Rabossi E Etica y Sociedad 1

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    Rabossi, E. (1988) tica y sociedad

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    tica y Sociedad

    Eduardo Rabossi

    (Presentado en el II Encuentro Hispano-Mexicano de Filosofa Moral y Poltica. Instituto deFilosofa CSIC, Madrid, 1988.

    El tema que voy a encarar es muy amplio. Tan amplio que invita a caer en generalidadeso, por va de reaccin, a elegir un tema muy especfico de acuerdo a preferencias personales.

    Debo confesar que me debat varios das entre estos extremos, hasta que decid un caminoalternativo. Eleg tres afirmaciones que explicitan el carcter social de la moral y me propusereflexionar sobre ellas. Las afirmaciones son:

    (A) Toda moral es un fenmeno de carcter social.

    (B) En todo grupo social hay (una) moral (al menos).(C) Toda moral est socialmente condicionada.

    Lo que ofrezco es, en el mejor de los casos, un conjunto de notas que merecen, sin duda,una elaboracin ms acabada. Pero hay algo que subyace a estas notas y que vale la penadestacar desde un principio. Por un lado, el intento de desarrollar un enfoque naturalista delcarcter social de la moral (uso naturalismo en el sentido en que Strawson, recientemente, haempleado el trmino). Por otro lado, el intento de lidiar una vez ms con el problema delrelativismo. Es claro que un enfoque de tal tipo pretende oponerse a los fundamentalismos enboga y da pie a un replanteo de la trillada oposicin entre relativismo y absolutismo morales.

    Las notas que siguen tienen sentido dentro de un programa terico que se proponga

    consolidar esos dos intentos.

    I

    (A) Toda moral es un fenmeno de carcter social.

    Creo que no es difcil concordar en cuanto a la verdad de esta proposicin. No es tanfcil, en cambio, ponerse de acuerdo en la evaluacin de su importancia terica. Muchosfilsofos dan por sentada su verdad, esto es, la consideran una verdad trivial. Yo me encuentroentre los que piensan que su trivialidad es slo aparente y, por ello, sumamente engaaosa. Apoco que reflexionemos lo que implica realmente el carcter social de toda moral, se hacenpatentes varias consecuencias que distan, por cierto, de ser triviales. He aqu algunos ejemplos.

    Primero, cuando se atribuye carcter social a toda moral, esa atribucin no reviste uncarcter accidental. Tampoco reviste el carcter de una propiedad universal, aunque contingente.Se trata, en realidad, de una atribucin ms fuerte, a saber, de la atribucin de una propiedadesencial y constitutiva.

    Aclaremos esto. Quiero decir, por un lado, que cuando decimos de un juicio, de una

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    actitud, de un sentimiento, de un razonamiento, de una evaluacin, etc., etc., que es moral,presuponemos, necesariamente, un mbito subyacente de relaciones sociales, de discrepanciassocialmente expresadas, de obligaciones socialmente impuestas, de metas sociales, etc.

    Pero tambin quiero decir, por el otro lado, que es slo en conexin con esas relaciones, roles,conflictos..., etc., morales, sociales que los juicios, las actitudes, los sentimientos..., etc., moralesadquieren significacin. Con otras palabras, el carcter social es una condicin necesaria de todamoral, en el sentido mnimo de que no existen morales fuera de mbitos sociales. Pero el nexoentre la moral y lo social es ms fuerte que eso: se trata en realidad de un nexo conceptual en elsentido de que no es posible conceptualizar algo como una moral, sin emplear de manera crucialcategoras sociales.

    Segundo, si el carcter social es constitutivo de toda moral, se sigue que los fenmenosmorales poseen caractersticas propias de los fenmenos sociales. Esto significa, por una parte,que los fenmenos morales involucran transacciones intrapersonales, prcticas institucionalesestablecidas, ejercicio de roles predeterminados, pautas discursivas compartidas, criterios

    comunes de evaluacin, criterios comunes de relevancia prctica, marcos valorativos asumidos,etc. Pero eso tambin significa, por otra parte, que toda moral es pblica; que toda moral poseeel rasgo de publicidad que caracteriza de manera paradigmtica a lo social.

    Tercero, el carcter pblico de toda moral involucra a su vez que entre sus protagonistasse dan concordancias bsicas, esas concordancias abarcan (a) aspectos ms o menos extensos desus modos de vida, (b) bienes, actitudes, acciones, etc. Que admiten como valiosos o comodisvaliosos, (c) criterios para la aplicacin de los conceptos relevantes, (d) criterios para laadmisibilidad de excepciones, de excusas, de asignacin de responsabilidades, etc.

