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    Tercera Piel, Sociedad de la Imageny conquista del alma*

    Ramn Fernndez DurnMiembro de Ecologistas en Accin

    Fotograma de la pelcula Blade Runnerdirigida por Ridley Scott, 1982

    (*) Este texto forma parte de un libro en elaboracin por el autor que trata sobre la crisis mundial y elprevisible colapso civilizatorio, en el que se hace una especial reflexin sobre la crisis energtica global.Este trabajo es una pieza ms del anlisis del siglo XX, a la que se dedica una especial atencin debido ala importancia de la dimensin de la infoesfera en el actual capitalismo global. Como este texto tienecontenido en s mismo, el autor piensa que puede tener inters difundirlo en su actual grado deelaboracin. Slo sealar que el anlisis ms en concreto de los cambios acontecidos tras el 11-S, debidoa la irrupcin del llamado pensamiento neocon, as como la progresiva quiebra de la Modernidad a causade la crisis global, no se han tratado en este texto, pues sern abordadas ms adelante en el futuro libro.Pero en cualquier caso, la evolucin de la Tercera Piel, la Sociedad de la Imagen y la Conquista del Almaa lo largo del siglo XX, hasta hoy en da, es clave para entender algunas de las caractersticas de la crisis

    global actual, y la dificultad de establecer resistencias y respuestas colectivas a las actuales polticas delpoder. Agradezco a Fernando Cembranos, Ivn Murray y Chusa Lamarca sus comentarios, as como eltrabajo realizado por esta ltima para el diseo final de este texto.

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    N D I C E

    Introduccin (pg. 3)Desarrollo de la Tercera Piel y Sociedad y Cultura de Masas (pg.

    4)

    Televisin: la realidad virtual como va de escape de la realidad(pg. 8)

    La Sociedad de Consumo: el lujo al alcance de todos (pg. 9)Aldea Global, Sociedad del Espectculo, Nuevo Espritu del

    Capitalismo y Postmodernidad (pg. 12)

    El dominio del lenguaje y la imagen, renovados instrumentos depoder (pg. 16)

    Los nuevos Mitos del siglo XX (pg. 19)Culturas populares, antisistmicas y contraculturas, hidras de mil

    cabezas difciles de cortar o domesticar (pg. 22)

    Nuevo impulso del Yo, conquista del alma y derrumbe social ymoral (pg. 25)

    Revolucin espacio-tiempo, capitalismo financiero y primaca deflujos sobre lugares (pg. 28)

    La Era Digital e Internet: el ciberespacio, un nuevo espacio deconflicto (pg. 30)Paradojas e impactos sociales y ambientales de la Sociedad de la

    Informacin (pg. 33)

    Irrupcin de mltiples modernidades en el ocaso de la Modernidadoccidental (pg. 37 )

    Bibliografa (pg. 41)

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    Tercera Piel, Sociedad de la Imagen y conquista del alma

    En el espacio meditico la tasa de informacin es mxima, pero el ndice de

    resonancia es inexistente. Antao, los hechos y los actos tenan una resonancia real enun espacio limitado, el de la proximidad. (Pero ahora) la promiscuidad universal de lasimgenes acenta nuestro exilio y nos encierra en nuestra indiferencia () La

    televisin nos inculca la indiferencia, la distancia anestesia la imaginacin (). Elolvido est inscrito en el acontecimiento mismo a travs de la profusin de lainformacin (). La difusin mundial de los acontecimientos corresponde a su

    intensidad ms dbil y a su obsolescencia ms rpida. La universalizacin de loshechos, de los datos, de los conocimientos, de la informacin, es una condicin previa asu desaparicin () La irona radical de la historia es que las cosas no suceden ya en

    la realidad, (pues) hemos entrado ya en la poca interactiva y sideral del vaco

    Jean Baudrillard, La Ilusin del Fin

    El siglo XX se ha definido como el Siglo de la Imagen, al igual que el siglo XIX fueel de la proliferacin del texto escrito y la prensa (Muoz, 1995). El dominio de laimagen lo haban acaparado hasta el siglo pasado principalmente los poderosos. Lospintores de la Corte, la aristocracia y la alta burguesa as lo atestiguan. Pero lafotografa que aparece en el siglo XIX democratizara la imagen. Y en su lentoperfeccionamiento a lo largo de dicho siglo, la imagen en todo caso acompaara altexto (en la prensa escrita, p.e.), y se supeditara a l en cuanto instrumento decomunicacin, aunque en general permaneci como un nuevo artilugio tecnolgico en elmbito de lo privado. Sin embargo, el siglo XX va a ser testigo de un cambioespectacular: la conquista de las sociedades humanas por la imagen, y la crecientesupeditacin a sta del texto escrito y el sonido (voz y msica), creando una verdaderarealidad virtual, hecho que ahora empezamos a ser conscientes de las importantsimastransformaciones de toda ndole que ha acarreado. Estas transformaciones se van a darpor supuesto en el marco de la expansin del capitalismo a escala global (y durante untiempo del socialismo real, en una parte del mundo), a la que el dominio de la imagenva a contribuir tambin decisivamente. Y esa dinmica se ve posibilitada yenormemente reforzada por la creacin de la llamada Tercera Piel, o Infoesfera (radio,televisin, Internet), a travs de la cual la imagen se va a ir convirtiendo en elelemento determinante de la comunicacin de masas (primero lo hara la voz), tanto

    para impulsar la expansin del mercado, como para garantizar la gobernabilidad de lasdistintas sociedades. Unas sociedades que experimentan un cambio trascendentaltambin en el siglo XX, pues se transforman en Sociedades de Masas. Masas en unprincipio muy rebeldes que deban ser adecuadamente gestionadas para hacer posible lahegemona y la expansin del capital. Y es por eso por lo que el dominio de la TerceraPiel, que sera clave para intentar domesticarlas, se convirti en objetivo fundamentalde las estructuras de poder. Todo ello no se hubiera podido llevar a efecto sin energa,en concreto sin energa elctrica, pues detrs de la pretendida inmaterialidad de laTercera Piel, se ocultan, como veremos, considerables flujos energticos y consumode materiales que hacen posible su funcionamiento.

    Apuntaremos pues los cambios principales que se han dado como resultado deldesarrollo histrico de esta nueva dimensin, la Tercera Piel, hasta el siglo XXinexistente, y qu efectos han tenido sobre el propio capitalismo, las sociedades

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    humanas y el entorno ambiental, as como cules fueron las transformaciones que a lolargo del siglo pasado fueron haciendo posible el despliegue y consolidacin de estaInfoesfera, hasta llegar a la nueva Era Digital y a la Sociedad de la Informacin. Losprocesos de aprendizaje colectivo y comunicacin abarcan hoy en da pues a todo elplaneta, aunque con tremendos desequilibrios, paradojas e impactos, como resaltaremos.

    Pero tambin es preciso analizar qu efectos han tenido todas estas dinmicas en elimpulso de la Modernidad Occidental en el mundo, as como en su transformacin yglobalizacin a lo largo del siglo XX, y en la configuracin de los nuevos imaginarioscolectivos a escala planetaria. Los Nuevos Dioses. Dioses que no se han idodesplegando sin resistencias, trasladndose el conflicto poltico-social asimismo a estanueva dimensin de la actividad humana. Intentar entender todo ello nos parece clavepara poder comprender ms adelante (en el libro) la forma en que se est expresando lacrisis global actual, pues la Infoesfera es una de sus dimensiones trascendentales, quedetermina tambin las reacciones de las sociedades ante la actual crisismultidimensional. Y ello a su vez nos permitir aventurar qu efectos podr llegar atener sobre esta Tercera Piel el previsible colapso del modelo actual en las prximas

    dcadas. Y viceversa. Esto es, qu consecuencias se podran derivar sobre lassociedades humanas del previsible Error Fatal, o potencial quiebra de la Infoesfera,como resultado especialmente de la crisis energtica, tal y como nos alerta Paul Virilio(Ibarrondo, 2005) y otros. Lo cual ser determinante para ver cmo deberamosreaccionar ante estas perspectivas.

    Desarrollo de la Tercera Piel y Sociedad y Cultura de Masas

    A finales del XIX se empiezan a dar los avances tecnolgicos (telgrafo, telfono,fotografa, primeras proyecciones cinematogrficas, etc.) que van a hacer factible eldesarrollo en el siglo XX de los medios de comunicacin de masas. Primero, de laradio, y ms tarde, de la televisin. En paralelo, se producen cambios en la actividadindustrial, caracterizados por el progresivo afianzamiento de la produccin a gran escaladominada por el sistema de mquinas, que sera el germen del fordismo y del llamadoobrero masa. En las primeras dcadas del siglo pasado aparecen tambin nuevosmovimientos intelectuales y artsticos (cubismo, surrealismo, etc.), las famosasVanguardias, que intentan liberar a la mquina del prejuicio romntico del siglo XIX ensu contra, proclamando la mquina como objeto esttico. Estas Vanguardias actancomo verdaderos creadores de nuevos modos y estilos de vida. Una autnticamodernidad radical, con una tremenda fe en el futuro, fruto de los avances tecnolgicos

    en curso, y con ansias de enterrar el pasado, uno de cuyos productos sera el Manifiestodel Futurismo de 1909, promovido por Marineti. El Manifiesto promulgaba la actitudagresiva hacia el pasado (necesidad de destruir los museos), la belleza de la velocidad(un automvil rugiente es ms bello que la Victoria de Samotracia), la exaltacin dela violencia (no hay belleza sino en la lucha), la agresividad en las obras de arte, lasuperacin del tiempo y el espacio (que morirn maana), la glorificacin de laguerra, el militarismo y el patriotismo (aunque eso s, con ciertos toques deinternacionalismo), el combate contra el moralismo y el feminismo, as como la revueltade las masas (que el trabajo agita). Un totum revolutum que expresaba el ambientecontradictorio de la poca, que rezumaba una fe sin lmites en la tecnologa y elporvenir, y que ayud asimismo a impulsar el ardor blico (violencia atropelladora e

    incendiaria) en el mundo previo a la Primera Guerra Mundial. La Gran Guerra.

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    Pero no sera hasta despus del desastre de la Gran Guerra, cuando los cambios de lamodernidad radical confluyen especialmente en EEUU, a partir de la dcada de losveinte, generando una autntica mutacin de la primera sociedad industrial en Sociedadde Masas (Muoz, 1995 y 2000). As, desde 1911 se va cimentando el lenguaje del cineen Hollywood, que en la dcada siguiente se consolida definitivamente como la meca

    del sptimo arte estadounidense, occidental y mundial. De esta forma, a los cambios enlos procesos industriales reseados, se suma un desarrollo adicional, especfico, el de laComunicacin de Masas, que va a configurar decisivamente el nuevo modelo desociedad capitalista. Y a ello se aade tambin que el deporte de masas por excelencia,el futbol, empieza a afianzarse a escala mundial en las primeras dcadas del siglo XX,despus de sus inicios (en su forma actual) en Gran Bretaa en el ltimo tercio del XIX;y tras su progresiva proyeccin posterior en Europa y a lo largo y ancho del imperiobritnico, as como en sus reas de influencia (Amrica Latina). E igualmente, durantelas primeras dcadas del XX, se van a desarrollar tambin las Olimpiadas, que se habanvuelto a relanzar en 1896. Ambos eventos deportivos seran los que concitaran lamayor audiencia de masas a lo largo de todo el siglo XX.

