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LA POESÍA DE F. A. VELEZ LADRÓN DE GUEVARA La historia de las letras colombianas debe ser revisada y aumentada cada día, en proporción al conocimiento obtenido de manera constante acerca de muchas páginas suyas, igno- radas parcial o completamente en otra época. Sobre algunos escritores de cuyas producciones mayores o menores apenas existían noticias breves en los tiempos ilustres de don José María Vergara y Vergara, hoy pueden trazarse reseñas exac- tas o de contenido esencial. El historiador Gustavo Otero Muñoz, laborioso y docto como pocos, dejó en su útilísima Historia de la literatura co- lombiana una breve información acerca de uno de los escri- tores de los días de la Colonia menos conocidos y leídos hasta entonces. Nos referimos a don Francisco Antonio Vélez La- drón de Guevara, de quien dice en la página 83 de la quinta edición de su libro: Don Francisco Antonio Vélez Ladrón de Guevara, nacido en Santafé en el año de 1721 y que falleció después de cumplidos los se- senta, fue un poeta que sobresalió en el género ligero y festivo, aun- que la posteridad hasta hace poco lo hubiera ignorado, pues sus versos se atribuyeron a su solemne y grave hermano el canónigo de la Metro- politana, don Miguel, quien fue precisamente el polo opuesto a la de- senvoltura y el buen humor de don Francisco. La corta referencia de Gustavo Otero Muñoz fue sufi- ciente para despertar en nosotros el interés hacia don Fran- cisco Antonio. Tomamos entonces una copia cuidadosa de todos los poemas suyos, según se conservan entre los valiosos manuscritos de nuestra Biblioteca Nacional, y nos dimos a la tarea grata de leerlos y repasarlos, para trasladar a otros la estima que ellos habían despertado en nosotros. Sin que pretendamos en este momento copiar aquellos títulos de sus versos más notables o mayormente apreciables

Vélez Ladrón de Guevara

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Vélez Ladrón de Guevara

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  • LA POESA DE F. A. VELEZ LADRN DE GUEVARA

    La historia de las letras colombianas debe ser revisada yaumentada cada da, en proporcin al conocimiento obtenidode manera constante acerca de muchas pginas suyas, igno-radas parcial o completamente en otra poca. Sobre algunosescritores de cuyas producciones mayores o menores apenasexistan noticias breves en los tiempos ilustres de don JosMara Vergara y Vergara, hoy pueden trazarse reseas exac-tas o de contenido esencial.

    El historiador Gustavo Otero Muoz, laborioso y doctocomo pocos, dej en su tilsima Historia de la literatura co-lombiana una breve informacin acerca de uno de los escri-tores de los das de la Colonia menos conocidos y ledos hastaentonces. Nos referimos a don Francisco Antonio Vlez La-drn de Guevara, de quien dice en la pgina 83 de la quintaedicin de su libro:

    Don Francisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara, nacido enSantaf en el ao de 1721 y que falleci despus de cumplidos los se-senta, fue un poeta que sobresali en el gnero ligero y festivo, aun-que la posteridad hasta hace poco lo hubiera ignorado, pues sus versosse atribuyeron a su solemne y grave hermano el cannigo de la Metro-politana, don Miguel, quien fue precisamente el polo opuesto a la de-senvoltura y el buen humor de don Francisco.

    La corta referencia de Gustavo Otero Muoz fue sufi-ciente para despertar en nosotros el inters hacia don Fran-cisco Antonio. Tomamos entonces una copia cuidadosa detodos los poemas suyos, segn se conservan entre los valiososmanuscritos de nuestra Biblioteca Nacional, y nos dimos a latarea grata de leerlos y repasarlos, para trasladar a otros laestima que ellos haban despertado en nosotros.

    Sin que pretendamos en este momento copiar aquellosttulos de sus versos ms notables o mayormente apreciables

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    para nosotros, s conviene indicar algunos para que sin demorase conozcan sus tendencias, caractersticas y orientaciones.Trabajo ste fundado en la copia conservada por nosotros,pues hemos dado su compaera al Instituto Caro y Cuervo, enla persona de su autorizado Director, don Jos Manuel RivasSacconi.