    A esas concordancias no se arriba por va de ningn procedimiento discursivo y/oelectoral. Es decir, que existan esas concordancias no implica que existan mecanismosexplcitos o implcitos de consulta, maneras de expresar formal o informalmente eventuales

    asentimientos o rechazos, o maneras de acatar formal o informalmente la supuesta opininmayoritaria. Hay algo absurdo en la idea misma de que pudieran darse estas posibilidades. Locierto es que no decidimos ser protagonistas de una moral. Tampoco decidimos concordar en susaspectos fundamentales. Ocurre, simple y sencillamente, que nuestra experiencia vital apareceteida de una dimensin peculiar: la dimensin moral. Su pervivencia es funcin de ciertasconcordancias bsicas que, casi siempre, nos pasan desapercibidas. Nada hay de extrao en todoesto. Ocurre con una moral lo que ocurre con un lenguaje (materno, se entiende). No decidimosaceptarlo. Consiguientemente no decidimos concordar con los dems acerca de su estructurasintcticas, de su lxico, de sus distinciones categoriales, de sus modalidades comunicativas, etc.Nos pasa, sencillamente, que nos encontramos hablndolo, comunicndonos con nuestros

    semejantes. La posibilidad misma de esa comunicacin se debe, entre otras cosas, a quecompartimos un mundo de presupuestos comunes.Cuarto, estas concordancias bsicas hacen posible que los agentes morales discrepen

    entre s. Advirtase que no hay en esto paradoja alguna. La posibilidad misma de discreparrequiere necesariamente una porcin aceptable de concordancias previas. Cuando discrepamoscon alguien acerca de la decisin de Juanita de abortar, de la relevancia moral de cierta excusa encierta situacin, o de lo que debe hacerse moralmente en determinado contexto, por ejemplo, y

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    nos embarcamos en una discusin (es decir, nos involucramos en una situacin dialgicacompetitiva que supone ponderaciones fcticas, alegaciones de razones, apelaciones afectivas,etc.), toda la situacin presupone un mbito extenso de concordancias. Por ejemplo,

    concordancia acerca de a qu llamar aborto o excusa, o a qu considerar debido yobligatorio; concordancia acerca de la delimitacin del mbito fctico relevante; concordanciaen cuanto a qu tipo de razones son alegables, etc. En este sentido, una discusin moral no tieneninguna peculiaridad especial respecto de otro tipo de discusiones.

    Es importante distinguir (a) el tema de la existencia de concordancias como posibilidadde que haya discrepancias, de (b) el tema de cmo resolver las discrepancias, cuando semanifiestan en una discusin. Est claro que ambos temas son distintos. Que yo convenza a miinterlocutor, o que l me convenza o lo que es ms probable, que no nos convenzamos el uno alotro, son resultados posibles de la situacin dialgica competitiva en la que consiste,paradigmticamente, toda discusin.

    Por supuesto que el nmero de discrepancias no resueltas tiene importancia para el grupo

    social. Y es una cuestin emprica sobre la que, por tanto, es intil pronunciarse a priori, ladeterminacin del grado en que una moral puede tolerar discrepancias no resueltas. Pero es claroque una respuesta interesante a este problema debe tomar en cuenta el efecto que una posiblegeneralizacin de las discrepancias puede tener en la estabilidad de la moral en cuestin y,consiguientemente, en la realizacin de sus fines especficos: digamos, regular elcomportamiento de los miembros del grupo social correspondiente, con miras a paliar lasconsecuencias indeseables de la condicin humana.

    Quinto, si una moral es constitutivamente pblica se sigue que no hay morales privadas,en un sentido tcnicamente excitante de privadas. Y esto significa que no hay manera deconcebir, y mucho menos de practicar, una moral privada, es decir, una moral que resulteindependiente -desde un punto de vista conceptual de toda moral social.

