Medicina Del Trabajo

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MEDICINA y SEGURIDAD

del trabajo

EDITORIALLa revista de Medicina y Seguridad del Trabajo formar parte del proyecto de Portal de publicaciones electrnicas del Ministerio de Ciencia e Innovacin.Jernimo Maqueda Blasco, Jorge Veiga de Cabo.................................................................................

10-11

ARTCULOS ESPECIALESSalud y Seguridad del Trabajo en Portugal: apuntes diversos.Antnio de Sousa Uva....................................................................................................................................

12-25

ORIGINALESDiagnstico y tratamiento de la dependencia de alcohol.Enriqueta Ochoa Mangado, Agustn Madoz-Grpide, Natividad Vicente Muelas......................

26-40

El paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo.Jos Carlos Mingote Adn, Macarena Glvez Herrer, Pablo del Pino Cuadrado, M Dolores Gutirrez Garca ........................................................................................................................ 41-63

Serie temporal de los accidentes laborales atendidos en un Hospital de Agudos y su relacin con la meteorologa y la polucin atmosfrica.Brgido Prez Bermdez, Antonio Valdivia Prez, Ana Beln Nieto Snchez................................

64-71

Medicina del trabajo y calidad del diagnstico de los procesos causantes de Incapacidad Temporal.Esther lvarez Theurer, Manuel Vaquero Abelln..................................................................................

72-79

Perfil epidemiolgico de las enfermedades profesionales en Alicante 2002- 2005.Senn Berenguer-Ortuo, Andrs A. Agudelo-Surez , Jos Mara Rol-Valds, Elena Ronda-Prez ........................................................................................................................................... 80-90

Trabajo en produccin de comidas: Consecuencias en la alimentacin y estado nutricional de los trabajadores.Matos, Cristina Henschel; Proena, Rossana Pacheco Da Costa; Costa, Soraya Pacheco Da........... 91-100

Seroprevalencia y conocimiento de vacunacin en nuevos residentes.Serrano Ramos, C., Jimnez Bajo, L., Bardn Fernndez-Pacheco, Valle Robles, M. L. I., OConnor, S., Caso Pita, C. ........................................................................................................... 101-110

Disruptores endocrinos utilizados en la industria textil-confeccin en Espaa.Rafael Gadea, Laura Mundemurra, Tatiana Santos, Ana M Garca .................................... 111-118

RETROSPECTIVASDon Juan Huarte de San Juan: El doctor que anticip la melancola de Don Quijote.Pedro Garca Martn ........................................................................................................................................ 119-131

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Tomo 55 enero - marzo 2009 1er Trimestre Ministerio de Ciencia e Innovacin Med Seg Trab 2009; 55 (214): 1-X Fundada en 1952 NIPO: 354 - 08 - 001 - X Instituto de Salud Carlos III Escuela Nacional de Medicina del trabajo http://scielo.isciii.es http://infosaludlaboral.isciii.es

Ministerio de Ciencia e Innovacin

Instituto Medicina del Trabaj o de Salud Carlos III

Escuela Nacional d e

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Med Segur Trab 2009; 55 (214): 1-9

SUMARIO EDITORIALLa revista de Medicina y Seguridad del Trabajo formar parte del proyecto de Portal de publicaciones electrnicas del Ministerio de Ciencia e Innovacin.Jernimo Maqueda Blasco, Jorge Veiga de Cabo .....................................................

10-11

ARTCULOS ESPECIALESSalud y Seguridad del Trabajo en Portugal: apuntes diversos.Antnio de Sousa Uva ...........................................................................................

12-25

ORIGINALESDiagnstico y tratamiento de la dependencia de alcohol.Enriqueta Ochoa Mangado, Agustn Madoz-Grpide, Natividad Vicente Muelas ...........

26-40

El paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo.Jos Carlos Mingote Adn, Macarena Glvez Herrer, Pablo del Pino Cuadrado, M Dolores Gutirrez Garca ..................................................................................

41-63

Serie temporal de los accidentes laborales atendidos en un Hospital de Agudos y su relacin con la meteorologa y la polucin atmosfrica.Brgido Prez Bermdez, Antonio Valdivia Prez, Ana Beln Nieto Snchez ...................

64-71

Medicina del trabajo y calidad del diagnstico de los procesos causantes de Incapacidad Temporal.Esther lvarez Theurer, Manuel Vaquero Abelln ......................................................

72-79

Perfil epidemiolgico de las enfermedades profesionales en Alicante 2002- 2005.Senn Berenguer-Ortuo, Andrs A. Agudelo-Surez , Jos Mara Rol-Valds, Elena Ronda-Prez ................................................................................................

80-90

Trabajo en produccin de comidas: Consecuencias en la alimentacin y estado nutricional de los trabajadores.Matos, Cristina Henschel; Proena, Rossana Pacheco Da Costa; Costa, Soraya Pacheco Da ..

91-100

Seroprevalencia y conocimiento de vacunacin en nuevos residentes.Serrano Ramos, C., Jimnez Bajo, L., Bardn Fernndez-Pacheco, Valle Robles, M. L. I., OConnor, S., Caso Pita, C. ........................................................................

101-110 111-118

Disruptores endocrinos utilizados en la industria textil-confeccin en Espaa.Rafael Gadea, Laura Mundemurra, Tatiana Santos, Ana M Garca .............................

RETROSPECTIVASDon Juan Huarte de San Juan: El doctor que anticip la melancola de Don Quijote.Pedro Garca Martn .............................................................................................

119-131

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ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA DEL TRABAJO DEL INSTITUTO DE SALUD CARLOS IIIDirectora: Ascensin Bernal ZamoraInstituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

Director Adjunto: Jernimo Maqueda Blasco

Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

COMIT EDITORIALRedactor Jefe: Jorge Veiga de CaboEscuela Nacional de Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

Redactor Adjunto: Marcelo Jos DAgostino

Organizacin Panamericana de la Salud. Organizacin Mundial de la Salud (OPS/OMS). Washington DC. USA.

MIEMBROSGuadalupe Aguilar Madrid Juan Castan lvarez Valentina ForastieriInstituto Mexicano del Seguro Social. Unidad de Investigacin de Salud en el Trabajo. Mxico. Jefe Estudios Unidad Docente. Comunidad Autnoma Asturias. Asturias. Espaa. Programa Internacional de Seguridad, Salud y Medio Ambiente (Trabajo Seguro) Organizacin Internacional del Trabajo (OIT/ILO). Ginebra. Suiza.

Clara Guilln Subirn Rosa Horna Arroyo

Ibermutuamur. Madrid. Espaa. Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Marqus de Valdecilla. Santander. Espaa.

Juan Antonio Martnez Herrera Hector Alberto Nieto

Unidad Equipo Valoracin Incapacidades. Madrid. Espaa. Ctedra de Salud y Seguridad en el Trabajo Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Argentina.

Antnio Neves Pires de Sousa Uva M Luisa Rodrguez de la Pinta Jos Mara Roel Valds

Escola de Saude Pblica. Universidad Nova de Lisboa. Lisboa. Portugal. Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Puerta de Hierro. Majadahonda. Madrid. Espaa. Sector Enfermedades Profesionales. Centro Territorial INVASSAT. Alicante. Espaa.

Secretaria: Rosa Mara Lanciego Martn

Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

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COMIT CIENTFICOEnrique Alday FigueroaInstituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo. Madrid. Espaa.

Fernando lvarez Blzquez

Instituto Nacional de la Seguridad Social. Madrid. Espaa.

Francisco Jess lvarez Hidalgo Carmen Arceiz Campos

Unidad Salud, Seguridad e Higiene del Trabajo. Comisin Europea. Luxemburgo. Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital de La Rioja. Logroo. Espaa.

Csar Borobia Fernndez Ricardo Burg Ceccim

Universidad Complutense de Madrid. Madrid. Espaa. Universidade Federal do Rio Grande do Sul. Brasil.

Mara Dolores Carreo Martn Fernando Carreras Vaquer

Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa. Subdireccin General de Sanidad Ambiental y Salud Laboral. Ministerio de Sanidad y Poltica Social. Madrid. Espaa.

Amparo Casal Lareo

Azienda Ospedaliera Universitaria Careggi. Florencia. Italia.

Covadonga Caso Pita Rafael Castell Salv

Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Clnico San Carlos. Madrid. Espaa. Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Palma de Mallorca. Espaa.

Mara Castellano Royo

Facultad de Medicina. Granada. Espaa.

Luis Conde-Salazar Gmez

Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

Francisco Cruzet Fernndez Juan Dancausa Roa

Ex-Jefe del Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Clnico San Carlos. Madrid. Espaa. MEDYCSA. Madrid. Espaa.

Juan Jos Daz Franco

Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Madrid. Espaa.

Elena de la Fuente Dez

Consorcio Hospital General Universitario. Valencia. Espaa.

Francisco de la Gala Snchez Mara Fe Gamo Gonzlez

Sociedad Espaola de Medicina y Seguridad del Trabajo. Madrid. Espaa. Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Madrid. Espaa.

Mara ngeles Garca Arenas Fernando Garca Benavides Manuela Garca Cebrin Vega Garca Lpez

Servicio de Prevencin y Salud Labora. Tribunal de Cuentas. Madrid. Espaa. Universidad Pompeu-Fabra. Barcelona. Espaa. Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital de la Princesa. Madrid. Espaa. Instituto Navarro de Salud Laboral. Pamplona. Espaa.

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Juan Jos Granados Arroyo Felipe Heras Mendaza

Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Severo Ochoa. Legans (Madrid). Espaa. Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Madrid. Espaa.

Rafael Hinojal Fonseca Juan Felipe Hunt Ortiz Emilio Jardn Dato

Universidad de Oviedo. Espaa. Oficina de la Organizacin Internacional del Trabajo en Espaa. Madrid. Espaa. Instituto Nacional de la Seguridad Social. Madrid. Espaa.

Adolfo Jimnez Fernndez

Organizacin Iberoamericana de la Seguridad Social. Madrid. Espaa.

