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    arquiteturarevista

    Vol. 10, n. 2, p. 70-77, jul/dez 2014 2014 by Unisinos - doi: 10.4013/arq.2014.102.03

    1Este artculo forma parte del proyecto FONDECYT Regular n.1130457, Elite y visualidad en la Belle Epoque chilena. Artes decorativas yarquitectura como dispositivos de distincin social. En este estudio participan, adems de los autores, los co-investigadores Claudio Garrido yTomas Ariztia, y las ayudantes de investigacin Javiera Robledo y Javiera Castro.2En el contexto de este artculo, se entender por lite el sector social que, ya fuera por su capacidad econmica, por su estatus, por su influenciaen la vida poltica o por las funciones pblicas que pudiera desempear, constituye un estrato que participa de una situacin de privilegio en unmarco geogrfico determinado (Ponce y Amadori, 2008). En el caso especfico de Chile, habra que agregar que, segn Mara Rosaria Stabili, lalite estuvo caracterizada por la posesin de ciertos apellidos, de tierras cultivables (haciendo o fundo) y de antepasados que actuaron en favor dela Independencia nacional. Ver Stabili (2003).

    Palacio Vergara: lite y arquitectura

    en Santiago a fines del siglo XIX1

    Vergaras mansion: lite and architecture in Santiagoin the late 19thcentury

    Solne Bergot

    [email protected]

    Universidad Andrs Bello

    Enrique Vergara

    [email protected]

    Universidad Diego Portales

    Marcelo Vizcaino

    [email protected]

    Universidad Diego Portales

    RESUMEN A travs de este artculo se presentan los resultados pre-liminares de una amplia investigacin sobre lite y visualidad durante

    la belle poqueen Chile, tomando como punto de referencia al palaciocomo objeto de distincin social y su impacto en la conformacin denuevos barrios para la clase alta durante la segunda mitad del siglo XIX

    en Santiago, Chile. A partir del caso del palacio Vergara, construido

    alrededor de 1870, se analiza la arquitectura como referente simblicode representacin social de la lite y su relacin con la especulacin

    inmobiliaria, la que dio origen al sector conocido como Alameda surponiente, poniendo de manifiesto estrategias urbansticas ligadas a lasegregacin fsica y simblica entre los grupos sociales.

    Palabras clave: lite, arquitectura, urbanismo.

    ABSTRACT This article presents the preliminary results of an ex-tended research about the lite and visibility during the belle poquein

    Chile. The palace as an object of social distinction and its impact on thecreation of new neighborhoods for the upper class during the secondhalf of the 19thcentury in Santiago, Chile, has been used as reference

    point. Starting with the case of the Vergara mansion, built around 1870,

    architecture is analyzed as a symbolic example of social representationof the lite and their relation with real estate speculation. This gave rise

    to the sector known as Alameda sur poniente (South-West Alameda)and showed urban strategies connected to the physical and symbolicsegregation of social groups.

    Keywords: lite, architecture, urbanism.

    Introduccin

    El palacio Vergara, construido durante la dcada

    de 1870, tuvo un protagonismo central en el desarrollo yconsolidacin de un barrio que congreg a buena parte de

    la lite chilena durante la segunda mitad del siglo XIX. 2En este sentido, este caso constituye un ejemplo notablede estrategias especulativas que merecen ser estudiadas

    en profundidad, ya que muestran una lite que acta ac-tivamente en el marco urbano y simblico, otorgando a

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    la materialidad y la visualidad claves de presentacin yrepresentacin social.3De esta forma, la chacra Vergara,sobre la cual se edifica un palacio para luego ser loteada

    para levantar nuevas residencias, plantea varios aspectosntimamente relacionados que condicionaron el desarrollodel sector conocido como Alameda sur poniente. Poruna parte, se trata de la edificacin de una imponente

