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7 IBOCADESAPO Revista de arte, literatura y pensamiento El inquisidor como antropólogo. Carlo Ginzburg Dossier Ensayo H ispano amene ano: D. Scavino, C. Kozak Rovero, j. Calles Hidalgo, M .N iro, S. Tieffemberg, j . Nèspolo. Entrevista a Grin or Rojo Cuento de Gisela Heffes. Antonio Di Benedetto, periodista El policial argentino. Opinan j'itrik y Colombo Segunda época | año XI | N°7 | Agosto 2010

Revista Boca de Sapo 7

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Revista de cultura y literatura

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  • 7 IBOCADESAPORevista de arte, literatura y pensamiento

    El inquisidor como antroplogo. Carlo Ginzburg

    Dossier Ensayo H ispano amene ano: D. Scavino, C. Kozak Rovero, j . Calles Hidalgo, M .N iro , S. Tieffemberg, j . Nspolo. Entrevista a Grin or Rojo

    Cuento de Gisela Heffes. Antonio Di Benedetto, periodista

    El policial argentino. Opinan j'itrik y Colombo

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  • 7 BOCADESAPORevista de arte, literatura y pensamiento

    Segunda poca | ao XI | N 7 | Agosto 2010

    SU M A R IO

    Editorial i

    El inquisidor como antroplogo. Cario Ginzburg 2

    Dossier Ensayo Hispanoamericano

    Latinoamrica bolivariana? DardoScavino 8 Ensayando Venezuela (2000-2010). Claudia Kozak Rovero 16 Entrevista a Grnor Rojo: El ensayo, un modo de decir nacido de la crtica".

    Alicia Salomone 22 Ensayo espaol en el siglo 21: Del ensayo de ocasin a la manufactura.

    Jara Calles Hidalgo 28 El caso paraguayo: Bartomeu Melia y la retrica jesuta. Mateo Niro 34

    Reflexiones sobre algunos tpicos de la ciudad letrada. Silvia Tieffemberg 40 Escribir el Pachakuti. Jimena Nspolo 46

    Cuento

    Naturaleza muerta. Gisela Heffes 54

    Artculos

    Antonio Di Benedetto, periodista: Palabras peligrosas. Natalia Gels 60 Los narradores argentinos y el policial. Fabin Sobern 66

    O pinin

    La tradicin es un delirio, antiguo. Mara del Carmen Colombo 75 fri ca m a. No Jitrik 76

    H istorieta

    Pay. Pablo De Bella 77

    Laobra detapa, al igual que las imgenes del Dossier Ensayo Hispanoamericano pertenecen a las series Amor de mi, Interiores, Misterios, Hogar, Cupido y Territorios de Santiago tturralde.

    Derechos reservados - Prohibida la reproduccin total o parcial de cada numero, en cualquier medio, sin la cita

    bibliogrfica correspondiente ylo la autorizacin de la editora La direccin no se responsabiliza de las opiniones vertidas en los artculos firmados Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte

    impreso como en digital. BOCADESAPO no retribuye pecuniariamente las colaboraciones.

    STAFF

    DIRECTORA

    Jimena Nspolo

    SECRETARIA DE REDACCIN

    Natalia Gels

    CONSEJO DE DIRECCIN

    Marisa do Brito Barrote

    Diego Bentivegna - Claudia Feld

    Gisela Heffes - Walter Romero

    JEFE DE ARTE

    Jorge Snchez

    DISEO Y DIAGRAMACIN

    David Nahon Mariana Sissia

    ILUSTRADORES

    Paula Adamo - Victor Hugo Asselbon

    Santiago Iturralde - Florencia Scafati

    COLABORADORES

    Jara Calles - Maria del Carmen Colombo

    Cario Ginzburg - No Jitrik - Claudia Kozak

    Rovero - Mateo Niro - Alicia Salomone

    Dardo Scavino - Fabin Sobern

    Silvia Tieffemberg

    ARTISTAS INVITADOS

    Pablo De Bella - Sih/ina Paulon - Marta Vicente

    E-mail: red accin @bocad es apo com ar

    suscnpcion(>bo cade sapo cornar

    [email protected]

    Editor responsable: Jimena Nspolo

    Direccin postal: Hortiguera 684, (1406)

    Ciudad de Buenos Aires.

    TE: (02322) 540064/(011) 15 5319 5136

    ISSN 1514-8351

    Impresa en Ciudad Autnoma

    de Buenos Aires, Argentina.

    www.bocadesapo.com.ar

  • EDITORIALEn su texto "De los canbales", Michel de Montaigne reflexiona sobre la vida y las costumbres de ciertos indgenas brasileros llevados en el siglo XVI a Francia, para finalizar: "[Los salvajes dijeron] notar que

    entre nosotros haba hombres colmados hasta el garguero de toda suerte de comodidades, y que sus mitades [es decir, los otros hombres] iban mendigando a las puertas de aquellos, demacrados de hambre y pobreza; y les pareca extrao cmo podan esas mitades menesterosas tolerar tal injusticia, sin que tomaran a los otros por el gaote o incendiaran sus casas."

    Cario Ginzburg apunta que hay figuras del pasado que el tiempo acerca. Montaigne -verdadero precursor del ensayo moderno- es una de ellas. Resulta atractiva su apertura hacia culturas lejanas, su curiosidad frente a lo mltiple y diverso, la complicidad que entabla con el lector al dialogar consigo mismo. En esta nueva edicin de BO CADESAPO hemos querido reflexionar sobre los documentos que registran este cruce de miradas, histricamente caracterizado en occidente por la constitucin de un "Otro". El texto "El inquisidor como antroplogo", de Cario Ginzburg, nos invita a leer las actas de los procesos inquisitoriales de Europa medieval como un documento etnogrfico. Sobre esa misma lnea temtica, Pablo De Bella nos regala en las pginas finales su historieta "Pay".

    Puntualmente, Dardo Scavino abre el dossier dedicado a discutir algunos tropos coloniales de la ensaystica hispanoamericana con una pregunta que, a su manera, los distintos textos reunidos intentarn responder: "Latinoamrica bolivariana?" Por su parte, Gisela Kozak Rovero ofrece un recorrido panormico sobre la ltima dcada del ensayo venezolano y Jara Calles Hidalgo hace lo propio con el ensayo espaol. Alicia Salomone entrevista al intelectual chileno Grnor Rojo; Mateo Niro nos presenta al jesuta Bartomeu Meli, principal precursor de una poltica lingstica que acepte hoy al guaran como primera lengua del Paraguay; Silvia Tieffem- berg reflexiona sobre algunos tpicos de la dudad letrada. Ya cerrando el dossier lustrado con obras de Santiago Iturralde, el artculo "Escribir el Pa- chakuti" analiza la produccin del boliviano Alcides Arguedas y abre ms preguntas sobre la ensaystica del presente.

    En la segunda parte del nmero, Gisela Heffes nos ofrece el relato "Naturaleza muerta", Natalia Gels aborda la figura de Antonio Di Benedetto como periodista y Fabin Sobern analiza la pervivencia del gnero policial en la literatura argentina reciente. Y como coda, No Jitrik y Mara del Carmen Colombo inauguran las columnas de opinin en BOCADESAPO

  • LO VERDADERO, LO FALSO, LO FICTICIO

    EL INQUISIDOR COMO ANTROPLOGOEl impulso de los inquisidores a buscar

    la "verdad" en los procesos por brujera

    efectuados en la Europa medieval ha forjado

    una documentacin extremadamente rica.

    El precursor de la "microhistoria" nos invita

    en este texto a reflexionar sobre el valor

    etnogrfico de esos documentos rasgados

    porua radical asimetra de fuerzas.

    POR C A R L O G I N Z B U R G *

    * C arlo G in zb u rg (TYirin, 1939) Doctor en Filosofa y Letras por la

    Universidad de Pisa H a enseado en las universidades de Bolonia,

    Harvard, Yale y en la cole Pranque des Hautes tudes, entre otras

    instituciones Es profesor de Historia de las Culturas Europeas en la

    Scuola Supenore de Pisa H a recibido el Aby W arburg Pnze (1992) y

    el Premio Salneto (2002) Entre sus bbros, se destacan Los benandanti

    Erujaia y culto agrano attri los sigla X V Iy X V II (1966), E l queso y los gusanos

    E l cosmos segn un molinero del siglo X V I (1976), Mitos, emblemas, indicios

    Morfologa e fusiona (1986), Ojagos de madera Nueve reflexiones sobre la distancia

    (1998) El texto aqu reproducido pertenece al libro E l hilo y las huellas Lo

    verdadero, lo falso, lo ficticio, capitulo XTV, pgs 395-404 (Fondo de Cultura

    Econmica, Buenos Aires, 201

    L a analoga sugerida por el ttulo1 se revel por primera vez para m, repentinamente, en ocasin de un congreso acerca de historia oral celebrado en Bolonia hace unos diez aos Historiadores de Europa contempornea, antroplogos y estudiosos de historia africana como Jack Godoy y Jan Vansina discutan acerca de los distintos modos de utilizar los testimonios orales De pronto me vino a la mente que aun los historiadores que estudian sociedades tanto ms antiguas (como, por ejemplo, la Europa de la Baja Edad Media o de la primera Edad Moderna), sobre las cuales contamos con cantidades considerables o incluso enormes de documentos escritos, ciertas veces emplean testimonios orales ms precisamente, registros escritos de testimonios orales Las actas procesales labradas por los tribunales laicos y eclesisticos podran compararse, de hecho, con libretas de notas de antroplogos en las cuales se ha registrado un trabajo de campo efectuado siglos atrs

    Las diferencias entre inquisidores y antroplogos son obvias, y no vale la pena perder tiempo enfatizndolas Las analogas -incluida aquella entre imputados e indgenas- me parecen menos obvias, y por ello ms interesantes Me propongo analizar sus implicaciones retomando el hilo de investigaciones que realic, valindome por sobre todo de documentos inquisitoriales, acerca de la historia de la brujera en la Europa medieval y de la Edad Moderna temprana

    Nuestra demora en tomar nocin del incalculable valor histrico de las fuentes inquisitoriales causa gran sorpresa En un primer momento, como se sabe, la historia de la Inquisicin se haba efectuado (casi siempre de manera polmica) desde una perspectiva exclusivamente institucional Ms tarde, los procesos inquisitoriales empezaron a ser usados por los historiadores protestantes que pretendan celebrar la actitud heroica de sus ancestros frente a la persecucin catlica Un libro como 1 nostrx piotestante [Nuestros protestantes], publicado a finales del siglo XIX por Emilio Comba,2 puede ser considerado una continuacin en el plano archivstico de la tradicin comenzada tres siglos antes por Crespin con su Histoire des Martyrs [Historia de los Mrtires] En cambio, los historiadores catlicos fueron muy reacios a utilizar actas inquisitoriales en sus investigaciones por un lado, debido a una tendencia ms o menos consciente a dar

