Texto #12: Evolución histórica y conceptual de las políticas del estado en cultura

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    CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES

    JORNADA DIRECTORES REGIONALES

    CONCON, VALPARAISOMartes 19 de Octubre 2010

    Evolucin histrica y conceptual de lasPolticas del Estado en cultura.

    Cristian Antoine

    n los ltimos 40 aos, la cultura ha pasado a ser considerada como underecho fundamental, individual y colectivo, y un sector clave para eldesarrollo de la comunidad. Las polticas culturales tienen, en este

    contexto, un importante rol que cumplir, en tanto cuanto son la maneraconcreta como los distintos pases se organizan para satisfacer losderechos culturales de los ciudadanos.

    En la primera parte aludiremos a esta cuestin vinculando a las polticasculturales con la satisfaccin de los derechos culturales de las personas,como una manera de introducir un marco lgico que disminuye elvoluntarismo en la accin pblica que tan perniciosos efectos produce.

    Para ello ser necesario, en la segunda seccin, prestar atencin a unconcepto ms preciso de las polticas pblicas, es decir,comprendindolas como elementos institucionalizados del sistema poltico,que tratan uno de los elementos ms visibles, cotidianos y familiares paralos ciudadanos.El tercer acpite aborda la conceptualizacin de las polticas culturales,asumidas como ese conjunto de decisiones que el Estado (y otros actoresinvolucrados) toman para administrar, cuidar, proveer y financiar losbienes, servicios y recursos artsticos y culturales de un territoriodeterminado.

    La cuarta seccin se hace cargo de los aspectos centrales de este

    seminario. Se reconocer en ella que el Estado chileno ha tenido en eltiempo un rol preponderante en el campo cultural, asumiendocomportamientos homologables con las dems naciones en similaresestadios de desarrollo. Para ellos seguiremos la periodizacin propuesta por

    el investigador argentino Edwin Harvey (1980, 1992), quien plantea por lomenos la existencia de seis momentos histricos en las polticas culturalesen los siglos XIX y XX. Nosotros agregamos por nuestra parte un periodo msal final, ms propio del siglo XXI, hacindonos cargo de la difcil tarea deresumir en unas lneas el desarrollo de la institucionalidad cultural chilena.

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    La quinta y ltima seccin recoge el momento actual de las polticasculturales, un contexto donde se asume la revisin de los espaciospreferenciales para la accin cultural pblica que se han generado en A.Latina desde los aos 50; demostrado, entre otras variables, por el cambiode nfasis en la labor promocional del Estado desde la oferta a lademanda por bienes y servicios culturales y la importancia creciente deldiscurso sobre la dimensin econmica de la cultura en las llamadasindustrias creativas.

    I.Los derechos culturales tratan, sin duda, de un nuevo tipo de derechos.Con ello se alude a ciertas consideraciones fundamentales que asisten acada persona ms all de la esfera de la poltica (propios de s.XIX) y de la

    economa (propios del s.XX) que, en su tiempo, permitieron a los tratadistasidentificarlas como las dos primeras generaciones de derechos humanos.

    As, los derechos culturales y sociales (propios del s.XXI), vendran a seruna suerte de tercera generacin derechos humanos.Este derecho est contemplado en la Declaracin Universal de losDerechos Humanos de diciembre de 1948, en los numerando n 22, 26, 27y 28. El artculo n 22 dice: Toda persona como miembro de la sociedadtiene derecho a la seguridad social y a obtener el esfuerzo nacional y lacooperacin internacional, habida cuenta de la organizacin y recursosde cada Estado, la satisfaccin de los derechos econmicos, sociales y

    culturales , indispensable a su dignidad y al libre desarrollo de supersonalidad.Pero el numerando 27 es an ms decidor:1.- Toda persona tiene derecho a formar parte libremente en la vida

    cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progresocientfico y en los beneficios que de l resultan.

    2.- Toda persona tiene derecho a la proteccin de los intereses morales ymateriales que le corresponden por razn de las producciones cientficas,literarias o artsticas de que sea autora.Los avances en la normatividad universal de los derechos culturalestuvieron tambin su expresin local en la Declaracin Americana de losDerechos y deberes del Hombre (Bogot, 1948), que proclam en elmbito continental el derecho del ser humano a la cultura, sealando ensu artculo n13 que Toda persona tiene derecho a participar en la vidacultural de la comunidad, gozar de las artes y disfrutar de los beneficiosque resulten de los progresos intelectuales y espacialmente de losdescubrimientos cientficos.

    Cules son entonces los llamados Derechos culturales? Por derechosculturales se suele aludir especficamente al derecho a la educacin, elderecho a la participacin en la vida cultural; el derecho a gozar de los

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    beneficios del progreso cientfico y de sus aplicaciones y el derecho abeneficiarse de la proteccin de los intereses morales y materialesemergentes de la produccin cientfica, literaria y artstica de que seaautor.Poco despus, y bajo el amparo de la UNESCO, una serie de encuentrosmundiales realizados en cada continente permiti precisar de mejor formalas implicancias del desarrollo cultural, la cooperacin culturalinternacional y el derecho a la cultura.En la reunin de Venecia por ejemplo, en 1970 se declaraba que: ...debehacerse todo lo posible para crear las condiciones econmicas y socialesque permitan el acceso libre y democrtico a la cultura; mientras enHelsinki, en el 72, se recomendaba a los estados de Europa quegarantizaran el derecho a la cultura y el libre acceso a los tesoros de la

    cultura nacional y universal de todos los miembros de la sociedad.En Yogyakarta, en 1973 se sostena que: ...para garantizar a la poblacin

    el derecho a la cultura y proporcionarle el acceso libre y democrtico aella, es indispensable que los poderes pblicos elaboren y apliquen una

    poltica cultural clara y consecuente orientada hacia esos objetivos y, enBogot, en 1978 los delegados concluan que los derechos culturalesdeben ser el elemento bsico del programa de la UNESCO sobre lacultura.Fue precisamente en la reunin de Mxico, en1982, durante la ltima y msgrande Conferencia Mundial sobre Polticas Culturales, que se seal la

    necesidad de la ms amplia participacin del individuo y la sociedad enla creacin de bienes culturales, en la toma de decisiones que conciernena la vida cultural y en la difusin y disfrute de la misma.La conferencia mexicana tiene desde mi perspectiva el merito adicionalde abrir una nueva etapa para la reflexin sobre las polticas culturales,pues de ella se deduce que son las polticas pblicas en cultura (arts andcultural public policies) las encargadas de operativizar (llevar a la prctica)el derecho a la cultura que asiste a cada ciudadano. Pero porqupolticas pblicas?

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    II.Es frecuente que desde una perspectiva generalizadora se entienda a las"polticas pblicas" como "aquello que los gobiernos hacen". Ese es sentidoms obvio que la expresin tiene en nuestro idioma (del lat. politcus, y estedel gr. ), de donde la poltica es aquello perteneciente o relativo ala doctrina poltica; a la actividad poltica o que interviene en las cosas delgobierno y negocios del Estado, los Estados.No obstante, resulta conveniente matizar este asunto un poco msrecordando que la palabra corresponde tambin a latraduccin dada por el castellano al trmino ingls , vocablo delque al parecer carecamos de un significado equivalente (frente a lalengua anglosajona que tambin dispone del trmino para lapoltica), al que se anexion "pblicas" para una mayor concrecin.

