Nuevos Documentos Del Mosaico Emeritense de Opora

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  • NUEVOS DOCUMENTOS DEL MOSAICOEMERITENSE DE OPORA*

    GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDOINSTITUTO DE HISTORIA

    CENTRO DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES, CSIC. MADRID

    Yo har derivar hacia ella, como un ro,la paz, como un torrente en crecida,

    las riquezas de las naciones(Isaas 66, 10-14c)

    * Este trabajo se ha realizado dentro del Proyecto de Investigacin HUM2007-61878.

    Anas - 19-20 (2006/2007) pp. 185-222 185

    RESUMEN

    Estudio analtico del llamado mosaico de Opora a partir de los fragmentosconservados en el MNAR de Mrida. Se hace un anlisis iconogrfico del conjunto:composicin y motivos geomtricos y figurados del tapiz rectangular de cruces descuta, de la escena desarrollada en crculos concntricos en el emblema y de lasinscripciones conservadas in situ. Se acompaa de dos propuestas de restitucin delpavimento y de un estudio tcnico de la parte descubierta en 2002.

    SUMMARY

    Analytical study of the mosaic call of Opora from fragments conserved in theMNAR of Mrida. A iconographical analysis becomes of the set: for the compositionand the geometric and figurative motives appeared on the rectangular carpet ofcrossings of scuta, for the scene developed in concentric circles in the emblem andfor the inscriptions conserved in situ. It is accompanied by two proposals ofrestitution of the pavement and a technical study of the part discovered in 2002.

    RSUM

    tude analytique de lappele mosaque dOpora partir des fragments conservsdans le MNAR de Mrida. On fait une analyse iconographique de lensemble:composition et motifs gomtriques et figurs sur le tapis rectangulaire decroisements de scuta, de la scne dveloppe dans des cercles concentriques danslemblme et des inscriptions conserves in situ. Il est accompagn de deuxpropositions de restitution du pavement et dune tude technique de la partiedcouverte en 2002.

  • (1) Un estudio somero y dos fotografas en b/n de los fragmentos, entonces conservados en laAlcazaba, fueron incorporadospor A. Blanco Freijero al Corpus de Mosaicos de Espaa. I. Mosaicos romanos de Mrida.Madrid (CSIC), 1978, pp. 32-33,nm. 10, lm. 21. Citado en adelante como CMRE.(2) P. D. Snchez Barrero, El mosaico de la calle Sagasta, Foro, Boletn del Consorcio de la Ciudad Monumental Histrico-Artstica y Arqueolgica de Mrida-29 octubre (2002), pp. 4-5; Id., Trabajo desarrollado por el Equipo de Seguimiento deObras durante al ao 2002, Mrida, Excavaciones Arqueolgicas-8 (2002), pp. 431-454.(3) G. Lpez Monteagudo, Un nuevo mosaico de Augusta Emerita con la representacin alegrica de Opora, en Kalathos.Studies in Honour of Asher Ovadiah, S. Mucznik ed. (Assaph-10/11), Universidad de Tel Aviv (Israel). Tel Aviv, 2005-2006,pp. 347-364.(4) Becario FPI del CSIC, adscrito a los Proyectos de Investigacin HUM2004-01056 y HUM2007-61878 (Economa ysociedad en los mosaicos hispano-romanos. I y II), dirigidos por G. Lpez Monteagudo.

    En el Museo de Arte Romano de Mrida se conservan varios fragmentos de unmosaico con decoracin geomtrica y motivos florales y de fauna (Lm. 1),procedentes de las excavaciones realizadas en los aos 70 por D. Jos lvarez ySenz de Buruaga y D. Juan Antonio Daz Pintiado en la Calle Sagasta1, en el mismolugar del descubrimiento casual en 2002, al abrir una zanja para la conduccin delgas, del llamado mosaico de Opora2. Conocedor de que los fragmentos del Museoemeritense pertenecen al pavimento de Opora, por el lugar del hallazgo y por lassimilitudes de la composicin geomtrica que ambos hallazgos presentan, su DirectorD. J. M lvarez Martnez me ha ofrecido el estudio de estos fragmentos, para lo queha dispuesto su colocacin en la cripta. No puedo menos que agradecerle desde estaspginas el gran esfuerzo material y econmico que ha realizado y sobre todo su gestodesinteresado al renunciar a su estudio en mi favor, as como todas las facilidades queme ha dado para el mismo, lo que en verdad le honra. Mi agradecimiento tambin aD. Antonio Daz Pintiado que me ha proporcionado todos los detalles de aquellasexcavaciones, incluido el dibujo que ahora se publica (Fig. 1). Gracias a estasimportantes y generosas aportaciones, puedo ofrecer en el presente Homenaje anuestra compaera Carmen Gasset, que se nos ha ido casi sin darnos cuenta, peroque, como una nueva Opora, enriqueci e hizo prosperar con su entusiasmo losestudios romanos en Mrida, un anlisis ms completo del mosaico de Opora, al queya le he dedicado un estudio pormenorizado de la escena figurada3. Se incluyeadems en este nuevo anlisis, un Anexo de D. Sebastin Vargas Vzquez4, del CSIC,con dos interesantes propuestas de restitucin de dicho mosaico (Anexo I), as comoun Anexo de D. Pedro Dmaso Snchez Barrero, Tcnico Arquelogo del Consorciode la Ciudad Monumental de Mrida, que aporta valiosos detalles de la excavacinmoderna no incluidos en sus anteriores publicaciones (Anexo II). Los datos y lasfotografas que me ha proporcionado el Sr. Snchez Barrero y las facilidades que entodo momento me ha prestado el Director del Instituto de Arqueologa de Mrida(CSIC) y del Consorcio, Dr. Pedro Mateos Cruz, ha supuesto una ayuda inestimablepara poder abordar este estudio de conjunto. Mi agradecimiento asimismo a Da.Mary Paz Prez, Restauradora del Consorcio, que me ha informado acerca de lacomposicin de las teselas y que, a instancias mas, ha analizado la parte de la bandade enlace del mosaico, conservado en el MNAR, donde se encuentra la figura de unanimal, con objeto de determinar la posibilidad de que se tratara de una restauracinrealizada ya en poca antigua.

    Las intervenciones arqueolgicas anteriormente realizadas en la zona del hallazgode los fragmentos del MNAR pusieron al descubierto restos de la muralla romana dela poca de la fundacin de la ciudad, en el 25 a.C., y de una domus seorial romana,adosada a la muralla a mediados del siglo I d.C., con habitaciones dispuestas en tornoal peristilo, paredes estucadas y suelos de mosaicos de los siglos I-II d.C., realizados

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  • (5) J. M. lvarez Martnez,Mosaicos Romanos de Mrida. Nuevos Hallazgos.Mrida 1990, pp. 102-104, nm. 18, lms. 50-51.(6) CMRE I. Madrid 1978, pp. 30-32, nm. 9, lms. 12-20.(7) P. D. Snchez Barrero, Trabajo desarrollado por el Equipo de Seguimiento de Obras durante al ao 2002, Mrida,Excavaciones Arqueolgicas-8 (2002), pp. 442-443.

    en blanco y negro. A esta casa, en la que se hall en 1988 otro pavimento en blanco ynegro, esta vez de tipo geomtrico5, debi pertenecer asimismo el conocido mosaicode Seleucus y Anthus, descubierto en el siglo XIX, que se fecha a fines del siglo IId.C. y que incluye ya notas de color6. Durante el siglo IV d.C. la domus sufrinotables reformas en sus estructuras y en la decoracin de las paredes conservadas enla actualidad. A pesar de la proximidad de los hallazgos, como muy bien apuntaba A.Blanco, ni el estilo ni la tcnica guardan concomitancias entre los pavimentosblanquinegros y los fragmentos polcromos descubiertos en los aos 70. No obstante,las paredes estucadas tambin se documentan en la estancia pavimentada con elmosaico polcromo de Opora descubierto en las excavaciones del ao 20027. Estacircunstancia y la fecha tarda a la que apuntan los detalles iconogrficos de esteltimo, llevan a adscribirlo a la etapa de reestructuracin que sufri la zona en elsiglo IV d.C.

    El conjunto de los fragmentos musivos del MNAR tiene unas medidas totales de3,46 x 4,75m (Lm. I). El tamao de las teselas oscila de 1,5 a 2cm y de 8 a 10 pordm2, siendo el material utilizado mrmol blanco y negro, rojo Alicante, calizablanca, ocre arenisca y vidrio de color rojo, verde, amarillo y azul en las figuras. Alexterior presenta una banda de enlace realizada en teselas de color blanco, con unancho de 19 a 50 cm en la parte conservada del lado derecho. En la zona de mayoranchura junto al ngulo, se distingue la figura muy deteriorada de un cuadrpedo,realizada en teselas de color negro, del que se conservan solo los cuartos traseros conunas dimensiones de 49 cm de largo por 22 cm de alto, que por sus caractersticasmorfolgicas, hocico y garras, podra identificarse, como ya lo hizo el prof. Blanco,con un oso (Lms. IIa-b). Segn el informe que nos ha remitido Da. Mary PazPrez, Restauradora del Consorcio, las teselas negras empleadas en el animal sondel mismo material que el resto de las negras utilizadas para la composicin de losdibujos. Las teselas blancas que bordean al animal son idnticas en todo el permetro,a diferencia de las ms grandes que corresponderan a las ms prximas a los muros.En el interior del cuerpo y alrededor del mismo se ha utilizado otro tipo de teselas dematerial ms blanco, con un corte ms recto y porosidad distintas que secorresponden con las teselas blancas del interior del dibujo compositivo. Estas teselasse adecuan perfectamente al contorno exterior del animal, por lo que posiblemente secolocaran as intencionadamente por el artista para realzar el movimiento de lafigura, y conseguir un mayor realismo. La solucin tcnica es muy sencilla puestoque utilizan las teselas ms blancas y solamente en los puntos y lneas necesarias parasimular el impulso del animal. As pues existen tres tipos de teselas blancas: las msgrandes de aproximadamente 2 x 2cm en el borde exterior de la franja, otras mspequeas en el resto de la franja 1,2 x 1,2cm aprox., y las del interior del dibujo,claramente de mayor blancura y corte ms preciso, a la vez que una superficie mshomognea y lisa. (Hasta aqu el informe de Da. M. P. Prez). Doblando el ngulodonde se encuentran los restos del oso, la banda de enlace exterior presenta por elotro lateral una anchura de 24cm.

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  • (8) C. Balmelle et alii, Le dcor gomtrique de la mosaque romaine, I. Paris 2002, pl. 57.(9) Ibidem, pl. 153 y 183b.

    Varias orlas enmarcan la composicin (Lm. I). La exterior, de 43cm de ancho,est decorada con una fila de ruedas de cuatro peltas polcromas alrededor de unnudo de salomn (Lm. IIIa), unidas entre s mediante tringulos dentados enoposicin de colores8. A continuacin, una cenefa de espinas o tringulos sobre lapunta, en negro sobre fondo blanco, de 15cm de ancho, y un sogueado polcromo dedos cabos, sobre fondo oscuro, de 17cm de anchura. La decoracin de la superficiepresenta una composicin ortogonal de cruces de hexgonos irregulares o scutatangentes9, en lacera de trenzas de dos cabos de 14,5cm de ancho, con bordes rectos,formando espacios octogonales de 87,5 x 92cm, cuadrados, rombos y tringulosgenerados entre las intersecciones de las cruces de scuta, todos decorados condiferentes motivos geomtricos, vegetales y figurados, realizados en rica policroma:flores cuatriptalas en teselas verdes y amarillas de vidrio, palmeta, sogueadomltiple con empleo de teselas de mrmol blancas, rojas, verde y azul, y motivosgeomtricos indeterminados (Lm. IIIb-f). Lo ms interesante de estos fragmentosmusivos es la pareja de delfines, con el cuerpo de color azul y verde y la boca y lacola en teselas de color rojo, que ocupa uno de los cuadrados, de 55cm de lado,dentro de un recuadro de 37cm de lado, realizado con dos lneas de teselas negras(lm. IVa).