    El periodo entreguerras sera cuando todas estas dinmicas se iran consolidando, ycuando un nuevo medio de comunicacin, la televisin, empezara tmidamente a darsus primeros pasos, en EEUU y algunos pases de Europa Occidental. As pues, tanto laevolucin de los locos aos veinte, como ms tarde la Gran Depresin, y sobre todo el

    New Deal, el auge del nazismo y el fascismo, as como tambin la plena cristalizacindel estalinismo, no se podran entender sin la potencialidad que brindaba la nuevacomunicacin de masas, y la posibilidad de manipulacin de la psicologa colectiva questa permita. La industrializacin alcanza pues a las formas de produccin cultural ypropaganda, que se convierten en un componente trascendental de las nuevas formas yestructuras de poder. Sin embargo, en esta primera etapa de los medios de comunicacinde masas, no seran por supuesto igual la prensa y la radio (principales mass media,entonces) en las llamadas sociedades democrticas de la poca, donde se configurancomo un verdadero Cuarto Poder, que en las sociedades totalitarias, donde actan comoapndice determinante de un poder dictatorial. No en vano, el lugarteniente de Hitler,Goebbels, deca que una mentira que se repite machaconamente acaba convirtindose enuna verdad. Asimismo, las dos guerras mundiales, y sobre todo la segunda, se van aconvertir en verdaderos bancos de pruebas de la cultura y propaganda industrializada alservicio de las dinmicas militaristas, y en elementos indispensables asimismo paraganar la contienda.

    Sin embargo, no sera hasta despus de la Segunda Guerra Mundial, que podramosdecir que se termina de modelar la Sociedad de Masas en Occidente, y la paulatinacreacin de un nuevo individuo temeroso de sentirse diferente al resto de lacomunidad. Los ciudadanos se van a convertir poco a poco en masa annima. En esteproceso cumple un papel incuestionable la generalizacin de la televisin como mediode comunicacin masivo por excelencia. La televisin iba a posibilitar adems hacerprogresivamente perifricas la cultura popular e intelectual heredadas. Empezabamodestamente (todava) la era de la realidad virtual, en paralelo con la progresivaexpansin de la sociedad de consumo y la irrupcin de la industria publicitaria, en elmarco de los Treinta (aos) Gloriosos del Fordismo y el Estado del Bienestar. Todoello permitira sepultar los desastres de Auschwitz y sobre todo de Hiroshima y

    Nagasaki, donde la promesa de Progreso brillante y sin fin de la Modernidad parecaquebrarse. La razn ilustrada haba quedado seriamente tocada despus de estosgenocidios perpetrados desde el campo occidental, y era preciso ayudar a olvidar estos

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    despropsitos que ponan en cuestin la propia deriva del sistema ciencia-tecnologa,aunque cabra decir que el Holocausto y la Bomba Atmica tal vez haban empezado yaa fraguarse con Descartes (Pigem, 1993). Los horrores de la guerra moderna no son unerror, o un accidente, en la evolucin inocente de la ciencia.

    De todas formas, el Holocausto, era relativamente fcil de marginar, pues elNazismo (y el Fascismo) se presentaba como una desviacin momentnea y perversade la democracia occidental, todava con pocos aos de existencia, al que se podacargar el Mal absoluto. Adems, para eso se mont el juicio de Nuremberg, con el fin dedifundir urbi et orbi la buena nueva democrtica, va unos medios de comunicacin demasas en plena expansin. Pero obviar Hiroshima y Nagasaki no pareca, en principio,tan sencillo. Si bien la irrupcin con toda su potencia de la Fabrica de Sueos deHollywood y los mass media, as como los inicios de la sociedad de consumo y eldeporte espectculo, ayudaron a sepultar estos desdichados episodios. Es ms,Hollywood hara decenas y hasta centenares de pelculas de la segunda guerra mundial,donde se reflejaran la valenta y gallarda de los aliados, y en concreto de las tropas

    estadounidenses, as como la maldad y perversin de las potencias del eje, y en concretode los nazis; pero en ninguna se abord el tratamiento de las explosiones nuclearesprovocadas por EEUU, ni se mencion el papel del Ejrcito Rojo en la derrota de Hitlery en la toma de Berln. La guerra de propaganda en el llamado conflicto entre bloqueshaba comenzado.

    La Sociedad de Masas tambin tendra su desarrollo particular en los pases delllamado Socialismo Real, pero ah el componente del consumo fue prcticamenteinexistente. El objetivo de alcanzar el Socialismo cuanto antes, era la coartadarevolucionaria para ocultar las colas para hacerse con los bienes ms necesarios. Puespara lograr tan loable fin, el nuevo Capitalismo de Estado dedicaba todos sus esfuerzosa la promocin de la gran industria (en especial blica), y a la creacin de importantesciudades e infraestructuras, as como a la glorificacin del trabajo, pero dejabadesatendido el consumo cotidiano de sus ciudadanos. Nada que ver con lo que acontecaen Occidente, y sobre todo en EEUU. En todo este periodo, y hasta la cada del Muro deBerln, los mass media se convirtieron en el poder blando por excelencia de Occidente,con capacidad para penetrar el llamado Teln de Acero, que, a pesar de todos loscontroles, se demostr incapaz de frenar este tremendo poder de influencia y persuasin.Un poder que llegaba por los tejados, como dira Eric Honnecker, presidente de laRepblica Democrtica Alemana. Sobre todo porque este poder blando mostraba laorga en ascenso e imparable del consumo, a travs de la publicidad, y el glamourde

    unas sociedades que se despegaban progresivamente de la realidad real (valga laredundancia), mediante el desarrollo irrefrenable de la realidad virtual. En ese campode batalla incruento, que fue decisivo en el desenlace del conflicto entre bloques, elSocialismo Real no tena nada que hacer.

    Por otro lado, la potencia de los mass media sera tambin el arma secreta deOccidente, y en concreto de EEUU, para penetrar en el nuevo Tercer Mundo, enproceso de ruptura del dominio colonial en las dcadas posteriores a la segunda guerramundial en frica, Asia, el Caribe y el Pacifico. A EEUU le resultaba ms sencillopenetrar con sus nuevas industrias culturales en este mundo en disputa con la URSS,que se haba rebelado contra la subyugacin europea. Como ya hemos visto, era el

    mensaje que haba preconizado Truman con su llamada al Desarrollo de este amplio yenormemente diverso territorio mundial. Y ah tambin se libraba la guerra de lapropaganda entre Bloques. Y la conversin de la cultura massmeditica en centro

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    simblico hegemnico, permitira a Occidente ir marginando de la historia a muchas delas culturas ms antiguas de la Tierra. A esta propaganda estadounidense y occidental,fueron sucumbiendo muchas de las elites del as llamado entonces Tercer Mundo, con laayuda tambin de fuertes incentivos econmicos para las mismas. Adems, muchas delas elites fundadoras de los nuevos Estados-nacin perifricos llevaban consigo en su

    ADN algunos de los genes de sus antiguos amos, por lo que no fue excesivamentedifcil que recalaran en la zona de influencia occidental, cuando adems EEUU secomprometa a defenderlas de posibles insurgencias (comunistas) internas.

    La Izquierda, en general, fue poco consciente de la importancia de los mecanismosmassmediaticos como instrumento de poder blando, y en definitiva de dominacin.Quizs tambin porque beba como el resto de las sociedades de las mismas fuentes, yen concreto participaba de la Fe en el Progreso y la Tecnologa. Y tal vez porque en losTreinta Gloriosos el mensaje de la Izquierda todava era ms o menos potente, y andetentaba, formalmente, la hegemona cultural en una Clase Obrera (todava conmayscula) en proceso de profunda transformacin. Pero las principales distopas

    literarias de grosso modo la primera mitad del siglo s sealaron esta dinmica perversa,adelantndose con mucho a su poca, as como la llamada Escuela de Frankfurt, que fueuna de sus principales crticos. De las distopas resaltan tres: Un Mundo Feliz, deAldous Huxley (1932), 1984, de George Orwell (1949), y Farenheit 451, de RayBradbury (1953).

    La primera, escrita en el periodo entreguerras, proyecta hacia el futuro unacaricatura de la sociedad estadounidense. Una sociedad hedonista abocada al consumo ya la felicidad, gracias a la ingestin diaria de soma, pero ferozmente marcada(implcitamente) por la total alienacin individual. Es una crtica aguda al nacientecapitalismo fordista y a la incipiente Sociedad de Masas. La segunda, es una crticaacerada y sin aliento principalmente a la realidad totalitaria de la URSS, y alsocialismo real en general, pero tambin al nuevo mundo que se configuraba en lapostguerra. George Orwell pintaba una dominacin total a travs del modelado de lospensamientos de los habitantes, el control ubicuo y coercitivo del Gran Hermano quetodo lo ve (a travs de la pantalla), y el manejo y control de la neolengua, con el finde posibilitar el doble pensar (la guerra es la paz). Todo ello, se nos dice, paradefenderse de un poderoso y variable enemigo exterior. Lo que ayudar a sepultar lahistoria, reescribiendo continuamente la misma de acuerdo con las necesidadescambiantes del poder. Y la tercera, est escrita durante el Macartismo postblico, untiempo fuertemente represivo con las ideas de izquierda en la sociedad lder mundial del

    llamado Mundo Libre, al tiempo que se consolidaba la sociedad de consumo ytelevisiva. En ella, el gobierno para preservar la felicidad a cualquier precio persigue alos disidentes defensores de los libros, causa de la infelicidad e inestabilidad social quecreaban. El pas quiere ser feliz y el gobierno se dedica a darle espectculo a travs de latelevisin (mientras va quemando los libros; el ttulo de la novela es la temperatura a laque arden stos), pues vivimos para divertirnos, al tiempo que se presenta el holocaustonuclear como un Apocalipsis necesario (Domingo, 2008). En definitiva, las tresdistopas de una u otra forma nos anuncian y denuncian la emergencia de la cultura demasas para controlar a las masas (fuente de subversin) tanto en Occidente como en elEste, y las formas distintas que adopta aquella a uno y otro lado del Teln de Acero(trmino acuado por Occidente en su guerra de propaganda).

