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 Pervivencia  de l  mito en  tres autores  actuales María Dolores  GALLARDO LÓPEZ RESUMEN En  este  articulo  se  analizan  tres  obras  de  literatura  española contempo ránea  en las que  perviven mitos  clásicos:  El retorno  de  Ulises  de U.  Torrente  Ballester  y  La Tejedora de  Sueños,  de A.  Bueno  Vall ejo, son dos obras  teatrales surgidas  en la  época de la postguerra española  y  se  basan  en el mismo mito: el mito de Ulises y Penélope.  Las  dos obras  son opuestas  en  su concepción y en sus planteamientos como el  anverso  y  reverso  de  una  medalla.  La  primera  es una  obra  amable  e intrascendente.  La  segunda  es  u na ob ra  profunda  y  revulsiva:  por  vía  de la parábola  mítica  plantea  conflictos  universales  y  atemporales. La tercera  obra  analizada,  la  novela  Manuela  de M.  Halcón,  está  ambientada en un  pueblecito  andaluz.  La  tercera parte  de  esta obra puede entroncarse  con el mito de  Fedra e  Hipólito,  pero  con  solución diferente. SUMMARY This papar  analyzes  three different  works  of  Spanish Contemporary Literatura in which  classical  myths  are  still  in  use. The first two,  «E l Re tom o  de Ulises» by U.  Torrente  Ballester  and  «La  Tejedora  de  Sueños»  by A.  Buero  Vallejo,  two plays  written  in  the  spanish postwar  years,  are  based  on the same myth,  namely, the  myth  of  Ulysses  and  Penelope.  I h e  two  pieces  are  totally  opposed  to each other in  their appreciation  and  analysis.  The fonner  is cas ual, the  latter  is  grave and by  means  of  mythical  parables  poses  universal  and  trascendental  problems. Tbe  third  work, the novel  «Manuela»,  by M. Hal co n, is se t in an  andalusian village.  The  third  part  of  this  composition  can be  relatad to  the  myth  of  Phaidra and  Hyppolytos,  thoug  with different solution. Afortunadamente  la  vigencia de  la  Mitología clásica  es  palpable  en  numerosos autores  de esta  época aunque,  ciertamente,  los  mitos  en  ellos aparecen trasforma- Cuadernos de Filologia  Ctásica (Estudios latinos)  Edil. Unte,  complutense.  Madrid,  199i.

Mito en Buero

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mito en la actualidad

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  • Pervivencia del mitoen tres autores actuales

    Mara Dolores GALLARDO LPEZ

    RESUMEN

    En este articulo se analizan tres obras de literatura espaola contempornea enlas que perviven mitos clsicos: El retorno de Ulises de U. Torrente Ballester yLa Tejedora de Sueos, de A. Bueno Vallejo, son dos obras teatrales surgidas enla poca de la postguerra espaola y se basan en el mismo mito: el mito de Ulisesy Penlope. Las dos obras son opuestas en su concepcin y en sus planteamientoscomo el anverso y reverso de una medalla. La primera es una obra amable eintrascendente. La segunda es una obra profunda y revulsiva: por va de laparbola mtica plantea conflictos universales y atemporales.

    La tercera obra analizada, la novela Manuela de M. Halcn, est ambientadaen un pueblecito andaluz. La tercera parte de esta obra puede entroncarse con elmito de Fedra e Hiplito, pero con solucin diferente.

    SUMMARY

    This papar analyzes three different works of Spanish Contemporary Literaturain which classical myths are still in use. The first two, El Retomo de Ulises byU. Torrente Ballester and La Tejedora de Sueos by A. Buero Vallejo, twoplays written in the spanish postwar years, are based on the same myth, namely,the myth of Ulysses and Penelope. Ihe two pieces are totally opposed to eachother in their appreciation and analysis. The fonner is casual, the latter is graveand by means of mythical parables poses universal and trascendental problems.

    Tbe third work, the novel Manuela, by M. Halcon, is set in an andalusianvillage. The third part of this composition can be relatad to the myth of Phaidraand Hyppolytos, thoug with different solution.

    Afortunadamente la vigencia de la Mitologa clsica es palpable en numerososautores de esta poca aunque, ciertamente, los mitos en ellos aparecen trasforma-

    Cuadernos de Filologia Ctsica (Estudios latinos) Edil. Unte, complutense. Madrid, 199i.

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    dos. En este artculo intentar sealar la pervivencia y tambin la transforma-cin del mito en tres obras de autores espaoles actuales.

    En las des primeras las obras teatrales El retorno de Ulises de G. TorrenteBallester y La Te/adora de Sueos de A. Buero Vallejo respectivamenteencontramos una nueva versin del mito da Penlope y Ulises. La tercera, lanovela Manuela de M. Halcn, creo que en su tercera parte puede engarzar conel tema de Fedra e Hiplito, pues, aunque no se hace referencia explicita, elconocimiento de este mito est latente en el fondo de la obra.

    1. NUEVA VERSIN DEL MITO

    En este apartado intentar analizar El retorno de Ulises de Gonzalo TorrenteBallester y La Tejedora de Sueos de Antonio Buero Vallejo. Las dos obrastratan del conocido mito da Penlope y Ulises y utilizan la misma via de expresin:el Teatro. Las des obras, adems de incidir en el mismo tema y en al mismo mediode expresin, fueron escritas con muy poca diferencia de tiempo. Pues, aunque laobra de Buaro se estran en el 1952, de hecho en 1949 tena ya escritos algunosfragmentos, segn palabras del propio autor en la entrevista que concedi a M.Martn para La Hora y que apareci el 6 de Noviembre de 1949. Parece que lacoincidencia temtica con la obra de Torrente hizo que Buero abandonara duranteun tiempo la composicin de La Tejedora..., finalmente la acab al ao siguiente.

    Habida cuenta que ambas obras son producto de la misma poca histrica lapost-guarra, que las des son obras teatrales y que fueron creadas por dos de losmas grandes autores da nuestra Literatura de hoy da, creo que resulta sumamenteinteresante su estudio y comparacton

    Ambos autores toman ante el mismo mito una postura completamente diferente,sin embargo coinciden en que conscientemente varia la versin tradicional.Comprobaremos cmo al esquema tradicional est alterado en las des obras aintentaremos ver en qu consiste esa alteracin2.

