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Emilia Galotti Gotthold Ephraim Lessing [Nota a la edición digital: texto escaneado a partir de la edición de Cátedra, Madrid, 1998, pp. 87-163. No se incluye la Introducción de Jordi Jané] PERSONAJES EMILIA GALOTTI ODOARDO y CLAUDIA GALOTTI, padres de Emilia HETTORE GONZAGA, príncipe de Guastalla 1 MARINELLI, camarlengo del príncipe CAMILLO ROTA, uno de los consejeros del príncipe CONTI, pintor EL CONDE APPIANI LA CONDESA ORSINA ANGELO y algunos criados ACTO PRIMERO La escena representa un gabinete del príncipe. ESCENA PRIMERA El príncipe, El ayuda de cámara EL PRÍNCIPE (sentado en una mesa escritorio cubierta de documentos y papeles, mira algunos de ellos). —¡Quejas, peticiones! ¡Nada más que quejas y peticiones! ¡Qué asuntos tan tristes! ¡Y todavía nos envidian! Claro, si pudiéramos ayudarles a todos, entonces sí que podrían envidiarnos... ¿Emilia? (Al abrir una de las peticiones y ver la firma.) ¿Una Emilia? Pero una Emilia Bruneschi..., no Galotti. ¡No Emilia Galotti! ¿Qué quiere esta Emilia Bruneschi? (Lee.) Esto es mucho pedir; muchísimo... Pero se llama Emilia. ¡Concedido! (Firma y hace sonarla campanilla; entra un AYUDA DE CÁMARA.) Todavía no debe de haber ninguno de los consejeros en la antesala, ¿verdad? 1 Ciudad junto al Po, al norte de Parma.

Lessing Gotthold E.-emilia Galotti

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Emilia Galotti

Gotthold Ephraim Lessing

[Nota a la edicin digital: texto escaneado a partir de la edicin de Ctedra, Madrid, 1998, pp. 87-163. No se incluye la Introduccin de Jordi Jan]

PERSONAJESEmilia GalottiOdoardo y Claudia Galotti, padres de EmiliaHettore Gonzaga, prncipe de Guastalla

Marinelli, camarlengo del prncipeCamillo Rota, uno de los consejeros del prncipeConti, pintorEl conde AppianiLa condesa OrsinaAngelo y algunos criadosACTO PRIMEROLa escena representa un gabinete del prncipe.Escena primera

El prncipe, El ayuda de cmaraEl prncipe (sentado en una mesa escritorio cubierta de documentos y papeles, mira algunos de ellos).Quejas, peticiones! Nada ms que quejas y peticiones! Qu asuntos tan tristes! Y todava nos envidian! Claro, si pudiramos ayudarles a todos, entonces s que podran envidiarnos... Emilia? (Al abrir una de las peticiones y ver la firma.) Una Emilia? Pero una Emilia Bruneschi..., no Galotti. No Emilia Galotti! Qu quiere esta Emilia Bruneschi? (Lee.) Esto es mucho pedir; muchsimo... Pero se llama Emilia. Concedido! (Firma y hace sonarla campanilla; entra un ayuda de cmara.) Todava no debe de haber ninguno de los consejeros en la antesala, verdad?El ayuda de cmara.No.El prncipe.Me he levantado demasiado temprano... Hace una maana esplndida. Me apetece salir. Quiero que me acompae el marqus de Marinelli. Hazle llamar. (El ayuda de cmara sale.) No puedo seguir trabajando... Estaba tan tranquilo, o imagino que estaba tan tranquilo... y de pronto una pobre Bruneschi tiene que llamarse Emilia... se me acab la tranquilidad, y todo!El ayuda de cmara (entrando de nuevo).He enviado a llamar al marqus. Acaban de traer una carta de la condesa Orsina.El prncipe.De Orsina? Djala ah.El ayuda de cmara.Su lacayo est esperando.El prncipe.Ya le enviar la respuesta, si la requiere... Dnde est? En la ciudad o en su villa?El ayuda de cmara.Ayer vino a la ciudad.El prncipe.Peor... mejor, quera decir. As todava es menos necesario que espere su lacayo. (El ayuda de cmara sale.) Mi querida condesa! (Con voz amarga, cogiendo la carta.) Como si ya la hubiera ledo! (La deja de nuevo.) Pues, s, cre haberla amado. Qu no es capaz uno de creer? Es posible que incluso la haya amado de veras. Pero... ha pasado!El ayuda de cmara (entrando de nuevo).El pintor Conti solicita la gracia...El prncipe.Conti? Muy bien, que pase. Me har pensar en otras cosas. (Se levanta.)Escena segunda

Conti, El prncipeEl prncipe.Buenos das, Conti. Qu tal est? Cmo va el arte?Conti.Prncipe, el arte tambin ha de ganarse el pan.El prncipe.Esto no puede ni debe ser... por lo menos en mi pequeo pas... Pero el artista tambin debe querer trabajar.Conti.Trabajar? ste es su placer. Slo que si debe trabajar demasiado, puede que llegue a no merecer el nombre de artista.El prncipe.No quiero decir en muchas cosas, sino mucho: en pocas cosas, pero con ahnco... Supongo que no vendr con las manos vacas, verdad, Conti?Conti.Le traigo el retrato que me encarg, seor. Y traigo otro que no me encarg, aunque merece la pena que lo vea.El prncipe.Cul es? Apenas puedo acordarme...Conti.La condesa Orsina.El prncipe.Cierto! Slo que el encargo es de algn tiempo atrs.Conti.Nuestras bellas damas no estn todos los das disponibles para la pintura. En los ltimos tres meses, la condesa se ha dignado posar exactamente una vez.El prncipe.Dnde estn los cuadros?Conti.En la antesala, voy a buscarlos.Escena tercera

El prncipeEl prncipe.Su imagen! Bueno! Su imagen no es ella misma. Tal vez vuelva a encontrar en la imagen lo que ya no veo en la persona... Aunque no quiero encontrarlo de nuevo. Qu inoportuno, el pintor! Me atrevera a pensar que ella le ha sobornado... Y aunque as fuera! Si otra imagen, pintada con otros colores, en otro fondo..., quiere hacerle de nuevo un lugar en mi corazn... realmente creo que me satisfara. Cuando la amaba, me senta siempre tan plcido, tan alegre, tan desenvuelto... Ahora soy todo lo contrario... Pero no, en modo alguno! Ms agradable o menos agradable, as estoy mejor.Escena cuarta

El prncipe, ContiEl prncipe (con los cuadros, apoya uno de ellos en una silla, del revs).Conti (mostrando el otro).Le ruego, prncipe, que considere los lmites de nuestro arte. Gran parte de lo ms cautivador de la belleza queda fuera de sus fronteras... Colquese as!El prncipe (tras observarlo brevemente).Magnfico, Conti... realmente magnfico! Lo digo por su arte, por su tcnica... Pero favorecida, Conti, infinitamente favorecida!Conti.El original no pareca ser de esta opinin. En realidad tampoco ha sido ms favorecida de lo que debe favorecer el arte. El arte debe pintar como la naturaleza plstica si es que existe alguna concibi la imagen: sin perder aquello que la materia hace perder inevitablemente al oponer resistencia, sin el deterioro con que el tiempo la combate.El prncipe.El artista que reflexiona tiene doble mrito... Pero el original, dice usted, que a pesar de ello...Conti.Perdneme, prncipe. El original es una persona que merece mi ms alta consideracin. No he querido decir nada desagradable de ella.El prncipe.Lo que usted considere oportuno! Y qu dijo el original?Conti.Estoy satisfecha, dijo la condesa, si no parezco ms fea.El prncipe.Si no parezco ms fea? Oh, es ella misma!Conti.Y lo dijo con una expresin... que realmente en este retrato no se percibe en absoluto, ni tan siquiera se puede intuir.El prncipe.Esto es lo que yo quera decir; esto es precisamente a lo que me refera al considerar que haba quedado infinitamente favorecida... Oh, s! Conozco aquella expresin desdeosa que incluso podra desfigurar la cara de una Gracia! No le niego que unos bellos labios, ligeramente torcidos por la burla, no puedan resultar a menudo todava ms bellos. Pero, insisto, ligeramente; sin que llegue a convertirse en una mueca, como en la condesa. Y unos ojos deben controlar la sensual burla..., unos ojos, de los que carece totalmente la buena de la condesa. Ni siquiera aqu en el retrato.Conti.Seor, me siento profundamente consternado...El prncipe.Por qu? Todo lo bueno que el arte puede hacer con los ojos de la condesa, grandes, salientes, hoscos y fijos, con esos ojos de Medusa, lo ha hecho usted, Conti, y con fidelidad... Con fidelidad, digo? No tan fiel sera ms fiel. Porque, diga usted mismo, Conti, en este retrato se puede captar el carcter de la persona? Y se debera poder captar. El orgullo lo ha convertido usted en dignidad, la burla en sonrisa y un inicio de melanclica exaltacin en suave melancola.Conti (un poco resentido).Ah, prncipe... nosotros, los pintores, contamos con que el retrato acabado encontrar al amante tan apasionado como lo estaba al encargarlo. Pintamos con los ojos del amor y slo los ojos del amor deberan juzgarnos.El prncipe.Pues s, Conti..., por qu no me lo trajo un mes antes? Djelo aparte... Qu es el otro cuadro?Conti (mientras lo va a buscar y lo sostiene todava del revs en la mano).Tambin es un retrato femenino.El prncipe.Pues me gustara verlo pronto... aunque prefiero no hacerlo. Pues seguro que no alcanzar el ideal que tengo aqu (con el dedo en la frente) o mejor dicho aqu (con el dedo en el corazn). Deseara admirar su arte, Conti, en otros temas.Conti.Existe un arte ms digno de admiracin, pero seguro que no existe un tema ms digno de ella que ste.El prncipe.Le apuesto, Conti, a que es la propia amada del artista. (Al girar el cuadro el pintor.) Qu estoy viendo? Su obra, Conti, o la obra de mi fantasa? Emilia Galotti!Conti.Cmo, prncipe? Conoce usted a este ngel?El prncipe (intentando tranquilizarse, pero sin apartar la vista del retrato).A medias..., suficiente para reconocerla... Hace unas semanas la encontr con su madre en una vegghia... Despus slo he vuelto a verla en algunos lugares sagrados, poco apropiados para quedarse embelesado. Tambin conozco a su padre. No somos amigos. Es el que ms se opuso a mis derechos en Sabionetta. Es un viejo batallador, orgulloso y austero, pero ntegro y buena persona.Conti.El padre! Pero aqu tenemos a su hija.El prncipe.Por Dios! Como en un espejo! (Todava con la vista fija en el retrato.) Oh, usted sabe muy bien, Conti, que al artista no se le alaba como merece, hasta que su misma obra hace que uno se olvide de alabarla.Conti.Sin embargo, sta me ha dejado muy insatisfecho conmigo mismo. Y por otra parte estoy muy satisfecho con mi insatisfaccin. Ah, que no podamos pintar directamente con los ojos! Cunto se pierde en el largo camino desde los ojos, a travs del brazo, hasta el pincel! Pero, como le digo, s lo que aqu se ha perdido y cmo se ha perdido y por qu deba perderse: de esto estoy tan orgulloso y ms orgulloso incluso que de todo lo que no he dejado perder. Pues de aquello deduzco, ms que de esto, que de verdad soy un gran pintor, aunque mi mano no lo sea siempre. O cree usted, prncipe, que Rafael no habra sido el mayor genio de la pintura, aunque desgraciadamente hubiera nacido sin manos? Lo cree usted, prncipe?El prncipe (que hasta ahora no aparta su mirada del retrato).Qu dice usted, Conti? Qu me pregunta?Conti.Oh, nada, nada! Un comentario sin importancia! Ahora veo que su alma estaba totalmente en sus ojos. Me encantan estas almas y estos ojos.El prncipe (con forzada indiferencia).As pues, Conti, incluye usted realmente a Emilia Galotti entre las bellezas ms admirables de nuestra ciudad?Conti.Incluir? Entre las ms admirables? Y entre las ms admirables de nuestra ciudad? Usted se burla de m, prncipe. O en todo este tiempo ha visto tan poco como ha odo.El prncipe.Querido Conti (dirigiendo de nuevo la mirada hacia el retrato), cmo puede uno confiar en sus ojos? Al fin y al cabo el pintor es realmente el nico que sabe juzgar la belleza.Conti.Y cualquier sensacin debera esperar el veredicto de un pintor? Al convento, todo aquel que quiera aprender de nosotros lo que es bello! Pero como pintor permtame que le diga una cosa, prncipe: uno de los mayores placeres de mi vida ha sido que Emilia Galotti haya posado para m. Esa cabeza, ese rostro, esa frente, esos ojos, esa nariz, esa boca, ese mentn, ese cuello, ese