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Revista Nunca es Tarde N°3

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Revista escrita y producida por los hombres del Centro de Integracion Monteagudo para personas en situacion de calle. Parque Patricios, Ciudad Autonoma de Buenos Aires, Argentina.

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Editorial pág. 2

Taller de Periodismo pág. 4

Taller de Escritura pág. 8

Deportes pág. 21

Especial Cumpleaños pág. 22

Otras Voces pág. 24

Cartas del Lector pág. 34

Varieté pág. 36

Impreso en: Soluciones Impresas.Av. Mitre 2037 – [email protected]

Manejo Forestal Responsable

En memoria de Jorge Vianes, con afecto, tus compañeros.De tan perseverante con ese barco, nos enseñaste a

superarnos.

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Hace un año le decíamos chau al hogar Monteagudo y a su

anacrónica dirección. Llegaba, para hacerse cargo, gente comprometi-da con la gente. Traían un proyecto bajo el brazo, sus palabras referían a un cambio: en lugar del clásico “no podés”, instalaron el “podemos”. Así surgía el Centro de Integración Mon-teagudo, dirigido por Proyecto 7.

Atacaron por todos los flancos la problemática de la situación de calle y del desamparo. Desde lo sanitario, se logró asistir y hacer asistir a com-pañeros que sin el acompañamiento y la ayuda necesaria, hoy serían fan-tasmas ambulantes. Desde lo laboral, los logros fueron importantes: más de quince hombres insertados en dis-tintas tareas de este mismo Centro. Por otro lado, más de 15 hombres, reciben capacitación en serigrafía y calzado, con salida laboral real a par-tir de mayo próximo. Todo esto suma el 30% de la población actual del Monteagudo. En lo social, logramos relacionarnos tanto entre nosotros, como con el exterior. Para esto, son

importantes las asambleas semana-les, donde se discuten y solucionan diferentes aspectos que hacen al funcionamiento del Centro y a nuestra propia convivencia. Desde lo psicoló-gico –de seguro el desafío más gran-de-, aún hoy se sigue librando batalla contra las adicciones. Ardua tarea del día a día, de la cual muchos han vuelto “del frente” y otros aún siguen allá, peleándola.

Y entre todo esto, nuestra querida revista Nunca es Tarde, un orgullo de cada uno de nosotros, y también un orgullo institucional. Ya hace un año comenzamos con el taller lite-rario. Nora, nuestra profesora, es un ejemplo de dedicación y cariño. Guía nuestros escritos con una modali-dad de trabajo que parece sencilla: uno lee en voz alta lo que se escribe y de pronto, el texto se muestra tal cual es, con lo peor y con lo mejor, lo rescatable. Así, corrección sobre corrección, tachadura tras tachadura, siempre trabajando para no perder la esencia de lo que queremos contar, logramos llegar al lector con nuestros pensamientos y sentimientos. Nunca es Tarde tiene mucho trabajo en sus páginas, pero no sólo desde lo litera-rio: también participan notas, escri-tos, chistes, historias que se escriben desde afuera del taller de escritura. Todos los hombres que vivimos acá, en el Monteagudo, podemos -y debe-

Cómo estamos hoyPor el Equipo de la Revista

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ríamos- participar en esta revista de una u otra forma. El diseño y la diagrama-ción es mérito de la profesional e incansable, Celeste. La máquina fotográfica que logra captar hasta el espíritu de lo que fotografía, la maneja Walter. Ellos tres además, coordinan nuestro grupo, llevando a la práctica nuestras opinio-nes y decisiones.

Después de todo esto, ustedes pensarán que el Centro de Integración Monteagudo y la revista Nunca es Tarde son un jardín de rosas. Pero no. Es sólo un terreno que cultivamos desde hace un año, y hoy estamos orgullosos de sus brotes.

Aunque falta nombrar al protagonista más importante de este campo sem-brado: usted, amigo lector. Es usted quien apuntala la revista. Con su cola-boración económica, ya sea al publicitar, o al concurrir a nuestras peñas, o al colaborar con 2,5 o 10 pesos cuando repartimos la revista en Caseros y Rioja, o con la donación de cosas útiles para nosotros, o para mandar a otros en situación igual o peor a la nuestra. O nos apuntala al mandarnos un mail, o al darnos un apretón de mano. Con todo eso, amigo lector, usted nos dice: ade-lante con el Centro, adelante con la revista, denle para adelante.

Gracias.

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LA TORMENTA

El taller de Periodismo intenta acercar algunas herramientas del oficio para faciitar los relatos del barrio y de la vida que los integrantes del Monteagudo tienen para compartir con el resto de la sociedad. El tratamiento de las fuentes, la oportunidad de la pregunta y la presentación de la información son los ejes que nos convocan a la aventura de conocernos y darnos a conocer cada martes.

La tormenta me voló las chapas del techo, se me llenó la casa de agua y se rompieron los vidrios y hoy el barrendero brilla por su ausencia.

De este tipo son las quejas de los vecinos de Chutro al 2900, en Parque Patricios. La misma cuadra en la que un grueso tronco se desprendió del árbol y cayó sobre el techo del utilitario, perteneciente a la iglesia que allí se encuentra; y que por modestia no dieron sus nombres.

Sabemos que en el barrio hubo víctimas fatales. La tormenta hizo lo que el gobierno de la ciudad no: podó los árboles. Pero ¿a qué costo? Por el abandono y falta de sensibilidad, la bandera amarilla del macrismo está teñida de rojo sangre ¿Hasta cuando?

Por Daniel Mansilla. Fotografías: Liliana Vila.

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José Barra - Centro Monteagudo

Vi cuando se caían los árboles y el viento tan fuerte, me ca-gué todo. Mi pensamiento era: ¿qué va a pasar?Sentí mucho miedo ¿sabés porqué? En la vida uno respeta al cielo y en este momento lo respeto.- Señor gracias, gracias Señor,

que venga lo que venga si es de vos, no me importa morir si viene de arri-ba. Esto no es la naturaleza, él está enojado.Yo estaba en la esquina y todo eso fue lo que sentí, los árboles caían uno tras otro y uno cayó arriba de un auto.Gracias a Dios sigo estando.

Liliana, la vecina

¿Vió qué desastre el barrio?A tantos días de la tormenta y todo sigue igual. En las esquinas la basura toda desparramada, ramas y árboles caídos por todos lados, las veredas todas rotas. Las esquinas no tienen la senda para los discapacitados. Estoy cansada de reclamar desde hace tanto tiempo se han olvidado de los barrios, mientras que en el centro está todo limpio.Yo no sé qué hacer.

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Corría el 81’, corría la gente también, pues todos quería-

mos estar al frente de la televisión los jueves a las nueve de la noche. “El Rafa” nos esperaba.

Desde el mundial 78’, muy pocas cosas acapararon la atención en la tv, tal vez le siguió la épica turfística de dos nombres que quedaran en el recuerdo: Ma-rina Lezcano y Telescópico.

Marina fue la primera jocketa argentina, eterna encantadora de los 4 patas. Lle-vó a la victoria a aquel amante de las caricias femeninas, Telescópico. Juntos, ganaron la Polla de Potri-llos, el Nacional, el Jockey Club, y el Pellegrini. Cuádruple corona ¿y después?

