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DE LA FUERZA DE LOS ARGUMENTOS Hubert Marraud (UAM) 1 RESUMEN. Este ensayo trata de la suficiencia de los argumentos. Un argumento es suficiente si tiene la fuerza requerida para sustentar su conclusión. Mantengo que la fuerza argumentativa es un concepto comparativo y contextual: la fuerza de un argumento se determina sobre el trasfondo de un conjunto de argumentos concurrentes (antiorientados, coorientados y análogos). En el curso de la argumentación se aduce que la estructura argumentativa es más compleja que la estructura del texto argumentativo. La estructura del texto argumentativo está integrada por enunciados relacionados entre sí, mientras que la estructura de la argumentación está formada por enunciados y argumentos relacionados entre sí. Los conectores argumentativos desempeñan un papel clave en la descripción y análisis de la estructura de la argumentación, fundándolos en las intuiciones de los hablantes. La semejanza de los conectores argumentativos con los conectores sentenciales me lleva a proponer la hipótesis de que unos y otros configuran estructuras análogas: conjunción de enunciados-conjunción de argumentos, negación sentencial-negación argumentativa, garante-analogía, etc. 1 Esta trabajo fue presentado en el I Simposio Internacional de Lógica, celebrado en la UCAB y la UCV, del 1 al 4 de junio de 2010 en Carcas. El ensayo surge de la discusión que tuvo lugar con motivo de la defensa de la tesis de fin de máster de Corina Yoris (2009). 1

Sobre la fuerza de los argumentos

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Estudio del concepto comparativo de fuerza de los argumentos desde su estructura. Argumentos simples y compuestos. Argumentos lineales y suposicionales. Argumentos paralelos. Argumentos coorientados y antirorientados. Refutación y recusación.

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Page 1: Sobre la fuerza de los argumentos

DE LA FUERZA DE LOS ARGUMENTOS

Hubert Marraud (UAM)1

RESUMEN. Este ensayo trata de la suficiencia de los argumentos.

Un argumento es suficiente si tiene la fuerza requerida para

sustentar su conclusión. Mantengo que la fuerza argumentativa es

un concepto comparativo y contextual: la fuerza de un argumento se

determina sobre el trasfondo de un conjunto de argumentos

concurrentes (antiorientados, coorientados y análogos). En el curso

de la argumentación se aduce que la estructura argumentativa es

más compleja que la estructura del texto argumentativo. La

estructura del texto argumentativo está integrada por enunciados

relacionados entre sí, mientras que la estructura de la

argumentación está formada por enunciados y argumentos

relacionados entre sí. Los conectores argumentativos desempeñan

un papel clave en la descripción y análisis de la estructura de la

argumentación, fundándolos en las intuiciones de los hablantes. La

semejanza de los conectores argumentativos con los conectores

sentenciales me lleva a proponer la hipótesis de que unos y otros

configuran estructuras análogas: conjunción de enunciados-

conjunción de argumentos, negación sentencial-negación

argumentativa, garante-analogía, etc.

ABSTRACT. This paper deals with argument sufficiency. An

argument is sufficient if it has the required strenght to support its

conclusion. I argue that argument strenght is a comparative and

contextual concept: the strenght of an argument is mesured against

a background of concurrent arguments (cooriented, antioriented and

analogous). It is argued that argument structure is more complex

than text structure; while text structure is made of interrelated

statements, argument structure is made of interrelated statements

1 Esta trabajo fue presentado en el I Simposio Internacional de Lógica, celebrado en la UCAB y la UCV, del 1 al 4 de junio de 2010 en Carcas. El ensayo surge de la discusión que tuvo lugar con motivo de la defensa de la tesis de fin de máster de Corina Yoris (2009).

1

Page 2: Sobre la fuerza de los argumentos

and arguments. Argumentative connectors play a prominent role in

describing and analysing the structure of arguments, grounding

them in empirical insights. Likeness of argumentative connectors

and setential connectives suggests that both give rise to similar

structures: conjunction of setences-conunction of arguments,

negation of sentences-negation of arguments, warrant-analogy, etc.

INTRODUCCIÓN

La noción de fuerza de un argumento es probablemente la noción

más característica del estudio normativo de la argumentación, en

oposición a otros enfoques de la argumentación, como la retórica y la

dialéctica, y a la lógica formal deductiva. La noción de fuerza

aparece tan pronto como se trasciende el ámbito de la

argumentación deductiva y con él el de un concepto cualitativo de

corrección argumental. Los argumentos deductivos son correctos e

incorrectos, pero los argumentos inductivos, abductivos y

presuntivos son más o menos correctos, más o menos fuertes o

débiles. Para evaluar argumentos de esos tipos se precisa un

concepto comparativo de corrección, y el concepto de fuerza de un

argumento viene a responder a esta demanda.

Antes de abordar el estudio de la noción de fuerza

argumentativa, repasemos las características de la corrección de los

argumentos deductivos. Podemos aproximarnos a la corrección

deductiva partiendo de la teoría abstracta de la consecuencia de

Tarski (1930, 1930a). Una relación entre conjuntos de enunciados

X,Y, Z,… y enunciados A,B,C,… es una relación de consecuencia si y

sólo si satisface las siguientes condiciones2:

Reflexividad. X⊢C si C pertenece al conjunto X.