    En cuanto a la llamada Escuela de Frankfurt (Marcuse, Adorno, Fromm, etc.), espreciso resaltar el papel que cumpli denunciando el desarrollo de la Sociedad de Masas

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    estadounidense como paradigma de la alienacin colectiva, y la irrupcin del mismoproceso en el conjunto de Occidente. Y cmo la lealtad de masas se va desplazandopaulatinamente desde el subsistema poltico al subsistema cultural, donde es msfcilmente manipulable, de acuerdo con los intereses dominantes. Lo cual contribua a irdiseando un futuro sin pasado, con el fin de separar a la sociedad del mismo, objetivo

    funcional con las dinmicas hegemnicas del sistema; as como permita la paulatinaadaptacin psicolgica de los ciudadanos a las estructuras de la naciente sociedad post-industrial, que conllevaba nuevos principios de estratificacin social. Se inaugurabapues un nuevo Modelo Cultural, con temible capacidad de trastocamiento de los mapascognitivos, en el que la razn instrumental se pona abiertamente en funcin de losintereses hegemnicos. Y todo ello elaborado de forma exquisita y envuelto en brillantecelofn, debido a una potente cultura de la persuasin industrialmente elaborada.Adems, este proceso se realizaba en un contexto de fuerte crecimiento econmico (ypor consiguiente consumo energtico, en concreto de petrleo), lo que haca ms fcildomesticar las conciencias. Es en esos aos cuando el Crecimiento se promueve y seasienta como un importantsimo valor en s mismo, y cuando ms all de su significado

    econmico se convierte en un producto meditico ms. Asistimos, pues, en esa pocadorada del capitalismo, al nacimiento de una verdadera industria de la conciencia, que atravs de un verdadero tumulto de imgenes y de smbolos iba a ayudar a configurar lallamada realidad virtual (Muoz, 2000).

    Televisin: la realidad virtual como va de escape de la realidad

    La televisin ha sido el principal medio creador de realidad virtual, y sta fueimponindose con el tiempo, de forma cada vez ms clara y contundente, desplazandopoco a poco de nuestras consciencias la realidad real, valga la redundancia. El poder de

    la imagen es tal, que logra centrar la atencin humana en la ventana catdica,desplazando y hasta ocultando el mundo fsico que nos rodea, sobre todo por laavalancha de smbolos, mensajes, noticias, diversin prefabricada y glamourque suscitala tv, especialmente a travs de la publicidad. Esta realidad virtual, necesariamentedistorsionada y seleccionada por los intereses dominantes, logra borrar las fronterasentre lo falso y lo verdadero. Se produce pues una verdadera mezcla entre ficcin yrealidad que acenta nuestra incapacidad para conocer quines somos, cmo es larealidad en la que desarrollamos nuestra existencia, cmo deberamos reaccionar ante sucreciente degradacin y, por supuesto, cul podra ser un mundo deseable, justo ysustentable.

    De esta forma, la televisin consigue un desplazamiento de las preocupacioneshumanas hacia el espacio de lo virtual, al tiempo que esconde el deterioro del espacioreal: la Segunda Piel (en gran medida urbano-metropolitana), donde residimosfsicamente, y trastoca igualmente la comprensin del funcionamiento de la sociedadque lo habita. Mxime: cuando esa realidad virtual se ha ido instalando en elespectculo y el entretenimiento para que no pensemos; cuando nuestra capacidad depensamiento y reflexin se ve cortocircuitada y embrutecida por la cultura del video-clip, que fragmenta cualquier lnea discursiva, con planos que se suceden a velocidad devrtigo; cuando se nos bombardea de forma constante desde la pantalla para queconsumamos; cuando se imponen sin restriccin los valores urbano-metropolitanos,menospreciando el mundo rural y la cultura campesina; cuando se difunde el cinismo, eloportunismo extremo o el miedo, al tiempo que se nos inculca el culto a los famosos yal dinero; cuando se propaga la violencia gratuita y la destruccin como forma demantener nuestra atencin; y cuando se recurre a cualquier cosa, a la degradacin

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    absoluta de la telebasura de los reality shows, con concursos denigrantes y humillantes,para que la audiencia siga enganchada a la pantalla. No en vano es la capacidad demantener a la audiencia fiel, la que permite el financiamiento de este mediotrascendental a travs de la publicidad. Esta deriva de degradacin televisiva ha ido increscendo en los ltimos 30 aos, como resaltaremos ms adelante. En la tv ocurre

    como en la ley de bronce de la economa, la moneda mala expulsa a la moneda buena.

    La televisin llega hoy en da a ms del 80% de la poblacin mundial, ayudando aconfigurar una verdadera Aldea Global (Mander, 2004). All donde en muchasocasiones no llega el agua, llega la tv, lo que ha logrado condicionar absolutamente elsentido de la realidad. Es ms, el sentido de la realidad deriva de la televisin, esto es,de la realidad virtual, que adems impone su ley a los otros medios. Y desde haceunas dos dcadas , tambin , la percepcin de la realidad depende, como veremos, deInternet, la nueva realidad virtual. As pues, y como nos dice Braudillard (1993),parecera como que (casi) la totalidad del gnero humano se hubiese salido de larealidad fsica para meterse en cuerpo y sobre todo alma en la realidad virtual.

    Adems, en esa realidad virtual, nos sigue diciendo, pasan tantas cosas que es como siya no pasase nada. Antao la intensidad de algunos acontecimientos haca quepermanecieran en el tiempo recordados durante generaciones, solo a travs de latrasmisin oral. Hoy en da asistimos a lo contrario, a una verdadera huelga de losacontecimientos, a pesar de la fuerza de la imagen. A una actualidad vaca, a travs delpsicodrama visual de la informacin. La tasa de informacin en teora es mxima, peroel ndice de resonancia es casi inexistente. Y ello es debido a la promiscuidad universalde las imgenes que acenta nuestro exilio y nos encierra en nuestra indiferencia,debido a la obsolescencia extremadamente rpida de las noticias. La universalizacinde los hechos, de los datos, de los conocimientos, de la informacin, es una condicinprevia a su desaparicin. Las cosas van cada vez ms deprisa a medida que se acercan asu vencimiento, del mismo modo que el agua acelera misteriosamente su fluir en lasinmediaciones de la cascada () Los acontecimientos nuevos van excavando el vacoen el que se precipitan (Braudillard, 1993).

    Adems, en el mensaje meditico de los pases centrales, y especialmente en latelevisin, la Periferia se nombra para mencionarla como realidad catica, para que laopinin pblica valore el orden y el nivel de vida que disfruta. Mientras que no existeninguna informacin que permita entender ni racionalizar lo que acontece en losterritorios perifricos. Y todo ello, junto con la irrupcin de la Sociedad de Consumo, vaa alterar decisivamente el funcionamiento de la Sociedad de Masas, especialmente en

    los espacios centrales, y por supuesto los pensamientos y comportamientos de losindividuos que la componen. Es decir, su percepcin de la realidad y su actuar diario.

    La Sociedad de Consumo: el lujo al alcance de todos

    Comunicacin de Masas y Sociedad de Consumo se han ido convirtiendo cada vezms en dos caras de una misma moneda, hasta configurar decisivamente el actualcapitalismo global. La irrupcin de los medios de comunicacin de masas, y sobre todola televisin, posibilit la concrecin de dos factores claves para configurar la Sociedadde Consumo. Por un lado, la creacin y el fomento del sentido de escasez, y sobre todo

    la constante generacin de nuevas y falsas necesidades. Por otro, la promocin dedeterminados productos de marca para su venta en el mercado, con el objetivo desatisfacer esas necesidades prefabricadas. Ambas por supuesto estrechamente

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    interrelacionadas a travs de la publicidad y el poder de la imagen. En EEUU, laSociedad de Consumo por excelencia, el teleespectador medio ve unos 30.000 anunciosal ao (Mander, 2004), y la situacin en otros territorios, tanto centrales comoperifricos, va camino de igualar al gigante estadounidense, aunque, eso s, con distintosritmos e intensidades. El consumo pues que se expande es principalmente el de las

    grandes marcas, que han sabido imponer sus Logos a travs de una fuerte inversinpublicitaria (Klein, 2002). Muchos de alcance mundial. Lo cual les reporta un doblebeneficio. Por un lado, amplan su mercado a costa de otras marcas de menor acceso alos medios, o directamente sin acceso a los mismos por su pequeo volumen denegocio. Y por otro, una vez adquirido el tamao suficiente que les permite salir aBolsa, son capaces de crear dinero financiero (acciones, obligaciones, etc.), y que seacepte como tal en los parqus burstiles, ante la confianza que inspira una marca queopera en mercados cada vez ms globales. Lo cual, a su vez, les posibilita impulsarestrategias de adquisiciones y fusiones para devenir en actores an ms relevantes en losmercados mundiales. Un crculo virtuoso propiciado por el impulso meditico. Ese hasido el proceso en las ltimas dcadas de las principales Transnacionales mundiales.

    Times Square en Manhattan (Nueva York) en la esquina de Broadway y la Sptima Avenida. Chusa, 2005

    En definitiva, se tratara, como nos dice Guatari (1994), de captar (y suscitar) el deseopara ponerlo al servicio de la economa del beneficio, apelando sobre todo a lasemociones. En concreto, las marcas logran adhesin activando nuestras emociones. Ytodo ello a travs de la llamada industria publicitaria, que no por casualidad se agrupaen grandes agencias globales, que se ubican principalmente en el mundo anglosajn, yen su prctica totalidad en los pases centrales. All donde se localizan tambin las sedes

    de las principales transnacionales y los mercados financieros ms importantes. Lapublicidad ha logrado alcanzar un 2% del PIB en EEUU. Adems, la cultura publicitariaha conseguido contribuir tambin a la obsolescencia planificada, lo que ha acelerado el

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    ciclo de produccin-consumo, impulsado adems por los productos de usar y tirar,que sus propios mensajes promueven. Lo que ha colaborado decisivamente a que todoconsumo sea un consumo productivo, en el sentido de que prcticamente todo elconsumo (principalmente en los espacios centrales) est dentro de la lgica del capital.Las cosas se adquieren y se desechan con una celeridad compulsiva, especialmente en el

    mundo de la moda, y muy en concreto en aquella destinada a los sectores jvenes. ElTeenageMarket. Estrenar ropa (estar a la moda) dura ya casi segundos, pues Zara,p.e., hace una renovacin permanente en sus tiendas.

    Pero la Sociedad de Consumo tiene por supuesto efectos sociales que van bastantems all del mbito puramente econmico, y que nos interesa especialmente resaltar.Por un lado, la capacidad de los objetos de suscitar deseos (apoyada por la inversinpublicitaria) es alta, pero sus posibilidades de generar satisfaccin y felicidad son(mucho) menores (Cembranos, 1993). Cuando no generan directamente una frustracinal no poder adquirirlos, pues se multiplican artificialmente las necesidades pero no lasrentas. A nadie se le escapa que existe claramente un consumo jerarquizado y

    diferenciado. Pero tambin la Sociedad de Consumo ha posibilitado el consumoemocional del lujo por las clases medias, y ha logrado transformar en ampliasclases medias postindustriales a la antigua Clase Obrera industrial, en los espacioscentrales. Primero, porque ha habido una transformacin de la estructura productiva,como ya hemos indicado anteriormente en el libro, y segundo, porque se ha producidouna nueva estratificacin social con el paso a la sociedad postindustrial, que adems hasido cooptada, por as decir, desde el poder va consumo. Todo ello ha posibilitado elpaso de una cultura del trabajo, que era tambin orgullo de la Clase Obrera y queformaba parte de la cultura popular, a una cultura del consumo, en la que la identidadsocial se establece por el mayor o menor acceso al consumo, que ha dinamitado almismo tiempo la cultura obrera. En definitiva, el consumo ha conseguido convertir a laclase obrera, en su da un sujeto poltico potente, homogneo y compacto, en clasemedia, un sujeto sujetado, desestructurado y atomizado, que busca va consumo imitar,en la medida de lo posible, las pautas de consumo y formas de vida de las elites(porque yo lo valgo). En este trnsito la ideologa del consumo se ha convertido en lagran ideologa.

