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APUNTES BIOGRÁFICOS y PROFESIONALES de RAFAEL ORTEGA DOMÍNGUEZ JUAN J. ZALDÍVAR ORTEGA 2008 «El Torero de la Isla»

Rafael Ortega. Apuntes biográfico

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Page 1: Rafael Ortega. Apuntes biográfico

APUNTES BIOGRÁFICOSy PROFESIONALES de

RAFAEL ORTEGA DOMÍNGUEZ

JUAN J. ZALDÍVAR ORTEGA 2008

«El Torero de la Isla»

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PORTADA: Foto de archivo.

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

Dedicación:

A Pepita Camacho, viuda de D. RafaelOrtega Domínguez, y a sus siete hijos,guardando con profundo respeto sumemoria, recordando con admiración susvalores humanos, su integridadprofesional y su ejemplar hombría frentea los toros y ante la vida.

Con un fuerte abrazo a todos.19 de Diciembre de 2007.

El Autor.

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CONTENIDO

Páginas

PROLOGO ............................................................................ 9Introducción ........................................................................... 11

PARTE PRIMERAApuntes biográficos y profesionales deRAFAEL ORTEGA DOMINGUEZ ........................... 15

CUADRO IAlgunos percances sufridos ...................................... 21

CUADROS II y IIINovilladas, corridas y trofeos logrados en laPlaza Real de El Puerto de Santa María .................... 23Algunos trofeos logrados en otras plazas .................. 23

Algunos nombres de los toros que lidió ................... 25Historia de la «Plaza México», en la que actuóRafael Ortega en dos ocasiones ................................ 31

SEGUNDA PARTECRONOLOGÍA GENERALAños 1921 a 1999 ...................................................... 33

BIBLIOGRAFÍA ................................................................... 93

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El «As de Espadas» del siglo XX.Frascuelo lo fue del XIX.

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El «tipo» de toros de Miura que estoqueaba RafaelOrtega Domínguez, «El Torero de la Isla.»

(Fotos del autor y de archivo)

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on motivo del X aniversario de la muerte del diestro Rafael OrtegaDomínguez, el pasado (19-12-1997), el autor de estos «Apuntesbiográficos y profesionales» -primero de una larga serie dedicada alos matadores de toros, al que ha de seguir Juan García (Mondeño),si es que consigo colaboración-, que tuvo el alto honor de asistir al

acto de homenaje que se le dedicó ante su tumba, en el Cementerio de SanFernando, ha querido aportar a los aficionados, conmovido por el mismo, estanueva y modesta publicación, a modo de renovado recuerdo a su amigo Rafael,haciendo llegar a todos, de forma en gran parte cronológica, cómo su toreo, de lamano de quienes le vimos actuar, se inspiraba básicamente en la pureza y la verdad,sin las habituales corruptelas hoy imperantes; es decir, de lo que debería ser unarte religioso y cultural, una interpretación fiel de lo clásico y estético.

Su físico, alejado de las figuritas tan delicadas de nuestros días, pocopropicio en su constitución, pero de una virilidad sin equívocos, no le impidió recorrery conocer palmo a palmo todo el fascinante compendio de los secretos emanadosde los principios generales del toreo, imprimiendo a la vez hondura, profundidad ycadencia en sus movimientos. Llegó a dominar como pocos el conocimiento delos modos de embestir los toros, pulsando las acometidas al son de la bravura desus enemigos, llegando a lograr una libertad artística que embelezaba hasta losmás desconocedores de la Fiesta.

Desveló muchos misterios secretos del toreo, tales como calcular conprecisión matemática –de esto sólo se daban cuenta los entendidos- el espacioque necesitaba cada toro para reponerse, incluyendo especialmente los miuras y,sobre todo, ofreciéndose a su enemigo para embarcarlo, cumpliendo así con losdos principios básicos del toreo clásico. Con una brevedad de tiempo casiinexplicable, conocía la clase de cada toro que enfrentaba, anticipándose con undon especial a los cambios de conducta de los toros durante la lidia, a los queatendiendo a todos cuanto se movía cerca de él, casi todos con sentido, no se

PROLOGO

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decidían con fijeza por ninguno. Fue también Rafael un especialista en desbaratarlos planes defensivos de los toros abantos o medrosos, que de bravucones pasaban,con su mágico trasteo, a ser bravos Él «sacaba de ondas», lo mismo a los torosquedados que a los gazapones, y les rompía sus planes a los que pretendíanaquerenciarse. Y todas estas virtudes, innatas en él, pasaban desapercibidas,desgraciadamente, para una gran mayoría de aficionados.

¡Y qué no decir de sus conocimientos!... sobre los terrenos de la plaza, losdel toro y los que él podía ocupar en cada momento de la lidia. Con todo ello dejó demanifiesto que no era en modo alguno empresa imposible desarrollar los principiosplásticos sobre los que elaboró sus faenas, con el precioso toreo artístico clásico,interpretadas de forma muy personal. En él todo cuanto hacía era torear, porqueconocía todas las maneras de hacerlo, comenzando por interpretar con precisiónlos tres tiempos de las suertes: citando, cargando y rematando. Sin embargo, loque solía ocurrir es que, llegado el momento de ejecutar la suerte suprema, lohacía con tal perfección y acierto que una gran mayoría se olvidaba de la magistraturacon que había realizado la faena.

Y como ser agradecido es de bien nacido, no pierdo la oportunidad de felicitara un extraordinario aficionado, D. José María Rojas Guillén, quien con su obraenciclopédica titulada «Un Día de Toros», integrada por más de 1200 páginas, reseñaigual número de festejos celebrados en la Plaza Real de El Puerto de Santa María,acompañado con un DVD en el que se encuentran los correspondientes carteles.Todo un minucioso y concienzudo trabajo, de muchos años de apasionado cariñohacia su querida Ciudad y la Fiesta Brava, que nos ha facilitado enriquecerextremadamente la presente publicación. D. José María Rojas Guillén es para estaautor el «José María de Cossío», el nuestro particular, específicamente de El Puertode Santa María. Su voluminosa obra se ha convertido en un libro de consultafundamental para quien quiera saber la historia taurina de la Plaza Real, desde elaño de su fundación, en 1880, hasta el 2005. Para este autor, tener entre sus manosy poder analizar y estudiar lo escrito en «Un Día de Toros» es un gustazo difícil decomparar con nada. ¡Gracias!, D. José María, por lo mucho que estoy disfrutandocon tu trabajo y por el enriquecimiento que me ofrecerá cada vez que una de mispublicaciones tenga que incluir lo sucedido taurina y cronológicamente en la PlazaReal, como ha ocurrido ya en varias ocasiones. Rafael Ortega Domínguez (El Torerode la Isla), desde el privilegiado lugar que debe estar disfrutando, también te loagradecerá al ver su nombre en tantas corridas que él lidió en El Puerto, al quetanto quería, y recordar sus carteles.

El Autor

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eseñar lo mucho que se ha escrito sobre «El Torero de la Isla» haríaestos «apuntes» interminables, y en eso no podemos caer, porquenuestro interés es sacar a la red Internet una especie de primera parte,para una vez que hayamos recopilado más información y fotos dealgunos amables lectores, escribir una segunda y hasta tercera edición

en la web. Y en esta Introducción, además de lo ya resumidamente escrito, queremosagregar la visión de algunos críticos taurinos que observaron cómo Rafael Ortegagozaba del «secreto, de adelantar el engaño y dejar caer el peso de su cuerposobre la pierna contraria, cargando la suerte, tanto de capote como de muleta.»Para repetir que fue «su don el de la estocada, sencillamente extraordinario el volapiéy cuando alguna vez lo hacía recibiendo remataba con un pase de pecho; que ambasejecutadas generalmente en la suerte natural. A los buenos aficionados jamás lesimportó que pinchara un toro, así decían, por tener la oportunidad de poder verle denuevo interpretar «su» particular suerte de matar. Maestro de maestros, siempremantuvo el respecto, el aprecio y la admiración tanto de la crítica, de los buenosaficionados y de todos sus propios compañeros de profesión.»

El Premio Cervantes 2004, D. Rafael Sánchez Ferlosio, le escribiría tresartículos en 1980 en el Diario 16 titulados El As de Espadas, sobrenombre por elque también fue conocido dentro y fuera de nuestras fronteras, donde llamaba alángulo que su figura y su estoque formaban a la hora de matar el «inmortal», yparodiando una frase de Rafael Guerra Bejarano (Guerrita), decía:»……con la espadaen los últimos 30 años el primero Rafael Ortega después «nadie», y después de«nadie», media docena de buenos estoqueadores». De haber nacido en otra época,donde la suerte de matar era la absoluta protagonista de la fiesta, hubiese sidoprimera figura indiscutible. El Rubio Torero, llamado en sus inicios «el Tesoro de la Isla», fue director dela primera Escuela Taurina de la Diputación de Cádiz en 1985, la misma que leotorgara la Placa de Plata de la Provincia. Su libro de cabecera, El Toreo Puro, conprólogo de Ángel Fernando Mayo, corto, pero intenso, es toda una referencia paraprofesionales y aficionados que disfrutan con la auténtica verdad de este arte. Todoun torero, sin duda de época, cuyo arte no fue valorado en su momento y que sí loharán generaciones venideras.

Introducción

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Y llegó su muerte para que pasara lo de siempre, que todos reconozcan ahorasus méritos…, porque el secular desdén de los españoles, desgraciadamente, no loaplican sólo a los que por una u otra causa sentimos la crucifixión de tener que emigrarde España, si no que, semejante e insolidaria forma de ser, también la infringimosanímicamente a los grandes hombres que están entre nosotros. Por eso, al morirRafael, la Prensa de España y de Iberoamérica, destacó la irreparable pérdida engrandes titulares. Y así, al repasar los archivos de recortes de periódicos de aquélinfausto día, encuentro cómo en el A B C de Sevilla, D. José Luis Suárez-Guanes, enla edición del Viernes (19-12-1997), nos dice que «el matador de toros Rafael OrtegaDominguez murió a las tres y veinte de la madrugada del día anterior jueves, (18-12-1997), en su domicilio de Cádiz, como consecuencia del cáncer hepático que sufría.»Reseña después un resumen biográfico y profesional del diestro desaparecido yalgunos de los premios y galardones conseguidos por el diestro.

Destacó D. José Luis «su fama de extraordinario estoqueador –mataestupendamente al volapié y recibe a muchos toros– ocultan su extraordinario sentidodel toreo y su porte clásico, en el que se conjugan las normas belmontinas de adelantarlos engaños con la ligazón que aportó el toreo manoletista. Solamente una malaadministración y, quizá, que le falló la suerte en algunas corridas claves, con matadoresimportantes, le impidió llegar al puesto que merecía de primera figura, tal como lepasó a Manolo Vázquez y a Antonio Chenel (Antoñete), otros dos grandes toreros desu tiempo. Su nombre fue ornato de ferias importantes.»

Para el cronista del diario «Meriadiano», de Caracas (Venezuela), Rafael Ortegafue «uno de los más grandes de todos los tiempos.» Vuelve a recodarnos que, comola vida de un grandioso torero, como ocurre muchas veces, no fue reconocido en sutiempo, pero que a la hora de hacer un listado de los diez más grandes toreros de lahistoria debería ser incluido. Que su estilo aún inspira a muchos profesionales. Lerecuerdan como un gran estoqueador, olvidando muchos, por desconocimiento meimagino, que pocos han toreado con capa y muleta como lo hizo él.

En Venezuela –nos reseña el cronista- estuvo actuando la temporada de1953, y lo hizo en el Nuevo Circo, la tarde de la presentación de Joselito Torres junto aAntonio Ordóñez. El de Ronda pegó tal petardo que fue multado con mil bolívares yOrtega recibió un puntazo leve en el triángulo de Scarpa. El triunfador, ante los difícilesguayabiteros, fue Joselito Torres, que le cortó una oreja al toro de su presentación.También toreó en la Plaza de Toros venezolana de Valencia, en la plaza portátil Parquede Atracciones, en una temporada organizada por los hermanos madrileños Dominguín.Entre sus gestas recuerdan los biógrafos la tarde de su alternativa que salió a hombros-en unión de su padrino Manolo González-, convirtiéndose en una de las grandesesperanzas de la Fiesta por la pureza de su toreo y por su excepcional manejo de laespada.»

Por su parte, desde «El País», el cronista D. Joaquín Vidal, en la edición de lamisma fecha que en A B C, reseña el toreo puro de Rafael Ortega, que «fue director dela Escuela Taurina de Cádiz, que tenía su sede en la Plaza de Toros de El Puerto deSanta María. Quizá no se hubiera podido concebir institución más adecuada para queimpartiera sus lecciones el maestro por excelencia. «Toros En el Puerto», anunciaban

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los carteles de pasado siglos, y no hacía falta decir más.» Curiosamente, la Instituciónsigue ahí …

Y continúa el señor Vidal diciendo: «La historia del toreo revivía en aquel inmensoruedo gaditano y, con ella, las más caras esencias del toreo puro, del que RafaelOrtega había hecho paradigma. Pero los torerillos aprendices parecían olvidarlo.

-«Maestro», le avisamos, con intenciones de chivato: «Esos no torean; peganpases.»

-«Es que lo hacen al estilo de Enzunlín», respondió. Y se fue a ellos, y con esavoz pausada y esa paciencia –bondadosa- inagotable y esa humildad que erancaracterísticas de la personalidad del maestro, los convocó en el centro del redondel,les exhortó «Vamos a torear según es», y cambiaron todos las formas.

El propio Rafael Ortega, a nuestro requerimiento, tomó la muleta. No fue asíexactamente. Le dijimos: «Rafé, aquí le cedo los trastos y que Dios reparta suerte.»Se los dimos igual que en la ceremonia de la alternativa, él nos entregó el capotesiguiendo el rito y nos dimos la mano.» Luego se puso a atoreá. Atoreó como lospropios ángeles.» Rafael Ortega tenía una concepción del toreo sin parigual, con unapureza interpretativa difícil de superar. La desplegaba lo mismo con capote que conmuleta, aunque en estas suertes era donde calaba mayor hondura.

Hubo faenas de Rafael Ortega que los aficionados no hemos podido olvidar.Entre las mejores cabría situar la que cuajó a un toro de Miguel Higuero, el día delCorpus en la Plaza de Toros madrileña de Las Ventas. Ortega, que tenía ya 46 años yse le había acentuado la propensión a la obesidad; pero en cuanto se puso a torearparecía el mismísimo dios Apolo. A los pocos pases ya se había echado la muleta a laizquierda, la adelantaba ofreciendo el medio-pecho, se traía al toro embebido en susvuelos, cargaba la suerte, ligaba los pases. A cada muletazo restallaban los olés comoel rugido del volcán y, al rematarlos, el tendido era un manicomio.

El triunfo de Rafael Ortega aquella tarde fue memorable. Sólo que el destinohizo una grotesca pirueta y Curro Romero colaboró en ella. El torero de Camas, queintervenía a continuación, se negó a torear al toro y provocó un gran escándalo. Losperiódicos dieron amplia cobertura a esta noticia, se lucieron con ella los reporteros,y las reseñas de la corrida quedaron casi reducidas a una gacetilla. Eso se llamainfortunio, que también Rafael, en demasiadas ocasiones tuvo que vencer.

No importó a los aficionados, que siguieron considerando paradigma del artede torear la faena de Rafael Ortega, pero en su cotización y sus contratas no tuvo elreflejo debido. En realidad toda la trayectoria profesional de Rafael Ortega estuvomarcada por la fortuna esquiva, por la arbitrariedad y por el infortunio. Sufrió cornadastremendas pero no tanto a causa de la mala suerte sino precisamente por la purezade su toreo.

El maestro explica muy cabalmente su concepción del arte de torear en unlibro titulado, precisamente, El toreo puro, del que es autor Ángel-Fernando Mayo,uno de los aficionados que mejor han sabido entender la personalidad y el genio torerode Rafael Ortega. Aquella jornada en El Puerto -corría el año 1991- almorzamos conel maestro en uno de los restaurantes de la zona portuaria, y cada comensal queentraba se acercaba a la mesa a saludarlo. «¡El mejor matador de todos los tiempos!»,

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le piropeaban. Y si, por raro acaso, había alguno que no lo conocía, los demásponderaban la indiscutible destreza de Rafael Ortega manejando la espada. En cambio,de su toreo, nadie acertó a comentar nada. La ignorancia está siempre latente en laFiesta Brava y es más acusada que en ninguna otra profesión.

Ha sido Rafael Ortega el mejor matador desde la posguerra acá -¡más de mediosiglo!- y este merecido título, que le valía para sentirse orgulloso, paradójicamente leperjudicó, pues restaba importancia a la calidad de su toreo. A veces los criterios sonasí de limitados y planos, y se convierten en tópicos.»

«También los pinchaba, ¿verdad, maestro?», le comentamos -solo por enredar-y se reía, y reconocía que «naturalmente» Sin embargo es justo añadir que cada unode aquellos pinchazos de Rafael Ortega se coreaba con ovaciones. Pinchando ocobrando la estocada, la ejecución del volapié o de la suerte de recibir tenían en RafaelOrtega la misma pureza que cuando toreaba al natural. Entre las estocadas, lerecordamos el sensacional volapié que cobró a un Pablo Romero en Madrid el año1954, y él destacó otro en la Maestranza, en el que según salía de la suerte por elcostillar, el toro rendía la vida en las propias bambas de la muleta. El diestro máscompleto del último medio siglo. Un auténtico torero de época: eso fue Rafael Ortega.»Gracias y nuestra felicitación más sincera, D. Joaquín Vidal, porque tan interesantesdatos que, por la web han llegado a mis manos y con los que he querido complementary enriquecer esta Introducción.

El «Torero de la Isla» y su amigo D. Enrique Barrilaro -el empresario-, con elgran estoqueador, preparado para cortar con su mágica tizona un pastel

conmemorativo, de alguna efeméride. (Imagen de archivo).

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APUNTES BIOGRAFICOSy

PROFESIONALES

afael Ortega Domínguez,matador de toros, nacido enSan Fernando (Cádiz) –antiguamente conocida como«Isla de León»-, el (04-07-1921),

casado en segundas nupcias con PepitaCamacho y padre de siete hijos, falleció a las3:20 horas de la madrugada del jueves, (18-12-1997), debido a un cáncer hepático,después de haber estado ingresado en elHospital Universitario de Puerto Real (Cádiz)durante varias semanas, del que fuetrasladado unas horas antes de morir a sudomicilio, no sin mucho tiempo antes haberexpresado su deseo de morir en su casa deCádiz, en la que vivió los últimos treinta añosy tras 22 años de ejercer la profesión. Elviernes, a las doce de la mañana, tras unamisa en la Iglesia de San Francisco, de SanFernando, fue enterrado en el Cementerio deesta población gaditana. Se nos fue todo untorero, que sin duda marcó una época, cuyoarte no fue valorado en su momento y que sílo estamos valorando desde que nosabandonó.

Tuvo Rafael dos ascendientestaurinos, que fueron sin duda un pocotardíamente, los que dice que marcarían sudestino. El primero fue su propio padre,conocido como «el Loro», quien de formaparaprofesional se encargaba de matarmuchos toros sobreros que no eran lidiadosen la plaza y algún que otro Toro delAguardiente, en ambos casos en SanFernando, donde regenta una lechería. El

segundo su tío Pepe Ortega, banderillero queen otros escritos es conocido como RafaelOrtega (Cuco de Cádiz), que actuó muchoen Madrid en las novilladas durante decenasde años, terminando como auxiliar del rejo-neador José Belmonte, por lo que acasoinfluyera en su vocación tal influencia familiar,pero se inició al toreo con vocación tardía,vistiéndose de por primera vez de luces en1945, pero con una sobriedad y pundonorejemplares, para terminar siendo un grantorero y, sobre todo, un hombre cabal. Suscualidades humana le hicieron acreedor allevarse el profundo y multitudinario cariño queincontables amigos y aficionados, quedebieron servir de valiosísimo salvoconductopara disfrutar de pase automático al Paraíso.

Pero hablemos de aquellas jornadasen la Plaza Militar de Ceuta en la que el«Torero de la Isla» comenzó a sentir elraspajeo interior del gusanillo del toreo,llegando a construir con sus propias manosuna pequeña placita de toros en el interior delacuartelamiento, por supuesto, con elpermiso de su Capitán, de apellido Entrala,quien desde el principio confió plenamenteen sus posibilidades. Allí mataba –según noshan contado, no sin antes intentar lidiar,cuanto ganado desfilaba para el sostenimientoproteínico de la tropa, con el consentimientodel mando. La gran cantidad de resesestoqueadas y descabelladas en esa épocadeterminaría sus conocimientos en cuanto aluso de los aceros. En esta ciudadnorteafricana se viste por primera vez de

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luces, junto a otros compañeros de milicias,en el año 1941, anunciándose con el apodode «el Panocha».

Finalizado el servicio militar obliga-torio, y con una buena reputación ganadacomo novillero, da comienzo su carrera porplazas andaluzas. Son en plazas de laprovincia de Granada casi todos sus compro-misos hasta llegar a Madrid, ya curtido en elduro oficio. De vez en cuando, mientras vivíami abuelo paterno, D. Ramón Zaldívar del Cid,tuve ocasión de verlo torear, cuando apenastenía este autor seis años de edad, vacas querecuerdo me aterrorizaban, en la placita delcortijo «La Esparraguera», ubicada en losaledaños de Puerto Real. Después delfallecimiento del abuelo, Rafael siguióesporádicamente visitando aquél cortijo,estableciendo una gran y sincera amistad conel hermano de mi padre Emilio, tambiénllamado Ramón, como su padre.

Desde que don José Luis OsborneVázquez, de El Puerto de Santa María,adquirió su ganadería en 1952, Rafael Ortega,que era amigo del ganadero, era el directorde las tientas en la dehesa de «Bolaños»,donde toreó muchas veces.

Sólo quienes fueron a lo largo de suvida un ejemplo de amistad sincera para lossuyos y quienes le conocieron, los quemanifestaron un rico abanico de valoreshumanos auténticos, puede hacerse merece-dores a que, en el X aniversario de su muerte,el pasado (18-12-2007) se dieron citapuntual, a las cinco de la tarde, amigos yaficionados ante su tumba y le rindieron conpalabras emotivas de su viuda, doña PepitaCamacho y las del Presidente de la TertuliaTaurina «Cambio de Tercio», D. Juan ManuelGarcía Candón, éste acompañado dedecenas de amigos del torero y aficionadosde Puerto Real, finalizando el sentido acto,pletórico de recuerdos aleccionadores, en lamemoria de quien fuera un excelente toreroy certero estoqueador, con la interpretaciónde pasos-dobles, por parte de un sobre-saliente trío, también de Puerto Real. La

grandes dimensiones con que se le recuerdaal torero es el certificado de su grandezahumana y torera.

En la villa portorrealeña, en la quenuestro tío carnal D. Ramón Zaldívar Muñozera el Presidente de la Peña Taurina «JuanGarcía (Mondeño), el diestro de San Fernandosigue siendo muy querido y muchas vecesestuvo en dicha Peña conversando larga-mente con D. Ramón, pues además de queeran muy buenos amigos, Rafael fue muchasveces a entrenarse y torear en la década de1940 a la placita de tienta y herradero, aquellareses de media casta que el primero tenía enel cortijo de «La Esparraguera», a pie delcasco urbano de Puerto Real. Fue preci-samente mi tío el que una tarde de sep-tiembre de 1955, cuando este autor contaba22 años de edad, me presentó al famosodiestro en aquella Peña.

Allá donde toreaba, Rafael Ortegadejaba un hálito imborrable de su calidadhumana y torerismo. En ese sentido nos hadado un inmenso gusto leer con el afecto yreconocimiento de su arte y valor ante lostoros la página en la web que le dedica D.Juan Luis Penna, Secretario General de laUnión Taurina de Abonados de España,Institución de la que este autor no tenía ni ideade su existencia. El Sr. Penna es granaficionado italiano, afincado desde su niñezen Madrid, quien tuvo la suerte de ver triunfaral Maestro en tantas tardes gloriosas, publicócon verdadero afecto un artículo antes de lamuerte del torero, del que resumiremos suextenso contenido dentro de la CronologíaGeneral, en el año 1949.

Se presentó en la Plaza de Toros deMadrid el domingo (14-08-1949), una de lastantas novilladas veraniegas, en las que, juntocon novilleros ya veteranos y de escasocartel, debutaba algún nuevo diestro esca-samente conocido por los aficionados madri-leños. Aquel éxito inicial motivó sucesivasrepeticiones y el balance al final de latemporada de 1949 ya le hizo acreedor altítulo de Torero de Madrid: cuatro novilladas

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seguidas con tres salidas a hombrosconsecutivas y el anuncio de su alternativaen la propia Monumental a menos decincuenta días desde su debut en el cartel deprimerísimo figura, con toros de Buendía.