    Por cierto que la negacin de la hiptesis de que puede haber morales privadas no toca eltema, distinto, del carcter personal, del sello personal que cada uno puede otorgar y, quiz,conviene que otorgue a la moral (o las morales), que le ha tocado en suerte vivir. Tampoco tocael tema del inmoralismo, el reformismo moral o, an, el del amoralismo. El inmoral es un agentemoral que agrede, consciente o inconscientemente, algn tracto de una moral. El reformistaintenta cambiarlo. El amoralista, a su vez, es un prudencialista extremo que valora, por encimade todo, su propio inters. Sea como fuere, lo cierto es que la posibilidad misma de concebir yde practicar formas de inmoralismo, de reformismo o de amoralismo, supone necesariamente laexistencia de una moral (social).

    No es difcil imaginar un argumento a la Wittgenstein que pruebe la imposibilidad deuna moral privada. Ello equivaldra a afirmar la imposibilidad de una moral que slo sea tal parael agente moral en cuestin y que carezca de significatividad para los dems agentes morales.Glosando a Wittgenstein podra decirse que una moral tal carecera de significatividad para supropio cultor.

    Como se puede apreciar, si tomamos a (a) en serio, se siguen consecuencias que no sonnada triviales; consecuencias importantes para la reflexin terica acerca de la moral.

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    II

    (B) En todo grupo social hay (una) moral (al menos).

    A menudo, uno est tentado a pasar de (A) a (B). Pero es una tentacin peligrosa. Por unlado, es evidente que (A) y (B) no se implican pero, adems (y esto es menos evidente), (B)posee un status que requiere aclaracin. Advirtase que si la consideramos verdadera sin ms(algo que nos conduce a la mentada tentacin), es porque hemos practicado un tpico cortedefinicional: hemos decidido que la existencia de (una) moral (al menos) en todo grupo social esuna nota definitoria de grupo social (o de sociedad, o de comunidad social, o de cultura, etc.). Deello resulta que no reconoceremos a algo como a un grupo social, si no posee (una) moral (almenos). Ahora bien, como los cortes definicionales no son salvo en circunstanciasexcepcionales recursos metodolgicos vlidos, lo mejor es atribuir a (B) el carcter de unenunciado fctico con contenido emprico.

    Cuando se considera a (B) de esa manera, no resulta nada obvio que la existencia demorales sea, o tenga que ser, un fenmeno universal. Es perfectamente posible que un gruposocial decida regular y, consiguientemente, controlar las consecuencias indeseables de lacondicin humana, apelando a estrategias diferentes a las de una moral estndar. Este es el caso,por ejemplo, en las sociedades fuertemente teocrticas. Pero si esto es as, entonces se plantea lacuestin de cmo reunir la informacin relevante para arribar a una generalizacin empricaadecuadamente fundada. Esta tarea supone, antes que nada, fijar criterios para la existencia deuna moral (M) en un grupo social (GS). A partir de all cabe fijar criterios de identidad de unamoral en un grupo social. El primer grupo de criterios servir para decidir si hay o no hay una Men GS. Si la hay, el segundo grupo de criterios servir para decidir cmo es la M en GS.

    En realidad, la cuestin es mucho ms compleja de lo que parece. Permtaseme mostrarlo

    en una breve ejercitacin.Supongamos que se nos invita a participar en una excursin cientfica a un remoto rincn

    de la Amazonia para estudiar una tribu prcticamente incontaminada de influenciascivilizatorias. Contamos con la ayuda de un lenguaraz, y se nos asigna la misin de determinarsi hay algo en la tribu que pueda llamarse moral y, en caso afirmativo, cmo es.

    Descuento que lo primero que haramos sera disear nuestra investigacin y a tal efectotendramos que decidir qu es lo que vamos a buscar, tal que su hallazgo nos convenza de quehay una moral en la tribu. Supongo que alguien sugerira prestamente: Normas, busquemosnormas; por supuesto que normas de cierto tipo: digamos categricas y autnomas; y veamosluego las sanciones: si son descentralizadas o no, etc. Es posible que otros sugieran unaestrategia ms elaborada: El discurso, prestemos atencin a lo que dicen y estemos preparados adetectar si en algn momento se dan, conjuntamente, una funcin prescriptiva, con universalidad,con relevancia suma. Otro podr decir: Propiedades, busquemos las propiedades sui generis alas que la semntica de su discurso les compromete. Otro podra sugerir: Los contenidos:prestemos atencin a los contenidos, a cmo reaccionan ante el homicidio, la mentira, eladulterio, el amor al prjimo; consideremos si su reaccin es positiva o negativa, etc.

