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TEMA 12. TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX. Desamortizaciones. Industrialización y modernización de las infraestructuras. Crecimiento demográfico y cambio social. El movimiento obrero.

Tema 12 transformaciones económicas y cambios sociales en el s. xix

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TEMA 12. TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIOS SOCIALES EN EL SIGLO XIX.

● Desamortizaciones.

● Industrialización y modernización de las infraestructuras.

● Crecimiento demográfico y cambio social. El movimiento obrero.

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1.- LAS DESAMORTIZACIONES.

Los políticos liberales, sobre todo los progresistas, creían que la propiedad de la tierra no debía ser de las “manos muertas” (clero, ayuntamientos…), sino de gente con deseo de invertir y modernizar las explotaciones; sólo así se podría aumentar la producción agraria. Para ello se decretó una desamortización de los bienes (tierras y edificios) de esas “manos muertas” consistente en nacionalizarlos y después venderlos en subasta al mejor postor. Los gobiernos liberales la emprendieron por dos causas: obtener dinero, ya que la Hacienda estaba arruinada por las guerras -de Independencia y carlistas- y conseguir apoyo político de la burguesía y la aristocracia para el régimen liberal.

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1.1. Fases de las desamortizaciones:

-Hubo algunos tímidos precedentes con Godoy, José I y en el Trienio Liberal (inmuebles de conventos y tierras de monasterios) pero Fernando VII las devolvió.

-La primera gran desamortización fue la de Juan Álvarez Mendizábal a partir de 1836. Afectó sobre todo a los bienes eclesiásticos, especialmente del clero regular. La mayor parte de los monjes y frailes fueron exclaustrados. Continuó después con Espartero.

-Una segunda desamortización se desarrolló a partir de 1855, fue la de Madoz. En esta fueron vendidos otros bienes del clero y, sobre todo, bienes comunales (del conjunto de los vecinos de un pueblo). De los ayuntamientos se subastaron los propios (tierras que el ayuntamiento podía alquilar al que quisiera cultivarlas). Su objetivo fundamental era financiar la red de ferrocarriles que se iban a construir. Este proceso se continuó en las décadas siguientes.

▲Mendizábal Madoz►

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1.2. Consecuencias de las desamortizaciones.

● Consiguió aliviar la situación de la Hacienda y ayudó a pagar las guerras carlistas.

● Se pusieron en cultivo bastantes tierras que estaban casi abandonas o mal cultivadas. Pero los precios de los alimentos subieron, ya que los burgueses especulaban con ellos. La productividad agrícola siguió, de todas formas, siendo más baja que en el resto de Europa.

● Se abandonaron y deterioraron muchos monasterios.

● Un porcentaje importante de la tierra cambió de manos, aunque la propiedad de la nobleza no fue desamortizada, sólo desvinculada (quedaba libre para que comerciaran con ella o la arrendaran si lo deseaban)

● Los compradores y principales beneficiados fueron, en su mayor parte, nobles y burgueses, que comenzaron a formar una nueva clase terrateniente. Los campesinos que adquirieron tierras fueron pocos. Además, con la desamortización de Madoz empeoró la situación de muchos labradores pues perdieron el derecho de uso de los bienes comunales (usar los pastos, recoger leña), que servían como complemento de su economía. Fue un proceso en el que se pensó sobre todo en los intereses de las clases adineradas.

Los campesinos salieron muy perjudicados porque ya no podían alquilar las tierras de propios ni de la Iglesia; y los que aún tenían tierras no podían competir con los terratenientes, por eso se convirtieron en jornaleros explotados. Muchos campesinos gallegos, asturianos o leoneses emigraron por la falta de rentabilidad de sus minifundios (explotaciones agrarias pequeñas).

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1.3. Los cultivos agrícolas.

-Siguió habiendo un predominio del cereal, pero se introdujo, sobre todo en el Mediterráneo, una agricultura comercial de vid, cítricos, arroz y olivo.

-Hubo un gran crecimiento en la exportación de vinos en las décadas de 1870 y 1880, ya que la filoxera había arruinado el viñedo francés. Aunque luego llegó esa enfermedad a España y se cortó esa tendencia ascendente.