    Aunque no se conoce con exactitud la conexin espacial entre estos fragmentos y lazona descubierta en 2002, las medidas y la decoracin que ambas partes presentan nodejan lugar a dudas en cuanto a su pertenencia a un mismo pavimento. La secuenciadecorativa de las cruces de scuta que figura en los fragmentos del MNAR permiteencajarlos perfectamente, segn las dos propuestas de restitucin realizadas por S.Vargas Vzquez (Figs. 3-4) dentro del conjunto puesto a la luz en las excavacionesrealizadas por P. D. Snchez Barrero (Fig. 2). El pavimento, del que ahora podemoshacernos una idea ms completa, formara hipotticamente un espacio de 10,18 m por7,58 m, sin contar la banda de enlace exterior, orientado hacia el NE, compuesto por unpanel geomtrico rectangular de 2,43m de anchura, ms las bandas perimetrales y lazona de enlace con el muro de 50cm en su parte ms ancha, y otro cuadrado de 5,62 m,al que tambin habra que sumarle las cenefas perimetrales y la banda de enlaceexterior, decorado con la escena figurada (Modelo A); o bien, el gran emblemacuadrado estara enmarcado en tres de sus lados por la banda de 2,43m con el diseo decruces de scuta, presentando la tpica composicin de triclinio en U (Modelo B). En elprimer caso, el panel rectangular estara formado por una secuencia de ocho figurasformadas por el cruce de dos scuta, que generan octgonos, rombos y cuadrados,pentgonos y tringulos en los bordes, estando incompletas las correspondientes allado inferior y al lateral izquierdo donde presumiblemente encajaran los fragmentosdel MNAR. En el segundo caso, la banda en U estara formada por un total de 30cruces de scuta, inacabadas todas las que enmarcan directamente el espacio central, ascomo las situadas en la parte inferior de la composicin donde iran ubicados losfragmentos del MNAR. Algunos de estos espacios van decorados con motivos dexenia, de los que solo se han conservado la pareja de delfines en los fragmentos delMNAR, y los que figuran en el pavimento descubierto en las excavaciones de 2002(Lm. IVb-d y V, 1): cesto lleno de frutos y hojas rodeado por una guirnalda floral, dosmotivos de forma redonda, tal vez granadas u otro fruto, que decoran uno de los

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  • (10) Ibidem, pl. 49.(11) CMRE I. Madrid 1978, pp. 20-22; J.M. lvarez Martnez, Mosaicos Romanos de Mrida. Nuevos Hallazgos. Mrida1990.(12) CMRE I. Madrid 1978, nm. 31, lms. 56B-57, y 63A.(13) J. Lancha, P.Andr, Corpus de mosaicos romanos de Portugal II. Conventus pacensis 1. A Villa de Torre de Palma, Lisboa2000, pp. 153-156, lms. XLIV, XLVI.(14) P. de Palol, J. Corts, La villa romana de La Olmeda, Pedrosa de la Vega (Palencia), AAH-7. Madrid 1974, pp. 61-65,86-88, figs. 10 y 21, lms. LXXIII-LXXXII.(15) E. Osset Moreno, La villa romana de Rienda, en Artieda de Aragn (Zaragoza), AEspA-40 (1967), pp. 120-129, fig.4; D. Fernndez Galiano, Mosaicos romanos del Convento Cesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 21, pp. 32-33, con unamplio estudio sobre este tipo de composicin.

    medios octgonos situados en la banda de enlace por el interior, del tipo de losrepresentados en la orla vegetal del emblema (Lm. X, 1), y la morena reconocible porlas manchas de su cuerpo, sobre una palmeta, que decora el rombo situado entre aquely el octgono con el cesto. En toda esta composicin se aprecia un acusado empleo deteselas de pasta vtrea en una amplia gama de color en verdes, amarillos, rosas,anaranjados y rojizos de distintas tonalidades.

    La banda de cruces de scuta (Fig. 2) se acompaa al exterior por una greca de rue-das de peltas, una hilera de espinas y un sogueado, como ya veamos anteriormente enlos fragmentos del MNAR, y se cierra al interior con otro sogueado de dos cabos y unaorla de semicrculos secantes y tangentes que forman ojivas y escamas en oposicinde colores10. Al otro lado del cuadro figurado se ha conservado solo un fragmento delas cenefas sucesivas que, a partir del interior comienzan con la orla de semicrculossecantes y tangentes formando ojivas y escamas en oposicin de colores, sigue elsogueado de dos cabos, la fila de espinas o de tringulos sobre la punta y de nuevo laorla de ruedas de peltas con nudo de salomn, con ausencia de la composicin orto-gonal de scuta cruzados. Esta ruptura de la secuencia iconogrfica ha supuesto un datoimportante a la hora de abordar la posible restitucin del pavimento.

    Casi todos los motivos geomtricos de las orlas, as como los que decoran losespacios generados por las cruces de scuta, se encuentran en otros mosaicos lusitanosdel Bajo Imperio, algunos de la misma Emerita y posiblemente atribuibles al mismotaller11, y tambin en otras zonas de Hispania.

    Como motivo decorativo, las cruces de scuta tangentes con extremos cncavosdecoran la orla que rodea el emblema del mosaico de los peces de la Casa delAnfiteatro de Mrida12, que se data en el siglo III. Formando composicin ortogonalde cruces de scuta tangentes con extremos rectos, como en el mosaico que nos ocupa,se documenta en la villa lusitana de Torre de Palma13, que se fecha en el siglo IV d.C.,as como en dos mosaicos de la villa palentina de La Olmeda (Pedrosa de la Vega),de la misma fecha, uno procedente del oecus y otro de la galera O. del peristilo,aunque de una forma mucho ms enriquecida ya que los sogueados se sustituyen porguirnaldas de laurel, y todos los espacios muestran motivos ornamentales florales yde peltas, como queriendo recrear un jardn, a lo que apunta el friso del oecus que vabordeado tambin por dos orlas de flores de loto14. Idntica composicin, realizadacon guirnaldas de laurel, se atestigua en el pavimento B procedente de la villaromana de Rienda, en Artieda de Aragn (Zaragoza), de fines del siglo IV ocomienzos del siguiente15. En la Btica se encuentra una composicin muy similar enuno de los mosaicos de la galera porticada de la villa romana de la Estacin(Antequera, Mlaga), datado a fines del siglo III o comienzos del IV, presentandocruces de scuta, esta vez con los extremos curvos y realizados en trenza polcroma de

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  • (16) I. Maas Romero, S. Vargas Vzquez, Nuevos mosaicos hallados en Mlaga: las villas de la Estacin y de la Torre deBenagalbn,Mainake-XXIX (2007), pp. 315-338, fig. 5.(17) R. Hidalgo Prieto, Arquitectura domstica, en Arte Romano de la Btica. Arquitectura y urbanismo (Pilar Len coord.).Sevilla 2008, p. 324, fig. 348.(18) Agradezco a D. Sebastin Vargas Vzquez esta valiosa informacin que forma parte de su Memoria de Licenciatura:Diseos geomtricos compositivos en los mosaicos de cija (Sevilla), leda en la UCM en 2008 y que ser publicada comoAnexo al Corpus de Mosaicos Romanos de Espaa XIV, Mosaicos de cija (Sevilla) y en la coleccin B.A.R.(19) G. Salies, Untersuchungen zu den geometrischen Gliederungsschemata rmischer Mosaiken, BJI-174 (1974), pp. 1-178, Oktogonsystem IX; CMRE I. Madrid 1978, pp. 20-22; S. Germain, Un schma original. Sur une mosaque de Lambse(Algrie),Mosaque. Recueil dHommages H. Stern. Paris 1982, pp. 171-177, pl. CII-CV y CCXXXIV; CMT II/3, Tunis1987, Cat. N 315A, pl. XLVA y LXIVA; G. BISHEH, Two umayyad mosaic floors from Qastal (Jordan), en CMGR X-1. Roma 2005, pp. 471-476, Figs. 2-4.(20) CMRE I. Madrid 1978, nm. 57, lm. 88. In situ.(21) CMRE I. Madrid 1978, nm. 56, lm. 87B. In situ.(22) CMRE I. Madrid 1978, nm. 31, lms. 56B-62. In situ.

    dos cabos, que forman crculos, rombos y octgonos y semicrculos y tringulos enlos laterales, estando todo el conjunto decorado con motivos vegetales y geomtricos,crculos entretejidos y esvsticas en remolino16. La composicin de cruces de scuta sedocumenta asimismo en el mosaico que pavimenta, por tres de sus lados, el peristilode la Casa de las Columnas, de poca bajo-imperial, excavada recientemente en laplaza de la Encarnacin de Sevilla17. S. Vargas Vzquez ha reconocido esta mismacomposicin en un fragmento, en muy mal estado de conservacin, que acompaa almosaico de las nereidas recientemente descubierto en cija, que se data en el siglo II,y como l mismo ha visto con gran sagacidad, nos encontramos con dos pavimentosque presentan idntica composicin: una zona con decoracin geomtrica formadapor cruces de scuta y un emblema figurativo de forma y recorrido circular enmarcadoen un cuadrado18. Aunque los cruces de scuta constituyen una composicin tpica delos siglos IV y V tanto en Occidente como en Oriente (Ostia, Desenzano, Trier,Hippo Regius, Djemila, Estambul, Amphipolis, Pityous, Kaoussie, Khald, Madaba,Qastal), sin embargo en el N. de frica se encuentra tambin en pavimentos mstempranos de los siglos II y III (Cherchel, Timgad, Lambaesis, Thuburbo Maius)19,coincidiendo con el mosaico btico de cija.

    En cuanto a los motivos figurados de tipo xenia, tanto la fauna marina, delfines ymorena, como el cesto de frutos rodeado de una guirnalda y las granadas o manzanas,se documentan en otros pavimentos de la zona. De la capital de la Lusitania procedenvarios ejemplos, de distinta cronologa, que tienen a los delfines y a los peces comomotivos de xenia o naturalezas muertas. En el mosaico fragmentario de la Medusa dela casa romana de la Huerta de Otero en Mrida20, de fines del siglo II o comienzosdel III, el pez, que ocupa el espacio rectangular de uno de los ngulos, se combinacon aves exticas, como el pavo real y el loro, cabeza bquica y cabeza de Medusa.El mosaico del corredor del peristilo interior de la misma casa y fecha que elanterior21, ofrece una composicin de crculos secantes de rosetas entre dos franjas demeandros y cuadrados, decorados estos ltimos con peces, delfines, erizos ymoluscos sobre un fondo neutro; otra orla en el lado exterior presenta una sucesinde fauna marina, entre la que se puede distinguir un delfn y una morena, sobre unfondo acutico indicado por lneas de color negro. El mosaico de los peces delcorredor de la Casa del Anfiteatro de Mrida22, del siglo III, est formado por unacomposicin de octgonos que encierran crculos decorados con delfines, langosta,sepia, merluza, besugo, lenguado, congrio, morena y mero, sobre un fondo neutro sinindicacin de agua. De Mrida proceden asimismo cinco paneles decorados conpeces, seguramente de un mismo pavimento, que se conservan en la Casita del

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  • (23) J.L. de la Barrera, Xenia y Naturalezas Muertas en el Arte Romano. Xenia Emeritenses, en Pilar Caldera de Castro(ed.), CONVIVIVM. El arte de comer en Roma, Museo Nacional de Arte Romano, (Mrida 2002), Cuadernos Emeritenses 19,2000, pp. 119- 125.(24) J. M. lvarez Martnez,Mosaicos Romanos de Mrida. Nuevos Hallazgos.Mrida 1990, pp. 60-65, nm. 10, fig. 4, lm.27. Los otros crculos van decorados con crteras y motivos geomtricos y florales. Conservado en la Asamblea deExtremadura.(25) G. Lpez Monteagudo, El programa iconogrfico de la Casa de los Surtidores de Conmbriga, Espacio, Tiempo yForma-II/3 (1990), pp. 199-232; J. M. Bairro Oleiro, Conimbriga. Casa dos Repuxos, Corpus dos Mosaicos Romanos dePortugal I. Conmbriga 1992, pp. 84-87, nm. 3, lms. 29-30.(26) J. M. lvarez Martnez, El mosaico de la villa romana de El Pomar (Jerez de los Caballeros), Homenaje al Prof. D.A. Blanco.Madrid 1989, pp. 341-351.(27) D. Fernndez Galiano,Mosaicos romanos del Convento Cesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 20, lms. XI-XII.(28) CMRE VII. Madrid 1985, nm. 43, foto portada; D. Fernndez Galiano, Mosaicos romanos del ConventoCesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 179, lm. LII. Conservado en el MAN de Madrid.(29) J.L. Absolo lvarez, Excavaciones en S. Martn de Losa (Burgos), NAH-15 (1983), 232-269; CMRE XII. Madrid1998, nm. 14, fig. 7, lms. 15-18; M.A. Gutirrez Behemerid, M. Torres Carro, Mosaicos romanos de San Martn de Losa(Burgos), en CMGR-VII/2 (Tnez 1997). Tunis 1999, pp. 543-556. Tanto estos peces, como los representados en el mosaicoemeritense de la caza de jabal por perros, de comienzos del siglo V, tienen paralelos prximos en varios pavimentos de labaslica de Klapsi, que se datan en la primera mitad del VI, cf. M. Spiro, Critical Corpus of the Mosaics Pavements on theGreek Mainland. Fourth-Sith Centuries with Architectural Surveys. New York 1978, pl. 317-320, 344-347.(30) R. Penco Valenzuela, Un pavimento musivo de influencia bizantina en el antiguo convento de Santa Clara de Crdoba,V Reuni dArqueologia Cristiana Hispnica (Cartagena 1998). Barcelona 2000, pp. 245-261.

