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Opus 3 úr sonata de los espectros *

Strindberg - La sonata de los espectros

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Opus 3

úr sonata de los espectros *

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P E R S O N A J E S

EL VIEJO, director Hummel. EL ESTUDIANTE, Arkenholz. h LECHERA (una visión). h PORTERA. EL MUERTO, cónsul. h SENORA DE NEGRO, hija del muerto y la portera. EL CORONEL. LA MOMIA, esposa del coronel. Su HIJA, que es la hija del viejo. EL ARIST~CRATA, llamado barón Skanskorg, prometido

de la hija de la portera. JOHANSSON, criado de Humrnel. BENGTSSON, mayordomo del coronel. h NOVIA, antigua novia de Hummel, una vieja de pelo

blanco.

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Planta baja y primer piso de la fachada de una casa moderna, pero sdlo la esquina de la casa, que en la planta baja termina en un saldn redondo y en el primer piso en un balcón con un asta para banderas.

Por la ventana abierta del salón redmdo se ve, cuan- do descorren las cortinas, una estatua de mármol blanco de una mujer joven, rodeada de palmeras e intensamente iluminada por rayos sdares. En la ventana de la izquierda se ven unas macetas de jacintos (azules, blancos, rosados).

En la barandilla del balcdn del primer piso hay una sobrecama de seda azul y dos almohadas blancas. L a ventanas de la izquierda están tapadas c m sábanas blan- cas. Es una mañana de domingo clara y sdeada.

Delante de la fachada, en primer término, hay un ban- co verde.

A la derecha, en primer término, una fuente; a la i2 quierda, una columna para pegar carteles.

A la izquierda, al fondo, está la puerta de entrada a la casa, que deja ver la escalera de mármd blanco y el barandado de caoba y bronce. A ambos lados de la puerta, en la acera, hay unas macetas con laureles.

Ia esquina del saldn redondo da también a una talle \' transversal, que nos imaginamos se pierde por el foro.

A la izquierda de la puerta de entrada, en la pb ta baja, hay una ventana con m espejo fisgdn,

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Al levantarse el telón se oyen lejanas las campams de algunas iglesias.

L a puertas de la casa están abiertas. En la escalera hay una señora vestida de negro, inmóvil.

LA PORTERA barre la entrada. Luego lustra el bronce de la puerta. Después riega los laureles.

En una silla de ruedas, junto a la columna de los cm- teles, está el viejo HUMMEL leyendo el periddico. Tiene el pelo y la barba blancos y lleva gafas.

LA LECHERA aparece por la esquina con unas botellas en una cesta de alambre. Va vestida de verano, con zapa- tos marrones, medias negras y un gorro blanco. Se quita el gorro y lo cuelga en la fuente. Se seca el sudor de la frente. Bebe un poco de agua del caro. Se lava las manos. Se arregla el pelo, mirándose en el agua.

Se oye la sirena de un barco de vapor y la nnísica del drgano de una iglesia próxima rompe, de vez en cuando, el silencio.

Despuks de unos nrinutos de silewcio, cuando LA LE- CHERA ya ha acabado de arreglarse, entra EL ESTUDIANTE, por la izquierda. Va sin afeitar, y parece que no ha dor mido en toda la noche. Se dirige directamente a la fuente.,

(Pausa.)

EL ESTUDIANTE.-¿Me dejas el cazo?

(LA LECHERA aprieta el cazo cotrtra su cuerpo.)

EL ESTUDJANTE.-¿NO has terminado ,aún?

(LA LECHERA lo mira horrorizada.)

EL VIEJO (para sí mismo).-¿Con quién estará hablan- do?. . . ¡YO no veo a nadie!. . . ¿Estará loco?

(Continúa mirándolos con gran asombro.)

EL ESTUDIANTE.-¿Qué me miras? ¿Tan espantoso es mi aspecto?. . . Sí, sí no he dormido en toda la noche y tú, claro, supones que he estado de juerga ... (LA LECHERA, c m antes.)

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EL ESTUDIANTE.-Que he estado bebiendo, ¿verdad?. . . ¿Huelo a vino?

(LA LECHERA como antes.)

EL ESTUDIANTE.-Sí, VOY sin afeitar, ya lo sé.. . Pero dame un poco de agua, chiquilla. Me la he ganado. (Pausa.) Bueno, entonces tendré que decirte que me he pasado la noche curando heridos y velando enfer- mos. Sabrás lo de la casa que se hundió ayer ..., yo andaba por allí.. . Ahora ya lo sabes.

(LA LECHERA etFjuaga el cazo y le da de beber.)

EL ESTUDIANTE.-i Gracias!

(LA LECHERA está inmóvil.)

EL ESTUDIANTE (lentamente).-(Quieres hacerme un gran favor? (Pausa.) Es lo siguiente: como puedes ver, ten- go los ojos muy inflamados, pero como he estado to- cando con las manos muertos y heridos, sería muy peligroso que yo me los lavase ... ¿Quieres sacarme del bolsillo el pañuelo limpio, mojarlo en el agua fres- ca y humedecer mis pobres ojos?. . . Lo harás, ¿ver- dad?. . . ¿No quieres ser la buena samaritana?

(LA LECHERA, tras ciertas dudas, hace lo que le pide.)

EL EsTUDIANTE.-~G~~~~~S, amiga! (Saca su monedero.)

(LA LECHERA hace un gesto de rechazo.)

EL E S T U D I A N T E . - P ~ ~ ~ ~ ~ ~ mi torpeza, pero estoy medio dormido. . .

(LA LECHERA sale.)

* EL VIEJO (al E s ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ) . - D i s c ú l p e m e el atrevimiento

de.dirigirme a usted, pero he oído que usted presen-

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ci6 el accidente de ayer tarde ... Precisamente estaba leyéndolo en el periódico.. .

EL ESTUDIANTE.-¿Ya lo han publicado? EL VIEJO.-%, está todo, y su fotografía también, aunque

lamentan el no haber podido averiguar el nombre del valeroso estudiante.. .

EL ESTUDIANTE (mirando el periddico).-Pues sí.. . Soy yo. Y...

EL VIEJO.-(Con quién hablaba hace un momento? EL ESTUDIANTE.-¿NO lo vio?

(Pausa.)

EL VIEJO.-¿Sería una impertinencia preguntarle su dig- no nombre?

EL ESTUDIANTE.-¿^^^^ qué quiere saberlo? A mí no me gusta la publicidad.. ., un día todo son alabanzas y al siguiente vituperios.. . , el arte del menosprecio ha al- canzado tal perfección.. . Además, yo no pido recom- pensa.. .

EL vIEJo.-¿Tan rico es? EL ESTUDIANTE.-¡Qué va.. . , al contrario! Más pobre que

las ratas. EL VIEJO.-U~ momento. .., me da la impresión que he

oído su voz.. . En mi juventud tuve un amigo que no podía pronunciar la palabra ventana y siempre decía «fentana». . . Sólo he conocido una persona con esa pronunciación y era d. La segunda es usted.. ., . ¿no será usted acaso pariente de un mayorista Ila- mado Arkenholz?

EL ESTUDIANTE.-Soy SU hijo. EL VIEJO.-Son extraños caminos del destino ... Yo a us-

ted lo vi de niño, en circunstancias particularmente difíciles. . .

EL ESTUDIANTE.-P~~~C~ que vine al mundo en mitad de una quiebra.. .

EL VIEJO.-~EX~C~O! EL ESTUDIANTE.-¿PO&~~ yo también preguntarle su

nombre? EL VIFJO.-M~ Uamo Hummel, soy director de empresa ... EL E S T U D I A N T E . - < ~ S ~ ~ ~ es.. . ? Entonces, ya me acuer-

do.. .

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EL VIEJO.-Habrá oído mencionar mi nombre con cierta frecuencia en el seno de su familia.

EL ESTUDIANTE.-Sí. EL VIEJO.-Y mencionarlo con cierta repdsa.

(EL ESTUDIANTE calla.)

EL VIE JO.-i Puedo suponérmelo!. . . i Se llegó a decir que yo había arruinado a su padre! ... Siempre pasa lo mismo.. . Todos los que se arruinan en negocios des- cabellados consideran que el causante de su ruina es aquel a quien no consiguieron engañar. (Pausa.) Lo cierto es que su padre me robó diecisiete mil coro- nas, es decir, todo lo que tenía en aquel tiempo.

EL ESTUDIANTE.-ES curioso que una historia se pueda contar de dos maneras tan diametralmente opuestas.

EL VIEJO.-¿NO creerá que le estoy mintiendo? EL ESTUDIANTE.-¿Y qué quiere que crea? Mi padre no

mentía. EL VIEJO.-ES muy cierto, un padre no miente nunca.. .,

pero yo también soy padre, así es que.. . EL ESTUDIANTE.-¿A~Ó~~~ quiere ir a parar? EL VIEJO.-Mire, yo salvé a su padre de la miseria y d

me pagó con el terrible odio del que se ve obligado a sentirse agradecido ..., enseñando a su familia a ha- blar mal de mí.

EL ESTUDIANTE.-QU~Z~ fue usted el que provocó su in- gratitud al envenenar la ayuda con humillaciones inne- cesarias.

EL v~~jo.-Toda ayuda es humillante, caballero. EL ESTUDIANTE.-(Qué quiere de mí? EL VIEJO.-NO le voy a pedir dinero, pero si usted me

hiciese unos pequeños servicios me consideraría bien pagado. Ya ve que soy un inválido; unos dicen que por mi culpa, otros se la echan a mis padres. Pero yo creo que la causa es la vida misma con sus malas artes, porque si uno logra sortear una trampa cae en la siguiente. Sea como fuere, el caso es que no puedo andar subiendo escaleras, ni tirando del cordón de las campanillas. Por eso le digo: jayúdeme!

EL E S ~ I A N T E . - C Q U ~ tengo que hacer?

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EL VI~JO. -E~ primer lugar, lléveme hasta aquella colum- na para poder leer la cartelera. Quiero ver lo que dan esta tarde.. .

EL ESTUDIANTE (empujatrdo la silla de ruedas).-¿No tie- ne a nadie que le ayude?

EL VIEJO.-Sí, pero ha ido a hacer un recado.. ., volverá en seguida.. . ¿Estudia usted medicina?

EL ESTUDIANTE.-NO, idiomas. Pero no sé muy bien a qué me voy a dedicar ...

EL VIEJO.-(Ah, no?. . . ¿Anda usted bien en matemá- ticas?

