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La contienda que encumbró a César BORJA PELEGERO HISTORIADOR Y ARQUEÓLOGO LA GUERRA DE LAS GALIAS Entre los años 58 y 52 a.C., Julio César lideró a las legiones romanas hasta sojuzgar a las tribus galas, un choque que demostró la superioridad logística, estratégica y armamentística del ejército romano

La Guerra de Las Galias

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Breve descripcion y analicias de la gUERRA DE LAS GALIAS, La Contienda Que Encumbró a César.

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Page 1: La Guerra de Las Galias

La contienda que encumbró a César

BORJA PELEGEROHISTORIADOR Y ARQUEÓLOGO

LA GUERRA DE LAS GALIAS

Entre los años 58 y 52 a.C., Julio César lideró a las legiones romanas hasta sojuzgar a las tribus galas, un choque que demostró la superioridad logística, estratégica y armamentística del ejército romano

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EL SITIO DE ALESIALa conquista de la ciudadela de Alesia

por Julio César y sus legiones dio la victoria final a los romanos frente a los galos. En la imagen, el asedio de Alesia

visto por Henry Motte. Siglo XIX. DEA / ALBUM

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C R O N O LO G Í A

Conquista del país de los galos

59 A.C.Tras su consulado, el Senado otorga a Julio César el proconsulado de tres provincias: la Galia Transalpina, la Galia Cisalpina y el Ilírico.

58 A.C.Tiene lugar la batalla de Bibracte, en la que César vence a los helvecios. Al año siguiente, César vence a los belgas en el río Sabis.

56 A.C.Se produce un levantamiento de los pueblos bretones. César acude a marchas forzadas y les da batalla en su propio terreno.

54 A.C.César organiza una segunda expedición a Britania con cinco legiones. El caudillo Casivelauno opone resistencia, pero al final se rinde.

53 A.C.Se produce el levantamiento de los eburones, una tribu del noreste de la Galia, al mando de su líder Ambiorix, que es sofocada por César.

52 A.C.Vercingétorix, el caudillo de los arvernos, se levanta contra el dominio de Roma. César asedia la población de Alesia, y Vercingéntorix se rinde.

50 A.C.César organiza la administración de la nueva provincia antes de presentarse al consulado en 48 a.C.

EL GENERAL CONQUISTADORLa estatua de Julio César realizada por Nicolas Coustou en el siglo XVII lo muestra tocado con la corona de laurel que se imponía a los generales victoriosos. Museo del Louvre, París.

CRÓNICA DE CASTILLA, POR DIEGO ENRÍQUEZ DEL

Ambicioso vástago de una familia

de la más rancia nobleza romana,

César protagonizó un especta-

cular ascenso político en Roma,

que lo llevó en el año 59 a.C. al

máximo cargo de la República, el de cónsul.

A los 42 años había demostrado su habilidad

en las intrigas, su tirón entre el pueblo y tam-

bién, como propretor en la Hispania Ulterior,

sus dotes de administrador. Pero para ponerse

a la altura de sus rivales de la aristocracia ro-

mana, en particular de Pompeyo, le faltaba un

triunfo militar indiscutible. Con este objetivo

en mente –pero también con el de engrosar su

fortuna personal con un abundante botín–,

logró que lo nombraran gobernador de la Ga-

lia Cisalpina, lo que le daba el mando sobre

cuatro legiones y la posibilidad de emprender

una campaña de conquista contra los pueblos

que habitaban la Galia libre, provincia que

también le fue atribuida.

A principios de marzo de 58 a.C., César ocu-pó su nuevo cargo. Durante los ocho años si-guientes sometió al dominio romano, en una

