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Los salmos, testigos de una busqueda de plenitud en Dios 1 JOSÉ LUIS ESPINEL (Salamanca. San Esteban) La ide a de oraci6n depende del concepto de divinidad que se tenga. Si tenemos un concepto de Dios politeîsta 0 local, si pensamos en Dios coma arbitrario, esto se va a reflejar en el tipo de oraci6n. Si creemos que podemos influir en Dios mediante la magia, es decir, imponer a 10 sobrenatural nuestra voluntad por medios naturales, f6rmulas 0 ritos, tendremos una oraci6n magica y un concepto ende- ble de 10 divino. Con esa comprensi6n los romanos tenîan rezadores, que con sus gritos cansaban a los dioses favorables al ejército ene- migo, logrando que les dejaran vencer a sus protegidos. Se producîa el fen6meno que llamaban fatigare deos 2 , «fatigar a los dioses». El pensamiento magico se figura que la oraci6n actua coma una fuerza independiente que influye con eficacia propia en los seres superiores. De ese modo magico de comprender la oraci6n participa- ban los exorcismos deI mundo pagano, pues se creîa que con mezclas 1 Los salmos se citan segûn la numeraci6n de la Biblia. Doble nllmeracion de los salmos. En la Biblia hebrea y en las traducciones actuales, los salmos tienen una numeraci6n. Sin embargo, en el breviario, en la liturgia, tienen otra numeraci6n que depende de la versi6n griega y latina. He aqui el esquema de la doble numeraci6n: Biblia: Salmos 1-8; 9-10; 11-113; 114-115; 116; 117-146; 147; 148-50. Liturgia: Salmos 1-8; 9; 10-112; 113; 114-115; 116-145; 146-147; 148-50. 2 A. FORCELLINI, Lexicon totills latinitatis, II (Padua 1940), 436-437. Aqui se encuentran frases coma «fatigar a los dioses», «fatigar con el gemido a los seres superiores», <<la oraci6n con que fatiguen las vU'genes a Vesta», «fatigar con votas a Jûpitef», «Galba fatiga a los dioses deI imperio extranjero». REVISTA DE ESPIRlTUALIDAD 54 (1995), 245-264

Los salmos, testigos de una busqueda de plenitud en Dios · 2017. 9. 15. · Los salmos, testigos de una busqueda de plenitud en Dios 1 JOSÉ LUIS ESPINEL (Salamanca. San Esteban)

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  • Los salmos, testigos de una busqueda de plenitud en Dios 1

    JOSÉ LUIS ESPINEL

    (Salamanca. San Esteban)

    La ide a de oraci6n depende del concepto de divinidad que se tenga. Si tenemos un concepto de Dios politeîsta 0 local, si pensamos en Dios coma arbitrario, esto se va a reflejar en el tipo de oraci6n. Si creemos que podemos influir en Dios mediante la magia, es decir, imponer a 10 sobrenatural nuestra voluntad por medios naturales, f6rmulas 0 ritos, tendremos una oraci6n magica y un concepto ende-ble de 10 divino. Con esa comprensi6n los romanos tenîan rezadores, que con sus gritos cansaban a los dioses favorables al ejército ene-migo, logrando que les dejaran vencer a sus protegidos. Se producîa el fen6meno que llamaban fatigare deos 2, «fatigar a los dioses».

    El pensamiento magico se figura que la oraci6n actua coma una fuerza independiente que influye con eficacia propia en los seres superiores. De ese modo magico de comprender la oraci6n participa-ban los exorcismos deI mundo pagano, pues se creîa que con mezclas

    1 Los salmos se citan segûn la numeraci6n de la Biblia. Doble nllmeracion de los salmos. En la Biblia hebrea y en las traducciones actuales, los salmos tienen una numeraci6n. Sin embargo, en el breviario, en la liturgia, tienen otra numeraci6n que depende de la versi6n griega y latina. He aqui el esquema de la doble numeraci6n:

    Biblia: Salmos 1-8; 9-10; 11-113; 114-115; 116; 117-146; 147; 148-50. Liturgia: Salmos 1-8; 9; 10-112; 113; 114-115; 116-145; 146-147; 148-50.

    2 A. FORCELLINI, Lexicon totills latinitatis, II (Padua 1940), 436-437. Aqui se encuentran frases coma «fatigar a los dioses», «fatigar con el gemido a los seres superiores»,

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    extrafias, con fôrmulas ocultas abracadabrantes, se podian conjurar demonios, enfelmedades, suerte y hasta divinidades. En el cristianis-mo no cabe magia. Esta es una pretensiôn sin eficacia. Sin embargo, podemos decir que la magia, coma un desvio teolôgico nos amenaza: «La magia nos acecha, es el enemigo» 3.

    En los exorcismos y curaciones de Jesus confluian dos elementos imprescindibles que los hacia reverentes, religiosos, auténticos: la obediencia y el amor. Los milagros de Jesus son definidos en los evangelios coma «las obras que el Padre le concede hacer» (In 5,36). La oraciôn, sobre todo la de peticiôn, se pone en manos de Dios, se acompasa con su proyecto con toda sumisiôn.

    1. EL REZO DE LOS SALMOS DENTRO DE LA ORACION CRISTIANA

    El cristianismo acepta el Antiguo Testamento, pero integrado en el dogma cristiano. La oraciôn, coma todas las demis instituciones anteriores a Jesus, ha si do revisada con la doctrina, la actuaciôn y la misma existencia de Jesus. Por ejemplo, ya no se podni preguntar a Dios: «l,Hanis tu maravillas con los muertos? l,Se levantanin las sombras para darte gracias? l,Se contarâ en el sepulcro tu misericor-dia 0 en el avemo tu fidelidad?» (SaI 88,llb-12). Se utilizan los salmos en la oraciôn cristiana, pero con mentalidad evangélica y dentro de esta fe. La oraciôn cristiana, aunque pida cos as tan impor-tantes coma el Espiritu Santo 0 diga: «i Ven, Sefior, Jesus!» (Apoc 22,20), no trata de conseguirlo mâgicamente, no es orgullosa, es sencillamente obediente a las ensefianzas de Jesus y al Espiritu Santo que impulsa hacia esas metas (cf. Gâl 4,6). Quien ha dicho el tope anchuroso de 10 que se puede pedir ha sido Jesus.