    residencia familiar de estilo neoclsico, referente culturalde las lites cosmopolitas de la poca en contraposicina las lites coloniales, lo que haca posible la distincinen el contexto local y la apropiacin de referentes estticosvalidados a nivel internacional. Por otra parte, este casoresponde a una operacin inmobiliaria exitosa y especula-tiva. Por ltimo, esta vinculacin entre arquitectura y de-sarrollo urbano traza los primeros indicios de una culturade consumo que le otorga a la materialidad y visualidadde la vivienda y los objetos decorativos un significadoestatutario, lo que supone una nueva forma de concebirla relacin entre riqueza, prestigio y su referente material

    en el espacio pblico, afectndolo y construyndolo bajonuevas claves de urbanismo moderno.A partir de este caso, se pretende demostrar la

    relacin entre un objeto arquitectnico y sus significadossociales, culturales y econmicos. De este modo, se dacuenta en un primer momento del contexto urbano deSantiago entre 1855 y 1880, para luego abordar la confor-macin de los terrenos que se fueron loteando despus dela construccin del palacio, mostrando as la evolucin del

    precio del metro cuadrado. Finalmente, se analiza la con-solidacin y las caractersticas arquitectnicas del barrio,que se desarrolla en funcin de la propuesta esttica del

    palacio que lo sita como un objeto de significacin social.

    Contexto y proceso de urbanizacin de

    Santiago (1855-1880)

    La segunda mitad del siglo XIX present un pro-ceso de urbanizacin acelerado de la ciudad de Santiagodebido en gran parte a la industrializacin y a la fuertemigracin rural. El aumento de la poblacin de la capital,de aproximadamente 67.439 habitantes en 1835 a 129.807habitantes en 1875, luego a 256.403 en 1895 (De Ramn,2000, p. 185), se dio a la par con cambios estructurales quese tradujeron en una mayor estratificacin social, lo que

    llev a modificar los patrones urbansticos de la ciudad.

    Esto se dio a partir de un doble mecanismo promovi-do por la lite emergente en Santiago. Por una parte, desde ladcada de 1840, el poder ejecutivo a nivel nacional y muni-cipal promovi una poltica de compra de terrenos alejadosdel centro de la ciudad sobre los cuales se edificaron reasverdes (Quinta Normal) y espacios de uso militar (Campode Marte), determinando de esta forma la planificacin

    de los ejes de desarrollo de la ciudad y revalorizando losterrenos comprendidos entre estos nuevos espacios urbanosy los limites efectivos de la ciudad. Por otra parte, los parti-culares, mayoritariamente miembros de la lite santiaguina,empezaron a lotear sus fundos y chacras para crear nuevos

    barrios, contribuyendo a los costos de infraestructura comopavimentacin, agua potable o alumbrado pblico, peroactivando tambin mecanismos de segregacin espacialinditos hasta las primeras dcadas de la Repblica, en unaciudad donde los distintos grupos sociales convivan mez-clados (De Ramn, 1985; De Ramn, 2000, p. 139-145).

    A la par con los mecanismos especulativos, esta

    estrategia respondi a un deseo de diferenciacin quepermiti visualizar y consolidar la posicin hegemnicade la lite sobre la sociedad en el plano poltico, eco-nmico y cultural, as como en el plano simblico. Eneste sentido, la construccin de palacios, es decir, demarcos de vida que rompieron con la tradicin colonialde la casa con patio y que adoptaron, no sin un procesode aculturacin, referentes arquitectnicos neoclsicos yeclcticos, constituy un smbolo de estatus destinado avisibilizar la pertenencia de una familia a un cierto sectorde la sociedad, con el cual comparta un estilo de vida, unconjunto de valores y coincidentes referentes culturalesy artsticos. A este respecto, no deja de ser curioso queno exista una definicin de qu puede considerarse o noun palacio, aunque la aplicacin del trmino palacio

    pareca anteceder a su construccin, lo que permite es-pecular que, como clasificacin, no contaba con ningnparmetro medible ms que el uso del rtulo atribuido porel mismo grupo social, y que fue ratificada en constantesmenciones de prensa, literatura y avisos comerciales, entreotros.4Los palacios en este contexto vinieron a configurarun nuevo escenario en el tratamiento de la relacin entre

    poder, materialidad y ciudad, lo cual impact, de maneraoperacional, en una nueva relacin con el suelo.