    Ninguna de estas propuestas o algunas otras fcilmente imaginables nos servirn de

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    mucho. El buscador de normas precisa de un criterio de existencia de una norma moral y, entanto s, tal criterio de existir no constata normas sino regularidades de comportamiento queson una cosa distinta de lo que l busca. Adems, como una moral no es cuestin de normas, en

    el sentido que la concepcin judicial de la moral lamentablemente tan difundida quiere que losea, el criterio sugerido no sirve. A su vez, el analizador del lenguaje moral precisa resolver deantemano la cuestin del contenido de una moral. Es factible que se den los rasgos formales quel anuncia en mbitos que, intuitivamente, no consideraramos morales. Tampoco nos ayuda elpostulador de semnticas realistas (qu buscaramos en el mundo correspondiente a la semnticade nuestra tribu?). Y mucho menos nos ayuda el buscador de contenidos porque su eleccin delos contenidos relevantes siempre estar etnocntricamente influida y, en consecuencia, carecerde la neutralidad necesaria.

    Una sugerencia mucho ms plausible que las anteriores es esta: (a) pensar que toda moralsupone el juego de cuatro componentes, al menos, a saber:

    - un componente psicolgico, que incluye rasgos de carcter, sentimientos, motivaciones

    deseables/indeseables,- un componente formal que abarca rasgos como prescriptividad, universalidad,

    relevancia suma,- un componente interaccional, que incluye la valoracin tipos de acciones, la regulacin

    de lo prohibido/permitido, la consideracin de los intereses de las personas involucradas (conposible desmedro del propio inters),

    - un componente comunicacional, que incluye instrumentos lingsticos adecuados (porejemplo un lxico propio aceptable) y mecanismos discursivos relevantes;(b) pensar que estos componentes tienen sentido en tanto estn estructurados para el logro de unobjetivo general: paliar las consecuencias indeseables de la condicin humana.

    Supongamos que concordamos en estos criterios. Supongamos que nos dirigimos a la

    Amazonia y tenemos xito: determinamos que los miembros de la tribu en cuestin tienen unamoral. Supongamos, adems, que entonces encaramos la tarea adicional de describir los aspectosprocesales y de contenido de esa moral, es decir, que aplicamos subsiguientemente nuestroscriterios de identidad de una moral. (Aclaro que no los voy a describir aqu, aunque resulta deinters sealar que un ingrediente importante de estos nuevos criterios es el que se denominarcomponente operacional referido a los grados de vigencia de la moral establecida, al porcentajede discrepancias, a la posibilidad de planes de vida, etc.)

    Y bien, qu se sigue de haber establecido la existencia un una M en GS?Se sigue, por ejemplo, (a) que existe una M en GS, relativamente a nuestros criterios, (b)

    que los criterios fijados son el producto de una decisin, (c) que una decisin distinta nos habrallevado, quizs, a sostener que en GS no hay una M.

    Puede argumentarse en este punto que no hay necesidad de hacer tanta bulla en torno alproblema de la existencia de una moral, pues los antroplogos y los socilogos hace rato que lohan resuelto positivamente: todos concuerdan en haber constatado la existencia universal de losfenmenos morales a nivel social, es decir, todos consideran validada a (B).

    Debo confesar que no comparto esa seguridad. Mi intranquilidad se origina en launilateralidad de los criterios que han empleado. El ms fecuente es el de las normas,

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    enriquecido a menudo por el de los contenidos.Podra argirse, nuevamente, que an reconociendo este defecto terico de los cientficos

    sociales, no existe un problema real, pues si con criterios pobres se prueba la existencia de una

    moral, los criterios ms ricos son superfluos.Pero esta objecin no es relevante. No se trata de denunciar una situacin de pobrezacriteriolgica. El pecado no est en la pobreza, sino en la unilateralidad. Es esa unilateralidad laque hace sospechar que algo puede haber sido mal recogido y que lo que se da en llamar una Men GS, es en realidad otra cosa.

    En suma, que creemos en la verdad de (B) pero no sabemos acerca de su verdad.Quiero dejar muy en claro a qu apunto con esta discusin de (B). No apunto a extraer

    consecuencias dantescas acerca de su posible falsedad. Apunto a mostrar que en verdadcarecemos de un concepto emprico adecuado de moral. Apunto a sealar el dficit terico que(tambin en esto) padecen los cientficos sociales. Y apunto a sugerir cun artificiales son lagran mayora de las discusiones filosficas acerca del concepto de moral. Un buen criterio de

    adecuacin para las propuestas filosficas respectivas es el de la posibilidad de fundar unconcepto emprico adecuado de una moral. Mucho me temo que casi todas ellas no pasan esaprueba crucial.III

    (C) Toda moral est socialmente condicionada.