    La nostalgia de Dios, la sed de Dios, el apego depurado y la admiraciôn por su presencia, su poder y salvaciôn han sido rectifica-dos por el cristianismo. Habrâ que desechar cierto particularis-mo nacional de la religiôn y retrazar las esperanzas cuando los sal-mos desconocen la suerte de los difuntos 0 hablan con rasgos de violencia.

    3 R. WILL, «Magie et Religioll», en Rel'. d'Hist. et Phil. Rel., 16 (1936),44-45.

  • LOS SALMOS, TESTIGOS DE UNA BUSQUEDA DE PLENITUD EN DIOS 247

    a) Una religiôn inconclusa

    L,Cômo podrâ un cristiano rezar esos viejos salmos, oraciôn de una religiôn inacabada, coma era el Antiguo Testamento, donde hay ignorancia amedrentada sobre la vida futura, sobre el universalismo de la salvaciôn, centralismo de un solo templo y sacrificio de anima-les?

    Hay muchos salmos que pueden ser rezados con facilidad por un cristiano, que apaciguan su espîritu, coma los que agradecen a Dios o le piden ayuda. Es verdad que siempre debe rezarse con mentalidad cristiana, con las esperanzas actuales, desde la moral de Jesûs, con la comprensiôn de Dios revelada en Jesucrlslo. La dificullad mayor no estâ en el tiempo pasado, ni en el que se hable de ofrecer animales. Un cristiano se une a la coniente de orantes de toda la historia, incluido Jesûs, que rezô los salmos, y sabe que a Dios se le ofreee el corazôn. Eso buscaban los sacrificios de animales.

    Cuando se pregunta a Dios si harâ maravillas con los muertos, si en el reino de la muerte es alabado (cf. Sai 88,11-13), pareee que la ignorancia es completa. A un cristiano tiene que parecerle cereenada esta escatologîa. Los salmos perteneeen a tiempos diferentes. El sal-mo 88 no conoee todavia el poder dei amor de Dios. Segûn Pierre Benoit, para el apôstol san Pablo que reconoce cierta claridad en el «ministerio de muerte» (2Cor 3,7), llamando asi el régimen mosaico, éste es noche oscura 4, Sôlo con Jesûs nace el dia: «la no che va muy avanzada y se acerca ya el dia» (Rom 13,12a). En versiôn de la lIn 2,8b: «la tiniebla pas a y la luz verdadera ya brilla».

    b) Violencia no cristiana

    Mayor dificultad hay en los salmos que piden venganza contra el enemigo. En este casa estamos sometidos a la interpretaciôn de Je-sûs, que podemos encontrar fâcilmente en las Hamadas antftesis (Mt 5,21-48).

    4 PIERRE BENOIT, Qumrâm et le Nouveau Testament, en IBID., Exégèse et Théologie, III, Paris, 1968, 378.

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    Algunos de estos salmos han sido retirados de los J?reviarios y diumales deI rezo diario. Se conservan en la Biblia coma testigos deI progreso de las actitudes humanas conforme se iba conociendo mas a Dios y al pr6jimo. J. Aldazabal 5 no cree haya sido sabia la supre-si6n de algunos de estos salmos (salmos 58, 83 Y 109) Y parte de otros. Pero Jesûs mismo cort6 la cita de Isaîas 61,1-2a omitiendo la frase de Is 61,2b que hablaba de la venganza contra los paganos: «y un dîa de venganza de nuestro Dios», en Lc 4,18-19. La omisi6n de la venganza contra los paganos tiene el asesoramiento de Jesûs que apacigua el panorama. Lc 7,22 y Mt 11,5 citando a Isaîas 35,5 omiten también el verso 4 que habla de la venganza.

    Jesûs no sigui6 las ensenanzas deI salmo 2,8-9: «Tû eres mi hijo .... Pîdeme ... te daré en herencia las naciones ... las regiras con cetro de hielTo y las romperas coma vasija de alfarero». Jesûs afirma: «Mi reino no es de este mundo» (Jn 18,36a). La comprensi6n de su misi6n es diferente: «el Hijo deI hombre no ha venido a ser servido sino a servir, es decir, dar su vida por la multit~d» (Mc 10,45). Estas palabras evocan un Mesîas encalmado.

    Asî sucede en las citas de Ef 6,14b Y 6,17 de sentido pacifista, que estan sacadas, no obstante, de contextos violentos donde se habla de «vestiduras de venganza» (Is 59,17b); «ira contra sus enemigos, represalia contra sus adversarios» (Is 59,18); Y «afilara el Senor su fuerte c61era cual espada ... » (Sab 5,20-22). Sin embargo, en Ef 6,10-20 en la vida deI cristiano, descrita coma una lucha metaf6rica, esta explîcita su îndole pacîfica: «Nuestra guelTa no es contra la came y la sangre», sino contra el mal. Por otra parte, la ira de Dios, que nunca se 11ama «etema», significarîa la no iridiferencia de Dios 6.

    El salmo 109, de los retirados deI breviario, pue de ofrecer espe-cial dificultad: En los vv. 1-5 el piadoso es odiado sin motivo, da amor y le devuelven odio. VV. 6-15: Estos versos que parecen una letanîa de maldiciones contra el enemigo son precisamente 10 que dice el enemigo deI piadoso, sus falsas acusaciones. En los vv. 16-19 el enemigo da razones falsas para el odio. En el v. 20 el

    5 JosÉ ALDAZÂBAL, «Salmos dei Antiguo Testamento para cristianos de hoy», en Phase, 23 (1983), 109-122, en concreto p. 118.

    6 ABRAHAM J. HESCHEL, Los Projetas, II. Concepciones historicas y teologi-cas, Buenos Aires, 1973, 231.

  • LOS SALMOS, TESTIGOS DE UNA BUSQUEDA DE PLENITUD EN DIOS 249

    piadoso pide a Dios que no le pase a él, sino a sus enemigos, 10 que éstos dicen. Finalmente, se pi de ayuda a Dios (vv. 21-29) y se ter-mina con alabanza porque Dios esta de parte deI falsamente acusado (vv. 30-31).

