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OBSERVATORIO DEL PROGRAMA PRESIDENCIAL DE DERECHOS HUMANOS Y DIH

INTRODUCCIÓNLa región del Bajo Cauca antioqueño se ha caracterizado por la explotación de la minería,actividad que ha determinado históricamente el estado de los recursos naturales y ladinámica de su configuración regional.

La región del Bajo Caucaantioqueño está conformada

por los municipios de Cáceres,Caucasia, El Bagre, Nechí, Tarazáy Zaragoza y su entorno está cons-tituido por Amalfi, Anorí, Ituango,Segovia y Valdivia. La regióncomprende las tierras entre lasplanicies del bajo río Cauca y lasestribaciones occidentales de laSerranía de San Lucas, entre losríos Nechí y Cauca. La dinámicafísica se estructura por el curso delrío Cauca, recorriendo la regióna partir del municipio de Ituangoen el sur, hasta la partenororiental de la región, un pocomás allá de la desembocaduradel río Nechí, en límites con eldepartamento de Bolívar.

Los ríos Cauca y Nechí constitu-yen el contorno básico de la re-gión. La Troncal del Norte permi-te el desarrollo de las planiciesde las riberas del Cauca, al inte-grar su territorio e impulsar el flu-jo de población, la actividad eco-nómica y la comunicación entrelos cascos urbanos. La TroncalOccidental, a lo largo de la cualse ha consolidado un núcleo co-mercial importante, se consideracomo la principal vía de la re-gión y comunica los municipiosde Caucasia, Tarazá y Cáceres yla Troncal de la Paz une los muni-cipios de Caucasia y Zaragoza.La vía que une a Zaragoza conCáceres conforma un anillo vialque comunica a estos municipioscon Tarazá.

La región se ha caracterizado porla explotación de la minería, ac-tividad que ha determinado his-tóricamente el estado de los re-cursos naturales y la dinámica desu configuración regional.

De acuerdo con Clara InésGarcía, la región posee una iden-tidad, cuyas raíces se remontanhasta los primeros tiempos de laColonia, articulada a la produc-ción de oro. La explotación mi-nera se reinicia en la segundamitad del siglo pasado, generan-do un proceso de colonizacióncon varias corrientes migratoriasprovenientes de las sabanas deBolívar y de áreas deprimidas deAntioquia, atraídas por la fiebredel oro o huyendo de la violen-cia partidista de los años cincuen-ta. La fundación y expansión devarias cabeceras municipales sehace con invasiones de predios,enfrentamientos y conflictos conlas compañías mineras, paros cí-vicos y tomas campesinas a loscascos urbanos, primero paraconseguir el acceso a los serviciospúblicos y, posteriormente, paraprotestar contra las consecuen-cias del escalamiento de la con-frontación armada1.

La dinámica regional del BajoCauca es el resultado del llama-1 Clara Inés García, El Bajo Cauca antioqueño, Bogo-

tá, Cinep e Iner U. de Antioquia, 1993. Este estudioha sido la base para la caracterización histórica delos elementos que se relacionan con la violencia.

Iglesia Población de El Bagre (Foto: VIZTAZ)

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do proceso de colonización deterritorios vacíos que se incorpo-raron al espacio productivo na-cional, resultado de los cambiosen el modelo de desarrollo y delos nuevos rumbos que fue to-mando la economía del país, yque en el caso del Bajo Cauca,constituye un lugar estratégicopara la articulación de la red vialdel país, así como para la explo-tación de recursos mineros.

MUNICIPIOS Y RELIEVE DE LA REGION DELBAJO CAUCA ANTIOQUEÑO Y SU ENTORNO

Fuente: Base cartográfica IGACProcesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIH

Vicepresidencia de la República

Al respecto, María Teresa Uribeplantea que esta región, tradicio-nalmente excluida de la dinámi-ca del desarrollo a nivel nacio-nal en razón a la explotación mi-nera, fue convertida en objeto dela inversión privada y en lugarestratégico en el contexto delmodelo exportador. Este proceso,que contó con la violencia y laconfrontación como dos de susejes centrales, en cuanto la incor-

poración del territorio a la vidasocioeconómica regional a travésdel tipo de “colonización estra-tégica”, estuvo acompañado dela emergencia de nuevos conflic-tos y tensiones que no siemprefueron tramitados por la víainstitucional. “No es por casuali-dad entonces que fuese en la fron-tera histórica y en los territoriosde exclusión donde se desarrolla-ron las formas más agudas de

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violencia durante los años cin-cuenta; donde los grupos alter-nativos al bipartidismo han teni-do una influencia mayor o quemás recientemente, hayan sidoéstos los territorios con alta inci-dencia de la confrontación arma-da, y el narcotráfico”2.

Aquí es importante señalar que enla medida en que desde comien-zos de la década de los ochentael Bajo Cauca fue priorizadocomo objetivo de la política depaz, buscando atacar las causasobjetivas de la violencia3 me-diante una estrategia que orien-taba la acción del Estado hacialas zonas afectadas por la presen-cia de organizaciones armadasal margen de la ley, se genera enla región un efecto perverso ex-presado en que los grupos sub-versivos encontraron aceptaciónen las poblaciones potencial-mente beneficiarias de la inver-sión estatal. Fue así como en elámbito regional se afianzó lapercepción de que la presenciadel actor armado irregular era si-nónimo de progreso, de maneraque la expectativa de mejora-miento de las condiciones de vidaen el corto plazo terminóincrementando el apoyo social,expresado en una especie de “de-manda” por presencia guerrillera.

La guerrilla también encontróaceptación social en zonas conlas características del Bajo Caucapor otras tres razones que cabemencionar4. Por una parte, en re-giones cocaleras donde la gue-rrilla lidera paros y marchas parallamar la atención sobre proble-mas sociales reales, se hace

merecedora de enorme recono-cimiento y en caso de incumpli-miento estatal o respuesta repre-siva se multiplica la simpatía porla “causa insurgente”. Un segun-do elemento de apoyo al actorarmado irregular radica en la fun-ción que cumple en el logro delacceso a la propiedad de la tie-rra o en la continuación de su po-sesión. La existencia de terrenosbaldíos, de propietarios anóni-mos y de debilidad del sistemainstitucional de entrega, registroy respeto a la propiedadapalancan este apoyo. El tercermotivo de apoyo es la demandapor “seguridad y justicia”. En es-tas zonas, la guerrilla se ha arro-gado las funciones de “juez, con-ciliador y policía”, conduciendoa que la población demande supresencia.

En los años ochenta, paralela-mente a la acción guerrillera, sedio en el Bajo Cauca el surgimien-to de movimientos cívicos de ori-gen popular que fueron interferi-dos por la guerrilla, como en Za-ragoza, en 1985, cuando unatoma guerrillera llevó al fracasode una movilización de protestade pequeños mineros. Así mismo,los intensos combates entre laguerrilla y el Ejército, causaronéxodos de campesinos, en parte

2 María Teresa Uribe de Hincapié et.al, Desplazamiento forzado en Antioquia. Secretaría de Pastoral social yUniversidad de Antioquia, Instituto de Estudios Políticos. Este texto es referencia obligada de los estudios sobreviolencia en Antioquia y una de las principales fuentes consultadas en este panorama.

3 Por “causas objetivas” se entienden las realidades políticas, sociales, y económicas que generan un deterioro delas condiciones de existencia de la población. En un sentido amplio, la exclusión política, la pobreza y losprofundos desequilibrios configuran las causas objetivas de la violencia, fenómeno que se produce cuando lasociedad ve obstaculizado su desarrollo debido a las limitaciones que provienen de las estructuras socialesmismas, producto de relaciones basadas en la desigualdad.

4 Ver la exposición de los factores que determinan la demanda por guerrilla en Fernando Gaitán y Malcom Deas“Dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia” Fonade (1995).

5 Todos estos antecedentes son tomados del estudio de Clara Inés García.

hacia las cabeceras municipalesy en parte fuera de la región, tras-ladando a otros escenarios losproblemas propios de la caren-cia de tierra en el medio rural yel crecimiento desordenado delos cascos urbanos5.

Entre 1986 y 1988, la Unión Pa-triótica hizo su aparición como or-ganización político partidista yencontró en la región apoyo enlos pobladores y en los movimien-tos sociales cobijados en la Anuc-Asociación Nacional de UsuariosCampesinos- y en el Movimiento27 de febrero de Zaragoza. Pa-ralelamente al surgimiento de laUP, ocurren en forma sistemáticamasacres en las poblaciones deEl Bagre, Cáceres, Valdivia ySegovia.

La evolución de la confrontaciónarmada en el Bajo Cauca mues-tra hacia finales de la década delos noventa, lo que en el ámbitoregional se interpretó equivoca-damente como un proceso de“pacificación”, por el efecto quesobre el mismo tuvo la mayor in-fluencia de los grupos deautodefensa en la región -cuyosorígenes se remontan hacia me-diados de la década de losochenta-, que avanzaron con elpropósito de desplazar a los gru-

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pos guerrilleros de sus zonas deinfluencia. En este estudio, se pon-drá de presente que existe sufi-ciente evidencia que permite po-ner en duda la lógica de “protec-ción” a la que estas organizacio-nes ilegales apelaron para justi-ficar su presencia, como si cons-tituyeran una simple respuesta auna demanda de seguridad porparte de las poblaciones bajopresión de los grupos guerrille-ros6. Así mismo, se mostrará

cómo la elevada intensidad quela violencia adquiere por mo-mentos se relaciona, fuera de losfactores anotados, con la existen-cia de una fuerte disputa entre or-ganizaciones irregulares por eldominio de la región, en razón ala elevada valoración estratégi-ca que le asignan, poniendo depresente el muy limitado alcan-ce del enfoque basado en la su-peración de las causas objetivascomo condición para reducir la

violencia7. De aquí que el Gobier-no haya dado prioridad en laPolítica de Defensa y SeguridadDemocrática al restablecimientodel orden público como requisi-to indispensable para asegurar elcontrol eficaz del territorio, ga-rantizando la protección efectivade la población civil, el monopo-lio exclusivo de las armas porparte del Estado y las condicio-nes que favorezcan el desarrolloregional.

CONDICIONES OBJETIVAS Y FACTORES ESTRATÉGICOSEN LA EVOLUCIÓN DE LOS GRUPOS IRREGULARES

De acuerdo con estudios realizados recientemente, la democratización no sería undesactivador de la lucha armada, sino un entorno perfectamente aprovechable por losgrupos irregulares.

La situación del Bajo Cauca,caracterizada por la persisten-

cia de la confrontación armadaen un escenario determinado poruna economía de enclave liga-da a la explotación de un recur-so minero que tiene una alta de-manda externa y cuyos beneficiosno irrigan la muy precaria eco-nomía regional, hizo que la re-gión fuera priorizada como ob-jetivo de las acciones del PlanNacional de Rehabilitación (PNR)entre 1982 y 19948. Al respecto,es importante destacar la con-cepción que orientó esta políticapública hacia regiones aparta-das y con graves problemas deorden público.

Durante el Gobierno de BelisarioBetancur, se diseñó una política

6 Daniel Pécaut. “De la violencia banalizada al terror:El caso colombiano”. En Guerra contra la Sociedad.Bogotá, Espasa, 2001. Un discusión en torno a laretórica de protección a la que acuden las organiza-ciones armadas ilegales para justificarse ante la po-blación se encuentra en Letizia Paoli, MafiaBrotherhoods: Organized Crime, Italian Style (Studiesin Crime and Public Policy).

7 Al respecto es importante tener en cuenta la discusiónplateada por Francisco Gutiérrez, (mayo - agosto de2001). “Inequidad y violencia política: una precisiónsobre las cuentas y los cuentos”, en: Análisis Político,Universidad Nacional de Colombia - Instituto de Estu-dios Políticos y Relaciones Internacionales, núm. 43.

8 María Elvira Naranjo, La construcción de la paz en lasregiones en medio del conflicto. Municipios y regionesde Colombia. Fundación Social. Bogotá. 1998.

9 Gilma Rocha, PNR: “Una década de presencia esta-tal en regiones marginadas”. En Boletín de estadísti-cas No. 476, DANE. Bogotá .1992.

de paz que buscaba enfrentar losdiversos factores que habían en-gendrado la violencia en el paísmediante el PNR, una estrategiade participación comunitaria quebuscaba erradicar de las regio-nes afectadas por la presencia deorganizaciones armadas al mar-gen de la ley, las condiciones ob-jetivas que las hacen proclives ala violencia. La administración deVirgilio Barco continuó con el pro-pósito de remover las causas ob-jetivas de la violencia, pero aban-donó la idea del gobierno ante-rior de dirigir las inversiones ex-clusivamente hacia las regionesafectadas por la confrontación ar-mada. La cobertura del PNR seamplió para cubrir zonas pobresy abandonadas por el Estado, enel propósito de combatir la po-

breza absoluta. Durante elcuatrienio del gobierno de CesarGaviria, se amplió la cobertura,con lo cual se disminuyódrásticamente la inversión percápita y por tanto, se produjo eldesmonte gradual del PNR9.

