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Instrucción Doctrinal de la Conferencia Episcopal Paraguaya sobre Teología de la Liberación Introducción Los Obispos del Paraguay, nos dirigimos con fraternal afecto a todos los seguidores de Cristo, para cumplir con nuestro servicio y con nuestra responsabilidad de Maestros, a ejemplo de Jesucristo Maestro y Pastor (Mt. 23, 8; Jn. 10, 11), para proclamar entre los hombres el Evangelio; mantener en la comunidad cristiana la fidelidad al Mensaje de Dios; orientar sobre las diversas corrientes del pensamiento y sobre los movimientos sociales que puedan afectar el estilo y el ser de la vida cristiana; confortar en medio de las dificultades a las comunidades y a los creyentes que, bajo el impulso y guía del Espíritu Santo, procuren mantener la coherencia entre su fe y su vida para llegar así hasta la verdad completa (Jn. 16,13) que es Jesucristo, su vida y Palabra. La presencia del Sucesor de Pedro entre nosotros y su exhortación a implementar una nueva evangelización en nuestro país, no solo nos fortalece en nuestra misión de Pastores, sino que nos anima a seguir proclamando el Evangelio de Jesucristo, a sembrar la Palabra de Dios siendo siempre factores de unidad en nuestro país (1). Con renovado entusiasmo y animados por este recuerdo, hoy nos dirigimos a todos

Teología de la liberación. 20 de octubre de 1988

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Instrucción Doctrinal de la Conferencia Episcopal Paraguaya sobreTeología de la Liberación

IntroducciónLos Obispos del Paraguay, nos dirigimos con fraternal afecto a todos

los seguidores de Cristo, para cumplir con nuestro servicio y connuestra responsabilidad de Maestros, a ejemplo de Jesucristo Maestro

y Pastor (Mt. 23, 8; Jn. 10, 11), para proclamar entre los hombres elEvangelio; mantener en la comunidad cristiana la fidelidad al Mensajede Dios; orientar sobre las diversas corrientes del pensamiento y sobre

los movimientos sociales que puedan afectar el estilo y el ser de lavida cristiana; confortar en medio de las dificultades a las

comunidades y a los creyentes que, bajo el impulso y guía delEspíritu Santo, procuren mantener la coherencia entre su fe y suvida para llegar así hasta la verdad completa (Jn. 16,13) que es

Jesucristo, su vida y Palabra.

La presencia del Sucesor de Pedro entre nosotros y su exhortación aimplementar una nueva evangelización en nuestro país, no solo nosfortalece en nuestra misión de Pastores, sino que nos anima a seguirproclamando el Evangelio de Jesucristo, a sembrar la Palabra de Diossiendo siempre factores de unidad en nuestro país (1). Con renovadoentusiasmo y animados por este recuerdo, hoy nos dirigimos a todos

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------(1) Juan Pablo II. Discurso al Episcopado Paraguayo del 17 de Mayo 1988.

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para hacerles llegar una palabra sobre la Teología de la Liberación.La Teología de la Liberación ha tenido gran difusión en nuestro medio;

ha despertado un interés en el pueblo por conocer su contenido y lanecesidad de ser autorizadamente informado de las incidencias que

dicha teología tiene en nuestra Iglesia del Paraguay.

Por estas razones la Conferencia Episcopal Paraguaya, fiel a suresponsabilidad y a su ministerio pastoral y magisterial (L.G. 25), hasentido la necesidad de orientar a toda la comunidad cristiana y a

todos los hombres de buena voluntad con este documento; el cual semantiene en estrecha comunión con las dos Instrucciones publicadas

por la Congregación para la Doctrina de la Fe y expresamenteaprobadas por el Papa Juan Pablo II (2).

Deseamos que el presente documento de nuestro Magisterio seaampliamente difundido, explicado y reflexionado por todas nuestras

comunidades cristianas; así, nuestra Iglesia, guidada por el Evangelioy el Dios hizo rico en misiricordia (Ef. 2, 11) y por el amor a todo

hombre, escuchando el clamor por la justicia, procure responder a él

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con todas sus fuerzas y a través de todos sus miembros. Nuestro deseoresponde al hecho de ser los "maestros auténticos de los fieles"

encomendados a nuestro servicio; por otra parte proque "los fielesestán obligados a adherirse con asentimiento religioso a este

Magisterio auténtico de sus Obispos" (3)

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------(2) Juan Pablo II. Mensaje del Santo Padre a la Conferencia Episcopal de Brasil

del 9 deabril de 1986, Nº5: " las dos recientes Instrucciones emenadas por la�

Congregaciónpara la Doctrina de la Fe, con mi explícita aprobación" L´Osservatore Romano,�

904(27 de abril, 1986) pag. (251) 11, Col. 4

(3) CIC. 753. Codigo de Derecho Canónico.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

I. LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y EL MAGISTERIO1. Después del Concilio Vaticano II se produjo en la Iglesia un gran

despertar teológico. En América Latina también se comenzó areflexionar y así fue naciendo el movimiento teológico y pastoral

conocido con el nombre de Teología de la Liberación. La SegundaAsamblea del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín

fue la primera en aceptar esta teología e incorporarla al Magisterio de la Iglesia.

Es muy importante señalar que ella nació precisamente en uncontinente marcado por la herencia religiosa y cultural del Cristianismo.

Este movimiento teológico está desde sus inicios en profunda sintoníay relación con el despertar de la conciencia de los oprimidos; con laaspiración a la justicia; con el deseo de un reconocimiento efectivode la dignidad de cada persona. La comunidad cristiana ha visto

desarrollarse esta reflexión por parte de sus teólogos y la ha recibido, la ha hecho suya.

Ante la transcendencia e importancia de esta corriente teológica, laCongregación para la Doctrina de la Fe ha sentido la necesidad depublicar dos documentos: "Instrucción sobre algunos aspectos de laTeología de la Liberación" (4) e "Instrucción sobre Libertad Cristianay Liberación" (5). En la primera se señalan los riesgos de desviación,ruinosos para la fe y para la vida cristiana que implican cierta formasde la Teología de la Liberación; por otra parte indica también cual es

la verdadera Teología de la Liberación. El Segundo documento señalade un modo positivo, todas las riquezas tanto doctrinales como

prácticas de la Teología de la Liberación. Debe notarse que "entreambos documentos existe una relación orgánica. Deben leerse uno a

la luz del otro" (L. C. 2) y nunca separadamente.

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-----------------------------------------------------------------------------------------------------------(4) Seguimos la edición publicada por "Sendero".Utilizamos su numeración. Desde

ahora lacitaremos con las siglas L.N. Edición de Setiembre 1984.

(5) Seguimos la edición publicada por "Sendero" el 8 de abril de 1986. Desde ahora la

citaremos con las siglas L.C. Seguimos su numeración.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Así surgió en la Iglesia un Magisterio que sirve de norma para eldesarrollo de la Teología de la Liberación y la orienta. Esto fue comouna confirmación de la misma y a la vez le dió impulso para seguir

creciendo; la iluminó para que no sea manipulada por las ideologiasque podrían conducirla a traicionar la causa del Evangelio y de lospobres. Este es el Magisterio que queremos compartir los Obispos

del Paraguay con todo nuestro pueblo.