Monotonía. Si X⊢C y X ⊆ Y, entonces Y⊢C.

Transitividad. Si X⊢A1, …, X⊢An y A1, …, An⊢C entonces X⊢C.

Una relación de consecuencia es finitaria si cumple además la

condición:

Si X⊢C entonces hay un subconjunto finito Y de X tal que Y⊢C.2 Léase “X⊢C” como “C es deduce de X” o “C es una consecuencia deductiva de X”.

2

Page 3: Sobre la fuerza de los argumentos

Finalmente, una relación de consecuencia es estructural o lógica si

cumple la condición adicional (enunciada aquí de forma

deliberadamente vaga):

Todo argumento que tenga la misma forma o estructura lógica

que un argumento correcto es correcto.

Una relación de consecuencia que cumple todas estas condiciones es

una relación de consecuencia estándar.

Muchas de las caracterizaciones contemporáneas del

“razonamiento de sentido común” hacen referencia a alguna de estas

características. Así, las lógicas no-monótonas o del razonamiento

revisable (cfr. Alchourrón et al., 2005) delimitan su campo frente a

la lógica deductiva apelando al fallo de la segunda de las condiciones

de Tarski. Otra condición a la que se suele apelar con el mismo

propósito es la quinta, que establece que la corrección lógica es

formal. Toulmin, por ejemplo, aboga en Los usos de la

argumentación por una noción de validez procedimental y no formal.

… todos los cánones o estándares empleados para criticar y

evaluar argumentos dependen en la práctica del campo,

mientras que todos los términos de evaluación son invariables

respecto al campo en lo que se refiere a su fuerza (60-61).

Si la corrección de un argumento depende de su forma (lógica) y esta

puede reconocerse sin necesidad de compararlo con otros

argumentos, cada argumento puede evaluarse de forma autónoma, y

es, por así decir, correcto o incorrecto por sí mismo. Por el contrario,

en el contexto de una lógica no monótona, la corrección de un

argumento no puede establecerse sin tener en cuenta otros

argumentos concurrentes. Si C se sigue de X pero no de X y A, el

primer argumento autoriza a extraer la conclusión C, dado X y en

ausencia de A. No se trata tanto de que el argumento de X a C sea

incorrecto, como de que el argumento es débil si hay alguna razón

para considerar A o para considerarlo siquiera posible.3 3 Una lógica no monótona puede ser formal en un sentido riguroso y distinto del expresado por el postulado de estructuralidad: para cualesquiera argumentos α, β, α‘ y β’, si β ≤ α, α tiene la misma forma que α’, y β tiene la misma forma que β’, entonces β ≤ α’ .

3

Page 4: Sobre la fuerza de los argumentos

CONCEPTOS DE FUERZA ARGUMENTATIVA

Una primera división entre los distintos conceptos de fuerza

argumentativa opone aquellos que la hacen depender, inter alia, de

la aceptabilidad de las premisas a aquellos que no lo hacen.

Perelman y Olbrechts-Tyteca en su Tratado de la argumentación,

§.97, incluyen entre los factores que determinan la fuerza de un

argumento la adhesión que el auditorio presta a sus premisas, y

Pollock (‘Defeasible reasoning with variable degrees of justification

II”) incluye el grado de justificación de las premisas entre los

factores determinantes de la fuerza de una argumento. Anscombre y

Ducrot, por su parte, en La argumentación en la lengua, pág. 51,

ofrecen la siguiente definición de la fuerza argumentativa:

Un argumento A es más fuerte que un argumento B si y sólo si

(1) en cualquier circunstancia y sea cual sea la conclusión C, si

se usa B en favor de C, se debe considerar utilizable A para esa

misma conclusión; (2) hay circunstancias en las que puede

usarse A para una determinada conclusión C, sin considerar

por ello que B es utilizable para C.

Esta definición excluye el grado de justificación de las premisas,

porque si fuera un factor pertinente, dos argumentos con premisas

distintas serían incomparables, puesto que esa diferencia

determinaría distintas circunstancias de usabilidad. En una situación

en la que se tuviera por falsa una las premisas propias de A, sin que

sucediera lo mismo con las premisas de B, se podría usar B pero no

A. Finalmente, Toulmin parece situarse en esta misma línea, puesto

que los cualificadores son palabras o frases que “indican la fuerza

conferida por la garantía en el paso adoptado” (Op.cit., pág. 137); o

“Las garantías son de diferentes clases, por lo que confieren diversos

grados de fuerza a las conclusiones que justifican” (Ibid., 136-137).

Es conveniente reservar el nombre “fuerza argumentativa”

para referirse exclusivamente al vínculo entre las premisas y la

conclusión (o entre las razones y las tesis, empleando una

4

Page 5: Sobre la fuerza de los argumentos

terminología quizá más afortunada). Hacerlo así aproxima la noción

de argumento fuerte a la de argumento correcto o deductivamente

válido, y facilita la comparación de una y otra.4 En lógica formal se

distingue entre los argumentos correctos y los sólidos o

concluyentes, entendiendo por argumento sólido o concluyente aquél

que es correcto y tiene premisas verdaderas. Del mismo modo,

podría distinguirse entre la fuerza de un argumento y la fuerza

conclusiva de un argumento5, entendiendo que en la fuerza

conclusiva de un argumento intervienen tanto su fuerza como el

grado de justificación de sus premisas.