En abril de 1950, con los éxitoslogrados por nuestro paisano en la Plaza deToros de Madrid en la temporada anterior, yaestaba más que justificado el título de «torerode Madrid», mas tras cortar una oreja en lacorrida de inauguración de la temporadamadrileña de 1950, se proclamó el máximotriunfador en la tradicional Feria madrileña deSan Isidro, y a pesar del serio retraso quesupuso para su carrera el gravísimo percancesufrido en la Plaza de Toros de Pamplona enjulio de ese año, de la que se salvó milagro-samente, siguió triunfando en la Plaza deToros madrileña de Las Ventas durante todala década de 1950, en la que no hubo año en

la que no obtuviera un rotundo éxito y, enmuchas ocasiones, con durísimas corridas,sumando un balance de orejas cortadas ysalidas a hombros, tan sólo supe-rado porcontadísimos diestros en toda la historia dela Plaza Monumental madrileña.

Llegado este momento es de justiciaseñalar el reconocimiento que la aficiónmadrileña dispensaba a este gran diestrogaditano, y que también obtuvo sin reservaalguna de las aficiones de Sevilla y Barcelona,pero muy especialmente de la de su provinciade nacimiento, que literalmente se volcabapor verlo en la Plaza Real de El Puerto deSanta María, las tres plaza que, con la deMadrid, mayor importancia tenían entoncesa nivel nacional e internacional, en las queocupó el puesto de primera figura del toreoque con tanto valor, arte y pundonor con-quistó, aunque fuese reconocido desde

RAFAEL ORTEGA DOMÍNGUEZ

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siempre su enorme prestigio como certeroestoqueador, pues no en vano era conside-rado como uno de los mejores de toda lahistoria del toreo y, posiblemente el mejor dela posguerra civil española.

También la provincia de Cádiz hadado toreros que triunfaron a su paso por LasVentas de Madrid y que merecen, todavía máspor su condición de «paisanos», recordarles,como el murciano-algecireño Miguel Mateos(Miguelín), que logró el record de seis orejascortadas a tres toros en una sola tarde, oManuel Lara (Jerezano), que cortó dos orejasa un Victorino una tarde veraniega, y, entiempo posterior, grandes figuras, como la delmalogrado Francisco Rivera (Paquirri), PacoOjeda, o José Luis Galloso, también conrecord de cuatro orejas en una novillada, sinolvidarnos de Rafael de Paula, el sin dudaalguna más emblemático diestro gitano de losúltimos tiempos, por no citar más.

Por último, es de justicia decir, queno tenemos la menor duda en conceder aRafael Ortega como el primer matador detoros gaditano que más mereció el título de«torero de Madrid», y por incontables años,ya se ha cumplido el X Aniversario de sumuerte y es verdadera y anímicamente alec-cionador integrarse entre los innumerablesamigos y aficionados que con tanto cariño yadmiración le siguen recordando. El pasado(18-12-2007) se vivió para nuestro deleite unhomenaje y en recuerdo de aquel gran toreroque fue Rafael Ortega.

Fue uno de los toreros más clásicos,al que llamaron el «Tesoro de la Isla». Laautenticidad de su toreo rondeño mereciódurante las décadas de 1950 y 1960 la plenaadmiración de los aficionados. Cuantostuvimos la oportunidad de conocer su toreopuro y su estilo irreprochable de matador lerecordamos como modelo permanente debuen hacer torero y estilo de estoqueadorextraordinario. Los aficionados, escritores ycríticos taurinos, que alcanzamos a verlo enplenitud de sus facultades, tantas vecesatacadas por duras cornadas, le recordamos

El poeta versaría queRafael Ortega consiguió en el

ruedo «El toreo puro» losconceptos de su toreo eternoy fuera de la plaza «la purita y

leal amistad a suscompatriotas, por eso se dijode él: «....así lo que yo veo,para hacer el toreo puro, es

esta continuidad: citar, parar,templar y mandar, y a ser

posible cargando la suerte».

(Antoñete): «El torero quemás me ha impresionado ha sidoManolete y el que más me hagustado, Rafael Ortega, a quienconsidero además, el torero máscompleto y el que ha toreado conmayor pureza.» (www.jale.comtertulia rev2 tema taur.htm).

como la idea que se tiene del toreo perfecto,de realización de lidias auténticas. Susestadísticas en la Plaza Real son extraor-dinarias, no sólo por esas ocho PuertasGrandes, sino por el poder magistral de susfaenas, estocadas y triunfos rotundos. Leapodaron con el sobrenombre de «As deespadas», por su exquisito virtuosismo alpracticar la suerte suprema, cosa queindudablemente le perjudicó, pues, tambiénllegó a torear muy bien; pero todosesperábamos su entrega sin reserva, llevan-do su vida en vuelo con la espada. Su toreohizo escuela, por ejemplo, en su paisanoFrancisco Ruiz Miguel, y para muchos otrosmatadores.

Desde que el domingo (14-08-1949)en que Rafael debutó en Madrid, ya dejó a losaficionados madrileños que se reunieron enla Plaza de Toros de Las Ventas, realmentesorprendidos por su determinación y oficio,por sus muchos conocimientos y maestría,pese a que su aspecto, con calva incipientey figura ligeramente encorvada, denunciabanque no se trataba de un niño, sino de unhombre ya hecho, que aparentaba aún mayoredad de la que realmente tenía. Y aquél éxitoinicial motivó sucesivas repeticiones.

En las plazas españolas de mayorimportancia tenían entonces a nivel nacionale internacional, en las que ocupó el puestode primera figura del toreo que con tanto valor,

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

arte y pundonor conquistó, aunque fuesereconocido desde siempre su enorme pres-tigio como certero estoqueador, pues no envano era considerado como uno de losmejores de toda la historia del toreo y, posi-blemente el mejor de la posguerra civilespañola. Sin embargo, hay quien dice quesu gran estilo y seguridad como magistralestoqueador le perjudicó, pues opacó su valíacomo torero; otros, en cambio, considerabanque su figura, aparentando una edad superiora la que tenía, no le favoreció. También sedijo en aquellos años que no le administraronbien la etapa de sus mejores éxitos.

Pero la realidad fue que tuvo marcadamala suerte en los múltiples y gravespercances sufridos, que le interrumpierondemasiadas veces sus rachas de resonantestriunfos.Con el capote era magistral en suforma de recoger los toros, y su toreo a laverónica se manifestaba siempre templadoy profundo, que fue sólo igualado por elmaestro de Ronda, Antonio Ordóñez. Con lamuleta toreaba extraordinariamente limpio,cargando la suerte y siempre centrado en sí

mismo, derrochando una hombría pococomún; si bien, en honor a la verdad, larealidad fue que no alcanzó el puesto quemerecía por su extraordinaria calidad comotorero…, pero si en el amor de la que fue suguapa esposa, Pepita Camacho, cuyos ojosse encienden de cariño al recordar «elmaravilloso esposo que era.»

En su tierra natal, el diestro de SanFernando, siguió después de retirado,dictando lecciones de tauromaquia. Undiscípulo suyo, Ruiz Miguel, llegó también aser «Torero de Madrid» por sus éxitos en laPlaza de Toros de Las Ventas, obtenidos aligual que su querido maestro, enfrentándosea corridas duras, entre ellas a más de uncentenar de las de don Eduardo II MiuraFernández, en plazas como la «Real» de ElPuerto de Santa María, donde antes las lidiaracon atronadores éxito su maestro Rafael.

El que le concedieran en latemporada madrileña el título de «torero deMadrid», fue un anticipo certeramenteadivinado de lo que Rafael Ortega llegó aconseguir, pues mereció el recuerdo de

Recogiendo los vuelos del capote después deejecutar un primoroso quite.

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aquella afición capitalina y la máxima esti-mación de todos los aficionados, espe-cialmente de los que tuvimos la inmensasuerte de presenciar alguna de sus memo-rables actuaciones en la Plaza Real de ElPuerto de Santa María, al que siemprerecordaremos sus conocimientos en el artede torear, esgrimiendo a la perfección todossus principios fundamentales, el dominio delos terrenos del toro y el suyo propio en cadatoro, lo que le permitió el «cite de largo sincitar» y con la muleta en la izquierda, dentrode una característica muy suya y, sobre todo,propinando aquellas incomparables esto-cadas a volapié, o, preferentemente, en lasuerte de recibir, con las que coronaba susexitosas actuaciones.

Para Néstor Luján, el gaditano fue undiestro «valiente y desgraciado en la plaza,con sorda vibración de torero antiguo.» Y algohay de exacto en la definición, pues su carrerahubo de ser una constante lucha contra eldolor físico de las cornadas, soportadas conla bizarría de los más gallardos toreros deantaño, y contra los prejuicios que le relegarona posiciones secundarias en la Fiesta de sutiempo. Así, José María de Cossío –que,extrañamente, calificaba de «basto» su toreo-reconoce que «el mérito principal de estematador de toros ha sido haber permanecidoen la brecha de la profesión sin desmayos niconcesiones, sin haber variado el estilovaleroso de su toreo ni rectificado susprocedimientos de la mejor ley en la suertede matar.» Pero en ese comprensivoreconocimiento se encerraba también el granestereotipo que ocultó, más que cualquier otracircunstancia, la dimensión torera, la hombríade Rafael Ortega: su maestría en la suertesuprema.

La propaganda de su tiempo lepresentaba como «el rey de espadas» porqueejecutaba el volapié «con la perfección y laeficacia que los maestros del estoque decualquier época hayan podido tener.» Ortegase recreaba en el cite, marcaba con lentitudsoberana los tres tiempos y salía gallar-

damente del embroque después de haberhecho humillar al toro con la muleta en laspezuñas. Fue todo un estilista de la estocaday como tal, en premio de conso-lación, secolocó un sello de especialista que dejó enun segundo plano entre sus muchas virtudessu excepcional toreo con capa y muleta. Tales así, que esa sola fue la coartada perfectapara justificar su injusto lugar en el toreo, taly como se desprende de nuevo de laspalabras de Cossío: «Es cierto que el públicoagradece, aplaude la práctica clásica yhonrada de la suerte suprema pero no es ellafuente de popularidad ni de con-tratos.»

Durante toda su trayectoria taurina elMaestro dejó constancia de su toreo de corteclásico, rondeño, puro y neto como una fuentelimpia y clara, impulsado por una patentevirilidad que nada tiene que ver con algunasde las «extrañas» poses de figuritas denuestros días.

El mérito principal de este matador detoros fue la de haber permanecido en labrecha de su profesión sin presentar, pese alos múltiples percances que recibió, desmayoni concesiones, sin haber variado un ápicesu estilo valeroso de su toreo ni rectificado laortodoxia de sus procedimientos de la mejorley en la suerte suprema de matar, con unapersonalidad propia difícilmente igualada. Ytoreó muchas veces bien, y siempre condecoro y con el más alto nivel artístico, congran eficacia, dominio y sabiendo el momentoexacto para el adorno.

Debemos reseñar, en cuanto a sutradicional eficacia a la hora de pasaportar lostoros, que la realizó en una época muy pocopropicia para la estimación de esta suertecomo esta de estilismos toreros en queapareció Rafael Ortega logró consideraciónexcepcional y sostuvo su cartel con tanarriesgado e injustamente poco estimadorecurso, que en él fue una sobresalientehabilidad. Aunque, en honor a la verdad, elpúblico agradecía y aplaudía la prácticaclásica y honrada de la suprema suerte queejecutaba a la perfección, pero, desgra-

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

ciadamente, no le supuso a Rafael, volvemosa citar a D. José María de Cossío, unadeterminante fuente de popularidad ni decontratas.

Se ha cumplido el X Aniversario desu muerte y es verdadera y anímicamentealeccionador integrarse entre los innu-merables amigos y aficionados que con tantocariño y admiración le siguen recordando. Éllogró mantenerse en un lugar preferente añotras año, y lo que fue más meritorio, a pruebade serios percances, algunos tan grave queparecieron que presagiaron el fin del gaditano.Todos, en fin, seguimos recordando su valor,que mereció plenamente el calificativo de«más que comprobado.»

Apadrinó, entre otros -fueron cinco-según los datos que tenemos, a JoselitoTorres, Juan Posadas, Pepe Cáceres, AdolfoRojas y Chamaco.

1 y 2) Rafael Ortega, Antonio Ordóñez,Juan Posadas y Joselito Torres, alternaron el(14-10-1952). Esa tarde se doctoraron: elespañol Juan Posadas, con Bigote, de laganadería española de doña Concepción dela Concha y Sierra, y el venezolano JoselitoTorres, en la Monumental de Zaragoza,

Fechas Lugares Ganaderías Tipo de lesiones(08-06-1950) Granada Ramos Paúl Muslo izquierdo.(08-07-1950) Pamplona Fermín Bohórquez. Dos cornadas gravísimas: una interesaba el recto y la vejiga, y la otra la pierna derecha.(00-00-1951) Línea de la Concepción Una cornada.(00-08-1951) Cádiz Una cornada.(12-10-1959) Zaragoza Marqués de Domecq. Puntazo en la región auricular.(00-05-1959) Madrid Una cornada.(16-10-1966) Motril Espinosa de los Monteros. Fracturas de cúbito y radio

del brazo derecho.(01-10-1967) Barcelona Hoyo de la Gitana Cornada que le atravesó el muslo

izquierdo.(01-10-1967) Marbella Ana Romero Varios golpes y conmoción cerebral.

Algunos de los percances sufridos

siendo su padrino Rafael Ortega y testigoAntonio Ordóñez.

3) El (01-05-1958), confirmó su docto-rado el diestro colombiano Pepe Cáceres, enla Plaza de Toros de Madrid, de manos deRafael Ortega y ante la presencia de AntonioChenel (Antoñete), con el astado de nombreSaltador, de la ganadería española de donClemente Tassara.

4) El (01-10-1967) recibió la alternati-va en la Plaza de Toros de Barcelona eldiestro venezolano Adolfo J. Rojas Flores, demanos de Rafael Ortega, al cederle la muertedel toro, llamado Jarretero, negro bragado,núm. 57, con 477 kgrs., cortando una oreja.

5) Rafael Ortega, Juan García(Mondeño) y Antonio Borrero Morato(Chamaco) alternaron en Madrid en mayo de1958, día que Ortega le confirmó su alternativaa Chamaco.

A Rafael le Ortega le confirmó sualternativa el diestro madrileño Luis Segura,la tarde del (15-05-1958) en la Plaza de Torosde La Ventas de Madrid, y atestiguado porAntonio Chenel (Antoñete), con el toro denombre Elegido, de la ganadería españolade don Fermín Bohórquez Gómez. .

CUADRO I

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

Fechas Ganaderías Novillos Toros Orejas y rabos A Hombros

(03-08-1947) M. del Contadero 2 ————————————————(06-05-1951) Benítez Cubero 2 2 2 1(03-08-1952) Antonio Urquijo 2 3 1(29-08-1954) Manuel S. Cobaleda 2 1(05-08-1956) Fermín Bohórquez 2 1(19-03-1957) José Villar Vega 2 2 1(04-08-1957) José Luis Osborne 2 4 1 1(25-08-1957) Domecq y Osborne 2 2 1(27-04-1958) Eduardo II Miura 2 2 1 1(12-10-1959) Domecq Hermanos 2 1(10-07-1966) Carlos Núñez 2 2 1 1(31-07-1966) Beníez Cubero 2 3 1(28-08-1966) Carlos Núñez 2 3 1

Fechas Ganaderías Novillos Toros Orejas y rabos A Hombros(03-08-1947) M. del Contadero 2(02-10-1949) Felipe Bartolomé 2 1 « « Escudero Calvo 1 1 1(00-04-1950) 2 1(00-05-1950) (Madrid) 2 2 1(06-05-1951) Benítez Cubero 2 2 2 1(03-08-1952) Antonio Urquijo 2 3 1(12-10-1952) 2 2 1(00-05-1953) 2 2 1(29-08-1954) Manuel S. Cobaleda 2 1(23-04-1955) (Sevilla) 2 2 1 1(05-08-1956) Fermín Bohórquez 2 1(19-03-1957) José Villar Vega 2 2 1(04-08-1957) José Luis Osborne 2 4 1 1(25-08-1957) Domecq y Osborne 2 2 1(27-04-1958) Eduardo II Miura 2 2 1 1(00-05-1959) Eduardo II Miura 2 2 1 1(12-10-1959) Domecq Hermanos 2 1(24-03-1966) Manuel Martínez 2 2 1(10-07-1966) Carlos Núñez 2 2 1 1(31-07-1966) Benítez Cubero 2 3 1(28-08-1966) Carlos Núñez 2 3 1(00-04-1967) (Sevilla) 2 1 1(25-05-1967) (Madrid) 2 2 1(00-06-1985) (Jerez ) 2 2 1

Algunos de los trofeos logrados en su vida profesional

CUADRO II

CUADRO III

En Madrid: Seis veces saldría en volandas camino a la calle de Alcalá, enlas temporadas de 1949, 50, 52, 53, 54 y 67.

Novilladas, corridas y trofeos en la Plaza Real

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1949:1949:Octubre:10:Cordobés:

Recibió su alternativa el (02-10-1949),en la Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid),con toros de don Joaquín Buendía (1). La alter-nativa se la concedió Manuel Dos Santos,Manuel González y Rafael Ortega alternaronel (02-10-1949) en Madrid; día que recibió laalternativa Rafael Ortega al cederle ManoloGonzález, que estaba en su mejor momento,su primer toro, de nombre Cordobés, depelaje negro mulato y listón, bragado,marcado con el número 80, de la ganaderíade don Felipe Bartolomé, en presencia deManolo Dos Santos, entonces en plenocandelero y «ojito derecho de la aficiónmadrileña. Por percance de éste últimodurante el tercio de quites en el primer toro,la corrida quedó en un mano a mano y el éxitode Ortega fue rotundo, al cortar una oreja altoro Cordobés, el de su alternativa y otra alsexto (un sobrero de Escudero CalvoHermanos, lo que hoy es de Victorino), ylogrando su cuarta salida a hombros por laPuerta de Madrid en menos de dos meses,acompañado de su padrino.

Octubre:1949:Octubre:10:Cordobés:

10:Cordobés:

Algunos nombres más de los toros que lidió:

(1)Don Joaquín Buendía Peña, adquirió en 1932 la ganadería del conde de Santa Coloma,que a su vez procede de la que formó don Eduardo Ibarra con reses de don JoaquínMurube, como se dice al reseñar la vaca de don Ernesto Blanco y de su hijo Manuel,

procedente de la de don Fernando Parladé. En 1905, el conde de Santa Coloma adquirióel hato de reses que don Manuel Fernández Peña adquirió de don Eduardo Ibarra. En

1996 (al amparo del artículo 6o. bis c), don Joaquín Buendía hizo tres lotes de machos yde hembras de igual número, que se repartieron entre sus hijos y se adjudicó una parte a

la dehesa La Amarguilla, siendo la procedencia actual de Santa Coloma-Buendía.La producción de toros de la ganadería de don Joaquín Buendía, ubicada en

Sevilla, y que dentro de la misma casta conserva las procedencias de Ibarra y del Saltillo,de la más pura casta de Vistahermosa, ha sido magnífica, siendo de notar que con resesde esta vacada se han formado otras muchas, se aumentaron otras y se han efectuadocruces con casi todas. La antigüedad de esta ganadería es del 16 de mayo de 1906. Su

divisa: Azul y encarnada en una sola cinta. Señal: oreja derecha zarcillada.

1950:Julio:08:Trocador:

En la segunda de las corridas delserial taurino de la Feria de San Fermín, enPamplona, celebrada la tarde del sábado (08-07-1950), alternaron los diestros ManoloGonzález, Manolo dos Santos y RafaelOrtega Domínguez (Gallito), que lidiaronreses de don Fermín Bohórquez Gómez. DosSantos y Gallito era la segunda vez queactuaban en la Plaza de Toros de dichaciudad, en cuya corrida los relevante fue,desgraciadamente, que Ortega sufrió unagrave cogida en el sexto toro. Reseñaremosla corrida:

«Con una tarde también calurosa yentrada semejante a la del día anterior, se dioel sábado la segunda corrida citada, en laque, a pesar de no haberse cortado ningunaoreja, por rigor presidencial, los tres torerosque en ella tomaron parte, salieron afanososde triunfar y aprovecharon ampliamente lasbuenas condiciones del temple y cabezas queofrecían los toros jerezanos de don FermínBohórquez Gómez, se hicieron acreedoresa ellas en los toros tercero, cuarto y quinto,

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

en los que cuajaron faenas francamentesoberbias, ligeramente deslucidas con elacero, pero premiadas con grandesovaciones, peticiones de orejas y vueltas alruedo.

Y cuando ya estaba vencida la corrida,en la faena del sexto toro, que Rafael Ortegale había brindado a los asilados de la CasaMisericordia, sobrevino la desgracia queimpresionó profundamente al público. Fue elcitar al natural cuando el toro, marcado conel número 105 y que atendía por el nombrede Trocador, que estuvo a punto de nolidiarse porque estaba cojo de la extremidadposterior derecha, impedimento que pasóinadvertido para el público, pero no para losveterinarios, enganchó por la pierna derechaal gaditano Ortega, volteándole, y una vez enel suelo le metió la cabeza, suspendiéndole

por la entrepierna de tan aparatosa manera,que en el acto se dio cuenta el público quehabía recibido una gran cornada, como, enefecto, así fue. Al momento en la enfermeríase le apreció una herida penetrante por laregión perineal, que interesaba el recto y lavejiga y ascendía hasta la región abdominal.Se le intervino, a lo largo de dos horas conrepetidas transfusiones en vista del fuerteshock y carencia de pulso en que seencontraba. Luego reaccionó a las inyec-ciones y transfusiones que se le aplicaron, ya las diez de la noche se le trasladó a laClínica de San Miguel, donde durante lamadrugada le atendió el doctor Guinea, quefue llamado de urgencia a Madrid.

La corrida de Bohórquez fue buena,en general, de clase, dando un promedio de286 kilos y medio en canal.

En la imagensuperior, el

momento enque el toro secuela el iniciar

Ortega elmuletazo.

En la imageninferior, el

momento en queel toro enganchaal diestro de SanFernando por lapierna derecha.

(Fotos dearchivo).

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1958:Abril:27:Escogido,Espejito II:

La reseña de esta corrida de toros deD. Eduardo II Miura Fernández, celebrada latarde del domingo (27-03-1958) en la PlazaReal de El Puerto de Santa María, bajo uncielo azul y soleado, es doblemente intere-sante, porque la esperada miurada yaprotagonizó la tarde anterior un hecho queacentuó aún más el atractivo del festejo y quevivimos con toda intensidad (2, véase en la

página 28). Y es que durante el desen-cajonamiento uno de los astados, llamadoVelonero, se emplazó en el centro delredondel, mirando hacia cuanto se movía,pero sin perder de vista al camión dondeestaban sus compañeros, ya que sobre élestaban dos hombres, preparados para darsalida a otro ejemplar. Esa fue la causa, másel ruido que hacían sus compañeros, que endos ocasiones el toro se fuese hacia elcamión y cornease sobre las ruedas. Comouna y otra vez, sin resultado alguno, volvieraa situarse en el centro del redondel, nohaciendo caso alguno a los cabestros, por lo

Arriba, el momento más trágico de la cogida. Abajo, en composición seriada,una vez en suelo, el toro cornea de nuevo a Ortega; todos al quite y el diestroinmóvil sobre la arena; Ortega es llevado sin conocimiento a la enfermería.

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

Este miura era semejante a Espejito II, faltándolesólo la característica de tener «ojo de perdiz.»

que habiendo pasado más de media hora,alguien, aun a sabiendas del peligro que ellorepresentaba y porque no se podía hacer otracosa, autorizó que saliese otro miureño,llamado Espejito II, de pelo co-lorado, ojo deperdiz, al que Rafael Ortega le cortó al díasiguiente las orejas. Cuando el «ojo de perdiz»vio a Velonero, en menos que canta un gallo,se lanzaron a toda velocidad el uno contra elotro y del tremendo encontro-nazo con sustestuces, que se pudo escu-char por todoslos presentes, ambos saltaron al aire comosi fuesen de juguete, para quedar muerto enel acto Velonero (3, página 28).

Las incidencias continuaron, pues delos seis toros que salieron de Zahariche fueronsustituidos tres –uno, el citado Velonero y

dos rechazados por pequeños-, dos de ellospor otros de la misma divisa, llegados lamañana del día de la corrida y que fueronembarcados con muchas dificultades en lamadrugada de ese día, y un tercero de la deDomecq Hermanos. Los cinco de la famosavacada sevillana, la de los «terroríficosmiuras», se comportaron bien en su conjunto,eso sí, con mucho poder, casta y nervios;siendo los más grandes los lidiados en cuarto,quinto y sexto lugar, aunque todos fueron muyaplaudidos; pasando seguidamente a rela-cionar todos ellos, integrando la segundaparte de la reseña principal, en la que torearonel citado Rafael Ortega Domínguez, DámasoGómez y Luis Miguel González Lucas (LuisMiguel Dominguín):

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

(2) Tan fue así que, aquella misma tarde decidí en mis adentros abandonar tan prontofuese posible mi trabajo en la Base Hispano-Americana de Rota y volverme a Córdoba

para terminar la carrera de Veterinaria que había dejado en 1952. Me juré a mi mismo, yade forma definitiva, dedicarme a los toros de lidia desde que volviera a pisar la Facultad

de Veterinaria de Córdoba ¡Y así lo hice!, dedicándome todo el resto de mi vida al estudiode los toros bravos y en mi vejez a escribir sobre ellos.