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    otro alcance a las repercusiones de la Reforma, por el otro, debido a una sensacin de malestar respecto de la institucin considerada, en el mbito mismo de la Iglesia romana, con una incomodidad cada vez mayor Un docto sacerdote fnulano como Pi Paschini (hacia quien guardo reconocimiento por haberme facilitado, treinta aos atrs, el acceso al archivo entones inaccesible de la Cuna arzobispal de Udine) no hizo uso alguno, en sus investigaciones acerca de la hereja y la Contrarreforma en los mrgenes orientales de Italia, de los procesos inquisitoriales conservados en ese archivo 3 Cuando por primera vez entr a la gran sala rodeada por armarios donde se conservaban, en perfecto orden, casi dos mil procesos inquisitoriales, sent la emocin de un buscador de oro que tropieza con un filn inesperado

    No obstante, debe decirse que, en el caso de la brujera, la renuencia a utilizar procesos inquisitoriales fue compartida durante mucho tiempo tanto por historiadores confesionales (catlicos y protestantes) como por historiadores de formacin liberal El motivo es evidente. En ambos casos faltaban elementos de identificacin religiosa, intelectual o aun sencillamente emotiva Usualmente, la documentacin que provean los procesos por brujera se consideraba una mezcolanza de rarezas teolgicas y supersticiones campesinas Estas ltimas eran consideradas intrnsecamente irrelevantes, las otras podan ser estudiadas mejor y con menores dificultades sobre la base de los tratados demonolgicos impresos La idea de detenerse en las extensas y (as al menos pareca) repetitivas confesiones de los hombres y las mujeres acusados de brujera era poco atractiva para estudiosos que vean como nico problema histrico el constituido por la persecucin a la brujera, y no por su objeto

    Hoy en da, una actitud de ese tipo probablemente parezca antigua, superada, pese a ello, no olvidemos que, poco ms de veinte aos atrs, era compartida por un historiador ilustre como Hugo Trevor-Roper4 Entretanto, la situacin sufri cambios profundos En el panorama hisfonogrfico internacional, la brujera pas de la periferia al centro, hasta volverse un tema no slo respetable sino aun de moda Ese es un sntoma, entre tantos, de una tendencia histonogrfica que a esta altura ya est consolidada, hace algunos aos, Arnaldo Momigliano la detect de manera intempestiva el inters por el estudio de grupos sexuales o sociales (mujeres, campesinos) representados en forma generalmente inadecuada en las fuentes conocidas como oficiales 5 Con relacin a esos grupos, los "archivos de la represin proporcionan testimonios peculiarmente ricos Sin embargo, con la importancia que cobr la brujera entra enjuego tambin un elemento ms especfico (aunque ligado al anterior) la creciente influencia ejercida por la antropologa sobre la historia No es casual que el clsico libro acerca de la

    | A menudo tuve, mientras lea los procesos inquisitoriales, la impresin de estar situado por detrs de los hombros

    de los jueces para espiar sus pasos, con la expectativa -precisamente como la de ellos- de que los supuestos

    culpables se decidieran a hablar de sus propias creencias: asumiendo todos los riesgos y azares, desde ya. \

    brujera entre los azande, publicado por Evans-Pntchard hace ms de cincuenta aos, haya brindado a Alan Mac- farlane y Keith Thomas un encuadre terico para sus estudios acerca de la brujera durante el siglo X V II6

    O^ue de la obra de Evans-Pntchard puedan derivarse muchos recursos interpretativos est fuera de duda, pero la comparacin entre las brujas de la Inglaterra dieciochesca y sus colegas (hombre y mujeres) azande debera ir acompaada por una comparacin, rehuida de manera sistemtica en los estudios ms recientes, con las brujas que durante ese mismo perodo eran perseguidas en el continente europeo Se supuso que la singular fisonoma de los procesos por brujera en Inglaterra (a partir de la falta casi absoluta de confesiones que girasen en torno alsabbat) debe atribuirse a las caractersticas especficas del sistema legal vigente en la isla Desde luego, a los historiadores que pretendan reconstruir las creencias respecto de la brujera compartidas por la gente comn, los procesos por brujera efectuados en Europa continental les proporcionan un material tanto ms rico que los ingleses

    Llegados a este punto, las ambiguas implicaciones de la analoga entre antroplogos e inquisidores (e historiadores) empiezan a aflorar Las elusivas confesiones que los inquisidores intentaban arrancar a los imputados ofrecen al investigador los datos en cuya bsqueda est embarcado por supuesto, debido a finalidades completamente distintas Pero a menudo tuve, mientras lea los procesos inquisitoriales, la impresin de estar situado por detrs de los hombros de los jueces para espiar sus pasos, con la expectativa -precisamente como la de ellos- de que los supuestos culpables se decidieran a hablar de sus propias creencias asumiendo todos los riegos y azares, desde ya

    Esa contigidad con los inquisidores contradeca en cierta medida mi identificacin emotiva con los imputados Sin embargo, en la dimensin cognitiva, la contradiccin se configuraba de un modo distinto El impulso de los inquisidores a buscarla verdad (su verdad, evidentemente) nos dio una documentacin en extremo rica, s, pero con profundas distorsiones debidas a las presiones fsicas y psicolgicas caractersticas de los procesos por brujera Las sugerencias de los jueces eran particularmente ostensibles en las preguntas ligadas al sabbat el fenmeno que, segn la visin de los demonlogos, constitua la esencia misma de la brujera En situaciones como sas, los imputados tendan a hacerse eco, con

  • mayor o menor espontaneidad, de los estereotipos inquisitoriales difundidos de un extremo a otro de Europa por predicadores, telogos y juristas

    Las ambiguas caractersticas de la documentacin inquisitorial probablemente expliquen por qu muchos historiadores decidieron concentrarse en la persecucin a la brujera, analizando modelos regionales, categoras inquisitoriales, y as sucesivamente una perspectiva ms tradicional, pero tambin ms segura con relacin al intento de reconstruir las creencias de los imputados No obstante, las ocasionales alusiones a los brujos azande no pueden ocultar lo evidente entre los numerosos estudios que durante los ltimos veinte aos se ocuparon de la historia de la brujera europea, muy pocos se inspiraron verdaderamente en investigaciones antropolgicas La discusin que tiempo atrs sostuvieron Keith Thomas y Hildred Geertz demostr que el dilogo entre historiadores y antroplogos conlleva a no pocas dificultades 7 En ese mbito, el problema de la documentacin se muestra decisivo A diferencia de los antroplogos, los historiadores de las sociedades del pasado no estn en condiciones de producir sus propias fuentes Desde este punto de vista, los legajos conservados en los archivos no pueden considerarse un homlogo de las cintas magnticas Pero en verdad los historiadores disponen de una documentacin que les permita reconstruir-ms all de los estereotipos inquisitoriales- las creencias en brujera difundidas en Europa durante el Medioevo y comienzos de la Edad Moderna? La respuesta debe buscarse en el plano de la calidad, no en el brutalmente cuantitativo

    En un libro que se aparta de la tendencia dominante en las investigaciones acerca de la brujera, Richard Kiec- khefer traz una diferencia entre los estereotipos doctos y brujera popular, basada en un detallado anlisis de la documentacin anterior al ao 1500 (considerando repetitiva, de manera errada, la postenor a esa fecha) l insisti en la importancia de dos tipos de documentos las denuncias de las personas que consideraban haber sido acusadas de brujera por error, y las declaraciones de quienes eran convocados a prestar testimonio en los procesos por brujera 8 Segn Kieckhefer, denuncias y testimonios aportan una imagen ms atendible de las creencias populares en brujera en comparacin con la emergente de las confesiones de los imputados Desde esa perspectiva, la analoga entre procesos de la Inquisicin y apuntes tomados por los antroplogos durante el transcurso de su trabajo de campo tendra, en la visin del historiador, un significado eminentemente negativo la presencia de esos remotos antroplogos sera tan imponente que supondra un obstculo para conocer las creencias y los pensamientos de los desdichados indgenas llevados ante su presencia

    Esa conclusin me parece excesivamente pesimista, como intentar demostrar a medida que avance mi reflexin respecto de la analoga que seal al comienzo Sus bases son textuales En ambos casos estamos frente a textos intrnsecamente dialgicos. La estructura dialgica puede ser explcita, como en la sene de preguntas y respuestas que marcan el pulso de un proceso mquisitonal o una transcripcin de las conversaciones entre un antro-

    [ Los imputados tendan a hacepe eco, con mayor o menor

    espontaneidad, de los estereotipos inquisitoriales difundidos de un

    extremo a otro de Europa por predicadores, telogos y juristas. \

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    plogo y su informante Pero tambin puede ser implcita, como en las notas etnogrficas que describen un rito, un mito o un instrumento La esencia de lo que denominamos actitud antropolgica -esto es, la confrontacin prolongada entre culturas diferentes- presupone una perspectiva dialgica Sus bases tericas, desde el punto de vista lingstico (no psicolgico), fueron puestas de relieve por Roman Jakobson en un pasaje muy denso, tendiente a definir "los dos rasgos cruciales y complementarios del comportamiento verbal El discurso interno es esencialmente un dilogo, y (...) todo discurso citado es hechopiopio y reelaborado por quien cita, ya se trate de una cita tomada de un alta o de una etapa anterior de ego (dixit) 9 Desde una perspectiva menos general, otro gran estudioso ruso, MijalBajtn, insisti en la importancia del elemento dialgico en las novelas de Dostoievsky10 Segn Bajtn, en estas novelas es caracterstica una estructura dialgica o polifnica, en la que los personajes individuales son considerados como fuerzas en pugna, ninguno de ellos habla en nombre del autor, o identificndose con el punto de vista del autor Estara fuera de lugar discutir en esta oportunidad las observaciones de Bajtn acerca del gnero especfico en que deberan incluirse las novelas de Dostoievsky No obstante, pienso que la nocin bajtiniana de texto dialgico puede echar luz sobre algunas caractersticas que de tanto en tanto despuntan en la superficie de los procesos inquisitoriales por brujerra

    Obviamente los personajes que vemos en pugna tal como los presentan esos textos no estn en pie de igualdad, otro tanto podra decirse, aunque en distinto sentido, con relacin a los antroplogos y sus informantes Esa desigualdad en la dimensin del poder (real y simblico) explica por qu la presin ejercida sobre los imputados por inquisidores para arrancarles la verdad buscada se vea, en trminos generales, coronada por el buen xito Para nosotros, esos procesos se muestran repetitivos, fonolgicos (por usar uno de los trminos preferidos de Bajtn), en el sentido de que usualmente las respuestas de los imputados no hacen otra cosa que entrar en consonancia con las preguntas de los inquisidores En algn caso excepcional, sin embargo, nos vemos ante un autntico y cabal dilogo percibimos voces diferenciadas, netas, distintas, e incluso en discordia En los procesos friulanos de los que me ocup muchos aos atrs, los benandanti aportan extensas descripciones de las batallas nocturnas que acostumbraban combatir en espritu, por la fertilidad de los campos, contra las brujas Bajo la mirada de los inquisidores, esos relatos no eran ms que descripciones camufladas delsabbat de brujas y hechiceros Sin embargo, pese a sus esfuerzos, insumi medio siglo salvar la distancia entre las expectativas de ios inquisidores y las confesiones espontneas de los benandanti. Tanto esa distancia como la resistencia opuesta por los benandanti a las presiones de los nquisi-