EL ESTUDIANTE.-Sí, relativamente. Me defiendo. EL VIEJO.-¡Estupendo!. . . ¿Le interesaría encontrar un

trabajo? EL ESTUDIANTE.^^, ¿por qué no? EL VIEJO.-¡Muy bien! (Leyendo la cartelera.) Dan La

Valquiria en matiné.. . Entonces el coronel y su hija estarán allí y como siempre se sientan en las butacas de la sexta fila, junto al pasillo, yo lo sentaré a su lado.. . Hágame el favor de ir a esa cabina telefónica a reservar un asiento de la fila seis, el número ochen- ta y dos.

EL E S T U D I A N T E . - ~ Q ~ ~ ~ ~ ~ usted que vaya a la ópera a primera hora de la tarde?

EL VIEJO.-Sí. Y si hace lo que le digo ya -verá como todo sale bien. Quiero que usted sea feliz, rico y res- petado. Su debut de ayer en el papel de intrépido sal- vador, lo convertirá mañana en un hombre famoso y su nombre se cotizpá muy alto.

EL ESTUDIANTE (yendo hacia la cabina telefónica).-¡Qué aventura tan extraña!

EL VIEJO.-¿ES usted deportista? EL ESTUDIANTE.-Sí, ha sido mi desgracia.. . EL VIEJO.-¡QU~ ahora convertiremos en fortuna!. . .

¡Vaya a telefonear!

(EL VIEJO se pone a leer el periódico.)

(LA SENORA DE NEGRO ha salido a la acera y se ha puesto a hablar con LA PORTERA. EL VIEJO escucha la conversación, que el público no oye.)

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(EL ESTUDIANTE entra.)

EL VIEJO.-¿Y~ está? EL ESTUDIANTE.-Ya. EL VIEJO.-¿Ve usted esa casa? EL ESTUDIANTE.-Me he fijado mucho en ella.. . Ayer, sin

ir más lejos, pasé por aquí cuando eL sol resplandecía en las ventanas.. . , e imaginándome toda la belleza y el lujo que habrá ahí dentro ... le dije a mi amigo: ¡Quién tuviera un piso ahí, en la cuarta planta, una mujer joven y guapa, dos hermosos hijos y unos ingre- sos de veinte mil coronas anuales.. . !

EL VIEJO.-¿Ah, sí? ¿Dijo usted eso? ¡Vaya, vaya! A mi también me gusta mucho esa casa.. .

EL ESTUDIANTE.-¿Usted negocia con casas? EL v~~ jo . -En cierto modo.. . Pero no como usted cree.. . EL ESTUDIANTE.-¿Conoce a la gente que vive ahí? EL VIEJO.-A todos. A mi edad uno conoce a todos, a sus .. padres y antepasados, y resulta ser siempre pariente

de ellos de alguna manera. Acabo de cumplir los ochenta.. ., pero a mí no me conoce nadie, me refiero a conocerme de verdad.. . A mí me interesan mucho los destinos humanos.. .

(Descorren las cortinas del salón redondo. En el inte- rior se ve al CORONEL vestido de paisano. Se acerca a mi- rar el termómetro que hay en la parte exterior del marco de la ventana y luego se dirige al centro de la habitación, donde se detiene delante de la estatua; de mármol.) i EL VIEJO.-M~~~, ése es el coronel. Dentro de un rato

usted estará sentado a su lado. .. EL ESTUDIANTE.-¿Ese es.. . el coronel? Yo no entiendo

nada de esto. Es como un cuento de hadas ... EL VIEJO.-Toda mi vida es como un libro de cuentos,

caballero. Y aunque los cuentos son distintos, hay un hilo que los mantiene unidos y un leit motiv que se repite con toda regularidad.

EL ESTUDIANTE.-¿De quién es la estatua de mármol que '

se ve ahí? EL VIEJO.-ES SU mujer, naturalmente.. .

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EL ESTUDIANTE.-¿E~~ realmente tan maravillosa? Pare- ce tan afable.. .

EL VIEJO.-Bueno.. . Sí, sí.. . EL ESTUDIANTE.-~H~~~~ claro! EL VIEJO.-NO podemos juzgar a los seres hcimanos, hijo

mío.. . Y si yo ahora le dijese que lo abandonó, que é i le pegaba, que regresó, que se volvió a casar con é l y que ella está ahí dentro ahora convertida en momia y adorando a su propia estatua, usted pensaría que yo estaba loco.

EL ESTUDIANTE.-¡NO entiendo nada! EL VIEJO.-jYa me lo supongo!. . . Y ahí tenemos la ven-

tana de los jacintos. Ahí vive su hija ..., está dando un paseo a caballo, pero volverá en seguida.. .

EL ESTUDIANTE.-CQ~~~~ es la señora de negro que está hablando con la portera?

EL VIEJO.-Bueno, eso es un poco complicado. Tenía algo que ver con el muerto, el que vivía ahí arriba, en el piso de las sábanas blancas en las ventanas. ..

EL ES TU DI^.-¿Y quién era, pues, el muerto? EL VIEJO.-Un hombre como nosotros, pero al que no le

cabía la vanidad en el cuerpo ... Si usted fuese uno de esos *niños de domingo%, como tendtía poderes mágicos, pronto lo vería salir por ese portal para con- ternphr satisfecho la bandera del consulado a media asta.. . Era cónsul y le encantaban las coronas, los leo- nes, las plumas en los sombreros y las cintas de co- lores. S

EL,ESTUDIANTE.-¿H~ dicho uged algo de los niños na- cidos en domingo?. . . Pues, precisamente, yo a e o que nací en domingo.. .

EL VIEJO.-¡NO! (Así es que usted.. . ? Debía haberlo - supuesto.. . por el color de sus ojos.. . ¡Pero entonces

usted puede ver lo que no ven los demás! ¿No 1o.h notado?

EL ESTUDIANTE.-YO no sé lo que ven los demás, pero a veces.. ., bueno, ¡de eso no se habla!

EL vr~jo.-iEstaba casi seguro! Pero conmigo sí que pue- de hablar.. ., porque yo.. ., yo esas cosas las entiendo.. .

EL ES~IIANTE.-Ayer, por ejemplo.. ., me sentí arras- trado irresistiblemente hacia esa calle apartada donde luego se derrumbó la casa.. . , llegud y me par4 delante

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de un edificio que no había visto nunca.. . Entonces noté que había una grieta en la fachada, oí cómo cru- jían las vigas. Eché a correr y cogí a un niño que pasaba junto al muro.. . Un segundo después se había derrumbado la casa... Estaba a salvo, pero en mis brazos, donde yo creía tener el niño, no había nada.. .

EL VIEJO.-Ya decía yo.. . Estaba casi seguro.. . Pero ex- plíqueme una cosa: (Qué hacía usted hace un momen- to gesticulando junto a la fuente? ¿Y por qué habla- ba solo?

EL ESTUDIANTE.-(NO vio usted que estaba hablando con una leche~a?

EL'VIEJO (aterrmido).-(Una lechera? EL ESTUDIANTE.-Sí, claro, la que me dio de beber en

el cazo. EL vr~~o.-<Ah, sí? (Así e l que era eso?. . . Bueqo, yo

no tendré esa facultad de visionario, pefo tengo otros poderes.. . (Aparece una m j e r de pelo blanco que se sienta jun-

to a la ventana del espejo fisgón.)

¡Mire a la vieja de la ventana! (La ve?. . . ¡Bien! Una vez, hace sesenta años, fue mi novia.. . Yo tenía vein- te.. . No tenga miedo, no me reconoce. %os vemos todos los días sin que me produzca la menor impre- sión, a pesar de que nps juramos fidelidad eterna: ¡Eterna!

EL ESTUDIANTE.-~QU~ PO sabían de la vida en sus tiempos! Ahora no les dec,mos esas cosas a las chicas.

EL VIEJO.-Perdone nuestra torpeza, jovencito, pero no teníamos más luces.. . Pero (puede imaginar que esta vieja haya sido joven y bella?

EL ESTUDIANTE.-P~~~C~ imposible. Bueno, tiene una her- mosa manera de mirar ..., aunque no le veo los ojos.

(LA PORTERA sale con una cesta y echa por la acera unas ramitas de abeto.)

EL v~~Jo.-iLa portera!. . . La señora de negro es hija $u:uJia y del muerto, y por eso consiguió su puesto el marido de la portera.. . , pero la señora de negro tiene

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un pretendiente, un noble que espera hacerse rico. El está tramitando la separación, sí, claro, de su mujer, que le va a regalar una casa de piedra para librarse de él. Este distinguido pretendiente es yerno del muer- to y allí, en aquel bdrón, ve su ropa de cama que han sacado a orear.. . Es un poco complicado, 2 verdad?

EL ESTUDIANTE .-¿Un POCO? i Horriblemente complica- do!

EL VIEJO.-Sí, así es, lo mire por donde lo mire, por den- tro y por fuera. Aunque parece muy simple.

EL ESTUDIANTE.-E~~O~C~S, ¿quién es el muerto? EL VIEJO.-M~ lo acaba de preguntar y ya le he contes-

tado. Si usted pudiese ver lo que hay a la vuelta de la esquina, junto a la escalera de servicio, observaría a un grupo de mendigos a los que él ayudaba.. . cuan- do le daba por ahí...

EL EsTUI~IANTE.-¿E~~, pues, un hombre caritativo? EL VIEJO.-Sí.. . , a veces. EL ESTUDIANTE.-¿NO siempre? EL VIEJO.-¡NO( ¡LOS hombres son así! Oiga, caballero,

ehpújeme un poco la silla hasta el sol. Tengo un frío horrible. Cuando uno no se puede mover, la sangre se le congela en las venas.. . Me voy a morir pronto, ya lo sé, pero antes tengo que arreglar unas cositas ... Deme la mano y verá lo fría que está.

EL ESTUDIANTE .- Qué barbaridad! (Retrocede.) EL VIEJO.-¡NO se vaya! Estoy cansado, estoy solo, pero

no he estado siempre así, ¿sabe? Tengo tras de mí m a vida infinitamente larga.. ., infinitamente.. . He

1 hecho sufrir a la gente y la gente me ha hecho sufrir a mí, así es que estamos en paz. Pero antes de morir quiero verlo fe1iz.r. Nuestros destinos están entrela- zados por lo de su padre.. . y por algo más.. .

EL EsTUI~IANTE.-~P~~O sudteme la mano! Me está qui- tando las fuerzas. Me está helando la sangre.. . , ¿qué quiere usted de mí? .)

EL VIEJO.-Paciencia, ya verá y entenderá.. . Ahí llega la señorita.. .

EL EsTUDIANTE.-¿L~ hija del coronel? EL VIEJO.-¡Sí! ¡Hija! ¡Mirela! ... ¿Ha visto alguna vez

una obra maestra parecida?

