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MAYO 2013 ESTILO E INTERIORISMO TYRANNUS # 5 TYRANNUS - Ensayos sobre nuevas categorías de carácter y decoración interior . dfgfgQUINTO NÚMERO - TERAPIA Terapia Resulta extraño en Buenos Aires encontrarse con algún porteño que no haya sido víctima de una terapia. Si bien, lo que podríamos llamar una microcultura de la subjetividad ha tenido un éxito sostenido, muy poco se sabe de lo que ocurre en los interiores de los consultorios. Doméstico imperial, genérico burgués, intelectual despojado, mediopelo minimal, renaissance postfreudiano, escandinavo psicodramático, barroco lacaniano. Estas, entre otras, son las categorías que podrían definir los ambientes de las terapias. Más allá de los imaginarios aspiracionales de cada profesional todos los estilos buscan materializar aquel concepto estético de lo “agradable”. Por lo general, analistas, psicólogos o terapeutas coinciden en que el espacio de sus consultorios tiene que ser confortable ya que allí se pasan muchas horas de sus vidas conviviendo con los deseos, angustias y malos alientos de sus pacientes. En psicoanálisis hay dos hipótesis sobre la relación entre terapia y contexto que trascienden la idea pedestre de que en un lugar bonito uno tiene lindos pensamientos y establece un vínculo armonioso. Una hipótesis sostiene que el contexto es relevante y que el encuadre, es decir las variables de tiempo y espacio, debe permanecer constante. Esto se traduce en un espacio ascético y neutro en el que se sustraen las referencias personales del psicoanalista; un extraño que no se devela jamás. Así, el anonimato del ambiente trataría de vencer la represión ya que la falta de estímulos orientaría los pensamientos al mundo interior. En oposición, la otra hipótesis sostiene que el contexto no condiciona a la terapia porque ésta se basa en el vínculo con el paciente. En este caso los espacios de los consultorios pueden ser lugares libremente decorados, revelar datos personales del profesional e incluso ser parte de su casa. Por ejemplo, Sigmund Freud se manejaba con absoluta libertad en su consultorio-estudio que estaba en su casa tanto en Viena como en Londres, y aun fuera de él. Así lo muestra el exitoso tratamiento de Gustav Mahler, realizado mientras caminaban por un pueblo. El elemento que parece constituir por antonomasia el espacio de la terapia es el diván. Este es un mueble fundamental para el psicoanálisis ya que es el garante de la asociación libre porque impone un estado de reposo y serena concentración en el que la represión se debilita. Aunque actualmente el diván esté más asociado al inconsciente que a sus antiguas referencias, el universo femenino o a la vida ociosa, este llegó al psicoanálisis de manera espontánea. Freud comenzó a usarlo porque se cansaba de tener las miradas de los pacientes clavadas en él. El diván es un objeto de uso histórico e indispensable en el escenario de la terapia psicoanalítica. Sin embargo no lo es para otras como la gestáltica, la conductual, la bioenergética, la sistémica o el psicodrama que prescinden del mismo pero han incorporaron otro tipo de equipamiento destinado a nuevos usos. Alfombra, almohadones y un ambiente espacioso contextualizan la terapia gestáltica. El paciente y el analista se sientan descalzos en el piso para realizar la terapia de la “silla vacía” donde el paciente representará dos papeles de una escena que ha quedado incompleta en su vida. En un sillón de dos o tres cuerpos se sientan los pacientes de las terapias sistémicas que hacen foco en los estilos relacionales e interacciones y tratan grupos familiares o parejas. Asientos de avión o una cucaracha en una caja de acrílico son elementos que se pueden encon- trar en un consultorio de terapia cognitiva-conductual. Ya que esta se ocupa en muchos casos de fobias o falsas creencias instaladas en la psiquis de los pacientes. Más allá de las orientaciones, los consultorios privados son lugares de reflexión más emparenta- dos con el ámbito hogareño que con el de la clínica de tratamiento. Y a su vez, son más solemnes que un living, menos pasivos que un dormitorio y más calmos que un escritorio. Sin embargo, la asociación con lo doméstico parece construirse en conjunto con el paciente, en quien se establece una sensibilidad muy especial hacia estos espacios, cuyo uso termina siendo de carácter íntimo. Ya sea por costumbre o porque lo convirtió en un lugar transicional, el paciente suele resistirse a los cambios ambientales en los consultorios. Allí donde arma su yo, desactiva la represión, se conduce por los intrincados caminos de su inconsciente y expresa sus deseos más furtivos, es posible que desarrolle una obsesión casi mágica por ciertos objetos que quisiera controlar porque los siente como propios. Pero, ¿los objetos decorativos y el mobiliario son realmente tan inocentes? O acaso la inequívoca tristeza del potus, el insoportable gusto por el algarrobo, un sombrero mexicano protegido con fresco film, un altar dedicado a Racing, un Sigmund Freud de peluche o la foto de la familia del analista en Cozumel, estarían afectando en la cura psíquica de los porteños de una manera aún no develada.

Tyrannus #5 - Terapia

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MAYO 2013

ESTILO E INTERIORISMO

TYRANNUS # 5

TYRANNUS - Ensayos sobre nuevas categorías de carácter y decoración interior.

dfgfgQUINTO NÚMERO - TERAPIA

Terapia

Resulta extraño en Buenos Aires encontrarse con algún porteño que no haya sido víctima de una terapia. Si bien, lo que podríamos llamar una microcultura de la subjetividad ha tenido un éxito sostenido, muy poco se sabe de lo que ocurre en los interiores de los consultorios.

