El general Daniel Mora, el de los cuarteles, fue el impulsor de una ley humanamente inaplicable, humanamente imposible, porque atenta contra el más elemental respeto que merece la dignidad humana. Toda la soberbia prepotente y la insensibilidad de la clase política dominante, se refleja en esta ley universitaria 30220. Todo el verticalismo insensible de la orden castrense se refleja en esta ley salida de los cuarteles. Esta ley es manipulación mediática, prepotencia y mentira:El sistema pensionario de Perú.-La nueva ley universitaria promulgada por el estado peruano, la 30220, es una vergüenza ante el mundo civilizado. Su artículo 84, establece el despido a priori de todo docente que haya llegado a los 70 años años de edad.

En ningún país del mundo civilizado, se despide a los profesores universitarios por llegar a un límite de edad, con las pensiones írritas que paga el estado peruano.

Lo que no dice Mora y sus aliados es, que el sistema pensionario de Perú es uno de los más vergonzantes e inhumanos del mundo: piense usted en la gran mayoría de catedráticos que pertenecen al régimen pensionario de la ley 19990: esto significa que el docente universitario "principal" cesado, luego de cuarenta años en la carrera docente, y con grado de Doctor, después de estar percibiendo 5,500 soles como activo (que ya es una injusticia porque el estado no

cumple con la homologación establecida por ley), pasará a ganar una pensión mensual de seiscientos soles: un colapso brutal de su presupuesto familiar, y la destrucción de su hogar.

Peor aún: en ninguna institución van a aceptarlo como trabajador estable a esa edad.

Imagínese un docente cesado, de la ley 19990, cabeza de familia sostén de su hogar, con hijos que educar, con semejante déficit de su presupuesto!! ¡¡seiscientos soles mensuales !! Qué genera esto: angustia, desesperación, inestabilidad en su hogar....Esta ley 30220, atenta contra el más elemental respeto a la dignidad humana: es brutalmente inhumana, y expresa la crueldad de sus defensores.

Los países europeos también los obligan a jubilarse a los catedráticos; pero los cesan con una pensión decorosa. Lo que Mora oculta es, el vergonzante sistema pensionario de Perú. Ese artículo 84 de la ley universitaria es una vergüenza ante el mundo civilizado: en ningún país del mundo civilizado sus gobernantes aplican semejante despropósito irracional: castigar la dedicación y el sacrificio de un servidor que ha dejado toda su juventud en las aulas, arrojándolo a la humillación: esto da vergüenza, y los pone a los peruanos como el hazmereir ante el mundo."Los profesores cesados por límite de edad, podrán reingresar a la docencia".-Se dice, para engañar a la gente, que los profesores cesados podrán ser contratados como profesores "extraordinariosos ". El artículo 80.2 de la ley, precisa que son profesores "extraordinarios", los eméritos, honorarios, y demás dignidades.

Se dice que todos los docentes cesados tendrán canales para reingresar a la docencia: pero eso es una gran mentira:

Lo que los defensores de la ley ocultan mañosamente es, en primer lugar,que ser "emérito" u "honorario", es una distinción o medalla, y, lo que es peor, las universidades las conceden tan sólo a profesores muy destacados, celebridades con una trayectoria académica excepcional, de una extraordinaria relevancia. Es obvio pues, que estas distinciones no pueden alcanzar a todos los cesados.

Los mayores de 70 años, según la ley, no podrán reingresar a la universidad pública, ni siquiera como contratados; solamente podrán hacerlo como "extraordinarios"; y quiénes son los "extraordinarios", según la ley: las eminencias excepcionales, con una reconocida trayectoria académica: quienes por su excelente trayectoria de publicaciones reconocidas internacionalmente, ameriten una "dignidad" como profesores extraordinarios o investigadores; y aún así, siempre que su número no exceda del 10 por ciento del total de profesores activos.En segundo lugar: esas distinciones excepcionales, son meros diplomas o medallas que no implican una relación laboral del docente con la universidad, ni generan ninguna remuneración o retribución económica para el docenteEn tercer lugar: las propuestas para tales distinciones, tendrían que ser efectuadas por el Concejo de Facultad. Mas todo docente universitario sabe que esto está sujeto al favoritismo, la arbitrariedad y las componendas de los votantes. Peor aun: como todos los votantes son profesores "jóvenes", la brecha generacional con el candidato veterano será excluyente: lo verán como un competidor intruso e indeseable que les hace sombra.

Mora y la derecha tratan pues de confundir a la población, dando que entender que los docentes cesados "podrán volver".