-Al fin del siglo XIX hubo una importante crisis agraria en Europa. Los nuevos transportes hicieron que se creara un mercado agrícola internacional. Aparecieron productos de otros continentes con unos costes de producción más bajos: de Estados Unidos, Australia o Argentina. Esta competencia supuso la ruina de muchos agricultores que no pudieron producir más barato, y el abandono de tierras, especialmente de cereal.

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2.INDUSTRIALIZACIÓN Y MODERNIZACIÓN DE LAS INFRAESTRUCTURAS.

2.1. Causas del fracaso de la Revolución Industrial en España

En el XIX se consolida la industria mecanizada, basada en el uso de la máquina de vapor y la creación de factorías. Este período es considerado como el siglo del despegue industrial español. Pero fue limitado comparado con otros países. Este menor éxito se debió a factores como:

• La débil demanda de una población rural empobrecida con bajos salarios.

• La escasez de capitales, utilizados en comprar tierras desamortizadas, en vez de reinvertirlos en industria y comercio.

• La falta de una clase empresarial con iniciativa, pues nobles y burgueses preferían los negocios cómodos bajo protección del gobierno.

• La escasez de fuentes de energía y los deficientes transportes.

Por ello, algunos historiadores hablan de un fracaso de la Revolución Industrial en España, a excepción del textil catalán y de la siderurgia vasca.

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2.2. Los núcleos industriales y mineros españoles.

-SECTOR TEXTIL. Se trabajaba la lana, seda y cada vez más el algodón. Estaba centrado en torno a Barcelona (Tarrasa, Manresa, Sabadell). El crecimiento fue continuo, aunque hubo algunas crisis, sobre todo por la rebaja de los aranceles al textil extranjero o cuando en 1898 se perdieron Cuba y Puerto Rico. Tuvo forma de pequeñas empresas familiares. Impulsó otras industrias, como la química, a la que compraba tintes, y la siderúrgica, que producía hierro para las máquinas textiles.

-SECTOR SIDERÚRGICO. Los primeros intentos fueron en Málaga, pero el hierro era escaso y no había carbón. Más tarde se intentó en Asturias. La primera empresa con un alto horno (instalación industrial dónde se transforma o trabaja el mineral de hierro) fue la de Mieres que explotaba carbón local, pero le faltaba el hierro. Finalmente se consolidó en Vizcaya: había hierro, acceso por mar al carbón británico (más barato que el asturiano), y capitales de la minería y las finanzas. Estaba concentrada en forma de grandes empresas que en 1902 se fusionaron en Altos Hornos de Vizcaya.

-METALURGIA. Se crearon astilleros también en Vizcaya (como Euskalduna). Allí también se fabricaba material ferroviario, igual que en Cataluña.

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Los recursos mineros eran abundantes, aunque no siempre bien explotados: hierro, carbón, plomo, cobre o mercurio. Las principales zonas eran Sierra Morena, Asturias, Vizcaya, León, Huelva y Almería.

La Ley Minera de 1868 hizo que la mayoría de las minas, hasta entonces en manos del Estado, se vendieran o arrendaran. Para explotarlas se crearon sociedades, la mayoría con capital extranjero, inglés en Minas de Riotinto, francés y belga. Esto hizo que creciera la extracción minera, pero también que una buena parte de los recursos, que podría haber servido para la industria propia, contribuyera a desarrollar la de otros países. Así España llegó a ser el mayor exportador de hierro de Europa, mientras que su producción siderúrgica era de las más bajas.

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2.3. El comercio interior.

A finales de siglo XIX empieza a poderse hablar de un auténtico “mercado nacional”. Esto se debió a factores como:

1. MEJORA DE LAS INFRAESTRUCTURAS DE TRANSPORTE. Aunque las carreteras seguían siendo malas, se construyeron bastantes. La gran novedad fue el ferrocarril. El primero unió en 1848 Barcelona y Mataró. La Ley de Ferrocarriles de 1855 supuso la formación de las primeras sociedades anónimas por acciones. Los capitales extranjeros fueron decisivos en la financiación de los ferrocarriles españoles junto a los provenientes de la desamortización. Por ello consumieron acero y carbón británico, en vez de español. Las principales líneas se construyeron hasta 1865, pero posteriormente muchas fueron poco rentables por la escasa actividad económica y el limitado comercio interior. En los años setenta había 6000 kilómetros, que seguían un trazado radial, al situar a Madrid como el centro. Los trenes mejoraron mucho el transporte terrestre y contribuyeron a abaratar los costes del transporte de cereal.