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Pese a que son varios los traba-jos que sugieren que no existe unacorrelación entre variablessocioeconómicas municipales yviolencia; y que la violencia enel país no es función lineal de lapobreza10, la permanencia dellugar común tiene expresionesrecientes en el diseño de la polí-tica pública para las regionesapartadas y conflictivas. Al res-pecto, cabe señalar que en loesencial la visión que orientó lainversión hacia las zonas afecta-das por la violencia entre 1982 y1994, se encuentra presente en laconcepción inicial del Plan Co-lombia. En efecto, la administra-ción de Andrés Pastrana, al reco-nocer que la violencia en el paísposee profundas raíces en la ex-clusión económica y política y enel ejercicio de una democraciacon desigualdad y pobreza,

retoma el enfoque de las causasobjetivas de la violencia. De aquíque la inversión deba contribuira crear las condiciones para lo-grar la paz, al construir y fortale-cer la democracia, de cuya debi-lidad las diferentes manifestacio-nes de violencia son un síntoma11.

De acuerdo con estudios realiza-dos recientemente, la democra-

tización no sería un desactivadorde la lucha armada, sino un en-torno perfectamente aprovecha-ble por los grupos irregulares. Laconvergencia entre procesos deexpansión territorial de las orga-nizaciones al margen de la ley yprocesos de descentralización noparece corroborar la tesis de quea mayor democracia, menos vio-lencia. La evidencia disponiblemuestra que la descentralizaciónllevó a que los grupos irregula-res le apuntaran más al poderlocal y regional que al poder cen-tral, aprovechando los espaciosque éstos brindaban, sin renun-ciar a sus pretensiones de tomadel poder nacional12.

Con lo dicho, no se está sugirien-do que tenga mayor sentido la hi-pótesis que parecen defender al-gunos autores13 en el sentido deque la violencia estaría asocia-da, más bien, a las condicionesde prosperidad y dinamismo dela economía. Según esta hipóte-sis, existiría una correlación entreel grado de actividad económi-ca de la región y la intensidad dela violencia, incurriendo en unasimplificación no menos conside-rable. Es importante reconocer

10 Bejarano, Echandía, Escobedo y León, (1997). Colombia: inseguridad, violencia y desempeño económico enáreas rurales, Bogotá, Universidad Externado de Colombia - Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo.Camilo Echandía, (1999).El conflicto armado y las manifestaciones de violencia en las regiones de Colombia,Bogotá, Presidencia de la República.

Varios trabajos del Cede de la Universidad de los Andes (Vélez, 1999; Sánchez y Núñez, 2000 y Bottía, 2002),muestran que la lógica en la expansión de la guerrilla hacia nuevos territorios se encuentra altamente relaciona-da con su potencial estratégico, representado en la explotación de recursos mineros, cultivos ilícitos, actividadesdinámicas y un nivel de urbanización superior al de los municipios donde la guerrilla hizo presencia inicialmente.

11 Plan Colombia. Presidencia de la República, Oficina del Alto Comisionado para la paz- Departamento Nacionalde Planeación. Puerto Wilches, diciembre de 1998.

12 Fabio Sánchez y Mario Chacón, “Conflicto, Estado y Descentralización: del progreso social a la disputa armadapor el control local, 1974-2002”. En: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), Nuestraguerra sin nombre. Transformaciones del conflicto en Colombia, Bogotá, Editorial Norma , 2006

13 Armando Montenegro y Fernando Gaitán. “Justicia y Desarrollo” DNP, 1995.

Rio Cauca - Población de El Bagre (Foto: VIZTAZ)

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que estas zonas dinámicas, comoel Bajo Cauca, presentan otrastres características: 1) Atraen nu-merosos migrantes y la distribu-ción de ingresos es muy desigual,2) La ausencia de regulación delas bonanzas locales conduce ainversiones anárquicas; 3) La pre-sencia de las instituciones estata-les es precaria y la infraestructu-ra es insuficiente14.

Fuera de los factores anotados,las condiciones estratégicas queofrece la región, en términos dela obtención de recursos y lasventajas en el desarrollo de laconfrontación, juegan un papelcentral. Es así como durante elproceso de implantación, la gue-rrilla consideró la zona por suposición privilegiada en términosde permitir la comunicación conel Urabá, la Serranía de SanLucas y el Magdalena Medio.Fue en la reserva ubicada en te-rritorios de Cáceres y Zaragoza,en el Bajo Cauca, y Anorí, en elNordeste antioqueño, donde elELN y las Farc lograron desarro-llar sus bases y establecer sus zo-nas de refugio, asentamiento yavanzada.

Al respecto, es importante seña-lar que Ituango, durante décadasregión de tránsito y de descansode los grupos guerrilleros queoperan en el Urabá, Occidente yBajo Cauca, es el escenario don-de se presentan con mayor fre-cuencia e intensidad los eventosde la confrontación armada. Al-gunas veredas del municipio, (LaVega del Inglés, Santa Ana, LaManga y Badillo) ubicadas en elextremo occidental, hacen parte

del Nudo de Paramillo, en el ex-tremo norte de la cordillera occi-dental, un territorio a todas lucesestratégico para los grupos ar-mados. Así mismo, donde la ca-dena de montañas de los Andescomienza su caída hacía las tie-rras planas bañadas por los ríosCauca y Nechí, el municipio deItuango tiene al corregimiento ElAro, vecino de Valdivia, y puntoclave de conexión entre el Nudode Paramillo, el Bajo Cauca, elSur de Bolívar y el Magdalenamedio.

La primera organización guerri-llera que actuó en la zona es elELN hacia finales de los años se-senta, a través del frente CamiloTorres, al que se le encomiendano sólo esta área sino el territo-rio contiguo del Nordesteantioqueño, ambas zonas pro-ductoras de oro y por tanto de laspreferencias de esta organiza-ción, dedicada a hacer presenciaen todos los centros mineros delpaís. Más tarde, su presencia ar-mada se amplió a través de losfrentes José Antonio Galán, Ma-ría Cano, Compañero Tomás y laCompañía Anorí15.

La predilección del ELN por elBajo Cauca y el Nordeste deAntioquia se explica porque suprincipal bandera política apun-ta a detener el “saqueo” de losrecursos o cambiar las condicio-nes en que el Estado negocia suexplotación. En este contexto deexplotación de recursos minerosy la existencia de tierras baldías,el ELN propuso a la comunidadla adopción de un reglamentocon procedimientos para la ex-

plotación del recurso no renova-ble, así como para la distribuciónde las tierras. Con lo anterior, elELN buscaba que la comunidadlo discutiera y lo enriqueciera,además de que recibiera la opi-nión de las Farc, con las que com-partían el dominio territorial dela zona. La comunidad debíagarantizar la explotación mode-rada del recurso minero, cobrarregalías e impuestos por su usu-fructo, controlar el ingreso demaquinaria y exigir lareforestación del terreno explota-do. En cuanto a los criterios parala distribución de tierras, se crea-ron comités, integrados por laspersonas más “acatadas de lazona”, para su asignación, que noexcedería las 150 hectáreas ygarantizaría zonas de reserva, seprivilegiaría no a individuos sinoa proyectos comunitarios, quedestinaran sus utilidades a obrasy fondos colectivos. Los beneficia-rios para la formalización de laentrega de la parcela debían asu-mir en un documento el compro-miso de “hacer finca, trabajar laagricultura y producir alimentos”.El comité de tierras contaba conla potestad de resolver conflictosde linderos e imponer sancionesa quienes incumplieran los acuer-dos16.

14 Daniel Pécaut. “Presente, pasado y futuro de la vio-lencia”, en Guerra contra la sociedad, Bogotá,Espasa, 2001.

15 Carlos Miguel Ortiz, “El Bajo Cauca”. En Cubides,Fernando, et al. La violencia y el municipio colom-biano 1980 - 1997, Bogotá, Universidad Nacional -Centro de Estudios Sociales.1998.

16 Ver el desarrollo de la estrategia política del ELN enlas zonas de enclave en el estudio de MarioAguilera, “ELN: entre las armas y la política”. En:Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Interna-cionales (IEPRI), Nuestra guerra sin nombre. Trans-formaciones del conflicto en Colombia, Bogotá,Editorial Norma, 2006.

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Por su parte el EPL, a través delfrente Francisco Garnica, se ex-tiende desde el Nordeste hacia elBajo Cauca antioqueño. Haciacomienzos de los años ochenta,la zona de influencia de esta gue-rrilla abarcaba las Serranías deSan Lucas y Ayapel, las llanurascosteras de los departamentos deCórdoba, Sucre, Bolívar, Alto Sinúy río San Jorge. Su ubicación geo-gráfica resultaba estratégica-mente importante por la comu-nicación entre las montañas deAntioquia y la zona de Urabá. Sufrente político tuvo a Caucasiacomo epicentro, convirtiéndoseen un apoyo importante para lasluchas campesinas de esta regióny del Nordeste, en lasmovilizaciones por la tierra y enlos procesos de tomas de fincas.

Con los duros golpes que el Ejér-cito propinó al ELN en Anorí en1973, el grupo guerrillero casidesaparece y las Farc entran asustituirlo, a través de los frentes5, 18 y 3517. Comenzando la dé-cada de los ochenta, renace for-talecido el ELN, así los años si-guientes serán de presencia con-junta de las tres guerrillas con unaofensiva inusitada, que se tradu-ce no sólo en acciones contra elEjército e instituciones financieraslocales sino también contra lasdos principales empresas (Mine-ros de Antioquia y la firma fran-cesa OIC) y en secuestros y extor-siones, que recaen en hacenda-dos y ganaderos y, poco a poco,en el acoso de la “vacuna” a sec-tores populares, tales como el delos pequeños mineros.

Hacia la segunda mitad de losnoventa, el ELN protagoniza unacruenta disputa con las AUC, quetermina debilitando de maneracrítica a la organización guerri-llera en antiguos territorios bajosu influencia: Piamonte-PuertoColombia, vía Cáceres-Zarago-za, vía Caucasia-Zaragoza. Deotra parte, en octubre de 1998,se produce el hecho que acarreamayores costos para esta guerri-lla, cuando integrantes de la com-pañía “Cimarrón” del frente JoséAntonio Galán dinamitaron untramo del Oleoducto Central deColombia, ubicado a 34 kilóme-tros de Segovia, ocasionando elderrame de petróleo por el ríoPocuné, muy cerca de la pobla-ción de Machuca. Al paso delcaudal, una chispa originó unaexplosión que causó la muerte enmedio del fuego de 84 personas,la mitad de ellas niños. Otras 30,quedaron heridas. En un princi-pio, el ELN culpó al Ejército deprender el fuego, pero ante lapresión nacional e internacional,finalmente admitió aregañadientes su responsabili-dad. “Lo ocurrido en Machuca noes la política del ELN. Lo sucedi-do fue un accidente, en el cual elmando que dirigió la operaciónno midió las consecuencias, asícomo existen razones por las queno debería haberse construido

allí el oleoducto. Es un error quereconocemos e insistimos en quenuestras unidades sean más cui-dadosas. Además, tomamos loscorrectivos internos en el marcode las responsabilidades”, fueuno de los apartes del comuni-cado que la organización dio aconocer cuatro días después delatentado. Machuca se convierteen la acción por la que el ELNtendrá que responder en cuantoa reparación se refiere si estaguerrilla opta definitivamente porrecorrer el camino hacia la paz18.

A comienzos del siglo XXI, los sig-nos de debilitamiento del ELN enla región son inequívocos. LasFarc adquieren un mayorprotagonismo y muestran unatendencia ascendente en su capa-cidad ofensiva, mientras que elELN registra los niveles más ba-jos de actividad armada. En ju-lio de 2005, el fuerte desgaste yla presión incesante de la FuerzaPública llevaron al frente Héroesde Anorí a desmovilizarse. Los 18integrantes de la estructura deja-ron las armas, incluido su cabe-cilla, Ramiro Alberto Ruiz, alias“Edward”. El desmantelamientodel frente Héroes de Anorí debili-ta la estructura del ELN en el BajoCauca, donde el grupo tienecada vez menor incidencia, cuan-do a principios de los años no-

17 En esa operación militar la comandancia del ELN quedó desperdigada y aislada en la zona del río Nechí, en elBajo Cauca antioqueño, al punto que demoró casi tres meses en reunirse de nuevo para reorganizarse. Así loreconoció el propio Manuel Pérez, sacerdote español, fundador y uno de los comandantes del ELN, muerto enfebrero de 1998.