En cuarto lugar: en las universidades peruanas toda propuesta para contrato docente, tiene un carácter subjetivo: esto significa que prima el amiguismo, el clientelaje: jamás se ceden las horas atendiendo al curriculum del docente postulante: se ceden por amiguismo y recomendación, y constituyen no un derecho sino una dádiva.Esto lo sabe todo docente universitario: el jefe o Director o Coordinador, propone no al que más vale, sino a aquél que le cae bien; al curriculum vitae ni lo mira; al amigo lo llama por teléfono, sin solicitud y sin cuirriculum. Este jefe o Coordinador, omnipotente e inapelable, es quien arbitrariamente decide a quién le da horas y a quién no. En algunos casos, esta función se la delega a su secretaria, que por lo general es su mujer.

Así sucede por ejemplo en las Coordinaciones del Posgrado de la Universidad Federico Villarreal, en el Jirón Camaná. El Coordinador del área de Ingeniería, un tal Coveñas, los deriva a los docentes postulantes, ante su secretaria, la señora Verónica: es ella quien decide a quién cederle horas, y a quién no. El coordinador del área de Salud: otro patán: cuando tiene que proponer docentes para el posgrado jamás toma en cuenta el curriculum de cada postulante: llama por teléfono al amigo, aunque sea un mediocre. Al docente postulante que no le cae bien, aunque sea una eminencia, aunque haya presentado su curriculum, le responde: ¡ya tenemos nuestro staf de profesores. A usted no lo conozco!!

En la Universidad Enrique Guzmán y Valle, había otro cacique de escritorio: un tal Adler Canduelas Sabrera, Director de la Escuela de Posgrado: cedía las horas del Posgrado, únicamente a sus amigos o recomendados por sus amigos. Jamás examinaba el curriculum vitae de cada docente postulante. La primera en ser favorecida era su esposa, Rosa Cervantes. Le seguía Vladimiro del Castillo: en el año 2,008, festinando trámites, y aprovechándose de su

cargo de Director, lo "doctoró" en Educación, y a la semana siguiente, le dio el curso de Corrientes filosóficas en educación en el Doctorado, desplazando a otros docentes con mayor trayectoria y méritos académicos.

Estos coordinadores o directores, caciques de escritorio, en las universidades peruanas son elegidos no por ser los más capaces o probos, sino por votación mayoritaria: los ponen en el poder, sus amigos y allegados, aunque sean unos corruptos. En consecuencia, para el docente cesado, el tener méritos académicos, no le garantiza que no va a ser postergado por algún mediocre y corrupto, amigo del dueño de las horas.

En el mejor de los casos, el docente cesado, si le cae bien al jefe o Coordinador, podrá obtener algunas 4 o 5 horas de alguna asignatura: alguna asignatura que los docentes de planta no quieran dictar; y eso, en el mejor de los casos, solamente mientras dure el semestre académico: 4 meses. Terminado el semestre, se queda en la calle otra vez, para intentar mendigar horas al inicio de un nuevo semestre: suplicar y humillarse ante algún otro patán dueño de las horas. El maestro universitario cesado por la ley-Mora, convertido en un mendicante suplente y lambiscón. Todos los docentes universitarios en ejercicio, saben que estoy diciendo la verdad.

Decir pues que los docentes cesados "van a volver", es un embuste que sólo lo puede aceptar la gente que desconozca el interior de la vida universitaria en Perú. Y es manipulador, porque tiende a que su mamarracho de ley 30220, sea aceptada por las gentes que desconocen los sucios manejos que se dan al interior de la universidad peruana.

La clase dominante de Perú, siempre se valió de la prepotencia, maquillada con el doble discurso. Primeramente, se negó siempre a cumplir con el artículo 53 de la ley

derogada que ordenaba la homologación de los haberes de los docentes. Así nos ha tenido al hambre durante tres décadas, incumpliendo su propia ley. Y ahora, nos da la estocada final, lanzándonos a la calle como suplentes, lambiscones y pordioseros. Hemos dejado nuestra vida en las aulas, formando profesionales, para que la sociedad nos dé este pago.

El argumento de la edad.-Que hayan docentes deficientes, repetidores, o que hayan docentes muy eficientes, eso puede suceder, como sucede en todo empleo, en todas las profesiones y en todas las edades. Pero eso nada tiene que ver con la edad, porque también hay profesionales jóvenes y deficientes como en todas las profesiones. El artículo citado, pues, no resiste la lógica más elemental.

Mario Bunge, Gianni Vattimo, Einstein, Hans Gadamer (entre los conocidos), laboran o han laborado como docentes hasta avanzada edad. Esto prueba hasta la saciedad, que la edad no es necesariamente una causa de que el docente sea deficiente.