Cuauhtmoc Arturo Jurez Prez Francisco Marqus Marqus Gabriel Mart Amengual

Instituto Mexicano del Seguro Social. Unidad de Investigacin de Salud en el Trabajo. Mxico. Consejera de Sanidad de la Comunidad Autnoma de Madrid. Madrid. Espaa. Universidad de Barcelona. Barcelona. Espaa.

Begoa Martnez Jarreta Isabel Maya Rubio

Universidad de Zaragoza. Zaragoza. Espaa. Mutua Universal. Barcelona. Espaa.

Luis Mazn Cuadrado

Hospital de Fuenlabrada. Madrid. Espaa.

Guillermo Muoz Blzquez Clotilde Nogareda Cruixat Pilar Nova Melle

Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Universitario de Getafe. Getafe (Madrid). Espaa. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo. Barcelona. Espaa. Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED). Madrid. Espaa.

Mara Concepcin Nez Lpez Elena Ordaz Castillo

Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital La Paz. Madrid. Espaa. Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

Carmen Otero Dorrego Cruz Otero Gmez

Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital General de Mstoles. Mstoles (Madrid). Espaa. Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Universitario Prncipe de Asturias. Alcal de Henares (Madrid). Espaa.

Francisco Prez Bouzo Flix Robledo Muga

Prevencin & Salud. Santander. Espaa. Consejera de Sanidad de la Comunidad Autnoma de Madrid. Madrid. Espaa.

Carlos Anbal Rodrguez Josefa Ruiz Figueroa

Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Buenos Aires. Argentina. Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Instituto de Salud Carlos III. Madrid. Espaa.

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Pere Sant Galln

Escuela de Medicina del Trabajo de la Universidad de Barcelona. Barcelona. Espaa.

Javier Sanz Valero

Direccin General de Salud Pblica. Ganda (Valencia). Espaa.

Dolores Sol Gmez

Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo. Barcelona. Espaa.

Jos Ramn Soriano Corral Julio Vadillo Ruiz

Mutua Universal. Madrid. Espaa. Grupo MGO. Madrid. Espaa.

Rudolf Van Der Haer Javier Yuste Grijalva

MC Mutual. Barcelona. Espaa. Ex-Jefe del Servicio de Prevencin de Riesgos Laborales. Hospital Ramn y Cajal. Madrid. Espaa.

Marta Zimmermann Verdejo

Instituto Nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo. Madrid. Espaa.

REDACCIN Y ADMINISTRACINEscuela Nacional de Medicpina del Trabajo del ISCIII Pabelln, 8 Facultad de Medicina Ciudad Universitaria 28040 Madrid. Espaa.

Indexada en

OSH ROM (CISDOC) Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) IBECS, ndice Bibliogrfico Espaol de Ciencias de la Salud IME, ndice Mdico Espaol SciELO (Scientific Electronic Library Online) Dialnet Latindex Portal de Revistas Cientficas. BIREME.OPS/OMS

Periodicidad Edita

Trimestral, 4 nmeros al ao. Escuela Nacional de Medicina del Trabajo Instituto de Salud Carlos III Ministerio de Ciencia e InnovacinMINISTERIO DE CIENCIA E INNOVACIN

Instituto de Salud Carlos III

NIPO: 477-09-013-6 Diseo y maquetacin: Agencia Estatal Boletn Oficial del Estado http://www.scielo.org http://scielo.isciii.es http://infosaludlaboral.isciii.es

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NORMAS DE PUBLICACINLa Revista de Medicina y Seguridad del Trabajo nace en 1952, editada por el Instituto Nacional de Medicina y Seguridad del Trabajo. Actualmente y desde 1996, es editada por la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo del Instituto de Salud Carlos III. A partir de 2009 se edita exclusivamente en formato electrnico (Scientific Electronic Library-SciELO http://www.scielo.org y http://scielo.isciii.es, Directory Open Access Journals-DOAJ - http://www.doaj.org/ y Portal de Salud y Seguridad del Trabajo http://infosaludlaboral.isciii.es) Publica trabajos Originales, Actualizaciones y/o Revisiones, Casos Clnicos, Perspectivas, Editoriales, Cartas al Director, Artculos de Recensin y Artculos Especiales, redactados en espaol o ingls y referidos a todos los aspectos cientficos o de especial relevancia socio-sanitaria, relacionados con la medicina del trabajo y la salud laboral.1.- TIPOS DE MANUSCRITOS 1.1.- Artculos Originales Se consideran artculos originales aquellos trabajos de investigacin cuantitativa o cualitativa relacionados con cualquier aspecto del campo sanitario relacionado con las reas de estudio de la revista. 1.2.- Actualizaciones y revisiones Trabajos de revisin de determinados temas que se consideres de relevancia en la prctica mdica, preferentemente con carcter de revisiones sistemticas. 1.3.- Casos clnicos Descripcin de uno o ms casos por su especial inters debido a su especial aportacin al conocimiento cientfico o por su extraeza, entre otros motivos. 1.4.- Perspectivas Artculos que, a juicio o invitacin expresa del Comit Editorial, desarrollen aspectos novedosos, tendencias o criterios, de forma que puedan constituir un enlace entre los resultados de investigacin, los profesionales sanitarios y la sociedad cientfica. 1.5.- Editoriales Artculos escritos a solicitud del Comit Editorial sobre temas de inters o actualidad. 1.6.- Cartas al Director Observaciones o comentarios cientficos o de opinin sobre trabajos publicados en la revista recientemente o que constituyan motivo de relevante actualidad. 1.7.- Artculos de recensin Comentarios sobre libros de inters o reciente publicacin. Generalmente a solicitud del Comit Editorial, aunque tambin podrn ser considerados los enviados espontneamente. 1.8.- Artculos especiales El Comit Editorial podr encargar para esta seccin, trabajos de investigacin u opinin que considere de especial relevancia. Aquellos autores que deseen colaborar en esta seccin debern solicitarlo previamente al Comit Editorial, enviando un breve resumen y consideraciones personales sobre el contenido e importancia del tema. 2.- REMISIN DE MANUSCRITOS 2.1- Criterios generales y poltica editorial El envo de un manuscrito a la revista implica que es original y no ha sido publicado en formato impreso o electrnico, ni se encuentra en trmite de evaluacin para ser publicado en cualquier medio de difusin. En caso de que el manuscrito o parte de su contenido hubiese sido publicado previamente en algn medio de difusin, en formato papel o electrnico, deber ser puesto en conocimiento del Comit de Redaccin de la revista, proporcionando copia de lo publicado. Es responsabilidad de los autores la obtencin de todos los permisos necesarios para reproduccin de cualquier material protegido por derechos de autor o de reproduccin, en cuyo caso, los autores debern referirlo en la carta de presentacin y acompaarn al manuscrito carta original que otorgue el permiso, en la que se especifique con exactitud el cuado, figura o texto al que hace referencia. En los trabajos que hayan sido financiados parcial o totalmente por alguna institucin pblica o privada, el autor principal o autores debern hacerlo constar en su carta de presentacin, especialmente en aquellos casos en los que sea condicin necesaria que se haga mencin explicita a esta circunstancia en su publicacin como artculo. Cuando se presenten para publicacin estudios realizados con seres humanos, deber nacerse constar de forma explcita que se han cumplido las normas ticas del Comit de Investigacin o de Ensayos Clnicos correspondiente a la declaracin de Helsinki (http:// www.wma.net/s/index.html). La Revista de Medicina y Seguridad del Trabajo se reserva todos los derechos legales de reproduccin del contenido, lo que es aceptado implcitamente por los autores en el momento de envo de los manuscritos para su publicacin en la revista. En el caso de artculos aceptados para publicacin, no se devolvern los soportes fsicos en los que fueron enviados. Los trabajos no aceptados sern devueltos a la direccin del representante del artculo. Por cada trabajo publicado, la revista Medicina y Seguridad del Trabajo, enviar gratuitamente al primer autor y cada uno de los firmantes, tres ejemplares hasta un mximo de diez autores. El Comit de Redaccin de la revista no se hace responsable de los resultados, afirmaciones, opiniones y puntos de vista sostenidos por los autores en sus diferentes formas y modalidades de intervencin en la revista. La remisin de manuscritos a la revista supone la aceptacin de todas las condiciones referidas. 2.2.- Formas de envo Los autores podrn enviar sus manuscritos acompaados de una carta de presentacin, dirigindose al Comit de Redaccin de la Revista, en cualquiera de las modalidades, por correo postal a la direccin: Escuela Nacional de Medicina del Trabajo. Pabelln 8, Ciudad Universitaria, 28040 Madrid (Spain) o mediante envo electrnico a [email protected]. En caso de remitirlo por correo postal, deber enviarse una copia en papel, especificando el tipo de trabajo que se enva, acompaada de una copia en formato electrnico y carta firmada por todos los autores del trabajo, en la que expresen su deseo de publicacin del trabajo en la revista.

