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Programa Radio Web Ed20 de Ingrid Odgers.Difusión de escritores iberoamericanos desde Concepción, Chile
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POEMAS PROGRAMA POESIA RADIO WEB – INGRID ODGERS
EDICION Nº 20
Arlette Luévano Díaz Mexico
EL ÁRBOL TEMBLÓ
Llegó un niño al jardín
no brincó la barda
imposible
nadie le abrió la puerta
esto no lo escribe Wilde
vi su perfil
recostado junto a un árbol
una noche sin luna
porque su perfil es de humo y plata
1
y no podía suceder aquí
algo distinto a la muerte
o la negación de lo ocurrido
El árbol tembló
sus raíces derramadas
llegaron hasta el cementerio
pasaron entre tumbas
y huesos extraviados
se colmaron de minerales de sal
más que si alcanzaran un río anegado
o un tesoro en un cofre de hojalata
pero a la vez absorbían
silencios ruinas fiebres
2
El árbol enfermó de muerte
y fuimos todos a verlo
podamos sus ramas
abonamos su lecho
mientras la tierra que pisábamos
se agitaba dolorida
sobre el lamento de las raíces
LA ÚLTIMA CARTA QUE ESCRIBÍ A MI MADRE
En la última carta que escribí a mi madre
no sé cómo
3
con qué signos
pero le hablé del árbol que plantamos
No espero una respuesta
si acaso yo pudiera desear algo sería
una foto suya
Pero le hablé del árbol
y de su gris contorno contra el cielo
de la bondad con que calla
de la amargura con que se va dejando morir
y mi instinto me dice
él que siempre responde aunque no lo espere
que por la tarde
dentro de algunos meses
mi madre tomará la carta
4
y sabrá
de toda la desesperación
con que la extraño
ME CRECEN LAS RAÍCES
Las horas náufragas se alejan
pero no tengo ya la fuerza necesaria
para salir tras ellas
Entonces me crecen las raíces
y mis brazos alcanzan verdes longitudes
sobre las que nada
vivo
se atreverá jamás a posarse
5
NORA NANI - ARGENTINA
PROFETICO
Entonces pienso en poesía.
La memoria se me llena
de caracoles y de cruces,
me alumbra un atavío incesante
de planetas en gestación,
visito una caverna de fusiles
con caricaturas en éxtasis
y guerrilleros dormidos a la sombra del diluvio.
Toda la sangre
es una confidencia de cristales
que va rasgando su propio enigma
en la orfandad del silencio.
Y tengo
furias y mutilaciones,
altares, temores, ofrendas,
juego con la brizna de nácar
que amputó mis uñas,
entretengo los dientes
con el sabor arisco de la ternura,
correspondo a las argucias del viento
con mi propia estación
de frutos maldicientes y desmedidos
como la parición de un dios
que arroja sus entrañas
al corazón del infinito.
6
Pero me entrego.
Es mía también
esa audacia de criatura incesante,
esa llamarada terca
que llega de todos lados
y arde
simultánea y profética
con mi voz en el fondo.
Cuando ya no puedo más,
cuando la piel no puede más
de tanto gato agazapado
y vello erguido
y luna desprolija,
entonces
arriesgo la defensa del papel
y me voy nombrando la sangre
para aquietar un poema.
VOLVER
¿Qué haría entonces
con el corazón a media luz
entre los cerros altos
y la esfera del río?
7
¿Qué haría, hermana,
de puro duelo sin tu sombra,
quién recogería mi voz,
el limpio verso que parimos juntas?
Hoy
mi hijo, doblemente huérfano,
sin tus dos manos
y esas alas que salían de tus ojos
para decirle
que era cierta toda la belleza.
Huérfano por dos veces,
en la verdad y en la ternura,
hermana cristalina,
guitarra del crepúsculo,
madre que no fue desde los senos secos
donde un día anidó la muerte
para robarte, batallante y sola.
Y me has quebrado los espejos.
Me he quedado sin tiempo,
con la historia rota
y esta palabra mal nacida
entre los labios,
esta puteada arisca,
este dolor que no sangra
porque la sangre quiere guardarse
por guardarte
y es inútil e inevitable el llanto
que ronda en mi fiebre para siempre.
8
Pero para siempre
habrá caballos vespertinos
en el sueño de mis hijos,
el trote azul de la tarde
cuando el verano quebraba sus racimos
y éramos eternas, porfiadas, alegres, mágicas...
Siempre habrá una noche entre las piedras
y pumas fosforescentes al acecho
y culebras y aves
y el conjuro de la voz y del canto
para esperar el día,
el conjuro del verso, entonces y ahora,
cuando tu estatura y la mía
se fundan en el aire
como un incendio de perfumes voraces.
Y volveremos a la sierra alta,
a perder el nombre bajo un cielo impenetrable,
a leer poemas junto al agua
mientras un río sin ojos
busca el vértice de su origen
y un pájaro de niebla
se nos vuelca en el pelo
hasta alzarnos de preñez, de arena y de silencio.
9
Volveremos desde adentro,
desde este sitio donde la nostalgia te llama,
entre remolinos de vértebras y de alas quemadas,
con la piel guardando tu paso diminuto
y ese sol, hermana, ese sol
que te abusa de ausencias
y me deja partida ante el infinito.
MIENTRAS TANTO
La voz que cae sobre los lirios
desnace la forma de crecer en sortilegios.
Una pluma mecida por el viento
ha barrido mis ojos de tanta púrpura sofocada.
Es bella esta terneza de aguja
cuando la carne
aprieta sus tentáculos y vuelve en gemido.
Diré otra vez la palabra adios.
Será de hoy
la luna con el celo al hombro
y las madrigueras del cansancio
abusando la piel...
10
Caigo.
Generosamente caigo.
Vorazmente caigo.
Hacia el horizonte me invaden
las ráfagas del abismo.
Milagro
de ver con los ojos ajenos
la plenitud que me borra
inexistente.
YANINA MAGRINI
sólo por hoy
Tengo menos compasión que gato hambriento.
La visión y el contacto con las bestias
o con hombres que se comen entre ellos de un bocado
es belleza de fuego.
El tocarlo todo
medirlo con vara del infierno,
desear las piernas ajenas, la boca del otro,
11
los muslos, el gemido, el fondo oscuro de las cosas.
Y no hablo de calmar esas bestias;
lejos de mí, tal vez,
hable del silencio como un animal que persiste en el centro de la casa,
brutal casi
ebrio.
(de “avusos”)
YANINA MAGRINI
abre
un motivo.....
el único que clava desacuerdos en la noche me concluye en soledad
indiscutida.
¿Indiscutida o disociada soledad?
12
¿Se disocia el deseo de mujer en maquina de consumo masivo?
¿Se consume en medio deseo la ambición?
¿ambición de media mujer en sentido más sentido de su noche de pantalla?
¿se le nombra deseo?