Es un caso único en Perú. Gianni Vattimo, Bunge, y tantos otros intelectuales desconocidos, son muy buenos docentes en universidades extranjeras.

Si estos sabios e intelectuales, hubieran sido profesores universitarios en las universidades peruanas, hubieran sido despedidos por límite de edad. Este artículo 84 de la ley, es írrito, y da vergüenza.

JIDDU KRISHNAMURTI

Sófocles, escribió "Edipo en Colono", a la edad de 80 años!!

KARL POPPER

GIANNI VATTIMO

MARIO BUNGE: profesor con 95 años de edad

WILHELM DILTHEY

EDMUND HUSSERL

HANS GADAMER

Göthe terminó de escribir su Fausto, a la edad de 81 años.

MARIO VARGAS LLOSA, LUIS ALBERTO SÁNCHEZ, JORGE BASADRE...

Aquella fase de su vida en la que más puede ofrecer de sí un profesor universitario es, en la madurez de su vida. ¿Por qué?: por la experiencia, la sabiduría, y los conocimientos acumulados.El supuesto reingreso como "docente investigador"Peor aun: el supuesto "reingreso" a la docencia, está expuesto a las vacantes y al presupuesto: si ese genio excepcional desea reingresar a la universidad como "investigador", pero no hay plaza vacante, o la universidad no cuenta con suficiente presupuesto, o bien, hay plaza para "investigador", pero es solicitada a la vez por un profesor de planta, nadie podrá obligarle a la universidad a que contrate al profesor cesado, que siendo ajeno a la institución, sólo puede suplicar las migajas que los activos no quieran tomar. O bien, existiendo plaza vacante, si la camarilla de la comisión de la Facultad, decide asignársela a algún mediocre allegado, el profesor cesado aspirante a "investigador", no tendrá ningún derecho a reclamar, por no pertenecer al personal de la institución.

"Que se larguen porque son mediocres".-Quienes defienden la ley, acusan a los profesores veteranos de "mediocres", que "no investigan". Veamos:

Las condiciones laborales del docente universitario no son nada edificantes: en la universidad pública donde laboro, se le reconoce al docente, tan sólo el 20 % de su carga lectiva por concepto de preparación de clases. Se prohíbe que la carga no-lectiva ocupe más del 50 % de la carga académica; en consecuencia, el docente se ve obligado a dictar un mínimo de 13 horas lectivas, lo cual significa que tiene que dictar tres materias diferentes, lo cual afecta severamente el tiempo que necesita para investigar.

A los docentes, las instituciones les ponen mil impedimentos para investigar; por ejemplo, la racionalización, impuesta por ley. Si la Facultad elimina la asignatura que venía dictando, o se la cede a otro profesor, éste se ve obligado a improvisar el dictado de alguna otra asignatura; o bien, si el docente no les cae bien a quienes van a llevar su asignatura, o al Director de la Escuela académico-profesional, no lo aceptan bajo amenazas, con todo el agravio que eso significa para su amor propio, y se ve obligado a buscar carga académica en alguna otra escuela, con la consiguiente improvisación: el docente tiene que estar cambiando de asignatura según las necesidades o arbitrariedades de la institución, so pena de quedarse sin carga lectiva.

Si el docente quiere editar un libro, la institución no le acepta la edición del libro si previamente no ha hallado por su propia cuenta las fuentes de financiamiento. En las universidades públicas, el estado peruano, jamás cumplió con el artículo 53 de la derogada ley universitaria que establecía la homologación de los haberes, lo cual les obliga a los profesores a buscar horas extras en otras universidades, para poder sobrevivir.

El docente de una universidad pública, si quiere evitar morir de hambre, se ve obligado a "cachuelear" en otras universidades: lo pasa el día viajando en los buses de una universidad a otra para dictar horas y llevar una vida digna. El docente universitario de la universidad pública peruana, siempre fue el peor remunerado de todo Latinoamérica, y el más rentable para el estado peruano.

Las eminencias mencionadas, con seguridad, ninguno de ellos vive o ha vivido las condiciones anti-laborales en las que labora el docente universitario en las universidades públicas peruanas. Toda la carga de la mediocridad de un país de economía dependiente y con inversión de valores, toda la carga de la mediocridad institucional de un sistema político corrompido, se la quiere echar sobre los hombros del docente universitario, acusándolo de "mediocre": se quiere que él, y sólo él, sea una excepción de excelencia en un entorno de mediocridad que no le da las condiciones mínimas para la excelencia que le exige.