CRÓCRÓCRÓÓRÓRCRRRÓRRCRÓÓÓÓÓCRÓCRÓCRÓCRÓRCRÓCRCRÓCRÓCRÓRÓRRÓRRRRRÓCRÓCRRRRRÓÓCRÓCCRRRRÓCRÓRRÓRRRCRRRRRCRÓCRRCCCRCRÓRRCRCRCCRCRRÓRRRRRCRCCCCRRRRRRÓÓÓCCRRRRRRRRRRÓRRRRCRÓÓÓNICNNICNICICNICNICCICNICNNICNICNICNICNICNICIIINICINICNICCCCCCNIICNICNNNNNICNNNNNNN CNNNNNNNNNNNN CNNNNNNNNNNINIIICA AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA DEDEDE DEDEDEDEDDEDEEEDE DEDEDDDEDDEEEEDEDEDDEEEEDDDDEEEEEEDDEDE EEEEDDDDEEDDDDEEDDEDEEEDED CASCACACCCAASACASASAASASASCASCASCASSCCCCCAASASSSSCASCASCCAASCASASASCASCASCASCCCCCACCCASAAAACASCASCASSSSCCCCCACASCASASCASSSCCCCACCACAAASCASSSCCCAAAASCASCASCCCCAAAASASCASC SAAASCCCCACCCAAAASSSCAASSCCCCAASSCCCASSSCAAAASSCASCCAASSSTTTTILTILTILTILTILILLLTTIILTITILTTTITITITTILTILTILLTILTTTITILITTTTTTTTT LLALLALALALLA,LA,AAA,AAA,LALLA,LALALLALALAALALLA,A,A,A,ALALALALAALALALALALALLLALLALLLLLLA POPOPOPPPOPPOOOPOOPOPOPPPPPOPOPOPPOOPOPOPPOPPOOOOOOPOOOOOOOPPOOOOPOPOOOPOOPOOOPPOR R RRRRR R RRRR RRRRR RRR RRRDIEDIEDIEIEDIEDIEEIED EDDDDDIED EEDIEED GO GO GGOGOOOOOGOGOGOOGOOOOOGOOGGGOGO ENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENRENNRE RENRNRENREEEEEENENEEEEEEEEEENNRREEE REE REEE REEE ÍQÍQÍQUÍQUÍQÍQUÍQUÍQUUUUUUUUÍQQUUÍQUÍQUÍQUÍQUÍQUUUUÍQUUÍQUÍQUÍÍQUUEZ EZEZZEZEZ EZ EZZEZEZ EEEZEZZZZZZZZZEZ EEEZZZZEZZEZEZZEZ ZZEZ ZEZ ZEZ EZZZZZEZEZZZEZ E DDDDEDELDELDELDELELELELELELELELELDEELELDDDDDDEDELLDELDDDDDDDEELELDDDDDELDDDDDEDDDDDDDDDDEDDEDEDELDDELDEDDEDDDEEDEDDEDDD PR

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EL CASCO DE LOS GALOS

Los romanos copiaron el típico casco galo de hierro y lo modificaron dando origen al modelo más popular de época altoimperial: el casco gálico imperial. Cerca de Alesia se hallaron algunos como el de la imagen.

serie de audaces campañas, buena parte de los territorios de las actuales Francia y Bélgi-ca, e incluso realizó incursiones en Britania y Germania. Al acabar su mandato, César había extendido las fronteras de la República romana hasta Europa central y se había convertido en uno de los hombres más ricos y poderosos de Roma. Sin embargo, la guerra de las Galias no fue un paseo militar para César y sus tropas, pues los galos ofrecieron una enconada resis-tencia y derrotaron a los romanos en varias ocasiones. La lucha contra los galos constituyó un desafío militar mayúsculo que puso de ma-nifiesto por qué el ejército romano fue el más poderoso y eficaz de la Antigüedad.

Líder carismáticoEl liderazgo del propio Julio César fue una de las claves del triunfo romano en las Galias. El estilo de mando de César puede resumirse en tres palabras: agresividad, velocidad y riesgo. En el mundo antiguo, los generales romanos tuvieron una merecida fama de combativos, pero incluso entre ellos César destaca como

un comandante extremadamente agresivo. Su método en las operaciones militares era siempre el mismo: encontrar al ejército ene-migo y destruirlo. Ya fuesen los helvecios en busca de nuevas tierras, los germanos del rey Ariovisto intentando asentarse en las Galias o el rebelde galo Vercingétorix, César logró acorralarlos y acabar con ellos.

Otro elemento básico del estilo cesaria-no de hacer la guerra fue la velocidad. En el caso de la guerra de las Galias, su habilidad para mover el ejército con gran rapidez tuvo especial trascendencia, ya que le permitió compensar su principal debilidad, el hecho de estar en franca inferioridad numérica ante sus enemigos. Un ejemplo exce-lente lo tenemos en la campaña del año 57 a.C. contra los pueblos belgas. Cuan-do los romanos se encontraron, cerca de Bibrax, con un enorme contin-gente de tribus belgas, César se negó durante varios días a librar una batalla campal contra sus enemigos, sabedor de que éstos no podrían permanecer mucho tiempo en el

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UNA VARIANTE de la típica formación en testudo (tortuga) del ejército romano era la fastigiata testudo, en la que los soldados escalonaban en altura los escudos a modo de rampa, como muestra el relieve. Los de la primera línea se mantenían en posición vertical y los de las otras líneas se iban inclinando cada vez más. Así, las armas y piedras arrojadas desde las murallas resbalaban sobre ellos sin herirlos.