Después “El Rafa”. Aquello de correr lo digo literalmente, ya que en aquellos años los colectivos no pasaban cada tres minutos, ¿se

El Rafaacuerda? Entonces, tanto patrones como empleados, cuentapropistas y demás yerbas, cortábamos las tareas una hora antes. Había que llegar a casa en hora. “El Rafa” (Alberto de Mendoza) hipnotizaba tanto a mujeres como a hombres.

Las unas, porque veían tanto en el personaje como en el hombre,

al ideal masculi-no. Macho recio pero comprensivo. Hombre de palabra y de familia. Tra-bajador y derecho como nadie.

¿Y nosotros…? ¿Quién no soñó ser “El Rafa” por

un día? Si como cholulos copiába-mos dichos o gestos de él. Otros, querían ser como “El Cholo” (Carlos Calvo), su hijo. Fanfarrón, ganador con las mujeres, amante de la bue-na vida, gracias a que “El Rafa” se rompía el lomo laburando, (¿recuer-dan esa frase propia de él?).

Y sin olvidar que hablamos de

Por “El Oriental”

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hace tres décadas y que los ideales eran otros. ¿Cuántas muje-res no se sintieron en la piel de Perla Santalla, esposa de El Rafa?, Y cuantos hombres no deseaban tener una mujer como ella… leal, abnegada y fiel.

Y todo esto dónde se podría haber filmado sino en un barrio de cuna arrabalera, en nuestro Parque Patricios. En esa esquina emble-mática de Caseros y Rioja. Cuántas “ñatas pegadas contra el vidrio” cuando filmaban escenas en el boliche de la esquina. Filmaciones rápidas que mostraban el profesio-nalismo de los actores.

Aquel boliche, que en nocheci-tas templadas, sacaba a la vereda sus mesas redondas de hierro y las sillas de mimbre. Se juntaban allí el “negro” José, que nació en el convento de Rondeau; el “Sordo” Caló; Chirilo; Corchito, del mercado Inclán, Saúl Ubaldini; y el Oriental.

Se juntaban para arreglar el país, o formar la selección nacional.

Pero volvamos a “El Rafa”, volva-mos a tener sus valores, sus códi-gos, su ideal de familia… cosas que se diluyeron con el tiempo.

¿Cómo permitimos que eso pasa-ra? Para saberlo deberíamos pensar un poco, sobre todo acerca de la franja televisiva de 20 a 24hs.

Fotos: archivo

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El Taller de Escritura del Centro de Integración Monteagudo funciona desde hace un año. Y acá, en esta

- ¡Dale vieja, pujá! ¡Pujá que ya voy! ¡Gritá lo que quieras, pero vos pujá! Vengo medio apurado, hacé un esfuer-zo más y salgo. Ya asomo la cabeza… los hombros… un último envión y… mirá… ya salí.

Alguien me ataja. La partera es una señora grande, con guantes y delantal. Mientras me sostiene con sus manos, te dice:

- Es un precioso varón.

¡Precioso varón! ¡Atendé! Bien macho

y bien lindo. Ya está, todo viene fenó-meno.

- ¡Má, ayudame! Estoy patas pa´ arri-ba y me quiero matar.

La señora cortó el cordón y mientras con una mano me alza de los tobillos, con la otra me hace chaschás en la cola.

¿No me oís? Lloro y berreo a lo loco, cabeza abajo, vos seguís acostada sobre las sábanas enchastradas.

¡Puaj! Escupo mocos y no sé qué otra porquería. Un asco. Me limpian la cara y me ponen de pie sobre la cama. ¡Aho-ra sí! Se termino la tortura… a tomar la leche y a dormir.

¡Minga! Una enfermera me levanta a

Yo soy el Agradecido. A Dios, porque sí.

A mis amigos y compañeros, por el aguante.

A quienes sin conocerlos, hacen saber su gusto

por lo que escribo.

A ellos van estas historias. Con afecto,

Alfredo.

AlfredoDíaz

Yo soy

Nueve meses después

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upa diciendo:

- Bueno… ¡al piletón!

¿Al piletón…? Chau, me llevan a bañar. Tranqui que vuelvo.

Y vuelvo limpito y cambiadito, envuelto en una manta.

Y vos todavía en la cama con las rodillas levantadas y las piernas abiertas. Menos mal que cambiaron las sábanas.

Decime, ese tipo de bigotes que está a tu lado y te sostiene la mano, ¿quién es? No… no digas nada… es mi viejo.

- ¡Mirá má! Me ponen sobre tu teta izquierda y de una me prendo al pezón.

Me mirás y sonreís. Me acariciás. Qué lindo.

Mi viejo te dice cosas: que tengo tus ojos, tu nariz, tu boca…

Vos decís que me parezco a él.

No sé. Da igual.

Vieja… Viejo… todo bien. No más teta. Ya fue. Ahora a hacer la siestita. Se me cierran los ojos. Chau, má. Chau, pá. Hasta luego.

Eso sí, lo del nombre, para otra ocasión. Dejenme dormir. No rompan más.

Alfredo Díaz – marzo 2012

sección, mostramos los textos que se trabajan clase tras clase.

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RA Santi

Tan…tan…bam…bam…Ya son las cinco de la mañana y en el cuarto

de al lado nuestro hijo empieza a hacer los ruidos de siempre. Un juguete que se es-trella contra la pared, algo que se rompe. Los líos de Santi llegan temprano.

Mi mujer, sobresaltada, se despierta. Me empuja hacia un costado de la cama y se levanta bastante molesta. Tiene un dolor de cabeza insoportable y lo primero que hace es tomar una aspirina.

-Hay que prepararle el desayuno –me dice.

¡El desayuno antes de las siete! Qué horror. Pero de tener que esperarlo, Santi no terminaría con los berrinches. Jugo de fruta o leche, cereales, huevos, y tostadas o galletas. Esta es la primera demanda del día. Mi mujer lee con asombro la lista de quehaceres diarios, y se pregunta cómo puede caberle todo eso en el estómago siendo tan chiquito. Apenas pasa el año y medio y se come con gusto hasta las últimas migajas.

Gracias a Dios hay un buen sol esta mañana. Santi la pasa en el jardín, en-cantado en mirar correr los chicos y los perros del vecino. Esto le permite a mi mujer un tiempo para desayunar y limpiar

la casa. Santi rara vez sale, salvo para ir al médico.

A media mañana se echa una siesta.

Tiene su comida fuerte al mediodía. Después de almorzar, se queda un rato solo en su cuarto, antes de recibir la visita tradicional de sus tíos o abuelos. Suele

con su madre antes que con cualquiera de ellos. Aunque también es halagueño, y por eso es el centro de todas las conversacio-nes. ¿Cómo está Santi? ¡Qué gordo está! ¡Se ve que come bien! ¿Llora? ¿Por qué llora?

Pero las visitas hoy no vienen. Y Santi, con cierto encanto, trata de convencer a su mamá para que le haga compañía. Se pone a coquetear con ella, pero en ella persiste el dolor de cabeza, frío y sólido como un témpano. Resistiendo a toda estrategia, lo deja solo por lo que el chico

mujer no sabe qué hacer. Tiene miedo de pegarle: sería lo peor. La jaqueca no para y, en un estado que le parece próximo a la locura, me llama por teléfono.

-Y… ¿Qué haremos con él?

-No sé, ya veremos -le digo- no te preocupes. Creo que necesitamos un viaje los dos solos.

Oigo que llora, llora, no para. Creo que la situación es seria.

a Alberto

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-Tranquila, mi amor… María… es un niño –le digo.