2. MEJORA DE LAS COMUNICACIONES. Aparece un sistema de Correos estructurado y se introduce el telégrafo.

3. UNIFICACIÓN DEL SISTEMA MONETARIO. Sucesivamente la moneda fue el doblón, el real y, finalmente, la peseta.

4. SE PONEN LAS BASES DEL ACTUAL SISTEMA DE IMPUESTOS con la reforma Mon-Santillán, un nuevo sistema que rompía con el Antiguo Régimen. La reforma trataba de implantar un sistema fiscal unificado para todo el país y eliminar las trabas al crecimiento económico. Así se suprimieron las aduanas interiores, los diezmos, la alcabala y los millones. En el nuevo sistema tributario se dio más importancia a los impuestos directos que a los indirectos.

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2.4. El comercio exterior.

Se exportaba, sobre todo, productos básicos: minerales, vino, aceite y fruta. Se importaban materias primas para la industria –carbón inglés y algodón-, y todo tipo de productos manufacturados. La balanza comercial casi siempre fue negativa.

Hubo una pugna continua entre los partidarios del proteccionismo (querían defender los productos propios imponiendo aranceles a los extranjeros) y los defensores del librecambismo, quienes dejarían entrar sin trabas los productos extranjeros, para que también se permitiera a los propios en otros países. La política comercial, especialmente de los moderados, fue el proteccionismo. El proteccionismo defendía los intereses de la oligarquía terrateniente, pues protegía su cereal (de baja productividad y altos costes) frente al exterior, lo mismo ocurría con los textiles catalanes. Ello perjudicaba a las clases bajas, que tenían que pagar más caros los productos de primera necesidad. El proteccionismo se basaba principalmente en el establecimiento de barreras aduaneras como los aranceles.

Las opciones políticas más avanzadas intentaron desarrollar el librecambismo que predominó en las épocas de gobierno progresista y en el Sexenio. El proteccionismo se impuso desde 1875, y ayudó para que pudiera desarrollarse la naciente industria sin la competencia de otras más fuertes como la inglesa o la francesa.

Durante la primera mitad del siglo, el capital disponible para el desarrollo económico era escaso. Los pocos financieros existentes (como el Marqués de Salamanca) prefirieron invertir en tierras desamortizadas o en el ferrocarril. Pero en la 2ª mitad comenzó la banca moderna, especialmente en Madrid, Barcelona y Bilbao. También se creó en esta época el Banco de España.

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3.CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO Y CAMBIO SOCIAL. EL MOVIMIENTO OBRERO.

3.1. Demografía

Hubo un crecimiento importante de la población en el siglo XIX, mayor que en los siglos anteriores, aunque menor que la media europea: se pasó de 10´5 millones de habitantes a 18´5. Esta alza fue superior en la periferia que en el interior, lo cual acentuó la tendencia, comenzada en los dos siglos anteriores, de que la densidad de población fuera menor en el interior. El sistema demográfico aún era antiguo: la natalidad era muy alta; la mortalidad también, y en ocasiones catastrófica, especialmente por las todavía frecuentes hambrunas y por las epidemias, entre las que destacaron el cólera, tifus y fiebre amarilla. Las epidemias y las enfermedades incidían de forma brutal sobre una población muy debilitada por las carencias alimenticias y una deficiente atención sanitaria. La esperanza media de vida no llegaba a los 35 años.

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Predominaba la población rural (dos tercios al terminar el siglo). Apenas existían grandes ciudades, sólo Madrid y Barcelona llegaron a alcanzar el medio millón de habitantes, la primera por su condición de capital política y la segunda por ser la cuna de la revolución industrial en nuestro país.