    Estamos todavia en este salmo, coma en otros, en la ley deI Taliôn, no en el ide al cristiano. El cristiano en ese casa pide también ayuda a Dios, puede exigir justicia, pero trata de seguir el ejemplo de Jesûs que: «Cuando 10 insultaban no devolvfa el insulto, en su pasiôn no profiIiô amenazas; al contrario, se ponia en manos deI que juzga justamente» (lPe 2,22).

    L. Alonso Schokel dice deI salmo 149 que todavfa rezamos: «El espiritu deI salmo 149 ha de sel' radicalmente conegido» 7. Lo 111is-mo hay que decir deI salmo 136, donde, entre otras cosas, se alaba a Yahvé porque hiriô a los primogénitos de Egipto, pues es eterna su misericordia, su hesed (SaI 136,10; cf. 105,36; 110,5-6; 134,8-12), o el salmo 137,9 (verso quitado deI breviario) que llama bien aven-turado al que estrellare los ninos de sus enemigos contra las piedras. TaI alabanza enlutada no coincide con 10 que hemos conocido de Jesus.

    Los salmos mesianicos vinculados a la fal11ilia real de Juda l11en-cionan la gue/Ta santa contra los enemigos de Yahvé, coma los salmos 2,8-9; 45,4-6; 72,9-11, Y 110. Jesus conigiô la orientaci6n mesianica de estos salmos dando a su propia vida otro talante. Por eso las citas que se encuentran en el Nuevo Testamento de estos sall110s no recogen esos versos que presentan un Mesfas juez y en plan de guena.

    Podrian quedar en el rezo esos versos de otra escatologfa l11uy poco desarrollada, 0 esos textos que parece invitan a la exclusividad o particularismo y violencia, si hubiera mucha formaci6n cristiana en los lectores. Pero aun as! serian dificiles de rezar. POl' eso, apruebo que hayan desaparecido deI rezo liturgico ciertos salmos y versos de otros y desearfa que otros pocos versos, de los sall110s antes l11encio-nados, no hubiera que rezarlos.

    Los sall110s han evolucionado a través de diferentes épocas bajo la presi6n de los sucesos. Israel tuvo la experiencia de frecuentes

    7 L. ALONSO SCHOKEL, Treinta sa/mos. Po es fa y oraciôn, Madrid, 1981,437.

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    invasiones. Los profetas escritores, que eran pacifistas, describen al invasor coma un ser sin piedad. Para sugerirlo, hablan 'de «la bota que pisa con estrépito y el manto revuelto en sangre» (1s 9,5). Cuan-do el profeta tiene que presentaI' al altanero invasor jactândose de su fechorîa, dirâ: «borré las fronteras de los pueblos y saqueé sus teso-ros, derribé a los que se sentaban en sus tronos. Mi mana ha tomado la riqueza de los pueblos coma se toma un nido; coma quien se apodera de huevos abandonados, me he apoderado yo de toda la tierra. Y nadie sacudi6 las alas, ni abri6 el pico, ni dio un chillido» (Is lO,13b-14).

    Pero la comunidad postexîlica ha utilizado el salterio coma un todo, ha percibido cierta unidad. «Las imâgenes deI Dios deI sa/te ri a no son tan contradictorias coma aparecen a primera vista ... ; los sal-mistas pin tan a Dios fuerte y trascendente, que ordena el cosmos, dirige la historia y protege al individuo, un Dios que domina de alguna manera todas las cos as y a los hombres, pero también y sobre todo un Dios bondadoso, capaz de larguezas, que da generosamente la vida y el bienestar, que se inserta positivamente en su proyecto sobre el mundo» 8. Por eso en el salterio se alaba al Dios unico, se adhiere el salmista a él, se vive maravillado con su Dios deI que se van conociendo proyectos cada vez mejores para el sel' humano.

    2. Los SALMOS SON ORACIONES INTENSAS

    Los salmos son composiciones de fe y deben ser rezados coma tales. Ya sea que alaben, supliquen, agradezcan, ensalcen 0 admiren la sabidurîa de Dios, ante todo son oraciones llenas de vida y fe. Estân ahormados de forma que quien alaba 10 hace con entusiasmo; quien suplica 10 hace dramâticamente, lleno de esperanza; quien agradece 10 hace de todo coraz6n. Los salmos de lamento 0 deI justo abandonado son también salmos de fe. Todos ellos se explican por el 116,10, que dice: «Tenia fe, aun cuando dije: qué desgraciado soy». El salmo 22 iniciado pOl' Jesus en la cruz -quizâ no 10 pudo

    8 JEAN L-DUHAMEL, «Le Dieu de la vie. Cohérence de Dieu dans le psautief», en Laval Th, et Ph" 36 (1980), 202,

  • LOS SALMOS, TESTIGOS DE UNA BUSQUEDA DE PLENITUD EN DIOS 251

    terminar-: «Dios mîo, Dios mîo, Wor qué me has abandonado», es un salmo de fe probada, no de desesperaci6n.

    En estos salmos se reza a un Dios que ama y puede salvar. A través de estos salmos debemos encauzar el deseo de Dios, la ano-ranza de su vuelta: «el que ora con un salmo alcanza realmente a Dios, 10 adora espiritualmente» 9. Habra que relacionar los salmos con las peticiones deI Padre Nuestro.

    Ya se trate de salmos que hablan en plural, es decir, en los que habla el pueblo; 0 que una persona habla por todo el pueblo, 0 que alguien dice su propio sentimiento, los salmos son para el rezo de la comunidad sobre todo.

    Los salmos reflejan situaciones hum an as creyentes, por eso son muy comunitarios. Deben cantarse 0 rezarse, aunque sea en privado, con sentimiento de «personalidad corporativa». «La historia de las religiones y de la espiritualidad nos muestra que el lenguaje de la oraci6n es tanto mas vivo, original y elevado cuanto mas intensa y profunda sea la vida espiritual de quien 10 habla. Para confirmarlo, basta con leer algunos salmos» 10.

