también ha sido el productor.

El guión comenzó a gestarse en París, en los días en los que se conmemoraba el 50 Aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos.

El guión comenzó a gestarse en París, en los días en los que se conmemoraba el 50 Aniversario de la Declaración de los Derechos Human

COMENTARIOS

Universo fragmentado

Registro de hechos, documental social, film sobre casos que permanecen latentes gracias a la indiferencia, La Espalda del Mundo, película del peruano Javier Corcuera, puede parecer cautivadora por momentos, pero cuando se prenden las luces, uno se queda con la sensación de haber visto una obra fragmentada e inconclusa.

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La cinta española, producida por una de las figuras más reconocidas por estas labores en la península, Elías Querejeta, se divide en tres episodios: "El niño" narra la historia de Guinder Rodríguez, un chico de once años que vive en Carabayllo, a las afueras de Lima, y se dedica a picar piedras para poder vivir en medio de una ciudad caótica, asfixiante, y esquiva. "La palabra", trata de una pareja de esposos, Leyla y Mehdi Zana, quienes sufren, en épocas distintas, injusticias en Turquía sólo por tratar de hacer respetar su raíces kurdas. Finalmente, "La vida", el episodio mejor logrado de los tres, muestra el calvario por el que pasa Thomas Millar-El, un sentenciado a la pena de muerte en Texas por, básicamente, cumplir el prototipo del maleante: negro y pobre.

Gracias a esta clara división, cada capítulo responde a la presentación de un caso distinto, con lo que se intenta ir más allá de la clásica presentación de una única desgracia personal. Así, la trama principal de cada relato sirve sólo para ilustrar ese caso particular. De hecho, no es tan importante conocer a profundidad a las figuras principales como el saber cómo y por qué llegaron allí, qué hicieron para ser los protagonistas de las historias, y ocupar el poco dichoso lugar en que están.

Es decir, los personajes son sólo vehículos para presentar temas. No son la historia. Tal vez por ello la película nunca llega a cuajar como una "fábula" de narración coral, y se queda en el mero muestrario de desgracias personales.

Cada caso tiene una temática específica. "El niño" trata sobre la injusticia; "la palabra", sobre la deshumanizad con el prójimo (a quien no se le reconoce como tal); y el último, "la vida", se relaciona al olvido, debido a la inmensa soledad y desprecio en que se encuentra el condenado a muerte.

Ahora, pese a todo lo dicho, ¿quién puede negar, por ejemplo, que un caso de injusticia no tenga ribetes de deshumanidad? El nexo, que parece natural, en el film nunca aparece.

El enfoque que Corcuera da a su película es más cercano al documental de corte periodístico: presentación objetiva del caso, "contextualización" de la historia, declaraciones de los implicados, o las clásicas y precisas tomas panorámicas y de detalle.

El director pasa de un tema a otro con cortes bruscos, radicales, imprevistos. Deja la trama tejida, entre caso y caso, a medio camino. Viajamos del desierto de Lima y las glaciales calles de Estocolmo, y de allí a las cuatro paredes que guardan, en Texas, al sentenciado a muerte. Dejamos a un lado al pequeño en medio del terral, o al desterrado esperando a sus hijos, y no volvemos a saber más de sus vidas.

Y es que, para como está planteada la cinta, los personajes ceden protagonismo a las acciones, que son los móviles que ocasionan los temas en cada capítulo: la pobreza extrema (el niño), la injusticia social (la palabra), y la deshumanidad (la vida).

No es sino hasta el último cambio brusco que representa el final, que el director intenta una maniobra para entrelazar los casos, y unirlos bajo el paradigma de la injusticia. Allí es donde Cocuera ambiciona. Su visión no pasa sólo por expone los casos: intenta ir más allá, impactar en el espectador, mostrarle una novela, exponer una gama de sentimientos, retomar la ilusión de crear una película total, donde todos sus protagonistas proclamen a varias voces las desgracias del universo. Pero su sueño se topa con la cruda realidad que él mismo construyó. La idea se desbarata, se transforma en una utopía perdida a mitad de camino, en buenas intenciones, y allí se pierde.