    Prncipe en Aranjuez23. En otro mosaico de Mrida24 con emblema de caza de jabalpor perros, que se data tambin a comienzos del siglo V, algunos de los crculos queconforman la composicin de la superficie van decorados con delfines sobre unfondo de pequeas cruces. Un esquema compositivo similar se documenta en elmosaico del Centauro marino de Conmbriga25, del siglo II-III, en el que los delfinesy los grifos marinos sobre un fondo neutro, dentro de coronas vegetales, ocupan losespacios circulares de la alfombra que rodea el emblema, estando decorados lostringulos resultantes con aves. En la villa romana de El Pomar (Jerez de losCaballeros, Badajoz), del siglo IV, uno de los paneles que componen el mosaico delAuriga, est decorado con una composicin de octgonos que llevan en su interiorpeces en grupos de dos, como motivos de xenia, entre los que puede distinguirse unamorena26.

    Los delfines se utilizan como motivos de xenia en los mosaicos de otras zonas deHispania: mosaico polcromo con fuente y motivos de xenia de Artieda de Aragn27, dela segunda mitad siglo IV, con figuras de aves y peces en medallones rodeando elemblema decorado con crtera y pavos reales, siendo las xenia de peces de varios tipos:peces en un cesto, pez solo, par de peces sobre un fondo de agua representada mediantelneas en zig-zag, dos delfines nadando como aquellos y grupo de cinco peces estticossobre un fondo de agua indicada de la misma forma. La decoracin del mosaico delvestbulo nm. 7 de la villa romana de El Ramalete (Navarra)28, que se fecha en el sigloIV, la forman dos guirnaldas entrelazadas que dejan espacios decorados con motivos dexenia, entre los que se cuenta un delfn en el agua indicada por lneas dentelladas deteselas negras. El pavimento procedente del frigidarium de las termas de San Martn deLosa (Burgos)29, del siglo IV-V, presenta una composicin ortogonal de octgonosadyacentes enlazados entre s por una red de esvsticas, estando algunos octgonosdecorados con delfines, peces y otros motivos de xenia, a veces sobre un fondo de aguaindicada por lneas sinuosas y cruces gamadas. En el pavimento procedente de lasestructuras romanas, del siglo IV-V, sobre las que se asent la baslica bizantina deCrdoba30, parejas de delfines afrontados a un tridente ocupan, a modo tambin dexenia, los octgonos, estando los crculos decorados con otros motivos, como aves,granadas, recipiente metlico lleno de agua y cesto con panes.

    191Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

  • (31) CMRE I. Madrid 1978, nm. 52, lm. 84; J.M. lvarez Martnez, El mosaico de la iglesia de Santa Clara de MridaBoletn de la Asociacin Espaola de Amigos de la Arqueologa-45 (2007-2008) pp. 201-208, figs. 1-4. Conservado en losalmacenes del MNAR.(32) CMRE I. Madrid, 1978, nm. 62, lm. 93. Conservado en los almacenes del MNAR; J. M. lvarez Martinez, La villaromana de El Hinojal en la dehesa de Las Tiendas (Merida), NAHArqueologa-4 (1976), p. 449, lam. X, 2.(33) F. BEJAOUI, Mosaques tardives des hautes spteppes tunesiennes, CMGR IX-1. Roma 2005, coll. EFR 352, pp. 545-554, fig. 6. Este mosaico forma parte seguramente del complejo termal del que procede el mosaico de las nereidas en un marlleno de especies marinas y escenas de pesca, ya que tienen el mismo estilo y las orlas son idnticas, cf. Ibid. figs. 1-2, 4-5.(34) J. M. lvarez Martnez, El mosaico del tritn de la villa romana de La Cocosa (Badajoz), Homenaje al Prof. MartnAlmagro Basch III. Madrid 1983, pp. 379-388.(35) CMRE I. Madrid 1978, nm. 15, lm. 26; J. M. Blzquez Martnez, Mosaics of Roman Spain restored in theAntiquity,Proceedings VIIIth Conference of the International Committee for the Conservation of Mosaics (ICCM) (Thessaloniki Grecia, 29 October-3 November 2002) Ed. European Center of Byzantine and Post-Byzantine Monuments. Thessaloniki(Grecia) 2005, pp. 127-135. Conservado en los almacenes del MNAR.(36) J.L. Mosquera, T. Nogales, Una ciudad sobre el ro. Aquae aeternae, 1999, pp. 98-103.(37) G. Lpez Monteagudo, La riqueza de las aguas en los mosaicos.Aspectos de la economa hispano-romana, en LAfricaRomana XVII (Sevilla 2006). Roma 2008, pp. 2547-2568.

    Aunque en el pavimento emeritense los delfines no aparecen afrontados nicontrapuestos, en la musivaria hispana el tema de las parejas de delfines dispuestos deforma herldica o flanqueando una crtera, un ancla o un tridente, y tambin solos,goz de gran favor en la decoracin de mosaicos relacionados con el agua, por tratarsede pavimentos de fuentes o conectados con lugares de agua, como termas o peristilos.

    Formando parte no ya como motivos de xenia, sino de la fauna viva representadaen escenas marinas, los delfines y las morenas se documentan en otros pavimentoslusitanos del siglo IV: fragmentos musivos realizados en rica policroma hallados enel corralillo del Museo de Mrida31, en los que figuran delfines, peces, ostra ycaracola; el mosaico de la fauna marina de la villa de El Hinojal32, entre la que esposible apreciar un delfn, un pulpo atrapando a un pez y otras especies sobre unfondo de agua indicada por trazos discontinuos, con paralelos muy prximos en unpavimento tunecino de poca tarda procedente de un complejo termal de El-Ouara(Tnez)33; una murena helena, junto a un delfn, un mero, un besugo y un mullusbarbatus, rellenan el espacio acutico en el mosaico del tritn de las termas de la villaromana de La Cocosa (Badajoz), que se data en la primera mitad del siglo IV34; dehacia el 400 es el pavimento emeritense de Anius Bonus35, circundado por una zona yarestaurada en la antigedad, en la que se aprecia un delfn y otros animales marinos.De poca anterior, puesto que se fecha en el siglo II y realizado en blanco y negro, esel mosaico de Baritto, seguramente de carcter funerario por las inscripciones que loacompaan y por el espacio de pequeas dimensiones, tal vez una tumba, quepavimentaba, con dos parejas de delfines flanqueando sendas crteras, acompaadosde dos peces de cuerpo voluminoso. En la misma Mrida el tema de los delfines serepite en dos piezas de mrmol conservadas en el MNAR: en un surtidor de fuenteprocedente del peristilo ajardinado del teatro, decorado con dos delfines enlazados enun soporte vegetal, que se fecha en el siglo I, y en el brocal de pozo, ya del siglo IV-V,decorado con dos delfines y personajes dionisiacos36. Y es que, de todos los animalesmarinos, el delfn es el ms representado, atestigundose su presencia en numerososmosaicos de toda la Pennsula Ibrica, igual que la otra especie figurada en el mosaicode Opora, la morena que aparece asimismo como relleno de fondos marinos, junto adiversas especies cticas, en otros pavimentos hispanos de Lusitania y Baetica sobretodo, aunque no falta en lugares ms lejanos de Gallaecia y Tarraconense37.

    En cuanto al otro motivo decorativo figurado en el mosaico emeritense, el cesto okalathos conteniendo frutos o flores, se utiliza asimismo como motivo de xenia y

    192 GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO

  • (38) C. Balmelle et alii, Xenia, Recherche Franco-Tunisiennes sur la mosaque de lAfrique antique. Roma 1990; M. P. SanNicols Pedraz, Los productos de la tierra como motivos de xenia en los mosaicos hispano-romanos, en LAfrica RomanaXVII (Sevilla 2006). Roma 2008, pp. 2569-2587, con todos los paralelos; Id., Motivos de xenia en los mosaicos romanosde Hispania, Espacio, Tiempo y Forma, en prensa.(39) E. Osset Moreno, La villa romana de Rienda, en Artieda de Aragn (Zaragoza), AEspA-40 (1967), pp. 120-129, fig.4; D. Fernndez Galiano,Mosaicos romanos del Convento Cesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 21, pp. 32-33.(40) D. Fernndez Galiano,Mosaicos romanos del Convento Cesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 20, lms. XI-XII.(41) M. P. San Nicols Pedraz, Motivos de xenia en los mosaicos romanos de Hispania, Espacio, Tiempo y Forma, enprensa.(42) M.L. Costa, Contribuio para o estudo de alguns dos mosaicos da villa romana de Pises, Arquivo de Beja-II, serie2 (1985), pp. 95-135; M. J. Durn, Algunas consideraes sobre a iconografia das estaes do ano: a villa romana dePises, enHomenaxe a Ramn Lorenzo.Vigo 1998, pp. 445-454; M. Pessa, Renouveau artistique des mosaques romainesreprsentant les saisons au Portugal, en CMGR-IX/2. Roma 2005, pp. 1042-1043, fig. 6.(43) M. Torres, Los mosaicos descubiertos en el siglo XVIII en la villa de Cabriana (Alava), Estudios de ArqueologaAlavesa-10 (1981), pp. 321-327, fig. 5(44) G. Lpez Monteagudo, El aceite en el arte antiguo, en Estudios sobre el Monte Testaccio (Roma) IV, J.M. BlzquezMartnez, J. Remesal Rodrguez (Eds.). Barcelona 2007, pp. 433-520, fig. 75; U. Lpez Ruiz, Hallazgo de un mosaico detemtica estacional en Astigi (cija, Sevilla), Spal-14 (2005), pp. 301-313. fig. 3, lm. 7.(45) CMRE V. Madrid 1982, pp. 36- 40, lms. 20-23, 47-48.(46) D. Parrish, Season Mosaics of Roman North Africa. Roma 1984.(47) J. M. lvarez Martnez, T. Nogales, Los mosaicos de la villa romana de Panes Perdidos. Solana de los Barros(Badajoz), Anas-7/8 (1994-95), pp. 89-106, fig. 1, lms. 11, 2 y 13, 1.(48) F. Cimok, Antioch Mosaics. A Corpus. Istanbul 2000, p. 216.(49) J. M. lvarez Martnez, T. Nogales, Los mosaicos de la villa romana de Panes Perdidos. Solana de los Barros(Badajoz), Anas-7/8 (1994-95), pp. 89-106.

    tambin para representar de forma alegrica las estaciones en varios pavimentoshispano-romanos38. Como motivo de xenia propiamente dicho aparece un cesto deflores en el mosaico B de la villa romana de Rienda, en Artieda de Aragn(Zaragoza), de fines del siglo IV o comienzos del siguiente39, dentro de unacomposicin de cruces de scuta similar a la del mosaico emeritense de Opora (vid.supra). En el otro mosaico polcromo con fuente y motivos de xenia de Artieda deAragn40, de la segunda mitad del siglo IV, se han figurado cestos con peces y floresy una pareja de delfines en otro de los octgonos (vid. supra). En las representacionesde cestos de frutos con simbolismo estacional, M. P. San Nicols distingue dosvariantes: los cestos de frutos como alegoras de las estaciones y como productosestacionales, a modo de xenia, asociados a las mismas41. En la primera modalidad seencuadran el mosaico de la villa de Pises, (Beja, Portugal)

    42, del siglo III, que ofrece

    una composicin de esquema a comps, estando decorada una de las lunetas con uncesto de flores como alegora del Verano; y el de Diana de la villa de Comunin(lava), fechado a mediados del siglo III43 o segunda mitad del IV, en cuyo centrofigura la diosa Diana y en los ngulos tres cestos de frutas (falta uno). Como xeniaasociadas a las figuras alegricas de las estaciones los cestos de frutos figuran en elmosaico de la Alegora de la riqueza olivarera de la Colonia Augusta Firma Astigi(cija)44, del siglo II-III; y en el pavimento de los peces del triclinium de la villa de laVega Baja de Toledo45, de principios del siglo IV.