    Y la Sociedad de Consumo, cuya creacin ha sido posible por los mass media, tienela capacidad de proyectar su glamoury los valores urbano-metropolitanos, pues es enestos espacios donde habita, sobre el conjunto del territorio, a travs igualmente de losmedios de comunicacin de masas. Esta colonizacin meditica del espacio real, a

    travs de la Tercera Piel, ha llegado a ser definida como la creacin de Telpolis, queno sera otra cosa que la intensificacin a travs del ter del impacto cultural a distanciade las metrpolis (Echevarra, 1994). Pero este impacto desde hace ya unas dcadas,sobre todo en los ltimos 30 aos, ha adquirido una verdadera proyeccin mundial,traspasando fronteras estatales, y especialmente las lneas divisorias Norte-Sur, Oeste-Este, o Centros-Periferias. La Tercera Piel ha configurado como decamos unaverdadera Aldea Global, y hoy la Sociedad de Consumo tiene un alcance planetario,aunque indudablemente no participen para nada por igual en esa fiesta las poblacionescentrales y perifricas, o las urbano-metropolitanas y las rurales e indgenas. Pero ellogo de Coca Cola o de Nike llega a los lugares ms remotos de frica, al igual que laimagen de Cristiano Ronaldo, Nadal o Hamilton. Y eso acta como un efecto llamada

    ms de cara a las poblaciones del mundo entero, para que salten muros y participen ellostambin en la gran fiesta del Consumo. El lujo y la fama, por fin, al parecer, al alcancede todos.

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    Aldea Global, Sociedad del Espectculo, Nuevo Espritu del Capitalismo yPostmodernidad

    Si hubiera que poner una fecha formal al nacimiento de la Aldea Global,probablemente sera 1980, cuando se crea la CNN en Atlanta, que empieza a emitir las

    24 horas con alcance planetario. Anteriormente, la Tercera Piel avanzaba cada vezms hacia su dimensin regional o mundial, pero tan solo ocasionalmente en susemisiones (Eurocopa, Eurovisin, Olimpiadas, Mundial de Ftbol, etc). Pero con lairrupcin de la CNN, un canal privado global, entramos en una nueva dimensin. ElEfecto CNN, se lleg a denominar. De repente, el mundo entero empez a ver lasmismas imgenes de forma Non-Stop. Lo cual cambiaba la agenda poltica de losgobiernos, si es que una noticia nacional saltaba en la CNN, y viceversa, lo que no salaen la CNN era como si no existiera a nivel internacional. CNN abre la informacin entiempo real, acompandola tambin de espectculo y publicidad. Y debido al lugarcentral que ocupa en el sistema, al estar su sede en EEUU, la CNN se convirti tambinen un instrumento de propaganda global. Eso se pudo constatar claramente durante la

    operacin Tormenta del Desierto, en la guerra contra Irak de la coalicininternacional liderada por EEUU en 1991, cuando la opinin pblica de los Estadosimplicados se unific en torno a la fuente comn de informacin: la CNN. La cadenaestadounidense se haba metamorfoseado en una cadena con audiencia internacional, yhaba impuesto al resto del globo su concepto de informacin continua y su visin dela Guerra del Golfo y del mundo. Durante todo el conflicto, en todas partes del globo,las dems televisiones retomaban en directo sus imgenes y frecuentemente reproducanhasta sus mismos comentarios.

    Posteriormente, en los principales Estados del mundo se empezaron a crear cadenasglobales de emisin permanente (BBC-World, TV5-Monde, TVE-24 Horas, etc.). Yhasta el mundo rabe puede disfrutar de su propia cadena regional (pero con proyeccinglobal) desde que en 1996 se creara Al Yazira, emitiendo desde Qatar, lo que alter lavisin para el resto del planeta de lo que aconteca en el complejo y diverso mundoislmico. A partir de entonces, ya no era slo el la Aldea Global occidental la quetrasmita los acontecimientos del mundo rabe-musulmn. Conviene resaltar tambinque ms o menos al tiempo que la Aldea Global cristalizaba en el mbito de lainformacin, en los ochenta, los principales mercados financieros se des-regulaban yempezaban a operar tambin a escala global, inaugurndose igualmente unfuncionamiento Non-Stop de los mismos, al irse relevando unos a otros debido a losdistintos husos horarios (Nueva York, Tokio, Londres). El Casino Global se iniciaba

    impulsado por decisiones polticas, y favorecido por el desarrollo de las NuevasTecnologas de la Informacin y Comunicacin (NTIC). Otro componente fundamentalde la Tercera Piel que analizaremos luego al hablar de la revolucin espacio-tiempoen el siglo XX.

    La plasmacin de la Aldea Global en las ltimas dcadas del siglo XX permiti unacapacidad de proyeccin e imposicin mundial sin precedentes de los valores e interesesdominantes de Occidente, y en especial del mundo anglosajn. Sobre todo porque estaAldea Global ha ido siendo dominada por unos ocho gigantes mundiales de los mediosde comunicacin de masas: los Global Media1, con sede en esos espacios. Medios queoperan no slo en el mbito televisivo, sino que controlan prensa, radio, sistemas de

    satlites, cable, editoriales, produccin y distribucin cinematogrfica, cadenas de cines,1 Time Warner, Disney, Fox News-Murdoch, Viacom, Seagram, GE, Sony y Betterlsman. En otro escalnestaran Prisa, Reuters, etc. (Mander, 2004).

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    parques temticos, y hasta mbitos cada vez ms importantes de Internet, en laactualidad. Son gigantes de la telecomunicacin privados, pues en este ltimo periodo latelevisin pblica ha ido siendo en gran medida eliminada o marginada en muchospases, debido a las reformas neoliberales; aunque en Europa Occidental la tv pblicatodava permanece con una presencia considerable, a pesar de la creciente aparicin de

    cadenas privadas. En otras regiones del mundo existen igualmente importantes gruposprivados de televisin (Globo en Brasil, Televisa en Mxico, etc.). La privatizacin hacomportado una degradacin del discurso y los contenidos televisivos, pues estos se hanhecho ms proclives a las fuerzas hegemnicas del mercado. No en vano entre losprincipales accionistas de los Global Media estn muchas de las grandes transnacionalesy los grandes grupos financieros occidentales, que utilizan tambin estos medios paraimponer su agenda a escala global. Es decir, a finales del siglo XX en Occidente losmedios han dejado de ser ese Cuarto Poder que permita contrarrestar en ocasiones lostres poderes del Estado democrtico: ejecutivo, legislativo y judicial (con el podermilitar siempre en la sombra), para convertirse en general en un superpoder de enormeinfluencia en manos directamente del poder corporativo.

    Estos medios globales han ido desarrollando nuevos tipos de productos y contenidosaudiovisuales que han configurado la actual Sociedad del Entretenimiento continuo, altiempo que se trivializa y se manipula descaradamente la informacin. Esto es, se hadado un paso ms all en cuanto a la degradacin comunicativa y cultural de laSociedad del Espectculo, acerca de la que ya nos alertaba Guy Debord en 1977. Enella, nos deca, la imagen se prefiere a la cosa, la copia al original, la representacin a larealidad, la apariencia al ser. Pero este simulacro que recubre ya toda la realidad y quees ms real que ella misma, ha experimentado un nuevo deterioro a lo largo de estosltimos treinta aos, pues elEntertainmentlo ha pervertido y contaminado todo, en estanueva etapa de la Sociedad de la Imagen. Y ha sido fundamentalmente el DeporteEspectculo (Futbol, Olimpiadas, Tenis, Formula 1, Moto GP, Baloncesto, etc.) el queha irrumpido con una fuerza inusitada en los salones de nuestras casas, a travs de lapantalla, como un elefante en una cacharrera, reforzando la Sociedad de Consumo atravs de los patrocinios, publicidad corporativa y hombres anuncio (en muchsimamenor medida mujeres anuncio). Todo son anuncios en un deporte mercantilizado ymundializado, donde es posible ver los mismos reclamos publicitarios en Londres, SaoPaulo o Pekn. Pero la Sociedad del Entretenimiento no solo es el deporte espectculo(orientado prioritariamente al mundo masculino), sino la profusin indiscriminada depelculas, series televisivas, culebrones, programas del corazn, concursos, realityshows, documentales temticos (destinados en general al pblico femenino), que se

    multiplican ad infinitum a travs tambin de los canales privados de pago. En unprincipio, los programas televisivos estaban destinados a pblicos masivos, y laaudiencia en los distintos territorios estatales vea un abanico limitado de stos. Pero esoha dejado de ser as. Hoy en da el consumo televisivo es cada vez ms individual ydiverso, a la carta, con una audiencia ms segmentada por gustos y edades, como luegoresearemos al hablar de la Sociedad Digital e Internet.

    La Sociedad del Entretenimiento ha logrado hacer desaparecer el trabajo y la energade nuestras preocupaciones y cosmovisiones, aparte de muchas otras cosas del mundoreal. Parece como si todo este mundo virtual y real, demencial y apabullante, este Pany (sobre todo) Circo a escala global, se moviera sin esfuerzo humano y sin consumo

    energtico. Como si fuera un perpetuum mobile. Es decir una mquina capaz decontinuar funcionando y expandindose eternamente sin necesidad de energa externa,violando las leyes de la termodinmica. Y eso que millones de personas trabajan

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    directamente para la industria audiovisual en los pases centrales, en condicionesaltamente precarias la gran mayora, y que para su sustento y el de toda la sociedad, dela que son solo su epifenmeno, necesitan del funcionamiento de la Fbrica Global,basada en la hiperexplotacin del trabajo dependiente mundial, del trabajo de serviciosy domstico, as como de la Cadena Internacional de Cuidados que posibilita hoy en

    da tambin la inmigracin, y de un brutal derroche de energa y recursos. Pero laSociedad del Entretenimiento ha logrado acabar con la Sociedad del Trabajo capitalistaque perdur casi hasta los setenta, y ha conseguido borrar de la memoria colectivamundial las consecuencias de las crisis energticas de los setenta. O al menos as hasido hasta hace poco. De esta forma, la exhortacin a la autodisciplina, el trabajo duro,la austeridad, el ascetismo individual, en suma, la tica calvinista, y ms ampliamenteprotestante, es decir, el espritu del primer capitalismo, tal y como nos aleccionaba MaxWeber, son antnimos del Nuevo Espritu del Capitalismo que se ha ido desplegando enestos ltimos treinta aos, y que ha conformado eso que se ha venido a denominarPostmodernidad (Boltansky y Chiapello, 2002).