Oquedad de maquillaje...... o posible pedido de auxilio en un visor menos justo.
Ausencia de mujer o
ridícula sensación de sentirse un arrancado. Arrancado (hueco negro que
dejaron en la tierra).
¿En maceta o en esta silla de ciber?
El agujero es siempre la ciudad y ella no comprende porqué se llora.
Se llora el mensaje de uno mismo.
Me compadezco de lo que escribo, y sigo el orden de lo que es mío.
Mío en los ojos de la materia sola.
En soledad de música fuerte y juegos no de red.
Juegos de vos.
De lo tuyo, no lo mío.
Lo mío no es hueco de gente.
Lo mío es una mirada perfecta que clava desacuerdos en la noche;
sol-sol- de- edad- solo-mio-sole-da-de-mí-solo-sol.
Y ser así, y ser gracia
y hacer gracias para vos, para esa, tu otra soledad que sí tiene remedio.
No la mía.
La mía no.
A mí se me hizo tarde.
(de “avuso”)
13
pregúntame
Hace más de diez años mi abuela moría en una noche como ésta (y hasta la
tres de la tarde nadie dijo boludeces).
Borde limpio o jornada en que fracasa todo intento de rebeldía.
(Mi abuela no iba a morirse nunca, y yo iba a aprender a tejer)
Arroz con leche, me quiero casar......................
Igual.
Ningún desarreglo abandonaría el desequilibrio de padecerme,
de ridiculizar
este frío de muertes incompletas.
.............................
.............................
Ahora, después de nada,
pregúntame si me importa.
(de “avuso”)
14
YANINA MAGRINI
deseo de otro
Lo hacemos despacio
para que no vuelque,
no salpique
toda excitación
el abuso de la lengua.
Cuando no hay nada que decir
hacemos del oído
necesidad
de palabra
en lo ajeno.
(Qué se yo,
algo así vendría a ser el poema.)
(de “avuso”)
15
XIV
Cada uno recibe imagen. Y carencia.
Damos lo que no queremos amontonar, lo que nos deja la mismísma
convivencia de la soledad.
Deberíamos haber vivido detrás de esa criatura ; de su tajo
y su centro. Deberíamos hacer del silencio la página dónde dejar una voz como
palabra oculta. Como forma de callar.
De guardar el quejido.
Quiero decir; tragar ese lenguaje
como saliva.
(inédito)
había una vez un hombre
Ayer estaba leyendo un libro de cuentos, esos
en donde la princesa besa al sapo
y se convierte en calabaza.
No, no era así.
Donde el sapo besa a la calabaza
y se convierte en princesa.
No, no creo que el sapo haya querido
16
el lado femenino,
más bien, el sapo, podría ser casi justo
y llamarse a sí mismo hombre verde.
Pero esa es otra historia. Sí.
Esa es la historia del Increíble Hulk:
- “Había una vez, un hombre nervioso que se ponía verde cada vez que
le hacían notar que una transición no se rebuzna,
se concibe...”
(de “avuso”)
NORMA SEGADES
Habla María
Ya no puedo parirte nuevamente...
Tengo toda tu muerte en mi regazo
y la inocencia herida de tus sienes yaciendo... en el ritual de mi ternura.
Pero puedo mecerte,
como antaño,
cuando enjambres de ráfagas azules desceñían la paz de tus caricias,
cuando mis manos de ágiles vaivenes tejían, con vilanos encendidos, las
pastorales tramas de tus túnicas.
Pero puedo tener entre mis brazos,
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no al Cristo... no al Profeta... no al Mesías...
sino esta palidez de tu silencio capturado en las redes de los sueños, como en
esas fragancias madereras con que José, te construyó la cuna.
En la orilla del viento,
con tu sombra esbozando ese cuerpo fatigado sobre espinas de penas
absolutas...
porque, no en vano el eco de mi sangre retuvo en sus esferas solitarias el dulce
cautiverio de tus lunas.
En la orilla del viento,
sin respuestas,
paladeando un brebaje acidulado
mientras otras mujeres sollozantes salmodian sus dramáticas liturgias.
En la orilla del viento,
abandonada,
reclamando una tregua a los enigmas para cubrir tu pecho mancillado por
navajas de sórdidas injurias.
Pero puedo tener,
junto a mi rostro,
tus frágiles mejillas, tus cabellos derramando sus últimas penumbras.
Porque ya nada existe sin tu vida: exhausta, macilenta y derribada en la
ardiente crueldad de las torturas.
¿Por qué, entonces, me fuiste prometido por las voces del ángel, al crepúsculo
siendo, apenas, un cáliz de azucena sediento de lloviznas invisibles que
colmaran mi entraña taciturna?
¿Por qué elegirme a mí?
¿Por qué mi vientre?
¿Por qué no te engendraron los volcanes en la lava apremiante de su furia?
¿Por qué fue una mujer?
¿Por qué la arcilla hubo de recibir la gracia plena para tensar Tu Nombre en su
cintura?
¿Pensaste alguna vez que, en esta hora saciarías mi espacio de miserias?
¿Que un dolor excesivo, ilimitado, me entregaría a huérfanos naufragios, a
ciegas escolleras de locura?
Ya no puedo parirte...
18
Ya no puedo...
Soy sólo esta mujer encadenada a su tristeza anónima y aguda...
Detrás de las urdimbres
Aquí estoy,
zurciendo con esmero este andrajo de amores eventuales que encontré
dobladito
entre la impunidad de los bolsillos donde encierras los sueños.
Oculto en punto atrás cada mentira,
cada caricia
y luna
y juramento.
Cubro la luz de su mirada herida con filamentos negros,
asiento planchas tibias sobre la orografía de su cuerpo...
Pero me cuesta.
¡Ay, sí!
¡Cuánto me cuesta desprender su ternura de las crestas insomnes de tu
infierno!
Se ha adherido a tu voz,
a tu sonrisa,
trepó por tus cabellos,
inscribió sus raíces en la extensión desnuda de tu pecho.
Perdóname querido,
debí advertirlo a tiempo,
pero estaba ocupada en otras cosas:
preparando meriendas, fregando calcetines, tejiendo calendarios,
almidonando todos los recuerdos.
Perdóname querido
19
este dolor secreto que se enrosca en la piel de tu vergüenza al quitar los
fragmentos...
Yo también me he quebrado algunas uñas y sangrado la yema de los dedos,
sin embargo ya ves,
valió la pena,
ni se ven las puntadas...
quizás un poquitito del reverso...
Nadie habrá de advertirlo,
nadie indaga detrás de las urdimbres,
todo está exactamente como siempre,
tu cabeza y la mía descansando en la complicidad cuadriculada de este antiguo
silencio...
¡Qué descuidado eres vida mía...
llevar,
en un amor,
tantos remiendos!
Encender el amor
Señor jefe:
escrito a doble espacio,
con copia a personal,
según sus directivas tan estrictas y exactas,
atentamente quiero explicitarle mi ausencia en su reloj
cuando sonaron las siete campanadas.