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EL ESTUDIANTE.-Se parece mucho a la estatua de már- mol de ahí dentro.. .

EL V I E J O . - ~ ~ ~ S claro! ¡Es su madre! EL ESTUDIANTE.-T~~~~ razón ... Jamás vi mujer así na-

cida de mujer ... ¡Feliz aquel que logre llevarla al al- tar y a su hogar!

EL V I E J O . - ~ U ~ ~ ~ ~ la vio!. . . No todos descubren su be- lieza.. . Bueno, jestaba escrito!

(LA JOVEN entra por la izquierda, lleva un traje de montar inglés, anda lentamente, sin mirar a nadie, llega a la puerta, se para a decirle unas palabras a LA PORTERA y luego entra en la casa.)

i

(EL ESTUDIANTE tapándose los ojos con la mano.)

EL VIEJO.-¿ES~~ llorando? EL ESTUDIANTE.---Cuando no hay esperanza sólo queda la

desesperación. EL VIEJO.-YO puedo abrir puertas y corazones, me bas-

taría con encontrar un brazo dispuesto a hacer mi voluntad.. . Sírvame y le daré poder.. .

EL ESTUDIANTE.-¿ES esto un pacto? ¿Tengo que ven- der mi alma?

EL VIEJO.-¡NO tiene que vender nada!. . . Mire, durante toda mi vida no he hecho más que coger. ¡Ahora sien- to ansias de dar! ¡De dar! Pero nadie quiere aceptar nada de mí... Soy rico, muy rico, y no tengo herede-

! ros, bueno, sí, un granuja que me está matando a dis- gustos.. . Sea usted como un hijo para mí, herédeme en vida, déjeme verlo gozar de la vida, aunque sea de lejos.

EL ESTUDIANTE.-¿Qué tengo que hacer? EL VIEJO.-Primero, ¡ir a ver La Valquiria! EL ESTUDIANTE.-ESO ya estaba decidido. . . ¿Qué más? EL VIEJO.-¡Esta noche estará usted ahf demo, en el sa-

16n redondo! EL ESTUDIANTE.-¿Y cómo voy a entrar? EL v~~~O.-iGracias a h V d q u i h !

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EL ESTUDIANTE.-¿Por qué me ha elegido precisamente a mí para ser su instrumento? ¿Me conocía usted de antes?

EL VIEJO.-¡Sí, naturalmente! Llevo cierto tiempo'obser- vándolo ... Pero mire ahora allí, al balcón. La criada ' está izando la bandera a media asta en honor del cón- sul.. . y ahora vuelve la ropa de cama;. . ¿Ve el edre- dón azul?. . . Era para tapar a dos personas, ahora es sólo para una.. . (LA JOVEN, que ya se ha cambiado de r o a aparece

en ta ventana regando los jacintos.) 4

EL VIEJO.-~A~~ está mi chiquilla! ¡Mire, mírela! ... Ha- bla a las flores, ¿no le parece que es como el jacinto azul?. . . Les da de beber, agua pura, nada más, y ellas transforman el agua en colores y perfumes.. . ¡Ahora entra el coronel con el periódico!. . . Le enseña la no- ticia del derrumbamiento de la casa.. ., ahora le señala su fotografía. Ella no queda indiferente.. . , lee sus ha- zañas.. . Creo que se está nublando, imagínese que se ponga a llover. Buena me espera si el bueno de Johan- sson no vuelve pronto ... (El cielo se nubla y oscurece mucho.' LA V I ~ A , sentada

junto al espejo fisgón, cierra su ventana.)

EL VIEJO.-Ahora mi novia cierra la ventana.. ., seten- ta y nueve años ..., el espejo fisgón de la ventana es el único que usa, porque en él no se ve a sí misma; sólo ve el mundo exterior y desde dos puntos de vis- ta.. . Pero el mundo puede verla, en eso no ha pen- sado ... Por lo demás, es una hermosa anciana ... (EL MUERTO, e~vuelto en su sudario, sale por la puer-

ta de la casa.)

EL ESTUDIANTE.-¡Dios d o ! ¿Qué es 10 que veo? EL VIEJO.-¿Qué ve? EL ESTUDIANTE.-(Pero no ve usted al muerto allí, en la

puerta? EL VIEJO.-NO veo nada. Pero es justamente lo que es-

peraba. Vaya contándome.. .

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EL ESTUDIANTE.-^^^ a la calle.. . (Pausa.) Ahora vuelve la cabeza y se queda mirando la bandera.

EL VIEJO.-(Qué le dije? Seguro que se pone a contar las coronas y a leer las tarjetas de visita.. . ¡Y pobre del que falte!

EL ESTUDIANTE.-A~~~~ dobla la esquina.. . EL VIEJO.-Va a contar los pobres que hay junto a la

puerta de servicio.. . Los pobres son tan decorativos: «acompañado por las bendiciones de una inmensa mul- titud», bueno, ¡pero lo que no va a tener es mi ben- dición!. . . Entre nosotros, le diré que era un verdade- ro tunante.. .

EL ESTUDIANTE.-Pero caritativo.. . EL VIEJO.-Un tunante caritativo, entonces, que se pasó ,

la vida pensando en un solemne entierro.. . Cuando se dio cuenta de que se acercaba su fin, estafó al Estado cincuenta mil coronas.. . Ahora su hija se ha liado con un hombre casado, cuyo matrimonio ha roto, y se pre- gunta si la herencia ... Ese tunante está oyendo todo lo que decimos. ¡Bien merecido lo tiene! ¡Que le aproveche!. . . Aqui está Johansson.

(JOHANSSON entra por la izquierda.)

EL VIEJO.-¡E1 informe!

(JOHANSSON dice dgunds palabras inaudibles.)

EL vI~JO.-iVaya! ¿Que no estaba en casa? ¡Eres un burro!. . . ¿Y el telégrafo? ¡Nada!. . . ¡Sigue!. . . ¿Esta tarde a las seis? ¡Está bien! ¿Edición especial?. . . ¡Con el nombre completo! El señor Arkenholz, estudiante, nacido en.. . , sus padres.. . ¡Excelente! Me parece que está empezando a llover.. . ¿Y qué es lo que dijo?. . . ¡Vaya, vaya!. . . ¿Que no quería?. . . ¡Pues tendrá que querer!. . . ¡Ahí viene el aristócrata!. . . Johansson, llé- vame a la puerta de servicio, quiero oír lo que dicen los pobres ... Y usted, Arkenholz, espéreme aquí ..., ¿comprendido?. . . ¡De prisa, de prisa!

7 (JO\ANSSON dobla la esquina empujmdo la silla de' kuedas.)

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' ( E L ESTUDIANTE permmece inmóvil contemplando a LA JOVEN, que está removiendo la tierra de las macetas.)

* i d + 1

EL ARIST~CRATA (entra, vestido de luto, y se dirige a LA SEÑORA VESTIDA DE NEGRO, que ha,estado en do y viniendo por la acera).-Bueno, no hay nada que hacer.. . Tenemos que esperar.

LA SEÑORA.-YO no puedo esperar. EL ARIST~CRATA.-¿Ah, no? ¡Entonces vete al campo! LA SEÑORA.-NO quiero ir al campo. EL ARIST~CRATA.-Ven hacia aquí, si no van' a oir lo que

hablamos.

(Van hacia la columna de los carteles y allí continúan su conversación, inaudible para el público.)

JOHANSSON (entra por la derecha; al ESTUDIANTE).-El patrón le pide que no se olvide de lo otro.

EL ESTUDIANTE (lentamente).--Oye.. . , dime una cosa: ¿quién es tu patrón?

JOHANSSON.-¡E1 patrón! Es tantas cosas... Ha sido de todo.

EL ESTUDIANTE-¿Está bien de la cabeza?, JOHANSSON.-¿QU~ quiere decir eso? Se ha pasado la

vida buscando un «niño de domingo». . ., bueno, eso es lo que é1 dice, pero puede no ser cierto.. .

EL ESTUDIANTE.-Pero ¿qué busca? ¿Es avaro? JOHANSSON.-Busca el poder, mandar.. . Anda todo el día

1 dando vueltas en su silla de ruedas como si fuese el mismlsimo dios Thor en su carro. Echa el ojo a las casas, las derriba, abre calles, construye plazas. Pero también entra en las casas, por la fuerzao deslizán- dose furtivamente por las ventanas, juega con el des- tino de la gente, mata 4 sus enemigos y no perdona jamás ... ¿Sabe usted que ese cojito ha sido un Don Juan? Claro que luego siempre lo han dejado las mu- jeres.

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EL ESTUDIANTE.-~CÓ~O se entiende eso? J o ~ ~ ~ s s o ~ . - M i r e , es tan zorro que se las arregla para

que las mujeres lo dejen cuando ya se ha cansado de ellas ... Ahora es como un cuatrero en la feria de los hombres y se dedica a robar seres humanos de múltiples formas.. . A mí me sacó literalmente de ma- nos de la justicia ... Yo había tenido un desliz, hmm, y él era el único que lo sabía. En lugar de mandarme a la cárcel, me convirtió en su siervo. Y ahora trabajo como un negro sólo por la comida, que además no es nada del otro mundo.. .

EL ~sTUD1AN~E.-Entonces, ¿qué es lo que quiere hacer en esta casa?

JOHANSSON.-Mire, iyo eso no se lo puedo decir! ¡Es tan complicado!

EL ESTUDIANTE.-Me parece que va a ser mejor que deje este lío....

JoH~~sso~.-Mire, a la señorita se le ha caído la pulse- ra por la ventana.. .

(LA JOVEN ha dejado caer la pulsera por la ventana , abierta.)

(EL ESTUDIANTE se acerca lentamente, recoge la pul- sera y se la alcanza a LA JOVEN, que le da las gracias seca- mente. EL ESTUDIANTE vuelve al lado de JOHANSSON.)

JOHANSSON.-Así es que piensa abandonar el asunto... No crea que le va a ser fácil, porque cuando él coge a alguien en sus redes ... Y no teme a nada de este mundd Bueno, sí, una cosa, o mejor dicho, a una persona.. .

EL EsTUDIANTE.-~ES~~~~! ¡NO me lo diga!. . . Cceo que sé a quién.

JOHANSSON.-~CÓ~O va usted a saberlo? EL ~ s ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ . - ~ A d i v i n ~ d o í o ! ¿No es.. . a una niña.. . ,

a una lechera, a quien teme? JOHANS~ON.-Siempre que nos cruzamos con el carro de

la leche,: se vuelve de espalda.. . y habla en sueños.. . Parece que una vez estuvo en Hamburgo.. .

EL ESTUDIANTE.-¿S~ puede aeer a un hombre así?

