Dossier de Introducción Al Estudio Del Marxismo (Rediseñado)

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para amantes del marxismo

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Homenaje, pintura de Miguel Alandia Pantoja, dedicada a Csar Lora e Isaac CamachoDOSSIER DE INTRODUCCIN AL ESTUDIO DEL MARXISMOEl socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie. F. EngelsMODULO IContenido:I. Introduccin1) Lenin: Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo2) Lenin: El destino histrico de la doctrina de Carlos MarxII. Moral comunista1) Mao Tsetung: Contra el liberalismo2) Mao Tsetung: Perseverar en el estilo de vida sencilla y lucha 3) dura y mantener estrecha ligazn con las masasIII. Sobre el Estudio1) Mao Tsetung: Reformemos nuestro estudioIV. Sobre el Partido 1) Stalin: El Partido (Cap. VIII de Los Fundamentos del 2) Leninismo)V. Sobre el Estado1) Lenin: Conferencia sobre el Estado2) Lenin: La sociedad de clases y el Estado (Cap. I de El 3) Estado y la Revolucin)

Elaborado por la Ctedra Libre Jos Carlos MariteguiEl Alto 2015LENINTRES FUENTES Y TRES PARTES INTEGRANTES DEL MARXISMO(1913)La doctrina de Marx suscita en todo el mundo civilizado la mayor hostilidad y el odio de toda la ciencia burguesa (tanto la oficial como la liberal), que ve en el marxismo algo as como una "secta perniciosa". Y no puede esperarse otra actitud, pues en una sociedad que tiene como base la lucha de clases no puede existir una ciencia social "imparcial". De uno u otro modo, toda la ciencia oficial y liberal defiende la esclavitud asalariada, mientras que el marxismo ha declarado una guerra implacable a esa esclavitud. Esperar que la ciencia sea imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, sera la misma absurda ingenuidad que esperar imparcialidad por parte de los fabricantes en lo que se refiere al problema de si deben aumentarse los salarios de los obreros disminuyendo los beneficios del capital. Pero hay ms. La historia de la filosofa y la historia de la ciencia social muestran con difana claridad que en el marxismo nada hay que se parezca al "sectarismo", en el sentido de que sea una doctrina fantica, petrificada, surgida al margen de la va principal que ha seguido el desarrollo de la civilizacin mundial. Por el contrario, lo genial en Marx es, precisamente, que dio respuesta a los problemas que el pensamiento de avanzada de la humanidad haba planteado ya. Su doctrina surgi como la continuacin directa e inmediata de las doctrinas de los ms grandes representantes de la filosofa, la economa poltica y el socialismo. La doctrina de Marx es omnipotente porque es verdadera. Es completa y armnica, y brinda a los hombres una concepcin integral del mundo, intransigente con toda supersticin, con toda reaccin y con toda defensa de la opresin burguesa. El marxismo es el heredero legtimo de lo mejor que la humanidad cre en el siglo XIX: la filosofa alemana, la economa poltica inglesa y el socialismo francs. Nos detendremos brevemente en estas tres fuentes del marxismo, que constituyen, a la vez, sus partes integrantes. ILa filosofa del marxismo es el materialismo. A lo largo de toda la historia moderna de Europa, y en especial en Francia a fines del siglo XVIII, donde se desarroll la batalla decisiva contra toda la escoria medieval, contra el feudalismo en las instituciones y en las ideas, el materialismo se mostr como la nica filosofa consecuente, fiel a todo lo que ensean las ciencias naturales, hostil a la supersticin, a la mojigata hipocresa, etc. Por eso, los enemigos de la democracia empearon todos sus esfuerzos para tratar de "refutar", minar, difamar el materialismo y salieron en defensa de las diversas formas del idealismo filosfico, que se reduce siempre, de una u otra forma, a la defensa o al apoyo de la religin. Marx y Engels defendieron del modo ms enrgico el materialismo filosfico y explicaron reiteradas veces el profundo error que significaba toda desviacin de esa base. En las obras de Engels Ludwig Feuerbach y Anti-Dhring, que -- al igual que el Manifiesto Comunista -- son los libros de cabecera de todo obrero con conciencia de clase, es donde aparecen expuestas con mayor claridad y detalle sus opiniones. Pero Marx no se detuvo en el materialismo del siglo XVIII, sino que desarroll la filosofa llevndola a un nivel superior. La enriqueci con los logros de la filosofa clsica alemana, en especial con el sistema de Hegel, el que, a su vez, haba conducido al materialismo de Feuerbach. El principal de estos logros es la dialctica, es decir, la doctrina del desarrollo en su forma ms completa, profunda y libre de unilateralidad, la doctrina acerca de lo relativo del conocimiento humano, que nos da un reflejo de la materia en perpetuo desarrollo. Los novsimos descubrimientos de las ciencias naturales -- el radio, los electrones, la trasformacin de los elementos -- son una admirable confirmacin del materialismo dialctico de Marx, quiranlo o no las doctrinas de los filsofos burgueses, y sus "nuevos" retornos al viejo y decadente idealismo. Marx profundiz y desarroll totalmente el materialismo filosfico, e hizo extensivo el conocimiento de la naturaleza al conocimiento de la sociedad humana. El materialismo histrico de Marx es una enorme conquista del pensamiento cientfico. Al caos y la arbitrariedad que imperan hasta