LAS TÁCTICAS ROMANAS

LA CIUDADELA DE ALESIAPese a que en el pasado se ha debatido la

localización de la capital de los mandubios, hoy día se identifica con este montículo

próximo a Alise-Sainte-Reine, en Borgoña.

LEGIONARIOS ROMANOS EN LA FORMACIÓN DE FASTIGIATA TESTUDO. COLUMNA TRAJANA. MUSEO DE LA CIVILIZACIÓN ROMANA, ROMA.

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lugar dada su incapacidad para garantizarse el abastecimiento de comida. Y en efecto, cuando las tribus se dispersaron para retornar a sus bases, César actuó raudo y condujo su ejército a marchas forzadas, primero contra la capital de los suesiones y después contra la de los beló-vacos, hasta conseguir la rendición de ambos pueblos. A continuación invadió el territorio de los nervios y, aunque éstos le atacaron por sorpresa, los derrotó en el río Sabis. De esta manera, combinando velocidad y agresividad, César, con un ejército de 40.000 soldados, consiguió derrotar a una coalición que contaba con casi 300.000 guerreros.

Asimismo, César asumió a menudo unos riesgos que para otros generales hubiesen si-do inaceptables. No hay duda de que muchos de estos peligros estuvieron perfectamente calculados, como lo demuestra el hecho de que nunca sufrió una derrota estrepitosa. Pero hay ocasiones en que rozó el desastre. Entre los años 55 y 54 a.C. condujo parte de su ejército a sendas expediciones a la isla de Britania. Empeñado en acrecentar su fa-

ma en Roma, César descuidó la preparación de la invasión y menospreció el peligro que suponen las frecuentes tormentas de verano en el canal de la Mancha. En ambas campa-ñas perdió parte de su flota y a punto estuvo de quedar atrapado en Britania, pero la suerte no le abandonó y pudo regresar al continente con la mayor parte de su ejército.

Afortunadamente para César nunca tuvo que enfrentarse a todos los galos en bloque, ya que éstos se encontraban divididos en más de cuarenta pueblos independientes. A fin de cuentas, la vida política de los pueblos galos, con diversas facciones de nobles compitiendo ferozmente entre sí por el poder y el prestigio, no era muy diferente de la de la propia Roma, y César aprovechó su experiencia para explotar hábilmente estas divisiones.

Un ejército disciplinadoCésar sabía que el resultado final de sus cam-pañas dependía de sus tropas. Por ello, fue lo que actualmente calificaríamos como un excelente motivador, capaz de conseguir que

ESTANDARTE LEGIONARIO

Al inicio de la guerra de las Galias, César disponía de cuatro legiones: la VII Claudia, la VIII Augusta, la IX Hispana y la X Equestris, creada por él. Abajo, estandarte legionario. Museo Arqueológico, Barcelona.

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César combinó agresividad y velocidad para derrotar a los nervios en el río Sabis, a pesar de que éstos atacaron por sorpresa

sus hombres se entregasen en cuerpo y alma a cada tarea, ya fuese una marcha, un asedio o bien una batalla.

El ejército romano de entonces era heredero de las reformas llevadas a cabo medio siglo antes por el cónsul Cayo Mario –pariente de César por matrimonio con su tía Julia–, que lo habían convertido en una fuerza casi profe-sional. En consecuencia, los soldados romanos se sometían a una disciplina muy dura. La his-toria del cónsul Tito Manlio Torcuato, quien más de tres siglos antes había hecho ajusticiar a su propio hijo por haber abandonado la for-mación para enfrentarse en combate perso-nal contra el campeón de un ejército enemigo, probablemente sea falsa, pero los legionarios de César la conocían y se la creían. Puede que los soldados romanos no fuesen, individual-mente, más valientes o más fuertes que sus rivales galos, pero colectivamente eran más disciplinados. Por todo esto las unidades ro-manas eran más eficaces en combate que las galas y, sobre todo, eran mucho más capaces de superar situaciones adversas.