    El idioma espaol no permite hacer diferencia entre dos conceptos bsicosintroducidos por los anglosajones: politics y policy.

    El concepto anglosajn del trmino poltica tiene dos significados:primero, politics, conjunto de procedimientos de lucha por alcanzar elpoder (lo que alude a los aspectos ms negativos de la confrontacinideolgica) y, segundo, policy, asumido como el sentido de la accindel gobierno y sus distintos programas de intervencin en lo pblico.As, cuando pretendemos estudiar la poltica en el sentido de politics,nuestros objetos de estudio son las fuerzas polticas, los partidos, laselecciones, las instituciones gubernamentales y parlamentarias. Mientras

    que cuando estudiamos las polticas pblicas como policies, estamosms preocupados de observar las decisiones formales que los gobiernosasumen, lo que implica simultneamente a diversos actores, aquellos quela adoptan y aquellos que resultan afectados por ellas.Existe cierta unanimidad en considerar el aspecto institucional que todapolicy comporta, pues se trata de la decisin de una autoridad legitima,

    adoptada dentro de un campo legitimo de decisin y siguiendoprocedimientos legalmente establecidos.Porpolicy, que proponemos traducir porpolticas pblicas o por el trminode poltica seguido de un adjetivo (social, agrcola, cultural, etctera),hacemos referencia a la accin pblica, al aspecto programtico de laaccin gubernamental sobre un mbito especfico de la vida social sobreel cual se ha decidido intervenir.En nuestro anlisis precedente es ese el sentido en que nos referiremos a laspolticas pblicas, es decir, comprendindolas como elementosinstitucionalizados del sistema poltico.

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    As entonces habr que reconocer que una poltica pblica normalmenteimplica algunas cosas ms que una sola decisin. Normalmente implicamas de una decisin: hay decidir que existe un problema, decidir que hade interesar su solucin, decidir la mejor manera de proceder, decidirlegislar sobre el tema, decidir como saber cuando el problema se hasolucionado, entre otras.Las polticas pblicas, as en plural y no en singular, se definen (Gelambi,1999) como flujos del rgimen poltico concebidos como productos delsistema, por tanto, se han de entender como partes exgenos de esesistema, como el resultado de las actuaciones de los elementosformalmente institucionalizados del sistema poltico adscritos a los mbitosdel Estado.Las polticas pblicas tambin se pueden definir, desde esta perspectiva,

    como el uso estratgico de los recursos para aligerar los problemas socialeso como el conjunto de las actividades de las instituciones de gobierno

    actuando directamente o a travs de agentes y que van dirigidas a teneruna influencia determinada sobre la vida de los ciudadanos.As, generalmente por polticas pblicas se han entendido los programasque un gobierno, cualquiera que sea, desarrolla en funcin de unproblema o situacin determinada.Pero los elementos que entran en juego son muy variados, mucho ms allde los gobiernos y de quienes administran el aparato del Estado.En sntesis, las polticas pblicas reflejan procesos decisorios y dinmicos de

    toma de decisiones racionales por parte del poder. Estos procesos seproducen en gran parte por instancias organizativas pblicas queinvolucran a las instituciones del Estado.

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    Son funciones relevantes de las Polticas Culturales, la proteccin,conservacin, refuncionalizacin y puesta en valor de los bienes muebles,inmuebles e intangibles que integran el patrimonio cultural; el aliento yapoyo a la creacin artstica y arquitectural; la difusin cultural, tanto larealizada por los medios tradicionales de accin cultural (teatro,bibliotecas), como la encauzada por medio del libro y de los instrumentosmasivos.Tambin caben dentro de su campo de intervencin la formacin artsticay cultural, la educacin permanente y la educacin esttica de toda lapoblacin.Suelen prestar adems funciones de apoyo para la estructuracininstitucional de las polticas culturales, la investigacin aplicada eninstrumentos de anlisis de desarrollo cultural; la planificacin de recursos

    para el desarrollo cultural; el financiamiento nacional, regional einternacional para las necesidades del desarrollo cultural; la administracin

    de asuntos atinentes al desarrollo cultural y, la formacin, capacitacin yperfeccionamiento de recursos humanos requeridos para el desarrollocultural.Cul es el papel del Estado frente a la cultura? Ms que un rol especficofrente a la cultura en sentido estricto, al Estado le corresponde actuarasegurando un sustrato jurdico e institucional que haga posible su libreexpresin. Lo anterior se resumen en la elaboracin de un planoinstrumental comn para la vida cultural en todo el territorio: instituciones e

    instrumentos de creacin (investigacin), difusin (medios decomunicacin), conservacin (patrimonio cultural) y transmisin(educacin) de la cultura.El objetivo central de las polticas pblicas en cultura es apoyar lasatisfaccin de las necesidades culturales de la poblacin. El artista en uninstrumento al servicio de una poltica publica en cultura, como tambin

    los son los espacios culturales, las leyes especficas y las modalidades definanciamiento, ya que todos se orientan hacia un destinatario final, elpblico como audiencia socialmente expresada y como ciudadanocontribuyente.Como hemos visto, el trmino polticas culturales surge del inters poroperativizar el derecho a la cultura. Las polticas culturales son una formade hacer en la cultura por parte del Estado y de la sociedad en general,que implica intervencin directa o no en la planificacin de los asuntosculturales.

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    Los gobiernos han formulado y puesto en marcha distintas estrategias paraenfocar su desarrollo cultural tratando de resolver dos cuestiones centrales:qu tanto debe intervenir el Estado? Que tanto el mercado? Lo habitualen las formulaciones contemporneas de las polticas dedicadas en lacultura, ha sido el nfasis en lo artstico y lo patrimonial, no obstante lacompleja red de situaciones nuevas que plantea la dinmica de lasociedad moderna.No es fcil la relacin entre Estado y cultura. No lo ha sido en el pasado nitiene porque serlo en el presente. A fin de cuentas se trata de laintervencin y de la administracin de actividades, bienes y serviciosvinculados con aspectos inmateriales y simblicos. No est dems decirloaqu, las polticas culturales no tienen como objeto a la cultura ella es msbien su causa eficiente- sino a actividades, acciones, plataformas,

    proyectos, industrias, empresas y organizaciones culturales. Es decir, queactan sobre lo cultural, no que sean la cultura, pues esa es una realidad

    inmanente, un intangible sobre el que no se puede intervenir.

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    IV.Cualquier intento de periodificacin de la historia de las polticasculturales, hara bien en reconocer al menos la existencia de tres pocasms o menos bien perfiladas: a) Periodo Monrquico (siglos XVI - XVII); b)Periodo Republicano (siglo XVIII y XIX) y, c) Periodo Actual (1950 - hoy).No es el caso aqu desarrollar cada una de estas etapas con detalle, solonos conformamos con generalizar dado el lmite de espacio. No obstante,se debe sostener con firmeza que el Estado en Chile tradicionalmente hamanifestado una actitud activa en materias de poltica cultural, asumiendoen el transcurso de la historia el deber de estimular el desarrollo cultural delpas.Histricamente, nuestro Estado ha tenido un rol preponderante en elcampo cultural, asumiendo comportamientos homologables con las

    dems naciones en similares estados de desarrollo.

