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La aspillera bellver CUADERNO CULTURAL DE DIARIO DE MALLORCA [email protected] JUEVES, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2007 NÚMERO 450 Queremos tanto a Llop Este número 450 de Bellver tiene un protagonista, porque se lo merece: el escritor mallorquín José Carlos Llop, quien publica simultáneamente la novela París: suite 1940 (Nadal Suau y Guillermo Busutil, centrales) y el poemario La avenida de la luz (José Luis de Juan, página 3). También le dedican sus artí- culos Matías Vallés (aquí arriba) y Daniel Capó (en la 3). Otros contenidos de este suplemento: Jean Schalekamp nos habla del pintor Hermann Stenner (página 6, imagen izquier- da), mientras que Víctor M. Conejo lo hace de Muchachito Bombo Infierno —foto derecha—, y Florentino Flórez de Los 4 Fantásticos (página 7). En la 8, Biel Mesquida y el habitual Paseo de ronda, a cargo de M. Elena Vallés. Francesc M. Rotger, coordinador JOSÉ CARLOS LLOP. FOTO: MASSUTI Llop se desdobla sin doblegarse LITERATURA Me atengo a la miscelánea que exige internet. Las novedades, ni que sean literarias, han deja- do de someterse a la prueba del examen en profundidad, un juicio que puede cocinar cualquier académico. En la era del culto al amateur se impone la lectura intermiten- te, súbita, entre dos miradas a la pantalla. Nada nos mere- ce ya la atención suficiente. Por supuesto, he sometido el poemario La avenida de la luz a esa tortura. Lo he ojeado más que hojeado, a la velocidad de broadband. Este procedimiento de degustación poética lesiona las intenciones del autor, José Carlos Llop en el caso de La avenida de la luz. No camuflo mis veleidades sádicas, quiero que le duela. Sin embargo, la ruleta de lineas leí- das a vuelo de página pronto se desacelera, se remansa, se detiene sin resentirse. Pasa a ocupar de las décimas al segundo, casi a un minuto entero —El lugar del hijo, más tiempo del que hoy dedicamos sin interrupción a persona alguna. Sólo un aborigen prenuclear invertiría cinco minutos en una conversación telefónica y ni él hablaría con otro mamífero cara a cara, ese desperdi- cio. Contrariando estos dogmas, el poeta mallorquín ha logrado “la plácida complicidad del tiempo”. Un libro te deslumbra cuando no necesitas que nadie comparta tu forma de disfrutarlo. Me ocurre en La aveni- da de la luz, y deberán perdonarme la indolencia discursi- va. Llop ha tomado ventaja, puede insertar la poesía en su experiencia vital sin necesidad de reconstruirla —los blo- ques de cemento han tapiado el mar”—. Lidia con asuntos en los que se hace difícil no incurrir en la sensiblería —la ‘Elegía’ por el padre muerto—. Atenúa los efectos espe- ciales —sonoridad, reiteración—. El corte del verso no atiende a reglas melódicas, sino al diapasón de la respira- ción. Del escandido al escanciado, el lento aliento. Si necesita una descripción del vecindario poético de La avenida de la luz por orden alfabético, piense en Auden, Brodsky, y así hasta Zagajewski, rellene usted las iniciales intermedias. A mi juicio, el autor no necesita las referen- cias geograficoculturales que prodiga y que funcionan como un branding, accesorios para saciar las ansias taxo- nómicas. Enfrentado a la extinción de su pasado, Llop no busca la revolución ni el consuelo. No puede alcanzar la madurez, porque su obra arranca de ella. A cambio, la madurez tampoco le alcanza en su literatura contra el fre- nesí —soy el escriba de una ciudad que no existe”. Llop no necesita quejarse, le basta con tomarse en serio la escritura. En otro tiempo, su esmero despuntaría hacia el clasicismo. Hoy es quijotesco. O dickensiano, como preferiría un autor que golpea por partida doble con París: suite 1940, una novela confeccionada a dos manos con César González Ruano, y de la que se hablará largo y tendido. Aquí mismo. Al desdoblarse sin doblegarse, el escritor mallorquín lanza un desafío y confirma que milita ya en una Liga aparte. Los demás, a Frankfurt. Desde la madurez que nunca le ha abandonado, el mallorquín escribe contra el frenesí en ‘La avenida de la luz’ y ‘París: suite 1940’ MATÍAS VALLÉS Más artículos sobre José Carlos Llop en las página 3 y centrales

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La aspillera

b e l l v e r● CUADERNO CULTURAL DE DIARIO DE MALLORCA ● ● [email protected] ● ● JUEVES, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2007 NÚMERO 450 ●

Queremos tanto a LlopEste número 450 de Bellver tiene un protagonista, porque se lomerece: el escritor mallorquín José Carlos Llop, quien publicasimultáneamente la novela París: suite 1940 (Nadal Suau yGuillermo Busutil, centrales) y el poemario La avenida de laluz (José Luis de Juan, página 3). También le dedican sus artí-culos Matías Vallés (aquí arriba) y Daniel Capó (en la 3).

Otros contenidos de este suplemento: Jean Schalekamp nos

habla del pintor Hermann Stenner (página 6, imagen izquier-da), mientras que Víctor M. Conejo lo hace de MuchachitoBombo Infierno —foto derecha—, y Florentino Flórez de Los4 Fantásticos (página 7). En la 8, Biel Mesquida y el habitualPaseo de ronda, a cargo de M. Elena Vallés.

Francesc M. Rotger, coordinador

JOSÉ CARLOS LLOP. FOTO: MASSUTI

Llop se desdobla sin doblegarse

LITERATURA Me atengo a la miscelánea que exigeinternet. Las novedades, ni que sean literarias, han deja-do de someterse a la prueba del examen en profundidad,un juicio que puede cocinar cualquier académico. En laera del culto al amateur se impone la lectura intermiten-te, súbita, entre dos miradas a la pantalla. Nada nos mere-ce ya la atención suficiente. Por supuesto, he sometido elpoemario La avenida de la luz a esa tortura. Lo he ojeadomás que hojeado, a la velocidad de broadband.

Este procedimiento de degustación poética lesionalas intenciones del autor, José Carlos Llop en el caso deLa avenida de la luz. No camuflo mis veleidades sádicas,quiero que le duela. Sin embargo, la ruleta de lineas leí-das a vuelo de página pronto se desacelera, se remansa,se detiene sin resentirse. Pasa a ocupar de las décimasal segundo, casi a un minuto entero —El lugar del hijo—, más tiempo del que hoy dedicamos sin interrupción apersona alguna. Sólo un aborigen prenuclear invertiría

cinco minutos en una conversación telefónica y ni élhablaría con otro mamífero cara a cara, ese desperdi-cio. Contrariando estos dogmas, el poeta mallorquín halogrado “la plácida complicidad del tiempo”.

Un libro te deslumbra cuando no necesitas que nadiecomparta tu forma de disfrutarlo. Me ocurre en La aveni-da de la luz, y deberán perdonarme la indolencia discursi-va. Llop ha tomado ventaja, puede insertar la poesía en suexperiencia vital sin necesidad de reconstruirla —“los blo-ques de cemento han tapiado el mar”—. Lidia con asuntosen los que se hace difícil no incurrir en la sensiblería —la‘Elegía’ por el padre muerto—. Atenúa los efectos espe-ciales —sonoridad, reiteración—. El corte del verso noatiende a reglas melódicas, sino al diapasón de la respira-ción. Del escandido al escanciado, el lento aliento.