María repite esa frase mágica: es un niño… es un niño…Resignada, cuelga el teléfono, va a nuestro dormitorio, y se sienta. Deja que la fustiguen los remor-dimientos. Muy bien puede vivir sin su

esclava por unas horas, piensa.

tranquilo. En cambio, ella está tan cansa-da... Tan cansada que no puede descansar. Sigue con la mirada el movimiento de las agujas del reloj, que se juntan y se abren para volver a juntarse. Se hacen las cinco y media de la tarde y hay que atenderlo de nuevo. Vamos, es tu hijo y nadie va a

hacerlo por vos, se dice para sí.

Va hasta el cuarto de Santi. Encarándo-lo, dobla su cuello y se inclina.

-A sus órdenes, caballero –le dice.

Cuando Santi la ve, se guarda todas sus cóleras, sonríe y agita su mano para que

su madre se le acer-que. Ella vuelve a ser la víctima de siempre: no puede resistirse y mucho menos estar resen-tida por el empleo que él le da a su vida. ¿Qué impor-ta si la envejece prematuramente, si le quita el sueño, si la amarra a la casa? Él no tiene más que sonreír y mi mujer, muchacha incauta, se rinde.

- ¡Upa la la! –lo levanta- ¡Mi amor, ahora, a bañarse!

Cansada, de mal humor, todavía con un terrible dolor de cabeza, pero con honda devoción por su hijo –esa que gustan tener

piletón.

Alfredo Díaz –marzo 2012

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El terreno del fondo de la casa de mis abuelos era el más grande de

la Gran Manzana: medía ciento veinte metros por treinta.

A mis casi ocho años me fascinaba regar las plantas y árboles frutales.

semana completo.

El llamado de mi abuela a tomar la leche me sorprendía mientras cazaba arañas en el velero, que mis padres construyeron mientras aún eran novios. Fue concebido para remontar el Río de los Pájaros en su luna de miel. Pero al

-ron por Pluna. Fue que el velero era tan grande, que para sacarlo del fondo era necesario demoler media casona.

Decidido a darle utilidad, acondicioné

la cabina del timonel para emprender mi propio viaje. Fierros a modo de peda-les y palancas, viejas llaves de luz para encender los motores, y dos adoquines que hacían las veces de batería.

Una tarde de otoño les comuniqué a mis abuelos la decisión de comenzar el viaje esa misma noche.

- ¿A dónde te vas?- preguntaron asom-brados.

- A Marte - contesté, y preparé algunas cosas que creí necesarias.

Caía la noche y el cielo estaba encapo-tado, era la hora de partir. Mi abuela me dió unos buñuelos de banana, por si te-nía hambre en la travesía. Y una cobija, por si me daba frío. Mi abuelo encendió la lámpara de querosene y, junto con mil consejos, me la entregó.

Me despidieron solemnemente y con un poco de sorna, pensaron que no me animaría a caminar ciento veinte metros en la oscuridad. Para sorpresa de los tres, lo hice.

Llegué a la nave, trepé la escalerilla y me encerré en la cabina. La llovizna y el frío pronto empañaron la escotilla. Me envolví con la cobija y encendí motores: mi viaje había comenzado.

Velero

Soy amigo del amigo. Soñador, admirador de

las flores y las mujeres. Trato de vivir los

días.A veces, sólo los transcurro.

FabioMenotti

Yo soy

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Yo volaba en el espacio. La tormenta arreciaba y el granizo era para mí una gran lluvia de meteoritos. El viento hacía que las ramas de la palmera se sacudieran, y formaran sombras que yo confundía con monstruos espaciales. Devoré los buñuelos como si fueran un escudo capaz de protegerme. Pero el peor de los monstruos estaba por apare-cer, mi abuelo me contaba de él, yo no lo había visto nunca.

Los ruidos y los cacareos que venían del gallinero me anunciaban la llega-da del monstruo. El gran comedor de huevos y asesino de gallinas estaba allí. A nomás de cuatro metros mío. Su pelo brillaba con los relámpagos, sus garras cavaban rápido para llegar a las gallinas, los ojos rojos parecían estar clavados en los míos. Me agaché por miedo, la gran comadreja ya estaba dentro del galline-

ro, hacía de las suyas.

La lámpara se apagó, me quedé dor-mido, mi viaje continuó.

Me despertó mi abuela, amanecía. La taza de café con leche me sacó el frío; su presencia, el miedo. Ya frente al hogar a leña me hicieron mil preguntas que contesté con mil historias diferen-tes.

A medida que crecí, esa nave espacial se convirtió en máquina del tiempo, esa que aún hoy utilizo en noches de nostal-gia: trepo a mis recuerdos y vuelvo a na-vegar en aquel velero que como yo, no resistió el paso del tiempo. De él, solo quedaron astillas y mi apodo grabado en una de ellas. De mí, solo el apodo.

Fabio Menotti - marzo 2012

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RA Leyenda

Dedicado a V. S., alma gemela que no

-

Cuenta la leyenda, que en el princi-pio de los tiempos el creador le dio

a la Tierra todo tipo de vida. Cuidó que cada especie formara parte de la cadena alimenticia de las otras. Así hubo un equi-librio natural. Creo también dos ángeles, a quienes encomendó el cuidado de todo lo existente en la Tierra.

Luego pobló la tierra con seres inteli-gentes, capaces de convivir en armonía con lo ya hecho.

Así surgió la raza humana. Pero no como la conocemos actualmente. Aque-llos seres eran hermafroditas.

Con un soplo dio a cada cuerpo un alma femenina y una masculina. Almas gemelas que se comprendían y brindaban lo que la otra necesitara. No conocían la soledad ni la tristeza. Los celos ni la envi-dia. Todo era paz, armonía y amor.

Tanto se admiró el creador de su obra, que les dio longevidad por más de mil años. Y la capacidad de reproducirse así

mismos. Y así, al ver que la Tierra se poblaba rápidamente y en armonía, él decidió tomarse un descanso. Entonces, a sus ángeles la capacidad de dar almas a cada recién nacido.

Un día, los habitantes de la Tierra quisieron agradecer a los ángeles por su tarea. Prepararon exquisitos manjares y vinos para agasajarlos.

Los ángeles, embriagados, retomaron sus quehaceres y se confundieron con la selección de almas. Llegaron a dar dos femeninas o dos masculinas a un mismo cuerpo.

se quebró la armonía reinante. El desequi-librio fue tan grande que repercutió en todo el Universo.

Enterado, el creador volvió a la Tie-rra, y al ver semejante caos, ardió de ira. Castigó tanto a los ángeles como a los humanos por haberles dado el vino. A los humanos, les dividió el cuerpo separando lo femenino en una parte y lo masculino en otra. Les borró la memoria, de modo que ninguno reconociera de inmediato a su otra parte. A los ángeles, los volvió humanos para que llevaran la misma vida que los demás. A todos los condenó a vivir no mucho más de una centuria. Al morir, sus almas deambularían un tiempo hasta reencarnarse, ya que no serían crea-das más almas.

Y les dijo a todos: Vayan por la

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El PrincipioEsta es la historia de un chico que se crió sin madre:

al nacer, si bien el juez de menores le dio el apellido de su madre, lo arrancaron de ella porque ella era menor, y encima no podía decir quién era el padre, porque él era casado. El juez le dio a la madre dos opciones: o ir a un colegio de señoritas, un internado –y que el chico enton-ces se quedase con el padre-, o la opción de que el chico vaya a Casa Cuna y sea dado en adopción. Eligieron la primera opción.