Quizás el ejemplo más claro lo tengamos en la batalla del río Sabis, en 57 a.C. En ella los belgas sorprendieron a los romanos mien-tras construían un campamento fortificado. El ataque debió de suponer una gran sorpresa para los legionarios, pero su profesionalidad y entrenamiento les permitieron superar la emergencia. César ordenó a sus tropas for-mar una línea de batalla, cosa que tuvieron que hacer en los pocos minutos que tardaron los belgas en cruzar el Sabis. Los legionarios tu-vieron que formar allí donde se encontraban, agrupándose alrededor de los centuriones y estandartes más cercanos. El resultado final fue una rotunda victoria romana.

CHRISTIAN GUY / GTRES

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UN PUENTE SOBRE EL RÍO GARDLa guerra de las Galias supuso el

sometimiento de todo este territorio a Roma, que emprendió su romanización.

En la imagen, el puente sobre el Gard, erigido por Agripa en el siglo I d.C.

Lutecia (París)Luteecia (París

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EL TERRITORIO DE LAS GALIASEl mapa sobre estas líneas muestra el vasto territorio ocupado por los pueblos galos que vivían en las regiones de Aquitania, Céltica y Bélgica, y que fue conquistado por Julio César.

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RECREACIÓN DE UN ESCUDO ROMANO (SCUTUM) DE COMIENZOS DEL IMPERIO. LOS LEGIONARIOS DE CÉSAR LLEVABAN ESCUDOS MUY SIMILARES PERO ALGO MÁS LARGOS.

EL ASEDIO ROMANO A AVARICUMEN EL AÑO 52 A.C., César decidió poner sitio a la ciudad más grande y mejor fortificada del territorio de los bituriges, Avaricum (Bourges). La población se encontraba en la cima de una colina, en una zona pantanosa y rodeada de bosques, y estaba bien protegida por muros de piedra cubiertos de madera. Además, con-taba con grandes reservas de agua. Para doble-garla, los romanos construyeron dos grandes rampas de asedio, de 100 metros de largo y 25 de alto, que unían Avaricum con su campamento, y sobre cada una colocaron una torre de asedio. De nada sirvieron los constantes ataques de los galos y sus intentos de incendiar el dispositivo romano de ataque. Al final, César lanzó su asalto final en un día tormentoso. Cuando las torres alcanzaron los muros, los romanos penetraron en la ciudad y masacraron a sus habitantes.

1 QUEBRADALa ciudad de Avaricum estaba construida sobre una estribación rocosa que le otorgaba una excelente protección natural contra los atacantes.

3 TORRESLas torres de asedio llevaban manteletes (una especie de escudos) recubiertos con mimbre, lana o cuero, tras los que se protegían los asaltantes.

2 RAMPAPara vencer las defensas de Avaricum los romanos construyeron rampas de assedio, utilizando tierra y madera.

ADAM HOOK / OSPREY PUBLISHING

SANTI PÉREZ

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UN GUERRERO GALO

Los galos se protegían con escudos de madera cubiertos de piel e iban armados con espadas, jabalinas, arcos y flechas. Abajo, guerrero galo. Siglo I a.C. Museo de la Civilización Romana, Roma.

Los galos demostraron en todo momento un coraje asombroso, como ilustra un inciden-te ocurrido durante el asedio de Avaricum, la capital de los bituriges. Los romanos habían construido una rampa que les permitió acercar las torres de asalto a la muralla de la ciudad. Los defensores galos debían destruirlas o la plaza estaría perdida, así que un guerrero intentó incendiarla, pero fue abatido por el proyectil de un escorpión, una pequeña catapulta em-pleada por los romanos. A continuación, uno tras otro, tres guerreros más ocuparon su lugar, muriendo todos en el intento. Sin embargo, pese a estos actos de valentía individual, las unidades galas carecían del grado de cohesión interna y la disciplina que tenían las romanas, por lo que fueron derrotadas por éstas en la mayoría de batallas campales.

La valentía de los centurionesQuienes en último término garantizaban la cohesión de las legiones eran los centu-riones. Cada legión contaba con sesenta de estos oficiales, al mando de una centuria de

ochenta hombres. En combate se esperaba de ellos que dieran ejemplo de valor y des-precio a la muerte ante sus hombres, y está claro que a menudo lo hicieron, a juzgar por la proporción de bajas anormalmente alta que sufrieron en algunas batallas. Precisamen-te uno de los ejemplos más extremos que se conocen se produjo durante la campaña de César en la Galia en el año 52 a.C. Al contar sus muertos después de un asalto fracasado a la capital de los arvernos, Gergovia, los ro-manos descubrieron que habían perdido casi 700 legionarios y 46 centuriones. Dicho de otro modo, los legionarios habían sufrido un 14 por ciento de bajas frente al 76 por ciento de los centuriones.

