Transcript
Page 1: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

1

La Obra de Ignacio Martín Baró: Conceptos Fundamentales

Page 2: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

Con la seguridad

suficiente, los detalles

biográficos de Ignacio

Martín - Baró antes

aprendidos, han hecho

patente que la vida

particular y el trabajo

erudito, no son aspectos

separables ni aparecen

con toda claridad sin

considerar las

circunstancias históricas

en las que los mismos se

desarrollan (Blanco,

1993; 1998). Debido a

esto, puede afirmarse que en la consolidación del pensamiento de

Martín - Baró jugó un papel crucial la convergencia de al menos tres

circunstancias críticas. Críticas en el doble sentido de determinantes o

cruciales para entender su trayectoria vital e intelectual, pero sobre

todo, críticas también en cuanto a su capacidad de ruptura y

cuestionamiento de su persona, de la realidad circundante y de la

psicología como ciencia en particular. La primera de estas

circunstancias críticas es la de su llegada, siendo joven y en proceso de

formación, a un contexto radicalmente distinto del que provenía, o al

2

Introducción

Page 3: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

que pudo haberse dirigido, marcado por la desigualdad, la exclusión y

la violencia. En segunda instancia, precisamente una realidad

inmediata que compele a ver sus aristas más cortantes en la forma de

represión, pobreza, conservadurismo alienante y autoritarismo, así

como una realidad más amplia que se desarrolla bajo el paraguas de la

guerra fría, el avance de movimientos insurgentes, el intervensionismo

norteamericano en la región y su lucha contra el comunismo. El

impacto de estas dos circunstancias a su vez, no pueden ser desligadas

de la decisiva influencia del irrepetible grupo de jesuitas que arribaron

con él a El Salvador, y que marcarían mucho de la senda que seguiría

su producción intelectual (De la Corte, 2001). Finalmente, la última

circunstancia crítica es el período de efervescencia y cuestionamiento

que acusan las ciencias sociales y que en la psicología social – rama

que estudiaría Martín - Baró nada menos que en Norteamérica, se

cristalizará en una crisis de pertinencia o de relevancia (De la Corte,

1999; Martín-Baró, 1983; Sánchez Vidal, 2001).

Esta matriz histórica tan propia de los años 70´s y 80´s del siglo recién

pasado, permite encuadrar con mayor propiedad el derrotero

intelectual de Martín-Baró y sobre todo las cualidades de su obra. Pues

el impacto y la interpelación de un contexto desgarrador, convulso e

intoxicado por la mentira y la desigualdad, no dejarían intacta a la

persona, al religioso, y de forma especial, al científico social. De ahí el

alto cariz erudito como original, científico como ético, y tan

comprometido con su circunstancia como adelantado a su tiempo, que

vertebra toda su propuesta epistemológica. Sin lugar a dudas, son

estos rasgos de su obra los que le conceden la autoridad intelectual y

la vigencia imprescindible de los grandes pensadores, a pesar de su

muerte, de la desmemoria social y académica, y ante la apremiante

3

Page 4: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

necesidad que aún tiene este contexto de miradas lúcidas y voces

valientes como lo fue la suya. Asimismo, estas cualidades generales de

su obra tomarán forma en unas ideas incombustibles, algunas de las

cuales han sido caracterizadas por su recurrencia y transversalidad

como supuestos metateóricos (De la Corte, 1999, 2001). En este

módulo de aprendizaje, sobre la vida y obra de Ignacio Martín-Baró,

serán presentados conceptos fundamentales de su obra que permitirán

un acercamiento a su pensamiento a través de la revisión de sus

conceptos centrales. Así, el objetivo general de esta unidad de

aprendizaje es el siguiente:

Que los y las estudiantes tengan un acercamiento teórico a los

conceptos fundamentales desarrollados por Ignacio Martín-

Baró relacionados con el objeto de estudio de la Psicología

4

Page 5: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

Social, el quehacer del psicólogo social y el análisis de la

realidad latinoamericana.