(3) Otro hecho similar, como ya quedó citado, tuvo lugar el (20-07-1879), cuando el torode la ganadería española de Taviel de Andrade, llamado Calzonero, que se encontraba

en los corrales de la Plaza de Toros de Valencia, al sacarlo de los cajones, sucompañero de dehesa, de nombre Mantillino, acometió contra él, llegándole con tal

ímpetu que le ocasionó la muerte al chocar frontalmente.

1958:Mayo:15:Elegido:

Recibió Rafael Ortega su doctoradoonce años después de su alternativa en lamisma Plaza de Toros madrileña de LasVentas, el (15-05-1958), de manos de LuisSegura y de testigo Antonio Chenel(Antoñete), con el toro de nombre Elegido,de la ganadería española de don FermínBohórquez Gómez (4, enmarcado en rojo).

(4) De Jerez de la Frontera (Cádiz), con divisa verde y encarnada, y señal, hojade higuera en la izquierda y un corte en la derecha, tiene antigüedad del (17-05-1951). Los hermanos Bohórquez, uno de ellos, llamado Fermín, fue el padre de

los también hermanos Fermín y José Bohórquez Gómez, presentaron porprimera vez sus toros en la nueva plaza de toros de Madrid el (25-03-1912).Procede de la que en 1940 formó su ganadería don Luis Vallejo Alba, con 59

hembras y dos sementales adquiridos directamente a doña Carmen de Federico,antigua de Murube y de pura casta Vistahermosa y que fue adquirida por donFermín en 1946. Vacada que, notablemente aumentada con más reses de este

puro encaste «de los murubes», fue adquirida por el jerezano FermínBohórquez Gómez, quien vio por primera vez su nombre en los carteles la

tarde del (22-04-1946), con una muy buena corrida que despacharon consonados éxitos los diestros Domingo López Ortega, Juanito Belmonte, Alfonso

Ramírez (El Calesero) y Pepe Luis Vázquez, en la Monumental Plaza de Toros deBarcelona. Supo don Fermín Bohórquez mantener en buen tono las excelentes

ascendencias de este encaste, al mismo tiempo que le infundió a su ganadounas características propias, dándoles un sello especial dentro del canon

murubeño. Son unos toros que, pese a las desigualdades inevitables de lasganaderías de camadas largas, suelen dar buen juego con abundancia de

muchos toros realmente extraordinarios. Tras el fallecimiento de don Fermín,continuó con la acreditada ganadería su hijo don Fermín Bohórquez Escribano,

notable rejoneador, en las fincas de «Fuente Rey» y «Peñuelas».

1959:Mayo:17:Mariscal:

El sólo nombre de Rafael Ortega fueornato de las ferias españolas másimportantes. En el recuerdo están el rabo aun Miura en Sevilla en 1954 y la gran faena altoro, llamado Mariscal, marcado con elnúmero 19 y de pelaje negro, de D. ClementeTassara, el (17-05-1959), que inspiró alcronista del periódico A B C, Antonio Díaz-

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

Cañabate, una de sus mejores crónicas. Elmismo año, también durante el serialmadrileño de San Isidro –sin duda en otracorrida-, el toro de nombre Rosaledo,también marcado con el nº 19, de pelajenegro, de la misma ganadería, obtuvo delpremio al mejor toro de dicho serial, por suextraordinario comportamiento en los trestercios de la lidia. Ocupó el décimo lugar dela lista y de los 46 toros premiados en la Plazade Toros de Madrid entre 1950 y 1996.

La citada «lista» es como sigue:1951: Rizador, nº 25, cárdeno, de don FelipePablo Romero. 1952: Cachiporra, nº 44,negro, de don Fermín Bohórquez Gómez.1953: Escamillo, nº 44, negro, de don AntonioUrquijo. 1954: Italiano, nº 208, negro, de donAntonio Urquijo. 1955: Lunero, nº 74, negrobragado, de don Carlos Núñez. 1956:Farolero, nº 18, negro, de doña EusebiaGalache. 1957: Grasito, nº 26, negro, de don

Antonio Pérez. 1958: Rosaledo, nº 21,cárdeno, de don Felipe Pablo Romero. 1959:Mariscal, nº 19, negro, de don ClementeTassara. La Feria de San Isidro madrileña,repetimos, no sólo supone el ciclo más largoe importante de corridas y, por tanto, el demayor número de toros lidiados, acercándosedurante los últimos años a los treinta festejoscelebrados, sino también, en líneasgenerales, las de mayores exigencias sobrelas condiciones que deben reunir los toros,aunque a veces, el desmedido celo de algunosgrupos de aficionados por el tamaño de lostoros, peso y armadura, más bien parecenque quisieran resucitar los ancestrales torospintados en el techo de la cueva rupestre deAltamira. Y sin embargo, ya es bien sabidoque los toros demasiado grande y pesados,no son siempre aptos para una lidia artísticay, como se casan pronto, se dedican adefenderse, dando cornadas.

No cabe mayor perefección, en la técnica deestoquear los toros, como la ejecutaba Rafael Ortega.

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1966:Marzo:24:Martincho:

El (24-03-1966), luego de una faenabrillante al bravo y noble toro, de nombreMartincho, de Manuel Martínez, en la «PlazaMéxico» –«la más grande del Mundo», comotantas veces lo recuerda el cornista taurinomexi-cano D. Adiel Bolio (padre)-, con el cortede dos orejas, el diestro Rafael Ortega seganó la Oreja de Oro. Ello quiere decir queno más llegó a México y triunfo.

1967:Octubre:01:Capuchino:

Rafael Ortega, en la segundatemporada de su reaparición, circuló por lamisma senda que la primera en esta de 1967,

¡Si! La «Plaza México» es «la más grande del mundo.»

ya que tras torear veinte corridas, con fre-cuentes triunfos, fue cogido en la Monumentalde Barcelona el (01-10-1967) por el toro,llamado Capuchino, del hierro de «Hoyo dela Gitana», que le infringió una cornada quele atravesó el muslo izquierdo por su terciomedio. Aquella tarde le había otorgado laalternativa a Adolfo Rojas, en presencia deFrancisco Rivera (Paquirri).

Desde que hizo su debut conpicadores, la tarde del (11-08-1946), en laPlaza de Toros de Ceuta, hasta su últimacorrida en la Plaza de Toros de Madrid, trasalgunos años de retirada, transcurrieronprácticamente 20 años, y de su postreraactuación madrileña aún quedan muchosaficionados que seguirán recordandogratamente aquella corrida de su reaparición,en la Feria de San Isidro de 1967, en la quecortó dos orejas a un toro de Contreras, poruna inenarrable faena con el capote, la muleta

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ANCTL - MÉXICO

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

La Plaza de Toros México fue edificada en catorce meses, iniciándose las obrasel (01-12-1944); y el enorme coso, el mayor del mundo, fue inaugurado el (05-02-1946).En la construcción participaron 12.000 obreros, en tres turnos diarios. El diámetro primitivodel redondel fue de 50 metros, reduciéndosele posteriormente a 44, tienendo un cupopara 44 mil espectadores; el nivel al que se encuentra dicho redondel es el 20 metrosbajo el nivel medio del terreno de la calle Insurgente. El Patio de Cuadrillas, Toriles,Patios de Caballos y demás servicios se encuentran más altos que el del redondel, a 17metros abajo del nivel del terreno. La gradería comprende 37 hileras de gradas deochenta centímetros de ancho, con peraltes que varían de 48 a 56 centímetros; dichasgraderías tienen un desarrollo horizontal de treinta metros. En seguida se encuentra latípica y bien acomodada hilera de palcos, con cupo de cerca de diez personas cadauno, muy buenos asientos y medio baño propio; dichos palcos se encuentran justamentesobre el nivel natural del terreno. Arriba de los palcos, y ya soportadas por magníficasestructuras de ferroconcreto, es decir, en el aire, están las graderías correspondientes alas localidades de «general», o sea, 23 hileras de gradas también de 80 centímetros enancho con peraltes de 64 centímetros de alto; el desarrollo horizontal de esta últimalocalidad es de veinte metros lineales. El techadillo que circunda interiormente toda laplaza se encuentra a una altura de 22 metros arriba del nivel natural del terren o, y,como éste se halla a 20 metros arriba del redondel, se tiene un total, para la alturainterior del coso entero, la «fuerte cantidad de cuarenta y dos metros lineales (Excelsior,(17-02-1946), Arq. Manuel Chacón. Tercera Sección. Página 7).

Fue bendecida por el Arzobispo de México, don Luis María Martínez. que hizoun recorrido completo por ella regándola con agua bendita. Cuando terminó, volteó aver a los toreros y les dijo: «Aunque ustedes nos lo crean, la historia dirá que yo di lavuelta al ruedo antes que ustedes.» En la inauguración lidiáronse toros de la ganaderíazacatecana San Mateo, de don Antonio Llaguno. El cartel: Luis Castro (El Soldado),Manuel Rodríguez (Manolete) y Luis Procuna. El primer astado se llamó Jardinero, depelo cárdeno obscuro y caribello, nº 33. El primer capotazo lo dio Román Guzmán (ElChato), quien clavó también el primer par de banderillas. La primera vara el picadorJosé Amezola, que marró, y fue José Noriega (El Cubano) quien realmente puso laprimera puya. El primer muletazo, de «El Soldado», siendo un ayudado por alto; y laprimera estocada del mismo diestro, se refrendó con el descabello al segundo golpe. Elprimer puntillero que entró en funciones, para atronar al segundo astado de la corridainaugural, fue el cahetero Víctor Reyes.

La recaudación en taquilla, ascendió a la cantidad de 546,264.00 pesos. Fungiócomo Juez de Plaza don Carlos Zamora y el Cambiador de Suertes lo fue don RosendoBéjar. Los subalternos que actuaron fueron:

Picadores: José Larios (El Indio); José Noriega (El Cubano) y José Amezola.Banderilleros: Román Guzmán (El Chato); Carlos Encinas y José Antonio Casillas,

formaron la cuadrilla de Luis Castro (El Soldado); la del diestro español ManuelRodríguez (Manolete) estuvo integrada por los picadores Luis Vallejo Barajas (El Pimpi);Felipe Mota y Manuel Pérez (Andaluz) y por los peones Alfredo David, Jesús Merino (ElGüero) y Ricardo Aguilar.

A las órdenes de Luis Procuna salieron a caballo: Juan Aguirre (Conejo Chico);José Meza y Manuel Domínguez (Berrinches II) y los infantes Fernando López, DavidSiqueiros (Tabaquito) y Francisco Balderas. Los puntulleros fueron: Macario Castelán(Gallinito) y Víctor Reyes.

Historia de la «Plaza México», en la que toreó Rafael Ortega Domínguez

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

y la espada; curiosamente, esa tarde abrileñaCurro Romero se negó a matar un toro; y loque son los aficionados: produjo másexpectación el mitin de Curro (el día anteriorhabía obtenido un gran éxito) –una pruebamás de la inclinación populachera de la Fiesta

Viene de la página nº 30 Brava, por parte de los ignorantes, más queel arte del toreo- , que la memorable tarde deRafael Ortega, quien tuvo que retirarsedefinitivamente poco después, tras otragravísima cogida sufrida en la MonumentalPlaza de Toros de Barcelona.

Se podrá torear igual, pero mejor, ¡nunca! Y es quelo que hacía Rafael era pintar el arte puro.

Mejoró a su creador Manolete, en la suerte delas «manoletinas.» ¿Acaso, no?

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

CRONOLOGIA GENERAL DE RAFAELORTEGA DOMÍNGUEZ

1921:Rafael Ortega Domínguez, matador

de toros, nacido en San Fernando (Cádiz), el(04-07-1921), falleció en la misma ciudad el(18-12-1997), a los 76 años de edad y tras20 de ejercer su profesión. Sobrino delbanderillero Rafael Ortega (Cuco de Cádiz)–que actuó mucho en Madrid en las novilladasdurante muchos años, terminando comoauxiliar del rejoneador José Belmonte-, porlo que acaso influyera en su vocación tal

influencia familiar, pero se inició al toreo convocación tardía, vistiéndose de por primeravez de luces en 1945, pero con una sobriedady pundonor ejemplares, para terminar siendoun gran torero y, sobre todo, un hombre cabal.Sus cualidades humana le hicieron acreedora llevarse el profundo y multitudinario cariñoque incontables amigos y aficionados, quedebieron servir de valiosísimo salvoconductopara disfrutar de pase automático al Paraíso.

Rafael irradiaba humanismo,nobleza y simpatía, los mejores

valores del hombre.

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1945:Agosto:11:

Vistió su primer traje de luces en1945 en la plaza de Ceuta (Norte de África),ciudad donde cumplía el servicio militar ydonde un año después, hizo su debut conpicadores, la tarde del (11-08-1946), en laPlaza de Toros de Ceuta (Enclave españolen el Norte de África, en donde el año anteshabía cumplido con su servicio militar obliga-torio). Tardó tres temporadas en coger famaen su escalafón, sin suerte ni en su primerpaseíllo en la Real Maestranza de Sevilla en1948, donde la fulgurante actuación deFrasquito, un inconsistente imitador deManolete, opacó su buen toreo (véase (14-08-1949).

Septiembre:08:

Rafael Ortega, Luis Miguel GonzálezLucas (Dominguín), a la sazón novilleros, yPepe Anastasio como rejoneador, alternaronel día (08-09-1946) en la Plaza de Toros deMurcia, lidiando ganado de don Eduardo IIMiura Fernández, más un toro de Santos parael rejoneador. La ciudad cartagenera, de granraigambre taurina, con extraordinarios yentendidos aficionados, carece desde haceaños de Plaza de Toros. En ese sentido hayque destacar la incansable labor que vienenejerciendo los distinguidos miembros delprestigioso «Foro Taurino Cultural de Carta-gena y su Comarca» para lograr que prontocuenten con una moderna Plaza de Toros.

1947:Abril:27:

El ganadero D. Esteban Gonzálezpresentó siete de sus novillos en la Plaza Realde El Puerto de Santa María, la tarde del (27-04-1947), presentando el coso una buenaentrada, si bien los novillos, aunque de pocopeso, dieron en su conjunto aceptable juego

a los diestros Juanito Balañá, Manuel Navarro,Manuel Franco (Cardeño) y Rafael OrtegaDomínguez, que hacía su presentación comonovillero. Y que no se pase decir que el últimotoro, de Ortega, se le condenó a banderillasnegras.

Balañá, que era el rejoneador, enverdad, no estuvo todo lo afortunado que deél se esperaba, probablemente debido a quele tocó en suerte un novillote chico y tal vezreparado de la vista, no le hizo caso al de acaballo, pese a que el caballero rejoneador leobligó con insistencia, lo cual restó brillanteza su labor, quien, no obstante, estuvo tanvaliente como voluntarioso, consiguiendo alfinalizar su aburrida lidia, con un certero rejónde muerte, siendo premiado su trabajo concalurosos aplausos, que le obligaron a saludardesde los medios.

Manolo Navarro, que abría el cartel delos lidiadores de a pie, demostró en todomomento ser un novillero enterado de suoficio, que no en balde venía de triunfar en laReal Maestranza de Caballería de Sevilla. Lafaena de muleta a su primer novillo fuebastante inteligente y reposada, obligándolea embestir porque el animal estaba un pocoquedado, logrando sacar de él el mayorpartido posible. Llegó el astado al desolladerodespués de recibir una media estocada ensu sitio y un descabello certero, por lo quefue ovacionado.

En su segundo, que brindó a la con-currencia, inició la faena de muleta con susestatuarios, sin moverse un pelo y con lospies metidos parcialmente en la montera,para seguir luego muy torero, derrochandovalentía inteligentemente, ofreciendo pasesde todas las marcas, que el público agradecíaaplaudiéndole con sincero entusiasmo,adornándose varias veces con pases derodillas y tocando el pitón. La poca fortuna alestoquear le impidió lograr los trofeos que enley iba a ganarse, pero el público conocedorsupo premiar la buena y voluntariosa labordel gaditano con muchos aplausos.

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

En honor a la verdad, para Cardeñofueron las más sonadas ovaciones de latarde. Su gran valentía y amor propio pusieronde manifiesto el dominio en esta, en quedemostró cada vez estaba cuajando máscomo torero y artista, tanto con el capotecomo con la muleta. Buena prueba de ellofueron la serie de verónicas con que recibióa su primero y después los impecablesestatuarios, naturales y ayudados por bajo,que instrumentó en su faena de muleta. Lomató de una estocada y media, entrando muybien la dos veces y de las que murió el novillosin puntilla. Una gran ovación con corte dedos orejas y vuelta al ruedo fueron loscertificados de garantía de sus actuaciones.Y el éxito se repitió en el quinto de la tarde,con el que se estiró mucho en una finasverónicas. Después de brindar al público,ejecutó una faena de muleta muy ceñida,amparado ya en el conocimiento exacto delos terrenos de los novillos, y todo valien-temente, con todo el repertorio de pases, queel respetable jaleó entusiasmado. Entrandomuy bien, colocó media estocada en su sitio,descabellando luego, para obtener una oreja,otra ovación y vuelta al ruedo.

A Rafael Ortega nada tardaron losentendidos que era otro novillero queclaramente prometía. Toreó muy bien de capa,bajando con cadencia los brazos y jugandoadmirablemente con las muñecas, recordán-donos a Juan Belmonte García, y todo eltiempo se comportó reposado y valiente enla cara de sus novillos. Sus faenas de muleta,tanto al tercero como al que cerró plaza,fueron muy toreras y de cerca, dejándose very sacando el mejor partido posible de susenemigos. Mató a ambos con brevedad,siendo premiada su labor con calurosasovaciones. El cronista, al final de su reseñadice: «Es un novillero que llegará, si la suerteno dispone otra cosa»…, que también podríahaber dicho «si Dios quiere» ¡y quiso! Ni quedecir tiene que los espectadores salieronsatisfechos, que no siempre sucede.

1947:Agosto:03:

Con ocho novillos del marqués delContadero hicieron su debut el ganaderosevillano –que presentó novillos ajustados depeso, pero bien armados y que ofrecieronbuen juego, sin que sepamos los nombres,números, pelaje y peso de cada uno- y elnovillero, el después famoso matador, naturalde San Fernando, conocido como «El Torerode la Isla», Rafael Ortega Domínguez, en laPlaza Real de El Puerto de Santa María(Cádiz), alternando con Ventura Núñez(Venturita), que abría el cartel la tarde deldomingo (03-08-1947), seguido de ManuelFranco (Cardeño), Rafael Ortega y PaquitoBru. Esta novillada con caballos tuvo, ade-más, el aliciente adicional de ver cuál de losdiestro se haría merecedor del hermosocapote de paseo de que otorgaba la CasaOsborne al triunfador. La emblemática Plazalucía vigorosa con sus tendidos bien repletosde una masa de aficionados, llegados detodos los pueblos de la provincia, especial-mente de San Fernando, que se dieron citauna vez más para disfrutar de una más delas interesantes y animadas novilladas decarácter regional que se dieron aquellastemporadas en El Puerto, cuyos festejos seiniciaron, siempre con gran afluencia deespectadores desde las primeras novilladascelebradas en junio y julio.

El primer y quinto novillos,correspondieron al jerezano Ventura Núñez(Venturita), fue muy lucidamente toreado, elque abrió plaza, con la capa y con la muleta,Venturita cuajó buenos pases, logrando darleuna buena media estocada «lagartijera», loque le valió una bien merecida oreja, dandola vuelta al ruedo entre sonadas ovaciones,viéndose obligado a devolver a los espec-tadores chaquetas, sobreros y hasta un gato.A su segundo lo remató de una estocada algodelantera, mereciendo una ovación y vueltaal ruedo, consiguiendo sumar 4.938 votos y

Cartel en la página anterior. Pasa a la página nº. 38.

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ganarse el capote de paseo de la CasaOsborne.

El segundo y sexto correspondierona Manuel Franco (Cardeño), haciéndole unafaena de muleta muy ceñida y con ambasmanos, si bien un tanto movido, pero con in-negable valor. Por fortuna sufrido un percan-ce sin consecuencias, rematando al primerode su lote con media estocada ligeramentetendida, ganándose una oreja y dando la vueltaal ruedo entre calurosas ovaciones. A susegundo, justo es reconocer que toreó artísti-camente con bonitas verónicas, y muletazossin moverse, de gran mérito pues tuvo queaguantar mucho, para rematarlo de mediaestocada en todo los rubios y un certero des-cabello, aunque intervinor el puntillero.

El tercero y séptimo corres-pondieron a Rafael Ortega, quien agradódesde que abrió el capote con su serenidady elegancia de su toreo, dejando ver que habíaen él una futura gran figura. «Sus lances apie –según la primorosa crónica de D. JoséMaría Rojas Guillén-, fueron muy aplaudidos,así como su toreo de frente por detrás y porchicuelitas. Con la muleta estuvo muyreposado y valiente, toreando al natural. Notuvo suerte con el pincho en su primero y alsegundo lo despachó con media estocadadelantera. Vuelta y muchos aplausos.»

El cuarto y octavo de Paquito Bru,que toreaba por segunda vez una novilladacon caballos, dejando al descubierto quesabía hacer su trabajo. De su primer enemigorecibió un fuerte achuchón, seguido de unaestocada poco ortodoxa, para dar una vueltaal ruedo. A su segundo, último de la tarde, lomuleteó ceñidamente, con temple y muchovalor, ejecutando una serie de naturalesmirando a los espectadores y le salieron conelegante estilo. Remató el último de la tardede una estocada, siendo su trabajo premiadocon sonada ovación y vuelta al ruedo. Todo,pues, terminó complaciendo al numerosopúblico y más al empresario, por el éxitoeconómico.

1947:Agosto:17:

Hasta el (17-08-1947) no logróRafael Ortega torear en una plaza de torosde importancia, haciéndolo el citado día en laMonumental Plaza de Toros de Barcelona, sibien, desgraciadamente, con poca fortuna, yaún le esperada el duro calvario de un añomás de riesgos sin compensación alguna,hasta que le llegó la hora feliz de tomar sualternativa en la Plaza de Toros de Madrid el(14-08-1949).

1948:Tardó Rafael Ortega tres temporadas

en coger fama en su escalafón, sin suerte nien su primer paseíllo en la Real Maestranzade Sevilla en 1948, donde la fulguranteactuación de Frasquito, un inconsistenteimitador de Manolete, opacó su buen toreo(véase (14-08-1949). Hizo su debut conpicadores, la tarde del (11-08-1946). en laPlaza de Toros de Ceuta (Enclave españolen el Norte de África, en donde el año anteshabía cumplido con su servicio militarobligatorio). Ju

Agosto:18:

Rafael Ortega, Pepín Martín Vázquezy José Vera (Niño del Barrio) alternaron en laPlaza de toros de Cartagena, el día (18-07-1948), lidiando ganado de don Rafael Clairac.

1949:Agosto:14:

Siguiendo el citado anteriormenteartículo de la web, escrito con singular afectoa la figura señera de Rafael Ortega, nospermitimos resumirlo por el indudable interésque tiene su contenido, que transmiteadmiración, afecto y reconocimiento al torero,para todos los que le recordaremos siempre,muy especialmente para los aficionados

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

gaditanos, sin olvidarnos antes de felicitar asu autor, el Sr. Juan Luis Penna, quien reseñatextualmente : «Corría el verano de 1949,cuando, en plena canícula, un domingo 14de agosto, se anunció en Madrid una de lastantas novilladas veraniegas, en las que, juntocon novilleros ya veteranos y de escasocartel, se solía hacer debutar algún nuevodiestro escasamente conocido por los aficio-nados; en este caso se anunciaba el debutde Rafael Ortega Domínguez, de SanFernando (Cádiz), cuyo nombre poco o nadadecía a los aficionados madrileños, aparte lacoincidencia del apellido con el que el célebrediestro de Borox –Domingo Ortega, o elsevillano Rafael Ortega-; los más enteradosrecordaban vagamente que el año anterior unnovillero de ese nombre y apellido habíaactuado en Sevilla la misma tarde en la quese presentó con gran éxito en la MaestranzaFrasquito, de quien se llegó a decir que iba aser el sucesor del entonces recientementefallecido Manolete, mientras que del gaditanoRafael Ortega apenas se había dicho nada,a pesar de que resolvió ese día una seriapapeleta, despachando cinco novillos porcogidas de sus compañeros.

El ganado fue de la señora viuda deArribas, acompañando a nuestro paisano losnovilleros Trujillano y Manuel Santos Cabrero,y el éxito de Rafael Ortega fue tan firme querepitió sus actuaciones los días (21-08 y 22 y25-09) del mismo año. Continuó la buenaracha, hasta el punto de considerarse plena-mente maduro para tomar la alternativa, el(02-10-1950).