Los Comentarios sobre la guerra

de las Galias, la obra que escribió el propio César para glorificar sus conquistas en las Galias, están repletos de historias heroicas protagonizadas por centuriones. Por ejemplo, Publio Sextio, pese a llevar varios días enfermo y sin

CONQUISTA A SANGRE Y FUEGO

La guerra de las Galias mostró el rostro más brutal del imperialismo romano. Los legionarios de César incluyeron a los civiles galos entre sus objetivos, y

saquearon, violaron y mataron de forma in-discriminada. Es muy difícil saber el número de víctimas civiles, pero, según Plutarco, un millón de galos murieron y otro más fueron esclavizados. Veleyo Patérculo rebaja la cifra a 800.000 muertos y esclavos. Las estima-ciones sobre la población total de las Galias varían entre cinco y veinte millones, lo que nos da una horquilla de entre un 2,5 y un te rrorífico 25 por ciento de habitantes muer-tos o esclavizados por los romanos, depen-diendo de Plutarco o Veleyo. A esta cifra habría que sumar los heridos, los desplaza-dos y las mujeres violadas, cifra imposible de calcular, aunque seguro que fue elevada.

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VERCINGÉTORIX. ÓLEO POR FRANÇOIS-ÉMILE EHRMANN. SIGLO XIX. MUSEO BARGOIN, CLERMONT FERRAND.

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Page 9: La Guerra de Las Galias

comer, formó junto con otros centuriones ante la puerta de un campamento el tiempo suficiente para organizar la defensa, luchan-do hasta que se desmayó por las graves heri-das recibidas. Marco Petronio, en el fracasado ataque a Gergovia, murió mientras protegía la retirada de sus hombres, que pudieron sal-varse gracias a su sacrificio.

Pero el caso más sobresaliente es el de los centuriones Tito Pulón y Lucio Voreno. Cé-sar los presenta como dos oficiales que se enzarzaron en una competición para demos-trar ante el ejército cuál de los dos era el más valiente. El punto culminante se alcanzó en el invierno de 54 a.C., cuando los dos formaban parte de la legión que fue asediada en su campamento por los nervios. Durante un ataque a la ba-se romana, el centurión Tito Pulón salió del campamento y se enfrentó en solitario a un grupo de guerreros nervios, siendo seguido inmediata-mente por Lucio Voreno. En una lucha desesperada, los dos centuriones se sal-

varon la vida mutuamente y consiguieron regresar vivos al campamento romano sin que, en palabras de César, «pudiera juzgarse cuál aventajaba en valor al otro».

Maestros en la guerra de asedioLa superioridad tecnológica fue también determinante en la victoria final de los ro-manos, en particular en lo que se refiere a la conquista de ciudades. La ciencia militar ro-mana del momento conocía un gran número de tácticas y máquinas de asedio que podían utilizarse en los asaltos a fortalezas, como torres móviles, artillería y arietes. Antes de

ello, los soldados realizaban inmensas obras de circunvalación para aislar a las ciudades atacadas, un trabajo para el que estaban particularmente entrenados por su há-bito de construir campamentos fortifi-cados para pasar la noche siempre que

se encontraban en territorio enemigo.El ejemplo más conocido y más es-

pectacular de cerco a una ciudad gala fue el de Alesia. Para tomar la ciudad donde se

EL HOMBRE MÁS PODEROSO

El triunfo en las Galias expandió los dominios de Roma, pero sobre todo acrecentó el poder personal de Julio César. Abajo, áureo con representación de un trofeo de armas galas acuñado para conmemorar la victoria de César. Museos Capitolinos, Roma.

DEA / ALBUM

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había refugiado con su ejército Vercingétorix, el líder de la gran revuelta del año 52 a.C. contra el dominio romano, César ordenó rodearla con una circunvalación de 16 kilómetros. Ésta consistía en una muralla con torres cada 25 metros y protegida por dos fosos, uno de ellos lleno de agua. Frente a los fosos había una zo-na de trampas que incluían estacas aguzadas clavadas en agujeros en el suelo y pequeñas púas metálicas escondidas entre las hierbas. Para defenderse de la llegada de un ejército galo de rescate, César construyó una línea de contravalación de 21 kilómetros, concebida para proteger a su ejército de los ataques desde el exterior. Finalmente, César derrotó tanto al ejército sitiado en Alesia como al ejército de rescate enemigo, pese a que en conjunto le superaban ampliamente en número, y no es exagerado afirmar que las fortificaciones de campaña tuvieron un papel clave en la victoria. En última instancia los legionarios eran tan peligrosos empuñando la dolabra, una herra-mienta mezcla de pico y hacha usada en las ta-reas de asedio, como el gladius, la espada corta.