Para finalizar quiero hablar de algo ajeno a esta crítica, y es que, pese a todo lo antes dicho, no puedo dejar de mencionar lo bien que una película como La Espalda del Mundo le puede hacer a nuestra cartelera actual. La cinta no sólo tiene imágenes frescas, diferentes, atractivas, y fuertes, sino también muy nacionales. Tan sólo ver a aquella familia de picapedreros, sin casi nada de valor, durmiendo apretujados en un par de camas mientras el padre de familia observa

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la luminosa pantalla de su televisor, en medio de su podredumbre, es suficiente para afirmar que, hasta allí, ya se ha pagado la mitad de la entrada.

Esta producción de Elías Querejeta es un documental que nos narra tres historias, cuyo único punto en común es la marginalidad.                  El niño. La vida de los niños peruanos del extrarradio de Lima, que en lugar de ir a la escuela se pasan el día picando piedras, es un relato tierno y duro a la vez. Escuchar cómo hablan de los problemas de los adultos, cómo razonan su obligación al trabajo, cómo se sienten responsables de sus familias; y a la vez verlos jugar al fútbol con ilusión, o contar sus aspiraciones en la vida (el protagonista de esta historia quiere ser contable) te devuelve a la infancia y a la inocencia de los primeros años. Sin embargo, la realidad es bien distinta: esos niños no saldrán de ese extrarradio donde, por azar, les ha tocado vivir, y que no existe para la gente que vive en la ciudad.                   La palabra. La persecución del pueblo kurdo en Turquía es siempre un tema de actualidad, aunque lo obviemos tantas veces. La violencia física en las aldeas kurdas; y la psicológica contra los que se levantan por un hermanamiento entre los dos pueblos, es el pan de cada día. Mehdi Zana está exiliado en Suecia, y probablemente morirá sin ver cumplido su último sueño: volver a su pueblo, con su gente, y consu mujer, Leyla Zana, hoy en la cárcel después de haber sido elegida diputada y pedir en el Parlamento libertad de expresión. El drama de un pueblo obligado a callarse, y a sufrir por los familiares muertos o encarcelados, continuará sin que la tan democrática 'comunidad internacional' se atreva a plantar cara a unos hijos de puta de los suyos.                   La vida. La historia de Thomas Miller es desgarradora; lleva catorce años en el corredor de la muerte del estado de Texas, y ya ha tenido diez fechas de ejecución; sigue sufriendo y, tal vez, sabiendo que, a pesar de todo, le llegará el día de la inyección letal. Más que los testimonios de los condenados y sus familiares, lo que más me impacta son las declaraciones de los funcionarios y del cura. No puedo entender cómo una persona se puede tomar con tanta frialdad un asesinato (bueno, se niegan a usar ese término, y utilizan el eufemismo 'ejecución'). Así se aliviará el sufrimiento del asesinado por el condenado. ¿De verdad lo creen?                   Tres historias sobrecogedoras en un documental que vemos en pantalla grande por falta de documentos de calidad en la televisión. No me asalta la lágrima porque la indignación puede con la pena; y, sin embargo, cuando me levanto de la butaca, yo también doy la espalda.

FICHA DIDÁCTICA

1. OBJECTIVOS PEDAGÓGICOS

Conocer la experiencia de los niños y niñas trabajadores. Reflexionar sobre el debate en torno a la forma de abordar el trabajo

infantil, entre la erradicación y la regulación.

2. CLAVES DE TRABAJO PARA EL PROFESORADO

La espalda del mundo es un documental que da seguimiento a tres situaciones de exclusión (social, racial, política) en la que viven muchas personas en el mundo, tanto en los países ricos como en los países empobrecidos. En el contexto de la presente unidad didáctica se propone trabajar únicamente con la primera historia, la de los niños y niñas trabajadores del Perú, con una duración cercana a la media hora. Esta historia puede verse de forma paralela a La vendedora de rosas, pero mientras que en una la infancia vive en el abandono, desamparo y el maltrato en el mismo seno familiar que nos sitúan ante situaciones de marginalización, en la primera historia de La espalda del mundo, los niños y niñas trabajadores son pobres y se ven obligados a trabajar pero los padres y madres mantienen la responsabilidad en el cuidado de sus hijos.