    En relacin con la vida cotidiana y con las riquezas de la tierra, fructificada por elpaso cclico del Tiempo46, el cesto de frutos asociado a las guirnaldas de flores vuelvea figurar en la misma Lusitania en el mosaico de Panes Perdidos47, del que seconserva un eros sosteniendo un cesto lleno de frutos y una figura femenina tejiendoguirnaldas de flores, probablemente la domina del fundus, en un contexto de cacera,con paralelos muy prximos en la orla del mosaico de la villa constantiniana deDaphne (Antioquia)48 y en pavimentos de las villas itlicas de Piazza Armerina y deDesenzano, todos de poca bajo-imperial y pertenecientes al ciclo de los latifundia49.

    193Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

  • (50) C. Fernndez Chicarro, Actividades arqueolgicas enAndaluca. AEspA-26 (1953), pp. 442-443, fig. 5; MMAP 1952-1953, p. 64, lm. 24. Este relieve ingres en el Museo Arqueolgico de Sevilla con el n 4473 el 11 de noviembre de 1953 yel 12 de noviembre de 1954 la pieza se devuelve, por O.M. de 30 de octubre de 1954, al MAN. Agradezco estos datos a D.Sebastin Vargas Vzquez.(51) P. Rodrguez Oliva, Nuevos mosaicos romanos de la provincia de Mlaga, Anuario de la Real Academia de San Telmo6, Mlaga 2006, pp. 21-33; I. Maas Romero, S. Vargas Vzquez, Nuevos mosaicos hallados en Mlaga: las villas de laEstacin y de la Torre de Benagalbn,Mainake-XXIX (2007) pp. 324-325, fig. 8.(52) CMRE IX. Madrid 1989, nm. 9, lm. 15.(53) J.W. Salomonson, La mosaque aux chevaux de lantiquarium de Carthage. La Haye 1965, pp. 32-45.(54) CMRE I. Madrid 1978, nm. 2, lm. 2.(55) J. M. lvarez Martnez,Mosaicos Romanos de Mrida. Nuevos Hallazgos.Mrida 1990, n 20, lms. 52-53.(56) F. Fernndez Gmez, Un conjunto musivario excepcional en Ecija, Revista de Arqueologa-XIX/207 (1998), pp. 32-41; G. Lpez Monteagudo Las casas de los extranjeros en la colonia Augusta Firma Astigi, en LAfrica Romana XVI(Rabat 2004). Roma 2006, pp. 97-122, fig. 5.(57) A. Marcos Pous,A. M. Vicent Zaragoza, Investigacin, tcnicas y problemas de las excavaciones en solares de la ciudadde Crdoba y algunos resultados topogrficos generales, en Arqueologa de las ciudades modernas superpuestas a lasantiguas. Zaragoza 1985, p. 240; M. Moreno Gonzlez, Aproximacin al estudio de la decoracin musivaria en ColoniaPatricia Corduba, Memoria de Licenciatura, Univ. de Crdoba. Crdoba 1995, pp. 47- 49, lm. 11.(58) R. Penco Valenzuela, Un pavimento musivo de influencia bizantina en el antiguo convento de Santa Clara de Crdoba,V Reuni dArqueologia Cristiana Hispnica (Cartagena 1998). Barcelona 2000, pp. 245-261.(59) CMRE VII. Madrid 1985, nm. 43, fig. 9, lm. 55; D. Fernndez Galiano, Mosaicos romanos del ConventoCesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 179, lm. LII.(60) D. Fernndez Galiano,Mosaicos romanos del Convento Cesaraugustano. Zaragoza 1987, nm. 120, lm. XXXIV-1.

    Una escena similar, junto a un personaje que est segando las mieses, se plasm enun relieve procedente de Niebla (Huelva), conservado en el MAN50.

    Los cestos de flores y las guirnaldas, asociados a los erotes, figuran con frecuenciaen las escenas mitolgicas en especial las que tienen relacin con Venus. En Hispanialos erotes portando guirnaldas se atestiguan en dos pavimentos de distinta cronologa.De uno de ellos, procedente de la villa romana de la Estacin (Antequera, Mlaga),datado a fines del siglo III o comienzos del IV, slo se conserva un octgono decoradocon dos erotes alados portando guirnaldas, uno de ellos ofreciendo un cesto a sucompaero51. El otro mosaico es el llamado Cupidos II, procedente de Complutum,que se fecha en la primera mitad del siglo V, decorado con dos erotes llevandoguirnaldas cuyos extremos sujetan dos palomas52. Fuera de Hispania, el tema sedocumenta, entre otros ejemplos, en los pavimentos tunecinos de Thina, Cartago, ascomo en pinturas funerarias de Sousse (Tnez), Janzur y Cirene (Libia)53.

    Las granadas o manzanas, que figuran como motivo de xenia en el interior deuno de los espacios generados por el cruce de scuta, se documentan en otrospavimentos de la misma colonia emeritense. Granadas decoran las enjutas delmosaico de roseta procedente del solar de Blanes54, que se data en el siglo III, ysurgen de los roleos de hiedra en la cenefa de otro mosaico hallado en el subsuelo deMrida55. Como motivos de xenia aparecen en dos mosaicos de la Btica de lossiglos II-III: el mosaico de la calle Miguel de Cervantes de cija56, fechado en elsiglo II, y en un mosaico descubierto en la Avda. de la Victoria de Crdoba57, definales del siglo II o comienzos del III, que se conserva en el Museo Arqueolgicode la capital cordobesa. Igualmente se encuentra en el citado mosaico de la iglesiade Sta. Catalina de Crdoba58 (vid. supra). En zonas ms alejadas las granadas yotros frutos como motivos de xenia se documentan en el citado mosaico delvestbulo nm. 7 de la villa romana de El Ramalete (Navarra)59, del siglo IV, en elinterior de los espacios generados por una guirnalda vegetal, en uno de los cuales sesita el delfn, que hemos interpretado como la representacin de un jardn (vid.supra), y en el cuadro del mes de Febrero del Calendario agrcola de Fraga(Huesca)60, de la misma fecha. Fuera de Hispania, las granadas como motivo de

    194 GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO

  • (61) A. BenAbed-Ben Khader, Les mosaques de la maison du viridarium niches Pupput (Tunisie), IV CMGR. Paris 1994,pp. 265-271, pl. CLXXV-2; S. Aurigemma, LItalia in Africa. I pavimenti. Roma 1960, Tavv. 98, 100, 101, 126, 128; E.Alfldi-Rosenbaum, J. Ward Perkins, Justinianic Pavements in Cyrenaican Churches. Roma 1980. Paralelos dentro y fuerade Hispania en M. P. San Nicols Pedraz, Los frutos de la tierra como xenia en los mosaicos hispanorromanos, en LAfricaRomana XVII (Sevilla 2006). Roma 2008, pp. 2569-2587; Id., Motivos de xenia en los mosaicos romanos de Hispania,Espacio, Tiempo y Forma, en prensa.(62) CMRE I. Madrid 198, nm. 43B, lms. 77, 79, 101-103.(63) A. Parlad, Excavaciones en Itlica. Campaas 1925-1932, Memorias de la Junta Superior del Tesoro Artstico 127,1934, pp. 11 y 18, lm. XV (r); M. P. San Nicols Pedraz, Los frutos de la tierra como xenia en los mosaicoshispanorromanos, en LAfrica Romana XVII (Sevilla 2006). Roma 2008, pp. 2569-2587; Id., Motivos de xenia en losmosaicos romanos de Hispania, Espacio, Tiempo y Forma, en prensa.(64) S. Aurigemma, LItalia in Africa. I Mosaici. Roma 1960, Tavv. 98-104; Inv. Sousse 57.119, pl. XXVIII-XXIX; K.M.D.Dunbabin, The Mosaic of Roman North Africa. Oxford 1978, p. 260, pl. 160; D. Parrish, Season Mosaics of Roman NorthAfrica. Roma 1984, Cat. 25 y 57, pl. 36 y 77b.(65) D. Levi, Antioch Mosaic Pavements. Princeton 1947, pp. 320-321, pl. 73b; S. Campbell, The Mosaics of Antioch. Toronto1988, pp. 27-28; F. Cimok, Antioch Mosaics. A Corpus. Estambul 2000, p. 244.

    xenia son frecuentes en la musivaria del N. de Africa, con una amplia cronologa,sirvan como ejemplo los cuadros con uno o dos frutos que figuran en los mosaicostunecinos de Sousse y Pupput, siendo su presencia frecuente en pavimentos libios,entre ellos los mosaicos de la Medusa de Leptis Magna y de las Estaciones de Zlitenconservados en el Museo de Trpoli, los mosaicos parietales inditos del jardn de lavilla romana de Silin, in situ, y ya en poca tarda en varios paneles del pavimentobizantino de Qasr Lebia61.

    Las granadas vuelven a aparecer en una de las orlas del emblema circular delmosaico de Opora (Lms. V, 2 y X, 1), que presenta una gran similitud con la orlavegetal adornada con flores y frutos que bordea el emblema central de carcterbquico del pavimento de los Aurigas de Mrida, de la segunda mitad del siglo IV62,y de un relieve del mrmol del siglo I, procedente del Foro Municipal de la capital dela Lusitania, que se conserva en el MNAR. Las orlas de este tipo, con profusin defollaje, flores y frutos, son frecuentes en los mosaicos hispanos desde fechastempranas hasta el Bajo Imperio63: pavimentos de la Plaza de la Corredera deCrdoba, de los Pjaros de Itlica acompaada de mscaras en los ngulos, de lospeces de La Vega Baja de Toledo, de las Musas de Arrniz, de la villa de el Ramalete,y alcanzan unos niveles espectaculares en explosin de la naturaleza y en bellezaesttica, entre otros, en los pavimentos norteafricanos de los siglos II y III de laMedusa de Leptis Magna (Libia), del Triunfo de Neptuno de Sousse, del poetaacompaado por las musas de Sfax, o de Annus de El Djem (Tnez)64, as como enlos mosaicos del Oriente en donde la guirnalda de frutos, entre los que se encuentranperas, manzanas, granadas y un racimo de uvas, y en la que se insertan los bustos delas cuatro estaciones, aparece rodeando el emblema de la alegora de Ananeosis (larenovacin) en la villa constantiniana de Antioquia, en clara alusin a la riquezagenerada por la renovacin del ciclo anual65.