Así pues, la combinación de un ejército casi profesional dirigido por un general brillante y con gran capacidad para tomar ciudades re-sultó ser demasiado para los galos. Cada vez que se enfrentaron a los romanos en batalla campal fueron derrotados, mientras que los romanos, por su parte, culminaron con éxito todos los asedios que emprendieron, menos el de Gergovia. Esto no debe hacernos creer que el resultado de la guerra estaba decidido de antemano. En varias ocasiones la situación de César y su ejército en las Galias se aseme-jó a un gigantesco castillo de naipes: una sola derrota podría haberlo derribado. Pero lo que de verdad importa es que esto nunca sucedió y las conquistas de César cambiaron para siempre la historia de las Galias y de la propia Roma.

ENSAYOCésar, la biografía definitivaA. Goldsworthy. La Esfera de los Libros, Madrid, 2007.

El armamento y la táctica militar de los galosJ. Moralejo. Universidad del País Vasco, 2012.

TEXTOLa guerra de las Galias Cayo Julio César. Gredos, Madrid, 2000.

Para saber más

BRIDGEMAN / ACI

EN LA CRÓNICA que escribió de la campaña, Julio César cuenta de un modo escueto, y en tercera persona, la rendición de Vercingétorix tras el sitio de Alesia: «Les manda [César] entregar las armas y que le traigan a los jefes. Él se acomodó en un reducto delante del campamento; allí son conducidos los generales. Se entrega Ver-cingétorix. Arrojan las armas a sus pies».

LA VICTORIA SEGÚN CÉSAR

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LA RENDICIÓN DE VERCINGÉTORIXConsciente de la imposibilidad de

quebrar el sitio romano, Vercingétorix se rindió ante Julio César, momento

que muestra este óleo de Lionel Royer. 1899. Museo Crozatier, Puy-en-Velay.

ESCENA DE BATALLA ENTRE ROMANOS Y GALOS.

BAJORRELIEVE DEL MAUSOLEO DE GLANUM. MUSEO DE LA

CIVILIZACIÓN ROMANA, ROMA.

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1 FORTALEZAS

César sitúa sus campamentos en lo alto de los montes que rodean Alesia y los une con una línea de contravalación de 11 millas romanas de longitud (21 km).

UN ASEDIO IMPLACABLEEn Alesia, César organizó un sofisticado cerco para rendir a la población. La potente maquinaria de asedio romana estaba compuesta por una doble barrera jalonada por fuertes y campamentos, y reveló su eficacia cuando permitió a las tropas de César rechazar los ataques de los más de 200.000 guerreros galos enviados en auxilio de Vercingétorix, así como impedir el intento de éste de romper el cerco mediante salidas desde la ciudad sitiada. Al final, consciente de la imposibilidad de vencer, el caudillo galo se rindió a Julio César.

Campamento de Vercingétorix

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ALESIA, LA DERROTA FINAL DE En el año 52 a.C., las legiones al mando de Julio César sitiaron la ciudadela de Alesia,

Page 12: La Guerra de Las Galias

2 ATAQUE GALO

Una gran fuerza liderada por Comio, Viridómaro, Eporédorix y Vercasivelauno llega a la zona para hostigar a los sitiadores y lanza un primer gran ataque.

7 LA RENDICIÓN

Cunde el pánico entre los galos, que huyen y son presa fácil para los vencedores. Sin provisiones, Alesia debe capitular.

5 LABIENO

La caballería de Tito Labieno acude a sostener la defensa en el punto débil, pero está a punto de ceder ante los galos.

6 GERMANOS

César lidera la infantería de reserva y envía a la caballería germana aliada, que toma por sorpresa a los galos.

3 SEGUNDO ATAQUE

El 2 de octubre, Vercasivelauno lanza un ataque con 60.000 hombres contra el campamento romano más vulnerable.

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Campamentoromano

Campamento romano

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4 VERCINGÉTORIX

El líder galo ordena una salida coordinada con el ataque de sus aliados.

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LOS GALOS último bastión de la defensa gala

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