El chico se crió pensando que el padre era en realidad su padrino. Se entera de la verdad cuando tenía once años, cuando su padre-padrino se murió. Después de enterarse, el chico se volvió rebelde, dejó de ir a la escuela y comenzó a trabajar, a ven-der cosas en la calle. Por esa época, fue abusado por un compañero de trabajo, el chico llevó siempre ese secreto, ya que no tenía a quien contar lo que le había pasado.

Al crecer, empezó a trabajar en un club bailable, su suerte fue encontrar a su madre. Él la rechazó y le dijo: usted es una señora, no es mi mamá. Maldigo la hora que llevo su apellido.

Carlos Etcheverry –marzo 2012

Tierra y busquen su alma gemela. Formen de nuevo pareja y reproduzcanse.

Así todo, y aún perdida la memo-ria, el ser humano busca en cada reencar-nación a su alma gemela. Y cuando cree haberla encontrado, se da cuenta que no era la suya. Algunos se resignan en su búsqueda y se conforman con lo que ha-llaron. Otros, simplemente esperan a que llegue sola, y su vida es una agonía. Solo unos pocos pueden decir haberla encon-

trado y vivir con felicidad completa.

Pero en la raza todavía prevale-ce el instinto. Ese que nos hace sentir la necesidad de meternos adentro del otro. Lo sentimos en el cariño de un abrazo, en la pasión de un beso, en la calidez de una caricia. Pero hacer el amor, es sin dudas, la forma más intensa de querer habitar de nuevo dos almas el mismo cuerpo.

Fabio Menotti – febrero 2012

Una persona que tiene sus altibajos, pero pienso que puedo ayudar a los demás. Eso me empuja a seguir. Esto lo digo porque siempre pensé que mi vida era una porquería. Hoy, gracias a Dios, vivo y ayudo a vivir.

CarlosEtcheverry

Yo soy

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La casa de chapa y cartónÉl vivía en la casa de chapa y cartón con su padrino y su madrina. Vivió ahí

hasta los once años. Escuchaba por la radio los partidos y los boxeos.

Cuando llegaba el día de reyes, todos los chicos del barrio recibían sus juguetes y a él le daba envidia y bronca. Entonces se los rompía. A él, le decían que no le habían llegado los reyes porque se había portado mal. Tampoco nunca le festejaban los cumpleaños porque no había dinero. A los hijos de los vecinos, sí se los festeja-ban, porque estaban en mejores condiciones.

Cuando había lluvia se escuchaba más todavía por el ruido de la chapa. Y si caían piedras, la chapa se agujereaba. Lo que se usaba para calefacción, era un calentador branmetal, o un brasero que se hacía con latas vacías de pintura o aceite: se abría la

y así funcionaba como rejilla. Se acomodaba de nuevo la tapa sobre la lata. Arriba, iban los carbones encendidos.

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De ClaudiaSu infancia comenzó a los cinco años. Fué a guardería y a primer grado a la

vez. Iba bien hasta unos meses antes de terminar el año, y se enfermó. Estuvo dos meses sin ir a clases. Perdió el año.

Al retomar la escuela, fué al gabinete psicopedagógico y las psicólogas decidieron que fuera a una escuela diferencial. Nadie se opuso a eso.

Le gustaba la gimnasia, jugar al fútbol, la merienda de la mañana.

A los nueve años, también le gustaba Claudia. Un día, salió para el recreo y la qui-zo abrazar y ella se corrió y él se dio la boca contra el pupitre. Así perdió un diente. Aguantó el dolor y el llanto hasta salir al patio. Ahí, hizo que se tropezó y cuando la maestra le preguntó qué pasó, él le mostró que con la caída se rompió el diente.

Claudia nunca se enteró de lo que él sentía. Porque él era una persona muy tímida y no sabía expresar lo que sentía. A partir de ese momento, Claudia pasó a formar parte de su futuro…

Repitió por segunda vez el primer grado: nunca terminaba el año porque le aburría estar siempre en el mismo grado. Lo aburrían las manualidades y entonces cuando por la tarde le tocaba aprender a leer y escribir, ya no le quedaba nada en la cabeza.

Carlos Etcheverry – abril 2011

Ellos tenían una cocina familiar y ahí cocinaban lo que tenían en el momento. El gusto que tenía la comida cocinada a leña no era el mismo que la cocinada a gas. Además de la cocina, en la casa había una pieza. El baño estaba afuera. Era un pozo donde en vez de inodoro había un cajón de madera. Para tirarle agua, se cargaba en latas.

Él era chico y se despertaba por las mañanas, solo. Y le daba miedo. Y empezaba a llorar. Entonces, se arrimaba alguno de los vecinos y le preguntaban qué le pasa-ba. No podían abrir la puerta porque estaba cerrada con candado.

Carlos Etcheverry – marzo 2012

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Tripa gordaTripa Gorda era un pibe de barrio,

de familia humilde. Su fami-lia no lo soportaba porque se comía todo lo que veía en la heladera o en la mesa. Y les diré que era de contextura delgada. Mis respetos, por favor.

Un día, cuando Tripa era chico, se celebró un cumpleaños de una amigui-ta suya. Fue la primera vez que él tuvo

-pleaños. Todos sus compañeros del barrio se asustaron y le preguntaron a la cumpleñera si había sido invitado el Tripa. El día del cumpleaños el primer invitado que llegó, fue él. Cuando llegaban los demás, quedaban sorpren-

didos al ver cómo comía lo que había en la mesa. Pero no tocó la torta.

Cuando Tripa fue creciendo siguió

comediante cuando contaba sus chistes y en su forma de conquistar a los demás, se ganaba la invitación a cualquier even-to.

bastantes invitados, gran buffet, harta comida, y una torta de dos pisos. El

barrio aunque él no sabía de quién era el cumpleaños. Cuando entró al salón vió la mesa llena de comida y comenzó a comer algunos bocaditos. Sus amigos, que también estaban en la mesa, pla-nearon hacerle una nota en nombre de la cumpleañera que dijera que él -Tripa

Te diré quién soy.

Es el tercer número que está saliendo. Les

diré que yo soy compañero de todos los

que rodean este hogar, y muy colaborador

con los compañeros. Hay compañeros que

no se pueden movilizar o alcanzar algunas

cosas, pero yo lo hago y no me siento

incapacitado. Por desgracias lo soy. Pero

me siento sano al hacer cosas por los

compañeros que me rodean.

MarioTimoteo

Yo soy

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Gorda- sería el primero en bailar con ella. Tripa recibió la nota: con una mano la leyó mientras que con la otra dejó el sandwich que estaba comiendo. Volteó la vista

recordó de esos años de infancia en que ella fue la primera que la había invitado a

Sonó la música, él avanzó unos pasos y la sacó a bailar.

Mario Timoteo – marzo 2012

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JuegoAl principio de todo lo conocido

había sólo una bolita de energía

cascarón de oscuridad, que no dejaba que la energía de la bolita se manifesta-se.

Un día, la bolita se aburrió de aquel encierro. Hizo explotar el cascarón de un estallido.