    Si condicionada no conlleva ninguna carga terica especial, entonces (c) esprcticamente sinnima de (a). Si, en cambio, condicionada tiene una tcnica especfica y serefiere a algn modo peculiar de produccin, o de influencia, o de dependencia, entonces (c) esindependiente de (a). (c) expresa una hiptesis terica que juega un papel central en el planteo

    del llamado relativismo cultural. Est claro que el relativismo tico (como tesis cientficaemprica) es el resultado de especificar el relativismo cultural al mbito de la tica.

    En qu consiste el relativismo tico (como tesis emprica)? (Para abreviar, en lo quesigue usar la sigla REE).

    Una versin posible es la siguiente:T1. En grupos sociales distintos, un mismo tipo de acto al que se atribuye dimensin

    moral puede ser juzgado de manera diferente,T2. (C)T3. Las diferencias sealadas en T1 se explican porque los miembros de ambos grupos

    sociales pertenecen a medios culturales distintos;T4. Dada la situacin descripta en T1, un mismo tipo de acto al que se atribuye contenido

    moral ser bueno, correcto, encomiable, para los miembros del primer grupo social y malo,incorrecto, censurable, para los miembros del segundo grupo social,

    T5. Los grupos sociales exhiben constantemente entre s las diferencias sealadas s en T1y T4.

    El REE es una complicada hiptesis emprica que se concuerda en consideraradecuadamente validada.

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    Por cierto que est sujeta a crticas. No es claro en qu consiste el condicionamientomencionado en T3. Tampoco son claros los criterios que se emplean para garantizar latraducibilidad de las expresiones relevantes usadas por los miembros de los grupos sociales en

    cuestin. Menos claros an son los criterios usados para determinar cundo estamos frente almismo tipo de actos. Hay la sospecha fundada de que variando el nivel de descripcin del acto,la asignacin de mismidad cambia. Pero, a fines de mi argumentacin pasar por alto estasposibles objeciones y tendr por validado al REE.

    Y bien, dada la verdad del REE, qu actitud o qu posicin corresponde adoptar con l?Una posicin difundida (entre cientficos sociales y algunos filsofos) es el tolerancismo.

    El tolerancista agrega al REE una tesis adicional (no emprica):Tx. Las valoraciones contrapuestas acerca del mismo tipo de acto moral que se efectan

    en ambos grupos sociales, son igualmente vlidas, y sostiene que asumir plenamente el REEconduce a una actitud tolerante hacia las opiniones, pautas y valoraciones morales distintas a laspropias. Con otras palabras, asumir el REE neutraliza el etnocentrismo y sus secuelas

    indeseables.El tolerancismo es criticable si lo que sostiene es que el REE de hecho ayuda a ser

    tolerante, el planteo pierde inters pues bien puede ser que asumir el REE no produzca esaconsecuencia. Si lo que sostiene es que hay un valor, la tolerancia, es el valor universal digno deencomio, parece contradecir la esencia misma del REE. Pero lo ms criticable del tolerancismoes la introduccin ilegal de Tx. Del hecho de que el tipo de acto a sea correcto para un grupo eincorrecto para otro no se sigue que ambos, por igual, sean vlidos.

    Ms an, la expresin igualmente vlidas es, en el contexto, ambigua. Puede significarigualmente vlida respecto de un mtodo o mecanismo de decisin objetivo o puede significarigualmente vlidas porque no hay rasero con el que medir la tal validez. Est claro que de unamera aceptacin del REE no se sigue cul de las dos posiciones aceptar.

    Otra posicin difundida es el escepticismo moral. El escptico moral que parte del REE,(hay distintas maneras de llegar a ser escptico como rol) es una especie de tolerancistadespechado. Acepta al REE y se niega a aceptar las consecuencias que se siguen de reconocer elcarcter social de una moral, y execra de la posibilidad de resolver el conflicto generado porvalorizaciones contrapuestas referidas al mismo tipo de acto. Los mejores argumentos contra elescptico son los que surgen del carcter pblico de toda moral y de su posicingeneradora/reguladora de conflictos.

