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Página 1 de 26 La nueva orientación en el sistema educativo Juan Antonio Planas Domingo Manual de orientación y tutoría, La importancia de la orientación para mejorar la calidad del sistema educativo queda fuera de toda duda. Los miembros de los servicios de orientación ejercen un papel decisivo en la detección y tratamiento de los problemas de aprendizaje y son claves para el buen funcionamiento de los nuevos programas educativos. En este artículo se desgranan diversas propuestas para mejorar tales servicios a la vista de la situación educativa española en contraposición con países de mejores niveles educativos. En síntesis, proponemos un modelo de intervención basado fundamentalmente en la prevención y en la aplicación de programas específicos bajo el principio de que la orientación atañe a toda la comunidad educativa y es un servicio para toda la vida. Finalmente, se emiten una serie de recomendaciones para las Administraciones educativas basadas en las conclusiones de los dos últimos Encuentros Nacionales de Orientadores. 1. INTRODUCCIÓN En este trabajo de síntesis se intenta mostrar la situación actual de los servicios de orientación y los retos de futuro. Para este prolijo estudio he contado con la aportación inestimable de varios representantes de las distintas organizaciones que componen la COPOE: Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España. En el momento en que se publique este trabajo estaremos constituidos por 22 organizaciones que representan a la práctica totalidad de los orientadores españoles repartidos entre 15 de las 17 Comunidades Autónomas. En este documento se recogen parte de las conclusiones del II, III y IV Encuentro Nacional de Orientadores celebrados en Mérida, Zaragoza y Burgos en diciembre de 2005, marzo de 2007 y abril de 2008 y en el I Encuentro de Orientación y Atención a la Diversidad celebrado en Granada en junio de 2007. A lo largo de estas páginas se sintetiza la situación educativa actual tanto a nivel general como a nivel autonómico. Se hace un recorrido por la situación de la orientación en las distintas Comunidades Autónomas, incluido un estudio comparativo de las 17. Es necesario recalcar el apartado referente a las propuestas de futuro que pueden servir para las distintas Administraciones educativas. Se finaliza con una serie de conclusiones valorativas. Considero necesario utilizar el trabajo colaborativo de todos para realizar un documento único y ponerlo a disposición de las distintas Administraciones educativas. A lo largo de esta publicación veremos que existen elementos cruciales que hacen especialmente relevante el papel de los servicios de orientación en nuestro país. El primero es el desarrollo de la Ley Orgánica de Educación promovido por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte y las Leyes de Educación de las distintas Administraciones autonómicas. En estos momentos sólo se ha publicado la Ley de Educación de Andalucía. Por otro lado, el informe PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) sobre el rendimiento académico de alumnos de 15 años, elaborado por la OCDE y publicado en diciembre de 2007, pone de manifiesto que hay más alumnos españoles que no alcanzan los niveles mínimos en lectura, en matemáticas y en cultura científica que la media europea y que existe un porcentaje significativamente menor de alumnos que alcanzan un alto nivel de excelencia. El fracaso escolar sigue manteniéndose en unas tasas elevadas (el 29% de la población entre 18 y 24 años no ha completado la Educación Secundaria). Otra importantísima circunstancia es que estamos inmersos en pleno proceso de convergencia del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) por el que los sistemas educativos de la Unión Europea serán homologables. Como se ha visto en la publicación de los decretos de grado y posgrado, todas las titulaciones universitarias tendrán una duración similar valorada en créditos de aprendizaje de los alumnos (ECTS). Esta circunstancia va a suponer que nuestros alumnos van a competir con sus compañeros comunitarios y también la posibilidad de que haya más movilidad entre profesores y entre alumnos. Por tanto, nuestro sistema educativo deberá estar preparado para esa permeabilidad y para la futura movilidad. Y

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La nueva orientación en el sistema educativo

Juan Antonio Planas Domingo

Manual de orientación y tutoría,

La importancia de la orientación para mejorar la calidad del sistema educativo queda fuera de toda duda. Los miembros de los servicios de orientación ejercen un papel decisivo en la detección y tratamiento de los problemas de aprendizaje y son claves para el buen funcionamiento de los nuevos programas educativos. En este artículo se desgranan diversas propuestas para mejorar tales servicios a la vista de la situación educativa española en contraposición con países de mejores niveles educativos. En síntesis, proponemos un modelo de intervención basado fundamentalmente en la prevención y en la aplicación de programas específicos bajo el principio de que la orientación atañe a toda la comunidad educativa y es un servicio para toda la vida. Finalmente, se emiten una serie de recomendaciones para las Administraciones educativas basadas en las conclusiones de los dos últimos Encuentros Nacionales de Orientadores.

1. INTRODUCCIÓN

En este trabajo de síntesis se intenta mostrar la situación actual de los servicios de orientación y los retos de futuro. Para este prolijo estudio he contado con la aportación inestimable de varios representantes de las distintas organizaciones que componen la COPOE: Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España. En el momento en que se publique este trabajo estaremos constituidos por 22 organizaciones que representan a la práctica totalidad de los orientadores españoles repartidos entre 15 de las 17 Comunidades Autónomas. En este documento se recogen parte de las conclusiones del II, III y IV Encuentro Nacional de Orientadores celebrados en Mérida, Zaragoza y Burgos en diciembre de 2005, marzo de 2007 y abril de 2008 y en el I Encuentro de Orientación y Atención a la Diversidad celebrado en Granada en junio de 2007.

A lo largo de estas páginas se sintetiza la situación educativa actual tanto a nivel

general como a nivel autonómico. Se hace un recorrido por la situación de la orientación en las distintas Comunidades Autónomas, incluido un estudio comparativo de las 17. Es necesario recalcar el apartado referente a las propuestas de futuro que pueden servir para las distintas Administraciones educativas. Se finaliza con una serie de conclusiones valorativas.

Considero necesario utilizar el trabajo colaborativo de todos para realizar un

documento único y ponerlo a disposición de las distintas Administraciones educativas.

A lo largo de esta publicación veremos que existen elementos cruciales que hacen especialmente relevante el papel de los servicios de orientación en nuestro país. El primero es el desarrollo de la Ley Orgánica de Educación promovido por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte y las Leyes de Educación de las distintas Administracione s autonómicas. En estos momentos sólo se ha publicado la Ley de Educación de Andalucía.

Por otro lado, el informe PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) sobre el rendimiento académico de alumnos de 15 años, elaborado por la OCDE y publicado en diciembre de 2007, pone de manifiesto que hay más alumnos españoles que no alcanzan los niveles mínimos en lectura, en matemáticas y en cultura científica que la media europea y que existe un porcentaje significativamente menor de alumnos que alcanzan un alto nivel de excelencia. El fracaso escolar sigue manteniéndose en unas tasas elevadas (el 29% de la población entre 18 y 24 años no ha completado la Educación Secundaria).

Otra importantísima circunstancia es que estamos inmersos en pleno proceso de convergencia del Espacio Europeo de Educación Super ior (EEES) por el que los sistemas educativos de la Unión Europea serán homologables. Como se ha visto en la publicación de los decretos de grado y posgrado, todas las titulaciones universitarias tendrán una duración similar valorada en créditos de aprendizaje de los alumnos (ECTS). Esta circunstancia va a suponer que nuestros alumnos van a competir con sus compañeros comunitarios y también la posibilidad de que haya más movilidad entre profesores y entre alumnos. Por tanto, nuestro sistema educativo deberá estar preparado para esa permeabilidad y para la futura movilidad. Y

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por ende, se constata la necesidad de una buena orientación académica y profesional. De igual manera la reforma de la formación inicial y permanente del profesorado tiene que estar indefectiblemente unida a los servicios de orientación.

2. EL SISTEMA EDUCATIVO DEBE DAR RESPUESTA A LOS RE TOS DE LA SOCIEDAD ACTUAL

Una vez aprobada la LOE, las Administraciones autonómicas deben desarrollarla con sus propias normativas. Se está comprobando que el sistema educativo español es excesivamente rígido y que las sucesivas reformas legislativas palian determinadas problemáticas coyunturales cuando habría que dar soluciones definitivas de tipo estructural, tal como ponen de manifiesto los informes de la OCDE, Unesco y Unión Europea.

Los medios de comunicación han informado reiteradamente de la excelente evolución de la economía española hasta finales de 2007. Por ejemplo, en el diario Financial Times del lunes 19 de febrero de 2007 se informa de que España es el destino favorito para los europeos que quieren trabajar fuera de su propio país, por encima de Gran Bretaña o Francia. Sin embargo, esta evolución y transformación radical no ha llegado en la misma medida a la educación.

Es flagrante la escasa inversión en educación , piedra de toque de todo sistema educativo. En el año 2003, el porcentaje de gasto público en España respecto al PIB es del 4,3%, muy por debajo de la media de la OCDE (5,5%). El gasto por estudiante es un 9% inferior a la media de la OCDE en Primaria y Secundaria y en la UE ocupamos el antepenúltimo lugar. El horizonte para alcanzar estos niveles no podemos establecerlo para dentro de 10 años cuando existe esta bonanza económica. Los alumnos y sus familias con problemas educativos o personales no pueden esperar tantos años.

En este momento (junio de 2008) la situación educativa está en pleno período de convulsión con la integración en el Espacio Educativo de Educación Superior. Las cifras de abandono escolar en la ESO, Bachillerato, Ciclos Formativos e incluso la propia Universidad ponen de manifiesto que es necesario un cambio profundo en la metodología docente, en la orientación académica, profesional y personal, en l a formación inicial y permanente del profesorado, en los currículos educativos y en los espacios y tiempos escolares.

El fracaso escolar (29%) dobla la media europea (15,7%). Finalizan la ESO sólo un 61,8%, frente al 76,7% de la media europea. En ambos casos, la situación sólo es peor en Malta y Portugal. La Unión Europea ha dado varios toques de atención al Gobierno Español para que reduzca esa tasa de fracaso escolar y el abandono prematuro del sistema escolar de una buena parte de los alumnos. Es decir, estamos 14 puntos porcentuales por encima de la media europea y aunque hemos avanzado muchísimo con respecto a épocas recientes no podemos considerarnos satisfechos. Pero hay más datos que están pasando desapercibidos a la comunidad educativa. Por ejemplo, la tasa de repeticiones. Según datos del propio Ministerio es del 15% al término de la Primaria y 42% en la ESO. Repiten más los chicos (48%) que las chicas (36%) y los mayores porcentajes se dan en el sur, levante y las islas. Estas cifras suponen, entre otras consideraciones de tipo pedagógico, un gran coste económico, ya que está estipulado que estas repeticiones le cuestan al Estado mil millones de euros al año.