entonces en los puntos de vista sobre historia y poltica, sucedi una teora cientfica asombrosamente completa y armnica, que muestra cmo, en virtud del desarrollo de las fuerzas productivas, de un sistema de vida social surge otro ms elevado; cmo del feudalismo, por ejemplo, nace el capitalismo. As como el conocimiento del hombre refleja la naturaleza (es decir, la materia en desarrollo), que existe independientemente de l, as el conocimiento social del hombre (es decir, las diversas concepciones y doctrinas filosficas, religiosas, polticas, etc.), refleja el rgimen econmico de la sociedad. Las instituciones polticas son la superestructura que se alza sobre la base econmica. As vemos, por ejemplo, que las diversas formas polticas de los Estados europeos modernos sirven para reforzar la dominacin de la burguesa sobre el proletariado. La filosofa de Marx es un materialismo filosfico acabado, que ha proporcionado a la humanidad, y sobre todo a la clase obrera, la poderosa arma del saber. IIDespus de haber comprendido que el rgimen econmico es la base sobre la cual se erige la superestructura poltica, Marx se entreg sobre todo al estudio atento de ese sistema econmico. La obra principal de Marx, El Capital, est con sagrada al estudio del rgimen econmico de la sociedad moderna, es decir, la capitalista. La economa poltica clsica anterior a Marx surgi en Inglaterra, el pas capitalista ms desarrollado. Adam Smith y David Ricardo, en sus investigaciones del rgimen econmico, sentaron las bases de la teora del valor por el trabajo Marx prosigui su obra; demostr estrictamente esa teora y la desarroll consecuentemente; mostr que el valor de toda mercanca est determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su produccin. All donde los economistas burgueses vean relaciones entre objetos (cambio de una mercanca por otra), Marx descubri relaciones entre personas. El cambio de mercancas expresa el vnculo establecido a travs del mercado entre los productores aislados. El dinero, al unir indisolublemente en un todo nico la vida econmica ntegra de los productores aislados, significa que este vnculo se hace cada vez ms estrecho. El capital significa un desarrollo ulterior de este vnculo: la fuerza de trabajo del hombre se trasforma en mercanca. El obrero asalariado vende su fuerza de trabajo al propietario de la tierra, de las fbricas, de los instrumentos de trabajo. El obrero emplea una parte de la jornada de trabajo en cubrir el costo de su sustento y el de su familia (salario); durante la otra parte de la jornada trabaja gratis, creando para el capitalista la plusvala, fuente de las ganancias, fuente de la riqueza de la clase capitalista. La teora de la plusvala es la piedra angular de la teora econmica de Marx. El capital, creado por el trabajo del obrero, oprime al obrero, arruina a los pequeos propietarios y crea un ejrcito de desocupados. En la industria, el triunfo de la gran produccin se advierte en seguida, pero tambin en la agricultura se observa ese mismo fenmeno, donde la superioridad de la gran agricultura capitalista es acrecentada, aumenta el empleo de maquinaria, y la economa campesina, atrapada por el capital monetario, languidece y se arruina bajo el peso de su tcnica atrasada. En la agricultura la decadencia de la pequea produccin asume otras formas, pero es un hecho indiscutible. Al azotar la pequea produccin, el capital lleva al aumento de la productividad del trabajo y a la creacin de una situacin de monopolio para los consorcios de los grandes capitalistas. La misma produccin va adquiriendo cada vez ms un carcter social -- cientos de miles y millones de obreros ligados entre s en un organismo econmico sistemtico --, mientras que un puado de capitalistas se apropia del producto de este trabajo colectivo. Se intensifican la anarqua de la produccin, las crisis, la carrera desesperada en busca de mercados, y se vuelve ms insegura la vida de las masas de la poblacin. Al aumentar la dependencia de los obreros hacia el capital, el sistema capitalista crea la gran fuerza del trabajo conjunto. Marx sigue el desarrollo del capitalismo desde los primeros grmenes de la economa mercantil, desde el simple trueque, hasta sus formas ms elevadas, hasta la gran produccin. Y la experiencia de todos los pases capitalistas, viejos y nuevos, demuestra claramente, ao tras ao, a un nmero cada vez mayor de obreros, la veracidad de esta doctrina de Marx. El capitalismo ha triunfado en el mundo entero, pero este triunfo no es ms que el preludio del triunfo del trabajo sobre el capital. IIICuando fue derrocado el feudalismo y surgi en el mundo la "libre" sociedad capitalista, en seguida se puso de manifiesto que esa libertad representaba un nuevo sistema de opresin y explotacin del pueblo trabajador. Como reflejo de esa opresin y como protesta contra ella, aparecieron inmediatamente diversas doctrinas socialistas. Sin embargo, el socialismo primitivo era un socialismo utpico. Criticaba la sociedad capitalista, la condenaba, la maldeca, soaba con su destruccin, imaginaba un rgimen superior, y se esforzaba por hacer que los ricos se convencieran de la inmoralidad de la explotacin. Pero el socialismo utpico no poda indicar una solucin real. No poda explicar la verdadera naturaleza de la esclavitud asalariada bajo el capitalismo, no poda descubrir