La bolita, ahora libre, decidió empezar

separó y creó un dragón. Entonces, ne-cesitó de un escenario para el juego y se

transformó en universos, constelaciones y mundos de a millones. Para la bolita de energía el tiempo no contaba, así que jugó todos los juegos posibles inimagi-nables. Y se aburrió de vuelta. Se separó otra vez y formó un león. Un compañe-ro con el cual jugaron todo lo posible. Y nació el sentimiento de amistad. La bolita, entusiasmada, quiso seguir. Creó todos los animales conocidos y empezó un teatro, habiendo inventado un guión que se iba complicando siempre más. Se complicó a tal punto que necesitó de unos personajes aún más complejos. La bolita se transformó en seres humanos.

El teatro se volvió apasionante, y la bolita creó más y más amigos. Se mentalizó tanto que se ensimismó en sus personajes y empezó a amarlos. Hasta transformarse en luz, vida, y amor. Y se olvidó de quién era.

Andrea Cannone – marzo 2012

Foto

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hivo

Soy italiano, mi nombre es Andrea y tengo 55 años. A los 9 perdí a mi padre, me crió mi madre. Y yo después cuidé de mis dos herma-nos cuando mi madre trabajaba. Empecé a trabajar a los 14 para pagarme los estudios. Y ahora soy profesor de filosofía y letras. Vine a la argentina y por situacio-nes de la vida perdí todo, y me encontré en la calle con una depresión tremenda. En el hogar encontré contención, y recobré la dignidad. Desapareció la depre-sión y ahora tengo proyectos para salir de esta situación.

AndreaCannone

Yo soy

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DE COPAS II Por Carlos Etcheverry y Fabio Menotti

-¿Qué hacés, Carlos? Mirá a la hora que llegás… ya prendí el carbón.

-Es que me quedé pensando con qué hacerte calentar hoy, Oriental.

-No, no vas poder, hoy estoy tranqui ¿Trajiste vino?

-Sí, dos botellas de Malbec, pero la copa se la quedó el once Caldas.

-¿Qué copa? No estarás hablando de la Libertadores 2004, ¿no?

-Sí, la misma. Donde Tévez le hizo la famosa gallinita, valió la pena que lo echaran después de hacer el gol del empate. Qué calentura se agarró tu hinchada…

-Y también… que nos carguen en nuestra cancha…

-A ver, Oriental, serví el vino y decime la formación gallina, si te acordás….

-Y no, Carlitos, todos no me acuerdo. A ver…Lux, Ameli, Rojas, Mascherano, Husain y Maxi López. Podés tomarte el vino porque no me acuerdo más.

-Jajajaja, y te decís hincha de River! Dejate de joder, querés.

-Claro, porque vos seguro que te sa-bés todos los bosteros, ¿no?

-Los estudié, Oriental. El Pato, Shiavi, Burdisso, Rodríguez, Ledesma, Villa-real, El Melli, Tévez y Cagna.

-Ta ta, pero lo real es que en los `90 ganamos 2 a 1. Uno del Lucho González y el otro, Nasuti, de cabeza. ¿Qué me decís, Carlitos?

-Todo bien, pero partido a partido, viejo. Y en los penales los hicimos de goma.

-Y bueh… Salas, Montenegro, Ca-venaghi, González, la metieron. Maxi López la tiró a la tribuna. Pero por lo menos no les dio el gusto de que se lo atajaran, Bosterito.

-Me hacés reír, no tenés vergüenza, viejo. Nosotros sí que la metimos, toda-vía estoy gritando los goles de Shiavi, Alvarez, Ledesma, Burdisso, y el quinto gol… lo mete Villar. Silencio total en el gallinero ¿te acordás?!!

quedó en Colombia? Sos gil, Carlos.

-No importa, Oriental, ganarles a ustedes fue mejor todavía que llevarse la copa.

-Cortala, viejo… andá a salar la car-ne. Trajiste pan, ¿no?

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ESPECIAL CUMPLEAÑOSCompartimos con ustedes algunos de los momentos que vivimos durante todo este año.

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Manualde ejerciciosy meditaciones.

Introducción.

Este manual contiene toda la infor-mación necesaria para poder recordar y practicar correctamente los ejercicios del Seminario de Potenciamiento y Liberación Mental, a través del Método Cannone.

El método Cannone ha sido concebido después de treinta y cinco años de estu-dio, y experimentación vivenciada en la India, Tibet, Alemania, Italia, y Estados Unidos. La información y las prácticas provienen de técnicas descubiertas hace dos mil seiscientos años. La elección de los ejercicios fue dictada por el concep-to de comprobación, es decir, que solo fueron considerados aquellos ejercicios y métodos que demostraron su real efec-

y adaptados para todo tipo de cultura y nivel de educación.

Se eligió solo lo que es en verdad de-mostrable, sin espacio para la duda.

de reorganizar la mente, liberarla del inconsciente y subconsciente, y así obtener una capacidad mental superior (que sería lo natural si la mente no fuese tan desordenada y más aún, condiciona-da). Conseguir claridad y orden mental permitirá alcanzar logros hasta ahora solo soñados. La claridad de la verdad reencontrada, y el descubrimiento de “El Que Sabe” (la energía vital pura que todo lo comprende), proporcionará la capacidad de no cometer más errores.

milagros.

Por Andrea Cannone

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Ejercicio de meditación Nro. 1

Se eligió como objeto de la meditación a la respiración, ya que no es necesario

pensar para respirar.

El objetivo de este importante ejercicio es el de retomar el mando de la mente,

pues si hemos perdido el control sobre la mente, ella “desobedece”, se distrae, se

va “por las ramas”, y pierde así capacidad de concentración.

El ejercicio parece muy simple. Se trata de concentrar toda la atención en el acto

de respirar, en ese aire que entra y que sale por la nariz. Ahí hay que poner el foco.

Si bien parece algo simple, no lo es tanto. La mente se escapará y se apegará a

los pensamientos que irán surgiendo. Así, la mente se distraerá y no cumplirá con

la orden. Pero ni por un sólo momento hay que permitir esa distracción: hay que

“estoy respirando”; eso sólo basta para perder la concentración. Se formarán los

pensamientos más disparatados, la mente siempre seguirá escapando.

Al principio es así, no hay que desmoralizarse ni frustrarse. Sólo con paciencia

y con cariño se podrá volver a conducir la mente hacia la nariz; de igual manera

que una madre -que camina rumbo al mercado acompañada de su hijo- sólo con

cariño y paciencia, tomándolo de la mano, puede conseguir que el hijo -que se paró

a mirar la vidriera de una juguetería- salga de ahí y siga su camino original, el de

acompañarla al mercado. Sólo así, con cariño y con paciencia, conseguiremos estar

serenos, que el ejercicio de meditación no sea estresante.

De a poco, la mente comenzará a calmarse, a ir más despacio, a acompañar a la

respiración. Atravesar ese momento es una experiencia asombrosa, de gran libera-

de inmediato la concentración se perderá y se volverá al estado de distracción.

Los pensamientos siempre surgirán, pero si la mente los deja de lado, si no se

apega a ellos, el caos de ideas, conceptos, juicios y evaluaciones, desparecerá: la

mente -que observa sólo a la respiración- no tendrá más energía que para eso. La

mente deberá estar continuamente enfocada en otro nivel de conciencia.