    Estos palacios, cuya tipologa es mucho menos

    estudiada que la de las viviendas populares,5

    se com-

    3A este respecto, es importante destacar que son muy pocos los autores que hacen referencia a este caso sin entrar en mayores detalles de su realalcance. Entre estos autores podemos sealar los siguientes: De Ramn (1985); Laborde (2004) y Len (1975).4Por ejemplo, en un nota corta publicada en el diario El Ferrocarrilde Santiago, del 5 de enero de 1870, se anunciaba que el seor Jos TomsUrmeneta piensa transformar su casa habitacin, situada en la calle de las Monjitas en un hermoso edificio de elegante arquitectura, que tendr alfrente hermosos jardines y una fachada que ser de las ms bellas y elegantes.5La vivienda popular del siglo XIX se divide en rancho, cuarto redondo y conventillo. Ver: Hidalgo et al. (2005). Mucho ms compleja esla tipologa de los palacios, que muestra distintos grados de aculturacin a modelos extranjeros. Por ejemplo, en su punto inicial (La Alhambra,1860), los palacios corresponden a una vivienda exclusiva de grandes dimensiones, con uso de elementos arquitectnicos neoclsicos o eclcticosen la fachada, pero con una planta similar a la de las casas con patio. Luego, a partir de 1870, presentan una fachada neoclsica pero la distribucinde los espacios interiores es parecida a la de los hoteles particulares parisinos. Luego, con la guerra civil de 1891 y la disminucin de las fortunas,evolucionan hacia una vivienda mixta que incorpora un primer piso de uso comercial.

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    plementaron con polticas de renovacin del espaciopblico de la ciudad y de las costumbres de la lite, quepermitieron a Santiago competir con otras ciudades deLatinoamrica por el ttulo de Pars americano. A esterespecto, es importante sealar que esta transformacinestuvo en sintona con los cambios urbansticos desarrolla-dos durante la intendencia de Benjamn Vicua Mackenna(1872-1875), que cont con la adhesin de buena partede la lite local, permitiendo dotar de monumentalidad alespacio pblico de la ciudad, en sintona con el modelourbano francs expresado en el Plan Haussmann, el cual

    postulaba la creacin de grandes paseos pblicos, grandesavenidas para permitir la dispersin rpida de las marchasy la relegacin a los espacios exteriores del proletariado.

    Estos cambios, que se originaron en un proceso demodernizacin de la infraestructura y una ampliacin delos lmites urbanos, no quedaron plasmados en un planregulador hasta 1960 (Plan Regulador Metropolitano deSantiago, PRMS 60), pero existe un nmero apreciable de

    mapas de la ciudad levantados durante el siglo XIX quepermiten apreciar el crecimiento de la ciudad y su progre-sivo desarrollo de barrios. En su mayora levantados porarquitectos franceses, o con gran influencia de la planime-tra francesa, muestran una creciente precisin tcnica, conlevantamiento topogrfico que resulta de mucho inters(Prez, 2002, p. 15-17). Por ejemplo, en un plano topogr-fico de 1856, elaborado por el arquitecto Pedro Prejean, la

    parte principal de la ciudad se concentra alrededor de laplaza de Armas, corazn religioso y cvico-poltico de laciudad colonial, en un radio de quince cuadras de oeste aeste y de diez cuadras de norte a sur. Por ende, la ciudad

    encuentra sus lmites con el ro Mapocho, la Alameda, laactual plaza Italia y la calle del colegio Agustino (actualcalle Agustinas). Se encuentra poco poblada entre su lmite

    poniente y la Quinta Normal, tambin entre la Alameday el Campo de Marte en su cuadrante sur-oriente, aunqueurbanizada en el sentido que se encuentran delimitadaslas cuadras y que las calles tienen nombres. Al contrario,el cuadrante sur-poniente, al igual que la zona ubicada alnorte del ro Mapocho, tambin conocida como Chimba,se encuentran fuera de la urbanizacin.