    O b r a s d e M a r t a V i c e n t e

    Para conocer ms, visite el sitio http://wwwm artavicente com a r/

  • | Esa desigualdad en la dimensin del poder (real y

    simblico) explica por qu la presin ejercida sobre los imputados por inquisidores para arrancarles la verdad

    buscada se vea, en trminos generales, coronada por el

    buen xito. \

    dores indican que nos encontramos ante un estrato cultural profundo, por completo ajeno a la cultura de los inquisidores La misma palabra bcnandante les era ignota su significado (se trataba de un sinnimo de "stngone [hechicero, cf stnga, jfrur] o, al contrario, de "antistie- gone?) fue en cierto sentido la prenda disputada durante la larga lucha en que vi enfrentarse, entre 1570 y 1650 aproximadamente, a inquisidores y benandanh en el Friul Finalmente, esa disputa semntica fue zanjada por quien tena ms poder (casi siempre sucede as, como bien saben los lectores de A Pavs del espejo) Los benandanti se transformaron en brujos.11

    El valor etnogrfico de esos procesos friulanos es extraordinario No slo palabras, sino gestos, silencios, reacciones casi imperceptibles como un repentino furor fueron registrados por los ntanos del Santo Oficio con puntillosa minucia Ante los ojos profundamente recelosos de los inquisidores, cualquier mnimo indicio poda sugerir una va para llegar a la verdad Desde luego, esos documentos no son neutrales, la informacin que nos proporcionan no es objetiva bajo ningn aspecto Deben ser ledos como producto de una relacin especfica, de honda desigualdad Para descifrarlos, debemos aprender a captar por detrs de la superficie tersa del texto un sutil juego de amenazas y miedos, de asaltos y retiradas Debemos aprender a desenredar los abigarrados hilos que constituan el entramado de esos dilogos

    1 Conforme a una perspectiva distinta, vase el logrado ensayo de K. K osa ido , From the Door of His Tent T he Fieldworker and the Inquisitor, en J . C liffo rd y G. E. M i r i s (eds), Whtmg Culture The P>ehes and Fblihcs o f E thnographBerkeley, Los ngeles, 1986, pp 77-972 Venecia, 18973 C f A. d e l C ol, "La Rifbrma cattolicanel Fhuli vista da Paschini, en G. F o rn as ir (ed), Ath delconzegno

  • O b r a s d e S a n t i a g o It u r r a l d e*D ardo Scav ino (Buenos Aires, 1964) es profesor de literatura latm oam ericana en la Universidad de Versalles

    (Francia) Public L a fio ojia actual (1999), Sao y los nombres (2004) y E l seor, d amante y el poeta (2009) Eterna

    Cadencia acaba de publicar su ltimo hbro Narraciones de la independencia. Arqueologa de unfervor contradictorio.

  • ENSAYO HISPANOAMERICANO

    LATINOAMERICABOLIVARIANA?

    POR D A R D O S C A V IN O *

    Recorriendo textos de Simn Bolvar, Francisco Bilbao, Rod, Torres Caicedo y Ligarte el ensayista

    argentino analiza los dos proyectos poltico-culturales antagnicos que se dirimen en los trminos

    "Hispanoamrica" y "Latinoamrica": mientras que el primero alude a una regin econmica,

    poltica y culturalmente rezagada, atraso que se superara aceptando un pacto comercial con

    el pas que estaba a la vanguardia del desarrollo industrial de aquel entonces; el segundo, en

    cambio, cuestiona el mismo reinado planetario del capitalismo y sus consecuencias polticas y

    morales sobre las sociedades humanas.

    Si dijramos que Bolvar nunca tuvo el propsito de unir a los pases latinoamericanos sino hispanoamericanos, alguien podra acusarnos de jugar con las palabras el general venezolano no se hubiese opuesto nunca a que otros pases de la regin, antiguas colonias francesas o portuguesas, se sumaran al congreso que l mismo reuni en Panam Y es probable que as fuera Pero el proyecto de federar las naciones latinoamericanas no es una sencilla ampliacin del programa bolivariano de una liga hispanoamericana Se trata, a decir verdad, de dos proyectos diferentes y, en cierto modo, contrapuestos Los nombres Hispanoamrica y Latinoamrica no conciernen solamente permetros lingsticos o culturales ms o menos extensos sino tambin, y antes que nada, proyectos polticos radicalmente diferentes Hispanoamrica es un nombre que proviene del contexto del antagonismo de las colonias espaolas con la metrpoli peninsular, mientras que Latinoamrica es un nombre que se inscribe en el conflicto de estos pases con los Estados Unidos

    Pero el propio Bolvar no dijo ya acerca de los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la Amrica de miserias en nombre de la Libertad? S, lo dijo, y suele invocarse esta sentencia para justificar su desconfianza visionaria con respeto a los

    Jeat thc air, pr omise -crammed; )ou cannot feed capons so.

    H amlet, III, 2

    norteamericanos Adicionando esta frase al proyecto de una liga hispanoamericana, se obtiene muy fcilmente una suerte de coalicin contra la poltica norteamericana Pero basta con restituir la frase en su contexto y echarle una ojeada a los trminos del programa de esa liga, para comprender que el resultado de esta adicin es engaoso

    La sentencia se encuentra en una carta dirigida en 1829 al coronel Patricio Campbell, encargado de negocios de Gran Bretaa, quien parece haberlo interrogado en una misiva anterior acerca de la posibilidad de que un prncipe europeo, y ms precisamente un Borbn, se convirtiese en su sucesor al frente de la Gran Colombia El Libertador responde entonces

    No s qu decir a Vd. sobre esta idea, que encierra mil inconvenientes. Vd. debe conocer que, por mi pane, no habra ninguno, determinado como estoy a dejar el mando en este prximo congreso, mas quin podr mitigar la ambicin de nuestros jefes y el temor de la desigualdad en el bajo pueblo? No cree Vd. que la Inglater ra sentira celos por la eleccin que se hiciera en un Borbn? Cunto no se opondran todos los nuevos Estados americanos, ) los Estados Unidos que par ecen destinados por la Pr ovidencia para plagar la Amrica de miserias a nombre de la Libertad? Me parece que ya veo una conjuracin general contra esta pobre Colombia. . .1

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    LA UNIN HISPANOAMERICANA

    Para Bolvar, los Estados Unidos no amenazan al resto de los americanos con su libertad de comercio Lejos de inquietarse por este gnero de libertades, Bolvar trata de favorecerlo, y de hecho, le est escribiendo al encargado de negocios de Gran Bretaa, a cuyo poderoso comercio internacional el Libertador esperaba asociar la economa precaria de la precaria Colombia Lo que Bolvar teme es que los Estados Unidos, y el resto de los nuevos Estados americanos, se opongan al restablecimiento de la monarqua en nombre de la libertad

    10 poltica y civil, esto es de la democracia Y por eso a esta idea no se opondran solamente los Estados americanos, septentrionales y meridionales, sino tambin el bajo pueblo que se rebela contra desigualdades Las miserias de Amrica no provendran, para Bolvar, de un sistema econmico sino de un sistema poltico que volvera inestable, ingobernable, la Gran Colombia Aquella frase no debera invocarse entonces como una premonicin del Libertador acerca de ese imperialismo norteamericano cuyas uas haban empezado apenas a aflorar, sino como una prueba ms de su consabida desconfianza hacia las formas democrticas de gobierno Como intent demostrar en un trabajo reciente2, los proyectos post-revolucionarios de unificacin de las nuevas repblicas estaban vinculados principalmente con un problema que pareca urgente resolver la sustitucin del cuerpo mstico del rey, smbolo de la unidad del reino, por un cuerpo diferente Bolvar ya haba anticipado el problema en su Manifiesto de Cartagena:

    lo soy de sentir que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrn las ms completas ventajas; seremos indefectiblemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquistados vilipendiosamente por ese pichado de bandidos que infestan nuestras comarcas}

    Y a esta misma necesidad de un gobierno central fuerte sigue haciendo alusin en su Oracin inaugural del Congreso de Angostura, cuando argumenta que se precisara una especie de senado hereditano que sea la base, el lazo, el alma de nuestra Repblica y conserve la unidad nacional a pesar de las "tempestades polticas y las "olas populares de esa masa que no cesa de pugnar contra la autoridad

    Examinemos ahora el proyecto de una liga de pases hispanoamericanos El objetivo del Congreso de Panam de 1826 era, como se sabe, esa unin Bolvar escribe para la ocasin un documento conocido con el ttulo de "Un pensamiento sobre el Congreso de Panam que comienza de este modo

    El Congreso de Panam reunir todos los representantes de la Amrica y un agente diplomtico del Gobierno de Su Majestad Britnica. Este Congreso par ece destinado a formar la liga ms vasta, o ms extraordinaria o ms fuerte que ha aparecido hasta el dia sobre la tierraf

    Esta liga apunta, segn el texto, a consolidar la independencia de los pases hispanoamericanos, a protegerlos de agresiones provenientes de un enemigo externo o de facciones anrquicas, a evitar cualquier futuro conflicto entre los propios Estados y a establecer una alianza comercial con la gran potencia industrial de aquel entonces Gran Bretaa El enemigo externo, por esos aos, segua siendo el monarca espaol, quien todava no haba firmado la paz con sus antiguas colonias Y Bolvar piensa que semejante coalicin lo forzara a hacerlo

    En cuanto a esas misteriosas facciones anrquicas, el Libertador explica a continuacin La Amrica no temera ms a ese tremendo monstruo que ha devorado la isla de Santo Domingo, ni tampoco temera la preponderancia numrica de los primitivos habitadores 5 Guando Bolvar habla de Santo Domingo, est aludiendo a la actual Hait, y el terrible monstruo de esa isla es la rebelin de los esclavos afroamericanos liderados por Toussaint Louverture Guando el venezolano habla de la preponderancia numrica de los primitivos habitadores de este continente, est volviendo a una preocupacin que ya haba despuntado en su Garfa de Jamaica la clase hegemnica de las revoluciones de la independencia, los naturales del pas originarios de Espaa6, son cuantitativamente minoritarios

    Hay pocos textos que sean tan explcitos con respecto a los dos frentes contra los cuales se estn batiendo los criollos el frente exterior de los espaoles y el frente interior de sus presuntos aliados durante las revoluciones, a saber los amerindios El propio gentilicio hispanoamericano nos revela perfectamente el estatuto de las repblicas homnimas Durante las revoluciones hubo un antagonismo entre gente del mismo origen (hispano) pero nacidas en distinto suelo (americano) Y si estos espao