    Dicen, pues, algunos encabezamientos tomados al azar:Celebra los das del excelentsimo seor Don Pedro Messade la Cerda; Al excelentsimo seor Don Joseph de Sols enel da del Santo de su nombre; A la Inmaculada Virgen Ma-ra Nuestra Seora en su advocacin del Carmen; En aplausode una dama discreta, noble y linda; En alabanza del AnglicoDoctor Santo Toms, expositor de Aristteles; Remite a unamigo una sortija de esmeraldas; Al Nio Dios en el portalde Beln; Vuelve una dama a otra un espadn que le quitde la cabeza; A una dama, envindole una agua de rostro,que llaman de Mil flores...

    A tono con estas muestras, bien corresponde a don Fran-cisco Antonio Vlez el ttulo de p o e t a c o r t e s a n o deS a n t a F e .

    Importa saber cules fueron los caracteres predominan-tes en los versos de don Francisco Antonio Vlez.

    Frecuenta el recuerdo de personajes vinculados a la mi-tologa y a la historia de los das antiguos; pero lo hace conpoco tino en muchsimos casos, de suerte que a temas sencillos,derivados de la vida domstica santaferea, les agrega nom-bres y evocaciones muy lejanos de la serenidad aldeana defines del siglo xvin.

    Ama y prefiere los temas religiosos y msticos. Multipli-ca en este sentido las resonancias de su espritu, pleno cier-tamente de los elementos bblicos y evanglicos en que abun-d, sin duda alguna, su casa paterna. Dada su preferencia poreste gnero no ha de sorprendernos la muchedumbre de laspoesas empapadas en el agua clara de su fina piedad.

    Revela a toda hora su concurrencia a las ricas moradasde la capital virreinal, a los salones en donde caballeros es-paoles y damas criollas lo rodeaban para probar su ingenio

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    y la facilidad de su versificacin. Por esta circunstancia apa-rece mil veces lisonjero y rendido ante blasones y escudos,no menos que delante de la autoridad de magistrados a quie-nes favoreci en aquellos decenios la voluntad generosa de losmonarcas.

    No esquiva mojar la pluma de ganso para relatar nimie-dades y simplezas que, sin l, ignoraramos como pertenecien-tes a la existencia cotidiana de algunos privilegiados del ho-nor o de la fortuna. Esto a primera vista puede disminuirle;pero, desde otro ngulo, levanta su nombre, como narrador deun ambiente apacible, como historiador que se vale de la rimapara describir costumbres y episodios humanos, sencillamen-te humanos.

    Si bien escribi algunos poemas con auxilio de asonantes,igualmente debe decirse que en el manejo de consonantesfue muchas veces acertado y pulcro. Jams pens en elevarsea grandes alturas mtricas, lo cual se infiere con facilidad aldar lectura al volumen de sus producciones.

    Estimamos como cualidad de don Francisco AntonioVlez la llaneza del lxico empleado, pues bien pudiera ha-berse esperado de l un fastidioso aprovechamiento de giroscomunes en su poca, derivados de la tradicin santafereay peninsular. En tales giros figuraran voces arcaicas o de senti-do menos d'recto y neto, como es perceptible en tantos escri-tores cuya pluma reproduce, dentro de su siglo, la sintaxiserudita de siglos anteriores.

    Hasta dnde fuera afortunado en episodios de amor escosa que no permiten precisar sus versos numerosos. Una ymuchas veces insiste en manifestar la vehemencia de sus afec-tos; pero otras tantas el lector del volumen se halla distantede conocer si hubo ficcin en cuanto a la intensidad de ellos,o si en realidad am a hermosas mujeres de su tiempo sinobtener de ellas la correspondencia buscada con auxilio desus cualidades intelectuales.

    Una redondilla y dos glosas encontramos, entre muchasotras poesas, interesantes a este propsito:

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    DE UN AMANTE MAL CORRESPONDIDO

    RedondillaSi con el amor te ofendo,

    dar mi amor al olvido;que no quiero, aborrecido,y de amor, estar muriendo.

    Glosa primera

    Cmo agradarte no entiendo,tirana de mi albedro,si amor pagas con desvo,si con el amor te ofendo.

    Si, porque te amo rendido,t me aborreces, mi bien,para excusar tu desdn,dar mi amor al olvido.

    Pues si esper ser queridocon amarte, viendo queno me amas, yo mostrarque no quiero aborrecido.

    Que si t te ests riendode mi loco frenes,no ser justo, por t,yo, de amor, estar muriendo.

    Glosa segundaNise: yo slo pretendo

    con mi amor servirte, fino,mas mudar de destino,si con el amor te ofendo.

    Y as, viendo convertidomi cario en tu disgusto,para poder darte gusto,dar mi amor al olvido.

