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GRUPOV contacto | staff | suscripciones | publicidad en Portada DEPREDADORES VIAJES LOS SECRETOS DE... COMPETICIÓN Anuncios Noviembre DEPREDADORES Siluros, la batalla del Ebro Seis semanas fue el tiempo transcurrido desde la última vez que estuvimos en el Ebro. Mes y medio planeando los muchos preparativos a realizar antes de encontrarnos en el río nuevamente. Fotos: Alberto Fernández y Pedro J. Ordejón La elección del sitio, compra de los cebos y de material, lectura de artículos en prensa especializada, española y extranjera, referentes a los siluros, y un largo etcétera de grandes y pequeños detalles, de fatales consecuencias en caso de ser obviados, fueron las tareas que nos mantuvieron ocupados durante nuestro tiempo libre, a lo largo de esas seis semanas. En esta ocasión, nuevamente el Ebro, pero como objetivo el siluro, fueron los elementos de unión que hicieron vernos nuevamente, para compartir penas y alegrías, a la orilla de un río casi desconocido para nosotros, practicando catfishing durante cinco días. Seis semanas pensando en todos aquéllos siluros que, la vez anterior, se fugaron uno tras otro, de forma que no fuimos capaces de acercar ni uno solo de ellos a la lona de desenganche. Tras varias horas de viaje desde Valladolid y sobre las 4 de la mañana, me encontraba en el sitio acordado. Decidí descansar un poco, antes de comenzar a montar trípode, cañas, alarmas… Sobre las 10, estaba sacando al centro del río la línea de la última caña, momento coincidente con la llegada de Alberto, mi compañero de pesca toledano. Pero las cosas tenían que resultar distintas, de forma que fuéramos capaces de conseguir sacar siluros a la orilla. Algo que nos fue imposible la vez anterior, debido a portar equipos de carpfishing, completamente descompensados para la batalla que el siluro desarrolla. Realizado el cebadero, a base de engodo y aceites de pescado, poco tardaron los primeros siluros en acudir a visitarlo. Pez de particular picada, la mayoría de las veces agita la puntera de la caña insistentemente, doblándola de manera rápida, casi nerviosa, transmitiendo a la línea la tensión suficiente para que la alarma indique que has de tirar de la caña. En otras ocasiones toma el cebo y nada en dirección a la orilla, haciendo que los tensores desciendan, marcando lo que se conoce en el argot como “picada trasera”. Pesca & Barcos Federpesca y mar Danica http://www.grupov.es/administrador/asp/contenido_revi...&id_revista=17&elmes=157&redir=cabecera&param=miralo& (1 de 2)14/11/2009 13:57:44

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LOS SECRETOS DE...

COMPETICIÓN

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Noviembre

DEPREDADORES

Siluros, la batalla del Ebro Seis semanas fue el tiempo transcurrido desde la última vez que estuvimos en el Ebro. Mes y medio planeando los muchos preparativos a realizar antes de encontrarnos en el río nuevamente.

Fotos: Alberto Fernández y Pedro J. Ordejón

La elección del sitio, compra de los cebos y de material, lectura de artículos en prensa especializada, española y extranjera, referentes a los siluros, y un largo etcétera de grandes y pequeños detalles, de fatales consecuencias en caso de ser obviados, fueron las tareas que nos mantuvieron ocupados durante nuestro tiempo libre, a lo largo de esas seis semanas.

En esta ocasión, nuevamente el Ebro, pero como objetivo el siluro, fueron los elementos de unión que hicieron vernos nuevamente, para compartir penas y alegrías, a la orilla de un río casi desconocido para nosotros, practicando catfishing durante cinco días. Seis semanas pensando en todos aquéllos siluros que, la vez anterior, se fugaron uno tras otro, de forma que no fuimos capaces de acercar ni uno solo de ellos a la lona de desenganche.

Tras varias horas de viaje desde Valladolid y sobre las 4 de la mañana, me encontraba en el sitio acordado. Decidí descansar un poco, antes de comenzar a montar trípode, cañas, alarmas… Sobre las 10, estaba sacando al centro del río la línea de la última caña, momento coincidente con la llegada de Alberto, mi compañero de pesca toledano.

Pero las cosas tenían que resultar distintas, de forma que fuéramos capaces de conseguir sacar siluros a la orilla. Algo que nos fue imposible la vez anterior, debido a portar equipos de carpfishing, completamente descompensados para la batalla que el siluro desarrolla.

Realizado el cebadero, a base de engodo y aceites de pescado, poco tardaron los primeros siluros en acudir a visitarlo. Pez de particular picada, la mayoría de las veces agita la puntera de la caña insistentemente, doblándola de manera rápida, casi nerviosa, transmitiendo a la línea la tensión suficiente para que la alarma indique que has de tirar de la caña. En otras ocasiones toma el cebo y nada en dirección a la orilla, haciendo que los tensores desciendan, marcando lo que se conoce en el argot como “picada trasera”.

Pesca & Barcos

Federpesca y mar

Danica

http://www.grupov.es/administrador/asp/contenido_revi...&id_revista=17&elmes=157&redir=cabecera&param=miralo& (1 de 2)14/11/2009 13:57:44

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TÉCNICAS Y ÉPOCAS DE PESCA Dependiendo de la época en la que nos encontremos, la técnica de pesca a utilizar variará. Es realmente complicado establecer, de forma fija, las fechas en las que los siluros se encontrarán activos. En esto influirá la temperatura alcanzada por el agua, el invierno anterior, el nivel de actividad de las especies pasto de los siluros. Sin embargo, puede afirmarse que si el invierno fue moderado en su temperatura, a mediados de marzo, los siluros pueden encontrarse activos. Las crecidas del Ebro, tan habituales, son otra de las circunstancias que tuvimos en cuenta a la hora de decidir la fecha de la sesión, así como las previsiones del viento, factor, este último, crucial en la pesca del siluro. En este sentido destacar que si sopla viento conocido como “bochorno”, el siluro continuará picando, pero si por el contrario sopla “cierzo”, el siluro desaparecerá de forma automática. Bajo esta última circunstancia, es absolutamente inútil insistir, por que el siluro permanecerá en el cebadero sin picar a nada.

En definitiva, un invierno benigno y crecidas que hagan a los siluros abandonar sus zonas de invernada, son circunstancias que pueden llegar a procurar la captura de siluros rayanos a los dos metros. Todas estas circunstancias, antes detalladas, fueron observadas y valoradas por nosotros a lo largo de todo el invierno pasado. Más de medio año atentos a todas estas circunstancias concluyó por convertir al siluro en una especie de obsesión, algo que terminó por ocupar mucho tiempo de nuestro pensamiento y que nos generó un ansia enorme.

(Más información en la revista)

Pedro J. Ordejón

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