  • LA UNIN LATINOAMERICANA

    les americanos haban fomentado una alianza con sus hermanos de suelo (indo- y afro-americanos), esa alianza va a desaparecer cuando los espaoles sean derrotados y los criollos sustituyan este antagonismo por otro que podramos llamar post-revolucionario y que algunos van a resumir a travs de la oposicin entre civilizacin y barbarie (en el captulo del Facundo consagrado a la Revolucin de 1810, Sarmiento iba a ser muy claro al respecto los dos bandos en pugna formaban parte de la civilizacin, pero haba un tercer elemento, hostil a esta civilizacin, que slo se ali con el bando revolucionario por su oposicin atvica a cualquier autoridad). A esta peculiar situacin de los criollos se haba referido Bolvar cuando le escriba a Henry Cullen en su Carta de Jamaica ...no somos ni indios ni europeos, sino una especie media entre los legtimos propietarios del pas y los usurpadores europeos, de modo que siendo nosotros americanos por nacimiento y nuestros derechos los de Europa, tenemos que disputar estos a los del pas y mantenernos en l contra la invasin de los invasores7 La oposicin revolucionaria entre hispanos americanos y no-americanos, se ve sustituida por un antagonismo entre americanos hispanos y no-hispanos (indo y afroamericanos) La liga que Bolvar espera concretar en Panam, apunta pues a consolidar la hegemona criolla y la alianza econmica de esta clase con Gran Bretaa, en detrimento de los grupos sometidos

    Pero esta liga no tendra solamente ventajas para los pases hispanoamericanos Gran Bretaa tambin se vera beneficiada con ella Entre otras cosas,

    I o Su influencia en Europa se aumentara progresivamente y sus decisiones vendran a ser las del destino.2 o La Amrica le servira como de un opulento dominio de comercia.3 Sera para la Amrica el centro de sus relaciones entre el Astay la Europa.4 Los ingleses se consideraran iguales a los ciudadanos de Amrica.5 0 Las relaciones mutuas entr e los dos pases lograran con el tiempo ser unas mismas.6 o El carcter britnico y sus costumbres las tomaran los americanos por los objetos nor males de su existencia jutura.7 o En la marcha de los siglos, podra encontrarse, quiz, una sola nacin cubriendo el universo -la federal}

    Est claro entonces que el Libertador est proponiendo aqu que las repblicas hispanoamericanas establezcan con los ingleses ese tipo de pacto que Halpern Donghi calificara ms tarde de "neocolonial Hispanoamrica y Gran Bretaa como economas complementarias

    El nombre Amrica latina y el gentilicio "Latinoamericano aparecen treinta aos despus del Congreso de Panam y en un contexto totalmente diferente El 20 de mayo de 1856 el gobierno norteamericano del general Franklin Pierce reconoce la dictadura instalada en Nicaragua por un filibustero de Tennessee William Walker Este reconocimiento suscita las protestas de varias repblicas hispanoamericanas pero sobre todo de Gran Bretaa, ya que segn el tratado Clayton-Bulwer, firmado tres aos antes, ambas potencias deban abstenerse de intervenir en esa regin para que ninguna de ellas tuviera ventajas en la carrera que haban emprendido para ampararse del istmo de Panam

    Tras leer esta noticia, un filsofo chileno exiliado en Pars, Francisco Bilbao, iba a pronunciar una conferencia en la que convertira la intervencin norteamericana en un casusjbederis, esto es en la agresin que justifica una alianza poltica y militar entre naciones Amrica, segn Bilbao, se divida en los Estados Unidos del Norte y los Estados Des-Unidos del Sur9, y haba que terminar con esta divisin si se quera poner fin a la partida de caza que los primeros haban iniciado contra los segundos. Walker es la invasin, sentenciaba el conferenciante chileno Walker es la conquista, y no empleaba en vano esta palabra Walker son los Estados Unidos, por si a alguien le quedaba alguna duda Ah donde estaba Espaa, digamos, llegaba Estados Unidos Y ah no significa solamente en el mismo territorio sino tambin en el mismo sitio simblico de un relato, como si el personaje del conquistador que encarnara un da el espaol, lo hubiese adosado ahora el yanqui La historia se repeta, slo que esta vez los sudamericanos no podan quedarse de brazos cruzados Esperaremos que el equilibrio de fuerzas se incline de tal modo al otro lado, que la vanguardia de aventureros y piratas de territorios llegue a asentarse en Panam, para pensar en nuestra unin?10 Y entreverando la fsica y la epopeya griegas, el conferenciante chileno aseguraba que este istmo es el punto de apoyo que busca el Arqumedes Yankee para levantar a la Amrica del Sur y suspenderle en los abismos para devorarla en pedazos11 Si los norteamericanos lograban ampararse del istmo, terminaran imponindole su voluntad a la totalidad del continente

    He ah el peligro. El que no lo vea, renuncia al porvenir. Habr tan poca conciencia de nosotros mismos, tan poca fe de los destinos de la raza Latino-Americana, que esperamos a la voluntad ajena y a un genio diferente para que organice y disponga de nuestra suerte? Hemos nacido tan desheredados de los dotes de la personalidad, que renunciemos a nuestra propia iniciativa, y solo creamos en la extraa, hostil y aun dominadora iniciacin del individualismo?1Z

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    YO Pero no era solamente el porvenir de esta raza Latino-Americana lo que se decidira en este enfrentamiento Se trataba del porvenir de la humanidad en su conjunto El continente americano representaba, para el chileno, el futuro del planeta, de modo que la suerte del gnero humano dependera del desenlace de este litigio entre el Norte y el Sur o, como prefiere decir Bilbao a veces, entre Sajones y Latinos Este filsofo pronostica que el triunfo de los norteamericanos en esta vasta contienda se traducira inexorablemente en una adopcin

    12 mundial de su estilo de vida, su individualismo, su utilitarismo, su afn de lucro y su desdn por la cultura de otros pueblos Slo el triunfo de Amrica latina permitira, segn l, la supervivencia de los valores genuinos de la civilizacin Porque nosotros mismos, la raza Latino-Americana,

    No hemos perdido la tradicin de la espiritualidad del destino del hombre. Creemos y amamos todo lo que une; preferimos lo social a lo individual, la belleza a la riqueza, la justicia al poder, el arte al comercio, la poesa a la industria, la filosofa a los textos, el espritu puro al clculo, el deber al inters. Somos de aquellos que creemos ver en el arte, en el entusiasmo por lo bello, independientemente de los resultados, y en la filosofa, los resplandores del bien soberano. No vemos en la tierra, ni en los goces de la tierra, elfin definitivo del hombre;y el negro, el indio, el desheredado, el infeliz, el dbil, encuentra en nosotros el respeto que se debe a titulo y a la dignidad de ser humano.13

    Alguien podra objetar que estas oposiciones no se ajustaban a la realidad de los hechos, sobre todo en lo relativo al respeto de las minoras que por aquel entonces nadie hubiese calificado de latinas Pero aquella serie de oposiciones binarias entre sajones y latinos no tena un valor empnco sino programtico Amrica latina no era tanto una realidad como una alternativa futura, y deseable, al modelo anglo-sajn, tanto en su versin britnica como norteamencana Amrica latina no era una constatacin sino una promesa Y Bilbao, este cristiano masn, enemigo de Roma y discpulo del heterodoxo Felicit de Lamme- nais, piensa este advenimiento de la Amrica latina en el marco de una deliberada narracin mesinica

    La verdad exige que demos la educacin de la libertad a nuestros pueblos; un gobierno, un dogma, una palabra, un inters, un vinculo solidario que nos una, una pasin universal que domine a los elementos egostas, al nacionalismo estrecho y que

    fortifique los puntos de contacto. Los brbaros y los pobres esperan ese Mesas, los desiertos, nuestras montaas, nuestros ros reclaman por el futuro explotador;y la ciencia, y aun el mundo prestan odo para ver si viene una gran palabra de la Amrica: ) esa palabra ser, la asociacin de las Repblicas.14

    Pero ese Mesas no era, para Bilbao, un individuo, un lder o un libertador sino un "vnculo solidario un gobierno, un dogma, una palabra, un inters e incluso una pasin universal Una vez concretada esta unidad, cuyo corolario sera la victoria sobre el imperialismo yanqui, los latinoamericanos podran emprender la conquista de los territorios inexplorados del futuro en vez de transitar, obedientes, los caminos del desarrollo que les trazaban ya el capitalismo europeo y norteamericano Gomo la doncella de Nazaret, las tierras todava vrgenes de la Amrica latina estaban en condiciones de dar a luz a ese Mesas que conducira a la humanidad hacia su redencin

    As como Coln se apoder de todas las tradiciones, leyendasy poesas de la antigedad que indicaban un mundo per dido u olvidado para fecundar su inspu acin y sus clculos cientficos; respirando, se puede decir, en la atmfiera de la tierra completada por su genio, y abrazando a la geografa, a las razas, a las ideas, con las llamas de un cosmopolitismo religioso, para salvar el misterio del Ocano indefinido; asi nosotros, poseedores de toda latitud y todo clima, herederos de la tradicin purificada, incorporando en nuestra vida las armonas de las razas, y vivificando el gnero humano en la libertad civil, poltica y religiosa, tomaremos el vuelo para sallar ese ocano de sangre y de tinieblas que se llama historia, fundar la nueva era del mundo y descubrir el paraso de la pacificacin y la libertad.1*

    Podra hablarse entonces de una dimensin utpica del discurso de Bilbao pero a condicin de aclarar que el chileno no es en modo alguno un utopista en el sentido de Owen o Fourier: no nos dice en ningn momento cmo sera, ni como debera ser, esa sociedad futura Y de hecho, la compara con las tierras desconocidas descubiertas por Coln El reino prometido se encuentra en esta tierra, pero no llegamos todava a imaginar cmo sera Slo sabemos que los pases latinoamericanos deben unirse en nombre de ese ideal, y que el advenimiento de este reino depende en buena medida de la unin de esos pases

    Bilbao iba a morir el 19 de enero de 1865 en Buenos Aires, despus de un chapuzn letal en el Ro de la Plata, sin saber que sus ms sombros augurios acabaran por cumplirse a falta de una consolidacin de la unidad latinoamericana, Estados Unidos ocupara el istmo panameo, extendera su imperio sobre los dems americanos y le impondra su estilo de vida a la mayora de los pueblos Y la Virgen, mientras tanto, no parira nunca al Mesas

  • LA PROMESA LATINOAMERICANA

    Si el gentilicio hispanoamericano naci en el contexto de un antagonismo entre gente del mismo origen pero de distintos suelos, el adjetivo latinoamericano sugiere exactamente lo contrano las partes en conflicto pertenecen al mismo suelo americano, pero sus orgenes difieren Esto explica por qu Bilbao habla de raza aunque este sustantivo no tenga el valor que va a asumir poco despus gracias al darwinismo Y hasta tal punto las diferencias de orgenes predominan sobre la coincidencia del suelo, que muchos interpretaron este antagonismo como una continuacin de una batalla que se venan librando latinos y sajones desde los tiempos del Imperio romano Una de las consecuencias de esto va a ser el desplazamiento, o la relectura, de la dicotoma entre civilizacin y barbarie (Sarmiento la interpretaba todava en trminos post-revolucionarios que no se alejaban demasiado de la perspectiva de Bolvar) Jos Mara Torres Gaicedo se refiere a la continuacin de este viejo antagonismo en suelo americano cuando escribe en Venecia su poema Las dos Amricas16 El colombiano tambin denunciaba aqu la invasin de William Walker La raza de la Amrica latina, escriba, al frente tiene la sajona raza, / enemiga mortal que ya amenaza / su libertad destruir y su pendn Y por eso el deber de estas repblicas es "unirse y "su ley amarse, ya que slo Amrica latina puede defender, como pensaba Bilbao, la libertad en este mundo

    La Amrica del Sin est llamada A defend la h botad germina,La nueva idea, la moral divina,La santa ley de amor y caridad El mundo yace entre tinieblas hondas:En Europa domina el despotismo,De Amrica en el Norte, el egosmo,Sed de oto e hipcrita piedad.