Si necesita una descripción del vecindario poético de Laavenida de la luz por orden alfabético, piense en Auden,Brodsky, y así hasta Zagajewski, rellene usted las iniciales

intermedias. A mi juicio, el autor no necesita las referen-cias geograficoculturales que prodiga y que funcionancomo un branding, accesorios para saciar las ansias taxo-nómicas. Enfrentado a la extinción de su pasado, Llop nobusca la revolución ni el consuelo. No puede alcanzar lamadurez, porque su obra arranca de ella. A cambio, lamadurez tampoco le alcanza en su literatura contra el fre-nesí —“soy el escriba de una ciudad que no existe”.

Llop no necesita quejarse, le basta con tomarse enserio la escritura. En otro tiempo, su esmero despuntaríahacia el clasicismo. Hoy es quijotesco. O dickensiano,como preferiría un autor que golpea por partida doble conParís: suite 1940, una novela confeccionada a dos manoscon César González Ruano, y de la que se hablará largo ytendido. Aquí mismo. Al desdoblarse sin doblegarse, elescritor mallorquín lanza un desafío y confirma que militaya en una Liga aparte. Los demás, a Frankfurt.

Desde la madurez que nunca le ha abandonado, el mallorquín escribe contra el frenesí en ‘La avenida de la luz’ y ‘París: suite 1940’

MATÍAS VALLÉS

Más artículos sobre José Carlos Llop en las página 3 y centrales ▲

L a c r í t i c a d e l l e c t o r

b e l l v e r

P o r l a s s o l a p a s

L o s m á s v e n d i d o s Semana del 14 al 20 de septiembre. Fuente: casadellibro.com

Jueves, 27 de septiembre de 2007Diario de Mallorca2

Castellano. Ficción.1 John Boyne: El niño con el pijama... Salamandra.2 Isabel Allende: La suma de los días. Plaza & Janés.3 Cormac McCarthy: La carretera. Mondadori.4 Mark Haddon: Un pequeño inconveniente. Alfaguara.5 Nora Roberts: Lirio rojo. Plaza & Janés.6 Joe Hill: El traje del muerto. Suma.7 Gervasio Posadas: El secreto del gazpacho. Siruela.8 A. Pérez-Reverte: La piel del tambor. Alfaguara.9 Ildefonso Falcones: La catedral del mar. Grijalbo.6 J.K. Rowling: H.Potter y el misterio... Salamandra.

Castellano. No ficción.1 J. Ratzinger: Jesús de N. La Esfera de los Libros.2 Eduardo Punset: El viaje al amor. Destino3 Ronda Byme: El secreto. Urano.4 Javier Sierra: La ruta prohibida... Planeta.5 Mario Luna: Sex code. Nowtilus.6 Paulo Coelho: Como el río que fluye. Planeta.7 Pedro Gómez: Filosofía para bufones. Ariel.8 Roger Penrose: Las sombras de la mente. Crítica.9 Augusto Cury: Padres brillantes... Planeta.10 Robin Lane Fox: El mundo clásico. Crítica.

Català. Ficció.1 John Boyne: El noi del pijama... Empúries.2 Martí Gironell: El pont dels jueus. Columna.3 Markus Zusak: La lladre de llibres. Losada.4 Sergi Pàmies: Si menges... Quaderns Crema.5 Jed Rubenfeld: La interpretació... Edicions 62.6 Paul Auster: Trilogia de Nova York. Proa.7 Haruki Murakami: Tòquio Blues. Tusquets.8 Ildefonso Falcones: La esglèsia del mar. Plaza & Janés.9 Enrique Moriel: La ciutat sense temps. Columna.10 Albert Salvado: L’informe Phaeton. Columna.

Català. No ficció.1 J.A. Duran i Lleida: Entre una Espanya... Columna.2 Alfons López Tena: Catalunya sota... RBA.3 Estevez y Hoz: El secret més ben guardat. Ara.4 Roberto Saviano: Gomorra. Empúries.5 Bel i Germà: Aeroports i poder. Edicions 62.6 J. de Domènech: L’espectacle de la... La campana. 7 Ramon M. Nogues: Déus, creences... Fragmenta.8 Michel de Montaigne: Assaigs II. Proa.9 Fidel Masreal: Conviure amb la depressió. Mina.10 Pilar Senpau: Fruits de la vida. Proa.

Y ahora, la versiónen castellanoAparece estos días la traducción al españolde esta novela de Gabriel Janer Manila,que obtuvo la victoria en la convocatoriamás reciente del Premi Ramon Llull. La his-toria de una familia de banqueros mallor-quines, arrancando de la misteriosa muertede uno de ellos, Joseph D. Cohen, le sirve aJaner para trazar un fresco inquietante.

Gabriel Janer Manila: TigresPlaneta, 256 páginas, 21 €

El ‘Far West’ como ensoñaciónSu jubilación como profesor de filosofía,amén de otros recuerdos personales, le sir-ven a Gabriel Genovart, un enamorado delcine, para echar la vista atrás; analizando,al mismo tiempo como ejercicio literario ycomo análisis cinematográfico, una selec-ción de algunos de los títulos míticos delwestern. Con prólogo de Antoni Figuera.

Gabriel Genovart: El somni de l’oestFundació “Sa Nostra”, 167 páginas, 10 €

Regreso a las ‘rondalles’Resultado del primer concurso La Punta delLlapis, del Institut d’Estudis Baleàrics. Unahistoria mágica, entrañable y hasta ecoló-gica, gracias al personaje de la ballena,que revalida su atractivo en esta nuevaedición.

Miquel Rayó (adaptación) y Ferran Terol (ilustraciones):

La Mare BalenetaInstitut d’Estudis Baleàrics, 77 páginas, 20 €

Treinta y nuevepersonajesEntrevistas realizadas, con su buen oficio ysu eficaz equipo, por Pere Estelrich i Mas-sutí, en su programa de IB3 Ràdio No etquedis a ca teva. Treinta y nueve personali-dades de Balears, desde José Carlos Llophasta Magdalena Aguiló, entre sus vertien-tes profesional y humana. El prólogo es deFrancisca Ramis.

Pere Estelrich: SuggerimentsDocumenta Balear, 171 páginas, 18 €

Exploración delgénero de misterioEn sus Cuentos góticos, E. Gaskell (Lon-dres, 1810 - Hampshire, 1865) no se alejadel realismo victoriano que caracterizaotras de sus novelas, como Mary Barton oLos amores de Sylvia; al contrario, estosrelatos de misterio constituyen una explo-ración del género en busca de sus funda-mentos reales.

Elizabeth Gaskell: Cuentos góticosAlba, 544 páginas, 28 €

Dos casos d’Héctor BarreraPublicada en 1989, Cavall i rei té com aprotagonista el redactor de successosHèctor Barrera, el qual investiga dos ca-sos alhora: el segrest d’un empresari i lamort d’una prostituta; Barrera recorreal ja cèlebre detectiu privat Toni Butxa-na i a Carlota Max, redactora de la crò-nica rosa.

Ferran Torrent: Cavall i reiColumna, 184 páginas, 15 €

Un originaldetectiu de ficcióBenjamin Black és el pseudònim de JohnBanville, l’autor d’El mar, premi ManBooker. En aquesta novel·la, Banvilleevoca el món de la societat dublinesa dela dècada de 1950 i presenta el perso-natge de Quirke, un original detectiu deficció que investiga la mort de ChristineFalls.