    Los salmos-himnos cantan a Dios, su creaci6n, su salvaci6n, su realeza. Este tipo de salmos esta centrado en Dios. Las suplicas 0 lamentaciones colectivas e individuales son el otro gran grupo de salmos. Los salmos colectivos de acci6n de gracias muchas veces también coinciden con estos dos gtupos. Tanto la suplica como la acci6n de gracias tienen a Dios por objeto y le buscan intensamente. Menos son los salmos centrados en el mesianismo. Son los salmos reales una de las esperanzas de Israel. Nosotros podemos llenarlos de contenidos cristianos tras haber visto el comportamiento de Jesus y conocerlo en la cristologîa. Hay también salmos didacticos 0 sapien-cial es, que también son una reflexi6n sobre Dios 0 sobre sus cosas.

    Cuando el israelita invocaba a Dios como «su Dios», querîa decir «su protector», «su liberador». «Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob» quiere decir que se trata deI Dios que liber6 a los patriarcas. POl' eso, Jesus, que es el mas profundo lector

    9 L. ALONSO SCHOKEL, «Treinta sa1mos ... », 28. \0 BATISTA MONDIN, Cômo hablaI' de Dios ho)'. Ellenguaje teolôgico, Madrid,

    Pau1inas, 1976, 126.

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    de la Escritura, vuelve al texto de Ex 3,6 y concluye, desde él la resulTeccion. En efecto, Dios no es un Dios de difuntos, el Dios deI difunto Abrahan que en paz descanse, sino su verdadero salvador. Ser «el Dios de» alguno significaba, en efecto, ser «el protector de» 11. Son unas 75 veces las que se dice en los salmos «Dios mîo», ademas de las veces que se llama a Dios mi luz, mi lampara, 0 que se recuerda que Israel es «su pueblo».

    a) Los himnos

    Los himnos deI salterio son un género facil de catalogar. Co-mienzan, de ordinario, invitando al pueblo a alabar, a cantar a Dios. A veces el propio salmista se invita a sÎ mismo 0 a las cosas inani-madas a cantar a Dios.

    En el cuerpo deI salmo se dicen las razones por las que se invita a cantar a Dios: porque es bueno, porque es eterna su misericordia, porque ha hecho maravillas, porque libra a su pueblo, etc. Al final, con frecuencia, se vuelve a invitar a cantar a Dios.

    Un cristiano puede suscribix todos los salmos-himnos facilmente, con las salvedades hechas a proposito de la violencia. Las grandezas de Dios, que el salmista canta, han sido conocidas postellOImente con mayor claridad. El cristiano tiene muchas mas razones que el judîo deI Antiguo Testamento para este tipo de alabanzas, porque ha visto cumplidas mas promesas, sabe que Dios esta mas cercano, que hace maravillas con los muertos, que es Dios de todos y se le puede invocar coma Padre, etc.

    Incluso los himnos que cantan a Dios creador han cobrado nuevo esplendor; la revelacion cristiana y la ciencia muestran a Dios coma un creador y un salvador mas original y magnifico.

    El salmo 8 admira a Dios en la contemplacion de las creaturas. Su comienzo y su final son una admiracion. Es que la poesîa tiene la estructura de una admiracion. Hoy podemos cantar este himno con mucha mas razon. El canta la creacion, pero nosotros sabemos mu-

    Il Cf. FRANÇOIS DREYFUS, «L'argument scripturaire de Jésus en faveur de la resurrection des morts (Marc XII, 26-27)>>, en Rev. Bib., 66 (1959), 213-224.

  • LOS SALMOS, TESTIGOS DE UNA BUSQUEDA DE PLENITUD EN DIOS 253

    cho mas que los antiguos de eHa. Como el poeta Ernesto Cardenal, nosotros podemos decir:

    «Alabad al Sefior en el cosmos Su Santuario

    de un radio de 100.000 millones de afios luz Alabadle por las estrellas

    y los espacios inter-esterales alabadle por las galaxias

    y los espacios inter-galaxicos» 12.

    El salmo 19 canta la creaci6n y la Ley. Segùn un autor es el mas poético de los salmos, el mejor poema d.el salterio, uno de los poe-mas Hricos mejores deI mundo 13. Ya hemos dicho que nosotros co-nocemos ahora mucho mejor tanto la creaci6n como el amor de Dios y su poder. Dios se nos ha manifestado en su Hijo de manera que podemos cantarle con este salmo, veteandolo de ideas cristianas.

    El salterio esta dividido en cinco grupos 0 libros menores. Los cuatro primeros concluyen con una bendici6n ascendente, una glOli-ficaci6n a Dios 0 doxologia, terminando asi con un encomio a Dios: «iBendito sea el Sefior, Dios de Israel, por los siglos de los siglos! Amén. Amén» (41,14; 72,18-19; 89,53; 106,48) Y el salmo 150 que todo él es doxologia, y con el que termina el salterio.

    b) Salmos de sûplica 0 lamentaci6n

    Cuando el cristiano esta rezando un salmo de lamento 0 sùplica, sea individual 0 colectivo, 10 esta haciendo pOl' si, por la Iglesia y pOl' el mundo. Por eso, no es necesario que nuestra situaci6n particular sea dramatica, coma la describe el salmista; es decir, que estemos perse-guidos de muerte, que tengamos el agua al cuello 0 estemos bajo un

    12 ERNESTO CARDENAL, Salmos, Buenos Aires, 1969. Este salmo es un volver a decir el salmo 150 con lenguaje y posibilidades de hoy. Se puede escribir como E. Cardenal, pero nosotros con todos los creyentes en Yahvé vamos a cantal' los viejos salmos donde tant as generaciones han puesto su fe.

    13 C. S. LEWIS, Reflectiol1s on the Psalms, Londres, 1958, 63s.

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    opresor injusto. Todas las personas que cantan el salmo para presen-tarselas a Dios tienen en cu enta también a la Iglesia y al mundo.

    Israel a 10 largo de los siglos fue rezando sus salmos que habîan surgido en una ocasiôn festiva 0 luctuosa, pero que eran expresiôn para todas las situaciones espirituales pOl' las que pasaba el pueblo. Ahora no interesa quién compuso el salmo. La mit ad de los salmos hablan en primer persona deI singular. Ha sido alguien concreto que ha dejado su espiritualidad aHf. Pero los salmos han sido rezados por tantos creyentes, entre ellos Jesus, que hemos de poner en ellos la realidad de nuestra fe y deI mundo 14, no obstante, sabiéndolos tam-bién leer en su cultura antigua.