    Tiempo es que esa Virgen que se alza Entre dos Ocanos arrullada ) por los altos Andes sombreada,Deje su voz profeca escuchar. . .17

    Guando cuarenta y cuatro aos ms tarde el uruguayo Jos Enrique Rod vuelva a oponer en un clebre sermn a dos personajes de La Tempestad de Shakespeare, Ariel y Calibn -smbolos, respectivamente, del idealismo y del utilitarismo, de la vida puesta al servicio de una causa y de la vida sometida al inters mercenario, de Amrica latina y de los Estados Unidos- aquella narracin mesinica, y ms particularmente paulina, va a reaparecer con un vigor inusitado, a tal punto que mu

    chos van a llamar a continuacin arielismo a este "lati- noamericanismo que precede en cuatro dcadas el manifiesto de Rod El discurso del mago Prspero se inicia con la alegora de una loca que espera da tras da al "Esposo anhelado, y el propio Rod va a explicar que la llegada de este Esposo, como suceda en esa tradicin mstica y ertica que se remonta al Cantar de los cantares, es el advenimiento del reino mesinico Unos aos antes de su Ariel, incluso, Rod haba publicado un opsculo, El que vendr, centrado en esta dimensin mesinica de la existencia, y a tal punto cercana a las imgenes de Bilbao, que cabra preguntarse si el uruguayo no haba ledo la obra del chileno publicada unos aos antes en Buenos Aires:

    Slo la esperanza mesinica, la fe en el que ha de venir, porque tiene por cliz el alma de todos los tiempos en que recrudecen el dolor y la duda, hace vibren misteriosamente nuestro espritu. 1 tal asi como en las vsperas desesperadas del hallazgo llegaron hasta los tripulantes sin nimo y sinfe, cernindose sobre la soledad infinita del Ocano, aromas y rumores, el ambiente espiritual que respiramos est lleno de presagios, y los vislumbres con que se nos anuncia el porvenir estn llenos de promesas...18

    Para Rod, como para Bilbao y Torres Gaicedo, Amrica latina existe como una promesa, una promesa de liberacin de la hegemona norteamericana -de la nordomana, la llama-, una promesa incluso de redencin de la humanidad entera sometida a la lgica del capitalismo Y los latinoamericanos seran, para l, quienes militan por ese "porvenir desconocido o les elevan altares a los dioses ignorados19 Aquello que los une, en efecto, no es un Estado, ni un mercado, ni unos medios de comunicacin, sino una misma fe en el cumplimiento de esa promesa

    Un amigo de Rod y Rubn Daro, el socialista argentino Manuel Ugarte, el mismo que bregaba por la construccin de vas de comunicacin entre los pases latinoamericanos y que durante aos recorri la regin para consumar el proyecto de su unidad econmica y poltica, el mismo que haba nacido en una familia de la oligarqua argentina para terminar siendo embajador de Pern en Mxico, estableca con claridad sus prioridades Decir que las superioridades se miden por kilmetros de ferrocarril, por las toneladas de exportacin o por el nmero de caones de los acorazados, es declararse unilateral y dejar prueba de una exigidad de visin que provoca sonrisa 20 Y bastaba, para Ugarte, con evocar a los judos

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    CONCLUSIN

    .. .cuya cohesin de alma y de propsitos ha triunfado del ensaamiento y de las dispersiones, para comprender que las bases esenciales de un pueblo no son ni las aimas, ni el gobierno autnomo, ni la propiedad de un terntono siquiera, sino la existencia de un fin colectivo que agrupe a los hombres y los retenga. Cuntas nociones con bandera oficial, con voz y voto en el concierto, con tierra propia, con ejrcitos y con jefes, nos aparecen hoy desmigajadas y disueltas, a pesar de las leyesfereos que las cien y las maniatan dentro de la muralla china de altasfronteras tangibles, mientras esos judos de que hablamos; despus de errar al azcn dur ante tantos siglos) despus de sufrir todas las pruebas, mantienen sin esfuerzo la realidad viviente de su raza, distinta y solidaria, que en ms de un caso se impone al vencedor y dobla sus orgullos! 21

    El pueblo latinoamericano no se caracterizara entonces por respetar una ley o una tradicin sino por esperar un advenimiento Esas tradiciones existen, claro est, porque cada uno de los grupos que constituyen ese pueblo tiene sus costumbres y su cultura, esa ley existe tambin, cmo negarlo, porque los miembros de ese pueblo son ciudadanos de diferentes Estados Aquello que los vuelve latinoamericanos, aun as, no son los hbitos ancestrales o los cdigos estatales sino la fe en una promesa Y en esto consistira la paradoja latinoamericana Amrica latina va a seguir existiendo aqu y ahora en la medida que haya quienes esperen su futuro advenimiento

    Con respecto a advenimiento, Rod haba sido muy claro el que vendr es un prometido ilusorio, a tal punto que la novia podra tacharse de loca22 Los hombres y las mujeres, sin embargo, no actan de manera verdaderamente libre cuando persiguen sus intereses, su utilidad, ni cuando se abstienen de hacerlo por respeto a la ley moral (inters mercenario y piedad puritana son, para el uruguayo, las dos caras de la concepcin norteamericana de la libertad) sino cuando perseveran en desear una quimera o cuando ponen sus vidas al seivicio de ese ideal imposible

    Desde Bilbao a Ugarte, el proyecto de unin latinoamericana se encuentra en las antpodas del proyecto bolivariano de unin hispanoamericana Para el general venezolano, como pudimos comprobar, este programa resultaba indisociable de un pacto con la gran potencia capitalista de aquel entonces porque, entre otras cosas, procuraba que los hispanoamericanos abandonasen las costumbres heredadas de la dominacin espaola para adoptar las inglesas o, si se prefiere, anglosajonas Civilizarse, para l, no significaba otra cosa lejos de oponerse a la introduccin del capitalismo en los pases concernidos, la favoreca El plan bolivariano reuna los principales componentes de esa nordomana que Rod iba a denunciar unas dcadas ms tarde y que el uruguayo le reprochaba a intelectuales como Sarmiento y Alberdi El programa bolivariano no estaba tan cerca del ALBA como del ALCA, de modo que los partidarios de la Alianza Bolivanana, deberan mostrarse prudentes a la hora de invocar el nombre del general

    El proyecto latinoamericanista, en cambio, cuestiona ese mismo reinado planetario del capitalismo y sus consecuencias polticas y morales sobre las sociedades humanas Para Bolvar, est claro, Hispanoamrica es una regin econmica, poltica y culturalmente rezagada, atraso que podra remediarse a travs de un pacto comercial con el pas que estaba a la vanguardia del desarrollo industrial de aquel entonces Para Bilbao o Rod, por el contrario, esa misma demora en el desarrollo del capitalismo converta a Amrica latina en la esperanza de un futuro diferente La ruptura radical con el presente no tendra lugar en los magnficos palacios imperiales sino en un establo precano de los pobres arrabales

    Dicho esto, es cierto que ya Torres Gaicedo publica en 1865 un libro intitulado Unin Latino-Americana. Pensamiento de Bolvar para formar una Liga Americana. Su origen y sus desarrollosestableciendo as una continuidad entre el proyecto bolivariano (que l llama aqu boliviano) y el proyecto latinoamericanista nacido en 1 856 El propio Manuel Ugarte, por su lado, va a sostener que el proyecto de una nacin latinoamericana se remonta al pensamiento de Bolvar Y as es como este ideal quedara en adelante asociado con el nombre del general venezolano

    Pero no es casual que esto haya sucedido Torres Gaicedo llamaba ya a un nuevojunn y un nuevo Ayacucho,

  • estableciendo as un paralelo entre la independencia hispanoamericana y la segunda independencia latinoamericana Gomo los exgetas que vean en los episodios del Antiguo testamento alegoras profticas del Nuevo, la historia hispanoamericana desde la conquista hasta la revolucin va a interpretarse como una serie de vaticinios del imperialismo norteamericano en Amrica latina y como un anuncio certero, en consecuencia, de la revolucin que liberara una vez ms a estos pases El Canto general de Pablo Neruda gira en buena medida en torno a esta tipo de exgesis de la historia hispanoamericana Pero los discursos polticos en general resultan indiso- ciables de estos mitos que convierten el pasado en una prefiguracin del presente Propusimos llamar epopeya popular americana24 a este relato segn el cual los pases o los grupos de esta regin deben dejar, como se suele decir, sus diferencias de lado para unirse en una vasta alianza contra su enemigo comn Si Estados Unidos desaloj a Espaa del lugar simblico que ocupaba en este mito (y la guerra hispano-norteamericana va a interpretarse como la confirmacin sangnenta de semejante relevo), el lugar de Bolvar podra llegar a verse ocupado por algn lder latinoamericano El propio Bolvar, despus de todo, ya jugaba con el prestigio mesinico de la figura de Ouetzalcatl, y le insinuaba a otro ingls, Henry Cullen, que un lder revolucionario poda llegar a reemplazarlo en el mito para granjearse la adhesin de los pueblos originarios

    Pretender que la poltica renuncie a estas narraciones poticas y profticas, equivaldra a desear su simple desaparicin Si hay poltica, hay potica Y tanto quienes confunden el ideal latinoamericanista con el sueo del Libertador como quienes hablan de un insomnio de Bolvar (para mofarse de Hugo Ghvez, por supuesto, y justificar los tratados de libre comercio que algunos pases de la regin firmaron con los Estados Unidos), estn jugando con la mitologa de los pueblos El estatuto ficcional de estos mitos no les impide tener efectos muy palpables sobre los grandes movimientos polticos, de manera semejante a cmo los mitos individuales del neurtico no son ajenos a su destino Pero aceptar la tenacidad de los mitos polticos no significa entregar los estudios histricos a un deliberado anacronismo esos mismos discursos y relatos eran, y siguen siendo, respuestas a problemas polticos precisos e irrepetibles

    1 Bolvar. S im n Doctrina delLibatador (edicin de Augusto Mijares) Caracas, Biblioteca Ay acucho, 1987, pg 2502 Scavino. D ardo . Narraciones de la independencia Arqueologa de unfavor contiadiciono Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2010, pg? 257-2693 Ibid., pg 114 Ibid., pg 1835 Ibid6 Ibid , pg 557 Ibid , pg 538 Ib id , pg 1849 B ilbao, F ranc isco . Iniciativa de la Amnca, idea de un congreso general de las repbicas > in Obras completas Tomo I (edicin a cargo de M anuel Bilbao) Buenos Aires, Imprenta de Buenos Aires, 1866, pg 28510 Ibid , pg 29711 Ibid.12 Ibid13 Ibid , pg 29614 Ib id ,p 30015 Ibid ,p . 30216 En su Los cien nombres de America (Barcelona, Lumen, 1991, pg 345), el chileno R o ja s M ix conjetura que Torres Caicedo asisti a la conferencia de Bilbao en Pars17 T o r re s C aicedo . J o s M a r a Las dos Amenccu wwwfilosofa o rg / hem /185/18570215 htm18 R od , J o s E n riq u e . E l que :endam }ost Enrique Rod (edicin de

    Jos Luis Abelln), Madrid, Ediciones de Cultura Hispnica, 1991, pg 2819 R od , J o s E n riq u e . Ariel Mxico, Factora Ediciones, 2000, pg 92.2C M an u e l U g a rte , Enfermedades sociales Barcelona, Sopea, 1907, pg 21-21 Ibid , pg 2222 Anel, op c i t .p g 823 J o s M ara T o r re s C aiced o , Union Latn-Americana Pans, Librera Rosa y Bouret, 186524 Narraciones de la independencia, op c i t , pag 49

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    ENSAYO VENEZOLANO

    ENSAYANDOVENEZUELA(2000-2010)A continuacin, Gisela Kozak Rovero ofrece un

    completo inventario de los textos publicados

    en Venezuela en los ltimos diez aos, tambin

    algunas claves de acceso a esta vasta y vital

    produccin.