Porque el día nació,
tímidamente,
como nacen los días,
sin palabras,
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con los ojos sedientos de temblores y el horario sentándose en la cama.
Pero,
esta lluvia audaz
fue desflorando las matas de azaleas, las acacias,
las hiedras adheridas a los muros con sus uñas de cal, enamoradas...
y me exigió que no,
que no cediera a la rutina gris y cotidiana,
que arrebatara el fuego en sus pupilas con mis besos de urgencias y fogatas,
que arrancara a sus sueños los susurros donde se encienden todas las
palabras,
que escanciara en su copa
las oblicuas
lloviznas de mi sangre derramada
desde el racimo azul,
desde el estambre de mi espiga compacta
en una nueva génesis poética de esta greda descalza
que erige las almenas de la vida cuando no hay asideros, ni ilusiones,
y el salario no alcanza para nada.
Por eso señor jefe,
con franqueza,
disculpe este retraso de planillas, y el desorden de peines y corbatas.
La lluvia,
perentoria,
me detuvo a encender el amor,
esta mañana.
21
Entre el aire y el fuego
NORMA SEGADES
Usted,
¿se ha dado cuenta que el olvido
es
algo más
que inaugurar la ausencia?
¿Que es una geografía sin vertientes
sobre la piel sumisa de la tierra
donde se hacina toda la sal de la tristeza,
donde crepitan lámparas amargas por los cielos desnudos
y las grietas,
y estridulan su látigo los grillos bajo la luz herida de cuatro lunas ciegas?
Un territorio hastiado de intemperies
donde vamos muriendo, de a poquito, sedientos de no verlo,
de no andar de su mano las mañanas,
de no escuchar su voz
cuando regresa,
donde creemos casi un imposible
retornar al asombro de ser uno
porque ya no sabemos cómo hacerlo.
Donde nos faltan nombres y palabras
y antiguos arenarios de promesas
y la savia especial de la ternura
y esa cierta vergüenza al extender los sueños y no hallarlo desnudando el
amor,
a la derecha...
Si alguna vez su sangre,
su esperanza,
pudo sobrevivir a esa miseria,
22
usted se ha dado cuenta que, el olvido
es,
algo más,
que inaugurar la ausencia.
ANA M. MIRELES
La forma de pensamiento oriental consiste más bien en dar vueltas en
contemplación alrededor del objeto... en una impresión multilateral y
multidimensional, formada por la super imposición de impresiones simples,
procedentes de diferentes puntos de vista.
Anagarika Govinda
De la luna nueva
Siento pero no sabes
Flores de mi cabeza
Hilos como las naves
Límpidos y tan suaves
Buscan tu sutileza
Veo pero te quedas
Frío como sin canto
y quizás ya no puedas
descubrir otras sedas
por debajo del manto
23
Dedos mágicos dieran
Con la luz de tu centro
Toque añil, si pudieran
Una huella por dentro
Flores éstas, que esperan
Mientras tanto convenzo
Una espada más pura
Sólo giro y comienzo
Como un párpado intenso
A trazar la conjura
Cada vez que lo pienso
Mente
Te amo y soy vulnerable
como un pensamiento que dejamos
caer
en un lago recién dormido
cuando la luz recorta tu silueta
evocando que también somos sombra
Entonces te amo
invulnerable y olvido la lección
fijeza luminosa de la mente
24
Recuerdos del Rey y la Reina de Flores
ANA M. MIRELES
Un geranio, puede ser un jardín
Los helechos crecen bien en las ruinas
Lo que perdura en la flor
es su cadena de efectos
hasta el concepto tiempo es efímero
Una flor abre centro en el alma
un mensaje de luz a los muertos
cada color un misterio de vida
Mas la Flor de Zafiro
no parte
que la esencia no marchita
Silvia Loustau
XIX
al fin
no queda más
que un día desnudo.
25
un día de soles encendidos /
un día sin infancia /
un día de uvas rojas /
un día sin nombre.
sin estrellas.
un día en el que nadie encenderá las lámparas.
un día sin esperas /
ni acertijos / un día de espejos empañados.
el día que seremos
sólo
un puñado de cenizas.
XXX
conoce el lenguaje de los astros
su esplendorosa melodía
antes que el andante del tiempo comenzara.
años antes de su nacimiento
el augurio de luminarias y planetas
marcaban su destino
desde el primer centelleo del sol
al polvo de sus huesos.
todo lo que es y será
está anunciado
por el danzar del universo.
al paso del majestuoso crónica
anduvo de la oscuridad a la luz
aprendió el poder de lo escondido /
lo enterrado / lo inconsciente.
y supo
que el retorno será eterno.
26
XXXIII
la arena
del tiempo
sube
trepando entre los dedos.
vuelve a descansar
en la palma de la mano.
no ha cambiado
se estuvo transformando
en
lo que siempre
fue.
XVIII
miró el mar
y no canto aleluya .
conoció la precariedad
de instantes grises
y no cantó aleluya.
transitó el sonido
de brillantes días
y no cantó aleluya.
se tocó
el cuerpo
estaba entero
27
y no cantó aleluya.
Silvia Loustau
II
soy más que esta carne /
estos huesos /
soy más que los propios hechos.
nás que una mirada /
más aún de todo lo recordado .
alguien
extendió mi nombre
sobre el cristal del tiempo /
para que volase / como una grulla /
más allá del mar de los días.
28
ROBERTO MANZANO - CUBA
EL JUNTADOR
A Zoraya Manso Morales,
que salvó este poema
Yo junto con dos manos, con dos pies, con dos ojos.
Junto, a lo largo y ancho, a través de los aires y los muros.
Sobre el suelo me paro, juntando, como un hombre lúcido,
como un hambriento de seres y objetos,
como un sediento de verdad y hermosura.
He visto, en el grosor de la honda búsqueda,
que todo sucedió de brizna en brizna. Vi que todo
era pétalo a pétalo. Yo conozco el milagro lento
de la mazorca, resguardada en una verde lentitud.
Yo conozco el portento del potrero y de la página
y he visto que fue bulbo a bulbo, letra a letra.
Sorbo a sorbo se alcanza lo oceánico.
Con el ir, con el deslizarse, con la curva,
con la caída y con el número entró el río en el mar,
los archipiélagos de las cosas se abrieron.
Todo fue día a día, de día en día, a través de los días.
Yo junto con dos manos, con dos pies, con dos ojos.
Recojo para hoy, para mañana, según leyes
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buscadoras de ayer, dentro de encontradoras leyes.
Encuentro porque busco, porque tengo
dispuestos los canastos, colocados los brazos para asir
al cometa que pasa y al rizoma que yace hacia lo oscuro.
Pasó el cometa, hebra crispante de fulgor, por el vasto espacio.