    El emblema del pavimento emeritense de Opora, de forma cuadrada, inscribe uncrculo de 5,62m de dimetro, en gran parte perdido, que genera cuatro tringulos enlas esquinas, de los que solo conocemos la decoracin de uno de ellos, el situado en elngulo inferior izquierdo, de la que quedan dos figuras de cuadrpedos, caballos ociervos, pastando (Lm. V, 2). En la zona circular, delimitada por la rica orla decarcter vegetal, se desarrolla una escena figurada en varias franjas concntricasdispuestas en torno a un recinto amurallado, de carcter isodmico en color rojo yocre, en el que se abre una puerta semicircular bajo frontn en color blanco (Lm. VI).

    195Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

  • (66) Aunque esta figura fue hallada in situ en las excavaciones de 2002, no descartamos que su insercin en esta zona delpavimento se deba a una restauracin realizada ya en la antigedad, de la que existen algunos ejemplos en la misma ciudadde Mrida, cf. J. M. Blzquez Martnez, Mosaics of Roman Spain restored in theAntiquity, Proceedings VIIIth Conferenceof the International Committee for the Conservation of Mosaics (ICCM) (Thessaloniki Grecia, 29 October-3 November2002) Ed. European Center of Byzantine and Post-Byzantine Monuments. Thessaloniki 2005, pp. 127-135, figs. 1-4.(67) Esta lectura me ha sido sugerida por el Dr. Jos Manuel Caas, Investigador del Instituto de Lenguas y Culturas delMediterrneo y Oriente Prximo, del CSIC, al que desde aqu agradezco su inestimable ayuda.(68) Esta grafa constituye un ejemplo de la ley fontica de sonorizacin de una consonante situada en posicin intervocal:a-e, o-a, o-o, o-u. Agradezco a la Dra. Victoria Kozlovskaia, Profesora de la Universidad Estatal Rusa de Sociologa yHumanidades y miembro del equipo del Proyecto de Investigacin HUM2007-61878, del que soy Investigadora responsable,la informacin al respecto.(69) G. Lpez Monteagudo, Un nuevo mosaico deAugusta Emerita con la representacin alegrica de Opora, en Kalathos.Studies in Honour of Asher Ovadiah, S. Mucznik ed. (Assaph-10/11), Universidad de Tel Aviv (Israel). Tel Aviv, 2005-2006,pp. 347-364; ID., Nuevos mosaicos emeritenses con inscripciones, enHom. al Prof. Luis Garca Iglesias,UAM, en prensa.(70) Lexicon of Greek Personal Names, III. A, ed. P.M. Fraser and E. Matthew, Oxford 1997.Agradezco a la Dra. M DoloresLara Nava, Investigadora del Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterrneo y Oriente Prximo, del CSIC, la ayuda queme ha prestado en la identificacin de este nombre.

    En el interior se conservan restos de un edificio adintelado y la cabeza de un ciervo,que seguramente perteneca a otra zona del pavimento y que probablemente en unarestauracin antigua fue recolocada en este lugar66 (lm. VII, 1). Al exterior del murose desarrollan escenas campestres o idlicas figuradas en las proximidades de un ro,con presencia de palmeras y de vegetacin lacustre, en donde pastan rebaos dequidos y bvidos con ronzal y campano o esquila al cuello (Lms. VII, 2 y VIII, 1), yla inscripcin TITAROS67 en la zona de la rotura de la derecha (Lm. VIII, 2). Destacala figura femenina de una de las bandas centrales (Lm. IX, 1), que aparece recostadaentre dos palmeras inclinadas hacia ella, y que se halla identificada por la inscripcinque la acompaa como Opora, escrito OBORA68 (Lm. IX, 2). Lleva el torso desnudoy cubre las piernas con un manto; se adorna con collar y brazaletes; en la manoderecha sostiene una especie de rama y apoya el brazo izquierdo sobre un kantharosdel que brota el agua del ro que irriga los campos y genera riqueza y prosperidad,expresamente representada en la banda decorada con guirnalda vegetal de flores yfrutos de color rosado, al parecer tambin granadas, que sigue de manera concntrica ala de Opora (Lms. V, 2 y X, 1). En toda la zona circular del emblema predominan lasteselas de pasta vtrea en color verde, amarillento, rosceo, anaranjado y rojizo.

    La escena constituye un unicum en la musivaria hispano-romana, no solo por eltema representado, sino tambin por las inscripciones que la acompaan69. Lainscripcin del pavimento emeritense, Titaros, se documenta como antropnimo eninscripciones griegas del Peloponeso, referida en una de ellas al padre del poeta lricoAlcman (Sud. A 1289)70, por lo que es muy probable que en este mosaico Titaros sea elnombre del musivario. Sin embargo, el contexto de la escena, como un canto a lanaturaleza, sugiere asimismo que Titaros sea un topnimo y que aluda de maneraalegrica o simblica al monte griego Titaros, en Tesalia. La rotura del pavimentoimpide conocer ms detalles, pero los paralelos africanos e itlicos y la presencia deun ciervo y de un oso en otras zonas del mosaico emeritense, hacen posible tambin laexistencia de una escena, tal vez de cacera, en otro ambiente opuesto perocomplementario a las riberas del ro y a los rebaos domesticados, como son lamontaa y los animales salvajes. Llama la atencin la figura del oso en la zona externadel pavimento, que enlaza con el muro, probable alusin segn A. Blanco al nombredel musivario, Ursus. La cuestin est en saber por qu el musivario coloc esteanimal descontextualizado fuera de la escena figurada y no dentro, como el ciervo,con el que debera compartir el espacio reservado a los animales salvajes,

    196 GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO

  • (71) L. Bertacchi, Ricomposizione del mosaico opitergino con villa rustica, en Mosaque. Recueil dhommages HenriStern. Paris 1983, pp. 65-73, pl. XLVI y CCXXXI; G. Lpez Monteagudo, Termas y tecnologa de las aguas. Testimoniosmusivos, en Termalismo Antiguo. Actas del I Congreso Peninsular (Arnedillo 1996), UNED - Casa de Velzquez. Madrid1997, pp. 453-466.(72) D. Levi, Antioch Mosaics Pavements. Princeton, 1947, pp. 186-188, pl. XLIIa-b y CLVIIIa; C. Kondoleon, Mosaics ofAntioch, en C. Kondoleon, Antioch. The Lost Ancient City. Princeton 2000, pp. 71-74; F. Cimok (ed.), Antioch Mosaics. ACorpus. Istambul 2000, pp. 170-171.(73)Opora figura en dos vasos griegos, identificada por su nombre, como el personaje principal del cortejo bquico, y tambinaparece vinculada a Eirene en la crtera de Viena, coincidiendo en este aspecto con la comedia deAristfanes (Aristoph. Pax706 ss.), en la que el autor le asigna el papel de compaera de la Paz. En este contexto, Opora simbolizara la abundancia yla riqueza que proporciona o que acompaan a la paz. Por su parte, Agros se halla asociado a Dionysos como divinidad delos campos, siendo uno de los eptetos del dios en los Himnos Orficos (Orph.h. 29,3).(74) J. Balty, La mosaque antique au Prche Orient. I, en ANRW-II, 12.2. Berlin - New York, 1981, pp. 347-429, pl.XXVIII, 2- 3 y XXIX, 1.(75) Todas las referencias iconogrficas estn recogidas en G. Lpez Monteagudo, Un nuevo mosaico de Augusta Emeritacon la representacin alegrica de Opora, en Kalathos. Studies in Honour of Asher Ovadiah, S. Mucznik ed. (Assaph 10-11), Universidad de Tel Aviv (Israel). Tel Aviv, 2005-2006, pp. 347-364.

    probablemente parte de una cacera. Una escena muy cercana a la de Mrida sedocumenta en el pavimento itlico de Oderzo71. En l se ha figurado el interior de unavilla amurallada, en el que destaca la presencia de un pozo y una escena agrcola; lavegetacin lacustre figurada en la parte inferior fuera del recinto amurallado, en dondese han representado un bvido y un ciervo (animal que en el mosaico de Oporaaparece en el interior del recinto amurallado), y las teselas de color azul entre las patasdelanteras de ste, denotan la presencia de una corriente de agua; en el entorno de lavilla se han figurado, asimismo, un rebao de ovejas pastando y escenas de caza.

    En la musivaria romana la figura alegrica de Opora, alusiva a la cosecha, a lamaduracin de los frutos y de los granos, personificacin tambin asociada al otoo ya la vendimia y, por consiguiente, al crculo bquico, solamente aparece identificadapor su nombre en un mosaico de Antioquia, de la primera mitad del siglo III,procedente de la Casa de la Barca de Psyche, que se conserva en el Museo deBaltimore72. En la escena Opora aparece acompaada de Agros, alegora del campo, ydel stiro Oinos, identificados todos por su nombre en griego y en un contextodionisiaco73; Opora sostiene con ambas manos su manto lleno de frutos, igual que lasrepresentaciones en busto de G en otros pavimentos del Oriente; sobre la mesa haydos vasos llenos de vino y entre ellos una guirnalda floral, del tipo de la representadaen Mrida junto al cesto (vid. supra). Opora y Agros figuran probablemente tambinen un mosaico del Museo de Souweida, de poca severiana, procedente de Shahba-Philippopolis, en el que solo se han conservado las dos ltimas letras del nombre engriego que acompaa al personaje masculino74.

    Sin embargo, en el mosaico de Mrida la figura alegrica de Opora no sigue estaiconografa, sino que responde a la utilizada en la musivaria del Oriente y del Nortede frica para representar las figuras alegricas de los ros y las fuentes tantomasculinas como femeninas, que dan origen a una corriente de agua, y tambin en lasrepresentaciones de las ninfas y las nereidas. El tipo iconogrfico utilizado en lafigura de Opora se documenta asimismo en otras personificaciones alegricas decarcter hedonista, contrapuestas a las virtudes exaltadas por la filosofa estoica,como Tryph (alegora del Placer o del Ocio), Amerimnia (alegora de la paz delmuerto) o Eufrosine (una de las Gracias nombrada por Hesodo, theog. 907-909),cuyas representaciones gozaron de gran favor sobre todo en los mosaicos del Orientey en particular en los procedentes de Zeugma y Antioqua75.

    197Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

  • (76) CMRE XI. Madrid 1998, nm. 15, lms. 31-34; M. P. San Nicols Pedraz, Representaciones alegricas de fuentes yros en los mosaicos romanos de Hispania, en Termalismo antiguo. I Congreso Peninsular (Arnedillo, Logroo 1996),UNED-Casa de Velzquez. Madrid 1997, pp. 453-465.(77) J. M. lvarez Martnez, La villa romana de El Hinojal en la dehesa de Las Tiendas (Mrida), NAHArqueologa-4(1976), pp. 450-463, lms. XI-XII; CMRE I. Madrid 1978, p. 71, nm. 63, lm. 93b y 94a.(78) R. Penco Valenzuela, La villa romana de Santa Rosa, Anales de Arqueologa Cordobesa-16 (2005), pp. 11-34.

    En Hispania el tipo iconogrfico de Opora de Mrida se vuelve a encontrar en laalegora de la fuente Hippocrene, figurada en la parte alta del mosaico de la Toilette dePegaso procedente de la villa romana de Almenara (Valladolid)76, que se fecha en elsiglo IV, como una figura recostada sobre unas rocas, entre plantas acuticas; el mantole cae desde el hombro derecho por la espalda y envuelve las piernas, dejando aldescubierto el torso; se adorna con una corona de plantas acuticas, collar y brazaletes;en el brazo derecho, doblado sobre la roca, sostiene una rama tpica de vegetacinlacustre o fluvial, mientras apoya el izquierdo sobre la urna cilndrica de la que brota elagua. En la misma Lusitania un paralelo prximo a la figura de Opora se documentaen la nereida recostada sobre un toro marino, representada en el mosaico emeritenseprocedente del ambiente termal de la villa romana del Hinojal, de la misma fecha77.