    De esta forma, se ha logrado instalar, a travs fundamentalmente de la Aldea Global,y de su tremenda capacidad de crear una nueva realidad (virtual), una nueva yabsolutamente degradada moral. Eso s, funcional con los nuevos intereses dominantes,pues ha conseguido eliminar obstculos ligados al modo de acumulacin anterior(Fordismo, Estado del Bienestar) y a las demandas de justicia que haban suscitadodcadas de luchas sociales, y en concreto la rebelin cultural y antiautoritaria del 68, yla coetnea del Sur Global contra Occidente. Todo ello ha sido apoyado tambin desdedeterminadas Fundaciones y Think Tanks, cercanos a los nuevos crculos de podercorporativo y financiero. As, el apetito indiscriminado de dinero (y poder), antescondicionado o proscrito, ha sido hasta hace nada (cuando estalla la crisis global)moneda corriente. Es ms se ha ensalzado y venerado socialmente. Se ha hecho de laidea de xito el principio de tica universal, pues el que triunfaba poda tener derecho atodo. Los sueldos y las prebendas ms abusivos eran sancionados y admiradossocialmente, desde el banquero o alto ejecutivo al deportista de elite, pasando por elactor o actriz de Hollywood. Winner Takes All (el ganador se lo lleva todo), que se diceen EEUU. Se ha instalado el escepticismo y el cinismo en el cuerpo social, un entornoidneo para desplegar al resguardo de las crticas unas relaciones de propiedad y podercada vez ms desiguales. Es ms, el control de los medios de comunicacin de masas haposibilitado eliminar cualquier cortapisa al manejo del poder y la riqueza (caso, p.e., deBerlusconi), con el aplauso de una gran parte de la sociedad. Las ltimas dcadas delXX y la primera este siglo (hasta la crisis global, repetimos), ha sido muy

    probablemente el periodo ms materialista y obsesionado con el estatus social quenunca haya existido. Parecera como si todo se permitiese con el fin de conseguir comofuera dinero, fama y poder. Y todo ello se ha hecho a travs de mensajespretendidamente desideologizados, en contraposicin con los mensajesideologizados de lo poltico. Algo perfecto para encandilar a un cuerpo socialhastiado de la poltica (Boltansky y Chiapello, 2002; Naredo, 2006; Fdez Durn, 1996;Harvey, 2008, Taylor, 2008).

    Al mismo tiempo, se colaban de rondn, ms o menos edulcorados, mensajesaltamente polticos: la fe en el mercado des-regulado y la competitividad como valoressupremos, la ineficiencia del Estado, la eficacia y confianza en los mercados

    financieros, la benevolencia de la globalizacin, la bondad de las privatizaciones deempresas, servicios pblicos y hasta del sistema de pensiones, las virtudes de lareduccin de impuestos, la necesidad de la flexibilizacin laboral, la disfuncionalidad

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    del gasto social, etc. Todo ello, que se ha vendido como las medidas que iban a permitirla generacin de riqueza generalizada, ha logrado una brutal alteracin en lasubjetividad de masas, presentando como beneficiosas, incluso como ineluctables, lasreformas exigidas por el nuevo capitalismo (financiero) global. No Hay Alternativa(TINA: There Is No Alternative), el mensaje que propagara Margaret Thatcher. Y la

    aceptacin de dicho mensaje ha sido posible por la desarticulacin de las formas depensar, el desconcierto ideolgico y el desaliento y marginacin meditica de laconciencia crtica (la Espiral del Silencio, segn Noelle Neuman -1981-), promovidosen esta nueva fase del capitalismo desde la Aldea Global, con el objetivo tambin deprivatizar la esfera pblica y eliminar la utopa social.

    Esta prdida de los mapas cognitivos es una de las caractersticas ms resaltables deeso que se ha venido llamar Postmodernidad. Esto es, una nueva lgica cultural delcapitalismo tardo, acorde con sus nuevos intereses en esta etapa de globalizacin ypostindustrializacin en los espacios centrales (Jameson, 1991). De esta forma, se hapromovido una prdida paulatina de las coordenadas de la realidad para las sociedades

    de masas, por la accin interesada y artificial de este nuevo modelo cultural dominante(Muoz, 2000). Un modelo cultural que desautoriza cualquier posible juicio crticosobre la totalidad de un sistema cada da ms complejo, cuya evolucin se plantea comoalgo natural. Se desacredita cualquier opinin sobre su injusticia e irracionalidad socialy ambiental, con la excusa del fin de las certidumbres y del hundimiento histrico de lasgrandes metanarrativas heredadas del capitalismo industrial. El pretendido final de lasideologas. Sobre todo de aquellas no funcionales con los intereses del nuevo modelo decapitalismo (socialismo, comunismo), utilizando abiertamente en beneficio propio laintegracin de China en el mercado global a partir de los ochenta (!Qu importa que elgato sea negro o blanco, mientras que cace ratones!), y el colapso del Socialismo Realy la implosin de la URSS, que acontece en los noventa. En definitiva, laPostmodernidad sera el triunfo de un pensamiento dbil que se doblega ante el dineroy el poder, as como el eclipse de la razn crtica.

    Pero la Postmodernidad es en gran medida la culminacin de la Modernidad, eso s,con un embalaje ms atractivo y necesariamente actualizado, pues sta entr en crisismanifiesta en los setenta, aunque alterando tambin algunos principios fundadores de lamisma: imposibilidad del conocimiento objetivo, relativismo radical del nuevoconocimiento, etc., que ponen en duda algunos de los ideales y valores ilustrados2. Sinembargo, la Postmodernidad conserva a todos los efectos el grueso de la visinmoderna, y sobre todo la fe en el Progreso y el desarrollo del sistema Ciencia-

    Tecnologa, aunque eso s, con una nueva e importante transformacin de su envoltoriocultural. Y ese envoltorio ms seductor, que oculta el calado de los contenidos delnuevo mensaje, ha sido logrado a travs de un renovado y potente manejo del lenguaje yde la imagen, y ayudado igualmente por las valiosas posibilidades que brindan lasnuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin.

    El dominio del lenguaje y la imagen, renovados instrumentos de poder

    Las estructuras de poder siempre han utilizado el lenguaje como vehiculo de dominioa lo largo de la historia, como ya hemos ido sealando a lo largo del libro, y con l han

    2 Adems, esta es una forma de adaptarse a la crisis tambin del pensamiento cientfico mecanicista, eincorporar la incertidumbre y el azar como nuevos componentes de los nuevos enfoques cientficos. Sobreello volveremos en la segunda parte del libro al analizar la crisis de la Modernidad y Postmodernidad.

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    configurado los discursos y los dioses que apuntalaban su autoridad, pero nunca lohaban usado con la intensidad y sofisticacin (implcita que no explcita) alcanzada enestos ltimos treinta aos. Y, adems, en este periodo el nuevo poder del lenguaje se havisto acompaado tambin del poder diablico de la imagen (Glez Blanco, 2007), comoya hemos apuntado tambin en parte. Pero analicemos primero las nuevas formas de

    utilizacin del poder del lenguaje por parte de los poderosos, para luego pasar a las de laimagen, y a la combinacin de ambas. El lenguaje es una funcin mediadora entre elpensamiento y la percepcin de la realidad. Lenguaje y pensamiento ambos se influyenmutuamente y es imposible distinguir el uno del otro (Naredo, 2006). De esta forma, alinfluir en el lenguaje estamos modificando las formas de pensamiento y la percepcinde la realidad, y es a travs de esta cadena que penetra la ideologa dominante en elcuerpo social.

    Adems, la mayor parte de nuestro sistema conceptual est estructurado en formametafrica, pues es ms fcil de captar y mantener en el tiempo por nuestro cerebro.Metforas que permanecen ocultas o implcitas para nosotros mismos, si son de amplio

    uso social, pues se van asentando en el tiempo como verdades indiscutidas (Lizcano,1998). Las metforas no son solo figuras literarias, sino tambin y sobre todo, vehculossencillos, sintticos, de comprensin. Desde el poder se ha sido muy consciente en lasltimas dcadas de la potencia del manejo de las tcnicas y construcciones lingsticas,en paralelo a la expansin y control de los medios de comunicacin de masas, y se hanutilizado profusamente para imponer sus propias metforas, es decir, la naturalizacinde su poder y su visin del mundo, con el fin de que fuesen aceptados por el cuerposocial como verdades indiscutibles e indiscutidas. Hemos asistido pues a lo largo delsiglo XX al creciente uso del lenguaje como instrumento de perverso de dominacin,amplificado adems por los mass-media.

    Pero en las ltimas dcadas ese uso se ha recrudecido y complejizado, pues se hanutilizado valores y contenidos de los discursos de la propia izquierda, y de losmovimientos sociales de oposicin a las estructuras de poder, para, una vezdistorsionados, reformulados o aguados, mejor vender los intereses dominantes. Unejemplo nos puede hacer entender mejor lo que decimos. Durante el 68, un gritoantiautoritario de ms libertad y justicia social recorri el mundo. Ese mensaje fuereformulado ms tarde en el sentido de que para salir de la crisis de los setenta erapreciso incrementar la libertad, eso s, de mercado. Pero, por supuesto, se dejaba de ladola justicia social (Harvey, 2008), aunque s se empez a hablar mucho de la necesidadde luchar contra la pobreza, eso s, en el llamado Tercer Mundo. Sin embargo, la

    lucha contra la riqueza, una demanda de ms de un siglo de la izquierda, desaparecicomo por arte de magia de la escena poltica. Es ms, la riqueza empez a ser veneradapoco a poco por las masas, as como las formas de vida y consumo de los poderosos,debido a la accin de los mass media. Mientras que, al mismo tiempo, se proceda aestigmatizar y hasta criminalizar al pobre interior, deshumanizndole y presentndoleincluso como un enemigo de la sociedad.

    Por otro lado, la lucha contra la pobreza en el exterior pasaba a formar parte de unaespecie de lavado de imagen del capitalismo global, al tiempo que favoreca las propiasdinmicas de la mundializacin productiva y financiera, a travs de la Ayuda alDesarrollo, o los Programas para la Reduccin de la Deuda Externa. Un desarrollo

    que nunca llegaba, y que serva para justificar la globalizacin capitalista, y una deudaque nunca disminua, es ms, se incrementaba. Pero todo pareca como si fuera realidadesa Lucha contra la Pobreza y esa ansa de Reducir la Deuda. Es ms, el propio Banco

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    Mundial tiene como lema que preside su edificio central en Washington: NuestroSueo: Un Mundo sin Pobreza. Curioso leit motiv de una de las institucionesinternacionales clave en la generacin de pobreza global y en el endeudamiento de lospases perifricos. Un ejemplo perfecto de la capacidad de perversin absoluta dellenguaje. El que todo parece que cambia no slo sustituye al cambio mismo, sino, lo

    que es ms grave, logra ocultar que se camina en la direccin contraria. El simulacrologra sepultar la realidad. El crimen perfecto, como dira Baudrillard (1995).