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JOHANSSON.-~S~ le puede creer... capaz de todo! EL ESTUDIANTE.-CQUC estará haciendo ahí, a la vuelta

de la esquina? JOHANSSON.-Escuchar a los pobres. .. Deja caer una pa-

labrita, quita una piedrecita de aquí, luego otra de allí, hasta que se hunde la casa.. . &S una metáfora, cla- ro.. . Yo antes era librero y soy una persona instruida, ¿sabe?. . . ¿Va a abandonar ahora?

EL ESTUDIANTE.-NO me gusta ser desagradecido.. . Este hombre salvó a mi padre una vez y todo lo que me pide a cambio es un pequeño favor.. .

JOHANSSON.-¿Qué favor? EL ESTUDIANTE.-Que vaya a ver La Valquiria.. . TOHANSSON.-NO lo entiendo.. . Pero siem~re tiene nue-

vas ocurrencias.. . Mírele ahí, hablandi con un poli- cía ..., siempre rondando a los policías. Los utiliza, los implica en sus asuntos, los mantiene ligados a é l con falsas promesas y esperanzas vanas, mientras les saca la información aue le interesa. .. iYa verá como antes de que caiga 1; noche será recibido en el salón redondo!

EL ESTUDIANTE.-¿Qué es lo que busca ahí dentro? ¿Qué relación tiene con el coronel?

JOHANSSON.-Me la imagino, aunque no sé nada. Ya lo verá con sus propios ojos, cuando entre usted ahí.. .

EL ESTUDIANTE.-~N~~C~ podré entrar ahí! JOHANSSON.-¡Eso depende de usted!. . . Vaya a ver La

Vdquiria.. . EL ESTUDIANTE.-¿ES ése el método? J O H A N S S O N . ~ ~ , icuando él se lo ha dicho.. . ! Mire, mí-

relo ahí en su carro de combate, arrastrado en triunfo por los mendigos, que no van a recibir ni un céntimo. Sólo una vaga alusión a que les caerá algo el día de su entierro.

EL VIEJO (entra, de pie en la silla de ruedas, arrastrada por UN MENDIGO y seguido por otros).-¡Gloria al noble joven que, jugándose la vida, salvó la de tantas personas en la catástrofe de ayer! ¡Viva Arkenholz!

(Los MENDIGOS se destocan, pero tro lanzan «burras». LA JOVEN en la uentana, agita un pañuelo. EL CORONEL mira desde su ventana. LA VIEJA se pone de pie. LA CRIA-

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DA sale al balcdn a i& la bandera que estaba a media asta.)

EL VIEJO.-iAplaudid, ciudadanos! Sí, ya sé que es do- mingo, pero el burro en el pozo y la espiga en el campo nos dan su absolución. Y aunque yo no soy un «niño de domingo», poseo el don de la adivinación y el arte de la medicina.. . Una vez logré devolverle la vida a un ahogado ... Sí, fue en Hamburgo un do- mingo por la mañana, como ahora.. . (Etitra LA LECHERA. La ven únicamente EL ESTUDIAN-

TE y EL VIEJO. Ella alza los brazos al aire como si estu- viese ahogando y clava su mirada en EL VIEJO.)

EL VIEJO (se sienta y luego se derrumba aterrorizado).- ¡ Johansson! ¡Sácame de aquí! ¡De prisa! ... jArken- holz, no olvide La Vdquiria!

EL ESTUDIANTE.-¿Y esto qué es? JOHANSSON.-¡Ya veremos! ¡Ya veremos!

En el salón r e d d o . Al fondo, una estufa de azulejos blancos con espejo, un reloj de péndulo y candelabros. A la derecha, el vestibulo que deja ver una habitación pintada de verde con muebles de caoba. A la izquierda, sombreada por unas palmas, la estatua, que puede taparse con una cotlina. A la izquierda, al fondo, puerta a la ha- bitación de los jacintos, donde LA JOVEN está sentada le- yendo. Vemos al CORONEL, de espaldas, sentado, escri- biendo, en la habitactdn verde.

BENGTSSON, el criado, entra, de librea, con JOHANSSON, que va de frac y conLata blanca. Vienen del vestfbulo.

BENGTSSON.-Tú servirás la mesa, Johansson, y yo mien- tras recogeré los abrigos. No será la primera vez que sirves, ¿verdad?

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JOHANSSON.-Como sabes, durante el día empujo el carro de combate por las calles, pero por la noche\sirvo la mesa cuando tenemos invitados.. . Siempre he vivido con el sueño de entrar en esta casa... Son gente rara, (no?

BENGTSSON.-S~. Un poco fuera de lo común, podríamos decir.

JOHANSSON.-Y esta noche, ¿qué va a haber, una velada musical o quC?

BENGTSSON.-ES la habitual cena de los espectros, como la llamamos nosotros. Toman té sin decir una palabra o bien el coronel pronuncia su monólogo. Y mordis- quean las pastas todos a la vez;así es que suenan como las ratas de una buhardilla.

JOHANSSON.-¿Por q&la llamáis la cena de los espec- tros?

BENGTSSON.-Porque todos parecen espectros.. . Y llevan así veinte años, siempre las mismas personas, diciendo siempre lo mismo. O callándose para no tener que avergonzarse de su conducta.

JOHANSSON.-¿NO está la señora de la casa? BENGTSSON.-Sí, claro, pero' está-loca. Se pasa la vida

metida en un rnpero, porque sus ojos no soportan la luz.. . Está ahí dentro.. . (Señala una puerta falsa que GY en la pared.)

J o ~ a ~ s s o ~ . - ¿ A h í dentro? BENGTSSON.-Sí, ya te he dicho que son gente un poco

fuera de lo común. .. J0HANssoN.-¿Cómo es? BENGTSSON.-CO~O una momia.. . , si quieres verla.. .

(Abre la puerta falsa.) jMira, ahí la tienes! JOHANSSON.- ¡Dios mío!. . . / .

LA MOMIA (gorjeando como un niño).-¿Por quC abres la puerta? ¿No te he dicho que tiene que estar ce- rrada?

BENGTSSON (le habla como a un brbé).-jTa, ta, ta, ta! , jY ahora el lorito bonito será buenecito y le daremos

su terroncito!. . . jlorito, lorito real! LA MOMIA (como un loro).-jlorito real! ¿Está Jacobo

ahí? ¿Está el lorito ahi? Lorito.. ., currrre ..., m. ..

Page 21: Strindberg - La sonata de los espectros

BENGTSSQN. '~ ,~ que es un loro y tal vez lo sea.. . - (A LA MOMIA.) iP~lly, sílbanos POCO!

(LA MOMIA silba.)

JOHANSSON.-¡He visto muchas cosas en mi vida, pero nunca nada parecido!

BENGTSSON.-Mira, cuando una casa envejece, se llena de moho, y cuando las personas llevan mucho tiempo encerradas, martirizándose mutuamente, entonces se vuelven locas. Esta mujer, la señora de la casa -jcá- llate, Polly!-, esta momia ha vivido aquí cuarenta años con el mismo marido, los mismos muebles, los mismos parientes, los mismos amigos ... (Cierra la puerta del ropero de LA MOMIA.) Y de lo que ha ocu- rrido aquf en esta casa... no tengo ni idea ... ¡Mira la estatua!. . . ¡Es la señora de joven!

J o ~ ~ ~ s s o ~ . - ~ D i o s d o ! ¿Esa es... la momia? BENGTSSON.-¡SI! ¡ES para echarse a llorar!. . . Y la seño-

ra, impulsada por la fuerza de la imaginación o por lo que sea, ha ido adquiriendo algunas de las rarezas del locuaz pájaro.,., por eso no aguanta inválidos ni enfermos.. . No aguanta ni a su propia hija. Como está enferma.. .

JOHANSSON.-¿Está enferma la señorita? BENGTSSON.-¿NO lo sabías? JOHANSSON.-¡NO!. . . Y el coronel, ¿quién es? BENGTSSON.-¡Ya lo verás! JOHANSSON (contemplando la escena).-Bs terrible pen-

sar.. . ¿Cuántos años tiene ahora la señora? BwG~sso~.-Nadie lo sabe.. ., pero dicen que cuando te-

nía treinta y cinco representaba diecinueve y que con- venció al coronel de que los tenía.. . aqui, en esta casa... ¿Sabes para qué emplean ese biombo japonés negro que hay al lado del diván?. . . Lo llaman el biom- bo de la muerte porque, cuando alguien va a morir, lo colocan delante de la cama.. . como en los hospi- tales.. .

JOHANSSON.- j Qué espanto de casa!. . . Y pensar que el estudiante estaba deseando entrar en ella como si fue- se el paraiso. ..

'i

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BENGTSSON.-¿Qué estudiante? i ~ h , si! El que va a ve nir esta noche.. . El coronel y la señorita se lo encon- traron en la ópera y ambos quedaron encantados con él. .. iHmmm! Y ahora me toca preguntar a mí: (quién es tu patr6n? ¿El señor de la silla de me- das ... ?

JOHANSSON.-S~, ése.. . ¿También va a venir él? BE~TSSON.-Invitado no está. JOWSSON.-~PU~S vendrá sin invitación! ¡Si es s61o por

eso...!

(EL VIEJO aparece en el vestíbulo, con leuita, sombre- ro de copa y mulet~s. Se desliza sigilosamente y se para a escuchar:)

\ , BENGTSSON.-ES un granuja redomado, ese viejo, ¿ver-

dad? JOHANSSON.-¡NO lo sabes tú bien! B E N G T S S O N . - ~ P ~ ~ ~ ~ ~ el mismísimo Satanás! JOHANSSON.-¡Y también es brujo!. <. Entra sin tener que ,

abrir las puertas. . . EL VIEJO (avanza, da un tir6n de orejas a JOHANSSON).-

i Sinvergüenza! ¡Andate con cuidado! (A BENGTSSON.) ¡Anuncia mi visita al coronel!

BENGTSSON.-Estamos esperando invitados.. . EL VIEJO.-iYa lo sé! Pero puedo decirle que casi es-

peran mi ,visita, aunque no la deseen. .. BENGTSSON.-Si es así.. . Su nombre, por favor.. . ¡El se-

ñor Hummel! EL VIEJO.-~E~ mismo, sí! .

(BENGTSSON sale por el vesfíbulo y entra en la habi- tación verde cerra1~do la puerta.) .

* EL VIEJO (a Jo~~~ssoN).-iVete de aquí!

I ( JOHANSSON duda.)

Page 23: Strindberg - La sonata de los espectros

EL VIEJO.- j Que te vayas!

(JOHANSSON sale por el vest5bulo.)