Los aficionados que aquel díacanicular se reunieron en Las Ventas,salieron sorprendidos del oficio, conoci-mientos y maestría del debutante gaditano,cuyo aspecto, con calva incipiente y figuraligeramente encorvada, denunciaban que nose trataba de un niño, sino de un hombre yahecho, que aparentaba aún mayor edad dela que realmente tenía. Aquel éxito inicialmotivó sucesivas repeticiones y el balanceal final de la temporada de 1949 ya le hizo

acreedor al título de torero de Madrid: cuatronovilladas seguidas con tres salidas ahombros consecutivas y el anuncio de sualternativa en la propia Monumental a menosde cincuenta días desde su debut en el cartelde primerísimo figura, con toros de Buendía.Aquella misma tarde ya probaría las mielesdel triunfo cortando las dos orejas de su últimotoro y cruzando por primera vez aquellaPuerta Grande. Cinco veces más a lo largode su carrera saldría en volandas camino ala calle de Alcalá, en el 50, 52, 53, 54 y 67.

1949:Octubre:10:

Recibió su alternativa el (02-10-1949),en la Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid),con toros de don Joaquín Buendía. Se laconcedió Manuel Dos Santos, ManuelGonzález y Rafael Ortega alternaron el (02-10-1949) en Madrid; día que recibió laalternativa Rafael Ortega al cederle ManoloGonzález, que estaba en su mejor momento,su primer toro, de nombre Cordobés, depelaje negro mulato y listón, bragado,marcado con el número 80, de la ganaderíade don Felipe Bartolomé, en presencia deManolo Dos Santos, entonces en plenocandelero y «ojito derecho de la aficiónmadrileña.»

Por percance de éste último duranteel tercio de quites en el primer toro, la corridaquedó en un mano a mano y el éxito de Ortegafue rotundo, al cortar una oreja al toroCordobés, el de su alternativa y otra al sexto(un sobrero de Escudero Calvo Hermanos,lo que hoy es de Victorino), y logrando sucuarta salida a hombros por la Puerta deMadrid en menos de dos meses,acompañado de su padrino.

Actuó nuestro paisano en aquellatemporada de 1949 en tres corridas más,siempre con resonado éxito, y quedó eninmejorables condiciones para la temporadasiguiente.

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1950:Temporada 1950: desoreja por

partida doble, en San Isidro, a un toro deBuendía. Recibe cornadas en Granada, y el8 de julio en Pamplona (gravísima).

Abriendo la generación de los años1950 figura un diestro de la categoría y tallade Rafael Ortega: torero de toreros,profesional honesto y sincero, respetado portodos sus compañeros y tenido hoy, cuandomás y mejor se le reivindica, como una delas más clásicas referencias de la pureza deltorero. Pero aquel al que llamaron «el tesorode la Isla» no fue en su tiempo, tal y comodesigna la generalidad del término, «figura deltoreo.» Ortega fue ante todo, un buencapoteador, un templado ejecutor del pasenatural más clásico, el de más difícil eje-cución, y trazó además el pase de pecho conuna enorme profundidad. Torero modélico,por tanto, dentro de la línea belmontina yheredero de esa sobria y arriesgada maneraque impuso la escuela rondeña, queculminaba con la soberbia interpretación delvolapié, en la que él fue un auténtico maestro.

Pero también es clásico el debatepara dilucidar, según Paco Aguado, lascausas que le impidieron llegar a la cumbrecontando con tan excelentes cualidadestécnicas, haciendo un toreo de tan nítidacalidad, de tan difícil y hermoso concepto. Lamayoría aludió a un físico nada propicio: ralacabellera, como la de su homólogo El Gallo,y ostensible robustez cercana a la obesidad,como consecuencia de su tardío arranque enla profesión, de su madurez personal. Otroslo achacan también a ese rosario de gravescornadas que surcaron de cicatrices suamplia anatomía, aunque más bien cabríapensar que todas esas pruebas de sangreque superó una y otra vez con la mismadeterminación, y con el sólido valor que lostoros le pusieron a prueba reiteradamente,fueran consecuencia, precisamente, de latorpeza de movimientos de su fornido físico.

También es cierto que Ortega coin-cidió en su tiempo con otros toreros de mucho

mejor atractivo popular –Luis MiguelDominguín, Julio Aparicio, Miguel Báez (LitriIII) y Antonio Ordóñez...- que le aventajaronen el escalafón y a los que no siempre pudoseguir el regular ritmo del éxito por causa deesos persistentes percances que tantasveces le sacaron del palenque y que lemenguaron cotización. Porque, de una u otraforma, el toreo de Rafael Ortega, como el detodos los que torean con pleno y conscienteasentamiento de plantas sobre la arena, erasiempre una arriesgada apuesta, en la que lacornada siempre tenía un alto número deprobabilidades de producirse. Pero asabiendas de todo ello, en de la Isla, suposiempre pagar el precio de la honestidad yde la fidelidad a su concepto.

Abril:Ciertamente, con los éxitos logrados

por nuestro paisano en la Plaza de Toros deMadrid en la temporada anterior, ya estabamás que justificado el título de «Torero deMadrid», mas tras cortar una oreja en lacorrida de inauguración de la temporadamadrileña de 1950, se proclamó el máximotriunfador en la tradicional Feria madrileña deSan Isidro, y a pesar del serio retraso quesupuso para su carrera el gravísimo percancesufrido en la Plaza de Toros de Pamplona enjulio de ese año, de la que se salvó mila-grosamente, siguió triunfando en la Plaza deToros madrileña de Las Ventas durante todala década de 1950, en la que no hubo año enla que no obtuviera un rotundo éxito y, enmuchas ocasiones, con durísimas corridas,sumando un balance de orejas cortadas ysalidas a hombros, tan sólo superado porcontadísimos diestros en toda la historia dela Plaza Monumental madrileña.

Junio:08:

Toreando Ortega en la Plaza de Torosde Granada, la tarde del (08-06-1950), sufrióuna cogida infringida por un astado de laganadería de D. Ramos Paúl, que fue

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

bastante grave, afectando su musloizquierdo.

Julio:08:

Sufrió Rafael Ortega uno de los másgraves percances de su vida profesional,toreando en la Plaza de Toros de Pamplona,en una de las corridas tradicionales de laFeria de San Fermín, la tarde de (08-07-1950),en la que un toro de D. Fermín BohórquezGómez, llamado Trocador, le asestó doscornadas gravísimas: una interesaba el rectoy la vejiga, y la otra la pierna derecha, de lasque se libró mila-grosamente de una muertesegura, aunque quedó siempre limitada laagilidad de la pierna, exactamente a tresmeses de haber sido proclamado el máximotriunfador en la Feria de San Isidro madrileña,tras cortar una oreja en la corrida deinauguración de la temporada. En esta Plazaobtuvo durante toda la década de 1950,rotundos éxitos y, en muchas ocasiones, condurísimas corridas, sumando un balance deorejas cortadas y salidas a hombros, tan sólosuperado por contadísimos diestros en todala historia de la Plaza Monumental madrileña.

Aunque nuestro paisano toreó en latemporada de 1949 en tres corridas más,siempre con resonado éxito, y quedó eninmejorables condiciones para la temporadasiguiente. En ésta, sin embargo, no logró lostriunfos que esperaba, pero sí obtuvo muchosaplausos en la certeras estocadas quepropinó a sus enemigos, creciendo su créditode matador valeroso y con envidiablepundonor. Y pese a la cornada sufrida toreóesa temporada veintiséis corridas.

Pero, pasado el tráfago del día a díadel toreo de la década de 1950, superadaslas intrigas y las políticas taurinas de la época,varias décadas después es tiempo dereconocer sin prejuicios los méritos de estediestro, que, técnicamente, devolvió al toreode muleta el cite con el engaño adelantadoque el manoletismo –compensándolo conotras virtudes, como la ligazón- había desde-

ñado durante la década de 1940. Habrá quereivindicar la figura de Rafael Ortega tal ycomo hicieron las dos plazas más impor-tantes de la Tauromaquia, pues en esas síque figura, y de las grandes, a tenor de unpalmarés al alcance de muy pocos: 19 orejasy dos rabos en sus tardes en La Maestranza,23 apéndices y seis salidas a hombros en 32actuaciones en Las Ventas. Algo haría másque dar estocadas... Mi personal felicitaciónal cronista e historiador don FranciscoAguado, en agradecimiento por el placer quenos ha regalado al leer la colección de«Figuras Del Siglo XX», en la notable revista6 TOROS 6.

1951:Mayo:06:

Tras torear una sola novillada en laPlaza Real de El Puerto de Santa María, ensu etapa de novillero, la tarde del (03-08-1947), Rafael Ortega reapareció en dichocoso, ya como matador de toros, el (06-05-1951), figurando como segundo en el cartel,que estaba encabezado por Pepe LuisVázquez y de tercero, Miguel Báez (Litrti III),en una tarde que el cronista cuyo nombre realdesconocemos, pero que la calificó de «Olor,color y sabor.» La citada terna se enfrentó a6 toros 6 de D. José Benítez Cubero -todosde bonita «hechuras», aceptables cornamen-tas, aunque como todos los de aquellos años,faltitos de romana, si bien dieron una mediaen canal de 266 kilos, porque todos pasaronde los 500 en vivo; sólo uno fue menos bravoy todos aplaudidos en el arrastre-, en un díaque comenzó amenazando lluvia, por lo quelos espectadores, que acudieron en buennúmero, estuvieron con sus gabardinas enguardia.

El toro que abrió plaza y el cuartocorrespondieron a Pepe Luis Vázquez ( ElSócrates de San Bernardo), del que Manolete,que por cierto le admiraba, dijo: «Si Pepe Luisquisiera, acabaría con todos los toreros»,

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

prácticamente con treinta años de edad, puesnació en Sevilla el (21-12-1921) y once dealternativa, pues la recibió de manos demanos de Pepe Mejías (Bienvenida) la tardesevillana del (15-08-1940), y en presencia deGitanillo de Triana, al cederle Bienvenida elastado, de nombre Sabihondo, de pelajenegro, de don Francisco Chica. Se la confirmóMarcial Lalanda del Pino en Madrid el (20-10-1940)-, disfrutaba de una gran solidez deconocimientos, ocupando ya un lugar deprivilegio, nos trajo a los portuenses su toreode capa con el fino y exquisito aroma de laEscuela Sevillana, desprendiéndose «de sucapote maravilloso y que tenía la virtud deextender y penetrar en la sensibilidad de todoslos espectadores.» Y fueron muy suyas lasverónicas interpretadas a su segundoenemigo, cuarto de la tarde con el cielo gris,al que toreó por naturales, sin que lograracuajar faena. El cronista reseña que «toreómejor al primero con la muleta, pues estuvomás confiado, rematándolo de una estocada.En el segundo logró su media habilidosa trasseñalar dos pinchazos, dividiéndose lasopiniones en ambos toros.

Rafael Ortega dejó en el ánimo detodos los espectadores «sabor de torerocaro», y es que «El torero de la Isla» traíaaquella tarde amenazando lluvia muchísimaganas de agradar, recibiendo por su entregalas más sonadas ovaciones de la tarde. Y esque tanto con el capote como con la franelase ciñó valerosamente, valiente, reposado yartista, y aunque con la espada, extraña-mente, no estuvo a la altura que nos teníaacostumbrados, siempre ejecutó la suertecon su habitual limpieza y marcando lostiempos, con el estilo que sólo sabenpaladear los aficionados maduros. El que noacertara con el acero en las primerasentradas a sus dos enemigos, no impidió quela Presidencia, le concediera bondado-samente, las dos orejas del primero, segundode la tarde, y los espectadores le obligaran adar la vuelta al ruedo en el quinto, se segundoenemigo.

El largamente esperado por el públicode la Plaza Real, el diestro Miguel Báez (LitriIII), no logró cumplir como de él se esperaba,pues defraudó con su faena a su primerenemigo, tercero de la tarde, que,ciertamente, fue el único astado que dio claramuestras de mansedumbre. En el sexto,último y segundo de su lote, estuvo másafortunado y después de un revolcón, al hacerun quite de frente por detrás, al quinto, surgióla nota de color, la que inyecta a todosanímicamente la emoción, que se rindieroncon sus impecables estatuarios con que inicióla faena al último de la corrida, que fueronseguidos por dos tandas de naturales mo-délicos, en ejecución y valentía, a su peculiarestilo de citar desde larga distancia. Y nopueden olvidarse sus impecables molinetesde rodillas, y sus comprometedoras y elegan-tes manoletinas, mirando al público. Con dospinchazos y un descabello al segundo intentoacabó su postrera faena al segundo de sulote, concediéndosele una oreja, por lo queOrtega y Litri salieron a hombros.

Cartel en la siguiente página

1951:Junio:22:

Este año fue especialmente amargopara nuestro paisano, ya que el (22-06-1951),toreando en la Plaza de Toros de Lima (Perú),uno toro de D. Salvador Guardiola, le hiriógravemente en la pierna derecha, y un mesdespués, el 25 de agosto de ese año, otrotoro, en esta ocasión de Concha y Sierra lecausó una herida grave en la pierna izquierda.Al final esta temporada había logrado sumarveintiocho corridas toreadas.

En 1951, Rafael Ortega sufrió otrasdos cornadas, una en La Línea de laConcepción y otra en Cádiz, volviendo a dejarsu número de contrataciones por debajo dela treintena. Pero el tremendo castigo de lostoros no amilanó a Rafael.

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La estadística de las corridastoreadas en los años posteriores a la tempo-rada de 1951, fueron: cuarenta y ocho en1952; treinta y cinco, en 1953; veintinueve,en 1954, y treinta y nueve, en 1955.

En la del 52 de nuevo el triunfo enMadrid, la Puerta del Príncipe en Sevilla en eldía del Pilar y su confirmación en la «PlazaMéxico».

1952:Agosto:03::

Tres diestros salieron a hombros porla Puerta Grande de la Plaza Real de ElPuerto de Santa María la tarde del (03-08-1952): Luis Miguel González Lucas (LuisMiguel Dominguín), Rafael OrtegaDomínguez (El Torero de la Isla) y AntonioOrdóñez, que lidiaron astados de seisseñores ganaderos, cuales fueron: JoséManuel Domecq, Antonio Urquijo, marqués deVillamaría, Fermín Bohórquez Gómez, JoséLuis Osborne Vázquez (5) y Juan de DiosPareja Obregón. Se cortaron en total 7 orejasy un rabo, destacando en la famosa ternaLuis Miguel que cortó tres orejas y el únicorabo. Y es que Luis Miguel Dominguín sacó arelucir aquellas grandes facultades que lecaracterizaron y sus increíbles conocimientosde los toros y sus terrenos, cualidades quele hicieron brillar intensamente, propias de unastro de primera magnitud. Calando en losespectadores sus variadas temeridades ysus ortodoxas maneras de dirigir la lidia. Susformas de pasar de muleta a su segundo de

D. Fermín Bohórquez, corriéndole lenta ycadenciosamente las manos, fueronguirnaldas del más puro arte, para configuraruna extraordinaria faena, con clara inteligenciay del más puro dominio, que coronó con unagran estocada descomponiendo «los mis-mísimos rubios.» Ya antes había cortado unaoreja a su primero, al que colocó tres paresde banderillas de poder a poder, que fueronmuy aplaudidos. Era la primera vez que LuisMiguel salía por la Puerta Grande en El Puerto,de las tres que la cruzó en triunfo, habiendotoreado en El Puerto en siete ocasiones,logrando 13 orejas y 3 rabos

Rafael Ortega, por su parte y comotodos lo esperaban, brilló con su excelsavalentía y el pundonor al que tenía a toda laafición acostumbrados. Su toreo de capailuminó la plaza, y el aroma de su ranciaescuela provocó los más sentidos aplausos.Para él era la segunda vez, de las 8, quevolvió a cruzar la Puerta Grande, logrando enla Plaza Real un total 24 orejas y 3 rabos. Yes que Ortega ejecutó magníficos naturalesa su primero, «provocando cada arrancadacon golpecitos de estoque en el hocico, paraterminar realizando una faena perfectamenteligada y con su habitual dominio, copulándolacon dos pinchazos y media estocada, parapasear con la oreja de cada uno de susenemigos, ya que también le realizó unabuena a su segundo. Fueron, pues dos ore-jas, y no tres, como cita el cronista.

Antonio Ordóñez toreó con fino yelegante estilo por verónica al de Villamaría,

(2) De El Puerto de Santa María, con divisa verde y blanca, y señal, hoja de higuera enla derecha y rajada a izquierda, tiene el mismo historial que la vacada de don Juan Pedro

Domecq y Díez. Al dividirse la vacada de los «Hijos de don Juan Pedro Domecq»,correspondió una parte a don Pedro Domecq y Díez, quien la vendió en el año1946 a donLuis de la Calle Ruiz, pasando de éste a don Antonio Jiménez Jiménez, quien la enajenóen 1952 a don José Luis Osborne Vázquez. Éste debutó en la Plaza de Toros de Madrid

el día (19-03-1959), en que se lidiaron cinco bravos novillos, junto a otro de D. JuanAntonio Álvarez, destacándose notablemente el llamado Flequillero, de pelaje negro,

corrido en tercer lugar y que resultó de bandera. Se le dio la vuelta al ruedo. Esatemporada lidió D. José Luis Osborne Vázquez ocho corridas.

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pero, desgraciadamente, no tuvo suertematando, por lo que en los tendidos hubodisparidad de opiniones.

A su segundo enemigo, de ParejaObregón, que por cierto, no se picó nibanderilleó, lo pasó arriesgándose con lamuleta, rematándolo de pinchazo y mediaestocado. No habiendo quedado satisfechode sus actuaciones regaló el sobrero, al quele hizo una buena faena con la muleta, a basede naturales ajustados y bonitos afarolados,para coronarla con una soberbia estocada,de fulminante efecto. Para Ordóñez, fue laprimera vez de las seis que pasó en gloriabajo la Puerta Grande, toreando en dichaplaza 14 veces y logrando un total de 22 orejasy 2 rabos.

1952:En la del 52 de nuevo el triunfo en

Madrid, la Puerta del Príncipe en Sevilla en eldía del Pilar y su confirmación en «la» México.

Octubre:12:

El 12 de octubre sale por la puerta delPríncipe de la Real Maestranza de Caballeríade Sevilla, en unión de Luis Miguel Domínguíny Antonio Ordóñez.

14:Rafael Ortega, Antonio Ordóñez, Juan

Posadas y Joselito Torres, alternaron el (14-10-1952). Esa tarde se doctoró el espadavenezolano Joselito Torres, en la Monumentalde Zaragoza, siendo su padrino RafaelOrtega Domínguez y testigo Antonio Ordóñez

Viene de la página nún. 44. y Juan Posadas, con el toro, llamado Bigote,de la ganadería española de don TomásPérez de la Concha.

1953:En dos de las tradicionales corridas

de San Isidro en Madrid, Rafael Ortega logrópasear tres orejas.

En Venezuela –nos reseñan elcronista del diario «Meriadiano», de Caracas-vino Rafael Ortega a torear la temporada de1953, y actuó en el Nuevo Circo la tarde de lapresentación de Joselito Torres junto a AntonioOrdóñez. El de Ronda pegó tal petardo quefue multado con mil bolívar y Ortega recibióun puntazo leve en el triángulo de Scarpa. Eltriunfador ante los difíciles guayabiteros fueJoselito Torres, que le cortó una oreja al torode su presentación. También toreó enValencia, en la plaza portátil Parque de Atrac-ciones, en una temporada organizada por loshermanos Dominguín. Entre sus gestasrecuerdan los biógrafos la tarde de sualternativa que salió a hombros -en unión desu padrino Manolo González-, convirtiéndoseen una de las grandes esperanzas de laFiesta por la pureza de su toreo y por suexcepcional manejo de la espada.»

Agosto:02:

El cronista del festejo mayorcelebrado en la Plaza Real de El Puerto deSanta Maria abrió su reseña con el muy bienentendible título de «Toritos en El Puerto»…y nunca mejor dicho, pues los seis toros«escogidos» anunciados, de la ganadería de

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(3) Estaba ubicada en el término municipal de Olmedilla (Salamanca), con divisa caña yencarnada, señal: derecha zarcillo, izquierda muesca, presentó por primera vez sus torosen la Monumental Plaza de Toros de Madrid el (06-10-1918). Fue fundada por don JuanMuriel, de Castroverde de Campos, con reses del marqués de Salas y de don Vicente

Martínez. El año 1926 fue aumentada con una punta de vacas de don José Bueno,procedente del marqués de Albaserrada. Entre los novillos lidiados el día de su debut enMadrid figura el primer astado, llamado Conejito, de pelaje sardo, en una corrida en la

actuó el rejoneador Barajas y Emilio Mayor (Mayorito).

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D. Vicente Muriel (3), dieron en canal 229 kilos,lo que quiere decir, haciéndoles un favor alos mini toros, que no llegaron a los 460 kilosde peso vivo. ¡Cuántos nos gustaría saber elcronista original de la que sacó tan ortodoxaironía la que nos escribe D. José María RojasGuillén!

La corrida de seis toros -en una tardecon un clima espléndido, buen aforo,ambiente festivo y expectación lógica en lostendidos, hacia presagiar una gloriosa tarde-, fue sometida a la valentía y arte de la ternacompuesta por los diestros Domingo LópezOrtega, Jesús Córdoba –torero mexicano-norteamericano- y Rafael Ortega Domínguez,destacando éste último que, como siemprevolvía a El Puerto «con deseos de hacer unmito del respeto que las canas merecen,actuando por tercera vez de las ocho que pisóla Plaza Real. Este vez, el Ortega de Borox,que no el de San Fernando, recibió cariñososaplausos de bienvenida, quien descubrió sualba cabellera al corresponder a los.aficionados desde el tercio, que debiórecordar a los buenos aficionados la añejaestampa del rondeño Pedro Romero.

Todos los bureles dieron muestras deacrisolada mansedumbre y uno nada máscolaboró en la lidia, aunque en nada colaborócon el toledano «el viejo», «cuyo toreo soso ymandón, no vamos a descubrir a estasalturas. Sin embargo, al final, mereció algunaspalmas de pura simpatía.» En su segundo,cuarto de la tarde más propia para bostezar–entonces no había nacido aún la «ola»-, lalidia circuló entre brotes de protestas por elridículo tamaño del toro, que es posible noalcanzara ni los 440 kilos, sin que pudierasalvarse ningún detalle, que no fuera elgeneral aburrimiento.

Jesús Córdoba ni siquiera observó asu primer enemigo y a su segundo, quinto dela tarde, «después de ver cómo pasaba enunas verónicas de Rafael Ortega, se confiótantito y logró algunos pases con ambasmanos, que fueron bien recibidos por unos

espectadores con evidentes ganas, por lomenos, de aplaudir, pero remató mal y elcuento se ha terminado.

¡Cómo no!, nuestro paisano de SanFernando, mostró su habitual buena voluntad,con su borregote, pero sin lograr nada; si bientoreó a su primero, tercero de la tarde y fuejustamente ovacionada su entrega al rematarla faena. Cuenta el cronista que la muerte desu segundo enemigo se la brindó arespetable, pero el aprendiz a bicharraco dijoque «nanai de la China», cuando ya el cronistano quiso ni saber más del asunto. Pero por lomenos la gente se quedó con el regustoauditivo de los estupendos clarines de la PlazaReal, esos que elogiara D. Gregorio Corro-chano. Y la nota desagradable de la tarde laprotagonizó, desgraciadamente, el picadorportuense Manuel Atalaya Reina (Pacurri),que resultó herido en la planta del pie derecho,que le impidió continuar la lidia.

En perspectiva histórica, en latemporada de 1953, estuvieron en activo losmatadores siguientes: Domingo LópezOrtega, que se retiró en 1954; PepeBienvenida, que se hizo matador con 17 años,manteniendo su cartel de torero largo ypoderoso, hasta retirarse en 1954. En esemismo sentido, en la plaza de toros de la RealMaestranza de Caballería de Sevilla, fueaumentando el número de festejos a medidaque avanzaba la década de los añoscincuenta.

En 1953 se celebraron veintiocho:nueve corridas y diecinueve novilladas,además de cuatro festivales. Curiosamenteeste año no hubo doctorados en LaMaestranza, cuando en la década se logróuna marca todavía no superada, de catorcealternativas. En el caso del Baratillo, triunfaronese año Calerito, que logró dos orejas frentea una impresionante miurada, y el mexicanoJesús Córdoba, que cortó una oreja, ambosen Feria de Abril, y Juan Posada, que resultógravemente herido; Niño de la Palma II y elrejoneador Ángel Peralta, en los festejos de

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la Feria de San Miguel. El (04-06-1953),Peralta cortó como rejoneador las dosprimeras orejas en Sevilla. Antonio Ordóñezsufrió una grave cogida en una de las corridasde la Feria de Abril. Pedrés, con sólo cuarentacorridas, ocupó el primer puesto en elescalafón taurino, seguido por AntonioOrdóñez con treinta y seis. De todas formas,en 1953 se notó un notable descenso defestejos en España.