Benjamin Black: El secret de Christine FallsBromera, 340 pàginas, 19’5 €

La guerra fríacomo trasfondoCon la guerra fría como trasfondo, la ca-nadiense Ann-Marie MacDonald constru-ye un thriller alrededor de la familia deun comandante de las fuerzas aéresas:el padre se ve involucrado en la protec-ción de un científico nazi y la hija es víc-tima de abusos en unas extrañas clasesparticulares.

Ann-Marie MacDonald: Así vuela el cuervoLumen, 1.024 páginas, 27’9 €

R e c o m e n d a d o d e l a s e m a n a :

¿Has leído un libro y te ha gustado? ¡Dínoslo! No hace falta que sea una novedadrabiosa, puede ser un título de cualquier autor o género. Tu opinión nos interesa.Compártela con el resto de los lectores de Bellver y explícanos brevemente quéte ha atraído o te ha interesado de ese volumen que nos sugieres.

(Envía tu comentario a [email protected]. Máximo 60 palabras)

Filología poética y divertida

Bàrbara Sagrera Antich:Les cançons populars del

Diccionari català-valencià-balear Moll, 239 páginas, 10 €

¿La filología es ardua? Bueno,también puede ser entrañabley divertida… Como en estas1.586 “gloses”, o breves com-posiciones del cancionero bale-ar (básicamente, del mallor-quín), que Bàrbara Sagrera harecopilado, basándose en lasreferencias a las mismas en el“Alcover-Moll”, a modo deejemplos de las entradas. Laautora de Felanitx, profesorade la Universitat de les IllesBalears, ha realizado un traba-jo que nos descubre un univer-so desaparecido.

Ni panegírico ni censura

Llorenç Villalonga: Dos pastiches proustianosPrólogo de José Carlos Llop, apéndice de Jorge Herralde

104 páginas, 11’5 €, Anagrama, 2007

En el introito a sus dos exquisitos trasuntos imaginarios,ahora editados de nuevo por un Jorge Herralde treinta yseis años más viejo, Villalonga niega de facto “haber dislo-cado gran cosa” con unos remedos que, amén de un conoci-miento profundo de la obra de Proust, demuestran su admi-ración. Ésta arranca de sus tiempos de estudiante, confie-

sa, para glosar a continuación “aquella sensibilidad dubitativa” que le fascinó. Insiste en que no ha pretendido caricaturizar al homenajeado, como si en rea-

lidad no fuese consciente de la magnitud de sus trabajos, incluidos en el volumende cuentos El lledoner de la clastra, publicado en 1958. No en vano, aunqueseguro de sus ideas —nos recuerda Jaume Vidal i Alcover, su amigo y biógrafo—,Villalonga era desconfiado, y fuera de las cuales profesaba el escepticismo, recu-rriendo a la ironía. Por eso, tanalejado del panegírico como de la censura, tengola impresión de que estos pastiches conjuran sus dudas, amén de “la inteligencialúcida, imbricada de realidad y fantasía” del francés, que encarna el comienzode la transformación de la narrativa.

Francisco J. Caparrós

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FRANCESC DE BORJA MOLL. FOTO: TORRELLÓ

LLORENÇ VILLALONGA.FOTO: LORENZO

Elegías conmovedorasPOESÍA Cosecha poética de los últimos tiempos(2002-2005), José Carlos Llop nos entrega 24 poemasautónomos que a su vez están ligados, no solo por el esti-lo y su mundo de siempre, sino por una mirada elegiaca,fúnebre, a la que alude el mismo titulo, Avenida de laluz, antesala deslumbrante a la que abocan recuerdos,imágenes y sobre todo, palabras como talismanes.

Los registros líricos de Llop han ido variando, pues setrata de un gran conocedor de la poesía, de los mejoresen nuestro país. Quizá ha variado menos la posicióndesde la que recibe el impulso poético. La poesía puedetratar del amor o de la muerte, a veces de las dos, peroraramente. Decía Ezra Pound que hay dos tipos de poe-tas: los que desean hacer música, cantar, y los que bus-can expresar alguna cosa, sentimiento, emoción, refle-xión. Llop es de los segundos, en ambos casos. Uno de susprimeros libros se tituló La tumba etrusca. Y en La ave-nida de la luz la muerte se convierte en el objeto de laobra, hasta el punto que anuncia incluso la muertemisma de la poesía: “No habrá fuerza y tampoco / moti-vos. Tendrás que aceptar que la renuncia es la única vía”.

Poesía de resignación, por tanto, de eventual “dimi-sión”, que la continuación de la vida sin duda revocará. Aveces recuerda aquel poema de Joan Alcover en el queplasma esa emoción tan de nuestra tierra a través de lacarne del olivo. El viejo árbol vive apenas, viene a decir elpoeta, para lamentarse de lo que en él ha muerto. Por for-tuna, Llop guarda memoria de los buenos tiempos, comoen “Al margen” y “Café turco”, poemas sueltos y elegan-tes. Si el poeta amante no suele filosofar, el elegiaco nodeja de hacerlo. Y en poesía el pensamiento deja un regus-to de timidez, confusión, ternura. Y ahí se encuentra lomejor de este libro: su férrea moral, su generosidad, suinocencia van impregnando los versos mientras el lector sehunde en la agridulce conciencia de su imperfección.

“Somos ciegos y no sabemos”, “Pues siempre es elvacío /lo que nos apresuramos a disimular”, “El amor/ —como el destello de una lámina/ de Pentecostés— pendetodavía en el aire”: he aquí, sí, destellos últimos de esteultimo poeta tímido, casi apocado cuando se trata deemociones e intimidad, que vigila su sombra y mide —aveces a milímetros, otras a millas marinas— sus palabras.Llop se muestra cercano en la lejanía como un faro.Leyendo esos versos paseamos —entre fascinados y recha-zados— por un original mundo autista, retóricamenteinconcreto, infinitamente estrecho, refinadamente vago.He buscado en este libro versos que sostengan imágenespuras y simples, exentas de palabras mayores —comotiempo, mundo, epifanía, muerte, memoria, amor, ciu-dad, mujeres, Dios—, y de veras que los hay, escondidosdetrás de una cortina de solemnidad clásica. En el poemamejor del libro, “Cuarenta días”, estalla un alarde decompasión y autenticidad inigualables en la poesía de hoy.Versos hondos, preciosos: “Queda un tamarindo y nacen/alcaparras”, “Las ranas han callado durante unos minu-tos”, “las abubillas charlan agitando sus crestas”; perocuando parece que vamos a “saber” lo que es una higue-ra y un olivo, resulta que la primera “es bíblica/ como lascabras, / y el olivo, griego”. Y que los poéticos veranean-tes “somos arena en el cosmos/ y en el horizonte”.

Quizá esa derivación hacia lo general y lo nominal seadebido a que el poeta cree en la dimensión sacra de lapalabra. Por eso escribe: “el lenguaje solo es exacto/ante la verdad que inventa”. En “Lenguas muertas” per-cibe “el aleteo de un animal invisible, / un aleteo pose-

ído por el ritmo”, y en “Gomila Square” piensa “que laspalabras también forman/ una ciudad que ha de decirlas cosas/ tal como las cosas jamás pensaron que llega-rían a ser dichas”. Todo eso nos lleva a entender el sen-tido y el admirable silencio de esta poesía crepuscularde Llop. Un libro en el que brilla la mejor luz en el con-movedor homenaje al padre, un regalo inesperado paratodos los hijos, que agradecemos en lo mucho que vale.