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En caso de optar por remitir los manuscritos a travs de correo electrnico, se incluir copia del manuscrito completo en formato electrnico, firma electrnica de todos los autores manifestando su deseo de que sea publicado en la revista. Cuando esta opcin no sea posible, cada autor firmante enviar un correo electrnico declarando su deseo de publicacin del trabajo en la revista. 2.3.- Carta de presentacin La carta de presentacin deber indicar el tipo de artculo que se remite, acompaado de una breve descripcin del mismo y, en opinin delos autores, la relevancia que presenta, as como el nombre completo, direccin postal y electrnica, telfono e institucin del autor principal o responsable de la correspondencia. En ningn caso sern aceptadas para publicacin publicaciones redundantes y debern hacer constar que se tarta de un trabajo original, que no se encuentra publicado o en proceso de revisin en ninguna otra revista. En el caso de que el trabajo hay sido total o parcialmente o publicado previamente, harn constar esta circunstancia y deber acompaarse copia de lo publicado. Adems, y siempre que la ocasin lo requiera, en la carta de presentacin debern constar todos aquellos aspectos de especial importancia sobre normas de publicacin, prestando especial atencin a los aspectos de autora, publicacin previa, permisos de autorizacin de materiales con derechos de autor, financiacin y normas ticas, especificados en el punto 2.1. El artculo se encontrar estructurado en las siguientes secciones: pgina del ttulo, resumen y palabras clave, abstract en ingls, texto, bibliografa, tablas, notas de tablas, figuras, pies de figuras, anexos, agradecimientos y menciones especiales (en caso de que proceda). 2.4.- Pgina del Ttulo En la pgina del ttulo se relacionarn siguiendo el orden establecido, los siguientes datos: Ttulo del artculo deber enviarse el ttulo en Espaol y en Ingls, deber procurarse no exceder, en lo posible, en ms de 10 palabras, y en ningn caso superior a 15. Debe describir el contenido del artculo de forma clara y concisa, evitndose acrnimos y abreviaturas que no sean de uso comn. Carta de presentacin con la aceptacin y firma de todos los autores. Debido a que la edicin de la revista es electrnica, sera deseable recibir la firma electrnica de todos los autores del artculo. Nombre y apellidos completos de todos los autores, incluyendo al autor principal o responsable de la correspondencia, quien adems enviar los datos completos para referirlos en el apartado del artculo destinado a correspondencia. El nombre de los autores deber atender al formato con el que cada uno de ellos prefiera que figuren para recuperacin en bases de datos bibliogrficas nacionales e internacionales. Los nombres de los autores debern encontrarse separados entre s por comas y hasta un mximo de seis. Cuando el nmero de autores superen el especificado, el resto de autores, a partir del sexto, se acompaarn en anexo al final del texto. La autora deber ajustarse a las normas de Vancouver. Cada autor deber acompaado de un nmero arbico, en superndice, que lo relacionar con la institucin o instituciones a la o las que pertenece. En caso de que en la publicacin deba figurar referencia explcita a alguna institucin financiadora, deber hacerse constar en esta pgina.

2.5.- Resumen Cada artculo de investigacin original y revisiones, debern contar con un resumen en espaol y un abstract en ingls, estructurado en los apartados de introduccin, objetivos, material y mtodo, resultados y discusin (o conclusiones en su caso). No contendr citas bibliogrficas y deber ser lo suficientemente explicativo del contenido del artculo. No deber contener informaciones o conclusiones que no se encuentren referidas en el texto, ni se remitir al mismo. Es conveniente tener en cuenta que el resumen es la nica parte del artculo que se incluye en las bases de datos bibliogrfica y lo que permite a los lectores decidir sobre su inters. Deber tener una extensin mxima de 150-200 palabras y en la misma pgina 2.6.- Palabras clave De forma separada al resumen, se incluirn de tres a cinco palabras clave en espaol y key words en ingls. Para definir las palabras clave se recomienda utilizar descriptores utilizados en tesauros internacionales, Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) (http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm), Medical Subject Headings (MeSH) (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/sites/entrez?db=mesh), o tesauro de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT-ILO) (http://www.ilo.org/thesaurus/defaultes.asp). Con el fin de poder incluir los artculos en las bases de datos bibliogrficas que as lo requieran, los autores que remitan sus artculos redactados en espaol, debern enviar el resumen y las palabras clave traducidas al ingls, y viceversa, en el caso de manuscritos remitidos en ingls, los autores debern incluir un resumen en espaol (castellano), en ambos casos, encabezando siempre nueva pgina. 2.7.- Texto Los manuscritos debern encontrarse redactados en espaol (castellano) o en ingls y en formato Microsoft Word o compatible. En el caso de artculos originales debern encontrarse estructurados atendiendo a las siguientes secciones: introduccin, material y mtodos, resultados y discusin, cada una de ellas, convenientemente encabezadas. En el apartado de material y mtodos se especificar el diseo, la poblacin de estudio, los mtodos estadsticos empleados, los procedimientos y normas ticas seguidas en caso de que sean necesarias y los procedimientos de control de sesgos, entre otros aspectos que se consideren necesarios. Los trabajos de actualizacin y revisin bibliogrfica pueden requerir un ajuste diferente en funcin de su contenido. Debern citarse aquellas referencias bibliogrficas estrictamente necesarias, teniendo en cuenta criterios de relevancia o pertinencia. 2.8.- Tablas y figuras El contenido ser explicativo y complementario, sin que los datos puedan suponer redundancia con los referidos en el texto. Las leyendas, notas de tablas y pies de figuras, debern ser lo suficientemente explicativas como para poder ser interpretadas sin necesidad de recurrir al texto. Llevarn un ttulo en la parte superior y si se considera necesario, una breve explicacin a pi de tabla o figura. Debern ser remitidas al final del texto, incluyndose cada tabla o figura en pgina independiente, o en fichero aparte, preferiblemente en ficheros Power Point, JPEG, GIFF o TIFF.

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Las tablas y las figuras sern clasificadas de forma independiente, las tablas mediante nmeros romanos consecutivamente y las figuras mediante nmeros arbicos en orden de aparicin en el texto. Se recomienda no sobrepasar el nmero de ocho tablas y ocho figuras en los artculos originales. Las figuras no repetirn datos ya incluidos en el texto del artculo ni en las tablas. En caso de incluir fotografas de pacientes, estarn realizadas de forma que no sean identificables. 2.9.- Normas de accesibilidad Se recomienda que los autores tengan en cuenta los requisitos de accesibilidad de las plataformas informticas de soporte lgico (UNE 139802 EX) http://www.cettico.fi.upm.es/aenor/presenta.htm Los lectores de pantalla empleados por los usuarios ciegos no son capaces de leer textos escritos usando primitivas grficas. Por lo tanto, los textos que se escriban en pantalla deben utilizar los servicios de escritura de texto facilitados por el entorno operativo. Del mismo modo, cualquier foto, vdeo, dibujo o grfico queda fuera del alcance de los lectores de pantalla. Por ello, cuando se utilicen grficos en la pantalla debern ir acompaados por textos explicativos que permitan a las personas invidentes obtener informacin acerca del contenido de la imagen. 2.10.- Abreviaturas En caso de utilizarse abreviaturas, el nombre completo al que sustituye la abreviacin, deber preceder a su utilizacin y siempre la primera vez que se utilicen en el texto, excepto en el caso de que se corresponda con alguna unidad de medida estndar. Cuando se utilicen unidades de medida, se utilizarn, preferentemente las abreviaturas correspondientes a las Unidades del Sistema Internacional. Siempre que sea posible, se incluir un listado de abreviaturas presentes en el cuerpo del trabajo. 2.11.- Referencias bibliogrficas Las citas bibliogrficas se enumerarn consecuentemente de acuerdo con su orden de aparicin en el texto. Debern identificarse tanto en el texto como en las tablas, utilizando nmeros arbicos entre parntesis. Las referencias a textos que no hayan sido publicados ni que se encuentren pendientes de publicacin (comunicaciones personales, manuscritos o cualquier otro dato o texto no publicado), podr incluirse entre parntesis dentro del texto del artculo, pero no se incluir en las referencias bibliogrficas. El estilo y la puntuacin se basar en el utilizado por la National Library of Medicine (NLM) de Estados Unidos, sistema muy similar al utilizado en las normas de Vancouver, pero que incluye alguna modificacin menor respecto al anterior. Se ha optado por la utilizacin del sistema de la NLM porque permite mayor homogeneidad con los sistemas de referencias utilizados en Medline e ndice Bibliogrfico Espaol de Ciencias de la Salud (IBECS), as como en sistemas de acceso a texto completo (open accees) como PubMed y Sceintific Electronic Library Online (SciELO) http://scielo.isciii. es, accesibes desde http://bvs.isciii.es. Se encuentra disponible en el manual Citing Medicine: The NLM Style Guide for Authors, Editors and Publishers (2007) que contiene todas las instrucciones sobre

el formato de las referencias bibliogrficas http:// www.ncbi.nlm.nih.gov/books/bv.fcgi?call=bv. View..ShowTOC&rid=citmed.TOC&depth=2 Ejemplos: A) Artculo en revista mdica: Autor o autores (separados por comas). Ttulo del artculo. Abreviatura internacional de la revista ao; volumen (nmero): pgina inicial-pgina final del artculo. Ejemplo: lvarez Gmez S, Carrin Romn G, Ramos Martn A, Sardina MV, Garca Gonzles A. Actualizacin y criterios de valoracin funcional en el transporte cardaco. Med Segur Trab 20006; 52 (203): 15-25. Cuando el nmero de autores sea superior a seis, se incluirn los seis primeros, aadiendo la partcula latina et al. B) Libros: Autor o autores (separados por comas). Ttulo del libro. Edicin. Lugar de publicacin: Editorial; ao. Ejemplo: Gil-Lozaga P, Puyol R. Fisiologa de la audicin. Madrid: Interamericana-Mc Graw Hill; 1996. C) Material electrnico: MEDRANO ALBERO, M Jos, BOIX MARTINEZ, Raquel, CERRATO CRESPAN, Elena et al. Incidencia y prevalencia de cardiopata isqumica y enfermedad cerebrovascular en Espaa: revisin sistemtica de la literatura. Rev. Esp. Salud Publica. [online]. ene.-feb. 2006, vol.80, no.1 [citado 05 Febrero 2007], p.05-15. Disponible en la World Wide Web: . ISSN 1135-5727. 2.12.- Anexos Se corresponder con todo aquel material suplementario que se considere necesario adjuntar para mejorar la comprensin del trabajo (encuestas, resultados analticos, tablas de valores, etc.). 2.13.- Agradecimientos, colaboraciones y menciones especiales En esta seccin se har mencin a personas, organismos, instituciones o empresas que hayan contribuido con su apoyo o ayuda, materiales o econmicas, de forma significativa en la realizacin del artculo, y en su caso, el nmero de proyecto si le fue asignado. Toda mencin a personas fsicas o jurdicas incluidas en este apartado debern conocer y consentir dicha mencin, correspondiendo a los autores la gestin de este trmite. 2.14.- Autorizaciones Siempre que parte del material aportado por los autores, se encuentre sujeto a derechos de autor (copyright) o que se necesite autorizacin previa para su publicacin, los autores debern aportar al manuscrito, y hacindolo constar en la carta de presentacin, originales de las autorizaciones correspondientes. Siendo responsabilidad de los mismos el estricto cumplimiento de este requisito. 2.15.- Proceso de revisin Los artculos sern sometidos a un proceso de revisin por pares (peer-review) as como de correccin de errores.