    Una posicin ms interesante que las anteriores es la del absolutismo moral. Elabsolutista moral no tiene inconvenientes en reconocer la verdad del REE pero (a) enfatiza sucarcter emprico, en oposicin a la ndole no emprica de su propuesta, (b) sostiene que en unsentido estricto no existen las oposiciones valorativas realizadas por el REE, pues en temasmorales slo hay dos posibilidades: estar en lo cierto (en lo correcto) o estar equivocado (en loincorrecto) y (c) ofrece una teora acerca de cmo no equivocarse o, lo que es casi lo mismo, decmo podemos estar en lo cierto (para ello apela a intuiciones, universales ticos, observadorimparcial, tica crtica, dilogo racional, etc.).

    El absolutismo moral es criticable por varias razones. Primero, no se hace cargo,realmente, de la ndole de los conflictos morales, sino que los escamotea al presuponer que

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    necesariamente alguien est puntualmente con la verdad (o con el error). Segundo, pese a suspretensiones, no se pueden elaborar a partir de ninguna de las versiones conocidas deabsolutismo moral, procedimientos operativos para zanjar los conflictos tal como lo pretende el

    propio absolutista. Tercero, la pluralidad de versiones absolutistas muestra una curiosadiversidad y exhibe profundas divergencias aparentemente no zanjables por los propios mtodosabsolutistas.

    Por fin, nos encontramos con la posicin del relativismo moral. Como hay distintasformas de relativismo, me parece apropiado presentar una que estoy dispuesto a sostener. Es unrelativismo peculiar: es un relativismo de raigambre objetivista. Sus rasgos sobresalientes sonlos siguientes:

    Primero, las discrepancias morales pueden ser resueltas y de hecho suelen ser resueltasintragrupo. Entiendo por discrepancias morales las discusiones morales suscitadas en unmarco de supuestos comunes. Entiendo por resolver una discrepancia alcanzar una solucinpblicamente aceptable, es decir, merecedora de consenso pblico, mediante la aplicacin de los

    mecanismos (pblicos) de la moral vigente. Aclaro que resolver no involucra convencer.Cabe agregar, que es un rasgo caracterstico de una moral, que puedan existir

    discrepancias de resolucin dudosa. Esto no implica ningn problema de fondo pues, como digo,forma parte de la ndole misma del funcionamiento de una moral posibilitar la eclosin dediscrepancias. Son relevantes en este contexto las observaciones formuladas respecto de (a).

    Advirtase que este primer paso es muy importante para el relativismo que defiendo, puesviene a implicar que no hay un problema terico real a resolver en el plano de las discrepanciasintragrupo. Y en esto creo estar bien acompaado. Pienso que los principales filsofos de lamoral en sus momentos descriptivistas, que son frecuentes, los aceptan como un factum.

    Segundo, existen conflictos morales intragrupos (o formas de conflictos asimilables aellos). Es caracterstica de un conflicto que los protagonistas no compartan un ncleo substancial

    de supuestos comunes. Advirtase que es ante esta situacin de corte comunicacional que elobjetivista adopta su estrategia sui generis: se propone superar el conflicto suponiendo que unade las partes est en lo correcto (en lo cierto, en la verdad, etc.) Y que la otra, necesariamente,est en lo incorrecto (lo falso, en el error, etc.). Consiguientemente, propone su teora acerca decmo decidir quin est en uno u otro estado o posicin, y de cmo decidirlo objetivamente.El relativismo no funciona as. Veamos un par de ejemplos. Ante el problema de cmo es elviento cuando ante el mismo viento A dice que es fro y B dice que es caliente. Protgoraspropone agregar para m a ambos enunciados. De tal manera se explica por qu A y B piensanque estn en conflicto: porque discuten acerca de la propiedad del viento. Adems, se muestraque ambos enunciados tienen una forma lgica peculiar y, de tal modo, se los hace compatibles.Otro ejemplo: la propuesta del REE reformulada.