busto, ese talle, toda esa figura es mi nico estudio de la belleza desde siempre. El original del retrato, para el que pos, lo ha recibido su padre que est ausente. Pero esta copia...El prncipe (volvindose rpidamente hacia l).Qu, Conti? No la habr ya apalabrado?Conti.Es para usted, prncipe, si es de su agrado.El prncipe.Si es de mi agrado! (Sonriendo.) Ese estudio suyo de la belleza femenina, Conti, qu podra hacer yo mejor que convertirlo tambin en el mo? Aquel, aquel retrato se lo puede usted llevar... para encargar un marco.Conti.Muy bien!El prncipe.Tan bonito, tan adornado como pueda hacerlo el tallista. Lo colocar en la galera. Pero se se queda aqu. Con un estudio no hay que preocuparse tanto, ni hace falta colgarlo; sino que gusta tenerlo a mano. Se lo agradezco, Conti; se lo agradezco muchsimo... Y como le he dicho: en mi pas el arte no debe buscarse el pan, mientras yo mismo lo tenga. Enve su cuenta a mi tesorero, Conti, que le pague por los dos retratos lo que usted quiera. Todo cuanto quiera, Conti.Conti.Casi me atrevo a pensar, prncipe, que as quiere usted gratificar algo ms que el arte.El prncipe.Ah, el artista celoso! No, hombre! Esccheme, Conti, todo cuanto quiera. (Conti sale.)Escena quintaEl prncipeEl prncipe.Todo cuanto quiera! (Dirigindose al retrato.) A ti te tengo, y cualquier precio es poco. Ah, bella obra de arte! Es cierto que te poseo? Quin pudiera poseerte tambin a ti, la ms bella obra maestra de la naturaleza! Lo que usted quiera por ella, honrada madre! Lo que quieras, viejo grun! Pide lo que quieras! Pedid lo que queris! Lo mejor sera comprarte a ti misma, encantadora criatura! Esos ojos llenos de hechizo y modestia! Esos labios! Y cuando se abren para hablar! Cuando sonren! Esos labios! Alguien viene. Todava quiero ser el nico en disfrutar de tu posesin. (Volviendo el cuadro hacia la pared.) Ser Marinelli. Ojal no le hubiera hecho llamar! Qu maana habra podido pasar!Escena sextaMarinelli, El prncipeMarinelli.Seor, ya me perdonar... No esperaba su orden tan temprano.El prncipe.Me entraron ganas de salir. Haca una maana muy hermosa..., pero ahora ya ha pasado; y ya no tengo ganas. (Tras un breve silencio.) Qu hay de nuevo, Marinelli?Marinelli.Nada importante, que yo sepa. La condesa Orsina lleg ayer a la ciudad.El prncipe.Aqu est tambin su saludo matutino (sealando su carta) o lo que sea. No me despierta ninguna curiosidad. Ha hablado con ella?Marinelli.No soy, por desgracia, su confidente? Pero si vuelvo a serlo de una dama a la que se le ocurra enamorarse de usted en serio, prncipe, entonces...El prncipe.No jure nada, Marinelli!Marinelli.S? De veras, prncipe? Podra suceder? Oh, as tal vez no se equivoca tanto la condesa!El prncipe.Y tanto si se equivoca! Mi prxima boda con la princesa de Massa hace imprescindible que por de pronto interrumpa tales asuntos.Marinelli.Si slo fuera esto, seguro que Orsina sabra adaptarse a su destino igual que el prncipe al suyo.El prncipe.Que indudablemente es ms duro que el de ella. Mi corazn ser la vctima de un miserable inters de Estado. Ella slo tiene que recuperar el suyo, pero nada la obliga a regalarlo contra su voluntad.Marinelli.Recuperarlo? Por qu recuperarlo, pregunta la condesa, si el nico motivo es una esposa que al prncipe le impone no el amor sino la poltica? Junto a tal esposa la amante ve todava su puesto. Pero lo que ella teme no es ser vctima de tal esposa, sino...El prncipe.De otra amante. Y bien? Va a reprochrmelo como si fuera un delito, Marinelli?Marinelli.Yo? Oh, no me confunda con la necia de la que soy portavoz!... y lo soy por compasin. Ya que ayer, de veras, me conmovi especialmente. No quera hablar en absoluto de su asunto con usted. Quera dar la impresin de estar relajada y fra. Pero en medio de la conversacin ms intrascendente se le escapaban unas frases, unas alusiones que delataban su atormentado corazn. Con el tono ms alegre deca las cosas ms melanclicas; y por el contrario, los disparates ms divertidos con la expresin ms triste. Se ha refugiado en los libros y me temo que acabarn de perderla.El prncipe.De hecho ya le dieron el primer impulso a su pobre entendimiento... Pero no querr usted, Marinelli, utilizar precisamente lo que ms me ha apartado de ella para volverme a acercar a ella. Si pierde el juicio por amor, tambin lo habra perdido antes o despus sin amor... Pero ya hemos hablado bastante de ella. Vamos a cambiar de tema. No hay nada de nuevo en la ciudad?Marinelli.Prcticamente nada... Pues que hoy contraiga matrimonio el conde Appiani... no es mucho ms que nada.El prncipe.El conde Appiani? Y con quin? Pero si ni me haba enterado de que estaba prometido.Marinelli.Lo han llevado con mucho secreto. Tampoco era para echar las campanas al vuelo. Usted se reir, prncipe, pero as les va a los sentimentales. El amor siempre les juega malas pasadas. Una muchacha sin fortuna y sin rango se lo ha sabido conquistar... con una cierta belleza, pero con gran apariencia de virtud y sentimiento, de ingenio y... qu s yo?El prncipe.Pues yo ms bien dira que es digno de envidia, que no de burla, aquel que sin ms miramientos puede abandonarse a las impresiones que le producen la inocencia y la belleza... Y cmo se llama la afortunada? Ya que a pesar de todo, Appiani es... S, ya s que usted, Marinelli, no lo soporta, tan poco como l a usted... pero a pesar de ello es un joven muy digno, atractivo, rico, un hombre de honor. Me habra gustado mucho atraerle a la corte con algn cargo. Todava voy a intentarlo.Marinelli.Si no es demasiado tarde... Pues por lo que he odo, no est entre sus planes hacer carrera en la corte. Quiere irse con su amada a sus valles de Piamonte, a cazar gamuzas por los Alpes y adiestrar marmotas. Qu ms puede hacer? Con este casamiento desigual aqu est acabado. El crculo de las mejores familias se le cierra a partir de ahora...El prncipe.Vuestras mejores familias! En ellas domina el ceremonial, el compromiso, el aburrimiento y a menudo la mezquindad. Pero dgame quin es la que le lleva a tan gran sacrificio.Marinelli.Es una tal Emilia Galotti.El prncipe.Cmo, Marinelli? Una tal...Marinelli.Emilia Galotti.El prncipe.Emilia Galotti? Jams!Marinelli.Seguro, seor.El prncipe.Le digo que no. No es ella, no puede ser ella. Se equivoca de nombre. La familia de los Galotti es muy numerosa. Es posible que sea una Galotti, pero no Emilia Galotti, no Emilia!Marinelli.Emilia... Emilia Galotti!El prncipe.En todo caso habr otra que tambin se llame as. Adems deca usted una tal Emilia Galotti... una tal. De la verdadera slo un necio podra hablar as.Marinelli.Seor, est usted fuera de s. Conoce usted a esta Emilia?El prncipe.Soy yo quien hace las preguntas, Marinelli, no usted. Emilia Galotti? La hija del coronel Galotti, el de Sabionetta?Marinelli.Exactamente.El prncipe.La que vive aqu en Guastalla con su madre?Marinelli.Exactamente.El prncipe.Cerca de la iglesia de Todos los Santos?Marinelli.Exactamente.El prncipe.En una palabra... (Cogiendo precipitadamente el retrato y ponindolo en manos de Marinelli.) Mire! sta? Esta Emilia Galotti? Si repite otra vez su maldito Exactamente me clava el pual en el corazn!Marinelli.Exactamente!El prncipe.Verdugo! sta? Esta Emilia Galotti ser hoy...Marinelli.La duquesa Appiani! (El prncipe arrebata el retrato de manos de Marinelli, tirndolo a un lado.) La boda se celebra en la intimidad, en la hacienda de su padre, cerca de Sabionetta. Hacia el medioda saldrn hacia all la madre y la hija, el conde y tal vez algunos amigos.El prncipe (dejndose caer en una silla, desesperado).As estoy perdido! As no quiero vivir!Marinelli.Pero qu le sucede, seor?El prncipe (levantndose de golpe, hacia l).Traidor! Qu me sucede? Pues bien, la amo! La adoro! Ya deberais saberlo! Ya deberais haberlo sabido desde hace tiempo todos los que preferirais que yo soportara eternamente las ignominiosas cadenas de la insensata Orsina! Pero que sea usted, Marinelli, que tantas veces me haba asegurado su ms profunda amistad... Oh, un prncipe no tiene amigos! No puede tener amigos! Que sea usted, usted, tan desleal, el que tan maliciosamente haya podido ocultar hasta este momento el peligro que amenazaba a mi amor. Que no me sea perdonado ninguno de mis pecados, si algn da se lo perdono!Marinelli.Apenas puedo encontrar palabras, prncipe si me dejara ocasin para ello, para mostrar mi asombro. Usted ama a Emilia Galotti! Entonces, un juramento frente a otro juramento: Que ni ngeles ni santos quieran saber nada de m, si he sabido lo ms mnimo de ese amor, si he tenido de l la menor idea! Y lo mismo podra jurar en nombre de Orsina. Su sospecha va por otros derroteros.El prncipe.Si es as, perdneme, Marinelli... (echndose en sus brazos) y compadzcame.Marinelli.Por favor, prncipe! Reconozca en ello el fruto de su reserva! Los prncipes no tienen amigos! No pueden tener amigos! Y la causa, si eso es as? Porque no quieren tenerlos. Hoy nos honran con su confianza, nos revelan sus ms secretos deseos, nos abren todo su corazn, y maana volvemos a serles tan extraos como si nunca hubiramos cruzado una palabra.El prncipe.Ah, Marinelli! Cmo poda confiarle a usted lo que apenas quera confesarme a m mismo?Marinelli.Y menos an se lo habr confesado a la causante de sus penas?El prncipe.A ella? Todos mis esfuerzos por hablarle una segunda vez han sido en vano.Marinelli.Y la primera vez...El prncipe.Habl con ella... Oh, estoy enloqueciendo! Cunto tiempo tendr que perder explicndoselo? Ve que estoy en un rapto de pasin, por qu me hace tantas preguntas acerca de cmo he llegado a esta situacin? Slveme, si puede, y pregunte despus.Marinelli.Salvarle? Puedo salvarle? Seor, lo que ha dejado de confesar a Emilia Galotti, confiselo ahora a la condesa Appiani. Lo que no se puede tener de primera mano, se compra de segunda... y no es raro que de segunda mano resulte a mejor precio.El prncipe.En serio, Marinelli, en serio, o...Marinelli.Ciertamente, a veces resulta peor...El prncipe.Se est poniendo impertinente!Marinelli.Y adems el conde quiere irse del pas... S, habra que pensar en otra cosa.El prncipe.En qu? Mi ms apreciado, mi ms querido Marinelli, piense por m. Qu hara usted, si estuviera en mi lugar?Marinelli.Ante todo considerara que algo poco importante es algo poco importante... y me dira que no quiero ser en vano lo que soy... Soberano!El prncipe.No intente hacerme creer que tengo un poder que en este caso no sabra cmo usar... Hoy, deca usted? Hoy ya?Marinelli.Hasta hoy... no tendr lugar. Y slo lo que ya est hecho, hecho est. (Tras una breve reflexin.) Me deja hacer a m, prncipe? Dar por bueno lo que haga?El prncipe.Todo, Marinelli, todo lo que pueda hacer cambiar este golpe del destino.Marinelli.Pues no perdamos ms tiempo. Pero no se quede en la ciudad. Vyase en seguida a su palacio de recreo, a Dosalo. El camino hacia Sabionetta pasa por all. Si no consigo alejar momentneamente al conde, creo que... S, seguro, creo que caer en esta trampa. A causa de su boda, usted quiere, prncipe, enviar un mensajero a Massa, verdad? Haga que el conde sea ese mensajero; con la condicin de que parta hoy mismo. Comprende?El prncipe.Magnfico! Llvemelo all. Vyase, dse prisa. Salgo inmediatamente. (Marinelli sale.)Escena sptimaEl prncipe, El ayuda de cmaraEl prncipe.Inmediatamente, inmediatamente! Dnde lo he dejado? (Buscando el retrato.) En el suelo? Qu barbaridad! (Levantndolo.) Pero puedo contemplarte? De momento no tengo ganas de contemplarte. Por qu he de hurgar ms en