La atención a la diversidad debe ser mucho más ambiciosa, debería contemplar actuaciones con los alumnos con alta capacidad intelectual. España no se puede permitir el lujo, tal como ponen de manifiesto los informes PISA, de que los alumnos con mayor capacidad no obtengan excelentes rendimientos académicos. Estos informes todavía son más elocuentes en otros parámetros: España ocupa los últimos lugares en lectura, matemáticas y ciencias. El tratamiento con los alumnos inmigrantes, tanto los que conocen nuestro idioma como los que lo desconocen, debe ser mucho más innovador, debe implicar a más especialistas —como los Servicios Sociales— y no recaer exclusivamente en el profesorado. En todo caso el sistema educativo debe garantizar una respuesta adecuada en el momento en que lo precisa un alumno. En algunas ocasiones habrá que aplicar respuestas más flexibles que las que se están dando actualmente con determinados alumnos que se encuentran incómodos recibiendo una metodología no adaptada a sus intereses. Por ejemplo, se pueden incentivar las aulas taller, y también los centros sociolaborales; asimismo, se pueden poner en marcha programas de

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cualificación profesional, que supondrían una mejora en la convivencia en los centros educativos.

Es necesario anticiparse a los problemas, tanto de tipo académico como de convivencia. Para ello, habrá que implementar programas que impliquen a toda la comunidad educativa. En ese sentido, losprogramas de aprendizaje básico, los programas de r efuerzo, apoyo y orientación y los agrupamientos flexibles deberían extenderse a todos los centros educativos.

Es muy importante la intervención preventiva en educación porque cuando no se hace a tiempo abocamos a un alumno durante muchos años a que esté fracasado en la escuela y después se le encamine hacia unas opciones que le cercenan tanto sus posibilidades educativas como laborales. Apostamos por que un alumno tenga una atención especializada desde el principio, si es en Infantil mejor que en Primaria. Si no se presta esta atención especializada, el alumno tiene problemas de autoestima, cada vez tiene menos perseverancia en su trabajo, los padres empiezan a desmotivarse porque su hijo no obtiene resultados positivos a pesar del esfuerzo y algunos profesores dejan de lado a esos alumnos con más dificultades.

Otro aspecto que ha de adecuarse a las exigencias de la sociedad actual es la metodología didáctica . Cuando un alumno fracasa o debe repetir, se vuelve a reproducir el mismo sistema docente que ya ha demostrado su fracaso. Continúan primando las aptitudes cognitivas, y su evaluación con el modelo-examen, frente a otros factores de tipo actitudinal y procedimintal.

De la misma manera hay que reforzar la acción tutorial como el recurso necesario para anticiparse a los diversos problemas de convivencia. Para ello, hay que potenciar los servicios de orientación. La presencia de varios orientadores en los centros educativos dinamizaría sin duda estos planes de acción tutorial.

En la Unión Europea los educadores, las familias y los agentes sociales coinciden al considerar el papel importantísimo de los servicios de orientación en el sistema educativo actual. Son la pieza clave para detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los alumnos; determinan la escolarización en los diversos programas existentes: integración, compensatoria, diversificación curricular, de aprendizaje básico, altas capacidades, etc.; pueden asesorar al profesorado; y también pueden incidir directamente en las familias. El nuevo rol de la orientación debe ser mucho más ambi cioso , dirigido a la formación y al asesoramiento al profesorado tanto a nivel individual como colectivo, y no tanto a las intervenciones clínicas centradas en unos pocos alumnos. En la nueva dimensión de la orientación se debe abarcar a toda la comunidad educativa, es decir, a la totalidad de los alumnos, de los profesores y a las familias.

A pesar del aumento de alumnos, de funciones y problemáticas, existen prácticamente los mismos orientadores que hace años. También habría que considerar la orientación en Educación de Personas Adultas, en la Educación no formal y en la Universidad. En fin, planteamos una orientación de calidad a lo largo de la vida .

Paradójicamente, tanto la LOE como las Leyes Autonómicas no reflejan suficientemente la importancia de la atención a la diversidad en general y de la orientación en particular.

El profesorado necesita formación inicial y permanente adaptada a las nueva s necesidades . Todavía no se está realizando una formación psicopedagógica que dé respuesta a los problemas que se encuentran nuestros docentes en las aulas: gestión de conflictos, dinámica de grupos, tecnologías de la comunicación, motivación, nuevas metodologías, evaluación, etc.

Según el profesor Xavier Antich, España vive en este aspecto un retraso secular. El modelo decimonónico de una formación académica en las materias y contenidos no va acompañado de una capacitación pedagógica que permita la eficaz adecuación de estos contenidos a las diversas fases del aprendizaje. Existen modelos de referencia sobre los que se debe reflexionar: frente a las 6.400 horas de formación para el profesorado de Primaria en Finlandia (país que lidera los índices en los informes PISA), España apenas bordea las 2.000. Frente a las 1.400 que debe cumplir un profesor de Secundaria, España se contenta con 130.

En ese sentido, otra de las piezas fundamentales que no se están teniendo en cuenta

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en las Leyes de Educación Autonómicas es la Educación Emocional . Tanto los alumnos como los profesores deben tener una sólida formación en este ámbito. Gran parte del malestar docente y de los problemas de convivencia se deben a que tanto los profesores como los alumnos no están gestionando adecuadamente los conflictos tanto personales como relacionales.

Es necesaria, por tanto, una nueva concepción de la escuela , más participativa por parte de las familias y de los alumnos, con espacios, tiempos y agrupamientos mucho más flexibles, donde haya unas ratios que permitan impartir docencia con calidad y unos centros educativos menos masificados.

A nuestro parecer, el sistema educativo español sigue siendo excesivam ente rígido en algunos aspectos. Cuando hay tanta casuística individual las medidas educativas deben ser más autónomas. Consideramos que deberían adaptarse según el criterio de los docentes asesorados por los orientadores. Por ejemplo, el concepto de alumnos con necesidades educativas especiales debe ser mucho más amplio y no restringirse al de alumnos del programa de integración.

Es necesario avanzar mucho más en los agrupamientos flexibles . Todavía se mantiene mayoritariamente el agrupamiento rígido del grupo-clase y un alumno promociona o repite pero a otro grupo-clase. Dado que las capacidades y los rendimientos no son armónicos en todas las áreas se precisan planteamientos más abiertos que los actuales. Hay que ser más ambiciosos en los grupos de refuerzo, en los desdobles y en las adaptaciones curriculares. Los países más vanguardistas en educación han adoptado medidas muy interesantes como la permeabilidad en los agrupamientos dependiendo de las áreas, grupos mucho más reducidos, fomento del uso de la biblioteca de centro y de aula, formación de los padres, etc. El orientador debe ser uno de los principales impulsores de medidas organizativas más imaginativas y adaptadas a la realidad de cada centro. La escuela actual no tiene nada que ver con la de hace tan sólo 10 o 15 años. La sociedad española está cambiando con una rapidez inusitada y la escuela debe dar respuesta a las nuevas necesidades de los alumnos y de la sociedad. Un buen sistema de orientación puede contribuir sin du da alguna a mejorar la calidad del sistema educativo.

Tal como manifiesta la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), abandonaron la Universidad sin titulación 90.500 alumnos, lo que supone un 42% de abandono con respecto al total. Una cifra muy superior a la media europea del 16%.

Este hecho pone de manifiesto que la orientación académica a nivel de Educación Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos es insuficiente y que los alumnos se dejan seducir por la propaganda ya que su nivel de autoconocimiento y de las exigencias de determinadas titulaciones es claramente insuficiente. Nuestras autoridades educativas y gestores en general no son todavía conscientes de la importancia real de la orientación y de la rentabilidad a corto y medio plazo que supondría para los alumnos.

Tal como se planteaba en la revista Escuela en el año 2006 a través de un artículo firmado por varios expertos y promovido por su director Pedro Badía, las personas realmente preocupadas por la educación, que somos muchas, siempre hemos deseado que los temas educativos ocupen el centro del debate social y político, porque estamos convencidas de que, en una importante medida, lo que somos y, sobre todo, lo que podemos ser como personas, como ciudadanos y ciudadanas y como país, lo somos y lo seremos en función del sistema educativo por el que transitamos desde nuestra infancia. Pero nuestro interés por que la educación pase al primer plano de la agenda política nada tiene que ver con el protagonismo que ha tomado la educación durante la tramitación parlamentaria de la LOE.

Los sucesivos informes elaborados por la OCDE y el más reciente de la Unión Europea dicen muchas cosas sobre nuestro sistema educativo, pero entre todas cabría destacar las bajas tasas de éxito y el alto porcentaje de abandono escolar en comparación con los países de referencia. En relación con la evolución de nuestro propio sistema, los indicadores analizados han mejorado notablemente.

A nuestro modo de ver, que España presente unos datos manifiestamente mejorables se debe a una combinación de viejos y nuevos problemas, que amenaza con ser explosiva: la progresiva pérdida de valor de la educación como mecanismo de movilidad social; la escasa importancia que la sociedad y los poderes públicos le otorgan a la educación; el sistema de valores imperante que se transmite a través de los medios de comunicación; una insuficiente

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financiación que se ha convertido en endémica; la cada vez menor implicación de las familias en el proceso formativo de sus hijos; la baja consideración que se tiene de la labor que realizan los docentes y el escaso apoyo que se les presta en su actividad en el aula; los limitados recursos de los que disponen los centros y su encorsetada capacidad de gestión; la ausencia de estrategias para afrontar la heterogeneidad del alumnado y los fenómenos recientes como el de la escolarización de hijos e hijas de inmigrantes; etc.

