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1 Con el cambio de siglo, del XIX al XX, la llamada “chica Gibson” fue considerada el ideal de mujer. Creada por el dibujante norteamericano Charles Dana Gibson, era alta y delgada, aunque con formas. De nariz y bocas pequeñas y bien delineadas, sus ojos eran grandes. En esos años las mujeres vestían bien, en el peinado primaba el recogido con ondas y con volumen, tenían un aire muy distinguido, pero seguían sometidas a la tiranía del corsé para acentuar y redondear sus curvas naturales en pecho, cintura y caderas. En los años 20 se puso de moda la “flapper” (joven a la moda). Chica sin corsé que fumaba, bebía, bailaba, se divertía. Se llegó a decir que las mujeres habían dejado de comer para fumar y beber. En los 30 llegaron las curvas, eso sí, sin corsé. Lo que se llevaba era la cinturita estrecha y el cabello ondulado y voluminoso. El prototipo fue Jean Harlow y otras famosas que se salieron del canon yendo a algo más “masculino” fueron M. Dietrich, K. Hepburn y G. Garbo. En los 40 surge la “mujer fuerte”, de piernas y brazos sólidos, destacando Betty Grable. Con los 50 llegan las “reloj de arena”, las delgadas no estaban de moda y el triunfo fue para Marilyn Monroe y Elisabeth Taylor. En los 60 llegan las “menuditas” como A. Hepburn o Twiggy, delgadísimas y sin curvas, de poco pecho y trasero, con ojos cándidos. Las “musculitos” llegan en los 70, con melenas rubias generosas. Ahí estaban “Los Ángeles de Chralie”. En los 80 nos invade el aerobic con Jane Fonda a la cabeza, abriendo camino a las top de las top: Cindy Crawford y Naomi Campbell. En los años 90 tenemos a Kate Moss liderando la cosa “estética”, que fue el mejor ejemplo de lo que se llamó “heroin chic”, esto es, chavalas escuchimizadas, con pinta de enfermas, pretendidamente descuidadas y con el gesto indolente. En los 2000 aterriza la obsesión por lo sano con un físico tonificado, moderadamente bronceado y bien alimentado. Y ahora… un cambio evidente: el corsé va sustituyéndose por las intervenciones estéticas. Un conjunto de ropa interior amarillo que lució Bridget Malcolm en un camerino fue el que desató la polémica hace poco. Los marcados huesos de la cadera de Bridget hicieron que saltara la alarma entre los fans: “sujetadores y bragas a su medida porque no le vale ni la talla extra pequeña”, “¿no es obvio que ella está demasiado delgada?”, etc. Los comentarios que insinuaban que la australiana, de 23 años, padecía algún trastorno alimentario se sucedían junto con otros que, por el contrario, la defendían alegando que suele publicar en su cuenta de Tumblr las comidas que hace y que es seguidora de una dieta vegana. La modelo ha señalado: “¿podemos parar lo de avergonzar la delgadez?, estoy extremadamente en forma y saludable y no hay ni rastro de anorexia”, ha escrito la top en Instagram. Y sigue: “me he entrenado muy duro para estar así y estoy muy orgullosa de mi cuerpo”. “No seré la más curvilínea, pero soy una mujer con todo el derecho de lucir como luzco”, continúa la modelo y sugiere a las personas que le han criticado que echen un vistazo a su interior y se pregunten “por qué tienen esa necesidad de avergonzar el cuerpo de los demás en Internet”. Esta muchacha es la imagen global de la firma Polo Ralph Lauren y ha trabajado con otras tan conocidas como Burberry, H&M Hugo Boss o Tommy Hilfiger. Hablando sobre las personas que no comen sano, la estrella de la pasarela dijo al Sydney Morning Herald que no entendía cómo hay gente que no ve que la comida que no es saludable “daña su organismo y tiene impacto en el medio ambiente”. Todo esto no son más que idioteces de moda, modelos, dietas y dietitas. En suma, negociete. Y no valdría la pena hablar de estas cosas si no fuera por el daño que siguen haciendo en cierta parte de la población. MUJER IDEAL DESDE 1910 ANGEL DE VICTORIA’S SECRET SPECULUM DICIEMBRE DE 2015 Volumen 9, nº 11