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Esta primera historia, El niño, nos adentra en la problemática del trabajo infantil. La película muestra las duras condiciones de trabajo de los niños y niñas picapedreros que viven en los suburbios de Lima. En este sentido destaca la descripción de la falta de salud y condiciones de seguridad en la que desempeñan su trabajo. A través del personaje principal, Guinder Rodríguez, podemos conocer el contexto de empobrecimiento que vive una parte muy importante de la población del Perú. Se trata de emigrantes procedentes de zonas rurales de origen indígena, que ante la falta de alternativas de supervivencia en el campo decidieron marchar hacia la ciudad en busca de trabajo. Pero allí se encuentran sin empleo y acaban engrosando las filas de la economía informal, tratando de inventar los trabajos para poder sobrevivir. Y esta falta de empleo y de pobreza es lo que lleva a que los niños y niñas tengan que trabajar para aportar otros ingresos a la economía familiar. "Acá en Perú, como no hay trabajo, tenemos que trabajar hasta los niños",dicen. El trabajo pasa a formar parte de la vida cotidiana de niños y niñas: se levantan temprano para ir a trabajar, pasan el día en la cantera, juegan allí mismo, se organizan socialmente para defender sus derechos, ríen y se divierten en el circo con bromas a propósito del trabajo, etc. Se trata de niños y niñas que socializan y construyen su identidad en base al trabajo. Pero este trabajo infantil se desarrolla muy a pesar de la voluntad de los padres y madres, como expresan en distintos momentos de la película. El aporte de los menores se considera una necesidad para que los niños puedan alimentarse y seguir estudiando, ante la falta de alternativas de empleo para los adultos.

La película permite un acercamiento al debate existente sobre cómo debe abordarse la realidad del trabajo infantil en el mundo. Mientras que unos consideran que el trabajo infantil debe prohibirse y erradicarse totalmente, hay otros que tratan de entenderlo en su contexto y consideran que un planteamiento así no es viable y que, por tanto, hay que insistir en la defensa de la mejora de las condiciones de trabajo y en la organización social para defensa de los derechos de los niños y niñas trabajadores. Por el tipo de tratamiento que hace del asunto, la película se posiciona claramente en esta segunda opción. Nos muestra a los niños y niñas trabajando, pero también jugando, divirtiéndose y siendo felices. Enseña también a unos padres preocupados por la educación de sus hijos y de su futuro. Finalmente, nos informa también de los intentos de organización social de los niños y niñas trabajadores para defender sus derechos como niños y como trabajadores. Este tipo de tratamiento, denuncia la situación de explotación y exclusión social a la que se ven sometidos, pero nos muestra a unas personas con gran dignidad y responsables de sí mismos. Retrata a sujetos activos que reclaman derechos.

Pero el debate sigue abierto y de forma polémica se ha planteado en distintas ocasiones cuando se ha tratado de llamar la atención del mundo sobre esta realidad, como por ejemplo cuando se han organizado marchas contra la explotación laboral infantil. ¿Abolición o regulación y abordaje en un contexto de transformación más amplio?

Un aspecto tangencial en la historia, pero sobre el que merece la pena llamar la atención es la forma cómo se aborda el fenómeno de la delincuencia. La película predispone al espectador a una mirada de comprensión y empatía con aquellas personas que tienen que delinquir para poder sobrevivir. Así por ejemplo puede verse cuando los niños y niñas explican de qué trabajan y uno de los niños cuenta que roba para poder comer. O también cuando relatan lo que quieren ser de mayores, uno de ellos dice que abogado para poder defender a los que están en la cárcel por haber hecho cosas malas. El delito en este caso es visto con disculpa, atendiendo al contexto de empobrecimiento y degradación social existente.