    La periodizacin propuesta por el investigador argentino Edwin Harvey(1980, 1992) plantea por lo menos la existencia de seis momentos histricosen las polticas culturales en los siglos XIX y XX. Nosotros agregamos pornuestra parte un periodo ms al final, ms propio del siglo XXI.

    a. La primera etapa de desarrollo de las polticas culturales (1810 a 1930),sorprende al Estado asumiendo que parte fundamental de su laborcivilizadora comprenda expandir la cultura y formar el gusto a travs

    del arte. All est el empeo de los fundadores de la Repblica paralevantar la Universidad Nacional, el Liceo de la Nacin, el Teatro de laciudad capital, el Conservatorio de la msica, el Archivo nacional entretantas obras que nos hablan de ese empeo fundacional que nos leg elpatrimonio institucional del que hoy gozamos.Durante las primeras dcadas del siglo XX, su labor de mecenazgo entreg

    un importante apoyo econmico y un subsidio directo en el campoprincipalmente de las artes, que, podramos decir, caracteriz casicompletamente las primeras aproximaciones a una poltica cultural ms omenos consciente por parte del Estado. Pero se trataba an de accionespuntuales, especialmente en lo referido al proceso fundacional de grandesinstalaciones culturales como la Biblioteca nacional, el Archivo nacional,los primeros museos nacionales y algunos grandes teatros pblicos quehemos mencionado.Este largo segmento arranca, en una primera fraccin, desde comienzosdel siglo y hasta mediados de los aos treinta y est marcado por lapresencia casi omnmoda del Estado y sus rganos de expresin. En partepor la propia inercia que el Estado traa desde mediados del siglo XIX, enparte por una concepcin bastante extendida por aquel entonces que leentregaba al sector pblico un papel preponderante en la economa yotros planos de la vida social, fue caracterstico hasta bien entrados los 50,

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    el protagonismo estatal como principal animador de la vida cultural delpas. La realidad chilena no es sino el reflejo de una tendencia que seapreciaba adems all donde se dirigiera la mirada en el subcontinente.Estatales eran las universidades, la educacin bsica y secundaria en sumayor extensin, los medios de comunicacin ms importantes. Laproduccin individual ms destacada era en el mbito de la poesa(Mistral, Neruda, Huidobro, entre otros) y en la Historia (Gngora, Eyzaguirre,Encina)Este perodo se caracteriza adems por el predominio del mecenazgooficial en que el Estado realiza acciones coyunturales de apoyo y subsidioen el campo principalmente de las artes. Institucionalmente hacia finesdel siglo XIX y principios del XX exista un esquema general caracterizado,entre otras, por la no existencia de una poltica cultural coherente por

    parte del Estado. Hay s acciones puntuales en distintos planos de la vidacultural, especialmente en lo referido al proceso fundacional de grandes

    instalaciones culturales. Aparecen por doquier en el continente lasbibliotecas nacionales, archivos nacionales, museos nacionales y grandesteatros pblicos.

    b. Un segundo momento Harvey lo sita en la transicin de los aos treinta,en que aparecen organismos administrativos nacionales de fomento yapoyo a la cultura de carcter permanente y, las actividades se dirigentanto a la proteccin del patrimonio histrico como del artstico.

    La administracin de estos soportes institucionalizados es emprica, estgeneralmente cargo de personas a quienes el Estado quiere distinguir porsus mritos intelectuales.Existe adems una fuerte actividad de mecenazgo cultural por parte de laburguesa local, son las familias quienes financian las acciones culturalesconcretas. La cultura se concibe como un apndice de la educacin,

    tanto conceptual como administrativamente. La promocin del libro y lalectura que aparecen en esta poca son concebidas como una formaespecfica de la lucha general contra el analfabetismo.Hay una abundante legislacin sobre polticas culturales, leyes sobrepatrimonio, archivos, propiedad intelectual, derechos de autor,reconocimientos y premios a artistas e intelectuales. En 1933, laConferencia de Montevideo trata por vez primera el tema del patrimoniocultural, al reconocer el usufructo paro no la propiedad de los bienespatrimoniales.La generacin de organismos administrativos de fomento y apoyo a lacultura de carcter permanente, especialmente aquellos que se dirigentanto a la proteccin del patrimonio histrico como a las creaciones delmbito de las artes, las ciencias y las humanidades (por ejemplo laDireccin de Bibliotecas, Archivos y Museos DIBAM- creada en 1929),constituye un hito en nuestra breve historia de las polticas culturales.

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    c. Un tercer momento es el que sita en el contexto de la posguerra y ladcada de los cincuenta, en que se crean las primeras OrganizacionesIntergubernamentales de carcter mundial alrededor de las NacionesUnidas. Se acenta la accin internacional en Educacin y Cultura, comotambin el apoyo y la preocupacin por el papel cultural de las industriasculturales (principalmente radio, televisin, periodismo y cine.Al concluir la Segunda Guerra Mundial y comenzar a difundirse elconcepto de derechos culturales inscrito en la carta de las NacionesUnidas, se acentu la necesidad de la accin estatal en los mbitos de laEducacin y Cultura, como tambin el apoyo y la preocupacin desde elEstado, por el papel cultural de las nacientes industrias de la entretencin(principalmente radio, televisin, el periodismo y el cine).

    d. Un cuarto perodo, ubicado en los aos sesenta, caracterizado por elnacimiento en la mayora de pases de Iberoamrica de OrganismosNacionales de apoyo y fomento de la dimensin cultural, as como elsurgimiento de una legislacin cultural en temas constitucionales,propiedad intelectual, bibliotecas, financiamiento, entre otros. Un buenejemplo de este momento histrico es que se refleja con la atencincreciente puesta a los problemas del patrimonio.Con los setenta, el problema cultural se convirti en ineludible para losEstados. Haba sido la Conferencia de Venecia sobre Polticas Culturales

    (UNESCO, 1970), la que haba llamado a los pases a realizar reunionescontinentales para esclarecer una posicin ante las Polticas Culturalesregionales, sealando, entre otras, la necesidad de que se las estudie einvestigue acuciosamente. La aparicin del modelo del Ministerio deCultura francs (1959) era ya un punto de referencia obligado en AmricaLatina, pues se desarrolla en los momentos en que el Estado asume roles

    ms preponderantes en la economa, creando organismos centralizadosde planificacin cultural dotados de gran poder (Saint Pulgent, 1999).Es oportuno mencionar aqu que son estos mismos los aos en que desdelos Estados Unidos, el avance general sobre las ciencias sociales aplicadosa la resolucin de los problemas de gobierno y su evaluacin (DavidGarson, 1992; De Gregorio, 2003; Fina, 2005), estaban desembocando enaquella que con el tiempo se conocera como ciencia de las polticaspblicas (Ballart, 1997).