    La primera que vamos a analizar es El retorno de Ulises da G. TorrenteBallester.

    Curiosamenle la obra de Torrente no aparece mencionada en las obras actuales que inciden sobrelos mitos y ss transmisin, Unas linea.s le dedica C. Morano, El resurgir de lo mitico en la literaturacontempornea, Facen/la, 4/1, 1982, p. 91. Por el contrario Lo Tejedora de Sueos de Buero esmcneiunada prcticamente en todas las obras consultadas sobre teatro contemporneo y en lassiguientes acerca de la trasmisin de mitos: L. Diez del Corral, [a hacin del mi/o clsico en laLiteratura con/emporanea Madrid. 1974, p. 233; J. 5. Lasso de la Vega, Helenismo y literaturacontempornea, Madrid, 1967, pp. 58 y 59. C. Morano art. 6/.., p. 92,

    - A este respecto, cfr. A. Prieto, Mo;jologa de la novela, Barcelona, 1975, p. 176. Considera quelas modificaciones miticas resultan ms factibles en el teatro.

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    Su estudio resulta sumamente interesante porque pocas veces tenemos la suertede conocer los origenes, las vicisitudes y cambios por los que pasa la elaboracinde una obra contados por el propio autor. Tal es el extraordinario caso que nosocupa: el mismo Torrente nos lo cuenta en su Diario de Trabajo, aos 1943-1947en las anotaciones referentes a los das Mircoles de Ceniza de 1943, el 15, 21 y30 de Junio del mismo ao y en la del 6 de Enero y 24 de Febrero de 1944.Tambin en la anotacin del 1 de Marzo de 1944 hay una nueva referencia. Contodo ello sabemos que la obra sufri, como mnimo, dos cambios de escenario yde poca antes de alcanzar la versin definitiva.

    Asimismo, por lo poco habitual que resulta el hecho de poder seguir laevolucin de una idea en la mente de un autor hasta que queda plasmada en laobra concreta que tenemos ante nuestros ojos, considero de gran inters transcribirlos textos que reflejan estos cambios.

    La idea la cuenta el propio autor:

    El general Ulises Clavijo ha participado en la liberacin de todas lasrepblicas americanas, poltica y militarmente. Es el hombre ms importante daeste suceso. Pero sali de casa al principio de la guerra, mandando una reducidatropa de camperos. Su tropa se ampli hasta hacerse ejrcitojams vencido. Conella recorri todas las tierras andinas, las selvas, las llanuras. Y cuando lalibertad se extendi por su obra, sobre todas las Amricas, Ulises Clavijo iniciaal regreso a su tierra, donde ha dejado a su mujer, Penny, y a su hijo pequeo,Telmaco. El regreso de Ulises es rico en aventuras e infortunio. Los hombresvan quedando en escaramuzas, en accidentes. Parece que el Hado o Dios, tienedeterminado que no volvern a su patria. Pasan los aos. La tropa da UlisesClavijo cada vez ms reducida, se ha perdido por tierras salvajes. No se vuelvea saber de ellos. Conforme crece su gloria crece la conviccin de que ha muerto,de que jams regresar.

    Telmaco es un mozalbete de quince aos. No se resigna a creer que supadre haya muerto. Quiere lanzarse a buscarlo, siguiendo su huella por todos lospases. Penny, su madre est segura de que Ulises no volver, pero no puede niquiere evitar el viaje de su hijo. Decide, pues, que sea provechoso para sueducacin. Telmaco parte acompaado de un doctor que se encargar de irloformando a lo largo del viaje. Penny le indica que la educacin de Telmacoconsistir en irle mostrando la grandeza de Ulises, conforme su gloria les saleal encuentre.

    Hay otras circunstancias. Furiclea ha sido la compaera de Telmaco. Es unamuchachita muy linda y muy inquieta. Penny est encantada de que sea la futuraesposa de Telmaco...

    Otra circunstancia: hay dos o tras varones importantes que codician lahacienda de Ulises y la mano de Penlope. Uno de ellos el ms importante,favorece la marcha del chico pensando que, si de veras se ampefla en seguir lahuella de Ulises, desaparecer como l, y entonces no habr impediwntos parasu matrimonio.

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    Penny, por su parte, entretiene su tiempo y su nostalgia pintando, dememoria, al retrato da Ulises. A todos pregunta sobre sus actitudes en la batallade Cochabamba, la ms gloriosa de las suyas, pues el retrato que piensa haceres ecuestre y en medio da la batalla.

    Otra cosa: hay un viejo general, compaero de Ulises Clavijo, al queTelmaco necesariamente deber visitar. Paro Helena, la mujer da asta generaltiene fama de casquivana. Penny previene al preceptor de esta visita. El deberevitar que Telmaco vea a Helena, si es que an vive con su marido. Puedehaber una mujer que al indicar Panny esta visita, le pregunto si deja a su hijoarrostrar el peligro de caer en las redes de Helena. Nota escrita el Mircolesde Ceniza de 1943, Gonzalo Torrente Ballester, Teatro, t. II, Diario de Trabajo

    p. 323-326, edie. Destino 1982.

    Para el Sbado de Gloria del ao 1943 el tema habia sufrido notablesmodificaciones. Ya no se trata de localizarla en Amrica sino en Galicia. Uliseses un emigrante. La protagonista ha cambiado de nombre, el hijo de ambostambin. Lo mismo sucede con la cuestin de los pretendientes. Finalmente, lapoca tampoco es la misma:

    Todo transcurre actualmente (quiero decir en estos aos sin precisarlos).Ama Francisca es slo Francisca y no vive en Amrica sino en Galicia... Ulises,su marido ha emigrado a Amrica hace bastantes aos, dejndole un hijo. Todasu hazaa ha sucedido en Amrica, donde alcanz extraordinaria notoriedad.Pero no volvi a acordarse de Francisca ni de su hijo. Ellos, sin embargo, loaman. O bien, Francisca no le ama, sino que ama a Patricio, por ejemplo, perono se atreve a casarse con l por miedo a que su marido reaparezca, o por nodisgustar a su hijo? Puede partirse de esa situacin que es ms amarga. Da unamanera o de otra, el hijo Femando admira a su padre y cree que est vivo.Por eso marcha a Amrica dispuesto a buscarlo., ocx, p. 327-328.