    Pero se ve aquî un avanee profético y espiritualizaciôn deI culto. Los salmos de suplica constatan, por un lado, que Dios a veces se esconde, parece que no ve, que esta ausente. Entonees el salmista grita al Selior, le dice todas sus penas y sus preguntas valientes: «Pero tu, SeliOI, l,hasta cuando?» (6,4b). «I,Hasta cuando, Selior, seguiras olvidandome? I,Hasta cuando esconderas de mi tu rostro?» (13,2). «I,Hasta cuando?» es una pregunta que se le hace a Dios, coma un reproche, desde la confianza, queriendo decir: «intervén».

    Por otra parte, y en esto coincide una mayorfa de los salmos: Dios escucha, ve, esta al tanto y responde al que le ora.

    Un ejemplo: el salmo 34. Después del tftulo diee: «Yo bendeciré a Yahvé en todo tiempo;

    su alabanza esta siempre en mi boca./ En el Selior se gloriara mi alma; 10 oiran los humildes y se alegraran./ jMagnificad conrnigo al Selior; ensalcemos a una su nombre!» (vv. 2-4). El salmo prosigue después de estos tres versos de invitaciôn a la alabanza. Ahora va contando la experiencia deI salmista con su Dios, la constataciôn ahincada de que cuando invocô a Dios, éste le ha escuchado:

    «He buscado a Yahvé y ha respondido, me libr6 de todos mis tenores» (v. 5). «Volveos todos a El, seréis iluminados ... 110 seréis confundidos» (v. 6). «Yahvé me escuch6, me salv6 de mis angustias» (v. 7). «Acampa el Angel de Yahvé (que en la Biblia es Yahvé) en toma a sus fieles y los salva» (v. 8).

    14 Cf. J. BECKER, Israel deutet seine psalmen (Stuttgarter Bibel-Studien, 18), Stuttgart, 1966.

  • LOS SALMOS, TESTlGOS DE UNA BUSQUEDA DE PLENITUD EN DIOS 255

    Sigue la constataci6n de la respuesta de Dios: «Bienaventurado el que se acoge a él» (v. 9). «Temed a Yahvé ... nada les falta a los que le temen» (v. 10). «Clamaron (los justos) y el Senor la oyô y los libr6 de todas sus angustias» (v. 18); «Yahvé esta pr6ximo y salva sus fieles» (v. 19); «Yahvé salva de las calamidades» (v. 20). Con metaforas se dice su protecci6n: «hasta vela para que los huesos de sus fieles no se 1'Ompan» (v. 21): «redime a sus siervos, no castiga a quien se acoge a él» (v. 23).

    Es modélica la fe de Abrahan. Este pens6 que ten{a que ofrecer a su hijo en sacrificio a Yahvé. Cuando comprendi6 que Yahvé le pedîa sacrificios de cosas y animales, pero no la vida de su hijo unico, confiesa: «Luego Yahvé ve», y «llam6 a aquel lugar Yahvé ve» (Gén 22,14a). Es 10 mismo que dice Jesus en las cmtas a las siete iglesias, a la totalidad de la iglesia, en el Apocalipsis: «conozco» (Apoc 2,2.9.13.19; 3,1.8.15). Jesus esta al tanto de 10 que pasa en su iglesia, de la persecuci6n que sufren sus fieles.

    En los salmos se parte de esta fe: «sus ojos ven, sus pupilas escrudifian a los hombres» (11,4); «Los ojos de Yahvé estan sobre los que le temell» (33,18-19). «Sus ojos vigilan a las naciones» (66,7). «Mira la tiena y tiembla» (104,32). En cambio, los îdolos «tienen ojos y no ven» (115,5b). La compm'aci6n de los {dolos con Yahvé no resiste esta prueba. Yahvé esta al tanto, en su luz vemos la luz. Otro tanto se puede decir de los oidos de Yahvé. Yahvé escucha a sus fieles, escucha cuando se le habla.

    La reacci6n deI israelita piadoso, coma la deI cristiano de fe, es «tener los ojos fijos en el Sefior» (25,15-16); «los ojos de todos estan vueltos hacia ti» (145,15). Afîn a este tema es presentaI' a Yahvé coma luz: «Tû, mi Dios, que iluminas mis tinieblas» (l8,29b), y «lampara es tu palabra para mis pies, luz en mi sendero» (119,105). POl' eso, estaI' con Yahvé vuelve luminoso: «contempladlo y queda-réis radiantes» (34,6a). El creyente se siente protegido pOl' su Dios, «en su tienda», «en su morada», «bajo sus alas», de forma que pue de decir: «s6lo en Dios descansa mi alma» (62,6a).

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    3. UN Dros SABROSO

    Se habla en los salmos de gustar a Dios: «Gustad y ved qué bueno es el Sefior» (34,9a), tener el alma sedienta de Dios (63,2). La presen-cia de Dios, su participacion, su inmanencia, esta muchas veces des-crita coma un banquete: «preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos» (23,5a). Una de las formas de participaI' de Dios es poseer sus palabras: «(sus palabras) son mas ricas que la miel de un panaI que destila» (19,11). Jeremias decîa: «cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba. Eran para mi tus palabras la alegria de mi cora-zan, porque yo llevo tu nombre» (Jer 15,16). Palabras codiciadas, coma destellos deI mas alla, espejeando en este mundo de Linieblas.

    La admira ci on pOI su Dios acompafia y concentra al piadoso: «Tu amor es mejor que la vida» (63,4a); «jCUan dulces son a mi paladar tus oraculos, mas que miel en la bocal» (119,103). Ellenguaje deI saborear, gustar, corner a Dios, viene de una gran experiencia posi-tiva de Dios coma alimento. As! decîa Jesûs en su cultura: «mi ali-mento es hacer la voluntad deI que me envia» (Jn 4,34); y «no s6lo de pan vive el hombre, sino de todo 10 que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4). Cuando uno busca en la Biblia qué cosas salen de la boca de Dios, encuentra que de ella salen: «las sentencias de su boca» (SaI 105,5.13); «los mandatos de su boca» (SaI 119,72.88); «el aliento (palabra) de su boca (33,6b); etc.