Queremos que todos los profesores universitarios sean investigadores insignes. Eso está muy bien. Pero seamos realistas y honestos: evaluemos antes el contexto de mediocridad, de injusticia e ineficiencia, de bancarrota de valores, del contexto social e institucional donde se desenvuelve ese profesor; si queremos profesores-genios, antes, démosle a ese profesor, mínimas condiciones razonables y decorosas para que investigue. Y si pese a ello, no es excelente investigador, ni logramos la excepcional eminencia que buscamos, entonces, recién entonces, sancionémoslo con el cese.

Por último: quienes defienden la ley, acusan a los profesores veteranos de "mediocres", que "no investigan". Yo les respondo: si los docentes universitarios llegan airosos a los 70 años de edad, es porque han sabido afrontar las

evaluaciones a que los somete la institución, con rigor de ley. Para ascender de categoría, somos evaluados; y además, cada cierto número de años, somos sometidos, periódicamente, a sendas "ratificaciones" por ley, que son otras tantas evaluaciones. Se nos evalúa nuestra producción intelectual, nuestro desempeño académico, nuestro trabajo lectivo...nuestros alumnos también nos evalúan en cada curso que dictamos, pues la Facultad los encuesta uno por uno, para que emitan una opinión sobre el desempeño del docente. Es obvio que si a los 70 años de edad, los profesores universitarios han logrado salir airosos de todas estas evaluaciones, ello es una prueba contundente de que son eficientes, y que no están en desventaja con respecto a los más jóvenes.

Ahora bien: pedir que el docente sea excepcional, es una valla monstruosamente alta y selectiva, en un país como Perú, con una institucionalidad de mediocridad y con instituciones corruptas. Algunos docentes se pasan todo el día viajando de una universidad a otra, y por fin llegan a su domicilio cansados, y desmotivados. Y pese a estas condiciones adversas, fruto de un sistema social negativo y nada-edificante, pese a ello, con sacrificio, los docentes investigan y publican.

Se exige demasiado al profesor, sin darle condiciones mínimas. Estoy de acuerdo que se le exija; pero que se le den condiciones laborales y económicas mínimas para que pueda investigar. Exigirle excelencia excepcional como condición para el reingreso al trabajo, es una valla difícilmente alcanzable en un entorno social moral e institucionalmente mediocre, nada edificante, nada constructivo, como es la realidad peruana. Tan cierto es esto, que las susodichas "dignidades", de "profesor investigador", "profesor extraordinario", ya estaban contempladas en la ley anterior, pero jamás ningún docente logró el alto puntaje

exigido como para ser considerado "profesor investigador". En consecuencia, ese dispositivo siempre fue y será meramente decorativo, porque no es realista.

Por lo tanto, quienes digan que los docentes cesados "volverán a ser contratados", está mintiendo: como "contratados" no, por límite de edad; y como "extraordinarios" tampoco, porque no pasa de ser una medalla honorífica, y porque la valla de "excepcionalidad" es injusta y monstruosamente alta y nada realista dentro de un sistema socio-político de mediocridad y corrupción.Las bases para exigir la excelencia académica.-Contra estas mentiras que difunde la clase política, diremos: el más elemental sentido común, sugiere que el pase a la condición de profesores investigadores, debiera ser no un galardón para las eminencias, sino una estimulante promesa para que los docentes investiguen. Si queremos que investiguen, primeramente, démosles condiciones:por ejemplo, que el curso que dicta el docente, sea el contenido que él está investigando: que enseñe su investigación, como se hace en Europa. Además, se le deberían asignar al docente, solamente aquella materia que es de su especialidad. Además, a los docentes que más destacan por su investigación, debería de estimulárseles, disminuyendo drásticamente su carga lectiva. Con esto, se evitaría que ese docente se distraiga en contenidos y tareas ajenas a su investigación. Que además, se le asigne la homologación que la ley establece, para que pueda llevar una vida digna y no tener que buscar horas en otras universidades. Recién entonces, exijámosle a ese docente, excelencia académica.

Si no sembramos, cómo entonces queremos cosechar. Un docente que todo el día se la pasa viajando en la ciudad de universidad en universidad para ganarse la vida, que llega a

casa fatigado física y mentalmente, desmotivado, cómo le exigimos excelencia académica como investigador. Ahora bien: pese a esas condiciones infra-humanas, los docentes septuagenarios en las universidades públicas de Perú, haciendo esfuerzos sobrehumanos, investigamos y publicamos. Prueba de ello es, que hemos pasado exitosamente por sucesivos procesos de ratificación que nos impone la universidad pública, procesos en los que los docentes somos evaluados, y uno de los indicadores de la evaluación es, la publicaciones de dicho profesor; si no tiene publicaciones, no es ratificado.