    En un plano-croquis de 1863, publicado por eldiarioEl Mercurio, aparecen los primeros indicios de laurbanizacin del cuadrante sur-poniente, con la delimi-tacin de las primeras grandes calles entre el camino dePadura (despus avenida Campo de Marte, actual Almi-rante Latorre) y la recin construida estacin de ferrocarril,inaugurada alrededor de 1857 con la primera lnea entrela ciudad de Santiago y la localidad de San Bernardo.6

    Aparecen, de norte a sur, dos grandes ejes perpendicula-res a la Alameda que empiezan a marcar la urbanizacindel actual barrio universitario: por una parte se abre lacalle del Portugus (actual calle Molina), por la otra lacalle Ugarte (actual calle San Ignacio). Lo interesanteen este caso es que la ubicacin de la calle del Portuguscorresponde al lmite oriente de la Quinta Meiggs, lo quenos indica un primer ndice de urbanizacin ligada a los

    primeros palacios, probablemente para facilitar su acceso.El siguiente plano, de autora de Ernesto Ansart,

    es de 1875, por lo que nos permite seguir la evolucin dela trama urbana, particularmente interesante en la medidaque Ansart fue un cercano colaborador de Benjamn VicuaMackenna durante su Intendencia y que su plano muestralos efectos de la transformacin de Santiago. Sin embargo,tratndose de un perodo de intensa urbanizacin, el hechode no contar con ms planos entre 1863 y 1875 constituye unimportante impedimento para medir los avances de la tramaurbana. No obstante esta limitacin, en el caso del cuadrante

    sur-poniente de la Alameda, se advierte la construccin deejes perpendiculares y paralelos a esta avenida, lo que, unidoa la apertura de la calle Ejrcito pensada por Vicua comoun boulevard, intensific el proceso de urbanizacin del

    barrio, promoviendo de esta forma la migracin de familiasde lite en este sector. Otro aspecto a destacar es el hecho deque bajo la intendencia de Vicua Mackenna se completa elhermoseamiento de la Alameda entre la calle San Franciscoy la Estacin Central, lo que aumenta el valor de los terre-nos de la avenida principal de la capital. En este sentido, elaumento del nmero de palacios ubicados en la Alamedaa partir de la dcada de 1870, con terrenos de mayores ex-

    tensiones que los que se ubican en las manzanas histricasde la ciudad, nos indica una disponibilidad de terrenos msamplios por ser menos urbanizados y ms baratos, pero conalta proyeccin de rentabilidad.

    El caso de la chacra de Francisco

    Vergara Rencoret7

    La chacra Vergara pertenece a la familia que le dioeste nombre, desde su adquisicin en 1828 por FranciscoVergara Seplveda. Al igual que sus vecinos, Vergaravendi la franja sur de la propiedad al Estado chileno en1843, para permitir la creacin del Campo de Marte (fu-turo Parque Cousio). Esta fue la primera operacin que

    permiti ver a los dueos del sector el aumento de valorde sus terrenos. Luego de la muerte de Vergara en 1854,la chacra fue adjudicada a su esposa Rosario RencoretCienfuegos,8empezando un proceso de loteo en 1863 que

    6No existe un consenso sobre la fecha exacta de la inauguracin, que oscila entre 1856, segn Recaredo Santos Tornero en Chile Ilustrado(1872),y 1861, segn Benjamn Vicua Mackenna en suPlan de Transformacin de Santiago(1872).7Francisco Vergara Rencoret (1830-1896). Abogado, agricultor y diputado por Talca para el perodo 1864-1867 por el partido Liberal. Se cas consu prima, Albina Vergara Donoso, con quien tuvo 20 hijos y de la que enviud el ao 1871.8CBR, Santiago, vol. 2, fs. 234, n. 601. La chacra se adjudic contra la suma de 56.741 pesos.