MUJER IDEAL DESDE 1910 - tcasevilla.comtcasevilla.com/boletines/boletin99.pdf · delgada, aunque con formas. De nariz y bocas pequeñas y bien delineadas, sus ojos eran En esos años

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Con el cambio de siglo, del XIX al XX, la llamada “chica Gibson” fue considerada el ideal de mujer. Creada por el dibujante norteamericano Charles Dana Gibson, era alta y delgada, aunque con formas. De nariz y bocas pequeñas y bien delineadas, sus ojos eran grandes. En esos años las mujeres vestían bien, en el peinado primaba el recogido con ondas y con volumen, tenían un aire muy distinguido, pero seguían sometidas a la tiranía del corsé para acentuar y redondear sus curvas naturales en pecho, cintura y caderas. En los años 20 se puso de moda la “flapper” (joven a la moda). Chica sin corsé que fumaba, bebía, bailaba, se divertía. Se llegó a decir que las mujeres habían dejado de comer para fumar y beber. En los 30 llegaron las curvas, eso sí, sin corsé. Lo que se llevaba era la cinturita estrecha y el cabello ondulado y voluminoso. El prototipo fue Jean Harlow y otras famosas que se salieron del canon yendo a algo más “masculino” fueron M. Dietrich, K. Hepburn y G. Garbo. En los 40 surge la “mujer fuerte”, de piernas y brazos sólidos, destacando Betty Grable. Con los 50 llegan las “reloj de arena”, las delgadas no estaban de moda y el triunfo fue para Marilyn Monroe y Elisabeth Taylor. En los 60 llegan las “menuditas” como A. Hepburn o Twiggy, delgadísimas y sin curvas, de poco pecho y trasero, con ojos cándidos. Las “musculitos” llegan en los 70, con melenas rubias generosas. Ahí estaban “Los Ángeles de Chralie”. En los 80 nos invade el aerobic con Jane Fonda a la cabeza, abriendo camino a las top de las top: Cindy Crawford y Naomi Campbell. En los años 90 tenemos a Kate Moss liderando la cosa “estética”, que fue el mejor ejemplo de lo que se llamó “heroin chic”, esto es, chavalas escuchimizadas, con pinta de enfermas, pretendidamente descuidadas y con el gesto indolente. En los 2000 aterriza la obsesión por lo sano con un físico tonificado, moderadamente bronceado y bien alimentado. Y ahora… un cambio evidente: el corsé va sustituyéndose por las intervenciones estéticas.

Un conjunto de ropa interior amarillo que lució Bridget Malcolm en un camerino fue el que desató la polémica hace poco. Los marcados huesos de la cadera de Bridget hicieron que saltara la alarma entre los fans: “sujetadores y bragas a su medida porque no le vale ni la talla extra pequeña”, “¿no es obvio que ella está demasiado delgada?”, etc. Los comentarios que insinuaban que la australiana, de 23 años, padecía algún trastorno alimentario se sucedían junto con otros que, por el contrario, la defendían alegando que suele publicar en su cuenta de Tumblr las comidas que hace y que es seguidora de una dieta vegana. La modelo ha señalado: “¿podemos parar lo de avergonzar la delgadez?, estoy extremadamente en forma y saludable y no hay ni rastro de anorexia”, ha escrito la top en Instagram. Y sigue: “me he entrenado muy duro para estar así y estoy muy orgullosa de mi cuerpo”. “No seré la más curvilínea, pero soy una mujer con todo el derecho de lucir como luzco”, continúa la modelo y sugiere a las personas que le han criticado que echen un vistazo a su interior y se pregunten “por qué tienen esa necesidad de avergonzar el cuerpo de los demás en Internet”. Esta muchacha es la imagen global de la firma Polo Ralph Lauren y ha trabajado con otras tan conocidas como Burberry, H&M Hugo Boss o Tommy Hilfiger. Hablando sobre las personas que no comen sano, la estrella de la pasarela dijo al Sydney Morning Herald que no entendía cómo hay gente que no ve que la comida que no es saludable “daña su organismo y tiene impacto en el medio ambiente”. Todo esto no son más que idioteces de moda, modelos, dietas y dietitas. En suma, negociete. Y no valdría la pena hablar de estas cosas si no fuera por el daño que siguen haciendo en cierta parte de la población.

