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Profonde Pasquín sin posibilidades dedicado a la Magia Ilusionista -------------------------------------------------------------------------- Enero 2005 Año 1 Nº 0 -------------------------------------------------------------------------- Primeras Palabras omo es evidente, este Pasquín no tiene ninguna pretensión editorial grandilocuente. Ante todo reconoce sus limitaciones pero también sus deseos: desarrollar los vicios  y amores de quien esto escribe: el periodismo, la comu- nicación y, por sobre todas las cosas, la Magia . Confieso que todas esas cuestiones están revestidas de una cierta idealización ro- mántica: la idea del periodista sentado en su penumbrosa habitación y escribiendo a máquina; las iniciativas de jóvenes escrito- res que publicaban sus textos en periódi- cos pegados a la pared; las tertulias parisi- nas y los utópicos vanguardistas del arte que en un modesto café, con modestas ropas y escasos recursos, escribían sus manifiestos; los desconocidos magos que escribieron sus opiniones en pequeños artículos y qu e so lo mucho tiempo des- pués, fueron reconocidos por sus virtudes intelectuales. Es posible que haya una especie de me- tonimia en todo esto, es decir, un secreto anhelo de comenzar por el efecto para lograr la causa; digamos, volverse loco para pintar como Van Gogh o quedarse sordo para componer como Beethoven.. Alejan- dro Dolina imagina un humilde escritor que no encuentra otro medio para expresar sus ideas que infiltrándose en las instrucciones de un jabón para lavar la ropa. Me temo que esto, en realidad, no es más que un plagio a esas caducas, humildes y nobles intenciones. Quiero cumplir declarando la inutilidad de estas páginas. El poseedor de estas minu- cias no podrá hacerse acreedor a descuen- tos en farmacias o heladerías, ni mucho menos sentir alivio a dudas importantes. No obstante, esta inutilidad que es impla- cable, no es desalentadora. Paul Auster , asegura que todo escritor siente que lo que hace es  completamente inútil’ . “¿Cómo no sentirlo? — dice-. Con todas las cosas terri- bles que pasan en el mundo, todo lo que nos apena y nos enfurece, y uno ahí, escri- biendo libritos que parecen no tener el menor efecto sobre nada. (...) Y sin embar- go creo que el verdadero poder, la verda- dera belleza del arte está precisamente en su inu ilidad. Porqu e el a rte son los seres human os en el co mo de s u human dad, y olvidar esa parte de nosotros mismos es  perde lo más interesan e y valioso que tenemos ”. t l i r t  Soporte  En estos tiempos, es más fácil utilizar co- mo soporte el espacio digital que el ‘mate- rial’. No obstante, he decidido utilizar el papel por aquella idealización romántica a la que hacía referencia. A mi entender, el papel posee cierta legitimidad y perdurabi- lidad que la virtualidad no posee. Una de las principales críticas que han recibido todos los medios de comunicación en todas sus expresiones, ha sido lo que el comunicólogo Mario Kaplún denominó falta de “autogeneración de mensaje s”; es decir,

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ProfondePasquín sin posibilidades dedicado a la Magia Ilusionista

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Enero 2005 Año 1 Nº 0

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Primeras Palabras

omo es evidente, este Pasquín notiene ninguna pretensión editorialgrandilocuente. Ante todo reconoce

sus limitaciones pero también susdeseos: desarrollar los vicios  y amores dequien esto escribe: el periodismo, la comu-nicación y, por sobre todas las cosas, la

Magia.Confieso que todas esas cuestiones están

revestidas de una cierta idealización ro-mántica: la idea del periodista sentado ensu penumbrosa habitación y escribiendo amáquina; las iniciativas de jóvenes escrito-res que publicaban sus textos en periódi-cos pegados a la pared; las tertulias parisi-

nas y los utópicos vanguardistas del arteque en un modesto café, con modestasropas y escasos recursos, escribían susmanifiestos; los desconocidos magos queescribieron sus opiniones en pequeñosartículos y que solo mucho tiempo des-pués, fueron reconocidos por sus virtudesintelectuales.

Es posible que haya una especie de me-tonimia en todo esto, es decir, un secretoanhelo de comenzar por el efecto paralograr la causa; digamos, volverse loco para

pintar como Van Gogh o quedarse sordopara componer como Beethoven.. Alejan-dro Dolina imagina un humilde escritor queno encuentra otro medio para expresar susideas que infiltrándose en las instruccionesde un jabón para lavar la ropa. Me temoque esto, en realidad, no es más que unplagio a esas caducas, humildes y noblesintenciones.