    Para el 15 da Junio de ese mismo aos el tema haba vuelto a sufrir varaconesque, en este caso, afectaban tanto a la forma, pues el autor se habia decantado poruna nueva va literaria, como al fondo ya que haba decidido dar ms realce altema de la gloria de un padre que pesa fuertemente sobre la personalidad del hijo.Ahora el hijo, Femando Clavijo, recorrer los lugares que visit el padre yencontrar a algunas personas que lo conocieron y trataron. Cada vez se irdesencantando mas:

    Me he determinado ya por la forma del Clavijo un prlogo largo deapariencia cientfica en el que se estudia la figura del protagonista...

    La novela sin ninguna apariencia de novela, comienza con la marcha deFemando Clavijo, siguiendo desde lejos la Odisea. Quedan aqu presentados lospersonajes ms ligados humanamente a Ulises: su esposa y su hijo. Y, al mismotiempo, sc disea la figura dc los pretendientes a la mano de Ama Francisca.

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    Femando recorre los lugares que recorri supadre, y principalmente, conocey trata a las personas que lo conocieron y trataron. Y a travs de ellasreconstruye la historia de Clavijo, insistiendo en aquellos puntos que, siendofundamentales, son a la vez dudosos o turbios. La estructura ser en librosindependientes... Y de la parte de Femando, cada uno de estos libros es ungrado en su formacin espiritual, un grado de desencanto en la admiracin desu padre...

    De todas maneras, el viaje de Femando slo constituye una parte del libroporque tengo que incluir en l las peripecias de clavijo en los cinco aos devagabundaje, con des episodios fundamentales: el encuentro con Polifemo..., yla consulta a la bruja, que le hace ver la suerte de su esposa e hijo decidindoloal regreso. o. e., pg. 330.

    En la anotacin correspondiente al da de Epifana de 1944, ha decidido que suClavijo se llame definitivamente El regreso de Ulises, o. e., pg. 343.

    De las dificultades de eleccin de forma literaria y otras de diversa ndole queel escribir este proyecto le planteaban, nos habla cumplidamente en la notatranscrita del 15 de Junio y en la del 30 de Junio. En sntesis, en cuanto a lacuestin de la forma, dos eran las posibilidades que barajaba: escribir la obracomo drama, de acuerdo con su primera idea o como biografia, o. e., pag. 334.

    Finalmente, despus de los anteriores proyectos de ubicacin Amrica,Galicia, de poca la de la liberacin americana, la actual y de formaliteraria y ttulo, la obra, tal como podemos leerla, es un drama dividido en unprlogo y dos actos. La ubicacin la situ en la isla de Itaca y la ambientacin enpoca antigua, convirtindose en una nueva versin del mito clsico de Ulises yPenlope.

    Analicemos ahora el desarrollo y las innovaciones que presenta El retorno deUlises. Para el estudio de esta obra manejo la edicin de Destinolibro, Barcelona1982.

    El prlogo se inicia con la inminente obligacin de Penlope presionada porel pueblo que desea tener un nuevo rey que lo gobierne de elegir un nuevomarido entre los pretendientes. Ayudada por Korai, la novia del joven Telmaco,decide preparar una hoguera y morir atravesndose con una espada antes deacceder a tomar nuevo esposo. En esta crtica situacin llegan a palacio dosextranjeros: Mentor, un preceptor, y un rapsoda. Telmaco consigue de lospretendientes un aplazamiento de la decisin que imponen a su madre comprome-tindose a partir en busca de Ulises y, si no lo encuentra, no se opondr a que enItaca haya un nuevo rey. Penlope hace que en esa viaje, que durar cinco aos,lo acompae como preceptor Mentor.

    Cuando se inicia el acto 1 todo ha cambiado en Itaca: ahora, por obra dePenlope, que se ha revelado como hbil gobernante, es un pueblo prspero quevive del turismo que le proporciona el hecho de ser la patria del famoso Ulises

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    y de diversas industrias relacionadas con el turismo. La paz y la independenciaestn garantizadas por las favorables alianzas que ha sabido concertar la reina.Adems, este pueblo se gobierna democrticamente a s mismo. El matrimonio dela reina, si lo desea contraer, ya que habia comprometido su palabra real, no sercuestin de Estado sino, simplemente, asunto estrictamente privado y el papel queel futuro marido desempee en la organizacin estatal, puramente decorativo. Hayque destacar la novedad de este planteamiento de Torrente.

    La reina Penlope borda un tapiz en el que est haciendo, con gran idealizacin,al retrato de Ulises. Aqu el tapiz no tiene la finalidad tradicional da entretenercon engalio la espera de los pretendientes. A lo ms, ser un regalo de bodas paraTelmaco y Kora.

    Ulises regresa ocultamente y, acompaado de su fiel Eumeo, entra en palacio.Al verse en el tapiz no se reconoce: Jams fue mi aspecto imponente, ni nuncafui tan gallardo... Nunca so con ser as ni me habra apetecido. Qu falta demesurah>, acto 1, o. e., p. 158. Respecto a su esposa piensa que ya no lo ama:Tras esa puerta hay una mujer en cuyo corazn ya no hay lugar para mi, aunqueyo la amo todava, acto 1, o. e., p. 157. Pero Ulises se equivoca, Penlope sigueamndolo; mejor dicho, ama su recuerdo puesto que al presentrsele no reconocesu rostro, ni su mirada, ni su voz. El reconocimiento se produce por unadesgarradura en la mano de Ulises y por la repeticin de unas palabras amorosasque en otros tiempos sola decirle.

    En el acto II regresa Telmaco, tras cinco aos de viaje. Vuelve convertido enun gallardo y decidido joven que en nada recuerda al tmido muchacho delprlogo, fuertemente influenciado por la personalidad y la gloria del padreausente, en cuya bsqueda parte cuando nadie lo crea ya vivo. El nuevoTelmaco, por el contrario, afirma que el Ulises que se conoce por sus famososhechos es una pura invencin de gentes variadas para justificar de alguna manerasu propia actuacin: Calipso, Circe o Nauscaa para justificar haberse entregadoa l a la ligera, Polifemo por no avergonzarse de que alguien tan pequeo lovenciera, y as sucesivamente. Fue Helena, la esposa de Menelao, quien le ayuda descubrirse a si mismo y a situar a Ulises en su verdadero lugar. Actualmenteconsidera que Ulises ha sido un obscuro guerrero, bastante astuto, perdido parasiempre en algn rincn de los mares, acto II, o. e., p. 173.