    e. El quinto momento, en la dcada de los setenta, donde el tema y elproblema cultural se convierte en ineludible, se inicia con la importanteConferencia de Venecia sobre Polticas Culturales que, dentro de susrecomendaciones, llama a los pases a realizar reuniones continentalespara esclarecer una posicin ante las Polticas Culturales regionales. Lasacciones internacionales se incrementan en forma relevante y se vincula la

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    dimensin cultural a polticas de planeacin. Por ejemplo, en Bogot,Colombia, en 1978, se realiza la Conferencia Intergubernamental sobrePolticas Culturales para Amrica Latina y el Caribe, que postuladestacadas recomendaciones para los pases de la regin.La cultura no estar ajena a estos intentos de planificacin centralizada,de modo que las instituciones antes dispersas, sufren un procesoconcentrador siguiendo el modelo que con tanto ahnco proclamabaMalreaux desde la capital gala. Tres funciones bsicas tienen estos nuevosentes centralizadores de la cultura: Bellas Artes, conservacin delpatrimonio y difusin cultural. De modo que mientras el aparato estatal seinstitucionalizaba en los referentes mas elitistas de la cultura, losmovimientos de izquierda reivindicaban como arquetipo lo popular.Los setenta estarn caracterizados tambin por el activismo, el trabajo

    emprico, intuitivo y voluntarista. Aparece por estos aos el animadorcultural emparentado con modelos europeos de activismo poltico de

    izquierdas.En 1970 la UNESCO convoca a la Conferencia de Venecia, definiendo laaccin cultural en Amrica Latina. La conferencia se dedica areconsiderar la opcin por el desarrollo desde una nueva ptica y el temade los derechos culturales cobra cada vez mayor vigencia.Hasta comienzos de la dcada de los setenta la cultura era consideradacomo algo ajeno a la sociedad, se la mantena aparte, encerrada en lassalas de exposiciones y en las galeras de los museos decimonnicos. A

    partir de estas reuniones internacionales, como tendremos la ocasin deobservarlo con ms detalle ms adelante, la cultura se asume como unaresponsabilidad del Estado.

    Es el sector pblico el encargado de incorporar el factor cultural en losplanes de desarrollo de las sociedades nacionales y, por lo mismo, el

    responsable igualmente de planificar la accin cultural concretaLa dcada tambin ser testigo de la evolucin que se produce al interiorde la profesionalidad cultural. Al activista, animador, militante de la vidacultural, deber ir cediendo paulatinamente su espacio a un administradorprofesional de entes culturales. Un esfuerzo decido en tal sentido se debe ala fundacin y puesta en marcha de los primeros programas decapacitacin del recurso humano en administracin y gestin cultural enorganismos como el CLACDEC en Venezuela, la Fundacin Getulio Vargasde Brasil y los programas de la Organizacin de Estados Americanos (OEA).

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    En Chile, durante el periodo 1970-1973 se concibi a la cultura como uninstrumento de carcter ideolgico, vector fundamental de la identidadrevolucionaria que se impulsaba desde el Ejecutivo, empeado en haceruna revolucin en libertad. La cultura fue entendida como uninstrumento transformador de las conciencias que buscaba desarticular elordenamiento cultural burgus para reconstruirlo desde la base de losintereses de las clases populares. Los cursos de accin de la gestincultural del gobierno de la UP(Cataln & Munizaga, 1986), estuvieroncaracterizados adems por la existencia de una estrategia de apropiacindirecta por parte del Estado de las empresas productivas que operabanen el rea cultural; tambin por Iniciativas destinadas a apoyar lasactividades culturales de las organizaciones populares y el intento de crearun control indirecto de las actividades en manos de la empresa privada

    para incidir en la direccin de la accin cultural.No estuvieron ausentes tambin las iniciativas destinadas a apoyar las

    actividades culturales de las organizaciones populares y el intento de crearun control indirecto de las actividades en manos de la empresa privada,en esfuerzo por incidir en la direccin de la accin cultural.A comienzos de esa dcada, grupos de intelectuales de la Unidad Popular(Subercaseaux, 1993), sealaban que la cultura deba alcanzar losprivilegios necesarios para establecer la utopa global de un hombrenuevo. Uno de sus objetivos era crear un Ministerio de la Cultura, con loque se reorientaran y resolveran las contradicciones culturales de Chile.

    Asimismo, buscaban formar una institucin que pudiese desarrollar laactividad cultural del pas, crear nuevos espacios, fomentar el sectorcultural pblico y privado y dar solucin a las necesidades de la sociedad.Predominaba la idea de crear una cartera dedicada exclusivamente a losasuntos culturales, buscando un instrumento para desarrollar lo que seentenda como una de las bases fundamentales de la nueva sociedad

    que planteaba el gobierno socialista de Salvador Allende.La intervencin militar de septiembre de 1973 puso fin a esta dinmica.Aunque no interrumpi totalmente la actitud del Estado de considerarsecomo un actor principalsimo de la misma. El Gobierno Militar no se alejsignificativamente de los esfuerzos desplegados por otros gobiernos porconsolidar una institucionalidad cultural pblica distintiva que asegurara alEstado un rol de preeminencia en este mbito.Prueba de ello es su papel en la organizacin del Departamento deExtensin Cultural antecesor de la Divisin de Cultura en el Ministerio deEducacin, a la postre su principal instrumento de intervencin durantedcadas. Cre la Direccin de Asuntos Culturales del Ministerio deRelaciones Exteriores, para asegurar la difusin de sus actividades en elexterior a travs de la agregaduras culturales en el extranjero; fund casasde cultura y corporaciones culturales en las principales municipalidades delpas y, ProChile, un organismo tcnico destinado a promover las

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    exportaciones y la imagen pas que ha descansado tradicionalmente enel soporte cultural de algunas industrias creativas.El gobierno militar impuso legalmente a los canales de televisin disponeruna franja cultura obligatoria a la semana y, entre otras iniciativas, realizanualmente unas jornadas Nacionales de Cultura. Este empeoinstitucionalizador contrasta (Cavallo, Salazar, & Seplveda, 2001) con lapersecucin de artistas e intelectuales por sus ideas polticas y laimplantacin de un frreo crculo de censura.El predominio de polticas econmicas de corte neoliberal que se fueronimponiendo paulatinamente en la conformacin del modelo econmicochileno desde fines de los setenta, supuso una paulatina disminucin de lossubsidios directos hacia el sector cultural (Stanziola, 2002), poniendo enevidencia, una vez ms, que las polticas culturales no son independientes

    de la existencia de otras polticas influyentes, como suelen serlo las polticastributarias o de hacienda.

    Un de los efectos probablemente no deseados por la implantacin deestos cambios estructurales en la forma de financiamiento de la actividadcultural, fue el denominada apagn cultural (Collyer, 1986; HenrquezMoya, 2004) que afecto a las artes y las humanidades en Chile.Con el tiempo, el mercado pas a jugar un rol que nunca antes tuvo en lahistoria de Chile(Ffrench-Davis, 2003; Polle & Fernndez Jilberto, 1992). A susombra aparecieron nuevas formas de financiamiento de la cultural, entreellas el mecenazgo de sector privado(Antoine, 2005).