2. Frente al escándalo farisaico ante la Teología de la Liberación dequienes contribuyen a la miseria de los pueblos, de quienes se

aprovechan de ella, de quienes se resignan o a quienes deja indiferenteesta miseria, la Congragación para la Doctrina de la Fe ha afirmado

que la "expresión Teología de la Liberación es una expresiónplenamente válida" (L.N. III, 4) en el ámbito de la teología católica.

Es una expresión válida porque designa una reflexión teológicacentrada sobre el tema bíblico de la liberación (Ex. 3,7-10; Gal. 5,

1.6.13); la urgencia de practicar verdaderamente lo que se cree (Sant.2 14-26; Lc. 10,37); la urgencia de las incidencias prácticas de la liberación.

Se puede afirmar que existe una verdadera Teología de la Liberaciónque está eraizada en la Palabra de Dios, debidamente interpretada (LN. VI. 7). Esta afirmación es una invitación a todos los teólogos paraque profundicen ciertos temas bíblicos esenciales. Así los teólogos

estan llamados a buscar una "renovación, tan creativa como fiel, queresponda a las directrices del Vaticano II, a las exigencias de la cultura

moderna, y a los problemas más profundos de la humanidad actual"(6). Uno de dichos problemas es la miseria, el deseo de justicia; por

eso "no es posible olvidar ni un solo instante las situaciones de miseriadramática de donde brota la interpelación así lanzada a los teólogos" (L. N. IV, 1).

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(6) Juan Pablo II. Discurso a los teólogos reunidos en Salamanca (España) en noviembre de 1982.

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Las elaboraciones teológicas deben reflejar siempre la fe de la Iglesia.Igualmente los que se dedican a la Teología de la Liberación. Son los

Obispos, en comunión con el Sucesor de Pedro, quienes tienen lamisión de discernir su autenticidad (L.C. 70); y a ellos les correspondeafirmar, junto a su autenticidad de fe católica, su aplicabilidad posibleen las comunidades. Se trata de una competencia que correspondeúnica y exclusivamente a los Obispos, a los que Dios ha puesto al

frente de su Iglesia como Maestros y Pastores (D .V. 10); no es, portanto, competencia de quienes puedan tener otros intereses particulares ajenos al

Mensaje Evangélico.

La Teología de la Liberación, en realidad es necesaria. En primerlugar, porque "la aspiración a la justicia y el reconocimiento efectivode la dignidad de cada ser humano requiere, como toda aspiraciónprofunda, ser iluminada y guiada" (L. N. II, 1). En Segundo lugar,

porque "con frecuencia la aspiración a la justicia se encuentraacaparada por ideologías que ocultan o pervierten el sentido de la

misma, proponiendo a la lucha de los pueblos para su liberación finesopuestos a la verdadera finalidad de la vida humana, y predicando

caminos de acción que implican el recurso sistemático a la violencia,contrarios a una ética respetuosa de las personas" (L. N. II, 3). En

tercer lugar, "hoy más que nunca, es necesario que la fe de numerososcristianos sea iluminada y que éstos estén resueltos a vivir la vida

cristiana integralmente, comprometiéndose en la lucha por la justicia,la libertad y la dignidad humana, por amor a sus hermanos

desheredados, oprimidos o perseguidos" (L.N. Intr.). Las dificultadesde los hombres en nuestro continente son múltiples; la Iglesia busca

soluciones "tan eficaces y constructivas cuando sea posible y al mismotiempo en armonía y coherencia con las enseñanzas del Evangelio, de

la Tradición viva y del perenne Magisterio de la Iglesia, estamosconvencidos, nos dice el Papa tanto vosotros como yo, de que la teología

de la liberación es no sólo oportuna, sino útil y necesaria" (7).

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(7) Juan Pablo II. Mensaje del Santo Padre a la Conferencia Episcopal de Brasil, del 9 de

abril de 1986, Nº 5.*DV: Dei Verbum, Constitución dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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3. Para evitar cualquier confusión, en los documentos anteriormentecitados, se nos indica lo que es la Teología de la Liberación,

describiendo y definiendo el ámbito propio de ella.

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¿Qué quiere decir Teología de la Liberación?. La expresión "Teologíade la Liberación designa en primer lugar una preocupación

privilegiada generadora del compromiso por la justicia, proyectadasobre los pobres y las víctimas de la opresión". Podríamos decir queesta preocupación, nace en el ámbito de la caridad cristiana vivida en

las comunidades; impulsadas por el Espíritu de Cristo y ante losdramas que desgarran el mundo, sienten la necesidad de reflexionar

sobre el significado y los caminos correctos de la liberación y de la verdadera libertad (L. N. III-3).

Para precisar mejor, tenemos que decir que la Teología de laLiberación "designa una reflexión teológica centrada sobre el temabíblico de la liberación y de la libertad y sobre la urgencia de sus

incidencias prácticas" (L. N. III, 4). Sin duda, las prácticas deliberación pasan por el compromiso temporal; es una reafirmación

del Concilio Vaticano II: "La Iglesia exhorta a los cristianos alcumplimiento de sus deberes temporales, advirtiéndoles que deben

guiarse por el Evangelio y lamenta la conducta de aquellos que,�con el pretexto de la espera de los bienes celestiales, descuidan las

tareas temporales" (G. S. 43). La fe cristiana debe traducirse enpráticas, en acciones concretas, porque "¿de que sirve, hermanos míos,

que alguién diga, tengo fe, sino tiene obras?" (Sant. 2, 14)

Desde un punto de vista práctico podemos afirmar que la Teología dela Liberación es una teología que fundamenta el compromiso cristianocon los hombres, especialmente con los pobres y con las víctimas de

toda opresión; por otra parte, ayuda a distinguir la actuación delcristiano en orden a conseguir una liberación integral.

II. EL ORIGEN DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN1. Para comprender mejor la originalidad, el método, el contenido yla validez de la Teología de la Liberación, es importante clarificar: loque es teología; los elementos que forman parte de ella; los factoresmás importantes que explican y justifican el origen y el nacimiento

de la Teología de la Liberación.

2. La palabra "teología" se utiliza y repite en todos nuestros ambientes,tanto los más intelectuales como los más populares; sin embargo nosiempre se entiende bien a lo que se refiere esta palabra. La teologíatiene como base el acontecimiento de la revelación de Dios y la fe dela Iglesia; es decir, la teología se apoya en el Mensaje de Dios y en la

fe vivida en la Iglesia.

La revelación parte de Dios; es él quien se da a conocer a si mismo ynos da a conocer su plan para los hombres. Pues, "quiso Dios, con su

bondad y sabiduría, revelarse así mismo y manifestar el misterio de

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su voluntad (cf. Ef. 1,9): Por Cristo, Palabra hecha carne, y con elEspíritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participarde la naturaleza divina (cf. Ef. 2, 18; 2 Ped. 1,4), en esta revelación,Dios invisible (cf. Col. 1, 15; 1 Tim. 1,17), movido de amor, habla alos hombres como amigos (cf. Ex. 33, 11; Jn. 15,14-15), trata con

ellos (cf. Bar. 3,38) para invitarlos y recibirlos en su compañía", (9D.