la herida? (Lo aparta.) Ya me he consumido bastante, ya he suspirado... ms de lo que hubiera debido; pero sin hacer nada! Y estoy a punto de perderlo todo a causa de esta inactividad... Y si ya estuviera todo perdido? Si Marinelli no hace nada? Por qu he de confirselo todo a l solo? Ahora recuerdo que... a esta hora (mirando el reloj), precisamente a esta hora ella que es tan devota suele or misa cada da en el convento de los dominicos. Y si fuera all e intentara hablar con ella? Pero hoy, el da de su boda... hoy tendr otras cosas en que pensar y no en la misa. Aunque, quin sabe? Est muy cerca de aqu. (Llama y mientras recoge precipitadamente algunos de los papeles que estn sobre la mesa, entra El ayuda de cmara.) Que traigan el coche! No ha llegado todava ninguno de los consejeros?El ayuda de cmara.Camillo Rota.El prncipe.Que pase. (El ayuda de cmara sale.) Con tal que no quiera entretenerme. Ahora no! En otro momento estar con mucho gusto a su disposicin y dedicar ms tiempo a todos sus escrpulos... Por aqu estaba la peticin de una Emilia Bruneschi... (Buscndola.) Ah est... Pero, querida Bruneschi, en el momento en que tu mediadora...Escena octavaCamillo Rota, El prncipeCamillo Rota (con documentos en la mano).El prncipe.Pase, Rota, pase. Aqu est lo que he revisado esta maana. Nada especialmente reconfortante. Usted mismo ver lo que hay que disponer. Tome.Camillo Rota.Bien, seor.El prncipe.Aqu tengo tambin una peticin de una Emilia Galot... Bruneschi quera decir. Ya le he puesto mi visto bueno... aunque el asunto no es ninguna fruslera. No le d trmite todava... O dselo, como quiera.Camillo Rota.No como yo quiera, seor.El prncipe.Alguna otra cosa? Algo para firmar?Camillo Rota.Una pena de muerte est pendiente de su firma.El prncipe.Con mucho gusto. Dme, rpido!Camillo Rota (extraado y mirando fijamente al prncipe).Una pena de muerte... he dicho. El prncipe.Ya le he odo. Ya podra estar firmada. Tengo prisa.Camillo Rota (buscando entre sus documentos).Pues creo que no la tengo aqu... Perdneme, seor. Puede esperar hasta maana.El prncipe.Pues bien! Puede retirarse, tengo que irme. Maana seguiremos, Rota!Camillo Rota (moviendo la cabeza, mientras recoge los documentos, y saliendo).Con mucho gusto? Una pena de muerte con mucho gusto? No hubiera querido hacrsela firmar en este momento, aunque hubiera sido la del asesino de mi nico hijo. Con mucho gusto! Con mucho gusto! Me atraviesa el corazn ese horrible Con mucho gusto!ACTO SEGUNDOLa escena representa un saln de la casa de los Galotti.Escena primeraClaudia Galotti, PirroClaudia (saliendo a escena y dirigindose a Pirro que entra por el otro lado).Quin es el que ha llegado al patio a galope tendido?Pirro.Nuestro dueo, seora.Claudia.Mi marido? Es posible?Pirro.Me viene pisando los talones.Claudia.As por sorpresa? (Saliendo a su encuentro.) Ah, querido!Escena segundaOdoardo Galotti y los anterioresOdoardo.Buenos das, querida! Una sorpresa, verdad?Claudia.Y de las ms gratas! Si es la nica.Odoardo.La nica! No te preocupes. La dicha que hoy nos espera me ha hecho despertar temprano; hace un da muy hermoso y el camino es tan corto; os imaginaba aqu muy atareadas y se me ha ocurrido que fcilmente podrais olvidar algo... En una palabra: vengo, veo y me vuelvo en seguida. Dnde est Emilia? Sin duda ocupada atavindose?Claudia.Ocupada con su alma! Se ha ido a misa. Hoy ms que cualquier otro da necesito implorar la gracia divina, ha dicho, lo ha dejado todo, ha cogido el velo y se ha ido.Odoardo.Sola?Claudia.Est a cuatro pasos.Odoardo.Uno es suficiente para dar un paso en falso!Claudia.No te enfades, querido, y entra a descansar un momento y toma un refrigerio, si te apetece.Odoardo.Como t digas, Claudia. Pero no debera haber ido sola.Claudia.Y t, Pirro, qudate aqu en el vestbulo y no dejes pasar a nadie, si vienen visitas.Escena terceraPirro y, acto seguido, AngeloPirro.Que slo vienen a curiosear... Lo que me han llegado a preguntar en esta ltima hora! Y quin viene ah?Angelo (todava a medio salir a escena, con una capa corta, con la que se tapa el rostro, y el sombrero hasta las cejas).Pirro! Pirro!Pirro.Un conocido? (Mientras Angelo acaba de entrar y se quita el embozo.) Por Dios! Angelo? Eres t?Angelo.Pues ya ves. Hace ya un buen rato que estoy rondando la casa para hablar contigo. Slo unas palabras!Pirro.Y ya te atreves de nuevo a salir a la luz del da? Despus de tu ltimo asesinato fuiste proscrito y han ofrecido una recompensa por tu cabeza...Angelo.Que t no querrs obtener...Pirro.Qu quieres? Por favor, me vas a traer problemas.Angelo.Con esto tal vez? (Mostrndole una bolsa con dinero.) Toma, es tuya!Pirro.Ma?Angelo.Lo has olvidado? El alemn, tu antiguo seor...Pirro.No me hables de ello!Angelo.Al que t condujiste a nuestra trampa en el camino hacia Pisa...Pirro.Si nos oyera alguien!Angelo.Tuvo la bondad de dejarnos un valioso anillo en herencia. No te acuerdas? Era demasiado valioso, el anillo, para poder convertirlo en dinero en seguida sin levantar sospechas. Por fin lo he conseguido. He obtenido cien pistolas por l y ah est tu parte. Toma!Pirro.No quiero nada... qudate con todo.Angelo.Ah, pues, por m...! Si no te importa a qu precio vendes tu cabeza... (finge que va aguardarse la bolsa).Pirro.Bueno, trae! (La toma.) Y qu ms? Pues no puedo creer que me hayas buscado slo por esto...Angelo.No te lo puedes creer? Ruin! Por quin nos tomas? Crees que somos capaces de escatimar a alguien lo que se ha ganado? Es posible que eso est de moda entre las llamadas personas honradas, no entre nosotros. Adis! (Finge que va a irse y vuelve.) Ah, una cosa quiero preguntarte... El viejo Galotti ha llegado a la ciudad solo y a galope tendido. A qu ha venido?Pirro.A nada, para dar un paseo a caballo. Su hija se casa esta tarde con el conde Appiani en la finca de la que l ha venido. Para pasar el tiempo...Angelo.Y se vuelve pronto?Pirro.Tan pronto que te va a encontrar aqu, si tardas mucho. Pero t no pensars asaltarle? Ten cuidado. Es todo un tipo.Angelo.No le conozco yo? No estuve yo a su servicio? Si se le pudiera sacar un buen botn! Cundo le seguirn los novios?Pirro.Hacia medioda.Angelo.Con una gran comitiva?Pirro.En un solo coche: la madre, la hija y el conde. Unos amigos irn desde Sabionetta como testigos.Angelo.Y criados?Pirro.Slo dos, aparte de m, que ir delante a caballo.Angelo.Est bien. Otra cosa: en qu carroza?, la vuestra o la del conde?Pirro.La del conde.Angelo.Malo! ste lleva otro adelantado y un cochero muy fuerte. Da igual!Pirro.Me asombras! Pero qu pretendes? Por las pocas joyas que la novia pueda llevar, apenas vale la pena...Angelo.La novia misma la valdr!Pirro.Y yo he de ser cmplice en este delito?Angelo.T irs delante a caballo. Pues adelntate y no te vuelvas por nada!Pirro.Jams!Angelo.Qu? A ver si ahora vas a querer aparentar ser honrado. Compaero, creo que me conoces... Como digas una palabra! Como me hayas engaado en lo ms mnimo...!Pirro.Pero, Angelo, por el amor de Dios!Angelo.Haz lo que te corresponde! (Sale.)Pirro.Ah! Si dejas que el diablo te pille un solo cabello, sers suyo eternamente! Qu desgraciado soy!Escena cuartaOdoardo y Claudia Galotti. PirroOdoardo.Tarda ya demasiado...Claudia.Slo un momento, Odoardo. Le disgustara no haberte visto.Odoardo.Todava he de ir a ver al conde. Ardo en deseos de llamar hijo mo a este digno joven. Todo me encanta en l. Especialmente la decisin de vivir su propia vida en sus valles solariegos.Claudia.Se me parte el corazn, cuando pienso en ello. Vamos a perder para siempre a nuestra nica y amada hija?Odoardo.A qu llamas t perderla? A saber que est en brazos del amor? No confundas tu gozo de estar con ella con su felicidad. Ests resucitando mi viejo recelo de que fue ms el mundanal ruido, la diversin y el estar cerca de la corte, que la necesidad de darle una educacin slida a nuestra hija, lo que motiv tu decisin de quedarte aqu con ella, en la ciudad... lejos de un marido y un padre que tanto os ama.Claudia.Eres injusto, Odoardo! Pero djame ahora que te diga algo en favor de esa ciudad, a favor de estar cerca de la corte, de esto que tanto odia tu rigurosa virtud. Aqu, slo aqu poda unir el amor a los que haban nacido el uno para el otro. Slo aqu poda encontrar el conde a Emilia, y la ha encontrado.Odoardo.Lo admito. Pero, querida Claudia, tenas t razn, porque el resultado te da la razn? Muy bien que esta educacin en la ciudad haya acabado as! No pretendamos hacernos pasar por sabios, slo porque nos ha sonredo la suerte! Muy bien que eso haya acabado as! Ahora ya se han encontrado los que haban nacido el uno para el otro: ahora djales ir a donde les llaman la inocencia y la tranquilidad... Qu hara aqu el conde? Reverencias, lisonjas y adulaciones rastreras para intentar suplantar a los Marinelli? Para hacer finalmente una fortuna que no necesita? Para alcanzar finalmente unos honores que para l no seran nada? Pirro!Pirro.Diga, seor.Odoardo.Lleva mi caballo ante la casa del conde. Ir en seguida y seguir mi camino desde all. (Pirro sale.) Por qu ha de servir aqu el conde, si all puede ser l quien d las rdenes? Adems debes tener en cuenta, Claudia, que pierde todas las simpatas del prncipe a causa de nuestra hija. El prncipe me odia...Claudia.Quizs menos de lo que temes.Odoardo.Temes! Como si yo lo temiera!Claudia.Te he dicho que el prncipe vio a nuestra hija?Odoardo.El prncipe? Dnde?Claudia.En la ltima vegghia, en casa del canciller Grimaldi, que l honr con su presencia. Se mostr muy deferente con ella...Odoardo.Deferente?Claudia.Habl con ella un buen rato...Odoardo.Habl con ella?Claudia.Pareca encantado con su viveza y su ingenio...Odoardo.Encantado?Claudia.Habl de su belleza con tantos elogios...Odoardo.Elogios? Y todo esto me lo cuentas en ese tono de entusiasmo? Oh, Claudia! Madre vanidosa e imprudente!Claudia.Por qu?Odoardo.Bueno, bueno! Tambin esto ha acabado... Ah, no quiero ni imaginrmelo! Aqu es precisamente donde podra herirme mortalmente! Un lascivo que admira, que anhela... Claudia! Claudia! Slo la idea me enfurece! Deberas habrmelo dicho en seguida. Aunque hoy no quiero decirte nada desagradable. Y lo dira (mientras ella le coge la mano), si me quedara ms tiempo. Por eso, djame, djame! Adis, Claudia! Que tengis buen viaje!Escena quintaClaudia GalottiClaudia.Qu hombre! Con esa virtud tan severa! Si es que merece ese nombre. Todo le parece sospechoso, todo culpable! Si eso significa conocer a las personas... quin querr conocerlas? Aunque, dnde estar Emilia? Si es el enemigo del padre, entonces..., entonces, si le ha puesto el ojo a la hija, es nicamente para afrentarle a l?Escena sextaEmilia y Claudia GalottiEmilia (entra precipitadamente, atemorizada y confusa).Ay, menos mal! Ahora ya estoy a salvo. A no ser que me haya seguido. (Echndose el velo hacia atrs y mirando a su madre.) Es l, madre? Es l? No? Gracias a Dios!Claudia.Pero qu te pasa, hija? Qu tienes?Emilia.Nada, nada...Claudia.Y por qu ests tan asustada? Tiemblas de pies a cabeza!Emilia.Lo que he tenido que or! Y dnde, dnde he tenido que orlo!Claudia.Crea que estabas en la iglesia...Emilia.Precisamente all! Qu le importa al vicio la iglesia y el altar? Ah, madre ma! (Echndose en sus brazos.)Claudia.Habla, hija ma! Me tienes angustiada! Qu puede haberte sucedido de malo en un lugar sagrado?Emilia.Nunca hubiera debido ser tan ferviente, tan fervorosa mi plegaria como hoy; y lo ha sido menos que nunca.Claudia.Somos humanas, Emilia. El don de orar no est siempre