Creo además que la distinción anterior es necesaria para dar

cuenta del comportamiento de los hablantes. En La argumentación

en la lengua Anscombre y Ducrot analizan la locución “A pero B”

como sigue6:

(1) A está orientado a una conclusión C,

(2) B está orientado a la conclusión opuesta no C, y

(3) B se considera más fuerte que A con respecto a la tesis C.

Un presupuesto del uso de esa locución en el que no siempre se

repara es que A y B son aceptables, o por lo menos compatibles.

Parece que quien afirma “A pero B” acepta o considera plausibles

tanto A como B. “Llueve” puede ser una razón para no salir de casa y

“No llueve” una razón para salir; sin embargo no diríamos “llueve

pero no llueve”. Parece entonces que la aceptabilidad de las

premisas es evaluada de forma previa a la fuerza de los argumentos.

Otro modo de clasificar los distintos conceptos de fuerza

argumentativa atiende a los términos empleados en su definición.

Desde este punto de vista pueden distinguirse los enfoques retóricos

(adhesión de la audiencia), de los pragmáticos (usabilidad de un 4 La corrección deductiva aparece entonces, bajo ciertos supuestos adicionales, como un caso límite de la fuerza argumentativa.5 Tomo la expresión “fuerza conclusiva” de Vreeswijk, ‘Abstract argumentation systems”, Artificial Intelligence 90, 1997. 6 Hablar así del análisis de “pero” E de Anscombre y Ducrot es una simplificación justificada solo a efectos expositivos; Ducrot distingue entre un “pero” anti-implicativo y un “pero” compensatorio; Adam entre un “pero” de refutación y un “pero” de argumentación, etc.

5

Page 6: Sobre la fuerza de los argumentos

argumento), epistémicos (grado de justificación) normativos

(racionalidad), etc. También puede tomarse la fuerza argumentativa

como una noción primitiva, como hace entre otros Dung (1995).

LA FUERZA Y LA ESTRUCTURA DE LOS ARGUMENTOS.

Para intentar precisar y sistematizar la noción de fuerza

argumentativa me guiaré por la estructura de los argumentos,

adoptando por tanto un enfoque lógico, y no retórico o dialéctico. El

resultado de ese proceder vendría a ser algo similar al “cálculo

fundamentado principalmente en operadores y reglas distintos de los

de la lógica” por cuya posibilidad abogaban Anscombre y Ducrot.

Aclaro a este respecto que una argumentación no solo puede tener la

forma “A luego B”, sino también otras menos obvias para alguien

formado en la tradición lógica contemporánea, como “A pero B”, “A

y además B” o “A y del mismo modo B”, donde A y B pueden ser, no

solo enunciados o conjuntos de enunciados, sino también

argumentos. El análisis de los argumentos suposicionales

proporciona una razón adicional para permitir que los argumentos

desempeñen papeles tradicionalmente reservados a los enunciados,

como señala, por ejemplo, David Hitchcock (2005, p.10): “El modo

más fácil de acomodar esos argumentos es expandir el concepto de

premisa para que incluya no solo asertivos sino también

argumentos”.

COMPARANDO LA FUERZA DE LOS ARGUMENTOS OPUESTOS

La noción de fuerza argumentativa parece especialmente

aplicable a pares de argumentos que sustentan conclusiones

contrarias o contradictorias. Recuérdese a este respecto el análisis

de “pero” de Anscombre y Ducrot antes citado. Asumiendo pues que

sus premisas son simultáneamente aceptables, parece que un

argumento A es más fuerte que un argumento opuesto B si cuando se

consideran conjuntamente, el segundo impone su conclusión al

primero. Si se escribe “A⊕B” para indicar que A y B sustentan una

6

Page 7: Sobre la fuerza de los argumentos

misma conclusión, “A⊖B” para indicar que sustentan conclusiones

opuestas, y (A,B) para la combinación de A y B, se puede formular la

observación anterior como un principio:

- Si A⊖B y (A,B)⊕A entonces B<A, o

- Si A⊖B y (A,B)⊖B entonces B<A.

Obsérvese que si A y B fueran inconsistentes, considerados

conjuntamente sustentarían sus conclusiones en la misma medida (ex

contradictione quodlibet) y por tanto ninguno de ellos sería más

fuerte que el otro.

La comparación de argumentos que sustentan conclusiones

contrarias o contradictorias no es el único caso de oposición entre

argumentos. Si un argumento A sustenta una conclusión no-B y B es

una razón para C, puede decirse que A y B son, de algún modo,

opuestos. Sin embargo en un caso como el descrito no se

compararían las fuerzas de A y de B para ver si se puede extraer

alguna conclusión, siquiera provisional, de su consideración

conjunta. En ausencia de una razón más fuerte que A para B, el

segundo argumento parece fuera de lugar. Esto reafirma la tesis de

que allí donde se discute de la verdad de las premisas de un

argumento, no procede la comparación de su fuerza.