    Pues si slo he conseguidoofenderte con quererte,vers, trocada la suerte,que no quiero aborrecido,

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    porque afectos produciendoen t contrarios los mos,no quiero, con tus desvos,yo, de amor, estar muriendo.

    Est mencionado en el manuscrito el nombre del ilus-tre poeta y dramaturgo espaol don Agustn Moreto y Ca-bana, nacido en Madrid en 1618 y fallecido en 1669, despusde haber hecho famoso su ingenio sorprendente. De l tomadon Francisco Antonio Vlez una estrofa, para comentarlacon galanura y propiedad:

    Despacio, suspiros tristes,no acaso el amor entienda,que est mal con el dolor,quien est bien con la queja.

    GlosaMucho, corazn, resistes

    cuando, entre tantas congojas,t por los labios arrojas,despacio, suspiros tristes.

    Mas, no les sueltes la rienda;djalos correr con pausa,porque de tu mal la causano, acaso, el amor entienda.

    Y ms cuando es el amortan constante en el sufrir,que no quiere descubrirque est mal con el dolor,

    Pues mucho de amar se alejaquien su tormento no calla,y con el amor mal se hallaquien est bien con la queja.

    Repetidas veces se hallan confundidos y mezclados endon Francisco Antonio Vlez los vivos testimonios del amorprofano con los del amor divino. Ninguno de los grandespoetas castellanos dej de rendir pleito homenaje a Jesucris-

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    to, a la Virgen sin mancha, a los altos misterios proclama-dos por el dogma cristiano. Ninguno de ellos se eximi demostrarse, en ocasiones sealadas, fuerte en la doctrina, recio enla fe, orgulloso en las creencias entraables. Lo cual consti-tuye un sello singular de las producciones perdurables, yadel verso, ya de la prosa, procedentes de aquella edad. Per-tenece don Francisco Antonio Vlez a esa legin, nutridapor los conceptos superiores a cuanto es numerable, a cuan-to es perceptible por la fuerza de las sentidos. Perteneci len todo a su ambiente, a su linaje, a su estirpe.

    Nos dej versos aptos para ser coleccionados en un mis-mo conjunto, al lado de los que llegaban hasta las manos denuestros padres, desde la Madre Espaa.

    Hablando de cosas como stas deca Azorn: "Todoslos grandes escritores se forman un ambiente propio en quese mueven. Con arreglo a ese ambiente hay que juzgar suestilo. Considerando ese ambiente es como el vocabularioque usan puede ser juzgado adecuado o inconveniente".

    Al Santsimo Sacramento se dirige el poeta Vlez en bre-ve romance que dice:

    Bien conozco, dulce dueo,que de amor estis herido,pues tan contrarios efectosen tus afectos registro.Si para mostrarte amante,el ms tierno y el ms fino,entre candores de nievetus llamas has escondido:cmo, por darnos ms muestrasde tu abrasado cariotronos de Vesubios y Etnastu Corazn ha erigido?

    En el sacramento augusto,ceido a esferas de trigo,nevado volcn al pechovuelcas, de tus escogidos,queriendo templar los rayosde tu Corazn activo,con la nube en que se ocultatodo tu amor infinito...

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    Otros versos dedica en fiesta de la Concepcin Inma-culada de Nuestra Seora, patente el Santsimo Sacramento:

    De la soberana diestra,cuan hermosamente brillan,juntas en un mismo tronolas ms dulces maravillas!De Jess se une la graciacon la gracia de Mara,siendo todo gracias cuantohoy nuestros ojos admiran.

    Es Jess accin de graciasen sagrada Eucarista,y de gracias es pasin,en su Concepcin, Mara.Las gracias, a manos llenas,hoy, Jess, nos comunica;a manos llenas, las graciashoy Mara participa;que sola de tanta graciaser potencia receptivapudo aquella de quien naceaqueste Sol de Justicia,para que con justa causahoy celebremos unida,de las gracias a la fuente,y al mar de gracias, Mara,juntndose los candoresde esta Virgen peregrina,con las candidas especiesde esa Deidad escondida.