V. 2). Dios se da a conocer y nos invita a conocerle, a conocer su plande salvación, para vivir de acuerdo a él. Los creyentes sentimos la

necesidad de pensar, de reflexionar sobre esto, sobre nuestra fe, paraentenderla mejor, para vivir de acuerdo a lo que Dios quiere y espera

de nosotros, siguiendo las huellas de Jesucristo. Esto es de granimportancia porque por el Bautismo nos comprometimos a vivir según

el modelo que tenemos en Cristo, como hijos de Dios.

La reflexión sobre Dios y su plan que hacemos iluminados por la feque vivimos en la Iglesia se llama teología. Esta reflexión no es

simplemente para conocer mejor a Dios y su plan sino también paravivir según lo que Dios quiere y como él lo quiere en este tiempo.

Podemos decir, entonces, que la teología es una ciencia al serviciodel plan de salvación de Dios revelado, manifestado por Jesucristo;esta revelación se contiene en la Sagrada Escritura y la Tradición yéste es el depósito de la fe que la Iglesia guarda, custodia, escucha,

enseña y explica fielmente (D.V. 10)

Nuestra fe tenemos que vivirla en diversas situaciones y problemaslo que nos plantea una serie de dificultades y preguntas, ¿Cómo debo

vivir como cristiano hoy?. ¿Cuál tiene que ser mi comportamientocristiano ante las miserias y dificultades que se viven en nuestro

continente? Estas preguntas son serias. Para responder el cristianobusca en la revelación la respuesta; utiliza su inteligencia para vercual es el plan de Dios y lo que Dios quiere de él hoy. Así nace lateología. Cómo la situación que nos toca vivir hoy es diferente de

otras partes o de otros tiempos, va surgiendo una respuesta distinta odiversa, pero siempre fiel a la revelación. Así fue surgiendo la Teología de la

Liberación.

3. Los principales factores que han determinado el nacimiento de laTeología de la Liberación son varios; vamos a señalar principalmentetres de ellos: la situación actual de nuestro mundo; la obligación que

tiene el cristiano de vivir y servir al hermano en el amor, en la caridad,y la misma naturaleza, la misma característica del Evangelio de Jesucristo.

4. La Teología de la Liberación ha nacido en primer lugar en AméricaLatina, un continente marcado por la herencia religiosa y cultural

cristiana. ¿Cómo se vive en este nuestro continente marcado por elcristianismo?. La comprobación de cómo se vive en nuestro

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continente, es escandalosa para un cristiano, pues: "En ciertas regionesde América Latina, el acaparamiento de la gran mayoría de las riquezas

por una oligarquía de propietarios sin conciencia social, la casiausencia o las carencias del Estado de derecho, las dictaduras militares

que ultrajan los derechos elementales del hombre, la corrupción deciertos dirigentes en el poder, las prácticas salvajes de cierto capital

extranjero, constituyen otros tantos factores que alimentan un violentosentimiento de revolución en quienes se consideran víctimas

impotentes de un nuevo colonialismo de orden tecnológico, financiero,monetario o económico (L. N. VII, 12). Esta situación no afecta

solamente a unos pocos sino que afecta a millones de hombres ymujeres,. Esto está en abierta contradicción con el Evangelio de

Jesucristo y ningún cristiano puede quedar con la conciencia tranquilaante esta realidad (L. C. 57)

El hombre va dándose cuenta de todo esto y no quiere ya sufrirpasivamente este aplastamiento de miserias con sus consecuencias

de enfermedades, decadencias y muerte; el hombre siente esta miseriacomo un insulto a su dignidad natural; siente esta situación como una

violación a su condición de hijo de Dios. Esta conciencia, que es"viva percepción de los obstáculos que impiden el desarrollo de la

libertad y que ofenden la dignidad humana, es el origen de las grandesaspiraciones a la liberación que atormentan al mundo actual" (L. C.

1). Hay muchos factores que fueron ayudando al hombre a darsecuenta de esta situación; uno de ellos es precisamente la Palabra deDios, pues resuena en la conciencia del creyente la voz de Dios quepregunta acerca del hermano (Gen. 4,9); resuena la voz de Dios que

por el Profeta grita: "quiten sus fechorías de delante de mi vista, dejende hacer el mal, aprendan a hacer el bien, busquen lo justo, den susderechos al opromido, hagan justicia al huérfano, sean abogados de

la viuda " (Is. 1, 16-17).�

5. Ante esta situación ha despertado con toda su fuerza la urgencia dela caridad y del amor en la comunidad cristiana (Mt. 22, 39-40; Lc.

10, 37), porque estas "desigualdades inícuas y las opresiones de todotipo esta en abierta contradicción con el Evangelio de Cristo y�

pueden dejar tranquila la conciencia de ningún cristiano" (L. C. 57),pues el amor a Dios reclama también el amor al hermano (1 Jn. 4, 20).Este clamor llega a Dios (Ex. 3,7); es escuchado y vivido por la Iglesia;por eso ella quiere responder con todas sus fuerzas a este clamor por

la justicia. De ahí que la Iglesia de Cristo hace suyas estas aspiracionesde liberación de opresiones e injusticias. A la luz del Evangelio de

Cristo, que es, por su misma naturaleza, mensaje de libertad cristianay liberación, la Iglesia examina la realidad y busca el camino adecuado para

responder a ella.

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Apoyada en el Evangelio, la Iglesia se siente obligada a responder (1Jn. 4, 11-13; Ef. 5, 1-2), siente la necesidad de definirse y actuar enfavor de los pobres y oprimidos; esto no tiene su origen en factoresexternos o extraños a la Iglesia misma sino en el Evangelio, porqueel Evangelio de Jesucristo es un mensaje de libertad, una fuerza de

liberación (Jn. 8, 36; Gal. 5,1; L.N. Intr)

6. La Iglesia quiere cumplir su misión. Para ello, responde al desafíolanzado a nuestra época por las diferentes miserias y esclavitudes; yse preocupa por "despertar las conciencias cristianas en el sentido de

la justicia, de la responsabilidad social y de la solidaridad con lospobres y oprimidos" (L. N. V. 1). El Evangelio de Jesucristo no estásolamente para ser conocido sino para ser vivido, (Mc. 10, 17-23;Lc. 11, 28;8, 21; Mt. 12,48-50; 7, 24-27), lo cual se hace urgente

precisamente por el tiempo y la situación que vivimos.

7. Teniendo en cuenta los tres factores que hemos señalado, se explicaque el encuentro entre la aspiración a la liberación y la Teología de laLiberación no es casual. El significado de este encuentro puede sercomprendido solamente a la luz de la Palabra de Dios, a la luz de la

Revelación auténticamente interpretada por el Magisterio de la Iglesia(L. N. III, 4). El Evangelio ha iluminado esta situación y ha hecho

que la Iglesia la piense; así fue surgiendo la reflexión que se denominaTeología de la Liberación. Podríamos decir que llevados por el

Mensaje evangélico los teólogos han ido respondiendo poco a poco.

III. EL OBJETIVO Y EL MÉTODO DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN1. La Teología de la Liberación, dentro del gran campo de la teologíacatólica, se especifica principalmente por su objetivo, por su método

y por el objeto mismo de su reflexión.