¿De qué sirve todo este esfuerzo? La respuesta es que necesitamos trabajar con

nuestra mente y para eso necesitamos a nuestra mente calma y con una alta

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capacidad para la concentración. Para utilizar una metáfora, cuando amansamos un caballo salvaje, lo primero es ponerle una soga y atarlo donde lo necesitamos; después vendrán la silla y el jinete. El primer paso es que se acostumbre a quedarse tranquilo en un lugar, y a ser conducido con una soga de un lado hacia otro. Eso mismo es lo que haremos con nuestra mente: se tiene que acostumbrar a quedarse quieta y a concentrarse en lo que serán los próximos ejercicios de meditación.Este primer ejercicio se practicará durante treinta minutos en el lugar más tranquilo de la casa: diez minutos por la mañana, diez minutos al mediodía antes de comer, y diez minutos en la cama antes de dormir. Además, se repetirá unos minutos antes de cada otro ejercicio o meditación.Los efectos serán inmediatos. Enseguida se notará una disminución del estrés, más serenidad, y por las mañanas uno se dará cuenta que habrá descansado mejor.

La PosturaEn todos los ejercicios o meditaciones es necesario tomar la posición del cuerpo lo más cómoda posible. Se aconseja sentarse donde uno quiera, con la columna erecta, pero sin forzarla en absoluto. Las manos con las palmas hacia arriba, apo-yadas en el regazo y con la derecha sobre la izquierda (quien tiene la experiencia de gimnasia yoga, tomará la postura de loto).

Esto es para poder respirar mejor y para estar relajados sin moverse, porque un movimiento del cuerpo interrumpiría la concentración. No se tiene que estar tenso, pero si esto pasa por algún motivo, se soluciona moviendo un poco la parte supe-rior y mediana del torso, y reacomodando el peso hacia la derecha o la izquierda.Los ojos se mantendrán cerrados, para no distraerse con las cosas del alrededor. Pero si la mente empezara a visualizar objetos (proyecciones mentales), se tendrá que entrecerrar los párpados de modo que no se pueda ver el exterior ni visualizar, y así la mente no se distraerá.

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Sobre el miedoEl miedo está en un nivel muy pro-

fundo de mi personalidad. Algunos tienen problemas con el poder, otros quieren ser perfectos, mi problema es el miedo. Soy un ser tímido marcado por una fobia paralizante y hostil.

Tuve que trabajar mucho para liberar-me. Tengo amigos que hacen terapias, escriben, hacen teatro. Me han dicho que hacer improvisaciones es lo más aterrori-zante que le puede ocurrir a un miedoso. Y he sabido de gente que para manejar el asunto del pánico hace ciertas cosas como practicar paracaidísmo. Estas cosas ayudan, porque es cuando confrontás la realidad y ves que seguís vivo, que el mie-do desaparece, son cosas muy liberadoras. ¿Habrá quizás un método menos extremo para erradicarlo? La respuesta llega con el tono de una canción de los Beatles: “El

. Un pensamiento un tanto ingenuo pero vivo.

El miedo te mantiene lejos del Amor. Y el Amor te proteje de sentir miedo. Si se aprende a amar a la gente y a uno mismo, se puede cambiar.

Hay que mirar a la gente en la calle: na-die sonríe ni se miran entre sí. Me encanta pensar: “Toda esa gente es querible; estoy seguro de que podría ser buen amigo de cualquiera de ellos”. Descubrir creyendo cual maravilloso puede ser el otro, incluso aquél cuyo comportamiento es compli-cado, realmente creo que puedo estar de su lado, llegar a un profundo intento de acercamiento. Podemos proyectar lo que el otro es, interpretar sus actos. Y la percepción siempre va a estar inducida

personas que amamos.

Por Alfredo Díaz

JesúsJesús, te pido por todos haz lo mejor que tú puedas por acá, lo mejor por todos. Has

lo mejor por mí. Soluciona mi plan familiar. Quisiera subsistir mejor para estar en camino para ver a mi familia. Déjame acercar a la familia que tuve hace unos años atrás y el destino nos jugó una mala pasada al alejarnos. Las palabras expresadas por la jus-ticia fueron: usted se me retira. Si puede o vuelve a caminar, venga y reclame las cosas suyas y a sus hijos con toda su familia.

Acá hace unos días recibí una fractura en una de las manos, por gracias a Jesús fue una lesión leve y gracias a Jesús fue rápido, en mi opinión estoy bendecido, sólo él sabe por qué a cada uno de los nuestros nos pasan las cosas que nos suceden. Las palabras me salen de adentro por esa razón todos tenemos alma.

Por Octavio Oscar Soria

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Espero no caer(Poesía dedicada a mi amigo nipón)

(Esta poesía nos la envió José Olivera, paciente del Hospital Borda) Por Diego Vivanco

Cuando vayamos volandoEspero que no nos bajenPorque en pleno vueloTendremos que demostrarLo mucho que nos queremosLo hermoso que es amar

Nuestras alas no son blancasNuestras alas no se venSon las alas de la vidaQue nos salen al nacer

Quizás necesitemosTiempo para pensarQuiénes serán los enemigosQuién nos va a derribarViviremos nuestra vidaBuscando felicidadLucharemos por nosotrosEn un mundo sin piedad

El amor tiene alasEl amor nos permitiráEncontrar lo que buscamosLa ansiada Libertad.

Fotografía: Coop Sub

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Tu vida fue una fortuna, es por eso que nadie te quiere.Cambiaste a tu familia por cuatro papeles.

Desde allí a nadie le importas,perdiste a tus amigos,que entre deudas y deudassólo ganaste enemigos.

Costó poco saber que tu vida fue una mierda,siempre tirado en el parque,entre avenidas y aceras estás solo,y lo más duro es vivir en soledad.Para ganarte el pan diario hoy tienes que robar.

Delincuente juvenil ¿a dónde llegarán tus pasos?Intentaste ir mejor y todo quedó en fracaso.

Esta historia es la de aquel niño atro-pellado.

Por Diego Vivanco

El tenía un sueño de ser tan popular,el estudiante sin amigos,hasta que empezó a fumar.

Consiguió amigos fácilmente,pero lo hizo en alto precio.Los estudios fueron mal,pero dió igual, los estudiosal vacío que sentía adentro.

camino.Mucho tardaste en engañar a tu des-tino.Niño ingenuo siguió con los porros por diversión,la risa con sus colegas terminó en adicción.

El caballito blanco lo atrapó en su telaraña.Prostitución, droga y alcohol fueron su única hazaña.

Un niño capaz de matar por un gra-mo,perdiste tu viday la transformaste en un caos.

Esta es la historia de aquel niño marginado que siempre sacaba 10 ...

(RAP)

Fotografía: Coop Sub

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Agua y aceitePor Gerardo Salinas

Desperté de una pesadilla en la que soñé que nunca más iba a verte.Mejor encontrarte que perderte.

abrís tus pétalos, mejor.

Como el agua y el aceite, hemos queda-do separados por un mundo sin amor.Como el agua y el aceite, hemos queda-do separados por un mundo de ilusión.

Mi vida sin ti, amor, es completamente un desamor.Es como un barco sin mar, es como un

Sos la estrella más preciosa del Univer-so.

Un día sabrás todo lo que sos para mí.Lo profundo que es este amor, aunque a veces cuando te enojás, sos de terror.

Como el agua y el aceite, hemos queda-do separados por un mundo sin amor.Como el agua y el aceite, hemos queda-do separados por un mundo de ilusión.