    Podramos pues afirmar, que el lenguaje polticamente correcto que se empieza aestablecer en los ochenta y sobre todo en los noventa, con la llamada globalizacinfeliz, es como la realizacin contempornea, postmoderna, del doblepensarorwelliano (La guerra es la paz), convirtindose en metforas pervertidas y hasta

    jocosas del significado ltimo de lo que designan (Domingo, 2008). Pero metforas deenorme poder de conviccin y penetracin social, es decir, en formas blandas dedominio. El trmino Desarrollo Sostenible quizs sea el ejemplo ms refinado de estapotencia. Tras ms de una dcada de fuerte crisis del Desarrollo (desde mediados de

    los setenta a mediados de los ochenta), en que adems empez a debatirse abiertamentela insostenibilidad ecolgica del presente modelo econmico (Los lmites delcrecimiento), a mediados de los ochenta se logr la sntesis perfecta que permitacontentar a desarrollistas y conservacionistas: el Desarrollo Sostenible, una vezque se iniciaba una nueva etapa de fuerte crecimiento econmico mundial, gracias a unnuevo periodo de energa barata. Este oxmoron ha tenido una tremenda capacidad depersuasin (Naredo, 2006). Una vez encumbrado este trmino en la Cumbre de Ro deJaneiro (1992), todo pas a ser Desarrollo Sostenible, o todo se venda bajo ese lema,pues era preciso ampliar el pastel para repartirlo, eso s, de forma inocua para elentorno ambiental.

    De esta forma, se justificaron los proyectos ms descabellados de infraestructuras, lasreestructuraciones y desarrollos ms desmesurados de las metrpolis, y en definitiva, laspolticas ms insostenibles. As, pues, se convenci a unas Sociedades de Masas (engran medida ya atomizadas y acrticas) de que caminbamos hacia el DesarrolloSostenible. Se lograba por tanto rizar el rizo instrumentalizando la ecologa comofenmeno legitimador del propio modelo. Hoy en da este absurdo ha llegado ya almximo dislate cuando se nos vende desde los medios de comunicacin que comprandotal o cual coche estamos protegiendo el medio ambiente. Y la gente se lo cree. Hasta laFormula 1 ha presentado una iniciativa esperpntica por la sostenibilidad. El lenguaje,por tanto, ha sido atrapado en las redes del nuevo capitalismo, pues adems produccin

    y comunicacin forman ya una misma unidad en el llamado capitalismo cognitivo de losespacios metropolitanos ms centrales y hegemnicos. Con todo ello se consigue unaverdadera invisibilizacin de las verdaderas estructuras y formas de ejercicio del poder,que permanecen ocultas a la inmensa mayora de la poblacin.

    En cuanto a la utilizacin del poder de la imagen para reforzar los mensajes de lasestructuras poder, a nadie se le escapa la utilidad de su uso, que acompaa y refuerzaenormemente el poder del lenguaje, sobre todo en los mensajes publicitarios. Pero nosolo. La imagen, el lenguaje visual, es la nuevaLingua Franca a escala mundial. La quetiene ms capacidad de comunicacin universal y de producir realidad, pues la imagenpor as decir tiene como decamos un poder diablico de atraccin. No hay ms que

    observar la tremenda potencia de seduccin que tiene una pantalla en cualquier sitio queest. Es difcil sustraerse al influjo de la imagen, y sobre todo a la imagen enmovimiento, y mucho ms si va acompaada tambin de voz o msica. Su podero es

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    manifiesto. Y a travs de esta combinacin imagen-sonido se formulan y reformulan lasnuevas metforas del poder, al tiempo que hacen desaparecer de nuestro imaginario lasantiguas metforas sociales de la cultura oral basadas en experiencias del mundonatural. Las nuevas y potentes metforas icono-snicas tienen mucho mayor contenidotecnolgico, como el nuevo mundo que se ha ido conformando a lo largo de las ltimas

    dcadas. Adems, el hecho de que el ciudadano medio vea unas cuatro horas al da latelevisin, en los espacios centrales, pero rpidamente tambin en los emergentes yperifricos, hace que despus de dormir, trabajar o ir al colegio, es lo que ms hace a lolargo del da (Mander, 2004). Y es a travs de la pantalla televisiva que hasta ahora hapenetrado principalmente el tremendo poder de la imagen, y las nuevas metforas delpoder; aunque ahora irrumpe con fuerza tambin va Internet, como veremos ms tarde.Todo esto ha supuesto un cambio radical en la percepcin de la realidad cotidiana,construyndose un imaginario postmoderno donde el impacto de lo virtual prima sobrelo real.

    Pero en este creciente auge del simulacro sobre lo real, fundamental para las nuevas

    formas de ejercer y legitimar el poder, juega un papel clave tambin la que se llamaIndustria de la Comunicacin (en ingls, Public Relations, PR), que va bastante ms allde la propia industria publicitaria. Es la actividad de comunicacin que se especializa enla ingeniera del consenso (engineering or manufacturing consent), como forma demejorar las formas de ampliar mercados, y crear un clima politico-social propicio a laexpansin de las grandes empresas, al tiempo que se ayuda tambin a desactivar yvencer resistencias. Una actividad de promover elBusiness as Usual muy amplia que vadesde el fomento del patrocinio, la filantropa corporativa, la promocin de grandeseventos y la proyeccin de marcas, hasta la llamada responsabilidad social y ambientalcorporativa. Pero esta Industria de la Comunicacin tambin se encarga, llegado el caso,de activar campaas de propaganda ms o menos encubiertas, o abiertamente hostiles, sies preciso, en contra de las resistencias sociales y polticas que puedan cruzarse en lalibre expansin de grandes empresas o mercados. Burston Marsteller sera uno de susejemplos ms significados, aunque para nada nico, con campaas a favor de lostransgnicos y en contra de sus opositores, p.e., a los que se acusa de actitudesantiprogreso, antiempresariales, irracionales, emocionales y acientficas, es decir, deabsolutamente faltos de profesionalidad. Una muy gran parte de esta Industria de laComunicacin est tambin en el mundo anglosajn, y en especial en EEUU y GranBretaa (The Corner House, 1998).

    Es curioso el papel que EEUU y, en menor medida, Gran Bretaa han jugado en el

    campo de la Informacin y Comunicacin (y juegan todava, aunque con tendencia a labaja a escala mundial), y cmo el dominio de dicho campo se convirti para ellos enuna dimensin estratgica, en la que rehuan cualquier control supraestatal. No en vanoson los faros gua del ingls en el mundo, la lengua de la globalizacin, y no porcasualidad en 1985 abandonaron los dos juntos, dando un portazo, las negociacionesque en el marco de la UNESCO se estaban desarrollando para fijar unas reglas alfuncionamiento de la naciente Aldea Global. El desempear un papel hegemnico en lacreacin de las nuevas formas culturales a escala planetaria, era parte esencial del nuevocapitalismo global que promovan, de base crecientemente financiera. Pues, endefinitiva, el dominio cultural es un elemento clave del poder hegemnico y estatal. Dehecho, los principales Estados del mundo han creado importantes instituciones estatales

    para proyectar su potencia lingstica y cultural a escala global. Y parte de ese dominiocultural mundial tambin estaba, y est, en la creacin de mitos, pues stos tienen untremendo poder aglutinador y movilizador, es decir, forman parte fundamental de las

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    nuevas estrategias de legitimacin de las estructuras de poder, y de la creacin derealidad virtual o de simulacin de realidad, que avanza al mismo ritmo que ladestruccin de sta.

    Los nuevos Mitos del siglo XX

    Si hay un mito que defina mejor el siglo XX, ese sera el del Crecimiento continuo.Es ms, el de su viabilidad sin fin. Ha sido un mito artificialmente construido, sobretodo en la segunda mitad del siglo XX, junto al auge de la Sociedad del Petrleo, que haimplicado la creacin de una visin econmica del mundo con proyeccin universal.Mito que se fragu en los cenculos del poder (econmico, financiero, poltico),universidades, think tanks, etc., y que se propag urbi et orbi a travs de los mass mediay la Aldea Global. Y como mito tambin derivado de l, el del Desarrollo. Eindudablemente, el de la Fe en el dinero, como vara universal de medir todas las cosas,como va de reducir todo a la dimensin exclusivamente monetaria, y como la forma

    idnea tambin de disfrutar de bienes y servicios, as como de poseerlos y acumularlos.Y como no, los del Mercado y la Competitividad. O el del Automvil, verdadero iconodel siglo XX. Pero no vamos a centrarnos ahora en estas construcciones mitolgicas enel mbito de lo econmico, pues ya se abordan y se critican en otras partes del libro.Vamos a fijarnos en cmo aparecen nuevos mitos que han alterado tambin nuestrapercepcin de la realidad, y que responden asimismo a los intereses dominantes. O sonutilizados por stos de cara a sus estrategias de acumulacin de dinero y poder.

    Uno de los mitos del nuevo tipo de capitalismo global es la veneracin de laJuventud, de la Eterna Juventud. O mejor dicho, de lo Joven. Y su primaca meditica.Despus de la Segunda Guerra Mundial, y sobre todo en los sesenta y setenta, laconsolidacin de lo Joven fue debida a la irrupcin de las generaciones del baby boomen la vida pblica, y desde entonces el prestigio social de la Juventud (que no suposicin social) no ha hecho sino crecer en la Aldea Global. La razn principal es que la

    juventud, en los espacios centrales, se ha convertido en un actor de consumo de primerorden, pero tambin porque se vende una infinidad de productos o de servicios con elgancho o el atractivo de lo Joven y la Eterna Juventud. A ningn publicitario se leocurrira intentar promocionar un coche con una persona decrpita de ochenta aos alvolante. El clima creado por el mito de la Juventud acenta la obsolescencia social de loque no es joven, y sobre todo de los viejos. La otra cara de la moneda de este mito estambin la transformacin radical que la poblacin tiene sobre la muerte y su progresiva

    desaparicin de la escena pblica.La muerte ha dejado de existir en la Sociedad del Espectculo, aunque pueda haber

    muchos asesinatos en los telefilms de serie B. En el siglo pasado hemos asistido a lacreciente disolucin social de los ritos del duelo y al declive de la solemnidad funeraria(Domingo, 2008). Sobre todo a su proyeccin pblica. Salvo para los muy poderosos: elPapa, Lady Di, etc. Pero esos funerales de Estado cumplen otra funcin, la de agrupar alas mayoras sociales en la veneracin del poder. La muerte, por tanto, muy presente enotros tiempos y en otras sociedades, ha pasado a ser casi clandestina. Es ms, se ocultaconscientemente. Y mucho ms en las metrpolis, donde es difcil ubicar hasta loscementerios. Lo relacionado con la muerte est absolutamente fuera de nuestra realidad

    cotidiana. Lo cual no era as en los ncleos rurales o en las pequeas ciudades donde elcementerio siempre ocupaba un lugar bien visible. Pero esto forma parte de la esenciadelHomo Economicus, un ser joven y sin dependencias, y de la ausencia de sentido de

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    la vida que promueve dicha visin en nuestras sociedades. Parece como si el HomoEconomicus irrumpiera en escena como por ensalmo, sin ni siquiera tener que pasar porlos cuidados de la niez, y desapareciera tambin sin dejar rastro, sin que tenga quecuidar ni ser cuidado antes de acabar su estancia en el mundo real. Se reproducira puescomo las setas.