2. Es evidente que la liberación proclamada y realizada en y por elEvangelio de Jesucristo, es ante todo y principalmente, liberación de

la esclavitud del pecado (Rom. 6,17-18); su fin y término es la libertadde los hijos de Dios (Rom. 8, 21), como obra de amor de Dios, como

regalo de su gracia. Lógicamente esta libertad reclama también la"liberación de múltiples esclavitudes de orden cultural, económico,

social y político, que, en definitiva, derivan del pecado, y constituyentantos obstáculos que impiden a los hombres vivir según su dignidad"

(L. N. Intr.; L. C. 1).

La Teología de la Libertación no trae mucha novedad en este aspecto.En toda la historia de la Iglesia, "una multitud de cristianos, ya desdeel tiempo de los Apóstoles, han dedicado sus fuerzas y sus vidas a laliberación de toda forma de opresión y a la promoción de la dignidad

humana. La experiencia de los santos y el ejemplo de tantas obras deservicio al prójimo constituyen un estímulo y una luz para las

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iniciativas liberadoras que se imponen hoy" (L.C. 57). Este ejemplosigue la Teología de la Liberación; pero hay que tener en cuenta que

los tiempos han cambiado y también las necesidades; por eso, teniendoen cuenta las actuales necesidades y circunstancias, dirije su atenciónprincipalmente sobre la liberación de las esclavitudes actuales de ordencultural, económico, social y político que oprimen la dignidad humana

de tantos hombres contemporáneos. Pero esta liberación es entendiday está ubicada en el interior del gran campo de la liberación anunciada,

promovida y realizada por Jesucristo, que es la liberación de laesclavitud radical del pecado y la comunicación, el don del Espírituque transforma a los pecadores en hijos y les comunica la libertad

propia de los hijos de Dios.

En la Teología de la Liberación se evidencia que la Iglesia quiere elbien del hombre en todas sus dimensiones; el amor impulsa a la Iglesia

a comunicar a todos la participación en la vida divina mediante lagracia; esto fortalece a las personas, las cuales se sienten así

capacitadas también, como miembros de la Iglesia, para una accióneficaz en favor de todos los hombres. El hombre transformado en

hijo de Dios por la gracia del Espíritu Santo, busca el verdadero bientemporal de todos; atiende a sus necesidades; provee a su cultura ypromueve la liberación integral de todo lo que impide el desarrollo

de las personas (L. C. 63-64).

Con esto queda claro que el objetivo de la Teología de la Liberaciónes promover la vocación propia del cristiano: que viva como hijo de

Dios y que actúe así en el mundo promoviendo la justicia, la verdad, el bien de todos.

3. Este objetivo más específico y determinado, propio de la Teologíade la Liberación, ha originado su método de reflexión teológica. No

es algo nuevo, sino un método que fuimos conociendo a través de laAcción Católica; ver, juzgar, actuar. Este método apunta hacia la

acción y no a la sola reflexión, especulación. Esta forma de realizar"una reflexión teológica a partir de una experiencia particular puede

constituir un aporte muy positivo" (L. C. 70; cf. 72).

4. La Teología de la Liberación parte de una visión y de unacomprensión cristiana de la realidad que se pretende "ver" o

comprender (L.N. VII, 13).

Dado que el objetivo de ésta teología es clarificar y profundizar la fepara vivirla mejor: la promoción de la justicia para una vida de

comunión y participación, lógicamente, al mirar la realidad apunta yse fija más directamente en las injusticias sociales que hieren y

oprimen la dignidad de las personas; el análisis de la realidad pretendeclarificar principalmente cuáles son las opresiones que sufre la

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humanidad o parte de ella; una vez vistas las opresiones, se clarificanlas diversas causas: de orden económico, social, político y cultural

que las generan y mantienen. (L. C. 1).

Pero el análisis teológico al descubrir la existencia de estructurasinícuas, injustas y generadoras de injusticias, no se detiene ahí; sigue

avanzando en su análisis y comprensión de la realidad, porquedescubre que "las estructuras, buenas o malas, son consecuencia antes

de ser causas. La raíz del mal reside, pues, en las personas libres yresponsables, que deben ser convertidas por la gracia de Jesucristo,para vivir y actuar como criaturas nuevas, en el amor al prójimo, labúsqueda eficaz de la justicia, del dominio de sí y del ejercicio de la

virtudes (cf. Sant. 2,14-26)" (L. N. IV, 15). Son las personas lasresponsables; ¿qué personas? Las personas que están dominadas ydivididas por el pecado (Rom. 7,15-20). El mal más radical, profundo,grave es el pecado y éste existe en las personas. El hombre pecador,

habiendo hecho de su vida propio centro, su propia preocupación,busca satisfacer su anhelo de infinito y afirmarse.

Para eso busca apoyo en las cosas: riquezas, poder y placeres;buscando ésto, desprecia a los demás, los atropella y despoja, los

trata como objetos, como instrumentos, como medios. De este modocontribuye a la creación de estructuras de explotación y servidumbre;podríamos decir que cada pecador contribuye su parte, su "cuota" a

la creación de estas estructuras.

El análisis de la realidad, característico de la Teología de la Liberación,es un tipo de análisis original socio-teológico, que partiendo del

presupuesto de la dignidad de la persona humana y de la comparaciónde las agresiones y opresiones que ésta padece en la sociedad, intentadeterminar las causas económicas, sociales, políticas y culturales quegeneran dichas opresiones; así, llega al descubrimiento, que el origen

último de dichas causas es la libertad del hombre y el pecado que,"al sustituir la adoración del Dios vivo por el culto de la creatura,

falsea las relaciones entre los hombres y conlleva diversas formas deopresión" (L. C. 39).

¿Sólo ésto comprueba la Teología de la Liberación? ¡No! Examinatambién cuál es la reacción de las personas oprimidas en su dignidad.

Así advierte que el hombre ya no quiere sufrir pasivamente estasituación que se vuelve intolerable. El hombre desea salir de esta

situación; percibe los obstáculos de orden económico, social, políticoy cultural que impiden el desarrollo de la libertad y que ofenden la

dignidad humana; éste es el origen de las grandes aspiraciones a laliberación que atormentan al mundo actual (L.C. 1)

5. Entre las causas que generan este movimiento de liberación de los

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oprimidos se puede señalar como las principales las tres siguientes:Primera: La aspiración a la liberación que siente el hombre es la

traducción de la percepción auténtica, aunque oscura, de su dignidadde hombre. El hombre se da cuenta que es hijo de Dios, creado a su

imagen y semejanza; los desprecios y ultrajes por las multiplesopresiones a las que se ve sometido, le hacen reaccionar: esta situación

no es digna de un hijo de Dios. (L. N. 2).

Segunda: "La búsqueda de la libertad y la aspiración a la liberación,que están entre los principales signos del mundo contemporáneo; tiene

su raíz primera en la herencia del cirstianismo" (L. C. 5).Tercera: El Evangelio predicado ha servido de levadura y ha

contribuido a la toma de conciencia de la propia dignidad; el Evangelioha despertado al hombre y le ha hecho ver su dignidad. El Evangeliode Jesucristo es "un mensaje de libertad y una fuerza de liberaciónque () lógicamente reclama la liberación de múltiples esclavitudes�de orden cultural, económico, social y político, que en definitiva,

derivan del pecado, y constituyen tantos obstáculos que impiden alos hombres vivir según su dignidad" (L. N. Intr.).