las leyes del desarrollo capitalista, ni sealar qu fuerza social est en condiciones de convertirse en creadora de una nueva sociedad. Entretanto, las tormentosas revoluciones que en toda Europa, y especialmente en Francia, acompaaron la cada del feudalismo, de la servidumbre, revelaban en forma cada vez ms palpable que la base de todo desarrollo y su fuerza motriz era la lucha de clases. Ni una sola victoria de la libertad poltica sobre la clase feudal se logr sin una desesperada resistencia. Ni un solo pas capitalista se form sobre una base ms o menos libre o democrtica, sin una lucha a muerte entre las diversas clases de la sociedad capitalista. El genio de Marx consiste en haber sido el primero en deducir de ello la conclusin que ensea la historia del mundo y en aplicar consecuentemente esas lecciones. La conclusin a que lleg es la doctrina de la lucha de clases. Los hombres han sido siempre, en poltica, vctimas necias del engao ajeno y propio, y lo seguirn siendo mientras no aprendan a descubrir detrs de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, polticas y sociales, los intereses de una u otra clase. Los que abogan por reformas y mejoras se vern siempre burlados por los defensores de lo viejo mientras no comprendan que toda institucin vieja, por brbara y podrida que parezca, se sostiene por la fuerza de determinadas clases dominantes. Y para vencer la resistencia de esas clases, slo hay un medio: encontrar en la misma sociedad que nos rodea, las fuerzas que pueden -- y, por su situacin social, deben -- constituir la fuerza capaz de barrer lo viejo y crear lo nuevo, y educar y organizar a esas fuerzas para la lucha. Slo el materialismo filosfico de Marx seal al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que se han consumido hasta hoy todas las clases oprimidas. Slo la teora econmica de Marx explic la situacin real del proletariado en el rgimen general del capitalismo. En el mundo entero, desde Norteamrica hasta el Japn y desde Suecia hasta el frica del Sur, se multiplican organizaciones independientes del proletariado. Este se instruye y educa al librar su lucha de clase, se despoja de los prejuicios de la sociedad burguesa, est adquiriendo una cohesin cada vez mayor y aprendiendo a medir el alcance de sus xitos, templa sus fuerzas y crece irresistiblemente. * * *

LENINDESTINO HISTRICO DE LA DOCTRINA DE CARLOS MARX(1913)Lo fundamental en la doctrina de Marx es que destaca el papel internacional histrico del proletariado como constructor de la sociedad socialista. El curso de los acontecimientos en el mundo entero, confirm esta doctrina desde que Marx la expuso? Marx la formul por primera vez en 1844. El Manifiesto Comunista de Marx y Engels, publicado en 1848, ofreca una exposicin integral y sistemtica de esta doctrina, exposicin que hasta la fecha sigue siendo la mejor. Desde entonces la historia mundial se divide con claridad en tres grandes perodos: 1) desde la revolucin de 1848 hasta la Comuna de Pars (1871); 2) desde la Comuna de Pars hasta la revolucin rusa (1905); 3) desde la revolucin rusa. Veamos cul ha sido el destino de la doctrina de Marx en cada uno de estos perodos. IAl comienzo del primer perodo, la doctrina de Marx no era, ni mucho menos, la imperante. Era slo una de las muy numerosas fracciones o tendencias del socialismo. Las formas de socialismo que dominaban eran, en el fondo, afines a nuestro populismo: incomprensin de la base materialista del movimiento histrico, incapacidad de discernir el papel y la importancia de cada clase en la sociedad capitalista, ocultamiento de la naturaleza burguesa de las reformas democrticas bajo frases diversas casi socialistas sobre el "pueblo", la "justicia", el "derecho", etc. La revolucin de 1848 asest un golpe mortal a todas estas formas ruidosas, abigarradas y pomposas del socialismo premarxista. La revolucin mostr en todos los pases a las distintas clases de la sociedad en accin. La matanza de obreros por la burguesa republicana en Pars, en las jornadas de junio de 1848[1], demostr definitivamente que slo el proletariado es socialista por naturaleza. La burguesa liberal tema cien veces ms la independencia de esta clase que a cualquier reaccin. El cobarde liberalismo se arrastr a sus pies. El campesinado se conform con la abolicin de los restos del feudalismo y se uni a los partidarios del orden, y slo de vez en cuando vacil entre la democracia obrera y el liberalismo burgus. Todas las doctrinas del socialismo que no sea de clase y de la poltica que no sea de clase, demostraron ser un simple absurdo. La Comuna de Pars (1871) complet este desarrollo de las trasformaciones burguesas; slo al herosmo del proletariado debi su consolidacin la repblica, es decir, la forma de organizacin estatal en que las relaciones de clase se manifiestan de un modo menos disimulado. En todos los dems pases europeos, una evolucin ms confusa y menos completa condujo al mismo resultado: una sociedad burguesa que haba adoptado formas definidas. A fines del primer perodo (1848-1871), un perodo de tormentas y revoluciones, muri el socialismo premarxista. Nacieron los partidos proletarios independientes: la I Internacional (1864-1872) y el Partido Socialdemcrata Alemn. IIEl segundo perodo (1872-1904) se distingui del primero por su carcter "pacfico", por la ausencia de