18 El Tribunal Superior de Antioquia absolvió a la cúpula del ELN por los delitos de homicidio, terrorismo y lesionespersonales, por no encontrar evidencia fehaciente que los relacionara directamente con los hechos de Machuca.Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia admitió un recurso extraordinario de casación contra la sentencia. Sinembargo, según la recién creada Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, el ELN debe remediar eldaño que le hicieron a los habitantes de Machuca de tres maneras: el perdón público; la reparación colectiva ala población para que quede en las mismas condiciones en las que estaba antes y la reparación individual, conla cual se dignificaría a los perjudicados por el incendio.

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venta, el frente llegó a contar convarias compañías móviles con unamplio campo de acción enAntioquia. Militarmente, el frenteHéroes de Anorí estaba en fran-ca decadencia. Desde 2001, laacción contundente del Ejército,los enfrentamientos con el bloqueMineros de las AUC y las deser-ciones hicieron que la compañíase redujera a menos de veintehombres de los más de cien quellegó a tener. En 2002, el Coman-do Central (Coce) reorganiza laestructura, uniéndola al frente‘Jorge Eliécer Gaitán’ y acrecen-

tando sus efectivos. Pero el debi-litamiento continuó. En octubre de2004, el Coce ordena a “Edward”desplazarse a la Serranía de SanLucas en el sur de Bolívar paraunirse al frente ‘Alfredo GómezQuiñónez’. En ese momento,“Edward” decide desmovilizarse.

Los errores políticos, las desercio-nes y el impacto de la acción mi-litar y de las AUC hacen que eltiempo corra en contra del ELN,convirtiendo la negociación enuna opción para este grupo insur-gente. En el mencionado estudio

de Mario Aguilera, se identificanlas causas del estancamiento mi-litar del ELN, que correspondentambién a la tendencia de estegrupo guerrillero a privilegiar ladimensión política de su estrate-gia sobre la militar y a la deci-sión de no involucrarse en la ac-tividad coquera, con lo cual la or-ganización pierde cualquier po-sibilidad de continuar en el esce-nario regional.

La relación entre el estancamien-to del ELN y la expansión de loscultivos de coca, es ilustrada por

PRESENCIA ACTIVA DE LAS FARC 1998 - 2005

BLOQUES Y FRENTES DE LAS FARC

Bloque Noroccidental(frentes 5, 18, 36 y 58)Bloque Magdalena Medio(frente 4)

Procesado y georefenciado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente de información: DasFuente base cartográfica: IGAC

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la Fundación Ideas para la Paz apartir del caso de Anorí19. Los cul-tivos de coca del norte deAntioquia aparecen con fuerza alfinal de la última década. Sonparte de la “avanzada” de lasautodefensas, que sube desde elBajo Cauca a esta zona minera.El punto de quiebre se da en oc-tubre de 1998, cuando el bloqueMineros asesina al alcalde deAnorí y a la personera del muni-cipio. Desde ese entonces, el cre-cimiento de los cultivos ha sidosignificativo: de 174 hectáreas enel 2000 pasó a 614 en 2003, uncrecimiento de casi el 400% entres años (cifras del proyectoSIMCI -UNODC). Anorí se convir-tió en el municipio con el mayornúmero de cultivos en Antioquiay el departamento es hoy el quin-to con más cultivos en el país y elsegundo en el que más labora-torios se han destruido. En estecontexto, la decisión del ELN desustraerse de la principal econo-mía de guerra en el Bajo Caucadejó al frente Héroes de Anorí sinposibilidad de sostenerse y enconsecuencia por fuera de la con-frontación.

La aparición de los grupos deautodefensa en la región, quedata de mediados de los añosochenta, se encuentra estrecha-mente ligada al narcotráfico, queante todo buscó que estructurasarmadas custodiaran sus intere-ses económicos de la acción dela guerrilla. Desde la década delos ochenta, y como parte de suactividad en el nordeste, gruposcomo Muerte a Revolucionariosdel Nordeste (MRN) se extendie-ron desde el Magdalena Medioal Bajo Cauca, dirigiendo susacciones contra los dirigentes dela Unión Patriótica y líderes cívi-cos y comunitarios. En los añosnoventa, las Autodefensas Cam-pesinas de Córdoba y Urabá(Accu) se desplazaron haciaTarazá, Caucasia y la franja oc-cidental de Cáceres, hasta con-solidar en esta zona un área deinfluencia y asentamiento20.

El municipio de Caucasia se en-cuentra estrechamente ligado alos inicios de las Accu en el BajoCauca. Su territorio fue la zonade refugio de los integrantes delclan Ochoa y donde confluyerontodos los miembros de las Accu,desde los Castaño hasta DobleCero. En los municipios deSegovia y Zaragoza, la intensi-dad que adquiere la violenciahacia finales de la década de losochenta responde a las incursio-nes llevadas a cabo por FidelCastaño y dirigidas personal-mente por alias el Negro Vladimir,que se traducen en masacrescomo la de Segovia el 11 de no-viembre de 1988, en la que fue-ron asesinadas 43 personas.

Con el sometimiento a la justiciadel Cartel de Medellín y el tras-lado de Carlos Castaño a Cór-doba, la violencia en esta zonadisminuyó ostensiblemente, salvoen los municipios de Caucasia,Tarazá y Cáceres. A partir de1990, comenzó a operar enSegovia una agrupación que sedenominaba Autodefensas delNordeste Antioqueño, que realizóacciones a lo largo del oleoduc-to Colombia. Esta organizaciónrápidamente desapareció.

En su proceso de expansión, lasAccu desataron entre 1996 y1997 una escalada de asesina-tos, desplazamientos masivos,incendio de viviendas y saqueos,que tiene su expresión más críti-ca en el municipio de Ituango,donde se registraron en la vere-da La Granja y el corregimientoEl Aro, diferentes hechos de vio-lencia que cobraron la vida de19 personas. Sobre el particular,es importante anotar que la justi-cia colombiana ha establecido laresponsabilidad de SalvatoreMancuso, así como de algunosmiembros de la Fuerza Pública.Así mismo, el Estado reconoció suresponsabilidad por no habergarantizado derechos básicos ala vida, la integridad personal yla propiedad21.

En los meses previos a la realiza-ción de los comicios electoralesdel 26 de octubre de 1997, la gue-rrilla presionó la renuncia de unconjunto importante de candida-tos a los concejos y alcaldías. Elsabotaje a las elecciones se pro-duce en las localidades donde losgrupos de autodefensa, median-

19 La derrota de la coca. Fundación Ideas para la Paz,Siguiendo el conflicto: hechos y análisis de la sema-na Número 17/Junio 17 de 2005.

20 Los principales aspectos sobre los orígenes y evolu-ción de los grupos de Autodefensa provienen delestudio “Territorialidad de las Autodefensas”, elabo-rado por el Observatorio del Programa Presidencialde Derechos Humanos y Derecho Internacional Hu-manitario. Bogotá, 2002.

21 La Corte Interamericana de Derechos Humanos dela OEA condenó al Estado colombiano a pagar 3.400millones de pesos por las muertes de 19 campesi-nos cometida por las ACCU en los corregimientos ElAro y La Granja, en la localidad de Ituango. En suparte resolutiva la sentencia dice que el Estado esresponsable de la violación al derecho a la vida, deldesplazamiento forzado de campesinos, a losvejámenes a los que fueron sometidos los poblado-res, debido a que no se tomaron las medidas nece-sarias para evitar lo ocurrido o detener al grupoarmado ilegal que perpetró las masacres, a travésde los miembros de la Fuerza Pública y autoridadesque hacían presencia en la región.

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te el recurso a la violencia masi-va, venían disputándole a la in-surgencia el dominio de la zona.Al presionar la renuncia de loscandidatos, la subversión buscóimpedir que estructuras de lasautodefensas influenciaran en losgobiernos locales.

Es importante tener en cuenta quela acción de las autodefensas enel Bajo Cauca se inscribe en unplan más amplio de dominio te-rritorial, funcional a la dinámicadel narcotráfico, que busca enca-denar zonas de producción decoca y resguardar las rutas detransporte y los puertos de expor-

tación del alcaloide. Entre 1997y 2001, se registraron masacres,que se explican por la lógica dela expansión de los grupos deautodefensa, inscrita en el propó-sito de crear un corredor que co-munique las regiones de Urabá,Bajo Cauca, sur de Bolívar yCatatumbo, para que una vez seconsiga el dominio sobre el nor-te del país, se inicien las incursio-nes y la penetración de las reta-guardias de la guerrilla en esce-narios de producción de coca enel sur y el oriente.

Con la creación de las AUC en1997, el objetivo descrito se lle-

va a la práctica a través de lasestructuras que integran la fede-ración de grupos regionales. Deaquí que el grupo de PuertoBerrío, financiado por FélixGaitán Cendales, unnarcotraficante santandereanocon importantes negocios enBucaramanga, Piedecuesta,Puerto Parra, Campo Capote yPuerto Berrío, se diera a la tareade ampliar su presencia territo-rial. El grupo coordinó accionescon el grupo de Doble Cero22, que

FRENTES DEL ELN

Área Darío Ramírez Castro(frentes José Antonio Galány María Cano)Frente de Guerra Noroccidental(frente Héroesy Martires de Anorí)

22 Doble Cero encabezaba la estructura que se conociódespués como bloque Metro, desarticulada a raízdel enfrentamiento sostenido contra otra estructurade las autodefensas, el bloque Cacique Nutibara en2003. Doble Cero fue asesinado en Santa Marta enmayo de 2004.

PRESENCIA ACTIVA DEL ELN 1998 - 2005

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Fuente de información: Das Fuente base cartográfica: IGAC

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contaba con influencia en la zonade Porce, Barbosa y Santo Do-mingo, Antioquia. Durante 1997,1998 y 1999, este grupo estuvomuy activo y estableció alianzascon dueños de algunas minas enAmalfi. Allí las minas de LaViborita y El Naranjal, arrebata-das a sus propietarios originalesy a la explotación comunitaria,sirvieron de base y fuente de fi-nanciación a grupos deautodefensas. Gaitán Cendalesperdió todo protagonismo, conlo cual se fortaleció la organiza-ción de Doble Cero, que logróincursionar en Segovia y se defi-nieron una serie de alianzas con

grupos locales de Cáceres,Tarazá y Caucasia. El dominioestricto de esta agrupación se li-mitó a una zona plana entreCaucasia y el Bagre, y entreCaucasia y Tarazá.

El Bajo Cauca fue uno de los prin-cipales objetivos del proyecto deexpansión territorial de las AUCy el bloque Mineros el encarga-do de su consolidación. Estandobajo el mando de Ramiro Vanoy,cubrió parte del Nordeste, el BajoCauca y el Norte antioqueño ylogró también extenderse haciael sur de Bolívar. Informantes dela DEA aseguran que “Cuco”

Vanoy se inició comoesmeraldero en la zona de Muzo(Boyacá); también señalan quetrabajó para Pablo Escobar y queposteriormente organizó un “ejér-cito privado” de cerca de 400integrantes que, a principios delos noventa, entró a formar partede las Accu. Inicialmente, su áreade acción era Jamundí (Valle),pero luego se trasladó aAntioquia, donde tuvo influenciaprincipalmente en Caucasia yTarazá. Es uno de los comandan-tes de las AUC que llegó a con-centrar mayores recursos econó-micos provenientes del narco-tráfico.

BLOQUES Y FRENTES DE LASAUC

Bloque Norte de las AUC(bloque Mineros)Bloque Central Bolívar(Héroes de Zaragoza yZona del Río Nechí)

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Fuente de información: DasFuente base cartográfica: IGAC

PRESENCIA ACTIVA DE LAS AUTODEFENSAS 1998 - 2005

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Al igual que Diego MurilloBejarano, alias “Don Berna”,Vanoy hizo parte del grupo ile-gal Los Pepes, que se dedicó acombatir con las armas al jefe delCartel de Medellín. Tras la muer-te de Escobar, se asoció con Ale-jandro Bernal Madrigal, aliasJuvenal, e inició la exportación degrandes cantidades de drogahacia México y Estados Unidos.Los informes de las autoridadescolombianas y norteamericanasafirman que la mayoría de esoscargamentos salían desde unapista clandestina ubicada enCaucasia, territorio bajo su do-minio. Según algunas versiones,en 2002 Carlos Castaño, con elbeneplácito de su hermano Vi-cente, le vendió a “Cuco” Vanoyla franquicia del bloque Minerosy lo transformó en un influyentecomandante de las AUC.