Se puede traer a colación aquí la distinción de Pollock entre

recusación (undercuting defeater) y refutación (rebutting defeater).7

Una refutación da una razón para negar una tesis, mientras que una

recusación ataca la conexión entre las razones y la tesis. El ejemplo

típico de recusación es: ese objeto me parece rojo, pero está

iluminado por una luz roja. Esquemáticamente, se trata de una

oposición entre los argumentos “ese objeto me parece rojo, luego es

rojo” y “ese objeto está iluminado por una luz roja, luego puede ser

rojo sin serlo”. La novedad con respecto a los casos anteriores

consiste en que el segundo argumento lleva a concluir que el primer

argumento es insuficiente. Para dar cuenta de la recusación pueden

adoptarse dos estrategias distintas. Puede, en primer lugar,

7 La distinción de Pollock recuerda y complementa a la que establece Aristóteles en los Primeros Analíticos entre la objeción (enstasis) y la contra-argumentación

7

Page 8: Sobre la fuerza de los argumentos

introducirse un operador “?” para la suspensión del juicio, de manera

que en el ejemplo descrito se estararían oponiendo dos argumentos

con conclusiones opuestas:

A<

A,B

C C?

En segundo lugar, puede usarse una negación argumentativa para

representar la recusación como una argumentación que desemboca

en el rechazo de un argumento:

.

A,B

noA

C

Finalmente, si siguiendo la tradición de la lógica formal, la

aserción de un enunciado es una especie de argumento8, aún habría

que considerar otra forma de oposición entre argumentos, ilustrada

por el conector “sin embargo”.

A y sin embargo B: (1) A y B son (tenidos por) verdaderos,

(2) A sustenta la conclusión no B.

En general, “A y sin embargo B” puede parafrasearse como “A y sin

embargo sabemos que B”; dicho de otro modo, en esa frase A tiene el

status de una razón y B el de un hecho.

Más adelante se describe una quinta variedad de oposición

entre argumentos que involucra dos argumentos abductivos.

¿Qué sucede cuando se comparan dos argumentos A⊖B sin que

ninguno de ellos sea más fuerte que el otro? Cuando ninguno de los

dos argumentos es más fuerte que el otro, puede deberse bien a que

tengan la misma fuerza, bien a que sus fuerzas sean incomparables.

Adaptando una distinción al uso en el campo de las lógicas no

monótonas, se pueden distinguir dos actitudes:

8 Verheij (1994) explica la naturaleza de tales argumentos diciendo que representan los casos en los que “se propone un enunciado sin ninguna razón que los sustente”.

8

Page 9: Sobre la fuerza de los argumentos

a) razonamiento crédulo: en la situación descrita puede

mantenerse tanto la conclusión de A como la de B;

b) razonamiento escéptico: en la situación descrita hay que

suspender el juicio.

Podrían recomendarse actitudes diferentes según se trate de

argumentos incomparables o con la misma fuerza, recomendando la

credulidad en uno de ellos y el escepticismo en el otro. Por otra

parte, resulta plausible recomendar la credulidad en los

razonamientos prácticos y el escepticismo en los teóricos. En todo

caso, hay una cuestión previa: ¿Hay alguna diferencia práctica

apreciable entre tener la misma fuerza y tener fuerzas

incomparables?

COMPARANDO LA FUERZA DE LOS ARGUMENTOS COORIENTADOS

Se dice que dos argumentos están coorientados cuando sustentan la

misma conclusión; es decir, si A⊕B. Si el conector argumentativo

‘pero’ estructura la comparación de la fuerza de los argumentos

opuestos, ‘además’ e ‘incluso’ hacen lo propio con la fuerza de los

argumentos coorientados. La frase ‘A y además B’ presenta a B como

un argumento más fuerte que A para una conclusión común C, como

también hace ‘incluso’. No obstante, en ocasiones el alcance de

‘además’ es la totalidad de los contenidos semánticos de A y de B;

cuando así sucede ‘además’ es reemplazable por ‘y’ pero no por

‘incluso’. Se pueden ilustrar esos usos con dos ejemplos de

Anscombre y Ducrot.

María sabe alemán e incluso sánscrito.

Ese hombre es afortunado: es rico y además tiene muchos

amigos.

En el primer caso saber sánscrito se presenta como una razón más

fuerte que saber alemán para concluir que María es sabia, mientras

que en el segundo tener muchos amigos se presenta como una razón

que refuerza a la riqueza para concluir que ese hombre es

9

Page 10: Sobre la fuerza de los argumentos

afortunado. El análisis correspondiente al primer caso es el

siguiente.

A e incluso B: (1) A y B son (tenidos por) verdaderos,

(2) A sustenta una conclusión C,

(3) B sustenta una conclusión C,

(4) A es suficiente, en el contexto, para concluir C,

(5) B es más fuerte que A con respecto a la

conclusión C.

Mientras que el análisis del segundo caso sería como sigue.