    A la postre el Rgimen Militar impuso una poltica cultural caracterizadapor el dirigismo en lo poltico y el liberalismo en lo econmico. La ltimadcada del siglo fue testigo del reconocimiento de que las polticaspblicas en cultura deberan adecuarse a la idea de una mayorprescindencia del Estado en materias culturales. El retorno a lademocracia en Chile en 1990, sin embargo, podra un acento renovado a

    la presencia estatal en lo cultural.Los gobiernos democrticos disearon a su vez su propia estrategia deintervencin estatal en la cultura, guiados por los algunos criterios bsicos.Entre ellos el garantizar la libertad de creacin y de expresin; aceptar laautonoma de los procesos culturales frente al Estado; favorecer laequidad en el acceso a la cultura; estimular la participacin de todos lossectores en la vida cultural; reconocer (fctica y legalmente) la diversidadde culturas y de identidades tnicas dentro del pas; fomentar ladescentralizacin en la produccin y gestin culturales y cumplir con eldeber del Estado de proteger y difundir el patrimonio fsico y espiritual de lanacin.

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    En sntesis, con la sola excepcin del interregno democrtico que fue elGobierno Militar para la cultura en al menos parte significativa de suadministracin, el Estado Chileno ha sido permanentemente un actordecisivo en materia de polticas culturales a lo largo del ltimo cuarto desiglo. Con algunas inflexiones coyunturales, ha sido un factor de influjopoderoso, especialmente en el financiamiento de las actividades y lapromocin de las mismas a travs de una serie de instituciones de sudependencia con incidencia en el desarrollo del sector.A ese espacio de la presencia orgnica (estructuras y aparatos) y jurdica(leyes reglamentos) del Estado en cultura se le denomin desde mediadode los 90 institucionalidad cultural.Concepto que en un sentido restringido de la expresin, est constituidopor los organismos gubernamentales que cumplen funciones en el mbito

    de la cultura. Pero que en un sentido amplio de la expresin, comprendelas polticas culturales pblicas en aplicacin; los organismos que definen

    tales polticas y que las aplican por medio de los programas y proyectosque ejecutan; el personal calificado a cargo de la gestin de esosorganismos; los presupuestos pblicos de que se dota a stos y con o quese retribuye y capacita a dicho personal; los instrumentos por medio de loscuales se asignan recursos pblicos a la cultura, tales como fondosconcursables y otros; los estmulos para la inversin privada en cultura; y lasdisposiciones constitucionales, legales y reglamentarias que dan soportenormativo a cada uno de los aspectos antes sealados.

    f. A partir de los aos ochenta y hasta el cambio de siglo, fecha en queextiende el sexto perodo que identifica el acadmico argentino, sondestacables tres aspectos: la discusin por el papel y lmites del Estado enla formulacin de las Polticas Culturales; la preocupacin por unincremento cualitativo en la participacin de la sociedad en su conjunto y

    el papel destacado de la comunidad universitaria en las accionesrelativas a su formulacin.En Amrica Latina aparece una nueva concepcin cultural representadaadems por la expresin dimensin cultural del desarrollo. La idea,enunciada por la UNESCO en Mxico en 1982, anuncia un nuevo modelode poltica cultural. Ya no se trata tan slo de conservar la cultura yponerla al acceso de la gente, sino tambin de reconocer lo popular en lacreacin cultural; existe entonces un movimiento ascendente quesobrepasa al mismo creador, factor que necesariamente reclama otro tipode espacio y profesional.El dficit institucional asociado a los desajustes de gestin en las polticasculturales latinoamericanas, caracterizaran la dcada de los ochenta. Porsu parte, la crisis econmica afect principalmente a las industriasculturales, en particular a las que dependan del Estado. La perdida deconsistencia de todos los aparatos creados por el Estado para administrar

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    la cultura, cerr bruscamente un perodo de casi medio siglo deintervencionismo pblico en materias culturales.As, por una parte veremos como desde los aos ochenta en adelante, ladiscusin por el papel y lmites del Estado en la formulacin de las PolticasCulturales; la preocupacin por un cualitativo incremento en laparticipacin de la sociedad en su conjunto y el papel destacado de lacomunidad universitaria en las acciones relativas a su formulacin, correcasi en paralelo con el desarrollo de las metodologas y estrategias para lamedicin de la eficiencia y la eficacia de las decisiones gubernativas ental sentido.Los aos noventa estuvieron caracterizados por la crisis de lainstitucionalidad cultural en el subcontinente, pues no ha sido ajeno ennuestros pases el discurso en estos ltimos aos favorecedor del

    planteamiento de nuevas formas de institucionalidad de la cultura.La ltima dcada del siglo pasado fue testigo del reconocimiento de la

    existencia de mercados abiertos y competitivos que han obligado aadecuar la doctrina cultural en boga en este ltimo tercio de la centuria ala idea de una mayor prescindencia del Estado en materias culturales.Asume ahora el Estado un papel ms activo en lo que se denomina elpatrimonio colectivo (cultura y medio ambiente), en el convencimiento deque a la poblacin de un estado (sus ciudadanos) lo que los mantieneunidos es ese vnculo por el que devienen en comunidad. Y ese vnculo escultural.

    La intervencin estatal en la cultura en ese perodo de la transicin chilenoestuvo guiada, (Tironi 1994), por siete criterios bsicos: garantizar la libertadde creacin y de expresin; aceptar la autonoma de los procesosculturales frente al Estado; favorecer la equidad en el acceso a la cultura;estimular la participacin de todos los sectores en la vida cultural;reconocer (fctica y legalmente) la diversidad de culturas y de

    identidades tnicas dentro del pas; fomentar la descentralizacin en laproduccin y gestin culturales y cumplir con el deber del Estado deproteger y difundir el patrimonio fsico y espiritual de la nacin.Con la creacin en el 2003 del Consejo Nacional de la Cultura, el gobiernode Ricardo Lagos pretendi asegurar una coordinacin permanente entretodos aquellos organismos del Estado Chileno que tenan ascendencia enmaterias culturales. En efecto, a poco de iniciado su mandato, elPresidente Lagos dispuso personalmente la instalacin de unacoordinacin permanente de los organismos gubernamentales quecumplen funciones en el mbito cultural y que encontraban bajo ladependencia de distintos ministerios, tales como Divisin de Cultural delMinisterio de Educacin, Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museo,Direccin de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores.Departamento de Cultura del Ministerio Secretara General de Gobierno, y

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    Consejo de Monumentos Nacionales. Esta sera la base de la nuevainstitucionalidad pblica de la cultura.

    La idea de una entidad de control de las organizaciones culturales delEstado no era original, sin embargo, del tercero de los gobiernos de laConcertacin de Partidos por la Democracia, la alianza poltica quederrot a Pinochet en las urnas.

    f.1 El Gobierno de P Aylwin y la Comisin GarretnLa puesta en operaciones de un organismo pblico que coordinar laactividad cultural del Estado al ms alto nivel era aspiracin antigua parala coalicin poltica que gobern al pas hasta marzo de 2010.