Nadie miró al rizoma que yacía debajo de los pies,
te acuerdas de aquel breve rizoma de jengibre
que un día soterré, y que parecía muerto entre la sombra?
Urdí la cuenta, encadené los meses
y cuando los caballos quebraron los astros con sus cascos
me dije, hundiendo los ojos: Ya está.
Ya se siente venir, escindiendo la frente de la tierra,
el blando cráneo del planeta, ya se acerca el jengibre
sucediendo por dentro de los negros capítulos.
Yo estoy hacia el final de la secuencia
porque estoy al principio.
Estoy hacia la punta de la estrella porque estoy en la vértebra.
En la uña del zarcillo, porque ya me adelanto en las raíces.
Vine con la primera nube, giré con el primer aceite.
Yo estuve cuando se taló la cuna
bajo el cielo, y he visto el gajo duro en que te apoyas.
En la franja de pasos paso fui, paso soy, marcho de paso
en paso, discurriendo sobre el polvo y el lodo.
Yo vi bajar al líquido, caer con calma, con el giro
controlado del pulso, dentro del otro vaso
mientras la transparencia se expandía por el cristal.
Yo deletreo las sílabas del nacimiento y la expansión,
de la combinación magenta o azul,
hasta que la medalla cierra su brillo más redondo.
Todo se escancia, y todo se espiga.
Todo se torna agregación donde se hila el día,
cúmulo donde se sostiene el año,
30
y por dentro de toda agregación avanza el eje
imantado, que va hacia la enorme completez del cielo.
Dentro de lo que avanza yo voy, juntando con las manos,
con los pies, con los ojos, con los sudores y la sangre.
Aquel que de lo antiguo viene, es exacta su hora
con la nuestra: los inmensos tropeles son los mismos,
iguales las carencias, y semejantes los desbordes:
somos, por ambas partes, los mismos:
y cuando nos tendemos caminamos por rutas invisibles
en que se nos congregan todos
solicitando las mismas ánforas: yo junto con mi paso,
con mi voz, con mi sangre, por afuera y por dentro, por arriba
y por debajo, junto la gesta del segundo y del milenio
sobre tu soplo rojo hasta llenar la copa de mi canto:
oh las olas que vienen desde los ademanes de la sangre,
oh las olas que vienen por los lucientes deltas de la sangre!
Y siempre han de venir, oh hijos míos, oh padres míos;
han de venir conmigo, oh racimos, oh galaxias:
vamos por el riachuelo más turbio de la sangre, vamos,
por los cabellos de la aguda esperanza vamos,
por entre las zancadas de los viejos gigantes vamos, vamos;
oh hijos míos, oh galaxias, con todos los veneros juntos,
con todas las sustancias, con todos los dolores: vamos!
Camagüey, 1994
31
A ESTE PASO LO DEJARÁN TODO ÁRIDO…
A ESTE PASO LO DEJARÁN TODO ÁRIDO.
A este paso, atilas de la tierra, césares segando la flor recién formada, todo
quedará seco como hueso lavado por los meses, como un maltrecho omóplato
blanco tirado sobre la arena.
Qué va a quedar, oh Dios? Qué continente, qué atolón, qué mar entre las
encías pardas de los continentes, qué continente recogiendo cosechas y
alzando ciudades en los perímetros diluidos?
Todo será arrasado. Ya veo venir la cuchilla ultimando, la cuchilla que ya se
vuelca sobre sí misma cercenando los propios dedos en que se sostiene para
la crueldad y el exterminio.
Trancado polvo entre las cejas, oh corazón tapiado. Es terrible ver a lo largo y
ancho de los ojos, tener la vista suficiente, armónica con la frente y la página.
Se queman los jardines. Arden las umbelas, las espigas, las brácteas, los
cañutos. Sudan rápidamente los troncos, caen carbonizados los gajos azules
del planeta, los derrames anaranjados de las distancias.
Crepitan las carnes, y se evaporan las alas, las mandíbulas, los pelos, los
profundos cartílagos. Hierven los nidales. Huyen hacia los últimos humedales
las zarpas, las crisálidas, las piaras, los enjambres.
32
Todo se encuentra cada vez más árido. He aquí las costillas del mundo.
Superficies de calor por donde rueda el plasma. Los dedos, llenos de anillos
luminosos, despiden sus haces suprimidores, proyectan sus conos de
depredación sin término.
Sal al proscenio, poeta. Ven, con tus ojos órficos. Saca un poco las manos de
tu ombligo. Oh tú, poeta, que gozas entre los mortales de la gracia de ejercer
una repoblación dulce, llena de música y sentido.
Todo lo han parcelado, comprado, vendido, expedientado, cancelado. Se
fueron en el viento las últimas grandes mariposas y los últimos conglomerados
de polen. Todo se va al viento, hacia el viento, tras el viento.
La sal subiendo del polvo, el polvo entrando en el agua, el agua pasando al
fuego, el fuego derramándose lentamente desde las suelas efímeras. Hay un
túnel, ensortijado y movido, como una tromba sin banderas.
Sal al proscenio, poeta. Asoma al viento tu corazón de dos alas, y da al viento
tu palabra escogida, tu frente de cristal soñoliento y esperanzado. Porque es la
hora de la hora, ya sólo queda la hora de la hora, ya es la Hora!
SERGIO ANDRÉS RODRÍGUEZ – CHILE
SE SIENTE CONMOVIDO POR LOS ARDORES DE SU DAMA
ENTREGÁNDOSE ÉL MISMO A LOS AVATARES DEL AMOR
Y el abrir de ojos como puntas vivas
y una boca abierta como la muerte
y un aguacero que cae tan fuerte
y ese sudor mezclado con saliva
33
Y tu calurosidad de hembra arriba
y mi sorpresa de murmullo inerte
y nuestra gruta por donde se inserte
el jugo desta ponzoña lasciva
serán acaso tormenta cerrada
hoyo en la nube o simplemente nada
somos los solitarios desta guerra
Y la sábana más blanda que cruje
y el sol oscuro esfera que ruge
vamos a herirnos en toda la tierra
JORGE LUIS BORGES HABLA CON LA NOCHE
Soy este ser endeble diminuto cabizbajo
escondido entre la zarza y el breve tiempo que me queda
acaso recuerdo mi rostro cuando me decía
tú eres Borges usa este tiempo que te doy
porque a mí ya no me sirve en este espacio de la muerte
y yo me iba sorprendido
mordiendo con las uñas el dado oculto en mis pantalones
sin querer tomaba la corona de los desafortunados
me fui por la tierra
puse el mar en los libros
los otros susurraban poemas
y yo susurraba que nada es poema
sólo el cuchillo habla lo que piensa
en este momento atroz
cuando la muerte agrede a pellizcones
34
Soy este ser endeble que fui
soy la derrota de mis antepasados
una probable escritura por un destino que discuto
soy un hombre ya cadáver
y mi oído que sangra y
estos ojos que entraron antes que yo
en el olvido
todo este cuerpo que deploro
un armazón de tiempos en cuclillas
exacerbada la muerte personal
en la primera noche de Borges
en la primera noche sin lluvia
de Borges
MARÍA DE LOS ÁNGELES MARTÍNEZ, CUENCA, ECUADOR
De SÍSIFO
.