Por tanto, el centro del debate debería recaer en cómo conseguir mejores resultados (jóvenes mejor formados y con valores cívicos más sólidos) en condiciones cada vez más complejas. En definitiva, cómo hacer compatible de manera real y efectiva el binomio calidad y equidad.

Pero si es importante identificar cuál es el centro del debate no lo es menos plantearse cómo lo abordamos. ¿Con voluntad de solucionar los problemas o con intención de imponer las soluciones particulares de determinados colectivos o grupos de presión? ¿Con voluntad de buscar las medidas más adecuadas y eficaces o con vocación de utilizar políticamente la educación con fines partidistas?

Ante estas cuestiones nuestra opinión es clara. Si realmente queremos solucionar las dificultades por las que atraviesa la educación deberíamos renunciar a la tentación de imponer unas tesis frente a otras, deberíamos renunciar a la instrumentalización política, y tendríamos que consensuar el diagnóstico que hagamos de nuestro sistema educativo como paso previo para la resolución de sus problemas.

Si algo debería quedar claro es que hemos de abordar los problemas reales de nuestro sistema de enseñanza con la vocación desinteresada de encontrar las soluciones más eficaces desde la colaboración. Para que esto fuese medianamente posible es necesario buscar referencias difícilmente cuestionables, que nos ofrezcan un lugar en el que todos nos reconozcamos porque gocen de una autoridad moral, institucional y científica indiscutible.

Existen, cuando menos, dos referencias que reúnen las condiciones antes citadas y que, de haber recurrido a ellas, nos habrían permitido conducir la polémica educativa por derroteros más edificantes. La primera sería la «Declaración conjunta en favor de la educación» que suscribió un amplio y heterogéneo grupo de organizaciones representativas de la comunidad educativa en el año 97, bajo los fructíferos auspicios de la Fundación Encuentro que preside José Mª Martín Patino. La segunda referencia son los informes de la OCDE. La valía y utilidad de estos informes radica en que nos señalan, sin elementos contaminantes, las pautas que deberíamos seguir.

La «Declaración conjunta» nos aporta dos cuestiones incontrovertibles que habrían sido de gran utilidad. La primera es el hecho de que fue suscrita por la inmensa mayoría de las organizaciones representativas de la comunidad educativa que hoy aparecen enfrentadas, como la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de la Escuela pública, CEAPA, y la de las familias católicas, CONCAPA; por las organizaciones empresariales, CECE y Educación y Gestión; por la organización de religiosos de la enseñanza, FERE y el Secretariado de la Escuela Cristiana de Cataluña; por los sindicatos de todo el espectro ideológico —FSIE, USO, CCOO, UGT, ANPE, CSI-CSIF—; por organizaciones estudiantiles (CANAE); por la Unión de Cooperativas de Enseñanza (UECOE). A estas organizaciones se adhirieron otras como la Fundación Hogar del Empleado y personalidades de reconocido prestigio como Raúl Vázquez, Manuel de Puelles, Álvaro Marchesi, José Mª Martín Patino y Cesar Coll.

La otra gran aportación del citado documento es su contenido. En él se encuentra el denominador común en el que se reconocen organizaciones tan plurales como las que lo suscribieron y que en esencia queda reflejado en el siguiente párrafo:

... hemos preferido destacar, por bien de la educación, aquellos objetivos básicos que, en un planteamiento equilibrado, nos unen en su defensa: la aplicación de la igualdad de oportunidades en el acceso a los bienes de la educación; la extensión de la educación básica, obligatoria y gratuita hasta los dieciséis años; la integración del alumnado en la educación básica; la mejora de la educación secundaria; la transformación de la formación profesional: el desarrollo profesional de los/las docentes, el reconocimiento de la importancia de su trabajo y el compromiso en promover su valoración social; la consideración del centro escolar como eje fundamental del sistema educativo; el carácter básico de la educación como servicio público y de interés social, que integra tanto a la enseñanza pública como a la enseñanza concertada,

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con su actual equilibrio en el respeto a los derechos constitucionales; el apoyo a la participación de los distintos sectores que constituyen la comunidad educativa; finalmente, la programación general y la ordenación territorial de la educación dentro de la unidad básica del sistema educativo. Para responder a todas las exigencias que se derivan de este acuerdo es necesario que el Gobierno y las Comunidades Autónomas garanticen la financiación que se precisa.

Este podría haber sido un más que estimulante punto de partida para el proceso actual del que hubiera sido muy difícil desmarcarse..

3. MODELOS Y PROGRAMAS DE ORIENTACIÓN EN ESPAÑA Y E N EUROPA

Siguiendo con las conclusiones del I Encuentro de Orientación y Atención a la Diversidad celebrado en Granada en junio de 2007 , se pueden destacar varios aspectos.

Tanto en las distintas Comunidades Autónomas como en otros países europeos, los modelos de organización y funcionamiento de los servicios de orientación resultan del encuentro entre propuestas teóricas globales para el conjunto del sistema y las trayectorias de práctica, nacidas de experiencias desarrolladas para dar respuesta a necesidades circunscritas a realidades concretas. También es habitual que resulten de la coincidencia entre dispositivos del mundo educativo, ydispositivos del mundo laboral. En conjunto, se describen dos planos de intervención: uno de carácter propiamente educativo, en el que los objetivos de la orientación son exclusiva o predominantemente formativos, y otro laboral, en el que el objetivo primordial es la inserción laboral y el desarrollo de la carrera profesional-vital.

En algunos países los profesionales de la orientación intervienen exclusivamente en los dispositivos externos a los centros. En otros, como en España, el orientador sí forma parte del equipo docente del centro, al menos en algunos casos (típicamente en los centros de Secundaria). Queda planteada la cuestión de la conveniencia (que debe valorarse probablemente en términos de eficacia/eficiencia) de la implantación generalizada del modelo de al menos un profesional de la orientación por centro (incluyendo también a los de Infantil y Primaria). Tanto desde el punto de vista científico, como desde el funcional, la apreciación que aquí se hace resulta demasiado tibia.; tnto la concepción tradicional de la orientación como proceso a lo largo de la vida, como el hecho de que todos los años de formación presentan peculiaridades que exigen una atención plena, longitudinal y no incidental, como hasta ahora. En la práctica, la acción orientadora casi se limita a la Secundaria Obligatoria.

Todos los servicios de orientación se desmarcan explícitamente de las funciones de selección y apelan al principio de atención a la diversidad, lo que supone implícitamente adoptar modelos inclusivos. No obstante, se constata una grave disparidad entre los modelos acuñados y validados en la normativa legal vigente y las prácticas que realmente se llevan a cabo. En muchos casos la práctica adopta un enfoque más psicométrico y clínico de lo que prescribe el modelo. En casi todos los casos se contempla como «cliente» al alumnado (e indirectamente a sus familias). Es decir, los servicios y programas de orientación están mayoritariamente pensados para asesorar a casos individuales, más que a equipos docentes. Una excepción particular es el asesoramiento para la programación y coordinación de la tutoría lectiva en los centros españoles. En general se percibe que es necesaria una mayor apertura a la comunidad para colaborar con otros agentes educativos y sociales.

Algunas Comunidades Autónomas contemplan el desarrollo sistemático de equipos de sector con unas funciones diferentes a las de atender las necesidades que quedan cubiertas por el nivel aula o centro (allí donde hay al menos un profesional por centro): ayudan a sistematizar las experiencias, promueven la investigación (por ejemplo, sobre fortalezas y debilidades de los centros) y prestan apoyo especializado a los profesionales que están en los centros (coordinan programas intercentros, facilitan recursos, asumen valoraciones psicopedagógicas muy especializadas). Debería incidirse más directamente en una acción coordinada con los equipos de sector, sin olvidar asimismo el ámbito institucional de la orientación para la inserción laboral.

A pesar de la diversidad de trayectorias y circunstancias, hay una coincidencia básica en señalar la necesidad de operar en el nivel aula (en el que la función orientadora recae esencialmente en el tutor o la tutora y tiene que ver con el seguimiento del alumnado y la

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atención a las familias) y en el nivel centro (que incorpora la orientación como un componente de calidad en su proyecto educativo, teniendo en cuenta tanto los procesos instruccionales, como los relativos a la convivencia, o el desarrollo de competencias para la toma de decisiones vocacionales). En todos los casos presentados se contempla también la existencia de dispositivos externos a los centros (nivel sector, provincial, regional, etc.) que asumen funciones especializadas y de apoyo y que se constituyen en recursos al servicio de los centros (o de demandantes particulares, en algún caso).

Es preciso seguir evolucionando hacia un sistema organizado de orientación que responda a un mmodelo comprensivo, ejando atrás el modelo psicométrico y clínico. Hay que avanzar hacia un modelo comprensivo que abarque desde la Educación Infantil hasta la Universidad. En este modelo de orientación se deben integrar diferentes formas y enfoques de actuación (programas, servicios, acción tutorial), acordes a las necesidades del alumnado y de la comunidad, haciendo hincapié en el desarrollo de la colaboración entre los diferentes agentes educativos y sociales. Se trata, por tanto, de potenciar el desarrollo de modelos comprensivos que, como síntesis integradora de los diferentes modelos, a partir de un diagnóstico de la situación, actúen para proporcionar respuestas a las necesidades integrales del alumnado y de su entorno, asumiendo la orientación, no como una intervención puntual, sino procesual y de desarrollo, integrada en el propio desarrollo educativo del alumnado. El modelo comprensivo no debe prescindir absolutamente de ningún modelo, entendiendo la comprensividad como una síntesis de los diferentes modelos tradicionales. La descalificación de un modelo puede llevar a un tipo de intervención sesgada y no integral. Cierto es que en la orientación educativa deberían primar el modelo de programas y el de consulta, pero conviene dejar claro que no se repudia a ningún otro.

Es preciso investigar sobre los procedimientos y protocolos e innovar en intervención, desde una perspectiva colaborativa de la investigación,que tenga en cuenta la necesaria colaboración entre la universidad y los orientadores. Hay que identificar buenas investigaciones en orientación.