6. El análisis de la realidad que utiliza la Teología de la Liberación lehace descubrir algo más todavía. Detecta los "numerosos movimientospolíticos y sociales que se presentan como portavoces auténticos de

la aspiración de los pobres, y como capacitados, también por el recursoa los medios violentos, a realizar los cambios radicales que podrán

fin a la opresión y a la miseria del pueblo" (L. N. II, 2). De estamanera, esta aspiración a la justicia, muchas veces es acaparada por

ideologías que ocultan y desvían el sentido de dicha aspiración;proponen a los pueblos que buscan en la liberación fines contrarios a

la vida humana, a su finalidad y dignidad; ideologías que predican"caminos de acción que implican el recurso sistemático a la violencia,

contrarios a una ética respetuosa de la persona" (L. N. II, 3). Estasdesviaciones pueden ser muy graves; se trata de desviaciones

ideológicas que conducen inevitablemente a traicionar la causa delos pobres en nombre de los pobres.

Este es, sintéticamente, el análisis socio-teológico mediante el cualla Teología de la Liberación analiza toda la compleja realidad en laque vive oprimida la dignidad de la persona humana. Se trata de un

tipo de análisis de la realidad bastante original y evangélico que puedeaplicarse en cualquier parte del mundo; permite a la Iglesia y a loscriatianos, fieles a su fe, una comprensión real y evangélica de la

realidad en la que viven.

7. Al darse cuenta la Iglesia y los cristianos de la situación de lasopresiones de la dignidad; al clarificar las causas que las generan; al

percibir los movimientos de liberación que pretenden reformar o

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trasformar dichas causales, es lógico, si somos consecuentes connuestra fe, que la Iglesia actúe. Así la Iglesia hace una decidida opciónpor la promoción de la justicia, que implica una opción por los pobres,es decir, por los oprimidos en su dignidad humana por otros hombres.Estos aspiran a un mundo mejor, en el que puedan vivir y ejercer los

inalienables derechos que Dios les ha dado en el mismo momento de la creación.

Esta opción de la Iglesia tiene que ser operativa; hay que buscar loscaminos para que se pueda hacer realidad. Pasar a la acción es una

obligación que se presenta a la Iglesia por su misma condición deevangelizadora y colaboradora del plan de Dios. Si Dios quiere que

todos los hombres se salven (1 Tim. 2, 14); que vivan como verdaderoshermanos en esta historia y de acuerdo a las exigencias del

mandamiento del Señor: ámence los unos a los otros como yo les heamado (Jn. 15,12), la Iglesia necesariamente debe pasar a la acción directa y

concreta.

Al pasar al campo de la acción, sin embargo, la Iglesia debe tenerbien claro el núcleo central de su fe; debe actuar de acuerdo con elproyecto total y con el modo de proceder del mismo Jesucristo. Sólo

en Jesucristo se encuentra la salvación (Hech. 4,12) y éste es elMaestro de quien toda la Iglesia aprende y a quien la Iglesia proclama, anuncia.

Es en esta reflexión y clarificación en donde la Teología de laLiberación y los teólogos que se dedican a ella tienen que prestar ungran servicio a la comunidad cristiana. Tienen la misión de iluminar

con el Evangelio la realidad analizada para que se pueda actuar; debenhacer comprensible este Evangelio en esta situación concreta; deben

interpretar fielmente este Evangelio conforme a la Tradición y alMagisterio de la Iglesia. De esta manera los teólogos, iluminados yguiados por el Espíritu Santo, pueden colaborar lealmente con el

Magisterio de la Iglesia, con los que tienen la misión de enseñar en ella.

Esta es una tarea muy seria y difícil; para iluminar este trabajo yevitar posibles interpretaciones parciales, hace falta tener siempre

presente las dos Instrucciones publicadas por la Congregación parala Doctrina de la Fe. Esto con la única finalidad de no traicionar la

causa de los hombres y el Evangelio de Jesucristo; para ser fieles aCristo y a los pobres y mantener nuestra opción y acción por los

pobres. De hecho la liberación cristiana no se puede apartar ni deJesucristo ni de la Iglesia ni del hombre, pues toda la liberación

cristiana debe apoyarse sobre la "verdad de Jesucristo el Salvador, laverdad sobre la Iglesia, la verdad sobre el hombre y su dignidad" (L. N. XI, 5).

IV. CONTENIDO DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓNEn este documento no podremos desarrollar toda la riqueza de la

verdad sobre Jesucristo, la Iglesia y el hombre desde la perspectiva

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del misterio de la libertad y la liberación. De hecho estos temasteológicos ya han sido sabiamente tratados por la tercera Conferencia

General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Puebla (8).En forma breve expondremos los contenidos más esenciales que

orientan los tres grandes temas dentro de la Teología de la Liberación.

1. El hombre: libertad y liberaciónLa libertad, en su sentido más profundo y desde la perspectiva de la

Revelación, es un don y una fuerza interiores que Dios entregó alhombre al hacerlo a su imagen y semejanza. Precisamente esta imagen

de Dios en el hombre "constituye el fundamento de la libertad y de ladignidad de la persona humana" (L. C. 27). La dignidad humana, por

tanto, exige "que el hombre actúe según su conciencia y libre elección,es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no

bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa" (G. S. 17).

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------(8) En el documento de Puebla, los números 162-562 tratan de estas tres

verdades.-----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Por medio de la libertad, dirigida sobre el mundo material de lanaturaleza y de la técnica, el hombre va logrando "la inicial realización

de su dignidad: someter ese mundo a través del trabajo y de la sabiduríay humanizarlo, de acuerdo con el designio del Creador" (P. 323).

El objetivo de esta libertad, que aparece también en el mismo hombrecomo inclinación y aspiración de su naturaleza, es el Bien. Este Biencoincide simultáneamente con la plena humanización del hombre y

con el pleno encuentro con Dios, donde se encuentra la plena felicidad.Por consiguiente la libertad se realiza en el hombre como un don,

como una fuerza y como un proyecto orientado por el Bien.

Dios, sin embargo, no ha creado al hombre como alguien solitario,sino que lo ha querido como un ser social (Gen. 2,18, 23; cf. Lev.

19,18). Hay que tener en cuenta, por tanto, que la vida social no esexterior al hombre; de esto se deduce que el hombre no puede crecerni realizar su vocación si no es en relación con los otros. Esto es de

suma importancia pues el hombre pertenece a diversas comunidades:familiar, social, política, profesional; y es en su seno donde debe

ejercer su libertad responsable. Un orden social justo puede ofreceral hombre una ayuda muy importante para la realización y el desarrollo

de su libre personalidad. Contrariamente, un orden social injusto, esuna permanente amenaza; puede ser un obstáculo que llegue inclusoa impedir su realización libre; puede comprometer su destino. En lo

social, la libertad se manifiesta y se va realizando en acciones,

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estructuras e instituciones, gracias a las cuales los hombres secomunican entre sí y van organizando su vida en común. El desarrolloy la maduración de una personalidad libre, que es un deber y derechopara todos, debe ser ayudada y no entorpecida por la sociedad y susestructuras (L. C. 32). El hombre no vive solo en relación con otroshombres sino también en íntima relación con Dios, su Creador y en

relación con toda la naturaleza creada. De ahí que la "libertad implicasiempre aquella capacidad que en principio tenemos todos para

disponer de nosotros mismos a fin de ir construyendo una comunióny participación que han de plasmarse en realidades definitivas, sobretres planos inseparables: la relación del hombre con el mundo, como

señor, con las personas como hermanos y con Dios como hijo" (P. 322).