    P O R GISELA KOZAK ROVERO*

    *G isela Kozak Hovero (Caracas, 1963) Doctora en Letras

    (Universidad Simn Bolvar) Profesora Asociada de la Escuela de Letras

    y de la Maestra en Estudios Literarios (UCV) Actualmente investiga

    sobre Polincas culturales y revolucin bolivanana Ha obtenido el Premio

    Silvya Molloy al mejor ensayo acadmico sobre sexualidad y gnero 2009

    otorgado por Latn Amenca Studies AsociaOon (LASA, USA-Canad) y

    ganado la Bienal de Narrativa Alfredo Armas Alfonso" 1997 con el libro

    de cuentos Puados dt la capital y una Mencin de honor en la Bienal de

    Ensayo Enrique Bernardo Nez, Ateneo de Valencia (2006) con el libro

    Vtnt/.utla, t i pan qut sitmprt au Ha publicado, adems, la novela Latidos dt

    Cacicas y el ensayo Rtbthon tn ti Canbt Hispnico Uibts t hstonas mas alia dt

    boom y la postmodtrnidad

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  • | ...el ensayismo define la frontera entre los docentes "acadmicos"y "creativos"pues permite ciertas libertades

    de estilo, una forma de vincular la creacin de saber con la pasin por el lenguaje y una afirmacin de la

    subjetividad. ..|

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    N E C E S A R IA IN T R O D U C C I N

    El ensayo venezolano contemporneo, si es que puede hablarse de nacionalidades en el internacional mundo de las escrituras, no es la excepcin respecto al hecho comprobable de que el gnero cubre formas distintas Un posible criterio de unificacin dentro de esta variedad podra ser el de constituirse en ejercicios en prosa alimentados por una abierta voluntad de estilo, sin las exigencias expositivas y conceptuales propias de los artculos acadmicos, los libros para divulgacin de distintas disciplinas o el periodismo Caben entonces textos argumentativos, confesiones, crnicas, artculos de opinin y de inters general (historia, poltica, arte, cultural, literatura, e tc) Visto as el ensayo sera asunto de escritores y no de acadmicos, pues un escritor puede permitirse la libertad de hablar de cosas que tratan mejor los maestros del oficio y con ms verdad, como deca el siempre citado Michel de Montaigne con irona No obstante -y al igual que el mexicano Octavio Paz por libros como el Laberinto de la soledad o El arco y la lira-, el venezolano Guillermo Sucre ha sido llamado ensayista, entre otros textos por uno de trasunto acadmico que traza un camino propio de escritura como es La mscaray la transparencia, libro fundamental en el conocimiento de la poesa contempornea hispanoamericana El ensayo, entonces, no pareciera simplemente asunto de diletantes, incluso, por comodidad o conviccin, la calificacin de ensayo suele drsele en el mundo editorial venezolano a textos que cabran ms en la divulgacin del saber especializado para un pblico relativamente amplio

    La vaguedad e indefinicin alrededor del ensayo propician que en nuestros crculos universitarios (y no solo en los nuestros) sea visto con sospecha pues se trata de una manera de escribir que hace evidente la propia personalidad, as sea de modo ficticio, y que se contempla como poco apropiada para la construccin de un discurso riguroso dentro de las Ciencias Sociales y las H u

    manidades, yendo ms lejos en las crticas, el ensayo sera el arma de los opinadores de oficio que abundan en los medios de comunicacin impresos Pero en la escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, en la que soy profesora, el ensayismo define la frontera entre los docentes acadmicos y creativos pues permite ciertas libertades de estilo, una forma de vincular la creacin de saber con la pasin por el lenguaje y una afirmacin de la subjetividad de quien redact el ensayo sin dejar que el tema tratado pierda el protagonismo Esta mirada corresponde a una poca, ms que a una influencia intelectual o literaria determinada, pues acadmicos como Roland Barthes o Jacques Dernda desafiaron cualquier preceptiva acadmica a la hora de mostrar sus ideas Adems, no debemos olvidar que figuras intelectuales y literarias de indudable solvencia y de distintas sociedades, lenguas y pocas, desde Walter Benjamn, Virginia Woolf y Oscar Wilde hasta Jos Lezama Lima, Teresa de la Parra, Manuel Caballero o el ya mencionado Sucre, se han planteado conscientemente el ensayo como una va expresiva y reflexiva preferente

    Desde esta perspectiva ms amplia es que intelectuales y ensayistas venezolanos como Oscar Rodrguez Or- tiz, Miguel Angel Campos y Miguel Gomes han hecho del ensayo nacional materia de estudio, perspectiva que me permite una flexibilidad mayoral momento de hacer en estas lneas un balance del gnero de mi pas en los ltimos diez aos Voy a escoger prosistas de diversas edades, temticas, disciplinas, procedencias profesionales o acadmicas que a m entender muestren una explcita vocacin por el desarrollo de un estilo, pero adems forzar la barra y ampliar la nocin a la divulgacin de saberes acadmicos a pblicos no especializados, siempre y cuando los autores(as) en cuestin sean reconocidos y mencionados como ensayistas

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    ENSAYOS, LIBROS, POLTICA

    Desde 1 998 la inquietud por el pas pas de costumbre entre nuestros(as) prosistas y acadmicos a verdadera obsesin Miles de pginas han abordado el cmo y el porqu de la revolucin bolivariana, su conexin con el pasado y sus caractersticas Hasta cuando se est hablando de otras pocas pareciera que se est hablando de esta, rasgo muy visible en historiadores de pluma literaria, que obtienen xitos de venta (incluso los que son ms proclives a la escritura acadmica o a la divulgacin como Toms Straka o Germn Carrera Damas) Este empeo en establecer la continuidad existente entre el pasado y el presente nge la obra del historiador y docente universitario Elias Pino Iturrieta. En el caso de Pino, libros como Nada sino un hombre y El Divino Bolvar: ensayo sobre una religin republicana conectan el siglo XIX con el siglo XXI al develar claves sustantivas de las maneras en que nuestra sociedad ha concebido el liderazgo poltico y el sentido religioso de la vida colectiva, hbilmente explotados por los caudillos de nuestra era republicana La prosa tiene un toque lujoso y denso que aparta estos libros de la divulgacin o el estudio histrico para especialistas

    En esta lnea de comprender la situacin actual el historiador, periodista y profesor universitario Manuel Caballero salta las convenciones acadmicas para insistir en la reflexin responsable, sustentada y bien escrita como modo de hacer accesible la produccin intelectual y plantear inquietudes e indagaciones de indudable sabor ensaystico Pienso especialmente en La gestacin de Hugo Chvez: 40 aos de luces y sombras en la demoa acia venezolana, Por qu no soy bolwanano?, Dramatis Personae: doce ensayos biogrficos y Polmicas y otras formas de escritura, entre muchos otros Se trata de un autor extremadamente prolfico que, al igual que Pino Itumeta, escribe para la prensa desde hace dcadas La voz escritural de Caballero mezcla el consumado conocimiento de la historia con la mxima claridad expositiva El caso del historiador, abogado, docente universitario y poeta Rafael Arriz Lucca es tambin digno de mencin Su xito ms resonante en los ltimos aos ha sido un texto de divulgacin histrica, Venezuela: 1830 a nuestros das

    Un nombre fundamental en este breve inventario es el del socilogo y profesor universitario Miguel ngel Campos intelectual de estilo y voz completamente propios, abierto cultor del ensayo como gnero y reconocido como tal en el pas La fe de los traidores y Desagravio del mal son referencias que no se deben dejar de lado, como tampoco sus ensayos sobre literatura publicados en otros volmenes Formado como socilogo estudi literatura a nivel de postgrado y desde entonces no ha de

    jado de acercarse a nuestros dilemas como nacin desde una escritura personalsima, compleja y muy elaborada que deja de lado el frrago propio de las nomenclaturas disciplinarias Campos posee una perspectiva implacable respecto a la complaciente visin sobre el pueblo y la historia venezolanos alimentada por todo el espectro poltico nacional De vuelta del marxismo, la gran matriz conceptual que prohij las Ciencias sociales y las Humanidades en las universidades pblicas autnomas venezolanas desde los aos sesenta hasta los noventa, coloca el acento en las razones culturales y sociopolticas de nuestro devenir nacional

    El nombre del narrador y profesor universitario Jos Balza es fundamental dentro de la literatura venezolana. Su libro Pensar Venezuela articula lo mejor de la tradicin del ensayo literario indagacin abierta, espritu crtico, testimonio de la subjetividad y voluntad de estilo, aunados a un desvelo sincero por un pas sumergido en este momento en grandes dificultades y pesadillas Siempre ha escrito, adems, esplndidos ensayos sobre literatura Otro nombre indispensable es el de Ana Teresa Torres, novelista, psicoanalista, miembro de la Academia venezolana de la Lengua, antologa e interesada siempre en la historia venezolana Torres es un caso especial porque sus preocupaciones responden a caminos diversos la historia venezolana, el feminismo, el psicoanlisis, la literatura venezolana en general y la escrita por mujeres en particular Ha publicado obras en todos estos mbitos y ha escrito para prensa y revistas ensayos sobre literatura, cultura y poltica Su libro A benefiao de inventano es referencia obligada para entender las caractersticas especficas del campo literano venezolano antes de 1998 En estos momentos goza de un xito editorial importante con un texto de historia de las ideas como es La herencia de la tribu. Del mito de la independenaa a la revoluan bohvanana. De nuestros escritores, Torres es la que responde de una manera ms acabada a la idea del intelectual literato que no solo se ocupa de la creacin esttica

    Luis Bntto Garca es docente universitario, abogado, narrador, dramaturgo y permanente colaborador de la prensa Posee una enorme cantidad de ttulos que solo se puede competir con la abundancia escritural de Manuel Caballero Bntto Garca ha practicado el ensayo desde diversas aristas humor, temas acadmicos, artsticos literarios, polticos, histncos, econmicos y sociales La singularidad de su estilo incisivo lo hace digno de mencin en esta breve presentacin Entre otros textos tenemos, Par qu

    fracasan los medios? Una historia repetida El mensaje dirigido contra el pueblo jams llegar a movilizarlo (2007); Qu se decide en Venezuela (2007); Amnca Nuestra: Integracin y Revolucin (2008).

