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E L C O N S E J O D E r e g e n c i a )<

A LA NACION ESPAÑOLA

HIV EL A N I V E R S A R I O

D E JL © O S B E M A Y O .

CADIZ EN LA IMPRENTA REAL: 1811.

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i .••..ijj.ii f \ . Âc-xii ioi ■>!: ; •

^ uce por la tercera vez, españoles , el memorable día en qae dea-de el fango de la servidumbre y desaliento se elevó la nación á la ma--'

gestad de la independencia. ¡Q u e d e recuerdos grandes y lastimero*

envuelva, su metáoria ! ¡ Que perspectiva de trabajos beroicos y de

recompcasas sublimes puso á núes! ros ojos ! | Dos d e m a t o ! E l que al

pronunciar estas palabras no sienta en su peclio todos los impulso»

del valor y toda la consagración del patriotismo j el que no se en­

cuentre animado á imitar las heroicas víctim as de aquel d ia , y no as­

pire coa ansi.1 íí hacer florecer las esperanzas que entonces se sem­

b ra ro n , ese no se diga español, ni se llame p a trio ta , ni ose a l­

zar la frente deluule de los que amen la gloria y la virtud.

Quaudo N apoleon fulminaba desde Bayona sus decretos de sangrej

quando impaciente y frenético acusaba á M urat de remiso porque na

pi’ecipitaba los medios del terror ; no veia que estos consejos atroces,

volvie'ndose contra la misma iniquidad que los su gería , serian m or-

lales ú sus alevosos executores. E l d o s d e m a t o am anece : los fi’an-

ceses le señalan para completar en él sus tramas hom icidas, y el

pueblo de M adrid incapaz y a de sufrir mas ultrajes, se arroja á

Teugarlos ó á morir. D esnudo, m al arm ado, sin plan , sin caudi­

llos , no dudo un momento en arrostrar aquellas falanges vetera­

nas , espantosas por sus arm as, formidables por sus v ic to r ia s , in ­

contrastables por su unión. Mueren los patiíotas noblemente pelean­

do : mueren después alevosamente al abrigo de la concordia que

coljarde los desarma , y perjura los asesina. V iv a está aun , es-»

pañ oles, en la imaginación de los que lo oj-^eron la barbarie con

que los caribes del Sena disparaban sobre una muchedumbre inerme

y amarrada : óyense todav/alos gemidos móribundos que sucediaa

a l horrendo estrépito de los t ir o s , y los insultos sacrilegos que ha

cian á los cat'’áTeres que yvcfanamer.le sepultaban .E l silen c i í y Jas

somliras de la noclie culjvian aquellos h o rro re s, y la obscurìdai

y el silencio eran para ellos presagio del luto y constei’naciori , ea

que entorpecida la nación en tera , ib a á abandonarse al desaliento,

y con él á la esclavitud. M as la sangre qtie habian vertido no

se quedó estancada en el prado de la capital : dilatóse á raudales

por el suelo de la península , y corrió á vivificarla toda en entu­

siasmo y en virtudes. Entre tanto los postrimeros ayes de las v íc ­

timas fueron llevados al firmamento y se escribieron en el : allí

se leyei'on desde todos ios ámbitos del imperio , y á un mismo tiem­

po , á una vo z , se dió la señal á esta guerra rencorosa , sangui­

naria , desoladorá ; igual en todo á la exécrable agresión que la dió

t i ser.