La historia de la humanidad no ha sido siempre una realización delplan de Dios y frente al proyecto de Dios ha surgido la historia del

pecado, es decir, "la ruptura con Dios, que es la causa radical de lastragedias que marcan la historia de la libertad" (L. C. 40). Dentro del

ámbito del pecado, rebelión contra Dios y traición al más humanodinamismo de la libertad creada, la idolatría es una forma extrema

del desorden engendrado por el pecado. El hombre fue falseando susrelaciones con Dios, con los hombres y con la naturaleza creada; así

se fueron desencadenando las pasiones, causas del desequilibrio y de losconflictos del hombre. "De aquí se derivan inevitablemente los desórdenes

que afectan la esfera familiar y social: permisivismo sexual, injusticia,homicidio originándose la fuente de la esclavitud radical del hombre�

y de las opresiones a que somete a sus semejantes" (L. C. 39).

La importancia social del pecado ha tenido dos consecuencias bienconocidas por los cristianos: En pirmer lugar, tuvo fuerza para encerrara todos los hombre en el misterio del pecado, que se ha denominado

pecado original; éste pecado supone un debilitamiento tal de la libertaden el hombre que le deja históricamente incapacitado para encontrarsecon Dios por sí solo. En Segundo lugar, el pecado socialmente se ha

organizado promoviendo estructuras de pecado, de explotación yservidumbre; ésto tiene como consecuencia la injusticia social y la

explotación del hombre por el hombre (cf. L.C. 42).

Lo que el pecado no ha podido "borrar", quitar definitivamente delhombre es su condición de ser creado a imagen y semejanza de Dios(G. 1,27); esto explica porque siempre el hombre ha buscado a Diosen toda la historia de la humanidad, en medio de la oscuridad y de la

opresión de su propia dignidad, siempre ha resurgido en el interiordel hombre su dignidad; ésto lo ha impulsado a buscar su liberación(L.N. I, 2-4). La búsqueda de Dios y el reconocimiento de la dignidaddel hombre, mueven al hombre y le ayudan a buscar la justicia y el

reconocimiento de su condición de hijos de Dios.

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2. Jesucristo, el hombre libre y liberadorAnte esta situación pecaminosa de la humanidad Dios no se hizo eldesentendido. Igual siguió mirando con amor al mundo y "tanto amoDios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en

él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviadoa su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo

se salve por él" (Jn. 3,16-17). Este Hijo de Dios hecho Hombre esJesucristo.

El mundo en el que nace, crece y desarrolla su vida histórica Jesús,era un mundo de pecado; hombres de "duro corazón", soberbios y un

ambiente de injusticias sociales: allí nació Jesús. Precisamente enesta sociedad Jesús aparece como hombre libre aunque "probado en

todo igual que nosotros, excepto en el pecado" (Heb. 4,15). Es unhombre libre de poder, dinero, ambición, negocios, mentiras; solidariocon los hombres, pues carga con sus sufrimientos (Mt. 8,17; Jn. 1,29);un hombre que prefiere dar que recibir (Mt. 19,21-22), servir que serservido (Mc. 10,45). A este hombre se condena a muerte. Por eso lavida y muerte de Jesús es la denuncia más clara que se ha hecho

sobre el mundo del pecado; es también la denuncia más dura que seha hecho sobre una sociedad organizada por el régimen que nace delpecado (Jn. 16,8-11; 15, 26-27). Esta denuncia será luego iluminada

y comprendida mediante el Espíritu Santo.Sin embargo, a pesar de haber pertenecido al mundo de los

marginados, de los oprimidos y de los injustamente perseguidos, Jesúsfue la inauguración en el mundo de una libertad nueva, la libertad delos hijos de Dios. Profundamente identificado como Hijo con el amory el proyecto salvífico de Dios Padre, se entregó incondicionalmente

al cumplimiento de la misión recibida; se hizo obediente "hasta la muertey muerte en cruz" (Filp. 2,8); fue capaz de superar todo tipo de

tentaciones (Mt. 4,1-11) de dificultades, de persecuciones (Jn. 15,20).

El resultado final de la fidelidad de Jesús al plan de Dios Padre es suresurrección (Hech. 2,32-33), haciendo que "toda boca proclame que

Jesucristo es Señor para Gloria de Dios Padre" (Filp. 2,17).

La misión de Jesús era la evangelización; traer la Buena Noticia almundo (Lc. 4,16-21); es una misión básicamente religiosa que anuncia

el plan misericordioso y salvífico de Dios; es una invitaciónpermanente a creer y convertirse (Mc. 1,15); hacer que por la

conversión y el bautismo, los pecadores pasen a ser hijos de Dios;pero es también un ofrecimiento de libertad y liberación de todos losespíritus que oprimen al hombre; es una libertad interior y nueva, lalibertad de los hijos de Dios en el amor. San Pablo lo anuncia así:

"Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no osdejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud" (Gal. 5,1).

Pero la luz del Evangelio de Cristo muestra que un "buen número de

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leyes y estructuras parecen que llevan la marca del pecado y prolongansu influencia opresora en la sociedad" (L.C. 54), con las consiguientesvíctimas. Como Jesús experimentó estas estructuras que le llevaron a

la muerte, así hay todavía personas oprimidas.

Por eso también Jesús subraya en su misión la evangelización a lospobres (Lc. 4,18); se identifica con ellos y los constituye en acusadoresante Dios de una sociedad organizada sobre la injusticia y carente de

misericordia (Mt. 25, 31-46). Dió un paso más todavía: denuncióseveramente la sociedad organizada por los escribas y fariseos (Mt.

23); les previene: si no realizan una profunda transformación conformea las exigencias del Reino de Dios, Dios les abandonará, sus causas

quedarán vacias (Mt. 23, 38).

Consecuentemente, porque Jesús viene a liberarnos del pecado y aconstituirnos en hijos de Dios, la muerte y la resurrección de Cristoson el fundamento de la gozosa esperanza de la que la comunidad

cristiana saca su fuerza para actuar resuelta y eficazmente al serviciodel amor, de la justicia y de la paz (L.C. 43). Y "el amor evangélico y

la vocación de hijos de Dios, a la que todos los hombres estánllamados, tienen como consecuencia la exigencia directa e imperativa

de respetar a cada ser humano en sus derechos a la vida y a la dignidad.No existe distancia entre el amor al prójimo y la voluntad de justicia.

Al oponerlos entre sí, se desnaturaliza el amor y la justicia a la vez" (L.C. 57).

Todo esto nos hace llamar con alegría a Cristo el gran Libertador,porque busca liberar al hombre de todas sus esclavitudes internas y

externas; esto será hasta que se cumpla lo escrito: "La muerte ha sidoderrotada" (1 Cor. 15, 54). Es Cristo resucitado quien sigue alentando

a los cristianos a ser fieles a su misión. Cristo, por medio de San Pabloanima con estas palabras: "Hermanos míos amados, manteneos firmes,inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes

de que vuestro trabajo no es en vano en el Señor" (1 Cor. 15,58).