1954:En la tradicional Corrida del Montepío,

celebrada en Las Ventas de Madrid, el diestrogaditano Rafael Ortega logró cortar dos orejasy salir una vez más en hombros en 1954. Esatemporada actuó en solitario en la corrida abeneficio del Montepío de Toreros en Madrid.Aquel mismo año le corta el rabo a un Miuraen la Maestranza sevillana. La ejecución dela suerte de matar a aquel toro, de forma quesegún salía por el costillar el toro sederrumbaba antes de llegar a la muleta, seencuentra representada en el grupoescultórico que posee en su ciudad natalinaugurado en octubre del 2002.

Pues a lo que vamos. D. Ángel tuvouna de sus incontables tardes de éxito,porque al de Guardiola lo rejoneó con su ad-mirable destreza, especialmente colocandobanderillas a dos manos, deshaciéndose desu enemigo con un certero rejón de muerte,seguido de un pinchazo poco hondo y mediaestocada efectiva.

El cronista –seguimos sin saber laverdadera fuente original-, decidió hacer sureseña teniendo en cuenta el orden de losdiestros según sus méritos, y por ello, pusoen primer lugar al voluntarioso diestro vene-zolano César Girón, que le tocó el mejor lote,lanceando muy artísticamente a su primeroy colocándole tres magníficos pares de podera poder. Su faena fue tan inteligente que dejóal descubierto de que se trataba de un torerocaro, bullidor, destacando la serie de redon-dos de 18 kilates. Magníficos sus naturales yel de pecho. Por su magistral faena y sucertera estocada mereció la dos orejas y elrabo. En su segundo, que cerró plaza, volvióa cuajar en banderillas, entusiasmando alnutrido respetable, pues domina la suerte ala perfección, saliendo de la cara de suenemigo caminando, como siempre lohiciera el mexicano Rodolfo Gaona. Inició lafaena de muleta con impecables estatuariosal más puro estilo de Manolete, tras los cualesllegaron los derechazos, afarolados, natura-les y de otras marcas, para acabar con unpinchazo, buena estocada y dos orejas consalida a hombros.

A Rafael Ortega –era la cuarta vez detrece que actuó en El Puerto- le tocó el quefue el peor del encierro, por lo que lo toreócon la debida precaución. El mal carácter ypésimo estilo del toro se acentuaron a la horade la muleta, haciéndose muy peligroso, deahí que el de San Fernando se limitara acuadrarlo para propinarle un estocada mag-nífica, en la que se entregó de cuerpo y alma,dejando hecho un verdadero trapo el deCobaleda, recibiendo palmas y pitos el toro.A su segundo lo toreó de forma impecable

Agosto:29:

El cartel de la Plaza Real de El Puertode Santa María no podía despertar mayorinterés entre los aficionados de toda la región,pues además de tratarse de la «corridagrande de Agosto», la procedencia de lostoros –seis de D. Manuel Sánchez Cobaleday uno de D. Salvador Guardiola- y el arranquede la corrida, enarbolada con el sobrio arteecuestre de D. Ángel Peralta, al que siguió laegregia terna formada por Antonio Bienvenida,Rafael Ortega y César Girón, fueron másque suficientes para que se agotaran todoslos asientos de Sol, y en la Sombra una muybuena entrada… y todo ello aguantando laconcurrencia y los toreros el agobiante vientode Levante.

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con el capote. Se cambió el primer tercio conuna sola vara, ya que el animal se caía. Sufaena de muleta fue buena, si bien se desluciópor las reiteradas caídas del animal. Despuéscomenzó a trastearlo con uno dobloneseficaces, seguidos de varios derechazossuaves, naturales lentos y ligados con el depecho, un molinete vistoso y manoletinas,ejecutándolo todo con valor. Pinchazo ymedia estocada fueron suficientes, paralograr una oreja del débil enemigo.

La reseña dice claramente queAntonio Bienvenida «no correspondió a laexpectación que tenía el público por verleactuar, después de su brillante campaña. Ydecimos esto porque un torero de su talla nopuede justificarse nunca con sólo un par delances, por muy toreros que sean, tales comolos que se limitó a darle a su primero, y dospares de banderillas. La faena de muleta fuemedrosa, vulgar, de las que merman elprestigio de un encumbrado torero. Y paracolmo estuvo fatal con el acero. A «huye quete alcazo», tres pinchazos desganados ymedio golletazo, con derrame. A su segundo,que dicho sea de paso fue de los mejores delencierro, le aplicó el desinterés de lasprecauciones, a las que no había lugar ymenos justificación, escuchando protestasmasivas y hasta palmas en chunga. Si nadahizo con la capa, menos con la franela, yllegada la hora de la verdad no pudo estarpeor, y fue cuando la pita, de las másmerecidas, ensordeció el indignado ambientedel populacho.

En perspectiva histórica global, en latemporada de 1954, se retiraron losmatadores: Domingo López Ortega, que sedoctoró en 1931; Pepe Bienvenida, que sehizo matador con 17 años, manteniendo sucartel de torero largo y poderoso, hastaretirarse en 1954. En este contexto, en la RealMaestranza de Caballería de Sevilla secelebraron veinticinco festejos: ocho corridasde toros y dieciséis novilladas, además detres festivales. Recibió la alternativa el diestro

mexicano Alfredo Leal, de manos del Niño dela Palma II, con Manolo Carmona de testigoy reses de Prieto de la Cal (el 18 de abril). Elcrítico e historiador taurino Filiberto Mirasubraya el récord logrado por César Girón,aún imbatido: cortó un rabo (el 27 de abril), aun astado de Cobaleda y otro a las cuarentay ocho horas a un toro de don SalvadorGuardiola, resultado cogido en esa funciónpor el segundo toro. Cortaron dos orejasRafael Ortega (el 1 de mayo) y el mexicanoJuan Silveti (el 17 de junio). Este año seprodujo la gravísima y espectacular cogidadel novillero mexicano Miguel Ángel, en laboca y garganta, que los doctores LealCastaño y Morote lograron superar (el 2 demayo). Los primeros espadas de latemporada fueron: César Girón, con cuarentay tres festejos, y Antonio Ordóñez con treintay nueve.

1955:Abril:23:

Rafael Ortega, en la Feria de Abril deSevilla, al igual que en 1952, volvió a cortardos orejas y rabo en la Real Maestranza deCaballería de Sevilla, el (23-04-1955). Sinembargo, según don Nicolás Salas, en su libro«Sevilla en tiempos del Tamarguillo» sólocortó dos orejas. Desde entonces y hasta elfinal de la década de 1950 el gaditano,magnífico estoqueador, se estabilizó en unacifra en torno a las 40 corridas por temporada,mantenido gracias a sus éxitos en las plazasde mayor categoría, aunque sin un cartel deexcesivo tirón popular.

A modo de resumen, señalaremos,por ejemplo, que en la Real Maestranza deCaballería de Sevilla se celebraron veintitrésfestejos: nueve corridas y catorce novilladas,además de tres festivales. De manos deAntonio Bienvenida –que reaparecía en SevillaM después de que en 1952 denunciara elafeitado de los toros-, tomó la alternativa eldiestro mexicano Joselito Huerta, con reses

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de Felipe Bartolomé y Antonio Vázquez detestigo, el (29-09-1955). En los festejosferiados compitieron Antonio Ordóñez yCésar Girón. Rafael Ortega cortó dos orejas,el (23-04-1955). Antonio Bienvenida triunfó enla corrida del Hábeas. Primeros espadas delescalafón: Chicuelo II con cincuenta y doscorridas, y César Girón con cuarenta y nueve.

Además de los rabos logrados en laReal Maestranza sevillana por Rafael Ortega,en ese tiempo destacaron sus triunfosrepetidos en Las Ventas, de Madrid, como elde las tres orejas que paseó en 1953.

1956:En 1956 de nuevo prueba el hule conuna grave cogida en la capital.

Agosto:05:

La reseña de la corrida, celebrada enla Plaza Real de El Puerto de Santa María, latarde veraniega del (05-08-1956), en la quealternaron los diestros Rafael OrtegaDomínguez, Joselito Huerta –éste toreromexicano hacía su presentación en nuestrocoso- y Joaquín Bernardó, en la que selidiaron a muerte 6 toros de D. FermínBohórquez Gómez, la realizó el cronista amanera de curiosa preguntas y auto res-puestas, entre él y algún aficionado entendido,en un diálogo singular:

-¿Qué me cuenta Usted de la corrida?-¿Qué quiere Usted que le cuente?

Que los toros enviados por D. FermínBohórquez dejaron en muy mal lugar loscolores de su divisa; ya que al parecer todosapostaron por ser lo más mansos posibles,y podemos asegurar que salieron empatados.Entonces, agregamos nosotros, el«programa» de enviar toros de desecho a laPlaza Real es algo muy antiguo…, claro que,conociendo a D. Fermín éste vendía corridasde calidad si de las pagaban.

-Sí, pero el sexto fue bueno para elganadero y para el torero, y hasta puededecirse que honró la ganadería. Y es que D.

Fermín, aunque les comprasen corridas desaldo, siempre tuvo el pundonor de incluiralgún que otro buen toro.

-Pero sin esa alegría que caracterizaa los toros bravos de casta andaluza, aunquecomo Ud. bien dice, fue el más potable delencierro; pero, en verdad, sin que merecierael calificativo de superior; y los demás, comoUd. mismo presenció, fueron más huidos queliebre perseguida por veloces galgos y, por lotanto, fuertemente pitados en el arrastre,luciendo el tercero las banderillas negras –olas viudas- como humorísticamente yo lasllamo, nos dice el cronista, que no D. JoséMaría Rojas Guillén, que se limita a copiar lareseña. Pero ¿por qué suspendieron lasbanderillas de fuego?

-Sí, que fundaron esperanzas que nocristalizaron. Pero ¡amigo! Allí estaba elBelmonte rubio que fue el que sacó a flote la«corría», a base de mantenerse en plan demaestro y dando en todo momento lecciónpráctica del arte de obligar a pasar, cortandola única oreja de la tarde, a sus segundo, quebrindó a D. José Luis Osborne.

-Como que me llegó a recordar alpasmo de Triana en aquellas tres verónicasy media que le propinó en su quite al sextode la jornada.

-¡Verdaderamente inmenso! Ese esel toro grande que estamos olvidando contanto preciosismo y que tiene su mejorintérprete en ese don Rafael Ortega, el grantorero de la Isla que nos dio, además, todoun curo de técnica, de sabiduría y deinteligencia sacándole a sus toros faenas queno tenía.

-También me gustó mucho JoaquínBernardó en el que cerró plaza, en el que leovacionaron sin tasa ni medida en cincolances con bonito remate de salida, un granquite por chicuelitas, con dos revolerastorerísimas…

-Sí, entonces fue cuando llegóBelmonte y lo bordó «tó.»

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-No me corte usted el hilo, que quieroterminar diciéndole que la muleta de Bernardófue primorosa y elegantísima en una faenaque no tuvo el premio de las orejas por norematar bien con el acero al cuadro de sulabor; y de Joselito Huerta también le diré quemuy aplaudido en sus dos mansos, aunquesus faenas fueron de menos relieve que lasde sus compañeros y eso que buscó todoslos resquicios para su lucimiento, pero hayque reconocer que, aunque hizo cosas muyestimables, su papel ha bajado conside-rablemente.

-Total, que ya no le han quedado austed ganas de toros para una temporada.

-¿Qué dice usted, amigo?-«Enseguía» me pierdo yo la del

domingo en Cádiz: Rafael Ortega, César

Viene de la página nº 54. éste había recibido la alternativa el (26-08-1956) también en la Plaza Real de El Puerto,de manos de Miguel Báez (Litri III) y de testigoAntonio Ordóñez-, quienes en un mano amano se encargaron de la lidia de seis torosde D. Luis Ramos Paúl, llevando comosobresaliente a José González (Pepillo).

Carvajal –si bien ni él, ni Romero,salvo algunos detalles esporádicos, quisierony no pudieron, y eso sí, todos los toros fueronpicados con saña, lo que provocó la indig-nación de los espectadores, porque vieronque los toros, con una media de 520 kilos envivo, traían casta, temperamento y bríos… yhabía que acabar con ellos en la pelea conlos picadores-, se hizo aplaudir en su primero,fugitivo con la percalina en las cuatroverónicas de salida, un farol de rodilla yvistoso remate, como asimismo en su quitecon el capote a la espalda. Empezó la faenacon pases de trasteo y la terminó sin cuajarun solo muletazo, seguido de otro trasteo,que no fue suficiente, aunque mató sin puntilla,para pasear una oreja. En su segundo codilleóen exceso con el capote y compuso una«faenita» variada y artística, que pronto quedósilenciada con el mal uso estoque. A sutercero le dio una serie de capotazos des-ganados, sin hacer nada en quites, volviendoa los pases de pendientes, señalando unpinchazo hondo, seguido de una buenaestocada. Sacó Carvajal mejor tajada en losquites alternando en los toros de su compa-ñero de fatiga y colocó un buen par que leofreciera Juan Antonio en el sexto, aguantan-do y clavando al cuarteo, después de muchapreparación.

El jerezano Romero, no hizo nadacon el capote a su primero, permitiendo quese produjera un herradero en el tercio devaras, para después colocar tres buenospares, mismos que se aplaudieron; el terceropartiendo desde el estribo hacia fuera.Comenzó la faena con pedresinas, rodillazos,algunos buenos con la derecha, adornos poralto, otros atropellados, matando muy mala-mente, por lo que fue ruidosamente pitado.

Girón y Gregorio Sánchez, con los torossalmantinos de don Antonio Pérez Angoso.¡Un plato fuerte!

1956:Septiembre:02:

Como dato adicional, en la últimacorrida del serial taurino del verano en la PlazaReal de El Puerto de Santa María, celebradael (02-09-1956) –ese año se corrieron 3corridas de toros, 4 novilladas y una funciónde El Bombero Torero-, tuvo como alicienteadicional la actuación del rejoneador D.Bernardino Landete, cuyo trabajo, con un torode D. Luis Ramos Paúl, fue notable, pero nologró coronarlo debidamente porque el torose vino abajo, por la abundante pérdida desangre que le manaba del morrillo al seradornado con varios rejones y rejoncillos, trasvistosa preparación y porfiada citas. Un buenpar, colocado por el lado contrario; uno a dosmanos, sacando bien la jaca, y que finalizócon un rejón de muerte, del que dobló elagónico animal ayudado por los capotes,logrando D. Bernardino una oreja.

Al rejoneador siguieron los matadoresGuillermo Carvajal y Juan Antonio Romero –

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

En su segundo, que echaba la cara al suelodesde la salida, lo lanceó con excesivaprecauciones. Después banderilleó conapatía, por lo que no caldeó el ambiente,muleteando desconfiado y al primer gañafónque le tiró el bicho con el izquierdo que teníaescobillado, naufragó, perdiendo los papelescon la espada, escuchando música de vientopor los morenos. En el sexto, de buenaestampa y adornado su teztón se formó unbatiburillo de capatazos, saliendo prendido unpeón por la chaquetilla. Se acrecentó el burelen el tercio de varas, donde no se hizo nadaa derechas. Juan Antonio, en fin, realizó unafaena distanciada y movida, y entre huyendo,atravesó a Cachivache, marcado con elnúmero 83 en la solapa y de pelaje negrochorreado, después de un sangriento conatode descabello, «nos echó a la calle, dandofin de la corrida y de nuestro aburrimiento.»

En resumen o perspectiva históricaandaluza, en la Plaza de Toros de la RealMaestranza de Caballería de Sevilla, secelebraron veintidós festejos: ocho corridasy catorce novilladas, más el festival del Armade Aviación. Este año hubo dos alternativas,las de Gregorio Sánchez, que además resultógravemente herido, el (01-04-1956), y PepeCáceres, el (30-09-1956), ambos apadri-nados por Antonio Bienvenida, con JoselitoHuerta y José María Martorell por testigos,respectivamente, y con reses de Buendía enambos casos. Triunfaron Rafael Ortega, quecortó dos orejas rabo en la tradicionalmiurada; Antonio Ordóñez y César Girón. Elgeneral Franco asistió a la última corrida dela Feria de Abril. César Girón, con sesenta y

de Santa María, como lo hicieron a lo largode siglos muchos de sus hermanos para larealización de obras benéficas, en este caso,destinando los ingresos de una novillada «enpro de nuestra remozada y progresista ciudaddel Guadalete», en la que se corrieron seisnovillotes por parte de Rafael OrtegaDomínguez, Manolo Vázquez y el jerezanoJuan Antonio Romero, que había recibido sualternativa en nuestro coso, de manos deMiguel Báez (Litri III) y de testigo AntonioOrdóñez, la tarde del (26-08-1957).

Se trató de un «Gran FestivalBenéfico» patrocinado por el Excmo.Ayuntamiento y según la oportuna reseñaaparecida al día siguiente, «bajo la miradaexpectante de más de media plazaocupada…» Así que ya va de viejo la falta desolidaridad entre los portuenses, como vienenhaciendo con AFANA y otras institucionesbenéficas de ayuda a los discapacitados¿Acaso en esta ocasión no les interesaba queembellecieran su propia Ciudad?

Se da por sabido que a nivel artístico,todo este tipo de festivales –primero queconocimos de Rafael Ortega en El Puerto-,les sirven a los toreros como entrenamiento,especialmente si como éste, celebrado el(19-04-1957); es decir, a principio de latemporada, también les son útiles enocasiones como las mejores oportunidadespara reconciliarse con cualquier malaactuación que hubiesen dejado en anteriorescorridas. Decimos esto, porque fue el casode Juan Antonio Romero, que tuvo laoportunidad de desquitarse de su pasadapésima corrida, la del (02-09-1956) en nuestraplaza, y que en el festival, con sus acertadasfaenas, dejó limpio «ese empinado senderoque se labran los valientes, poniendo acontribución los mejores deseos para lograrel triunfo, que fue lo que consiguió porcompleto, cortándole las orejas a sus dosenemigos y saliendo de la Plaza Real ahombros, dando con ello un aldabonazo enlas conciencia de los empresarios parainclinarlos a firmar contratas.

una corrida, y Gregorio Sánchez, concincuenta y nueve, fueron los los primerosen el escalafón de matadores.

1957:Marzo:19:

Seis novillos de D. José Villar Vegadieron realmente su vida peleando en el ruedode la emblemática Plaza Real de El Puerto

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

De Rafael Ortega no es a estasalturas necesario decir que dejó al descu-bierto como siempre su gran dominio de lostoros y su inteligencia para realizar faenas atoros que nada ofrecen. Se hizo aplaudir ensus dos novillos, a los que también tumbólas orejas, paseándolas en triunfo entreincesantes ovaciones, saliendo también ahombros junto a Juan Antonio.

De Manolo Vázquez estamosobligados a decir, mal que nos pese, que norayó a la altura de sus compañeros, y no endesagravio del sevillano, que a su primero selo corrieron mal de salida y a su segundo selo estropearon definitivamente en el tercio devaras. Por ello anduvo bastante desconfiadopor falta de materia prima, brillando por suausencia ese su reconocido buen arte. Pero,bueno, fue el festival muy interesante, pueshubo de todo, y del que, al final, salieron losespectadores contentos, que es lo verda-deramente importante. (Cartel en la siguientepágina).

1957:Agosto:04:

Al estudiar el largo pasado taurino denuestra hermosa y emblemática Plaza Real,nos vemos obligados, desgraciadamente, apensar que acarrea una extraña enfermedad:la de no ser debidamente tratada por propiosy extraños, encontrándose entre éstos, desdemuy antiguo, los ganaderos españoles, esdecir, lo mismo los del entorno que los decentenares de kilómetros de El Puerto, queenvían sus desechos ganaderos, salvo muyescasas excepciones.

Y así, una vez más, la tarde deldomingo (04-08-1957), en la que sin dudabrillaría con la reaparición en España delmadrileño Luis Miguel Dominguín, respon-diendo la afición casi llenando el bello cosocasi hasta los banderines del tejado, elganadero salmantino, don Antonio Pérez (hijo)de San Fernando, cuyos seis toros estabananunciados a su nombre, sólo se lidiaron dos

toros, pues tres fueron rechazados por chicosy otro, que salió en tercer lugar, fue devueltoa los corrales por su escasa presencia. Lossalmantinos fueron una becerrada en todaregla. Ante tales circunstancia –no sabemoslos esfuerzos que fueron necesarios realizarpara impedir un desaguisado- fueron lidiadoscuatro toros de don José Luis OsborneVázquez, de preciosas hechuras, relucientesde gordos, bien armados y cargados debravura y buena casta, pues hicieron bravapelea con los montados y, después, sedejaron torear. El cartel lo encabezaba AntonioBienvenida y Rafael Ortega ocupaba el tercerlugar.

Siguiendo la reseña –que nos ofreceD. José María Rojas Guillén- sin conocer lafuente original de procedencia, diremos que«Antonio Bienvenida, vestido de tabaco y oro,no hizo nada son su primer choto de A. P., alque dio seis pases de muleta, en medio deun griterío imponente, matándolo de mediaatravesada y baja. Al cuarto, un buen mozode D. José Luis Osborne, lo toreó finamentecon el capote y le clavó tres buenos pares debanderillas, Con la muleta realizó una buenafaena con la derecha, cortita, para acabar conél de dos pinchazos y media estocada. Huboaplausos para el torero y para el toro…, máspara la brava y noble fiera que para suGilgamesh.

Luis Miguel, de verde y oro, no logrócortar ningún trofeo en la esperada tarde desu reaparición –éste actuó por primera vezen la Plaza Real el (03-08-1952)- por haberfallado con el estoque, pues de haberacertado con la tizona, las dos orejas delsegundo hubiesen ido a sus manos. La solapresencia de su primer toro en el ruedolevantó una unánime protesta, ya que ni conlupa podía verse el astado, lo que pudooriginar un serio conflicto, por el escaso trapíode las reses. Los minitoros comenzaron aanunciar su masiva presencia. El madrileño,pese a todo, quiso hacerle faena y hasta lesacó cuatro naturales buenos. Pero el diestro

Pasa a la página nº 60.

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desistió ante el cariz que había tomado elasunto, limitándose a matar el becerro decuatro pinchazos y dos descabellos, silbandoel público frenéticamente. En el quinto saliópor el desquite, al sacar su reconocido poderíopara triunfar cuando quería, contra viento ymarea. Estuvo realmente extraordinario altorear por verónicas, ora con los pies juntos,ora con el compás abierto. De la mismaforma adornó el morrillo del de Bolaños,colocado tres pares banderillas que quedaronizadas sobre las mismas péndolas, no dejan-do en ningún momento de que intervinieranlos miembros de su cuadrilla. La faena demuleta fue de magistral.

Especialmente los ayudados por bajoiniciales y tres pases en redondo a cualmejores; así como dos tandas demanoletinas, entre pases de todas lasmarcas. Faena de dos orejas, pero el estoquevolvió a fallar, pinchando otra vez cuatroveces, recetando al final una entera y dosdescabellos, quedándose todo en unamerecida ovación.

¡Ah!, nuestro amigo Rafael Ortega!,de celeste y oro, que consiguió un triunfoclamoroso. Uno de los más grandes de todasu vida profesional, al sumar ochoactuaciones en la Plaza Real. Su primerenemigo fue devuelto al corral. Por tanto, lidiódos toros de su gran amigo D. José LuisOsborne, a los que les hizo cuanto le vino enganas, tanto con el capote como con lamuleta.

Ejecutó dos series de naturales, unaen cada «colabo-rador» de sus éxitos, queserá difícil superar. Al primero lo mató de unaestocada en todo los rubios, haciendomaravillosamente la suerte, y al sexto de unpinchazo y un sobe-rano volapié. Le cortó lasdos orejas y el rabo al primero, y al sexto lasdos, saliendo de la Plaza Real a hombros ypor la Puerta Grande. (Cartel en la página siguiente).

Viene de la página nº 58.

Pasa a la página nº 62.

1957:Agosto:25:

Una vez más, afortunadamente paralos aficionados de la Baja Andalucía, la«Corrida Grande» de El Puerto de SantaMaría, celebrada en la emblemática PlazaReal, la tarde veraniega del (25-08-1957);festejo de gran nivel, para entonces tanfamoso como tradicional, que brillósolemnemente al verse los tendidos derebosantes de espectadores, tanto en los desombra como en los de sol, para ver a la ternaformada por los diestros Rafael OrtegaDomínguez, Miguel Báez (Litri III) y ManoloVázquez.

La primera nota del entusiasmofestivo que se respiraba en el ambiente dioun aldabonazo de gozo protagonizado portodo el público que reclamó la presencia deRafael Ortega, que salió al tercio a saludardos veces, montera en mano, antes deiniciarse la esperada corrida, con ganado dela dehesa jerezana de Martelilla de el Sr.Marqués de Domecq, Hermanos (4, a pie de lapágina nº 62). Todos los toros derribaron una yotra vez a los montados, siendo buenos paralos diestros, por lo que fueron aplaudidos enel arrastre y para el primero se pidió la vueltaal ruedo. Sin embargo, el cuarto toro fuedevuelto a los corrales por presentar susdiamantes destruidos y los inicios del cuerpode los cuernos escobillados, siendo sustituido«por otro de procedencia desconocida, quefue manso integral y que también fue retirado,entre la gritería del respetable», según lareseña de la corrida, de don José María RojasGuillén. Por ello se hizo necesario correr elturno de los lidiadores, haciéndolo Litri yVázquez de sus respectivos toros, y matandoOrtega el sexto, en lugar del cuartodesechado, que fue después sustituido al finalpor un toro de D. José Luis Osborne.