José Carlos Llop: Avenida de la luzLumen, 96 páginas, 11’9 €

b e l l v e rJueves, 27 de septiembre de 2007 Diario de Mallorca 3

La geometría de la luz

PERFIL Recuerdo perfectamente el momento en quedescubrí la literatura de José Carlos Llop. Fue una tarde deinvierno de 1996, hacía frío y las nubes condensaban elcolor del cielo. Yo, por aquel entonces, era un joven poli-cía militar que salía a pasear a menudo por las murallas dela ciudad. Miraba el mar, tomaba notas, leía. El libro eraLa estación inmóvil, su primer dietario, publicado porGuillermo Canals en una hermosa colección que se llama-ba Port Royal. Aquella tarde, empezaron a caer copos denieve y la luz, de repente, adquirió una intensidad inaudi-ta formando una especie de mosaico de teselas blancas. Enuna de las notas del dietario, leí que “escribir es un viajea través de las tinieblas hacia la claridad”. Pensé en ello,cerré el libro y regresé andando al cuartel.

Años más tarde, me di cuenta de que en la literatura deJosé Carlos Llop, la luz y el orden van de la mano. Una luzespecial, por supuesto, que sombrea la memoria y le con-

vierte en un poeta de la mirada. Y una voluntad de ordenque busca perfilar la intimidad del yo sobre un tapiz deresonancias clásicas. Esto es cierto, incluso en su libro másoscuro, El mensajero de Argel, una auténtica novela deideas que traza un paralelo entre la desaparición de lamemoria y la atmósfera nihilista de nuestra época y en laque subyace la esperanza de una luz que salve al hombredel olvido y descifre el silencio que queda sin respuesta.

De ahí que la crítica haya dicho, y con razón, que la deJosé Carlos Llop es un voz peculiar dentro del panoramaliterario español: una voz que bebe de la Biblia y de Tintín,de Jünger y de Brodsky, de Eliot y de los grandes novelis-tas ingleses. Una voz, además, que con el paso de los añosha ido adquiriendo una densidad metafísica —lean porejemplo, su extraordinaria “Elegía” en el reciente La ave-nida de la Luz— poco frecuente en nuestras letras. Quizáporque en España aún cuesta entender que la belleza —ola elegancia— constituye una forma de moral y que la lite-ratura —en su sentido más pleno— es el esqueleto intelec-tual y humano sobre el que asienta la cultura europea —supathos, diríamos, pero también su ethos. “La literatura —anota Llop en su diario— disecciona la soledad, eximién-dola de la muerte”. A ambos lados, sólo el vacío.

DANIEL CAPÓ

LA CRÍTICA HA DICHO, Y CON RAZÓN, QUE LA DE JOSÉ CARLOS LLOP ES UN VOZ PECULIARDENTRO DEL PANORAMA LITERARIO ESPAÑOL:UNA VOZ QUE BEBE DE LA BIBLIA Y DE TINTÍN,

DE JÜNGER Y DE BRODSKY, DE ELIOT Y DE LOS GRANDES NOVELISTAS INGLESES

LOS REGISTROS LÍRICOS DE LLOP HAN IDOVARIANDO, PUES SE TRATA DE UN GRAN CONOCEDOR DE LA POESÍA, DE LOS MEJORES EN NUESTRO PAÍS

JOSÉ CARLOS LLOP. FOTO: MASSUTI

JOSÉ LUIS DE JUAN

b e l l v e r Jueves, 27 de septiembre de 2007Diario de Mallorca4

NARRATIVA Ya lo he contado alguna vez enun rincón digital, pero me apetece recordarlo hoy:yo he visto a Europa. Quiero decir que Europa sesentó frente a mí. Fue en el ferrocarril deBarcelona, y fue tragicómico: el continente teníademasiados años, mala circulación y una miradaclorótica. Este anciano, que era un indigente perotambién una cultura arrasada, trataba de mante-ner la pulcritud de su traje gris sobre la camisablanca de costuras torpes: alisaba su chaquetametódicamente, su mirada quedaba prendida enalgún borde gastado de los zapatos. Yo no sé decira qué olía: tal vez a gasóleo. No me importunó supresencia, pero la atmósfera se volvió de prontoirreal, como si una densidad nueva perturbara elvagón. Mirando a este hombre, quedé fascinadocon la gorra que llevaba ceñida: una gorra de béis-bol, levemente ladeada, cuya visera lucía barras yestrellas y el nombre de un equipo que ni recuer-do ni supe reconocer. He dicho que se la habíaceñido, y no es una vana palabra: había un celodisparatado en la fuerza con que la gorra intenta-ba encapsular el cráneo rasposo. Y créanme ahora:a la altura de Sarrià, este anciano de pupila lacus-tre se puso a cantar Lili Marlene. A mí siempre meentristece Lili Marlene, y será que en esa canciónviven todos los recuerdos de quienes deseaban a laDietrich desde la trinchera. El anciano, como unasibila, entonó Lili Marlene y volvió a callar. Nocreo que me mirara ni una sola vez.

Cuento esta anécdota provechosa porque lanueva novela de José Carlos Llop arranca en unvagón de tren: el narrador, que es el autor, es unjoven de veinticinco años que lee las Memoriasde un escritor español mientras su tren se desvíaa una estación nebulosa. El narrador piensa depronto en la Segunda Guerra Mundial, en lasentrañas de Europa, que tienen siempre una tex-tura expresionista... El narrador, en fin, va pen-sando en el derrumbe de una civilización en losaños cuarenta, y en ese otro país exhausto,España, que en esa época estaba “aparcada enuna vía muerta”. Y entonces se da cuenta de queen el libro que le acompaña “había una novela noescrita, desdibujada en lo que aquel escritorcallaba. Supe que algún día escribiría esa nove-la”. Aquí la tenemos, treinta años después:París: suite 1940 recrea un capítulo muy jugosode la vida de César González-Ruano, periodista yescritor español, que en 1940 abandona Berlín,donde goza de una existencia cómoda comocorresponsal de un régimen amigo, para instalar-se en París y vivir como un millonario. Cosa curio-sa, porque él no es millonario y además no estátrabajando para nadie. No escribe, no publica,sólo ejerce de crápula con buen gusto. Un día,las autoridades nazis le detienen. ¿Qué demonioshacía González-Ruano en París? ¿Traficaba conarte? ¿Espiaba? Y si era así, ¿para quién? ¿Tal vezestafaba a judíos con pasaportes falsos?

Llevo años leyendo a Llop, y sé que la suya esliteratura verdadera: aquí no hay jerarquías,todos sus libros nacen de una fuente que esnoble. Para él, el escritor no es un Dios, pero talvez sí un antiguo escriba; la literatura no es mer-cadotecnia, sino la adhesión a otras voces, anti-guas y nuevas, que suenan en el mismo registro;para Llop, la civilización y la memoria van de lamano, y eso no es algo que podamos tomar abroma. Por eso, sus libros tienen siempre auten-ticidad y dicha. Ahora bien, hay tareas más ambi-ciosas, y otras que lo son menos: París: suite1940 está entre los trabajos más valiosos delmallorquín. Será uno de los libros del año, perosobre todo es una pieza maestra. Una novela deprimer orden. Para empezar, por la técnica esco-gida: Arcadi Espada, muy empingorotado él,habla de faction para referirse a este modo de

narrar: los puentes abiertos entre la realidad y laficción, la narración que se desliza hacia la inves-tigación o el reportaje... Estamos ante uno de loslenguajes oportunos de la narrativa de nuestraépoca. Llop lo explica así: “París: suite 1940traspasa la realidad surgida de la literatura auto-biográfica de César González-Ruano, para crearuna realidad distinta. A eso le llamamos ficción.Los demás protagonistas del libro, si fueron rea-les, dejaron de serlo para convertirse en perso-najes secundarios de esta ficción”.