revoluciones. Occidente haba terminado con las revoluciones burguesas El Oriente an no haba madurado. Occidente entr en una fase de preparacin "pacfica" para una poca de futuras trasformaciones. Se formaron en todas partes partidos socialistas, bsicamente proletarios, que aprendieron a utilizar el parlamentarismo burgus, a crear su prensa diaria, sus instituciones culturales, sus sindicatos y cooperativas. La doctrina de Marx obtuvo una victoria total y comenz a difundirse. Lenta pero firmemente continu progresando la seleccin y concentracin de las fuerzas del proletariado, y su preparacin para las futuras batallas. La dialctica de la historia era tal, que el triunfo terico del marxismo oblig a sus enemigos a disfrazarse de marxistas. El liberalismo, podrido por dentro, intent renacer en forma de oportunismo socialista. Interpretaron el perodo de preparacin de las fuerzas para las grandes batallas como una renuncia a esas batallas. El mejoramiento de la situacin de los esclavos para luchar contra la esclavitud asalariada lo interpretaron en el sentido de que los esclavos vendan por unos cntimos su derecho a la libertad. Predicaban cobardemente la "paz social" (esto es, la paz con los esclavistas), la renuncia a la lucha de clases, etc. Tenan muchsimos partidarios entre los miembros socialistas del Parlamento, diversos funcionarios del movimiento obrero y la intelectualidad "simpatizante. IIIApenas los oportunistas se haban congratulado por la "paz social" y porque no eran necesarias las tormentas bajo la "democracia", cuando se abri en Asia una nueva fuente de grandes tormentas mundiales. A la revolucin rusa siguieron las revoluciones turca, persa y china. Hoy vivimos la poca de esas tormentas y de sus "repercusiones" en Europa. Cualquiera sea la suerte reservada a la gran Repblica China, contra la cual afilan hoy los colmillos las distintas hienas "civilizadas", no habr en el mundo fuerza alguna que pueda restablecer en Asia la vieja servidumbre, ni barrer de la faz de la tierra la heroica democracia de las masas populares en los pases asiticos y semiasiticos. Algunas personas, no atentas a las condiciones de preparacin y desarrollo de la lucha de las masas, fueron llevadas a la desesperacin y el anarquismo por el largo aplazamiento de la lucha decisiva contra el capitalismo en Europa. Hoy vemos cun miope y pusilnime fue esa desesperacin anarquista. No desesperacin, sino nimo debe inspirarnos el hecho de que ochocientos millones de hombres de Asia se hayan incorporado a la lucha por esos mismos ideales europeos. Las revoluciones asiticas nos han mostrado el mismo servilismo y bajeza del liberalismo, la misma importancia excepcional de la independencia de las masas democrticas, la misma pronunciada diferenciacin entre el proletariado y la burguesa de todo tipo. Quien despus de la experiencia de Europa y de Asia hable de una poltica que no sea de clase y de un socialismo que no sea de clase, merece simplemente que se lo meta en una jaula y se lo exhiba junto a un canguro australiano o algo por el estilo. Despus de Asia, tambin Europa ha comenzado a agitarse, pero no a la manera asitica. El perodo "pacfico" de 1872-1904 ha pasado para no volver. La caresta de la vida y la opresin de los trusts provocan la agudizacin sin precedentes de la lucha econmica, que ha puesto en movimiento inclusive a los obreros ingleses, los ms corrompidos por el liberalismo. Ante nuestros ojos madura la crisis poltica aun en Alemania, el ms "intransigente" pas de los burgueses y los junkers. La furiosa carrera armamentista del imperialismo y su poltica hacen que la Europa actual entre en una "paz social" que se parece ms bien a un barril de plvora. Mientras tanto, la descomposicin de todos los partidos burgueses y la maduracin del proletariado sigue firmemente adelante. Desde la aparicin del marxismo, cada uno de los tres grandes perodos de la historia mundial le ha trado nuevas confirmaciones y nuevos triunfos. Pero al marxismo an le espera una victoria mayor, como doctrina del proletariado, en el prximo perodo histrico.

NOTAS1. Se refiere a la sublevacin del proletariado de Paris del 23-26 de junio de 1848 reprimida por el gobierno reaccionario de la burguesa.* * *

Mao TsetungCONTRA EL LIBERALISMO7 de septiembre de 1937 Estamos por la lucha ideolgica activa, pues ella es el arma con que se logra la unidad interna del Partido y dems colectividades revolucionarias en beneficio del combate. Todos los comunistas y revolucionarios deben empuar esta arma. Pero el liberalismo rechaza la lucha ideolgica y propugna una paz sin principios, dando origen a un estilo decadente y vulgar, que conduce a la degeneracin poltica a algunas organizaciones y miembros del Partido y dems colectividades revolucionarias. El liberalismo se manifiesta en diferentes formas: A sabiendas de que una persona est en un error, no sostener una discusin de principio con ella y dejar pasar las cosas para preservar la paz y la amistad, porque se trata de un conocido, paisano, condiscpulo, amigo ntimo, ser querido, viejo colega o viejo subordinado. O bien buscando mantenerse en buenos trminos con esa persona, rozar apenas! el asunto en lugar de ir hasta el fondo. As, tanto la colectividad como el individuo resultan perjudicados. Este es el primer tipo de liberalismo. Hacer crticas irresponsables