En los municipios en los cuales elbloque Mineros contó con pre-sencia, se calculan que existen al-rededor de 4.000 hectáreas de

Se puede hacer unaperiodización de la confron-

tación armada desde la décadade los noventa a través de tres fa-ses: 1991-1995, 1996-2000 y2001-2005. Las diferencias entreestos tres períodos están dadas

coca, que representan el 3% deltotal nacional, una estimación mo-derada si se tiene en cuenta quecubrió municipios del sur de Bolí-var como San Pablo, así comoItuango, Tarazá, El Bagre, Reme-dios, Zaragoza, Cáceres y Anorí,donde la superficie cultivada es sig-nificativa. En estos municipios, ladestrucción de laboratorios para elprocesamiento de droga ha sidoimportante, lo cual pone al descu-bierto la relación muy estrecha en-tre los grupos de autodefensa y lasactividades del narcotráfico23.

Los municipios bajo influencia delbloque Mineros, también registra-ron la presencia el bloque Cen-tral Bolívar, al mando de CarlosMario Jiménez, conocido comoMacaco, estructura que controlócultivos de coca de gran extensióny se apropió a sangre y fuego decerca de 50 minas de oro. En losmunicipios con presencia de estegrupo, se contaron alrededor de2.716 hectáreas sembradas concoca, sobretodo en Tarazá, El

Bagre, Remedios, Zaragoza,Cáceres y Segovia, aunque no so-bra advertir que parte de las mis-mas se encontraban bajo el con-trol de los hombres del bloque Mi-neros. Luego de producirse ladesmovilización de Macaco enSantuario (Risaralda) en diciembrede 2005, el comandante del blo-que Central Bolívar se establecióen una finca de su propiedad ubi-cada en la vereda Piamonte deCáceres, donde la organizaciónbajo su mando ejerció un férreocontrol sobre la población.

En una de las mayoresdesmovilizaciones registradas enel proceso de paz con las AUC,alrededor de 2.500 integrantesdel bloque Mineros hicieron de-jación de sus armas, en un actollevado a cabo el 20 de enero de2006 en una finca del municipiode Tarazá, con la presencia delAlto Comisionado para la Paz,Luis Carlos Restrepo, y los jefesdel grupo ilegal, incluido Ramiro“Cuco” Vanoy.

COMBATES POR INICIATIVA DE LAS FUERZAS MILITARESY ACCIONAR ARMADO DE LOS GRUPOS IRREGULARES

Durante los primeros años de la década de los noventa, las acciones de la confrontacióntambién estuvieron protagonizadas por grupos de autodefensa que pretendían imponersemediante el recurso del terror.

23 Tarazá ha sido otro escenario importante de producción de coca en el Bajo Cauca. El corazón de la actividad esLa Caucana, un corregimiento que tiene 22 barrios y cerca de 4.000 habitantes permanentes y 3.000 flotantes.Por las fumigaciones, la actividad coquera ha decaído, las estaciones de gasolina pasaron de cinco a dos. Y delos 30 prostíbulos en los que laboraban de 150 a 200 mujeres hoy sólo quedan seis establecimientos con no másde 35 trabajadoras. Los dos indicadores son muestra de la decadencia de la actividad ilegal: la gasolinarepresenta un insumo esencial para el procesamiento de la coca y las prostitutas, el destino de buena parte deldinero de los raspachines. La situación es tan crítica como la que vino después del domingo de Resurrección de2001, cuando las Farc asaltaron el pueblo, mataron a 28 personas, saquearon los negocios y se llevaron a unas600 mulas. Pero la ambición de una fortuna rápida atrajo nuevamente a los raspachines.

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por los quiebres que se presentan en las tenden-cias de los combates que parten de la iniciativa delas Fuerzas Militares y las acciones bélicas realiza-das por los grupos armados irregulares24. En cadauno de estos tres períodos, las dinámicas de la con-frontación generaron patrones geográficos de con-centración de la actividad armada, que se explicanen función de los intereses de sus protagonistas.

Tal y como se observa en la evidencia estadísticacontenida en los gráficos adjuntos, el primer perio-do de la confrontación, que se extiende entre 1991y 1995, se caracterizó por la coexistencia del ELN ylas Farc que demuestran, sobre todo en la primerade estas guerrillas, una elevada capacidad de ac-tuación armada conseguida a lo largo de déca-das de presencia en la región. Los grupos deautodefensa local se encontraban consolidadosmientras los grupos grandes provenientes de otrasregiones intentaban ingresar para disputarle a laguerrilla sus posiciones. En todo el territorio, pre-valeció el patrón tradicional de actuación de losgrupos guerrilleros en las comunidades urbanas yrurales: protagonizando contactos armados con elEjército, sabotajes, hostigamientos, emboscadas aunidades militares, asaltos a entidades, pirateríaterrestre, retenes ilegales y ataques a poblaciones.

Las guerrillas son responsables de la realizaciónde 170 acciones armadas, 92 de las cuales por elELN, 35 por las Farc, 16 por otras guerrillas y 27por grupos guerrilleros no identificados. Los añosde mayor actividad son 1991 y 1992 en total co-rrespondencia con los momentos de escalamientode la confrontación a nivel nacional. Las accionesmás recurrentes son los ataques contra la infraes-tructura con 86, seguidos por las que se dirigencontra la Fuerza Pública, hostigamientos, ataquescontra instalaciones y emboscadas que suman 49,los ataques contra poblaciones 7 y a entidades 13,los casos de piratería terrestre con 10 y los retenesilegales con 5. La distribución espacial de estas ac-ciones revela la presencia muy activa del ELN enmunicipios donde esta guerrilla se implantó desdetiempo atrás, razón por la cual más del 38% de loshechos protagonizados por la subversión se con-centre en Segovia. La actividad guerrillera tambiénse concentró en forma importante en los munici-pios de Zaragoza, Valdivia, El Bagre y Tarazá.

Durante este período, se registraron en el conjuntodel Bajo Cauca y su entorno 161 combates entre laFuerza Pública y los grupos irregulares. El ELN fueel principal objetivo de la acción militar con 107contactos, en segundo lugar figuran las Farc con49 y por último grupos no identificados con 5. Laevidencia estadística que se presenta adjunta per-mite observar que los años con mayor número decombates son 1993 y 1994 y que en el primero deestos años, en virtud de la llamada guerra integral

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24 La intensidad de la confrontación armada se determinó de acuerdo con el númerode contactos por iniciativa de la Fuerza Pública y de acciones perpetradas por laguerrilla, que se dividen en tres: i) las acciones orientadas contra la Fuerza Pública,es decir las emboscadas, los ataques a instalaciones militares, los hostigamientosy ataques a poblaciones; ii) destrucción de infraestructura y iii) los actos conobjetivos económicos, es decir las acciones de piratería terrestre y los asaltos aentidades públicas y privadas.

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que sobrevino al fracaso de los diálogos de pazcon la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívardurante la primera parte de la administraciónGaviria, la relación con las acciones de la guerrillase invierte. En efecto, a partir de 1993, los comba-tes comenzaron a superar las acciones de los gru-pos guerrilleros, pese a que en 1995 mostraron unadisminución. Los combates dirigidos a debilitar alELN se libraron principalmente en Segovia y ElBagre, donde la organización detentaba su mayorpoderío y donde ocurrieron cerca del 40% de loscontactos armados con la Fuerza Pública. El otro40% de los combates se distribuyeron entreCaucasia, Zaragoza, Nechí y Tarazá. Aunque elpromedio de muerte en combate por número deenfrentamientos armados desarrollados por lasFuerzas Militares contra las Farc y el ELN fueronpracticamente iguales, 1,07 y 1,06 respectivamen-te; sin embargo el número absoluto de muertes encombate resultantes de las operaciones militares

contra estas guerrillas fueron más numerosas en elELN con 115 frente a las 52 que sufrieron las Farc.

Durante los primeros años de la década de los no-venta, las acciones de la confrontación también es-tuvieron protagonizadas por grupos deautodefensa, que pretendían imponerse medianteel recurso del terror. En 1994, en el mes de marzoun grupo de presuntos integrantes de lasautodefensas incursionó en la vereda los Chorri-llos de Valdivia y cometió una masacre. En 1995,se produjo uno de los hechos más graves, en mar-zo seis frentes de las Farc se unieron paraincursionar en el casco urbano de Ituango, atacarel puesto de Policía y saquear la Caja Agraria y elBanco Cafetero. La incursión de la guerrilla dejósiete personas muertas, el alcalde y el personerofueron secuestrados, las pérdidas materiales ascen-dieron a cuatrocientos millones de pesos y la po-blación quedó sumida en el pánico. Después de latoma, y ante la presión del Ejército, las columnasse replegaron hacia las veredas del Nudo delParamillo y hasta allí llegaron las tropas militares.Los combates se prolongaron durante semanas yla presencia del Ejército se mantuvo por variosmeses.

En el período 1996-2000, pese a que se mantuvoel mayor protagonismo armado en cabeza del ELNy que esta guerrilla siguió siendo la más combati-da por la Fuerza Pública, se establece una claradiferencia con el período anterior, por cuanto seprodujo una disminución en la intensidad de la con-frontación, hecho que se explica tanto por la caídaen los combates liderados por la Fuerza Públicacomo por las acciones armadas de los grupos sub-versivos. Por su parte, los grupos de autodefensacontinúan avanzando, tras haber logrado el domi-nio de la franja del territorio ubicado entre Ituango,Valdivia, Anorí y Segovia. Este período estuvo ca-racterizado por las frecuentes muertes selectivas amanos de hombres encapuchados, las incursionesde grupos no identificados en las veredas, los re-corridos de escuadrones de la muerte por las callesde las poblaciones, las masacres y las acciones vio-lentas atribuidas a estructuras de los grupos deautodefensas.

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Las acciones protagonizadas por los grupos irre-gulares fueron 101, de las cuales el ELN realizó 58,las Farc 14, las autodefensas 9 y grupos no identi-ficados 20. La acción más recurrente continúa sien-do el sabotaje contra la infraestructura con 49 he-chos, que representan casi la mitad de los que seregistraron en el período anterior. Loshostigamientos constituyen la segunda acción másfrecuente que, junto con los ataques a instalacio-nes de la Fuerza Pública y las emboscadas, sumanen total 29 hechos. Otras acciones dirigidas contrala población como actos de piratería, retenes ile-gales, asaltos a entidades y ataques a poblacio-nes suman 17 hechos.

Es importante destacar que en este periodo se pro-ducen por primera vez enfrentamientos directos en-tre las autodefensas y la guerrilla. Durante 2000,las Accu, que desde el año anterior habían instala-do bases en el corregimiento de Santa Rita deItuango, realizaron diferentes incursiones a las ve-redas colindantes, destruyendo los caseríos y des-plazando a los moradores del Cedral y Santa Lucia.En respuesta, las Farc, a través del frente 36, ata-caron en el mes de julio a las Accu acantonadas enSanta Rita, con un saldo de 21 de sus integrantesmuertos. De los 6 enfrentamientos que se presenta-ron en 2000, también cabe mencionar el que seregistró el 25 de julio, en zona rural de El Bagre,donde resultaron muertos 10 insurgentes de las Farcy un integrante de las autodefensas; así como losque tuvieron lugar el 29 y 30 de octubre, en las

veredas El Aporriado y Cañaveral de Segovia, en-tre miembros de las autodefensas y subversivos delELN, que dejaron un saldo de 8 muertos.

Durante este período, se registró una caída en loscombates de la Fuerza Pública contra los gruposirregulares y pese a ello, el ELN siguió siendo elgrupo más combatido con 84 contactos, seguidopor las Farc con 19 y los grupos de autodefensacon 6. El año con mayor número de combates es1996; con posterioridad, la tendencia es descen-dente y llega a su nivel más bajo en 1998. En 1999,se produce un repunte en los combates, que se diri-gen ante todo contra el ELN, pero no se logra sos-tener por cuanto en 2000 la iniciativa militar vuel-ve a caer. La distribución geográfica de los com-bates muestra cómo se siguen dirigiendo principal-mente hacia zonas de alta influencia del ELN. Elénfasis de la iniciativa militar está puesto sobre cua-tro municipios: Anorí, Segovia, Valdivia y Amalfi,donde ocurre el 60% de los combates.

En cuanto a la distribución geográfica de las ac-ciones armadas de la guerrilla, ésta presenta mo-dificaciones con respecto al periodo anterior, quese pueden resumir como una caída de la acciónsubversiva en los municipios del Bajo Cauca, mien-tras se incrementaron las hostilidades en los muni-cipios correspondientes al entorno. En efecto, Anorísobresale como el principal escenario de ocurren-cia de acciones armadas, mientras que Segoviapasa a un segundo lugar. Al mismo tiempo, en el

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territorio de Amalfi e Ituango au-mentan los hechos. En sentidocontrario, se observa una dismi-nución de la presión guerrilleraen Tarazá, Zaragoza, El Bagre,Caucasia y Cáceres.