Decíasenos entonces por nuestros alevosos enemigos y siis indig­

nos fautores. Q ual ernpeño es el v u e stro , temerarios! -Ni teneií

armas , ni repiiestos , ni soldados: falta á vuesti'bs generales y ofi­

ciales la experiencia y - e l saber: vuestra pobreza es muclia-, vuestra

Ignorancia m ayor rquantas batallas deis contra tropas las mas aguer­

ridas del m undo, lautas perdereis con desventaja y con mengua:

la guerra lo arruinará to d o , lo desorganizará todo ; y vuestros im­

potentes esfuerzos en vez de salvar esa sombra de patria que ado-

rais 5 van á sumergirla en la desolación y en la m iseria, y á car­

garla de cadenas mas duras qué las que m al aconsejados estáis re-

liuyeüdo ahora^”

N o h a y empero paz con los tíranos , ni sosiego y felicidad en

el régimen de la servidum bre. V o so tro s, españoles, repelisteis con

horror unas sugestioiies tan v ile s , y os consagrasteis á la advevsiclad,

seguros de sacudir la ignominia con la resistencia j y de hallar al fin

de la coatien da, aunque á costa de trubajos inmensos y de fatigas

sin niim ero, la independencia y felicidad á que desde luego aspi­

rasteis. Es cierto que la estúpida tiranía á que estuvisteis sujetos os

dexó sin diques contra esta inundación. V in o furioso el océano y

cubrió con sus ondas el indefenso pais. .P ero él tendrá que aban­

donarle algún d ia , y la p la g a , funesta ahora , al modo con' que

ferlilizan la tierra las cenizas de los. volcanes, y los incendios de

las selvas', de^jositará en la nuestra todos loa gérmenes de la pros­

peridad y la abundancia. Españoles., seamos hom bres, y al tej>-

minarse este azote cru el nos hallarem os, con la energía (Ic 'la .lih cr-

t^ cl, y con e l tesoro de sus instituciones sahlitnes.

jQ a é de com bates, qaantas v ic is itu d e s , qué contrariedad de su­

cesos han pasado p o r vosotros en estos tres años te rriL le s ! V e n ­

cedores prim ero , despues v e n c id o s : form idables otra ve?, p o r e l

ap a ra to de fuerzas que opusisteis á vuestros enemigos j favorecidos

de la gu erra de A u s tr ia que se d e c la ro co n tra e l tirano , p r iv a ­

dos m u y lu ego de este poderoso, a u x ilio ; vu e lto s á. a b atir de n u e-

YO p or e l r ig o r d e la s u e rte , y reducidos á. la e x tre m id a d ; am e­

nazados de la d iso lución del im perio en la d iv erg en cia de algunas

pro vin cias lejanas , donde e l espíritu de diviaiou con escándalo del

m undo h a h allad o a co g id a ahora ; y siem pre íirmes , siem p re,m ag­

nánim os, arrostrando la m ala fortuna sin dexarós re a ce r . de e lla ,

v o lv ién d o o s á com poner y lev a n ta r entre vu estras i'uinas m ism as, y

y desalentando á los enem igos co n vu estras interm inables esfuerzos»

S i de este espectáculo iucie-rlo, y b orrascoso la E u ro p a ím p ar-

c ia l y la p osteridad v u e lv e n los ojos á vu estra m arch a p o lítica y

c i v i l ; ¡ con quanto exceso no os, v e n rescatar la desventaja que has­

ta ahora habéis tenido en los sucesos m ilitares! ¿ Q u e erais antes

del DOS DE MAYO? D o lo r d a r e c o r d a r lo , y v e rg ü e n z a p ro ferirlo :

esclavo s encorbados baxo.. e l yugo- de- la t ir a n ía , obedientes com o

un reb añ o v i l a l im perio de la arb itraried ad y d e l cap rich o . ¿ Q ue

s.oys a h o r a ? D íg a lo ese instinto de lib erta d que os h a anim ado

desde e l p r in c ip io , y que nunca se h a desm entido en todo el dis­

curso de este gran xnovim iento. A la v o z solem ne de vuestros re­

p resen tan tes, reunidos en C o r te s , re v iv ie ro n los. derechos im p ie s -

cri|)tibles del p ueblo que e l despotism o tenia usurpados: desapa­

reció el régim en arb itrario a l desaparecer la coníusion que h a b ía en

la acció n de los tres p o d eres: e l equ ilibrio p o lítico se restableció^

la lib erta d del pensam iento se afianzó en la d e la Im pren ta : la

adm inistración económ ica de- las p ro v in c ia s se arregló á los nuevos,

prin cipios de orden que h an d e re g ir en adelante á E sp añ a : la

execu cio n do la justicia se está, a h o ra m ism o sentando en bis ba­

stes. eternas de la equidad n a tu r a l; y la con stitución que se os p re­

para v a a . ser la c la v e de esta gran b ó v e d a , donde se a&rnii> e l

solio de la reorgan izada m onarquía.