en privado en vez de plantear activamente sugerencias a la organizacin. No decir nada a los dems en su presencia, sino andar con chismes a sus espaldas; o callarse en las reuniones, pero murmurar despus. No considerar para nada los principios de la vida colectiva, sino dejarse llevar por las inclinaciones personales. Este es el segundo tipo. Dejar pasar cuanto no le afecte a uno personalmente; decir lo menos posible aunque se tenga perfecta conciencia de que algo es incorrecto; ser hbil en mantenerse a cubierto y preocuparse nicamente de evitar reproches. Este es el tercer tipo. Desobedecer las rdenes y colocar las opiniones personales en primer lugar; exigir consideraciones especiales de la organizacin, pero rechazar su disciplina. Este es el cuarto tipo. Entregarse a ataques personales, armar los, desahogar rencores personales o buscar venganza, en vez de debatir los puntos de vista errneos y luchar contra ellos en bien de la unidad, el progreso y el buen cumplimiento del trabajo. Este es el quinto tipo. Escuchar opiniones incorrectas y no refutarlas, e incluso escuchar expresiones contrarrevolucionarias y no informar sobre ellas, tomndolas tranquilamente como si nada hubiera pasado. Este es el sexto tipo. Al hallarse entre las masas, no hacer propaganda ni agitacin, no hablar en sus reuniones, no investigar ni hacerles preguntas, sino permanecer indiferente a ellas, sin mostrar la menor preocupacin por su bienestar, olvidando que se es comunista y comportndose como una persona cualquiera. Este es el sptimo tipo. No indignarse al ver que alguien perjudica los intereses de las masas, ni disuadirlo, ni impedir su accin, ni razonar con l, sino dejarle hacer. Este es el octavo tipo. Trabajar descuidadamente, sin plan ni orientacin definidos; cumplir slo con las formalidades y pasar los das vegetando: "mientras sea monje, tocar la campana". Este es el noveno tipo. Considerar que se ha rendido grandes servicios a la revolucin y darse aires de veterano; desdear las tareas pequeas pero no estar a la altura de las grandes; ser negligente en el trabajo y flojo en el estudio. Este es el dcimo tipo. Tener conciencia de los propios errores pero no intentar corregirlos, tomando una actitud liberal para consigo mismo. Este es el undcimo tipo. Podran citarse otros tipos ms, pero los once descritos son los principales. Todas stas son manifestaciones de liberalismo. En una colectividad revolucionaria, el liberalismo es extremadamente perjudicial. Es una especie de corrosivo, que deshace la unidad, debilita la cohesin, causa apata y crea disensiones. Priva a las filas revolucionarias de su organizacin compacta y de su estricta disciplina, impide la aplicacin cabal de su poltica y aleja a las organizaciones del Partido de las masas que ste dirige. Se trata de una tendencia sumamente perniciosa. El liberalismo proviene del egosmo de la pequea burguesa; ste coloca los intereses personales en primer plano y relega los intereses de la revolucin al segundo, engendrando as el liberalismo en los terrenos ideolgico, poltico y organizativo. Los adictos al liberalismo consideran los principios del marxismo como dogmas abstractos. Aprueban el marxismo, pero no estn dispuestos a practicarlo o a practicarlo cabalmente; no estn dispuestos a sustituir su liberalismo por el marxismo Tienen su marxismo y tambin su liberalismo hablan del marxismo pero practican el liberalismo el marxismo es para los dems y el liberalismo para ellos, mismos. Llevan ambos en su bagaje y encuentran aplicacin para uno y otro. As es como funciona el cerebro de cierta gente. El liberalismo constituye una manifestacin de oportunismo y es radicalmente opuesto al marxismo. Es negativo y, objetivamente, hace el juego al enemigo. De ah que ste se alegre si en nuestras filas persiste el liberalismo. Por ser tal su naturaleza, no debe haber lugar para el liberalismo en las filas revolucionarias. Debemos emplear el espritu marxista, que es positivo, para superar el liberalismo, que es negativo. El comunista debe ser sincero y franco leal y activo, poner los intereses de la revolucin por encima de su propia vida y subordinar sus intereses personales a los de 1a revolucin; en todo momento y lugar ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra todas las ideas y acciones incorrectas, a fin de consolidar la vida colectiva del Partido y la ligazn de ste con las masas ha de preocuparse ms por el Partido y las masas que por ningn individuo, y ms por los dems que por s mismo. Slo una persona as es digna de llamarse comunista. Todos los comunistas leales, francos, activos y honrados deben unirse para combatir las tendencias liberales, que cierta gente tiene, y encauzar a sta por el camino correcto. He aqu una de nuestras tareas en el frente ideolgico. * * *Mao TsetungPERSEVERAR EN EL ESTILO DE VIDA SENCILLA Y LUCHA DURA Y MANTENER ESTRECHA LIGAZON CON LAS MASAS(1957) Ahora nuestro Partido se prepara para abrir una campaa de rectificacin. La rectificacin es un mtodo para resolver las contradicciones dentro del Partido a travs de la crtica y autocrtica y es, asimismo, un mtodo para resolver las contradicciones entre el Partido y el pueblo. La campaa que vamos a realizar se dirigir contra tres lacras: el burocratismo, el sectarismo y el subjetivismo. Por medio de la rectificacin debemos poner en