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MEDICINA y SEGURIDAD del trabajoEditorialJernimo Maqueda Blasco Escuela Nacional de Medicina del Trabajo Instituto de Salud Carlos III, Madrid, Espaa. Jorge Veiga de Cabo Escuela Nacional de Medicina del Trabajo Instituto de Salud Carlos III, Madrid, Espaa.

La recientemente incorporacin del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) al Ministerio de Ciencia e Innovacin (MICINN), y por tanto de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo (ENMT), ha supuesto una reorganizacin y adaptacin de los sistemas de gestin de las diferentes Instituciones y Centros que en este momento lo integran, en un intento por homogeneizar el marco gerencial y de las polticas administrativas que utilizaban cada uno de ellos. Esta adaptacin al nuevo modelo, ha supuesto, adems del intento por armonizar los modelos de gestin, la adecuacin conceptual en lo que respecta a la actualizacin de la poltica, entre otros aspectos, del Programa Editorial de las diferentes publicaciones oficiales, bien sean monografas o publicaciones peridicas, que se generan en cada una de las Instituciones y Centros que integran el MICINN. En este sentido, la principal modificacin que afecta al Programa Editorial del MICINN, y por tanto al Instituto de Salud Carlos III y a la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, al que en la actualidad pertenecen, se refiere a su adhesin institucional al Plan de Contratacin Pblica Verde que ha puesto en marcha la Administracin General del Estado (AGE) desde que se aprob por Acuerdo del Consejo de Ministros del 11 de enero de 2008. Este Plan pretende establecer, adems de un marco de proteccin para el Medio Ambiente, modernizar y actualizar los sistemas de edicin y de acceso a la informacin de las Administraciones Pblicas de forma que incrementen su penetrabilidad y difusin, integrndose dentro de una sociedad de informacin digitalizada que permita un acceso a la misma ms universal. En definitiva, pretende actuar dentro del marco del principio de eficacia al que hace referencia la Ley 11/2007, de 22 de junio, y se trata fundamentalmente, a la vez contribuir a mantenimiento ecolgico del Planeta, de adecuar los sistemas de edicin dentro del campo de las tecnologas de informacin y comunicacin electrnica, aprovechando las ventajas y posibilidades que estos sistemas ofrecen. Como cabe esperar, la adhesin del Plan de Contratacin Pblica Verde por parte de los diferentes Departamentos, Instituciones y Centros dependientes de la AGE, repercute de forma directa sobre los Programas Editoriales de cada uno de ellos, y por tanto, afecta a la poltica editorial que adopta a partir de este momento, la revista de Medicina y Seguridad del Trabajo. Como consecuencia de ello, a partir del primer nmero de este ao 2009, la revista ser editada exclusivamente en formato electrnico, y se podr acceder a la misma mediante los procedimientos disponibles hasta el momento en su versin electrnica como vehculos de difusin internacional de la misma, Scientific Electronic Library (SciELO http://www. scielo.org y http://scielo.isciii.es), Directory Open Access Journals (DOAJ - http://www.doaj.org/), as como desde una plataforma especfica de publicaciones oficiales que se habilitar a este efecto y se encontrar en breve disponible, desde el Ministerio de Ciencia e Innovacin y desde el propio Instituto de Salud Carlos III. Los ajustes que supone la reorganizacin de todo un proceso editorial que hasta el momento se encontraba diseado desde su inicio bajo un entorno de edicin en papel, el cual y mediante las adaptaciones oportunas, permita tambin el acceso a travs de plataformas disponibles desde Internet, y la migracin hacia un modelo de publicacin puramente electrnica desde la base de su diseo hasta la visibilidad de la publicacin en su versin exclusiva de formato electrnico, ha supuesto un retraso en la publicacin de los primeros nmeros 214 y 215, correspondientes a los meses de marzo y junio, respectivamente, de este aoEditorial Jernimo Maqueda Blasco, Jorge Veiga de Cabo

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2009. Por este motivo, quisiera manifestar nuestro ms sincero agradecimiento hacia la comprensin que han mostrado los suscriptores y lectores habituales de la revista, a la vez de solicitar las disculpas oportunas por los inconvenientes que esta situacin les haya podido ocasionar. Por ltimo, y en la confianza de que las modificaciones que actualmente se incorporan en la poltica editorial de la revista, tengan una repercusin positiva y supongan una mejora de futuro en cuanto a su accesibilidad y difusin, no quisiera cerrar este Editorial sin manifestar tambin nuestro ms sincero agradecimiento hacia la actitud de colaboracin que en todo momento ha sido mostrada por los autores de los nmeros en proceso de edicin, as como al equipo de la revista, por el esfuerzo que durante este tiempo ha dedicado en adaptar el proceso de edicin a su nueva lnea editorial.

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MEDICINA y SEGURIDAD del trabajoSalud y Seguridad del Trabajo en Portugal: apuntes diversos Some annotations about Occupational Health and Safety in PortugalAntnio de Sousa Uva Mdico del Trabajo e profesor catedrtico de Salud Ocupacional. Escola Nacional de Sade Pblica Universidade Nova de Lisboa.Correspondencia: Antnio de Sousa Uva GD de Sade Ambiental e Ocupacional Escola Nacional de Sade Pblica/UNL [email protected] Telef: 21 751 21 00 Fax 21 758 27 54

ResumenEl autor aborda algunos aspectos relativos a la Salud y Seguridad del Trabajo (SST) en Portugal llamando la atencin para, esencialmente, intentar sostener la tesis de que, desde mediados de la dcada de los 90, se observaron importantes avances en la mejora de las condiciones del trabajo en la perspectiva de la SST, aunque se mantuvieron algunos problemas en la prctica concreta de las normativas legales. Incluso con estas mejoras, las tasas de frecuencia de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales en Portugal todava se mantienen muy elevadas necesitando, por tanto, estrategias ms agresivas para concienciar la sociedad portuguesa en torno a las polticas pblicas de SST efectivamente promotoras de prevencin de riesgos profesionales y de la promocin de la salud de quien trabaja. Es por tanto indispensable que la proteccin de la salud y de la seguridad de los trabajadores en los puestos de trabajo sea encarada como un conjunto de actividades de indiscutible utilidad para todos los representantes del mundo del trabajo e que la agenda poltica pase a valorizar, an ms, la promocin de espacios de trabajo saludables y seguros, con la consecuente valorizacin de las variables individuales en la estrategia nacional de salud y seguridad. Palabras clave: Portugal, Salud y Seguridad del Trabajo, Accidentes de Trabajo, Enfermedades Profesionales. Med Segur Trab 2009; 55 (214): 12-25

AbstractIn the present work, the author analyzes several aspects of Occupational Health and Safety (OHS) in Portugal. He provides evidence sustaining the assumption of an important progress, since the mid-nineties, in the improvement of the working conditions from an OHS perspective. Nevertheless, several problems still remain in the practical application of legal regulations. In addition, despite of these improvements, the frequency rates of working accidents and occupational diseases remain very high. Hence, more aggressive strategies are required to increase the awareness of the Portuguese society relative to the OHS public policies, whose effectiveness has been demonstrated either in terms of occupational risks prevention and workers health promotion. The protection of workers health and safety at the workplace must then be assumed as an activity of indisputable utility by all stakeholders. The political agenda must thus promote even more the promotion of

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healthy and safe workplaces. As a consequence, there would be also a higher development of individual aspects, and not only environmental data, in the national strategy of occupational health and safety. Keywords: Portugal: Occupational Health and Safety; Occupational Accidents; Occupational Diseases. Med Segur Trab 2009; 55 (214): 12-25

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InTRodUccInEn el transcurso de los ltimos dos siglos, los aspectos de la Salud y la Seguridad del Trabajo tienen sido, sistemticamente, influenciados por innumerables factores econmicos, polticos y sociales entre los cuales se destacan, entre otros, la estructura macroeconmica, el nivel de industrializacin, la organizacin (y volumen) de las empresas y el grado de desenvolvimiento (socio-econmico y cultural). El avance econmico ms importante en Portugal ocurri, histricamente, con la industrializacin que se prolong hasta la llegada del Estado Nuevo (aos 30). Hasta el siglo XIX el desarrollo fue lento, disperso, y se redujo esencialmente a la importacin de maquinaria de la revolucin industrial inglesa y francesa, pocas en las que se realizaron en Portugal obras pblicas de grande envergadura1. La influencia negativa de los factores profesionales de la Salud y Seguridad de los trabajadores (SST) envolvi, histricamente, la insalubridad del ambiente de trabajo como factor determinante de la aparicin de enfermedades profesionales y de accidentes de trabajo. Las malas condiciones de trabajo, en la perspectiva de la Salud y de la Seguridad, llevaron a la creacin de programas de prevencin de los riesgos profesionales centrados, por un lado, en el ambiente de trabajo y, por otro lado, en la proteccin de la salud de los trabajadores expuestos. A pesar de esto, con el transcurso del tiempo, el desarrollo de las polticas de Salud y Seguridad en el Trabajo no tenan aun, en el contexto de las polticas sociales, la importancia que ciertamente tal tipo de intervencin debera adquirir en el mundo del trabajo y se concretiz en principio, en Portugal, en acciones fundamentalmente centradas en la vigilancia mdica de los trabajadores, como ya haba sucedido en la mayora de los pases mediterrneos.