A y además B: (1) A y B son (tenidos por) verdaderos,

(2) A sustenta una conclusión C,

(3) B sustenta una conclusión C,

(4) A es insuficiente, en el contexto, para concluir C,

(5) A y B son, en el contexto y tomados

conjuntamente, suficientes para concluir C.

Estos análisis remiten a dos variedades de la argumentación

coorientada. Aunque no faltan quienes encuentran la distinción

impracticable9, suele distinguirse entre argumentación coordinada y

argumentación convergente. La distinción se debe a Stephen

Thomas, quien escribe:

“Si cada razón fuera por sí misma suficiente, en caso de ser

verdadera, para sustentar la conclusión, y si la falsedad de una

de las razones no debilitara el paso de otra de las razones a la

conclusión, el razonamiento podría representarse como

convergente. Pero si la falsedad de una razón debilitara el paso

de otra(s) a la conclusión, entonces agrupa esa razón con las

otras en el diagrama” (1988, p. 62).

Alec Fisher da una segunda caracterización:

“Si se ofrecen varias razones a favor de una conclusión, hay

dos posibilidades: esas razones pueden presentarse como un

apoyo conjunto a la conclusión (tomadas conjuntamente

sustentan la conclusión pero cada una de ellas por separado no

9 Por ejemplo D.A. Conway, 1991.

10

Page 11: Sobre la fuerza de los argumentos

lo hace) o pueden presentarse como justificaciones

independientes de ella (de modo que si se acepta una de esas

razones el autor espera que se acepte la conclusión)”. (1988, p.

19).

En todo caso, tanto si se trata de una argumentación coordinada

como de una argumentación convergente, es una argumentación A

integrada por varios argumentos Ai, 1≤ i ≤ n, que comparten una

misma conclusión C, que es también la conclusión de la

argumentación A. Por tanto la argumentación coordinada ha de

distinguirse de la inferencia a partir de múltiples premisas. En una

inferencia semejante las premisas proporcionan de forma conjunta

una razón para la conclusión C, y la eliminación de una de las

premisas da como resultado, no un argumento más débil, sino un no-

argumento. A partir de los enunciados “Si Abel hubiera venido, le

habría visto” y “No he visto a Abel” puede inferirse “Abel no ha

venido”; pero si omitimos alguno de los dos primeros enunciados, no

hay argumento alguno.

La posibilidad de insertar ciertos conectores argumentativos

(además, por otra parte, etc.) suministra un criterio para distinguir

entre una argumentación coorientada y una inferencia con múltiples

premisas. Un conector argumentativo une, no dos enunciados, sino

dos razones. Por eso una frase como “Si Abel no hubiera venido, le

habría visto, y además no le he visto” es extraña, evidenciando que

se trata de una inferencia y no de una argumentación coorientada.

No sucede lo mismo con “Abel no ha venido: no le he visto y además

creo que tenía cita con el médico”, puesto que aquí “no le he visto” y

“creo que tenía cita con el médico” proporcionan dos argumentos

para la conclusión “Abel no ha venido”.

La comparación de la fuerza de argumentos coorientados

puede definirse en términos de la comparación de argumentos

antiorientados:

11

Page 12: Sobre la fuerza de los argumentos

Si A⊕B, A<B syss (1) para todo argumento C, si A⊖C y B<C

entonces A<C, y (2) existe un argumento C, A⊖C, A<C y B<[C.10

Se dice con frecuencia que una argumentación coordinada A es una

razón más fuerte para C que cualquiera de los Ai que la integran,

mientras que una argumentación convergente A es tan fuerte con

respecto a C como el más fuerte de los argumentos que la integran.

¿Cuál puede ser la justificación para ofrecer varios

argumentos distintos para una misma conclusión? En primer lugar la

justificación puede tener que ver con las premisas de los argumentos

considerados, y por tanto con la fuerza conclusiva más que con la

fuerza argumentativa.11 Un argumento A será concluyente, entre

otras cosas, si sus premisas son aceptadas. Sea A una argumentación

integrada por una colección de argumentos coorientados A1,…, An

con premisas mutuamente independientes. Si se mostrara que

alguna de las premisas de Ai es falsa o dudosa, ese argumento

dejaría de ser utilizable, pero no la argumentación A, puesto que esa

recusación no afectaría a los demás argumentos que la integran. El

caso descrito parece pues una argumentación convergente. Sin

embargo sería abusivo concluir que A es tan fuerte como el más

fuerte de los argumentos que la integran. Para poder afirmarlo sería

preciso que las fuerzas de los Ai fueran comparables dos a dos, algo

que puede no suceder. Lo que sí se sigue es que la argumentación A

es al menos tan fuerte como cualquiera de los argumentos Ai que la

integran. En efecto, A puede ser vista como una disyunción de

argumentos, de modo que para refutar A es preciso refutar cada uno

de los argumentos que la integran. En tal caso, para todo argumento

C, si A⊖C y A<C entonces Ai <C.