pleno juego la tradicin de vida sencilla y lucha dura de nuestro Partido. Con el triunfo de la revolucin, la voluntad revolucionaria de una parte de nuestros camaradas se ha aflojado, su ardor revolucionario se ha entibiado, ha decado su disposicin de servir al pueblo de todo corazn y ha flaqueado el espritu de reto a la muerte mostrado durante la guerra contra el enemigo. En cambio, van en aumento cosas como la bsqueda de posiciones y fama, la excesiva preocupacin por el comer y el vestir, la confrontacin de la categora salarial propia con la de otros y la disputa por honores y beneficios. He odo decir que el ao pasado, cuando se procedi a la recategorizacin, algunas personas no tuvieron inconveniente en armar un gran jaleo, llorando a moco tendido. El hombre tiene dos ojos, verdad? En los ojos hay un agua que se llama lgrimas. Cuando esa gente vio que la recategorizacin no colmaba sus deseos, dos corrientes de lgrimas rodaron por sus mejillas. No les sali una sola lgrima en la guerra contra Chiang Kai-shek, ni en la Guerra de Resistencia a la Agresin Norteamericana y en Ayuda a Corea, ni en la reforma agraria, ni en el movimiento de represin a los contrarrevolucionarios, ni cuando emprendimos la construccin del socialismo. No obstante, una vez que vieron afectados sus intereses personales, se desataron en llanto. Me he enterado de que alguien incluso se neg a comer durante tres das. Pienso que a uno no le pasa nada si deja de comer tres das, pero sera un poco peligroso si esto se dilatara por una semana. En Fin de cuentas, se ha presentado una tendencia, la de procurar fama y posiciones y disputar por sueldos ms altos, mejor comida, mejor ropa y mayores comodidades. Declararse en huelga de hambre y derramar lgrimas por intereses personales podra contarse como una contradiccin en el seno del pueblo. Hay una pieza de pera titulada Lin Chung huye en la noche [1], en que se canta: "Los varones no vierten lgrimas por naderas, y slo lo hacen cuando la tristeza les traspasa el corazn." Varones son tambin estos camaradas nuestros (quiz haya damas), que, sin haber nunca vertido lgrimas por naderas, slo vinieron a hacerlo en el momento de la recategorizacin. No es acaso necesario rectificar esta tendencia? Est bien que uno no vierta lgrimas por naderas. Pero, cundo es que la tristeza traspasa el corazn? Cuando la clase obrera y las amplias masas trabajadoras se hallan en una situacin peligrosa, una situacin de vida o muerte. Entonces s se justifica derramar unas cuantas lgrimas. Suponiendo que contigo se haya cometido una injusticia en la recategorizacin, debes tragarte esa injusticia y, en vez de dejar que las lgrimas salgan al exterior, retenerlas en su fuente. En el mundo hay muchas cosas que son injustas. Puede ser que a ti se te haya fijado incorrectamente la categora salarial; pero, aun as, no hay razn para que armes alborotos, pues eso no traer graves consecuencias. Basta con que tengas qu comer. Somos revolucionarios y, por tanto, lo nico que necesitamos es tener lo suficiente para no morir de hambre. Mientras uno no muera de hambre, debe proseguir el trabajo revolucionario y la lucha esforzada. Luchar esforzadamente seguir siendo imprescindible incluso al cabo de diez mil aos. Un comunista debe luchar duro y servir al pueblo de todo corazn, y no con la mitad o dos tercios del corazn. Aquellos cuya voluntad revolucionaria haya decado, deben rehacerse a travs de la campaa de rectificacin. II Debemos mantener aquel mpetu, aquel ardor revolucionario y aquel espritu de reto a la muerte que nos animaron en los aos de las guerras revolucionarias, y llevar hasta el fin el trabajo revolucionario. Qu significa el reto a la muerte? En la novela A la orilla del agua, hay un personaje que se llama Shi Siu el Retador de la Muerte. Un espritu como el suyo es el que tenemos en mientes. Fue con ese espritu con el que hicimos la revolucin en el pasado. Cada uno tiene una vida, que puede durar sesenta, setenta, ochenta o noventa aos. Mientras tenga capacidad para trabajar, debe hacer todo el trabajo que le sea posible. Y en el trabajo, mantener el ardor revolucionario y el espritu de reto a la muerte de que hemos hablado. Algunos camaradas han perdido ese ardor y ese espritu y se hallan estancados. Eso no es bueno; hay que impartirles educacin. Todo el Partido debe fortalecer el trabajo poltico e ideolgico. Muchos de los camaradas presentes en la reunin de hoy son del Ejrcito. Cmo andan las cosas en el Ejrcito? Se diferencia en algo el trabajo poltico en tiempos de paz del trabajo poltico en tiempos de guerra? En los tiempos de guerra, era preciso mantener una estrecha ligazn con las masas, era necesario que los oficiales se fundieran con los soldados y el ejrcito con el pueblo. Por ese entonces, el pueblo se mostraba comprensivo ante tal o cual defecto nuestro. Ahora, cuando nos encontramos en tiempos de paz, cuando no hay batallas y nos dedicamos al entrenamiento, ser difcil, lgicamente, que las masas perdonen nuestros defectos si no persistimos en mantener una estrecha ligazn con ellas. Aunque ahora rigen en el Ejrcito el sistema de grados militares[2] y algunos otros sistemas, los oficiales de rango superior deben seguir fundindose con los de rango inferior y los oficiales con los soldados. Al igual que antes, se debe permitir que los de rango