    La prdida de una parte considerable del pavimento, no permite conjeturar con laidea de que toda la escena representada extramuros gire en torno a la figura deOpora, ya que la otra inscripcin conservada, Titaros, y la posibilidad de que hubieraotras inscripciones en la zona perdida, sugieren que la figura de Opora, comopersonificacin alegrica de la fuente de la que mana el ro, forma parte de una granescena campestre relacionada con la naturaleza.

    La abundancia de los campos, que es a lo que alude la escena conservada delmosaico emeritense, se halla materializada en un paisaje presidido por un ro encuyas orillas, entre palmeras y vegetacin lacustre, pastan rebaos de quidos ybvidos domesticados, como indica el ronzal al cuello del que cuelga una esquila ocampanillo. Seguramente, la representacin de las palmeras, como ocurre en elmosaico cordobs de la villa de Santa Rosa78, y de la corriente de agua es la mejorforma de aludir a la feracidad de los campos porque remite a tierras clidas yprsperas, a rboles cargados de frutos, a agua que hace fructificar los campos y quealimenta a los ganados. Los motivos de xenia, cesto lleno de frutos y hojas, rodeadopor una guirnalda de flores, los frutos, la morena y el par de delfines, que en otrospavimentos hispanos se hallan asociados a la zona ajardinada del peristilo conpresencia de agua, estn en relacin con la figura alegrica de Opora, comoglorificacin de la riqueza y la abundancia que proporciona el agua fluyente del ro alos campos que irriga, muy en consonancia con el espacio de prestigio quepavimenta.

    Se podra caer en la tentacin de pensar que la escena del mosaico emeritense deOpora es una representacin real de la ciudad y del campo de Augusta Emerita. Lasmurallas, el ro y la cra de ganado equino y bovino, avalaran esta identificacin. Sinembargo, creemos que nos hallamos ante una representacin tpica de ciudad/villa ydel agro de su entorno, como ocurre en otras representaciones hispanas (Vega Baja deToledo, Arrniz) e itlicas (Ordezo), o los numerosos ejemplos norteafricanos (Oudna,Hadrumetum, Utica, Tabarca, Oued Athmenia, entre otros), en los que figuran lasvillas y su entorno rural, algunas de las cuales ofrecen muros isodmicos, comparables

    198 GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO

  • (79) T. Sarnowski, Les reprsentations de villas sur les mosaques africaines. Varsovia 1978; N. Duval, Liconographie desvilles africaines et la vie rurale dans lAfrique romaine de lAntichit Tardive, en Actes du III Colloque InternationalHistoire et Archologie dAfrique du Nord. Paris 1986, pp. 163-169; G. Lpez Monteagudo, Representaciones de ciudadesen mosaicos romanos del Norte de Africa, en LAfrica Romana X (Oristano 1992). Sassari 1994, pp. 1241-1257; M.P. SanNicols Pedraz, Mosaicos y espacio en la villa romana de Fuente Alamo (Crdoba, Espaa), en LAfrica Romana X(Oristano 1992). Sassari 1994, pp. 1289-1304.(80) Tambin en la musivaria del Oriente existen algunos ejemplos muy prximos de gran contenido alegrico, aunque depoca ms tarda, como los mosaicos del ambulacro del martyrion de Seleucia (cf. D. Levi, Antioch Mosaic Pavements.Princeton 1947, pp. 359-363, pl. LXXXVII-LXXXIX, CLXXIV-CLXXVI) y sobre todo el grandioso pavimento del peristilodel Gran Palacio de Constantinopla (cf. W. Jobst, B. Erdal, B., Ch. Gurtner, Istanbul. The Great Palace Mosaic. The storyof its exploration, preservation and exhibition 1983-1997. Istambul 1997). Sobre estos y otros paralelos, cf. G. LpezMonteagudo Un nuevo mosaico de Augusta Emerita con la representacin alegrica de Opora, en Kalathos. Studies inHonour of Asher Ovadiah, S. Mucznik ed. (Assaph 10-11), Universidad de Tel Aviv (Israel). Tel Aviv, 2005-2006, pp. 347-364.(81) J. M. Blzquez, El entorno de las villas en los mosaicos deAfrica e Hispania, en LAfrica RomanaX (Oristano 1992).Sassari 1994, pp. 1171-1187.* Agradezco a la Dra. Guadalupe Lpez Monteagudo el haberme ofrecido la posibilidad de trabajar junto a ella en estaencomiable empresa. Agradezco al mismo tiempo su generosidad as como su confianza, al ofrecerme la posibilidad derealizar este trabajo tan fascinante tanto por el asunto, como por la calidad de los materiales y, por supuesto, por laimportancia de la Capital que los acogi y vio nacer, Mrida. Trabajo que si bien en un principio se mostraba difcil, acabsiendo gratificante, altamente enriquecedor y, en todo momento, sumamente interesante. Un trabajo que he intentadorealizar con toda la objetividad y meticulosidad que se mereca y en el que espero haya quedado reflejado.

    al que se ve en el mosaico emeritense79. Todas estas representaciones son un reflejo dela realidad social del momento, de las villas fortificadas y de su entorno rural, de suriqueza agrcola y ganadera y de las actividades cinegticas que en ellas se desarrollan,y siempre con el agua como factor determinante de esa riqueza80.

    Sin lugar a dudas, el mosaico emeritense es una glorificacin del placer y delbienestar, de la riqueza y la abundancia (Opora) que el agua, que mana de una fuentey fluye irrigando la tierra, proporciona a los campos fuera del recinto amurallado,volvindolos feraces y permitiendo que en sus riberas prospere la vida vegetal yanimal. En conjunto, la escena musiva emeritense constituye una representacinrealista de la vida diaria y un cuadro nico en la musivaria hispana de las villas y desu entorno rural81.

    Anexo I. Ensayo de restitucin del mosaico de Opora.Sebastin Vargas Vzquez*

    Instituto de HistoriaCentro de Ciencias Humanas y Sociales

    CSIC. Madrid

    A partir de los fragmentos conservados in situ y en el Museo Nacional de ArteRomano de Mrida, pretendemos establecer dos propuestas de restitucin delmosaico hallado en la calle Sagasta de Mrida, basndonos en las orlas de enmarquey en la secuencia de los motivos geomtricos.

    Del pavimento, descubierto en el ao 2002 con la representacin de Opora, slose pudo rescatar una amplia franja longitudinal que, no obstante, nos da una claraidea de las dimensiones de uno de sus lados (Fig. 2).

    Los restos descubiertos muestran de arriba hacia abajo, al menos en loconservado, la siguiente composicin: una primera orla de enmarque, de la que sloqueda una mnima parte, que concuerda con la existente en la parte inferior y quedebi estar decorada por una composicin de remolinos de peltas formados porcuatro peltas alrededor de un nudo de salomn, como as lo demuestran los escasos

    199Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

  • indicios que conserva; a sta le sigue una fina franja de teselas blancas a la que se leune una banda decorada con una lnea de espinas o tringulos adyacentes; acontinuacin, una nueva banda decorada con una trenza de dos cabos da acceso a untapiz que presenta un diseo geomtrico formado por cruces de scuta entrelazadas,desarrolladas a partir de una trenza de dos cabos. Siguiendo con la descripcin, estaltima alfombra se encuentra enmarcada, por la parte inferior, por dos nuevascenefas, la primera decorada con una trenza de dos cabos y la segunda por ojivas osemicrculos entrelazados; esta ltima, da paso a un campo o tapiz principal condecoracin figurada. Por debajo de este tapiz principal nos encontramos de nuevocon la banda de ojivas, a la que le sigue la decorada con trenza de dos cabos; acontinuacin, y siguiendo la misma secuencia que veamos en la parte superior, lesiguen la banda decorada con la lnea de espinas o tringulos adyacentes, una finafranja de teselas blancas y, por ltimo, la banda formada por remolinos de peltas.

    A partir de estos datos, en particular de la secuencia que siguen las bandasperimetrales, iniciamos nuestra primera propuesta de restitucin (Modelo A, Fig. 3).En primer lugar, contamos con una franja del mosaico que se conserva prcticamenteen todo el largo o ancho del pavimento, por tanto, tenemos ms o menos claras lasdimensiones de uno de los lados del mismo, as como parte de la distribucin de ladecoracin en todo el ancho o largo del mosaico, la cual sigue de arriba hacia abajo lasiguiente ordenacin: banda de remolinos de peltas, banda estrecha de teselasblancas, banda de espinas o de tringulos adyacentes, banda de trenza de dos cabos,campo decorado con diseo de cruces de scuta, banda de trenza de dos cabos, bandade ojivas, campo principal con representacin figurada, banda de ojivas, banda detrenza de dos cabos, banda de espinas o de tringulos adyacentes y, por ltimo, bandade remolinos de peltas; a esta secuencia habra que sumarle, con toda seguridad, tantopor arriba como por abajo una banda de enlace que hara de transicin entre elpavimento propiamente dicho y los muros de la estancia que ste decoraba. Laexistencia de esta banda queda documentada, no obstante, en los fragmentos de estemismo mosaico conservados en el MNAR y del que ms adelante hablaremos. Nosqueda por tanto resolver las dimensiones del otro lado del pavimento, as como suposible configuracin o composicin final.

    Para iniciar el trabajo, lo primero que hicimos fue intentar trazar la zona principaldel pavimento, es decir, aquella reservada a la decoracin figurada. Pensamos questa era cuadrada por los diferentes crculos concntricos que marcan el desarrollo dela figuracin, y porque el trazado de los fragmentos del ltimo crculo conservadoson prcticamente tangentes a las partes conservadas de los lados superior e inferiorde dicho tapiz, lo que nos llev a pensar que tambin lo sera por los otros lados. Deesta forma, al desarrollar completamente el ltimo crculo e inscribirlo en uncuadrado, nos dio como resultado un espacio de forma cuadrada cuyos ladosalcanzan unas dimensiones de aproximadamente 5,60 m.

    Una vez resuelta la zona principal del mosaico, intentamos ver si lo conservadomostraba alguna cadencia u orden en todo su conjunto. As, pudimos comprobar quelas bandas, que por la parte superior cierran el mosaico (banda de remolinos depeltas, banda estrecha de teselas blancas, banda de espinas o de tringulos adyacentesy banda de trenza de dos cabos), aparecen en el mismo orden en la parte inferior delmismo; esta cadencia nos est indicando que estas bandas estaran bordeando oenmarcando el pavimento por sus cuatro lados, a falta slo de la banda de enlace

    200 GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO

  • exterior que cerrara finalmente todo el conjunto. En la parte inferior contamosadems de las ya descritas, y entre stas y el tapiz principal, con la banda de ojivasque slo aparece otra vez, como ya sealbamos al principio, en la parte superior delespacio figurado. Este hecho nos sugiere que esta banda de ojivas se encontraraenmarcando y cerrando dicho cuadrado por sus cuatro laterales; lo mismo ocurre conla banda decorada con la trenza de dos cabos, que como puede verse es paralela a lade ojivas tanto por arriba como por debajo del tapiz principal, aunque en este casovemos como la misma vuelve a aparecer en la parte superior, justo por encima yenmarcando directamente la alfombra decorada con el diseo de cruces de scuta, loque tambin hace por la parte inferior de la misma. Esta secuencia seguida por latrenza de dos cabos, nos hizo pensar en la unin o el encuentro de todas ellasenmarcando por encima de la banda de ojivas a la alfombra principal y directamenteal tapiz geomtrico, actuando al mismo tiempo como zona intermedia entre ambasalfombras. As, lo nico que tuvimos que hacer fue, una vez enmarcado el recuadroprincipal, continuar la trenza a la altura de los vrtices superiores del mismo, paraenlazarla con la que aparece en la parte superior del campo de scuta. Realizada estaoperacin nos quedaba completamente enmarcado y definido tanto el tapiz principalfigurado como el tapiz secundario decorado con el diseo de cruces de scuta, el cual,al no aparecer en la zona inferior del mosaico, pensamos, en un primer momento, queslo aparecera, como queda reflejado en el dibujo (Modelo A, Fig. 3), en la zonasuperior del mismo sin desarrollarse por ninguno de los otros laterales del pavimento.El desarrollo de la trenza de dos cabos nos ofrece, pues, prcticamente laconfiguracin final del esquema del mosaico, quedando definido como un espaciorectangular divido en dos alfombras, una principal con decoracin figurada y demayor dimensin y otra secundaria de diseo geomtrico. Por ltimo, slo restaba eldesarrollo de las otras bandas, el cual no presentaba problema dado que al ser stas,tanto por arriba como por abajo, contiguas o paralelas a la orla decorada con la trenzade dos cabos, lo nico que tuvimos que hacer fue, siguiendo el camino de esta ltima,enlazarlas entre s, quedando el mosaico completamente cerrado por sus cuatro lados,a falta slo de las bandas de enlace que, como ya indicbamos al principio y comopodemos ver en el fragmento de este mismo mosaico descubierto por D. Jos Alvarezy Senz de Buruaga y D. Juan Antonio Daz Pintiado en los aos 70 y conservado enel MNAR, existan e incluso presentaban decoracin figurada (Lm. I, Fig. 1).