    Poresa razn, despus de burlar a los pretendientes con la competicin del arcode Ulises, se niega a reconocer a su padre cuando sale annado y vestido como enel tapiz y el pueblo lo aclama: Mi padre nunca fue como este hombre. Cree queun tardo y arrebatado amor impele a Penlope a una superchera. De nada valeque Ulises, para convencerlo, le relate sus hazaas, pues todo el mundo leresponde Telmaco las conoce sobradamente y las ha odo contar mil veces: loobliga a hacer tambin la prueba del famoso arco, arco del cual para sorpresanuestra y contraste con la tradicin Ulises dice:

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    Un arma prehistrica, que jams estuvo en mis manos!. Colgaba de esasparedes cuando nac y mis abuelos haban olvidado a quin perteneciera. Entantos aos se habr anquilosado, acto II, o. c., p. 188.

    Penlope se ha ofrecido a sostener la manzana que debe atravesar la flecha. Portodo ello, Ulises toma el arco, lo tiende, apunta, pero... no llega a disparar pormiedo a herir a Penlope. Al contrario, se declara impostor veremos por quy decide partir:

    Penlope.- Y ahora, qu vas a hacer?3Ulises.- Caminar como hasta aqu, pero sin nombre y sin esperanza.

    Penlope.- Ulises: mi sino ha sido amarte siempre, glorioso o decadente. Mevoy contigo.

    (Acto II, o. c., p. 188)

    Ulises intenta convencerla de que la vida a su lado, rodando por los caminos,le ser ingrata e incmoda. Pero ella decide que irn a refugiarse a casa de supadre4. Parten. Telmaco sigue convencido de que todo es una farsa parajustificar un amor tardo. Pide a Korai que se case con l y permanezca a su ladocomo nueva reina de Itaca.

    Analicemos ahora los personajes de Torrente.Ulises el protagonista est, naturalmente, desmitificado, entendiendo desmitifi-

    cacin como trasformacin, no como destruccin, pues la destruccin de un mitosignifica su desaparicin. En tanto pervive, se transforma pero no desaparece. Enesta obra lo que Ulises ha perdido como hroe pico lo gana en humanidad:cuando Eumeo le muestra el tapiz ya hemos visto que no se reconoce. Al insistiraen que la figura del tapiz es admirable, le responde escuetamente: yo no lo soy,act. 1, o. e., p. 158. Tampoco crea Penlope que lo fuera, ella lo define as:Ulises no tuvo nada de ideal, pero fue un hombre amable y seductor y el mejorde los hombres, prlqgo, o. e., p. 130.

    Su tiempo de hazaas y proezas, si alguna vez lo tuvo (cfr. acto 1, p. 159: alescuchar los elogios que de l hace Penlope reflexiona no s porque se meatribuye tanta eminencia), ha pasado. Es un Ulises domstico, amable, goza conlas cosas sencillas, est enamorado de su mujer y teme su rechazo: mis piesreconocieron el jardn; las piedras y las flores respondan a una costumbre

    En la Odisea se alude varias veces a que el regreso a Itaca no es el fin del caminar de Ulises:1,18-19; XXIII 248-50 y otros. Algunos textos post-homricos reflejan esta tradicin.

    La estancia de Penlope en casa de su padre est contada en Apolodoro, Biblioteca, EpitomeVII: Ulises la envi alli por haberse dejado seducir por Antineo.

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    amable... Tras esa puerta hay una mujer en cuyo corazn no hay lugar para mr,aunque yo la amo todava, acto 1, o. a, p. 157.

    Creo que en el episodio del arco acto II, o. e., p. 188 se enfrentanclaramente su humanidad real y su leyenda legendaria: no dispara porque temeherir a su esposa. Pero tampoco desea derrumbar su propia gloria. Sigue elconsejo que le dio Eumeo cuando le indica que se debe a la idea que todos tienende l, aunque esa idea sea exagerada o falsa, cfr. acto II, o. e., p. 175. Por esarazn prefiere fingirse un impostor y marcharse definitivamente.

    El personaje de Penlope se mantiene fiel a la tradicin mtica que plasmadaen obras literarias hemos conservado6. Esta fidelidad est proclamada desde elinicio de la obra: Llegis a tiempo de presenciar la muerte lamentable de unamujer honrada y fiel a la memoria de su esposo., dice Korai en el prlogo, o. e.,p. 120.

    Es la esposa afectuosa que, aunque ya desconfa del retorno del marido, bajoningn pretexto desea unirse a otro hombre: No hay esperanza. Si l estuvieravivo, mi dolor llegara a su corazn y vendra en mi socorro. Ser polvo, comol, prlogo, o. c., p. 119. Antes que ser obligada a casarse con otro prefieresuicidarse atravesndose con una espada7 y prepara con antelacin su pira,prlogo, o. e., p. 116 y 117.

    Cuando Ulises regresa, le confiesa que su corazn siempre le perteneci, acto1, o. e., p. 159. Incluso a su hijo lo amaba slo como reflejo de su marido. Tal esas que decide abandonar Itaca para seguir a Ulises. Ante la pregunta de ste sobresi est dispuesta a abandonar a su hijo le responde sin titubear: Cre amarlomucho; pero algo me advierte, en el fondo de mi corazn, que no era a l sino ati, a quin amaba. Eres el nico hombre a quien am en la vida, acto II, p. 189.Al final de la obra hemos visto que se marcha con Ulises.

    Curiosamente el personaje ms duro de la obra es el joven Telmaco.Fuertemente influido al inicio de la obra por la gloria del padre ausente ydesconocido en cuya bsqueda parte cuando nadie crea que viva, su

    Aqu resulta un falso temor de Ulises. Segn J. S. Lasso de la Vega, De Sfocles a Brecht,Barcelona, 971, p. 289, la idea deque cuando vuelve Ulises y mata a los pretendientes, el antiguoamor est ya muerto en su corazn se encuentra en Odisea, 1, 34 de Nikos Kasantsai

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    personalidad va cambiando con el progresivo desencanto que sufre al recorrer loslugares por los que pas su progenitor y conocer a las personas que lo trataron.