En este período, se generó un nue-vo reordenamiento del territorioen función de los cambios expe-rimentados, que permite descri-bir la confrontación a través deejes espaciales, donde se en-cuentran de manera particular susprotagonistas. Para 1998, las zo-nas del Norte medio y lejano es-taban completamente cubiertaspor los grupos de autodefensa ypor lo tanto el Bajo Cauca regis-traba el nivel mínimo de violen-cia. Los efectos de la presenciade estos grupos sobre los demásactores de la confrontación ar-mada son evidentes. De las Farc,se registraba actividad armadapor parte de los frentes 36 y 4 enla zona oriental, y los frentes 18 y58 en las selvas de Ituango. DelELN, la compañía Héroes deAnori permaneció en sus territo-rios tradicionales en límites conel Nordeste, pero disminuyó con-

siderablemente su accionar, y elfrente Compañero Tomás tuvoalguna presencia en las selvas deItuango. El Ejército, por su parte,mantuvo las tropas de la IV Bri-gada actuando principalmente enlos territorios de Valdivia eItuango.

En el período 2001-2005, la di-námica de la confrontación cam-bia por completo. La tendenciaascendente en la intensidad de laconfrontación se produce funda-mentalmente por los combatesliderados por las Fuerzas Milita-

Rio Cauca - Poblacion de Caucasia (Foto: VIZTAZ)

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res, que comenzaron a dirigirseprincipalmente contra las Farc,guerrilla que a partir de 2003asumió un mayor protagonismoarmado que el ELN. En este pe-ríodo, la actividad armada de losgrupos de autodefensa registra-ba su nivel más elevado, compa-rable con la que realizaba el ELN,aunque es preciso decir que lasacciones de todos los grupos irre-gulares muestran una clara ten-dencia descendente entre 2004 y2005. Las autodefensas que an-teriormente habían dirigido susacciones principalmente contra

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civiles inermes, en ese momento se enfrentaron di-rectamente contra estructuras de la guerrilla, esta-bleciendo una diferencia notable con los períodosanteriores.

Se advierte también en la evidencia que se presen-ta en los gráficos adjuntos que a partir de 2001,las Farc registran una tendencia ascendente en susacciones bélicas, que le permite en 2003 alcanzarel nivel más elevado de actividad armada, paraluego comenzar a descender en 2004. El ELN queen 2001 muestra un repunte de su accionar arma-do, a partir de 2003 registra los niveles más bajosde actividad con una sola acción en 2005. Lasautodefensas que en este período alcanzan su ma-yor actuación armada, entre 2001 y 2002 regis-tran el mayor número de enfrentamientos con losgrupos guerrilleros, para luego comenzar a dismi-nuir y caer casi por com completo en 2005.

En este período, se registró prácticamente el mis-mo número de acciones que en el anterior, con 105acciones, sin embargo la distribución según auto-res es diferente. En efecto, los cambios se expresanen que las Farc mostró el mayor protagonismo, con35 acciones, en tanto que el ELN, con 28, registrósu nivel más bajo. La disminución de la iniciativaarmada de la guerrilla se expresa en la caída delas acciones de sabotaje con 23, de loshostigamientos contra la Fuerza Pública con 10 yde los asaltos a entidades con 4. Se advierte unrepunte en los retenes ilegales con 14, en las em-boscadas con 10 y en los ataques a instalacionesde la Fuerza Pública con 8. Permanecen constantescon respecto al período anterior las acciones depiratería terrestre con 6 y los ataques a poblacionescon 2 casos. Es importante tener en cuenta que eneste periodo, se producen 28 enfrentamientos entrelas autodefensas y los grupos guerrilleros, siendo di-fícil establecer cual de los dos tuvo la iniciativa.

De los 9 enfrentamientos registrados en 2001, cabedestacar los de mayor magnitud en cuanto al nú-mero de víctimas. En enero, en la vereda Santa Ritade Ituango, se presentaron enfrentamientos entreintegrantes del frente José María Córdoba de lasFarc e integrantes de las AUC, que produjeron 20

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muertos, luego en febrero fue hallada una fosa co-mún con 30 integrantes de las AUC; en abril, enzona rural de Tarazá, se presentaronenfrentamientos entre integrantes de las AUC y lasFarc por el dominio de la zona y posteriormente elmismo grupo insurgente incursionó en la inspec-ción La Caucana, donde asesinaron a 19 perso-nas; entre julio y septiembre, los enfrentamientoslibrados en zona rural de Ituango, Pascuita y LaGranja, sitios El Filo de La Aurora y Llano del Indio,entre miembros de las AUC y subversivos de lasFarc produjeron 32 muertos; adicionalmente, enel perímetro urbano, miembros de las AUC mantu-vieron sitiada la población; en octubre, en elcorregimiento Puerto López de El Bagre, miembrosde las AUC se enfrentaron contra integrantes delfrente José Antonio Galán del ELN, de los cuales20 resultaron muertos; en diciembre, en un enfren-tamiento que se presentó en el corregimiento LaUnión de Tarazá entre integrantes de las AUC y sub-versivos de los frentes 18 y 58 de las Farc, resulta-ron muertos 25 particulares.

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En 2002, aunque los enfrentamientos entre las or-ganizaciones ilegales se incrementaron con respec-to al año anterior, la magnitud en términos devictimas es mucho menor. Cabe mencionar dos delos diez contactos registrados: el primer enfrenta-miento registrado en febrero, en la vereda Solanode Anorí entre integrantes de las AUC y subversivosdel ELN produjo la muerte de 8 integrantes del gru-po guerrillero; el segundo se produjo en septiem-bre, en la vereda La Resbalosa de Tarazá, cuandointegrantes de las AUC se enfrentaron con subversi-vos del frente 18 de las Farc, con saldo de 50 vícti-mas, sumando las muertes de ambas agrupaciones.

Hacia finales de 2002, el Gobierno nacional enta-bló aproximaciones de paz con las AUC, encami-nadas a su desmovilización y posterior reinsercióna la vida civil. En este sentido, el 29 de noviembreanunciaron el cese de hostilidades y el 15 de juliode 2003 firmaron el acuerdo de Santa Fe de Ralito

“para contribuir a la paz de Colombia a través delfortalecimiento de la gobernabilidad democrática yel restablecimiento de la fuerza en manos del Esta-do”, proceso que implicó la reconfiguración de laconfrontación armada, debido a la concentraciónde los integrantes de las AUC en los alrededores deTierralta, a la ofensiva adelantada por el EjércitoNacional en el piedemonte del Nudo de Paramilloy por los intentos de las Farc de empezar a recupe-rar los espacios dejados por las autodefensas.

En 2003, se produjeron 6 enfrentamientos, entre loscuales se destaca por la magnitud que alcanza, elocurrido en mayo, en el corregimiento La Caucanade Tarazá, sector El Chuscal, entre estructuras delas AUC y las Farc, arrojando como resultado 25guerrilleros y 7 integrantes de las autodefensasmuertos. En 2004, se registró un enfrentamiento enla vereda Santa Rita de Ituango, entre estructurasde las Farc y las AUC sin consecuencias. En 2005,se produjeron dos enfrentamientos, destacándoseel que ocurrió en agosto en el corregimiento Liberiade Anorí, entre estructuras del bloque Central Bolí-var y el ELN, resultando muertos 6 guerrilleros.

En cuanto a la capacidad de combate de las Fuer-zas Militares, es importante destacar su crecimien-to, así como la mayor letalidad expresada en elincremento en las muertes de integrantes de los gru-pos irregulares en los contactos armados respectode los índices de los períodos anteriores, 1.07 enel primer lustro, 1.13 en el segundo y 1.31 en eltercero. En 2003, las mayores capacidades con quecuentan las Fuerzas Militares se expresan en el nú-mero de combates que supera los niveles registra-dos en los ocho años anteriores, en 2004, se regis-tra el pico operacional con 79 combates y en 2005,disminuyen a 59.

Entre 2001 y 2005, se llevaron a cabo 210 com-bates con un saldo de 276 integrantes de gruposal margen de la ley muertos. La mayor presión mi-litar se ejerció contra las Farc con 116 combates,en segundo lugar contra el ELN con 72 y en tercerlugar contra las autodefensas con 16. Si se tiene encuenta el número de bajas por combate, el grupo

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COMBATES POR INICIATIVA DE LA FUERZA PUBLICA2000-2005

Procesado y georefenciado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente de información: Das - Fuente base cartográfica: IGAC

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relativamente más impactado es el de lasautodefensas con 1.43, seguido por el ELN con1.41 y en tercer lugar, las Farc con 1.25.

Cabe mencionar algunos de los combates en loscuales los grupos al margen de la ley fueron fuerte-mente impactados. En 2002, en el mes de septiem-bre, se produjo un combate entre unidades del Ejér-cito y miembros de las AUC en la vereda Cristalinade Anorí con un saldo de 4 bajas en el grupo ilegaly abundante material de guerra incautado. En elmismo año, 6 integrantes del ELN fueron muertosen dos combates, el primero registrado en mayoen el sector Chorrolindo de Segovia y el segundoen octubre en la vereda El Cedro de Valdivia.

En agosto de 2003, el Ejército ingresó a la cabece-ra municipal de Ituango, lo que provocó una seriede atentados por parte de la guerrilla - en noviem-bre, se presentó un atentado en el casco urbanocon un balón bomba-. El posicionamiento de laFuerza Pública en la cabecera obligó al replieguede los integrantes del frente 18 de las Farc hacialas zonas rurales, donde restringieron la salida delos pobladores hacia el casco urbano, igualmentesembraron minas en los caminos, senderos, trochasy espacios abiertos para contener el avance delEjército y reforzaron su inteligencia en la cabeceramediante milicianos para identificar a las perso-nas que estarían colaborando con las autoridadesy realizar extorsiones.

En 2004, año en que se registró el mayor esfuerzomilitar contra los grupos armados irregulares, doscombates causaron un elevado número de bajas:el primero se produjo en el mes de abril, en el sitioArenas Blancas de Amalfi, entre unidades del Ejér-cito e integrantes del ELN, de los cuales 7 resulta-ron muertos; el segundo, se produjo en noviembreen área rural de Cáceres, entre unidades del Ejér-cito y miembros de las AUC, de los cuales 7 fuerondados de baja. En mayo, el Ejército desplegó laoperación “Motilón”, con la finalidad de debilitara las Farc en el área rural de Ituango, acciones queobligaron a esta guerrilla a internarse en las partesaltas de la cordillera. Una vez cesaron las opera-

ciones del Ejército, la guerrilla retornó a las vere-das y corregimientos, castigando la acogida brin-dada por los pobladores a la Fuerza Pública.

En 2005, dos combates muestran la intensidad al-canzada en las operaciones militares: el primerose registró en mayo en las veredas El Cedral Alto yBajo del Inglés de Ituango, entre unidades del Ejér-cito e integrantes del frente 18 de las Farc, de loscuales 11 fueron dados de baja, entre ellos aliasPetaco, quien era el segundo comandante de la es-tructura armada; el segundo en octubre, en la ve-reda Cañaveral de Segovia, entre unidades del Ejér-cito e integrantes del ELN, de los cuales 9 fueronmuertos en combate. En septiembre de este año,tropas de la Cuarta Brigada propinaron un durogolpe al bloque noroccidental de las Farc, al cap-turar a Martín Francisco Puerta Henao, quien esta-ba al mando de la columna móvil mixta del BajoCauca y era el segundo comandante del frente 36.De acuerdo con las autoridades, Argemiro o El Zur-do, como se le conocía en la región, fue respon-sable del secuestro y asesinato del párroco de lavereda Raudal Viejo del municipio de Valdivia, Pa-dre Cesar Darío Peña, perteneciente a la Diócesisde Santa Rosa de Osos; y de la masacre de 14campesinos en el sector del corregimiento de Puer-to Raudal el 25 de agosto de 2005, entre otrosdelitos.

Rio Cauca (Población de El Bagre)

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ACCIONES ARMADAS DE LOS GRUPOS IRREGULARES2000-2005

Procesado y georefenciado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente de información: Das - Fuente base cartográfica: IGAC

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La dinámica de la confrontaciónen este último periodo muestra losavances en el propósito de lograrel restablecimiento del orden pú-blico como condición indispensa-ble para asegurar el control efi-caz del territorio. La iniciativa mi-litar duplica las acciones que rea-lizan los grupos ilegales y en elcaso particular de la guerrilla, su-pera cuatro veces los hechos rea-lizados por las Farc y tres veces loscometidos por el ELN en este lap-

so. En este período, se generó unnuevo reordenamiento de la acti-vidad armada que permite iden-tificar el principal escenario de laconfrontación, tal y como se ob-serva en la serie de mapas adjun-ta, en la extensa franja de territo-rio que se ubica entre Ituango,Valdivia, Anorí, Amalfi y Segovia.En todos estos municipios, con ex-cepción de Anorí, la acción de laFuerza Pública predomina sobrelos hechos protagonizados por los

grupos irregulares. La superiori-dad de los combates de las Fuer-zas Militares sobre los grupos almargen de la ley también se ad-vierte principalmente en El Bagrey de manera más discreta enNechí, Zaragoza y Cáceres. Fue-ra del caso de Anorí antes men-cionado, Tarazá y Caucacia sonlos municipios donde los comba-tes estuvieron levemente por de-bajo de las acciones de los gru-pos armados irregulares.