    4. SALMOS PROFÉTICOS

    No solo han intervenido los profetas en la redacci6n de los sal-mos, sino que muchos de éstos tien en talante profético, es decir, hablan desde el punto de vista de Yahvé, con su celo, sus intereses, sus proyectos. Los profetas dejaron sus huellas en los salmos. Los salmos que tienen oraculo, los que ensanchan su universalismo ha-ciendo avanzar a la Ley y los que suponen Întercesion estan en el ambito profético 15. Se detecta que un salmo es de profeta también si tiene parecidos con un profeta concreto. Hay salmos en los que se

    15 Cf. JosÉ LUIS ESPINEL, Profetismo cristiano. Una espiritualidad evangélica, Salamanca, 1990, 111-118.

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    han encontrado muchos parecidos con Isaias, Jeremias 0 Ezequiel principalmente. No hablemos de que los profetas coma Jeremias y Ezequiel eran sacerdotes adictos al cuIto. El interés por el cuIto y el templo se ve en sus ataques a un culto que no convierte, es interés por el cuIto.

    Mencionar temas proféticos en los salmos, coma hace Tournay, nos lleva por otro camino a la actuacion de los profetas en los sal-mos. Los salmos tienen preferencia por el tema de los anawim, los pobres de Yahvé. También es profético, se encuentra en los profetas, el conocimiento de la santidad de Yahvé (SaI 993.5.9). La humi1dad deI salmo 51 y la certeza deI dia de Yahvé son constantes en los profetas 16. Jesûs puso coma modelo la humildad del publicano que rezo con las palabras de este salmo (Lc 18,13b). Este salmo pide perdon a Dios y le suplica con un esquema simétrico: borra, lava, limpia (vv. 3-4); limpia, lava, bOITa (vv. 9-11). Todo cambia en el V. 12: «jOh Dios, crea ... !» Es la fuerza poderosa de Dios la que actûa, es su Espiritu. Todo se hace mâs respirante. El cristiano recuerda que es nueva creatura.

    a) Oracula de Yahvé

    Los orâculos en los salmos son los momentos en que Dios mismo habla. A partir de la liturgia Dios se comunica. Hay que decir, antes de hablaI' de los orâculos, que éstos son la respuesta de Yahvé. Por-que Yahvé escucha y ve, estâ al tanto y oye cuando se le clama.

    Los orâculos muestran no ya una reflexion deI salmista, sino una comunicacion deI profeta de parte de Dios. Hay muchos salmos de que Dios responde (4,2), escucha mis palabras (5,2), acepta la ora-cion deI pobre (10,17), oye mi voz (18,7), inclina sus oidos hacia mi (31,3), alzo mi voz a Dios y El me escucha (77,2). Tû escuchas las palabras de mi boca (138,1). Tournay cita mâs de 50 ejemplos

    16 RAYMOND JACQUES TOURNAY, «Seeing and Hem'ing God with the Psalms. The Prophetic Liturgy of the Second Temple in JeJUsalem», en JSOT SS, 118 (Sheffield, 1991), 28. También proféticos los anuncios mesiânicos y los escato-lôgicos. Este dato mesiânico fue reconocido en la iglesia apostôlica y por eso se cita mucho a los salmos, V. gr., en el libro de los Hechos.

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    de los salmos donde se da la f6rmula oracular con variantes 17. Estos orâculos pertenecen a salmos de la época de la monarquia y deI postexilio.

    Hay orâculos breves, coma en el salmo 35,5 en que da un orâculo sumamente corto: «Yo soy tu salvaci6n», u orâculos no tan breves como 12,6: «POl' la opresi6n de los pobres, pOl' los gemidos de los menesterosos, ahora misl110 voy a levantarme, dice Yahvé, y les daré la salvaci6n par la que suspiral1». Otros orâculos duran prâcticamen-te todo el salmo, como 50,5-23; 81,7-17; 95,8-11; 132,14-18.

    El salmo 50,1 comienza introduciendo a Dios que habla: «El Dios de los dioses, el Senor habla». Del verso 5 al 23 continua el orâculo con el tema de que Yahvé no reprende a Israel por sus ofren-das -de paso dice que él no bebe sangre de toros-, sino porque no cumple sus votos al Altisimo, porque se adhiere a los ladrones, por-que no hay fidelidad en la familia y olvidan a Dios. Se espiritualizan en la 1iturgia recomendando los sacrificios de alabanza. Termina el orâculo diciendo: «A quien sigue el camino, le mostraré la salvaci6n de Dios» (50,23b).

    El salmo 81 es un orâculo divino desde los vv. 7 al 17. Se intima a Israel a la fidelidad. Yahvé se presenta como quien sac6 a su pueblo de la esc1avitud de Egipto, quien 10 prob6 junto a Melibâ. El v. 9 recuerda al shema de Dt 6,5 y dice: «escucha Israel...» Los ûltimos versos son una anoranza de la fidelidad de su pueblo y de 10 que Dios haria si su pueblo fuera fiel: «jOh, si mi pueblo me oyera y maI'chara Israel por mi camino» (81,14).

    El 95, que es un salmo invitatorio, también es profético: exhorta y construye a los fieles. Los vv. 8 al Il estân en forma de orâculo: «No endurezcâis vuestro coraz6n como en Meriba, como el dia de Masâ en el desierto ... » Puede encontrarse un orâculo mesiânico, vin-culado a la casa de David, en el salmo 89,20b-38.

    Los salmos con orâculo son, ciertamente, de profetas. Los orâcu-los citados son explicitos, porque puede ser que Dios hable implfci-tamente.

    17 R. J. TOURNAY, Seeing alld Hearing God with the Psalms, 162-164.

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    b) Sa/mos universalistas

    El universalismo de los salmos es todavfa tfmido y es exigido porque Dios es el creador de todo el mundo. Muchas veces es la salvaci6n de Israel 10 revelado a los paganos. Asf, en el salmo 98,2-4: Yahvé hace conocer su salvaci6n, ha revelado su justicia a los ojos de los paganos. Todos los alejados de la tierra han visto la salvaci6n de nuestro Dios.