3. La misión liberadora de la IglesiaUno de los problemas más discutidos es el que se refiere a la verdad

sobre la Iglesia, especialmente el tema de la misión.

La Iglesia de Cristo es el nuevo Pueblo de Dios movido y guiado porel Espíritu Santo; es el Pueblo de la nueva alianza sellada con lasangre de Cristo. En el corazón de cada uno de sus miembros elEspíritu Santo habita y actúa como en un templo (Rom. 5,5). Esta

Iglesia es el gérmen y el comienzo del Reino de Dios aqui abajo; sinembargo este Reino tendrá su plenitud, su cumplimiento "al final delos tiempos", con la resurrección de los muertos y la renovación de

toda la creación (cf. Rom. 8, 11-21).

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A través de la Iglesia Jesucristo previó que toda su obra de salvacióncontinuaría. Así, podemos decir que la misión esencial de la Iglesia,continuando la de Cristo, es una misión evangelizadora y salvífica(L. G. 17). "Por eso mismo, forma parte de la misión de la Iglesia

preocuparse, en cierto modo, de las cuestiones que rodean al hombredesde la cuna hasta la sepultura, como son las sociales y socio-políticas" (9). La "gestión política y económica de la sociedad no

entra directamente en su misión (cf. G. S. 42)" (L. C. 61); sin embargo,para evitar equivocaciones, es conveniente distinguir claramente entrelas funciones complementarias que tanto los pastores como los laicos

ejercen en ella; es a los laicos a quienes corresponde por vocaciónpropia buscar implantar el Reino de Dios a través de la gestiones

temporales económicas, sociales, políticas (L.G. 31).

La evangelización es anuncio explícito del Evangelio, celebraciónde los sacramentos y el culto, formación de comunidades cristianas y

promoción de todo el hombre. Esta evangelización tiene comofinalidad la salvación, don de Dios y colaboración del hombre en la

gracia. Por la palabra de Dios y los sacramentos, el hombre es liberado,ante todo, del poder del pecado, del poder del Maligno, poderes quele oprimen. Asi es introducido el hombre en comunión con Dios pormedio de Jesucristo en el Espíritu Santo (1 Cor. 1,9; 1 Jn. 1,3. 6-7).De esta comunión saca fuerza el cristiano para su actuación en la

Iglesia; así, la Iglesia es el ámbito de la comunión con Dios y con loshombres entre sí (L.G. 1).

Pero esta misión evangelizadora de la Iglesia no es simple doctrina.Es una realidad de la cual se derivan algunas consecuencias

sumamente importantes, que ayudan a clarificar mejor su servicioevangelizador y liberador.

Primera consecuencia: si en la Iglesia se vive la comunión del amor

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(9) Juan Pablo II. Mensaje del Santo Padre a la Conferencia Episcopal de Brasil, del 9 de

abril de 1986 Nº 2.--------------------------------------------------------------------------------------------------------------

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divino, precisamente este amor le urge, le apremia a hacerse realmentesolidaria con toda persona que sufre. Por eso se preocupa, buscasoluciones, presta ayuda y se hace solidaria con los que padecenindigencia material, opresión, enfermedades fisicas y psíquicas, lamuerte, y con todos aquellos marginados por una sociedad que los

rechaza. La dimension solidaria de la Iglesia en su misión

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evangelizadora apunta también hacia una finalidad salvadora.

Segunda consecuencia: La Iglesia proclama el Evangelio, lasBienaventuranzas; al predicarlas "sitúa el orden temporal en funciónde un orden trascendente que, sin quitarle su consistencia propia, leconfiere su verdadera medida. Iluminados por ellas, el compromisonecesario en las tareas temporales al servicio del prójimo y de la

comunidad humana es, al mismo tiempo, requerido con urgencia ymantenido en su justa medida" (L.C. 62). Los bienes materiales estánal servicio del hombre; le ayudan para vivir mejor y más plenamente

su relación con Dios y con sus hermanos.

Tercera consecuencia: Por medio de esta misión evangelizadora, laIglesia indica al hombre el camino que debe seguir para pertenecer alReino de Dios. El camino que le indica es en este mundo. Su "doctrina

abarca, por consiguiente, todo el orden moral y, particularmente, lajusticia, que debe regular las relaciones humanas. Esto forma partede la predicación del Evangelio" (L.C. 63). Esta no es simplementeuna indicación sino una obligación. El mismo Código de Derecho

canónico así lo afirma: "Compete siempre y en todo lugar a la Iglesiaproclamar los principios morales, incluso lo referente al orden social,así como dar su juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en lamedida en que lo exijan los derechos fundamentales de la persona

humana o la salvación de las almas" (CIC 747, 2).

Cuarta consecuencia: El amor que impulsa a la Iglesia a comunicarlos dones divinos a todos los hombres no es para se despreocupen desus necesidades materiales. "La Iglesia quiere el bien del hombre entodas sus dimensiones" (L.C. 63). Por tanto, al comunicar la gracia

divina a todos, se preocupa que todos también alcancen, mediante laacción efizaz de todos sus miembros, el verdadero bien temporal; alhacer del hombre un hijo de Dios, la Iglesia se preocupa por éste de

modo que tenga lo necesario para atender a sus necesidades, proveera su cultura y promover una liberación integral de todo lo que le

impide desarrollarse como persona.

Teniendo presente estas consecuencias es evidente que la Iglesia nose aparta de su misión evangelizadora cuando se pronuncia y sepreocupa por la promoción de la justicia; tampoco se aparta de sumisión cuando compromete a sus miembros laicos a trabajar en el

mundo, en las estructuras temporales, sociales y políticas, según supropia vocación. Sin embargo la Iglesia tiene bien presente que su

misión no es establecerse en este mundo, sino que es peregrina haciala patria verdadera (Filp. 3, 20). Se preocupa del orden temporal pero

no se reduce a él, pues su misión trasciende este orden temporal.

"Por lo mismo, la Iglesia pone todo su interés por mantener clara y

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firmemente a la vez la unidad y la distinción entre evangelización ypromoción humana: unidad, porque ella busca el bien total del hombre;distinción, porque estas dos tareas forman parte, por títulos diversos,

de su misión" (L.C. 64).

Descendiendo más en detalle, tenemos que afirmar que la Iglesia esfiel a su misión evangelizadora:

- cuando irradia la luz del Evangelio sobre las realidadestemporales y terrenas, para que la persona sea curada de sus

miserias y reconocida en su dignidad humana.- cuando denuncia las desviaciones, las servidumbres y las

opresiones de las que los hombres son víctimas.- cuando se opone a instaurar una forma de vida social de la

que Dios esta presente, bien sea por una oposición consciente,o bien debido a una negligencia culpable.

- cuando a emite su juicio acerca de movimientos políticosque oprimen a determinados sectores de la sociedad o quetartan de luchar contra la miseria y la opresión según teorías

y métodos contrarios al Evangelio y opuestos al hombremismo (L.C. 65).

- cuando mediante su doctrina, cuya aplicación urge, ha tratadode promover cambios estructurales en la sociedad con el finde lograr condiciones de vida dignas de la persona humana

(L. C. 68).