inferior critiquen a sus superiores y los soldados, a los oficiales. Hacerlo, por ejemplo, celebrando conferencias de representantes del Partido para brindar a los camaradas esa oportunidad. En el curso de la campaa contra los "tres males", el camarada Chen Yi dijo, con toda razn: "Si estuvo bien que dictramos rdenes durante tantos aos, ser justo o no dejar ahora que los subordinados nos critiquen por un tiempo, digamos por una semana?" Con estas palabras l quera decir que era justo. Yo comparto su idea, es decir, estoy de acuerdo con que los subordinados nos critiquen durante esa semana. Antes de que comience la crtica masiva, hay que hacer ciertos preparativos y dar un informe en que se examine los defectos propios, que seguramente no pasarn de uno, dos, tres o cuatro. Luego, que hablen los camaradas para sealar algunos ms y hacer crticas. Las masas son justas y no olvidarn nuestra trayectoria. Los jefes de compaa y de pelotn tambin deben ofrecer a los soldados la oportunidad de criticarlos, celebrando reuniones con ese propsito, preferentemente una vez al ao y cada vez durante varios das. Esta forma de democracia ya la practicamos antes en el ejrcito, y result provechosa. No debemos permitir que el sistema de grados militares y algunos otros sistemas perjudiquen la estrecha ligazn entre superiores y subordinados, oficiales y soldados, ejrcito y pueblo, as como entre las tropas y las autoridades civiles locales. No cabe ninguna duda de que las relaciones entre superiores y subordinados deben ser estrechas y de camaradera. Los oficiales deben estrechar sus relaciones con los soldados y hacerse uno con ellos. Asimismo, deben ser estrechos los vnculos del ejrcito con el pueblo y con los organismos locales del Partido y el gobierno. Nuestros camaradas deben tener presente que no es bueno vivir a costa de su calidad de funcionarios, de su jerarqua oficial, de la antigedad de sus hojas de servicios. En cuanto a la antigedad, los largos aos que hemos dedicado a la revolucin son, ciertamente, algo que inspira confianza, pero no est bien que vivamos a costa de ella. T tienes, es verdad, una hoja de servicios de varios decenios. No obstante, el pueblo no te perdonar si alguna vez haces tonteras o profieres absurdos. Por muchos que sean los servicios que prestaste y muy alta tu posicin, el pueblo no te perdonar si en el presente perjudicas sus intereses al no trabajar bien o tratar desacertadamente los problemas. Por eso, nuestros camaradas no deben vivir a expensas de la antigedad de sus hojas de servicios, sino, ms bien, preocuparse de resolver correctamente los problemas. En lo que uno debe sustentarse es en la solucin correcta de los problemas y no en la antigedad. Siendo imposible vivir a costa de la antigedad, es mejor que te desprendas lisa y llanamente de ella, como si nunca hubieras sido funcionario; en otras palabras, que dejes de darte aires de seor, de burcrata, que te guardes todos esos aires y vayas a verte con el pueblo y con tus subordinados. Este punto merece la atencin de nuestros cuadros y, en especial, de los veteranos. Los cuadros nuevos generalmente no cargan con tales lastres y por eso se comportan con ms libertad. Es preciso que los cuadros veteranos traten en pie de igualdad a los nuevos cuadros. En muchos aspectos, los primeros no pueden equipararse con los ltimos, razn por la cual deben aprender de ellos.

* La primera parte de este trabajo es un fragmento del discurso pronunciado por el camarada Mao Tsetung el 18 de marzo de 1957 en una reunin de cuadros del Partido en Chinn; la segunda parte, un fragmento de otro discurso, que pronunci el 19 de marzo de 1957 en una reunin de cuadros del Partido en Nankn. NOTAS [1] Escena de Historia de una espada, pieza de la pera kunqu, compuesta en tiempos de la dinasta Ming. [pg. 475] [2] El sistema de grados militares fue instituido en septiembre de 1955 y suprimido en mayo de 1965. [pg. 476]* * *

Mao TsetungREFORMEMOS NUESTRO ESTUDIO[footnoteRef:2]* [2: * Informe presentado por el camarada Mao Tsetung en una reunin de cuadros celebrada en Yenn. Este informe y los trabajos Rectifiquemos el estilo de trabajo en el Partido y Contra el estilo de clich del Partido, son las obras fundamentales del camarada Mao Tsetung sobre la campaa de rectificacin. En ellas, el camarada Mao Tsetung resumi desde el punto de vista ideolgico las divergencias habidas hasta entonces sobre la lnea del Partido e hizo un anlisis de la ideologa y el estilo de trabajo pequeoburgueses que, bajo la mscara de marxismo-leninismo; se haban difundido ampliamente en el Partido y que se manifestaban principalmente en las tendencias subjetivista y sectaria y en su forma de expresin, el estilo de clich del Partido. El camarada Mao Tsetung llam a desplegar en todo el Partido un movimiento de educacin marxista-leninista, en otras palabras, una campaa por la rectificacin del estilo de trabajo sobre la base de los principios ideolgicos del marxismo-leninismo. Este llamamiento del camarada Mao Tsetung suscit rpidamente, dentro y fuera de la organizacin, una gran polmica entre la ideologa proletaria y la pequeoburguesa, lo que consolid las posiciones de la primera en el Partido y fuera de l, elev considerablemente el nivel ideolgico de la gran masa de cuadros y permiti al Partido alcanzar una cohesin sin precedentes.]