En un contexto en el que se pretende ofrecer un servicio de calidad se precisa realizar una identificación de las competencias de la profesión del orientador u orientadora. La investigación para identificar las competencias que se ponen en juego en las buenas prácticas de orientación debe ser la base sobre la que se construya la formación inicial de los orientadores y orientadoras en el EEES. Asimismo, debe ser la base para el diseño de planes de formación continua.

La evaluación de las innovaciones desarrolladas en materia de orientación debe ser otro referente de la investigación educativa, como elemento clave para el desarrollo de la orientación. Los procesos de investigación llevados a cabo desde una perspectiva colaborativa y compartida tienen un gran potencial en el desarrollo de la orientación.

Por lo que respecta a la intervención psicopedagógica, esta se apoya en tres principios básicos:

a) Prevención, entendida como anticipación a la aparición de desajustes en el proceso educativo, en especial en los momentos de transición del alumnado.

b) Desarrollo, entendido como un proceso continuo que pretende servir de ayuda para un crecimiento integral de las personas.

c) Intervención social, que tiene en cuenta el contexto socioeducativo en el que se desarrollan los individuos y la propia actuación psicopedagógica. Esta actuación debe concretarse no sólo en el individuo sino también en el sistema.

4. LA ORIENTACIÓN EN EL SISTEMA EDUCATIVO Y SU RELA CIÓN CON EL MUNDO LABORAL

Continuando con las conclusiones del I Encuentro de Orientación y Atención a la Diversidad celebrado en Sevilla en junio de 2007, hay que destacar que la orientación forma

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parte del proceso de ayuda para la inserción laboral. Desde la Educación Secundaria el alumno debe construir su proyecto profesional o vital. Este es un asunto frecuentemente olvidado en la orientación en Educación Secundaria. Es asumible para el alumnado de Educación Secundaria. Debe ser un proceso abierto y de realización personal y con vías de acercamiento hacia ámbitos profesionales. Hace falta una mayor conexión con el mundo empresarial.

La orientación profesional se está sesgando exclusivamente hacia la información. La orientación tiene un componente de valores que se transmiten a los alumnos. Por tanto, es precido tener en cuenta la concepción de la orientación comprometida con determinados valores. Por ejemplo ,no debe discriminar.

Hay dos objetivos fundamentales para la orientación profesional: ayudar a crecer y ayudar a decidir. Las decisiones que abren/cierran opciones vitales de los adolescentes resultan críticas para su inserción laboral, su inserción social y su felicidad personal. «Ayudar a decidir» implica las siguientes tareas: informar, animar en el diseño de un proyecto vital, clarificar valores, asistir al proceso de decisión, favorecer la madurez decisional.

Debemos formar al alumnado en la toma de decisiones, haciendo que tomen conciencia del componente de riesgo e inseguridad que conlleva. Desde la Educación Secundaria, el alumnado debe construir su propio Proyecto Vital y Profesional, concebido como un proceso abierto con vistas a la propia realización. Se debe facilitar la exploración del mundo laboral. Implicar a los estudiantes. Abrir vías de acercamiento a los diferentes ámbitos profesionales a fin de comenzar a familiarizar al alumnado con el mundo laboral.

El alumnado debe aprender a construir su proyecto profesional y vital. Por ello, se hace necesario realizar procesos de reflexión sobre el papel que juega la orientación. Orientar es capacitar para poder tomar decisiones afrontando las incertidumbres. Esto exige imaginación por parte de quienes ejercen la orientación, apertura de miras y capacidad de cuestionar y cuestionarse. La orientación es cada vez menos una tarea técnica simple y cada vez más una responsabilidad comunitaria. El orientador o la orientadora es el agente que facilita la interacción entre el sujeto y su entorno (sociolaboral) y la coordinación entre los distintos agentes sociales que orientan. Más que en unos contenidos concretos, la orientación es formativa en una actitud ante el mundo y hacia el papel que uno mismo puede tener en el mundo. «Ayudar a crecer» significa orientar para saber vivir una vida plena (competencia básica de la Educación Obligatoria), a través de una enseñanza que ayude a aprender a: pensar, ser persona, decidir, convivir y comportarse.

Se entiende la orientación como un proceso de aprendizaje para conocer y gestionar las propias competencias personales y profesionales. Por tanto, es importante no sólo informar al alumnado, sino también trabajar sobre las representaciones de este, sobre sus sueños. Este proceso de orientación se lleva a cabo en un contexto de incertidumbre. Uno de los principales aprendizajes que debe realizar el orientador es comprender que no se puede escapar de la incertidumbre. El proceso de orientación debe ayudar al alumnado a gestionar, dialogar y vivir en la incertidumbre. Debe facilitarle las herramientas para construirse a sí mismo, a elaborar su propia identidad biográfica en un contexto de incertidumbre. El proceso de orientación debe ayudar a la persona a entender las paradojas a las que debe enfrentarse no como un obstáculo, sino como una posibilidad de desarrollo.

Algunos elementos clave para el proceso de orientación son los siguientes: desarrollo de herramientas de información, desarrollo de una metodología activa y experiencial de la orientación, desarrollo del pensamiento complejo en las personas jóvenes, integración de la orientación en el proceso de formación integral, aprender a vivir en la incertidumbre y enfrentarse a ella, colaboración entre los diferentes agentes educativos y sociales, desarrollo de la evaluación, lnvestigación e innovación en orientación, desarrollo de la calidad en la orientación y atención a principios éticos de la intervención orientadora.

El elemento clave de un proyecto de orientación que ayude a crecer, que ayude a decidir, es la matriz de la decisión , compuesta por los siguientes elementos:

• ORIENTAR SIN DISCRIMINAR:

— ni por clase,

— ni por sexo,

— atendiendo las necesidades del alumnado con más dificultades (por ejemplo, las hijas e hijos de familias inmigradas),

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— y sin «beatería» hacia la Universidad (que no siempre es la opción de futuro más indicada).

• AYUDA PARA LA AUTORREFLEXIÓN:

— balance estimado de capacidades y expectativas personales,

— y abierta a satisfacer las distintas necesidades de certidumbre (en función de la personalidad), respondiendo a las cuestiones del alumnado, a sus dudas y a sus demandas.

• FOMENTAR LA BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN:

— pertinente, organizada, no prolija,

— con los elementos de juicio necesarios y suficientes,

— tomada de fuentes fiables, como los «observatorios»,

— y conectada con el entorno laboral del estudiante.

• PROMOVIENDO DE MODO INTEGRADO LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD (PROYECTO PERSONAL), que requiere:

— clarificar valores que dan sentido a la vida (exige promover activamente valores ligados a la calidad de vida),

— y reconocer los objetivos del proyecto laboral (autonomía económica, autoeficacia en lo personal y capacidad de ayuda interpersonal).

• ENSEÑANDO LAS COMPETENCIAS QUE FACILITAN LA TRANSICIÓN A LA VIDA ACTIVA:

— manejar las incertidumbres respecto al mundo y respecto a las propias preferencias, con confianza en uno mismo y construyendo expectativas realistas,

— practicando las tomas de decisiones, como proceso (dia)lógico y racional, que busca analizar y clarificar la complejidad y la incertidumbre, evaluar costes y riesgos, y que conlleva el compromiso de volcar las energías personales en la opción elegida,

— y enseñando de modo que los y las estudiantes aprendan a pensar, superando la credulidad pueril y la tendencia a lo categórico (la preferencia por las dicotomías «blanco o negro», frente a la continuidad), aprendiendo a pensar con empatía y de modo crítico, imaginando alternativas.

5. LA ORIENTACIÓN EDUCATIVA EN UNA EDUCACIÓN DE CAL IDAD

Los servicios de orientación no pueden olvidar que su fin último es contribuir a la calidad del sistema educativo. En el sistema educativo la calidad se cifra en términos de aprendizajes de los y las estudiantes, en la adquisición de las competencias curriculares (eficacia en los resultados, como los que evalúan PISA y otros estudios). El resultado que importa al sistema tiene (y tiene que tener) en cuenta a todo el alumnado; por lo tanto, el componente de equidad en los resultados es igualmente importante (educación para todos). Sabemos que no todo el alumnado aprende los contenidos curriculares con la misma facilidad, por lo que la atención a la diversidad y, en general, la atención a los procesos en la enseñanza, es decisiva a la hora de asegurar unos resultados de calidad. La calidad del clima de convivencia (eficacia + satisfacción) es otro de los aspectos que afecta globalmente a la calidad del sistema educativo.

La calidad no está presente en la normativa sobre orientación. Es preciso preguntarse qué papel le corresponde al orientador en la mejora de la calidad. Qué puede ofrecer para la

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mejora de la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto supondría retos para la formación. El énfasis en la calidad por parte de la orientación puede hacer que se descuide el trabajo en áreas como las necesidades educativas especiales. La orientación debe atender a los más necesitados. Es un factor de compensación, elemento de garantía de los derechos de todos. Es preciso sustituir los criterios de rendimiento por criterios de transformación. Hay que plantear qué entendemos por calidad. Debemos favorecer la toma de decisiones en libertad. Asimismo, es preciso incluir los afectos y las emociones.

Se cuestionan los criterios de calidad que se vienen barajando en diferentes informes de evaluación que se centran en el rendimiento del alumnado. Se propone que, para responder a un principio de equidad, se sustituyan los indicadores de rendimiento por indicadores de transformación, en los que se atienda al desarrollo integral de la persona. De esta forma, se entiende la calidad desde la perspectiva del valor añadido: qué hace la institución para mejorar la situación inicial del alumnado. Una perspectiva igualitaria e integradora de la calidad de los procesos de orientación debería atender a aspectos como: el cambio social, la facilitación del aprendizaje, la construcción social y no individual del conocimiento, la evaluación del sistema de manera comprensiva. Una orientación de calidad en equidad debe hacer fuerte al alumnado para que tengan posibilidades de tomar decisiones en libertad. Este fortalecimiento pasa por trabajar no sólo aspectos cognitivos, sino también las emociones, los sentimientos.

6. FUNCIONES, COMPETENCIAS, FORMACIÓN Y PROFESIONAL IZACIÓN DEL ORIENTADOR

Como plantea la profesora de la UNED Pilar Sánchez Álvarez, no podemos permanecer con las funciones que nos definieron en el año 96. Nuestro trabajo se ha consolidado, ha tomado cuerpo y sería necesario tener las funciones claras.