ASPecToS genRIcoS de lA eSTRUcTURA emPReSARIAl PoRTUgUeSALa estructura de las empresas portuguesas tiene actualmente un importante predominio del sector terciario (rea de servicios) que, en 2005, ya representaba 78% del total de las empresas, empleando cerca de 62% de la poblacin laboral2. La realidad portuguesa, con una poblacin activa de cerca de cinco millones de trabajadores (Figura 1), se caracteriza por una estructura empresarial3 constituida esencialmente por pequeas, o incluso muy pequeas empresas (Tabla I y Figura 2), y por la existencia de un nmero elevado de trabajadores autnomos y de empresas de naturaleza familiar, lo que condiciona una situacin particular en materia de Salud, Higiene y Seguridad en el Trabajo (SH&ST), donde los modelos organizativos de prestacin de cuidados de Salud y Seguridad Figura 1 Portugal: forma satisfactoria. del Trabajo no siempre tienen auxiliado depoblacin activa empleada.Figura 1 Portugal: poblacin activa empleada.6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 M H

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

Fonte: EUOSHA, 2008

Las empresas con menos de diez trabajadores representaban, en 1997, 80.5% del total de empresas, aun empleando Fonte: EUOSHA,el 24.7% de la poblacin activa empleada. solamente 2008

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Datos ms recientes del Instituto Nacional de Estadstica (INE), relativos al 2004, indicaban que el tamao medio de las empresas portuguesas era de 9.4 trabajadores4.Tabla IIPortugal: tamao de las empresas. Portugal: tamao de las empresas Tabla 1988 hasta 9 trab. ................................ 10 a 19 ........................................ 20-49 ........................................... 50-99 ........................................... 100-199 ....................................... 74,5 12,7 8,1 2,6 1,2 1990 75,1 12,3 7,9 2 1,1 1992 76,6 11,8 7,4 2,4 1 1997 80,5 10,0 6,1 1,8 0,8 0,1

500 ............................................ 0,3 0,3 0,2 Figura 2 Portugal: tamao de las empresas en nmero de trabajadores.

Figura 2 Portugal: tamao de las empresas en nmero de trabajadores.90 80 70 60 50 40 30 1988 1990 1992 1994 1997

Tabla II Distribucin de la poblacin activa en Portugal por los tres grandes sectores de actividad econmi10 ca y su evolucin en los ltimos 47 aos (1960-2007).0

20

AO

hasta 9 10 a 19 Sector primrio20-49 (%) trab.

50-99

100-199 200-449 500 Sector secundrio (%)

Sector Tercirio (%)

1960 43,6 29,3 La estructura empresarial portuguesa se caracteriza 27,1 un predominio de microempresas por ( 4 UBE/da > 2,5 UBE/da 1-2 UBE/da 3-6 UBE/da 7-8 UBE/da 9-12 UBE/da > 13 UBE/da 1-2 UBE/da 3-4 UBE/da 5-6 UBE/da 7-8 UBE/da > 8 UBE/da Mujer

Unidad de Bebida Estndar (UBE): contenido medio en alcohol de una consumicin habitual en cuanto a su graduacin y volumen. 1 UBE = 10 g alcohol. Gramos de alcohol = ml de bebida X graduacin de la bebida X 0,8 / 100

Diversos tests de deteccin y cuestionarios diagnsticos son eficaces en la deteccin y diagnstico de los trastornos relacionados con el uso del alcohol. Aun siendo herramientas muy tiles para la deteccin de consumos de riesgo y del alcoholismo, cuando tengan finalidad diagnstica deben emplearse siempre en el transcurso de una entrevistaDiagnstico y tratamiento de la dependencia de alcohol Enriqueta Ochoa Mangado, Agustn Madoz-Grpide, Natividad Vicente Muelas

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estructurada y nunca pueden sustituir a la anamnesis y exploracin clnica. Pueden utilizarse para: 1. Deteccin o screening de casos. Ayudan a identificar los sujetos que cumplen criterios diagnsticos de abuso o dependencia al alcohol y requieren una evaluacin adicional para definir el diagnstico final. 2. Diagnstico. Cuantifican la presencia y, en su caso, la gravedad de los sntomas que constituyen la dependencia. 3. Evaluacin de la gravedad e intensidad de la dependencia, evaluacin del craving. 4. Evaluacin de la motivacin.

Cuestionarios de deteccin o screeningTabla precoz de consumo en funcin de cantidad de consumo La identificacinV: Patrones de los consumidoresde la riesgo es la piedra angular de las intervenciones preventivas en alcohol desde el mbito sanitario. El cribado sistemtico es Mujer la estrategia ms adecuada para identificar precozmente Hombre los consumidores de riesgo3.

deteccin es establecer un cribaje previo al con deteccin precoz de casos. Deben de ser sencillos en la aplicacin y 1-2 UBE/da 1-2 UBE/da resultar tiles en la clnica y en la investigacin epidemiolgica. Un resultado negativo en Bebedor moderado 3-6 UBE/da 3-4 UBE/da estos test no excluye el problema, dado que la negacin y posturas defensivas pueden Bebedor alto 7-8 UBE/da 5-6 UBE/da provocar falsos negativos por lo que hay que complementarlos con pruebas biolgicas y entrevistas a acompaantes antes de formular un diagnstico. Los ms utilizados son el Bebedor excesivo 9-12 UBE/da 7-8 UBE/da CAGE y el AUDIT. Otros son el CBA o Cuestionario Breve para Alcohlicos, el MALT o Gran riesgo Alkoholismus Test, el MAST o Michigan Alcoholism Screening > 8 UBE/da > 13 UBE/da Mnchner Test, el DPI o ndice problema =consumo perjudicial Bebedor de Problemas con la Bebida (diseado especficamente para poblacin mayor de 55 aos), el AAIS o Adolescent Alcohol lnvolvement Scale (identifica adolescentes con Consumo de riesgo > 4 UBE/da > 2,5 UBE/da problemas relacionados con la bebida) o el T-ACE y TWEAK (diseados especficamente para de Bebida casos de alto riesgo en mujeres). Unidad detectarEstndar (UBE): contenido medio en alcohol de una consumicin habitual en cuanto a su graduacin y diagnstico, Bebedor ligerovolumen. 1 UBE = 10 g alcohol.

Abstemio: objetivo de los cuestionarios de El No consume alcohol de forma habitual

El alcohol ml de bebida 4 items. de sensibilidad es Gramos de CAGE=consta de X graduacinSu la bebida X 0,8 / 100

del 65-100% y su especificidad del 80-100%. Se considera positivo si se responde afirmativamente a un mnimo de dos preguntas. No estudia cantidad, frecuencia ni tiempo de la ingesta. Diseado para deteccin del alcoholismo. til en el cribaje en Atencin Primaria (12,13) (Tabla VI).Tabla VI: Cuestionario CAGE Tabla VI: Cuestionario CAGE

Ha pensado en alguna ocasin que tena que reducir dejar la bebida? (Cut down) Le han molestado las observaciones de la gente acerca sus hbitos de bebida? (Annoyed) Se ha sentido alguna vez a disgusto o culpable por su costumbre de beber? (Guilty) Alguna vez ha tenido que beber a primera hora de la maana para sentirse en forma? (Eyeopen)

El AUDIT o Alcohol Use Disorders ldentification Test contiene 10 tems referidos al consumo en el ltimo ao. Discrimina consumo de riesgo, uso perjudicial y dependencia. El rango de puntuacin va de 0 a 40 puntos. Es un buen instrumento para detectar problemas leves y moderados relacionados con el alcohol. Puntuaciones superiores a 8 es indicativo de bebedor de riesgo, y superiores a 13 indican probable dependencia (14,15) (Tabla VII). Una versin reducida, el Audit-C (Tabla VIII) es el cuestionario de eleccin para el cribado de consumos de riesgo en el mbito sanitario. Su punto de corte para el consumo de riesgo es de 5 o ms en varones y 4 o ms en mujeres (16,17). El Audit es el cuestionario de eleccin para la deteccin del sndrome de dependencia alcohlica en el mbito sanitario3.

Cuestionarios y entrevistas diagnsticasCuantifican la severidad o intensidad de la dependencia, sin comprobar el cumplimiento de los criterios diagnsticos propios. No detectan precozmente casos patolgicos sino que confirman y evalan la enfermedad. Suelen ser entrevistasDiagnstico y tratamiento de la dependencia de alcohol Enriqueta Ochoa Mangado, Agustn Madoz-Grpide, Natividad Vicente Muelas

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estructuradas adaptadas a los criterios de las diversas taxonomas. Son numerosos, entre los ms utilizados tenemos la Alcohol Clinical lndex (ACI) de 54 tems divididos en cuatro reas., la Alcohol Dependence Scale (ADS) para determinar la severidad de la dependencia, la Addiction Severity lndex (ASI), 200 tems que evala 7 reas diagnosticas, la Adolescent Diagnostic lnterview (ADI), la Composite Internacional Diagnostic lnterview (CIDI), la Diagnostic lnterview Schedule (DIS-IV) o la Clinical Instituto Withdrawal Assessment (CIWA), La versin CIWA-AR (escala del Instituto Clnico, en versin espaola) consta de slo 10 tems. Se administra por personal sanitario en la fase de desintoxicacin. Requiere 2 minutos para evaluar la intensidad y severidad de la sintomatologa de abstinencia.Tabla VII: AUDIT Tabla VII: AUDIT 1) Con qu frecuencia consume alguna bebida alcohlica? Nunca 2) Menos de una vez al mes 2 3 veces al mes 2 3 veces por semana 4 ms veces por semana

Cuntas consumiciones de bebidas alcohlicas suele realizar en un da de consumo normal? 12 34 56 79 10 ms

3)

Con qu frecuencia toma seis o ms bebidas en una sola ocasin? Nunca Menos de una vez al mes Una vez al al mes Una vez a la semana A diario, o casi a diario

4)

Con qu frecuencia en el curso del ltimo ao ha sido incapaz de parar de beber una vez que haba comenzado? Nunca Menos de una vez al mes Una vez al al mes Una vez a la semana A diario, o casi a diario

5)

Con qu frecuencia en el curso del ltimo ao no pudo hacer lo que se esperaba de usted porque haba bebido? Nunca Menos de una vez al mes Una vez al al mes Una vez a la semana A diario, o casi a diario

6)

Con qu frecuencia en el curso del ltimo ao ha necesitado beber en ayunas para recuperarse despus de no haber bebido mucho el da anterior? Nunca Menos de una vez al mes Una vez al al mes Una vez a la semana A diario, o casi a diario

7)

Con qu frecuencia en el curso del ltimo ao ha tenido remordimientos o sentimientos de culpa despus de haber bebido? Nunca Menos de una vez al mes Una vez a la al mes Una vez a la semana A diario, o casi a diario