a nuestro alcance. La voluntad de orar es para el cielo tambin una plegaria.Emilia.Y la voluntad de pecar, tambin un pecado.Claudia.sa no la habr tenido mi Emilia!Emilia.No, madre ma, tanto no me ha abandonado la gracia. Pero el vicio de otros puede convertirnos en cmplices, aun contra nuestra voluntad!Claudia.Sernate! Ordena tus pensamientos todo lo que puedas y dime de una vez lo que te ha pasado.Emilia.Apenas me haba arrodillado... lejos del altar, al revs de lo que suelo hacer, ya que haba llegado tarde... Apenas haba empezado a elevar mi corazn, cuando alguien se ha sentado detrs, muy cerca de m. Tan cerca de m! No poda apartarme ni hacia delante ni a un lado, aunque quera hacerlo, temiendo que la plegaria de otra persona pudiera estorbar la ma... Plegaria! Esto fue lo peor que poda temer... Al cabo de poco, muy cerca de mi odo, tras un profundo suspiro, ha pronunciado no el nombre de una santa... sino el nombre... no se enfade, madre ma... el nombre de su hija! Mi nombre! Hubiera deseado que el estruendo de todos los truenos me hubiera impedido seguir oyendo! Hablaba de belleza, de amor... Lamentaba que ese da, que hara mi felicidad si l no actuaba as decidira su desgracia para siempre. Me ha rogado... y yo he tenido que orlo todo. Pero sin volverme, quera hacer como si no lo oyera. Qu poda hacer, si no? Pedir a mi ngel custodio que me ensordeciera, aunque fuera para siempre! Se lo he pedido, ha sido mi nica oracin... Finalmente ha llegado el momento de levantarme. La misa haba terminado. Temblaba al pensar que deba volverme. Temblaba por tener que mirar al que se haba permitido ofenderme. Y al volverme, al mirarle...Claudia.A quin, hija ma?Emilia.Adivnelo, madre, adivnelo... Cre que me fallaba el suelo bajo los pies... A l en persona.Claudia.A quin en persona?Emilia.Al prncipe.Claudia.Al prncipe! Oh, bendita la impaciencia de tu padre, que acaba de estar aqu y no ha querido esperarte!Emilia.Mi padre ha estado aqu? Y no ha querido esperarme?Claudia.Si en medio de esta confusin le hubieras contado eso!Emilia.Qu, madre ma? De qu habra podido considerarme culpable?Claudia.De nada, igual que a m. Y a pesar de ello... Ah, no conoces a tu padre! En su ira habra confundido al inocente objeto del delito con el delincuente. En su rabia le habra parecido que yo era la causa de lo que no poda ni evitar ni prever... Pero sigue, hija ma, sigue! Cuando le reconociste... Espero que habrs tenido el valor suficiente como para expresarle con una mirada todo el desprecio que merece.Emilia.No lo he tenido, madre. Despus de la primera mirada para reconocerle, no he tenido corazn para dirigirle otra. He huido...Claudia.Y el prncipe te ha seguido...Emilia.No me he dado cuenta hasta que en el prtico he sentido que me cogan de la mano. Y era l! Por vergenza he tenido que quedarme quieta: si me hubiera soltado habra avivado la atencin de los transentes hacia nosotros. sta ha sido la nica reflexin de la que he sido capaz... o de la que ahora me acuerdo. Ha dicho algunas cosas y yo le he contestado. Pero lo que l ha dicho, lo que le he contestado... si me viene a la memoria, ya se lo explicar, madre. Ahora no me acuerdo de nada. Me haban abandonado los sentidos. Me es imposible recordar cmo me he librado de l y cmo he salido del prtico. En la primera imagen que recuerdo me veo de nuevo en la calle y oigo que me persigue y entra conmigo en casa y sube conmigo la escalera...Claudia.El temor tiene su propio sentido, hija ma! Nunca olvidar el aspecto que ofrecas al entrar... No, no debera haberse atrevido a seguirte... Seor! Seor! Si lo llegara a saber tu padre! Con lo que se ha enfadado cuando le he dicho que el prncipe te haba visto hace poco y que no le habas desagradado! Pero tranquilzate, hija. Considera lo que te ha pasado como un sueo. Todava tendr menos consecuencias que un sueo. Hoy te libras de una vez de todas las insidias.Emilia.Pero el conde debe saberlo, verdad, madre? Debo decrselo.Claudia.Por nada del mundo! Para qu? Por qu? Quieres inquietarle sin motivo alguno? Y aunque no se inquietase ahora, has de saber, hija, que un veneno que no acta inmediatamente, no por ello es menos peligroso. Lo que no hace mella en el enamorado, puede hacerla en el esposo. Al enamorado incluso podra adularle eclipsar a un rival tan importante. Pero cuando ya lo ha conseguido... Ay, nia! El enamorado se convierte a menudo en una criatura completamente diferente. Que tu buena estrella te libre de tal experiencia.Emilia.Ya sabe, madre, que siempre sigo de buen grado todos sus consejos... Pero y si se enterara por otra persona de que el prncipe me ha hablado hoy? No aumentara mi silencio su recelo, tarde o temprano? Creo que sera mejor no tener secretos para l.Claudia.Debilidad! Debilidad de enamorada! No, hija ma, de ningn modo! No le digas nada. Que no note nada!Emilia.As lo har, madre! No tengo ms voluntad que la suya... Ah! (Con un profundo suspiro.) Ya vuelvo a sentirme bien. Qu boba soy, qu temerosa! Verdad, madre? Me hubiera podido comportar de manera bien diferente y de todas formas sin exponerme a nada.Claudia.No quera decrtelo, hija, antes de que te lo dijera tu propio sano juicio. Y saba que te lo iba a decir tan pronto como volvieras a ser t misma... El prncipe es galante. T ests poco acostumbrada al lenguaje de la galantera, en el que las palabras no significan nada. En este lenguaje una cortesa se convierte en un sentimiento, una adulacin en una promesa, una idea en un deseo, un deseo en un propsito. Nada suena en este lenguaje como todo, y todo es en l lo mismo que nada. Emilia.Oh, madre! As habr hecho un espantoso ridculo con mis temores. Ciertamente, no le voy a contar nada de esto a mi buen Appiani. Podra creer que soy ms vanidosa que virtuosa. Huy, que viene! Es l, conozco su paso!Escena sptimaEl conde Appiani. Las anterioresAppiani (entra pensativo, con los ojos bajos y se acerca, sin verlas; hasta que Emilia sale a su encuentro).Oh, amada ma! No esperaba encontrarla en la antesala. Emilia.Deseara que estuviera ms alegre, conde, incluso all donde no esperara encontrarme... Tan ceremonioso, tan serio? No merece el da de hoy un nimo ms alegre? Appiani.El que ms lo merece de toda mi vida. Pero colmado de tanta felicidad para m... tal vez esta misma felicidad sea la que me pone tan serio o, como usted dice, seorita, tan ceremonioso... (Al ver a la madre.) Ah, tambin est usted aqu, seora..., a quien pronto podr llamar con un nombre ms ntimo! Claudia.Que ser mi mayor orgullo! Qu dichosa eres, Emilia! Por qu no habr querido tu padre compartir este momento feliz con nosotros? Appiani.Ahora mismo acabo de estrecharle entre mis brazos o, mejor dicho, l a m entre los suyos. Qu hombre, Emilia, su padre! Ejemplo de todas las virtudes masculinas! Su presencia inspira los ms altos sentimientos en mi alma! Nunca es tan viva mi decisin de ser siempre bueno, de ser siempre noble, como cuando le veo... o cuando pienso en l. Y cmo sino con el cumplimiento de esta decisin puedo merecer el honor de llamarme su hijo..., de ser suyo, Emilia?Emilia.Pero no ha querido esperarme! Appiani.Me atrevo a pensar que ha sido porque, en una visita tan breve, su Emilia le habra conmovido demasiado, se habra adueado demasiado de su corazn.Claudia.Crea encontrarte ocupada atavindote con tus galas nupciales y le he dicho...Appiani.Lo que me ha dicho tambin a m y ha provocado mi ms tierna admiracin... Ha hecho bien, Emilia. Estoy seguro de que tendr una esposa devota y que no se enorgullece de su devocin.Claudia.Pero, hijos mos, no por hacer una cosa hay que abandonar las otras. El tiempo apremia, vamos, Emilia!Appiani.Qu dice usted, seora?Claudia.No pretender llevarla al altar... as, tal como est, verdad, seor conde?Appiani.Cierto, ahora me doy cuenta... Quin puede verla a usted, Emilia, y adems fijarse en sus galas? Y por qu no as, tal como est?Emilia.No, querido conde, as no, no del todo as. Aunque tampoco mucho ms engalanada, no demasiado. En un momento estar lista! Ninguna, ninguna de las joyas del ltimo obsequio de su esplndida generosidad. Nada, absolutamente nada que haga juego con esas joyas. Podra odiarlas, si no vinieran de usted. Porque he soado tres veces con ellas.Claudia.Ah, de eso no s nada!Emilia.He soado que las llevaba, que de repente cada una de sus piedras se converta en una perla... Pero las perlas, madre, las perlas significan lgrimas.Claudia.Hija! El significado es ms ilusorio que el sueo. No habas preferido siempre las perlas a las piedras?Emilia.S, madre, ciertamente...Appiani (meditabundo y melanclico).Significan lgrimas... significan lgrimas!Emilia.Cmo? Usted se fija en eso? Usted?Appiani.S, debera avergonzarme... Pero si la imaginacin est predispuesta a concebir visiones tristes...Emilia.Y por qu lo est? A ver si adivina lo que he pensado! Qu llevaba yo, qu aspecto tena el da que le gust por primera vez? Lo recuerda todava?Appiani.Claro que lo recuerdo! En mis pensamientos no la veo de otra forma, y la veo as incluso cuando no la veo.Emilia.Pues, un vestido del mismo color, del mismo estilo, vaporoso y libre...Appiani. Magnfico!Emilia.Y el cabello...Appiani.Con su propio brillo castao, con los rizos que le ha dado la naturaleza...Emilia.Sin olvidar la rosa entre ellos! Muy bien, muy bien! Tenga un poco de paciencia y en un momento estar as ante usted!Escena octavaEl conde Appiani, Claudia GalottiAppiani (siguindola con la mirada y con el semblante abatido).Perlas significan lgrimas! Un poco de paciencia! S, si el tiempo estuviera fuera de nosotros. Si un minuto del reloj no pudiera convertirse en aos para nosotros...! Claudia.La observacin de Emilia, seor conde, fue tan repentina como cierta. Hoy est usted ms serio que de costumbre. A slo un paso de ver cumplidos sus deseos... Va a lamentar, seor conde, que sta fuera la meta de sus deseos?Appiani.Ah, madre!, y usted puede recelar de su hijo? Pero es cierto, hoy estoy ms confuso y hosco que de costumbre... Pero tenga en cuenta que un paso para llegar a la meta en el fondo es lo mismo que no haber partido todava... Todo lo que veo, todo lo que oigo, todo lo que sueo en los ltimos das me va predicando esta verdad. Precisamente esta idea se encadena a cualquier otra que debo y quiero tener. Por qu? No lo entiendo...Claudia.Me intranquiliza, seor conde...Appiani.Y una cosa se aade a la otra! Estoy irritado, irritado con mis amigos, conmigo mismo...Claudia.Por qu?Appiani.Mis amigos insisten en que informe de mi boda al prncipe antes de celebrarla. Convienen conmigo en que yo no tengo la obligacin de hacerlo, pero aaden que el respeto hacia l lo impone... Y he sido suficientemente dbil para prometrselo. Hace un momento todava quera ir a verle. Claudia (atnita).Al prncipe?Escena novenaPirro, en seguida Marinelli y los anterioresPirro.Seora, el marqus de Marinelli est ah y pregunta por el seor conde.Appiani.Por m?Pirro.Ya est aqu. (Le abre la puerta y sale.)Marinelli.Le ruego que me disculpe, seora. Mi seor conde, he ido a su casa y me han dicho que le encontrara aqu. Tengo un encargo urgente para usted... Seora, le repito mis disculpas; es slo cuestin de unos minutos.Claudia.Que yo no quiero alargar. (Le hace una reverencia y sale.)Escena dcimaMarinelli. AppianiAppiani.Usted dir, seor.Marinelli.Vengo de parte del prncipe.Appiani.Qu rdenes trae?Marinelli.Es para m un gran orgullo ser el portador de gracia tan especial... Y si el conde Appiani no quiere ignorar que soy uno de sus mejores