    Hay, sin en'-tbargo, textos impresionantes en cuanto a universalis-mo respecta dentro de los salmos. Uno de ellos, coma una conden-saci6n, esta en el salmo 87,4-5: «Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etiopes han nacido allî. Se dira de Si6n: uno por uno, todos han nacido en ella». «El salmo 87 es una de las piezas mas extraordinarias deI Antiguo Testamento, y sus paralelos los hemos de buscar fuera deI salterio» 18. Los paI'alelos que a continuaci6n busca para este texto salmico Alonso Schokel es Is 2,2-5, en el que el profeta habla de la gran peregrinaci6n de los pueblos a Jerusalén, e Is 66,18. Pero la mayor semejanza la encuentra en Is 19,23-25, un texto tardfo que habla de Egipto y Asiria de la época posterior a Alejandro Magno, que concluye: «Bendito mi pue-blo, Egipto, y Asiria, obra de mis manos, e Israel, mi heredad» 19.

    En los salmos hay también un texto deslumbrador a este prop6-sito: «Cuando se reunan unanimes los pueblos y los reyes para dar culto a Yahvé» (102,23). Yahvé es el autor deI cosmos (115,15; 121,2). Todo el mundo espera en él: «Los ojos de todos esperan en ti ... » (145,15-16). La vocaci6n de Israel era hacer que todos los pueblos llegaran a beneficiarse de la vocaci6n de Abrahan, segun la promesa de su elecci6n: «en ti tienen que sel' bendecidas todas las familias de la tielTa» (Gén 12,3b). Por eso, para los cristianos el rezo de los salmos es universalista.

    En el salterio de Israel hay partes en que se universaliza la sal-vaci6n de Dios: «El ultimo verso deI salterio suena coma una invi-taci6n a toda la humanidad para alabar a Dios en ellenguaje comun

    18 L. ALONSO SCHOKEL-CECILIA CARNfTI, Sa/mos. Traducciôn, introducciôn y comentario, II, Estella, 1993, 1123.

    19 L. ALONSO SCHOKEL-CECILIA CARNITI, Sa/mos..., II, 1124.

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    de la musica» 20: «Todo cuanto respira alabe a Yahvé, iAleluya!» (105,5).

    En el salmo 74,13-14: «rompiste con fuerza la cabeza deI dragôn mmino; tu aplastaste la cabeza de Leviatan ... », menciona mitos pa-ganos y politeistas que han perdido su veneno porque el monotelsmo esta bien afianzado en Israel. Pero 10 hace lleno de entusiasmo por su Dios, lleno de admiracion, pOl' su onmipotencia: «tu hendiste ... tu rompiste ... tu aplastaste ... tu diste en pasto ... tu hiciste brotar. .. tu secaste», etc. (74,12-16).

    c) Los sa/mos de ÎnfercesÎôn

    Hoy estâ superada la opinion de algunos investigadores 0 divul-gadores que oponian profetismo y culto, coma si éste fuera cons er-vador, poco comprometido. Resulta que un estudio mas acendrado ha concluido que los profetas intervinieron en los salmos. Los ataques al cuIto en los profetas (cf. 1s 1,10-17; Jer 7,2-15) no condenan el cuIto, sino sus deformaciones y falsedades. Los profetas ayudaron en la reconstruccion deI templo de Jerusalén (cf. Ag 1,2-15; EsdI' 5,1-12). Jesus se interesa por el cuIto, pOl' la oraciôn: «Mi casa tiene que ser casa de oraciôn para todas las gentes» (Mc 11,17).

    La profecîa cristiana consiste en tener los sentimientos, el punto de vista, los intereses, el celo, las palabras de Jesus, para exhortaI', consolaI' y edificar a otros. As! tiene que ser la oracion cristiana: participaI' de los intereses, valoraciones, ansias, luchas y criterios de Jesus. El Abba, Padre, es un grito profético que el Espfritu pone en la boca de los crey entes en la liturgia (cf. Rom 8,15; GaI 4,6).

    Si el profeta esta imbuido de los sentimientos de la divinidad busca siempre la salvacion, aunque reproche. La intercesion se une a la profecfa por instinto, por connaturalidad. Abrahân es llamado profeta después que intercede por Sodoma: «Ahora, pues, devuelve la mujer al marido, pues él, que es profeta, rogara pOl' ti y viviras» (Gén 20,7).

    20 L. ALONSO SCHOKEL-CECILlA CARNITI, Sa/mos ... , II (sa/mos 73-150). Tradllc-ciôn, infl'Odllcciones y comentario, Estella, 1993, 1669.

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    Moisés intercedi6 por Israel (cf. Ex 32,9-14). El salmo 106,2310 recuerda: «y ya hubiera decretado exterminarlos si Moisés, su elegi-do, no se hubiese puesto en la brecha ante él para desviar su indig-naci6n deI exterminio». Teniendo en cuenta el caso de Ex 32, Eze-quiel 13,5 critica a los profetas que no interceden por el pueblo, que no suben a las brechas para defenderlo. El pueblo iba al profeta para pedir intercesi6n (cf. Num 21,7; ISam 12,29; ISam 12,23a; 2Re 19,2-4; Jer 10,23-25; 14,7-9.20-22; 19,20; 2Mac 15,14. Santiago en su carta 5,16-17 ordena la oraci6n de intercesi6n para curar enferme-dades. En 1 Tim 2,1-2 son ejercicio profético las oraciones pOl' todos los constituidos en autoridad. Los santos han intercedido pOl' la Igle-sia, el mundo a impulsos de la caridad y deI Espîritu Santo.

    La lIamada oraci6n sacerdotal de Jesus (cf. J n 17) puede Hamm'se oraci6n profética. Cuando dice: «Orad por los que os persiguen» (Mt 5,44b; Lc 6,28), esta tomando en serio la vocaci6n profética de in-tercesi6n.

    Los discîpulos no habîan tomado en serio la oraci6n, trataban de pedir fuego deI cielo contra los samaritanos en lugar de buscar c6mo salvarlos (cf. Lc 9,54-55). También piden los primeros puestos en el reino (cf. Mc 10,35-40). Jesus denunci6 la situaci6n: «Todavîa no habéis pedido nada» (.Tn 16,24).