Y esa ficción es una gozada: el ritmo esbueno, la trama sólida, y la atmósfera inmejora-ble. Si se habla de Llop, nadie le niega las bue-nas trazas para la creación de ambientes; peroclaro, en este libro el ambiente es París en laSegunda Guerra Mundial, un territorio comanchepara la literatura española, y al mismo tiempo deuna importancia desmedida para la tradicióneuropea. El reto es resuelto con excelencia, yParís danza ante nuestros ojos: una ciudad enguerra que será el Paraíso perdido de CGR —así serefiere el narrador a su protagonista—, el labe-rinto en el que jugará al escondite toda su vida yen toda su obra. Nuestro narrador-investigadorrecurre a fuentes diversas para recrear los pasos

de González-Ruano en 1940, y eso nos permiteescuchar voces muy agradables: DionisioRidruejo, Carles Fontseré, el mismo Ruano... Haypasajes muy divertidos, como el del interrogato-rio, y Llop nos ofrece unos carnets estupendos delos tipos que pueblan este territorio caótico. Ojoa la mirada ornitológica del escritor, que tieneelegancia, sí —¡cuántas veces se ha dicho eso!—,pero también perfora con precisión si se trata delocalizar el Mal. En esto no caben relativismos: elcapítulo “La Espera” recrea las vidas posibles dequienes, tal vez, quién sabe, fueron estafadospor CGR o por alguien cercano a él: una jovenhermosa condenada por ser judía, o el retratistaacorralado por la Policía de Asuntos Judíos. El

Mal existe, las víctimas también. La compasiónes un deber de naturaleza sagrada.

Este libro habla de Europa, y de España enEuropa. Habla de una civilización agonizando, yde cómo el baile de máscaras sigue mientrascaen las bombas. París: suite 1940 tambiénhabla de literatura, de cómo el yo juega atransformarse en la ficción (CGR es un persona-je “doblemente inventado: por él mismo y porla invención que pueda sugerir lo que él inven-ta”). En esta novela, la literatura demuestraque sólo ella puede atrapar las partículas devida suspendidas en el gas amoral de la guerra:este libro atrapa la niebla y ofrece una lecciónejemplar. Después de leerlo, la gorra de mianciano ya no invita al choteo, ni su canto pare-ce absurdo. Europa me miró frente a frente.

José Carlos Llop: París: suite 1940RBA, 160 páginas, 16 €

NADAL SUAU

PARA LLOP EL ESCRITOR NO ES UN DIOS,PERO TAL VEZ SÍ UN ANTIGUO ESCRIBA; LA LITERATURA NO ES MERCADOTECNIA,

SINO LA ADHESIÓN A OTRAS VOCES,ANTIGUAS Y NUEVAS, QUE SUENAN

EN EL MISMO REGISTRO

‘PARÍS: SUITE 1940’ RECREA UNCAPÍTULO MUY JUGOSO DE LA VIDA DECÉSAR GONZÁLEZ-RUANO, PERIODISTA

Y ESCRITOR ESPAÑOL, QUE EN 1940ABANDONA BERLÍN PARA INSTALARSE

EN PARÍS Y VIVIR COMO UN MILLONARIO

París erauna tretaJosé Carlos Llop publica París: suite 1940 (RBA Libros)

y confirma, no sólo su buen estado de forma, sino

una condición indiscutible: la del escritor verdadero.

Ya nadie podrá obviar que su entronque es europeo

y sus dimensiones, universales

CÉSAR GONZÁLEZ-RUANO. FOTO: JOSÉ GARCÍA NIETO

b e l l v e rJueves, 27 de septiembre de 2007 Diario de Mallorca 5

NARRATIVA La Primera yla Segunda Guerra Mundial,junto con el periodo deEntreguerras, han sido un impor-tante yacimiento de inspiraciónpara el cine y la literatura. Dosgéneros que aprovecharon elfilón de la épica del antihéroe(la mayoría de los espías lo fue-ron), la fascinación del misterioque envuelve a estos personajesque siempre suscitaron las sim-patías del público y el afánsocial por conocer los supuestosentresijos de quiénes lograron,con su actividad clandestina,engañar, robar y cambiar elcurso de los conflictos bélicos,para elaborar excelentes argu-mentos de ficción que, por otraparte, contribuían a inculcarsutilmente la ideología políticade sus gobiernos.

Un objetivo que se dio espe-cialmente en el cine norteame-ricano cuya industria nos halegado maravillosos títulos comoCasablanca o El Tercer Hombre,pero que no deberían eclipsar laexcelente factura de otras pelí-culas, tal vez menos conocidaspero igualmente brillantes,como Confesiones de un espía,de Anatole Litvak; El hombreque nunca existió, de RonaldNeame; o El Hombre Atrapado,de Fritz Lang. Estos títulos sedistinguen por el inteligentetratamiento de la poliédricafigura del espía, con su roman-ticismo y sus ángulos muertos,por la magistral ambientaciónde la atmósfera y por el suspen-se de la historia. Ingredientesque también ha barajado con

una habilidosa prosa JoséCarlos Llop en novelas comoHáblame del tercer hombre, Elinforme Stein y ahora con lapublicación de París Suite 1940,editada por RBA.

Una novela en la que Llopvuelve a trenzar la delgadafrontera entre la ficción y larealidad, con el propósito deindagar en la nunca demostradahistoria secreta de CésarGonzález Ruano. El maestro dela literatura de prensa, autorde interesantes biografías cen-tradas en Baudelaire, Wilde yMatahari y cuya figura, bohe-

mia, noctámbula y repleta dedivertidas como excéntricasanécdotas, le convirtió en vidaen un perfecto personaje litera-rio de su época. Igual que JoséCarlos Llop lo recrea en estanovela que aborda su estancia yencarcelamiento, durante losprimeros años del París ocupadopor los alemanes, en la prisiónde Cherche-Midi. Una experien-cia que le sirvió para escribiruna balada del mismo nombreque la prisión y para dejar unaleyenda que lo relacionaba conel contrabando de antigüedadesy con el espionaje.

Paris Suite 1940El espía es un hombre sin un espejo que dela-te su sombra de guante blanco ni la ambi-güedad moral de su comportamiento. JoséCarlos Llop lo sabe bien, como demuestra enesta sugerente novela que no busca revelarun episodio oculto de las actividades deGonzález Ruano.

Llop opta y consigue, con acierto, recrearun argumento de misterio, hilvanando laHistoria con la historia y la vida con la litera-tura, que enseguida capta la atención dellector por la brillantez, soltura y precisión deuna prosa bastante cinematográfica y defini-da por sus claroscuros, su filtrada documentación, por lo que sugie-re entre líneas y por la habilidad con la que el autor administra losvacíos, las suposiciones y los descubrimientos que apunta el desarro-llo de la trama.