8)

Con qu frecuencia en el curso del ltimo ao no ha podido recordar lo que sucedi la noche anterior porque haba estado bebiendo? Nunca Menos de una vez al mes Una vez al al mes Una vez a la semana A diario, o casi a diario

9)

Usted o alguna otra persona han resultado heridos porque haba bebido? No S, pero no en el curso del ltimo ao S, en el ltimo ao

10) Algn pariente, amigo, mdico o profesional sanitario han mostrado preocupacin por su consumo de bebidas alcohlicas o le han sugerido que deje de beber? No S, pero no en el curso del ltimo ao S, en el ltimo ao

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Tabla VIII: AUDIT (C) Tabla VIII: AUDIT (C) 1) Con qu frecuencia consume alguna bebida alcohlica? 0) Nunca 1) Una o menos veces al mes 2) Dos a cuatro veces al mes 3) Dos-tres veces/semana 4) Cuatro o ms veces a la semana 2) Cuntas consumiciones de bebidas alcohlicas suele realizar en un da de consumo normal? 0) Una o dos 1) Tres o cuatro 2) Cinco o seis 3) Siete a nueve 4) Diez o ms 3) Con qu frecuencia toma 6 o ms bebidas alcohlicas en una ocasin de consumo? 0) Nunca 1) Menos de una vez al mes 2) Mensualmente 3) Semanalmente 4) A diario o casi a diario

Evaluacin de la gravedad o intensidad de la dependenciaMuchos de las anteriores escalas como ASI, ADS, CIWA, SADQ, EIDA, adems de realizar el diagnstico aportan datos sobre la gravedad e intensidad de la dependencia. Otras son la Severity of Alcohol Dependence Questionnaire (SADQ) o la Escala de la intensidad de la dependencia alcohlica (EIDA) que es un cuestionario autoaplicado constituido por 30 tems, que mide sntomas fsicos de abstinencia, conductas para aliviar los sntomas de abstinencia, consumo habitual de alcohol, reinstauracin de la sintomatologa tras la recada, capacidad de control18 (Tabla IX). Otras son la escala analgica visual de craving (0-10), la EMCA o Escala multidimensional de craving, o el cuestionario sobre los componentes obsesivo-compulsivos de la bebida de 14 tems.

Evaluacin de la motivacinPuede realizarse con diversas escalas como la CPD o Perfil de bebida, el AUI o Inventario del uso del alcohol, el IDS o Inventario de situaciones de riesgo, el AEQ o Cuestionario de expectativas para beber, el ABQ o Cuestionario de creencias sobre el alcohol, o la URICA de 32 tems de Prochaska y Di Clemente. A pesar de la utilidad de todos los test y cuestionarios anteriores, no existen pruebas especficas para el diagnstico del alcoholismo. Este ha de basarse en la correcta anamnesis y exploracin clnica, que puede complementarse con el uso de cuestionarios de identificacin, y ha de realizarse la determinacin de pruebas biolgicas. El diagnstico se realiza con una correcta historia clnica que no debe ni puede ser sustituida por cuestionarios o pruebas de laboratorio. Dentro de la anamnesis es importante el registro del consumo de bebidas alcohlicas. Para detectar casos de alcoholismo en grandes poblaciones se recomiendo el CBA. En la deteccin en atencin primaria se usa el CAGE y AUDIT-C. Para confirmar el diagnstico en atencin primaria pueden ser tiles el AUDIT y MALT. El EuropASI es eficaz en atencin especializada.Diagnstico y tratamiento de la dependencia de alcohol Enriqueta Ochoa Mangado, Agustn Madoz-Grpide, Natividad Vicente Muelas

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Tambin resultan tiles las escalas de gravedad como EIDA y la valoracin del deseo por el consumo11.Tabla IX: Escala de intensidad de la dependencia al alcohol (EIDA) Tabla IX: Escala de intensidad de la dependencia al alcohol (EIDA) En los ltimos 6 meses, durante el perodo de tiempo en que beba mucho: 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 Me despertaba sudando Me temblaban las manos a primera hora de la maana Tena nuseas a primera hora de la maana Todo mi cuerpo temblaba violentamente si no beba algo Me despertaba completamente baado en sudor Tema que llegase la hora de levantarme Tema encontrarme con alguien a primera hora de la maana Me senta prximo a la desesperacin al despertarme Me senta muy nervioso al despertarme Me senta asustado al despertarme Me gustaba beber alcohol por la maana Tena ganas de beber alcohol al despertarme Me tomaba lo antes posible y de un trago las primeras copas de la maana Beba por la maana para calmar los temblores Senta una fuerte necesidad de beber alcohol al despertarme Beba ms de 4 copas de licor al da (el equivalente es una botella de vino o 8 caas de cerveza) Beba ms de 8 copas de licor al da (el equivalente son 2 botellas de vino o 16 caas de cerveza) Beba ms de 16 copas de licor al da (el equivalente son 3 y media botellas de vino o 32 caas de cerveza) Beba mis de 32 copas de licor al da (el equivalente son 7 botellas de vino o 64 caas de cerveza) Llegaba a beber en menos de una hora 8 copas de licor (el equivalente son 2 botellas de vino o 18 caas de cerveza) Despus de haber tomado algunas copas me apeteca seguir bebiendo Cuando comenzaba a beber me resultaba muy difcil parar hasta que no estaba bastante bebido No beba alcohol hasta despus de haber finalizado mis tareas (trabajo, estudio, reuniones, etc.) Si beba alcohol, no sobrepasaba el lmite que me haba propuesto Haba das en los que consegua no beber nada

Si tras varias semanas de abstinencia tiene una recada durante la cual pasa 2 das bebiendo en exceso, cmo se encontrara la maana siguiente a esos 2 das? Por la maana comenzara a sudar 25 28 29 30 Tendra temblor en las manos Tendra nuseas Mi cuerpo temblara Mis deseos por beber seran:

En los tems 1-25 se emplea una escala de frecuencia de cuatro puntos (nunca o casi nunca = 0, a veces = 1, a menudo = 2, y casi siempre = 4). Las preguntas 23-25 se puntan en sentido inverso. En los tems 26-30 se utiliza una escala de intensidad (nada = 0, un poco = 1, moderadamente = 2, bastante = 3)

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MARCADORES BIOLGICOS DEL ALCOHOLISMOLa identificacin fsica se basa en la bsqueda de estigmas fsicos indicativos de daos en rganos y sistemas (rubicundez, hipertrofia parotdea, alopecia y distribucin ginoide del vello, etc.) y fundamentalmente en base a una serie de parmetros biolgicos indicativos de alteraciones hepticas y/o metablicas (disminucin del tiempo de protrombina, aumento de la GGT, GOT, GPT, VCM, cido rico, triglicridos, urea, CDT, etc.) El volumen corpuscular medio o VCM eritrocitario se encuentra elevado en 31-96% de pacientes alcohlicos. Se origina por efecto txico directo del alcohol sobre los hemates, deficiencia de cido flico y hepatopata asociada. La sensibilidad es variable (25-50%), pero aumenta al 75-80% en pacientes ambulatorios, en los que no es frecuente otras causas de macrocitosis (anemias por dficit de vitamina B12 o cido flico, hepatopatas, hemlisis, enfermedades cardiovasculares, tabaquismo, hemopatas, hipotiroidismo, citostticos...) Consumos mayores de 60 gr./da elevan en un 20-60% el VCM, dejndolo entre 90 y 100. Valores mayores de 96 son considerados indicativos de abuso de alcohol. El VCM disminuye lentamente con la abstinencia y se normaliza en 3-4 meses, volviendo a elevarse tras la ingesta19. La GGT o gammaglutamil transpeptidasa srica es el marcador ms utilizado por su alta sensibilidad (65-80%) y facilidad de determinacin. Su especificidad es menor (50-65%) ya que puede aumentarse en hepatopatas, colestasis, pancreatitis, diabetes, obesidad, insuficiencia cardiaca... Por ello el 50% de las elevaciones pueden tener un origen distinto al alcoholismo. Est elevada en 34-85% de pacientes alcohlicos. Se eleva con consumos mayores de 40-60 gr./da. til en las recadas. No se modifica tras la ingestin aguda de alcohol, sino tras la ingestin crnica. La abstinencia prolongada disminuye los valores sricos, alcanzndose valores normales al cabo de 2-3 meses para aumentar al reiniciar el consumo20. La determinacin de VCM y GGT permite identificar ms del 75% de bebedores excesivos. La GOT o AST (glutmico-oxalactico trasaminasa o aspartato-anminotransferasa) y GPT o ALT (alanino-anminotransferasa) son sensibles pero muy poco especificas (suelen indicar afectacin heptica con citolisis). Elevada en 32-77% de pacientes alcohlicos. Un 30% de alcohlicos presentan dislipemias, especialmente hipertrigliceridemia. El cido rico suele elevarse en pacientes alcohlicos masculinos, aunque es poco sensible y poco especfico del alcoholismo. La CDT o transferrina deficiente en carbohidratos se utiliza en la clnica desde 1992. Elevada en el 80% de bebedores de riesgo (que consumen entre 50-60 gr. de alcohol/da) y en el 90% de pacientes alcohlicos. Su vida media es de 15 das, por lo que tras la abstinencia sus valores se normalizan en dos semanas y vuelve a subir tras las recadas, siempre que se beba ms de 50 gr. de alcohol/da durante una semana. La especificidad de la CDT es mayor que la de los otros marcadores. Existen falsos negativos dado que el 18% de bebedores crnicos y excesivos tienen una CDT normal. Sensibilidad del 82% y especificidad del 91,5% con un punto de corte para el varn de 20 U/l y de 26 U/l para la mujer, con mejores resultados si se utiliza la %CDT (valor relativo mayor de 6 en ambos sexos). Utilizado en monitorizacin y control de la abstinencia11.

TRATAMIENTOS EN ALCOHOLISMOLa alta prevalencia del consumo de alcohol y de las patologas asociadas, as como de las implicaciones sociolaborales que tal dependencia ocasiona, han hecho de la prevencin y tratamiento del alcoholismo una de las cuestiones sanitarias de mayor inters. Sumado esto a la complejidad causal, conceptual y relacional del asunto, no es de extraar que las aportaciones teraputicas sean variadas, diversas en sus orientaciones, y que no siempre persigan los mismos objetivos.