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    dur hasta 1871. En el transcurso de esta operacin, en1864, vendi una parte de la chacra (casa incluida) a suhijo, Francisco Vergara Rencoret, por la suma de 29.597

    pesos chilenos. Tres aos ms tarde volvi a vender a estemismo hijo otros sitios de la chacra, por un total de 9.075

    pesos, quedando todava algunas parcelas en su poder.9Si bien los documentos notariales de la poca indicansiempre las calles y los dueos de los terrenos que rodeanla propiedad que se adquiere, no siempre presentan unaubicacin exacta o un clculo de la superficie, datos vitales

    para entender el desarrollo del tejido urbano de la poca.Sin embargo, podemos establecer que la chacra Vergaraocupaba un cuadrante que tena por lmites la Alameda,la calle Castro, la calle Carreras y el Campo de Marte.En manos de Francisco Vergara y de Rosario Rencoret,ya pas por una primera fase de urbanizacin puesto quese abri el callejn Vergara, que no era ms que un sen-dero rural en sus inicios, alrededor de 1860 (Len, 1975,

    p. 83). Por otra parte, una primera fase de loteo, que im-

    plic 39 transacciones entre 1863 y 1865, permiti afinarestos avances, puesto que los documentos dan cuenta dela creacin de una nueva calle perpendicular a la Alameda(calle de Rencoret, actual Ejrcito Libertador) y de variosejes paralelos, que por ser todava muy secundarios, solose numeran. En ltimo lugar, obtenemos algunos primerosdatos sobre las superficies de los lotes enejados (entre591,3 m2 y 11.625,8 m2) y sobre el precio del m2, que oscilaentre 0,37 pesos/m2y 2,2 pesos/m2, con una tendencia pocomarcada, probablemente por la falta de datos seriales.10

    Hacia 1870, Francisco Vergara Rencoret destruyla casa original para levantar en su lugar un palacio de

    estilo neoclsico, ubicado en la avenida Alameda esquinade la calle Vergara.11A raz de la construccin, Vergara

    procedi a lotear los terrenos alrededor del palacio, hasta1890, fecha a la cual aparece registrada la ltima venta.El Conservador de Bienes Races guard registro de 25transacciones entre 1871 y 1890, con dos series de com-

    pras claramente identificables. En una primera serie de 12transacciones realizadas en 1871, se trata de sitios eriazoso no construidos de distintas superficies (entre 767 m2 y4.093 m2), ubicados en las calles Vergara y de Rencoret, oen los ejes perpendiculares (calle del Tres, calle del Cinco,calle del Seis, calle del Siete). El precio de venta del m2

    en estas transacciones vara entre 0,79 pesos y 1,54 pesos,con una serie de cuatro compras en 1,20 pesos/m2,lo queno representa un precio mayor en relacin con otros puntos

    perifricos de la ciudad en el mismo perodo.12Una segundaserie se vendi en 1874 (5 sitios), tambin de sitios eriazosen las calles Vergara y de Rencoret (ya renombrada EjrcitoLibertador), con superficies entre 889 m2 y 3.558 m2. Lointeresante en este caso es que el precio de venta por m2aument considerablemente, girando alrededor de 12,7

    pesos. Si en 1871 podemos pensar que el barrio presentabaun aspecto muy rural, las ventas de 1871, acompaadas

    por la construccin del palacio, dinamizaron las manzanasal punto de multiplicar por 10 el precio del m2. Para lastransacciones restantes, ya no son solos sitios, sino queaumenta el nmero de casas en venta, pero la ausencia dedatos sobre las superficies no nos permiti calcular el preciodel m2,aunque podemos suponer que sigui aumentando.

    Sin duda, el xito econmico del procedimiento

    permite pensar en el palacio como la gran proclama quecondensaba a la arquitectura como un nuevo paradigma