EL VIEJO (inspecciona la habitación y se detiene delante de la estatua, profundamente asombrado).- j Ama- lia! . . . ¡ES ella!. . . ¡Ella! (Da ma vuelta por la habita- ción tocando algunos objetos. Se arregla la peluca de- lante del espejo. Vuelve al lado de la estatua.)

LA MOMIA (desde dentro del ropero).-jhrito, lorito real! -

EL VIEJO (sobesaltándose).-¿Qud es esto? ¿Hay un loro en el cuarto? Pues yo no lo veo.

LA MOMIA.-¿ES~~ ahi Jacobo? EL VIE JO.-¡Aquí hay fantasmas! h MOMIA.-~J~CO~~! EL ~1~~0.-iTengo miedo! ... ¡Así es que éstos son los

secretos que escondían .en esta casa! (Contempla un cuadro, de espaldas al ropero.) ¡ES él!. . . ¡El!

LA MOMIA (sale del ropero, se acerca al VIEJO por detrás y le quita la peluca).-lurrr ..., crrr... ¿&es tú?... Currre.. ., crrr.. . 1

EL VIEJO (da un salto).-iV8lgame Dios! ¿Quién eres? LA MOMIA (con voz humana).-¿Eres Jacobo? EL VIEJO.-^^^ llamo Jacobo, ciertamente.. . , LA MOMIA (emocionada).-iY yo h a l i a ! EL VIEJO.-¡NO, no, no!. . . ¡Dios mío.. .!

MOMIA.--Que aspecto tengo, ¿verdad? ¡Sí, así soy ahora!. . . iY así he sido!. . . Es muy eáificante vivir.. : Yo ahora vivo prácticamente en el ropero, para no ver y para que no me vean. .. Y tú, Jacobo, ¿qué an- das buscando por aquí?

EL VIEJO.-¡BUSCO a mi hija! A nuestra hija.. . LA MOMIA.-A~~ está. EL VIE ~o.-¿D6nde? LA MOMIA.-Ahí, en la habitación de los jacintos. EL VIEJO -(mirando a LA JOVEN) .-i Sí, es ella! (Pausa.)

¿Y qué dice su padre? Bueno, me reíiero al coronel.. . , tu marido.

Page 24: Strindberg - La sonata de los espectros

LA ~0~111.-Una vez que me enfadé con él, le conté todo.. .

EL VIEJO.-Y él entonces.. . LA MOMIA.-NO me creyó. Me contestó: «Eso es lo que

suelen decir las mujeres cuando quieren asesinar a su marido.» De todas formas, fue un crimen terrible el que cometimos. Su vida es una pura falsedad, lo mis- mo que su árbol genealógico. A veces, leyendo el libro de la nobleza, pienso: ella va por el mundo con una partida de nacimiento falsa, como hacen las criadas, y eso se castiga con la cárcel.

EL VIEJO.-Muchos lo hacen. Creo recordar que la tuya llevaba una fecha de nacimiento falsa ...

LA MOMIA.-Fue mi madre la que me enseñó.. . ¡NO fue culpa mía!. . . Sin embargo, tú eres el verdadero cau- sante. de nuestro crimen.. .

EL VIEJO.- NO! iFue tu marido el que lo provocó, cuan- do me quitó la novia!. . . Yo soy de los que no perdo- nan hasta no haber hedio pagar al culpable. Mi na- turaleza me lo impide ... Lo tomaba como una obli- , gación sagrada.. . iy aún lo sigo haciendo!

LA MOMIA.-&U~ buscas esta casa? (Qué quieres? . ¿Cómo has logrado entrar?. . . ¿Es por mi hija? Si la tocas. morirás.

EL VIEJO.-~S~~O quiero SU bien! LA Mo~~A.-iPero tienes que perdonar a su padre! EL VIEJO.-¡NO! LA ~o~~A.-En$onces, morirás. En esta habitación, de-

trás de ese biombo. EL VIEJO.--!% no hay más remedio ... Pero cuando clavo

los dientes en una presa, no la suelto.. . LA ~ o ~ ~ ~ . - Q u i e r e s casarla con el estudiante, ¿por qué?

Es un don nadie y no tiene un céntimo. EL VIEJO.-¡YO lo haré rico! LA MOMIA.-¿Estás invitado a cenar? EL VIEJO.-¡NO, pero ya me las arreglaré para que me

inviten a la cena de los espectros! LA MOMIA.-¿ Sabes quiénes vienen? EL VIEJO.-NO muy bien. LA MOMIA.-El barón.. ., el que vive en el piso de arriba

y a cuyo suegro enterraron esta mañana.. .

Page 25: Strindberg - La sonata de los espectros

EL VIEJO.-Ese que se va a divorciar para casarse con la hija de la portera.. . ¡Ese que fue tu.. . amante!

LA MOMIA.-Y vendrá también tu antigua novia, la que sedujo mi marido.. .

EL ~1EJO.-iVaya colecci6n! LA MOMIA.-¡Dios mío, si al menos pudi6semos morir!

i Si pudiésemos morir! EL VIEJO.-¿Por qué OS seguís viendo? LA MOMIA.-~NOS atan crímenes, secretos y culpas!. . .

Hemos reñido y nos hemos separado, ¡ay!, tantísimas veces, pero siempre volvemos a reunirnos. . .

EL VIEJO.--Creo que viene el coronel.. . LA MOMIA.-Entonces yo me voy con Adela.. . (Pausa.)

i Jacobo, piensa en lo que haces! Perdónalo.. .

t (Pausa. Ella sale.) -

EL CORONEL (entra, fftfo, reservado).-Tome asiento, por favor.

(EL VIEJO se sienta lentamente.) f

(Pausa.)

EL CORONEL (miránddo fijamente).-¿Es usted el autor de esta carta?

EL VIEJO.-¡SI! EL CORONEL.-¿ES, pues, el sefior Hummel? EL VIEJO.-~S~!

(Pausa.)

EL CORONEL.-Bueno, ya sé que usted ha comprado to- dos mis pagares y que, por tanto, me tiene en sus manos. ¿Que quiere usted de mí?

-

EL v~~Jo.-Quieto cobrar.. . de alguna manera. EL CORONEL.-¿De qu6 manera? EL VIEJO.-De una muy sencilla.. . No hablemos de di-

nero ..., basta con que me admita en su casa. .. como invitado.

Page 26: Strindberg - La sonata de los espectros

EL CORONEL.-Si no es más que eso.. . EL ~ ~ ~ ~ ~ . - i G r a c i a s ! EL CORONEL.-¿Y después? EL v~~~o.-jDespida a Bengtsson! - EL CORONEL.-¿Por qué lo voy a despedir? Mi criado

de codanza, un hombre que lleva conmigo toda la vi da..., condecorado con la medalla del Mérito Pa- triótico por su leál servicio a la patria.. ., ¿por qué voy a despedirlo?

EL VIEJO.-ES~S virtudes sólo existen en su fantasia.. . ¡El no es lo que aparenta!

EL CORONEL.-¿Y quién lo es? EL VIEJO (vacila).-¡Muy cierto! j Pero Bengtsson tiene

que salir de aquí! EL CORONEL.-¿ES que pretende mandar en mi propia

casa? EL VIEJO.-~S~, claro! Al fin y al cabo soy el dueño de

todo lo que hay en ella ..., muebles, cortinas, vajillas, ropa blanca.. . y otras cosas.

EL CORONEL.-¿Qué otras cosas? a VIEJO.-¡Todo! i Soy dueño de todo 10 que hay aquí! ¡De todo!

EL co~o~~L.-iBien, si, es suyo! ¡Pero mi título y mi '

buena reputación seguirán siendo míos! EL VIEJO.-¡NO! jNi siquiera eso! (Pausa.) ¡Usted no es

noble! EL co~om~.-¿Que no ... 3 ¿Cómo se atreve? EL VIEJO (sacando un papel).-Mire este papel, es w a

copia de una página del registro nobiliario. Léalo y verá que el linaje cuyo título ostenta lleva más de cien años extinguido.

EL CORONEL (leyendo el papel).-Es verdad que he oldo rumores de esa especie, pero yo heredé el título de mi padre ... (Leyendo.) Es cierto. ¡Tiene usted ra- z6n!. . . ¡NO soy noble!. . . ¡Ni siquiera eso! Entonces me quitaré el ando con mi sello ... Es verdad, tam- bién es suyo.. . ¡Ahí lo tiene!

EL VIEJO (guardándose el anillo).-Sigamos, pues.. . ~US- ted tampoco es coronel!

EL CORONEL.-¿Que no soy.. .? EL VIEJO.-¡NO! Usted tuvo el grado de coronel en el

cuerpo de voluntarios norteamericano, pero a raíz de

Page 27: Strindberg - La sonata de los espectros

la guerra de Cuba y la reorganización del ejército to- todos esos antiguos grados han sido anulados ...

EL CORONEL.-¿Es eso cierto? EL VIEJO (se lleva la mano al bolsillo).-¿Quiere leerlo? EL CORONEL.-¡NO, no hace falta! ... ¿Quién es usted

para arrogarse el derecho de desnudarme a mi de esta _ manera?

EL VIEJO.-^^^ lo verá! Y ya que hablamos de desnu- dar.. ., ¿sabe usted quién es?

EL CORONEL.-tC6m0 se atreve? Vergüenza d e b d darle.. .

EL v ~ ~ ~ o . - Q u í t e s e la peluca y mírese al espejo. iAh! Y sáquese antes la dentadura postiza, y aféitese el bi- gote, y pídale a Bengtsson que le suelte ese corsdh hierro que líeva. Veremos si en la imagen no se reco- noce el criado XYZ, el que hacía la corte a una coci-

, nera para comer de gorra.. . ,

(EL CORONEL va a coger la campanilla que hay sobre la mesa.)

EL VIEJO (se le adelanta).-¡No toque la campanilla! No ' se le ocurra llamar a Bengtsson, porque entonces 1 9

mandaría detener.. . ¡Ya llegan los invitados! iY aho- ra calma, mucha calma, y sigamos representando nues- tros papeles de siempre!

EL c o ~ o ~ ~ ~ . - ¿ Q u i é n es usted? Reconozco esa mirada y el tono de voz.. .

EL vI~~O.-iNada de indagaciones! ¡Usted, a d a r y a obedecer!

EL ESTUDIANTE (entra, le hace imrr hclinacidn de cabéxa al CORONEL) .- j Señor coronel!

EL CORONEL.-¡Bienvenido a esta casa, joven! La valero- sa conducta que tuvo en la catástrofe de ayer ha pues- to su nombre en labios de todo el mundo. Considero un gran honor recibirlo en mi casa.. .