    En resumen: en esta versin, al igual que en la tradicin clsica de las obrasconservadas, subsiste el fundamento del mito de Penlope y Ulises, el amorconyugal que permanece inalterado y triunfa tras muchos aos de separacin. Sinembargo hay notables variantes con respecto a la tradicin. De entre ellasmencionamos:

    a.- La descripcin de Itaca, convertida en un pas floreciente y con leyes einstituciones democrticas que protegen a sus ciudadanos frente a los desmanesque alguno de los pretendientes pudiera cometer, cfr. o. e.; acto 1, p. 144 en eltiempo que se supone transcurrido desde el final del prlogo y el inicio del actoprimero, como hemos comentado ms arriba.

    b.- La desmitificacin de la figura de Ulises, como hemos analizado msarriba.

    c.- La evolucin de personalidad del joven Telmaco, que fuertemente influidoal inicio de la obra por la gloria del padre ausente y desconocido, va cambiandocon el progresivo desencanto que sufre al recorrer los lugares por los que pas suprogenitor y conocer las personas con las que se relacion. Endurece porque elcamtno, contra mi voluntad y contra la tuya , me dio enseanzasmuy diversas, o. e., p. 171.

    d.- El final con la partida de ambos esposos.

    En la La Tejedora de Sueos, el gran dramaturgo Antonio Buero Vallejo vuelvea crear el mito de Penlope, Ulises y su regreso a Itaca5. Por algunos ha sidoconsiderada una de las ms coherentes y logradas de Buero9, para otros no lo estanto.

    Es esta una obra sumamente compleja y que puede ser analizada desde muchospuntos de vista. De hecho su estreno produjo una reaccin dispar y muyencontrada de la criticatO.

    Una extensisima bibliografia sobre Buero Vallejo en general est indicada en la magnifleaintroduccin de L. Iglesias Feijoo, La tejedora de Sueos - La llegada de los dioses. Ed. Ctedra, PP.89-94 y sobre La tejedora... en particular en Pp. 94-96. Cfr. tambin lo dicho en nota 1.

    .1. Guerrero Zamora, Historia del teatro contemporneo, Madrid, 1961, y. IV, p. 86.O Cfr. La tejedora de Sueos, ed. Ctedra, Madrid, 1978, Introduccin de L. Iglesias Feijoo, p.

    38-39.

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    Digamos de entrada que la gran novedad consiste en convertir este mito.prcticamente en una tragedia, cosa que nunca haba sucedido en ninguna de lasmltiples versiones que de l nos han llegado desde Homero hasta nuestros das,habida cuenta del tradicional final feliz del relato. Sin embargo en Buero elregreso de Ulises es una autntica tragedia para Penlope. El final feliz esinexistente. Slo de cara a la galera, tal como se manifiesta en la ltima escenadel acto 111, como veremos. As pues, nuestro dramaturgo da completamente lavuelta al tema, si bien no debemos olvidar la existencia dc algunos textos post-homricos que inciden en que las relaciones entre ambos no fueron tan cordiales,efr. a este respecto lo indicado en la nota 6.

    La trama argumental de esta obra sigue muy de cerca los datos que nos ofrecenlos ms prestigiosos autores antiguos sobre el tema: La protagonista de Buero, conayuda de sus esclavas y en compaa de su vieja ama Euriclea, ciega en estaversin, teje un tapiz que sirva de sudario a su anciano suegro Laertes. Lospretendientes a su mano, que estn en palacio, deben esperar hasta que acabe sutarea. Slo entonces elegir a uno de ellos. Pero Penlope los engaa destejiendopor la noche parte de lo tejido durante cl da. Telmaco, su hijo, ha ido de viaje abuscar noticias de su padre. Entretanto los pretendientes se dedican a holgar, comery gozar de las esclavas, mientras aguardan que Penlope termine. Cuando la obrade Buero comienza las riquezas de Itaca ya lo deca Homero, pero no tanradicalmente como en esta obra se estn acabando. Ulises llega disfrazado demendigo y ve lo que est ocurriendo en palacio. Se da a conocer a su hijo. Penlopese enterar mas tarde. Mata a los pretendientes y pone orden en los asuntos.

    Tal es el argumento de la obra de Buero y tal era el mito. Pero en Buero lalectura de los datos es completamente diferente. Para empezar hemos dicho quela obra es, en realidad, una tragedia. Veamos cl cambio que han sufrido losprotagonistas (en las referencia a la obra seguimos la edicin de la Tejedora desueos, ed. Ctedra, Madrid 1978):

    A Ulises lo considera astuto, falaz, temerario, artero. En el teatro de Buero, alrevs que en La Odisea, su figura no resulta en absoluto ennoblecida: es unhombre fro, calculador y egosta. Tambin cobarde: por esa razn se disfraza demendigo para entrar en palacio, pues aqu no aparece la justificacin que taldisfraz tena en Homero; por eso, no se presenta a Penlope antes que a ningunaotra persona tal suceda en la obra de Torrente que acabamos de analizar, y tales dc esperar en un matrimonio que el mito presenta como modelo de amorconyugal. No hay astucia en ninguna de estas actuaciones, slo cobarda.Quizs porque con el deterioro fisico que le haba producido el paso de tan largo

    J. 5. Lasso de la Vega, llelensrnov literatura contempornea. p. 59, de entre las obras actualesla considera la ms respetuosa con el mito antiguo.

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    tiempo, tema no agradar ya a su esposa, cfr. acto III, o. e., p. 202; quizs porquedesconfiaba de la fidelidad de ella y queria comprobarla. Tal punto no lo aclaraUlises, pero en todo caso, ase comportamiento es una cobarda. La propiaPenlope se encarga de decrselo: S, t, prndente Ulises. Eso ha sido tuprudencia: cobarda y nada ms, acto III, o. e., p. 201.

    La valiente manera de enfrentarse en la Odisea a los pretendientes arriesgandosu vida, en Buero desaparece. Slo da oportunidad de defenderse a Anfino.