    Vivi don Francisco Antonio Vlez en los mismos dasdel Virrey don Jos Sols Folch de Cardona, trocado luego enel franciscano Fray Jos de Jess Mara. Algunas poesas su-yas se refieren a l, y a l le hablan en trminos colmados desensibilidad amistosa y de admiracin sin orillas. Don Anto-nio Gmez Restrepo, a quien deben tanto las letras naciona-les de Colombia y las cuantiosas de la Amrica espaola, viouno de aquellos poemas al hojear la produccin total de V-lez. Por esta causa dijo en libro ejemplar:

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    Cultiv tambin Vlez la poesa religiosa; y en este y en los demsgneros que explot revela gran facilidad para la versificacin, graciae ingenio de vez en cuando, y aficin a las citas mitolgicas, a losjuegos de palabras, a los acrsticos y paronomasias, de acuerdo con eldudoso gusto de la poca. Convendra sacar del olvido las poesas deeste ingenio bogotano, cuyos versos llenaran un volumen de regularextensin.

    Los deseos expresados por el doctsimo varn de quienfuimos discpulos, para orgullo nuestro bien fundado, vinierona tener algn cumplimiento cuando copiamos el volumenmanuscrito a que ahora nos referimos. Los prrafos del escritoque ahora damos a la estampa vienen a ser un anuncio delestudio total que un da publicaremos bajo los auspicios delInstituto Caro y Cuervo.

    Vlez hizo una de sus poesas de ocasin bajo la leyendasiguiente: Llora el Real Monasterio de Santa Clara la partida{que no se verific al fin), de su benefactor el Excelentsi-mo seor Sals:

    Si el sol, cuyos bellos rayos,el orbe todo iluminan,es el que en lluvias funestasnubes que form liquida,t, bello sol de Cardona,que slo luz esparcas,ya slo lgubres llantospuedes causar con tu vista.

    En otro tiempo llenabasde consuelo a estas tus hijas,mas, ya slo les dais penas,cuando en tu ocaso te miran,pues al ver que ya tus lucescuando ms de lleno brillan,el nuestro en tinieblas dejany a otro hemisferio caminan.

    Triste coro de tinieblases el nuestro, en que las lirasson el susurro del llantoque corre por las mejillas,

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    cuyas aguas sern golfosen que, cuales tristes ninfas,queden las hijas de Clara,confusas y sumergidas,mientras que t, de Nereoundosos cristales giras,llevando nuestros alientosa los soplos de tu quilla.

    Los que seguirn constantescon sus deseos tus hijas,velas volviendo sus velosy remos sus ansias mismas.

    Segura nave te lleve,norte feliz la dirija,dulce Favonio la sople,puerto quieto la reciba.

    Del mismo modo que don Francisco Antonio Vlez re-cord varias veces a don Jos Sols, lo hizo en cuanto a laexcelentsima seora doa Juana Mara de Pereira, esposadel Virrey Manuel Antonio Flrez. Con motivo del cum-pleaos de la ilustre dama, celebrado el 24 de junio de 1776,le dedic Vlez una larga poesa, de la cual no vamos atranscribir aqu sino algunas estrofas; ellas declaran y ma-nifiestan cunta vehemencia arda en el estilo del poeta,aplaudido por los hidalgos, agasajado por las grandes seo-ras santafereas, invitado a todos los saraos y festejos patro-cinados por la autoridad virreinal, copiado, sin duda, pornumerosos pendolistas, buscado para animar toda reunin,y distinguido por quienes significaban en la capital del NuevoReino las letras y la magistratura.

    A ella le dice:

    . . . Eres amable, festiva,humana, dcil, atenta,dulce, tratable, benigna,discreta, prudente, casta,y sin ficciones meliflua,

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    de suerte que en t se juntancuantas prendas bastarana adornar a las ms noblesy ms sabias heronas,si en cada una se encontrasentodas ellas divididas...

    Cobija el poeta Vlez su canto al salto de Tequendamacon la siguiente denominacin: Describe largamente un pa->seo de varias Madamas y otras personas, en el siguiente ro-mance:

    ...Ver de Tequendama el Saltola curiosidad no admiro,pues es aquel bello monstruo,aquel sonoro prodigio,aquel msico de nieve,aquel dragn de granizo,que, con su horrendo murmullo,puso silencio, del Niloa las altas cataratas,y apacigu sus bramidos.

    Es aquel que, despidiendo,desde un alto precipicio,sus aguas en algodones,sus cristales en rocos,corre primero apacible,sin estruendo, sin ruidos,del campo de Bogotpor los amenos Elisios.

    Mas, despus, cuando su pompahalla montes que, atrevidos,quieren impedirle el paso,ya con peas, ya con riscos,rompe con todo, irritado,y, abriendo fcil camino,muestra de su majestadel mando y el podero,dando a entender que si correpor la llanura, benigno,es porque no hay quien se opongaa su imperio cristalino.