    De modo parecido al caso anterior, en tal propuesta se compatibilizan los enunciadosconflictivos agregando la clusula relativo al grupo social x (e Y), respectivamente.Paralelamente, se exhibe el conflicto como originado en la cuestin de si el mismo acto es en smismo bueno o malo. Una versin alternativa podra apuntar a los niveles descriptivos de unaaccin como la misma. En tal caso, la sugerencia sera: agregue a cada juicio relativo al niveldescriptivo m (y u), respectivamente. En suma, el objetivo de una buena teora relativista es

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    explicar (a) por qu se piensa que hay conflicto y (b) cmo las posiciones en conflicto pueden sercompatibilizadas. (Debo expresar que en este punto y en algunos otros que siguen estoy endeuda con Bernard Williams). Con otras palabras, una buena teora relativista es una estrategia

    para explicar conflictos, que da pistas para reconocer su origen y para compatiblizar los juiciosprima facie opuestos. Esto abre el camino para que se los pueda declarar verdaderos (o falsos).Tercero, el relativismo es, como digo, una propuesta terica. En la prctica, en una

    situacin de conflicto los protagonistas tienden a no ser relativistas, es decir, tienden a extendersus valoraciones morales ms all de los lmites grupales. Esta tendencia es rotuladaetnocentrismo. Y por lo general, es objeto de crtica. Pero si dejamos a un lado los costadospsicolgicos de tal tendencia, es importante sealar lo que involucra: la posibilidad de formularjuicios valorativos intergrupos, redescribiendo las acciones correspondientes y hacindolassusceptibles de evaluacin (desde otro grupo social). Esto es lo que hacemos cuando, porejemplo, lo que en un grupo se considera sacrificio ritual de recin nacidos es redescripto comoinfanticidio (y, por supuesto, el infanticidio es moralmente condenable). Pero hay ms, esta

    posibilidad es la que mantiene abiertos los canales comunicacionales entre los protagonista de unconflicto real. Si todos furamos relativistas extremos en nuestra vida prctica y tomramosconsciencia de nuestra posicin, eliminaramos la comunicacin como instrumento apto paraargumentar.

    Cuarto, la prctica mencionada tiene sus lmites (si va a servirnos relativsticamente):

    ... no tenemos que trazar una lnea entre nosotros y los dems. No tenemos que trazarninguna lnea, sino reconocer que los dems se encuentran respecto de nosotros, a distintasvariables. Tambin tienen que ver que nuestras relaciones con otros grupos y nuestras relacionesante ellas, son parte de nuestra vida tica, y deberamos entenderlas de manera ms realista entrminos de las prcticas y los sentimientos que nos ayudan a conformar nuestra vida. Algunos

    desacuerdos y divergencias importan ms que otros. Sobre todo, interesa determinar si elcontraste de nuestro punto de vista con otro, importa. Si ha de resolverse algo acerca de qu vidava a vivir un grupo y otro (B. Williams, Ethics and the Limits of Philosophy, 160)A esto sigue una tipologa de los conflictos o confrontacin, a la que no voy a entrar, pero de laque resulta que los relevantes son los conflictos reales, es decir, los que presentan opciones realespara los agentes.

    Quinto, el absolutista absoluto (si se me permite la expresin) puede insistir en su tesis deque, de cualquier manera, los conflictos no se resuelven por s o por no y, consiguientemente, queno hay cabida para una nocin absoluta de verdad moral. Tambin alegar que la racionalidadqueda fuera de la moral, toda vez que se excluye la posibilidad misma de un mtodo de decisinracional que est por encima de las diferencias grupales. Puede alegar, adems, que an elrelativismo moderado que propugno implica cortes comunicacionales graves, etc., etc.

    Mi respuesta global a la posicin del absolutista absoluto es que plantea un ideal tericoque prescinde de las prcticas morales y que, an sin proponrselo, pretende ejercer unmonopolio pontifical en materia moral que dista de ser aceptable. Mi conflicto con el partidarioacrrimo del apartheid no es susceptible de ser resuelto argumentativamente: muy poco tenemosen comn. Yo puedo argumentar racionalmente (es decir, dar razones) en su contra y l puede

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    hacer lo mismo. Si el conflicto es completo (como parece serlo en este caso) mi razonar y elsuyo slo parecern tener la forma de un dilogo. En rigor, sern dos monlogos. No conozcoposicin objetivista que permita superar esta situacin.

    IV

    He comenzado puntualizando las consecuencias de tomar en serio a (A). Quiz se aprecieahora por qu me result importante empezar por all. He seguido con un anlisis de (B) que mecondujo a plantear las carencias que padecemos en cuanto a nuestro conocimiento fctico de unamoral. Por fin, he considerado las implicaciones de (C) y he avanzado algunas tesis relativistas.Soy consciente de que slo he propuesto tesis generales e incompletas. Espero que vuestraspreguntas me ayuden a perfeccionarlas o, lo que es ms probable, a abandonarlas.