  • ENSAYO, LIBROS, LITERATURA, CULTURA

    En cuanto al ensayo sobre literatura, cultura o sobre diversas problemticas intelectuales, hay que decir que tiene una menguada posicin frente a los artculos de carcter acadmico que se originan en las universidades Desde la perspectiva de una escritura ms para especialistas que ensaystica, el monumental esfuerzo intelectual representado en Nacin y literatura, recopilado por Garlos Pacheco, Beatriz Gonzlez y Luis Barrera Linares, marca un hito respecto a la reflexin sobre la literatura venezolana Unos cuantos investigadores y docentes universitarios que escribieron para este volumen escriben ensayos en otros formatos y para otro tipo de publicaciones Es el caso del docente universitario, crtico literario, editor y acadmico de la lengua Garlos Pacheco que sigue de cerca el desarrollo de la narrativa venezolana a travs de ensayos breves en pendicos y revistas

    Varios libros de los ltimos diez aos que versan sobre literatura llaman la atencin Debo aclarar que solo me detendr en libros de marcado acento ensaystico y no tocar, salvo excepciones, la amplia produccin acadmica de indudable calidad que existe en Venezuela y que cuenta con nombres como Luz Marina Rivas, M ariana Surez, Arnaldo Valero, Alvaro Contreras, Alberto Rodrguez, Luis Barrera Linares, Vctor Bravo, Eleonora Grquer, Vicente Lecuna, Beatriz Gonzlez, Elena Cardona, Mrgara Russotto, Garlos Sandoval, ngel Gustavo Infante, Luis Miguel Isava, Raquel Rivas, Jeffrey Gedeo, Diego Rojas Ajmad, entre otros

    El poeta y docente universitario Arturo Gutirrez Plaza saca a la luz el volumen Lectwas desplazadas: encuen- tios hispanoamericanos de Cazantes y Gngora, unrarocasode estudios de literatura comparada que cultiva conscientemente una prosa que se distancia de la impersonalidad acadmica e intenta acercarse a la sensibilidad de un lector no especializado El profesor universitario, investigador y poeta Rafael Castillo Zapata, adems de artculos acadmicos y de ensayos sobre literatura publicados en Verbigracia, el extinto suplemento cultural del diario El Universal, tiene en su haber Andrs Menino Palacio El artista y el gobierno moral de la andad, texto de bsqueda ensaystica que se aleja absolutamente de la investigacin acadmica en sus dudas, silencios e interrogantes abiertas Armando Rojas Guardia se ha destacado como ensayista en un grado si acaso menor que su proyeccin como poeta Dueo de un conocimiento profundo sobre los caminos de la poesa y las estticas contemporneas, sus ensayos se distinguen por un verbo propio y una enorme lucidez Su libro Ensayos recopila lo mejor

    I El nombre del narrador y profesor universitario Jos Balza es fundamental dentro de la literatura venezolana. Su

    libro Pensar Venezuela articula lo mejor de la tradicin delensayo literario... \

    | Desde la perspectiva de una escritura ms para especialistas que ensaystica, el monumental esfuerzo

    intelectual representado en Nacin y literatura, recopilado por Carlos Pacheco, Beatriz Gonzlez y Luis Barrera

    Linares, marca un hito respecto a la reflexin sobre laliteratura venezolana.|

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    YO de su trayectoria En esta orientacin del ensayo literario y potico habra que mencionar a Teresa Cacique y su libro Poesa y verdad: mnima meditacin, que revisa poticas de distintas pocas y autores desde una perspectiva esttica y filosfica Por ltimo, hay que incluir al librero y escritor Andrs Boersner con Rufino Blanco Fombona, entre la pluma y la espada.

    Por su parte, el ensayista, crtico literario y docente Oscar Rodrguez Ortiz publica una compilacin llamada Ensayos sobre literatura y cine en Venezuela. La obra de Rodrguez Ortiz es fundamental para entender la trayectoria del ensayo en Venezuela, antes del ao 2000, fecha que se escogi como punto de partida para este balance, public antologas y trabajos como Intromisin en el paisaje: estudios, criticas, ensayos o Paisaje del ensayo venezolano. El narrador, crtico literario y docente universitario Miguel Gomes acaba de publicar La realidad y el valor esttico. Configuraciones del poder en el ensayo hispanoamericano. Gomes es un investigador profundamente erudito y cuidadoso Su Poticas del ensayo venezolano no solo es indispensable para entender el gnero en el pas sino que combina la investigacin rigurosa con la profundidad conceptual y una prosa clarsima, que expresa la condicin de escritor del autor

    Ifigenia: mitologa de la doncella criolla, de la profesora universitaria y escritora Mara Fernanda Palacios, es un ensayo de largo aliento sobre la novela de Teresa de la Parra, Ifigenia, diario de una seorita que escribi porque se fa stidiaba. Su calidad sobresaliente reside en el cuidadoso anlisis del texto desde la perspectiva de la psicologa arquetipal junguiana, conjugada con una vasta formacin que le permite leer la sociedad venezolana en cada lnea de la novela Es un ensayo a contracorriente de las influencias internacionales que alimentan trabajos universitarios sobre arte, literatura, cultura y sociedad en Venezuela como son los estudios culturales, el feminismo o el anlisis del discurso

    Victoria de Stefano es filsofa, narradora y docente universitaria Es considerada una las grandes novelistas de Venezuela por textos como Historia dt la majcha a pie y Lluvia. Sus lecturas son vastsimas y se inscribe en la tradicin de ensayistas literarios que son capaces de ver en el objeto esttico la expresin de toda una forma de ver el mundo, tal como se muestra en La refiguracin del viaje y en Baude- laire, poesa y modernidad, reeditado recientemente En una poca tan ganada al cuestionamiento de la llamada

    alta cultura, Victoria de Stefano recoge lo mejor de la tradicin moderna de lectura y escritura cuidadosas y comprometidas con un proyecto propio

    Paulette Silva Beauregard tiene una impecable trayectoria de investigacin y escritura acadmica sobre el siglo XIX venezolano, con premios nacionales e internacionales incluidos Silva destaca en el panorama del ensayo venezolano por su tratamiento particular de la escritura acadmica Ha publicado, adems de artculos en revistas especializadas, dos libros en los ltimos diez aos, Las tramas de los lectores Estrategias de la modernizacin cultural en Venezuela (siglo XIX) (Premio Fundacin Cultura Urbana, 2007) y De mdicos, idilios y otras historias Relatos sentimentales y diagnsticos de fin de siglo (Convenio Andrs Bello, 2000). La erudicin mvestigativa y el planteamiento terico innovador son las races de una prosa en la que se conjugan la clandad expositiva, el conocimiento del lenguaje, el humor y la irona, as como la capacidad de combinar el anlisis de imgenes con el de distintas escrituras lo cual resulta en libros especialmente atractivos

    Otro premiado internacional con el Anagrama de Ensayo 2008 es Gustavo Guerrero En Historia de un encargo: La catira de Camilo Jos Cela. Literatura, ideologa y diplomacia en tiempos de la Hispanidad, Guerrero, con respaldo investigativo y soltura estilstica, toca un tema poco estudiado en Venezuela como es el relato de la hispanidad ligado al ejercicio de gobiernos autoritarios, capaces de llegar al punto del encargo literario para contrarrestar ideolgicamente a sus oponentes En este caso, el enemigo a vencer es el arraigo de la obra novelstica de R- mulo Gallegos en el imaginario venezolano

    Arturo Almandoz es urbanista, profesor universitario y estudioso de la relacin urbe y cultura Entre sus libros estn Ensayos de cultura urbana y La ciudad en el imaginario venezolano (I,II) El segundo es un excelente acercamiento interdisciplinarlo a la literatura como configuracin privilegiada del imaginario social y cultural Federico Vegas, arquitecto considerado el novelista ms representativo de la Venezuela actual, se acerca tambin al tema de la urbe en La ciudad y el deseo. Por ltimo, Fernando Baz ha ganado xito editorial con Historia universal de la destruccin de libros desde las tablillas sumenas hasta la guerra de Irak, texto que ha destacado a su autor internacionalmente, situacin inusual por desgracia dentro del espacio intelectual venezolano

  • ENSAYOS, PUBLICACIONES PERIDICAS, CIBERESPACIO

    La prensa nacional y las revistas dan fe de la abundancia del ensayo poltico e histrico Diarios como El Nacional, El Universal o Tal Cual son emblemticos en este sentido Un caso que llama la atencin es el de Alberto Barrera Tyszka, narrador, poeta, cronista, guionista de telenovelas, premio Herralde de novela 2006 por La enfermedad, y autor de un gran xito en ventas como fue su biografa Ghvez sin uniforme, en colaboracin con Cristina Marcano Barrera juega con el humor, la irona, la ancdota ms personal, la reflexin y la crnica

    En esta orientacin de escribir para la prensa, publicar libros y moverse en campos diversos de la vida intelectual (universidades, medios de comunicacin, promocin cultural, editoriales), tenemos escritores como Edgardo Mondolfi, Sergio Dahbar, Rafael Osso Ca- brices, Antonio Lpez Ortega, Colette Capriles, Tulio Hernndez, Adriana Villanueva, Armando Coll, Ibsen Martnez, Massimo Dessiato y Karl Krispin Mondolfi y Krispin son ensayistas y escriben tambin trabajos especializados de carcter histrico Ambos estn vinculados con la literatura, sobre todo el segundo que es narrador y crtico

    El Papel Literario, tradicional encarte del diario El Nocional, da espacio para el ensayo al igual que la revista Imagen y la Revista Nacional de Cultwa. Nelson Rivera suele publicar reflexiones sobre numerosos libros y autores en el mencionado encarte y en las pginas de opinin del diario En revistas publicadas por el estado como A plena voz, Dia-aitica, Debate abieito y Todos adentro, encontramos a autores que intentan acercarse a temas culturales, polticos, sociales o literarios desde un abordaje ensaystico dado lo personal y polmico del enfoque Las revistas El

    Salmn y Homo Sapiens htteratus dan entrada a prosistas de varias generaciones, especialmente de las nuevas