amigos...Appiani.Sin ms prembulos, por favor.Marinelli.Pues bien! El prncipe debe enviar en seguida un plenipotenciario al duque de Massa, con motivo de su boda con la princesa, su hija. Ha meditado largamente, a quin deba nombrar. Finalmente la eleccin ha recado en usted, seor conde.Appiani.En m?Marinelli.Y sin querer mostrarme orgulloso de mi amistad no sin mi colaboracin...Appiani.Realmente me pone en un aprieto tenrselo que agradecer... Haca ya tiempo que no esperaba que el prncipe me hiciera la gracia de solicitar mis servicios.Marinelli.Me ha asegurado que ha sido nicamente por falta de una oportunidad digna. Y si sta no la considera suficientemente digna de un hombre como el conde Appiani, ciertamente es que mi amistad se ha precipitado.Appiani.No hace ms que repetir amistad, amistad. Con quin estoy hablando? Nunca hubiera soado con la amistad del marqus de Marinelli...Marinelli.Reconozco mi error, seor conde, mi imperdonable error de pretender ser su amigo sin su consentimiento... Pero, en esta ocasin qu importa eso? La gracia del prncipe, el honor que le concede, siguen siendo lo que cuenta y no dudo que aceptar con sumo placer.Appiani (tras una cierta reflexin).S, claro.Marinelli.Bien, pues vamos.Appiani.Adonde ?Marinelli.A Dosalo, ah est el prncipe... Todo est preparado y usted debe partir hoy mismo.Appiani.Qu dice usted? Hoy mismo?Marinelli.Y mejor ahora mismo que dentro de una hora. El asunto es de la mxima urgencia.Appiani.De veras? Si es as, siento mucho no poder aceptar el honor que me ha querido conceder el prncipe.Marinelli.Cmo?Appiani.Hoy no puedo partir... ni maana... ni tampoco pasado maana...Marinelli.Estar bromeando, seor conde.Appiani.Con usted?Marinelli.Incomparable! Si la broma es para el prncipe, todava es mucho ms graciosa... No puede?Appiani.No, seor, no... Y espero que el prncipe mismo aceptar mi disculpa.Marinelli.Estoy en ascuas por conocerla.Appiani.Oh, algo sin importancia! Mire usted, hoy mismo me caso.Marinelli.Y... Por eso?Appiani.Por eso? Por eso? Su pregunta es extremadamente ingenua.Marinelli.Hay precedentes, seor conde, de bodas que se han aplazado... Ciertamente no creo que eso pueda ser agradable ni para el novio ni para la novia. Incluso puede producir cierta contrariedad. Pero yo crea que la orden del seor...Appiani.La orden del seor? Del seor? Un seor al que uno mismo ha escogido, no es propiamente mi seor... Admito que usted deba obediencia ciega al prncipe. Pero no yo... Yo vine a su corte voluntariamente. Quera tener el honor de servirle, pero no convertirme en su esclavo. Soy vasallo de un ms alto seor.Marinelli.Ms alto o menos alto, un seor es un seor.Appiani.Con usted voy a discutir de eso! Basta. Dgale al prncipe lo que le he dicho..., que lamento no poder aceptar su gracia, porque precisamente hoy celebro una unin que ha de colmar mi felicidad.Marinelli.No quiere hacerle saber al mismo tiempo con quin?Appiani.Con Emilia Galotti.Marinelli.Con la hija de esta casa?Appiani.De esta casa.Marinelli.Hummm! Hummm!Appiani.Cmo dice?Marinelli.Pensaba que as todava podra haber menos dificultades en aplazar la ceremonia hasta su regreso.Appiani.La ceremonia? Slo la ceremonia?Marinelli.A los buenos de sus padres no les vendr de un da.Appiani.A los buenos de sus padres?Marinelli.Y Emilia le aguardar, sin duda alguna.Appiani.Sin duda alguna? De lo que no hay duda es... de que es usted un insolente!Marinelli.Cmo se atreve, conde?Appiani.Por qu no?Marinelli.Por todos los cielos! Hablaremos de eso.Appiani.Bah! Malicia tiene el insolente, pero...Marinelli.Maldicin! Conde, exijo una reparacin.Appiani.Por supuesto.Marinelli.Y quisiera que fuese en este momento..., slo que no tengo ganas de estropearle el da a un novio tan carioso.Appiani.Qu buen corazn! Nada de eso! Nada de eso! (Cogindole de la mano.) A Massa realmente no ir hoy como enviado, pero para dar un paseo con usted s tengo tiempo. Vamos, vamos!Marinelli (se suelta y sale).Un poco de paciencia, conde, un poco de paciencia!Escena undcimaAppiani, Claudia GalottiAppiani.Vete, miserable! Ah! Esto me ha sentado bien. La sangre vuelve a circular por mis venas. Me siento mucho mejor.Claudia (deprisa y preocupada).Por Dios! Seor conde... He odo una fuerte discusin... Tiene el rostro encendido. Qu ha sucedido?Appiani.Nada, seora, absolutamente nada. El camarlengo Marinelli me ha prestado un gran servicio. Me ha eximido de visitar al prncipe.Claudia.De veras?Appiani.As podremos partir antes. Voy a buscar a los mos y en seguida vuelvo a estar aqu. Emilia se habr arreglado entretanto.Claudia.Puedo estar tranquila, seor conde?Appiani.Completamente tranquila, seora. (Ella entra y l sale.)ACTO TERCEROLa escena representa una antesala del palacio de recreo del prncipe.Escena primeraEl prncipe, MarinelliMarinelli.En vano; ha rechazado el honor que se le conceda con el mayor desprecio.El prncipe.As que mantiene sus planes? Sigue adelante? Y as Emilia ser suya hoy mismo?Marinelli.As parece.El prncipe.Yo que tanto me prometa de su ocurrencia! Quin sabe las insensateces que habr cometido. Si un necio acierta por una vez a dar un buen consejo, la accin debe llevarla a cabo un hombre sensato. Hubiera debido pensar en ello.Marinelli.sa s que es una buena recompensa!El prncipe.Y por qu debera recompensarle?Marinelli.Por haber estado dispuesto a exponer mi vida en el intento... Cuando he visto que no poda convencer al conde ni con argumentos ni con burlas de que deba anteponer el honor a su amor, he intentado provocarle. Le he dicho cosas que le han insolentado. Ha proferido ofensas contra m y yo le he exigido una reparacin... y se la he exigido al instante. He pensado: t a m o yo a ti. Si yo a l: nos dejaba el campo libre; si l a m: bueno, en tal caso, l debera huir y el prncipe por lo menos ganara tiempo.El prncipe.Estaba dispuesto a hacer esto, Marinelli?Marinelli.Ah! Se debera saber de antemano, si uno est dispuesto a sacrificarse por los grandes hasta llegar a la imprudencia... Se debera saber de antemano, cmo le sera reconocido. El prncipe.Y el conde? Tiene fama de no dejarse decir algo as dos veces. Marinelli.Segn por quin, sin duda. Quin se lo puede criticar? Me ha contestado que hoy tena algo ms importante que hacer que partirse la cabeza conmigo. Entonces me ha citado para una semana despus de la boda. El prncipe.Con Emilia Galotti! Esta idea me enfurece! Entonces lo ha aceptado y se ha ido... y viene y se vanagloria de haber expuesto la vida por m, de sacrificarse por m... Marinelli.Pero qu ms habra podido hacer, seor? El prncipe.Qu ms? Como si hubiera hecho alguna cosa! Marinelli.Pues diga usted, seor, qu ha hecho por s mismo? Se ha sentido tan feliz de hablarle en la iglesia. Qu ha convenido con ella? El prncipe (desdeoso).Por curiosidad que no falte! Y me complace satisfacrsela... Oh, fue todo a pedir de boca... No hace falta que siga esforzndose, mi servicial amigo! Se mostr medio complaciente con mis pretensiones. Ya hubiera podido llevrmela al momento. (Fro e imperativo.) Ahora ya sabe lo que quera saber... Puede retirarse! Marinelli.Puede retirarse! S, s, ste es el final. Y lo sera aun en el caso de que yo quisiera intentar lo imposible. Lo imposible digo? Tan imposible no sera, aunque atrevido! Si tuviramos a la novia en nuestro poder, yo me hara responsable de que la boda no se celebrase. El prncipe.Ah! De qu no se hara responsable se! Slo faltara que le confiara el mando de mi guardia personal, preparara una emboscada en el camino, con cincuenta hombres asaltara un coche, del que arrancara a una muchacha y me la traera en seal de triunfo.Marinelli.Alguna vez ha sido secuestrada violentamente una muchacha, sin que haya parecido un secuestro violento.El prncipe.Si fuera capaz de hacerlo, no estara aqu hablando tanto.Marinelli.Pero del resultado no habra que asumir responsabilidades... Podran surgir contratiempos...El prncipe.Y yo acostumbro a permitir que alguien se haga responsable de cosas que no puede controlar!Marinelli.As pues, seor... (Se oye un disparo a lo lejos.) Ah, qu ha sido eso? He odo bien? No ha odo usted tambin un disparo, seor? Y ahora otro!El prncipe.Qu pasa? Qu sucede?Marinelli.Qu cree usted? Y si yo fuera ms activo de lo que usted cree?El prncipe.Ms activo? Explquese.Marinelli.En pocas palabras: sucede lo que le he dicho.El prncipe.Es posible?Marinelli.No se olvide, prncipe, de lo que me acaba de asegurar. Tengo su palabra de nuevo.El prncipe.Pero las disposiciones son...Marinelli.Las nicas que se podan tomar! Su realizacin ha sido encomendada a gente en la que puedo confiar. El camino pasa junto a la empalizada del vedado de caza. All una parte habr asaltado el coche, aparentemente para desvalijarlo. Y otra parte, entre los que se encuentra uno de mis criados, acudir corriendo desde el vedado, aparentemente para ayudar a las vctimas. Durante la refriega que simularn mantener ambas partes, mi criado coger a Emilia, como si quisiera salvarla, y a travs del vedado la conducir al palacio. Esto es lo convenido. Qu me dice ahora, prncipe?El prncipe.Me sorprende extraordinariamente... Y siento una inquietud... (Marinelli se acerca a la ventana.) Qu est mirando?Marinelli.Por ah fuera debe de estar... S! Y un enmascarado viene a toda prisa desde la empalizada... sin duda para anunciarme el xito. Aljese, seor.El prncipe.Ah, Marinelli!Marinelli.Y bien? Ahora he hecho demasiado y antes haba hecho poco, no es verdad?El prncipe.No es eso, pero no preveo cmo puede acabar todo eso...Marinelli.Prever? Mejor actuar de una vez. Rpido, aljese... Que no le vea el enmascarado. (El prncipe sale.)Escena segunda

Marinelli y poco despus AngeloMarinelli (acercndose de nuevo a la ventana).Por all va el coche lentamente, regresa a la ciudad. Tan lento? Y con un criado en cada puerta? Son seales que no me gustan. A ver si el golpe slo se habr logrado a medias..., si trasladan lentamente a un herido... y no a un muerto... El enmascarado ya esta aqu... Es el mismo Angelo... El temerario! A fin de cuentas, aqu es l quien mejor conoce los atajos... Me hace una seal. Debe de estar muy seguro de lo que hace... Ah, seor conde, no quera ir a Massa y ahora debe hacer un camino mucho ms largo! Quin le ense cmo eran los insolentes? (Dirigindose hacia la puerta.) Ciertamente son maliciosos... Y bien, Angelo?Angelo (quitndose la mscara).Alerta, seor camarlengo! Van a traerla en seguida!Marinelli.Y cmo ha ido todo?Angelo.Creo que bastante bien.Marinelli.Y el conde?Angelo.Pues como me ha ordenado. Pero deba de estar sobre aviso, pues no iba desprevenido del todo.Marinelli.Rpido, dime lo que tienes que decirme! Est muerto?Angelo.Lo siento por el buen seor.Marinelli.Toma, para tu compasivo corazn! (le da una bolsa llena de oro).Angelo.Adems, mi pobre Nicolo ha tenido que pagar el pato.Marinelli.Ah, s? Prdidas por ambos bandos?Angelo.Cunto lo siento por l, era un buen chico! Aunque su muerte mejora mi parte de eso (sopesando la bolsa en la mano). Su cuarta parte me corresponde, ya que soy su heredero, porque le he vengado. sta es nuestra ley, la mejor, creo yo, que se ha podido hacer para la fidelidad y la amistad. Ese Nicolo, seor camarlengo...Marinelli.Ya basta con tu Nicolo! El conde, el conde!Angelo.Rayos! El conde lo haba alcanzado y yo, a mi vez, he alcanzado al conde... Ha cado y aunque todava estaba vivo al llegar al coche, le garantizo que no saldr vivo de l.Marinelli.Espero que todo eso sea cierto.Angelo.Que pierda yo su favor, si