    Como hemos sealado anteriormente, el campo de cruces de scuta nos habaquedado completamente definido y cerrado por la banda con trenza de dos cabos, porlo que nicamente tuvimos que proceder a completarlo. Las dimensiones de lascruces de scuta se pudieron calcular sin problemas, ya que se conservaban los restosde algunas de ellas, por lo que comenzamos a cubrir todo el campo resultante desdeuno de sus laterales, de derecha a izquierda, con el sorprendente resultado de que enel otro lateral las cruces de scuta quedaban interrumpidas, es decir, el campo noacababa con las cruces enteras; este hecho nos hizo pensar, en un primer momento,que habamos cometido algn tipo de error en la configuracin y delimitacin delcampo de scuta. Nuestra sorpresa vino al comprobar que el fragmento de mosaicoconservado en el MNAR, que representa una esquina de este mismo mosaico,muestra, del mismo modo, uno de los laterales del campo de scuta con las crucesinterrumpidas. Adems, como puede comprobarse en el lateral izquierdo del dibujo(Modelo de restitucin A, Fig. 3) y en el dibujo de D. Antonio Daz Pintiado (Fig. 1),el grado de coincidencia entra ambas terminaciones es bastante significativo.

    201Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

  • GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO202

    Con todo, la primera propuesta de restitucin quedaba completada y con laapariencia que puede verse en el modelo A. De esta forma, obtenemos un mayoracercamiento al esquema y a la apariencia final de este mosaico, un pavimento degrandes dimensiones que supera los 10,20 m de longitud, y los 7,60 m de anchura, yque al sumrsele la banda de enlace exterior superara los 8 metros de anchura y,como ms adelante seala Pedro Dmaso Snchez Barrero, los 11 metros de longitud.Un mosaico que como habamos indicado anteriormente, presenta traza rectangular yse encuentra dividido en dos tapices, uno principal figurado y uno secundario decomposicin geomtrica; un pavimento que sin duda alguna formara parte de ladecoracin de alguna estancia de una domus lujosa de Mrida, una estancia que atodas luces presenta, tanto por su tamao como por su decoracin, un claro ymarcado carcter de representacin, donde con seguridad, el dominus haca alarde desu poder econmico y, en consecuencia, de su nivel social.

    Sin embargo, y una vez acabada la primera hiptesis de restitucin, seguimosindagando sobre los restos conservados, y as, pudimos comprobar que los mismosnos ofrecan al menos una segunda posibilidad de restitucin, que se vio plasmada enel Modelo B (Fig. 4).

    Para la misma, hemos contemplado la posibilidad de que el campo de scuta, queen el primer caso quedaba delimitado slo en la zona superior del mosaico,continuara por los laterales del pavimento, bordeando o enmarcando en modoarmnico, siempre con el mismo ancho (2,43 m), el tapiz principal figurado, aexcepcin del lateral inferior por donde, como se puede comprobar a partir de losrestos rescatados, no exista. En este caso las cenefas, que en el primer modelo noshaban servido de gua para la restitucin A, tambin nos permita la realizacin deesta segunda propuesta. As, y de la misma manera que para el caso primero, la bandade remolinos de peltas, la banda estrecha de teselas blancas, la de espinas o detringulos adyacentes y la de trenza de dos cabos, a las que tambin habra quesumarles la banda de enlace exterior, siguen enmarcando y cerrando toda lacomposicin. Del mismo modo, la banda de ojivas y la trenza de dos cabos siguenbordeando el campo principal, estando en esta ltima, como en el Modelo A, la clavedel desarrollo del esquema final del Modelo B. Como sealbamos, la trenza de doscabos enmarca el recuadro principal, por encima de la de ojivas, debiendo unirse,como en la primera hiptesis de restitucin, con la que aparece por la parte superiordel campo de cruces de scuta. En este caso, la nica posibilidad que tenamos paraunirlas era que una vez enmarcara el tapiz principal, sta continuara justo por la parteinferior del mosaico, por debajo del campo figurado, desde donde partiraenmarcando los laterales de la alfombra de scuta hasta alcanzar la existente en laparte superior de la misma, definiendo, como puede verse en el Modelo B, unaalfombra unitaria de cruces de scuta en forma de U. Las otras orlas, como en elcaso primero de restitucin, no presentan problema alguno para su realizacin final,al desarrollarse en paralelo y en torno a la banda decorada con la trenza de dos cabos,quedando de esta forma nuevamente cerrado el esquema compositivo final, a falta,como ya hemos sealado repetidas veces, de la banda de enlace exterior.

    En este caso, curiosamente, al dar a los campos de scuta de los laterales la mismaanchura que posee en la parte superior, comprobamos que al proceder a laelaboracin y relleno del tapiz, las cruces de scuta acaban completamente enteras porlos bordes o laterales, superior, izquierdo y derecho, del mosaico, quedando de esta

  • Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora 203

    forma el conjunto en aparente armona y simetra. Con todo, la secuencia cambia enla zona inferior, donde el campo de scuta acaba justo a la altura de la parte inferiordel tapiz principal, dado que, como ya veamos a travs de los restos rescatados, steno aparece por debajo del mismo, y donde de nuevo las cruces de scuta acabancortadas. Esta ltima situacin nos plante la posibilidad de que quizs el fragmentodel mosaico conservado en el Museo, que de momento se nos quedaba in loco,pudiera encajar en una de las esquinas inferiores. La sorpresa fue que al girar dichofragmento, de nuevo ste podra casar, esta vez en la esquina inferior izquierda deldibujo (Modelo B, Fig. 4). Sin embargo, y como puede observarse, el grado deexactitud en el acabado resultante de las ltimas cruces no es tan grande como para elprimer caso. An as, pensamos que no hay que olvidar que estamos ante unarestitucin ideal y que por tanto, a la hora de llevar a cabo el desarrollo del conjuntofinal, las medidas o dimensiones podran variar, aunque levemente, lo suficientecomo para que los fragmentos encajaran perfectamente. En definitiva, debemos decirque tambin esta segunda hiptesis de restitucin podra ser vlida para el caso quenos ocupa, y que del mismo modo el fragmento de mosaico conservado en el MNAR,del que slo se conoce su localizacin aproximada dentro del contexto arqueolgicode la C/ Sagasta, encajara sin mucho problema en los restos de mosaico localizadosen las excavaciones llevadas a cabo en 2002.

    El resultado final de este segundo ensayo de restitucin (Modelo B, Fig. 4)muestra, como puede observarse, la configuracin de un pavimento seguramenteperteneciente a una gran sala de banquetes82, con un clsico esquema de triclinium enU, y que nos sita de nuevo frente a un pavimento que estara decorando con todaseguridad una habitacin de grandes dimensiones en la que el mosaico,aadindosele las bandas de enlace perimetrales, superara los 10,20m por 12,80m,unas dimensiones que parecen dar fe de una estancia ms puramente representativaque funcional.

    Como hemos podido comprobar, ambas propuestas podran ser vlidas y decualquier modo, nos ayudan a tener una visin un poco ms clara del tipo de estanciaque pudo estar decorando dicho mosaico, cuya monumentalidad queda claramenteatestiguada con slo ojear los propios restos conservados del mosaico que lapavimentaba, as como a partir de las dimensiones que estos presentan.

    En cuanto a la posibilidad de decantarse por una de las dos propuestas, debemosdecir que no es fcil, quizs un anlisis topogrfico preciso en el que se pudieranencajar los restos descubiertos en ambas intervenciones arqueolgicas, o una posibleintervencin en el interior de la casa cercana a la zona del hallazgo, en 2002, delmosaico de Opora, nos aclarara dicha incgnita. En relacin a la pertenencia de losrestos de ambas excavaciones a un mismo mosaico no queda ninguna duda. La visindirecta de los restos exhumados en una y otra excavacin es suficiente paracomprobar dicha pertenencia, como as lo revelan las dimensiones, el colorido, lascomposiciones geomtricas y un sin nmero de circunstancias. Finalmente, el encajede los fragmentos del mosaico conservados en el museo, sobre los dibujos que hemosrealizado a partir de los restos descubiertos en la intervencin arqueolgica realizada

    (82) Sobre el tema de los banquetes vase: K.M.D. Dunbabin, The Roman Banquet, Images of Conviviality. Cambridge 2003.

  • en 2002, no hacen ms que confirmar lo que, como ya vio D. J. M lvarez Martnez,Director del MNAR, era ms que evidente.

    Por ltimo, debemos sealar que ambos esquemas han sido resueltos, como yahemos apuntado, a partir de los datos obtenidos a travs de los restos musivosaparecidos en 2002. Simplemente continuando las lneas existentes e intentando serlo ms objetivo y preciso que hemos podido. Por esta razn, debemos resaltar lacircunstancia de que en ningn momento hemos tenido presente ningn tipo deesquema o modelo ya existente que nos pudiera servir de gua y que, enconsecuencia, pudiera condicionarnos el resultado final. Nos hemos ceido y hemosseguido los datos y la informacin que el propio material nos daba. El que los restosconservados en el MNAR encajen en los dibujos finales supuso una gransatisfaccin, teniendo en cuenta que en ningn momento se modific en lo msmnimo las dimensiones para que esto fuera as; satisfaccin que se hizo extensible alcomprobar que los esquemas resultantes quedaban lejos de la invencin o de ser algoraro o extrao, al quedar bien definidos o encajados dentro de la propia musivariaromana.

    De esta forma, y para el caso del Modelo de restitucin A, podramos decir queson muchos los ejemplos de mosaicos que siguen o presentan el mismo esquema, ypara no ser reiterativos mencionaremos slo algunos ejemplares hispanos que puedenatestiguar claramente la existencia de dicha composicin. As, en un mosaicogeomtrico procedente de Jumilla (Murcia), de traza rectangular, vemos, como en elcaso de nuestra primera propuesta, que una fina banda, en este caso sin decoracin,enmarca y separa dos tapices bien diferenciados, uno principal decorado con undiseo de cestera y otro secundario decorado con un diseo geomtrico de esvsticasentrelazadas formando octgonos83. Otro ejemplo lo encontramos en el mosaico conlos trabajos de Hrcules de Liria (Valencia), de poca severiana, igualmente de trazarectangular y mostrando dos tapices, uno principal figurado y otro secundario condecoracin eminentemente geomtrica, en el que una banda de teselas negrasenmarca y separa ambos tapices84. Por ltimo, en la villa de Daragoleja, a veintekilmetros de Granada, encontramos un nuevo ejemplo de mosaico, quesupuestamente decoraba el triclinium de la villa, con dos tapices bien diferenciados,uno principal decorado con un semicrculo radiado y otro secundario que muestra uncuadriculado con diversa decoracin geomtrica, en el que de igual forma que ennuestro mosaico, una banda decorada con una trenza de dos cabos enmarca y separaambos tapices; curiosamente, en este mosaico, la banda con trenza de dos cabos esseguida por otra decorada, como en nuestro caso, por una lnea de espinas otringulos adyacentes85.