    Aparentemente Ulises consigue sus propsitos: mata a todos los pretendientes,se queda con Penlope y reinstaura el orden en el palacio. A ojos de la sociedades el triunfador, pero gana realmente como ser humano? No, ciertamente no. ElUlises de ahora ha destruido con su forma de actuar al Ulises que Penloperecordaba, valiente y carioso. Al que ha vuelto le interesa solamente el prestigioy las convenciones sociales. Ha recuperado su reino y su esposa, s; pero el amorde Penlope no lo tendr ya nunca ms. Y ahora a vivir.., muriendo, son susltimas palabras en el acto III. Esa es la tragedia de Ulises.

    El personaje de Penlope, la fiel esposa del mito, cambia completamente en estaobra. Para Buero es, como tantas otras, una mujer abandonada por un guerrero ycansada de su ya larga soledadi2. Hace mucho tiempo que no ama a Ulises. Ni tansiquiera lo espera: no cree en su regreso. Sin embargo, Penlope se comporta comolo que es: una mujer, ya madura. Quien despierta su inters es el joven Anfino, unode los pretendientes. El nico que est enamorado de la mujer Penlope y no de lareina de Itaca, el nico que no goza de la esclava que le corresponde porqueverdaderamente ama a la reina y no concibe el doble juego. Sin embargo en la obrade Buero Penlope sigue tejiendo de da y destejiendo de noche. Por qu, si ya noes para entretener a los pretendientes en espera de la llegada de Ulises?.

    Ella misma dice en el acto II, o. e., p. 157, que deseaba seguir viendo a lospretendientes all, que era su pequeo resarcimiento contra la triste suerte que aella y a tantas mujeres dej solas por la falta que cometi Helena, la esposa deMenelao: ver all, compitiendo por su amor, a treinta jvenes jefes, muchos deellos hijos de quienes lucharon en Troya por causa de la hermosa Helena,satisfaca su orgullo femenino. Por eso, por esa pequea revancha, teja y desteja.Pero los pretendientes no venan por ella... venan por su posicin y por su dinero.Nueva decepcin para la soadora Penlope, cfr. o. e., p. 158.

    Despus continuaba la farsa de tejer de da y destejer de noche por Anfino. Ella amaba sinceramente, pero Penlope no lo poda elegir, era demasiado dbil, losotros pretendientes, en su ambicin de lograr el reino de Itaca, lo mataran. Asque sigue tejiendo y destejiendo sus propios sueos en el tapiz ese tapiz que

    2 A. Buero Vallejo Comentario a la Tejedora de Sueos, Ed. Alfil, Madrid, 1952: El problemade Penlope ha sido abordado por mi bon la conviccin de que no podia ser distinto, en su fondo, delde las restantes mujeres aqueas cuyos esposos fueron a guerrear a Troya.

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    Ulises mandar destruir hasta que todo el dinero, todo el bienestar se acabe ydecidan marcharse los pretendientes que an quedan y slo permanezca el que deverdad la ama y ella considera que no es suficientemente fuerte para defenderse,acto II, o. e., p. 159. En absoluto se comporta as porque aguarde el regreso deUlises. A estas alturas, Ulises ni cuenta en la vida de Penlope.

    Su tragedia llega con Ulises, con el nuevo Ulises fro, calculador, despiadadoYo no te recordaba asi, le dice en el acto III, o. e., p. 199; con su llegada,

    una vez ms se desvanecen las ilusiones de Penlope, la tejedora de sueos queella misma necesita para sobrevivir, para huir de la realidad.

    Ulises trae la realidad y la realidad es que el tiempo ha pasado; que hasta lamisma Helena, la bella mujer que provoc la guerra, est vieja y fea, cfr. acto 111,o. e., p. 197; que l ya no es un hombre valiente ni prudente; que su matanza delos pretendientes, sin darles posibilidad de defenderse, va a ser un acto cobarde,en nada digno del hroe que pregona la fama. Su comportamiento con su esposaes el de un astuto patn, hipcrita y temeroso, que se me presenta como un viejoruin para acabar de destruirme toda ilusin posible, acto III, cd e., p. 202.

    As pues, el regreso de Ulises es la tragedia de Penlope que, una vez ms, seva a refugiar en sus sueos: Ahora a soar que se muere una porque ya no hayfiguras que tejer... Oh! Anfino, esprame, acto III, p. 207.

    En resumen: con los mismos elementos que ayala una larga tradicin, Buerohace una interpretacin diametralmente opuesta, de forma que lo que era un relatocon final feliz se transforma en una tragedia: la tragedia de estar obligados aseguir unidos quienes ya no sienten nada entre s.

    Para marcar ms an la tremenda diferencia que media entre la realidad eldesamor y la apariencia cl hecho de seguir unidos en la ltima escena dela obra, en tanto Penlope da rienda suelta en sus palabras al odio que siente haciaUlises y ste muestra toda su horrible frialdad, el coro recita la versin oficial quehace de Penlope el ejemplo modlico de esposa.

    Los dos autores que hemos analizado toman el mismo tema pero hay enormesdiferencias en el tratamiento que de l hacen. Aparentemente Torrente tiene msInnovaciones, pero el fondo del mito la fidelidad al esposo y el perenneenamoramiento de Penlope no estn puestos en juego.

    En cambio Buero, cindose ms a la trama tradicional, de la que se permiteescasas desviaciones cfr. lo dicho ms arriba en nota 11, hace una obracompletamente innovadora. En realidad es la anttesis de la versin tradicional delmito, tal como se nos ha trasmitido. La tejedora como todas las de Buero, es

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    una obra compleja, de muchas lecturas. De ah las dispares y encontradasreacciones que, como hemos indicado, provoc su estreno y que llev al autor aescribir una Autocrtica aparecida en ABC el 11 de Enero de 19521>.

    En estas dos obras hay desmitificacin. En Torrente en el personaje de Ulises.En Buero en ambos protagonistas.

    Ulises. En Torrente, despojado de su capa de hroe, se convierte, como hemosvisto en un hombre corriente, amable, con el que Penlope desea seguircompartiendo su vida. En Buero es fro, calculador, egosta, duro: le interesa suposicin ante la sociedad y nada ms. Por eso quiere mantener una apariencia;una nsible... cscara de matrimonio, acto III, o. e., p. 203.