Te sigo amando por siemprePara toda la EternidadAunque se que un día, cariñoHasta la esperanza se terminará…

(CANCIÓN)

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CartaCuando tenía 8 años me fui del colegio en el que

estudiaba y no volví. Ahí conocí la calle, mi mamá preocupada hizo la denuncia, me llevaba a mi casa y volvía a la calle. En ese tiempo yo no sabía como era. El primer lugar que tuve para dormir fue en C. Pellegrini y en barrio Norte, y en ese tiempo (año 89) había gente que al verte acostado en un umbral, te dejaba plata para comer

y primeros vicios como el cigarrillo. Fui conociendo otras cosas como drogarme con Poxi-Ran y después marihuana. Conocí gente grande que me tiraba la bolsita de poxi y me dejaban un porro, me decían que era más sano, mucho mejor. Hoy a los 31 años me doy cuenta lo dañino que era el poxi.

Ahí conocía a una señora que se llamaba Rosa y que me ayudó mucho a salir de la si-tuación. Trabajaba en la pizzería UGIS y el encargado, Albornoz, me consiguió trabajo y pude ganarme unos pesos.

En el año 93 tocaba en un grupo de cumbia tropical, fui conociendo gente que no debía conocer, por ese motivo llegué a delinquir. Ahora que estoy en el Centro de Inte-gración Monteagudo me siento una persona, no sé si integrado a la sociedad, pero me siento bien. Después de tantos años privado de la libertad encontré un lugar donde la gente te puede escuchar y ayudar personalmente como el Sr. Horacio.

Fui criado por mi mamá y éramos tres hermanos. Uno de ellos no le salió perfecto a la madre. También fui criado, a la vez, por el conjunto de cumbia durante ocho años y pude conocer el norte argentino, Salta, Jujuy, Tilcara, Humahuaca, Uhacalera, La Quia-ca, y fue muy lindo, tuve fotos que me robaron.

Tocando en el conjunto de cumbia conocía a una chica llamada Natalia, era locutora de radio, a la que nunca voy a dejar de querer y amar. Yo la acompañé desde quinto grado hasta quinto año, fuimos compañeros aunque nunca tuve nada con ella.

Tengo una gran familia, parte de ella es mi mamá, mi abuela, sobrinos y una sobrina.Estuve en varios grupos de cumbia, algunos muy conocidos, era muy lindo y me gus-

taría volver a tocar en alguno si tengo todos los instrumentos que quiero.Le dedico esta nota a mi abuela.Agradezco al Sr. Horacio Avila y a Proyecto 7 por escucharme; y a la revista. Tam-

bién a Rosa, Elena y María.

Por Guillermo Mendoza. 31 años.Nacido en Quilmes, provincia de Buenos Aires.

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En la vieja Argentina de los ochenta la gran mayoría pertenecíamos a la clase obrera.

Los más afortunados podían irse de vacaciones a la costa, las sierras o a las cataratas. Los más pobres nos conformábamos con quedarnos en casa. Lo que jamás se me hubiese cruzado por la cabeza, es que aquel verano del 88 un pe-queño incidente me iba a cambiar la vida para siempre.

Era el primer día de regreso a clases, a prin-cipios de Marzo. Y la maestra insistió con el mismo método pedagógico que venía usan-do desde el primer grado: preguntarle a cada alumno a dónde habían pasado sus vacaciones. Uno a uno iban levantando la mano y diciendo en voz alta los lugares que habían visitado. Y la inmensa mayoría tenía una historia que contar. Las montañas. El mar. La carpa junto al río. La nieve en algún lugar remoto.

Fue entonces que me cansé de ser pobre, su-pongo. O de no haber podido ir a ninguna par-te, casi nunca.

-Yo no fui a ningún lado, porque no quise –confesé con la mano alzada.

-¿Cómo que no quisiste? –replicó la maestra.-Si, porque mi papá me dijo que podía ele-

gir: o íbamos a algún lugar de vacaciones o me construía un fuerte.

-¿Un fuerte? ¿Cómo que un fuerte? –contestó.A esta altura me había ganado la atención de

toda la clase. Fue la primera vez que sentía que -

jaba de ser el alumno invisible de siempre.Obviamente, lo del fuerte era mentira, pero

por alguna razón sentía que se me había ocu-rrido una buena idea para no ser menos que los demás. Era justo que por esta vez, me tocara a mí ser el centro de las miradas y los comenta-rios.

Un fuerte Por Charly-Un fuerte de verdad –agregué- un fuerte

como tienen los soldados en las películas, con troncos alrededor, con un mangrullo para ver los indios de lejos, con armas, con una bande-ra…me lo hizo mi papá al fondo de mi casa porque el es carpintero.

-Qué bueno. Con semejante regalo es lógico -

lizó la maestra.En el recreo me rodearon casi todos los com-

pañeros pidiéndome detalles. Y como ya no me sentía avergonzado de no haberme ido de vacaciones, no escatimé en agregarle lo que se me ocurría a la virtual construcción del fondo de mi casa. Dije que era inmenso, tamaño real. Que tranquilamente podía albergar a toda la clase, que seguramente algún parque de diver-siones iba a querer comprarlo, algún día. Todos los alumnos me miraban asombrados. Que tipo con suerte. Tener un papá que te construya un fuerte para uno solo. Esas eran verdaderas va-caciones, si señor.

Pero alguien decidió arruinarme el día.-Si es verdad, queremos ir a verlo –dijo un

“mal compañero” que se llamaba Marcelo Ne-gri.

-¿H…oy? –tartamudeé- hoy no se va a poder, porque mi mamá está muy enferma (a esta al-tura, una mentira mas era una manchita más al tigre).

-Entonces mañana, ¿o te inventaste todo eso del fuerte? –dijo.

-¿Cómo me lo voy a inventar? Si les digo que tengo un fuerte, es porque es verdad- respondí enojado, mientras me daba cuenta que me aca-baba de meter en un grave problema.

Ese día volví a casa devastado. Mi propia boca me había puesto entre la espada y la pa-red. Pensaba que todo iba a terminar en la clase y jamás me imaginé que alguien se iba a em-pecinar en querer ver mi fuerte. No podía decir que lo habíamos desarmado porque no era lógi-

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co, ni mucho menos confesar la verdad, porque iba a transformarme en un muerto político para todo el colegio. Y esa fue la peor noche que recuerdo de toda mi niñez.

Cerca de la una de la madrugada, no aguan-té más y me aparecí en la habitación de mis padres, llorando. Les confesé que me había sentido mal por no haber ido a ningún lugar de vacaciones y que me inventé lo del fuerte. Y lo peor es que Marcelo quería venir a verlo maña-na, después de clases.

Obviamente, ni vale la pena que transcriba lo que me dijeron y las caras de asombro. Mi ma-dre me miró con cierta lástima y me dijo que iba a tener que confesarles la verdad a todos y pedirles perdón por semejante mentira.

Volví a la cama más destrozado aún e intenté dormirme.

A los quince minutos, sentí a mi papá que me tocaba el hombro.

-Carlos, levántate. Y abrígate que hace frío.-¿A dónde vamos?-A construir ese fuerte- dijo, y se dio media

vuelta.Y esa noche, casi sin hablarnos y bajo el rocío

de la madrugada, ayudé a mi papá a construir un fuerte…o algo parecido. Una vieja cucha del perro hizo de cuartel, unas viejas lonas sir-vieron como techo. Algunas ramas de limonero hacían a su vez, de troncos. Y de mangrullo, pusimos una escalera que me ocupé personal-mente de tapar con hojas de higuera. Cuando terminamos, casi dos horas después, mi papá, (que por cierto siempre fue un hombre de pocas palabras) me dijo:

-Ahora puedes traer a quien quieras, pero cuando se vayan, tú y yo vamos a hablar, largo y tendido.

El resto de la historia es predecible. Aunque mi amigo comprobó que había exagerado un poco, no pudo negar que lo que yo había dicho era la pura verdad. Y esa tarde, hasta jugamos

un rato a los soldados e indios.Pero a la noche, tuve una charla que no pude

olvidar, aún con el paso de los años.-Lo que hiciste estuvo muy mal- dijo mi

papá- y por eso, vas a tener penitencia. Esta vez te salvé porque soy tu padre y no quería que pasaras vergüenza. Pero en la vida, tienes que andar con la verdad, siempre, aunque sea fea o no te guste. La verdad es lo único que te va a ser una persona de bien.

Le pedí perdón y le agradecí por salvarme el pellejo. Pero principalmente por ayudarme a comprender el amor de Dios.

Hoy ya soy un hombre. Y muchas veces, vuelvo a meter la pata. Me equivoco, callo cuando debía hablar o hablo cuando debía ha-berme callado. Y entonces hoy al no tener a mi padre terrenal, es cuando voy a la presencia del Señor y le digo que estoy consciente que me equivoqué, pero que por favor…me construya el fuerte. Le digo que si alguna vez mi papá lo hizo, El también puede ayudarme a salir del embrollo. Y en más de una madrugada, siento que el Padre me toca el hombro y me dice que de algún modo lo vamos a arreglar. Y me cons-truye el fuerte. Aunque me haya equivocado, no me deja avergonzar. Paga mis deudas, me saca del lío, saca la cara por mí.

Claro que después tenemos que charlar “largo y tendido”, pero El siempre me ayuda a arre-glar esos errores que me devastan el alma.

Si a lo mejor te equivocaste feo, o volviste a caer en eso que prometiste no volver, o si te alejaste de lo bueno ,lo correcto,de tu fe en El e hiciste cosas que te da vergüenza solo de con-tarlas. Yo se que es bíblico el tener que asumir

-dad de veces, El puede transformar tus errores en algo bueno. El es capaz de tapar el error. De protegerte de la vergüenza. De tenerte una solución antes que amanezca. No te lo olvides nunca. El es un gran constructor de fuertes.

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CTO

R Con alegría inauguramos esta sección Carta del Lector. Nuestra idea es de-sarrollar un intercambio de opiniones, experiencias, críticas felices y no tan felices. Todo comentario es bienvenido

-

María José Gabin

-

-

-

Quique Pesoa

Adrián Sertanejo

“No sólo de panvive el hombre”

(Por una cuestión de espacio disponible, hemos acor-tado el comienzo de este mail que noshan enviado)

-

-

-

CORREO INTERNACIONAL-CHILE-

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CA

RTA

DE

L LE

CTO

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[email protected]

si es bien intencionado.Queremos que este espacio crezca, por eso los invitamos a escribir sus comen-tarios a nuestro e-mail:

mundo.

Juan Carlos CuitiñoPuerto Montt, Chile14 febrero 2012.

Foto: Juan Carlos Cuitiño

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É HUMORPor “El Divino”

– ¿cómo se sabe que raúl alfonsín invita a almorzar a todos sus seguidores?– pide un delivery para 6 personas.

dios nota que desaparece todo el fuego de la tierra y manda a un ángel a investigar. el ángel descubre que el diablo SE CHOREÓ EL FUEGO. al ver que todo el fuego está en el infierno le pregunta a lucifer:– ¿qué pasa?– está por venir el alma de macri.– y eso ¿qué?– ¿no sabés? ¿y si llega a privatizar el purgatorio?

las mujeres practican 2 tipos

de yoga:

“yogano” y “yogasto”.

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“ESTOY TAN FLACO QUE DENTRO DE POCO LAS INYECCIONES ME LAS VAN A DAR EN EL SOBRETODO” – DISCEPOLÍN

DOS GALLEGOS PROBABAN UNOS

FUEGOS ARTIFICIALES. AL VER QUE

NO ENCENDÍAN UNO DE ELLOS DI

CE:

– ¡NO PUEDE SER!

¡ESTA MAÑANA

PRENDÍAN PERFECTAMENTE!

“todo EL VINO QUE CHUPÉ DURANTE TODA LA VIDA fue de arriba, PORQUE sino ME HUBIERA QUEDADO EN LA CALLE”

– HORACIO GUARANÍ

se muere menem. al ver a san pedro nota que en las paredes del despacho hay diferentes relojes, a lo que menem preguntó:– ¿qué significan esos relojes?– cada vuelta de aguja representa un pecado. por ejemplo, aquellos que marcan las 12 en punto son los relojes de juan pablo ii y la madre teresa de calcuta. no tienen pecados. aquel es el de chaplin, marca las 12.30; ese otro es el de kennedy; aquel el de perón; aquel ...– ¡estoy ansioso por ver el mío!– difícil ... tuvimos que poner en su lugar, un ventilador.

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É Carlitos, el inmortal

Se cuenta que las enfermedades hicie-

cual de ellas mataría al pobre Carlitos. No hubo acuerdo.

El Sida dijo:

– Imposible. Está rodeado de un áura que lo proteje – por no decir que tiene un implacable “espíritu de forro”, él y todos sus secuaces (perdón, “seguido-res”).

las declaraciones no dijeron ni mú.

Habló Infarto:

– ¿A quién se le ocurre un ataque al corazón, sin corazón?

Después le tocó a Meningitis:

– El cerebro es tan pequeño que la Meningitis no da.

Le siguió Mal de Chagas:

– Las vinchucas le declararon el

tuvieron las recordadas avispas que le picaron la cara a Carlitos (el inolvidable tratamiento).

Las enfermedades psiquiátricas lo escuchan hablar y huyen.

Mal de Párkinson dijo:

– No hay forma de hacerlo temblar.

Así siguieron Gripe, Tuberculosis, Leucemia, Cólera, Bruselosis, todos se rinden.

No quieren estar en contacto de ningu-na manera con tal personaje.

Ante tal fracaso deciden contratar a alguien que le pegue un tiro.

– ¡Esperemos que me traigan las balas de Norteamérica, Perú, Ecuador, Irán e Irak!

Por “El Divino”

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¡Ja! ¡Qué me cuentan! Todas las armas del Golfo Pérsico.

¿Meterlo en un barco y que se unda? Costoso, demasiado costoso. Además, se co-rre el riesgo de que se cumpla lo que dice la frase popular “cuando el barco se unde,

Vamos a pegarle un martillazo en la cabeza. ¡No puede ser, no hay martillo que valga tamaña dureza cránea!

– Vamos a electrocutarlo. No hay luz.

– ¡Vamos a ahogarlo! No hay agua.

– ¡No hay con qué darle a Carlitos!

Vos, Carlitos, sos invencible.

Tranqui: todavía les queda la del choque del auto, la del avión que se cae, el tren que te pase por arriba y el rayo que te fulmine. Pero ninguna dá. Todo está vendido.

¡Vamos Carlitos! Van a tener que esperar a que te mueras de viejo.

Y ustedes... ¡Síganlo! No los va a defraudar.

Eso ya lo hizo.

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