MUJER IDEAL DESDE 1910

ANGEL DE VICTORIA’S SECRET

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DICIEMBRE DE 2015 Volumen 9, nº 11

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Investigadores de la Universidad de York en Toronto han descubierto que los miembros de la Generación Y (nacidos entre 1981 y 2000) pesan más que los que eran adultos en las décadas de los años 70-80, incluso comiendo la misma cantidad de alimentos y haciendo el mismo ejercicio. El estudio, publicado en Obesity Research, comparó los datos dietéticos de 1971 y los de 2008 de cerca de 36.400 adultos. También analizó los referentes a la actividad física de 14.400 adultos de 1988 y 2006. Los autores encontraron que el índice de masa corporal (IMC) de una persona en 2006 era 2,3 puntos más alto que alguien de la misma edad en 1988, incluso comiendo el mismo número de calorías, con el mismo porcentaje de proteínas y grasas, y haciendo la misma cantidad de ejercido. “Nuestros resultados sugieren que si usted tiene 25 años, debería comer menos y hacer más ejercicio de lo que hicieron sus mayores, para prevenir el aumento de peso”, señaló en un comunicado Jennifer Kuk, uno de los autores. Estos hallazgos subrayan que el control de peso no es solo una regla matemática entre calorías consumidas frente a calorías quemadas. “Es similar al saldo de nuestras inversiones, no podemos restar el dinero retirado del depositado, hay que tener en cuenta las fluctuaciones del mercado de valores, comisiones bancarias, o las tasas de cambio de divisas”, señaló Kuk. ¿Pero cuál es la comisión, hablando en kilos, que tenemos que pagar por la fluctuación calórica? Los autores no están seguros, aunque apuntan algunas teorías. “Podría ser una combinación de aumento de la exposición a sustancias químicas que alteran las hormonas, medicamentos como los antidepresivos, que pueden conducir al aumento de peso, y el cambio de las bacterias intestinales, debido a nuestra dieta rica en carnes y azúcares. Además, el estrés, el cambio de horarios en las comidas, alteraciones en el ritmo del sueño, etc.”, señala Kuk.