    Penlope. En Torrente es el calco fiel del mito tradicional. En Buero estdesmitificada. Como hemos dicho ms arriba (cfr. nota 12), Buero la crepensando que su problema era el mismo queel de las dems mujeres aqueas quequedaron abandonadas por sus esposos. Es decir: la soledad.

    El personaje de Penlope en Buero es tremendamente complejo. En losmomentos en que se supone que se desarrolla la obra ya no es, en absoluto, laamorosa muchacha que ayud a Ulises a ganar su mano ensendole elmecanismo del arco, en la prueba que su padre exigi a sus pretendientes: yomisma se lo dije a Ulises para que me ganara con l, La Tejedora..., o. e., actoJI, p. 176. El tiempo ha pasado y ella, al igual que Ulises, se ha endurecido. Creoque un rasgo muy relevante de su personalidad es la soledad interna que siente.Esa soledad interior es, en mi opinin, la clave de su comportamiento:

    a) La empuja a fijarse en Anfino, persona sensible y delicada. Mucho msjoven que ella, porque l la ama y en ese amor se siente reconfortada. No estnada claro que, a su vez, ella est realmente enamorada del joven.

    b) La causa de su resentimiento con Helena. Por culpa suya qued sola.e) La hace reaccionar agriamente frente al Ulises redivivo que tiene ante ella

    y que, despus de abandonarla durante tantos aos, pretende volver4 como sinada hubiera sucedido, exigiendo sus derechos de esposo y rey.

    Si la Penlope de Torrente es muy diferente es, sobre todo, porque no siente esasoledad interna: Desconozco la soledad. Cuando se hace el silencio y lasantorchas se apagan en la noche, recuerdos felices me acompaan, y con ellosrevive mi dicha antigua, El retorno de Ulises, Barcelona 1982, prlogo, p. 133.

    > A. Buero Vallejo, Autocritica, ABC, 11 de Enero 1952, dacia que habia manejado losmateriales de la Odisea con entera libertad, precisamente porque la admiraba y la admiracin no esun respeto mal entendido.

    Cfr. M. Alvar, Presencia del mito: La Tejedora de Sueos,>, en El teatro y su crtica, Mlaga,Diputacin, 1975, p. 289.

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    Como acabamos de obscrvar los dos protagonistas soncompletamente diferentesen ambas obras. Sin embargo no resulta sorprendente que de un mito que esesencialmente el mismo en el caso estudiado, Penlope, sean cuales sean susmotivaciones, entretiene a los pretendientes y, tras la vuelta de Ulises, continuanla vida en comn en las diversas versiones que de l se dan encontramos: a) lospersonajes substancialmente modificados en cuanto a su carcter y psicologa; b)la interpretacin de los actos de los personajes vara segn el gusto del autor puesla postura tica, psicolgica y religiosa es justamente lo mudable y peculiar, noslo de cada poca, sino de cada autor.

    Las obras. La oposicin entre las dos obras, adems del carcter de lospersonajes que acabamos de analizar, se ve claramente en la funcin de episodiosque aparecen en ambas y que estn utilizados para indicar exactamente locontrario:

    a) El episodio del tapiz que borda o teje Penlope. En ambos casos se viertenen l los anhelos de la protagonista. Sin embargo el contraste de su funcin en lasrespectivas obras es enonne: en Tonante es un retrato idealizado de su esposoausente y piensa ofrecerlo como regalo de bodas a su hijo; en Buero refleja sussueos y en stos ya no tiene nada que ver Ulises. incluso se opone a que vea loque all hay plasmado: al final Ulises manda que lo destruyan.

    b) En el episodio del arco. El Ulises de Torrente descubra en este episodio suamable dimensin humana: no quena exponerse a herir a su esposa y prefiere,para no daar tampoco su propia fama, pasar por un impostor. En Buero el arcosirve exactamente para lo contrario, para demostrar la crueldad y cobarda deUlises, matando sin piedad y a traicin a los pretendientes.

    En resumen, estas dos obras, escritas en nuestro pas con muy escasa diferenciade tiempo, por autores que viven las mismas circunstancias histricas de la post-guena espaola y europea, se contraponen realmente como la cara y cruz de unamisma moneda. La obra de Tonante es una obra amablc, intrascendente, que noprovoca inquietud ni revulsivo alguno~. Buero, una vez ms, es el inconformistaque por va de la crtica pretende hacer que la sociedad sea mejor: Realmente losconf ictos que plantea, la guena y stt inevitable consecttencia para las mujeres

    la soledad , el endurecimiento de los seres humanos con el paso del tiempo,los cambios que se producen en las relaciones afectivas, la diferencia entre laapariencia y la realidad, etc., son universales y atemporales.

    ~> Una buena descripcin del pblico teatral de la postguerra. eufrico, satisfecho y narcisista,puede verseen el captulo Teatro y nueva sociedad de la post-guerra de la obra de [3. Prez Minile,Teatro europeo contemporneo.

  • Pervivencia del mito en tres autores actuales 255

    2. LA MITOLOGA COMO FONDO

    El acadmico Manuel Halcn, nacido en Sevilla en 1903, public una novela,en la que, a travs de la vida de su protagonista, mostraba tambin la vidacotidiana, las gentes y el paisaje de un pueblo de su Andaluca natal en tomo alos aos 60. La novela se llama Manuela. Poco despus de publicada fue llevadaal cine.

    No se trata aqu de que un autor determinado realice una obra que constituyauna nueva versin de un mito, como en los casos que hemos visto en el apartadoanterior; sino del hecho de que los antiguos mitos subyacen en el fondo de obrascompletamente diferentes.

    La novela consta de tres partes, pero la tercera, que es la que qu nos interesa,abarca casi tanto como las otras dos juntas. En la primera y segunda parteconocemos a los personajes y la vida de un pueblecito andaluz.

    Al lado de la carretera Cdiz-Sevilla, en una pobre casa, vive con su madreManuela. La principal fuente de ingresos de ambas es un puesto de melones allado de la carretera. Manuela es una muchacha seria, digna, pobre y muy hermosa.Todos los hombres del pueblo, ricos y pobres, la desean en secreto a la par queadmiran su integridad. De pronto ante el puesto de melones aparece Antonio, undesconocido ms pobre an que Manuela acompaado de su hijo pequeo. Eseniito va a servir de puente de unin entre los protagonistas andaluces: El amorlleg a Manuela por conducto del nio... cuando tena apretada a la criatura contrasu pecho, mecindola para cortar el llanto, se le escapaba el pensamiento hacia elpadre, causa de que ella tuviese aquel nio extrao en sus brazos, parte 1, cap.Iv.