    Pero para olvidar esos cuestionamientos acerca del sentido de la vida, una cosaabsurda y anticuada, premoderna y preeconmica, para eso est la profusin desuperhroes que abarrotan la cultura occidental del siglo XX, que han adquirido unaproyeccin global gracias a los mass media, y que parece que han dado sentido anuestras vidas. Al menos han interpelado, alcanzado y convocado a multitudes en lasltimas dcadas, as como han sido fuente de fascinacin y han rellenado el crecientevaco de nuestra existencia, aparte de ser un negocio muy rentable. Estos van desdeSuperman, que nace en los albores de la Segunda Guerra Mundial, a los de los Comicsde los 40 y 50 (su edad de oro), hasta ms tarde Batman, Superwoman, Spiderman oThe Flash. Es curiosa la aparicin de los superhroes en la poca que el desarrollo de

    los mass media deviene ms intenso, y en unos momentos de fuerte auge de la lucha declases. Los Superhroes sirven para proyectar en un ser superior la capacidad de actuarque hemos dejado de tener al perder nuestros niveles de autonoma, reforzar nuestrasdependencias y, es ms, al perder nuestro poder colectivo, y aparentemente sirven parano caer en la frustracin. El superhroe lo puede hacer todo por nosotros, y adems deforma individual. Lo que no podemos vivir nosotros, que ya no somos sujetos de nada,en nuestras propias vidas, lo vivimos a travs de nuestros superhroes, que son capacesde cualquier cosa, actuando ellos solos. Cosas a cual ms descabellada. Es una manerapues de reforzar la pasividad y la visin acrtica en nuestras sociedades, fabricando unmundo irreal en el que todo es posible. No por supuesto en este.

    Sin embargo, despus de la rebelin mundial del 68, y de la irrupcin con fuerza delos movimientos feministas, ecologistas y pacifistas, era precisar reinventar nuevosmitos para intentar hacer frente a esos nuevos desafos, una vez que se constata que elconflicto social no haba remitido. Y que ste y la revolucin cultural podan poner encuestin la propia cultura hegemnica. De esta forma, tras una dcada de crisis, en losochenta asistimos a una remitologizacin del modelo masculino, seriamentecuestionado por los movimientos de mujeres en los espacios centrales por aquelentonces, que haban erosionado sensiblemente el modelo patriarcal dominante.Asimismo, era preciso poner coto a las ideologas pacifistas que haban progresado enlos ochenta, especialmente en Europa Occidental, como rechazo al recrudecimiento de

    la carrera de armamentos (nucleares) en el ltimo tramo de la Guerra Fra. Es por esoque, a partir de los ochenta, Vuelve el Hombre en muchas producciones deHollywood: Rambo, Rocky, Terminator, Robocop (Muoz, 1993). La llegada de estosnuevos superhroes promueve la profusin de la violencia meditica, que ya no quedaconfinada a la Serie B, y que va buscando insensibilizar a los sujetos frente a laviolencia real, en un momento en el que el modelo se prepara para poder llegar a operarviolentamente si es preciso, con el fin de controlar el progresivo desorden social que sudespliegue genera y hacer frente asimismo a los retos geopolticos. Se intenta recrear unnuevo modelo patriarcal, de forma sutil en algunos casos y abiertamente manipuladoraen otros, con el fin de redefinir las relaciones de gnero de forma funcional a losintereses dominantes. Hasta surgen nuevos dolos o mitos femeninos que se ajustan

    tambin al rol de las superheronas, y que adoptan y operan con rasgos fuertementemasculinos: Catwoman, Lara Croft. De esta forma, se siguen alimentando lasfantasas de poder y control en muchos de los que padecen desesperanza e impotencia,

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    incluidas las propias mujeres. Robocop nos dice que en el siglo XXI, o triunfa elcrimen o triunfa el orden, pues es ya una cuestin de vida o muerte. Es tal vez unadelanto de la doctrina de la Era Bush?

    Son pues la fuerza, la agresin, la ley de la selva, y no el intelecto, la reflexin y la

    solidaridad, los valores que se priman en la realidad meditica. Ocultando lacomplejidad de los procesos sociales y resaltando la simpleza que la violenciainstitucional, o de los superhroes (lo mismo da), que se debe apoyar sin pestaear, serla encargada de controlar el clima de violencia y desorden generalizado que nos invade.Al tiempo que empiezan a proliferar tambin las pelculas sobre catstrofes, muchas deellas naturales, as como sobre monstruos, aliengenas y guerras en las galaxias. Es todoun mensaje predeterminado el que se nos impone para prepararnos ante los futurosescenarios, de la forma que el poder estima ms conveniente para hacerles frente,conservando la cohesin social en base al miedo colectivo. Estos han sido los mensajespredominantes en general en los productos culturales audiovisuales provenientes deEEUU en las ltimas dcadas, que tienen una muy amplia difusin mundial. Y hasta en

    Europa Occidental el 80% de los productos culturales provienen del mundo anglosajn.

    Pero tambin se siguen produciendo por supuesto multitud de productos Light,muchos de ellos hipertecnologizados, destinados al entretenimiento, al corazn y a laadmiracin de los poderosos. Especialmente en los noventa, tras la Cada del Muro, elcolapso del Socialismo Real en el Este, y la implosin de la URSS, que hace que sepromuevan tambin todo tipo de mitos estelares relacionados con la poca de laglobalizacin feliz. No en vano haba desaparecido el enemigo comunista. LaFbrica de Sueos en Hollywood, pero tambin cada vez ms en otros lugares (hasta enalgunos perifricos que irrumpen con fuerza: Bollywood, pe., en India), siguefuncionando, aunque adaptndose a los nuevos tiempos y demandas, que tambin sonprefabricadas. Todos ellos encubran verdaderos mitos del Starsystem, autnticosSexsymbols, que tienen capacidad de arrastre planetaria y cachs de vrtigo. Eso s, aescala global se imponen indudablemente las Estrellas de procedencia occidental, lo querefuerza un patrn de belleza mundial fuertemente relacionado con la actualcolonialidad del poder. Y, cmo no, la produccin de productos audiovisualesvinculados ms explcitamente con el sexo, siempre tienen un hueco importante en laproduccin audiovisual en Occidente, aunque parezcan confinados a la trastienda,generando tambin sus propios mitos.

    A todos estos mitos habra que sumar todos aquellos relacionados con el deporte

    espectculo, con enorme capacidad de movilizacin de masas, que copan tambin granparte de la realidad meditica y que alcanzan sueldos supermillonarios, aparte de quese compran y se venden como mercancas de superlujo. Los Cristiano Ronaldo, Zidane,Alonso, Nadal, Hamilton, etc., etc. Mitos vivientes que se veneran como Prohombres(hay muy pocas Promujeres), pero que sirven especialmente para vender marcas ygenerar ingresos. Ese es su valor. Es por eso por lo que se les encumbra, mientras queresultan rentables para los Sponsors o los Clubs. Es decir, mientras que ganan y son losprimeros. Luego se les destrona y caen en el olvido. Y en los ltimos tiempos se cuelantambin a travs de las pantallas mitos que indican la creciente decrepitud moral denuestras sociedades, desde algunos de los intervinientes en Reality Shows, o enprogramas tipo Gran Hermano, hasta productos como Paris Hilton. Sin comentarios.

    Finalmente, cabra sealar los mitos que se imponen al pblico infantil, y cmo no,habra que destacar en ese mbito aquellos creados por la Factora Disney, que se ha

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    llegado a convertir en uno de los grandes imperios audiovisuales del siglo XX, duea degrandes parques temticos y canales de televisin, entre otros medios. Los mitosfabricados por Disney son mundialmente conocidos (el ratn Mickey, el Pato Donald,Blanca Nieves y los siete enanitos, etc.). Sus famosos personajes destilan todo elglamour delAmerican Way of Life y la visin neocolonial estadounidense del mundo,

    adems de inducir una visin consumista y mercantil, as como un rancio tufo machista.Y todo ello traducido en forma de dibujos animados, hace muy atractivo este mensajepara un pblico muy vulnerable: los nios y nias del planeta entero. El fundador delimperio, Walt Disney, un individuo fuertemente anticomunista y antisindicalista, con unpapel muy activo durante el Macartismo y la Caza de Brujas en Hollywood, imprimiun sesgo poltico muy determinado a sus productos audiovisuales, que todava perdura(Dorfman y Mattelart, 2001).

    En definitiva, estos son los mitos ms recientes de los tiempos que corren, quesurgen y se fabrican desde la Aldea Global, es decir, desde los espacios del poderdestinados a embelesar a la poblacin del mundo entero. Los nuevos Dioses en el

    inicio del nuevo milenio, que se suman a los antiguos Dioses en decadencia (hastahace poco), creando pantesmos complejos y repletos de tensiones. A travs de todosellos, y especialmente de los primeros, el poder quiere escribir al revs todo el sigloXX, con el fin de sepultar la memoria colectiva de este siglo de luchas y conquistassociales (Baudrillard, 1993). Pero a pesar de toda la potencia de la Aldea Global, y de laRealidad Virtual que propaga, esa tarea de lobotomizacin es siempre compleja eincompleta, pues a lo largo del siglo XX ha habido tambin importantes dinmicasculturales de resistencia a las estrategias del poder, que se niegan a desaparecer.

    Culturas populares, antisistmicas3 y contraculturas, hidras de mil cabezasdifciles de cortar o domesticar

    Hasta ahora hemos visto cmo fue evolucionando la cultura dominante a lo largo delsiglo XX, que a su vez no era nica y homognea, aunque hubiese una claramentehegemnica, la de EEUU. Existieron (y existen) diversas subculturas dominantes en losdiferentes territorios planetarios, de acuerdo con la lgica de sus estructuras de poder ypeculiaridades histricas (sobre ello volveremos ms adelante). Pero el despliegue deesta cultura dominante, en constante evolucin, no se dio, y no se da, sin resistencias.La cultura hegemnica se ha topado grosso modo con tres clases de cuestionamientos enel campo simblico-cultural: la existencia de culturas populares locales preexistentes

    que resistan, y resisten su asimilacin; el desarrollo de culturas antisistmicas de lallamada vieja izquierda que rechazaban la cultura hegemnica y que proponan unacultura transformadora o revolucionaria propia (socialismo, comunismo, anarquismo,movimientos de liberacin nacional); y las formas contraculturales o alternativas quesurgen en general desde los aos sesenta, que evolucionan en las ltimas dcadas y quemanifiestan distintas derivas y transformaciones. Las fronteras entre todas ellas sondifciles de establecer, porque adems las diferentes formas culturales alternativas sehibridan entre s, creando a veces complejos mestizajes, aparte de que son tambincooptadas desde las estructuras del poder, o influenciadas en su desarrollo por la propia

    3 Incluimos entrecomillado este trmino utilizado por Arrighi y Wallerstein (1999) en su libro

    Movimientos Antisistmicos porque nos parece un trmino afortunado, pero que quiz no expresa deforma lo suficientemente precisa el contenido de esos movimientos poltico-sociales, pues en general lamayora de ellos beban tambin en la fuente de los valores de la Modernidad y de la Fe en el Progreso,siendo quizs el ms crtico en ese sentido el movimiento anarquista.