LOS “Y” DE 1981-2000

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El estudio de la imagen corporal y sus alteraciones ha tenido, desde hace muchos años, un enfoque “en negativo”. Se ha venido haciendo hincapié en conceptos como insatisfacción corporal o distorsión de la imagen corporal para trabajar con los aspectos nucleares de patologías como los TCA. Sin embargo, desde hace algún tiempo, proliferan los estudios que tratan de ver la imagen corporal “en positivo”. De hecho esta idea se hizo operativa en 2005 cuando Avalos, Tylka y Wood-Barcalowores desarrollaron la Body Appreciation Scale (BAS). Más tarde esta escala ha sido utilizada en Turquía (Swami y cols., 2015), Austria (Swami y cols., 2008), Hong-Kong (Ng y cols., 2015), etc. En España fuimos nosotros quienes validamos este instrumento (Jáuregui-Lobera y Bolaños-Ríos, 2011) y ahora se está trabajando con esta escala en Irán, lugar en el que el estudio de la imagen corporal “en positivo” obedece a algunas razones de peso. En primer lugar una mínima “hijab” es habitualmente obligatoria para las mujeres iraníes; en segundo lugar, Teherán, parece ser la capital mundial de la rinoplastia y se sabe que la cirugía estética está claramente asociada al mayor o menor aprecio corporal; y en tercer lugar los medios occidentales cada vez está más extendidos en Irán y, desde luego, un mayor o menor aprecio corporal también se vincula al papel de los medios de comunicación en la transmisión de estereotipos. Es bien conocido que los resultados con la BAS suelen encontrar relación entre un mayor aprecio corporal y una mejor autoestima y están negativamente asociados al índice de Masa Corporal, especialmente en mujeres. Como sucede con otros campos de la psicología en los que ha emergido en los últimos años la corriente conocida como “Psicología Positiva”, también en lo que a la imagen corporal atañe parece imprescindible trabajar en la misma línea. El trabajo clínico para abordar la insatisfacción corporal o la distorsión de la imagen corporal debe acompañarse de una promoción del “aprecio del propio cuerpo” como fuente de salud mental. Y lo mismo va a ocurrir en la alimentación: en lugar de neurotizar a la población con “lo mal que come” habrá que empezar por “explotar” todo cuanto hagan bien para crecer a partir de ahí.

“TU IMAGEN ES

IMPORTANTE, NO

TE OBSESIONES”. BODY APPRECIATION

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REFLEXIONES ÉTICAS Y TCA

Camino de 2016 no está de más, ahora que ya hay tantos expertos en TCA de todas las ramas sanitarias, hacer algunas reflexiones que vayan apuntalando ideas que, de no estar claras, pueden seguir confundiendo a la población. Estas podría ser algunas de ellas: -¿Tenemos registros oficiales fiables de casos de TCA? -¿Sigue realmente aumentando los casos de anorexia y bulimia? -¿Es cierto que “cada vez hay más varones afectados? En todo caso, ello supone un cambio sustancial en la ratio hombres/mujeres? -¿La mortalidad sigue siendo del 5-10%?, ¿está oficialmente registrado? -¿Sabemos cuántos suicidios consumados son atribuibles causalmente a un TCA?, ¿está oficialmente registrado? -¿Se confunden conductas de riesgo con casos clínicos? -¿Hay o no hay familias que predisponen? -¿Es tan determinante la influencia de los medios? -¿Divulgamos bien lo que son los TCA y el trabajo a realizar? -¿La idea, bastante generalizada, de que los TCA “son para siempre” se sustenta en la realidad? -¿Somos artífices de que esa idea haya hecho bastante fortuna? -¿Se explica bien qué significa “cronicidad”? -¿Qué porcentaje de pacientes precisan hospitalización total o parcial a día de hoy? -¿El número de ingresos en unidades de día en nuestro medio se ajusta a lo que ocurre en países de nuestro entorno? -¿Se ajusta la estancia media en dichas unidades? -¿Desde una medicina, psicología y nutrición basadas en la evidencia, ¿podemos llegar a confundir tratamiento, cuidados y entretenimiento?, ¿todo cuanto hacemos sirve?, en todo caso ¿para qué sirve?

Y con estas reflexiones acaba nuestro Boletín número 99. Por ello y en poco tiempo, pasada la Navidad, estaremos celebrando nuestro Boletín 100. ¡Casi nada! Mes a mes, con sólo los meses de agosto de descanso, no hemos faltado a

la cita. Ningún Centro español, ni público ni privado, lleva 100 meses “hablando de TCA”, mejor o peor, pero siempre ahí, con ustedes y con humor. FELIZ NAVIDAD.