Una vez más –ésta fue la novenaactuación del diestro del «Torero de la Isla»en la Plaza Real-, Rafael Ortega, vestido de

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

blanco y oro, interpretó otra de sus actua-ciones destacadas, pues toreó superiormentecon el capote a sendos enemigos, ofrecién-donos las verónicas cargadas de clasicismo.En el segundo, que correspondió a ManoloVázquez –éste era la octava ocasión en ElPuerto (3 novilladas y 5 corridas)-, llamadoCelador -586 kilos-, realizó un quite a laverónica que fue muy aplaudido. A su primero,llamado Boquirrota –con 514 kilos-, el«centrado» torero le hizo una faena –siguiendo al cronista- «mandona, con pasesde todas las marcas, destacando de ella dosseries de naturales, citando y aguantando lasembestidas de la fiera desde largo. Sufrió unavoltereta impresionante, rematando al deCartelilla de dos pinchazos y una entera,cortando una oreja. Por el «corrimiento» queoriginó la sustitución del cuarto y eldesechado, Ortega mató el sexto, llamadoOsborne, de D. José Luis Osborne y quepesó poco más de 500 kilos, lo trasteó convarios pases por alto, derechazos, naturalesy de la firma. Fue alcanzado al torear porredondos, y corneado en el suelo, sinconsecuencias, rematándolo de un soberbiovolapié, para cortar una oreja, logrando dos,de las tres que se cortaron aquella tarde, ysalió a hombros por la Puerta Grande. Éstafue la quinta vez de las ocho que la cruzó.

Miguel Báez (Litri III), vestido de azuly oro, tuvo mala suerte en sus dos enemigos,que llevaron los nombres de Egipciano, con585 kilos, y Capachero, con 568 kilos. Segúnel reseñador o rescatador de crónicas, «algohizo al primero, al que lanceó vulgarmente yal que luego hiciera una faena de efecto. Cabedestacar de ella unos naturales, citandodesde lejos. Hubo el clásico desplante derodillas en tierra. Mató de media perpendiculary tres descabellos, dando una vuelta alruedo.» En su otro enemigo, que fue picadocon saña, no pudo lucirse, rematándolo depinchazo y una estocada corta, pero efectiva.Recibió una clara división de opiniones.

Manolo Vázquez, con la indumentariarosa y oro, hizo lo más bonito de la jornada:torear con el capote maravillosamente a susdos enemigos, imprimiendo a cada lance todala alegría y la luminosidad de la escuelasevillana. Con la muleta valiente en los que letocaron en suerte. Con Bocanegra, que pesó492 kilos, siendo el de menor peso vivo, trasunos ayudados por bajo, dio naturales,redondos, kikirikies y de la firma, queagradaron de verdad. Mató de un pinchazo yuna entera desprendida, cortando una orejay dando la vuelta al ruedo. A su segundo,llamado Celador, ya citado, que fue un tororealmente extraordinario, lo mejor fueron dosseries de pases con la zurda, para terminar

(4) La ganadería de don Pedro Domecq y Rivero, más conocida como del marqués deDomecq, presentó sus toros por primera vez en septiembre de 1949 y nuevamente el

(18-05-1966). Pastaban sus reses en las fincas: «Martelilla» y «El Carrascal» (CarreteraJerez-Medina Sidonia, Km. 14 y Jerez de la Frontera, Cádiz), y «Las Castellanas» y «LosBarrancos» (Puerto Real, Cádiz)-, cuya procedencia histórica (*) fue de unos de los lotes

en que se dividió la de don Ramón Gallardo González y que heredó su hija doña EmiliaGallardo Santos de Los Barrios (Cádiz), que en septiembre de 1949 la adquirió don PedroDomecq y Rivero (Marqués de Domecq D´Usquain), agregándole en principio reses dedon Juan y don José Belmonte y, posteriormente, en 1951, de don Juan Guardiola. En

1955 don Pedro Domecq y Rivero vendió otra de sus ganaderías, oriunda de Gallardo, adon José Villar Vega, el cual la enajenó en 1959 a los señores Núñez Hermanos (Carlos y

Marcos), que a su vez se la venden a don José Luis y don Pablo Martín Berrocal. En1981 fue nuevamente adquirida por los hermanos Núñez, que se le vendieron en 1983 a

su actual propietario. (*) Casta fundacional originaria del El Puerto de Santa María.

Viene de la página nº 60.

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

1958:Rafael Ortega Domínguez toreó en la

temporada de 1958 un total de 26 corridas.En la Plaza Real de El Puerto de Santa María,logró en total 24 orejas y 3 rabos, saliendo ahombros por la Puerta Grande de la PlazaReal en ocho ocasiones.

Abril:27:

La reseña de esta corrida de toros deD. Eduardo II Miura Fernández, celebrada latarde del domingo (27-04-1958) en la PlazaReal de El Puerto de Santa María, bajo uncielo azul y soleado, es doblemente intere-sante, porque la esperada miurada ya prota-gonizó la tarde anterior un hecho que acentuóaún más el atractivo del festejo y que vivimoscon toda intensidad . Y es que durante eldesencajonamiento uno de los astados,llamado Velonero, se emplazó en el centrodel redondel, mirando hacia cuanto se movía,pero sin perder de vista al camión dondeestaban sus compañeros, ya que sobre élestaban dos hombres, preparados para darsalida a otro ejemplar. Esa fue la causa, másel ruido que hacían sus compañeros, que endos ocasiones el toro se fuese hacia elcamión y cornease sobre las ruedas.

Como una y otra vez, sin resultadoalguno, volviera a situarse en el centro delredondel, no haciendo caso alguno a loscabestros, por lo que habiendo pasado másde media hora, alguien, aun a sabiendas delpeligro que ello representaba y porque no sepodía hacer otra cosa, autorizó que salieseotro miureño, llamado Espejito II, de pelocolorado, ojo de perdiz, al que Rafael Ortegale cortó al día siguiente las orejas. Cuando el«ojo de perdiz» vio a Velonero, en menosque canta un gallo, se lanzaron a todavelocidad el uno contra el otro y del tremendoencon-tronazo frontal, que retumbó en todaplaza, por lo que se pudo escuchar por todoslos presentes, ambos saltaron al aire comosi fuesen de juguete, para quedar muerto enel acto Velonero.

Las incidencias continuaron, pues delos seis toros que salieron de Zahariche fueronsustituidos tres –uno, el citado Velonero ydos rechazados por pequeños-, dos de ellospor otros de la misma divisa, llegados lamañana del día de la corrida y que fueronembarcados con muchas dificultades en lamadrugada de ese día, y un tercero de laganadería de Domecq Hermanos. Los cincode la famosa vacada sevillana se compor-taron bien en su conjunto, eso sí, con muchopoder, casta y nervios; siendo los más gran-des los lidiados en cuarto, quinto y sexto lugar,aunque todos fueron muy aplaudidos; pasan-do seguidamente a relacionar todos ellos,integrando la segunda parte de la reseñaprincipal, en la que torearon el citado RafaelOrtega Domínguez, Dámaso Gómez y LuisMiguel González Lucas (Luis MiguelDominguín):

1º Escogido, de pelaje cárdeno, conel nº 26 y poco más de 700 kilos de p. v., quehizo una gran pelea con los caballos,lanzando al aire tres veces consecutivas alpicador antes de tomar la primera vara,correspondió al «Torero de la Isla», quiencomenzó la faena con unos lances de capatorerísimo, con el compás abierto, pero en lapsicosis miureña estaba presente desde quelos diestros hicieron el paseíllo. Con la muleta,faena variada al son de la charanga, pero nadanos dice el cronista de cómo lo remató.

2º Navajito, de pelaje negro, con elnº 20, bizco y astillado del izquierdo, con 600kilos de p.v., correspondió a Dámaso Gómezy, al parecer, disgustado con la malapresencia del toro, se limitó a realizar unacorta faena de aliño, que a nadie agradó yque a partir de entonces, el ambiente anímicode todos los diestros comenzó a descompo-nerse, de ahí que el cronista «Chamorro»,escribió en su reseña: «… para qué vamosa hablar de los banderilleros, picadores y delo poco que tienen de aficionados los quearrojaron botellas…» Y lo peor, en cuanto aldesánimo, se produjo en el tercer toro, en elque hay una confusión en cuanto al nombre.

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3º Datilero, de pelaje negro zaino,marcado con el número 57 y 567 kilos de p.v., pertenecía la vacada del Sr. Marqués deDomecq Hermanos. Le correspondió a JuanAntonio Romero, siendo el toro más duro y elque más fuerte empujó a los montados. Eldiestro jerezano, vestido de grana y oro,pronto dejó al descubierto que venía conmuchas ganas de pelear y de justificarse antesus paisanos y miles de seguidores, lasbuenas tardes en tierras de América, y la orejalograda en la madrileña Plaza de Toros deLas Ventas. Sin embargo, fue para él la tardemás obscura, la más amarga de su vidatorera, pues, tras el desconcierto con laespada, cada segundo más presente la«psicosis miureña», el puntillero le levantó eltoro hasta cinco veces y la Presidencia nopudo evitar el envío de los tres avisosreglamentarios y el astado pasó al corral.

4º Espejito II, de pelaje castaño, ojode perdiz, con el número 9 y 640 kilos de p. v,fue el segundo de Rafael Ortega -el que matóa Velonero, de pelaje negro zaino-, al que eldiestro le dio dos series de naturales,acabadas con sendos pases de pecho, a losque siguieron una bonita tanda de mano-letinas. Estoqueó al asesino de su hermanocon una certera estocada, concediéndoselelas dos orejas y el rabo, para salir por quintavez en El Puerto por la Puerta Grande de laPlaza Real

5º Nevaíto, de pelaje cárdeno oscuro,con el nº 19 y 740 kilos de p. v., fue el máspesado y a la vez el más suave y pastueño,le correspondió a Dámaso Gómez. Éstecomenzó la faena de muleta en las tablas,para continuar con la derecha. El diestro sehizo pesado con el estoque, recibiendo unrecado de la Presidencia.

6º El de Domecq, sin nombre, de pelonegro, pesó 620 kilos de p. v., y correspondióa Juan Antonio Romero. En él está la

confusión, porque en la reseña dice anterior-mente: «…y el sexto, entrepelado y listón,mató un caballo en la suerte de varas. El deD. Juan Pedro Domecq, corrido en tercerlugar, negro zaino, fue el más duro y el quemás fuertemente empujó a los montados.»

Mayo:01:

El (01-05-1958), confirmó su docto-rado el diestro colombiano Pepe Cáceres, enla Plaza de Toros de Madrid, de manos deRafael Ortega y ante la presencia de AntonioChenel (Antoñete), con el astado de nombreSaltador, de la ganadería española de donClemente Tassara.

08:Rafael Ortega, Juan García

(Mondeño) y Antonio Borrero Morato(Chamaco) alternaron en Madrid en (08-05-1958?, día que confirmó su alternativaChamaco. A la postre su presentación enMadrid no llegó hasta esa última temporada,el cederle Julio Aparicio la muerte del toro,llamado Sevillano, de don Alipio Pérez-Tabernero, en presencia de Luis Segura. Sutardanza en rendir pleitesía a la plaza de LasVentas nunca le fue perdonada por la aficiónmadrileña, que no le recibió de buen agradoy no avaló sus éxitos en otras plazas, aunquecortara una oreja muy discutida días des-pués. Desde entonces comenzaron a bajarla chispa y los contratos del espectaculartorero de Huelva, que se mantuvo en unsegundo plano hasta 1962, cuando dejó detorear e incluso se creyó que se había retirado.Pero aún volvió a los ruedos en 1965, estavez con menos actuaciones aún, hasta queel (14-09-1967) toreó, cómo no, en Barcelonala última corrida de su vida, de don JoaquínBuendía, con Rafael Ortega y Juan García(Mondeño).

(Cartel en la página siguiente).

(*) Presenció la corrida el célebre pintor Juan Lara, quien trazó con su lápiz«unos ágiles apuntes del extraño suceso.»

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1958:Mayo:01:

El domingo (01-05-1958), confirmó sudocto-rado el diestro colombiano PepeCáceres, en la Plaza de Toros de Madrid, demanos de Rafael Ortega y ante la presenciade Antonio Chenel (Antoñete), con el astadode nombre Saltador, de la ganaderíaespañola de don Clemente Tassara.

08:Rafael Ortega, Juan García

(Mondeño) y Antonio Borrero Morato(Chamaco) alternaron en Madrid en mayo de1958, día que confirmó su alternativaChamaco. A la postre su presentación enMadrid no llegó hasta esa última temporada,el cederle Julio Aparicio la muerte del toro,llamado Sevillano, de don Alipio Pérez-Tabernero, en presencia de Luis Segura. Sutardanza en rendir pleitesía a la plaza de LasVentas nunca le fue perdonada por la aficiónmadrileña, que no le recibió de buen agradoy no avaló sus éxitos en otras plazas, aunquecortara una oreja muy discutida díasdespués. Desde entonces comenzaron abajar la chispa y los contratos delespectacular torero de Huelva, que semantuvo en un segundo plano hasta 1962,cuando dejó de torear e incluso se creyó quese había retirado. Pero aún volvió a los ruedosen 1965, esta vez con menos actuacionesaún, hasta que el (14-09-1967) toreó, cómono, en Barcelona la última corrida de su vida,del hierro de don Joaquín Buendía, con RafaelOrtega y Juan García (Mondeño).

15:Rafael Ortega Domínguez -matador

de toros, nacido en San Fernando (Cádiz), el

(04-07-1921), que recibió su alternativa el (02-10-1949), en la plaza de Las Ventas (Madrid)-se doctoró en la misma plaza, el (15-05-1958), de manos de Luis Segura y de testigoAntonio Chenel (Antoñete), con el toro denombre Elegido, de la ganadería de donFermín Bohórquez Gómez.

El (27-04-1958) toreó en la Plaza Realde El Puerto de Santa María, cortando 2orejas, un rabo y saliendo a hombros por laPuerta Grande, la quinta vez de las 8 vecesque volvió a cruzarla, logrando en total 24orejas y 3 rabos. Recibió Rafael su doctoradoonce años después de su alternativa en lamisma Plaza de Toros madrileña de LasVentas. El rejoneador Ángel Peralta, lidió conellos. No cortó Segura orejas esa tarde isidril,pero sí en la siguiente, el (21-05-1958), a untoro de don Alipio Pérez-Tabernero.

Julio:20:

Con la actuación del rejoneador D.Ángel Peralta, que era la séptima vez que sepresentaba, se inició la corrida del domingo20-07-1958, en la Plaza Real de El Puerto deSanta María, en la que intervinieron losdiestros de a pie Rafael Ortega Domínguez–actuaba la doceava vez-, Gregorio Sánchez–éste hacía su presentación en nuestro coso-y Curro Girón –éste llegó a trabajar la primeravez como novillero la tarde del 08-07-1956 ydía que reseñamos era también la primera,pero como matador-, que lidiaron seisastados de la ganadería jerezana de D. JoséVillar Vega (5). Los dos últimos citadosdiestros venían actuando juntos en casi todaslas plazas a lo largo de esa temporada.

Pasa a la página nº 68.

(5) En 1955 don Pedro Domecq y Rivero vendió la ganadería, oriunda de Gallardo, a donJosé Villar Vega, el cual la enajenó en 1959 a los señores Núñez Hermanos (Carlos yMarcos), que a su vez se la venden a don José Luis y don Pablo Martín Berrocal. En

1981 fue nuevamente adquirida por los hermanos Núñez, que se le vendieron en 1983 asu actual propietario.

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El ganado, en general, tuvo poder ycodicia con los de a caballos, siendo losmejores el tercero, quinto y sexto. Sinembargo, el festejo no llegó ni siquiera aentretener y los espectadores aguantaron conpaciencia el encierro, si bien Girón fue eltriunfador y la nota colorista y humana la pro-tagonizaron tres maletillas que se arrojaroncon sus muletillas, porque del dormilónespectáculo, lo destacable lo llevaron a cabolos picadores, realizando su trabajo consanguinaria alevosía y premeditación, paradejar en la mínima expresión el poder y lacodicia iniciales de los toros, que abusaroncon el descarado consentimiento de losdesganados jefes.

La labor de los banderilleros consistió,al parecer, como recreándose en darcapotazos sin ton ni son, en el más absurdodesorden. Con unos diestros sin concen-trarse anímicamente en su labor, todotermina desluciéndose y hasta los toros,

1958:Agosto:31:

El quinto de los festejos a «PlazaPartida», se celebró en la Plaza Real de ElPuerto de Santa María, el (31-08-1958) y enesta ocasión fueron 6 toros y 6 novillos, todosellos de D. Carlos Núñez, de Tarifa (Cádiz),que fueron lidiados, los toros, por RafaelOrtega, Gregorio Sánchez y Juan AntonioRomero, y los novillos por Pepe Álvarez, deEl Puerto; Emilio Oliva (padre), de Chiclanade la Frontera (Cádiz) y Rafael de Paula, deJerez de la Frontera (Cádiz). El ganaderogaditano presentó bravos, nobles ymanejables toros y novillos, siendoúnicamente protestado el quinto de la tarde,segundo de Gregorio Sánchez. Los programade mano hacían curiosas advertencias. Porejemplo, que la corrida sería presidida yasesorada de la forma ordinaria, y que parala novillada habría una delegación de la

Presidencia, por lo que los cambios desuertes y demás, serían ordenados por cadauna de ellas con distintos toques de clarines.La división de la Plaza estaba ya hecha antesdel desfile de las cuadrillas, que en estaocasión lo hicieron por puertas distintas yrecorridos diferentes. Igualmente había doblepuerta de toriles. Los tres primeros toros selidiaron en la media Plaza, correspondiente alos tendidos de Sombra, y los tres últimos alos del Sol, simultaneándose la lidia de cadatoro con la de un novillo. También había dosbandas de música, una por cada mitad de laPlaza. En este espectáculo se cubrieron lostendidos y las gradas en su totalidad, siendolos precios de 190 pesetas el tendido deSombra y 90 pesetas el de Sol. Y finalmentese hacía la advertencia de que para el casode que algún astado saltase la valla, habríahabilitada en ésta dos puertas comunicantes,para facilitar la vuelta del animal a su mitadde ruedo correspondiente.

La reseña de ambos festejospodemos resumirla diciendo: Que RafaelOrtega fue el único triunfador al cortar unaoreja, pero en sus dos faenas no puso elentusiasmo de otras veces, tal vez por lodescastados que llegaron sus toros a lamuleta. El segundo en la terna, GregorioSánchez, como en la corrida de su presen-tación, estuvo desganado, carente de sitio,pese a que en ambas ocasiones le tocaronbuenos toros. Al tercero, Juan AntonioRomero, como otras veces, su decididoempeño por agradar le hizo lucir su valentía,escuchando aplausos en las banderillas y altorear de rodillas, pero falló con la espada,usándola con mal estilo.

En las novilladas –recordamos queal finalizar la muerte de las seis primerasreses se permutaron las cuadrillas paralidiarse los otros seis cornúpetas-, PepeÁlvarez escuchó ölés en su primero, quetoreó sin pararse, sufriendo por lo desconfiadomás de un desarme. Cuenta el cronista quebrindó su segundo a D. Eduardo Ruiz, y

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cumplió en la faena. Con el acero no logrógolpes efectivos, escuchando un aviso. EmilioOliva, que no se acopló con sus enemigos,lo que no le impidió sacar su reconocido valor,dejando al descubierto que no lograba jugarbien los brazos, por lo que resultó a vecesatropellado. Sin embargo, por su voluntad fuepremiado con una vuelta al ruedo en suprimero. A Rafael de Paula, indecisoparaafrontar exitosamente la lidia de los toros,apenas hizo cositas sueltas, pero eso sí, nose olvidó en ningún momento de manteneruna distancia con el toro y, claro, a la hora dematar se echó hacia las «afueras», pasandootra vez por nuestro coso dejando su peculiarestela de excesivas precauciones.

Para satisfacción del aficionadocurioso, ofrecemos la relación de los toroslidiados en esta corrida, con indicación de sucapa, peso en canal y espada que le diomuerte. Fueron: Chirrino, negro, 289 kgs.,Rafael Ortega; Capachero, negro, de 273kgs.; Perdigón, colorado ojinegro, 255 kgs.,Juan Antonio Romero; Leñador, negrobragado, 272 kgs., Ortega; Lechuzo, negro,285 Kgs., Sánchez; Picapleito, negro, 283Kgs., Romero. Promedio de la corrida: 276kilos y medio a la canal, correspondiendo auna media de 556 kilos en vivo.

Y los novillos lidiados fueron: Fogón,negro listón, 221 Kgs., Pepe Álvarez; Florido,mulato, 244 Kgs., Emilio Oliva; Furioso,mulato, 227 Kgs., Rafael de Paula;Aborreció, mulato burraco, 273 Kgs.,Álvarez; Volador, negro, 248 Kgs., Oliva. YJumillano, negro, 244, Paula. Promedio dela novillada: 243 kilos a la canal, corres-pondiendo a una media de 490 en vivo.

De todos los festejos que secelebraron durante esa época, cabe destacarlos de a Plaza Partida, hecho singular y únicoque en pocas ciudades españolas se hancelebrado. El primero de estos festejos delos que se tienen noticias, se celebró el (12-07-1835), en el que se lidiaron 10 toros, los4 primeros a plaza entera y los 6 restantes a

plaza partida, levantándose la barrera divisoriaen breve tiempo. Los toros eran 4 de la viudade Montero de esta ciudad, y los 6 restantesde D. José M. Alvareda, también de El Puerto,siendo lidiados por Juan Hidalgo, de SanFernando (Cádiz) y Luis Rodríguez, de Sevilla,actuando de media espada José Díaz(Mosquita), de Cádiz y sobresalienteFrancisco Benítez (El Panadero), de ElPuerto.

En aquélla época, los picadores eranmás populares, más importantes en loscarteles que los matadores, destacando entreellos Cristóbal Marchante, de Medina Sidonia(Cádiz), Carlos Puerto y Erasmo Olbera, deEl Puerto, que formaban parte de este cartely tendrían que pasar 32 años para que sevolviese a celebrar nuevamente este tipo defestejo. En esta ocasión fue el (01-09-1867),lidiándose 7 toros, 4 de Núñez Pardo y tresde Eduardo Shelly, de Vejer de la Frontera(Cádiz). Sin embargo, algo anda mal, porqueen otra crónica se dice que el día (01-09-1867), el toro de nombre Tirabuzones, de donJosé Antonio Adalid, fue lidiado en El Puertode Santa María, cuyo astado llegó 30 veces alos picadores, mató seis caballos, conser-vando sus facultades hasta morir, poniendoen grave aprieto a varios lidiadores.

En primer lugar se corrieron trestoros a plaza entera, que fueron estoqueadospor Antonio Sánchez (Tato), y después sedividió el ruedo, con la valla correspondiente,y en competencia de ganaderías se lidiarona uno y a otro lado los 4 restantes por elgaditano José Ponce y el cordobés ManualFuentes (Bocanegra). Estos dos primerosfestejos de los que se tienen noticias, secelebraron en plaza de madera, en losterrenos del Ejido de San Francisco, en elmismo lugar donde está construida la actualplaza. Esta plaza de madera fue reducida acenizas por las llamas en 1877, dando lugarcon ello a que D. Tomás Osborne Böhl deFaber y otros creen la junta iniciadora para laconstrucción de una plaza fija.

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Dos aspectos de la corrida a «Plaza partida» celebrada en la PlazaReal la tarde (31-08-1958). (Foto de archivo).

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La tercera corrida a plaza partidasolo tardó 16 años en celebrarse despuésde la anterior en 1867. Seria un (02-09-1883),es decir, tres años después de inaugurarsela actual Plaza Real. Cuando se celebró estetercer festejo, se calcula que unas 15.000personas vivieron el magno acontecimiento.En esta ocasión fue una corrida de 8 torosde la ganadería de Ignacio Martín que fueronlidiados por Hermosilla Manuel Díaz (Lavi),Manuel Fuentes (Bocanegra) y LuisMazzantini. Los cuatro primeros toros selidiaron a plaza normal y los restantes a plazapartida, dándose la circunstancia que la valladivisoria (según cuenta D. Manuel MartínezAlfonso, en su magnifico libro Plaza Real),se instaló en el tiempo record de 7 minutos.

El cuarto de estos festejos (06-08-1922), fue una novillada con ocho toros de D.Francisco Molina. Habían transcurrido 39años del anterior festejo, en esta ocasión yala valla divisoria estaba montada cuando losespectadores entraron en el coso. En primerlugar se lidiaron los 4 primeros novillos a plazapartida y los cuatro restantes a plaza normal,previamente en el descanso se habíadesmontado las vallas. Los matadores queestoquearon estos 8 novillos fueron,Francisco Redondo, de Chiclana de laFrontera (Cádiz) y el asturiano MiguelCasielles, ambos actuaron simultáneamente.Los cuatro restantes a plaza normal, fueronlidiados por el gaditano José Amuelo y elsevillano Domingo Correas Montes. Comoanécdota cabe destacar la singularidad de loscarteles, donde se anunciaba que habría 2juegos de mulillas; los precios de esta corridafue de 6 pesetas la sombra y 3 pesetas elsol.