    9CBR, Santiago, vol. 19, fs. 100-101, n. 294. Estos sitios, ms una manzana, sumaban alrededor de 15.580 m2.10El precio promedio del ao 1863 es de 2,2 pesos/m 2 (una transaccin), 0,75 pesos/m2para 1864 (siete transacciones), 1,05 pesos/m2para 1865(siete transacciones) y 0,57 pesos/m2para 1868 (una transaccin). La crisis vivida por Chile a raz del conflicto con Espaa puede explicar la bajadaen el precio del m2observada en 1868.11Segn da cuenta el historiador Juan Mujica, la residencia tena ms de 60 habitaciones y fue inaugurada con una suntuosa fiesta que cont conla presencia del presidente de la Repblica, lo que hace suponer que este evento social pudo servir de promocin del nuevo barrio dentro de la lite.Ver: Mujica (1980, p. 385). El palacio, del cual no se han conservado planos, qued en manos de la familia hasta la muerte de Francisco VergaraRencoret en 1896. Fue adjudicado en 1897 a su hijo Ruperto Vergara Vergara (CBR, vol. 139, fs. 722, n. 1066), que lo vendi este mismo ao aDomingo Gamboa por la suma de 139.000 pesos (CBR, vol. 139, fs. 723, n. 1067).12Por ejemplo, los terrenos de las poblaciones del norte de la ciudad costaban alrededor de 1,50 pesos/m2 entre 1863 y 1872, pero alcanzaban 2,50pesos/m2para la poblacin Goycoolea, situada cerca del cerro San Cristbal.En cuanto a la poblacinUgarte, ubicada en las cercanas de la EstacinCentral, sus terrenos valan alrededor de 1,30 pesos/m2en 1863. Ver: De Ramn (1985, p. 275-276).

    Figura 1. E. Garreaud, Alameda, c.1875, CENFOTO--UDP.Figure 1.Garreauds photography, Alameda, c.1875,CENFOTO-UDP.

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    para la ciudad en expansin. De hecho, una fotografade alrededor de 1875 (Figura 1) muestra que el contrastede la residencia Vergara con su vecino (que ms tarde sedemoli para construir el palacio Aldunate) no estaba soloen el tamao, sino fundamentalmente en la decoracin.Esta exhibicin arquitectnica y ornamental responda a lainstalacin de un nuevo referente esttico y urbanstico quecomenzaba a ser deseable por parte de la lite de poca,transformndose de paso en un poderoso argumento parala compra de sitios en el sector.

    Alameda sur poniente como escenario de

    aspiraciones diferenciadas

    Si nos detenemos en el palacio mismo, vemos que,a primera vista, ocupaba la mxima superficie del terreno,llegando hasta la lnea de la vereda y con un retiro de

    balcn terraza. Responda a un dominante estilo neocl-sico, que ya haba sido empleado en obras semejantes enel sector, como el palacio de Eugenio Ossa ubicado en laAlameda esquina Dieciocho. Para este palacio se conti-nu empleando el lenguaje de obras previas, pero con la

    licencia que el eclecticismo otorgaba a las residencias, esdecir, omitir la simpleza y tosquedad de todas las formas

    preexistentes. Bajo esta premisa, la fachada (Figura 2)presenta un zcalo continuo rematado con una barandaque entreteje la terraza de borde. El acceso principal al

    palacio se organiza en una escalinata que recrea unaloggiaitaliana y, curiosamente, los muros del palacio no repitensu composicin con las mismas e importantes columnas,sino que el orden es establecido con las ventanas y porconsiguiente, es en cada vano donde se incluye un marcoa modo de portal con el remate del arquitrabe.

    La fachada del palacio, hacia la Alameda, fueposible de reconstruir a partir de una secuencia cronol-gica de fotografas y pinturas comprendidas entre 1880 y1907 (Figuras 3 y 4) que, a la vez, ponen en evidencia latransformacin estilstica del entorno a partir de su cons-truccin. A travs de las imgenes puede concluirse queel acento eclctico del palacio Vergara se resume en lasventanas. La decoracin marca las diferencias a grandesrasgos, por ejemplo entre el primer y el segundo piso, peroluego se advierte que las funciones de los ambientes tam-

    Figura 2. Reconstruccin grfica de la fachada del palacio Vergara, sobre la Alameda.

    Figure 2.Drawing of theelevation of theVergara palace atAlameda Street.

    Figura 3. Alberto Orrego Luco, Tarde en la Alameda(detalle), c.1895. Coleccin particularFigure 3.Alberto Orrego Lucos painting, Tarde en laAlameda (detail), 1895. Private collection.