eso no es cierto! Tiene algo ms que ordenarme? Porque tengo un largo camino por delante; queremos pasar la frontera hoy mismo.Marinelli.Pues vete.Angelo.Si hay algo nuevo, seor camarlengo..., usted ya sabe dnde me puede avisar. Lo que se atreva a hacer otro, tampoco ser para m ninguna brujera. Y yo soy ms barato que cualquier otro. (Sale.)Marinelli.Bien! Pero no del todo. Ese mezquino de Angelo... Aqul bien vala otro disparo... Y cmo debe de sufrir el pobre conde! A eso se le llama ejercer su oficio de forma cruel, Angelo..., y una chapuza. Pero el prncipe no debe saber nada de eso, por ahora. Hasta que descubra por s mismo el beneficio que puede obtener de esta muerte... Esa muerte! Qu dara yo por estar seguro de ella!Escena terceraEl prncipe, MarinelliEl prncipe.Ah viene por la avenida. Se apresura por delante del criado. Parece que el temor pone alas en sus pies. Todava no debe de sospechar nada. Cree que se pone a salvo slo de unos bandoleros... Pero cunto puede durar eso?Marinelli.De momento la tenemos aqu.El prncipe.Y no la buscar su madre? No vendr tras ella el conde? Qu vamos a hacer entonces? Cmo se la puedo retener?Marinelli.Realmente todava no tengo respuesta para todas estas preguntas. Pero ya iremos viendo. Tenga usted paciencia, seor. El primer paso debamos darlo.El prncipe.Para qu, si luego debemos desandarlo?Marinelli.Tal vez no sea necesario. Hay mil cosas en las que podemos apoyarnos... Olvida usted lo ms importante?El prncipe.Cmo puedo olvidar lo que seguramente todava no he pensado? Lo ms importante? Qu es?Marinelli.El arte de agradar, de persuadir... que nunca le falta a un prncipe que ama.El prncipe.Nunca le falta? Excepto cuando ms lo necesita. Hoy mismo he hecho un psimo uso de este arte. Con toda suerte de lisonjas y promesas no he podido conseguir ni una sola palabra de ella. Se ha quedado muda y abatida, temblaba como una acusada que est oyendo su sentencia de muerte. Me he contagiado de su temor y tambin me he puesto a temblar, y he terminado pidindole perdn. Apenas me atrevo a volver a dirigirle la palabra... Me falta valor para estar presente, por lo menos cuando entre. La recibir usted, Marinelli. Yo estar aqu cerca escuchando cmo reacciona y vendr cuando me haya tranquilizado un poco.Escena cuartaMarinelli y poco despus su criado Battista con EmiliaMarinelli.Si ella misma no le ha visto caer... No lo debe de haber visto, si ha salido corriendo... Viene. Yo tampoco quiero ser lo primero que vea aqu. (Se retira a un rincn de la sala.)Battista.Pase, pase, seorita!Emilia (sin aliento).Ah! Ah! Gracias, amigo mo, se lo agradezco... Pero, Dios mo, dnde estoy? Y completamente sola? Dnde est mi madre? Y el conde? Me ha dicho que nos seguan, no? Que nos seguan en seguida...Battista.SupongoEmilia.Supone? No est seguro? No los ha visto? No han disparado incluso detrs de nosotros?Battista.Disparado? Tal vez...Emilia.Seguro! Y han alcanzado al conde o a mi madre...Battista.Voy inmediatamente a buscarlos.Emilia.No sin m. Yo tambin quiero ir, tengo que ir. Vamos, amigo mo!Marinelli (apareciendo de repente, como si acabara de llegar). Ah, seorita! Qu desgracia, o mejor dicho, qu suerte..., qu feliz desgracia nos confiere el honor...Emilia (sorprendida).Cmo? Usted aqu, seor? Estoy, pues, en su casa? Perdone usted, seor camarlengo. Hemos sido asaltados por unos bandoleros cerca de aqu. Unas buenas personas han venido en nuestra ayuda... y ese hombre de bien me ha sacado del coche y me ha trado hasta aqu. Pero me asusta ver que soy la nica que se ha salvado. Mi madre est todava en peligro. Detrs de nosotros incluso han disparado. Tal vez est muerta... y yo estoy viva? Perdone usted. Tengo que irme, tengo que volver all... donde hubiera debido quedarme.Marinelli.Tranquilcese, seorita. Todo est en orden, pronto estarn con usted las personas amadas por las que tan cariosamente se angustia... Mientras, Battista, ve a ver, apresrate, tal vez no sepan dnde est la seorita. Tal vez la estn buscando por alguna de las casas del parque. Acompalos aqu inmediatamente. (Battista sale.)Emilia.Seguro? Estn todos sanos y salvos? No les ha pasado nada? Ah, qu da de sobresaltos es ste para m! Pero no debera quedarme aqu..., debera ir corriendo a buscarlos.Marinelli.Para qu, seorita? Si est usted sin aliento, sin fuerzas, lo que debe hacer es reponerse; pase a esta habitacin, por favor, donde estar ms cmoda. Sin duda alguna, el prncipe ya habr encontrado a su apreciada y respetable madre y se la traer aqu.Emilia.Quin, dice usted?Marinelli.Nuestro prncipe mismo.Emilia (muy turbada).El prncipe?Marinelli.A la primera noticia, sali rpidamente en su ayuda. Est profundamente indignado de que se hayan atrevido a cometer semejante delito tan cerca de l, delante de sus propios ojos, como quien dice. Har perseguir a los malhechores y su castigo, si les apresan, ser ejemplar.Emilia.El prncipe! Pues, dnde estoy?Marinelli.En Dosalo, el palacio de recreo del prncipe.Emilia.Qu casualidad! Y usted cree que l mismo puede llegar en seguida? Pero en compaa de mi madre?Marinelli.Ya est aqu.Escena quintaEl prncipe, Emilia, MarinelliEl prncipe.Dnde est? Dnde? La estamos buscando por todas partes, bellsima seorita... Est usted bien? Entonces todo est bien! El conde, su madre...Emilia.Ah, seor! Dnde estn? Dnde est mi madre?El prncipe.Aqu cerca, muy cerca de aqu.Emilia.Dios mo! En qu estado voy a encontrarlos, a ella o a l, si los encuentro? Pero s, los encontrar..., aunque usted me oculta algo, seor..., presiento que me oculta...El prncipe.En absoluto, seorita... Dme el brazo, seorita, y acompeme sin miedo.Emilia (indecisa).Pero... si no les ha ocurrido nada..., si mis presentimientos me engaan..., por qu no estn ya aqu? Por qu no han venido con usted, seor?El prncipe.Venga, venga, seorita, ver cmo desaparecen todos estos fantasmas de una vez.Emilia.Qu debo hacer? (retorcindose las manos).El prncipe.Pero seorita, sospecha usted algo de m?Emilia (postrndose ante l).A sus pies, seor.El prncipe (levantndola).Estoy profundamente avergonzado... S, Emilia, merezco este mudo reproche. La forma de comportarme esta maana no tiene justificacin..., como mximo puede ser perdonada. Perdone usted mi debilidad... No hubiera debido intranquilizarla con ninguna declaracin de la que no puedo esperar nada. Pero ya he sido castigado con creces con la muda consternacin con que me ha escuchado o, mejor dicho, no me ha escuchado... Y este accidente que de nuevo, antes de que mis esperanzas se desvanezcan para siempre..., de nuevo me ofrece el placer de volver a verla y de hablar con usted..., este accidente podra considerarlo como un guio de una suerte ms propicia..., podra considerarlo como el ms maravilloso aplazamiento de mi sentencia definitiva, para poder suplicar su gracia. Mi nico propsito no se estremezca, seorita consiste en estar pendiente de su mirada. Ninguna palabra, ningn suspiro deben ofenderla. Pero no me mortifique con su desconfianza. No dude ni un solo momento del poder ms ilimitado que posee usted sobre m. Nunca se le ocurra pensar que ante m necesita la proteccin de otra persona... Y ahora venga, seorita..., ah encontrar la comodidad que ahora necesita. (Se la lleva, no sin resistencia.) Sganos, Marinelli. Marinelli.Sganos... puede significar: no nos siga. Para qu voy a seguirlos? Ya ver lo que puede conseguir de ella a solas. Lo que yo debo hacer es... impedir que sean molestados. Por el conde, espero que no. Pero por la madre, por la madre! Me extraara muchsimo que se hubiera ido tranquilamente, dejando a la hija en la estacada... Ah! Battista, qu hay?Escena sextaBattista, MarinelliBattista (a toda prisa).La madre, seor camarlengo.Marinelli.Lo que pensaba! Dnde est?Battista.Si usted no se le adelanta, llegar en un momento. Yo no tena la intencin de ir a buscarla, como usted ha aparentado ordenarme, pero de pronto he odo sus gritos desde lejos. Est siguiendo la pista de su hija, y no slo eso..., de todo nuestro plan! Toda la gente de este apartado paraje se ha congregado en tomo a ella y cada uno quiere ser el que le indique el camino. Lo que no s es si ya le han dicho que el prncipe est aqu, que usted est aqu. Qu va a hacer?Marinelli.Veamos! (Reflexiona.) No dejarla entrar, si sabe que su hija est aqu? Imposible... Realmente se le saltaran los ojos cuando vea el lobo junto al corderillo... Ojos? Se puede aguantar. Pero que el cielo se apiade de nuestros odos! Bueno, los mejores pulmones tambin se agotan, incluso los femeninos. Todas dejan de gritar cuando no pueden ms... Por otra parte, es precisamente la madre a la que hay que tener de nuestra parte... Por lo que conozco a las madres..., a la mayora las halaga convertirse en la suegra de un prncipe... Djala venir, Battista, djala venir!Battista.Escuche, escuche!Claudia Galotti (entre bastidores).Emilia! Emilia! Hija ma! Dnde ests?Marinelli.Ve, Battista, y procura alejar a esos curiosos que la acompaan.Escena sptimaClaudia Galotti, Battista, MarinelliClaudia (aparece en la puerta, mientras Battista hace intencin de salir).Ah, se es el que la sac del coche! se se la llev! Te reconozco. Dnde est? Habla, miserable!Battista.As me lo agradece?Claudia.Ah, si debo agradecrtelo, (en tono ms suave) perdname, buen hombre. Dnde est?Battista.Seora, en la mansin de los bienaventurados no podra estar mejor atendida... Mi seor la acompaar hasta ella. (Dirigindose a la gente que viene detrs.) Y vosotros, largo de aqu!Escena octavaClaudia Galotti, MarinelliClaudia.Tu seor? (Ve a Marinelli y retrocede.) Ah! se es tu seor? Usted aqu, seor? Y aqu mi hija? Y usted ser el que me acompaar hasta ella? Marinelli.Con mucho gusto, seora. Claudia.Un momento! Ahora se me ocurre que... ha sido usted, no?, el que ha venido esta maana a mi casa a ver al conde?, con el que le he dejado a solas?, con el que ha tenido una disputa?Marinelli.Disputa? Que yo sepa, no: una insignificante discusin sobre asuntos del prncipe.Claudia.Y usted se llama Marinelli?Marinelli.Marqus de Marinelli.Claudia.As estoy en lo cierto. Escuche usted, seor marqus... Marinelli ha sido... El nombre de Marinelli ha sido... acompaado de una imprecacin... No, no quiero difamar a un hombre noble... sin ninguna imprecacin..., la imprecacin la he aadido yo... El nombre de Marinelli ha sido la ltima palabra del conde moribundo.Marinelli.Del conde moribundo? Del conde Appiani? Esto, seora, es lo que ms me llama la atencin de todas sus extraas palabras. Del conde moribundo? Si quiere decir algo ms, no lo comprendo.Claudia (amarga y lentamente).El nombre de Marinelli ha sido la ltima palabra del conde moribundo! Lo comprende ahora? Al principio yo tampoco lo comprenda, aunque lo ha dicho en un tono..., en un tono! Todava lo estoy oyendo! Dnde tena yo la cabeza, para no comprender en seguida ese tono?Marinelli.Y bien, seora? He sido amigo del conde desde hace mucho tiempo, su amigo ms ntimo. Por eso, si me ha nombrado al morir...Claudia.Con ese tono? No lo puedo imitar ni lo puedo explicar, pero lo deca todo. Todo! Qu? Bandoleros eran los que nos han asaltado? Asesinos eran, asesinos a sueldo! Y Marinelli, Marinelli ha sido la ltima palabra del conde moribundo! Y en un tono!Marinelli.En un tono? Dnde se ha visto, acusar a un hombre de bien por un tono percibido en un momento de espanto?Claudia.Ah, si pudiera reproducirlo ante un tribunal, ese tono! Pero, pobre de m! Con eso me olvido de mi hija... Dnde est? Cmo? Tambin muerta? Qu culpa tena mi hija de que