IMPACTO HUMANITARIO DE LACONFRONTACIÓN ARMADA

El desplazamiento de la población es el resultado de la dinámica de la confrontaciónarmada y el proceso de violencia que se presenta en la región.

Tejido Artesanal - Población de Caucasia (Foto: VIZTAZ)

Dinámica delhomicidio

Siguiendo el estudio sobre elOccidente antioqueño25, en el

presente documento, se busca es-tablecer la relación entre la evo-lución de la confrontación y lascondiciones estratégicas en lasque ocurre y el recurso a la vio-lencia masiva y a la violencia se-lectiva. Con la información dis-ponible, no es posible establecersi el incremento del homicidioantecede o sigue la irrupción delas organizaciones guerrilleras,no obstante lo que sí es claro du-rante los años ochenta y en la pri-mera mitad de la década de losnoventa, es que la tasa de la re-gión se ubicó por encima de latasa nacional, mientras que en lasegunda, excepto en 1997, estu-

25 Panorama actual del Occidente de Antioquia,,,,, Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanosy Derecho Internacional Humanitario, Bogotá, Octubre de 2006.

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vo por debajo del promedio nacional. Posterior-mente, los índices siguen siendo inferiores a los delpaís, menos en 2001, cuando se produjo un brus-co repunte. A partir de 2002, la tasa de homicidiocomienza a descender, pero en 2005 vuelve al ni-vel registrado en 2002. Como también se puedeobservar en los gráficos adjuntos, la tasa regionalen 2005 vuelve a ubicarse por encima de la tasanacional y por primera vez supera la tasa departa-mental, que venía registrando desde 2002 una ten-dencia descendente.

Ya hacia finales de los años ochenta, la naturalezade las acciones que venían ocurriendo en PuertoValdivia, uno de los principales epicentros de la con-frontación, evidenciaba la irrupción de lasautodefensas y los esfuerzos de la guerrilla por con-tenerlo: en 1988, en el mes de enero, siete perso-nas fueron asesinadas por un grupo armado; en

marzo, fuerzas combinadas de las Farc y el ELNasaltaron la población; en octubre, en una nuevaacción, la guerrilla dirigió sus ataques contra lainfraestructura; en diciembre, siete personas fueronasesinadas por un grupo desconocido y en enerode 1989, un grupo de encapuchados asesinó alinspector de Policía26.

En la década de los noventa, el avance de las Accuestuvo acompañado del recurso a la violencia paragarantizar territorios de retaguardia, apropiarse desuelos fértiles, ampliar la frontera agrícola y debi-litar el poder adquirido por las Farc (en este con-texto es pertinente señalar que el EPL se desmovilizóen 1991 y el ELN se fortaleció en el sur de Bolívar),golpeando especialmente a la supuesta base so-cial que le respaldaba. Es evidente que el objetode la disputa entre la guerrilla y las autodefensas,además de estar ligado a la obtención de recur-sos, se relaciona con la existencia de corredoresimportantes para la comunicación y logística deestos grupos, el primero entre el Bajo Cauca, el nortey el Urabá antioqueño (municipios de la Cuencadel Cauca, Cáceres, Tarazá, Ituango y Valdivia); elsegundo que une el Bajo Cauca con las llanuras deCórdoba y el Alto Sinú y San Jorge (municipios deCaucacia y Nechí); y el último que cubre el BajoCauca, el Nordeste y el Magdalena Medioantioqueño (municipios de Anorí, Amalfi, Segovia,Zaragoza y El Bagre).

El primer corredor fue objeto de una fuerte disputacon los grupos de autodefensa con presencia enTarazá e Ituango. En el segundo corredor, se impusoel dominio de los grupos de autodefensa. El terceroune tanto el Nordeste con el sur de Bolívar y con elnorte antioqueño y por ser de paso frecuente de laguerrilla, registró una fuerte arremetida de los gru-pos de autodefensa. Tal y como se observa en losmapas que se presentaron en la primera sección,que dan cuenta de la presencia activa de las orga-nizaciones irregulares, en la margen izquierda delrío Cauca y en el límite sur de la región con el de-partamento, han actuado las Farc, en tanto que elELN se ha inclinado hacia la cuenca del río Nechí.

26 María Teresa Uribe de Hincapié et.al, Desplazamiento forzado en Antioquia.

Fuente: Policía NacionalProcesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

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La tasa de homicidio es particularmente elevadaen la región durante la primera mitad de la déca-da de los noventa y cada uno de los municipiossupera el promedio del país correspondiente a 74homicidios por cien mil habitantes (hpch), con ta-sas que oscilan entre 79 y 86. En este periodo, sedestacan por la intensidad que adquiere la violen-cia los municipios pertenecientes al primer corre-dor (Cáceres), al segundo (Caucasia) y al tercero(Anorí, Amalfi y Segovia).

En el período 1996-2000, pese a que la reducciónde la tasa de homicidio regional con respecto alperíodo anterior es importante, pasando de 82 a46, los municipios de Segovia, Anorí, Amalfi,Valdivia e Ituango que hacen parte de la franja deentorno del Bajo Cauca, muestran índices superio-res al promedio nacional de 62 hpch. Es importan-te señalar que en 1996, se establece una impor-tante inflexión en la dinámica de la confrontación,

que anteriormente se había caracterizado por elmayor protagonismo armado de la guerrilla, loscombates con el Ejército y las esporádicas incur-siones de las Accu, pasando a una fase en la cualel accionar de estas últimas se expresa en el eleva-do número de asesinatos, como se observa en losgráficos adjuntos27. En abril de ese año en Valdivia,un grupo de hombres armados sacó de sus casas a6 personas, 4 de las cuales fueron decapitadas ylas 2 restantes desaparecieron, posteriormente enla vereda Juntas, un dirigente político del partidocomunista fue asesinado. También en abril, en elcasco urbano de Segovia, desconocidos asesina-ron a 8 personas de los barrios El Paraíso, La Paz yEl Tigrito. Hacia mediados del año, un grupo delas Accu se instaló en la cabecera urbana de Ituangoy en el mes de junio asesinó a 4 personas, luego sedirigió a la vereda La Granja, donde ultimó a 4más. Desde allí, envió amenazas a la comunidadcampesina de Santa Rita que, según sus palabras,“estaba en su mira”. Doce días después, un grupoarmado asesinó a 3 personas en la vereda Bajodel Inglés. En noviembre, las muertes reaparecie-ron en la vereda La Georgia con el asesinato de uncampesino; en el casco urbano, por medio de ase-sinatos y de incursiones violentas; en la vereda San-ta Lucía, mediante amenazas que provocaron deldesplazamiento de la población28.

El año 1997 fue sin duda el más crítico, lo cual seexpresa en el pico registrado en la tasa de homici-dio. En abril, integrantes de los grupos deautodefensa asesinaron en diferentes sitios deSegovia a 14 personas. Entre el 22 de octubre y 12de noviembre, las autodefensas realizaron un re-corrido de terror y muerte entre Valdivia e Ituango,

27 Es importante recordar que la expresión asesinatos se utiliza para señalar que sonlos homicidios donde se presume la actuación de los grupos irregulares.

28 En el mencionado texto de María Teresa Uribe de Hincapié et.al, se narra condetalle estos hechos.

29 El recorrido que hicieron las Accu, empezó en la vereda Puquí, del corregimientoPuerto Valdivia. El sábado 25 de octubre, las autodefensas llegaron al cascourbano de El Aro, para quedarse una semana entera. Después de cometer losasesinatos y someter a los pobladores a los peores vejámenes, los agresoresprendieron fuego a la mayoría de las viviendas. Sólo quedaron a salvo la capilla,ocho casas y la escuela, aunque saqueada. Todas las propiedades fueron saquea-das y del recorrido por varias fincas se llevaron cerca de 1.200 cabezas de ganadocaballar, mular y vacuno. Un total de 17 campesinos de El Aro fueron obligados,durante varios días, a arriar los animales, llevados primero a Puerto Valdivia y, deallí, a La Caucana, corregimiento de Tarazá.

Fuente: Base de Datos Presidencia de la República y Policía NacionalProcesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

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tras permanecer una semana en el corregimientoEl Aro, dieron muerte selectivamente a 15 perso-nas, posteriormente destruyeron el caserío Badilloy desplazaron a más de 700 personas29. Ante laarremetida de las Accu, los insurgentes de las Farcse replegaron de las cabeceras municipales y zo-nas planas (en especial del eje bananero y sur deCórdoba) y se resguardaron en las estribacionesde las Serranías de Abibe, Ayapel, San Jerónimo yel Nudo de Paramillo.

En 1998, las autodefensas mantuvieron presenciaen las posiciones sobre las cuales habían avanza-do en los años anteriores y realizaron acciones enforma esporádica. A mediados del año, las AUCaparecieron ante el país con la propuesta de ini-ciar conversaciones con el Gobierno. En julio, re-presentantes de la sociedad civil concretaron unacuerdo con Carlos Castaño y otros quince jefesde las AUC, para iniciar acercamientos con el Go-bierno de Ernesto Samper. En el documento, cono-cido como Acuerdo del Nudo de Paramillo, se com-prometieron a apoyar en forma directa todos losprocesos que restablecieran la convivencia socialy nacional. Sin embargo, en agosto, sólo quincedías después de la firma del acuerdo, Carlos Cas-taño afirmó que el fragor de la guerra haría impo-sible garantizar en su totalidad el cumplimiento delacuerdo, y anunció que “acabaría con el ELN en laSerranía de San Lucas”.

Hacia finales de los años noventa, la consolida-ción de la presencia de las AUC sobre los munici-

pios del Bajo Cauca se expresó en la disminuciónde la tasa de homicidio en El Bagre, Caucacia,Nechí, Zaragoza, Cáceres y Taraza. En sentido con-trario, la violencia es particularmente intensa en losmunicipios periféricos. En Anorí, se presentaron dosmasacres cometidas por las AUC, la primera en elmes de marzo de 1999, en el sector Los Ángeles,cuando fueron asesinadas 7 personas, en la segun-da en junio de 2000, en la vereda La Meseta, 6campesinos sindicados de ser colaboradores de lasubversión fueron ultimados. Así mismo, en octu-bre de 2000, en el corregimiento El Cedral deItuango, integrantes de las AUC incursionaron enla localidad y asesinaron a 7 de sus habitantes eincineraron 20 viviendas.

En el período 2001-2005, las tendencias de la vio-lencia expresan los efectos del proceso de consoli-dación del dominio de los grupos de autodefensasobre los municipios correspondientes al BajoCauca, en tanto que subsiste la disputa armadaentre las autodefensas y la guerrilla por el dominiode los municipios de la franja del entorno, razónpor la cual la tasa de homicidio registra nivelesparticularmente elevados y se incrementa con res-pecto a los dos periodos anteriores en Valdivia,Anorí, Amalfi e Ituango. En Segovia, pese a que elíndice de homicidio se encuentra por encima delpromedio nacional, se observa una importante re-ducción de la tasa con respecto al período ante-rior. En Tarazá, Nechí, Caucasia y El Bagre, si biense producen incrementos en los índices, es impor-tante señalar que mientras en el primero de estos

Fuente: Base de Datos Presidencia de la República y Policía NacionalProcesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente: Base de Datos Presidencia de la República y Policía NacionalProcesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

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EVOLUCION DE LAS TASAS MUNICIPALES DE HOMICIDIO 2000-2005

Procesado y georefenciado por el Obsevatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la Repúlblica

Fuente de información: Policía - Fuente base cartográfica: IGAC

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Procesado y georefenciado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente de información: Das - Fuente base cartográfica: IGAC

ASESINATOS ASOCIADOS A LOSGRUPOS IRREGULARES 2000-2005

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municipios la tasa de homicidio supera el prome-dio nacional, en los otro tres son inferiores a dichopromedio. En Cáceres y Zaragoza, se advierte lareducción de la tasa que comparativamente conlos dos períodos anteriores es la más baja.

Como se mencionó en la sección anterior, entre 2001y 2005 se produjeron 28 enfrentamientos entre lasautodefensas y los grupos guerrilleros, que dejaronun número de víctimas tan alto que explica el bruscoincremento del índice de homicidio observado en200130. La preponderancia de los enfrentamientosdirectos entre los grupos irregulares no excluyó lacomisión de masacres en las zonas en disputa, comola que se registró en febrero de 2001, en la veredaMachuca de Segovia, donde integrantes de lasautodefensas asesinaron a 7 campesinos.