A si el español (le alinra , dependieute solo de la le y ( y esta

le y no es mas que una convención .ijostada por él mismo ó sus repre^

sentantes) inviolalíle en el justn ex(?iTÍcio y goce de su pensamiento»

de su persona y de sus haberes ; no conlribuyendo sino cou los sa­

crificios que el Congreso nacion;!l imponga ; interviniendo por sí,

ó por personas,, de coufianr.a en la recaudación y aplicación de es-

fos sacrificio^-} ,p e.pien.do a]>ierlos á su actividad .y á. su.- industria

íodus los canuuos dei saber de la gloria y de la fortuna j marcha

jíoblemente sobre la ha?, de la tierra , en nada inferior á Ips poten-í

tados de c l l i por su dignidad social. ¿Q u iere poi' ventura,hallar'

su semejante ? E n vano le buscará en el conliuente , donde la' vara

févrea d^ la .o.preáioii lienc degradado? los hombres , y todos son me-’

.)ios que el. Si los ha de hallar en líurop a , es preciso que los bus-

f|no eu e s a - is la , ’aliada generosa, y heroica compañera suya en

e^la gv.m, conlieuda : en esa is la , santuario feliz de libertad , don.-?..

de las leyes tienen su emporio , y un modelo eleruo la civiliza-cioa-

humana.

T a l e s , ta l debe ,ser de h o y mas el español p o í la ley. j O rosoh'os:

^\ie viviendo baxo su benigna inflacncia , dais en vuestros peclio«--

tanta cabida á la murmuración y á la q u e ja , quando h a y d esgra» -

cias que reparar y privaciones que sufi'ir ! Trasladaos con el p en -'-

aamiento á las provincias opresas por el en em igo, y com parad-

vií|estj-a situación , con la de los tristes que •allí. gimen.. V edlos ti~ /

•ranizadps por. ;lo3 gefes > insultados p o r'lo s subalteruoá .expilado''-Si'

por los publicados : contempladlos rodeados de espías , destrozado s •

de sospechas.,: asaltados ,de delacioues , sin seguridad,, sin con fian -••

7.A , sin consideración c i v i l , ni política ninguna. ¡O h como enton- '

ces conoGerejs-j, que cueslxin menos sacrificios la defensa -de la p a -

ír jii .y ,lu. cqníeryaciQn.. de las -buenas 'leyes, que .la ,rapacidad de lo s ’.

tir.anosj ' ■ ’

Pero, esf-ps sacrificios , fuerza es docirlo , español .-s, tieheji qiis '

fi?r enormes todavía- L a com pleta organización de la fiierza pública ’

que ha de,defenderos del enemigo , debe aun po r mucho tiem po po­

ner á prueba los quilates de vuestro sufrimientó y vuestra constan- ;

c ía. Y en la. po^ipiqn, tí que el ho[noi:.y la suerlo os han traido;,

podéis ex igir smo que toda coiilribuciou , y a de sangre . y a de

áiaero > qufi tengáis cj-ue aproníax’ , sean la hcccóKlad y la Ji-u Lj-. Iíí

‘ iuien la determ ine,' l;i equidad quien la vepai’lá y re c a u d é , el

discernimiento y la buena fe quien la aplique y distribuya.