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El término corresponde a un estilo en la forma de comer (o, mejor, un estilo de vida) en el que existe una obsesión por comer “sano”. La cosa salta a la fama en 1997 cuando Steven Bratman publica Health Food Junkies. Años después, se dice que ya hubo una persona fallecida como consecuencia de este “estilo sano”, Kate Finn, fallecida en 2003. No se trata de un trastorno reconocida oficialmente como TCA y puede decirse que se trata de una forma peculiar de ver las cosas y, en concreto, la forma de alimentarse. La motivación para ello radica en el deseo de sentirse “puro, sano, natural”, existiendo una base de obsesión por las dietas y de culto al cuerpo (aunque no especialmente a la delgadez). Se trata de personas con miedo a los productos artificiales, preocupadas más por la calidad que por la cantidad de lo que comen. Todo ello les lleva a consumir sólo cierto tipo de comida, por ejemplo vegetal, sin conservantes, sin grasas, evitando carnes, tomando sólo frutas o sólo alimentos crudos, etc. También están obsesionados con la preparación: verduras cortadas de cierto modo, uso exclusivo de madera o cerámica, etc. Y pueden recorrer kilómetros para lograr ciertos alimentos y pagar precios mucho mayores por ellos ya que si no los encuentran prefieren ayunar. Suelen evitar restaurantes, comidas con amigos, etc., ya que “no saben lo que les van a ofrecer”. Cualquier transgresión de todas estas pautas provoca grave sentimiento de culpa seguido de estrictas dietas y ayunos. A la Ortorexia predisponen la personalidad obsesiva y el hecho de haber padecido anorexia nerviosa. Algunas cuestiones pueden indicar su existencia: ¿Pasa más de 3h/día pensando en la dieta sana?, ¿planifica con detalle la comida de mañana?, ¿se preocupa más de la calidad de los alimentos que del placer y el disfrute de comerlos?, ¿conforme aumenta la calidad de su comida, cree que disminuye su calidad de vida?, ¿se ha vuelto más estricto consigo mismo?, ¿sacrifica experiencias placenteras que tuvo, por comer lo que considera correcto?, ¿aumenta su autoestima cuando cree que come alimentos sanos?, ¿ocurre a la inversa?, ¿se siente culpable cuando se salta sus convicciones dietéticas?, ¿le aísla socialmente su manera de comer?, ¿cuándo come como “debe” tiene una sensación de control total? Ya sabe, si da algunas positivas, ¡cuidado! Si da muchas positivas puede tener un problema.

ORTOREXIA

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Hemos decidido… que la frase de García Márquez es tan bonita, que será el punto final de nuestro Boletín.

-La ilusión no se come –dijo la mujer -No se come, pero alimenta –replicó el coronel

El coronel no tiene quien le escriba. Gabriel García Márquez, 1928

C/Fernando IV, 24-26 41011 Sevilla España Teléfono: +34954280789 Fax: +34954278167 E-mail: [email protected]

Visítenos en:

www.tcasevilla.com

Desde 2005, nuestro Centro viene publicando la Revista Trastornos de la Conducta Alimentaria, con dos números al año (mayo y noviembre). Ya tienen disponibles 20 números.

Les invitamos a visitar nuestra Web, en la que tienen acceso a la Revista, en la siguiente dirección:

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INSTITUTO DE CIENCIAS DE

LA CONDUCTA

Noticias y Agenda para diciembre

Acerca de nuestra organización…

ElInstitutodeCienciasdelaConducta,ademásdeltrabajohabitualquellevaacaboenPsiquiatría y Psicología, desarrolla un programa específico para los Trastornos de laConducta Alimentaria. Deseamos que esta página sea un lugar de encuentro en el queplasmar larealidaddenuestroquehacerclínico cotidiano.Esnuestro interés invitara laREFLEXIÓNsobrelosmúltiplesaspectosqueconfluyenenpatologíascomolaANOREXIAylaBULIMIANERVIOSAS tandevastadorasennuestrosdías.También laSOBREINGESTACOMPULSIVAylaOBESIDADrecibenatenciónespecíficaennuestroprograma.

- Continúa el trabajo clínico-asistencial. - Continúan los trabajos de investigación. - Continúa la actividad docente. - FELIZ NAVIDAD Y NUESTROS MEJORES DESEOS PARA 2016

REVISTA TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA