S1Bourdieu,Pierre y otros (2004) El oficio de sociólogo, La ruptura

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    -ElOFICIOD E S O C I O l O G OP ie rre B o u rd ie u,J e a n -Cla u d e Ch a m b o re d o ny J e a n -C-Ia u d e P a s s e ro n

    13a_ edici6n

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    E1oficiode soci61ogoPresupuestos epistemo16gicos

    porPierre BourdieuJean -CIaude ChamboredonJean -CIaude Passeron

    )1(1.sigloveintiunoeditoresMEXICOES PANAARGENT INACOLOMBIA

    U N I V R S I D A D P EDAGOG JCA V E R A C R U Z A ~E C IA L ID A D EN INVESTIGAC:ON E DUCA -

    BIBLIO CA

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    s ig lo ve in tiu n o e d ito re s , s a d e cvCERRO DEL AGUA 248. DELEGACION COVOAcAN. 04310 MEXICO. D.F.

    s ig lo ve in tiu no d e e sp an a e dito re s, s aCALLE PLAZA 5. 28043 MADRID. ESPANA

    s ig lo ve in tiu n o a rg e n tin a e d ito re ss ig lo ve in t iu n o e d i to r e s d e c o lo m b ia , Itd aCARRERA 14 NUM. 6044. BOGOTA. D.E .. COLOMBIA

    portada de marla Iuisa martinez passargeprimera edicion en espaftol, 1975decimotercera edicion en espafiol, 1990 siglo XXl editores, s.a. de c.v.ISBN 968-23-0272-2"(ediciones anteriores)ISBN 968-23-1601-4en coedicion consiglo xxi de espana editores, s.a.E!imera edicion en frances, 1973C9 1973 ecole pratique des hautes etudes(visection) and mouton yeo.titulo original; le m etie r de so cio lo guederechos reservados conforme a Ia leyimpreso y hecho en mexico/printed and made in mexico

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    PJUMERA PARTELA RUPTURA

    r, EL HECHO SE CONQUISTA CONTRA LA ILUSION DEL SABERINMEDIATO

    La vigilaneia epistemologica se impone particularmente en el easo(1 las cieneias del hombre, en las que Ia separacion entre la opi-Ilion comun y el discurso eientifico es mas imprecisa que en otroscasos. Aceptando con demasiada facilidad que la preocupaciondeuna reforma politica y moral de la sociedad arrastro a los soci61ogos( 1 0 1 siglo XIX a abandonar a menudo la neutralidad cientifica, ytambien que la sociologia del siglo xx pudo renunciar a las ambi-oiones de la filosofia social sin precaverse empero de las contami-naciones ideologicas de otro orden, con frecuencia se deja deroconocer, a fin de extraer de ella todas las consecuencias, que laIamiliaridad can el universo social constituye el obstaculo episte-mologico pOl'excelencia para el sociologo, porque produce conti-nuamente concepciones 0 sistematizaciones ficticias, al mismoIiompo qUE)sus condiciones de credibilidad. EI sociologo no haaldado cuentas con la sociologia espontanea y debe imponerseuna polernica ininterrumpida con las enceguecedoras evidericiasque presentan, a bajo precio, las ilusiones del saber inmediato yIII riqueza insuperable. Le es igualmente dificil establecer lasuparacion entre la percepcion y la ciencia -que, en el caso delIlsico, se expresa en una acentuada oposicion entre el Iaboratoriola vida cotidiana- como encontrar en su her encia te6rica loslnstrumentos que Ie permitan rechazar radicalmente el lenguajeromun y las nociones comunes.

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    28 EL OFICIO DE "JCI6LOGO1-1. Prenociones y tecnicas de rupturaComo tienen por funcion reconciliar a todo precio la concienciacornun consigo misma, proponiendo explicaciones, aun contradic-torias, de un mismo hecho, las opiniones primeras sobre los hechossociales S8 presentan como una coleccion falsamente sistematizadade juicios de uso alternativo. Estas prenocio-ies, "representacionesesquematicas y sumarias" que se "forman por la practica y paraella", como 10 observa Durkheim, reciben su evidencia y "auto-ridad" de las funciones sociales que cumplen [E. Durkheim, texton~4].

    La influencia de las nocicines comunes es tan fuerte que todaslas t?cnicas de objetivacion deben ser aplicadas para realizarefectivamente una ruptura, mas a menudo anunciada que efec-tuada, Asi los resultados de la medicion estadistica pueden, par~o men_os, tener la v~tud negativa de desconcertar las primerasimpresaones, De la misma forma, aun no se ha considerado sufi-cientemente la funcion de ruptura que Durkheim atribuia a ladefi~ici6n previa del objeto como construccion teorica "provisoria"destinada, ante todo, a "sustituir las nociones del sentido comunpOl' una primera nocioncientifica" 1 [M. Mauss, texto n9 5 J . Ene~e~to, en la medida en que el Ienguaje comun y ciertos usos espe-clal~zados de las palabras comunes constituyen el pr'incipalvehiculo de las representaciories comunes de la sociedad unacritica logica y lexicologica del lenguaje comun surge co~o elpaso previo mas indispensable para la elaboracion controlada delas nociones cientificas [I. H. Goldthorpe et D. Lockwood, texton96]. ,

    Como durante Ia observacion y la experimentacion el soci6-log? establece una relacion con su objeto que, en tanto relacion >social, nur~ca es .de pur? conocimiento, los datos se le presentan _como configuraciones VIvas, singulares y, en una palabra, dema-..1P. Fa~connet y M. Mauss, articulo "Sociologie", en' Grande. Encyclo-pedie Francoise, t. xxx, Paris, 1901, p. 173. No es casual idad si 16sque quieren

    enc~ntr.ar en Durkheirrl.; y mas precisamente en su teoria de la definic ion ydel. indicador (cf. par ej., R. K. Merton, Elements de theorie et de methodesociologique [trad. H. Mendras],2~ edic, aumentada, Pion, Paris, 1965, p, 61)el ongen y garantia del "operacionalismo" desconocen la funcion de ruptur;que Durkheim conferia a la definicion: en efecto numerosas definiciones llama-'das "operatorias" n .o .son otra cosa que. una ~uesta en forma, logicamentecontrolarla 0 formalizada, de las ideas del sentido cornun.

    LA RUPTURA 2 9

    siado huananas, que tienden a imponersele como estructuras deobjeto. Al desmontar las totalidades concretas y evidentes que sepr~5el_1tan a la intuicion, para sustituirlas por el conjunto de~TlterlOSab.stractos que las definen sociologicamente -profesion,ingresea.nivel de educacion, etc.-, al .proscribir las induccionesespontaneas que, por efecto de halo, predisponen a extender sobretoda una clase los rasgos sobresalientes de los individuos mas"t1pi~os" en apariencia, en resumen, al desgarrar la trama derel~~l~nes qu; ~e entret~je continuarnente en la experiencia, elanah?lS estadistico contnbuye a hacer posible laconstrucci6n derelac,lOnes nuevas, capaces, por su caracter insolito, de imponerla ~usqueda de relaciones de un orden superior que den razonde este.

    Asi, e1 descubrimiento no se reduce nunca a una simplelectur,,: de 10 real, aun del mas' desconcertante, puesto que su-pone siempre la ruptura con 10 real y las configuraciones que estepropone a la percepcirin, Si se insiste demasiado sobre el papel delazar en el descubrimiento cientifico, como 10 hace Robert K.Mer-ton en su analisis del serendipity, se COITe el riesgo de suscitar lasrepresen_taciones mas ingenuas del descubrimiento, resumidas en~l paradigms de la manzana de Newton: la captacion de un hechomespe~ado su~one, al menos, la decision de prestar una atencionmeU?dIca ~.10 inesperado, y su propiedad heuristica depende de I apertl_nenC?~ Y 2 de la c?herencia del sistema de cuestiones que poneen dl~~uslOn.' Es sabido que el acto de descubrir que conduce alasolueion ?e un p~oblema sensoria-motor 0 abstracto debe romperlas relaciones mas aparentes, que son las mas familiares, parahacer surgir el nuevo sistema de relaciones entre los elementos.En sociologia, como en otros campos, "una investigacion seriaconduce a reunir 10 que vulgarrnente se ,sepa1'a 0 a distinguir 10 .que vulgarmente se confunde". 3

    1-2. La ilusiori de la transparencia y el principiade la no-conciencia~odas las tecnicas de ruptura, critica logica de las nociones some-tidas ala prueba estadistica de las falsas evidencias, irnpugnacion

    2 R . R. Merton, Elements de theorie et de methode sociologique, op. cit.;pp. 47-51. .

    3 "POl' ejernplo, la ciencia de las religiones reunio en un rnismo gSnero

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    30 EL OFICIO DE SOCI6LOGOdecisoria y met6dica de las apariencias, son sin embargo impo-tentes en tanto la sociologia espontanea no es atacada en su propioprincipio, es decir en la filosofia del conocimiento de 10 social yde la accion humana que la sostiene ..La sociologia no puede cons-tituirse como ciencia efectivamente separada del sentido comunsino bajo la condici6n de oponer a las pretensiones sistematicas. dela sociologia espontanea la resistencia organizada de una teoriadel conocimiento de 10 social cuyos principios contradigan, puntopar punto, los supuestos de la filosoia primera de 10 social. Sintal teoria, el soci61ogopuede rechazar ostensiblemente las preno-ciones, construyendo la apariencia de un discurso cientifico sobrelos presupuestos inconscientemente asumidos, a partir de los cua-les la sociologia espontanea engendra esas prenociones. El artificia-lismo, representation ilusoria de la genesis de los hechos socialessegun la cual el cientifico podria comprender y explicar estoshechos "mediante el solo esfuerzo de su reflex ion personal", des-cansa, en ultima instancia, sobre el presupuesto de la ciencia infusaque, arraigado en el sentimiento de familiaridad, funda tambienla filosofia espontanea del conocimiento del mundo social: lapolemics de Durkheim ontra el artificialismo, el psicologismo 0el moralismo no es sino el reves del postulado segun el cual loshechos sociales "tienen una manera de ser constante, una natu-raleza que no depende de la arbitrariedad individual y de dondederivan las relaciones necesarias" [E. Durkheim, texto nP 7].Marx no afinnaba otra cosa cuando sostenia que "en la produccionsocial de su existencia, los hombres traban relaciones determina-das, necesarias, independientes de su voluntad", y tambien Weber10 afirmaba cuando proscribia Ia reduccion del sentido culturalde .las .acciones a las intenciones subjetivas de los actores. Durk-heim, que exige del sociologo que penetre en el mundo social comoen un mundo desconocido, reconocia a Marx el merito de haberrota con la ilusion de la transparencia: "Creemos fecunda la idea-de que la vida social debe explicarse, no par Ia concepcion que sehacen los que en ella participan, sino par las causas profundasque escapan a la conciencia'ts [E. Durkheim, tezto n9 8].a los tabues de impureza y los de pureza, puesto que son todos tabues, por elcontrario, distingui6 cuidadosamente los ritos funerarios y.el culto de los ante-pasados" (P. Fauconnet yOM. Mauss, "Sociologie", l o c o cit., p. 173).

    4 E. Durkheim, informe de A. Labriola, "Essais sur la conception rna-terialiste de l'histoire", en Revue Philosophique, die. 1897, vol, XLIV, 22da. ano,p.648.

    LA RUPTURA 31Tal convergencia se explica facilmente. 5 1 0 que podria deno-minarse principia de Ia no-conciencia, concebido como condici6nsine qua non de la constitucion de la ciencia sociol6gica, no es sinoIa reformulacion del principia del determinismo metodologicoen la logica de esta ciencia, del cual ninguna ciencia puede rene-gar sin negarse como tal. 3Es 10 que se oculta cuando se expresa el principio de la no-conciencia en el vocabulario de 10 inconsciente, transformandoseasi un postulado metodol6gico en tesis antropologica, ya se terminesustantivando la substancia 0 que se permita la polisernia deltermino para reconciliar la afici6n a los misterios de la inte-

    rioridad con los imperatives del distanciamiento" [L. Wittgenstein,tezto n 9] . De heche, el principio de la no-conciencia no tieneotra funci6n que apartar la ilusi6n de que la antropologia puedaconstituirse como ciencia reflexiva y definir, simultaneamente, lascondiciones metodologicas en las cuales puede convertirse en cien-:; La acusacion de sincretismo que podria provocar la comparacion de

    textos de Marx, Weber y Durkheirn descansaria en la confusion entre la teo-ria del conocimiento de 10'social como condicion de posibi lidad de un dis-curso sociologico verdaderamente cienti fico y Ia teoria del sistema social(sobre este punto vease pp. 15, 16 y pp. 48-50, e infra, O. Bachelard, texton? 2, pp, 121-124). En caso de que no se nos concediera esta distinci6n, habrfaque examinar todavia si la apar iencia disparatada no se mantiene porque sepermanece fiel a la reprssentacion tradicional de una pluralidad de tradicionesteoricas, representacion que impugns precisamenta-el "ecleeticismo apacible"de la teoria del conocimiento sociologico,rechazando, a partir de la experien-cia practice sociolcgica, ciertas oposiciones consideradas rituales por otra prac-fica, la de la ensefianza de 'Ia ilosofia., 3"Si , como escribe C. Bernard, un fen6meno se presentara en una expe-

    .rieneia can una apariencia tan contradictoria, que no se ligara de una rnaneranecesaria a condiciones de existencia determinadas, la razon dcberla rechazar elhecho como un hecho no cient ifico [. .. ] , porque admit ir un hecho sin causa,as decir, indeterminable en sus condiciones de existencia, no es ni mas ni menosque la negacion de la ciencia" (C. Bernard, Introduction II l'etude de la m e -decine ezperimentale, J. B. Baillero e Hijos, Paris, 1865, cap. II,paragrafo 7).

    7 Aunque permanecio encerrado en la problematics de la conciencia colec-tiva por los instrumentos caneeptuales propios de las ciencias humanas de suepoca, Durkheim se esforzo en distinguir el principia por el cual en el 50-ci61ogo surgen a la existencia regularidades noconscientes de la afirmaci6nde un "inconsciente" dorado de caracteres espedficos. Befiriendose a la relacionentre las representaciones individuales y las colectivas escribe: "Todo 10que sa-bemos, en efecto, es que hay fen6menos que se suceden en nosotros, que noobstante ser de orden psiqui~o no son conocidos per el yo que somas. Encuanto a saber si 50n percibidos por algun yo desconocido a lo que pudiera

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    32 EL OFICIO DE socrOLOGOcia experimental f [E. Durkheim, texto nr 10; F. Simiand, texton9 11J. . . . .Si la sociologia espontanea r~nac; m.stm;ryamente. y bajodisfraces tan diferentes en la sociologia cientifica, es sm dudaporque los sociologos que buscan conciliar el proyecto cientificocon la afirmacicn de los derechos de la persona -derecho a lalibre. actividad y. a la clara concien,ci~ de la actiyid~~- e que,sencillamente evrtan someter su practica a los prmClplOs funda-mentales de 1~teori~el conocimiento sociolog.i?o, tropiezan in~;i-tablemente con la filosofia ingenua de 1a accion y de la relaciondel sujeto con la acci6n, que obligan a defender,. ~n su sociologiaespontanea de los sujetos sociales, la .verdad vivida de su_exp~-riencia de la accion social. La resistencia que provoca la sociologiacuando pretende separar la experiencia imnediata. de su privile~ognoseologico se basa en la misma filosofia humanista de la .aCCIOnhumana de cierta sociologia que, ernpleando conceptos como el de"rnotivacion", per ejemplo, 0 Iimitandose por predileccion a cues-tiones de decision-marking, realiza, a su manera, la ingenua pro-mesa de todo sujeto social: creyendo ser duefio y propietario de ~imismo y de su propia verdad, no queriendo conocer otro determi-nismo que el de sus propias determinaciones (inclus~ si las con-sidera inconscrentes) el humanismo ingenuo que existe en todohombre opera como una reduccion "sociologista" 0 "materialista"

    ser fuera -de toda captaci6n, no nos importa. Concedasenos solo que la vidarepresentativa se extiende mas alla de nuestra conciencia actual" (E. Durk-heim, "Representations individuelles et representations colecti:ves",.Revue.deMetaphysique et de Morale, IV, mayo t898, reproducido en Socl~IGg!eet Phi.?-sophie, F. Alcan, Paris, 1924; citado de acuerdo con la 3~ sdic, PUF, Pans,1967, p. 25 [hayed. esp.]).

    8 Es 10que sugiere O . Levi-Strauss cuando distingue el empleo que:ha;eMauss de Ia nocion de inconsciente de Ia de inconsciente colectivo de Jung"lleno de simbolosy aun de cosas simbolizadas que forman una esp:cie desubstrat"; y que le concede a Mauss el ~erito "de. haber recurrido al n~con~:ciente como proveedor del caracter comun y espeClfl~Ode.los hechos soclale~(C. Levi-Strauss, "Introduction", en M. Maus~, Sociologie- et Ai}-thropoiog!e,PDF, Paris 1950, pp. xxx y XXXII [hayed. esp.]). Es en ese sentido que reco-noce ya en Taylor la afirmaci6n, sin duda confusa y e.quivoc~, de 10 quehac;Ia originalidad de la etnologia, a saber "la naturaleza m~onsClente ~e los f;no-rnenos colectivos" [ ... J . "Incluso cuando se encuentran mte~pretaclOnes, e~tastienen siempre el caracter de racionalizaciones 0 de elaboraclO,;-essecundarias:no hay ninguna duda de que las razones por-~a~cuales se practrca ~na costum-bre 0 se comparte una creencia, son muy dist intas de las que S8 invoca parajustificar.la" iAnthropologie structural, PIon, Paris, 1.958,p. 25 [hayed. esp.]).

    33de todo intento por establecer que el sentido de las acciones maspersonales y mas "transparentes" no pertenecen al sujeto que lasejecuta sino al sistema total de relaciones en las cuales, y porlas cuales, se realizan. Las. falsas profundidades que promete elvocabulario de las "motivaciones" (notablemente diferenciadasde los simples "motives")' quiza tengan por funcion salvaguardara la filosoia de Ia eleccion, adornandola de prestigios cientificosque se dediquen a la investigaci6n de elecciones inconscientes, Laindagacion superficial de las fundaciones psico16gicas tal comoson vividas -"razones" 0 "satisfacciones"- impide a menudo lainvestigacion de las unciones sociales que las "razones" ocultany cuyo cumplimiento proporciona, ademas, las satisfacciones direc-tarnente experimentadas.?

    Contra este rnetodo ambiguo que permite el intercambio inde-finido de relaciones entre el sentido comun y el sentido comuncientiico, hay que establecer un segundo principio de la teoriadel conocimiento de 10 social que no es otra cosa que la formapositiva del principia de la no-conciencia: las re~acion~s sociales110 podrian reducirse a relaciones entre subjetividades animadas deintenciones 0 "motivaciones" porque ellas se establecen entre con-diciones y posiciones sociales y tienen, al mismo tiempo, masrealidad que los sujetos que ligan. Las criticas que Marx efectuabaa Stirner alcanzan a los psicosociologos y a los sociologos que re-ducen las relaciones sociales a la representacion que de ellas sehacen los sujetos y creen, en nombre de un artificialismo prac-tico, que se pueden trasformar las relaciones objetivas trasfor-mando esa representacion de los sujetos: "Sancho no quiere quedos individuos esten en contradicci6n uno contra otro, comoburgues y proletario [ ... J , querria verlos mantener una relaci6npersonal de individuo a individuo. No considera que, en el marcode la divisi6n del trabajo, las relaciones personales se conviertennecesaria e inevitablemente en relaciones de clase y como tal secristalizan; asi toda su verborragia se reduce a un voto piadosoque quiere cumplir exhortando a los individuos de esas clases a

    1) Tal es el sentido d e la critica que Durkheim hacia de Spencer: "Loshechos sociales no son el simple desarrollo de los hechos psiquicos, sino queestos ultimos son, en gran parte. la prolongaci6n de los primeros en el interiorde la conciencia, Esta proposicion es muy importante ya que el punto de vistacontrario expone al sociologo, a cada instante, a que tome la causa por efectoy reciprocarnente" (De la division du travail social, 73 edic., PUF, Paris, 1960,p, 341 [hayed. esp.]) .

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    EL OFIelO DE SOCI6LOGO

    dasechar de su sspiritu la idea de sus co~tradicciones)~ y. ~e suprivilegio. particular [. , . J . :rara destr:ulT, la contradlCClon~, K ,10 particular, bastaria c~bIar I? opImO~ y .e~ q~e~~r .Independientemente de las ideologies de la partIclpacIOn, y . dela "cornunicacion" a las que respaldan a menudo, las tecrncasclasicas de la psicologia social conducen, en ra~6n de su EI~ist:-mologia implicita, a privilegiar ~ las rep_re~entaclOnes de los n'l~I-viduos en detrimento de las relaciones objetivas en las cuales estaninscriptas y que definen l~ "sati5faccio-?". 0 la "insatisfacc~6n"que experimentan, los conflIctos q?e .e~Clerran 0las ex.pec~tl:,aso ambiciones que expresan. El prmcipto ~e ~a no-conClenCl~ im-pone, por el contrario, que s.e construya ei SIstema de relacionesobjetivas en el cuallos individuos se hallan insertos y que se ex-presa mucho mas adecuadament: :n la ec:onom~a 0 en la mor-fologia.de los grupos que en las .opn:llones e lllt:nclOn~s declaradasde los sujetos. El principio. explicative del fU?c.lOnamlento d.e ~r;aorganizacion esta muy leJos de que 10 summistre la descripcionde las actitudes las opiniones y aspiradones individuales; en rigor,es Ia captaci6~ de la logica objetiva. de la organizacion 10 queproporciona el principio capaz de explicar, precisamsnte, aqueUasactitudes opiniones y aspiracionesY Este objetivismo provisorioque es la condicion de la captaci6n de la verdad objetivada de lossujetos, es tambien Ia condicion de Ia comprension total de la rela-cion vivida que los sujetos mantienen con su verdad objetivadaen un sistema de relaciones objetivas.P

    10 K. Marx, Iddologie allemande. (trad. J. Molitor), en Oeuvres Philoso-phiques, t. IX, A. Costes, Paris, 1947, p. 94 [hayed. esp.]. .11 Esta reduccion a la psi~ologia encuentra uno de sus modelos de cleccion

    en el estudio de los grupos pequenos, aislados de Ia accion y de la interacci6n,abstraidos de Ia sociedad global. No se t ienen mas en cuenta las investiga-clones 0 el estudio aislado de los conflictos Jlsicologicos entre sectores.vsustituidospor el analisis de las relaciones abietivas entre las fuerzas sociales.

    1,2 Si fuera .neoesario, ]Jor las necesidades .de Ia tarea pedagogica, ponerluertemente el acento sabre la objetivacion previa CJ:uee impone a todo estudiosociologico, cuando quiere rOIuper can Ia sociologia espontanea, no podriareducirse Ia tarea de la explicaci6n sociologica a las dimensiones de un 0bje-tivismo: "La sociologia supone, par su rnisma existencia, .la superaci6n de 1 aoposicion ficticia que subjetivistas y objetivistas hacen surgir arbitrariarnente.Si la sociologia es posible como ciencia objetiva, es porque existen relacionesexteriores, necesarias; independi~ntes de las voluntad:s inilividua}es s, si S8quiere, inconscientes (en el sentJd~ de que no' son obieto de la s l~ple refle-xion), que no pueden ser captadas smo pOI' ~osrod:os de Ia o~sen:aclOny de laexperirnentacion objetivas, [ ... J Pero, a diferencia de las ClenC18Snaturales,

    LA RUPTURA . 35

    1-3. Naturaleza r culture. substanciar sistema de relacionesSi e1 principio de la no-conciencia no es sino el reves del referidoal ambito de relacioites este ultimo debe conducir a1 rechazo detodos los intentos par definir la v~rdad de un fen6meno culturalmdependientemente del sistema de relaciones historicas y socialesdel cual es parte. Tantas veces condenado, el concepto de natura-leza hurnana, la mas sencilla y natural de todas las naturalezas,subsiste sin embargo bajo la especie de conceptos que son rnonedacorriente, par ejemplo, las "tendencias" 0 las "propensiones" deciertos economistas, las "motivaciones" de la psicologia social 0las "necesidades" y los "pre-requisites" del analisis funcionalista.La filosofia esencialista, que es la base de la nocion de naturaleza,todavia .se practica en cierto uso ingenue de los criterios de ana-lisis como el sexo, la edad, la raza 0 las aptitudes intelectuales,alconsiderarse esas caracteristicas como datos naturales, necesariosy eternos, cuya eficacia podria ser captada independientementede las condiciones histcricas Y sociales que los constituyen en suespecificidad, por una sociedad dada y en un tiempo determinado,De hecho, el concepto de natnraleza humana esta presentecada vez que se trasgrede el precepto de Marx que prohibe eter-nizar en la naturaleza el producto de la historia, 0 el precepto deDurkheim que exige que 10 social sea explicado par 10 social ysolo por 10 social [K. Marx, texto n~12; Durkheim, texio n9 13J.La formula de Durkheim conserve todo su valor pero a ccndicionde que exprese no Ia reivindicacion de un "objeto real,", efectiva-mente distinto del de las otras ciencias del hombre, ni la pre-una antropologia total no puede detenerse en una construccion de relaci?ne.sobjetivas porque la experiencia de las significaciones forma parte de Ia sigrn-ficaci6n total -de la experiencia: la sociologia, aun .Ia. menos sospechosa desubjetivismo, recurre a conceptos intermediaries y mediadores entre 10 subje-tivo y 10 objetivo como alienacion, actitud a ethos. En efecto, Ie correspondeconstrui~ el sistema de relaciones que engloba y el sentido obietivo de lasconductas organizadas segun regul arirlades mensurables y las relaciones singu-lares que los sujetos mantienen can las condiciones objetivas de su existencia7con el sent ido objetivo de sus conductas, sentido que los posee porque estandesposeidos de el. Dicho de ot~omodo, L a descripcion de la subjetividad-objeti-vidad remite a Ia descripcion de la interiorizacion de la objetividad" (P. BOUl:-dieu, Un Art moyen, Paris, Ed. de Minuit, 1970, ,2~ edic., pp. 18-20; 1 ' 1 - edic,1965),.

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    36 EL OFICIO DE SOCIOLOGOtension sociologists de querer explicar sociologicamente todos losaspectos de la realidad humana; sino la fuerza de la decisionrnetodologica de no renunciar anticipadamente al derecho de lae:,~licaci6n s~ciol?,gica0, en otros termincs, no recurrir a un prin-C~PlO explicacion tornado de otras ciencias, ya se trate de la.biologia 0de la psicologia, en tanto que la eficacia de losmetodosde explicacion propiamente sociologicos no haya sido completa-me?-t~agotada, A:de~as de que, al recurrir a factores que son pardefinicion tr~nshlstonc.os y transculturales, se corre el riesgo dedar par explicado precisamente 10 que hay que explicar se con':dena, en e1mejor de los casos,a dar cuenta solamente de las seme-janzas de las, instituciones, dejando escapar, como dice Levi-S t :a.uss,.aquello que determina su especificidad historica a suorI9"lx:ahdadcult?ral: "~na discipline cuyo primer objetivo, si noel UllICO,es analizar e mterpretar las diferencias evita toda difi-cU.ltada! tener e~ cuenta nada mas que las semejanzas, Pero, al1111SmOt i empo , pierde toda capacidad para distinguir 10general a10 cual aspira, de 10 vulgar can 10 que secontenta" ra [Max Web~rtezto nP 14J. ' ' >. Pero no basta que las caracteristicas atribuidas al hombres?clal en su universalidad se presenten como "residuos" 0 inva-nantes descubiertas por el analisis de las sociedades concretas

    para que sea decisivamente descartada esta fiiosofia esencialistaque. debe la ,mayor pa~;e de su seduccion al esquema de pen-samiento sel;iUnel cu.al no hay nada nuevo bajo el sol": de Pa-reto a Ludw~g :ronMises no faltan analisis, aparentemente histori-cos, ~ue.se Iimitan a sen~la~ ~on un nombre socio16gicoprincipiose;cpI_IcatIvosan poco soclOioglCOSomo la "tendencia a crear aso-claci~nes", "Ia necesidad de manifestar sentimientos por actose'.'~enores", el rese~timiento, l~ ,busqueda de prestigio, la insacia-bilidad de 1a necesidad 0 Ia libido dorninandi= No se compren-

    ,1.3 Claude Levi-Strauss, Anth~opologiestructurale op cit'p 1914 P . ,'~ . ',. .. . a ra probar que la actitud critica contra' el capitalismo no estaria ins-pJr?da smo en el resentimiento propio de individuos frustrados ensu ambicionsocial, von.~ises sefiala: in?:per:~ientemer;te de toda especificaci6n sociologica,l~ propension a.la autOJusbflcaclOn, ademas de 18aspiraci6n al ascenso social.Es porque ~abn~n .fracasado en sus posibilidades de ascenso como consecuenciade alguna inferioridad natural ("las cualidades biologicas de las cuales estaprovisto un hombre, .l imitan, muy estrechamente, el campo dentro del cualpue?e .prestar servlc~os. a los 0t:0s") que mucha gente volveria contra elcapltahsm? el ~es,:ntlml~mto nac~do de su .ambicion frustrada. Resumiendo:como, segun Lelbmz, esta establecido desde tiempos inmemoriales en 18esencia

    l o A nUPTURA 3 7

    rI ria que los sociologospuedan con tanta frecuencia renega:r deIU condici6n de tales proponiendo, sin otra razon, explicacionesque no deberian utilizar sino comoultimo recurso, si no fuera que

    'I tentaci6n de la explicacion por las opiniones declaradas no seI'llicntrara reforzada par la seduccion generica de la explicacion110r1 0 simple, denunciada incansablernente por Bachelard por sulljneficacia epistemologica", '

    (~4.La sociologia espontanea y los poderes del lenguaje8i Ia sociologiaes una ciencia como las otras que solotropieza conuna dificultad particular en ser comoellas, es, fundamentalrnente,on razon de la especial relacion que se establece entre la experien-cia cientifica y la experiencia ingenua del mundo social y entre lasnxpresiones ingemia y cientifica de las mismas. En efecto, no bastaro n denunciar 1ailusion de latransparencia y poseer losprincipioscapaces de romper con los supuestos de Ia sociologia espontaneapara terminar con las construcciones ilusorias que plantea. "He-rencia de las palabras, herencia de las ideas", segun la sentenciadeBrunschvicg, ellenguaje cornun que, en tanto tal, pasa inadver-tido, encierra ensu vocabulario y sintaxis toda una filosofia petri-ficada de 10 social siernpre dispuesta a resurgir en palabras comu-nes 0 expresiones complejas construidas con palabras comunes queel sociologoutiliza inevitablemente. Cuanda se presentan ocultasbajo las apariencias de una elaboracion cientifica, las prenocionespueden abrirse camino en el discurso sociologico sin perder porella la credibilidad que les otorga su origen: las precauciones con-tra el contagia de la sociologia par la sociologia espontanea noserian mas que exorcismos verbales si no se acompafiaran de unesfuerzo por proporcionar a la vigilancia epistemologica las armasindispensables para evitar el contagia de las nociones por las pre-nociones. En la rnedidaen que es a menudo prematuro, el deseode desqchar lalengua comun sustituyendola pura y simplementepor una lengua perfecta, en cuanto este totalmente construida yformalizada, corre el peligro de remplazar al analisis, mas urgente,de Cesar que habra de pasar e1 Rubicon, el destino de cada sujeto socialestaria contenido en su naturaleza clefinida en 10que-ella tiene de psicologica(y a veces de biologica). El esencialismo lleva Iogicamente 8una "sociodicea"(Ludwig von Mises, The Anti-capitalist Mentality, Van Nostrand, Princeton(N.J.), Toronto, Londres, Nueva Yo'rk, 1956, pp. 1-33).

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    38 EL OFIelO D"2 sOCrOLOGO

    de 1 8 Iogica del lenguaje corrnin: solo este analisis pUE:dedar alsociologo el medio de redeinir las palabras comunes dentro de unsistema de nociones expresamerite definidas y metodicamentedepuradas, sometiendo a la critica las categorias, los problemasy esquemas que la lengua cientifica toma de la lengua comun yque siempre amenazan can volver a introdueirse bajo los dis-fraces de la lengua cientifica mas formalizada. "El estudio delempleo logico de una palabra -escribe VVittgenstein- nos permi-te escapar de la influencia de ciertas expresiones tipo [ ... J . Estosanalisis busean apartarnos de los prejuicios que nos incitan acreer que los hechos deben estar de acuerdo con ciertas imageriesque afloran en nuestra lengua." 15 Por no someter el lenguajecomun, primer instrumento de la "construccion del mundo de losobjetos"," a una critics met6dica, se esta predispuesto a tomar pordatos, objetos preconstruidos en y por la lengua comun. La preocu-paci6n par la definici6n rigurosa es linutil, e incluso engaiiosa, siel principio unificadorde los objetos sujetos a definicion no sesometio a la critica.l? Como los filosofos que se lanzan a la bus-

    15 L. Wittgenstein, Le cahier bleu et le cahier brun ( trad. G. Durand) ,Paris, Ga llnnard, 1965, p. 89.16 Vease Ernst Cassirer, "Le langage et la construction du monde desobjets" , en Journal de psychologie normal e t pathologique, vol. 30, 1933,pp. 1844, y "The Issfluence of Language upon the Development of Scient ificThought", en The Journal of Philosophy, vol. 33, 1936, pp. 309-327. '17 M. Chastaing extiende la c ri ti cs que hacia vVittgenstein de los juegosconceptuales a los cuales Ilevan los juegos de palabras sobre la palabra"juego": "Los hombres no j uegan ni como sus decorados ni como sus institu-,ciones. No juegan con las palabras como sabre una escena; no con el violin

    como una batuta; no con Ia for tuna como el infortunio; no con Ia armeniadel vals como un adversario , no juegan can un proyectil como juegan a lapelot a, par ejemplo, al futbol, Pueden decir: jugar una situacion no es jugar-otra. Deberian decir: jugal' no es jugar" (M. Chastaing, "Jouer n'est pas-jouer", Journal de psy chologie normale et pathologioue, n? 3, iulioseticmbre1959, pp, 303-326).La critica Iogica y Iinguistica a la cual M. Chastaing semete la palabra"juego" 58 aplicaria casi integramente a la nocion de "ocio", a los USDS quecomunmente se hacen de el y a las def iniciones "esenciales" que Ie dan ciertossociologos: "sustituid la antigua palabra [uego par el neologismo ocio,Heemplacesc en algunas descrinciones clasicas de los juegos, da voluntad dejugal' 0 Ia ac tiv idad Iibre de l jugador por una distraccion cal ificada fie que-rida a tachada de opciori del indiuiduo s in preocuparse del t iernpo libre dir igidoy las vacaciones pagadas ni de la antigua oposicion, licet-libet. Beemplaceseel placer de jugar par el obietiuo hedonistico de las distr-accicnes cuidandosede canturrear Sombre dimanche despues de Ie hais les dimanches. ReempIa-cese por ult imo algunos juegos gratuitos por distracciones que se despliezan

    . .

    LA RUPTURA 9queda de una definicion esencial del "juego", can e1 pretexto deque la lengua comun tiene un unico sentido comun par~ "losjuegos infantiles, los juegos olimpicos, los juegos matematicos 0los juegos de palabras", los sociologos que organizan su problema-tica cientifica en torno de terrninos pura y simplemente tornadosdel vocabulario familiar, se someten al lenguaje de sus objetoscreyendo no tener en cuenta sino el "data". Las demarcacionesque efectua e1 vocabulario comun no son las unicas preconstruc-ciones inconscientes e incontroladas que 5e insinuan en e1discursosocio16gico, y esa tecnica de ruptura que es la critic a logica dela sociologia espontanea, encontraria, sin duda, un instrumerrtoirremplazable en la nosografia del lenguaje comun que se pre-senta, por lo menos como esbozo, en la obra de Wittgenstein[M. Chastaing, texto n9 15].18

    Tal eritica daria al sociologo el medio de disipar el halo se-mantico (fringe of meaning, como dice Williams James) que rodeaa las palabras mas comunes y controlar las significaciones dudosasde todas las metaforas, aun las que aparentan estar muertas, quecorren el peligro de situar Ia coherencia de su discurso en otroorden distinto del que pretenden inscribir sus formulaciones. Seaque alguna deesas imagenes puedan ser c1asificadas segUn elorden, bio16gico 0 mecanico, al cual remiten, 0 segun las filosofiasimplicitas de 1 0 social que sugieren: equilibrio, presion, fuerza,tension, reflejo, raiz, cuerpo, celula, secreci6n, crecimiento, regu-lacion, gestacion, decaimiento, etc., esos esquemas de interpreta-cion, tornados a menudo del orden Iisico 0 biologico, corren elriesgo de transmitir, can el pretexto de la metafora y de la homo-nimia, una filosofia inadecuada de la vida social y, sobre todo, dedesalentar Ia busqueda de la explication especifica proporciortandosip. mayores esfuerzos una apariencia de explicacion HI [G. Can-[uera de toda [inalidad utilitaria, si puede olvidar la ia rdineria de los obrerosy empleados, hasta incluso los trabajos caseros" (ibid.).

    1.8 ,Ni, In mayor parte de los usos del terrnino de inconsciente caen enel ji aralogismo de las "esencias ocu ltas" que consiste, segun Wittgenste in, ensacar a las palabras de su contexte de usa y asignarles de este modo unasignificaci6n sustancial (vease infra, L. Wittgenstein, texto n? 9, p. 157).J.9 No eso tra cosa que pagar con la misma moneda: si la soc iologia padec iola importacion incontrolada de esquemas e imagenes biologicas, Ia biolagiadebio, en otra epoca, e lirn inar, no sin di ficul tad, de las nociones tales como lade "celula" a "tejido" sus connotaciones morales a politicas (d. infra,G. Cangullhem, texto n? 16, p. 190).

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    40 EL OFIClO DE SOCrOL080guilhem, lex!o n9 16J. Asi,un psicoanalisis del espiritu sociologicopodria, sin duda, encontrar en numerosas descripciones del pro-ceso revolucionario, como explosion que sucede a la opresion, unesquema mecanico, apenas traspuesto. Asimismo, los estudios dedifusi6n cultural recurren, a menudo mas inconsciente que cons-cienternente, al modelode la mancha de aceite para intentarexplicar Ia extension y el ritrno de dispersi6n de un rasgo cultural.Esto seria contribuir a Iiipurificaci6n del espiritu cientifico masque a analizarconcretamente la 16gicay las funciories de los es-quemas comoel de "cambia deescala", por el eual sepermite trans-ferir al nivel dela sociedadglobal0mundial observaciones 0 enun-ciados validos s610en el nivel de grupos pequefios; como el de la"manipulacion" del "complot" que, descansando en definitivesobre la ilusion de Ia transparencia, tiene la falsa profundidad deuna explicacion oculta y proporciona las satisfacciones afectivasde la denuncia de las criptocracias, 0 incluso el de la "acci6n adistancia"que obliga a pensar en la accion de losmedios modernosdecomuriicacicn segun las categorias del pensamiento magico.s?

    Como se ve, la mayor parte de estos esquemas metaf6ricosson comunes a las palabras ingenuas y al discurso cientifico; dehecho aquellos deben a esta doble pertenencia su eficacia seudo-explicativa. Comodice YvonBelaval, "si nos convencen, esporquenos hacen dudarsy oscilar, sin que 1 0 sepamos, entre la imagen yel pensamiento, entre 10concreto y 10 abstracto, Aliado de la ima-ginacion, ellenguaje trasplanta subrepticiament.e la verdad de Iaevidencia sensible a la verdad de la evidencia 16gic;a",:21cultandosu origen comun bajo el ornato de Ia jerga cientifica, esos esque--mas mixtos evaden la refutaci6n, ya sea porque proponen deinmediato una explicacion global y evocan experiencias cotidianas(el concepto de "sociedad de masas" que puede, par ejemplo, en-contrar su paralelo en la experiencia de los embotellamientos de'Paris y el terrnino "mutacion" que refleja a menudo s610la vulgar-experiencia de 10 insolito) , ya sea porque remiten a una .filosofiaespontanea de la historia, como el esquema del retorno ciclico,cuando considera s610la sucesi6n de l8 s estaciones, a como el

    eo Noam Chomsky muestra como el lenguaje de Skinner, que haee unlISO metaforico de los terrninos tecnicos, revela su inconsistencia cuando se 10sornete a una critic a 16gica 0 lingiristica (Noam Chomsky; informe de B. F,Skinner, Verbal Behavior, Language, vol. 35, 1959, pp. 16-58).

    21 Y. Belaval, Les Philosophes e t leur langage, Gallimard, Paris, 1952,p.23,

    loA RUPTURA

    I lquema funcionalista cuando no tiene otro contenido que el "esIlstudiadopor" del finalismo ingenuo,.o bien porque tropiezan CO:11c squemas cientificos ya vulgarizados, como el de la comprensi6nIi 1sociograma que reproduce, par ejemplo, la imagen oculta de los,'ltomosencadenados. Duhsm sefialaba a proposito de Ia fisica queI1cientifico se expone siempre a hallar en las evidencias del sen-'lido comun residues de teorias anterioresque la ciencia ya haubandonado, dado que todo predispone a que los conceptos y teo;rias socio16gicaspasen al dorninio publico, el sociologo carre elri sgo, mas que cualquier otro cientifico, de "retomar del fondode conocimientos comunes, para volcarlos en la ciencia teorica, losl,lementos que esta ya habia depositado en ellos".2~Sin duda que el rigot cientifico no impone que se renuncien todos los esquemas analogicos de explicacion a de corrrprerisioncomo 10 confirman el uso que Ia isica moderna hace de los para-digmas -incluso rnecanicos-e-can fines pedag6gicos a heuristicos,pero es preciso usarloscientifica y metodicamente. Asi como lasciencias fisicas debieron romper categ6ricamente con las represen-taciones animistas de la materia, y de la acci6n sabre ella, lasciencias sociales deben efectuar la "ruptura. epistemologica" quediferencie la interpretacion cientifica del funcionamiento socialde aquellas artificialistas 0 antropom6rficas: s610acondici6n desometer a la experiencia de la explicitacion total:23los esquernasutilizados por la explicacion sociol6gica es como se avitara el con-tagia al que estan expuestos los esquemas mas depurados, cada vezque presenten una afinidad estructural con los esquemas comunes.Bachelard demuestra que la maquina de coser se invent6 s610cuando sedeja de imitar losmovimientos de la costurera: la socio-logia obtendria sin dudas sus mejores frutosde una adecuada re-presentaci6n de la epistemologia de las ciencias de la naturalezasi se atuviera a verificar en cada memento que construye verda-derarnente maquinas de coser, en Iugar de transplantar penosa-mente los movimientos espontarieos de la practice in~enua,

    ;

    22 P; Duhem, La thea-Tie physique, son objet , sa s tructure, M, Riviere,Paris, 19;'A, 2" edic. revisada y aumentada, p, 397,

    23 En esta tarea de control samantico, Ia sociologia puede armarse nos61O'de 10'que Bache1ard designaba como psicoanalisis del conocirniento 0 de unacritics pur amente logica y Iinguistica, sino tambien de una sociologia del usosocial de los esquernas. de interpretacion de 10social.

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    42 EL OFICIO DE SOCIOLOGO

    1-5. La tentaci6n de projetismoActualmente Ia sociologia tiende a mantener con el publico, nuncacircunscripto al grupo de pares, una relaci6n opaca que sie.mprecorre el riesgo de encontrar su 16gica en la relaci6n entre el auto.rexitoso y su publico, 0 incluso a veces entre el profeta y su aU~I-torio, ello en razon de que tiene mas dificultades que cualq:uerotra ciencia en desprenderse deIa ilusi6n d~ la transparencia yrealizar irreversiblemente la ruptura can las prenociones y porquea menu do se Ie asigna, volen nolens, la tarea de responder a losinterrogantes ultimos sobre el porvenir de la civilizacion. El socio-logo esta expuesto, mucho mas que cualquiera de los otro~ ~spe-cialistas, al veredicto ambiguo y ambivalente de los no especialistasque se creen autorizados a dar credito a los analisis propuestos, noobstante estes descubran los supuestos de su soeiologia espon-tanea, pero que por eso mismo son inducidos a i~npugnar la vali~ezde una eiencia que no aprueban sino en Ia medida en que se repitaen el buen sentido, De hecho, cuando el sociologo se haee cargo delos objetos de reflexi6n del sentido comun y de la reflexi6n comunsobre esos objetos, no tiene nada que oponer a la eerteza cornun delderecho que tiene todo hombre de hablar de todo 10que es humaney juzgar todo discurso, incluso cientifico, sobre 10 que ~~ hu-mano. le6mo no sentirse un poco sociologo cuando los analisis del"sociologo" concuerdan perfectamente con las palabras de la charlacotidiana y el discurso del analista y las palabras analizadas estanseparadas nada mas que por la fragil barrera de las comillas? 24"No es casualidad si la bandera del "humanismo", bajo la cual serermen quienes creen que basta ser humane para ser soci61ogoy los que llegana la sociologia para satisfacer una pasion dema-siado humana de 10"humano", se utiliza como punto de concen-tracion de todas las resistencias contra la sociologia objetiva, apo-yandose en la ilusion de la reflexividad 0 en la afirmaci6n de losimprescriptibles derechos del hombre libre y creador.

    . EI sociologo que comu1ga con su objeto no esta nunca exentode ceder a la complaceneia c6mplice de las expectativas escatolo-gicas que el publico tiende a transferir hoy sobre las "cienciashumanas", y que seria mucho mejor llamar ciencias del h~mbre.En tanto acepta determinar ?u objeto y las funciones de su discurso

    "24 Preferimos deiar para cada lector el cuidado de encontrar las i lustra-ciones de este analisis.

    43

    d acuerdo con los requerimientos de su publico, y presents a lamtropologia como un sistema de respuestas totales a los interro-p;antes ultimos sobre el hombre y su destine, el sociologo se vuelveprofeta, aun si el estilo y la ternatica de su mensaje varian segunque -como "pequefio profeta acreditado por el estado"- res-ponda, cual si fuera duefio de la sabiduria, a las inquietudes de IaH lvacion intelectual, cultural 0 politica de un auditorio de estu-diantes 0 que, practicando la politica te6rica que Wright Millsoncede a los "estadistas" de la ciencia, se esfuerce en unificar alpequefio reino de conceptos sobre los cuales y por los, cuales cre,ereinar 0, mas aun, que, como pequefio profeta marginal, contri-buya a forjar en el publico en general la ilusion de acceder a losultimos secretos de las ciencias del hombre [Max Weber, B. M.Berger, textos nOS. 17 y 18].

    EI lenguaje socioI6gico que, incluso en sus usos mas contro-Iados, recurre siempre a palabras del lexico comun tomadas en unancepci6n rigurosa y sistematica, y que, por este hecho, se vuelveequivoco en cuanto deja de dirigirse s610 a los especialistas, sepresta, mas que cualquier otro, a utilizacicnes falsas: los juegosde Ia polisemia, permitidos por la secreta afinidad de los conceptosmas depurados con los esquemas comunes, contribuyen al doblesignificado y a los malentendidos que aseguran, al doble juegoprofetico, sus auditorios multiples y a veces contradictories. S~,como dice Bachelard, "todo quimico debe luchar contra el alqui-mista que tiene dentro", todo soci6logo debe ahogar en si mismocl profeta social que el publico le pide encarnar. La elaboracion,aparentemente cientifica, de las evidencias que son las que mejorconstruidas estan para encontrar un publico porque son evidenciaspublicas, y la utilizacion de una lengua de multiples registros queyuxtapone las palabras comunes y las tecnicas destinadas a ser-virles de garantia, proporciona al sociologo su mejor disfraz cuan-do cree, a pesar de todo, desalentar a aquellos cuyas expectativassatisface dando una grandiosa orquestaci6n a sus temas favoritosy ofrecisndoles nn discurso cuya apariencia de esoterismo reflejaen realidad las funciones esotericas de una empresa profetica, Lasociologia profetica opera, par supuesto, con la l6gica, segun Ia cualel sentido cornun construyo sus explicaciones cuando se contentacan sisternatizar falsamente las respuestas que la soeiologia espon-tanea da a los problemas existenciales que la experiencia comunencuentra en un orden disperse: de todas las explicaciones senci-Ilas, las explicaciones por 10sencillo y por la gente sencilla son las

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    EL OPICIO DE SOCrOLOGO

    mas frecuentemente esgrim.i~as par los soci6log?~,PTofetic?s ~:]l:even en fen6menos tan Iamiliares como la television el prmcipioexplicative de los "cambios mundiales". "Toda ,:erdad -~eciaNietzsche- es sencilla: 2no es esto una doble mentira? Helacionaralgo desconocido con alga conocido alivia, tranq~ili:a. el espirituyademas da cierta se~saci6n .de poder. Primer prm~lpl~:, una ex-plicacion cualquiera es preferible a una falta de explicacion, qomoen rigor, de 10 que setrata es dedeshacerse de las representa;lOnesangustiosas, no nos exigimos demasiado para hallar medics .dealcanzarla: Ia primers representaci6n por la cual 10 desconocidose declara conocidohace tanto bienque se la tiene par verdadera."Que este recurso a las explicaciones por 10 sencillo teng~ porfunci6n ,tranquilizar 0 inquieta:, que ~ag~ uso de los pa~~lehsn:osala manera pars pro toto, de sistematizacaones por alusion 0 elip-sis 0 de los poderes de la analogia espontanea, ~sporque el resorteexplicativo reside siempre en sus profundas af:Illdades con ~aso-ciologia espontanea, Ya 10 decia Marx: "Seme)antes fr.a~eslitera-rias que con arrezlo a una analosria cualquiera clasifican todo

    "to> 0- d di hdentro de todo, pueden hasta parecer ingeniosas cuan 0 son IC aspar primera vez, Y tanto mas cuanto mas identifiquen ~?sas con-tradictorias entre 51 . Repetidas, e incluso con presunclOn, comoapotegrnas de valor cientifico, son iout bonnement (llanamente)necias, S610 buenas para candidos literatos y charlatanes vi-sionarios, que enchastran todas las ciencias can su empalagosamierda." 25

    1-6. Teoria r tradici6n teoricaAl colocar su epistemologia bajo el signo d~l "w.or ;lueno?" J : ' lahistoria de la razon cientifica bajo el de la discontinuidad 0, mejor,de la ruptura continuada, Bachelard niega a la ciencia la segu-ridad del saber definitivo para recordarle que rio puede progres atsi no es cuestionando constantemente los principios mismos desus propias construcciones. Pero para. que una experiencia ~omola de Michelson y Morley pueda desembocar. en un cU,estH:,na-miento. radical de los postulados fundamentales de la teorra, tiene, 25 Karl Marx, Eondements d e la Cri tique de l 'Ec~nomie pol itique, t. I(trad, R Dangeville), Anthropos, Paris, 196~, p. 2~ [hayed, esp.: El~ment~[undamentales para la cri tica de la econorrua polit ica, t. I, Buenos AIres, SI-glo XXI, 1971, p. 233].

    LA RUPTURA 45que existir una teoria capaz de provocar tal experieIl:cia y darlugar a un. desacuerdo tan sutil como el que hace surgir esta ex-periencia. La situaci6n de la sociologia no es tart favorable a esasproezas teoricas que, llevando la negaci6n en el corazon mismode una teoria cientifica aparentemente acabada, hicieron posibleslas geometrias no-euclidianaso la fisica no-newtoniana, el socio-logo esta lirnitado a los oscuros esfuerzos que -exigen las rupturassiempre repetidas y a las incitaciones del sentido comun, ingenueo cientifico: en efecto, cuando se vuelve hacia el pasado te6ricode su discipline, se enfrenta no con una teoria cientifica consti-tuida sino can una tradicion. Tal situacion contribuye a dividir endosel campo epistemologico,manteniendo ambos una relaci6n con-trapuesta con una misma representacion de la teoria: igualmenteincanaces de oponer a la imagen tradicional de la teoria otra queoa propiamente cientifica 0, por 10 menos, una teoria cientificade la teoria cientifida, unos 5e lanzan a cuerpo desctlbierto a unapractica que busca encontrar en si misma su propio funclamentota6rico, otros siguen manteniendo con la tradici6n 1a tipica rela-'i6n que las comunidades de literatos estan acostumbrados a con-ervar con un corpus en que los principios que se proclamanrlisimulan los supuestos tanto mas inconscientes cuanto mas esen-iiules son y en que la coherencia semantic a 016gica pueden .no( 1 1 ' otra cosa que la expresi6n manifiesta de la ultima seleccionh n s ada en una filosofia del hombre y de la historia mas bien queIIIuna axiomatica conscientemente construida.

    Los que se afanan en hacer el compendio de las contribucio-HOS te6ricas heredadas de los "padres fundadores" de Ia sociologia,~110acometen una empresa analoga a la de los teologos 0 canonis-IS de la Edad Media, que reunian en sus enormes Summas e1c:olljuntode los argumentos y asuntos legados par las "autorida-II '5", textos can6nicos 0 Padres de la Iglesia? 26 Los "teoricos"

    26 Esta clasica relacion a una tradicion se observa siempre en los primerosniomentos de la historia de una ciencia. Bache1ard sefiala que hay, en los IibrosIltilltificos del siglo xvnr, una srudicion parasite que refleja todavia 1a ~esor-Ktmizacion y dependencia de la for taleza cientif ica en relacion a Ia sociedad1I11111dana,i "el Baron de Marivetz y Goussier, al tratar sobre el fuego en suu\l'bre Physique du Monde (Paris, 1870), se obligaron y honraron de exami-Hili' cuarenta y seis teorias diferentes antes de.proponer una buena, la suya","' porque su ciencia no rornpio con su pasado, incluso el mas balbuceante, porj,) que, carente de una organizacion propia y de normas autonomas, Ia dlS~~-_ I o ) ! cientifica esta siempre Ioncebida sobre el modelo de la conversacionIllllrh.:'~na(La formation 4 e I'esprit scientiiique [vease edic, esp.: La [ormacion

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    'I I"II ,

    Ii

    46 EL OFICIO DE S'OCr6LOGOcontsmporaneos de Ia sociologia estarian indudablemente de acuer-do conWhitehead en que "una ciencia debe olvidar a sus funda-dores"; esas sintesis difieren menos de 10 que parece de lascompilaciones medievales: el imperative de la "acurnulacion", alque manifiestamente se consagran, c:es otra cosa, a menudo, quela reinterpretacion, can referencia a otra tradici6n intelectual, delimperativo escolastico de la conciliacion de los contraries? Como10 sefiala E. Panofsky, los escolasticos "no podian dejar de advertirque las autoridades, y aun los diferentes pasajes de Ia Biblia, esta-ban frecuentemente en contradiccion. No les quedaba otra cosa,entonces, que admitirlas a pesar de todo e interpretarlas y reinter-pretarlas sin. cesar hasta que estuviesen reconciliadas. Pues estoes 10 que hacen los teologos desde siempre".27 Tal es, en esencia, laIogica de, u na "teoria" que, como la de Talcott Parsons, no es masque la reelaboracion indefinida de los elementos teoricos artificial-mente extraidos de un cuerpo escogido de eutoridades," 0 bienIa logica de ~un corpus doctrinal, como la obra de Georges Gur-vitch, que presenta, tanto en su topica como en su procedirniento,todos los rasgos de las recolecciones canonistas medievales; vastasconfrontaciones de autoridades contradictorias coronadas por lasconcordantiae violentes de las sintesis finales.f" Nada se oponemas totalmente a la razon arquitectonica de las grandes teoriassocio16gicas, que abarcan todas las teorias, todas las criticas teo-ricas e incluso todas los empirias, como la razon polernica, Ia que"por sus dialecticas y sus criticas" condujo a las teorias modernasde la fisica; yen consecuencia, todo separa el "sobre-objeto", "re-sultado de una objetividad que noconserva del objeto sino 10 queha criticado", del sub-objeto, nacidode las concesiones y compro-del espiritu cientiiico, Buenos Aires, Siglo XXI, 1972], Contribution a unepsychanalyse de la connaissance obietiue, edic., Vrin, Paris, 1965, p. 27) ..Cfr. infra, G. Bachelard, texto n? 43, p. 327.27 E. Panofsky, Architecture gothique et pensee scolastique (trad. P. Bour-dieu), Edic, Minuit, Paris, 1967, p. 118.

    2S No es el aspecto menos artificial de- una obra como The Structure o fSocial Action de T. Parsons el tratamiento que hace de las doctrinas clasicaspara hacerlas ccnfesar su acumulacion.29 El tradicionalismo te6rico quiza sobreviva par Ia oposicion que en-cuentra en los practicistas mas positivistas, incluso en 10 que les oponen: ~hayque recordar, can Politzer, que "no se puede, sea cual fuere Ia sinceridad deIn intencion y Ia voluntad de precision, transformar la fisica de Arist6telesen fisica experimental?" (G. Politzer, Critique des [ondements de la psycho-logie, Rieder, Paris, 1928 p. 6 [hayed. esp.J).

    1,1\ RUPTURA 47misos en virtud de los cuales surgen los grandes imperios de lasto rias con pretensiones universalis tas [G. Bachelard, texto n~19].

    Dado que la naturaleza de las obras que lacomunidad deociologos reconoce como teoricas y sobre todo la forma de relaci6n1 esas teorias que favorece Ia Iogica de su transmision (frecuen-tomenta inseparable de Ia 16gica de su producci6n), la rupturacon las teorias tradicionales y la tipica relaci6n con las mismas, noes mas que un casoparticular de la ruptura con la sociologia espon-ttlnea: en efecto, cada sociologo debe tener en cuenta los supuestoscientificos que amenazan con imponerle sus problsmaticas, susl rnaticas, y sus esquemas de pensamiento. Asi, par ejemplo, hayproblemas que los sociologos omiten plantear porque la tradici6nprofesional no los reconoce dignos de ser tenidos en cuenta, noofrece los instrumentos conceptuales a las tecnicas que permitiriantratarlos can6nicamente; inversamente, hay problemas que seoxigen plantear porque ocupan un lugar destacado en la jerarquianonsagrada de los temas de investigaci6n. Asimismo, no hay de-nuncia ritual de las prenociones comunes que no termine rebajan-dose a una muy bien hecha prenoci6n escolar para desplazar del,uestionamiento las prenociones cientificas.

    Si es preciso emplear -contra la teoria tradicional las mismasnrmas que contra la sociologia espontanea, es porque las cons-lrucciones mas complejas toman de la logica del sentido comun110 solo sus esquemas de pensamiento sino tarnbien su proyectofundamental: como en efecto 10 sefiala Bachelard, no han efec-lnado la "ruptura", que caracteriza "al verdadero espiritu cierrti-fico moderno", con "la simple idea de orden y clasificacion" ..Cuando Whitehead sefiala que la Iogica clasificatoria, que se situaIImitad de camino entre la descripcion del objeto concreto y laIxplicaci6n sistematica que proporciona la teoria acabada, procedesiempre de una "abstraccion incompleta'U" caracteriza correcta-mente las teorias de la acci6n social de aspiraciones universalesque, como la de Parsons, no consiguen presentar las aparienciasde generalidad y exhaustividad sino en la medida que utilizanosquemas "abstractos-concretos" totalmente analogos en su empleoy funcionamiento a los generos y especies de una clasificaci6nuristotel ica . Y Rober t K . Merton, con .su teoria de la "teoria delulcance medic", puede renunciar a las ambiciones, insostenibles

    tlO A. N. Whitehead, Science arui the Modern World, Mentor Book, NuevaYork, 1925, p. 34.

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    48 EL OFIClO DE SOCrOLOGO

    en la actu.alidad, de una teoria general del sistema social, sin porello cuestionar los supuestos logicos de esas empresas de clasifi-cacron y esclarecimiento conceptual basadas en fines mas bienpedag6gicos quecientificos: el proceso de cruzamiento -de ele-vado titulo: "substruccion del espacio de atributos"- es sin dudatan, frecuent~ en la sociol0!p:a universitaria (piensese en la tipo-l?gla m~rtom~na de la anonna 0 en las diversas tipologias de mul-tlp~es dIDlenslOn~~d~ 1a s?c~blogia de Gurvitch) que hace posibleIa interfecundacion indefinida de gran parte de la descendenciade los conceptos escolares. Querer sumar todos los conceptos here-dados por la tradici6n y . todas las teorias consagradas, 0 pretenderresumir todo 10 que exrste en una suerte decasuistica de 10 reala costa de esos ejercicios didacticos de taxonomia universal quecomo dice Jevans, son caracteristicas de la edad aristotelica de l~ciencia s?ci~~, "estan condenadas a derrumbarse en cuanto apare-cen las similitudes ocultas que eneubren los fen6menos",31 es des-conocer que la verdadera acurnulacion supone rupturas que elprogreso te6rieo implica la integra cion de nuevos datos a 'costa de,un :=mjuiciamiento critieo de los fundamentos de la teoria queaqu;llo~ po~~n a pru~ba. En otros terminos, si es cierto que todateona Clentl~IC~se atlene. a ~o dado como a un c6digo hist6rica-m~nt?~onstltUldo y provtsorio que se erige para una epoca en elprmcipio soberano de una distinci6n inequivoca entre 10 verdaderoy 10 f~lso, ~ahistoria'de una ciencia es siempre discontinua porqueel refm:annento de Ia clave de desciframionto no continua nuncahas.ta el infinito sino que conduye siempre en la sustituci6n puraY simple de una clave par otra.

    1-7. Teoriadel conocimieruo socio16gicor teorla del sistema socialUna teoria ~o es ni el mas grande comlin' denominador de todaslas .gr~n.des teorias del pasado ni, a [ortiori, esa parte del discurso,soclOlogrcoque se opone a I a empiria escapando pura y sencilla-mente al control experimental; ya no es mas la galeria de lasteorias canonicas en que estas se reducen a la historia de Ia teoriani un sistema deconceptos que, al no reconocer otro criteria decientificidad que el de la coherencia semantics, 5e refiere a sf

    31 W. S. Jevons, The Principles of Science, Mathuen, London, 1892, p. 691.

    :LA RUPTURA

    mismo en Ingar de medirse en los hechos, ni tampoco esa sumade pequeiios hechos verdaderos 0 de relaciones demostradas acay a n a par unos u otros de modo disperse, que no es otra cosa queIn reinterpretacion positivists del idealtradicional de laSumrrw.sociologica. 32 La representacion tradicional de la teoria y la repre-sentacion positivists, que no asigna a la teoria otra funcion queI n de representar tan complete, sencilla y exactamente como seaposible un canjunto de Ieyes experimentales, tienen en comun eldespojar a Ia teoria de su funcion primordial, que es lade ase-gurar la ruptura epistemo16gica y concluir en el principio que ex-plique las contradicciones, incoherencias 0 lagunas y qu.e s610 elhace surgir en el sistema de leyes establecido.Pero las precauciones contra la renuncia teorica del empi-rismc no podrian sin embargo legitimar la intimacion terroristade los teoricos que, al excluir la posibilidad de teorias regionales,ahogan la investigacion en la alternative tipo todo 0 nada, delhiperempirismo puntillista 0 de la teoria universaly generaldel sistema social. Bajo la invocation de la urgencia de una teoriasociologies se confunden, en efecto, la insostenible exigencia deuna teoria universal y general de las formaciones sociales con lainexorable demanda de una teoria del conocimiento socio16gico.Hay que disipar esta confusion que las doctrinas sociologicas delsiglo XIX fomentan,' para reconocer la convergencia, evita,ndo caeren el eclecticismo 0 el sincretismo de la tradici6n teorica, de losprineipios fundamentales que determinan Ia teoria del conoci-miento sociologico de las grandes teorias clasicas como e1 funda-mento de teorias parciales, limitadas a un orden definido de hechos.En las primeras frases de su introduccion a los Cambridge Eco-nomic Handbooks, Keynes escribia: "La teoria economica noproporciona un cuerpo de conclusiones establecidas y de inme-

    .3:2 La comparacion de las proposiciones consideradas como establecidas,presenta un in teres evidente si se t rata de praporcionar un media comedo demovilizar la informacion adquirida (cfr, B. Berelson y G. A Steiner, HumanBehavior: An inuentory: of Scientific Findings, Harcourt, Brace & World, Nue-.va York, 1964). Pero ante este tipo de compilacion "mecanicamente empiric a"de datos descontextualizados no podr ia ser presentado sin usurpacion, segU\!lse 10 hace a veces, como una teoria 0 como fragmento de una teoria futura,cuya realizacion esta de hecho abandonada a las investigaciones tamhien futu-ras. Asimismo, el1rabajo teorico que consiste en .probar Ia coherencia de unsistema de conceptos,incluso sin referencias a las investigaciones empiricas,tiene una Iuncion positiva, a condicion, sin embargo, de que no se presents como1

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    5 0 EL OFIelO DE SOCI6LOGO

    diate aplicables..Es un metodo mas que una doctrina, un instru-mento de la mente, una tecnica de pensamiento que ayuda aquien este dispuesto a sacar conclusiones correctas". La teoria delconocimiento sociologico, como sistema de normas que regulanIa produccion de todos los actos y de todos los discursos sociolo-gicos posibles, y solo de estes, es el principia generador de lasdiferentes teorias parciales de 10 social (ya s e - trate, por ejernplo,de la teoria de los intercambios matrimoniales a de la teoria uni-taria de Ia difusion cultural), y par ella el principio unificador deldiscurso propiamente sociologicoque hay que cuidarse de confun-dir con una teoria unitaria de 10 social.P Como 10 safiala'MichaelPolanyi, "si se considera a la ciencia de la naturaleza como unconocimiento de casas y se diferencia la ciencia del conocimientode la ciencia, es decir la metaciencia, se desemboca en la distin-cion de tres niveIes 16gicos: los objetos de la ciencia, Ia cienciamismay la metaciencia, que incluye la logics y la epistemologiade la ciencia".34Confundir la teoria del conocimiento socio16gicoque es del orden de Ia metaciencia, con las teorias parciales de 10social que implican a los principios de lametaciencia sociologicaen la organizacion sistematica de un conjunto de relaciones y deprincipios explicativos de esas relaciones, es condenarse, ya seaa la renuncia a hacer ciencia, esperando una teoria de la me-taciencia que remplace a la ciencia, ya sea a considerar una sintesisnecesariamente vacia de teorias generales (0 incluso de teoriasparciales) de 10 social por metaciencia, que es la condicion de todoconocimiento cientifico posible. .

    aa La definicion social de las relaciones entre la teoria y la practice, quetiene afinidades con Ia oposicion tradicional entre las tareas nobles del cienti-fico y la minuciosa paciencia del artesano y, por 10 menos en Francia, con Iaoposicion SColar entre el brill ante y el serio, se refleja tanto en la reticerrciaen reconocer la teoria cuando se encarna en una mvestigacicn parcial como enla dificultad de actualizarla en la investigacion, . . .34 M. Polanyi, Personal Knoioledge, Routledge and Kegan Paul, London,1958, p. q44 .