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No es posible hablar de un tratamiento genrico de eleccin para el alcoholismo. En la actual concepcin del trastorno adictivo como procesual, con fases de recada y abstinencia, parece ms adecuado situar el estado de la cuestin en elegir aquella opcin teraputica que mejor se adapte a las necesidades del paciente concreto y en su situacin actual. Se engloba ampliamente en el concepto de necesidades no slo las inmediatas, sino tambin las de medio y largo plazo, dentro de la perspectiva ms longitudinal del alcoholismo. Muchas veces, las opciones teraputicas y sus criterios tanto de inclusin y exclusin como de ejecucin no se encuentran ntidamente definidos. En estos casos lo que realmente es importante es clarificar el objetivo perseguido en funcin de las demandas, necesidades, caractersticas y repercusiones del consumo, as como los medios que se disponen para conseguirlo. De manera genrica, todo programa teraputico sobre alcoholismo se basa en un trabajo motivacional previo pero tambin continuado y concomitante con los diversos programas especficos. Conceptos como tcnicas motivacionales y estados de cambio son bsicos para el trabajo en alcoholismo, cualquiera que sea la orientacin y opcin teraputica elegida. Una gran parte de la poblacin de consumidores de alcohol (que en nuestra cultura se traduce sencillamente por una gran parte de la poblacin), no precisar, al menos de entrada, programas especialmente intensos sino intervenciones breves de carcter preventivo. Dichas actuaciones se realizan generalmente en el mbito de Atencin Primaria (aun cuando pueden ser aplicables en otros ambientes: medicina laboral...), y estn centradas de manera general sobre dos grupos de sujetos: aquellos consumidores de riesgo que no han desarrollado criterios de dependencia ni consecuencias graves del consumo; y sujetos que han sufrido consecuencias recientemente, quienes aun con criterios de dependencia no tengan actualmente motivacin y quienes relativizan su problema a pesar de claras consecuencias en cualquiera de los mbitos sealados. Se persigue con un mnimo de informacin, pautas y seguimiento, la reduccin del consumo de alcohol en la poblacin y/o la adecuacin a niveles no patolgicos o problemticos; as como facilitar la derivacin a recursos especializados cuando se considere oportuno segn criterios. Son intervenciones sencillas, fcilmente estructuradas, que requieren mnima formacin y esfuerzo en el agente teraputico, y que han resultado exitosos en diferentes parmetros (eficacia, rentabilidad, prevencin...). Cabe destacar, a este respecto, que si bien en la mayor parte de las adicciones se plantea como objetivo final la abstinencia plena (fin tambin perseguido clsicamente en el alcoholismo), cabe cuando menos plantearse la validez de una opcin de consumo controlado y moderado. Dicha opcin podra ser factible en aquellas personas de mediana edad que por demanda socio-laboral y por deseo propio eligen beber de tal manera que no dae su salud. Estos programas, por tanto, requieren una serie de criterios de inclusin mnimos que garanticen la proteccin de la salud en su ms amplio significado. As, seran candidatos a un beber controlado quienes necesiten hacerlo por cuestiones laborales y sociales, o quienes quieran consumir alcohol moderadamente, y que no presenten criterios de dependencia moderada-grave, ni patologa fsica ni psiquitrica, que aconsejen seriamente la abstinencia. Igualmente el consumo de alcohol no deber haber generado complicaciones sociales, legales, familiares, laborales... Se persigue con estos programas un consumo moderado, no diario, de baja cuanta, evitando consumos masivos, puntuales, incluyendo periodos de abstinencia y previniendo todo tipo de complicaciones fsicas, psquicas y sociales. La desintoxicacin suele ser habitualmente un paso necesario en el tratamiento del alcoholismo, sobre todo en programas que persiguen la abstinencia. Como tal se entiende la supresin controlada y brusca del consumo de alcohol, con el apoyo de determinadas sustancias que facilitan la misma evitando las sensaciones y sntomas de malestar que pudieran aparecer (y hacer fracasar el proceso), as como previniendo las complicaciones fsicas y/o psquicas que pudieran derivarse de una retirada rpida y total. Se trata, por

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tanto, de un tratamiento recortado en el tiempo, con lmites claros, cuyo nico objetivo es la abstinencia. Generalmente es el paso necesario para programas ms amplios y completos que abordan los diferentes factores que inciden en la adiccin al alcohol (programas de deshabituacin en sentido amplio). Rara vez la opcin que muchos pacientes sealan de una reduccin progresiva de alcohol hasta la abstinencia completa tiene xito. S puede estar indicado dicho planteamiento de manera controlada por el terapeuta para iniciar propiamente la desintoxicacin sobre menores niveles de consumo. No obstante hoy da los recursos teraputicos disponibles hacen innecesario tal reduccin previa, siendo de eleccin un programa de desintoxicacin rpido y controlado. Dichos programas se planifican en primer lugar bajo la necesidad de una desintoxicacin ambulatoria o desintoxicacin hospitalaria. Las primeras pueden llevarse a cabo si existe una buena motivacin por parte del sujeto, con buen apoyo socio-familiar, tiene un consumo moderado de alcohol, sin presentar enfermedades fsicas o psquicas potencialmente graves, que no haya fracasado repetidas veces en intentos ambulatorios previos y que carezca de antecedentes de delirium tremens o crisis convulsivas en abstinencias previas. La presencia de sintomatologa de abstinencia severa contraindica, tambin este tipo de desintoxicaciones. Alcoholismos crnicos con patrones de consumo marcados, de dosis moderadasaltas, con repercusiones fsicas o psquicas graves (se incluyen tambin trastornos psiquitricos previos o concomitantes severos), con historia previa de fracasos en las desintoxicaciones ambulatorias y/o sintomatologa severa de abstinencia (convulsiones, delirium...), as como falta de apoyo social, son candidatos a tratamiento hospitalario. Los programas de desintoxicacin se realizan suprimiendo de forma brusca el consumo de alcohol (lo que generara un cuadro de abstinencia) y empleando diferentes sustancias (en funcin de las caractersticas y necesidades del paciente) para prevenir dicho cuadro de abstinencia. Benzodiacepinas principalmente, y tambin tiapride, clometiazol... entre otros son las sustancias habitualmente empleadas. Recientemente se ha sealado el uso de otros frmacos como oxcarbamacepina, gabapentina, topiramato, como coadyuvantes en el proceso de desintoxicacin, y en algunos casos como agente nico en dicho tratamiento. En los programas de desintoxicacin habitualmente se suelen emplear pautas o protocolos ms o menos fijas y estndar que garanticen el objetivo siempre y cuando permitan la flexibilidad necesaria para adecuarse a cada caso (11,21). La fase de deshabituacin sigue a la desintoxicacin en el tratamiento del alcoholismo. Se trata de un periodo cuyo objetivo principal es la recuperacin de un estilo de vida normalizado y sano, que prevenga la recada. Diferentes propuestas farmacolgicas y psicoteraputicas son tiles en la consecucin de este objetivo, y no de manera excluyente ni exclusiva. Las principales actuaciones teraputicas estn dirigidas a provocar aversin al consumo de alcohol, utilizando frmacos antidipsotrpicos o interdictores, que actan inhibiendo la metabolizacin del acetaldehdo, disminuir el refuerzo asociado a su consumo, disminuir la intensidad de los sntomas de abstinencia condicionados a las situaciones de consumo y que incrementan el deseo de beber y aumentar la capacidad de control. En la prevencin de recadas y a nivel farmacolgico se pueden emplear distintas estrategias. Por un lado estn los frmacos interdictores o aversivos, sustancias como la cianamida clcica y el disulfiram, que provocan la acumulacin de acetaldehdo al inhibir la enzima aldehdo deshidrogenasa del metabolismo del alcohol. De esta manera generan en el individuo sensaciones subjetivas y fisiolgicas desagradables que dificultan la recada. El tratamiento se basa por tanto en el refuerzo negativo que supone para el consumo la previsible reaccin cuando se combina alcohol y frmaco. Su empleo debiera reservarse en situaciones de buen apoyo familiar y posibilidad de supervisin del tratamiento. Su uso no es excluyente del empleo de otros frmacos como naltrexona o acamprosato. En los ltimos aos estn tomado auge determinadas opciones como acamprosato y naltrexona, topiramato, como frmacos que disminuyen por mecanismos diversos el deseo de beber y el uso compulsivo de la bebida. A este mismo efecto general podran contribuir otras sustancias como la gabapentina, la pregabalina, la oxcarbamacepina, el tiapride, ciertos ISRS... entre otros22. En 2006 la FDA aprob la presentacin depot de naltrexona23. A grandes lneas se podra concluir que la naltrexona es el producto queDiagnstico y tratamiento de la dependencia de alcohol Enriqueta Ochoa Mangado, Agustn Madoz-Grpide, Natividad Vicente Muelas