Una característica nueva fue la amplitud de las emigraciones; la anticuada estructura económica era incapaz de absorber el crecimiento de la población y mucha tenía que marchar de su lugar de origen. En cuanto al exterior, la emigración a América se frenó al independizarse las colonias, pero resurgió con fuerza en las últimas décadas de siglo, sobre todo a Argentina, Venezuela o Cuba. Algunos fueron los “indianos” que, tras prosperar, regresaban para mejorar su pueblo o presumir de su fortuna. En el interior del país los polos de atracción fueron las zonas industrializadas, especialmente Barcelona y Bilbao. Hubo un abandono de la Meseta central, salvo Madrid, hacia la costa mediterránea. Las razones de estas migraciones estarían en las ventajas económicas de las zonas costeras, con tierras más fértiles y nacientes industrias, y en que las comunicaciones eran mejores en las zonas marítimas.

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3.2. El cambio social.

La SOCIEDAD DE CLASES fue la característica del liberalismo. En esta se determinaba la posición social de un individuo mediante su nivel económico y ocupación profesional. En teoría había más movilidad entre clases, pero en la práctica existían muchas barreras para el ascenso social. Las causas del cambio de la sociedad del Antiguo Régimen al régimen liberal fueron:

1ª-La ruina de los campesinos que dio lugar al proletariado (clase social marginada y desposeída de la propiedad de la tierra y los medios de producción), primero el proletariado rural (jornaleros del campo), y luego el proletariado industrial (obreros descendientes de jornaleros emigrados a la ciudad).

2ª-La gestación de una nueva oligarquía terrateniente, fruto de la alianza entre la antigua nobleza, y la alta burguesía que había adquirido tierras en las desamortizaciones,

junto a los banqueros y altos funcionarios.

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Los grupos sociales:

a) LA CLASE ALTA. Estaba formada por dos grupos principales:

1. Nobleza. La baja nobleza prácticamente desapareció al diluirse en el resto de la sociedad. La alta nobleza, aunque perdió sus privilegios legales, siguió manteniendo una importante distinción social, una fuerte capacidad económica (algunos incluso la mejoraron con la compra de tierras desamortizadas), y parte de sus miembros siguieron entre las élites políticas. Su principal novedad fue la alianza con la alta burguesía, tanto en los negocios como en las uniones matrimoniales.

2. Alta burguesía (industriales y grandes comerciantes). Era la triunfadora en un nuevo mundo de negocios como la desamortización o el ferrocarril, adoptó modos de vida lujosos y distantes del pueblo. Algunos consiguieron títulos de nobleza. Las burguesías periféricas (vasca y catalana), se acercaban más a la burguesía industrial europea, aunque será marginada del poder político, por lo que en su seno se desarrollará el nacionalismo a fines del XIX.

LA SITUACIÓN DE LA MUJER. En las clases altas y medias, solían estar limitadas al hogar y al cuidado de los hijos. En las clases populares, además de esto, muchas veces trabajaban fuera, en el campo, fábricas o el servicio doméstico. Todo ello con salarios claramente más bajos que los masculinos

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LA SITUACIÓN DE LA MUJER. En las clases altas y medias, solían estar limitadas al hogar y al cuidado de los hijos. En las clases populares, además de esto, muchas veces trabajaban fuera, en el campo, fábricas o el servicio doméstico. Todo ello con salarios claramente más bajos que los masculinos

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b) CLASE MEDIA. Compuesta por comerciantes, funcionarios, profesiones liberales o militares. La pequeña burguesía era muy débil. Las clases medas eran limitadas en número, aunque aumentaron a lo largo del siglo. Esta clase comenzó el siglo con una ideología revolucionaria, al luchar por el fin de los privilegios. Pero terminó más conservadora, pues trató de imitar los gustos de las clases altas y marcar diferencias con los niveles sociales inferiores.

c) CLASE POPULAR. Su nivel económico era muy bajo y sufría altas tasas de analfabetismo. Los principales grupos eran:

1. Campesinos. En las regiones de la mitad norte predominaban los pequeños propietarios de un nivel económico bastante miserable y apegados a su condición de dueños de algunas tierras. En la mitad sur predominaban los jornaleros sin tierra propia, dependientes de salarios irregulares y escasos y de la voluntad de los terratenientes.