    En todo caso, el ensayo literano para no acadmicos, al igual que en el caso de las reseas de libros, hace gala de su marginalidad invadiendo pginas web y blogs, en los cuales pueden encontrarse trabajos respecto a la narrativa y poesa venezolanas actuales que valen la pena El impacto del ciberespacio en el ensayo es evidente brevedad y agilidad Y no podra ser de otra manera porque el ensayo corre ahora hasta por redes sociales como Facekook Habra que destacar los blogs de Luis Barrera Linares, Valmore Muoz Arteaga, Carlos Sandoval, Adriana Villanueva, Judit Gerendas y Hctor Torres Los nombres de Luis Yslas, Ricardo Ramrez, Rodrigo Blanco, Willy Mckey y Salvador Flejn son nombres a tomar en cuenta dentro de esta mnima lista ciberespa- cial y de publicaciones pendicas Por ltimo hay que mencionar pginas web como Letiaha y Ficcin breve, loables esfuerzos siempre en renovacin, y las ms recientes Re-Lectura y odavinci sta ltima atiende al gnero que toca un amplio abanico de temas

    Este breve inventario de textos publicados en los ltimos diez aos solo ha querido mostrar algunas claves y orientaciones en medio de un universo, sin duda mayor, al que no se ha podido tener acceso publicaciones universitarias en todo el pas, libros, prensa regional, revistas, blogs y pginas web En todo caso, es preciso insistir en el extraordinario auge del ensayo en Venezuela y su vitalidad como gnero de ideas, fenmeno que indica que el pas pasa por un momento clave desde el punto de vista de la produccin intelectual cuya proyeccin e importancia ser plenamente visible en el futuro

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    ENTREVISTA A G RNOR ROJO

    EL ENSAYO, UN MODO DE DECIR

    W NACIDODE LA CRTICA POR ALICIA SALOM ONE

    Es uno de los intelectuales chilenos ms destacados de la actualidad. Su vasta produccin

    ensaystica, entre la que se encuentran ttulos como Globatizacin e identidades nacionales y

    postnacionales y Las armas de las letras. Ensayos neoarielistas, se articula con una intensa tarea

    docente desarrollada en las ltimas dcadas en diversas universidades de Amrica y Europa.

  • La invitacin que me hace BOCADESAPO para entrevistar a Gr- nor Rojo me brinda una buena oportunidad, pues me permite retomar un dilogo, siempre recurrente pero siempre renovado, en tomo a un tema que nos apasiona a ambos. Se trata del trayecto que dibuja el ensayo como gnero propio de la modernidad y, dentro de ese recorrido, del papel crucial que el ensayismo tiene en la historia cultural latinoamericana. Como el gnero mismo, las palabras de Rojo, ms que sealamos caminos rectos y verdades definitivas, nos mostrarn cmo ese "pensar a tientas" que es el ensayo puede ser un modo idneo para desairar y nombrar la compleja relacin que nos une al mundo.

    | Si en la novela es el escepticismo engaoso y a veces sonriente el rasgo determinante, en el ensayo la clave es la critica.\

    Qu nos puedes decir acerca del ensayo como gnero literario?

    Preferira, y no slo respecto del ensayo sino del resto de los gneros, hablar ms de gneros discursivos que de gneros literarios. Y esos gneros discursivos los entiendo como modos de decir, que, a mi juicio, no se definen in abstracto sino por la relacin que ellos mantienen con determinados contenidos y con ciertas maneras de acercarse a lo real. Por ejemplo, cuando uno habla de la novela, como gnero discursivo, est hablando de un gnero que se ocupa de un mundo, que es el mundo moderno, pero que al mismo tiempo instala un tipo de mirada oblicua sobre ese mismo mundo que no exista antes de la novela.

    En el mismo sentido, creo que el ensayo, cuya aparicin coincide prcticamente con la de la novela (la diferencia entre la publicacin de El Quijote y de los Ensayos de Montaigne es de pocos aos), tambin corresponde a la transmisin de ciertos contenidos asociados al mundo moderno y a una cierta manera de verlo y de decirlo. En el caso del ensayo, sin embargo, la diferencia fundamental es la crtica. Si en la novela es el escepticismo engaoso y a veces sonriente el rasgo determinante, en el ensayo la clave es la critica. En este sentido, pienso que hay una asociacin muy estrecha entre los dos trminos, en tanto el ensayo aparece en la modernidad como una critica del mundo y que determina un cierto modo de decirlo.

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    A tu juicio, qu papel tienen las transformaciones de los inicios de la modernidad en la aparicin del ensayo?

    La modernidad se inaugura en el siglo XV, con la primera gran expansin del mundo, tanto en trminos espaciales como temporales, a travs del movimiento que hacen los portugueses por la costa occidental de frica hasta pasar el Cabo de Buena Esperanza y dirigirse hacia el Oriente. Luego, a finales del siglo XV, cuando se ha completado ese recorrido, se produce el descubrimiento de Amrica, que es un movimiento en el otro sentido. El mundo se abre de una manera inusitada, pero esa misma apertura ocurre tambin en relacin a determinados discursos, en una dinmica de ida y vuelta, pues, as como los descubrimientos determinan esos discursos, del mismo modo los discursos determinan aquellos movimientos. Mirado desde este punto de vista, dentro de este cuadro, evidentemente la aparicin del ensayo moderno, al igual que la de la novela moderna, tienen que ver con estos procesos, de un modo que no era pensable un siglo antes. El ensayo nace, por tanto, para criticar el mundo moderno en gestacin.

    Dentro de los discursos que emergen en este contexto tambin est el discurso cientfico. Existira alguna relacin entre este discurso y el ensayo?

    Efectivamente, dentro de los discursos que aparecen en este momento est el discurso cientfico, que no es el discurso de la critica sino el de la investigacin, es decir, de la indagacin del mundo y de la descripcin racional y programada de los mecanismos que determinan el funcionamiento del mundo. Esta actitud a la que me estoy refiriendo se va a plasmar tambin en una manera de decir, que es el tratado cientfico. De manera que hacia adelante van a coexistir dos gneros no-ficcionales, el tratado cientfico y el ensayo, que funcionan de manera paralela y que, con frecuencia, mantendrn una relacin inestable. A veces, esta relacin ser de coexistencia pacfica, pero ms a menudo va a ser de confrontacin: el tratado cientfico descalificando al ensayo por su superficialidad, frivolidad e inorganicidad, y el ensayo descalificando al tratado cientfico por su rigidez, falta de plasticidad e inflexibilidad. Y esto va a ocurrir desde los orgenes, es decir, no es algo propio del siglo XX o de pocas recientes sino que es un fenmeno que se produce ya en los orgenes mismos de la modernidad.

    De hecho, ciertos textos que en su tiempo fueron considerados tratados cientficos, hoy son ledos como ensayos.

    Lo que ocurre en ese sentido es lo siguiente: La historia de la ciencia en general, y de la ciencia moderna en particular, es la historia de una especificacin vertical y progresiva de las disciplinas pues, en la medida que la ciencia avanza, las disciplinas se van especializando cada vez ms y unas van dando origen a otras, y asi este campo se va profundizando pero, en esa misma medida, se va estrechando cada vez ms. Y ello es algo que sucede hasta el momento en que se produce en el campo cientfico del caso una especie de estancamiento, en el que la disciplina se revuelve circularmente sobre s misma hasta advertir que desde el interior de s misma no puede avanzar ms. Lo que acontece entonces es una apertura de esa disciplina cientfica hacia otras disciplinas y as el campo se vuelve a abrir, contaminndose con elementos y caractersticas de las otras disciplinas que funcionan a su alrededor. En este sentido, un caso muy caracterstico es el de la antropologa, en la que ya no daba para ms el evolucionismo que iba de Spencer a Lvy-Bruhl. En los aos cincuenta la antropologa estaba en una especie de callejn sin salida, y se fue el momento en que

    Lvy-Strauss se top con Jakobson en Nueva York y se produjo la contaminacin de la antropologa por la lingstica. De ella se deriva el estructuralismo, que es mucho ms que una disciplina cientfica, es un paradigma sobrecientfico y que va a afectar, como sabemos, el entero campo de las humanidades y las ciencias sociales. Este tipo de fenmenos ocurren cada cierto tiempo en la historia de la ciencia y, cuando se producen, el tratado tambin experimenta una especie de terremoto en tanto forma discursiva, en cuyo caso otra "forma", la ms adecuada para sacarlo de su atolladero, porque es una forma aventurera, exploratoria, resulta ser el ensayo, como el modo de decir ms pertinente a esa situacin de crisis. De manera tal que, as como la ciencia puede llegar a un estancamiento, el modo de decir del tratado cientfico tambin puede hacerlo, y asi, cuando se produce la renovacin del campo, acontece el reemplazo del tratado por el ensayo, hasta que el campo se estabiliza de nuevo y vuelve a crear su propia jerga y su decir como tratado.

    | A s como la ciencia puede llegar a un estancamiento, el modo de decir del tratado cientfico tambin puede hacerlo, y as, cuando se produce a renovacin del campo, acontece el reemplazo del tratado por el ensayo, hasta que el campo se estabiliza de nuevo y vuelve a crear su propia jerga. \

  • Dentro del escenario que acabas de esbozar, cmo evaluaras la vigencia actual del ensayo?

    En este panorama totalizador, que alcanza ya cinco siglos, el momento que estamos viviendo es plenamente un momento del ensayo, porque lo que estamos experimentando cada vez ms es la necesidad de la colaboracin interdisciplinaria, es decir, de la salida de las disciplinas de lo que han venido siendo hasta ahora y de su apertura en otras direcciones. Lo que ha ocurrido con los estudios literarios en ese sentido es clarsimo. Hablbamos recin del estructural i sm o y precisamente el gran proyecto del estructuralismo en este aspecto fue convertir los estudios literarios en una disciplina cientfica y su jerga en una jerga cientfica, pero hoy todos sabemos que ese proyecto colapso. Cuando eso ocurri, lo que tuvieron que hacer los estudios literarios fue abrirse en otras direcciones, generando eso que hoy se llama los "estudios culturales", que es un campo compuesto de muchos campos y que, por lo mismo, no puede servirse de un solo tipo de discurso cientfico para ser puesto de manifiesto, sino que tiene que echar mano a un modo discursivo que se mueve en distintas direcciones y registros. Un modo discursivo que, como deca el muy buen ensayista chileno Martn Cerda, es el modo del tanteo, del moverse a partir de una visin que si no es enteramente a ciegas, tampoco est completamente clara, mediante la bsqueda, la exploracin, el ir abriendo caminos dentro un universo que es abigarrado y confuso al mismo tiempo. Y ese universo es, contemporneamente, el de los estudios culturales, donde slo es posible moverse recurriendo al ensayo, tanto por la naturaleza del material con el que se est trabajando como por la visin nter y multidisciplinaria que ese material requiere.

    Hemos hablado hasta ahora de la evolucin del ensayo fundamentalmente desde el mundo metropolitano, cmo podra pensarse esa trayectoria para Amrica Latina?

    Siempre he pensado, y no encuentro un ejemplo anterior ni mejor, que la prctica del ensayo en Amrica Latina se remonta a la "Respuesta a Sor Filotea de la Cruz", de Sor Juana Ins de la Cruz. Creo que ese "es" un ensayo, un discurso que tiene todas las caractersticas del ensayo y brillantemente, al punto que si uno deb