EL ESTUDIANSE.-S~~O~ coronel, mi humilde origen.. . Su ilustre nombre y su noble cuna.. .

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EL CORONEL.-Permítanme que los presentk . . , el señor Hummel, director ...; el señor Arkenholz, estudian- te... ¿Le importaría pasar a saludar las señoras? El señor Hummel y yo tenemos que hab 'i ar un poco.. . (EL ESTUDIANTE pasa siguiendo la indicaci6n del CO-

RONEL, a la habitación de los jacintos. Allí se queda a la vista del público, de pie, hablando tímidamente con LA JOVEN.)

EL CORONEL.-Un joven excepcional, le encanta la mú- sica, canta, escribe poesía ... Si fuese noble y de mi mismo rango, yo no tendría nada en contra.. . bueno.. .

EL VIEJO.-¿E~ contra.. . de- qué? EL CORONEL.-De que mi hija.. . EL VIEJO.-¡SU hija!. . . A propósito, ¿por qué está siem-

pre metida ahí dentro? EL c o ~ o ~ ~ ~ . - C u a n d o no anda por ahí fuera, se empeña

en estar en la habitación de los jacintos. Tal vez una \

manía.. . Aquí tenemos a la señorita Beata von Hols- teinkrona ..., una mujer encantadora ..., de familia noble y con una renta acorde a su posición social.. .

EL V ~ J O (aparte).-¡Mi novia!

(Entra h NOVIA, que tienk el pelo blanco y aspecto de loca.)

EL CORONEL.-La señorita Holsteinkrona.. . , el señor Hummel.. . (U NOVIA hace una ligera reverencia y se sienta.)

(Entra EL ARIST~CRATA, rnistenerrosoJ de luto, y se sienta.)

EL CORONEL.-El barón Skanskorg.. . EL VIEJO (aparte, sin levantarse).-Me parece que es el

ladrón de joyas.. . (Al CORONEL.) Traiga a la momia para completar la colecaón.. .

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EL CORONEL (en la puerta de la habitación de los jacin- to~).-iPolly!

LA MOMIA (entrando).-Currrre ..., crr ..., crrr... EL CORONEL.-(Quiere que vengan también los jóvenes? EL VIEJO.-¡NO! ¡LOS jóvenes, no! Vamos a ahorrarles

este trago.. . (Se sientan todos en rm circulo, mudos.)

EL CORONEL.-(Mando servir el té? EL v~~jo.-<Para qué? A nadie le gusta el té. Dejémo-

nos, pues, de hipocresías. S EL CORONEL.-Entonces, (quiere que conversemos?

EL VIEJO (lentamente y coa pausas).-(De qué? (Del tiempo, que todos conocemos? (De nuestros achaques, que ya estamos aburridos de repetir? Prefiero el silen- cio que nos permite oír los pensamientos y ver el pa- sado. El silencio no puede ocultar nada. .., las pala- bras si. El otro día leí- aue los diferentes idiomas sur- gieron entre los puebl& primitivos de la necesidad de cada tribu de ocultar sus secretos a las otras. Eos idiomas son, pues, códigos secretos y el que encuen- tra la clave comprende todos los idiomas del mundo. Claro que también hay secretos que se pueden des- cubrir sin ayuda de una clave, sobre todo cuando es la paternidad lo que hay que demostrar. La prueba ante el tribunal es otra cosa. Dos falsos testigos, si sus testimonios concuerdan, constituyen una prueba concluyente. Aunque en las aventuras a que me re-

\ fiero no se suele llevar testigos. La naturaleza ha dotado al ser humano de un sentimiento de ~ u d o r que trata de ocultar lo que tiene que ocultarsi. Sin embargo, nos vamos metiendo, sin querer, en deter- minadas situaciones, y a veces se. presenta la ocasión en que se desentierran los secretos 6ás ocultos, en que se arranca la máscara del rostro del estafador, en que se ddscubre al bandido.. .

' \ (Pausa. Todos se contemplan mutuamente en silencio.)

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i Qué silencio!

(Lmgo silencio.) \ \

Aquí, por ejemplo, en esta respetabl casa, en este

y la riqueza.. . 5 hermoso hogar donde se funden la be eza, la cultura

(Lmgo s~lencio.)

Todos los que estamos aquí sabemos muy bien quié- nes somos ..., ¿no es cierto? ..., no hace falta que lo , diga.. ., y todos me conocéis muy bien, aunque apa- rentáis ignorarlo ... Ahí dentro está mi hija, mi hija, también eso lo sabéis.. . Ella había perdido laSganas de vivir, sin saber por qué ... se estaba marchitando en este ambiente en que sólo se respiran crímenes, estafas y todo tipo de hipocresía.. . Por eso le he bus- cado un amigo en cuya compañía pueda sentir la luz y el calor que desprende una acción noble.. .

(Lurgo silencio.)

Esta es mi misión en esti casa: arrancar las malas hie%as, sacar los crímenes a la luz, saldar las cuen- tas, para que los jóvenes puedan empezar una nueva vida en esta mansión, que yo les he regalado.

-,(Lmgo silencio.)

Ahora les doy la oportunidad de salir libremente de aquí, a todos y a cada uno, en orden. ¡El que se quede , irá a la cárcel!

( h g o silencio.)

¿Oyen el tic-tac del reloj? Parece el reloj de la muer- te, esa carcoma que anuncia la muerte. ¿Oyen lo que dice? «La ho-ra, la ho-ra.. .» Cuando suenen las cam- panadas, dentro de un momento, habrá llegado wes- tra hora. Entonces, y no antes, os podréis marchar. Pero ella siempre avisa antes de dar su golpe.. . ¡Es-

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cuchad! Os está avisando: #Puede dar la hora.» Y yo también puedo golpear.. . (Da un gdpe con la d e t a sobre la mesa.)

(Silencio.)

LA MOMU (va hasta el reloj y lo para. Después, clara y setiamente).-Pero yo puedo detener el curso del tiempo.; ., puedo aniquilar el pasado, puedo deshacer lo hecho. Pero no con sobornos ni con amenazas.. ., sino mediante el dolor y el arrepentimiento.. . - (Se acerca al VIEJO.) Nosotros somos una pobre gente, y lo sabemos. Hemos obrado mal, nos hemos equivoca-

'

do, como todo el mundo. No somos lo que aparen- tamos, porque nosotros, que abominamos nuestras fal- tas, somos, en el fondo, mejores que msotros mis- mos. Pero el que tú, Jacobo Hummel, entres aquí, bajo nombre falso, con la pretensión de erigkte en nuestro juez, demuestra que eres peor que nosotros, pobres criaturas. iTú tampoco eres el que aparentas ser! ... Eres un ladrón de seres humanos. Yo ya fui una vez víctima de tus falsas promesas. Tú mataste al cónsul que enterraron hoy.. . , lo ahogaste con sus pagarés. Te has apoderado del estudiante atándolo a ti con una deuda falsa, poique su padre nunca te de- bió un céntimo.. . (EL VIEJO ha tratado de levantarse y tomar la palo-

bra, pero se derrumba en la silla y allf queda encogido. , Durante el resto de la escena irá encogiéndose cada ver

más.) t .

MOMIA.-Pero hay algo oscuro en tu vida: algo que no conozco bien ... iY aeo que Bengtsson lo sabe!

(Uama con la campanilla.)

EL VIEJO.-¡NO, Bengtsson, no! ¡El no! LA MOMIA.-¿& si? ¡Entonces él lo sabe! (Vuelve a

llamar.) ' '

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(Aparece LA LECHERA en la puerta del vestíbulo, zn- visible para todos, excepto para EL VIEJO, que queda ate- rrado. Al entrar BENGTSSON, LA LECHERA desaparece.)

LA M O M I A . - B ~ ~ ~ ~ S S O ~ , ¿conoce usted a este señor? BENGTSSON.-Sí, lo conozco. Y él a mí. Como bien sa-

bemos, los altibajos son frecuentes en la vida. Yo he estado a su servicio, y él, en otros tiempos, al mío. Se pasó dos años enteros haciéndole la corte a mi co- cinera para sacarle la mejor comida ... Como él se marchaba a las tres, ella preparaba la cena a las dos, y mi familia tenía que tomar la cena recalentada por culpa de ese animal.. .,' además se bebía el caldo, que

, luego había que alargar con agua.. ., allí estaba, en la cocina, chupándonos la sangre como un vampiro. Nos quedamos hechos unos esqueletos.. . Y aún estuvo a punto de conseguir que nos metiesen en la cárcel, cuando acusamos a la cocinera de ladrona. Años más

- tarde, me topé con él- en Hamburgo. Bajo nombre falso se dedicaba a la usura, o, mejor dicho, a chupar la sangre a la gente. Allí fue acusado de haber llevado a una niña con engaños a pasear sobre el mar helado para luego ahogarla. Parece que la niña había presen- ciado un crimen que él temía que se descubriera.. .

LA MOMIA (pasa la mano sobre el rostro del VIEJO).- $se eres tú! ¡Danos ahora mismo los pagarés y el tes- tamento!

(JOHANSSON aparece en la puerta del vestibulo y con- templa la escena con profundo interés: ahora va a quedar libre de. la esclavitud. EL VIEJO saca un fajo de papeles

'

y lo tira sobre la mesa.)

LA MOMIA (acariciándole la espalda al VIEJO) .- j Lorito, lorito real! ¿Está ahí Jacobo?

EL VIEJO (como un loro).-¡ Jacobo está aquí!. . . Ca- catúa.. . , túa, túa.

LA ~0~1A.-¿Puede dar la hora el reloj? EL VIEJO (cloqueando).-¡El reloj puede dar la hora!

(Imitando un reloj de cu-cú.) jCu-cú, cu-cú, cu-cú! ... LA MOMIA (abriendo la puerta del ropero).-¡Ya ha so-

nado la hora!. . . Levántate y métete en el ropero don-

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de me he pasado veinte años llorando nuestro ai- men... Del techo cuelga una cuerda que puede re- presentar la que tú utilizaste para ahogar al cónsul del piso de arriba y con la que intentabas estrangular a tu benefactor.. . ;Anda!

(EL VIEJO entra en el ropero.)

LA MOMIA (cierra la puerta).-iBengtsson! ¡Ponga el biombo delante de esa puerta! ;El biombo de la muerte!

(BENGTSSON cdoca el biombo delante de la puerta.)

LA MOMIA.-¡Todo está consumado!. . . ;Dios tenga pie- dad de su alma!

TO~Os.-jAmén! . #

(Largo silencio.)

(En la habitación de los jacintos, LA JOVEN acompaña al arpa la recitación del ESTUDIANTE.)

(Canci6n tras un preludio.)