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    Pero ya que en Tequendamahalla muros y obeliscos,mira trincheras de cedros,de robles fuertes castillos,reprime un tanto sus aguas,por hacer de ellas cuchillo;y, soltando su represa,con un horror vengativo,rompe montes, barre piedras,dobla cedros, parte encinos,y, dejndose caer,no dndose por vencido,s despreciando lo dbildel sojuzgado enemigo,se precipita en espumas,yendo de rabia encendido,y desprendido en aljfar,desde tantos montes fros,estrella su ardiente enojoen los profundos abismos,revolviendo en densas nieblassus aguas, con su estallido.

    Y por las tierras calientes,vuelto serpiente de vidrio,prosigue serio y pomposo,hasta que al Mgdalo unido,corre con l a bebersal del golfo cristalino.

    Mas, volvindome hacia atrs,por coger del agua el hilo,no parezca que del Saltopaso la anchura, de un brinco,cuando se ofrece a mi plumala ocasin de describirlo.

    Luego que en aguas y en nieblasreparte sus desperdicios,dando las nieblas al aire,las aguas al centro fro,con los reflejos del solque apenas mira aquel sitio,se forma all en lo profundode aquellos cauces sombros,

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    un iris, que, a los candoresde la nieve y a los brillosdel sol debe su belleza,su variedad y sus visos,mostrndose Bogotarmado cuando rendido,no a sus pies, s a su cabeza,ha dejado al enemigo.Y el sol que le forma el arco,darle rayos le ha ofrecido,si se ofrece la ocasinde hacer al contrario el tiro.

    Pero no: que el iris esde la paz expreso signo,y as en paz al Salto dejo,y un poco atrs me retiro...

    Se consider desatendido en gravsima proporcin nues-tro santafereo, en ocasin vinculada a los das tormentososde la insurreccin de los Comuneros, esto es, en 1781 y 1782.

    Al Visitador don Juan Francisco Gutirrez de Pieres,Regente Visitador de la Audiencia Real, odiado (dicho seade paso) por los dirigentes de tan caudaloso movimientopopular, envi en verso un memorial, implorante y severo,en demanda de justicia y merced. Sabemos por l mismoque se ocupaba en tareas vinculadas a la hechura "de pape-les y de escritos, de libelos, memoriales, alegatos y litigios",relacionados con las leyes y la jurisprudencia, pero que ellosno bastaban a cubrirle de los golpes de la mala fortuna.Imagin Vlez la posibilidad de ser atendido en sus cuitasde aquellas horas, y le habl en los trminos siguientes:

    .. .Caballero a quien mi Rey,de sus confianzas archivohizo, y a quien sus poderesdio en estos vastos dominios,a quien tiene encomendadosmis empleos y destinos,ya que no ha bastado su ordenreal, ni bastan mis escritos,

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    ni bastan mis alegatos,mis lamentos y gemidos,ni mis mritos se atienden,ni aprovechan mis servicios,escuchad el nuevo modo,atended el nuevo arbitrio,que he tomado, para ser,en fin, de vos atendido.

    Quiero ver si en tristes metros,aunque en mi rstico estilo,ablando ese duro pecho,y vuestra piedad consigo,como la piedad del Csarimploraba el triste Ovidio,bien que en desiguales causas,cuando ningunos delitosdesterrado a m me tienen,como a aquel, en el Euxino.

    Antes quisiera saberqu culpas he cometido,que, como a traidor al Rey,que, como a reo convicto,que, como al hombre ms maloy delincuente, proscripto,me hacen indigno del premioy de tantos males digno?

    Es por ventura pecadoel haber noble nacido?

    No, sino el ser noble y pobre,lunar tan feo e indigno,que ms quisiera tenerel ms humilde principio,el ms bajo nacimiento,que ser noble sin ser rico.

    Lneas adelante don Francisco Antonio Vlez considerapertinente citar las cualidades de sus mayores y los serviciosacreditados de su estirpe en presencia de los monarcas, ypara aumento de sus riquezas en las Indias occidentales. Mo-

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    vido por esto escribe: "Qu influye en m de Don Juan /Vlez, cuarto abuelo mo, / el haber adelantado / en el Cho-c los dominios / de Espaa, siendo el primero / que coneste distintivo / de Adelantado a las Indias / por mi des-ventura vino?".