El quinto de los festejos de este tipo(Imagen nº 2) se celebró el (31-08-1958) y enesta ocasión fueron 6 toros y 6 novillos, todosellos de D. Carlos Núñez de Tarifa (Cádiz),que fueron lidiados por Rafael Ortega,Gregorio Sánchez y Juan Antonio Romero,los toros, y los novillos por Pepe Álvarez, de

El Puerto; Emilio Oliva, de Chiclana de laFrontera (Cádiz) y Rafael de Paula, de Jerezde la Frontera (Cádiz). En esta ocasión eldesfile de las cuadrillas se hicieron porpuertas distintas y recorridos diferentes,habiendo doble puerta de toriles. Tambiénhabía dos bandas de música; en esteespectáculo se cubrieron los tendidos y lasgradas en su totalidad, siendo los precios de190 pesetas el tendido de sombra y 90pesetas el de sol.

Después de 37 años, el (14-07-1995), se celebró el sexto y hasta el momentoúltimo festejo de este tipo. Fueron 6 toros delos señores Herederos de Cebada Gago paralos matadores Francisco Núñez (Currillo),Óscar Higares y Víctor Puerto, y 6 novillos deViento Verde, propiedad de los Hnos. Peralta,de Sevilla, para José Luis Moreno, ConradoGil Belmonte y Víctor Manuel.

En el citado Libro 5 de El Cossío sereconoce que la tradición taurina de nuestraadmirable ciudad apenas si tiene parangón,por honorablemente ancestral e ilustre demilenios pletóricos de historias y culturas,puerta al mar oceánico de la mítica Tartessoargentífera, apenas si tiene igual con las delas ciudades de mayor tradición torera, Madrido Sevilla. «Consta que antes de mediadosdel siglo XVIII ya se celebraban notablescorridas de toros en la plaza llamada deGaleras, que se habilitaba a tal objeto. PorReal cédula de 1768 se autoriza lacelebración de diez corridas de toros cadaaño a beneficio del Hospital de Nuestra Señorade los Milagros. Para lograrlo se hubo deconstruir una plaza de madera en el ejido deSan Francisco, frente a la calle de SantaLucía.» Esta plaza, como veremos másadelante, perduró hasta 1802 y fue escenariode notables sucesos taurinos, como lamuerte del famoso diestros de Chiclana JoséCándido, acaecida el (23-06-1771).

A modo de resumen señalaremos quedurante 1958 en la Real Maestranza deCaballería de Sevilla sólo se celebraron veinte

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Dos aspectos de la corrida a «Plaza partida» celebrada en la PlazaReal la tarde (06-08-1922). (Foto de archivo).

El cuarto de estos festejos (06-08-1922), fue una novillada con ocho toros deD. Francisco Molina.

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festejos: nueve corridas y once novilladas,más los festivales a beneficio de la Cabalgatade los Reyes Magos y de la vejez del torero.Desde 1945 no se daba tan bajo número defestejos y nunca volvería a repetirse en elhistorial maestrante. En este año se conce-dieron dos alternativas sevillanas, la de RafaelJiménez (Chicuelo), el (06-04-1958) y deDiego Puerta, el (29-09-1958). Al primero lodoctoró Antonio Ordóñez, con ManoloVázquez de testigo, y al segundo Luis MiguelDominguín, que cortó dos orejas, conGregorio Sánchez de testigo. Las resesfueron de Carlos Núñez y Arellano, respec-tivamente.

El gran triunfador fue AntonioOrdóñez, con cuatro orejas, seguido de JaimeOstos, Chamaco, Manolo Vázquez, CurroGirón (dos orejas) y Rafael Ortega, con otrasdos orejas. Cogidas de Jaime Ostos y RafaelJiménez (Chicuelo). Gregorio Sánchez, conochenta y cinco corridas, y Chamaco, consetenta y tres, ocuparon los dos primeroslugares en el escalafón. Luto en el palco delos maestrantes por el fallecimiento (19-04-1958) de la Infanta Luisa Francisca deOrleáns, abuela materna del Infante JuanCarlos de Borbón. El (20-07-1958) saltó alcallejón un novillo de la ganadería de Villar ehirió mortalmente al inspector de PolicíaTomás González Moreno.

1959:

Dos nuevas cornadas de importanciavolvió a sufrir Rafael Ortega, en Madrid yZaragoza, en la temporada de 1959, a pesarde haberle cortado ese año dos orejas a unode don Eduardo II Miura, en la Feria de Abrilde Sevilla. Fueron 19 las corridas que pudosumar en 1959. En el 59 su tercera Puertadel Príncipe y su tercer rabo con otra faenapara el recuerdo que inmortalizara el críticoAntonio Díaz-Cañabate en una genial crónicaque veteranos aficionados aún recuerdan.Cansado un tanto por los percances y

desilusionado por la poca repercusión de suséxitos en los despachos, sus tempo-radassiempre fueron cortas, anuncia su retirada enel año 60.

Abril:26:

Hacía casi cuatro años que laprestigiada vacada de Concha y Sierra nocorría sus astados en la Plaza Real de ElPuerto de Santa María. La última vez, susnovillos, anunciados para el domingo (04-09-1955), que iban a ser lidiados por la ternaformada por Jaime Bravo, Juan AntonioRomero, se quedaron con las ganas, puesfue suspendida. Y hay que retroceder hastael (28-08-1927) para ver en carteles de laPlaza Real una corrida a nombre de Conchay Sierra, de la señora Viuda, que torearonRafael Gómez (El Gallo), Juan Belmonte yFrancisco Vega de los Reyes (Gitanillo deTriana). Así que los aficionados portuensestardaron 32 años en ver toros de esa famosadivisa.

Y así, la tarde del (26-04-1959)actuaron en nuestro emblemático coso ÁngelPeralta, como rejoneador y los diestros de apie Rafael Ortega Domínguez, Ramón Solano(Solanito) y Juan García (Mondeño) –éste erala novena vez que actuaba en la Plaza Real-, que lidiaron siete astados de la vacadasevillana citada y procedían del cortijo de la«Abundancia», y obtuvieron general acep-tación por su buena presentación, finahechuras y bien encornada. Buenos fueronespecialmente el 1º , 4º y 6º, porque los otros,con excepción de de rejones que fueextraordinario, resultaron desangelados debravura y codicia, quedándose cortos en lasacometidas. La plaza con muy buena entrada,aunque el festejo fue aburrido y similar a lascorridas celebradas en la Feria de Abrilsevillana.

Le reseña, lógicamente, la iniciamoscon D. Ángel Peralta, que fue quien se llevóel merecido triunfo de la jornada y la única

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oreja del encierro. Y es que en justicia se loganó a puritita ley el rejoneador de Puebla delRío, por su elegancia sobre sus caballos, porel dominio de los terrenos para salir de frentey cuartear muy atinadamente. El maestro delrejoneo clavó banderillas muy gallardamentey al colocar un par a dos manos, se inclinótanto sobre el toro, que caballo y caballeroperdieron el equilibrio y cayeron a la arena.Circunstancialmente, el banderillero Mota dela Isla, que se hallaba en callejón comoespectador, saltó raudo y veloz al redondel ehizo el quite que evitó una desgracia, dandola vuelto al ruedo al final con el rejoneador,fundiéndose ambos en un fuerte y sentidoabrazo en el centro del anillo.

Rafael Ortega lanceó a su primerocon cuatro verónicas a compás abierto,suerte que solía repetir. Se lució por chi-cuelitas y, brindando a los espectadores, inicióla faena de muleta sentado en el estribo, paracontinuar con la derecha y un ceñido pasede pecho. Fueron las mejores «piezas» desu trabajo y en ambos toros se le aplaudió.

Rafael Solano (Solanito), al quedebemos decir que le tocaron los torosmenos lidiables, para poderles dominar defrente, se encontró con que el primero era untanto manso y, por ello, el diestro se apresuróa liquidarlo. La faena a su segundo aún estuvomás descafeinada, porque el toro estabadesganado para embestir, lograndoaplaudirse sólo en las banderillas, aunque sele aplaudieron varios quites.

A nuestro paisano de Puerto Real sele ovacionaron por todo lo alto una serie detemerarias y ajustadas gaoneras –la quietudfue su identidad torerar-, que recetó a suprimero, al que también le dio dos ayudados,igualmente jaleados. Pero pronto la res semanifestó con recelos, se desganó en lasacometidas y el singular diestro comenzó adesconfiar. Semejante actitud la llaman «decontra estilo» en el toreo, que no en la pintura,provocando las naturales discrepancias decaracteres en las personas. Acabó con su

desganado enemigo de un pinchazo yestocada al cuarto de la tarde, contando conel de rejones. A su segundo, último delfestejo, le hizo una buena faena, por susmedidos y poderosos doblones, y al que diouna serie de pases con ambas manos,sufriendo algunos derrotes, que comosiempre, el de Puerto Real aguantó con valor,pero falló con la de acero.

NOTA. Nueve días antes de la corrida,concretamente, el 15 de abril, se pintaron porprimera vez las rayas de los picadores sobreel albero, por Orden del Ministerio deGobernación.

1959:Mayo:17:

El sólo nombre de Rafael Ortega fueornato de las ferias españolas másimportantes. En el recuerdo están el rabo aun Miura en Sevilla en 1954 y la gran faena altoro, llamado Mariscal, marcado con elnúmero 19 y de pelaje negro, de D. ClementeTassara, el (17-05-1959), que inspiró alcronista del periódico ABC, Antonio Díaz-Cañabate, una de sus mejores crónicas. Elmismo año, también durante el serialmadrileño de San Isidro –sin duda en otracorrida-, el toro de nombre Rosaledo, tambiénmarcado con el nº 19, de pelaje negro, de lamisma ganadería, obtuvo del premio al mejortoro de dicho serial, por su extraordinariocomportamiento en los tres tercios de la lidia.Ocupó el décimo lugar de la lista y de los 46toros premiados entre 1950 y 1996.

La citada «lista» es como sigue:1951: Rizador, nº 25, cárdeno, de don FelipePablo Romero. 1952: Cachiporra, nº 44,negro, de don Fermín Bohóquez Gómez.1953: Escamillo, nº 44, negro, de don AntonioUrquijo. 1954: Italiano, nº 208, negro, de donAntonio Urquijo. 1955: Lunero, nº 74, negrobragado, de don Carlos Núñez. 1956:Farolero, nº 18, negro, de doña EusebiaGalache. 1957: Grasito, nº 26, negro, de don

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Antonio Pérez Tabernero Sanchón de SanFernando. 1958: Rosaledo, nº 21, cárdeno,de don Felipe Pablo Romero. 1959: Mariscal,nº 19, negro, de don Clemente Tassara.

La Feria de San Isidro madrileña,repetimos, no sólo supone el ciclo más largode corridas y, por tanto, el de mayor númerode toros lidiados, acercándose durante losúltimos años a los treinta festejos celebrados,sino también, en líneas generales, las demayores exigencias sobre las condicionesque deben reunir los toros, aunque a veces,el desmedido celo de algunos grupos deaficionados por el tamaño de los toros, pesoy armadura, más bien parecen que quisieranresucitar los ancestrales toros pintados en lacueva rupestre de Altamira. Y sin embargo,ya es bien sabido que los toros demasiadogrande y pesados, no son siempre aptos parauna lidia artística y, como se casan pronto,se dedican a defenderse dando cornadas.

Agosto:02:

La reseña de la corrida celebrada enla Plaza Real de El Puerto de Santa María, latarde veraniega del (02-08-1959), debecomenzarse, con todos los merecimientos,citando en especialmente al ganadero D.Juan Guardiola, porque encierro que nosenvió, con divisa grana y oro –según elcronista- «… tuvieron el tratamiento de usía,ya que fueron todos de fina lámina, gran trapíoy tuvieron entre cinco y seis años; es decir,que traían la madera de los toros de antes.»Pese a que estábamos en 1959, todos losespectadores conocedores comprendieronque esos toros eran los que hacían falta parallevar a la Fiesta por su antiguo y justo cauce.¿Qué dirían de los de hoy? Porque los«guardiolas» tenían caras de pocos amigosy menos genas de fiesta populachera, así queacometieron con casta brava al percal y,además, como debía ser, «sobrados depatas», sin despegar las armaduras del peto,para llegar al último tercio «con el aplomo ydesarrollando el comportamiento de su edad.

Y la reseña de las actuaciones de losdiestros la iniciamos con el cabeza de la terna,«El Torero de Isla», que reaparecía despuésde las dos cogidas –la de Madrid y la deZaragoza-, se encontró de salida con un torocuya presencia fue recibida con una granovación de los espectadores, y con JuanGarcía (Mondeño). Este astado arrancó trestablas de una barrera y rasgó dos capotescon la misma facilidad que se parte un papelde fumar, achuchando de salida al diestro ala salida de unos lances, rasgándole lataleguilla de tal forma que hubo de continuarla lidia con un pantalón blanco de «paisano»y sin chaquetilla, dejando ver su acrisoladaveteranía y sus sobrados conocimientos con«aquellos de antaño.»

Y como de costumbre, se entregó encuerpo y alma toreras a la concurrencia, pesea lo sucedido. «Con la franela estuvo medido,justo y porfión.» A sus dos enemigos, quellegaron punteando en demasía, los rematóde dos medias en su sitio, siendo ovacionadoy teniendo que responder reiteradas veces aquienes le aclamaban desde los tendidos. Serumoreaba que esa tarde era su penúltimacorrida, la que hacía el número 15 de susactuaciones en la Plaza Real –la onceava deJuan García (Mondeño) y la séptima deAntonio González-, pero fue la última de suprimera etapa, pues reapareció en El Puertosiete años después, concretamente el (10-07-1966), toreando dos tarde más ese mismoaño, siendo su verdadera última corrida latarde del (21-08-1966), habiendo actuado enla Plaza Real en 18 ocasiones.

De Juan García (Mondeño) hay quedecir, a juicio del cronista, que «… si genialestuvo en la última corrida (6, a pie de la página78) en El Puerto, la de esta tarde la superó»,ya que realizó su mejor faena desde que vistióel traje de luces. Los cuatro ayudados, losdados en redondo y los naturales de su firma,con su mágica cadencia y quietud, fueronademás kilométricos por la manera de alargarel brazo, consiguiendo su magistral faena.Pero a la hora de la suerte suprema no le

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acompañó la suerte y todo se quedó en variasvueltas al ruedo. Fue una verdadera lástima,«pues la faena fue honda, cargada desentimientos y de gran belleza.»

Y el que cerró la terna y la tarde torera,el sevillano Antonio González, tampoco seamilanó ante la envergadura de sus cuajadosenemigos, a los que el rabo les llegaba abarrer la arena, ofreciendo con ellos un cursode buen toreo. «Con la capuchuela estuvoelegante –nos reseña el cronista-, tanto allancear como en sus garbosas chicuelinas.En su primero, el público saboreó su faenacon ambas manos, y como lo desplomó conmedia lagartijera fulminante, tuvo quedar lavuelta al ruedo y saludar desde el tercio. Consu segundo encastado enemigo entabló unaenconada y porfiada lucha, pues llegó el toroal último tercio un tanto quedado y defen-diéndose peligrosamente, llegando apuntearle, lo que provocó una cálida res-puesta de toda la concurrencia, que elsevillano agradeció saludando como debeser, con la montera en mano.

(6) Efectivamente, la tarde del 12 de julio anterior, Juan García (Mondeño) se comportócomo «un maestro de maestros», alternando nada más ni nada menos que con los

poderosos diestros Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez, que lidiaron seis toros deD. José Benítez Cubero.

(Cartel en la página nº 77).

1959:Octubre:12:

Rafael Ortega Domínguez toreó en latemporada de 1959 un total de 19 corridas.En una de ellas, celebrada en la Plaza deToros de Zaragoza, durante las tradicionalesde las fiestas de la Virgen del Pilar, fue cogidomuy aparatosamente por un toro del marquésde Domecq, al entrar a matar, que le produjouna herida en la región auricular izquierda,de pronóstico menos grave. Se le concedióla oreja del astado, que los miembros de sucuadrilla le llevaron a la enfermería de la plaza.

A modo de resumen en Andalucía, enla Real Maestranza de Caballería de Sevilla,se celebraron en 1959 un total de once

corridas de toros y diecisiete novilladas,además de tres festivales a beneficio de laVejez del Torero, el Ateneo y Manuel Ponce.Este año se concedieron tres alternativas:Juan Mondeño, el (29-03-1959), AntonioGonzález, el (28-05-1959) y Antonio Cobos,el (29-09-1959). Apadrinaron los nuevosdoctores Antonio Ordóñez (Mondeño yGonzález) y Joaquín Bernardó, a AntonioCobos. Los testigos fueron, Manolo Vázquez,Curro Romero y Trincheira, con reses de donRaimundo Moreno de Guerra, don ClementeTassara y don Salvador Guardiola, respec-tivamente. Fue el primer año de gerenciaempresarial de don Diodoro Canorea. En lascorridas feriales triunfaron los diestros CurroRomero (dos orejas en el toro de supresentación como matador de toros),Manolo Vázquez y Antonio Ordóñez, con dosorejas cada uno; Rafael Ortega,(dos orejas),Juan García (Mondeño) y Curro Girón. Ésteresultó cogido por un toro de don José MatíasCobaleda, el (24-04-1959). Curro Girón, consetenta corridas, y Gregorio Sánchez, consesenta y dos, ocuparon los primerospuestos en el escalafón.

1960:Rafael Ortega tan sólo se vistió de

torero en cinco ocasiones y decidióabandonar la profesión en la que tantostriunfos lograra. Grande fue la sorpresa delos aficionados cuando la temporada de 1966retornó a los ruedos. Desde entonces, gustóde ayudar en sus inicios a varios novilleros,entre ellos, a sus paisanos Francisco Rivera(Paquirri) y Ruiz Miguel, que tuvieron muchoque agradecerle. Reapareció en 1966.

Se decía que su atípico y pocoagraciado físico no era el mejor envoltorio paraque el gran público apreciase la cristalina

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pureza de su toreo. Rafael Ortega sólo pudocontratar 5 corridas de toros en la temporadade 1960, lo que le empujó a retirarse de losruedos. Desde entonces, gustó de ayudar ensus inicios a varios novilleros, entre ellos, asus paisanos Francisco Rivera (Paquirri) yRuiz Miguel, que tuvieron mucho que agra-decerle.

Siguiendo con Rafael Ortega, volví averlo en 1961, esta vez en el cortijo deBolaños, de don José Luis Osborne Vázquez,inolvidable amigo con el que muchas veces,en la sacristía de las Bodegas Osborne de ElPuerto de Santa María, compartí con él elaromático Fino Coquinero, platicando detoros -o bien en la sacristía de las Bodegasde González Byass, charlando sobre elParque Nacional de Doñana y su rica faunasilvestre, con el señor marqués de Bonanza,don Manuel María González Gordon, dueñode las Bodegas, al que los suyos y esteservidor le llamábamos «Tío Manolo», puestal era su inmensa categoría humana ysencillez-, cada vez que durante lasvacaciones, iba a El Puerto y a Jerez a pasarunos días de descanso con la que despuéssería mi querida esposa, doña Alicia AbreuPortillo.

Allí estaba Rafael Ortega, con donJosé María Pemán y José Luis Osborne,cuando llegamos todos los asambleístas delXIV Congreso Internacional de la Unión deEstudiantes de Veterinaria, del que fuePresidente el después notabilísimo políticoespañol, el doctor don Luis Mardones Sevillay este servidor de ustedes, Secretarioorganizador. Rafael estuvo llevando con elilustre ganadero la tienta de las becerras quenos ofrecieron, seguida de los correspon-dientes capotazos y muletazos deshilvana-dos por parte de los congresistas másatrevidos. Hasta algunos estudiantes dedetrás de la entonces cortina de acero,hicieron sus pinitos con el percal... , como eljoven Tabakobich, y probaron las amargurasde los revolcones, pero Rafael Ortega

Viene de la página nº. 78. siempre estuvo atento a evitar sustos conoportunos y brillantes quites, que todos losasistentes extranjeros jalearon.

Platicando después de la tienta conmi paisano Rafael -sin dejar de saborear lariquísima paella de mariscos obsequiada porlas Bodegas Osborne, que siempre se hadistinguido por sus atenciones… ¡Y asísiguen!-, sobre la calidad biológica tandeficientes de muchas becerras tentadas, élmanifestó su preocupación por la flojedad quepresentaron... y ¡fíjate! -decía-, que las másbravas y nobles, las mejores, son las quemás se caen... Lo cual resulta de lo máslógico, ya que a mayor temperamento ycasta, más desequilibrio se presenta entrelas órdenes emanadas del centro cerebral dela bravura y la incapacidad de los órganosmotores para cumplirlas. Las añojas menostempe-ramentales, las menos nerviosas, y ala vez más disminuida en acometividad,lógicamente, no se caían tanto.

1966:La reaparición de Rafael en 1966 fue

como la de «Antoñete» en Madrid, con casi45 años de edad logró que la nueva crítica lediera el sitio que no le habían dado loscronistas de los años 50. En San Isidro de1967 cuajó una de las faenas imborrables quehan tenido lugar en la Monumental de LasVentas, que realiza a un toro de Higuero, y enBarcelona el 1 de octubre, el toro llamado;Capuchino», de la ganadería de Hoyo de laGitana, le pegó una cornada gravísima que lopuso al borde de la muerte . Este percance,una cornada que le atravesó el musloizquierdo, precipitó su retirada en 1968.

Tuve el privilegio, cita un cronista, deconocerle, allá en su Isla de San Fernando.Juntos, en compañía del periodistasalmanquino Alfonso Navalón y del matadorFrancisco Ruiz Miguel, participamos en untentadero en casa de Manolo Camacho,donde fuimos en compañía del querido amigoOscar Aguerrevere Vegas, entonces alto

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

ejecutivo de Viasa. El levante hizo que losbisoños nos tapáramos, pero la lección delmaestro fue grande en el dominio de loselementos y de las reses. Al día siguiente nosrefugiamos con Rafael Ortega y su primoPaco Ortega en La Venta de Vargas, el sitiomás torero de toda Andalucía. Estuvo locuaz,sentencioso, habló del toreo de ayer, del artede siempre. Los cuadros de Franconeti y delSilverio, como las fotos de la Paquera deJerez y de La Niña de los Peines y las deaquellos toreros antiguos que cuelgan suspesados trajes dorados de las viejas paredesde la Cádiz torera, fueron los oídos de laúltima lección del toreó que le escuché aRafael Ortega.

Marzo:24:

El (24-03-1966), luego de una faenabrillante al bravo y noble toro, de nombreMartincho, de la ganadería de ManuelMartínez, en la Monumental «Plaza México»–la más grande del Mundo-, con el corte dedos orejas, el diestro Rafael Ortega se ganóla Oreja de Oro.

Julio:10:

Rafael Ortega, que en la temporadade 1960 tan sólo se vistió de torero en cincoocasiones, ninguna de ellas en la Plaza Real–en ésta toreó la última corrida de su primeraetapa la tarde (02-08-1959)-, decidiendoabandonar la profesión, cuya noticia hizopensar a los aficionados que la Fiesta perderíaun gran valor por su hombría y pundonor, enla que tantos triunfos lograra, dejó gratamentesorprendido a todos los aficionados cuandola temporada de 1966 retornó a los ruedospara, en lucha con su edad y su excesivopeso, continuar exitosamente su carrerataurina. El acontecimiento, que resultó un«triple triunfo y gran cartel», tuvo lugar en laPlaza Real de El Puerto de Santa María, el(10-07-1966), en cuya corrida toreó ganadode D. Carlos Núñez, alternando con Juan

García (Mondeño) y Sebastián Palomo(Linares), logrando cortar las dos orejas y elrabo a su segundo enemigo, antes de salir ahombros del emblemático coso. Y es que,necesitado económicamente, tuvo que volvera los toros, en la sexta de las 8 veces quevolvió a cruzar la Puerta Grande y en la quelogró cortar un total 24 orejas y 3 rabos-, enpresencia de dos jóvenes valientes comoJuan García (Mondeño) y Palomo Linares.Pero para no perder su desgraciado sino deverse siempre perseguido por las cornadas,un toro le fracturó un brazo en la plaza mala-gueña de Motril a final de temporada.

Pero vayámos a la reseña de D. JoséMaría Rojas Guillén, para decir que el la tardedel citado 10 de julio, los Herederos delganadero gaditano D. Carlos Núñez embar-caron en su dehesa de Los Derramaderosuna corrida terciadita en peso y trapío, perode uniforme exterior, brava para los mon-tados, con destino a la Plaza Real de ElPuerto de Santa María, siendo los mejorestoros los lidiados en tercero y cuarto lugares,que lidiaron los diestros Rafael OrtegaDomínguez, Juan García (Mondeño) ySebastián Palomo (Linares).