Mas todo esto está así provisto en el reglamento de provincias qiie

las Córtes b n decretado, 5 y y a , pueblos de España , interviniendo,

como lo hacéis , en la institución de las cargas públicas por vues-

,tros representantes en Córtes ; en su- recaudación y repartimiento

j)or las juntas provinciales , que tcunbién elegís vosotros'; en su in­

versión en fin, y aplicación , por la facultad de zelar , de repre­

sentar , y aun de in terven ir, que en esta parte"' se'^les a trib u y e ; no

tenéis que recelar la arbitrariedad del G ob iern o, ó las concusiones

jr m ala versación de los dependientes ; ni queda tampoco discul­

p a alguna á, las cabilaciones del (JescontentQ,, ai á los cálculos

helados del egoismo..

Quantos dones proporciona' al hombre el orden so cia l, tántoí

tiene y a á su vista y como en la mano , el ciudadano español. U a

•storbo solo encuentra ahora para, disfrutarlos- en toda- su exten­

sió n , y este estorbo es la guerra. íJuerra ju sta , n ecesaria, in evi­

table : ¿ l ia harí declarado acaso el orgullo ó los intereses particu­

lares de uo déspota , el capricho ó error de un favorito , e l aca­

loramiento y declamaciones de itu demagogo ambicioso ? N o ': to­

dos los españoles la votaron de rin njodo e l mas unánime y so-

«mne t todos corrieron á vengar e l ultrajo m ayor que se ha he­

cho á nación a lg im i, y á defender el primero de los bienes d e

an gran pueblo , que es la independencia. (Juautas autoridades se

lian establecido desde entonces , quantos sistemas de gobierno se

ta n sucedido, ¿ n o han sido todos para mantener la lu c h a ? ¿ H a

aido alguno para hacer la paz ?'

G uerra quisisteis , españoles , y la guerra mientras dura es una

^¿rie continua y penosa de peligros , de temores , de íatigíis y p r i-

Taciones : el que se- resienta de ellas , que se acuerde del nos d e

» A Y O . ¿ Quien será el primero , decíamos entonces , que se atre-

Ta;á romper los lazos del sufi’imiento , y repela del nombre es­

pañol la afrenta con que los franceses Ib quieren m ancillar ? L o s

patriotas de M adrid lo hicieron arrostrando impertérritos la in evi­

table; maeTte qué los aguardaba. M as s i los individuos sucumben

al rigor de la adversKlad , las naciones faertes no perecea , y la

nuestra \sabi*à , ségali- en adelante aquel magaífico exemplo , como

le ha seguido liasta aqai sin desmentirse una vez. S i , españoles:

puesto que el d o s d e m a y o Ka vuelto á amanecer á nuestros o jos , y nos

encuentx'a lidiando con ig u a l tesón que a l principio ; repitamos

fieramente en él á los esclavos de B o n a p a r te q u e se-engañó tor­

pemente el tirano en los cálculos que hizo en B ayona. L os ino­

centes sacrificados'en M adrid no pudieron sum ergirnos-en la estu­

pidez del terror. "Por ellos empezó uña guerra qué quizá durará

siglos. M illares de millares de guerreros serán inmolados á nues­

tra venganza. ¿ Que importa que la disciplina y la pericia m ilitarles

den victorias ?' Su suerte no por eso - será mejor en este infausto paia.

V en ce d o re s, ve n cid o s, h o y en c o r to , mañana en gran número,

quantos pasaren el Pirineo irán tarde ó temprano á acompañar las

trescientas m il víctim as que y a hem os-dado en holocausto aV d o s

DE MAYO j y España , semejante al pozo de la eternidad, recibirá los

franceses en su seno , y no los dexará escapar de él.

Cádiz a de M ayo de l 8 i r .

M anuel José Quintana,

Secretario^

Pedro de Agar,Presidente.

EL C O N S E J O D E R E G E N C I A

A LOS BUENOS ESPAÑOLES.