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    bin se dejan en evidencia a travs de la ornamentacin.En este sentido, las decoraciones del prtico de entradadifieren de las que corresponden a ambientes adyacentes.Por su parte, las ventanas de la esquina poseen tamaos y

    proporciones distintas, adems de incluir elementos deco-rativos diferentes a los de las otras fachadas, como ms

    molduras y mnsulas. En resumen, las operatorias estticaseclcticas del perodo buscaban recargar la decoracinpara diferenciarse (Gutirrez y Gutirrez, 2000, p. 166).

    Con esta secuencia de imgenes se demuestra quela edificacin del palacio Vergara (como sus pares ante-riores) marc un hito social en un Santiago que parecadespegarse cada vez ms del colonialismo espaol,

    porque mostr formas arquitectnicas inditas y complejaspara el entorno, en una ciudad dependiente econmica yculturalmente, que aspiraba a transformarse en una urbe alo europeo. Por cierto, es un ejemplo varias veces repetido

    Figura 4. Carlos Brandt, Postal del Palacio Vergara,c.1907. Archivo particular.Figure 4.Carlos Brandts photography, Postal del PalacioVergara, c. 1907. Private collection.

    Figura 5. Plano sntesis que destaca los palacios con relacin a los espacios deuso pblico y la Alameda (1860-1920).Figure 5.Summaryplan that highlights the palaces in relation to public spacesand theAlameda, (1860-1920).

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    en otras obras en ciudades como Ro de Janeiro o BuenosAires. Sin embargo, y de manera especial, se puede afirmaruna sustancial diferencia, puesto que en Chile el eclecti-cismo fue utilizado como soporte visual aparente a unavivienda producto de la ms desenfrenada especulacin:las llamadas cits13en Santiago (Goldemberg, 1995, p. 13)

    .

    Ms all de los negocios inmobiliarios concretados,el palacio Vergara, al igual que los otros palacios de este

    periodo, defina la distancia entre sus dueosla liteyel resto de la sociedad chilena, expresada en la construccinde las fachadas. En consecuencia, las calles de este nuevotrazado urbano estaban destinadas a constituirse en uno de los

    principales escenarios de representacin, donde los edificiosdialogaran de igual a igual entre s, conformndose en unaorquesta cuyos instrumentos logran armonizarse. As, la

    distincin cobrara un efecto multiplicador en la ciudad, pu-diendo las calles transformarse en un juego de espejos, dondese reflejara y reconocera la lite santiaguina. En este sentido,la construccin de los palacios, al igual que otra estrategiadistintiva, tambin es un gesto de asimilacin de los pares,reales o aspiracionales, en la medida de que no solo produceuna diferencia con otras construcciones sino que construyeuna frontera simblica entre un nosotros y un otro.

    Curiosamente, la paulatina construccin de pa-lacios fue sucediendo sobre ejes perpendiculares a laAlameda, generando nuevos barrios, como lo son, entreotros, Dieciocho y ms tarde Ejrcito (Figuras 5 y 6).

    Bajo esta lgica, la calle Ejrcito pudo haberalcanzado un resultado fastuoso, donde se pudieronreplicar ms palacios hacia el sur, tal como el conjuntoque conformaban las construcciones ubicadas en laAlameda, como por ejemplo las fachadas del palacioVergara y del palacio Aldunate. Sin embargo, la Figura1 muestra una lenta conformacin de este barrio y unaan ms lenta secuencia temporal de palacios levanta-dos, que se demora casi cincuenta aos en materializarsolo tres ejemplos (palacio Zenteno, 1886; palacioAldunate, 1895; palacio Piwonka, 1917). Por ende, las

    otras viviendas que se edificaron a lo largo de esta calledurante este medio siglo conformaron una continuidadno tan ostentosa de arquitecturas en cuanto a decoracinde sus fachadas, como las residencias promotoras,sino que mostraron una racionalizacin de las formasque, elocuentemente, adhiri a las ideas racionalistaso funcionalistas que fueron dejando al eclecticismo enel olvido.

    13Pequeas viviendas de una o dos plantas que ventilaban a estrechos espacios de uso comn y que contaban con patios individuales mnimos. Estatipologa posibilitaba edificar, con alta densidad, la manzana en su totalidad.