Otro acierto es utilizar la primera voz narrativa y la urdimbre depersonajes secundarios y el excelente fresco sobre el universo artís-tico de una ciudad, en la que otros célebres y reales personajes(como Celine y el propio Sartre) no se libraron de la sospecha dehaber colaborado o de haber mirado hacia otra parte durante la ocu-pación nazi. Por eso, lo importante de Paris Suite 1940 (que bienpudiese haber firmado Paul Morand) no es sólo el personaje aristadode CGR sino la sutil y envolvente atmósfera que Llop convierte en laverdadera protagonista y en el espejo donde el espía puede contem-plar a solas el doble de sí mismo.

GUILLERMO BUSUTIL

LLOP VUELVE A TRENZAR LA DELGADA FRONTERA

ENTRE LA FICCIÓN Y LA REALIDAD, CON

EL PROPÓSITO DE INDAGAREN LA NUNCA DEMOSTRADA

HISTORIA SECRETA DECÉSAR GONZÁLEZ RUANO

El hombresin espejo

LLOP DURANTE LA ENTREGA DE LOS PREMIS DIARIO DE MALLORCA 2007. FOTO: MASSUTI

ARTE Cuando uno contempla la exposición retrospecti-va dedicada al pintor alemán Hermann Stenner —nacido en1891 en Bielefeld, muerto en 1914 cerca de Lodz, Polonia—le parece incomprensible como alguien haya podido pasaren tan pocos años —a penas cinco— por una evolución pic-tórica que en la historia del arte abarca varios decenios:desde el post-impresionismo hasta el expresionismo, elfuturismo, el vanguardismo y el cubismo. O, en otras pala-bras, las corrientes que dominaban el arte europeo durantelos primeros cuarenta años del siglo pasado. Desde luegoHermann Stenner, hijo de un profesor de bellas artes, teníael arte ya en las venas. En 1909 fue admitido en laAcademia de Arte de Múnich, donde también había estudia-do Paul Klee. Durante las vacaciones de verano seguía estu-diando en la escuela de pintura de Hans von Hayek, quienle dio el consejo de dejar Múnich y de matricularse en laReal Academia de Bellas Artes en Stuttgart. Muy pronto yaempezó a desarrollar su propio estilo. Pasó una temporadaen París y en 1913 fue invitado a participar en la PrimeraExposición de Expresionistas en Dresden. En 1914 realizó,junto con Oscar Schlemmer y Willy Baumeister, las pinturasmurales en el edificio de la Confederación Alemana delTrabajo en Colonia. Dos meses después, cuando estalló laPrimera Guerra Mundial, se alistó, también junto con OscarSchlemmer, en el ejército alemán y murió en el frente dePolonia en diciembre de aquel mismo año, a la edad de 23años, aún prácticamente desconocido. Su amigo OscarSchlemmer le sobrevivió hasta 1943, cuando murió, no por

consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, sino de unalarga enfermedad. El ya había conseguido la fama como unode los principales representantes del Bauhaus.

En sus apenas cinco años de estudiante de Bellas Artes yde pintor, el jovencito Stenner había realizado unos 300 óleos

y más de 1.500 obras gráficas. Una extensa selección de estetesoro se puede admirar en el castillo Aschberg, un edificiobarroco situado en medio del impresionante paisaje pre-alpi-no, que en su interior alberga una larga sucesión de salas deexposición. Caminando por estas salas uno hace como un

viaje a través del tiempo, a través de uno de los periodos másricos en tendencias pictóricas que Europa ha conocido. Ya losprimeros cuadros que pintó Stenner, todavía un adolescente,entre 1906 y 1908: paisajes, retratos, pintor y modelo al airelibre, reflejos en el agua de un canal, irradian la impresión

de una belleza arrolladora. Luego, desde laépoca de Stuttgart, hay las obras post-impre-sionistas con evidentes influencias de Van Gogh,Signac, Cézanne, todas con su sorprendenteluminosidad, su perfecta armonía. Y en las salassiguientes una clara evolución hacia el expre-sionismo y el cubismo, con influencias deChagall, Kokoschka, Kandinsky... Y de pronto seve un autorretrato que llama mucho la aten-ción: el pintor en chaqueta roja y camisa blan-ca, los labios muy rojos, carnosos, sensuales, yuna mirada fuerte, azul, que te mira sin rode-

os: la mirada de un joven de apenas 20 años que ya sabe per-fectamente lo que quiere. “Quiero pintar según mis senti-mientos”, escribe a su padre, tres años antes de morir.

Entre las distintas salas han expuesto fragmentos de lascartas que escribía a sus padres en sus años de estudiante:pedidos de dinero con muchas excusas y detalladas expli-caciones. Pero también les explica más de una vez lomucho que ama la vida, la soledad, pasear, contemplar lanaturaleza. Y uno se pregunta: ¿cómo es posible que unchico que ama tanto la vida se decida voluntariamente aparticipar en la carnicería de la Primera Guerra Mundial?

Varias salas están dedicadas a su obra gráfica, dibujos ygrabados, algunos hechos en París en 1912, ya con clara ten-dencia cubista, como su Torre de Eiffel con su puente. En estaépoca empezaba a interesarse también por los temas religio-sos, pero más bien en la esperanza de conseguir encargos parala decoración de iglesias. En estas obras, con títulos como ViaCrucis, Descendimiento de la Cruz, Llegada de Santa Úrsula,sigue experimentando con la forma, llegando a veces casi alarte abstracto. También hace audaces experimentos con loscolores, como en su serie Mujer verde con sombrero amarillo,haciendo curiosos juegos rítmicos en la composición. Y entresus últimas obras, como el maravilloso cuadro Cuatro actos enpaisaje, están las figuras femeninas, desnudas, maravillosascon su gracia casi irreal, estiradas como las mujeres deModigliani o de Giacometti. Si no hubiera muerto antes detiempo, el nombre de Hermann Stenner hubiera figuradoentre los pintores más famosos de los años 20 y 30 del siglopasado. Pero tan sólo disponía de estos miserables cinco años.

Seguía experimentando hasta aquel fatídica fecha del 7de agosto, cuando se alistó en un regimiento de granade-ros. Hay una foto del pintor, con su cara pálida de joven-cito inocente, pero con cierto orgullo en su oscuro unifor-me y las impresionantes botas militares. Aquel chico pro-metedor que tanto amaba la vida, la naturaleza, los colo-res. En la madrugada del 5 de diciembre, en un ataquenocturno cerca de Lodz, todo se acabó.

Castillo Achberg, Landkreis Ravensburg, AlemaniaHasta el 14 de octubre

b e l l v e r Jueves, 27 de septiembre de 2007Diario de Mallorca6

PHANTASTISCHE LANDSCHAFT MIT WASSERFALL (MEERSBURG) (1914) ZWEI WEIBLICHE AKTE IN BLAUER LANDSHAFT (1914)

Un genio que murió antes de tiempoUna exposición recorre las creaciones del pintor alemán Hermann Stenner, fallecido a los 23 años

Pedagogia i PsicologiaPge. Papa Joan XXIII, 5-E • Geranis Centre

Tel. 971 71 33 50 • Fax 971 21 36 41• 07002 Palma de Mallorca • [email protected]

JEAN SCHALEKAMP

YA LOS PRIMEROS CUADROS QUE PINTÓSTENNER, TODAVÍA UN ADOLESCENTE, IRRADIANLA IMPRESIÓN DE UNA BELLEZA ARROLLADORA

UNO SE PREGUNTA: ¿CÓMO ES POSIBLE QUE UN CHICO QUE AMA TANTO LA VIDA SE DECIDA

VOLUNTARIAMENTE A PARTICIPAR EN LACARNICERÍA DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL?