    Del mismo modo, seran numerossimos los paralelos para la segunda propuestade restitucin (Modelo B). As, y por poner slo algunos ejemplos, los encontramosen diversos lugares de Hispania como en Italica (Sevilla), de donde procede un belloejemplo de mosaico con esquema en U, actualmente conservado en la casa de Don

    204 GUADALUPE LPEZ MONTEAGUDO

    (83) Este mosaico que se fecha a mediados del siglo IV, se encuentra en la actualidad lamentablemente perdido, quedandocomo evidencia del mismo un magnfico dibujo realizado en el siglo XVIII y conservado en el MuseoArqueolgico Provincialde Murcia. CMRE IV. Madrid 1982, nm. 56, fig. 22.(84) CMRE IX. Madrid 1989, nm. 26, lms. 22-25, 42-45.(85) CMRE IV. Madrid 1982, nm. 34, fig. 9.

  • Eduardo Ibarra y que se fecha en la segunda mitad del siglo II o principios del III86;en Alcal de Henares (Madrid), procedente del triclinium de la casa de Baco, aparecede nuevo este mismo esquema, esta vez en un mosaico que se fecha a finales delsiglo IV o principios del V87; en Rielves, encontramos otro bello ejemplar, fechado enpoca tetrrquica, que tambin presenta esquema en U. Como en nuestro caso, enel pavimento de Rielves una trenza de dos cabos enmarca el espacio central, para unavez llegada a la parte inferior continuar a derecha e izquierda para bordear oenmarcar el tapiz propiamente en U, decorado con un diseo geomtrico88. Fuerade Hispania tambin son muchos los mosaicos que presentan este esquema triclinaren U, ejemplo de ello son el mosaico de los pjaros y el kantharos procedente deAntioquia89 o el mosaico de la habitacin 1 de la Casa del concurso de bebida, enSeleucia (Antioquia)90. Tambin de Antioquia y como simple detalle anecdtico, al nopresentar dicho pavimento esquema en U, citamos el mosaico de Agros y Oporaque pavimentaba la sala 8 de la Casa de la Barca de Psyche, en el que podemos ver alpersonaje principal de nuestro pavimento, Opora, celebrando banquete con Agros,servidos ambos por el sileno llamado Oinos91 (vid. supra).

    As pues, como se atestigua a partir de los ejemplos expuestos, ambos modelos derestitucin propuestos para el mosaico emeritense de Opora, quedan bien definidos ydocumentados dentro de la musivaria romana.

    Anexo II. Excavacin del mosaico de la calle Sagasta de MridaPedro Dmaso Snchez Barrero

    Consorcio de la Ciudad Monumental de Mrida

    En el ao 2002 el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mrida llev a cabouna intervencin arqueolgica en la calle Sagasta, a la altura de los nmeros 33, 35 y37, relacionada con las acometidas de gas que se realizaron en el centro de la ciudad(Fig. 5). Esta va urbana posee la peculiaridad de atravesar una importante reaarqueolgica abarcando espacios intramuros relacionados con el mbito domsticohasta estructuras aledaas al espacio conocido como Foro Municipal92.

    La realizacin de una zanja de 800m de largo por 4m de ancho, nos permitidocumentar parte de la antigua muralla fundacional romana que tambin es visible enel solar ubicado en la confluencia con la calle Jos Ramn Mlida, excavado en elao 1988 (n 49 de registro del Consorcio), donde se exhumaron los restos de lamuralla, el refuerzo tardo y parte de una torre, as como la presencia de estructurasde tipo domstico con un mosaico que ocupaba parte de una de las estancias93 y que

    205Nuevos documentos del mosaico emeritense de Opora

    (86) CMRE II. Madrid 1978, nm. 5, fig. 3, lms. 15 y 16.(87) CMRE IX. Madrid 1989, nm. 2, fig. 7. Lms. 8-11, 33-37.(88) Fernndez Castro, M. C., Mosaicos de Rielves, Apndice en CMRE V. Madrid 1982, fig. 42, lm. 50.(89) D. Levi, Antioch Mosaic Pavements. Princeton 1947, pp. 90-91, pl. XV a y CLXXVIII c.(90) Ibidem, pp. 156-159, pl. XXX a-b.(91) Ibidem, pp. 186-190, pl. XLII a-b. Vase a este respecto y especialmente para el tema de los triclinia: E. Morvillez,Sed nudo latere et parvis frons aerea lectis Sur les dimensions des tapis en T+U et les types de lits employs, en CMGRIX. Roma 2005, pp. 1325-1334.(92) P. Mateos Cruz, El culto imperial en el llamado Foro Provincial de Augusta Emrita. El foro provincial de AugustaEmerita: Un conjunto monumental de culto imperial.Madrid 2007.(93) J. M. lvarez Martnez, Mosaicos romanos de Mrida. Nuevos Hallazgos. Mrida 1990, pp. 102-104, nm. 18, lms.50-51.

  • (94) CMRE I. Madrid 1979, pp. 30-32, nm. 9, lms. 12-20.(95) P. D. Snchez Barrero, El mosaico de la calle Sagasta, Foro, Boletn del Consorcio de la Ciudad Monumental Histrico-Artstica y Arqueolgica de Mrida-29 octubre (2002), pp. 4-5; Id., Trabajo desarrollado por el Equipo de Seguimiento deObras durante al ao 2002, Mrida, Excavaciones Arqueolgicas-8 (2002), pp. 442-443; Lpez Monteagudo, Un nuevomosaico de Augusta Emerita con la representacin alegrica de Opora, en Kalathos. Studies in Honour of Asher Ovadiah,S. Mucznik ed. (Assaph-10/11), Universidad de Tel Aviv (Israel). Tel Aviv 2005-2006, pp. 347-364.

    complet la informacin ya exhumada en el siglo pasado, con la aparicin delmosaico niltico firmado por Seleucus y Anthus94 (Fig. 6).

    La zanja sobrepas el permetro de la cerca urbana y a quince metros de ellapudimos registrar la presencia de dos muros adosados, no coetneos en el tiempo,estando uno de ellos revestido de mortero y un estucado pintado a bandas donde sealterna el color rojizo y negro. Este muro serva de lmite oriental a un pavimentomusivo de grandes dimensiones, que no pudimos verlo en su totalidad y que nosapareci cortado en su zona central por las acometidas de aguas residuales de lascasas prximas, as como por las tuberas de abastecimiento y saneamiento ubicadasen la zona central de la calle, que afectaron a gran parte de la orla y de la zonafigurada (Fig. 2).

    La aparicin de este mosaico supuso ampliar el corte para determinar la extensintotal del pavimento, aunque la presencia de acometidas en el lado izquierdo de lacalle hizo que la intervencin se centrase nicamente en la zona prxima a las casasdonde, al ampliar la excavacin, se exhum un nuevo fragmento del mosaico cortadopor dos silos o pozos ciegos, as como por las cimentaciones de las casas vecinas. Entotal, las dimensiones mximas del pavimento excavado son de 11m de largo por 4 mde ancho. No obstante, este pavimento musivo tiene su continuacin bajo el aceradoy las casas vecinas, a pesar de que en algunas zonas est cortado por varias zanjasprximas y apoya un muro que debi compartimentar posteriormente este amplioespacio.

    El pavimento musivo se adosa claramente al muro estucado formando una orla de76cm de ancho, donde se alternan motivos geomtricos, hojas de pelta realizadas conteselas irregulares de color blanco, negro y amarillo con tamaos entre 0, 90 y 1cm,as como cables simples enlazados formando figuras de tipo geomtrico con teselasblancas y negras que enmarcan motivos vegetales y figurados, entre los que hay queresaltar una cesta con frutas rodeadas de unas guirnaldas, bastante deteriorado,encontrndose perdida toda la parte central del motivo cortado por un pozo ciego osilo. Lo ms significativo de esta orla es la amplia gama de teselas de pasta vtrea,(verdes, amarillentas, rosceas, anaranjadas y rojizas de diversa tonalidad), utilizadasen su fabricacin, con un corte irregular para irse adaptando a la figura a representar.

    Cortado por una estructura contempornea destinada a evacuar las aguas residualesy un muro posterior de pobre fbrica se document los restos de una escena figuradade 3,66m de longitud, que ya ha sido objeto de estudios anteriores95, con la presenciade numerosos animales, bvidos y quidos pastando junto a una corriente de agua enun ambiente con vegetacin niltica de palmeras y plantas arbustivas, que sirven dealimento a estos animales. El autor del mosaico intenta recrear la corriente con laalternancia de teselas de pasta vtrea azulada y verdosa. Junto al ro o riachueloaparece una inscripcin realizada con teselas irregulares de 1cm de color azul.Resaltan las teselas de pasta vtrea de pequeo tamao (menos de 1cm) con las que

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  • estn hechos los cencerros que cuelgan del cuello de los animales. Un elemento quenos llam la atencin a la hora de realizar la intervencin arqueolgica, junto con lalimpieza del mosaico es la presencia de dos improntas de elementos metlicos junto aalgunos animales (Lms. VIII, 1 y X, 2). La forma era de difcil interpretacin, ya queaparecan muy deterioradas y cubiertas por las partculas procedentes de la oxidacindel metal, por lo que no puede aventurarse su pertenencia a un mueble.

    Junto a los animales destaca la figura femenina recostada y acompaada de sunombre, realizado ste en teselas de 1cm de color azulado de pasta vtrea, muyperdidas, an cuando han llegado hasta nosotros las improntas de la mayora de lasletras (Lm. IX, 1-2).

    En la zona central del emblema, muy afectada por las obras realizadas desdeantiguo, destaca la representacin de un recinto amurallado de forma circular, unaciudad, donde se dejan ver accesos adintelados junto a diferentes elementos urbanosvisibles desde diferentes puntos (Lms. VI, 1-2 y VII, 1). Los colores utilizados sonfundamentalmente el rojo, el amarillo y el azul. En esta misma zona apareci unfragmento con la figura de un ciervo realizada en teselas de diferente color y tamao,desde 0,3cm hasta 1cm, predominando las teselas de color marrn y rojizo.

    La calidad musiva del pavimento es muy discutible ya que est formado porteselas de forma irregular y de diferente tamao, cortadas algunas de ellas de formapoco cuidada. A pesar de lo cual el artista utiliz una amplia gama de teselas dediferente color para elaborar cada una de las escenas, introduciendo la pasta vtrea enla mayora de los motivos figurados y vegetales.

    Pensamos que el pavimento exhumado por nosotros en calle Sagasta en 2002 estasociado a los ya documentados con anterioridad en solares prximos y, a pesar deque estamos ante una porcin muy pequea de la estancia, ya que en la intervencinnicamente hemos podido determinar su anchura que es superior a 11m, debi cubrirel suelo de una habitacin de grandes dimensiones, una de las estancias msimportantes de la domus, posiblemente el oecus o tablinum, que a juzgar por lasuntuosidad del pavimento musivo y la decoracin de las paredes tuvo que tenerimportancia dentro del conjunto de la casa.

    Estamos ante una vivienda muy prxima al pomerium, en el interior de steadaptndose tanto al trazado de la muralla96 como a la fisonoma peculiar del trazadoviario97, que debi pavimentar varias de sus estancias con elementos musivos de tipogeomtrico y figurado, en torno a un peristilo que probablemente se encontrasedentro de la manzana de casas y que el pavimento tanto de Seleucus y Anthus98, ascomo el registrado en la intervencin del solar vecino en 198899, formasen parte delas cubicula y estancias que rodean a este espacio abierto.

    Con respecto al momento de realizacin de este pavimento, estamos antecontextos muy mezclados con cermica de diferente cronologa que va desde elperodo contemporneo hasta el romano. Estudios realizados en los mosaicos

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    (96) P. Mateos Cruz, El culto imperial en el llamado Foro Provincial de Augusta Emrita. El foro provincial de AugustaEmerita: Un conjunto monumental de culto imperial.Madrid 2007, p. 315.(97) A. Bejarano Osorio, El urbanismo en la zona este de la antigua colonia emeritense. 2008 (en p