Las funciones del orientador son las grandes acciones propias, especiales y habituales de la orientación; son las macroactividades especificadas en otras más concretas.

Como profesores de la especialidad de Psicología y Pedagogía, según la Resolución de 29 de abril de 1996, de la Dirección General de Centros Escolares sobre organización de los Departamentos de Orientación en Institutos de Educación Secundaria, los orientadores tienen la responsabilidad específica de:

• Coordinar la planificación y el desarrollo de las actividades de orientación académica y profesional correspondiente a las etapas de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato y contribuir a su desarrollo.

• Asesorar a la Comisión de Coordinación pedagógica proporcionando criterios psicopedagógicos y de atención de la diversidad en los elementos constructivos de los proyectos curriculares.

• Colaborar en la prevención y detección de problemas de aprendizaje.

• Coordinar la evaluación psicopedagógica con los profesores de aquellos alumnos que precisen la adopción de medidas educativas específicas realizando el informe psicopedagógico.

• Participar en la planificación y el desarrollo de las adaptaciones curriculares dirigidas a los alumnos que lo precisen, entre ellos los alumnos con necesidades educativas especiales y los que sigan programas de diversificación, en colaboración con los departamentos didácticos y las Juntas de Profesores.

• Participar en la elaboración y desarrollo de los programas de diversificación curricular y asesorar a los equipos educativos de los Programas de Garantía Social en la elaboración de las programaciones correspondientes.

• Colaborar con los tutores en la elaboración del consejo orientador que sobre su futuro académico y profesional ha de formularse para todos los alumnos y alumnas al término de la Educación Secundaria Obligatoria y de los Programas de Garantía Social.

En la Circular de la Dirección General de Renovació n Pedagógica emitida el 27 de junio de 1993 se establece que la intervención de los profesionales del Departamento de Orientación debe abarcar tres grandes ámbitos interrelacionados. Estos tres ámbitos de actuación son:

• Proceso de enseñanza-aprendizaje.

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• Acción tutorial.

• Plan de orientación académico-profesional.

Siguiendo diversos estudios prospectivos sobre las funciones básicas del orientador (Jiménez, 1997; Benavent, 1999; Sanz, 2001), José Antonio Benavent, de la Universidad de Valencia, escribe (2003):

...las funciones básicas del orientador psicopedagógico en la actualidad y durante los próximos años son y seguirán siendo:

a) La de formador de formadores asesorando e informando a profesores, padres, tutores y otros paraprofesionales de las actividades formativas y educativas.

b) Especialista en recursos comunitarios, a fin de facilitar el enlace entre las necesidades individuales y los medios formativos y laborales disponibles.

c) Consultor, mediador y agente promotor de la innovación y el cambio adaptado a las características multiculturales de cada escuela y de su contexto socio-comunitario.

d) Uniendo a su función como consultor, intercesor y líder de cambio, el orientador psicopedagógico dentro de la corriente científica de la Investigación-Acción, aparece como investigador en busca de soluciones prácticas a los problemas que suscita la vida académica y sus respectivos contextos socio-comunitarios.

Analizando esta definición vemos que los orientadores tienen la siguientes funciones:

1. Formador de formadores.

2. Conocedor de los recursos comunitarios.

3. Consultor, mediador y agente de cambio.

4. Investigador.

Estas funciones, que cada vez se hacen más necesarias en un centro de Secundaria, implican un cambio en el concepto de orientación y en las competencias adquiridas durante estos años. Es necesario realizar cambios en el trabajo de los orientadores para dar una mejor respuesta educativa, proporcionar una actualización continua y un análisis de los cambios profundos y constantes de nuestra sociedad, plantear nuevos retos de trabajo e investigar en la propia práctica con el fin de adquirir calidad en el trabajo.

Por lo tanto, una vez analizadas las funciones actuales y las posibles actuaciones futuras, el orientador del siglo XXI deberá:

• Seguir adquiriendo formación, pero una formación especializada que le permita convertirse en formador de profesores, padres, y otros profesionales. Una formación actual, que responda a los problemas que surgen en la sociedad. Una formación práctica, que aunque se base en conocimientos científicos, imprescindibles en cualquier formación, aporte estrategias y posibilite las intervenciones de estos profesionales.

• Tener asesoramiento continuo sobre los recursos que aparecen, sobre las nuevas carreras, sobre los puntos de información, los cambios legislativos, las nuevas investigaciones. Debe tener acceso a bibliografía especializada, a páginas web, etc.

• Conocer nuevos programas, recursos humanos y materiales para realizar proyectos novedosos que permitan adaptarse a las nuevas características de la sociedad.

Por último, es necesario arbitrar los medios suficientes para conocer y dar a conocer las innovaciones que constantemente se realizan en los centros.

Es necesario elaborar un perfil profesional del orientador u orientadora. Su formación inicial es muy variada. Habrá que llegar a un consenso sobre las competencias profesionales.

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Habría que definir algún procedimiento para que en la configuración de los títulos de los que ejerzan la orientación participen los responsables de la orientación en la Administración educativa. La labor esencial del profesional de la orientación es su intervención psicopedagógica.

El desarrollo profesional de los orientadores descansa sobre su cualificación que, analizada en términos de competencias, supone el desarrollo de:

• Competencias cognitivas (lo que hay que saber para el ejercicio de la profesión): el «saber sobre».

• Competencias funcionales (dominio de la tarea y sus herramientas técnicas): el «saber cómo».

• Competencias personales (dominio de las habilidades sociales): el «saber relacionarse».

• Competencias éticas (apropiación de los valores sociales y profesionales): el «saber comportarse».

Es necesario construir un consenso académico y profesional sobre cuáles son los contenidos concretos para esos cuatro saberes (y procurar luego enseñarlos en la formación inicial de los orientadores y orientadoras). Existen referencias en otros países, en asociaciones internacionales y en trabajos de corte académico, que pueden ser útiles en la definición de esos contenidos. Se consideran los siguientes elementos clave para el desarrollo de la orientación: elaboración de perfiles de competencias de la profesión, y desarrollo de la formación inicial y continua teniendo en cuenta los perfiles de competencias. En consecuencia, se debe realizar un balance de competencias de los profesionales de la orientación, que permita establecer las bases de su formación, tanto inicial como permanente.

7. PROPUESTAS PARA MEJORAR LOS SERVICIOS DE ORIENTA CIÓN

Aquí se exponen varias propuestas para mejorar los servicios de orientación, algunas de ellas ya recogidas en el II, III y IV Encuentro Nacional de Orientadores celebrados en Mérida (diciembre de 2005), en Zaragoza (marzo de 2007), y en Burgos (abril de 2008); y también en el I Encuentro de Orientación y Atención a la Diversidad, celebrado en Sevilla en junio de 2007.

La orientación educativa de los servicios especializados (Departamentos de Orientación —IES, CEE, Centros de Educación de Personas Adultas—, Equipos de Orientación Generales y Específicos —Atención Temprana, problemas motóricos, Trastornos Generalizados del Desarrollo—) debe abarcar todo el proceso educativo y ser un referente de calidad en el sistema educativo.

Es preciso hacer realidad el derecho de los alumnos a la orientación en todos los tramos educativos (incluido el derecho a la orientación de los alumnos con discapacidad). Es conveniente crear un modelo en el que los profesionales de la orientación atiendan a todo el alumnado con o sin necesidades educativas especiales, asesoren al profesorado y orienten a las familias.

Planteamos que cuando se doten de los recursos humanos suficientes, el rol del mediador o profesional similar que interviene en los problemas de convivencia en los centros educativos lo asuma el orientador correspondiente. No entendemos que se introduzca una nueva figura en el organigrama de los centros sin tener claro su perfil cuando ya existen profesionales con la suficiente preparación.

Para poder desempeñar adecuadamente la gran heterogeneidad de funciones que se nos asignan sería necesario ampliar significativamente el número de orientadores en todas las etapas educativas.

La orientación educativa, profesional y personal estará desarrollada por el profesorado de la especialidad de Psicología y Pedagogía. Su actividad se concretará según la siguiente estructura:

• Equipos de Orientación Educativa y Psicopedagógica multidisciplinares para centros de Educación Infantil, Primaria y aulas de Educación Especial en centros ordinarios (las que hay en el ámbito rural).

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• Equipos Específicos, de Atención Temprana, Motóricos y Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD).

• Departamentos de Orientación para Institutos, Centros de Educación de Personas Adultas, Centros de Educación Especial, y centros de Enseñanzas Especiales (por ejemplo, Arte Dramático o Música).

Proponemos la constitución de Centros de Recursos de Orientación (CRO).

En el campo de la atención a la diversidad se está produciendo un salto cualitativo desde los planteamientos de la integración hacia los de la inclusión. La orientación educativa tiene un papel relevante en la consolidación de este principio.

Habría que superar la presión de los resultados cuantitativos para avanzar en la mejora y calidad de la orientación, integrando además en los servicios tradicionales de orientación todos los recursos que en la actualidad ofrecen las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Subrayamos el elevado valor pedagógico de la labor orientadora en los centros educativos. En relación con la convivencia en los centros educativos, el orientador se muestra como promotor y dinamizador de los diversos planes de actuación.

El orientador debe asumir un mayor protagonismo en el proceso de realización y desarrollo de los planes de convivencia, aportando sus conocimientos psicopedagógicos y colaborando en el diagnóstico de la institución educativa y de su entorno, con objeto de analizar adecuadamente la situación de cada centro concreto.

Las características de la sociedad actual hacen más relevante que nunca la necesidad de ampliar el ámbito de la práctica orientadora:

a) Por una parte, abarcando toda la comunidad educativa, es decir, la totalidad de agentes que la componen: alumnado, profesores y familias.

b) Por otra, teniendo en cuenta la evidencia de que la orientación no se ciñe únicamente a la etapa de Enseñanza Obligatoria y/o Bachillerato, de alumnado escolarizado en centros ordinarios y alumnado escolarizado en CEE, y por lo tanto debe suponer un continuo a lo largo de la vida del alumno, en los ámbitos educativos y también laborales y de ocio, en la educación formal y también en la no formal.

c) Además, los servicios de orientación se presentan como una pieza clave en la mejora del proceso educativo, contribuyendo a la optimización del rendimiento general del alumnado, así como a la de su evolución psicoafectiva y emocional.

El orientador debe ser un agente de cambio, un gestor del conocimiento y un promotor de la ética organizacional, primando la visión global, liderando y no sólo gestionando, actuando, analizando y aprendiendo de la práctica.

Para facilitar la formación de los futuros orientadores e ir dotando de más efectivos a los distintos servicios proponemos que los orientadores que hayan aprobado la oposición y estén en período de prácticas se adscriban a determinados EOEPs y Departamentos de Orientación durante varios cursos hasta que alcancen la suficiente experiencia.

Habría que aprovechar la experiencia psicopedagógica de los orientadores para contribuir a la formación del profesorado de Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Las futuras titulaciones de grado de maestro y de posgrado de profesor de Educación Secundaria otorgan mucho peso a las prácticas docentes, donde se plantea que el Prácticum se desarrollará en determinados centros reconocidos como centros de formación en prácticas, de tal forma que se reconozca la participación y dedicación horaria del profesorado participante. Pues bien: los orientadores pueden dedicar parte de su horario a estas tareas formativas.

La orientación debe también extenderse hacia las etapas no universitarias y a la Universidad. Se aboga por el desarrollo de la orientación profesional desde la acción tutorial, para atender al aprendizaje de los procesos de toma de decisiones y de transición a otra etapa educativa o al mundo laboral. Para ello, se debe proporcionar una mayor relevancia a la orientación académica y profesional dentro del Plan de Orientación y Acción Tutorial. Debeberían incluirse módulos de orientación en la Formación Ocupacional. Es necesario, además, conectar los distintos programas de orientación de los tres subsistemas. Se constata, en muchos casos, un divorcio entre la orientación escolar y profesional. Y, en todo caso, la orientación no debe limitar al alumnado a convertirse en meros receptores de la información académica y profesional, sino que debe implicarlos activamente, como agentes principales en

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todas y cada una de las fases del proceso.

El orientador debería intervenir más en el asesoramiento al proceso de enseñanza-aprendizaje (didáctica, metodología...). Más allá del asesoramiento para la programación y coordinación de la tutoría lectiva, no está generalizado el trabajo sistemático con equipos docentes en aspectos tales como el asesoramiento de decisiones curriculares (programación de contenidos, metodologías docentes, evaluación de los aprendizajes) o de otros procesos de centro (planes de autoevaluación y de mejora, planes de formación e innovación docente, etc.). En este sentido, la formación permanente de los orientadores y orientadoras es un objetivo importante.

Habrá que hacer un esfuerzo de coordinación entre las distintas instituciones relacionadas con la orientación, lo que contribuiría a la racionalización de los esfuerzos. Es preciso implicarse con las diferentes instituciones comunitarias en la intervención para el desarrollo y el cambio, tanto personal de los estudiantes, como social del entorno circundante.

Sería interesante definir las dificultades que los orientadores encuentran en las distintas áreas, reflexionar sobre las estrategias para superarlas. El orientador no debe estar en la ejecución de las tareas sino en un nivel meta. La labor del orientador es diferente a la del profesorado. Para la formación inicial futura del orientador habrá que plantear cómo quedará el segundo ciclo, la orientación profesional integrada en el proceso educativo, la relevancia que se debe dar en el Plan de Orientación y Acción Tutorial a la orientación académica y profesional, la relación entre las distintas instituciones, la evaluación de necesidades formativas del profesorado para el desarrollo de la acción tutorial.

Existen algunos obstáculos a la acción orientadora, especialmente la falta de compromiso y colaboración en amplios sectores del profesorado.

Por otro lado, se reconoce la evolución de la orientación en España. En esta evolución han tenido protagonismo los orientadores y orientadoras que han ido creando y configurando progresivamente el perfil de su profesión. Este perfil aún no está completamente definido. Se presentan actuaciones en las que el orientador o la orientadora se configura como agente de cambio.

Se cuestiona el excesivo número de funciones que se atribuyen al orientador u orientadora, tanto desde una perspectiva cuantitativa (ratio orientador-alumnado), como cualitativa (diversidad de problemáticas que debe atender). Esta situación lleva a que la intervención orientadora se centre en determinadas funciones que atienden a necesidades más urgentes y perentorias (atención a la diversidad), mientras que otras funciones quedan relegadas a un segundo plano (orientación profesional).

Se cuestiona el concepto de calidad de la orientación: ¿qué se entiende por eficacia? Es preciso desarrollar intervenciones orientadoras centradas en las necesidades de alumnado y que los criterios de evaluación de la calidad de dichas intervenciones tengan en consideración la evolución desde el punto de partida hacia los logros alcanzados, que no deberían ser medidos desde estándares previamente establecidos, ya que las aludidas situaciones de partida son muy diversas. Se cuestiona, en este sentido, el propio currículo escolar, el cual funciona en determinados momentos como la primera fuente de violencia escolar.

El sector de la orientación laboral u orientación para el empleo se encuentra escasamente representado en los encuentros nacionales de orientadores. Es necesario impulsar procesos de generación de «identidad profesional».

Se hace imprescindible mejorar la coordinación entre los servicios sanitarios, sociales y educativos.

Cada vez, por su parte, son más las experiencias innovadores de orientación a través de las NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación). Sin embargo, de nuevo apreciamos dificultad para generalizarlas por falta de tiempo y de recursos.

Son muchos, aunque más desde la empresa privada, desde editoriales y desde universidades, los que están investigando en el uso de nuevos instrumentos de evaluación psicopedagógica. Finalmente, va calando la idea de que una orientación de calidad a lo largo de la vida es necesaria, no sólo en el campo escolar sino también laboral y profesional.

Es necesario reconocer la función tutorial con incentivos económicos y profesionales para mejorar dicha labor, ofrecer tiempo semanal para tutorización individual de los alumnos

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como se hace con las familias, respetar una periodicidad mínima inexcusable de las reuniones de tutores, valorar positivamente y exigir que se reconozca a las asociaciones de orientadores como entidades colaboradores de la Administración (como se hace en la Ley de Educación de Andalucía), flexibilizar los currículos y modificar significativamente la organización de los centros para prevenir los conflictos.

Se ha constatado que los currículos de resolución de conflictos y las prácticas de mediación son buenos recursos para mejorar la convivencia de los centros.

Finalmente, en todos estos eventos se plantea insistentemente a las distintas Administraciones autonómicas y estatales la necesidad de una ratio orientador/alumnos. Una propuesta adecuada sería aceptar el criterio recomendado por la UNESCO (un orientador por cada 250 alumnos).

8. PROBLEMAS Y/O NECESIDADES ACTUALES DE LOS SERVIC IOS DE ORIENTACIÓN

En el citado IV Encuentro Nacional de Orientadores celebrado en Burgos del 25 al 27 de abril de 2008 se hacen diversas aportaciones. Se constata que hay que adaptar las funciones de los servicios de orientación a las nec esidades de la sociedad actual.

El nuevo rol de la orientación debe ser mucho más ambicioso, dirigido a la formación y al asesoramiento al profesorado tanto a nivel individual como colectivo. En la nueva dimensión de la orientación se debe abarcar toda la comunidad ed ucativa .

La orientación académica y profesional debe ser impulsada a nivel de Educación Secundaria, Bachillerato y Ciclos Formativos.

Abogamos por un buen sistema de orientación desde la primera infancia hasta la madurez y reivindicamos que se invierta en prevención y se potencie la orientación a lo largo de toda la vida. Debemos ser muy conscientes de la importancia real de la orientación y de larentabilidad a corto y medio plazo que supondría para los alumnos, las familias, el profesorado, la Administración y, en definitiva, el ahorro que implicaría para el contribuyente apostar definitivamente por una orientación de calidad. El sistema educativo español sigue siendo excesivamente rígido. El orientador debe ser uno de los principales agent es de cambio .

8.1. Propuestas generales

• Los servicios de orientación se presentan como una pieza clave en la mejora del proceso educativo.

• La orientación educativa de los servicios especializados debe abarcar todo el proceso educativo y ser un referente de calidad en el sistema educativo.

• Es preciso hacer realidad el derecho de los alumnos a la orientación en todos los tramos y en todas las modalidades de escolarización.

• Es conveniente crear un modelo en el que los profesionales de la orientación atiendan a todo el alumnado con o sin necesidades educativas, asesoren al profesorado y orienten a las familias.

• Apostamos por la creación de un Servicio de Orientación Educativa, Psicopedagógica y Profesional , que atienda el desarrollo del modelo de orientación específico y propio.

• Igualmente apostamos decididamente por constituir, dentro de las estructuras regionales, Centros Superiores de Recursos para la Orientación.

• Para poder desempeñar adecuadamente la gran heterogeneidad de funciones que se nos asignan sería necesario ampliar significativamente el número de orientadore s en todas las etapas educativas.

• La orientación educativa, profesional y personal estará desarrollada por el profesorado de la especialidad de Orientación Escolar.

• Planteamos la constitución de una estructura para mejorar la coordinación de los servicios educativos con otros servicios (Sanidad y Bienestar Social).

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• Se constata la necesidad de asesoramiento, defensa y protección ju rídica en el desempeño de nuestras funciones, y la conveniencia de explicitar los aspectos deontológicos.

• La dedicación profesional en los servicios de orientación educativa requiere unas condiciones laborales que la hagan comprometida y eficaz .

• Todo alumno, familia y profesor tiene derecho a una orientación de calidad independientemente del tipo de centro.

• Se debería regular la coordinación entre los servicios de orientación.

• Los equipos de atención temprana y los específicos son muy escasos. Es necesario generalizar los equipos de motóricos, de conducta y auditivos así como crear Equipos de Plurideficiencias y de Trastornos Generalizados del Desarrollo que actuarían como asesores y centro de recursos para los centros de Educación Especial.

• Habría que generalizar y darle entidad administrativa a las aulas de Estimul ación Temprana, cuya labor consideramos imprescindible en la etapa de Educación Infantil.

• Deberían crearse Departamentos de Orientación en los centros de Educ ación Especial y en todos los centros donde se imparta Educación Secundaria.

• Las numerosas funciones que se nos asignan dificultan enormemente nuestra labor en muchos centros. Sería deseable detallar la distribución de horario para las tareas .

• Todo centro con más de una línea debería tener un orientador con atención completa.

• Las horas de docencia directa no deberían sobrepasar las cinco y deberán tener relación con la especialidad. Tampoco queremos que se nos impida ejercer esta función, sino que se valore en cada caso en función de las necesidades específicas de los centros.

• Es preciso que los orientadores dispongan de más dedicación horaria para dedicar a los planes de acción tutorial, a los de orientación académica y profesional, a los de atención a la diversidad y a los planes para la mejora de la convivencia.

• Los Jefes de Departamento de Orientación deber ser los orientadores.

• Se hace imprescindible recopilar las tareas encomendadas a los servicios de orientación en desarrollos normativos recientes, de modo que constituya una guía estructurada de funciones que aclaren su labor y cometidos .

8.2. Propuestas para el acceso a la especialidad de Orientación Escolar

• Se realizarán oposiciones al cuerpo de profesores de Secundaria en la nueva especialidad de Orientación Escolar. Para ello, será imprescindible contar con la titulación de Grado de Pedagogía o Psicología y el Máster en Psicopedagogía o equivalente.

• La fase de prácticas deberá ser específica para los orientadores.

• Para facilitar la formación de los futuros orientadores e ir dotando de más efectivos a los distintos servicios proponemos que los orientadores que hayan aprobado la oposición y estén en período de prácticas se adscriban a determinados EOEPs y Departamentos de Orientación durante uno o dos cursos hasta que alcancen la suficiente experiencia.

8.3. Propuestas para la Formación Permanente

• La formación debería ser específica para los servicios de orientación educativa.

• Consideramos prioritaria la formación en protocolos e instrumentos para el desarrollo de la evaluación

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psicopedagógica verdaderamente técnica y con criterios compartidos.

• También es imprescindible la formación en nuevas tecnologías y recursos informáticos facilitadores de nuestra labor.

• Finalmente, es esencial apoyar las iniciativas dirigidas a la investigación, renovación e innovación en el campo psicopedagógico y social, especialmente aquellas que puedan derivarse de la colaboración con las universidades.

8.4. Propuestas para el desarrollo profesional del orientador

• Implementar las correspondientes plazas de catedrático.

• Impulsar medidas para el acceso a plazas en la Universidad de forma directa tras una evaluación de las tareas realizadas.

• Habría que aprovechar la experiencia psicopedagógica de los orientadores para contribuir a la formación del profesorado de Educación Infantil, Primaria y Secundaria.

• Desarrollar incentivos profesionales para el desempeño de puestos de difícil ejecución o para el desarrollo de programas de innovación.

• Se hace necesario y urgente mejorar la sectorización de los equipos en las Comunidades que aún funcionan con sector.

8.5. Formación y profesionalización del orientador

• La condición que caracteriza a los servicios de orientación educativa requiere una formación específica que permita estar al día en todo momento.

• Se ha constatado la necesidad de elaborar un perfil profesional del orientador. Su formación no debe permanecer desligada de las prácticas, realidades y exigencias de los puestos de trabajo para los que se forman los futuros aspirantes. La regulación de las prácticas (Prácticum) debe ser clave y debería llevarse a cabo una política de reconocimiento e implicación de los profesores colaboradores con la Universidad.

• El descenso a la práctica de los nuevos orientadores resulta demasiado precipitado si no se acompaña de procesos de acomodación y conocimiento de las realidades de los centros educativos.

9. CONCLUSIONES

Existen cuatro elementos cruciales en la situación educativa española actual que hacen especialmente relevante la toma de decisiones que favorezcan la calidad:

a) El desarrollo de la Ley Orgánica de Educación promovido por el Ministerio de Educación, Política Social y Deporte y las Leyes de Educación de las distintas Comunidades Autónomas (tan sólo se ha promulgado la Ley de Andalucía).

b) El informe PISA (Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) de la OCDE sobre el rendimiento académico de alumnos de 15 años pone de manifiesto que hay más alumnos españoles que no alcanzan los niveles mínimos en lectura, en matemáticas y en cultura científica que la media europea y que existe un porcentaje significativamente menor de alumnos que alcanzan un alto nivel de excelencia. El fracaso escolar sigue manteniéndose en unas tasas elevadas (el 31% de la población entre 18 y 24 años no ha completado la Educación Secundaria). Es decir, estamos 10 puntos porcentuales por encima de la media europea y aunque hemos avanzado muchísimo con respecto a épocas recientes no podemos considerarnos satisfechos. En lo que

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respecta a los informes promovidos por la OCDE (informes PISA) sus principales aportaciones las encontramos en las conclusiones que se desprenden al analizar los países que mejores resultados escolares obtienen. En estas conclusiones se nos están dando las claves de su éxito y, por tanto, indicándonos el camino que deberíamos seguir.

Los expertos que elaboran los informes PISA, con su coordinador Andreas Schleicher a la cabeza, afirman que los países que mejores resultados obtienen son aquellos que consideran al niño/a y a los jóvenes como el centro de proceso educativo y que vuelcan todas las estrategias formativas para conseguir su éxito y su mejor integración en la sociedad; son aquellos que dan un gran valor e importancia a la educación; que animan, y en algunos casos incluso incentivan, la implicación de las familias en la educación escolar de sus hijos; que le dedican un notable volumen de recursos públicos; que conceden una gran importancia al papel de los docentes; que confían en la autonomía de los centros

Uno de los ejemplos más relevantes lo tenemos en Finlandia, uno de los países que más destaca en todas las materias evaluadas. ¿Cuáles son las principales características del sistema educativo finlandés? ¿Qué hacen ellos que no hacemos nosotros y, por tanto, qué deberíamos hacer?

En Finlandia el sistema educativo goza de una alta consideración social que se expresa en medidas tales como que su gasto educativo es el 6,24% de su PIB; la escuela pública es muy mayoritaria; la institución escolar se entiende como una comunidad de aprendizaje; existe una gran descentralización administrativa que se complementa con una importante autonomía de los centros; la ratio profesor/alumno es baja; existe un tratamiento de la diversidad por intereses; se tiene un gran respeto y estima hacia los docentes medido en la sólida formación que estos reciben y en el hecho de que a los más competentes se les sitúa en los primeros cursos de Primaria; los centros están dotados de enfermerías pediátricas, de psicólogos y trabajadores sociales y se da una orientación escolar efectiva; tienen una importante red de bibliotecas escolares atendida por personal especializado; etc.

En estas condiciones no es extraño que alcancen los resultados de los que da cuenta la OCDE y basta con comparar nuestra situación con la suya para deducir con facilidad cuáles son nuestras carencias y, en consecuencia, dónde deberíamos actuar. Sin duda alguna, la intervención en la mejora de los servicios de orientación va a ser uno de los elementos fundamentales.

c) Estamos inmersos en pleno proceso de convergencia del Espacio Europeo de Educ ación Superior(EEES ) por el que los sistemas educativos de la Unión Europea serán homologables. Como se ha visto en la publicación de los decretos de grado y posgrado, todas las titulaciones universitarias tendrán una duración similar valorada en créditos de aprendizaje de los alumnos (ECTS). Esta circunstancia va a suponer que nuestros alumnos van a competir con sus compañeros comunitarios y también la posibilidad de que haya más movilidad entre profesores y entre alumnos. Por tanto, nuestro sistema educativo deberá estar preparado para esa permeabilidad y la futura movilidad.

d) La situación económica a nivel europeo y mundial. Todos los partidos políticos deberían implementar propuestas educativas vanguardistas para dar respuesta a las necesidades educativas y formativas de la totalidad de la población. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, en abril de 2007 consideró «muy insatisfactorio» el nivel de productividad laboral de la economía española. Elevar la productividad tiene que ver con mejoras en la formación profesional y en la educaci ón, a todos los niveles, para que los trabajadores sean capaces de producir más con mejores conocimientos .

Por otro lado, hay que mencionar el informe de la Organización de Cooperación y Desarro llo Económicos (OCDE) «Mirada a la educación», de 2005, donde se pone de relieve que en España las inversiones en educación en los últimos años no han seguido el ritmo de crecimiento de la riqueza nacional. Según este informe, sólo el 43% de la población comprendida en la franja de edad de 25 a 64 años ha obtenido al menos el diploma de Bachillerato frente a la media del 66% del conjunto de la OCDE. Entre otros aspectos interesantes de este informe, se subraya que menos del 10% de los trabajadores españoles ha seguido cursos de formación. España sólo invierte el 4,9% de PIB (en 2003) en educación cuando la media de los países industrializados es del 6,1%, con el agravante de que estas estadísticas se mantienen desde hace muchos años. Todas estas medidas precisan de un esfuerzo económico mayor, es decir, el establecimiento de una Ley de Financiación del Desarrollo de la LOE que garantice unos recursos económicos similares en porcentaje de PIB a los países europeos de nuestro entorno.

Tanto en España como en el resto de la Unión Europea los educadores, las familias y agentes sociales coinciden en el papel importantísimo de los servicios de orientació n en el sistema educativo actual . Son la pieza clave para detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los alumnos, pueden asesorar al profesorado y también pueden incidir directamente en las familias. El nuevo rol de la orientación debe ser mucho más ambicioso, dirigido a la formación y al asesoramiento al profesorado tanto a nivel individual como colectivo a través de las Comisiones de Coordinación Pedagógica, y no tanto a las intervenciones clínicas centradas en unos pocos alumnos. En la nueva dimensión de la orientación se debe abarcar toda la comunidad educativa, es decir, la totalidad de los alumnos, de los profesores y de las familias.

A pesar del aumento de alumnos, de funciones y de problemáticas, existen prácticamente los mismos orientadores que hace años. También habría que considerar la orientación en

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Educación de Personas Adultas, la Orientación en los Centros de Educación Especial, en la Educación no formal y en la Universidad. En fin, planteamos una orientación de calidad a lo largo de la vida y que llegue a toda la comunidad e ducativa.

