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Según Hume, la relación causal se ha concebido tradicionalmente como una "conexión necesaria" entre la causa y el efecto, de tal modo que,

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Según Hume, la relación causal se ha concebido tradicionalmente como una "conexión necesaria" entre la causa y el efecto, de tal modo que, conocida la causa, la razón puede deducir el efecto que se seguirá, y viceversa, conocido el efecto, la razón está en condiciones de remontarse a la causa que lo produce.

¿Qué ocurre si aplicamos el criterio de verdad establecido por Hume para determinar si una idea es o no verdadera? Una idea será verdadera si hay una impresión que le corresponde. ¿Hay alguna impresión que corresponda a la idea de "conexión necesaria" y, por lo tanto, es legítimo su uso, o es una idea falsa a la que no corresponde ninguna impresión?

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Observemos el choque de dos bolas de billar. El choque (causa) de la primera con la segunda, y el movimiento de la segunda (efecto). Suponemos que hay una “conexión necesaria” entre el choque y el movimiento. ¿Pero hay alguna impresión que le corresponda a esta idea de "conexión necesaria"? (Conexión necesaria es, por ejemplo, la que existiría entre las premisas y la conclusión de un razonamiento deductivo)

Hume responde negativamente: No percibimos ninguna conexión racionalmente necesaria entre la causa y el efecto. Lo único que observamos es:1.Contigüidad espacial (las bolas se ponen en contacto antes del movimiento) y temporal (no hay intervalo entre el choque y el movimiento).2. Prioridad en el tiempo y en el espacio (el movimiento que fue la causa es anterior al movimiento que es el efecto).3. Cada vez que repetimos la experiencia, se produce una unión constante entre lo que consideramos causa y efecto.

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Hume: “El impulso de una bola de billar se acompaña del movimiento de la otra. Esto es todo lo que aparece ante los sentidos externos. La mente no percibe ningún sentimiento ni impresión interna de esta sucesión de objetos. Consecuentemente, no existe, en ningún caso particular de causa y efecto, ninguna cosa que pueda sugerir la idea de poder o conexión necesaria.“

¿De dónde procede nuestro convencimiento de la necesidad del movimiento de la segunda bola tras el choque? De la experiencia: el hábito, o la costumbre, al haber observado siempre que los dos fenómenos se producen sucesivamente, produce en nosotros la creencia de que esa sucesión es necesaria.

¿Cuál es, pues, el valor del principio de causalidad? Sólo tiene valor aplicado a la experiencia, aplicado a objetos de los que tenemos impresiones y, por lo tanto, sólo tiene valor aplicado al pasado: de los fenómenos que puedan ocurrir en el futuro no tenemos impresión ninguna.

Contamos con la producción de hechos futuros porque aplicamos la inferencia causal; pero esa aplicación es racionalmente ilegítima, por lo que nuestra predicción de los hechos futuros no pasa de ser una mera creencia , por muy razonable que pueda considerarse.

Conclusión: “No es la razón la guía de la vida humana, sino la costumbre. Sólo ella hace que la mente, en todos los casos, suponga que el futuro ha de ser conforme al pasado” (Resumen del Tratado de la naturaleza humana)

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La moralidad es para Hume una cuestión de hecho: hacemos de modo permanente consideraciones sobre lo bueno y lo malo. Las discrepancias empiezan cuando nos preguntamos por el fundamento de tales distinciones morales.

Los juicios morales: ¿Se fundan en la razón, como afirmaron los filósofos desde Platón, de modo que lo bueno y lo malo son lo mismo para todos los seres humanos? ¿O se fundan en el sentimiento, en la forma en que reaccionamos ante los "objetos morales" según nuestra constitución humana?

Para Hume, qué sea lo bueno y lo malo no se puede averiguar ni analizando las conexiones entre nuestras ideas ni nuestras percepciones sobre los hechos. En la descripción de los hechos que constituyen un crimen no percibimos la maldad o la bondad por ninguna parte.

La moralidad no se ocupa del ámbito del ser, sino del deber ser: No pretende describir lo que es, sino prescribir lo que debe ser. Pero de la simple observación y análisis de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser".

Cuando pretendemos pasar de lo que es a lo que debe ser cometemos una falacia: la falacia naturalista.

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La razón no puede encontrar fundamento alguno para la distinción de lo "bueno" y lo "malo“ ni a través del conocimiento de hechos ni a través del conocimiento de relación de ideas. Para Hume, la moralidad no se funda en la razón sino en el sentimiento.

Consideramos que algo es bueno o malo, justo o injusto, virtuoso o vicioso por el sentimiento de agrado o desagrado, de aprobación o rechazo que se genera en nosotros al observar dicho objeto moral.

¿Qué garantía tenemos de coincidir con los demás en tales valoraciones morales, eliminada la posibilidad de que la valoración moral dependa de categorías racionales, objetivas, universales? ¿No nos conduce a esta teoría a un relativismo moral?

Hume da por supuesto que la naturaleza humana es común y constante y que las pautas del sentimiento también son comunes a la humanidad.

La utilidad como criterio moral: para Hume aprobamos y nos agrada lo socialmente útil y desaprobamos lo socialmente perjudicial.