    Se manifiesta Don Francisco no poco audaz en su pe-dimento potico al agregar reflexiones como las siguientes:

    Yo alego nobleza? Yo,de mis padres los servicios?Cundo es sacrilegio horrendoen los Vlez este estilo?.. .Por qu a todos aprovechael haber nobles nacido,y, a m solo, la noblezame ha de servir de perjuicio?...Mas, dirn que qu mayorcrimen que el que yo publico,con ser Ladrn, de que estoy,por mi confesin, convicto?

    En el extenso memorial, el poeta menciona a uno desus antepasados, el Marqus de Quintana, y a otros de valerincomparable: el famossimo Garcilaso de la Vega, ingeniode los ms notorios de Espaa y de ms segura inmortalidad.Ignoramos si estos argumentos y otros de anloga importan-cia inclinaron favorablemente a don Juan Francisco Gutirrezde Pieres y le ordenaron revisar en su provecho las merce-des del Rey. Abogado de s mismo fue el poeta Vlez, comolo declaraba en beneficio de los pobres de Santa Fe, siendoas que no derivaba de su profesin lo indispensable para lavida decorosa. Ahora bien: el Regente Visitador tuvo quehabrselas en aquellos meses con las marchas comuneras, consus reclamos (que a l le parecieron injustificables voceros),y con todo el maremagnum de los sucesos sociales y polticosregistrados por la historia de la independencia colombiana.No parece probable hoy que el insolente Visitador hubieraprestado odos a un santafereo, nada soslayado en la defensade sus propias reclamaciones.

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    Lo cual muestra a don Francisco Antonio Vlez tan dis-minuido como otros muchos criollos, no obstante poseer cua-lidades de linaje relacionadas con el origen peninsular, poruna parte, y de verse descendiente de conquistadores, porotra. No es dificultoso observar en esto la contradiccin entrelos espaoles europeos y los espaoles americanos, de que ha-bl el procer Camilo Torres en el celebrrimo Memorial deagravios. Y no slo el payanes: tambin el Virrey ManuelGuirior, el expositor Francisco Silvestre, y no pocos en la Ca-pitana General de Venezuela, en el Virreinato de la NuevaEspaa, en la Presidencia de Quito. Los peninsulares del si-glo XVIII tenan muy en menos a los descendientes de los con-quistadores, a pesar de deberles tanto en el orden de los do-nes econmicos, sociales y polticos. "Tan espaoles somoscomo los descendientes de don Pelayo deca Torres en1809; y tan acreedores por esta razn a las distinciones, pri-vilegios y prerrogativas del resto de la nacin, como los que, sa-lidos de las montaas, expelieron a los moros y poblaron sucesi-vamente la Pennsula. Con esta diferencia, si hay alguna: quenuestros padres, como se ha dicho, por medio de indeciblestrabajos y fatigas descubrieron, conquistaron y poblaron paraEspaa este Nuevo Mundo".

    No es difcil empeo observar en los versos del poeta V-lez los mismos conceptos trazados en elocuente prosa por elmrtir de los derechos americanos.

    Sin que sean suficientes para darlo a conocer biogrfi-camente, s hay algunas informaciones en los manuscritos deVlez acerca de su autor. No nos ocupamos ahora de ellas,pues no es ste el propsito de las lneas actuales. Noble es-tirpe, inteligencia viva, conocimientos jurdicos y judiciales,facilidad suma para la versificacin, medio social elevado, vin-culaciones ciudadanas excelentes, todo esto hace de don Fran-cisco Antonio Vlez Ladrn de Guevara figura sealada delas letras bogotanas de fines del siglo xvm.

    Si por algunos versos lo vemos familiarizado con el Vi-rrey Sols y con el seor Messa de la Cerda, por otros lo ha-llamos en el recinto domstico del mandatario Manuel Anto-nio Flrez, historiado como parte en la defensa de Cartagena

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    contra el Almirante Vernon, y como deplorado ausente en lasdeliberaciones audienciales sobre los capitanes del Socorro. A-cabamos de ver el nombre de Juan Francisco Gutirrez de Pi-eres en las pginas de Vlez, el santafereo, y de citarlo co-mo elemento gubernativo nada digno de la confianza o afec-to de los granadinos sedientos de justicia y vidos de protec-cin y de amparo.

    MANUEL JOS FORERO.Academia Colombiana.

    CampoTexto: THESAURUS. Tomo XXIV. Nm. 1 (1969). Manuel Jos FORERO. La poesa de F. A. ...