    Un organismo de similares caractersticas apareca ya en el programa degobierno de Patricio Aylwin (1990-1994), a comienzos de los 90, cuando se

    destacaba la necesidad de configurar una instancia coordinadora quepermitiera conducir con mayor coherencia y eficacia las polticas yacciones del sector pblico en el campo cultural. En efecto, como se hasostenido (Acua, 1999) el programa de Gobierno del propio Aylwinpropona estudiar la configuracin de una instancia coordinadora uorganismo superior, que permita conducir con mayor coherencia yeficacia las polticas y acciones del sector pblico en el campo cultural.La idea del ente de control fue reforzada ms tarde por las conclusiones

    obtenidas por una comisin creada por el mismo Ricardo Lagos comoMinistro de Educacin del presidente Aylwin, y que estuvo coordinada porel acadmico Manuel Antonio Garretn.El diagnstico y el pronstico fueron siempre coincidentes. Se sostena quemuchos de los problemas de descoordinacin que presentaba la accinfragmentara del Estado en el mbito cultural, podran superarse si existiera

    un organismo que pudiera coordinar todas las acciones. Se recibira,adems, que uno de los principales problemas era la dispersin yduplicacin de funciones en diversos ministerios y organismos; ladescoordinacin entre ellos y el marcado burocratismo; la ausencia defondos para el desarrollo artstico cultural; la carencia de una polticaglobal de patrimonio cultural y, la concentracin de los escasos recursosen la capital del pas.En sntesis, conclua el informe Garretn, no existe en el sector pblico,como existe para el resto de las actividades de la sociedad, un interlocutorvlido para los asuntos culturales y para comunidad artstica.Para hace frente a esta situacin la Comisin propuso la creacin de unorganismo pblico que, en el Ministerio de Educacin y con ladenominacin de Consejo Nacional de Cultura, asumiera la tarea deagrupar y coordinar (en algunos casos) las diversas funciones yreparticiones del Estado en materia cultural. El Consejo Nacional estara

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    estructurado en base a una Comisin en que participaran personasprovenientes del sector pblico y privado y de la comunidad artstico-cultural.Uno de los aspectos ms polmicos fue el referido al traspaso a esteConsejo de la DIBAM, organismo creado a fines de los aos 20 y oficiabapor dcadas como el verdadero ministerio de la cultura en Chile. Lafrrea posicin de los funcionarios hizo desestimar polticamente la idea deseguir adelante con esta iniciativa.Sin embargo, el Ejecutivo decidi concentrar sus esfuerzos en lapromulgacin de una serie de normas y leyes que a la postre, iban acontribuir tambin decisivamente a la conformacin de un marco jurdicodistintivo para el rea cultural chilena. La propuesta de la ComisinGarretn de crear un Consejo Nacional de Cultura fue dejada de lado.

    Ser necesario esperar hasta la administracin de Eduardo Frei (1994-2000)para ver una reactivacin del tema.

    f.2 El gobierno de E. Frei y la Comisin IvelicDurante un Encuentro sobre Polticas Pblicas, Legislacin y PropuestasCulturales, que tuvo lugar en la Cmara de Diputados en 1996, convocadoa instancias de un grupo de congresistas, se concluy una vez ms que lafalta de un ente pblico coordinador, era el principal obstculo para laaccin del Estado en lo cultural. La idea de una nueva institucionalidadpblica en cultura pareci recobrar nuevos bros.

    En efecto, a fines de 1996, los diputados convocaron a un gruporepresentativo de actores culturales del sector pblico y privado, paradiscutir una propuesta de institucionalidad cultural para el pas. En lasconclusiones del encuentro realizado en Valparaso, los das 15 y 16 denoviembre de ese ao, se propuso una vez ms la creacin de un ConsejoNacional de las Artes y la Cultura orientado principalmente a la

    conservacin y difusin del patrimonio nacional; la descentralizacin ymodernizacin de la gestin cultural; la equidad en el acceso a los bienesculturales de toda la poblacin; la educacin artstica de la niez y la

    juventud; el fomento de las identidades culturales del pas; la generacinde estmulos para las industrias culturales y la creacin artstica; la insercincultural de Chile en el mundo y el desarrollo de incentivos para laparticipacin privada en el financiamiento de la cultura.Los delegados recomendaban tambin la conformacin de ConsejosRegionales de Cultura, Artes y Patrimonio, con una funcionalidad propia deacuerdo a los objetivos culturales que cada regin definiera.No obstante, las decisiones polticas de la poca apuntaban ms bien a lacreacin de una Direccin Superior dependiente del Ministerio deEducacin (MINEDUC), como fue la propuesta definitiva de Frei Ruiz Tagle,en vez de un Consejo con carcter autnomo y directamente vinculado al

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    Primer Mandatario, como fue la iniciativa que a la postre impuls enmaterias de cultura el Presidente Lagos al asumir el gobierno.Una Comisin Asesora Presidencial en materias Artstico Culturales, que seconstituy en 1997 a iniciativa del presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, y quefue presidida por Miln Ivelic, sentenci en su ttulo que Chile estaba endeuda con la CulturaConformada para revisar la institucionalidad cultural y proponer unesquema de organizacin acorde con el presente desarrollo del pas, laComisin recomend una vez ms al Primer Mandatario la creacin de unnuevo ente pblico, concebido como un servicio autnomo,descentralizado, con personalidad jurdica y patrimonio propio y presididopor una autoridad unipersonal con rango de Ministro del Estado designadodirectamente por el Presidente de la Repblica.

    Seran funciones del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, entre otras,el disear, formular, gestionar y evaluar las polticas nacionales de apoyo a

    la creacin, investigacin y desarrollo de las artes e impulsar la creacin,ampliacin y habilitacin de infraestructura y equipamiento para eldesarrollo de las actividades artsticas y culturales en todo el pas.La Comisin Ivelic propuso un Consejo, sin embargo el presidente Freidispuso otra cosa. La propuesta fue modificada por el Ejecutivo, que hizoingresar en la Cmara de Diputados, el 30 de diciembre de 1998, unproyecto de Ley para crear una Direccin Nacional de Cultura y un FondoNacional de Desarrollo Cultural.

    A esa iniciativa se le llam Proyecto de Ley de Nueva InstitucionalidadCultura, puesto que por medio de la creacin de la Direccin Nacionalde Cultura, se procuraba corregir el carcter fragmentario y disperso de laaccin cultural pblica.Adems, de crear la Direccin Nacional de Cultura, de la que pasaran aformar parte o a depender todos los organismos pblicos con ingerencia

    en el mbito cultural, el proyecto del Presidente Frei institua un FondoNacional de Desarrollo y Cultura que sera administrado por dichaDireccin y que asignara recursos pblicos en cinco lneas: fomento de lasartes, desarrollo cultural regional, conservacin y difusin del patrimoniocultural, desarrollo de industrias culturales, y becas para artistas yadministradores culturales.Dependiente directamente del Ejecutivo, la Direccin Nacional apareci,empero, revesta de cierto carcter estatizante que no dejo indiferente a lacomunidad interesada. No porque se discutiera el legitimo rol que alEstado le compete de participar en este mbito del quehacer nacional,sino ms bien sobre la forma y los instrumentos ms adecuados paraalcanzar los objetivos deseados.