Appiani fuera tu enemigo?Marinelli.Perdono a la angustiada madre... Venga, seora..., su hija est aqu, en una de las habitaciones contiguas, y seguramente ya se habr repuesto por completo del susto. Con la ms afectuosa atencin se est ocupando de ella el prncipe en persona.Claudia.Quin? Quin en persona?Marinelli.El prncipe.Claudia.El prncipe? De veras dice usted el prncipe? Nuestro prncipe?Marinelli.Cul, si no?Claudia.Ahora caigo! Ay, desdichada de m! Y su padre! Su padre! Maldecir el da de su nacimiento. Me maldecir a m.Marinelli.Por todos los cielos, seora! Qu se le ocurre ahora?Claudia.Ahora est todo claro! No es verdad? Hoy en el templo... ante los ojos de la ms pura... en presencia del eterno..., ah comenz la jugada! Ah estall! (A Marinelli.) Oh, asesino! Cobarde, vil asesino! Sin el valor necesario para matar con tu propia mano, pero lo bastante indigno para asesinar a fin de satisfacer la voluptuosidad de otro..., para mandar asesinar! La escoria de los asesinos! Los asesinos leales no te aceptarn entre ellos! A ti, a ti! S!, por qu no he de escupirte a la cara toda mi amargura, toda mi saa, en una palabra? A ti, a ti! Alcahuete!Marinelli.Est fantaseando, buena mujer. Pero por lo menos modere este salvaje gritero y tenga en consideracin dnde est.Claudia.Dnde estoy? Que tenga en consideracin dnde estoy? Qu le importa a la leona, a la que acaban de robar sus cachorros, en qu selva est rugiendo?Emilia (entre bastidores).Ah, mi madre! Oigo a mi madre!Claudia.Su voz? Es ella! Me ha odo, me ha odo. Por eso no tena que gritar? Dnde ests, hija ma? Ya voy, ya voy! (Entra corriendo en la habitacin y Marinelli la sigue.)ACTO CUARTOLa misma escena.Escena primeraEl prncipe, MarinelliEl prncipe (saliendo de la habitacin de Emilia).Venga, Marinelli! Necesito recuperarme... y que me aclare...Marinelli.Oh, qu furiosa estaba la madre! Ja, ja, ja!El prncipe.Se re?Marinelli.Si usted hubiera visto, prncipe, lo enfurecida que se ha puesto la madre, aqu, en esta sala... Ya ha debido de or sus gritos! Y se ha tranquilizado de golpe cuando le ha visto a usted... Ja, ja! S perfectamente que no hay madre que quiera arrancar los ojos a un prncipe, porque ste encuentre bonita a su hija.El prncipe.Es usted un mal observador! La hija ha cado desmayada en brazos de su madre. Por eso se ha olvidado de su rabia, no por m. Por respeto a su hija, no a m, no ha alzado la voz, no ha dicho ms claramente... lo que yo mismo prefiero no haber odo ni entendido.Marinelli.A qu se refiere, seor?El prncipe.Para qu fingir? Hablemos claro. Es cierto o no es cierto?Marinelli.Y aunque lo fuera!El prncipe.Aunque lo fuera? Luego, es cierto? Est muerto? Muerto? (Amenazante.) Marinelli! Marinelli!Marinelli.Y bien?El prncipe.Por Dios! Por el Dios justiciero, que yo soy inocente de esta sangre! Si me hubiera dicho antes que esto le costara la vida al conde... No, no! Aunque me hubiera costado mi propia vida!Marinelli.Si se lo hubiera dicho antes? Como si su muerte hubiera estado en mi plan! Le haba recomendado encarecidamente a Angelo que evitara cualquier dao a nadie. Todo habra sucedido sin la menor violencia, si el conde no se hubiera permitido iniciarla. Fue l quien mat a uno de un tiro sin rodeos.El prncipe.Ciertamente, debera habrselo tomado a broma!Marinelli.Entonces Angelo mont en clera y veng la muerte de su compaero...El prncipe.Realmente, es lo ms natural!Marinelli.Bastante se lo he recriminado ya.El prncipe.Recriminado? Qu amable! Advirtale que si se deja sorprender en mi territorio, puede que mi recriminacin no sea tan amable.Marinelli.Muy bien! Yo y Angelo; intencin y casualidad: da lo mismo. Aunque fue la condicin previa, fue pactado previamente que no se me hara responsable de ninguno de los accidentes que se pudieran producir...El prncipe.Que se pudieran producir... Pudieran, dice usted? O debieran?Marinelli.Cada vez mejor! Pero, seor, antes de que resuma en una sola palabra el concepto que tiene de m, permtame una reflexin. La muerte del conde me es totalmente indiferente. Yo le haba retado, l me deba una reparacin; se ha ido de este mundo sin habrmela ofrecido y mi honor queda mancillado. Admitiendo que en otras circunstancias yo pudiera dar lugar a la sospecha que usted abriga contra m, pero en estas... (Con afectado furor.) Quien se atreva a pensar esto de m...!El prncipe (cediendo).Bueno, bueno...Marinelli.Slo quisiera que estuviera vivo, que todava viviera! Por ello dara todo lo que tengo en este mundo..., (amargamente) incluso dara por ello la gracia de mi prncipe, esta inestimable gracia que por ningn otro motivo me dejara perder...El prncipe.Entiendo. Bueno, bueno. Su muerte fue un accidente, un puro accidente. Usted me lo asegura y yo me lo creo... Pero quin ms? Tambin la madre? Tambin Emilia? Tambin el mundo?Marinelli (fro).Difcilmente.El prncipe.Y si no se lo creen, qu van a creer? Se encoge de hombros? A su Angelo le van a considerar el instrumento y a m el culpable...Marinelli (an ms fro).Bastante probable.El prncipe.A m! A m mismo! O tendr que abandonar de inmediato mis pretensiones respecto a Emilia...Marinelli (con total indiferencia).Lo que tambin hubiera debido hacer... si el conde todava viviera.El prncipe (colrico, aunque serenndose en seguida).Marinelli! No me haga perder la calma. Si dice que es as, digamos que es as. Y con ello slo quiere decir que la muerte del conde es una suerte para m, lo mejor que me poda pasar, lo nico que poda favorecer mi amor. Y siendo as... no importa cmo se haya producido! Un conde ms o menos en el mundo! Lo interpreto bien? De acuerdo! Tampoco a m me asusta un pequeo delito. Pero, amigo mo, en todo caso debe ser un pequeo delito, pequeo, silencioso, eficaz. Y el nuestro no parece precisamente ni silencioso ni eficaz. Tal vez haya limpiado el camino, pero al mismo tiempo lo ha obstruido. Todo el mundo nos lo dira en la cara... aunque no lo hubiramos cometido! Y todo eso slo a causa de su sabio y magnfico plan, no?Marinelli.Si usted lo ordena as...El prncipe.A causa de qu, si no? Exijo una explicacin!Marinelli.Se carga ms en mi cuenta de lo que corresponde.El prncipe.Una explicacin, le exijo!Marinelli.Pues bien! Qu hay que objetar a mi plan? Que la clara sospecha de este accidente recaiga sobre el prncipe? O en la jugada maestra que l mismo tuvo la gracia de aadir a mi plan?El prncipe.Yo?Marinelli.Permtame que le diga que el paso que ha dado esta maana en la iglesia a pesar de todo el comedimiento con que lo ha dado..., a pesar de que inevitablemente deba darlo, que ese paso no estaba previsto en el baile.El prncipe.Y qu es lo que ha echado a perder?Marinelli.Ciertamente no todo el baile, pero para empezar el ritmo.El prncipe.Hummm...! Le entiendo bien?Marinelli.Pues en pocas palabras: al encargarme de la cuestin, Emilia no saba nada del amor del prncipe, verdad? La madre de Emilia, todava menos. Y si yo hubiera urdido el plan a partir de esta circunstancia y entretanto el prncipe hubiera minado los cimientos?El prncipe (dndose una palmada en la frente).Maldicin!Marinelli.Si l mismo ha delatado sus intenciones?El prncipe.Maldita ocurrencia!Marinelli.Si no las hubiera delatado, ciertamente me gustara saber de qu parte de mi plan madre o hija podan concebir la ms mnima sospecha.El prncipe.Pues tiene usted razn.Marinelli.En esto s que hago mal.... Si me disculpa, seor...Escena segundaBattista, El prncipe, MarinelliBattista (deprisa).La condesa acaba de llegar.El prncipe.La condesa? Qu condesa?Battista.Orsina.El prncipe.Orsina? Marinelli! Orsina? Marinelli!Marinelli.Me sorprende tanto como a usted mismo.El prncipe.Ve, corre, Battista, no la dejes pasar. No estoy aqu. Para ella no estoy aqu. Que regrese al momento. Ve, corre! (Battista sale.) Qu quiere esa loca? Cmo se atreve? Cmo sabe que estamos aqu? Tal vez venga a espiar. Tal vez ya se haya enterado de algo... Ah, Marinelli! Diga algo, conteste! Se ha ofendido el que quiere ser mi amigo? Se ha ofendido por una insignificante disputa? Tengo que pedirle perdn?Marinelli.Ah, prncipe, en cuanto vuelve a ser usted, vuelvo a estar a su disposicin con toda mi alma! La llegada de Orsina es para m un enigma, igual que para usted. Pero difcilmente admitir no ser recibida. Qu piensa hacer?El prncipe.De ningn modo hablar con ella..., retirarme...Marinelli.Bien, pues rpido. Yo la recibir...El prncipe.Pero slo para decirle que se vaya... No se deje persuadir por nada que diga. Aqu tenemos otras cosas que hacer...Marinelli.Oh, no, prncipe! Esas otras cosas ya estn hechas. Anmese! Las que falten se arreglarn solas. Pero, si ya la oigo. Dse prisa, prncipe! Ah (sealando un gabinete, hacia el que se dirige El prncipe), si quiere nos podr escuchar... Me temo, me temo que no ha venido en el momento ms propicio para ella.Escena terceraLa condesa Orsina, MarinelliOrsina (sin ver, al principio, a Marinelli).Qu es esto? Nadie acude a recibirme, excepto un insolente que incluso pretenda privarme la entrada? Estoy en Dosalo, no? En Dosalo, donde siempre sala a mi encuentro todo un ejrcito de aduladores; donde me esperaban amor y placeres. El lugar es el mismo, pero cmo es posible? Ah, ah est Marinelli! Qu bien que haya acompaado al prncipe! No, no tan bien. Lo que tengo que tratar con l, quisiera tratarlo con l solo. Dnde est?Marinelli.El prncipe, condesa?Orsina.Quin, si no?Marinelli.Usted supone que est aqu? Sabe que est aqu? l, por lo menos, no supone que la condesa Orsina est aqu.Orsina.No? No ha recibido mi carta esta maana?Marinelli.Su carta? Ah, s, recuerdo que ha mencionado una carta de usted.Orsina.Y bien? No le he pedido en mi carta una cita para hoy, aqu en Dosalo? Es cierto que no ha tenido a bien contestarme por escrito, pero me he enterado de que una hora ms tarde realmente ha partido hacia Dosalo. He credo que era una respuesta suficiente y he venido.Marinelli.Qu extraa casualidad!Orsina.Casualidad? Le acabo de decir que lo hemos acordado. Vaya, como si lo hubiramos acordado. Por mi parte, la carta, por la suya, el hecho. Cmo se queda as, seor marqus! Qu cara pone! Se extraa esa cabecita? De qu?Marinelli.Ayer pareca tener toda la intencin de no volver a ver jams al prncipe.Orsina.Las mejores ideas vienen de repente. Dnde est? Dnde est? Apostara a que est en la habitacin donde he odo un vocero, un gritero. Quera entrar y el estpido del criado me lo ha impedido.Marinelli.Queridsima condesa...Orsina.Eran gritos femeninos. A que s, Marinelli? Oh, dgamelo, dgamelo! Si soy su queridsima condesa... Maldita chusma de cortesanos! Mienten ms que hablan! Pero qu importa si me lo dice de antemano o no? Ya lo ver yo misma. (Hace intencin de salir.)Marinelli.Adonde?Orsina.Donde debera estar hace rato. Cree usted oportuno hacer antesala diciendo sandeces con usted, mientras el prncipe me est esperando en su aposento?Marinelli.Se equivoca, condesa. El prncipe no la est esperando. El prncipe no puede hablar aqu con usted..., no quiere hablar con usted.Orsina.A pesar de estar aqu..., de estar aqu por mi carta?Marinelli.No por su carta...Orsina.Que l ha recibido, ha dicho usted...Marinelli.Recibido, pero no ledo.Orsina (vehemente).No la ha ledo? (Menos vehemente.) No la ha ledo? (Triste, secndose una lgrima.) Ni siquiera la ha ledo?Marinelli.Por distraccin, no por desprecio.Orsina (con orgullo).Desprecio? Quin piensa en ello? A m debe decrmelo? Intenta usted consolarme de forma muy insolente, Marinelli! Desprecio! Desprecio! A m me van a despreciar! A m! (Ms suave, hasta