N o , españolea,, no nos Ka. negado, para, siempre la Pi'ovidencía e l

sendero de la fortuna. V e d le otra vez abierto delante de vosotros co­

mo para que redóbleis los esfuerzos, de vuestra resistencia.. A los prós­

peros sucesos del; occidente y mediodía corresponden; otros igualment«

felices en.el oriente de la península. N uestra es la fortaleza de TER-

3ÍAND0 arrancada por la audacia catalana á sus pérfidos poseedores^

^ e la ocuparon,con alevosía y la pierden con ignonainia. Y a tremola

otra vez eV estandarte e.spañol sobre aquel baluarte de Cataluña : y a

la alegría.m as pura ,. el.entusiasmo.mas.ardieníe y las-esperanzas; mas.

lisonjeras,reviven y se extienden po r toda aquella insigne provincia.,

j Que revivan, también y rebosen en todos los ámbitos de Espafia!

¡Q u e nuestros, himnos j, nuestros aplausos y nuestras salvas lleven

en sus ecos la confuslon y el espanto á nuestros enemigos ! ¡ Que este

inesperado suceso , e l primero de su clase que hemos conseguido en la

gu erra , sea venturoso anuncio‘ de otros todavía mayores !

Pero nuestra a le g ría , españoles, no debe ser infructuosa. Sepan

nuestros tiranos que si la adversidad no nos abate , la buena fortuna,

ao nos adormece. Pródigos los catalanes de sus brazos y dé sus ha—

üeres se arrojan asacar, de esta ventaja los grandes resuhados que au;

importancia promete. ¿ Los dexaremos solos nosotros en esta honorífi­

ca porfía ? ¿ Olvidarem os acaso los eminentes servicios de ese exárci-*

t o , que siempre incansable, siempre guerreando, no lia dexada

nunca sosegar á los fl-anceses ni vencedor ni ven cid o ? PaeS bien:

este exército , á gnien con la toma de F io u e ra s se descubre un cam­

po tan fecundo de nuevos lauros que adquirir y de justas venganzas

que tom ar; este exe'rcito se halla por la terrible ni’gencia de la s

circunstancias que nos ago viu n , desnudo , falto de tod®. E l tesoro

piíblico exhausto en la actualidad no es bastante á socorrerle. E n tal

situación el Gobierno reclama á nombre de la patria el auxilio de

la generosidad española , y la convida i subscribir con lo que

volahtariámento quiera destinar al auxilio y subsistencia de las v a ­

lientes tropas de Cataluña. L as subscripciones se recibirán y depo¿

sitarán en Tesorería gen eríil, desde donde serán enviados los fondos

á su desliúo. Y cumpliendo con esta in v ita c ió n , que miran como

xm deber los dos regentes residentes en Cádiz que la firman., ceden

para tan sagrado objeto el primero una de sus pagas y toda su plata

de no indispensable u so , y el segundo igualmente otra de sus pagas;

en la confianza de que su exemplo sea seguido por todos los ciuda-»

danos que conserven e l alma española.

Y esta confianza no será engañada: porque ¿ qual es la disculpa

■que habrá para desoir las vozes de la Patria en esta grande oca-

sion ? Apoqúense en buen hora con los reveses las almas estrecha«

y m ezquinas, y tomen de ellos pretexto para encastillarse en su in­

sensible egoísmo. Pero ahora se trata de asistir ¡ sostener, rscom,“

pensar á los valientes soldados que han recobrado cJ. antem ural de

España en los pirineos orientales í á aquellos que han daclo á la

patria un día de gloria y de gozo despues dé tantos de luto : á l(?s

que suspenden las lá-grimas que estaba vertii'ndo por - Zaragoza .y

G-erona ; á aquellos soldados en fin que clavando con taa singular

prdeza .el pañal de la desesperación en el corazon de Bonaparte, ama«* gan ya el territorio francés, y se preparan á vengar en los do- Uiiuios del tirano la desolación que a(juí sufrimof»

Cádiz 5 de Mayo de 1811.

Pedro de Agar, Gabriel Ciscar.Presidente.

Manuel Josef Quintana, Secretario»

tUJI?CADIZ ;EN LA IMPRENTA REAL 1811

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