Con las llagas
y fisuras
en las manos, con ellas,
empujo la piedra hasta la cima.
La cargo a veces
hasta quebrarme la espalda.
Otras resbala
y golpea mis dientes,
las recojo, armo y me fumo mi sonrisa de nuevo.
Continúo así todo el día y parte de la noche
35
(¡No entiendo la diferencia!)
Llego, la piedra rueda.
Entonces descanso.
Froto las hojas medicinales
en mis manos,
me trago las pastillas recetadas,
las sin receta.
Amar es cargar la piedra que volverá a caer
vivir es " " " " " " "
soñar " " " " " " "
.
y entusiasmarse es cargar la piedra que volverá a caer
.
Ella rodará siempre,
yo la subiría siempre
pero mi tiempo es finito...
aunque el castigo sea eterno.
Ángeles Martínez
CARLOS GARZÓN NOBOA, QUITO, ECUADOR
.
COLLAGE
.
Es la nada pulsando cada verso.
Es entrar maniatado a la contienda.
Es Narciso al dudar de su reflejo.
Es la zona del fuego que no quema.
.
Es la línea ilegible de la mano.
36
Es sentir que una lápida nos mira.
Es la herida en la frente del hermano.
Es el signo en el lomo de la Bestia.
.
Es el inútil oficio del hombre
que, sin hilos, hilvana este poema.
ANA VARELA TAFUR, IQUITOS, PERÚ
.
TIMAREO
.
En Timareo no conocemos las letras
y sus escritos
Y nadie nos registra en las páginas
de los libros oficiales.
Mi abuelo se enciende en el candor
de su nacimiento
y nombra una cronología envuelta
en los castigos.
(Son muchos los árboles donde habitó
la tortura y vastos los bosques
comparados entre mil muertes.)
¡Qué lejos los días, qué distantes
las huidas!
Los parientes navegaron un mar
de posibilidades
lejos de las fatigas solariegas.
Pero no conocemos las letras y sus
destinos y
nos reconocemos en la llegada de un
tiempo de domingos dichosos.
Es de lejos la ciudad y desde el puerto
37
llamo a todos los hijos
soldados que no regresan,
muchachas arrastradas a cines y bares
de mala muerte.
(La historia no registra
nuestros éxodos, los últimos viajes
aventados desde ríos intranquilos.)
ALEXANDRA TALAVERA, PUNO, PERÚ
.
DEJO TODO HOY
.
Dejo
Tu
Nombre
Y
El
Mío
En el árbol de al lado
En el parque señalado
Y
Dejo también
En el lugar indicado
Las estaciones del año
La banca astillada
El libro deshojado
El suelo calmado
El sol extasiado
La rama quebrada
La noche constelada
Con lluvia derramada
38
Sí
Hoy
Dejo
Todo
Porque
Siento algo
De
Dentro
Para
Fuera
Que me dice
Que tengo que dejar
Esta solaz forma de amar
Que tu cuerpo
No vendrá
Que el amor
Ya escapó
.
Que
La banca
La pileta
Y
El mendigo corazón
Están invisibles para ti
Para la gente
Y
Para mí
Para el amor
En conclusión
O viceversa.
39
SERGIO CORDERO, GUADALAJARA JALISCO, MÉXICO
.
CURRÍCULUM VITAL
.
Dilapidó en estúpidos proyectos
el caudal de su ira
y después
miró ante sí una puerta.
.
Fatigado,
tuvo que recargarse
en el dintel de sus cuarenta años
antes de abrir la puerta y contemplar
sus perspectivas.
Más allá, el futuro
o el destino - el nombre es lo de menos -
le dieron a elegir
varias salidas:
el corazón que estalla,
la ventana al vacío,
el largo viaje detrás de un escritorio.
.
Sensatamente,
optó por lo primero.
40
ARMANDO ALANÍS PULIDO, MONTERREY, MÉXICO
.
ONOMATOPEYA DE LA CONCIENCIA
.
Y así sucesivamente...
.
La noticia más importante del día es meteorológica.
.
Adoro la teletransportación.
.
Relajémonos.
.
El desvelo es el combustible de mis noches.
.
Mi contención es un arrebato.
.
Estas espléndida y quieres que te lea un poema.
.
Un diablito que habita en mi hombro izquierdo
.
discute con otro diablito, (que habita en mi hombro derecho)
.
Cuestión de conciencia.
41
PEDRO ARTURO ESTRADA, ANTIOQUIA, COLOMBIA
.
EL MAR NO VISTO
.
Ah, el mar, por fin, el mar y sin embargo, nada,
ni una palabra en punta, ni el esperado grito.
Arena en los zapatos porque te dio vergüenza
desnudarte en la playa, esa piel blanquecina
de oficinista escuálido, la calvicie que el viento
y el agua enseñarían, obscena, a las muchachas
jugando entre las olas, con el sol en sus pechos,
como ninfas doradas.
.
Ah, el mar, por fin, el mar tan azul en postales.
Y tú sobre la roca, silencioso, vencido.
El salitre en tu cara sin quién la identifique
y el corazón debajo ahogándose de absurdo.
.
Ah, el mar, por fin el mar y al regreso, la rabia,
o no, la vieja culpa de no entrar en el agua
como aquellos que saltan y penetran a fondo
en la vida, el amor o en el oscuro vértigo.
.
Ah, el mar, por fin el mar, mas te gana el cansancio,
el vacío de siempre y se viene la noche.
Además, se marcharon con la luz las muchachas.
.
—Y es ominoso el cielo, y hay aires de tormenta.
42
ROCÍO L `ÀMAR - CHILE
.ARCOIRIS
.
.
aunque afloje todo alarde lingüístico
.
mi lengua tiene plural primas hermanas
a p u n t a l a m i e n t o
.
m o v i m i e n t o s
que me inculpan
.
que hacen del silabeo una gotera
.....................................un bombazo de luz
.
en shock
no hay sostén metafórico ni rayado de cancha
ni glamour de barbie
.
castiza
como maderita de ciprés soy una piragua rasgando el río
.
me denuncia a ratos el hueco de mi boca
...................................esas aves en las ramas del silencio
.
este poema
43
.
armando lío en el moulin rouge
al pie de montmartre
estirándome
y
succionándome
como si fuera zsa zsa gabor
en el infierno strepticero en parís
.
la luna es sinónimo de franchuta la risitas puertas afuera
pajarraca sinvergüenzota cuando atiza
.
usted habla de la muerte
que jamás ha visto excepto en el cine
.
mudo
.
quizás podrá mover muchas cosas de lugar
pero yo siempre veré el arcoiris.