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    f.3 El Gobierno de R. Lagos y la gestin SquellaLa propuesta de Fei, no obstante, no prospero en la discusin legislativa.Fue modificada por el presidente Lagos a travs de una indicacinsustitutoria, tramitada por iniciativa del Ejecutivo a fines de 2000.En esencia, lo que la norma impulsada por Lagos promova es refundir enun solo organismo (el Consejo Nacional de Cultura) las funciones que erancompetencias de los Ministerios de Educacin (Divisin de Cultura) ySecretaria General de Gobierno (Secretaria de Comunicacin y Cultura) yRelaciones Exteriores (Direccin de Asuntos Culturales), Consejo Nacionalde Televisin, Consejo del Libro y Comit Calificador de DonacionesCulturales, slo por mencionar las ms relevantes.La propuesta de ley de nueva institucionalidad cultural propuso lacreacin de un Consejo Nacional de Cultura, que tendra por objeto

    apoyar el desarrollo de las artes y la difusin de la cultura, as comoconservar, promover y difundir el patrimonio cultural. La sede del Consejo

    se fijo en la ciudad de Valparaso.La tramitacin de la ley fue bastante controvertida, especialmente por elrechazo de la iniciativa cuando se discuta en la Cmara de Diputados sueventual aprobacin. La falta de qurum de los delegados,especialmente de aquellos polticos forman parte del conglomerado deGobierno que impulsaba la medida, estuvo apunto de hacer fracasar lainiciativa.El traspi dio ocasin para introducir numerosas indicaciones al proyecto

    original. Sin ellas habra sido difcil lograr la aprobacin definitiva delmismo. En esencia, los principales cambios se refirieron a una indicacinque reafirma el carcter autnomo del Consejo Nacional de la Cultura yotra aluda a la composicin y generacin de su directorio, para queexprese mejor la diversidad cultural y exista mayor participacin de lasorganizaciones e instituciones culturales del pas.

    Se mantuvo el nmero de once integrantes, pero se elimin comodirectores al Ministro Secretario General de Gobierno y al Subsecretario deDesarrollo Regional. El nmero de personalidades de la cultura aumentde cuatro a cinco, pero se cambi el modo de eleccin. Tres serndesignadas por el Presidente de la Repblica a propuesta de lasorganizaciones culturales y dos se nombrarn con acuerdo del Senado.Se sustituy la potestad presidencial de designar libremente, a dosmiembros, dejando establecido que esos cupos seran para acadmicos.Uno sera propuesto en terna por el Consejo de Rectores de la Universidad;el otro, por la universidades privadas autnomas. Un Premio Nacionaltambin integrar el directorio del Consejo Nacional de la Cultura y serdesignado por el Presidente de la Repblica.Otra de las indicaciones modific la composicin de los ConsejosRegionales de Cultura. Su nmero de integrantes se redujo de ocho asiete, al eliminarse al Secretario Regional Ministerial de Gobierno y se

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    estableci que cuatro personalidades regionales debern ser propuestaspor las provincias de cada regin.Respecto del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural, se ampli elmecanismo de concursos pblicos en la asignacin de los recursos. El textoemanado de la Comisin de Educacin estableca seis lneas defuncionamiento, de las cuales cuatro, seran por concurso pblico y dos, atravs de postulaciones (estas ltimas referentes al desarrollo cultural de lospueblos originarios y a becas). Por transparencia, se propuso que en lalnea para el desarrollo cultura de los pueblos indgenas se utilice el modelodel concurso pblico, en cambio, para las becas, se mantuvo lapostulacin.Finalmente, se modific la distribucin regional del Fondo Nacional deDesarrollo Cultural, dando mayores atribuciones a los Consejos Regionales.

    El 30 de julio de 2002, los 48 senadores aprobaron la insistencia delEjecutivo, evitando de ese modo el rechazo de la iniciativa legal en un

    ao. El 6 de agosto de ese ao la Cmara de Diputados aprob la ideade legislar respecto de la nueva institucionalidad cultural con el votounnime de los 102 parlamentarios.El Congreso Nacional culmin el 4 de junio del 2003, la tramitacin de lainiciativa legal que crea al Consejo Nacional de la Cultura y el Fondo deDesarrollo Cultural. Su primer ministro fue el socilogo del Partido por laDemocracia (PPD) Jos Weinstein Cayuela.

    f.4 El Gobierno de M. Bachelet y la gestin UrrutiaA partir de su creacin el CNCA ha implementando polticas culturalespblicas que recibieron un impulso sustantivo durante la administracin dela actriz independiente al frente del organismo. Buena parte de las tareasdesempeadas por la ltima Ministra de Cultura estuvo marcada, empero,por una agenda dominada por un afn todava institucionalizador, en el

    sentido de continuar creando los organismos y leyes que dieran sustento ala tarea cultural del estado chileno.De all los esfuerzos (frustrados unos, exitosos otros) de avanzar en larenovacin de la legislacin de proteccin del patrimonio, la creacin deun Instituto del Patrimonio, una Plan Nacional de Turismo Cultural, laCineteca Nacional, las Bases de Datos y la Cuenta Satlite de Cultura. Sehan entregado ms recursos a los Consejos Regionales de Cultura; sefoment a la educacin artstica, se impuls la insercin de gestoresculturales en el Servicio Pas y dise un plan para dotar a las comunas dems de cincuenta mil habitantes con un centro cultural o una biblioteca.En el plano de las polticas culturales, el documento Chile Quiere msCultura propuso las definiciones de poltica cultural para el perodo 2005-2010 y fue el fruto de un esfuerzo colectivo encabezado por el DirectorioNacional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), que

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    comprometi la participacin de los trece Consejos Regionales y de losComits Consultivos.Las cifras dan cuenta adems de la inmensa innovacin y desarrolloartstico que ha tenido la cultura los ltimos cuatro aos. Entre 2006 y 2010se triplic el presupuesto, se pas de 22 mil a 63 mil millones de pesos.La inversin de 52.594.594 millones permiti que 6 mil proyectos fuesenfinanciados, gracias a las polticas generadas por el Consejo Nacional dela Cultura y las Artes (CNCA). La gestin de la institucin logr elperfeccionamiento y mejoramiento de los procesos de concursabilidad yla asignacin de los recursos (Abarca Besares, 2010).No obstante, los resultados de la 2 Encuesta Nacional de Participacin yConsumo Cultural en que se analizaron 4.176 casos durante enero y abrilde 2009, con una cobertura en las 15 regiones del pas, puso nuevamente

    en evidencia la brecha entre la Regin Metropolitana y el resto del pas,aunque un 85% de la poblacin cree que tiene ms acceso a la cultura

    que sus padres, y el 66,7% piensa que los bienes culturales son msaccesibles que hace 5 aos (Abarca Besares, 2009).Ms preocupante es que a un tercio de los chilenos les da lo mismo vivir endictadura o en democracia.Los aumentos en la cobertura y la febril actividad que el CNCA desarrollen estos ltimos aos, fueron opacados, empero, por denuncias pblicasde errores gruesos en la gestin administrativa de la entidad, abusos deconfianza y pretericin por criterios polticos que termin incluso con el

    proceso abierto a algunos de sus mximos directivos por los presuntosabusos cometidos (Aravena Bolvar, 2009; Barria, 2009; Barra, 2009;Redaccin, 2009, 2010; Torrealba, 2010).