En segundo lugar, el análisis del caso precedente muestra que

las razones para ofrecer varios argumentos para apoyar la misma

10 La cláusula (2) podría reformularse, de forma más exigente, así: existe un argumento C, A⊖C, A<C y B≤C.11 Eso es lo que parece que quiere decir Tutescu (2002) cuando refiriéndose a la frase “A d’ailleurs B” señala que A ha de ser argumentativamente independiente de B, o que A ha de ser semántica y lógicamente independiente de B.

12

Page 13: Sobre la fuerza de los argumentos

conclusión pueden tener que ver con la suficiencia de la

argumentación desplegada. Supóngase ahora que existieran dos

argumentos B1 y B2 antiorientados con respecto a A, de los que B1 es

más fuerte que cada uno de los A1,…,An-1, pero no que An , y B2 es

más fuerte que este último pero no que los anteriores. Si A parece

una disyunción de argumentos, la contra-argumentación B = (B1, B2)

parece una conjunción de argumentos. En efecto, B1 y B2 por

separado son insuficientes para refutar la argumentación A, y han de

tomarse conjuntamente para lograrlo.

Adviértase que aquí la disyunción y la conjunción no funcionan

como conectivas sentenciales, sino como conectivas argumentativas;

su función no es integrar dos enunciados en un único enunciado, sino

integrar dos argumentos en una argumentación única. Ese uso de la

conunción está avalado por los análisis del discurso: “Como conector

argumentativo, y introduce argumentos coorientados” (Bermejo

2004). En suma, una argumentación coordinada aparece como una

conjunción de argumentos y una argumentación convergente como

una disyunción de argumentos.

UN CASO DE ARGUMENTACIÓN COORIENTADA

Tutescu (2002, cap.VII) propone el siguiente ejemplo de

argumentación coorientada:

Pablo lee libros de historia, artículos de ecología, literatura

francesa, obras de filosofía, ciencia ficción, e incluso novelas

policíacas.

Según Tutescu los enunciados (e1) Pablo lee libros de historia, (e2)

Pablo lee artículos de ecología, (e3) Pablo lee literatura francesa,

(e4) Pablo lee obras de filosofía, (e5) Pablo lee ciencia ficción, y (e6)

Pablo lee novelas policíacas, comparten una misma orientación

argumentativa; apuntan, por ejemplo, a la conclusión “Pablo es un

lector voraz”. La última de las razones enumeradas está marcada con

“e incluso”, indicando que esa razón es más fuerte que las

13

Page 14: Sobre la fuerza de los argumentos

precedentes y suficiente por sí misma, en el contexto de la

argumentación, para establecer la conclusión propuesta.

Sin embargo es dudoso que (e6) sea por sí misma más fuerte

que los demás enunciados con respecto a la conclusión “Pablo es un

lector voraz”. Desde luego el hecho de que alguien lea novelas

policíacas es insuficiente para atribuirle la condición de lector voraz.

Una explicación alternativa es que los cuatro primeros

enunciados pueden interpretarse como razones a favor de una

conclusión ligeramente distinta: Pablo es un intelectual. El

enunciado (e5) encaja peor con esa conclusión, aunque es

compatible con ella. Es la adición del último enunciado la que inclina

definitivamente la balanza a favor de la conclusión “Pablo es un

lector voraz”. De esta manera (e6) da su orientación definitiva al

conjunto de argumentos ofrecido.

Habría por tanto un primer argumento abductivo, que pretende

que Pablo es un intelectual es la mejor explicación disponible de los

hechos expresados por (e1)-(e4), y por tanto infiere de esos

enunciados la conclusión Pablo es un intelectual. Aunque (e6) es

insuficiente por separado para concluir que Pablo es un lector voraz,

cuando se añade a los enunciados (e1)-(e4), modifica la orientación

argumentativa, que pasa a ser “Pablo es un lector voraz”. De nuevo

se trata de un argumento abductivo: la voracidad lectora de Pablo

sería la mejor explicación disponible de (e1)-(e6) (mejor que su

condición de intelectual).

Podría decirse entonces que (e6) es una razón dominante en el

conjunto {(e1),…,(e6)}, puesto que le impone su orientación

argumentativa. Sin embargo, estrictamente hablando, (e6) no es más

fuerte que los enunciados que le preceden, puesto que por sí mismo

es insuficiente para establecer su conclusión.

Obsérvese que las dos conclusiones consideradas no son

incompatibles: Pablo podría ser al mismo tiempo un intelectual y un

lector voraz. La oposición entre ambas proviene de ser un intelectual

y ser un lector voraz son explicaciones distintas de la conducta de

14

Page 15: Sobre la fuerza de los argumentos

Pablo. Podría decirse que Pablo es, no un intelectual, sino un lector

voraz. Aquí la incompatibilidad se da entre argumentos antes que

entre enunciados: o “Pablo es un intelectual” es la mejor explicación

disponible de los hechos o lo es “Pablo es un lector voraz”, y por

tanto la oposición depende de que no puedan aceptarse

simultáneamente las dos abducciones.