alcanzar un tono melanclico.) Ciertamente ya no me ama. Esto est claro. Y el lugar que ocupaba el amor en su corazn lo ocupa ahora algo diferente. Es natural. Pero por qu precisamente desprecio? Con indiferencia basta. Verdad, Marinelli?Marinelli.Por supuesto, por supuesto.Orsina (con cinismo).Por supuesto? Ay del sabio al que se le puede hacer decir lo que una quiera! Indiferencia! Indiferencia en lugar de amor? Es decir, nada en lugar de algo. Pues aprenda usted, muequito cortesano de repeticin, aprenda de una mujer que indiferencia es una palabra vaca, un puro eco, que no responde a nada. El corazn slo es indiferente respecto a aquello en lo que no piensa; slo respecto a algo que para l no es nada. Y ser slo indiferente respecto a algo que para l no es nada... equivale a no ser indiferente. Es eso demasiado elevado para ti, bobo?Marinelli (para s).Pobres de nosotros! Cun cierto es lo que me tema!Orsina.Qu est murmurando?Marinelli.Pura admiracin! Y quin no sabe, condesa, que es usted una filsofa?Orsina.Verdad que s? S, s, lo soy. Pero se me ha notado ahora que lo soy? Oh, qu vergenza, haber dejado que se me notara, y si me ha sucedido otras veces! Y todava me sorprende que el prncipe me desprecie? Cmo puede un hombre amar a una criatura que, a pesar suyo, tambin quiere pensar? Una mujer que piensa produce las mismas nuseas que un hombre que se maquilla. Rer es lo que debe hacer, nada ms que rer, para mantener siempre de buen humor al poderoso seor de la creacin. Pero de qu puedo rer ahora, Marinelli? Ah, claro! De la casualidad! Que le escriba al prncipe que venga a Dosalo; que el prncipe no lea la carta y que a pesar de ello venga a Dosalo. Ja, ja, ja! Realmente una extraa casualidad! Qu divertida! Qu graciosa! Y usted no se re, Marinelli? Compartir la risa bien puede hacerlo el poderoso seor de la creacin, aunque nosotras, pobres criaturas, no tengamos derecho a pensar. (Seria y en tono imperioso.) Venga, rase!Marinelli.En seguida, condesa, en seguida!Orsina.Torpe! Y con eso perdemos el tiempo. No, no hace falta que se ra. Pero mire usted, Marinelli, (pasando de la reflexin a la emocin) lo que tanto me hace rer, tambin tiene su parte seria..., muy seria. Como todo en este mundo! Casualidad? Considera una casualidad que el prncipe no haya pensado hablar conmigo aqu y que tenga que hablar conmigo aqu? Una casualidad? Crame, Marinelli, la palabra casualidad es una blasfemia. No hay nada de lo que acontece bajo el sol que sea casualidad... y menos todava aquello cuya intencin puede leerse claramente en los ojos. Todopoderosa, divina Providencia, perdname por haber dicho, con este insensato pecador, que era casualidad lo que es claramente tu obra, e incluso tal vez tu obra directa! (Impetuosa, a Marinelli.) No se le ocurra volverme a inducir a otra blasfemia semejante!Marinelli (para s).Esto se pone feo! Pero, condesa...Orsina.Basta de peros! Los peros obligan a pensar... y mi cabeza! Mi cabeza! (Aguantndose la frente con la mano.) Procure, Marinelli, procure que pueda hablar pronto con el prncipe, de lo contrario tal vez ya no est en condiciones... Ya ve que debemos hablar, que tenemos la necesidad de hablar...Escena cuartaEl prncipe, Orsina, MarinelliEl prncipe (saliendo del gabinete, para s).Tengo que ir en su ayuda... Orsina (le ve pero duda si debe ir a su encuentro).Ah, ah est!El prncipe (atraviesa la sala, pasa junto a ella, va hacia las otras habitaciones, sin pararse para hablar).Mira, nuestra bella condesa! Cunto lo siento, madame, no poder disfrutar hoy del honor de su visita! Estoy ocupado. Tengo visitas... En otra ocasin, querida condesa. En otra ocasin... Ahora no se entretenga ms. S, no se entretenga... Y a usted, Marinelli, le estoy esperando...Escena quintaOrsina, MarinelliMarinelli.Ha odo por s misma, condesa, lo que no quera creer de m?Orsina (consternada).Lo he... lo he odo, realmente?Marinelli.Realmente.Orsina (emocionada).Estoy ocupado. Tengo visitas. Es sa toda la excusa que yo merezco? No se echa as a la calle a cualquiera? A cualquier inoportuno, a cualquier mendigo. Para m no tiene ninguna otra mentira? Ni tan slo una pequea mentira para m? Ocupado? Con qu? Tiene visitas? Quin est con l? Venga, Marinelli, por compasin, querido Marinelli! Dgame una mentira por su propia cuenta. Qu le cuesta una mentira? Con qu est ocupado? Quin est con l? Dgame... dgame lo primero que se le ocurra... y me ir.Marinelli (para s).Con esta condicin ya puedo decirle una parte de la verdad.Orsina.Venga, rpido, Marinelli, y me voy! Adems, el prncipe ha dicho: En otra ocasin, querida condesa! No lo ha dicho? Para que me mantenga la palabra, para que no tenga excusa para no mantenerme la palabra: rpido, Marinelli, una mentira y me voy.Marinelli.El prncipe, querida condesa, realmente no est solo. Est con unas personas que no puede abandonar ni un momento; unas personas que acaban de pasar un gran peligro. El conde Appiani...Orsina.Est con l? Lstima que esa mentira no me la puedo creer. Rpido, dgame otra... Pues al conde Appiani, por si no lo sabe, le acaban de asesinar unos bandoleros. Me cruc con el coche con su cadver al salir de la ciudad. O no era l? Tal vez slo lo he soado?Marinelli.Por desgracia, no lo ha soado! Pero los dems que estaban con el conde han tenido la suerte de poder salvarse y llegar al palacio, a saber, su novia y la madre de la novia, con las que iba a Sabionetta para su feliz unin.Orsina.Ah, ellas son las que estn con el prncipe? La novia y la madre de la novia? Es bonita la novia?Marinelli.El prncipe siente mucho su desgracia.Orsina.Espero que tambin lo sentira si fuera fea. Desde luego, su destino es terrible... Pobre muchacha, precisamente cuando iba a ser tuyo para siempre, te lo arrebatan para siempre... Quin es la novia? La conozco? Hace tanto tiempo que estoy fuera de la ciudad, que no me entero de nada.Marinelli.Es Emilia Galotti.Orsina.Quin? Emilia Galotti? Emilia Galotti? Marinelli, no me haga creer que es verdad esa mentira!Marinelli.Cmo?Orsina.Emilia Galotti?Marinelli.A la que usted no debe conocer...Orsina.S, claro! Aunque de hoy mismo... En serio, Marinelli, Emilia Galotti? Emilia Galotti es la desafortunada novia a la que el prncipe est consolando?Marinelli (para s).A ver si ya le habr dicho demasiado?Orsina.Y el conde Appiani era el novio de esta novia? El Appiani que acaban de asesinar?Marinelli.El mismo.Orsina.Bravo! Oh, bravo, bravo! (Aplaudiendo.)Marinelli.Cmo?Orsina.Quisiera besar al diablo que le ha inducido!Marinelli.A quin? Inducido? A qu?Orsina.S, besarle, quisiera besarle! Aunque fuera usted mismo, ese diablo, Marinelli!Marinelli.Condesa!Orsina.Acrquese! Mreme! Directamente a los ojos!Marinelli.Y bien?Orsina.No sabe lo que estoy pensando?Marinelli.Cmo puedo saberlo?Orsina.No tiene su parte en ello?Marinelli.En qu?Orsina.Jremelo! No, no me lo jure. Podra cometer otro pecado... S, jremelo. Qu importa un pecado ms o menos para quien ya est condenado! No tiene su parte en ello?Marinelli.Me est asustando, condesa.Orsina.Seguro? No recela de nada su buen corazn?Marinelli.Qu? De qu?Orsina.Bien... As le voy a decir un secreto... Algo que le har poner todos los pelos de punta... Pero aqu, tan cerca de la puerta, podran ornos... Venga hacia aqu. Y...! (Ponindose el dedo sobre los labios.) Escuche, en secreto, en secreto! (y acercndosele al odo, como si quisiera hablar en voz baja, pero a voz en grito). El prncipe es un asesino!Marinelli.Condesa! Condesa! Ha perdido el juicio?Orsina.Si he perdido el juicio? Ja, ja, ja! (rindose a carcajadas). Raras veces o nunca he estado tan satisfecha con mi juicio como en este momento... Segursimo, Marinelli..., pero que quede entre nosotros..., (en voz baja) el prncipe es un asesino. El asesino del conde Appiani! No han sido unos bandoleros, sino los cmplices del prncipe, el prncipe lo ha matado!Marinelli.Cmo puede decir tal monstruosidad? Cmo puede imaginrsela?Orsina.Cmo? De la forma ms natural... Con esta Emilia Galotti... que est aqu con l... cuyo novio ha tenido que despedirse tan precipitadamente de este mundo... Con esta Emilia Galotti ha estado hablando un buen rato esta maana en el prtico de los dominicos. Lo s; lo han visto mis informadores; y tambin han odo lo que le ha dicho. Qu me dice ahora, seor? He perdido el juicio? Yo dira que todava relaciono bastante bien las cosas que estn en conexin. O tambin coincide todo esto por casualidad? Tambin le parece esto casualidad? Oh, Marinelli, entiende usted tan poco de la maldad humana como de la Providencia.Marinelli.Condesa, si habla, le podra costar la vida...Orsina.Si lo dijera a otras personas? Mejor, mucho mejor! Maana ir a pregonarlo en la Plaza Mayor... Y el que me contradiga..., el que me contradiga habr sido el cmplice del asesino. Adis! (Al ir a salir, se encuentra en la puerta con el viejo Galotti que entra precipitadamente.)Escena sextaOdoardo Galotti, La condesa, MarinelliOdoardo Galotti.Perdone, seora...Orsina.Yo no tengo nada que perdonar aqu, ya que aqu nada puede ofenderme. Dirjase a ese seor. (Sealando a Marinelli.)Marinelli (al verle, para s).Slo faltaba se, el viejo!Odoardo.Perdone usted, seor, a un padre que est en la mayor confusin... que pase sin haber sido anunciado.Orsina.Padre? (Se vuelve.) De Emilia, sin duda. Ah, bienvenido!Odoardo.Un criado ha corrido a mi encuentro con la noticia de que mi familia est por aqu en peligro. He venido a toda prisa y oigo decir que el conde Appiani ha sido herido y ha regresado a la ciudad, que mi esposa y mi hija han encontrado refugio en el palacio... Dnde estn, seor? Dnde estn?Marinelli.Tranquilcese, coronel. A su esposa y a su hija no les ha pasado nada, aparte del susto. Las dos se encuentran bien. El prncipe est con ellas. Voy en seguida a anunciarle.Odoardo.Por qu anunciarme? Por qu debe anunciarme?Marinelli.Por causa... a causa de... por el prncipe. Usted ya sabe, coronel, como estn las relaciones entre usted y el prncipe. No son las ms amistosas. Por deferente que haya sido la acogida que ha dispensado a su esposa y a su hija... son damas..., considerar oportuna su inesperada presencia?Odoardo.Tiene usted razn, seor, tiene usted razn.Marinelli.Pero condesa, puedo tener antes el honor de acompaarla a su coche?Orsina.Oh, no! No!Marinelli (cogindola de la mano no sin una cierta dureza).Permtame que cumpla con mi obligacin.Orsina.Despacio! Le eximo de ella, seor. Que la gente como usted siempre tengan que convertir cortesa en obligacin! Y cul no sera su obligacin, sino hacer lo menos urgente? Su obligacin consiste en anunciar cuanto antes a este hombre honrado!Marinelli.Olvida usted lo que le ha ordenado el mismo prncipe?Orsina.Pues que venga y vuelva a ordenrmelo. Le espero.Marinelli (en voz baja al coronel, en un aparte).Seor, debo dejarle con una dama que... a la que... cuyo juicio... ya me entiende. Se lo digo para que sepa qu pensar de lo que le diga, ya que a veces se le ocurren cosas muy raras. Lo mejor sera que evitase conversar con ella.Odoardo.De acuerdo. Apresrese, seor.Escena sptimaLa condesa Orsina, Odoardo GalottiOrsina (tras un breve silencio, durante el cual ha estado observando con compasin al coronel, al igual que ste a ella con una cierta curiosidad).Lo que le haya dicho ese... desdichado padre...Odoardo (medio para s, medio a ella).Desdichado?Orsina.Seguro que no era verdad, por lo menos ninguna de las que le esperan.Odoardo.De las que me esperan? Todava no s suficiente? Madame! Pero diga, diga