Quiero cumplir declarando la inutilidad deestas páginas. El poseedor de estas minu-cias no podrá hacerse acreedor a descuen-

tos en farmacias o heladerías, ni muchomenos sentir alivio a dudas importantes.No obstante, esta inutilidad que es impla-cable, no es desalentadora. Paul Auster ,asegura que todo escritor siente que lo quehace es ‘ completamente inútil’. “¿Cómo nosentirlo? — dice-. Con todas las cosas terri- bles que pasan en el mundo, todo lo quenos apena y nos enfurece, y uno ahí, escri- biendo libritos que parecen no tener elmenor efecto sobre nada. (...) Y sin embar- go creo que el verdadero poder, la verda- 

dera belleza del arte está precisamente en su inu ilidad. Porque el arte son los sereshumanos en el co mo de su human dad, y olvidar esa parte de nosotros mismos es

 perde lo más interesan e y valioso quetenemos ”.

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 Soporte 

En estos tiempos, es más fácil utilizar co-mo soporte el espacio digital que el ‘mate-rial’. No obstante, he decidido utilizar el

papel por aquella idealización romántica ala que hacía referencia. A mi entender, elpapel posee cierta legitimidad y perdurabi-lidad que la virtualidad no posee.

Una de las principales críticas que hanrecibido todos los medios de comunicaciónen todas sus expresiones, ha sido lo que elcomunicólogo Mario Kaplún denominó faltade “autogeneración de mensajes”; es decir,

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la imposibilidad de discutir temas propues-tos por los oyentes, lectores o televidentes.Esta ausencia del receptor en la constitu-ción de la ‘agenda setting’, desapareció conInternet. Cualquiera, con mínimos conoci-mientos, puede crear un sitio y un lugar de

discusión sobre cualquier tema o participar,sin la menor dificultad, de la discusión deotro. No obstante, lamentablemente, estavirtud ha degenerado en exceso y no sóloaparecen publicados informaciones ave-rrantes (pornografía infantil, fabricación dearmas...) sino que ha facilitado la sensaciónde que, como dice el tango, “cualquier ca-catúa se sueñe con la pinta de Carlos Gar-del”. No digo que libros, periódicos, revistas,panfletos, pancartas y pasquines sean in-munes a esas cosas (quizás esto no es más

que una prueba de ello) pero me gustasuponer que adentrarse en un emprendi-miento gráfico exige cierta dificultad filtra-dora que el mundo virtual no posee. Comomínimo, mantiene ese espíritu románticodel principio; se escribe en este soportecomo quien se viste de gala anhelando laelegancia del pasado; se escribe en estesoporte como quien prefiere todavía elvértigo del rechazo cara a cara a la seduc-ción de los mensajes instantáneos.

Temas

Los temas a los que haremos referenciason absolutamente subjetivos. La mayoríade ellos tienen inquietudes históricas yteóricas y referirán a personajes y épocasdel pasado que particularmente me llamanla atención. La presencia de trucos o efec-tos será absolutamente escasa e, incluso,habrán textos que ni siquiera referirán ex

plícitamente a la Magia  (lo remarco paraque no se asusten en el futuro al encontrar

cosas aparentemente incoherentes). Esdecir que la mezcolanza criolla de la queestamos hechos, no podrá ser evitada; demodo que las tangueras expresiones “labiblia junto al calefón ” y “mezcla rara de

 penúltimo linyera y de primer polizón en elviaje a Venus ” son bien explicativas de estehumilde emprendimiento. No caben dudas,además, que las mejores consideraciones

vendrán de la mano de los cronistas y edi-torialistas invitados que, hay que decirlo,no serán muchos y no por deseo personalsino por su buen criterio.

Por todo lo dicho, mi estimado lector,habrá notado que la única virtud de estas

páginas se desprende de su acción: la no-bleza de haber adquirido Profonde acabade hacer un poco más feliz a una persona.

Por último, unas palabras sobre el título.Como podrán advertir, Profonde   hace

referencia al famoso y útil accesorio quelos magos del pasado utilizaban en susvestimentas (y que hoy, por adaptación ala moda, ha devenido en Topit). De la mis-ma manera, la expresión francesa sugierela noción de  profundidad  que sin duda noalcanzaremos a pesar de desearlo. No obs-

tante, cada palabra de cada artículo tendráimplícita esa ambición de profundidad, eseanhelo de atender los asuntos que justifi-can a la Magia como Arte y, por lo tanto,como una práctica comunicacional. Esperoquede clara la modestia con las que esaspretensiones son escritas, entendiendomodestia no como una virtud, sino como lasimple conciencia —e implacable evidencia-de que hay muchos mejores que uno. Enesta ambición y en esta búsqueda, no al-canzaremos como resultado nada más allá

que la sensación de que algo estuvo porrevelarse. Naturalmente esa sensacióncaducará al instante, aunque no desalenta-rá el proyecto.

La música, los estados de felicidad,la mitología, las caras trabajadas porel tiempo, ciertos crepúsculos y cier-tos lugares, quieren decirnos algo, oalgo dijeron que no hubiéramos de-bido perder, o están por decir algo;esta inminencia de una revelación,

que no se produce, es, quizá, elhecho estéticoJ.L.Borges.-

Desde ya, muchas gracias.Roberto Mansilla.-