El cambio que experimentó la violencia masiva eneste período es que fue ejercida principalmente porla guerrilla, en zonas donde se presentaronenfrentamientos directos, que a la postre resulta-ron ser más costosos para las AUC en términos demuertes en combate. Tres hechos ilustran el nuevoénfasis que adquirió la confrontación armada. Enmarzo de 2001, en la vereda Puerto Décimo deItuango, subversivos de las Farc asesinaron a 4 per-sonas. En abril del mismo año, en la vereda El Cal-vario de Cáceres, integrantes del frente Compañe-ro Tomas del ELN asesinaron a 5 pobla dores. Enagosto de 2005, en la vía que comunica a Tarazácon Puerto Valdivia, vereda Raudal Viejo, integran-tes de los frentes 18 y 36 de las Farc incursionarony asesinaron con arma de fuego a 13 personas quelaboraban como raspachines de coca y que fueronseñaladas de colaborar con las AUC. En reacción,unidades del Ejército enfrentaron a los autores dela masacre y dieron muerte a dos de ellos.

Desplazamiento

El desplazamiento de la población es el resulta-do de la dinámica de la confrontación arma-

da y el proceso de violencia que se presenta en laregión y que tiene sus momentos más álgidos en

cuanto al recurso a la violencia masiva aplicadapor las autodefensas entre 1996 y 1997 y el en-frentamiento directo entre la guerrilla y las AUC,entre 2000 y 2003, cuando se generaron despla-zamientos poblacionales individuales, familiares yexodos masivos.

El desplazamiento forzado fue particularmente in-tenso hacia mediados de los años noventa, en co-rrespondencia con la disputa por el dominio de loscorredores estratégicos resaltados en este estudio.Cabe mencionar el caso de los desplazamientosque se dan en la vía Cáceres-Zaragoza y al sur delprimero de estos municipios (veredas Anará, La Por-celana, Bejuquillo, San Juan, La Floresta, Muribá,Malabrigo, Peladero, San Pablo, Las Conchas). Elelevado interés en esta vía por parte de los prota-gonistas de la confrontación radica en que permiteel acceso a un cordón boscoso, que es zona de trán-sito y que, por largo tiempo, fue zona de descansoy de refugio para la guerrilla, donde los cultivos decoca atizan la competencia armada.

De igual forma, la vía que va desde el corregimientode Piamonte (Cáceres) hasta Puerto Colombia(corregimiento de Caucasia) fue otro de los esce-narios de desplazamientos, en razón a la valora-ción estratégica que se le asigna en medio de laconfrontación. En esta zona de antigua influenciadel ELN, las autodefensas, mediante el recurso a la

Fuente: Sistema Único de Registro – Agencia Presidencial para la Acción SocialProcesado: Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

30 Estas muertes están contabilizadas por el CIC de la Policía Nacional, bajo lamodalidad de enfrentamientos.

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violencia masiva y al terror, lograron el dominiopleno de las veredas Las Mojosas, Los Conchos,Las Frías y San Marcos. Por efecto del desplaza-miento, Piamonte, que tenía 3.500 habitantes en1995, vio reducida su población a 700 en 1997con el ingreso de las autodefensas31.

Como se observa en el gráfico adjunto, la acciónde los grupos armados irregulares en el Bajo Caucay su entorno, entre 1998 y 2005, tuvo como conse-cuencia la expulsión de 42.621 personas. En esteperíodo, los municipios más afectados fueron ElBagre, Ituango y Tarazá, puesto que en el primerofueron expulsadas 11.400 personas, en el segundo9.425 y en el tercero 7.031, entre los dos años con-siderados. Cabe destacar que en el año 2001, seregistró el mayor número de desplazamientos entoda la región (17.258), principalmente como con-secuencia de los enfrentamientos entre las AUC ylas Farc.

Aunque la mayoría de los desplazamientos se haproducido en forma individual, se debe tener encuenta la importancia que adquirió el desplaza-miento masivo en la región entre los años 2000 y2003. Si bien en los años 1998, 2004 y 2005, nose registró ningún desplazamiento masivo, en el año2000, representó el 44% del total, en 2001 el 47%y en el 2003 el 49%. Cabe señalar que este fenó-meno está asociado a la amenaza de ataques apoblaciones por parte de grupos armados ilega-les, la ejecución de masacres y de enfrentamientoscon interposición de la población civil, mientras quelos desplazamientos individuales están generalmen-te relacionados con amenazas personales y homi-cidios selectivos.

En la medida en que el desplazamiento forzoso pro-voca la pérdida de activos, la destrucción de redessociales y el deterioro de las condiciones económi-cas en el municipio receptor, evaluar el impacto so-bre el bienestar se constituye en una tarea priorita-ria para determinar si la población desplazadadebe ser objeto de programas especiales y no sim-plemente de los programas actuales para la po-blación pobre. Así mismo, adquiere especial im-

portancia cuantificar las pérdidas, como un primerpaso para emprender los procesos de restitucióncontemplados en la Ley de Justicia y Paz32.

Uso de Minas Antipersonal

Entre las nuevas formas de acción a las que losgrupos guerrilleros recurren para compensar su

inferioridad militar, que se ha expresada en el in-cremento de su movilidad para eludir los comba-tes propuestos por las Fuerzas Militares y la multi-plicación de los escenarios de la confrontación, sedestaca el minado de los accesos a las zonas conalto valor para la guerrilla, con el fin de impedir elavance de las tropas terrestres, sin importar el altoimpacto que esta práctica tiene en la poblacióncivil. De aquí que los accidentes que provocaronmayor número de victimas militares entre 1998 y2005, hayan ocurrido en Anorí, cuando en abril de2005 ocho militares resultaron heridos, al caer enun campo minado instalado por el ELN; y enItuango en abril y noviembre del mismo año, cuan-do en tres ocasiones, miembros de la Fuerza Públi-ca activaron accidentalmente campos minados ins-talados por el frente 18 de las Farc. En el primeraccidente, resultaron muertos 2 militares y 5 heri-dos; en el segundo, 2 militares resultaron muertos

31 María Teresa Uribe de Hincapié et.al, Desplazamiento forzado en Antioquia.

32 Sobre el particular, ver el trabajo de Ana María Ibáñez, ¿Cómo el desplazamientoforzado deteriora el bienestar de los hogares desplazados?: Análisis y determinan-tes del bienestar en los municipios de recepción, Documento Cede 2006-26,Universidad de los Andes, Facultad de Economía.

Fuente: Observatorio de Minas AntipersonalProcesado: Observatorio del Programa Presidencial de DDHH y DIHVicepresidencia de la República

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y 7 heridos, y en el tercero se presentaron 3 milita-res muertos y 4 heridos. Los accidentes que tuvie-ron mayor impacto en la población civil ocurrieronen Segovia en agosto de 1998 y en Tarazá en mar-zo de 2004. En la primera ocasión, fue activadauna mina antipersonal instalada por miembros delELN, resultando 3 civiles muertos y 2 heridos. En elsegundo caso, resultaron tres civiles muertos, entreellos un menor de edad y 5 heridos, de los cuales 3eran menores de edad.

Entre los años 1998 y 2005, en el Bajo Cauca y suentorno se registraran 245 eventos por minasantipersonal que corresponden al 16% de los ocu-rridos en Antioquia, puesto que en el conjunto de-partamental, se contabilizaron 1.547 para el pe-ríodo. De los eventos ocurridos en la región, 124correspondieron a incidentes y 121 a accidentes33.El 63% de los incidentes estuvieron relacionadoscon casos de desminado militar, 35% con incauta-ciones y el 2% restante con sospecha de camposminados y fabricación de artefactos. Con respectoa los accidentes, 98% fueron casos por minasantipersonal (Map) y 2% por municiones abando-nadas sin explotar (Muse).

De acuerdo con los registros del Observatorio deMinas Antipersonal del Programa Presidencial deDH y DIH, 196 personas resultaron afectadas porlas minas antipersonal, de éstas 44 murieron y 152resultaron lesionadas. 57% de las víctimas hacíanparte de la Fuerza Pública, resultando muertos 28y heridos 83, el restante 43% eran civiles, de loscuales 16 murieron y 69 fueron heridos. Los afecta-dos fueron principalmente hombres mayores deedad (90%), mientras que las mujeres y los meno-res de edad constituyeron el 2% y 7% respectiva-mente. Cabe mencionar que entre los años 1998 y2003, las víctimas fueron principalmente civiles,puesto que constituyeron el 81% de las personasperjudicadas por minas antipersonal en ese perío-do. En los años 2004 y 2005, se produjo un cam-bio y aunque se registró un mayor número de civi-les afectados que en el período anterior, la FuerzaPública pasó a concentrar el 74% de las víctimasen estos dos años.

Por último, cabe destacar que los eventos ocurrie-ron principalmente en zona rural de los municipiosde Ituango (77), Segovia (50), Anorí (32), Tarazá(23), El Bagre (22), Zaragoza (16) y Valdivia (16).Los eventos registrados en Ituango, Anorí, Tarazá yEl Bagre fueron primordialmente accidentes, mien-tras que en Segovia predominaron los incidentes.

Secuestro

Las tendencias del secuestro en el Bajo Cauca ysu entorno corresponden a las observadas a ni-

vel nacional, es decir muestran una importante caí-da a partir de 2002 y en 2005 registró su nivel his-

Fuente: FondelibertadProcesado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIH,Vicepresidencia de la República

33 Cuando se habla de eventos por uso de minas antipersonal, se hace referencia aaccidentes e incidentes. Los accidentes están relacionados con eventos que handejado alguna víctima (mortal o lesionada), mientras que los incidentes se asociana eventos que tienen nexos son las minas antipersonal y municiones abandonadassin explotar, tales como incautaciones, campos minados o sospecha de camposminados.

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secuestros. Si se compara el periodo 2002-2005 conel anterior, que se extiende entre 1998 y 2001, tal ycomo se hace en los gráficos adjuntos, se advierte lamagnitud de los cambios, expresados principalmenteen que el ELN pasó de realizar 99 secuestros a 18,las Farc de 28 a 10, las autodefensas que cometie-ron 14 en el primer periodo, en el segundo no reali-zan ninguno y los casos por establecer pasaron de27 a 9. Por el contrario, la delincuencia común pa-rece estar ganado espacio frente a las organizacio-nes que realizan secuestros en la región con el incre-mento de los 7 a 11 casos, lo cual también explica-ría el repunte de los secuestros observado en 2006con respecto al año anterior.

Finalmente, la distribución geográfica de los secues-tros, a partir de la comparación de los dos últimoscuatrienios corrobora que la reducción de los even-tos se produjo en todos los municipios. Los escena-rios donde la caída del secuestro es particularmen-te significativa, como se infiere al observar el gráfi-co adjunto, corresponden a Segovia, Amalfi, ElBagre, Zaragoza y Caucasia.

tórico más bajo. La evolución del secuestro entre1996 y 2005, que se presenta en los gráficos ad-juntos, permite identificar los años más álgidos, losgrupos responsables de la ejecución de los plagiosy los escenarios municipales afectados.

En el período examinado, se llevaron a cabo 281secuestros en la región, siendo 1996, 1998, 1999 y2001 los años que concentraron mayor número decasos. Los secuestros comienzan a descender a par-tir de 2002 y con un solo caso registrado en 2005,se define una clara tendencia que contrasta con loobservado entre 1998 y 2001. Del total de secues-tros, el mayor número corresponde al ELN con 133,seguido por las Farc con 55, la delincuencia comúncon 26, los grupos de autodefensa con 14, el ERGcon 2 y el EPL con 1. En 50 de los casos reportados,no se identificó a los responsables. Cabe anotar quela participación del ELN en la ejecución de secues-tros muestra una dinámica atada a la confrontaciónarmada, puesto que a partir de 2003, en la medidaen que los combates se incrementan y su actuaciónarmada cae, el grupo guerrillero deja de realizar

Nativo de la región buscando oro - Población de Nechi (Foto: VIZTAZ)

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En este estudio, se pudo esta-blecer que la localización de

las organizaciones guerrilleras enel Bajo Cauca responde a propó-sitos estratégicos, lo cual dejacon poco piso las explicacionesde su presencia e intensidad enfunción de la existencia de condi-ciones objetivas. Como se ha vis-to, durante el proceso de implan-tación, la guerrilla consideró lazona por su posición privilegia-da en términos de permitir la co-municación con el Urabá, la Se-rranía de San Lucas y el Magda-lena Medio. Fue en el territorio deCáceres y Zaragoza, la reservadel Bajo Cauca y Anorí, donde elELN y las Farc lograron desarro-llar sus bases y establecer sus zo-nas de captación de recursos, re-fugio y operación. Por lo tanto,más que la precariedad en lascondiciones de vida de sus habi-tantes, las ventajas que ofrece laregión para el desarrollo de laconfrontación juegan un papelcentral en la explicación de la pre-sencia de los actores armados yla intensidad de su accionar.