EL PRINCIPIO DEL ESLABÓN MÁS DÉBIL

En una argumentación concatenada hay enunciados que funcionan

como conclusión de un argumento y como premisa de otro. El

principio del eslabón más débil se aplica a argumentaciones

concatenadas y en alguna de sus formulaciones implica que la fuerza

de los argumentos define un orden total sobre estos. Por ejemplo. “la

fuerza de una argumentación concatenadas es igual a la del más

débil de los argumentos concatenados”. La objeción puede evitarse

diciendo que una argumentación concatenada es más débil que cada

una de las argumentaciones que la componen:

Sea A = A1+ …+ An una argumentación concatenada. Para todo

i, 1≤ i≤ n, y todo argumento B, si Ai<B entonces A<B.

Incluso con una formulación más cuidadosa, el principio del eslabón

más débil presupone la comparación de argumentos con

conclusiones dispares, ni opuestas ni coincidentes. Sea A un

argumento cuya conclusión c es una de las premisas de un segundo

argumento B que lleva a la conclusión c’. Las premisas de la

argumentación concatenada A+B son las premisas de A y las

premisas de B distintas de c, y su conclusión es c’. Considérese un

argumento C, antiorientado con A, A<C. C no invalida ni las

premisas de A+B ni su conclusión, pero si éste es más débil que

aquel, se sigue que A+B<C. La conexión entre estos dos argumentos

consiste en que las premisas del primero, A, son un subconjunto de

las premisas del segundo, A+B.

Una argumentación concatenada puede ser más débil que los

argumentos que la integran. A partir de las premisas “a es un P1” y

15

Page 16: Sobre la fuerza de los argumentos

“el 90% de los Pn son Pn+1” se puede formar un encadenamiento de

silogismos estadísticos que arroja progresivamente conclusiones

menos probables. Lo mismo sucede si se reemplaza el porcentaje por

adverbios como “muchos”, “la mayoría”, “casi todos”, etc.

ARGUMENTACIÓN POR ANALOGÍA

Debe distinguirse entre los argumentos que establecen una analogía

y los argumentos que usan una analogía. Aquí trataré de los

últimos.El análisis de las argumentaciones por analogía sugiere que

la pretensión subyacente es que los argumentos análogos tienen una

fuerza similar. Recuérdese que, según Toulmin, la fuerza de una

inferencia es conferida por su garantía, por lo que cabría pensar que

las analogías funcionan argumentativamente como garantes. Eso

requiere que las garantías usadas en los argumentos análogos son

del mismo tipo.

Los argumentos análogos no tienen la misma forma lógica,

hablando con propiedad, aunque puede decirse que están

estructurados del mismo modo. En una argumentación por analogía

intervienen dos argumentos, la fuente y el término. Cuando se trata

de una analogía directa, se pretende que si el argumento fuente es

suficiente, también lo es el argumento término. Cuando se trata de

una contra-analogía, se pretende que puesto que el argumento

fuente no es suficiente, tampoco lo es el argumento término. La

pretensión es que el argumento término da razón de su conclusión

del mismo modo que lo hace el argumento fuente. El énfasis está por

tanto en el nexo entre las premisas y la conclusión, que sería

semejante en los dos casos. Esto se expresa en Marraud (2007)

diciendo que en una (buena) argumentación por analogía se opera

una transferencia proporcional de la fuerza de los argumentos. Este

análisis da un cierto carácter metaargumentativo a la analogía, como

reconocen Woods y Hudak (1989):

Los argumentos por analogía son argumentos por paridad

de razonamiento, por así decir. Son argumentos acerca de

16

Page 17: Sobre la fuerza de los argumentos

argumentos, meta-argumentos. Alegan que dos o más

argumentos objeto valen o no conjuntamente y que es así

porque están a la par en un respecto relevante, porque

poseen estructuras profundas semejantes por las que

coinciden en forma lógica (127).

El mecanismo que interviene en una argumentación por analogía

puede describirse empleando el concepto, un tanto vago, de campo

argumentativo.12 Es frecuente comenzar el análisis de una

argumentación de este tipo listando en una tabla los componentes de

la fuente y el término, situando en la misma fila aquellos que se

corresponden en virtud de la analogía. Las entradas de la tabla

proporcionan el vocabulario de la fuente y del término. Shelley

(2004, págs. 225-227) analiza la analogía del libro VI, 488b, de La

República de Platón. Platón propone una analogía entre una nave y

el estado que, con las debidas simplificaciones, puede enunciarse así:

del mismo modo que una nave necesita de un capitán que fije su

rumbo, un estado necesita de un líder que fije su política. Para

analizar esta analogía se enumeran los componentes de la fuente y el

término estableciendo una correspondencia uno a uno entre ellos. La

analogía establece una correspondencia entre los componentes de la

misma fila.

Fuente: Nave Término: Estado

nave estado

capitán líder

rumbo política

tripulación ciudadanía

bienestar

disfruta

bienestar

disfruta

12 El concepto de campo argumentativo fue introducido por Toulmin en Los usos de la argumentación: “se dice que dos argumentos pertenecen al mismo campo cuando los datos y conclusiones de cada uno de ellos son, respectivamente, del mismo tipo lógico” (pág.26). Toulmin argumenta que los criterios para la evaluación de argumentos dependen del campo al que pertenezcan.