    Transcurren los aos. A Antonio, cantaor aficionado, un amanecer, de regresode una fiesta en la que pretenda ganarse unos duros, una lluvia inoportuna losorprende, se enfra y, ya al final de la primera parte, acaba tuberculoso, comotantos espaoles de su poca. Por mediacin del rico del pueblo es acogido en unhospital donde acabar sus das. Entre tanto el nio, Antoillo, ha ido creciendo.Ahora es un adolescente que se parece a su padre como una gota de agua a otra.

    En la tercera parte de la novela, casi tan larga como las otras dos juntas, seproduce en estos sedientos campos andaluces la historia entre Manuela yAntoillo, historia que recuerda el mito clsico de Fedra e Hiplito, pese a queel desarrollo y la accin son distintas. Por otra parte, no olvidemos que yaalrededor del ao 1911, Unamuno haba situado el tema clsico de Fedra eHiplito en el ambiente rural espaol6. La Fedra de Unamuno, estrenada en el

    ~ Magnifico resulta el anlisis de esta obra de J. 8. Lasso de la Vega, De Sfocles a Brecht,Barcelona, 1971, p. 205-248.

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    Ateneo en 1919, era fiel a la tradicin del mito. El rumbo que sigue ManuelHalcn es muy diferente.

    En el personaje clsico de Fedra la pasin se apoderada ella pero Hiplito noparticipa de su enamoramiento. Aqu es diferente: Manuela en Antoillo lo nicoque ve es el parecido con el padre. Hay una minuciosa explicacin de lascircunstancias externas que son las causantes del desenlace: Manuela, movida porsu cario al nio que ella misma ha criado, en su deseo de afianzar la confianzadel muchacho en su masculinidad puesta en entredicho por maliciosasmurmuraciones pueblerinas de homosexualidad consuma con l por una nicavez el incesto.

    Despus de morir Antonio, el marido, Manuela y Antoflillo, que ahora trabajacomo mecnico en un taller de Sevilla, inician una relacin sexual, ya no para darseguridad al muchacho sobre su virilidad, sino porque ambos la desean. Aqu noaparece para nada el dramtico final del mito clsico que acaba con las vidas deFedra e Hiplito. Ni siquiera se considera pecado que atormente a la protagonistacomo suceda en la Fedra de Racine y por supuesto, no hay ningn tipo decastigo.

    La relacin se prolonga durante algn tiempo hasta que, como consecuencia deun incidente provocado por el resentimiento y los celos de Manuela hacia lasenorita Pura promotora de la fiesta a la vuelta de la cual enferm Antonio, clpadre y, ahora, tambin acompaante ocasional de Antoillo, la protagonistaacaba con sus huesos en la crcel durante seis meses. Al salir descubre inopinda-mente que su hijastro mantiene relaciones con una joven enfennera, a la que enese mismo momento ataca fieramente. Este enfrentamiento tiene un valorfundamental en la estructura de la obra pues nos descubre claramente losverdaderos sentimientos de Manuela hacia Antoillo, sentimientos que, dado comose haban iniciado las relaciones sexuales entre ambos, haban estado bastanteenmascarados.

    El incidente con la enfermera pone punto final a la relacin entre Antoflillo yManuela. Antoillo, ya convertido en Antonio, se casa con la enfermera a suregreso de la mili y Manuela queda en el pueblo sbitamente convertida enpropietaria de cuarenta hectreas de tierra, fruto de un legado al que finalmenteacaba renunciando, contentndose con su pobreza de siempre.

    En resumen, como acabo de exponer, la relacin de la pareja Manuela-Antoilloes muy diferente de la de Fedra-Hiplito y la novela de Halcn, centrada enAndaluca y cuadro vivo de un pueblo no puede considerarse realmente unanueva versin o refundicin del mito clsico pues carece de los rasgos determi-nantes dc aqul. En realidad es un homenaje a la mujer apegada a su tierra, quesabe defender su dignidad y todo lo que le pertenece con la furia de una pantera.Sin embargo considero que en el fondo de Manuela subyace el conocimiento yexplotacin, siguiendo otra lnea muy diferente, del mito de Fedra.

  • Pervivencia del mito en tres autores actuales 257

    Asimismo considero que el papel que desempea la enfermera de la que seenamora Antoillo no es nuevo: es el de Aricia, amada por Hiplito en otraversin del mito clsico y que aparece en varias versiones literarias la Fedrade Racine, la primera versin de Fedra que public 5. de Espriu en 1936 en lacoleccin catalana Raixa, sobre un original de Llorene de Villalonga e inclusomusicales: Hippolyte et tiricia drama lrico de Ph. Rameau dividido en cinco actosy prlogo, estrenado en 1733 e Hppolito e Aricia, opera buifa del italiano T.Traeta, tambin del siglo XVIII.

    Despus de los tres ejemplos actuales que acabamos de analizar y demuchsimos otros que se pueden aducir, creo que es necesario sealar que elpotico encanto de los mitos, vigentes siglos y siglos, ha sido capaz de pasardesde la Edad Antigua, atravesando la azarosa Edad Media, adquiriendo nuevovigor en el Renacimiento y Edad Moderna, hasta llegar, llenos de encanto ycompletamente frescos, hasta nuestra era atmica y espacial7, como muestraperenne de que la tradicin clsica ha sido durante siglos el vehculo de unacivilizacin y de una cultura en la cual, pese a los avatares que cada da con msfuerza pugnan por destruirla, vivimos todava.

    ~ Acercada la vigencia y fiancionalidad de los mitos hoy dia, cft., entre otros, L. Gil Trasmisinmtica, Barcelona, 1975, p. 41; A. Prieto, Ensayo semiolgico de sistemas literarios, p. 190; elcapitulo Interpretacin de los mitos en el siglo XX de C. Garca Gual, La Mitologa. Interpretacio-nes del pensamiento mtico, Madrid, 1987.