También, se presentó evidenciasuficiente que permite poner enduda la lógica de protección ala que las organizaciones de

autodefensa han apelado parajustificar su presencia, como siconstituyeran una simple respues-ta a una demanda de “seguri-dad” por parte de la poblaciónbajo presión de los grupos gue-rrilleros. En efecto, al estudiar laexperiencia de esta región, sedescubre que la oferta de protec-ción de los grupos deautodefensa es mayor a la de-manda, que esa oferta se acom-pañó del uso real de violencia y,lo que es más importante, que enlugar de acabar con una situaciónde inseguridad, terminaron ali-mentándola. De manera que lasautodefensas lograron extender-se por toda la región del BajoCauca, sembrando el terror y di-rigiendo la violencia contra todolo que percibieron como bases dela subversión (dirigentes de iz-quierda, líderes sociales, sindica-listas, campesinos y trabajado-res). En el trasfondo de todo lo an-terior, se encuentran los interesesdel narcotráfico, que adquiriógrandes extensiones de tierra ycon el fin primordial de ampararsus actividades ilícitas, realizóalianzas muy complejas con di-ferentes actores regionales.

De otra parte, se planteó unaperiodización de la confrontación

armada en el Bajo Cauca desdela década de los noventa, a tra-vés de tres fases: 1991-1995,1996-2000 y 2001-2005. El pe-ríodo 1991-1995 se caracterizapor la alta intensidad que ad-quiere la confrontación, que esreflejo de la dinámica de las ten-dencias a nivel nacional y depar-tamental, y es en el ámbito regio-nal el período más álgido porcuenta del elevado accionar delELN y el incremento de los com-bates de las Fuerzas Militares,que se dirigen principalmentecontra esta guerrilla.

En el período 1996-2000, pesea que se mantiene el mayorprotagonismo armado en cabe-za del ELN y que esta guerrillasigue siendo la más combatidapor la Fuerza Pública, se estable-ce una clara diferencia con elanterior, por cuanto se produceuna disminución en la intensidadde la confrontación. En el perío-do 2001-2005, la dinámica dela confrontación tiene una eleva-da integración, con respecto a lastendencias observadas a nivelnacional y departamental, mos-trando cómo el escalamiento seproduce por los combates quecomienzan a dirigirse principal-mente contra las Farc, guerrilla

SINOPSIS:ESTADO DE LA CONFRONTACIÓN Y VULNERABILIDADDE LA POBLACIÓN

En este último periodo, la dinámica de la confrontación muestra los avances del Estado enel propósito de lograr el restablecimiento del orden público como condición indispensablepara asegurar el control eficaz del territorio.

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que, a partir de 2003, asume elprotagonismo armado en la re-gión. En este período, la activi-dad armada de los grupos deautodefensa, que ya era ostensi-ble en 2000, registra su nivel máselevado. En este último periodo,la dinámica de la confrontaciónmuestra los avances del Estadoen el propósito de lograr el res-tablecimiento del orden públicocomo condición indispensablepara asegurar el control eficaz delterritorio. La iniciativa militar du-plica las acciones que realizan losgrupos irregulares y en el casoparticular de la guerrilla, superacuatro veces los hechos realiza-dos por las Farc y tres veces loscometidos por el ELN.

Las manifestaciones de violenciapresentan una elevada corres-pondencia con la evolución de laconfrontación armada y en par-ticular con las estrategias y mo-vimientos de los grupos armadosilegales. De aquí el énfasis delestudio en establecer la relación

entre la evolución de la confron-tación, las condiciones estratégi-cas en las que ocurre y el recursoa la violencia masiva y a la vio-lencia selectiva. Pese a que des-de los años ochenta, se veníaaplicando en el Bajo Cauca unapolítica dirigida a enfrentar lascausas generadoras de violenciamediante el PNR, la confrontaciónarmada se escala y adopta ras-gos propios de la región. Entreotros, cabe destacar el crecimien-to de los grupos insurgentes, quedominan amplias zonas, el incre-mento de la presencia de la Fuer-za Pública y el fortalecimiento delos grupos de autodefensa comoun actor armado que no sólo res-ponde a la lógica de defensa delos intereses económicos prepon-derantes afectados por la guerri-lla, sino que se traza como obje-tivo principal disputarle a la sub-versión los territorios y posicionesestratégicas bajo su dominio.

En la década de los ochenta, secomienzan a demarcar dominios

territoriales entre los grupos irre-gulares y ante la decadencia dela producción aurífera, surgecomo alternativa definanciamiento la producción decoca, en la que adicionalmentese insertan sectores de la pobla-ción. Mientras la confrontaciónarmada es protagonizada por laguerrilla y el Ejército, lasautodefensas locales existentesen el Bajo Cauca reciben apoyode grupos más grandes, que seextienden rápidamente desdeUrabá y Córdoba y el Magdale-na Medio. Las Accu iniciaron supenetración a la región por losmunicipios de Ituango y Valdivia.Por otra parte, las masacres ocu-rren en las poblaciones de ElBagre, Cáceres, Valdivia ySegovia.

El avance de las Accu en los añosnoventa estuvo acompañado delrecurso a la violencia para ga-rantizar territorios de retaguardia,apropiarse de suelos fértiles, am-pliar la frontera agrícola y debi-litar al ELN, golpeando especial-mente a su base social. Hacia fi-nales de la década, la consolida-ción del dominio de las AUC so-bre los municipios del BajoCauca se expresa en la disminu-ción de la tasa de homicidio enlos municipios del Bajo Cauca, ElBagre, Caucacia, Nechí, Zarago-za, Cáceres y Tarazá, donde lapresencia de este actor encuen-tra apoyo en algunos sectores so-ciales y logra permear algunasde las instancias de los gobiernoslocales. En efecto, la caída de losíndices de violencia entre 1998 y1999, luego de registrar su mo-mento más álgido entre 1996 y

Hacienda Ganadera - Poblacion de Caucasia (Foto: VIZTAZ)

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1997, se produjo al amparo delmal llamado proceso de “pacifi-cación”, por la vía del dominiocada vez mayor del narcotráficoy de los grupos de autodefensasobre la región.

Los cambios en la dinámica dela confrontación muestran comolos grupos de autodefensa, queen la década del noventa recu-rrieron principalmente a los ata-ques contra la población, a par-tir de 2001, recurren al enfrenta-miento directo, que produce unelevado número de víctimas en-tre los actores que sostienen loschoques armados. Entre 2001 y2005, se producen 28enfrentamientos entre lasautodefensas y los grupos guerri-lleros, que arrojan un número devíctimas tan alto que explica elbrusco incremento del índice dehomicidios en 2001. El cambioque experimenta la violencia ma-siva en este período se expresa enque es ejercida principalmentepor las Farc, en zonas donde sepresentan enfrentamientos direc-tos que, a la postre, resultaronmás costosos para las AUC en tér-minos de número de bajas.

En 2004, una vez cesaron las ac-ciones emprendidas por el Ejér-cito, en el marco de la operación“Motilón”, con la finalidad de de-bilitar el poder de las Farc en lasáreas rurales de Ituango, estaguerrilla retornó a las veredas ycorregimientos, castigando laacogida brindada por los pobla-dores a la Fuerza Pública34. Al res-pecto, cabe señalar que en sep-tiembre de 2005, integrantes delfrente 36 incursionaron en algu-

nas veredas del Nudo deParamillo, intimidando a sus po-bladores y generando un despla-zamiento de 138 campesinos. Elrecorrido se realizó por las vere-das Alto de los Ángeles, Los Leo-nes, Montenegro, La Estrella, ElCastillo y San Agustín de Ituango,anunciando que se iba a presen-tar una situación difícil en el ca-ñón de San Jorge. Como se men-cionó anteriormente, otra incur-sión de las Farc se había presen-tado en agosto, en la vereda Pa-loma del corregimiento PuertoValdivia, municipio de Valdivia,donde fueron asesinados 13campesinos, que se desempeña-ban como raspachines. El lugardonde ocurrió la masacre limitacon Tarazá, en una zona de in-fluencia del bloque Mineros y unade las regiones con mayor núme-ro de cultivos de coca enAntioquia.

La conducta observada reciente-mente en las Farc sugiere queesta guerrilla estaría aprovechan-do la desmovilización de lasautodefensas para incursionarnuevamente en las zonas en lasque durante varios años no pu-dieron ingresar por la presenciade estos grupos. Durante 2006,las operaciones del Ejército hanlogrado contener a las Farc. En-tre las principales infracciones alDIH perpetradas por parte de estaguerrilla, fuera de los homicidiosde civiles, sobresale la siembraindiscriminada de minasantipersonal.

Ante las inequívocas señales da-das por el frente 36 de las Farcde tener firmes intenciones de re-

tomar el control de las zonascoqueras, existen versiones segúnlas cuales sectores de losdesmovilizados del bloque Mine-ros de las AUC, se habrían dedi-cado a la protección de las áreasde producción. El hecho de quepresuntos desmovilizados esténretomando las actividades queantes ejercían con lasautodefensas es preocupante eindicaría que la desmovilizaciónno conllevó al desmonte de lasactividades ilegales amparadaspor estos grupos en el pasado.

Pese a que las acciones armadasbajaron y que ya no hay presen-cia activa, todo apunta a que sub-sisten retaguardias en la región yque algunos de los desmovili-zados, de forma individual o aso-ciados con bandas, siguen desa-rrollando actividades ilícitas. Doshechos ocurridos en 2006 permi-ten dudar de la desactivación dela totalidad del bloque Mineros.En el mes de marzo, enCaucasia, tres personas fueronasesinadas, una de ellas era unmando medio de ese bloque,pero su nombre no figuraba enlas listas de desmovilizados.35 Enagosto, fueron asesinadas seispersonas de una misma familia,al parecer por ex-integrantes delas autodefensas en la vereda ElCastillo del municipio de Zara-goza. La masacre se registró enuna zona coquera, donde hayuna presencia recurrente de per-

34 Sistema de Alertas Tempranas – Sat, informe deriesgo No. 027-06 Fecha: 16 de junio de 2006.Defensoría Delegada para la evaluación del riesgode la población civil como consecuencia de la con-frontación armada.....

35 ¿Se acabaron los ‘paras’ en Antioquia?, El Tiempo,Marzo 4 de 2006.

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sonal que antes estuvo vinculadocon las AUC.

Los cambios recientes en la diná-mica de la confrontación se ex-presaron en la tendencia ascen-dente que presentaban los homi-cidios en varios de los municipiosdel Bajo Cauca y su entorno en2005. Las series de mapas sobrela evolución de los homicidios ylos asesinatos muestran la corres-pondencia entre el incremento delos asesinatos cometidos por gru-pos irregulares y la elevación delas tasas de homicidio en losmunicipios de Tarazá, Cáceres y

Caucasia. Los índices en 2005son particularmente altos enValdivia, Anorí, Nechí y Tarazá.Así mismo, se advierte la eleva-ción de las tasas en Cáceres,Caucacia y Tarazá, pero sin quesuperen el promedio regional.

El incremento de las manifesta-ciones de violencia, los brotes decriminalidad que sobrevienen ala desmovilización de los gruposde autodefensa y el nuevo esce-nario que muestra cómo la gue-rrilla de las Farc tendría serias in-tenciones de volver a hacer pre-sencia en las zonas de las cuales

fue desterrada, configuran un in-quietante panorama de la regióndel Bajo Cauca en el momentoactual. De aquí, la importanciade persistir en el objetivo de ga-rantizar las condiciones de segu-ridad, indispensables para lograrla consolidación territorial porparte del Estado, restableciendoel funcionamiento normal de laadministración de justicia, forta-leciendo la democracia local,atendiendo las necesidades másurgentes de la población, exten-diendo los servicios esenciales eimpulsando proyectos producti-vos sostenibles.

Rio Cauca - Población de El Bagre (Foto: VIZTAZ)

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ANEXOS

DISTRIBUCION MUNICIPAL DE LOS COMBATES,ACCIONES ARMADAS Y ASESINATOS 2000-2002

Procesado y georefenciado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente de información: Das Fuente base cartográfica: IGAC

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ANEXOS

DISTRIBUCION MUNICIPAL DE LOS COMBATES,ACCIONES ARMADAS Y ASESINATOS 2003-2005

Procesado y georefenciado por el Observatorio del Programa Presidencial de DH y DIHVicepresidencia de la República

Fuente de información: Das Fuente base cartográfica: IGAC

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