Los contenidos a desarrollar se han organizado de una manera

particular, sin atender, por ejemplo, a criterios de supuesta relevancia

o a su aparición temporal en la producción intelectual de Nacho. Es

posible por tanto, que algunas nociones reciban más énfasis que otras,

que se eché en falta un desarrollo más amplio en ciertos puntos, o que

algunas nociones sean traídas a colación sólo al abordar determinados

conceptos, sin que eso signifique que son conceptos secundarios o de

exclusiva aplicación en el contexto en el que se han empleado. De

igual forma la mención de un concepto fundamental permitirá

5

Contenidos

Page 6: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

mencionar otras ideas implicadas o estrechamente relacionadas que

pueden considerarse transversales e igualmente relevantes en la obra

de Martín-Baró; en cada caso, estas serán visibilizadas en el texto con

cursivas. En total serán seis los conceptos fundamentales que serán

sintetizados –más otros tantos conceptos transversales, siendo el

índice general de contenidos el siguiente:

1:. El objeto de estudio de la Psicología Social:

la acción en cuanto ideológica

2:. El Poder

3:. Fatalismo

4:. Violencia

5:. Trauma Psicosocial

6:. La Psicología de la Liberación

1: El objeto de estudio de la Psicología Social:

La acción en cuanto ideológica.

Cualquier manual de psicología social dirá, con más o menos palabras,

que el objeto de estudio de la psicología social es la interacción entre

personas o la influencia entre personas. También es posible que de

forma más elaborada, aunque cómoda, trasladen la misma idea

haciendo suya la clásica definición de finales de los años 70 de Allport,

la que establece que “la psicología social estudia la manera en que los

6

Desarrollo de Contenidos

Page 7: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

pensamientos, sentimientos y comportamientos de los individuos son

influidos por la presencia actual, imaginaria o implícita de los demás”

(ver, Baron y Byrne, 2005; Myers, 2005; Rodríguez, Assmar y Jablonski,

2002). En todos los casos, la referencia o influencia entre personas,

constituye el objeto de estudio de la psicología social.

En su manual de psicología social de 1983, Martín-Baró, alude a dicha

noción como una primera aproximación al concepto de psicología

social. Pero le resultara insatisfactoria. Para nuestro autor la psicología

social y su definición arrastran cuando menos tres defectos

epistemológicos congénitos: el mecanicismo, el individualismo y el

ahistoricismo. Los tres aspectos marcaran la psicología social

dominante y serán derivados, en buena medida, de la fuerte impronta

conductista, del modelo de sujeto social propio de la sociedad

capitalista norteamericana y de la metodología experimental como

modelo privilegiado de aproximación a la realidad. En esencia, el

mecanicismo surge de la concepción del ser humano como un

organismo estimular o respondiente a influjos externos, en la que se

vuelven secundarias sus motivaciones, aspiraciones o valores. El

individualismo, por su parte, consiste en un reduccionismo que concibe

al ser humano como aislado de unas decisivas influencias sociales y

como unidad de análisis o de estudio en la que se resume los social.

Como colofón, el ahistoricismo consiste en la eliminación del carácter

procesual y las coordenadas espacio-temporales que condicionan el

comportamiento humano, o lo que es decir, considerar como universal

aquello relativo a un contexto histórico determinado que, por supuesto,

no puede recrearse en la artificial situación experimental (Martín-Baró,

1983, 1986/1998a; Pancer, 1997).

7

Page 8: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

Como se coliga de lo anterior, para Martín-Baró, el sentido del

comportamiento humano, su desenvolvimiento en vinculación con los

otros y con el contexto en el que aquel se desarrolla, son cruciales.

Será por ello que lejos de partir de una concepción respondiente,

aislacionista del individuo, se decantará por una propuesta más

integral de la psicología social, se decantará por una perspectiva

dialéctica: aquella capaz de superar la idea de la simple interacción

entre realidades cerradas y constituidas por separado (individuo-otros-

contexto), por la idea de la mutua constitución de estas realidades en

un contexto histórico determinado. La posición de Martín-Baró rehuye

así de un reduccionismo micro propio de una concepción

psicologista/individualista de los fenómenos –el error, según él, más

frecuente entre los psicólogos y psicólogas– como también de un

reduccionismo macro u holista, usual en concepciones de corte

sociologista. Para él la psicología social debía partir de la idea de que

individuo y sociedad son entidades constitutivas cada una en la otra.

Por eso la psicología social será concebida como una ciencia bisagra y

se interesará por las realidades psicosociologicas, vale decir, las

relativas al funcionamiento psicológico o al comportamiento humano,

individual o social, en su contexto histórico proveedor de sentido. Todo

este encuadre preliminar permite llegar de una vez a la aproximación

definitiva de Martín-Baró al objeto de estudio de la psicología social.

Allende de las tendencias dominantes, Nacho establecerá como

objeto/definición de la psicología social “el estudio científico de la

acción en cuanto ideológica” (1983, p. 17). Esta nada ortodoxa

definición se nutre del trasfondo crítico que antes se expuso. Para

Martín-Baró, el interés de la psicología social debe ser la acción antes

que la conducta y con esta postura se desmarca, nominalmente pero

8

Page 9: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

sobre todo epistemológicamnte, de las concepciones que reducen el

comportamiento humano a la conducta observable, predecible y

concreta. Más importante, dirá Nacho, es comprender que todo

comportamiento no es una simple cadena de estimulaciones y

reacciones sino sobre todo la puesta en marcha de un sentido. La

acción, el comportamiento individual o social, traduce significados que

no se explican “de la piel hacia adentro” de quien los realiza. Es verdad

que cada comportamiento supone un sello personal de quien lo actúa,

pero de forma más radical, lo que se quiere afirmar es que el sentido

que la acción traduce es el reflejo del entramado social particular de

los individuos, de su posición concreta en una sociedad dada. Esta

lógica para entender la acción nos indica que la definición de Martín-

Baró en ningún momento riñe con la idea tradicional de influencia de la

psicología social. Pero, como ya se dijo, sí que supera la visión aditiva

que sugiere que lo social es externo al individuo al igual que la noción

que lo relevante es sólo la conducta visible. Con la perspectiva

dialéctica y la noción de acción, queda claro que en realidad lo social y

lo individual son realidades constituyentes entre sí y que traducen algo

más que una concatenación motriz.

Toda la propuesta anterior se ve completada considerando que un pilar

fundamental de la psicología social de Martín-Baró es el marxismo,

postura de la que retomará su esquema explicativo básico así como

categorías de análisis, especialmente la de ideología. Se ha dicho que

la acción traduce un sentido que imbrica lo social y lo individual, y que

la acción también pone en marcha una serie de significaciones sociales

fruto del contexto social, lo que traduce la idea de que la influencia se

ha producido (por eso la acción de la que se habla, se manifiesta).

Ahora, desde la perspectiva marxista, la raíz última del

9

Page 10: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

comportamiento está en la estructura social y sobre todo en el conflicto

de clases que en ella se lleva a cabo, mismo que atraviesa y condiciona

la existencia de los individuos. En esta lucha de clases resulta

imprescindible considerar que las estructuras sociales, sobre todo en

países como los nuestros, devienen en grandes desigualdades, al estar

regidas por una minoría dominante que acapara los medios de

producción y por una mayoría que sólo cuenta con su fuerza de trabajo.

Esto tiene por implicación que aquellos contenidos que tienden a

convertirse en la cultura, y que por lo mismo, se viven con

independencia de la voluntad de los individuos (después de todo, en

principio, nadie elige dónde ni cuándo nace, ni de qué cultura se nutre),

son en realidad los significados que favorecen a los intereses de la

clase dominante. Sucede además, y esto es muy importante, que así

como no es voluntaria la pertenencia a una sociedad y a una clase

social determinada, estos contenidos o, como se ha dicho, esta cultura,

se ve apropiada por los individuos independientemente de su

conciencia o de las implicaciones o consecuencias de dicha

apropiación. Serán los procesos de socialización, aquellos por los que

un individuo deviene en miembro de una sociedad dada, y en los que

participan agentes diversos –personales, como la familia, e

impersonales, como los medios de comunicación– (ver Berger y

Luckmann, 1968/1999; Martín-Baró, 1983), a través de los cuales se

producirán y concretizarán los procesos de influencia objeto de la

psicología social. La acción individual subsiguiente, que es la de un

sujeto socializado, consistirá en la puesta en marcha de esos

contenidos propios de su cultura, con sus contradicciones, según su

pertenencia de clase o los niveles posibles de conciencia, entre otros

aspectos. Dicho de otra manera, la socialización y lo que se socializa

está en intima relación con la cultura en la que el proceso se

10

Page 11: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

desarrolla, y lo que incorpora cada individuo a su estructura psicológica

en cuanto miembro sociohistórico, para Martín-Baró, es la cultura

dominante, es ideología. De ahí que importe estudiar la acción, la

puesta en marcha de un sentido de raíz social, y sobre todo, aquella

acción que traduce unos procesos de influencia acaecidos, la más de

las veces sin pasar por la conciencia de las personas, que conllevan las

mismas contradicciones sociales y por lo mismo, pueden ocultar sus

raíces últimas o los intereses que se favorecen al reproducirlas. Una

acción pues, en cuanto ideológica.

Definir en estos términos, y especialmente de la mano del marxismo, el

objeto de la psicología social conlleva otras consideraciones, a saber:

a) Recupera la noción de conflicto y repolitiza el campo de acción de la

disciplina: reconoce que el orden social se funda en la desigualdad y el

choque de intereses contrapuestos. Cualquier punto de vista sobre la

sociedad que sea de corte funcionalista, armonioso, será desdeñado

por Martín-Baró por sostener una no poco ingenua y sesgada visión de

la realidad social. La psicología social de Nacho tiene que ver y le

interesa escudriñar el poder social (categoría que luego será

abordada), y sobre todo como éste se reproduce, se oculta o se ensaña

con quienes más carecen del mismo. Conflicto y poder así, no son

meras categorías teóricas, sino de manera más precisa, herramientas

críticas que fundamentan una postura ética, comprometida, como

demanda una realidad conflictiva. b) La ideología es, en esencia, una

estructura de legitimación del orden social: ésta traduce la visión de los

grupos dominantes y la misma es incorporada por los individuos con el

concurso de agentes y procesos mediadores (lo que antes se sintetizó

al hacer mención de la socialización) como las instituciones sociales,

por ejemplo. La ideología sirve para explicarse el mundo, para darle

11

Page 12: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

sentido y razón de ser. c) Trae consigo consecuencias individuales: los

procesos de socialización suponen la estructuración psicológica y la

conformación de esquemas cognitivos y valorativos que servirán como

filtros interpretativos de la realidad. Cada persona interpretará el

mundo según su ideología y en virtud de la misma justificará sus

acciones, su vida, los acontecimientos, etc. d) También comporta

consecuencias sociales, y por sociales, políticas. La ideología tendrá la

función última de preservar, reproducir y naturalizar el orden de las

cosas. Ya se decía que la ideología sirve para explicarse el mundo,

ahora cabe añadir que también supone una acción consonante con esa

explicación, la que perpetuará la misma visión dominante y los

intereses en juego.

Si se dijo que el objeto de la psicología social para Martín-Baró es poco

ortodoxo, su objetivo además de ello, también será muy ambicioso y

distante del típico aserto positivista de “describir, explicar, predecir y

controlar” el comportamiento humano, más cercano al cliché teórico

que a la realidad científica. Para Nacho, el objetivo de la pisocología

social es posibilitar la libertad individual y social (Martín-Baró, 1983, P.

48). Pero, ¿cómo se logra semejante horizonte? Precisamente,

ayudando a las personas a ver, a entender. En resumen,

desideologizando o concientizando la experiencia vital de los

individuos, para que desarrollen su vida de acuerdo a una conciencia

renovada y no a intereses ajenos (Martín-Baró 1983, 1985a/1998).

De formas esquemática y por si algo de lo mencionado no ha sido

explicado con suficiencia, recapitulo qué sería una acción en cuanto

ideológica: 1) un comportamiento, individual o grupal, con un

significado o sentido que no se agota en quién lo expresa (no es una

12

Page 13: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

mera reacción y es producto de procesos de influencia); 2) dicho

sentido es intrínseco y propio de la acción (no es un añadido, lo social

está en lo individual y viceversa, dialécticamente), y encuentra su

explicación última en el grupo social (clase) concreto de pertenencia;

3) es histórica (principalidad del contexto, todo comportamiento está

situado); 4) la acción, en cuanto ideológica –e interpretada desde el

marxismo–, puede ocultar sus raíces últimas a los propios individuos

que la manifiestan y servir como falsa conciencia (alienación).

2: El Poder

Martín-Baró, basado en Weber, define al poder como aquel “carácter

de las relaciones sociales basado en la posesión diferencial de recursos

que permite a unos realizar sus intereses, personales o de clase, e

imponerlos” (1989, p. 101). Este será uno de los puntos cruciales del

pensamiento de Nacho al constituir, por mucho y desde un punsto de

vista psicosociológico, el núcleo explicativo de la desigualdades y de

las dificultades de las grandes mayorías para alcanzar cotas mínimas

de salud mental y desarrollo. La carencia de poder o el abuso del

mismo, son extremos perversos que se manifiestan en sociedades

injustas, y en todos los niveles de las relaciones sociales. Esta

omnipresencia del poder (De la corte, 1999), le conferirá la capacidad

de naturalizarse en la cotidianeidad, de mostrarse con la máscara del

mandato legal, divino, paternal, etc, en una palabra, le permitirá

ocultarse como tal, le permitirá mostrarse como un simple imperativo

circunstancial. Por lo mismo, quienes tienen poder, en virtud del

diferencial de recursos que éste les concede, tendrán la capacidad de

ejercerlo en su forma descarnada como violencia o sutilmente, como

ideología. Dialécticamente, al que carece de poder “vivirá” una

13

Page 14: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

realidad, sea por la fuerza o “voluntariamente”, a través de

cosmovisiones impuestas, ideologizadas. Así pues, poder tendrán los

padres y madres cuando corrigen a sus hijos, o el maestro en la

escuela, o el macho maltratador, o los medios de comunicación cuando

“informan”, etc. Estas afirmaciones sirven también para reforzar mejor

el concepto antes expuesto de la acción en cuanto ideológica: cada una

de estas acciones suponen un ejercicio y una relación de poder, en

cada caso hay un sentido social puesto en marcha y por lo mismo, un

proceso de influencia, un sentido latente, ideológico, que amerita ser

desmontado para iluminar los intereses en juego.

Es importante hacer notar que todos nosotros, en cuanto seres sociales

por supuesto, pero, para el caso, especialmente en cuanto psicólogos y

psicólogas, no escapamos a la influencia del poder. Hay que tener

cierto poder para poder escribir lo que ustedes, con otras cuotas de

poder, están leyendo en este instante. El poder se demuestra al

sancionar determinadas realidades y oponerse a otras, y en cada caso,

conviene caer en la cuenta de aquellas fuerzas que, por ejemplo, nos

pueden llevar a suscribir ideas de opresión o de liberación, ideas de

supuesta neutralidad científica, de ver terrorismo sólo de un lado de la

realidad (que casualmente no suele ser en el que uno se encuentra), de

negar las potencialidades de otros o dar por “anormal” o “patológico”

lo que en realidad es adaptativo y socialmente configurado

(Prilleltensky y Nelson, 2002).

3: El Fatalismo

Un constructo derivado de las reflexiones sobre poder de Martín-Baró

es el fatalismo. Este constituye un buen ejemplo del interés esencial,

de la coherencia y de la capacidad del autor que nos ocupa, de prestar

14

Page 15: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

atención a la realidad circundante por encima de los conceptos, o lo

que es lo mismo, el realismo crítico característico de su pensamiento.

Martín-Baró, fiel al sujeto epistemológico de su obra, notará que las

mayorías populares, por su situación de opresión e histórica

marginalidad, se debaten en una situación existencial que les conmina

a ver el presente como una situación sin salida, predestinada, de la que

sólo puede esperarse un desenlace fatal. Esta concepción, o más

operativamente, esta actitud ante la vida dirá Martín-Baró, es propia de

los sectores marginales y campesinos, justamente aquellos que desde

siempre han carecido de poder social. El Fatalismo pone de manifiesto

como las estructura social, las condiciones de vida, se concretizan en la

psique de las personas. Pero más de fondo, Nacho dirá que el fatalismo

pone de manifiesto la dominación social, el binomio de opresores y

oprimidos, en donde los primeros, al detentar los recursos necesarios,

mantienen a los segundos en una situación que, por necesidad

adaptativa, la viven e interpretan como algo natural o fruto del

mandato divino (Martín-Baró, 1987/1998, 1989). Con ello, la situación

se perpetúa y confirma, mientras permite consolidarse al estado de las

cosas, sin el recurso de la violencia.

Es interesante como Martín-Baró, al tiempo que recurre a temas

clásicos de la psicología social como las actitudes, es muy crítico con

los constructos que utiliza. Muestra de ellos sus insuficiencias para

explicar los fenómenos y hasta como más bien contribuyen a

distorsionarlos. Este es el caso de la motivación de logro, la

desesperanza aprendida, el locus de control, entre otros, que son todas

explicaciones ampliamente conocidas en el acervo teórico de la

psicología pero que a juicio de nuestro autor, psicologizan el problema

del fatalismo, es decir, lo reducen a explicaciones disposicionales o

15

Page 16: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

“internas”, obviando el decisivo impacto de la realidad circundante. Por

si lo dicho no ha sido suficientemente explícito, el pensamiento de

Martín-Baró, puede considerarse como una expresión de psicología

crítica (Burton, 2004), al reflexionar sobre el estatus quo, pero también

al desmontar aquello potencialmente alienante de la psicología misma.

Soy de la opinión que el tema del fatalismo aún amerita

profundización, sobre todo si consideramos el escenario actual de

nuestras sociedades, con sus problemáticas históricas de pobreza,

inseguridad y violencia, pero también ante el actual embate del

todopoderoso mercado, la celeridad de la vida y la rápida caducidad de

las cosas y de las instituciones sociales, todo lo que impide a las

personas tener experiencias vitales significativas, existencias más

plenas (Bauman, 2005). Dicho de forma más sucinta, el tema del

sentido vital o la esperanza, como factor esencial coadyuvante a la

salud mental, continúa siendo esencial para la psicología.

4: Violencia

La violencia como interés esencial de Martín-Baró, confirma la

necesidad de construir una psicología social consecuente con el propio

momento histórico. La guerra salvadoreña de los 80´s, será el marco

de referencia que perfilará mucho de las reflexiones sobre el tema, sin

que eso deje por fuera otras expresiones descaradas o sutiles de

violencia: violencia contra la mujer, represión política, tortura, la vida

opresiva en el mesón, etc. (Martín-Baró, 1983). De este tema conviene

destacar la vigencia de su análisis en lo que a las justificaciones de la

violencia se refiere. Es decir, con el afán de desmarcarse de

explicaciones de corto alcance –situacionales o de psicologistas–,

Martín-Baró procura analizar además del hecho objetivo, la “lógica” de

la violencia, las justificaciones o el fondo ideológico que subyace a un

16

Page 17: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

acto de violencia (Blanco y De la Corte, 2003). Dicho de otra forma,

constituye un reduccionismo conveniente para el sistema, cuando se

buscan sólo explicaciones individuales o patológicas en los hechos de

violencia, porque se deja por fuera el peso decisivo de los sistemas

sociales con sus normas y las justificaciones o la ideología que se

encuentra a la base de los actos de violencia. Desmontar el andamiaje

argumentativo –y por tanto ideológico– que permite a unos individuos o

estructuras ejercer violencia contra otros, es un deber ético esencial de

la psicología social, y es precisamente en las situaciones de conflicto

cuando éstas narrativas saturan y moldean el imaginario social (De la

Corte, Sabucedo y Blanco, 2004).

5: Trauma psicosocial

El trauma psicosocial, como el fatalismo, es para Martín-Baró, una

concreción del carácter de la estructura social en el psiquismo humano.

Si el fatalismo es una consecuencia de la pobreza, el trauma

psicosocial lo será de la violencia bélica, del conflicto armado. Este

trauma será concebido como el resultado en el psiquismo humano de

la vivencia de relaciones sociales aberrantes como las que se producen

durante la guerra (Martín-Baró, 1988/1992). A propósito del conflicto

armado, nuestro autor, previamente y fiel a su perspectiva psicosocial,

habría hecho explícita la concepción de la “direccionalidad” de la salud

mental que ayuda a entender mejor la idea de trauma psicosocial. La

salud mental se entiende como una construcción de afuera hacia

adentro (Martín-Baró, 1984/1992). Es decir, si las persona en cuanto

seres sociales son el resultado de sus vínculos y procesos de influencia,

en la medida en que estas relaciones sean humanizadoras, o por el

contrario, deshumanizantes, así serán sus niveles de salud mental

17

Page 18: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

posibles. Para el caso, el escenario de una guerra fraticida con los

hechos que conlleva (graves violaciones a los derechos humanos,

persecuciones, masacres, desinformación, polarización social,

desestructuración familiar, desplazamientos forzados, etc.), conforma

un caldo de cultivo propicio para una sociedad traumatizada y en la

que cabe esperar consecuencias sostenidas en el tiempo.

Efectos de este trauma serán la deshumanización en las relaciones

sociales (la desensibilización ante la violencia y el sufrimiento, por

ejemplo), la incapacidad de leer lúcidamente la realidad, la polarización

social, la desconfianza interpersonal, entre otros. Este concepto,

aunque amplio, es muy prolífico, y supera con mucho el ampliamente

criticado estrés postraumático y confirma la necesidad de repolitizar

los problemas de salud mental: la gente no “se traumatiza” sola,

siempre existen individuos y estructuras responsables por comisión u

omisión, y lejos de constituir problemáticas individuales, éstas atañen a

todo un tejido social que ha sido vulnerado, lo que significa que la

salud mental de los individuos en estas situaciones, depende de

reparaciones de corte social y político. En el caso salvadoreño, estudios

y análisis posteriores al conflicto armado, sostienen que existen

indicios de trauma psicosocial en niños que durante la guerra fueron

soldados, e incluso, en población víctima de desastres “naturales”

(Gaborit, 2005; Portillo, 2005).

En este punto cabe destacar el papel de la Opinión pública para Martín-

Baró (Martín-Baró, 1985b/1989). Si algo trastoca la guerra es la

inteligibilidad de la vida cotidiana. La existencia no se puede dar por

sentada, la desconfianza personal se acrecienta, la polarización se

hace extrema, la muerte acecha a cada instante y las versiones sobre

18

Page 19: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

los acontecimientos es contradictoria, no es confiable. En este estado

de cosas, Martín-Baró busca reflejar a las personas su propia voz

silenciada y para ello recurre a las encuestas de opinión para indagar la

subjetividad social. En 1986 funda el Instituto de Opinión Pública

(IUDOP) e institucionaliza una práctica que probaría tanto su

efectividad metodológica como una de las exigencias básicas de las

ciencias sociales como es la necesidad de denunciar, y de manera más

específica, denunciar lo que llamaría la mentira institucionalizada: la

práctica corriente de distorsionar la realidad por parte de las instancias

oficiales. En otras palabras, sondear la opinión pública lejos de ser un

simple afán investigativo, constituyó y constituye hasta nuestros días,

la cristalización metodológica de un ímpetu ético y epistemológico de

Nacho.

6: Psicología de la Liberación

Tras la mejor perspectiva que concede el paso del tiempo y la revisión

del legado teórico de Martín-Baró, es posible afirmar con toda

seguridad que toda su psicología social es una psicología crítica (De la

corte, 1999). Y sobre esas bases de cuestionamiento a la realidad pero

a la propia disciplina también, es que, como un producto necesario,

aparece su “ideal” epistemológico y propuesta moral: una Psicología de

la Liberación (De la Corte, 2001; Martín-Baró, 1986/1998). La Psicología

de la Liberación puede entenderse como la propuesta de Martín-Baró,

de construir un paradigma desde la ciencia psicológica, cuyo núcleo

crítico del propio quehacer y de la realidad circundante, lleve a realizar

una labor comprometida con las realidad de injusticia de aquellos

sectores sociales que padecen oprobio y carencia (Montero, 1998). Es

decir, ante un mundo desigual, se trataría de poner el conocimiento

psicológico al servicio de la construcción de una sociedad mejor,

19

Page 20: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

prioritariamente de la mano de aquellos estamentos sociales que hoy

en día son víctimas de cualquier forma de injusticia.

Hoy en día este paradigma muestra muchos adeptos y posibilidades de

desarrollo. Los numerosos congresos sobre el tópico confirman la

aceptación y la necesidad del ideario planteado, lo que

simultáneamente constata el reconocimiento de la existencia de

victimas que aún necesitan ser acompañadas en sus procesos de

liberación. Asimismo, el núcleo crítico de la propuesta necesita

mantenerse alerta pues, como suele suceder, ésta no exenta del riesgo

de las modas en la ciencia, de los territorialismos epistemológicos,

metodológicos o políticos (Orellana, 2006) o de las fricciones con otras

formas de psicología cuyo talante posmoderno, rehuyen la necesidad

de buscar la verdad y optan por el relativismo (Ibáñez, 1998). De

cualquier modo, no parece haber dificultad en suscribir la idea de que

en la actualidad la Psicología de la Liberación se concreta bajo la forma

de análisis político-sociales, el trabajo con víctimas de represión estatal

y la misma Psicología Comunitaria (Burton, 2004).

Baron, R. y Byrne, D. (2005). Psicología social (10a Edición). Madrid:

Pearson Prentice-Hall.

Bauman, Z. (2005). Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los

vínculos humanos. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

20

Referencias

Page 21: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

Berger, P. y Luckmann , T. (1968/1999) La construcción social de la

realidad. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Blanco, A. (1993) Paternidades y filiaciones en la Psicología Social.

Psicothema, vol 5 13-29

Blanco, A. (1998) Introducción: La coherencia en los compromisos. En I.

Martín-Baró. Psicología de la Liberación (pp. 9-36). Madrid: Trotta.

Blanco, A. y De la Corte, L. (2003). Psicología Social de la violencia:

introducción a la perspectiva de Ignacio Martín-Baró. En I. Martín-Baró.

Poder Ideología y violencia (pp. 9- 62) Madrid: Trotta.

Burton, M. (2004) La psicología de la Liberación: aprendiendo de

América Latina. Polis, 1, 101-124.

De la Corte, L. (1999). La psicología social de Ignacio Martín-Baró o el

imperativo de la crítica. Estudios Centroamericanos (ECA), 613-614,

975-993.

De la Corte, L. (2001). Memoria de un Compromiso. La psicología social

de Ignacio Martín-Baró. Bilbao: Desclée de Brouwer.

De la corte, L. Sabucedo, J. M. y Blanco, A. (2004). Una función ética de

la Psicología Social: los estudios sobre el fondo ideológico de la

violencia política. Revista Interamericana de Psicología (RIP), Vol 38, N°

2, 171-180.

Gaborit, M. (2005). Aspectos psicosociales en un desastre natural: el

huracán Mitch y El Salvador. En N. Portillo, M. Gaborit, y J. M. Cruz,

21

Page 22: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

(Comps.). Psicología social en la posguerra: teoría y aplicaciones desde

El Salvador (pp. 29- 60). San Salvador: UCA Editores.

Ibáñez, T. (1998). Psicología Social como crítica. Percepción intelectual

del tema. Anthropos, 177, 12-21.

Martín-Baró, I. (1983). Acción e ideología. Psicología social desde

Centroamérica. San Salvador: UCA Editores.

Martín-Baró, I. (1984/1992). Guerra y salud mental (Cap. 1). En I.

Martín-Baró. Psicología Social de la Guerra (pp. 23-40). San Salvador:

UCA Editores.

Martín-Baró, I. (1985a/1998). El papel desenmascarador del psicólogo

[El papel del psicólogo en el contexto centroamericano] (Cap. 5). En I.

Martín-Baró. Psicología de la Liberación (pp. 161-177). Madrid: Trotta.

Martín-Baró, I. (1985b/1998). El papel desenmascarador del psicólogo

[La encuesta de opinión pública como instrumento desideologizador]

(Cap. 5). En I. Martín-Baró. Psicología de la Liberación (pp. 186-199).

Madrid: Trotta

Martín-Baró, I. (1986/1998). Hacia una Psicología de la Liberación (Cap.

9). En I. Martín-Baró. Psicología de la Liberación (pp. 283-302). Madrid:

Trotta.

Martín-Baró, I. (1987/1998). El Latino Indolente (Cap. 2). En I. Martín-

Baró. Psicología de la Liberación (pp. 73-101). Madrid: Trotta.

22

Page 23: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

Martín-Baró, I. (1988/1992). La violencia política y la guerra como

causas del trauma psicosocial en El Salvador (Cap. 3). En I. Martín-Baró.

Psicología Social de la Guerra (pp. 65-84). San Salvador: UCA Editores.

Martín-Baró, I. (1989). Sistema, grupo y poder. Psicología social desde

Centroamérica II. San Salvador: UCA Editores.

Montero, M. (1998). Retos y perspectivas de la Psicología Social de la

Liberación. Consideraciones a finales de siglo. Estudios

Centroamericanos (ECA), 601-602, 1123-1135.

Myers, D. (2005). Psicología Social (8a Edición.). México: McGraw-Hill.

Orellana, C.I. (2006). Psicología de la Liberación: Certezas, retos y

precauciones. www.psicólogointeramericano.com. Vol 86.

Pancer, M. (1997). Social Psychology: The Crisis Continues. En D. Fox e

I. Prilleltensky (Eds.). Critical Psychology. An Introduction. (pp. 150-

165). London: Sage Publications.

Portillo, N. (2005). Juventud y trauma psicosocial en El Salvador. En N.

Portillo, M. Gaborit, y J. M. Cruz, (Comps.). Psicología social en la

posguerra: teoría y aplicaciones desde El Salvador ( pp. 249- 289). San

Salvador: UCA Editores.

Prilleltensky, I y Nelson, G. (2002). Doing Psychology Critically. Making

a Difference in Diverse Settings. London: Palgrave Macmillan.

23

Page 24: CATEDRA IGNACIO MARTÍN BARÓ

Sánchez Vidal, A. (2002). Psicología social aplicada. Teoría, método y

práctica. Madrid: Prentice Hall.

Rodríguez, A., Assmar, E y Jablonski, B. (2002). Psicología Social

México: Trillas.

24


Recommended