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    cultura dominante, que a su vez se ve influida por ellas en mayor o menor medida. Peroes relevante que apuntemos al menos algunas pinceladas groseras de estas otrasrealidades culturales, para comprender mejor el complejo mosaico cultural de nuestrasactuales sociedades multiculturales, altamente urbanizadas y que se articulan dentro deun nico sistema mundial: el nuevo capitalismo global de principios del siglo XXI.

    Las culturas populares han sido progresivamente erosionadas o desarticuladas por laexpansin irrefrenable (hasta ahora) del capitalismo global, y solo perviven con mayorgrado de pureza en los mundos campesinos e indgenas. Y especialmente en estosltimos. Es decir, en aquellos territorios del planeta menos modernizados. Y an as,stas se ven asimismo contaminadas en mayor o menor grado por la Aldea Global. Encualquier caso, la potencia de determinadas culturas populares, cuyas poblacionesfueron arrastradas histricamente por la dinmica de expansin del capitalismo, hahecho que perduraran hasta nuestros das, aunque eso s con importantestransformaciones. En general podemos decir que eso es as con todas las culturaspopulares, pues sus rasgos, aunque alterados a veces o muy diluidos, perviven en los

    territorios urbano-metropolitanos a donde las poblaciones de distintos territorios delmundo tuvieron que emigrar, llevando consigo sus propias culturas y creando nuevasformas culturales. Quizs, una de las culturas populares ms resistentes y que mstrascendencia ha tenido en el devenir de las formas culturales del siglo XX a escalamundial, haya sido la cultura popular afroamericana de EEUU. No en vano se hadesarrollado en el seno de la cultura hegemnica global. Y esta deriva cultural va desdeel soul y el blues, que surgen en un contexto de fuerte opresin negra, al jazz, en laprimera mitad del siglo XX, y hasta, ms tarde, el propio rock and roll, a partir de loscincuenta. Estas nuevas formas culturales surgen desde abajo, pues son los sectoressociales ms marginados los que hacen or su voz, a partir de sus propias expresionesmusicales, en constante evolucin. Sin embargo, estas expresiones culturales son engeneral poco a poco integradas, se hibridan con otras manifestaciones tnico-culturalesy son comercializadas desde las estructuras de la cultura dominante, que a su vez se veinfluida en parte por ellas.

    En cuanto a las culturas antisistmicas, digamos que su poca dorada es la primeramitad del siglo XX. Es entonces cuando se desarrollan fuertemente al margen y encontra de las culturas dominantes de la poca, dirigindose a, y siendo protagonizadaspor, esas masas rebeldes que comentbamos. Es fundamentalmente la cultura obrera enlos pases centrales (con sus propios centros culturales y prensa, en algunos casosclandestina), con sus distintas derivas polticas: socialista, comunista y anarquista, e

    igualmente las culturas de liberacin nacional en los pases perifricos, todava bajo elyugo colonial en frica, Asia, Caribe y Pacfico. As como las de afirmacin nacionalpropia en Amrica Latina en esas dcadas. Es conveniente resaltar que estas culturasantisistmicas se dirigan en muchas ocasiones a masas iletradas. Sin embargo, elhecho de que estas culturas antisistmicas alcanzaran el poder a lo largo de la primeramitad del siglo (Socialdemocracia en Occidente, Comunismo en el Este), o pocodespus (Movimientos de Liberacin Nacional en el Sur Global), va a contribuir a quese difuminen sus rasgos antagonistas, y hasta que se integren y transformen la culturadominante en el campo Occidental, y su rea de influencia; sobre todo durante losTreinta Gloriosos. O que se refuercen y se conviertan en absolutamente hegemnicas yservidoras de la nuevas estructuras de poder del Mundo Comunista. Pero tambin la

    fuerza cultural de estas culturas antisistmicas, valga la redundancia, se va a diluircada vez ms en la segunda mitad del siglo XX en el Mundo Occidental, y su rea deinfluencia, con el advenimiento de la Sociedad de la Imagen, controlada claramente

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    desde las estructuras de poder. Finalmente, podemos decir que prcticamentedesaparecen con la integracin de China en la Economa Mundo, y despus con la Cadadel Muro y la desaparicin del Socialismo Real, al tiempo que irrumpe cada vez conms fuerza la Aldea Global, y se profundiza el giro neoliberal del capitalismo mundial.

    Estas culturas antisistmicas, que tuvieron considerable proyeccin global (II y IIIInternacional, p.e.), desarrollaron tambin sus propios mitos. Y stos tuvieron enocasiones gran capacidad de alcance planetario: Lenin, Mao, Gandhi, etc., a pesar delcontrol de los medios de comunicacin de masas en el campo occidental por parte de lasestructuras de poder, que los presentaban adems como los nuevos Anticristos. Porotra parte, en la primera mitad del siglo XX, determinadas ciudades occidentalesactuaron de verdaderos centros replicantes globales de expansin de dichas culturas:Pars, Londres, Berln (hasta su cada bajo el dominio nazi) y, en menor medida, NuevaYork. Pero entre todas ellas resalta el papel de la Ciudad de la Luz, Pars, que actuadems como centro mundial de la Bohemia, siempre recelosa de la autoridad, y de lasdistintas vanguardias intelectuales y artsticas (surrealismo, dadasmo, cubismo, etc.)

    Pero cuando pasada la mitad del siglo, los nuevos mitos que surgan en el campoantisistmico tuvieron que competir con la tremenda fuerza de la Sociedad de laImagen, y sus correspondientes nuevos mitos, los primeros se vieron en una posicinmucho ms difcil para prevalecer. El barbudo Fidel Castro tena poco que hacer parallegar a los corazones de la nueva Sociedad de Masas (ms aposentada), que empezabana ser capturados por los nuevos iconos de la Fbrica de Sueos de Hollywood: MarilynMonroe, Doris Day, Cary Grant o Paul Newman. Tan slo algunos, como el CheGuevara, mostraron una gran capacidad para proyectar su imagen rebelde y liberadora aescala mundial, al calor del tsunami global del 68, y para que dicho perfil permanecieraen el tiempo, con tendencia a la baja, pero con capacidad de resistir. Hasta hoy en da.Y, quizs, ms recientemente, el Subcomandante Marcos embozado en supasamontaas, aunque de esa manera intente escapar a la figura del hroe.

    Finalmente, los movimientos contraculturales surgen al calor de las distintasrebeldas que bullen globalmente en los sesenta (hippismo, revolucin sexual,feminismo, ecologismo, pacifismo, etc.), y a su vez algunas de ellas derivan o beben deexpresiones culturales contestarias previas en el campo occidental (existencialismo,situacionismo, anarquismo, etc.). Y hasta podemos decir que las distintasmanifestaciones culturales musicales que proliferan en los aos sesenta, sobre todo en elmundo anglosajn, y que irrumpen con inusitada fuerza por el tremendo boquete quehaba abierto el Rock and Roll, desde los Beatles y los Rolling Stones, a Bob Dylan,

    Joan Baez o Pete Seeger, surgen al margen de las dinmicas de la cultura dominante, yson vistas con enorme suspicacia en muchos casos desde los centros de poderhegemnicos, que llegan a poner hasta a sus servicios secretos a hacer un seguimientode dichos grupos musicales. Estas nuevas culturas musicales brotan especialmente en elmundo anglosajn, pero alcanzan una muy fuerte proyeccin mundial. Y sus mensajessuponen en muchas ocasiones una puesta en cuestin de las polticas dominantes. ElGive Peace a Chance o el Imagine all the People, implican un considerablealdabonazo pacifista que cuestionan, p.e., la agresin neoimperialista de EEUU enVietnam. Pero estas dinmicas musicales seran poco a poco recuperadas, explotadascomercialmente y monopolizadas de forma creciente por la industria audiovisual. Aligual que los propios grandes conciertos musicales, que surgen desde abajo y de forma

    rompedora con Woodstock (medio milln de personas sin el suficiente sentido comncomo para protegerse de la lluvia, como se lleg a decir), hasta haberse convertido enla actualidad en una de las mximas expresiones del Showbusiness planetario.

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    Los movimientos contraculturales se dan prioritariamente en los territorios urbano-metropolitanos, aunque algunos promuevan una cierta vuelta al campo. A partir deaqu, se da una verdadera explosin de expresiones culturales alternativas que abarcauna realidad enormemente diversa, como un caleidoscopio, que va evolucionando y

    mutando a su vez rpidamente en el tiempo. Ms adelante abordaremos ms ladimensin ms poltica de estos procesos, y aqu nos centraremos principalmente en sudimensin cultural, aunque ambos planos estn muy relacionados. En los setenta vemossurgir la cultura del Punk y delNo Future, en paralelo con elHeavy Metal yHard Rock,que son expresiones ms rupturistas de una dcada de crisis. A partir de los ochenta,irrumpen el Hip Hop y el Rap, ambos en Nueva York, con races en gran medidatambin afroamericanas, pues surgen en sus guetos, junto con una contracultura especialde la imagen: los graffitis. Y desde las metrpolis estadounidenses estas expresionescontraculturales se van a extender, con adaptaciones propias, a las metrpolis del mundoentero. En especial a sus barrios ms degradados (Goffman, 2005). Los graffitis hoy enda estn ya en mayor o menor medida en casi todos los espacios urbano-metropolitanos

    del planeta. Y all donde no estn es porque existe una fuerte represin estatal queimpide su expresin, aunque su expansin se intenta tambin controlar y perseguircomo sea en las metrpolis del llamado mundo democrtico. En las dos o tres ltimasdcadas tambin empiezan a proliferar un amplio abanico de otras culturas alternativas,desde las msticas o espirituales, como el New Age o el Budismo Zen, a otras de msespecficas de Amor a la Naturaleza, pasando por las diferentes culturas de tribusurbanas (Gticos, Mods, etc.) y los nuevos movimientos contraculturales surgidos alcalor Sociedad Digital e Internet (Hackers, Cyberpunk, Software Libre, etc.).

    Por ltimo, decir que todas las formas culturales fuera de la lgica de la culturadominante han utilizado preferentemente hasta hace poco el texto escrito (pequeaseditoriales, peridicos, revistas, fanzines, etc.), o las radios locales y comunitarias, y hanestado en general prcticamente fuera de la Sociedad de la Imagen, que ha sidocontrolada y monopolizada por las estructuras de poder. El coste para acceder a laSociedad de la Imagen, as como los numerosos controles administrativos, lo impedan.Hasta la llegada de Internet, como luego veremos. En cualquier caso, desde el poder se

    intentan controlar, y se ejercen en ocasiones polticas muy coercitivas, contra la libreexpresin de estas culturas dominadas y en ocasiones subversivas. No en vano laprofesin de periodista es una de las ms peligrosas del mundo, sobre todo en aquellosterritorios con estructuras estatales ms autoritarias.

    Nuevo impulso del Yo, conquista del alma y derrumbe social y moral

    En el siglo