44
WILMA BORCHERS - CHILE
6 de junio Día del Medio Ambiente
“De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne;
de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre.
Únicamente masa de maíz entró en la carne del hombre”
POPOL VUH
EL REINO OSCURO
Padre de la Mazorca,
Antiguo Padre del Maíz,
Han roto tus inflorescencias,
Quebrantaron el sello de tus células,
Violaron el santuario de tu núcleo,
Trasgredieron tu sacra alquimia,
Alteraron tus códigos auríferos,
Tu rubia leche de estrella nodriza.
¡Reyezuelos, Monarcas de lo oscuro,
Apostando a la taba el milagro de la vida!
Padre Maíz, guardián de los pobres,
Guardo de ti un puñado intacto,
Una mínima cosecha de oro puro,
Al morir, quiero llevarte conmigo.
Porque un día, después del fracaso,
45
Cuando la liturgia astral se recupere,
Tal vez, desde el polvo de mi osamenta,
Reverdezca tu prodigio en el surco,
Y retorne a la mesa de la desdicha,
Tu pan de esperanza entre los hombres.
GRECHKA LEE MALDONADO - EEUU
DESTINO
Alcanzará quebrarse el verso
en el vocablo insólito,
cual suspiro en el silencio
bese la sombra de un beso
cuando la noche apague
su remolino en el deseo
-“de su piel, de su cuerpo”
y se rompa la afonía
de su presencia,
-“que late, que duele”
desconsuelo del herido
por palabra arrebatada
al consumirse la llama
cual joya guardada,
46
entre los cofres divinos
de su espera,
codiciada, y adorada
hieres en el momento que
se consume el llanto,
donde la razón pierde mesura
por descubrirse a la desidia,
y el lamento hace rivalidad del
miedo, de los celos
porque no alcanza una palabra
en su gesto de caricia,
si la espada corta, cercena
y desangra en el centro de su corazón
y lo mancilla con la locura
del despojo,
cuando solo migra la duda
y la angustia hacia tierra,
velada de raíces, y tallos vacíos
cubiertas de semillas
heridas, perdidas
-“que se pierdan en la lejanía
la amargura de su ausencia”
pues no basta sentir
47
el fuego cerca,
abrasando la arista del desvelo
cuando agoniza el llanto
y muere en su mirada,
cuando el amor delata su vacío
y calla, y muere
Renunciando a su destino…
Grechka Lee Maldonado
SERGIO RODRIGUEZ ARANIS - CHILE
UN HOMBRE SOLO Y EN EL SUR
No soy tantos hombres
empero me dirijo a las tumbas
con un libro de no sé quién en las manos
y cinco ramos de violetas bajo todas mis ausencias
Como es su costumbre
cada una de las losas exhibe su cédula de identidad
moritvri te salvtant
susurro antes de la huesa
No soy tantos hombres
sin embargo hay colegas enterrados
"oyendo
crecer las flores sobre ellos mismos"
*la carne que otrora fue llama
cerró por dentro la puerta
no sin antes guardar cuidadosamente los oídos
48
las pestañas los dedos
baratijas del aliento
Pero no
LLueve ahora ques Junio
llueve a corazón derrotado
y los amigos muertos
dejan sus paraguas en el bar
a cambio de estrellas envasadas
o un secreto que ya no merodean sombras
*John Keats, casi.
LA VISITA IRREPROCHABLE
Todos los muertos están muertos
pero no todos los muertos están muertos
uno que otro se cuela por las rendijas
consecuentes del invierno
aunque no lo esperemos
ahí se planta cargado de maletas
sin ningún signo de cansancio
puede que diga
yo pasaba por aquí no más
no es usted a quien busco
pero sin embargo se sienta a beber la cerveza
para luego marcharse digno a la calle
al cielo raso donde estoy seguro
pernoctará mi fantasma
después de todas las conversaciones
y cachivaches deste mundo
49
DOS SONETOS
SERGIO RODRIGUEZ ARANIS - CHILE
SALUTACIÓN DEL POETA AL HOMBRE DECENTE
O prostituta naranja o Becerro
de Oro quizás chaqueta de rufianes
provocador de los bellos desmanes
sin tener ni una vela en el entierro
Más lozano más radiante más perro
orgulloso de ácaros y alacranes
se dice un hombre a prueba de patanes
aunque a solas llorando su destierro
Saluda muy tétrico el caballero
llevándose la mano a su sombrero
un poco mojado de sangramiento
Se recuesta sobre un mar de saliva
la nariz moqueante la baba arriba
gozoso él mismo por morir tan lento
SATURNO DEVORANDO A UNO DE SUS HIJOS
(En presencia de Goya)
Viérase el hambre transformada en Hambre
La Soledad el Agobio el Espanto!
Todo fuera uno Todo ese llanto
esparcido ojo muerto y en calambre!
Y se avanza! Cada uno a su Alambre
50
si hay mezcla de desgarro con buen canto
La olla vacía! Al hijo yo levanto
líquido de vida viento de enjambre
La cosa nuestra carne olvidadiza
quizás rasgadura que pulveriza
espera blanca por divino infierno
Este Palacio se muere! A callarse!
Aquesa memoria quiere vibrarse
SERGIO RODRIGUEZ ARANIS - CHILE
EPISODIO DEL ÁNGEL Y SU VASO DE BON VINO
El ángel y medio
se instala marmóreo
en la cuneta
saluda ausente
a los vecinos porque sabe
en algún instante
será atropellado
por la negra ambulancia
cosa que no le preocupa
demasiado
Alguien donará sus plumas
al Museo de Arte Extemporáneo
Sólo yo protejo con mi abrigo
el vaso
y sus extrañas consecuencias
51
JUAN CRUZ BORDOY - ARGENTINA
MENTIRA.
(20/10/2008)
Mi psiquis bucanera halló un tesoro sin llave.
Dentro se encontraba la vergüenza, y otra cosa;
que al verlo, quemaba.
Los pájaros no cantan por un trago seco que les dí.
Me juzgo, me sentencio...
La conciencia hace de mi faz un pirata inquitable.
La culpa se durmió cerca de mis opciones.
Mi verdad está en los brazos de la Venus de Milo.
El cofre, se está por romper.
No puedo ver la luz correcta. Es muy luminosa.
La primavera también está en aquel arca.
El arco iris sólo tiene el azul. No más.
52
Prefiero tirar aquella barrera con la felicidad,
y decir que en mí existe el miedo.
Pero ahora el alivio vino a mí,
y se queda aferrado a mi íntimo sentimiento.
VILMA BORCHERS - LOS VILOS, CHILE
CUÁNDO VENDRÁS
Poema del texto Liturgia del Estrago
¿Hoy te saludo con una ballesta cargada
de furia o un lanzallamas de aborrecimiento?
¿Dónde te escondes, a dónde huyen tus pasos ladrón de sagrarios?