Se está observando cada vez con mayor nitidez que la orientación es progresivamente más importante en la sociedad actual. Ahora, cuando se está desarrollando la LOE, los profesionales de la educación vemos prioritario que se tengan más en cuenta las medidas preventivas. Es necesario intervenir en los problemas antes de que se hagan más serios e irresolubles. Por eso, el papel de los orientadores es crucial, porque somos los que identificamos el problema cuando aparece y es cuando verdaderamente se pueden implementar medidas educativas. A nuestro parecer, en la LOE y en los borradores de las distintas Leyes de Educación de las Comunidades Autónomas no se refleja suficientemente la importancia de la orientación.

Los expertos señalan causas para explicar un índice tan alto de fracaso escolar en España:

• Aumento de la escolarización obligatoria hasta los 16 años.

• Currículo excesivamente centrado en conocimientos y troceado en asignaturas frecuentemente inconexas.

• Falta de recursos para formar grupos pequeños y atender a la diversidad del alumnado.

• Escasa potenciación de los servicios de orientación.

• Deficiente organización de los apoyos educativos.

• Poco esfuerzo de algunos estudiantes y permisividad familiar ante los bajos resultados.

• Presión social que sufre el profesorado.

Las soluciones son complejas. No obstante, el informe PISA saca una conclusión bastante evidente para nuestro país. En las Comunidades Autónomas donde se produce una mayor inversión en educación desciende el fracaso escolar, aunque no exista una relación unívoca entre recursos y resultados. En los informes europeos se recalca que la medidas má efectiva para reducir el fracaso escolar y por ende el número de repetidores consiste en implementar planes preventivos de apoyo y refuerzo en los que se implique a todo el profesorado, no sólo a los servicios especializados.

El papel que asigna a los orientadores la citada LOE es imprescindible para que funcionen determinados programas, por ejemplo, la evaluación psicopedagógica para acceder a los programas de aprendizaje básico (PAB), programas de refuerzo, orientación y apoyo (PROA), diversificación curricular o programas de c ualificación profesional inicial (PCPI). Es paradójico que, por un lado, se asignen cada vez más funciones y, por otro, se escatimen recursos humanos y no se reconozca explícitamente nuestra labor.

Es muy importante la intervención preventiva en educación porque cuando no se hace a tiempo abocamos a un alumno durante muchos años a que fracase en la escuela y después se le encamine hacia unas opciones que le cercenan tanto sus posibilidades educativas como laborales. Apostamos por que el alumno tenga una atención especializada desde Educación Infantil.

Otro aspecto que debemos considerar es que nuestros centros educativos son mucho más complejos que los de hace años, en el sentido de que hay alumnos más diversos. En estos momentos todos los alumnos están escolarizados desde los 3 hasta los 16 años: los que tienen dificultades de aprendizaje, diferente capacidad, motivación o intereses, y además están llegando alumnos extranjeros, con lo cual la heterogeneidad del alumnado es mayor que nunca. Por otro lado, la implantación de programas específicos tal como contempla la LOE (Programas de Aprendizaje Básico o el Plan de Refuerzo Orientación y Apoyo) además de los ya existentes (integración, compensatoria, altas capacidades, escolarización externa, diversificación curricular) hacen necesario que se diagnostique a los alumnos susceptibles de incorporarse a estos programas. Y este papel está otorgado a los servicios de orientación.

No es lo mismo dar clase a un grupo homogéneo que a otro heterogéneo, con diferentes

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capacidades y rendimiento tanto por debajo como por arriba. Hay que asesorar al profesorado en cuanto a problemáticas que antes no existían o se desconocían, como los alumnos disruptivos, la desmotivación, el déficit de atención, la hiperactividad, las ludopatías, la anorexia, la bulimia o la drogadicción. También precisan orientación en temas como: materiales específicos para trabajar en esa diversidad, agrupamientos más reducidos, las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, información sobre instituciones especializadas, mejora de la tutoría, medidas para mejorar la convivencia en la comunidad educativa, etc. Igualmente, requieren pautas educativas para trabajar con los alumnos discapacitados, grupo que presenta una grandísima variabilidad en cuanto a la tipología, los requerimientos y los programas de intervención que se deben desarrollar con ellos; asimismo, se constata una necesidad importante de coordinar las actuaciones de todos aquellos profesionales que trabajan con estos alumnos en los centros ordinarios, aulas de Educación Especial y centros de Educación Especial (logopedas, fisioterapeutas, trabajadores sociales, auxiliares de Educación Especial...).

Por otro lado, una parcela de intervención igualmente importante es el asesoramiento a las familias , porque la sociedad es cada vez más compleja. Los padres lo tienen mucho más difícil. En frecuente encontrar en nuestras aulas problemas como celos, ansiedad, estrés, desobediencia, temores irracionales, agresividad verbal, violencia física, trastorno negativista desafiante, etc. Con las exigencias laborales o con el aumento de familias monoparentales aparecen problemas desconocidos hasta ahora. Además, hay que tener en cuenta que la sociedad es muy compleja con diversas y cambiantes ofertas formativas y laborales. Por tanto, hacen falta profesionales preparados en esas problemáticas tan específicas y con un profundo conocimiento de las necesidades educativas y laborales de nuestra sociedad. Por todo esto, abogamos por un buen sistema de orientación desde la primera infancia hasta la madurez. Por eso reivindicamos que se invierta en prevención y se potencie la orientación a lo largo de toda la vida.

Estamos observando que la orientación ha evolucionado notablemente en los últimos años. Desde el modelo más clínico y centrado en unos cuantos alumnos se ha pasado a un modelo más sistémico que abarca toda la comunidad educativa y a lo largo de toda la escolaridad. Conforme se alarga el período de escolaridad obligatoria y también aumenta el número de personas que se forman a lo largo de la vida también aumenta el nivel de exigencia de la orientación. En estos momentos las funciones de los orientadores han aumentado notablemente. Se hacen intervenciones más globales centradas en el contexto escolar más que en los alumnos considerados individualmente y también se incide mucho más en la práctica docente y en el asesoramiento familiar.

Coincido con el experto Rafael Bisquerra, catedrático de Psicopedagogía de la Universidad de Barcelona, quien considera que la práctica de la orientación debe ir, y de hecho va, más allá de las leyes propias de cada Comunidad Autónoma. Este especialista tiene la sensación de que cada comunidad intenta legislar para «ser diferentes a las demás».

Se valora positivamente la diversidad. Pero ciertos excesos no son, precisamente positivos. Una práctica de la orientación bien fundamentada en un marco teórico sólido probablemente no lleve a una práctica de la orientación diferente en cada Comunidad Autónoma. Lo lógico sería que hubiese unos principios y modelos básicos comunes a las diversas Comunidades. Por ese motivo, uno de los objetivos de la COPOE y de los Encuentros que se celebran anualmente es, además de la propuesta de un modelo común, propuestas acerca de la construcción de los elementos comunes de los diversos modelos.

De la misma manera que no se entendería que las matemáticas, o la física, o cualquier contenido académico científico fuese diferente en las diversas Comunidades, en función del partido que gobierne, tampoco se entendería que eso pasase respecto a la orientación. Si la orientación tiene una base científica, su práctica no debería ser muy diferente en las distintas Comunidades.

Estimamos que, tal como ya se están planteando en la mayor parte de los países de la Unión Europea, hay que adaptar las funciones de los servicios de orientación a las necesidades de la sociedad actual. En ese sentido se puede aprovechar nuestra formación psicopedagógica y experiencia docente en la formación del profesorado tanto de Infantil y Primaria como de Educación Secundaria. Hay que rentabilizar los efectivos actuales y ampliar su número para poder hacer efectivo realmente el papel de formación del profesorado. Dentro de dos años se van a instaurar los másteres para el profesorado en Secundaria sustituyendo al

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CAP. El gran cambio es que el profesorado necesitará unas prácticas reales en los centros educativos. Hasta ahora no las realizaban y eso va a cambiar. Para ello se seleccionarán determinados centros y profesores para que sean los tutores. Se supone que ellos van a ser personas con prestigio y valía suficiente, pero eso está todavía sin estructurar. El Ministerio legisla, pero son las Comunidades las que se encargan. Nosotros vamos a proponer que sean los orientadores quienes formen a esos futuros tutores de prácticas. Los orientadores de Secundaria tenemos formación psicopedagógica y didáctica y tenemos más horas libres. Si se potenciara la presencia de dos orientadores en los institutos y los equipos, uno de los dos podría dedicarse a la formación de esos futuros tutores. Si realmente las autoridades españolas se lo creen no va a quedar otro remedio que invertir y eso significa formar bien al profesorado para que esto se pueda llevar a la práctica. De la misma manera podemos contribuir a la cada vez más necesaria formación de las familias .

Una vez aprobada la Ley Orgánica de Educación y ante la aparición inminente del Real Decreto por el que se definen las condiciones de fo rmación para el ejercicio de la docencia en la Educación Secundaria Obligatoria, el Bachillerato y la FP , es preciso que cada Comunidad Autónoma cuente con su propio marco referencial que permita adecuar los recursos humanos a su idiosincrasia.

Con el aumento de exigencias y de funciones serían necesarios muchos más orientadores para contribuir a que nuestro sistema educativo fuera de calidad. Tal como recomienda la UNESCO y como ya dijimos en el II Encuentro Nacional de Orientadores celebrado en Mérida en diciembre de 2005, sería necesario una ratio de 1 orientador por cada 250 alumnos .

Las diversas Comunidades Autónomas han desarrollado modelos propios de servicios de orientación con el denominador común de la necesidad de ampliar los efectivos humanos y recursos psicopedagógicos conforme la comunidad educativa ha conocido su existencia.

En estos momentos, nadie discute la importancia de que nuestro sistema educativo cuente con profesionales que incidan directamente en los centros escolares asesorando al profesorado, a los alumnos y a sus familias, detectando las dificultades educativas de los alumnos, colaborando en la formación del profesorado y contribuyendo a coordinar las intervenciones de otros servicios educativos, sanitarios y sociales.

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