    Figura 6. Plano de conformacin de los barrios en funcin de la concentracin de los palacios enejes perpendiculares a la Alameda (1870-1918).Figure 6.Plan of the structure of the neighborhoods based on the concentration of mansions on

    perpendicular axes of theAlameda (1870-1918).

  • 7/25/2019 Palacio_Vergara_elite_y_arquitectura_en.pdf

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    Bergot, Vergara e Vizcaino | Palacio Vergara: lite y arquitectura en Santiago a fines del siglo XIX

    Arquiteturarevista, vol. 10, n. 2, p. 70-77

    Conclusiones

    Gracias a un exhaustivo anlisis de los registrosnotariales de compraventa de sitios de la poca, fue

    posible determinar los reales alcances de una operacininmobiliaria que se materializ en uno de los principalesreductos de la lite de finales del siglo XIX y principiosdel XX. De este modo, los palacios impactan tanto enel desarrollo urbano como en una nueva relacin eco-nmica con el suelo, convirtindose en lo que podemosdenominar polos de desarrollo. As, la plusvala delsector y el loteo pueden considerarse como elementos

    profundamente modernizadores, los que en su expresindan a la estratificacin social una dimensin simblica ymaterial. Sin embargo, puede haber existido un desfaseentre las expectativas del proyecto y su concrecin, puestoque solo se contabilizaron tres residencias que calzabancon la denominacin de palacio a finales de la dcadade 1910. En el caso particular del palacio Vergara, este se

    conforma en sus efectos, ms que en su intencin, comouna nueva forma de tematizar el espacio urbano, como uncampo fsico de expresin de la influencia y poder social.

    En trminos estrictamente arquitectnicos, esinteresante destacar que la suntuosidad de del palacioVergara contrastaba con el resto de la ciudad que seconstrua conjuntamente, dejndonos frente a un caso dedialcticadiscordante(Segre, 1986, p. 193). Por ende,

    podemos suponer que la lite santiaguina ahond en suspropios intereses econmicos y aspiraciones estilsticasdiferenciadoras, omitiendo fomentar en los profesionalesextranjeros que contratabauna verdadera transformacin

    funcional de sus viviendas,14 como tampoco reconocernuevos materiales y sus potencialidades tcnicas.15Portanto, la morfologa culminaba en cierta anarqua com-

    positiva, incluyendo en los palacios elementos comobvedas islmicas, frontis griegos y mansardas france-sas, mientras que la organizacin espacial segua, en un

    principio, una tradicional secuencia de patios rodeados deambientes.16En otras palabras, la dialctica entre la tcnicay los contenidos ideolgicos mantena una encrucijada:se continuaban repitiendo materiales y tcnicas propias,acuando formas ajenas de un pasado que no heredaron,sino que se apropiaron (Bergot, 2009).

    Referencias

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    WAISMAN, M. 1990.El interior de la historia. Bogot, Escala, 141 p.

    Submetido: 23/05/2014

    Aceito:25/11/2014

    Solne Bergot

    Universidad Andrs Bello

    Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales

    Fernndez Concha 700, Las Condes, 7591538, Santiago, Chile.

    Enrique Vergara

    Universidad Diego Portales

    Facultad de Arquitectura, Arte y Diseo

    Repblica 180, 8370074, Santiago, Chile

    Marcelo VizcainoUniversidad Diego Portales

    Facultad de Arquitectura, Arte y Diseo

    Repblica 180, 8370074, Santiago, Chile

    14Marina Waisman, entre otros autores, afirma que la tipologa de la vivienda durante la belle poqueen Latinoamrica sigui conservando la mismatipologa funcional que su antecesora, cambindose nicamente la fachada, como se puede apreciar, en Santiago, en el ejemplo del palacio de LaAlhambra. Ver: Waisman (1990, p. 76).15Por ejemplo, no es sino hasta 1917 que el hormign armado comenz a ser utilizado en Chile, siendo el Club de la Unin, inaugurado en 1925,el primer edificio en emplearlo.16Ejemplos de esta tipologa hbrida se pueden apreciar en el libro recopilatorio de Imas y Rojas (2012).