2. Obreros industriales (proletarios). Aunque todavía había bastantes artesanos tradicionales, el proletariado aumentó fuertemente con la industrialización, especialmente en Cataluña y País Vasco. Sus condiciones de vida eran muy duras: sueldos bajos, jornadas largas (a veces entre 12 y 14 horas), fábricas contaminadas, vivienda indigna, ausencia de protección social o despido libre. Esta forma de vida contrastaba de forma insultante con la de los burgueses para los que trabajaban, esto hizo que surgiera la protesta del movimiento obrero. Dentro de este grupo también estarían los asalariados urbanos (criados y servicio doméstico).

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3.3. El nacimiento del movimiento obrero

Durante la primera mitad de siglo, no existía una conciencia colectiva sobre los derechos de los trabajadores. Además, las asociaciones obreras estaban prohibidas y las huelgas eran ilegales. Hubo también algunos movimientos luditas (destrucción de máquinas por pensar que quitaban el trabajo a los obreros), aunque sin mucha repercusión.

Después algunos obreros abrazaron las ideas del socialismo utópico (filosofía heredera de la Ilustración surgida como reacción a las consecuencias negativas de la industrialización). En 1840 nació la primera organización obrera de España, la Sociedad de Tejedores de Barcelona, como sociedad de socorros mutuos. Una entidad aseguradora creada a base de aportaciones de tejedores para dar pequeños subsidios a viudas y huérfanos de obreros. En esta época, los obreros apoyaban al Partido Demócrata, porque aspiraban al sufragio universal. También empezaron a exigir el derecho de huelga entendido como la cesación colectiva del trabajo al objeto de defender los intereses y derechos de los trabajadores. A finales del XIX declararse en huelga ya no deparaba la muerte o la cárcel, pero podía acarrear sanciones laborales o económicas por incumplimiento de las obligaciones contractuales. Los códigos penales de 1850 y 1870 lo consideraron un delito. Incluso con la proclamación de la Primera República Española no hubo legalidad para el derecho de huelga. La Constitución monárquica de 1876 silenció el derecho de asociación y también el de huelga.

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Durante la década moderada las organizaciones obreras fueron violentamente reprimidas. Por consiguiente, el movimiento obrero no se desarrolló hasta el Sexenio Democrático.

La Constitución de 1869 y la democracia del Sexenio Revolucionario trajeron por primera vez la libertad de asociación, y ello permitió una rápida expansión del movimiento obrero. La principal organización a nivel internacional de este movimiento era la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que se había creado poco antes. La AIT se había dividido entre los partidarios de Marx –marxistas- y los de Bakunin –anarquistas-. Aunque ambos eran revolucionarios y deseaban alcanzar la sociedad sin clases y la propiedad colectiva, los anarquistas pensaban que no debería existir ningún tipo de estado ni autoridad. Mientras que los marxistas defendían que para llegar a la igualdad social debería existir primero un estado obrero (“dictadura del proletariado”).

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Esta división pronto se trasladó al joven movimiento obrero español: un colaborador de Bakunin, Fanelli, creó los dos primeros núcleos de la AIT en España, en Madrid y Barcelona, con ideas anarquistas. Su primera formación será la Federación de Trabajadores de la Región Española. De forma paralela surgió otra sección de la AIT de inspiración marxista, creada en una visita a España de Lafargue (yerno de Marx). Desde entonces, el movimiento obrero español quedó dividido en dos grupos diferenciados:

* La corriente socialista (marxista), que predominó en Madrid, Bilbao o Asturias. Con esta ideología Pablo Iglesias funda el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879, en Madrid. Así como la Unión General de Trabajadores (UGT) que nació en 1888. Estas organizaciones serán ilegalizadas por Serrano en 1874.

* La corriente anarquista, con mayor cantidad de seguidores en esta época, aunque no tuvo una organización importante, la Confederación Nacional del Trabajo, hasta principios del siglo XX. Predominó en Cataluña, Valencia y Andalucía.

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