Por tanto, la Iglesia no puede "desinteresarse de los pobres que carecende lo necesario para la vida humana en este mundo. Como fruto yconsecuencia del pecado de los hombres y de su fragilidad natural,esta miseria es un mal del que, en la medida de lo posible, hay que

liberar a los seres humanos" (L.C. 67).

4- Estos son los tres grandes temas que la Teología de la Liberaciónintenta con su reflexión clarificar, profundizar, comprender a partir

de la Palabra de Dios, de la fe y con la orientación del Magisterio. Lafinalidad de esto es que el compromiso y el actuar del cristiano en elmundo, en orden a la promoción de la justicia y la liberación, queden

totalmente iluminados por el Evangelio; para que los cristianos seapoyen en Jesucristo en su actuar y sigan siempre su estilo de proceder

cuando promueven la justicia social, cuando proclaman el Evangeliode la libertad y la liberación.

V. LOS RIESGOS DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN1. Todas las corrientes teológicas que han surgido en la historia de la

Iglesia han corrido el riesgo de deformar el mensaje cristiano; por

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eso el Magisterio de la Iglesia siempre les ha prestado mucha atención,pues este servicio de los teólogos es de mucha importancia para el

crecimiento de la Iglesia. Hay riesgos, pero en nombre de ellos no esposible dejar de ir profundizando en el mensaje de salvación; esto esde vital importancia para la comprensión y la aceptación del mensajede Cristo hoy. Por eso el Papa afirma: "El teólogo no puede limitarse

a guardar el tesoro doctrinal heredado del pasado, sino que debe buscaruna comprensión y expresión de la fe, que hagan posible su acogidaen el modo de pensar y de hablar de nuestro tiempo. El criterio que

debe guiar la reflexión teológica es la búsqueda de una comprensiónrenovada del mensaje cristiano en la dialéctica de renovación en la

continuidad, y viceversa" (10).

Hay que preguntarse si los proyectos teológicos que gozan de mayorfavor actualmente hacen posible encontrar el camino que canalice eldeseo de un mundo más humano y más fraternal. Toda teología quese impone como tarea la eficacia, debe aceptar correcciones que se

van indicando para que le permitan cumplir mejor su misiónfundamental. "No se tiene, pues, el derecho de oponerse con unacrítica negativa a los diferentes sistemas teológicos de los que se

trata si no se prenta atención al clamor de los pobres y si no se buscauna forma mejor de responder al mismo" (11).

Estos son los motivos por los cuales el Magisterio de los Obispos haquerido acompañar de cerca el desarrollo de la Teología de laLiberación; debido a la específicidad de su tema, la promoción

cristiana de la justicia en el mundo corre especiales riesgos a los quelos teólogos han de estar siempre atentos. Existen riesgos de

desviación que pueden originarse:

- Por la gravedad de la situación en la que se desarrolla lareflexión teológica.

- Por la instrumentalización que los partidos políticos y lasideologías intentan hacer del Evangelio para conseguir sus

fines particulares.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------(10) Juan Pablo II. Discurso a los teólogos en Salamanca, Noviembre 1982,

Discurso a losobispos de Bélgica, 10 de setiembre 1982

(11) Declaración de la Comisión Teológica Internacional. "Promoción humana y salvación

cristiana". Octubre de 1976. Nº 1.---------------------------------------------------------------------------------------------------------

2. Un primer riesgo de la Teología de la Liberación sería unreduccionismo del Mensaje Evangélico a los problemas de orden

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temporal. El Evangelio no puede reducirse a ser fuerza para enfrentarlas dificultades temporales, por más graves que éstas sean; debe ser

siempre un mensaje de salvación. No se puede separar ambos aspectos;preocuparse de la liberación de las esclavitudes de orden temporal y

de la liberación del pecado deben realizarse conjuntamente.

La teología no puede olvidar que aunque el Reino de Dios comienzaya en la historia, ha de tener su plenitud, su cumplimiento, "al final

de los tiempos". Más aún, es precisamente la esperanza firme en esecumplimiento, en esa plenitud, la que urge a la Iglesia a una constante

evangelización. Al predicar el Evangelio la Iglesia sumiltáneamenteinvita a los hombres a convertirse y creer (Mc. 1,15) para ser liberados

de sus pecados y vivir en la libertad de los hijos de Dios y a uncompromiso para vivir justamente y promover el crecimiento y la

instauración de la justicia en el mundo. La vocación del hombre a lavida eternal no suprime sino que conforma su deber de poner en

práctica las energías, las capacidades, recibidas del Creador, paradesarrollar la vida temporal, su propia vida y su mundo (cf. L. G. 39;

L. C. 60). No puede reducirse, por tanto, al Evangelio a ser un simplemedio de liberación del orden temporal.

3. Un Segundo riesgo es el de caer en un neopelagianismo, una nuevaforma de hacer actual la doctrina de Pelagio. Este afirmaba que Dios

había dado al hombre todo lo necesario para ejercer su libertad ysalvarse por lo que no se necesitaba ya la ayuda actual y especial deDios. Cuando se pone toda la confianza en la fuerza humana para laliberación; cuando solamente se confía en el ingenio humano para

llegar a la liberación se puede caer en ese error de Pelagio. El amorde Dios es la gran fuerza; Dios es el Liberador y no el hombre. Es

Dios el gran libertador de su pueblo; el hombre no queda pasivo sinoque se hace colaborador de Dios en este esfuerzo de liberaicón integral.

María "nos muestra que es por la fe y en la fe, según su ejemplo,como el Pueblo de Dios llega a ser capaz de expresar en palabras y

traducir en su vida el misterio del deseo de salvación y sus dimensionesliberadoras en el plan de la existencia individual y social" (L.C. 97).

La Liberación, en su significado primero, es salvífica; liberarse quieredecir en el fondo salvarse. La salvación, la liberación más importante

es la del pecado; esta liberación el hombre por si mismo no puederealizar; nos lo dice el Evangelio y nuestra porpia experiencia.

A la luz de la fe nos damos cuenta de "toda la profundidad de laliberación realizada por el Redentor. Cristo nos ha liberado del más

radical de los males, el pecado y el poder de la muerte, paradevolvernos la auténtica libertad y para mostarnos su camino" (L. C.

99). Esta salvación que ha experimentado el hombre le mueve a vivirun estilo de vida de acuerdo con su condición de hombre, de hijo de

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Dios; pero a su vez le mueve a ayudar a los hombres para que otrospuedan experimentar como él la salvación que nos viene por medio

de Jesucristo. Para esto el hombre siempre ha de estar iluminado porel Espíritu Santo (1 Cor. 12,3; Jn. 14,26).

4. Un tercer riesgo es la instrumentalización de la Teología de laLiberación por las ideologías, movimientos liberacionistas y los

partidos politicos, tanto de los que estan en la oposición como de losque están en situación de gobierno.

En el documento final de Puebla ya se indica: "Las ideologías y lospartidos, al proponer una visión absolutizada del hombre a la que

somete todo, incluso el mismo pensamiento humano, tratan de utilizara la Iglesia o quitarle su legítima independencia" (P. 558). Este intentode manipulación de la Iglesia puede también darse en el campo de la

Teología de la Liberación, dado el gran impacto que tiene esta teologíaen el campo social. Los riesgos en este punto pueden ser varios y

originados por diferentes posiciones.