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ms claramente ha mostrado su eficacia, sobre todo en evitar un consumo abusivo y mantener programas de beber controlado. Su utilidad para mantener la abstinencia es menor24. Su efectividad aumenta considerablemente con su integracin en programas psicoteraputicos, en especial cognitivo-conductual25. Una propuesta de intervencin clnica vendra de la necesidad de proponer perfiles de pacientes que ms se beneficien de cada uno de los frmacos y programas19,26. Casi desde cada una de las escuelas psicolgicas se ha propuesto programas para la rehabilitacin del alcoholismo y su tratamiento. Los estructura bsica de un programa cognitivo-conductual de tratamiento de alcoholismo incluye la motivacin para la abstinencia y la prevencin de recada, as como una serie de herramientas encaminadas al afrontamiento tanto de la sintomatologa de abstinencia como de aquellos factores que hayan guardado relacin tanto en el inicio como en el mantenimiento del hbito alcohlico. Se citan entre otras las tcnicas de resolucin de conflictos, manejo de la ansiedad y depresin, habilidades sociales... Muchas de estas terapias se complementan con, o consisten exclusivamente en, tcnicas de grupo. Esta modalidad teraputica est dirigida por un terapeuta profesional hacia determinados objetivos a travs de la participacin en un grupo. Se diferencia as de otras ofertas tambin tiles para la deshabituacin como son los grupos de autoayuda, compuestos generalmente por alcohlicos y ex-alcohlicos, que comparten experiencias y se apoyan en su propsito de abstinencia y curacin. En determinados sujetos y situaciones las perspectivas de lograr la abstinencia plena y la deshabituacin son difcilmente conseguibles, bien por falta de voluntad y/o motivacin del paciente, bien porque la patologa mdica, psiquitrica, o el apoyo psicosocial, lo dificultan. En estos casos pueden ser tiles, al menos de entrada, plantear programas de reduccin de riesgos y daos, y prevencin de patologas. Este tipo de programas, que han demostrado su utilidad y eficacia en diferentes parmetros, surgen a imitacin de los programas de reduccin de daos de la epidemia del VIH. Se encaminan, de entrada, a favorecer un mnimo contacto con el entorno sanitario, que permita objetivos posteriores ms ambiciosos. Los programas de este tipo tratan de ensear al paciente cmo disminuir su consumo de alcohol, y actan sobre las complicaciones y factores asociados al mismo27. En relacin con la patologa psiquitrica que se deriva del abuso y dependencia de alcohol, la primera de las opciones teraputicas es la abstinencia absoluta. El consumo de alcohol puede ocasionar por s solo cuadros de contenido depresivo y ansioso, tambin psictico, que mejoran y desaparecen con la abstinencia. Para aquellos episodios que persisten no obstante la misma, se propone el empleo de frmacos antidepresivos (ISRS, ADT...) y ansiolticos, procurando evitar aquellos que como las benzodiacepinas supongan riesgo de abuso. Otras patologas psiquitricas requieren abordajes ms especficos27. Finalmente conviene destacar como problemas asociados de especial inters el riesgo aumentado de suicidio entre los consumidores de alcohol, que requiere para su prevencin de programas especficos.

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MEDICINA y SEGURIDAD del trabajoEl paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo The patient with depression at workJos Carlos Mingote Adn Psiquiatra. Coordinador del Plan de Atencin Integral al Profesional Sanitario Enfermo (PAIPSE) Macarena Glvez Herrer Psicloga. Plan de Atencin Integral al Profesional Sanitario Enfermo (PAIPSE) Pablo del Pino Cuadrado Psiquiatra. Plan de Atencin Integral al Profesional Sanitario Enfermo (PAIPSE) M Dolores Gutirrez Garca Trabajadora Social. Plan de Atencin Integral al Profesional Sanitario Enfermo (PAIPSE)Correspondencia: Jos Carlos Mingote Adn PAIPSE. Pabelln 8. Facultad de Medicina. Ciudad Universitaria. 28040 Madrid. Espaa

ResumenLa distincin entre sentimientos de tristeza normal, sndrome de desgaste profesional y los trastornos depresivos propiamente dichos, no siempre es fcil. En demasiadas ocasiones se carece de protocolos de actuacin adecuados y las propias condiciones laborales impiden un abordaje satisfactorio e integral; es ms, dichas condiciones pueden incluso actuar como desencadenantes, mantenedores o mediadores de muchos de estos problemas. La depresin es una enfermedad como otra cualquiera y que nos puede pasar a cualquiera, pero en ms de la mitad de los casos tiende a cronificarse y/o complicarse con otras enfermedades. Las consecuencias sern muy negativas, tanto en los trabajadores como en las organizaciones, si no se diagnostica de forma precoz y no se trata de forma efectiva. Con este objetivo, se revisa cada subtipo de trastorno, sus posibles efectos y reconocimiento en el trabajo, el abordaje de la persona afectada y el tratamiento. Palabras clave: Salud mental, lugar de trabajo, depresin, trastorno adaptativo, Med Segur Trab 2009; 55 (214): 41-63

AbstractThe distinction among normal feelings of sadness, burnout and depressive disorders is not always easy to differentiate. In too many occasions, we lack the accurate procedures to deal with these problems and very often work conditions are an impediment to carry out a satisfactory and complete approach. These conditions can even originate, keep or mediate in many of the cases. Depression is a disease as any other and anyone can have it, but more of the 50% of the cases tend to cronify or complicate with other diseases. If we dont do an early diagnosis to treat it in an effective way, the consequences will be very negative for workers and organizations. With this purpose we review each type of depressive disorder, its possible effects and recognition at work to approach an treat the ill person. Key words: Mental health, workplace, depression, adaptative disorder, Med Segur Trab 2009; 55 (214): 41-63

El paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo Jos Carlos Mingote Adn, Macarena Glvez Herrer, Pablo del Pino Cuadrado, M Dolores Gutirrez Garca

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INTRODUCCINEl manejo de los problemas de salud mental en el mundo laboral no es sencillo. En demasiadas ocasiones se carece de protocolos de actuacin adecuados y las propias condiciones laborales impiden un abordaje satisfactorio e integral, es ms, dichas condiciones pueden incluso actuar como desencadenantes o facilitadores de muchos de estos problemas. En un nmero anterior de esta revista tratamos el problema del paciente que padece un trastorno psictico en el trabajo1, en esta ocasin, el objetivo del presente artculo es realizar una revisin sobre los diferentes trastornos depresivos, sus efectos en el mbito laboral, la interaccin con el mismo, y posibles lneas de tratamiento e intervencin. En el mbito psicosocial, la depresin produce un gran sufrimiento en la persona afectada y en las personas de su entorno, con importantes repercusiones laborales y socioeconmicas, debido a la prdida de productividad, al absentismo y a las posibles bajas laborales relacionadas. Una identificacin y tratamiento adecuado, revierte estos efectos negativos de la depresin no tratada.

En qu consisten los trastornos depresivos?La depresin es una palabra de uso comn aunque puede tener diferentes significados. A menudo se utiliza para referirse a perodos pasajeros de tristeza o desnimo tras experimentar la prdida de un ser querido, de la salud, de pertenencias personales, tras la frustracin de expectativas deseadas, o ante dificultades cotidianas. En psiquiatra, las depresiones son trastornos mentales con sntomas y signos caractersticos, aunque no especficos, de suficiente intensidad y duracin como para deteriorar el funcionamiento diario y la calidad de vida de la persona afectada. Los habituales momentos o das bajos de cualquier persona se caracterizan por un sentimiento de tristeza normal, leve, transitoria, asociada a pensamientos negativos en relacin con problemas identificables tal y como indican Ramos y Cordero (2005)2, diferencindola de la tristeza patolgica (tabla 1).Tabla Diferencias entre la tristeza normal patolgica segn Ramos y y Cordero (2005) Tabla 1. I. Diferencias entre la tristeza normal y y patolgica segn Ramos Cordero (2005)Tristeza Normal: El motivo es siempre de carcter negativo. El tiempo de aparicin es casi inmediato. La duracin es adecuada al motivo. La intensidad adecuada al motivo. El rendimiento no queda afectado significativamente. La reactividad a estmulos externos permanece prcticamente intacta. La vivencia de sentimientos se mantiene prcticamente intacta. El tipo de experiencia es conocida, psicolgicamente localizable. Tristeza Patolgica: El motivo no es siempre de carcter negativo, puede tener carcter positivo, cualquier cambio. El tiempo de aparicin es hasta 6 meses despus. La duracin es desproporcionada. La intensidad es desproporcionada. El rendimiento queda afectado significativamente. La reactividad a estmulos externos queda disminuida o ausente. La vivencia de sentimientos queda disminuida o ausente. El tipo de experiencia es cualitativamente diferente, corporalizada, vaga, imprecisa.

Por otro lado, es importante diferenciar entre lo que sera un trastorno adaptativo de un trastorno del estado de nimo propiamente dicho. El trastorno adaptativo es una reaccin desadaptativa, caracterizada por una alteracin del estado de nimo que interfiere con la actividad personal y produce un deterioro significativo de la calidad de vida (ej. Tabla asocia a un acontecimiento vital estresante reconocible, incumplimiento teraputico); se 2. El paciente depresivo en el trabajoConclusiones:

El paciente que padece un trastorno depresivo en el trabajo La depresin es muy prevalente entre la poblacin trabajadora y habitualmente noMacarena Glvez Herrer, Jos Carlos Mingote Adn, se reconoce ni se trata de forma eficaz. Pablo del Pino Cuadrado, M Dolores Gutirrez Garca Cuando existe una etiologa relacionada con el trabajo, la prevencin primaria y secundaria sern especialmente importantes para su control. Si ya es necesaria una intervencin, el tratamiento debe incluir medicacin antidepresiva y psicoterapia. Si

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acontecido en los ltimos tres meses previos y no cumple los criterios diagnsticos de otros trastornos especficos, aunque si se trata, puede prevenirse su ulterior desarrollo. Respecto al trastorno del estado de nimo, ste incluye la depresin mayor, la distimia y el trastorno bipolar, que iremos desarrollando a lo largo del presente trabajo.

Diagnstico diferencialLa sintomatologa depresiva es la ms frecuente junto con la ansiedad que observamos en los trastornos psquicos y debe ser estudiada en el cortejo sintomtico, el tiempo de aparicin y la secuencia, considerando el contexto vital del paciente y su historia de vida. El primer reto es la diferenciacin de las depresiones secundarias a enfermedad somtica o formando parte de la sintomatologa de sta y las depresiones primarias. Debemos descartar el consumo, abuso o abstinencia de txicos o frmacos. El trastorno Diferenciasde nimotristeza normalsustancias. segn Ramos y Cordero (2005) Tabla 1. del estado entre la inducido por y patolgica En los trastornos del estado de nimo primario, hemos de precisar si forma parte de Tristeza Normal: un episodio depresivo, si han existido otros episodios y si Tristeza Patolgica: existe o ha existido previamente sntomas acoso-hipomaniacos. carcter El motivo es siempre de Son importantes las consecuencias siempre abordaje El motivo no es en el de farmacolgico. Bsicamente los episodios se diferenciarn en unipolares y bipolar