Recuérdese: la calidad de la producción académica de los profesores universitarios, está a la medida de las condiciones que les da el sistema social para investigar. No es lógico ni ético exigir frutos eximios, excepcionales, excelentes de genialidad, si no le damos a ese docente, condiciones para que produzca tales excelencias. No es ético que en un medio social de mediocridad, corrupción e ineficiencia, solamente al docente se le exija ser un genio fuera de lo normal.La humillación.-Lo más triste: los profesores universitarios mayores de setenta años, y que continúan laborando en las universidades, son objeto de humillación por parte de los profesores jóvenes: éstos, arribistas y ambiciosos de poder, jubilosos porque el artículo 84 es un regalo que les cae del cielo, los ven a los profesores veteranos como un estorbo en su carrera arribista, que no les dejan las plazas y la categoría que "por derecho les corresponde": los ven a los profesores veteranos como intrusos y sinvergüenzas: en consecuencia, los humillan descaradamente. Un profesor me comentaba: "Cuento con 71 años, y mis propios alumnos, hoy profesores en el claustro, en mis oídos, comentan sonrientes: 'ya se va a largar felizmente, porque tiene setenta años'. O bien,

comentan en mis oídos: 'estos tipos, al haberse promulgado la ley, ya debieron ser despedidos de la universidad; estos tipos van a querer atornillarse a la universidad". Duele que se humille de esta manera a un maestro que ha dejado su juventud en las aulas. Y todo, por causa de una ley inhumana.Los más ardientes defensores de este engendro cuartelario:Son aquellos profesores jóvenes arribistas, rastreros, ambiciosos de escalar cargos y con apetitos de poder obtenido sin esfuerzo. Esgrimen el argumento de "la renovación generacional": es que los profesores veteranos les hacen sombra, son una piedra en el zapato para sus ambiciones arribistas. Uno de ellos es un sanmarquino miembro de la SUNEDU que se hace llamar "Doctor en Filosofía". Dicen que ya es "Doctor". Bien sabemos cómo se obtienen los grados en la Escuela de Filosofía de esa universidad: se gradúan entre amigos, con cualquier trabajo de divulgación presentado como “tesis”: "tú me graduaste, ahora yo lo gradúo a tu amigo". Jamás los ponen como jurados a los doctores antiguos y especialistas en la materia; el Director de la Escuela designa como jurados, a los allegados al graduando, para garantizar de que lo van a aprobar. Si no me cree, averígüelo usted mismo. Este señor se colgó del saco de su madre putativa, la Wexler, y del entonces rector de San Marcos, Manuel Burga Díaz, y colgándose de su saco es como reptó primeramente al Ministerio de Educación, y posteriormente, a la SUNEDU.

Estos mediocres trepadores, arribistas y sin principios, son quienes están desesperados para que de una vez los cesen a los profesores veteranos.

La ratificación de la ley por el Tribunal Constitucional.-Por último: últimamente, el Tribunal Constitucional ha ratificado esta monstruosidad de ley universitaria. Pero resulta que los miembros de dicho Tribunal y su propio presidente Oscar Urviola, autores del fallo, están comprometidos en escándalos de corrupción: el caso de las falsificaciones en los bonos de la Reforma Agraria, y el caso del "concurso de ideas": no solamente Oscar Urviola, sino Carlos Mesía y Oscar Zapata. Pero son miembros de este Tribunal Constitucional, incluido Urviola, quienes han decidido ratificar la nueva ley universitaria 30220. Por una elemental lógica de "analogía": el mismo "tribunal" que fue corrupto en el tratamiento de los bonos agrarios favoreciendo apetitos subalternos, volvió a ser corrupto en el "concurso de ideas" favoreciendo apetitos subalternos; por lo tanto, es altamente probable que haya vuelto a ser corrupto al emitir el fallo sobre la inconstitucionalidad de la nueva ley universitaria 30220. Se impone la estructura lógica del razonamiento analógico, y todo buen estudiante de lógica lo sabe.

Ahora bien: se supone que el Tribunal Constitucional, por ser la última instancia, inapelable, sus fallos deben de ser limpios, y sus funcionarios, deben de ser de una solvencia moral intachable y limpia. En consecuencia, considero que el aludido fallo ratificando la ley 30220, emitido por estos funcionarios comprometidos en la corrupción, carece de sustento moral, que debiera ser el fundamento de esta elevada institución: ante la moral pública, dicho fallo entonces, es moralmente NULO . Por lo tanto, mientras los organismos competentes no resuelvan la supuesta culpabilidad de los autores de aquél fallo, dicho fallo carece de garantías legales y debiera quedar en suspenso. Esto, por un elemental respeto a la salud moral del país.