    V.En la actualidad (tal vez una sptima etapa an en fragua?) se asiste no

    sin ciertas dificultades a la consolidacin de la institucionalidad cultural,pues no ha sido ajeno el discurso favorecedor del planteamiento denuevas formas de institucionalidad de la cultura, se intenta cambiar elnfasis en la labor promocional del estado desde la oferta a la demandapor bienes y servicios culturales y se asume con determinacin la dimensineconmica de la cultura en las llamadas industrias del conocimiento.Algunas naciones del subcontinente han alentado la posibilidad deemprender cambios estructurales en su institucionalidad cultural,asumiendo los llamados que ha venido haciendo la UNESCO por construiruna nueva generacin de polticas culturales en que el respeto a ladiversidad cultural vaya junto con la diversidad ideolgica. Se trata deasumir que la promocin de la cultura tambin esta involucrada con lapromocin de la ciencia, educacin, medio ambiente, cohesin social ydesarrollo sostenible.

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    El panorama cultural sufre la misma complejidad que viven los Estados.Para usar la terminologa constitucional, a partir de las ltimas dos dcadasdel siglo XX y en la primera del XXI, los Estados latinoamericanos serefundan, se reconstituyen, se reconocen desde la diversidad, lomultitnico, lo pluricultural, lo plurinacional, lo intercultural (Mejia, 2009). Elpunto de partida lo da la Constitucin de Canad, de 1984. La siguen lade Guatemala, 1985; Nicaragua, 1987; Brasil, 1988; Colombia, 1991; Mxico,1992; Per, 1993; Argentina, 1994; Venezuela, 1999; Bolivia, 2009; y Ecuador,2009.Se asume que las nuevas polticas culturales habrn de favorecer msadecuadamente la diversidad cultural, promover un dilogo intercultural,garantizar un desarrollo sostenible y suscitar el cumplimiento de losDerechos Humanos. Como se sabe, el declogo de la UNESCO para el

    nuevo perfil de polticas culturales, incluye el vnculo entre cultura ybienestar de las personas, el uso de diversos sistemas de conocimientos,

    interculturalidad y nuevo pensar cvico; adems, crear instituciones quetomen en cuenta las relaciones interculturales, fortalecer la cultura populary diversidad de expresiones culturales, un enfoque innovador de laspolticas culturales.Per por ejemplo, ha dado un paso en tal sentido al conformar hace unosmeses un nuevo Ministerio de Cultura, con el inters de fortalecer lainstitucionalidad de la cultura en su papel estratgico para el desarrollo delPer.

    Por otra parte y felizmente, en los ltimos cincuenta aos se ha revalorizadoa la cultura como una indispensable y extraordinaria inversin para eldesarrollo integral con rostro humano. Aun ms, la cultura no esconsiderada solamente como medio o instrumento insustituible para eldesarrollo, sino como un fin ltimo del mismo, ya que la cultura implica lasignificacin profunda y las razones centrales de la existencia humana (De

    Bosio, 2003). En este sentido, reconocidos cientistas sociales yrepresentantes de Organismos Internacionales vienen reiterando que lacultura representa el capital humano, el capital social y el capital creativopara favorecer el desarrollo econmico con una gestin eficiente y eficaz,y para el logro de una convivencia democrtica activa participativa ypluralista con los substantivos valores de responsabilidad social, dehonestidad y transparencia y de autntica solidaridad frente a laagobiante, dramtica y generalizada crisis de valores ticos a nivelmundial y nacional.No son pocas las naciones del subcontinente que estn haciendo unaapuesta sustantiva para relevar el papel que la innovacin, la creatividady el conocimiento juegan en el plano econmico y social. Destaco loscasos de Brasil. Colombia y Argentina, donde sus reparticiones pblicas encultura estn promoviendo declaradamente una orientacin por lasindustrias creativas (Buquet, 2008).

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    Partamos esta intervencin hablando de los distintos periodos de laspolticas culturales en el siglo XX, nuestro inters era posicionar en un planocronolgico estas materias, convencidos de la utilidad que tienen paraganar ms profundidad en el anlisis mirar la realidad con los lentes deClo. Ahora, casi cerrando y a modo de sntesis final, nos parececonveniente retomar este asunto por la va de reconocer la existencia deunas maneras peculiares de resolver el problema de cuanto debeintervenir el estado, cuanto el mercado en la resolucin de los asuntosculturales de una nacin.Asistimos a lo que parece ser una nueva generacin de polticas culturales(Kovcs, 2006). Muy lejanas nos parecen ya las del primer tipo. Comohemos visto, aquellas que estuvieron orientadas a dirigir el desarrollo de lasartes y la conservacin del patrimonio, as como la promocin de los

    intercambios artsticos. Fueron las polticas culturales del extensionismo,surgidas en la Europa aos 50, dirigida a extender la alta cultura entre la

    poblacin. De aquella poca viene el gusto por los grandes equipamientosculturales, la gratuidad y las subvenciones. Centradas en la oferta culturapara crecer el consumo de cultura, su principal logro fue la creacin de uncircuito permanente. En ellas convivi una tendencia al paternalismo decorte dirigista.Las del segundo tipo fueron las de los aos sesenta y setenta en Europa, lasmismas que nosotros vimos un par de dcadas ms tarde en AmricaLatina. Vincularon la cultura con la vida escolar, los medios y las industrias

    culturales. Fueron laspolticas culturales del basismo. El nfasis se pone enla persona, no en los objetos culturales; tuvieron una mayor preocupacinpor la demanda, la participacin, la descentralizacin, la identidadcultural, la pluralidad y la diversidad. Su principal logro, la extensin delconcepto de cultura; la regionalizacin y la descentralizacin, Su mayorobstculo, cierta tendencia al populismo, la demagogia y el

    reduccionismo de todo es cultura.Las polticas actuales, las del tercer tipo, llammoslas Polticas culturales dela complejidad siguiendo aqu el profesor cataln Alfons Martinell (2000),estn tomando en cuenta la dimensin cultural en todos los aspectos delas polticas de desarrollo. Se abren a nuevas relaciones entre economa ycultura, entre cultura y trabajo, entre cultura y generacin de riqueza,entre cultura y jerarqua urbana. En este nuevo cuadro que asumimos, lacultura se asume como un factor de competitividad de un territorio, comoun elemento de creatividad y de innovacin.Este planteamiento de aceptar las polticas culturales como polticas decomplejidad (Martinell Sempere, 2000) requerir una gran capacidad derelacin entre los diferentes subsistemas y actores sociales, y encontrarsoluciones ad hoc fruto de procesos de negociacin y articulacin muyamplios. Sern sin duda aos de intenso debate y discusin. Estas jornadaspueden ser el inicio.

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