Vi el sol, y me pareció '

haber visto al Oculto. Los hombres se deleitan con el fruto de sus obras. Feliz aquel que practica el bien. . El acto cometido por impulso de la ira no podrás repararlo con la maldad. Consuela con tu bondad al que has apenado y serás recompensado. El que no ha cometido ningún mal no teme a nadie. Es hermoso ser inocente.

Habitación decorada en un estilo bastante extraño, con motivos orientales. Por todas partes, jacintos de todos los colores. En la repisa de la estufa de azulejos hay una gran figura de Buda que sostiene en sus rodillas un bulbo de

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ascalonia del que sale un tallo coronado por una esfera de florecitas blancas estrelladas.

Al fondo, a la derecha, puerta que da al salón redon- do, donde vemos al CORONEL y a LA MOMIA sentados en silencío y sin hacer nada. Se ve también un trozo del biombo de la muerte. A k izquierda, puerta que conduce a la antecocina y a la cm'na..

EL ESTUDIANTE y LA JOVEN (Adela) junto a la mesa. Ella sentada ante el arpa y él de pie.

LA JOVEN.-icante ahora a mis flores! EL ESTUDIANTE.-¿ES ésta la flor de su alma? h JOVEN.-~L~ única! (Le gustan los jacintos? EL ESTUDIANTE.-¡Más que ninguna otra flor! Me encan-

ta la figura virginal que surge esbelta y recta del bul- bo, ese bulbo que descansa sobre el agua hundien- do en el liquido incoloro sus blancas y límpidas rafces. Me gustan sus colores: el blanco impoluto de la nie- ve, el suave dorado de la miel, el rosa juvenil, el rojo maduro, pero el que prefiero entre todos es el azul, el azul del rocío, el de 'mos ojos profundos, el azui de la fidelidad.. . Amo los jacintos más que el oro y las perlas. Los he amado desde niño, y los he admirado porque poseen todas las buenas cualidades que a mí me falt m... Sin embargo ...

h JOVEN.-¿Qué? \

EL ESTUDIANTE.-Mi amor no es correspondido, porque esas hermosas flores me odian.. .

LA JOVEN.-¿Y cómo es eso? . EL ESTUDIANTE.-SU perfume, fuerte y puro por efecto

de los primeros vientos primaverales que vienen por donde se funden las nieves, trastorna mis sentidos, me ensordece, me deslumbra, me expulsa de la habi- tación, me dispara flechas envenenadas que me desga- rran el corazón y me abrasan la cabeza. ¿Conoce usted la leyenda de esta flor?

LA JOVEN.-NO. j Cuéntemela! EL ESTUDIANTE.-S~, pero antes le explicaré su signiíi-

cado. El bulbo, que flota en el agua o se hunde en el humus, es la Tierra. De él surge el tallo, recto como el eje del mundo, el tallo en cuya cima se abren las flores, sus estrellas de seis puntas.

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LA JO~~N.-jsobre la Tierra, las estrellas! iOh, es gran- dioso! (De dónde lo ha sacado? ¿Dónde lo ha visto?

EL EsTuD1A~~E.-Déjeme pensar.. . ¡En sus ojos! Es, pues, una imagen del Cosmos.. . Por eso está Buda ahí sentado con el bulbo, que es la Tierra, observándolo atentamente, como incubándolo con su mirada, para verlo crecer y crecer hacia lo alto hasta convertirse en un cielo.. . ¡La transformación de la pobre tierra en cielo! ¡ESO es lo que está esperando Buda!

h JOVEN.-Ahora lo entiendo ..., ¿no son también los copos de nieve estrellas de seis puntas como la flor del jacinto?

EL ESTUDIANTE.-¡Así es! ... LOS copos de nieve son es- trellas que caen.. .

LA JOVBN.-Y el galanto es una estrella de nieve.. . naci- da de la nieve.

EL ESTUDIANTE.-Pero Sirio, que es la estrella más gran- de y hermosa del firmamento, es roja y amarilla. Es el narciso con su cáliz rojo y amarillo y sus seis rayos blancos. . .

LA JovXN.-¿Ha visto la ascalonia en flor? EL ESTUDIANTE.-¡Sí, claro que la he visto!. . . Sus flores

forman una bola, una esfera que parece el globo ce- leste sembrado de blancas estrellas.. .

LA JOVEN.-¡Dios m'o! ¡Qué grandioso! ¿De quién ha sido esa idea?

EL ESTUDIANTE.-¡Tuya! LA JOVEN.- i Tuya! EL EsTUDIANTE.-~NU~S~~~!. . . Hemos dado a luz algo

juntos, estamos casados.. . LA JOVEN.-A~~ no.. . EL ESTUDIANTE.-¿Qué es lo que falta? LA JOVEN.-;La espera, las tribulaciones, la paciencia! EL EsTUDIANTE.-~B~~~! ¡Ponme a prueba! (Pausa.) Oye,

¿por qué están tus padres ahí dentro tan callados, sin decir una palabra?

LA JOVEN.-Porque no tienen nada que decirse, porque el uno no cree lo que le dice el otro. Mi padre lo formuló así: ¿Para qué queremos hablar si ya no po- demos engañarnos?

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EL ESTUDIANTE.-ES espantoso oirlo.. . LA JOVEN.-Ahora viene la cocinera ... Mírda bien, fija-

te lo gorda que está.. . EL ESTUDIANTE.-¿A qué viene? LA JOVEN.-Vendrá a consultarme dgo sobre la cena. Soy

yo quien lleva la casa durante la enfermedad de mi madre. . .

EL ESTUDIANTE.-¿Qué tenemos nosotros que ver con la cocina?

LA JOVEN.-Hay que comer... Mira a la cocinera ..., yo ya no puedo ni mirarla.. .

EL ESTUDIANTE.-¿Quién es esa giganta? LA JOVEN.-ES de la familia de vampiros Hummel.. . Nos

está devorando.. . EL ESTUDIANTE.-¿Por qué no la despedís? LA JOVEN.-~S~ no se va! NO podemos con d a ... Es la

cruz que llevamos por nuestros pecados ... ¿No ve cómo nos vamos marchitando, consumiendo.. . ?

EL ESTUDIANTE.-¿NO les da de comer? LA JOVEN.-iOh, sí! NOS da muchos platos, pero sin sus- ,

tancia ... Cuece la carne y a nosotros nos sirve unas hilachas flotando en agua, después de haberse tomado ella el caldo. Y cuando hace un asado, le exprime bien el jugo y se toma toda la salsa. Todo lo que ella toca pierde su sustancia. Es como si se la bebiese con los ojos. Se toma el buen café y a nosotros nos sirve los posos. Se bebe las botellas de vino y las vuelve a llenar con agua.. .

EL ESTUDIANT-¡A la calle con ella! LA JOVEN.-¡NO podemos echarla! - EL ESTUDIANTE.-(Por qué? LA JOVEN.-¡NO sabemos! ¡No se va! Nadie puede con

ella.. ., ¿nos ha dejado sin fuerzas! EL E S T U D I A N T E . - ~ D ~ ~ ~ ~ ~ ~ que la eche yo! LA JOVEN.-¡NO! jSupongo que es asi como tiene que

ser! Ya está aquí. Ahora me preguntará qué prepara de cena. Yo le contestaré que esto y aquello. Ella me pondrá reparos y al &al hará lo que le dé la gana.

EL ESTUDIANTE.-E~~O~C~S déjala que decida ella. ZA JOVEN.-NO quiere.

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EL ESTUDIANTE.-¡Qué casa tan extraña! iEstA embru- jada!

LA JOVEN.-¡Sí!. . . ¡Ahora te ha visto! ¡Se da la vuelta!

LA COCINERA (en la puta).-¡No, no ha sido por eso!

(3e d e , dejando ver los dientes.)

EL EsTUDIANTE.-~FU~~~ de aqd, bruja! LA COCINERA.-¡Me iré cuando me dé la gana! (Pausa.)

¡Y ahora me da la gana!

(Sale.)

LA JOVEN.-¡NO pierdas los estribos!. . . Practica la virtud de la paciencia. Ella es una de las pruebas que sufri- - mos en esta casa. Pero también tenemos un criada.. .

, y yo ando limpiando detrás de ella. EL ESTUDIANTE.-¡ES el colmo! COY in aethere! ¡Una

canción! LA JOVEN.-i Espera! EL ESTUDIANTE.-¡Una canción! LA JOVEN.-¡Paciencia!. . . A esta habitación la llamamos

la de las pruebas ... En apariencia es hermosa, pero no es más que un conjunto de imperfecciones ...

EL EsTUD1A~~~.-~Increíble! ¡Habrá que hacer, pues, la vista gorda! Es hermosa, sí, aunque un poco fría. ¿Por qué no encendéis la estufa?

LA JOVEN.-PO~~U~ se llena todo de humo. EL ESTUDIANTE.-¿NO se puede deshollinar la chimenea? LA JOVEN.-¡ES inútil!. . . ¿Ves ese escritorio? EL ESTUDIANTE.-^^^ mueble espléndido! LA JOVEN.-Pero cojea. Todos los días le pongo un tro-

cito de corcho debajo de la pata, pero la criada lo quita cuando limpia y al día siguiente tengo que po- ner otro nuevo. Todas las mañanas encuentro la pluma y el recado de escribir manchados de tinta. Y yo tengo que ir detrás de ella limpiando lo que ensucia, todos los días del año.. . (Pausa.) ¿Cuál es el trabajo que menos te gusta?

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EL ~ s ~ ~ ~ ~ m m . - i C l a s i f i C a r la ropa sucia! iUf ! LA JOVEN.-¡ES~ es mi trabajo! iUf! EL ESTUDIANTE.-¿Y qué más?

JovEN.-Que me despierten en el mejor de los sue- ños y tener que levantarme para echar el seguro de la ventana.. . porque la criada se olvidó d e hacerlo.

EL ESTUDIANTE.-¿Y qué más? LA JOVEN.-Subirme a una escalera para arreglar la cuer-

da del tiro de la estufa que rompió la criada. EL ESTUDIANTE.-¿Y qué más? LA JOVEN.-Ir detrás de ella barriendo, limpiando el pol-

vo y encendíendo la estufa.. ., ella no hace más que poner la leña. Atender el tiro de la estufa, secar los vasos, volver a poner bien la mesa, descorchar las botellas, abrir las ventanas para ventilar la casa, volver a hacer bien mi cama, enjuagar la botella del agua cuando ya está verde de posos, comprar cerillas y jabón que nunca hay en casa, limpiar los tubos de los quinqués y cortarles la mecha para que no humeen, y si quiero estar segura de que no se me van a apagar cuando tenemos invitados, tengo que llenarlos de pe- tróleo yo. . .

