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1.1. Suelos granulares Este tipo de suelos está formado por partículas agregadas y sin cohesión entre ellas dado el gran tamaño de las mismas. Su origen obedece fundamentalmente a procesos de meteorización física: lajamiento, termoclastia, hialoclastia o fenómenos de hidratación física. El tipo de transporte condiciona en buena medida sus características granulométricas. Así, un suelo de origen eólico presentará un tamaño uniforme de sus partículas; si el transporte es fluvial, presentará una granulometría progresiva en función de la energía del medio; por el contrario, en medios glaciares no existe un patrón granulométrico definido, dándose un amplio espectro de tamaños de grano. Las características principales de este tipo de suelos son su buena capacidad portante y su elevada permeabilidad, lo que permite una rápida evacuación del agua en presencia de cargas externas. Esta capacidad de drenaje es proporcional al tamaño de las partículas, o dicho de otro modo, al volumen de huecos o porosidad del suelo. Es destacable que para un determinado grado de humedad, las partículas más finas presentan una cohesión aparente que desaparece al variar el contenido de agua. Dentro de esta clase de suelos se distinguen dos grandes grupos: el de las gravas y el de las arenas. El límite entre ambos grupos viene dado por su granulometría, considerándose arena la fracción de suelo de tamaño inferior a 2 mm. Dentro de esta clasificación pueden establecerse otras subdivisiones. Las características mecánicas y resistentes de los suelos granulares vienen en buena parte determinadas por el ángulo de rozamiento interno entre partículas, así como por su módulo de compresibilidad. 1.2. Suelos cohesivos A diferencia de los anteriores, esta categoría de suelos se caracteriza por un tamaño más fino de sus partículas constituyentes (inferior a 0.08 mm.), lo que les confiere unas propiedades de superficie ciertamente importantes. Esto se debe a que la superficie específica –relación entre la superficie y el volumen de un cuerpo- de dichas partículas es más que considerable. La cohesión es la principal propiedad desde el punto de vista mecánico de este tipo de suelos; se define como la fuerza interparticular producida por el agua de constitución del suelo, siempre y cuando este no esté saturado. La cohesión es importante desde el punto de vista de la estabilidad de taludes, ya que aumenta la resistencia de un suelo frente a esfuerzos cortantes o de cizalla. Dentro de los suelos cohesivos también puede establecerse una subdivisión en dos grandes grupos: los limos –de origen físico- formados por partículas de grano muy 15 3

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1.1. Suelos granulares

Este tipo de suelos está formado por partículas agregadas y sin cohesión entre

ellas dado el gran tamaño de las mismas. Su origen obedece fundamentalmente a

procesos de meteorización física: lajamiento, termoclastia, hialoclastia o fenómenos de

hidratación física.

El tipo de transporte condiciona en buena medida sus características

granulométricas. Así, un suelo de origen eólico presentará un tamaño uniforme de sus

partículas; si el transporte es fluvial, presentará una granulometría progresiva en

función de la energía del medio; por el contrario, en medios glaciares no existe un

patrón granulométrico definido, dándose un amplio espectro de tamaños de grano.

Las características principales de este tipo de suelos son su buena capacidad

portante y su elevada permeabilidad, lo que permite una rápida evacuación del agua

en presencia de cargas externas. Esta capacidad de drenaje es proporcional al tamaño

de las partículas, o dicho de otro modo, al volumen de huecos o porosidad del suelo. Es

destacable que para un determinado grado de humedad, las partículas más finas

presentan una cohesión aparente que desaparece al variar el contenido de agua.

Dentro de esta clase de suelos se distinguen dos grandes grupos: el de las

gravas y el de las arenas. El límite entre ambos grupos viene dado por su

granulometría, considerándose arena la fracción de suelo de tamaño inferior a 2 mm.

Dentro de esta clasificación pueden establecerse otras subdivisiones.

Las características mecánicas y resistentes de los suelos granulares vienen en

buena parte determinadas por el ángulo de rozamiento interno entre partículas, así

como por su módulo de compresibilidad.

1.2. Suelos cohesivos

A diferencia de los anteriores, esta categoría de suelos se caracteriza por un

tamaño más fino de sus partículas constituyentes (inferior a 0.08 mm.), lo que les

confiere unas propiedades de superficie ciertamente importantes. Esto se debe a que la

superficie específica –relación entre la superficie y el volumen de un cuerpo- de

dichas partículas es más que considerable.

La cohesión es la principal propiedad desde el punto de vista mecánico de este

tipo de suelos; se define como la fuerza interparticular producida por el agua de

constitución del suelo, siempre y cuando este no esté saturado. La cohesión es

importante desde el punto de vista de la estabilidad de taludes, ya que aumenta la

resistencia de un suelo frente a esfuerzos cortantes o de cizalla.

Dentro de los suelos cohesivos también puede establecerse una subdivisión en

dos grandes grupos: los limos –de origen físico- formados por partículas de grano muy

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