¿Qué madriguera refugia tu aversión a la luz, a los resplandores?
¿Qué trampa elaboras para disfrazarte de ángel o asesino?
Te extraño de los bulbos capilares hasta los nudillos,
¿Comprendes?
Te extraño mordiéndome las uñas, retorciendo pañuelos.
53
¿Cuándo vendrás con tu capa de héroe a rebanar mi garganta,
A poner en duda con un alfiler esta mirada?
Tengo deseos de llamarte: Jamás, nunca, imposible,
Pretérito pluscuamperfecto.
Te asomas pesadilla, entras por las yemas de mis dedos.
Rata royendo la pulpa de mi corazón; ebrio de nupcias y remiendos.
Tengo ganas de viajarte sangre adentro,
Desplumar tus colibríes, adelgazar tus leucocitos.
Buscar algo semejante o parecido,
Algo que pudiese lastimar tu impúdica indolencia
que hurga heridas azules hasta volverlas amarillas.
Juro que te quiero como un zarpazo de pantera,
Sádica, juguetona, inocente,
Paranoica, embaucada hasta los tuétanos.
¿Cómo es posible que me niegues el vástago de tu costilla
y me arrojes a la nieve ante ávidas jaurías?
Y yo con mi cazafantasmas al borde de tus párpados,
En el quicio de tus sueños.
yo costureando tu alma, tus depresiones endógenas.
Apacentando tus fiebres, lavándote la sangre.
¿En qué momento me dirás amada o maldita puta?
¿Cuándo estrellarás contra el muro ruiseñores?
54
Mira que se hace tarde, Tarde la tarde de esta tarde.
Mira que te dije –amor mío-
Y algo como una gotera comenzó a vaciarse en algún sitio
de esta tarde; Ya muy tarde.
MARÍA DE LOS ÁNGELES MARTÍNEZ, CUENCA, ECUADOR
Para: [email protected]
.
De SÍSIFO
.
Con las llagas
y fisuras
en las manos, con ellas,
empujo la piedra hasta la cima.
La cargo a veces
hasta quebrarme la espalda.
Otras resbala
y golpea mis dientes,
las recojo, armo y me fumo mi sonrisa de nuevo.
Continúo así todo el día y parte de la noche
(¡No entiendo la diferencia!)
Llego, la piedra rueda.
Entonces descanso.
Froto las hojas medicinales
en mis manos,
55
me trago las pastillas recetadas,
las sin receta.
Amar es cargar la piedra que volverá a caer
vivir es " " " " " " "
soñar " " " " " " "
.
y entusiasmarse es cargar la piedra que volverá a caer
.
Ella rodará siempre,
yo la subiría siempre
pero mi tiempo es finito...
aunque el castigo sea eterno.
CARLOS GARZÓN NOBOA, QUITO, ECUADOR
COLLAGE
.
Es la nada pulsando cada verso.
Es entrar maniatado a la contienda.
Es Narciso al dudar de su reflejo.
Es la zona del fuego que no quema.
.
Es la línea ilegible de la mano.
Es sentir que una lápida nos mira.
Es la herida en la frente del hermano.
Es el signo en el lomo de la Bestia.
.
56
Es el inútil oficio del hombre
que, sin hilos, hilvana este poema.
ANA VARELA TAFUR, IQUITOS, PERÚ
.
TIMAREO
.
En Timareo no conocemos las letras
y sus escritos
Y nadie nos registra en las páginas
de los libros oficiales.
Mi abuelo se enciende en el candor
de su nacimiento
y nombra una cronología envuelta
en los castigos.
(Son muchos los árboles donde habitó
la tortura y vastos los bosques
comparados entre mil muertes.)
¡Qué lejos los días, qué distantes
las huidas!
Los parientes navegaron un mar
de posibilidades
lejos de las fatigas solariegas.
Pero no conocemos las letras y sus
destinos y
nos reconocemos en la llegada de un
tiempo de domingos dichosos.
Es de lejos la ciudad y desde el puerto
llamo a todos los hijos
soldados que no regresan,
muchachas arrastradas a cines y bares
de mala muerte.
(La historia no registra
nuestros éxodos, los últimos viajes
57
aventados desde ríos intranquilos.)
ALEXANDRA TALAVERA, PUNO, PERÚ
DEJO TODO HOY
.
Dejo
Tu
Nombre
Y
El
Mío
En el árbol de al lado
En el parque señalado
Y
Dejo también
En el lugar indicado
Las estaciones del año
La banca astillada
El libro deshojado
El suelo calmado
El sol extasiado
La rama quebrada
La noche constelada
Con lluvia derramada
Sí
Hoy
Dejo
Todo
Porque
Siento algo
De
Dentro
58
Para
Fuera
Que me dice
Que tengo que dejar
Esta solaz forma de amar
Que tu cuerpo
No vendrá
Que el amor
Ya escapó
.
Que
La banca
La pileta
Y
El mendigo corazón
Están invisibles para ti
Para la gente
Y
Para mí
Para el amor
En conclusión
O viceversa.
59
SERGIO CORDERO, GUADALAJARA JALISCO, MÉXICO
Para: [email protected]
.
CURRÍCULUM VITAL
.
Dilapidó en estúpidos proyectos
el caudal de su ira
y después
miró ante sí una puerta.
.
Fatigado,
tuvo que recargarse
en el dintel de sus cuarenta años
antes de abrir la puerta y contemplar
sus perspectivas.
Más allá, el futuro
o el destino - el nombre es lo de menos -
le dieron a elegir
varias salidas:
el corazón que estalla,
la ventana al vacío,
el largo viaje detrás de un escritorio.
.
Sensatamente,
optó por lo primero.
60
ARMANDO ALANÍS PULIDO, MONTERREY, MÉXICO
ONOMATOPEYA DE LA CONCIENCIA
.
Y así sucesivamente...
.
La noticia más importante del día es meteorológica.
.
Adoro la teletransportación.
.
Relajémonos.
.
El desvelo es el combustible de mis noches.
.
Mi contención es un arrebato.
.
Estas espléndida y quieres que te lea un poema.
.
Un diablito que habita en mi hombro izquierdo
.
discute con otro diablito, (que habita en mi hombro derecho)
.
Cuestión de conciencia.
61
PEDRO ARTURO ESTRADA, ANTIOQUIA, COLOMBIA
EL MAR NO VISTO
.
Ah, el mar, por fin, el mar y sin embargo, nada,
ni una palabra en punta, ni el esperado grito.
Arena en los zapatos porque te dio vergüenza
desnudarte en la playa, esa piel blanquecina
de oficinista escuálido, la calvicie que el viento
y el agua enseñarían, obscena, a las muchachas
jugando entre las olas, con el sol en sus pechos,
como ninfas doradas.
.
Ah, el mar, por fin, el mar tan azul en postales.
Y tú sobre la roca, silencioso, vencido.