CÓMIC Alan Davis es lo que se dice un buen profe-sional. Lleva desde los ochenta produciendo obras degran calidad, en compañía de algunos de los mejoresguionistas del negocio como Claremont o Moore. Es unhombre de confianza, un conservador de estilo clásicoque no se ha movido del género de los superhéroes. Sudibujo no pretende ser innovador, sino que continúa lalínea iniciada por artistas anteriores como Neal Adams,de quien toma muchos de sus acabados, evitando elbarroquismo que caracteriza al americano.

Hace ya años que Davis lucha por ganarse la apro-bación del público como autor completo, escribiendosus propios guiones. Como otros dibujantes antes queél, se lo ha tomado con calma, abordando relatos sen-cillos en los que su dibujo, siempre espectacular,podía lucirse. Entre sus últimas obras podríamos citarEl clavo, una de esas historias fantásticas en las que senos narraba un futuro alternativo a la realidad habi-tual de los comics de la DC. O Killraven, donde reto-maba un personaje casi olvidado de la Marvel, ofre-ciéndonos la mejor versión que yo recuerde.

Mi problema con Alan Davis es que era el típico casode autor impecable... que no me dice nada. Su dibujoes irreprochable, lleno de energía, vitalidad, de aca-bados limpios y narrativa ágil. Sus historias conteníanhumor y buenas intenciones. No se me ocurre quéecharle en cara, pero, reconociendo su calidad, siem-pre me ha dejado frío. Es como si le faltara ese algomás que separa las obras brillantes de las rutinarias.Sé que todo lo anterior no es muy objetivo, pero nopuedo ofrecer mejores razones. Alan Davis es perfec-to, pero esa perfección me aburre.

Sin embargo, este último trabajo suyo me ha resul-tado muy convincente. Considero que alcanza cotas de

emoción que no había logrado antes. Ya lo he dicho,Davis es un hombre del sistema y aquí nos habla de Los4 Fantásticos, quizás los personajes más famosos de laMarvel después de Spiderman. Parece conocerlos bien ysentirse a gusto con ellos. Y transmite esas sensacionesal lector. Aborda un relato muy ambicioso, que incluyemuchas acciones en paralelo, fuertes saltos espacio-temporales y la movilización de gran parte del UniversoMarvel, incluyendo no sólo a sus pobladores, sino tam-bién sus geografías más extremas, de la Zona Negativaa las simas del Hombre Topo. En la descripción queda

ya claro el único aspecto débil de la historia: sólo esapta para iniciados, lectores fieles que hayan disfruta-do con anteriores aventuras de los fantásticos protago-nistas y estén familiarizados con sus hazañas, virtudesy anhelos. Si no, considero que la avalancha de datoses excesiva y difícilmente permite el acceso a lectoresdesinformados. Pero si son ustedes fans de la extraor-dinaria familia, o han visto la peli de la Jessica Alba yquieren más, éste es sin duda su tebeo.

Por supuesto, más allá de la historia siempre puedendisfrutar con los brutales dibujos de Davis, más vitales,sexys y potentes que nunca. Como es habitual, apoyadoa las tintas por el siempre eficaz Mark Farmer ¡Excelsior!

Alan Davis: Los 4 Fantásticos: el finPanini Comics, 144 páginas, 12 €

Jaleo sinceroMÚSICA Un gran periodista saca res-puestas hasta interesantes de un entrevista-do plano. Un gran músico ofrece creatividady personalismo por muy estricto que sea sugénero. En el ramo del mestizaje es hartocomplicado decir cosas nuevas y MuchachitoBombo Infierno, un tipo que tiene el culopelado de componer y tocar, es un as endicho asunto del mestizaje. Visto lo visto yoído lo oído, no sólo resulta ser un artistagenuino, sino que es incluso versátil, algoremarcable en un género que parecía darseñales de agotamiento o falto de sustancia.

El alboroto tabernario del Muchachitosonó muy gordo en Vamos que nos vamos(editado por La fábrica de colores, 2004,discográfica de Ojos de brujo), y la mejornoticia respecto a su nuevo trabajo es quesuena continuista, sí, pero también novedo-so, nada inmovilista ni artrítico. Suena fun-karra, rumbero, agitanao, con reggae yswing, roncanrolero, latino y hasta popero;suena a todo y no suena a nada ya escucha-do antes. En un género dado últimamente alestereotipo sonoro, ha llegado este curran-te fino y filipino para dar unas clases de sin-ceridad que sonrojan a los calcomaníacos, aesos que parecen querer sustituir la habili-dad por la técnica o, peor, por un monín omonina que cante y baile mejor o peor.

A la espera de que El bicho confirme ensu nuevo trabajo que también tiene algoque decir, la cosmogonía iniciada por KikoVeneno y Peret, seguida por Las Grecas,Los Amaya, Los Chichos y Los Chunguitos ycontinuada por Ojos de brujo, FermínMuguruza, Macaco y Manu Chao, tiene enel Muchachito a un titular fijo. Cuando aeste catalán, nacido Jairo Perera en SantaColoma de Gramanet, le dio por hacer

ruido con Trimelón de naranjus (dos álbu-mes en 1997 y 2000) ya llamó poderosa-mente la atención. Ahora que gestionatotalmente su propio proyecto, ha sidocapaz de crear un personaje particularísi-mo que sabe que donde hay que liarla es enel escenario. Ahí impone su concepción deldirecto bullero, un directo que incluye aSantos de Veracruz -ilustrador miembro depleno derecho de la banda- que ejecuta un

mural diferente en cada bolo, en una suer-te de performance que ha quedado comomarca de la casa infernal, que queda lejosde resultar trivial o desubicada.

Llegados a este punto de elogio, nocabe sino recomendar intensamente la citaque el Muchachito y sus infernales mucha-chos ofrecen al público balear el próximo29 de septiembre en Manacor (que ademáscelebra un aniversario, el quinto de Renou

Col·lectiu, unos señores con las ideas muyclaras y muy generosas respecto a lo quedebe ser la oferta musical balear, ¡enhora-buena!). Promete ser la cita bailonga delaño en franca competencia con la fantásti-ca fiesta que nos ofreció Fermín Muguruzaen Porreres hace un par de meses.