    5. Los NOMBRES DE YAHVÉ EN LOS SALMOS

    El Dios de los salmos no es metaflsico, abstracto, ahist6rico, es el Dios deI pueblo, de la gente. Se le pue de aclamar, y gritar ante él con jubilo 0 también con pena. Se le pregunta, se le cuentan las alegrias y las desgracias. El nombre mas comun en los salmos es Yahvé, su nombre propio, que aparece unas 690 veces, de eH as 250 en vocativ0 21 . El salmo 29, que tiene nada mas que 11 versos, con-tiene el nombre de Yahvé 18 veces.

    El tHulo de salvador se dice de muchas maneras. Es de los mas frecuentes, pero se dice conjugando el verbo salvar. Dios salva, El salva a los pobres. Frecuentemente se utiliza el grito: jSalvame!

    21 Asî en O. ODELAIN-R. SÉGUINEAU, Concordance de la Bible. Les Psaumes, Paris, 1980, 54.

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    Aparece en los salmos sobre todo como «Dios de mi salvaci6n» (18,47; 24,5), «Dios de nuestra salvaci6n» (68,20). La mismo hay que decir deI tîtulo Misericordioso, que /'esponde a dive/'sas rafces deI hebreo, que no se da como sustantivo: «Ten pied ad de ml, Dios de tu bondad, pOl' tu mucha misericordia» (51,3).

    Por respeto al nombre de Dios, muchas veces se dice s610 el Nombre, tu Nombre: «anunciaré tu nombre a mis hermanos» (22,23); «cantad la gloria de su nombre» (66,2);

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    l'es (136,6) nuestro Senor. Aunque se suele traducir el nombre de Yahvé par Senor, coma hace la Biblia LXX.

    Yahvé (690 veces).

    El simbolismo, la metafora surge porque no hay lenguaje para hablaI' de Dios; se le compara, se le nombra de otra manera con el léxico potenciado por la metâfora: Asî metafôricamente el salmo 18,2-3 nombra a Dios en dos versos de seis modos: «fortaleza mîa, mi roca, mi alcazar, mi libertador, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi asilo». Los tîtulos de Dios en los salmos permiten construir una teologîa desde la vida de fe. «Retenemos que una teologia bîblica fundada en los tîtulos de Dios en los salmos es sôlida para un diâlogo con el mundo hebreo y con el islâmico» 22.

    6. EL «HESED» 0 LA MISERICORDIA

    H esed, la misericordia es un atributo especîfico de Yahvé en el Antiguo Testamento. Es semejante al amor. En la Biblia aparece Hesed unas 250 veces. Moisés habîa orado a Yahvé en el Sinaî di-ciendo: «jYahvé, Yahvé!, Dios piadoso y clemente, tardo a la ira, rico en misericordia y fiel» (Ex 34,6). Algo especîfico de Yahvé es, pues, la misericordia y la fidelidad. Aquî radicaba toda la esperanza deI israelita.

    Los salmos vuelven una y otra vez sobre estos tributos, procla-mândolos, confesândolos: «Todas las sendas de Yahvé son miseri-cordia y fidelidad» (25,10); «No oculté tu misericordia y fidelidad» (40,11); «Tu misericordia sobrepasa los cielos, y las nubes tu fide-lidad» (57,11); «Lafidelidad y la misericordia de Yahvé te guarden» (61,8); «La misericordia y la fidelidad se han encontrado» (85,11).

    Incluso hay un salmo que repite la misma fômmla completa de Ex 34,6b: «Pero tu Senor eres piadoso y clemente, tardo a la ira y de gran misericordia y fidelidad (86,15). Todavîa hay dos salmos que repiten la fôrmula de Moisés: «i,Contarâ alguno en el sepulcro tu

    22 VINCENZO SCIPPA, «Dio nei salmi; Sprazzi di teologia biblica», en Asprenas, 32 (1984), 364.

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    misericordia y en el abismo tufidelidad?» (88,12); «La misericordia y la fidelidad tus heraldos» (89,15b).

    El salterio canta la misericordia de Dios en numerosos salmos de muy divers as formas y variaciones: «muchedumbre de tu misericordia (5,8); «espero en tu gran misericordia» (13,6); «haee misericordia a su ungido» (18,51); «sôlo bondad y misericordia» (23,6); «acuérdate de mi segûn tu misericordia» (25,7); «tengo ante mis ojos tu misericordia» (26,3); «de la misericordia de Yahvé esta llena la tielTa» (33,5); «ex-tiendes tu misericordia a los que conoeen» (36,11); «no apartes de mi tu misericordia» (40,12); «apiadate de mi segûn tu misericordia» (51,3a); «en ti, Sefior, esta la miselicordia» (62,13); «no me negô su misericordia» (66,20); «por inmensa misericordia escûchame» (67,14); «dijiste: tu misericordia es etema» (89,3a); «se acordô de su misericor-dia» (98,3a); «quiero contar tu misericordia» (101,1 b); «(Dios) te coro-na de misericordia» (103,4b); «Alabad a Yahvé ... porque es etema su misericordia» (106,1); «mas grande que los cielos tu misericordia» (108,5a); «hizo con nosotros su misericordia» (117,2).

    El salmo 118 en los versos 1b.2.3.4.29 repite: «porque es etema su misericordia». El salmo 136,1-26 diee en todos sus versos: «por-que es etema su misericordia». Todavia se repite alguna vez coma estribillo, en los salmos siguientes (138,2b; 143,12a; 145,8b).

    FINAL

    Los piadosos de Israel estan enfervorizados con su Dios. Ven en El toda su esperanza. Saben que no han descubierto todas sus posi-bilidades en el amor y en el poder. l.Hacia dônde los llevarâ? «A través de esta gran experiencia espiritual la plegaria y la existencia fiel se transfonnaran en gozo, en sabor, en amor, en comuniôn p1ena con Dios» 23. Una cosa hay cierta: el dia de Yahvé llegara. Ese dia, hablando en metâforas, sera recibido por la naturaleza que saltara de alegria. Es una buena noticia saber que Dios viene. Dicho en una metâfora abarcante, siempre que viene «saltan los montes coma car-neros y las colinas coma corderos» (114,4).

    23 GIANFRANCO RAVASI, «La espiritualidad deI saiterim>, en ANTONIO BONORA (ed.), ESpiritualidad dei Antigua Testamenta, Saiamanca, 1994, 315.