Doméstico imperial, genérico burgués, intelectual despojado, mediopelo minimal, renaissance postfreudiano, escandinavo psicodramático, barroco lacaniano. Estas, entre otras, son las categorías que podrían definir los ambientes de las terapias. Más allá de los imaginarios aspiracionales de cada profesional todos los estilos buscan materializar aquel concepto estético de lo “agradable”.

Por lo general, analistas, psicólogos o terapeutas coinciden en que el espacio de sus consultorios tiene que ser confortable ya que allí se pasan muchas horas de sus vidas conviviendo con los deseos, angustias y malos alientos de sus pacientes.

En psicoanálisis hay dos hipótesis sobre la relación entre terapia y contexto que trascienden la idea pedestre de que en un lugar bonito uno tiene lindos pensamientos y establece un vínculo armonioso.

Una hipótesis sostiene que el contexto es relevante y que el encuadre, es decir las variables de tiempo y espacio, debe permanecer constante. Esto se traduce en un espacio ascético y neutro en el que se sustraen las referencias personales del psicoanalista; un extraño que no se devela jamás.Así, el anonimato del ambiente trataría de vencer la represión ya que la falta de estímulos orientaría los pensamientos al mundo interior.

En oposición, la otra hipótesis sostiene que el contexto no condiciona a la terapia porque ésta se basa en el vínculo con el paciente. En este caso los espacios de los consultorios pueden ser lugares libremente decorados, revelar datos personales del profesional e incluso ser parte de su casa. Por ejemplo, Sigmund Freud se manejaba con absoluta libertad en su consultorio-estudio que estaba en su casa tanto en Viena como en Londres, y aun fuera de él. Así lo muestra el exitoso tratamiento de Gustav Mahler, realizado mientras caminaban por un pueblo.

El elemento que parece constituir por antonomasia el espacio de la terapia es el diván. Este es un mueble fundamental para el psicoanálisis ya que es el garante de la asociación libre porque impone un estado de reposo y serena concentración en el que la represión se debilita.

Aunque actualmente el diván esté más asociado al inconsciente que a sus antiguas referencias, el

universo femenino o a la vida ociosa, este llegó al psicoanálisis de manera espontánea. Freud comenzó a usarlo porque se cansaba de tener las miradas de los pacientes clavadas en él.

El diván es un objeto de uso histórico e indispensable en el escenario de la terapia psicoanalítica. Sin embargo no lo es para otras como la gestáltica, la conductual, la bioenergética, la sistémica o el psicodrama que prescinden del mismo pero han incorporaron otro tipo de equipamiento destinado a nuevos usos.

Alfombra, almohadones y un ambiente espacioso contextualizan la terapia gestáltica. El paciente y el analista se sientan descalzos en el piso para realizar la terapia de la “silla vacía” donde el paciente representará dos papeles de una escena que ha quedado incompleta en su vida.

En un sillón de dos o tres cuerpos se sientan los pacientes de las terapias sistémicas que hacen foco en los estilos relacionales e interacciones y tratan grupos familiares o parejas.

Asientos de avión o una cucaracha en una caja de acrílico son elementos que se pueden encon-trar en un consultorio de terapia cognitiva-conductual. Ya que esta se ocupa en muchos casos de fobias o falsas creencias instaladas en la psiquis de los pacientes.

Más allá de las orientaciones, los consultorios privados son lugares de reflexión más emparenta-dos con el ámbito hogareño que con el de la clínica de tratamiento. Y a su vez, son más solemnes que un living, menos pasivos que un dormitorio y más calmos que un escritorio.

Sin embargo, la asociación con lo doméstico parece construirse en conjunto con el paciente, en quien se establece una sensibilidad muy especial hacia estos espacios, cuyo uso termina siendo de carácter íntimo. Ya sea por costumbre o porque lo convirtió en un lugar transicional, el paciente suele resistirse a los cambios ambientales en los consultorios. Allí donde arma su yo, desactiva la represión, se conduce por los intrincados caminos de su inconsciente y expresa sus deseos más furtivos, es posible que desarrolle una obsesión casi mágica por ciertos objetos que quisiera controlar porque los siente como propios.

Pero, ¿los objetos decorativos y el mobiliario son realmente tan inocentes? O acaso la inequívoca tristeza del potus, el insoportable gusto por el algarrobo, un sombrero mexicano protegido con fresco film, un altar dedicado a Racing, un Sigmund Freud de peluche o la foto de la familia del analista en Cozumel, estarían afectando en la cura psíquica de los porteños de una manera aún no develada.

Page 2: Tyrannus #5 - Terapia

Estilo e Interiorismo

TERAPIA GESTÁLTICA Consultorio privado

TERAPIA SISTÉMICAEscuela Sistémica

Page 3: Tyrannus #5 - Terapia

Estilo e Interiorismo

PSICOANÁLISIS FREUDIANOConsultorio privado en living del analista

PSICOANÁLISIS LACANIANOConsultorio privado

Page 4: Tyrannus #5 - Terapia

TYRANNUS # 5ESTILO E INTERIORISMO [email protected]

Psicoanálisisen Hospital Público_Centro 3.

TERAPIA DE GRUPO