Muchachito Bombo Infierno: Visto lo vistoEl orfanato Eléctrico, trece temas, 14 €

Alan Davis al fin

b e l l v e rJueves, 27 de septiembre de 2007 Diario de Mallorca 7

FLORENTINO FLÓREZ

ESTE ÚLTIMO TRABAJO DE DAVIS ME HA RESULTADO MUY CONVINCENTE.CONSIDERO QUE ALCANZA COTAS DE

EMOCIÓN QUE NO HABÍA LOGRADO ANTES

MUCHO MUCHACHITO Y SUS MUCHACHOS. FOTO: ESTELA GARCÍA

VÍCTOR M. CONEJO

■ No sé qué me cautivó más: si fue la Negra Flor o el ho-yuelo del mentón, en el que me hubiera gustado despe-ñarme y romperme la crisma. El público le trató como a uncolega: “Hey, Santi, que estás muy serio”. Y el tipo se hizoel duro, aunque se le veía permeable como un crustáceode seda. Auserón se reinventó —juro que lo intentó— agolpe de jazz el pasado sábado en el Teatre Principal. Cre-ía que lo encontraría en las últimas, cortándose ya las uñaspara que la muerte al menos no le pillara en un estado po-co higienizado. Pero el tipo me iluminó, por eso me con-formaría con ser su electricista. A otros compañeros leschirría su conversión. Y decido reflexionar entre cubitosde hielo para sacarme de la manga una justificación a tan-to halago: hace tiempo que ningún hombre me hurga. Noencajo en el perfil de Annabel Lee, a pesar de ser lo quemejor sonó. Tengo que reconocer que mi efusión ausero-niana fue fruto de un calentón. Lo siento, Santi.■ Si el día después del Mallorcapop algún valiente se hu-biera atrevido a describir los hechos en su crónica —la deayer, una noche de karaoke sobre la arena—, al día siguien-te le habría pedido para salir. Me hubiera, incluso, roto lasmanos en aplausos continuados o le hubiera robado un be-so. Las administraciones se implicaron en la coorganizaciónde los conciertos de micro de los 40 Principales y sin em-bargo dejaron en la cuneta a los del Pitch, que traían uncartel cargado de artistas de renombre internacional. Un

poquito de por favor. Vamos a ponernos en plan positivo,para que luego no digan que siempre lanzo esputos. Guita-rras sin alambres de cobre y sin conexión a amplificadoreses igual a ahorro de luz para los ciudadanos. Bien, políti-cos. Igual fuisteis los artífices de la cópula de alguna pare-jita en la playa e incluso de la primera borrachera de algúnadolescente que iba haciendo carreras de obstáculos entrelas neveras. Si fuera un civil sin carné de prensa, me habríanegado en rotundo a hacer cola en el McDonald’s del pop.P.S. Lo que sí vi fueron voces muy fotogénicas.■ Que no, que Travolta no tiene la gracia de Divine enHairspray. A pesar de transformarse en señora gorda nola veo poniéndose un filete entre las piernas para mace-rarlo como hizo la drag queen en Pink Flamingos. La pe-lícula de Adam Shankman, en clave de fábula cándida ydesposeída de la crítica de costumbres dirigida contra laclase media que se escondía siempre tras los metrajesdel de Baltimore, carece de la expresión artística de locutre, estilizada al máximo, de John Waters, el Papa delTrash, según el beat William Burroughs. La única que sesalva es Michelle Pfeiffer, cuya interpretación se cuentaentre lo más perdurable. Ya he leído en algunos blogsque se trata de una película con la que hacer cropofa-gia, uno de los ejercicios gástricos que practicaba Divineen los últimos fotogramas del film de 1972. Para llegarlejos, ya se sabe, hay que comer muchos excrementos.

El 22 de setembre de 2007 l’escriptor silenciósi secret, Maurice Blanchot, hauria fet 100 anysi no es temen de la feta els mitjans de comu-nicació que celebren sempre seguit el darrerbel de la moda. Emperò encara que Blanchotha escrit algunes de les idees més innovadoresdel segle XX sobre literatura, filosofia i lluita(el maig del 68, una de les seves poques apari-cions, es llançà al carrer, redactà pamflets,octavetes i un manifest amb trenta-cinc escrip-tors i filòsofs i parlà a les assemblees) és unhome del qual, com els estadounidencs J. D.Salinger o Thomas Pynchon, no existeixen gai-res fotos seves ni entrevistes. Una instantàniaque li robà un paparazzo en un supermercat hasortit publicada per l’editorial Arena Libros,que dirigeix Alejandro del Río que ha publicatd’ell El último hombre i La comunidad inconfe-sable, traduïts magníficament per IsidroHerrera. També ha publicat La comunidaddesobrada del filòsof francès Jean-Luc Nancyque dialoga amb La comunitat inconfesableblanchotiana. Cal recordar que Blanchot sem-pre ha parlat de la seva obra com una ‹‹noobra››, una desobra: ‹‹Toda obra és el resultatd’una violència de contraris que no es concilienmai, mentre l’obra és obra.›› Per això per a elltot és al·lusió, fragment, aïllament, distànciaentre el seu dir i no dir. El fet d’escriure es basaen un procés de ruptura, perquè escriure éspassar del jo a l’això, a ser una cosa entre lescoses. I l’obra es troba amb plenitud en la lec-tura i en el lector com a hoste. Per Blanchot ésimpossible escriure jo sense estar simultània-ment referint-se a l’altre, a ell, a això. I trob ladimensió política quan diu coses així: ‹‹Totaparla és manament, terror, seducció, ressenti-ment, elogi, empresa. Tota parla és violència.››He rellegit una peça breu i fonda de M B:L’instant de la meva mort (1994), traduït ambjustesa pel poeta Arnau Pons i que fou publi-cat a Negranit en una edició no venal el marçde 2000, que és un text d’una intensitat espar-verant en què un jove que anava a ser afusellat

per un esquadró nazi es salva en el darrermoment, un instant sense present: ‹‹Nomésroman la sensació de lleugeresa que és lamateixa mort o, per dir-ho d’una manera mésprecisa, l’instant de la meva mort d’ara enda-vant sempre imminent.›› Una escriptura fetade silenci i de desaparicions, de qüestionamentde l’esquema vida-obra, que ha esdevingut farincandescent en aquests anys de naufragis, deconfusió, d’holocaust i de megamort. La revis-ta Anthropos núm. 193-194 dedica dues-centescinquanta planes a MB amb un títol luxós: Laescritura del silencio. Dos exordis de F.Nietzsche i d’Antonio Machado donen pas a unsumari riquíssim d’un número coordinat perAntoni Mora que desplega els temes essencialsi bàsics de la producció textual de MB: mésenllà del visible i invisible; retòrica i escriptu-ra; teoria literària; l’espai literari com a dis-rupcions en el discurs filosòfic; ésser senseésser; la filosofia i l’amistat; l’estètica del neu-tre; llegir sense saber llegir, la paraula en l’es-trall; diàleg amb autors estimats de MB comLévinas, Sartre, Duras, Bataille, René Char.Aquesta revista-llibre és un tresor que cal llegiren petites dosis perquè els estudis són fondos,llargs i cal rellegir continuament. Destacaré elmagnífic editorial que conté tres fragments deMB i un trailer fet amb fragments del llibre MB:una estética de lo neutro d’A. Ruiz deSamaniego ple de lluminosos anàlisis; la crono-logia d’Àlvar Camps clarificadora; reveladorsels tres textos de MB i la entrevista sobre eldret a la insubmissió i recalcaré l’arriscat ibellíssim text d’Arnau Pons —‹‹La palabra en elestrago (Por el derecho de Blanchot al testimo-nio)››—en què la materialitat de l’escriptura(feta de llargues citacions, cartes, parèntesis,notes a peu de plana, etc.) produeix una obradiscernidora, complexa i plena d’arcs voltaicspoètics. La figura del testimoni centra un escriten què saviesa i provocació, sedassament i eru-dició, discurs i diàleg trenen un tapís quecomença una lectura inacabable.

PLAGUETA DE NOTES (CXXLX)

b e l l v e r Jueves, 27 de septiembre de 2007Diario de Mallorca8

Centenari de Blanchot

PASEO DE RONDA

Auserón nos roció de laca, pero no de pop

MAURICE BLANCHOT

BIEL MESQUIDA

M. ELENA VALLÉS

LA DOBLE DE DIVINE NO ACTUÓ EN EL MALLORCA POP