EL ESTUDIANTE.-¡Toca algo! LA JOvE~.-iEspera!. . . Primero están los trabajos, los

esfuerzos necesarios para que no entre aquí la sucie- dad de la vida.

EL ESTUDIANTE.-~~~O vosotros sois ricos. Tenéis dos criadas.

LA JOVEN.-¡ES inútil! ¡Daría igual tener tres! La vida es muy trabajosa, y a veces estoy tancansada.. . iIma- gínate además un cuarto con niños!

EL ESTUDIANTE.-La mayor de las alegrías.. . LA JOVEN.-Y la más cara.. . ¿Es que vale la pepa que

uno se dé tantos trabajos para vivir? EL ~sTUD~ANm.-Depende de la recompensa que Fino es-

pere de su trabajo ... Yo estaría dispuesto a todo por conseguir tu mano.

LA JOVEN.-¡NO digas eso!. .. ¡NO la conseguirás nunca! EL ESTUDIANTE.-¿Por qué? LA JOVEN.-¡NO me lo preguntes!

(Pausá.)

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EL EsTUDIANTE.-D~~~S~~ caer la pulsera por la ventana.. . LA' JOVEN.& me cayó porque mi muñeca ha adelgazado

tánto.. .'

(LA COCINERA aparece con rm frasco, con etiqueta ja- ponesa, en la mano.)

LA JOVEN.-Ahí tienes a la que me está devorando, a mí y a todos nosotros.

EL ESTUDIANTE.-¿Qué lleva en la mano? LA JOVEN.-¡ES el frasco de colorante con esas letras que

parecen escorpiones! ¡Es la soja, que convierte el agua en caldo, que sustituye las salsas, que lo mismo usa para cocer la col que para hacer sopa de tortuga!

EL ESTUDIANTE.-¡ Largo de aquí! LA COCI~RA.-Ustedes nos chupan nuestra sangre y

nosotros les chupamos la suya. Nosotros les sacamos la sangre ,y les devolvemos agua teñida ... ¡Aquí está el colorante!. . . ¡Ahora me voy, pero seguiré en esta casa hasta que me dé la gana! (Sale.)

EL ESTUDIANTE.-¿Por qué le dieron a Bengtsson la me- dalla? '

LA JOVEN.-Por SUS grandes virtudes. EL ESTUDIANTE.-¿ES que no tiene defectos? LA JOVEN.-Sí, enormes. Pero p q los defectos no dan

medallas.

(Ambos sonríen.)

EL ESTUDIANTE.-ES~~ casa está llena de secretos.. . ' LA JOVEN.-Como las demás ... ¡Déjanos conservar los

nuestros! EL ESTUDIANTE.-¿Amas la sinceridad? LA JOVEN.-Sí, con mesura. EL ESTUDIANTE.-A veces me invade un rabioso deseo

de decir todo lo que pienso, pero sé que el mundo se hundiría si los hombres fuésemos totalmente since-

JQ~. (Pausa.) El otro día estuve en un funeral ..., en la iglesia.. ., fue una ceremonia muy solemne y her- mosa.

LA JOVEN.-¿El funeral del señor Hummel? '

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EL ESTUDIANTE.-S~, el de mi falso benefactor ... En la cabecera del féretro estaba un viejo amigo del difunto presidiendo el duelo. Pero el que más me impresionó fue el pastor, con su digna actitud y sus emocionadas palabras.. . Lloré, lloramos todos.. . Luego nos fuimos a un restaurante.. . Allí me enteré de que el amigo que presidía el duelo había estado enamorado del hijo del difunto.. .

(LA JOVEN lo mra fijamente, como tratando de des- cifrar el sentido de la frase.)

EL ESTUDIANTE.-Y que el difunto había conseguido un préstamo del admirador de su hijo ... (Pausa.) Al día siguiente, detuvieron al pastor por un desfalco en la caja parroquial.. . i Qué maravilla!

LA JOVEN.-~U~!

(Pausa.) 1

EL EsTUDIANTE.-¿S~~~S lo que pienso de ti ahora? LA J O V E N . ~ ~ N O me lo digas porque me moriría! EL ESTUDIANTE.-~T~~~O que decírtelo, si no me mue-

ro!. . . - LA JOVEN.-E~ el manicomio la gente dice todo lo que

piensa. . . EL EsTUDIANT~.-~EX~C~O!. . . Mi padre acabó en un ma-

nicomio.. . LA JOVEW-(Estaba enfermo? EL ESTUDIANTE.-NO, jestaba sano, pero estaba loco!

Bueno, todo estalló un día, de repente, y ocurrió así.. . - El, como todo el mundo, se relacionaba con un grupo de individuos a los que, por mor de la brevedad, él llamaba amigos. Era una pandilla de canallas, eviden- temente, como suele ser la gente. Pero como él no podía vivir solo, tenía que alternar con alguien. En fin, uno no anda por ahí diciéndole a la gente lo que piensa de ellos y 61 tampoco lo hacía. Pero sabía muy bien lo hipócritas que eran, estaba al cabo de la calle de su perfidia.. . Como era un hombre inteligente y bien educado, se comportaba siempre-con gran corte- sía. Pero un día dio una gran fiesta.. ., fue por la no-

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che. Estaba cansado de la larga jornada de trabajo y de los esfuerzos que tenía que hacer para hablar de tonterías con unos invitados y mantenerse en silencio con otros. . . (LA JOVEN está horrorizada.)

EL ESTUDIANTE.-Pues bien, cuando estaban sentados a la mesa, pidió silencio, cogió su copa y se levantó para pronunciar unas palabras ... Se lanzó a tumba abierta. En un largo discurso desnudó a toda la con-

, currencia, a uno detrás de otro, echándoles en plena cara toda su hipocresía. ¡Hasta que, ya cansado, se sentó en mitad de la mesa y los mandó a todos al in- fierno!

LA JOVEN.-iUf! EL ESTUDIANTE.-¡YO estaba allí y no me olvidaré nunca

de lo que pasó a conBnuación! . . . ¡Mi padre y mi ma- dre comenzaron a pegarse, los invitados se precipita- ron hacia la puerta ... y a mi padre se lo llevaron al manicomiq donde muriól {Pausa.) Un silencio dema- siado prolongado va segregando un líquido que se pu- dre como el agua estancada. Eso es h q d e ha ocurrido en esta casa. ¡Aquí hay algo podrido! ¿Y yo que creía que era el paraíso! Sí, cuando te vi entrar aquí por primera vez.. . Un domingo por la mañana me paré ahí enfrente y me puse a mirar hacia aquí. Y vi un coronel que no era coronel, encontré un noble benefactor que era un bandido y acabó ahorcándose, vi a una momia que no lo era y a una doncella ...

- y a propósito, ¿dónde está la virginidad? ¿Dónde la belleza! ¡En la naturaleza y en mi mente cuando está bien endomingada! ¿Dónde están el honor y la fe? En los cuentos de hadas y en las funciones teatrales para niños. ¿Dónde hay algo que cumpla sus prome- sas?. . . ¡En mi fantasía! Tus flores me han envenenado y yo les he devuelto su veneno. Yo te pedí que fueses mi esposa, nos pusimos a escribir versos, a cantar y a tocar el arpa, y entonces entró la cocinera.. . ~ S U Y S U ~ Corda! Trata de sacar otra vez fuego y púrpura de la dorada arpa.. . Inténtalo, te lo pido, te lo ruego aquí de rodillas ... Bien, ¡lo haré yo! (Se sienta al arpa

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y trata de tocar, pero las cuerdas están d a s . ) ¡Está muda y sorda! jY pensar que las flores más bellas son las más venenosas! Una maldición pesa sobre toda la creación y la vida.. . ¿Por qué no quisiste ser mi esposa? Porque estás enferma en la fuente de la vida.. . Ahora noto cómo empieza a chuparme la san- gre el vampiro de la cocina.. ., creo que es una Lamia que se bebe la sangre de los niños. Es siempre en la cocina donde se pervierte la pureza de corazón de los niños, 'si no es en el dormitorio.. . Hay venenos que debilitan la vista y venenos que la aguzan.. . A mi, al nacer, debieron de darme este último, porque yo no puedo ver klleza en la fealdad, ni llamar bien al mal. ¡No puedo! Jesucristo descendió a los infiernos; en realidad anduvo caminando, por el mundo, por-este mundo que no es más que un manicomio,ana cárcel, un depósito de cadáveres. Y los locos lo mataron'cuan- do trató de liberarlos. Pero al bandido lo pusieron en libertad, el bandido siempre despierta todas las sim- patías!.. . iIWdición! ¡Que caiga la maldición sobre nosotros! ¡Ay! ¡Pobres de nosotros! Redentor del mundo, jsálvarios que perecemos!

(LA' JOVEN sé ha desplomado, d purecer agonizante, y toca la campanilla. Entra BENGTSSON.)

\ \

LA ~ o ~ . - j T í a e el bTombo! ¡De prisa.. ., me muero!

(BENGTSSON uuelve con el biombo, lo abre y lo cdo- ca delante de LA JOVEN.)

EL ESTUDIANTE.-~V~~~~ la Libertadora! ¡Bienvenida tú, @da ,y gentil! Duerme, hermosa criatura, alma infor- m a d a e inocente, -tú que sufriste sin culpa, duerme ahora sin sueños y Gando despiertes., ojalá te acoja un sol que no queme, en una casa sin polvo, ojalá te acojan unos amigos sin ignominia y un amor sin mácu- la.. . ¡Tú, sabio y dulce Buda, que estás ahí esperando que nazca un cielo de la tierra, danos paciencia en las tribulaciones y pureza en la voluntad para que la esperma no se vea nunca burlada!

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(Se oye un sustñro procedente de las cuerdas del arpa. La habitación se llena de luz blanca.)

Vi el sol, y me pareció haber v' to al Oculto. Los hom '% res se deleitan con el fruto de sus obras. Feliz aquel que practica el bien. El acto cometido por impulso de la ira no podrás repararlo con la maldad. Consuela con tu bondad al que has apenado y serás recompensado. El que no ha cometido ningún mal no teme a nadie. Es hermoso ser inocyte.

(Se oye un gemido detrás del biombo.)

Pobre chiquilla, hija de este mundo de ilusiones, de culpa, de sufrimiento y de muerte. ¡El mundo de la eterna mutación, del desengaño y del dolor! ¡Que el Señqr de 10,s Cielos te sea propicio en el viaje!

(Desaparece la habitación. En el fondo aparece el cua- dro de Boecklin «La isla de las muertos~. De la isla nos viene una música suave, serena, agradablemente melan- cólica.)