El salitre en tu cara sin quién la identifique
y el corazón debajo ahogándose de absurdo.
.
Ah, el mar, por fin el mar y al regreso, la rabia,
o no, la vieja culpa de no entrar en el agua
como aquellos que saltan y penetran a fondo
en la vida, el amor o en el oscuro vértigo.
.
Ah, el mar, por fin el mar, mas te gana el cansancio,
el vacío de siempre y se viene la noche.
Además, se marcharon con la luz las muchachas.
.
—Y es ominoso el cielo, y hay aires de tormenta.
62
Para: [email protected]
NORA NANI - ARGENTINA
PROFETICO
Entonces pienso en poesía.
La memoria se me llena
de caracoles y de cruces,
me alumbra un atavío incesante
de planetas en gestación,
visito una caverna de fusiles
con caricaturas en éxtasis
y guerrilleros dormidos a la sombra del diluvio.
Toda la sangre
es una confidencia de cristales
que va rasgando su propio enigma
en la orfandad del silencio.
Y tengo
furias y mutilaciones,
altares, temores, ofrendas,
juego con la brizna de nácar
que amputó mis uñas,
entretengo los dientes
con el sabor arisco de la ternura,
correspondo a las argucias del viento
con mi propia estación
de frutos maldicientes y desmedidos
63
como la parición de un dios
que arroja sus entrañas
al corazón del infinito.
Pero me entrego.
Es mía también
esa audacia de criatura incesante,
esa llamarada terca
que llega de todos lados
y arde
simultánea y profética
con mi voz en el fondo.
Cuando ya no puedo más,
cuando la piel no puede más
de tanto gato agazapado
y vello erguido
y luna desprolija,
entonces
arriesgo la defensa del papel
y me voy nombrando la sangre
para aquietar un poema.
64
VOLVER
¿Qué haría entonces
con el corazón a media luz
entre los cerros altos
y la esfera del río?
¿Qué haría, hermana,
de puro duelo sin tu sombra,
quién recogería mi voz,
el limpio verso que parimos juntas?
Hoy
mi hijo, doblemente huérfano,
sin tus dos manos
y esas alas que salían de tus ojos
para decirle
que era cierta toda la belleza.
Huérfano por dos veces,
en la verdad y en la ternura,
hermana cristalina,
guitarra del crepúsculo,
madre que no fue desde los senos secos
donde un día anidó la muerte
para robarte, batallante y sola.
Y me has quebrado los espejos.
Me he quedado sin tiempo,
con la historia rota
65
y esta palabra mal nacida
entre los labios,
esta puteada arisca,
este dolor que no sangra
porque la sangre quiere guardarse
por guardarte
y es inútil e inevitable el llanto
que ronda en mi fiebre para siempre.
Pero para siempre
habrá caballos vespertinos
en el sueño de mis hijos,
el trote azul de la tarde
cuando el verano quebraba sus racimos
y éramos eternas, porfiadas, alegres, mágicas...
Siempre habrá una noche entre las piedras
y pumas fosforescentes al acecho
y culebras y aves
y el conjuro de la voz y del canto
para esperar el día,
el conjuro del verso, entonces y ahora,
cuando tu estatura y la mía
se fundan en el aire
como un incendio de perfumes voraces.
Y volveremos a la sierra alta,
a perder el nombre bajo un cielo impenetrable,
66
a leer poemas junto al agua
mientras un río sin ojos
busca el vértice de su origen
y un pájaro de niebla
se nos vuelca en el pelo
hasta alzarnos de preñez, de arena y de silencio.
Volveremos desde adentro,
desde este sitio donde la nostalgia te llama,
entre remolinos de vértebras y de alas quemadas,
con la piel guardando tu paso diminuto
y ese sol, hermana, ese sol
que te abusa de ausencias
y me deja partida ante el infinito.
MIENTRAS TANTO
NORA NANI
La voz que cae sobre los lirios
desnace la forma de crecer en sortilegios.
Una pluma mecida por el viento
ha barrido mis ojos de tanta púrpura sofocada.
Es bella esta terneza de aguja
cuando la carne
aprieta sus tentáculos y vuelve en gemido.
67
Diré otra vez la palabra adios.
Será de hoy
la luna con el celo al hombro
y las madrigueras del cansancio
abusando la piel...
Caigo.
Generosamente caigo.
Vorazmente caigo.
Hacia el horizonte me invaden
las ráfagas del abismo.
Milagro
de ver con los ojos ajenos
la plenitud que me borra
inexistente.
68
PALMIRA ORTIZ - MÉXICO
Que ironía
No existe cosa más loca que tener siempre a alguien pegado contigo,noche y
día, siempre esta diciéndo lo que tienes que hacer. No te deja trabajar, no te
deja comer, no te deja dormir, siempre esta: y dale y duro, -levántate, -
levántate, cuando recién te acostaste.
Camina siempre contigo, no te deja solo ni un segundo, ¡ni en el baño!. A veces
quisieras desaparecer ó sacarle la lengua enredarle y ahorcarle cuando habla.
Es posesiva, Celosa. ¡El poeta no puede tener a nadie! por que va y te
desprende de los brazos de un amor, no te deja a solas nunca.
¡Cuantas! ¡Cuantas veces! quisieras meter en su boca una gran dosis de Tafil
de 100 gramos, que se quede muda, inerte por un mes o dos. -¡Ah! cuando le
gritas ó la insultas, se enoja y se pierde muchos días. Es rencorosa,
absorbente, ¡de lo peor!
Cuando la necesitas y quieres que este ahí, no esta. Sales a buscarla al
parque, al café, al museo a un concierto de violines y ¡nada de su paradero!.
Después, mucho después, llega a la casa como si nada y sigue otra vez la
misma canción.
¡Que ironía la de los poetas!
A veces, muchas veces,
la peor enemiga en la vida es la inspiración.
© Palmira Ortiz
69
ANDROS - CHILE
Dos hombres solos en un comedor
Tal vez alguien lea esta botella con letras madrugadas
(es difícil ver a alguien desde este faro).
Una vez pasé una navidad junto a mi abuelo
(mi madre estaba vetada, sólo era mi vida y la de él).
Esa nochemala concluí que dos hombres solos en un comedor
pueden estar casi más solos que estando solos solos.
Pero este faro este faro este faro
y el árbol de Teillier unos tres patios a la derecha
pero esta noche (como leía este día:
"espantosa en su semejanza" con cada otra noche)
pero ver a la pequeña gigante entre trescientos mil santiaguinos
y no sentirlos, y querer siempre el útero de Dios como si fuera un poncho de
castilla
bajo el aguacero cortante de este sofocante invierno
en que Sting no deja de recordarme que está en mi triste esencia de alma en
pena con jeans.
No es poema, son puras palabras. No lo juzguen bien o mal escrito
mejor háganme cariño rozándome las manos de ermitaño.
70