«El Torero de la Isla» -que fue salu-dado entusiásticamente por la concurrenciaen agradecimiento a su regreso a El Puerto,manifestación que agradeció cruzando susbrazos en el pecho con el cariño y afecto queél prodigaba como nadie-, veroniqueó desalida a sus dos enemigos de la forma clásicaa que nos tenía acostumbrados. Fue, sinduda, por lo que brindó su primer enemigo atodo el público, toreándolo muy bien por laderecha, muy ceñido al toro y de forma repo-sada, iluminando a todos con su veteranía.El toro le puntea en un buen número de pasesde pecho y al ligar el otro se le vence suenemigo, que lo remató con media estocadaen corto y por derecho, saliendo rebotado.Otros dos pinchazos y el se echó el bicho.Vuelta al ruedo. A su segundo le dobló muybien por bajo y le citó al natural para ejecutaruna buena serie de muletazos que abrochó

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con el de pecho. Se estiró el diestro y mandómuy bien la embestida con la derecha. Otraserie de naturales muy mandones y toreros,a la que siguió unas manoletinas muy a sucreador. Entró con su perfección habitual amatar, colocando media estocada honda entodo lo alto –según investigaciones poste-riores, la espada seccionó totalmente a niveldel arco de la arteria aorta- muriendo el torosin puntilla. Dos orejas y rabo.

El «Torero de Puerto Real», nuestropaisano y tocayo Juan García (Mondeño), nosdice el cronista que «toreó muy tranquilo a laverónica.» Empezó su primera faena connaturales que ligó con el de pecho. Su ene-migo tenía una pobre arrancada, haciendotodo el trabajo el diestro. Ejecutó manoletina«sui géneris», que el público aplaudió confuerzas, para dejar dos pinchazos y unaentera. Ovación y vuelta. A su segundo le hizouna faena de cinco estatuarios con supeculiar e inaudita quietud, el «estatismo» quele caracterizó y que aplicó a todos los hechosde su vida. El toro se le arrancaba con muchogas pero él lo domina y manda a fuerza deexponer. Otra serie de manoletinas de supropia cosecha, para un pinchazo y estocadasin puntilla. Dos orejas y rabo, invitando a suscompañeros de terna a saludar al públicodesde el tercio.

Linares lanceó muy bien de salida yla faena de muleta la configuró a base denaturales, estirándose mucho y vaciandoexcelentemente a su enemigo. Otra serie conla izquierda, en un palmo de terreno. Dere-chazos muy mandones. En la suertesuprema, se perfiló muy cerca y, encunán-dose materialmente sobre el morrillo, cobróuna estocada sin puntilla. Dos orejas y rabo.A su segundo y último de la gloriosa tarde, lotoreó con valor y temple por naturales y en

redondos, ejecutando uno de pecho arries-gando muchísimo. Dos pinchazos y esto-cada. Ovación, para seguidamente, salir lostres espadas a hombros.

(Cartel en la página siguiente).

(7) En el tradicional serial taurino de la Feria madrileña de San Isidro de 1961, el toro denombre Sanluqueño, marcado con el nº 78, de pelaje negro, de don Benítez Cubero,

obtuvo del premio al mejor toro de dicho serial, por su extraordinario comportamiento enlos tres tercios de la lidia. Ocupó el doceavo lugar de la lista y de los 46 toros premiados

entre 1950 y 1996.

1966:Julio:31:

Cuando la tarde del (31-07-1966) selidió el encierro, de la ganadería sevillana deD. José Benítez Cubero (7), en la Plaza Realde El Puerto de Santa María faltaban apenas40 días para que se cumplieran 27 años dela presentación oficial de sus novillos en laPlaza de Toros de Madrid, hecho que tuvolugar el (10-09-1939), y aquella tarde calurosalos diestros Rafael Ortega Domínguez, JaimeOstos y Juan García (Mondeño) cortaron untotal de nueve orejas, saliendo los tres ahombros por la Puerta Grande, después dehaber sido paseados por el ruedo al terminarla corrida. Si bien, al ser rematado el tercerastado, un ramo de guapas señoritas, perfec-tamente identificadas con el acto, en uniónde los toreros, realizaron una colecta abeneficio de la Cruz Rojas, que se celebró el«día de la banderita.»

La reseña relaciona los pesos de lostoros, por orden de lidia, que arrojaron unamedia de 463 kilos de peso en vivo. Ya paraesa fecha hacía más de medio siglo largo quese había alterado la denominación que laZootecnia aplicaba a los astados que concuatro años, en lugar de llamarlos «novillos»,comenzaron a llamarlos impropiamente«toros.» La corrida que comentamos, pues,era de novillos, tal y como, salvo excepciones,se vienen corriendo en toda España yAmérica. Ya casi ningún diestro lidia astados

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con las tablas dentarias totalmente desarro-lladas, hecho que coincide al cumplir unvacuno los cinco años. De aquellos toroslidiados con más de cinco años y hasta conocho por Lagartijo y Frascuelo no se hanvuelto a ver por las Plazas de Toros, aunqueRafael Ortega era de los poquísimos lidia-dores que estos años, de las décadas que éltoreaba, estaba capacitado para enfrentarseexitosamente a ellos. El Cordobés, que fueun parteaguas en la Fiesta Brava, le puso laguinda al pastel de forma definitiva y losminitoros e inválidos o de desecho, a los quese les podía hacer de todo tipo de mojigangas,quedaron establecidos para desgracia denuestra Fiesta Nacional.

Y pese a lo dicho, la reseña de aquellacorrida de novillos dice que fue «una de lasmás completas de las que se han venidocelebrando por estos contornos desde hacealgunos años.» Pero, curiosamente, siguediciendo: «Los toros de Benítez Cuberosresultaron desiguales», así que, «de las máscompletas», nada. De todas formas, losaficionados recordaban la tarde del anterior10 de julio el «triple triunfo y gran cartel» -precisamente con otra «corrida terciadita» delos Herederos de D. Carlos Núñez, y en laque también la terna salió a hombros de laPlaza Real, de ahí que los aficionadosofrecieran una buena entrada en todos lostendidos.

Rafael Ortega recogió a su primerocon seis verónicas, rematadas con media,para seguidamente comenzar el trasteo conla muleta dando dos muletazos por alto, cinconaturales y el de pecho. Otra tanda del mismoporte, más derechazos, el de la firma y tresayudados, para terminar a su enemigo conuna de sus magistrales estocadas, rodandode forma fulminante. Dos orejas y, según elcronista, con petición de rabo, que por cuentacortó uno de sus subalternos y el diestro arrojóa la arena. A su segundo, cuarto de la tarde,lo recibió con tres verónicas y media, parano realizar ningún quite que mencionar. El

burel presentó en el último tercio lasconsecuencias de haber sido picado endemasía y estaba quedado, así que Rafael letoreó por naturales lentos, varios derechazos,dos circulares, unos ayudados y tres mano-letinas, acabándolo de un pinchazo hondo yuna entera. Fuerte ovación, una oreja, vueltasy saludos.

Jaime Ostos recogió a su primero concinco verónicas y dos chicuelitas. Brindó a laconcurrencia desde el centro del anillo,realizando seguidamente un largo trasteo conpases de todas las marcas, pero haciéndolotodo el torero, ya que el cornúpeta acometíasin ganas. Se impusieron los conocimientosdel diestro, que hizo doblar al astado de mediaestocada muy efectiva. Cortó las dos orejas,siendo la tercera vez de las tres que la cruzóen triunfo, habiendo actuado en dicha plazaen seis ocasiones, en las que cortó 7 orejas.A su segundo enemigo, quinto del encierro,lo recibió con tres excelentes verónicas y unvistoso quite. Brindó la faena al empresarioFrancisco Casado, para seguidamentetrastearlo por bajo y derechazos muy ceñi-dos, derramando valor; dos naturales, variosayudados y en redondo, a un toro ya muy alborde del agotamiento por el exceso decastigo (minitoros, de poco peso y muchavara, propios para espontáneos), paraacabarlo con dos medias estocadas, para serpitado en el arrastre, mientras que el diestroera ovacionado, saludando desde el tercio.

El «Torero fraile» de Puerto Realrecibió al su primero con cinco verónicas y alhacer un quite salió trompicado sin con-secuencias. Con la muleta, pases por bajo,cinco naturales rematados con el de pecho,y otra serie de la misma firma con temple ymando, cerrándola con otro de pectoral.Después le dio sus peculiares manoletinas(8 y 9, a pie de la página 86), nuevos pases detodas las marcas, para acabar con unpinchazo bien señalado y una entera. Dosorejas. Relata el cronista que «cuando habíansonado los clarines para dar salida al último

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de la tarde, se arrojó al ruedo un veteranoespontáneo aficionado, llamado D. RamónBohórquez, de sesenta y dos años, casadoy con siete hijos –como Rafael Ortega y ésteservidor de ustedes-, y propietario de La Venta«El Corneta», que lógicamente fue detenido(9). Se limitó Mondeño, un tanto desairado, adar unos lances y con la franela roja unoderecha-zos excelentes, seguidos de unosredondos, tres circulares, tres naturales y unayudado ligado con el de pecho, dos«mondeñinas» de su peculiar estilo,recibiendo una sonada ovación, para matarde una entera y le con-cedieron las dos orejas.

En otra crónica se dice: Rafael OrtegaDomínguez, Juan García (Mondeño) ySebastián Palomo (Linares) –corrida que fueconocida como la del «Abuelo, el padre –padrecito- y el Hijo-, alternaron en la PlazaReal de El Puerto de Santa María, el (31-07-1966), cortándole Ortega dos orejas y rabo auno de sus enemigos. Necesitado econó-micamente, Rafael Ortega reapareció porsegunda vez ese día. En lucha con su pesoexcesivo y con sus 45 años de edad, cortótres orejas y saliendo a hombros por la PuertaGrande, la séptima de las 8 veces que volvióa cruzarla, logrando en total 24 orejas y 3

(8) «Mondeñina»: Se trata, en principio, de una «manoletina» inventada por Juan García(Mondeño) en principio, sólo que con la diferencia en que en la «mondeñina» el torero no

gira, sino que se queda completamente de perfil. Una vez el toro pasa, es cuando eltorero gira sobre sí mismo. Pero como me dice el maestro «Querido Manuel –Cruz Vélez,aficionado y amigo-, nunca he dado una «mondeñina» con la izquierda. Este negativo estáal revés» Y como yo le digo: «Maestro alguna vez tenía que ser.......y quién encuentra elnegativo. Puedo «voltear» la foto y me la dedica otra vez, pero ese «voltear» del Adobe

Photoshop, le tuvo que sonar a «revolcón».

(9) D. Ramón quiso hacer con el toro de Mondeño lo que sí logró realizar en Madrid eldiestro Miguel Mateos (Miguelín), al que a muchos sólo le sonará su nombre de aquel día

de mayo de 1968 que, en Madrid, en Las Ventas, se tiró de espontáneo, vestido dechaqueta y creo que hasta con corbata, para irse a un toro que toreaba Manuel Benítez (el

Cordobés), para a cuerpo limpio, sin trampa ni cartón, demostrar al respetable –eragrande la rivalidad con el Califa- que fue capaz, y lo era, no sólo de hacerle desplantes a

aquel toro sino de subirse encima como si fuese un burro para, veinticuatro horasdespués, y sigo escribiendo de memoria, ya de luces, formara un alboroto de los grandesen dicho coso y, porque así era, después de dejarse ir esa oportunidad de poner el pie en

el acelerador hasta conquistar la cumbre del toreo.

rabos, en presencia de dos jóvenes valien-tes como Juan García (Mondeño) y SebastiánPalomo (Linares). Pero para no perder sudesgraciado sino de verse siempre perse-guido por las cornadas, un toro le fracturó unbrazo en la plaza malagueña de Motril a finalde temporada.

1966: Agosto:28:

El ganadero D. José Benítez Cubero,anunciado en los carteles, fue sustituido porD. Carlos Núñez, con otro encierro en laPlaza Real para cubrir «la corrida cenital delPuerto», como cita el cronista, y la sustituciónde Antonio Ordóñez por Rafael Ortega, y lasustitución de los toros, los aficionados sehicieron en la calle «mangas y capirotes paratodos los gustos… y, a pesar de todo, lostendidos ofrecieron una buena entrada. Antesde comenzar se guardó un minuto de silencioen memoria del banderillero Antonio RizoPastor, muerto hacía unas fechas la Plazade Toros de Bilbao y también en recuerdo delaniversario XIX de Manolete.

Rafael Ortega Domínguez refrendó sutriunfo del pasado 31 de julio en sus dos

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Rafael ORTEGASustituyó a ANTONIO ORDÓÑEZ

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enemigos, a los toreó admirablemente a laverónica clásica, que era lo suyo, realizandodos magníficas faenas de muleta, ligandomuy artísticamente sus pases largos yprofundos, que fueron coronados con unaserie de adornos y una espectacular esto-cada, cayendo sus enemigos sin puntilla,como lograba acabarlos este diestro,cortando dos orejas en su primero y otra, conpetición de una segunda en su segundo.

Juan García Jiménez (Mondeño),iluminó su artístico toreo con esa singularpersonalidad y buen hacer dominador a susdos toros, a los que sacó el mayor partidoposible, triunfando a ley. Lo mismo con elcapote que con la muleta giró los brazosadmirablemente, rematando a su primero conuna estocada de efecto fulminante, que levalió la dos orejas, y a su segundo, muyapagado y sosete, pero con peligro evidente,le dio una estocada y dos descabellos, siendoovacionado y saludando el torero delsde eltercio, con la montera en la mano.

Francisco Rivera (Paquirri) -que erala décima vez que actuaba en El Puerto, deellas nueve novilladas (10)-, por lo que sepresentaba como recién estrenado matador,luchó y venció con los dos malos bichos quele tocaron en suerte. Su primero fue retiradopor cojear demasiado y seguidamente le salióuno de esos bicharracos que se colabapeligrosamente y, además, poniendo lospitones por delante como afilados puñales ycorneando en el centro de la suerte cuandolo pasaba con la muleta, pero el valientediestro Barbarte supo con vista y maestríaburlar sus inciertas acometidas, sacándolealgunos buenos muletazos, por lo que fuelargamente aplau-dido, al compás que el

montuno era pitado en el arrastre. El cronista,con alegría nos relata que «el éxito grande,se le entregó en el sexto y último del encierro,al que recibió de salida con una artística ylimpia afarolada de rodilla –que quedóinmortalizada en un monumento junto a laPlaza Real- siguió con lances y colocó tressoberbios pares de banderillas, realizandocon la franela una artística faena «pisandosiempre ese sitio de los buenos toreros», quelevantó una clamor de admiración y de pal-mas bien refrendadas y culminadas con latizona, con una seguridad y acierto a lamanera que empleaba la suya el famoso CidCampeador, llevándose las dos orejas y elrabo -siendo la primera vez de las doce vecesque lo logró, toreando en dicha plaza un totalde 20 corridas, en las que cortó un total de33 orejas y 7 rabos-, con salida a hombrosacompañado de Rafael Ortega, ya queMondeño se negó a que le encumbraran -siendo la quinta vez de las cinco que la cruzóen las 13 veces que actuó en dicha plaza,cortando un total de 15 orejas y 3 rabos-., enuna corrida que fue entretenida, interesantey de momentos tan artísticos como vistosos.Fue la última corrida de Rafael Ortega en ElPuerto.

1966Octubre:16:

Rafael Ortega fue cogido la tarde del(16-10-1966) en la Plaza de Toros de Motril(Granada) por una res del ganadero Espinosade los Monteros, que le fracturó el cúbito yradio del brazo derecho, por lo que hubo dedar por terminada sus actuaciones en elmismo año de su vuelta a los ruedos.

(10) Recibió su alternativa el (11-08-1966), en la Monumental de Barcelona y el (29-11-1970), la confirmó en la plaza México. El (18-09-1966) toreó nuevamente en la Plaza Realde El Puerto de Santa María (Cádiz), cortando dos orejas y rabo de uno de sus enemigos,

saliendo por la Puerta Grande, la segunda vez de las doce veces que lo logró, toreandoen dicha plaza un total de 20 corridas, en las que cortó un total de 33 orejas y 7 rabos.

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1967:En el festejo del día del Corpus de

Madrid en 1967 llevó a cabo una de las faenasmás puras vistas en esta plaza que se vieraenturbiada por el plante de Curro Romero atorear y matar a su segundo toro. El acon-tecimiento provocó que su obra maestrapasará a un segundo plano, y quedará sóloen las retinas de algunos buenos aficionadosy de la crítica taurina.

Aquella misma temporada toreó cincotardes en la Monumental de Barcelona, unasactuaciones ganadas en la plaza y no en losdespachos. Y así hasta otra grave cornadaen el mes de octubre con la que cierratemporada. Sus 47 años de edad, lassecuelas de la última cornada que le habíaatravesado el muslo y las 28 que le ante-cedieron, le hacen retirarse definitivamenteen aquel año del 68. A partir de entoncesalgún que otro festival hasta el último, en Jerezen el 1985, para el que se prepara mental yfísicamente, y en el que corta con gran éxitodos orejas y rabo. Abril:

En la Feria de Abril de 1967, dentrodel tradicional serial taurino de la RealMaestranza de Caballería de Sevilla, estuvoconformado por 13 corridas de toros y unanovillada. Triunfaron en la misma los diestrosAntonio Ordóñez, Curro Romero, RafaelOrtega, Francisco Rivera (Paquirri) y JuanGarcía (Mondeño).

Mayo:25:

Rafael Ortega y Curro Romeroalternaron en un mano a mano en laMonumental de Las Ventas, de Madrid el (25-05-1967), durante la Feria de San Isidro.Ortega le realizó o cuajó una gran faena a untoro de Contreras, propiedad de don MiguelHigueros, que fue un modelo de pureza ycalidad, y por la que le dieron otras dos orejas.Por su parte, Curro Romero se negó a mataruno de los suyos, de la ganadería de Cortijo-

liva, por considerar que estaba toreado, deahí que las orejas de Ortega quedaroneclipsadas en la Prensa por el escándaloprovocado por Curro Romero.

Octubre:01:

Rafael Ortega, en la segunda tempo-rada de su reaparición, circuló por la mismasenda que la primera en esta de 1967, ya quetras torear veinte corridas, con frecuentestriunfos, fue cogido en la Monumental deBarcelona el (01-10-1967) por el toro, llamadoCapuchino, del hierro de «Hoyo de laGitana», que le infringió una cornada que leatravesó el muslo izquierdo por su terciomedio. Aquella tarde le había otorgado laalternativa a Adolfo Rojas, en presencia deFrancisco Rivera (Paquirri). Tuvo en el veranounas actuaciones sensacionales. Estepercance precipitó su retirada en 1968, traslidiar en este último año 8 corridas

Desde que hizo su debut conpicadores, la tarde del (11-08-1946), en laPlaza de Toros de Ceuta, hasta su últimacorrida en la Plaza de Toros de Madrid, trasalgunos años de retirada, transcurrieronprácticamente 20 años, y de su postreraactuación madrileña aún quedan muchosaficionados que seguirán recordando grata-mente aquella corrida de su reaparición, enla Feria de San Isidro de 1967, en la que cortódos orejas a un toro de Contreras, por unainenarrable faena con el capote, la muleta yla espada; curiosamente, esa tarde abrileñaCurro Romero se negó a matar un toro; y loque son los aficionados: produjo másexpectación el mitin de Curro (el día anteriorhabía obtenido un gran éxito) –una pruebamás de la inclinación populachera de la FiestaBrava, por parte de los ignorantes, más queel arte del toreo- , que la memorable tarde deRafael Ortega, quien tuvo que retirarsedefinitivamente poco después, tras otragravísima cogida sufrida en la MonumentalPlaza de Toros de Barcelona.

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Rafael Ortega DomínguezApuntes biográficos y profesionales - I

1967:Octubre:01::0 Rafael Ortega, en la segundatemporada de su reaparición, circuló por lamisma senda que la primera en esta de 1967,ya que tras torear veinte corridas, confrecuentes triunfos, fue cogido en laMonumental de Barcelona el (01-10-1967) porel toro, llamado Capuchino, del hierro de«Hoyo de la Gitana», que le infringió unacornada que le atravesó el muslo izquierdopor su tercio medio. Aquella tarde le habíaotorgado la alternativa al diestro venezolanoAdolfo J. Rojas Flores, de manos de RafaelOrtega, al cederle la muerte del toro, llamadoJarretero, negro bragado, núm. 57, con 477kgrs., cortando una oreja; , en presencia deFrancisco Rivera (Paquirri). Tuvo en el veranounas actuaciones sensacionales. Estepercance precipitó su retirada en 1968, traslidiar en este último año 8 corridas.

16:Rafael Ortega fue cogido la tarde del

(16-10-1966) en la Plaza de Toros de Motril(Granada) por una res del ganadero Espinosade los Monteros, que le fracturó el cúbito yradio del brazo derecho, por lo que hubo dedar por terminada sus actuaciones en elmismo año de su vuelta a los ruedos.

1968:La temporada de 1968 compartiría el

éxito en San Isidro con una constante en suprofesión, las cornadas.

Septiembre:01:

Rafael Ortega, en la terceratemporada de su reaparición, toreó ochofunciones, y no le faltó la cogida, que en estaocasión, se produjo en la Plaza de Toros deMarbella (Málaga), el (01-09-1968), por unastado de doña Ana Romero, que le ocasionócontusión profunda a nivel de la región cervi-cobraquial izquierda, conmoción cerebral y

contusiones múltiples en la cara, de pronós-tico reservado. Fue ésta su temporadapostrera. Su reaparición, es justo recono-cerlo, a pesar de la natural merma de susfacultades físicas, estuvo presidida por elpundonor, la valentía, los innegables éxitos,como el logrado en la Plaza Real de El Puertode Santa María, en 1966, así como en lasPlazas de Toros de Madrid y Barcelona, y lascogidas, que junto a su excepcional estilocomo magistral estoqueador, fueron lascaracterísticas principales de este memo-rable diestro de San Fernando (Cádiz).

Rafael Ortega, aburrido y maltratadopor los toros y las empresas, sin recoger elpremio que exigían sus méritos, se despidiódefinitivamente del toreo el (01-09-1968) enla plaza de Marbella (Málaga), después dematar una corrida de Ana Romero, la novenaque sólo sumó esa temporada y en la quetambién resultó herido. Su ya larga labor deayuda a los novilleros de la provincia gaditanafue incrementada notablemente y cada vezque podía se trasladaba a la villa de PuertoReal (Cádiz) y visitaba la Peña TaurinaMondeño, conversando largas horas con mitío carnal, don Ramón Zaldívar del Cid Muñoz,que era el presidente de la Peña en aquellosaños. Tuve la oportunidad de ver a RafaelOrtega y hablar con él en numerosasocasiones y de verle en decenas de corridas.Toreó por última vez en la Plaza de Toros deEcija, en 1968, y, retirado, dirigió la Escuelade Tauromaquia de Cádiz, en El Puerto deSantamaría, de la que salieron Ruiz Miguel,José Luis Galloso y Jesulín de Ubrique. Conel tiempo se le puso en su verdadero lugar:entre los grandes del toreo. Allá, en el cielo,descansará en paz entre los maestros de sucategoría.

1980:En junio de 1980 publicó una

conferencia que, bajo el título de «El toreopuro», es referencia obligada para muchosaficionados. Y también por entonces fuenombrado director de la Escuela Taurina de

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Apuntes biográficos y profesionales - IRafael Ortega Domínguez

Cádiz, en la que estuvo enseñando las basesdel toreo hasta que el cáncer le minó su vidaen dicha ciudad, el (18-12-1997), a quienhabía sido a lo largo de su carrera taurina«mucho más que una espada.»

lo que acaso influyera en su vocación talinfluencia familiar, pero se inició al toreo convocación tardía, vistiéndose de por primeravez de luces en 1945, pero con una sobriedady pundonor ejemplares, para terminar siendoun gran torero y, sobre todo, un hombre cabal.Sus cualidades humana le hicieron acreedora llevarse el profundo y multitudinario cariñoque incontables amigos y aficionados, quedebieron servir de valiosísimo salvoconductopara disfrutar de pase automático al Paraíso.

Rafael Ortega, uno de los mejores estoqueadores de la historia de latauromaquia está ahí, en grupo escultórico, en su ciudad natal, paraorgullo de todos los gaditanos. Fue inaugurado en octubre de 2000

(Foto de archivo).

1997:Diciembre:18:

Rafael Ortega Domínguez, matadorde toros, nacido en San Fernando (Cádiz), el(04-07-1921), falleció en la misma ciudad el(18-12-1997), a los 76 años de edad y tras20 de ejercer su profesión. Sobrino delbanderillero Rafael Ortega (Cuco de Cádiz)–que actuó mucho en Madrid en las novilladasdurante muchos años, terminando comoauxiliar del rejoneador José Belmonte-, por

1999:Febrero:27:

Festival en su recuerdo en El Puertode Santa María, en la tarde del 27 de febrerode 1999.