17

Page 18: Sobre la fuerza de los argumentos

necesita(nave,

capitán)

necesita(estado, líder)

fija(capitán, rumbo) fija(líder, política)

disfruta(tripulación,

bienestar)

disfrutan(ciudadanos,

bienestar)

porque(necesita, fijar) porque(necesita, fijar)

así que(fijar,

bienestar)

así que(fijar, bienestar)

Los componentes se agrupan en tres categorías: objetos (en la fuente

son nave, capitán, rumbo, tripulación y bienestar, y en el término

estado, líder, política, ciudadanía y bienestar), relaciones entre esos

objetos (necesitar, fijar y disfrutar) y relaciones entre relaciones, de

orden superior (porque, así que). La analogía se centra en las dos

últimas categorías y no requiere que los objetos emparejados tengan

una descripción común (una nave no se parece a un estado): “las

analogías exigen relaciones comunes pero no descripciones de

objetos comunes” (Gentner y Markman 1997, pág. 47).

Usando el vocabulario recogido en la tabla pueden construirse

diversos argumentos; por ejemplo: del mismo modo que la

tripulación ha de obedecer al capitán, los ciudadanos han de

obedecer al líder, etc. El conjunto de esos argumentos forma el

campo del argumento desplegado. La pretensión de quien usa un

argumento por analogía es que los campos de los argumentos

emparejados están estructurados del mismo modo, de manera que si

existe una objeción o un contraargumento al argumento fuente,

también existe, mutatis mutandis, una objeción o un

contraargumento al argumento término.

Se acepta comúnmente que una analogía más completa es

preferible a una analogía menos completa o más parcial, pero

naturalmente hay que precisar qué se entiende aquí por “completa”.

18

Page 19: Sobre la fuerza de los argumentos

Un barco –o por lo menos un barco de madera- tiene que ser

calafateado regularmente, tiene un armador, etc. ¿Cuál es el

calafateado del estado? ¿Quién es su armador? La ausencia de

análogos del calafateado o del armador no es, en principio, una

debilidad del argumento platónico del barco y el estado. Lo será

únicamente si la necesidad de un calafateado regular o la existencia

de un armador son argumentativamente pertinentes para la

autoridad del capitán. Una buena analogía debe tener en cuenta las

semejanzas y las diferencias argumentativamente pertinentes para la

cuestión tratada.

CONCLUSIÓN

Existe un amplio consenso en que un buen argumento, desde un

punto de vista lógico-informal, es aquél que es aceptable, suficiente y

pertinente. El primer requisito se refiere a las premisas, el segundo a

la fuerza del argumento y el tercero al modo en que el argumento

encaja en la argumentación en la que se inscribe. La práctica

argumentativa muestra que esos tres requisitos se evalúan por

separado y de forma secuencial: aceptabilidad-pertinencia-

suficiencia.

En esta charla he tratado pues de la suficiencia de los

argumentos. Un argumento es suficiente si tiene la fuerza requerida

para sustentar su conclusión. He dado razones para entender la

fuerza como un concepto comparativo y contextual: la fuerza de un

argumento se determina sobre el trasfondo de un conjunto de

argumentos concurrentes (antiorientados, coorientados y análogos).

El curso de la exposición ha dejado claro, espero, que la

estructura argumentativa es más compleja que la estructura del

texto argumentativo. La estructura del texto argumentativo está

integrada por enunciados relacionados entre sí, mientras que la

estructura de la argumentación está formada por enunciados y

argumentos relacionados entre sí.

19

Page 20: Sobre la fuerza de los argumentos

Los conectores argumentativos desempeñan un papel clave en

la descripción y análisis de la estructura de la argumentación. La

semejanza, pese a todo, de los conectores argumentativos con los

conectores sentenciales me lleva a proponer la hipótesis de que unos

y otros configuran estructuras análogas: conjunción de enunciados-

conjunción de argumentos, disyunción de enunciados-disyunción de

argumentos, negación sentencial-negación argumentativa, garante-

analogía, etc.

Ese paralelismo exige permitir que los argumentos

desempeñen roles como razón, conclusión o garantía,

tradicionalmente reservados a los enunciados.13 Hay varias razones

para liberalizar el papel de los argumentos; entre otras: permite una

mejor comprensión del funcionamiento del razonamiento analógico,

los distintos tipos de contraagumentación y de argumentación

coordinada, y la naturaleza del razonamiento hipotético o

suposicional.

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Cambrige University Press, 1988.

13 Para una argumentación más detallada véase mi “Reasons, Premises and the Structure of Arguments”, en proceso de evaluación en Informal Logic.

20

Page 21: Sobre la fuerza de los argumentos

Gentner, D. y Markman, A.B. (1997): ‘Structure mapping in analogy

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Page 22: Sobre la fuerza de los argumentos

Yoris, C. (2009): ‘La fuerza de los argumentos por analogía’, inédito.

Trabajo de fin de máster, máster en Lógica y Filosofía de la Ciencia,

Universidad de Salamanca.

Huberto Marraud

Facultad de filosofía y Letras

Universidad Autónoma de Madrid

c/ Francisco Tomás y Valiente 1

28049 Madrid (Spain)

e-mail: [email protected]

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