Mayo de 1941Considero que es preciso reformar el mtodo y el sistema de estudio en todo nuestro Partido, y lo es por las razones siguientes:ILos veinte aos de existencia del Partido Comunista de China han sido veinte aos en que la verdad universal del marxismo-leninismo ha venido integrndose cada vez ms con la prctica concreta de la revolucin china. Si recordamos cun superficial y pobre era nuestro conocimiento del marxismo-leninismo y de la revolucin china durante la infancia de nuestro Partido, veremos que actualmente este conocimiento es mucho ms profundo y rico. Durante los ltimos cien aos, los mejores hijos de la atormentada nacin china han luchado y entregado sus vidas, ocupando el lugar de los que caan, en busca de la verdad que salvara a nuestro pas y a nuestro pueblo. Esto es algo que conmueve hasta el canto y las lgrimas. Sin embargo, fue slo despus de la Primera Guerra Mundial y de la Revolucin de Octubre en Rusia cuando encontramos el marxismo-leninismo, la gran verdad, la mejor arma para liberar a nuestra nacin, y ha sido el Partido Comunista de China el iniciador, propagandista y organizador del empleo de esta arma. Una vez integrada la verdad universal del marxismo-leninismo con la prctica concreta de la revolucin china, cambi totalmente la fisonoma de nuestra revolucin. Desde el estallido de la Guerra de Resistencia contra el Japn, nuestro Partido, basndose en la verdad universal del marxismo-leninismo, ha progresado en el estudio de la prctica concreta de esta Guerra, de la China y el mundo contemporneos, y en cierta medida ha comenzado el estudio de la historia de China. Todos stos son fenmenos muy positivos.IINo obstante, todava tenemos defectos, algunos de los cuales son muy graves. A mi modo de ver, si no los corregimos, no podremos impulsar nuestro trabajo, ni seguir avanzando en la gran empresa de integrar la verdad universal del marxismo-leninismo con la prctica concreta de la revolucin china.Comencemos por hablar del estudio de la situacin actual. Hemos logrado algunos xitos en el estudio de la actual situacin nacional e internacional, pero, para un partido poltico tan grande como el nuestro, el material que hemos reunido, relacionado con los aspectos poltico, militar, econmico y cultural de la vida nacional e internacional, todava es fragmentario y nuestra labor de investigacin an no es sistemtica. Hablando en general, en los ltimos veinte aos no hemos realizado un trabajo sistemtico y minucioso para reunir y estudiar los materiales relacionados con todos los aspectos enumerados, ni hemos creado un ambiente de entusiasmo por la investigacin y el estudio de la realidad objetiva. Proceder como "un hombre que caza gorriones con los ojos cerrados" o como "un ciego que pretende coger peces a tientas", tratar las cosas superficialmente sin penetrar en sus detalles, entregarse a una verborrea jactanciosa y contentarse con conocimientos pobres y mal asimilados: tal es el estilo de trabajo, extremadamente malo, que an se observa entre muchos camaradas de nuestro Partido, un estilo totalmente opuesto al espritu fundamental del marxismo-leninismo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos ensean que es necesario estudiar a conciencia la situacin, partiendo de la realidad objetiva y no de los deseos subjetivos. Pero muchos de nuestros camaradas actan en forma diametralmente contraria a esta verdad.Pasemos al problema del estudio de la historia. Un nmero reducido de miembros y simpatizantes del Partido se han ocupado de este trabajo, pero no lo han hecho en forma organizada. La historia de China en los ltimos cien aos, as como su historia antigua, es algo que sigue en las tinieblas para gran nmero de militantes del Partido. Muchos eruditos en marxismo-leninismo, siempre que hablan, lo hacen sobre la Grecia antigua; pero en cuanto a sus propios antepasados, desgraciadamente, ya los han olvidado. No hay un ambiente de estudio serio ni del presente ni del pasado.Finalmente, nos referiremos al estudio de las experiencias revolucionarias internacionales, al estudio de la verdad universal del marxismo-leninismo. Al parecer, muchos camaradas estudian la teora marxista-leninista no para satisfacer las necesidades de la prctica revolucionaria, sino simplemente por estudiar. Por lo tanto, no pueden digerir lo que han ledo. Slo saben citar frases aisladas de Marx, Engels, Lenin y Stalin, pero son incapaces de adoptar su posicin, puntos de vista y mtodos para estudiar en forma concreta la situacin actual y la historia de China, analizar concretamente y resolver los problemas de la revolucin china. Tal actitud hacia el marxismo-leninismo es muy perniciosa y ocasiona un perjuicio particularmente grande a los cuadros de niveles medio y superior.Los tres puntos que acabo de mencionar -negligencia en el estudio de la situacin actual, en el estudio de la historia y en la aplicacin del marxismo-leninismo- constituyen un psimo estilo de trabajo, que, al extenderse, ha perjudicado a gran nmero de camaradas. En efecto, actualmente hay en nuestras filas muchos camaradas a los que tal estilo ha desviado del camino justo. Son reacios a realizar una investigacin y un estudio sistemticos y minuciosos de la situacin concreta dentro y fuera del pas, la provincia, el distrito y el territorio, y dan rdenes basndose exclusivamente en conocimientos pobres y mal asimilados y en aquello de "supongo que es as". No existe an entre muchos de nuestros camaradas este estilo subjetivista de trabajo?Hay quienes no conocen en absoluto o conocen muy poco la historia de su pas, pero no consideran esto una vergenza, sino por el contrario, un orgullo. Y lo ms grave es que muy pocos camaradas conocen realmente la historia de nuestro Partido y la historia de China en los ltimos cien aos desde la Guerra del Opio. Prcticamente nadie ha estudiado con seriedad la historia econmica, poltica, militar y cultural de China en los ltimos cien aos. Algunos no tienen la menor idea de lo propio, y slo saben historias de la Grecia antigua y de otros pases, e incluso stos son conocimientos muy pobres, recogidos al azar de la morralla de viejas obras extranjeras.Durante los ltimos decenios, muchos de los que han estudiado en el extranjero sufren de esta enfermedad. Al regresar de Europa, Amrica o el Japn, slo saben repetir lo que all se han tragado entero. Actuando como gramfonos, han olvidado su deber de conocer y crear lo nuevo. Esta enfermedad ha contaminado tambin al Partido Comunista.Estudiamos el marxismo, pero el mtodo de estudio empleado por muchos de nosotros va directamente contra el marxismo. En otros trminos, esas gentes violan un principio fundamental encarecido por Marx, Engels, Lenin y Stalin: la unidad de la teora y la prctica. Al infringir este principio, han inventado uno opuesto: la separacin de la teora y la prctica. Tanto en las escuelas como en los cursos para cuadros en funciones, los profesores de filosofa no orientan a sus alumnos hacia el estudio de la lgica de la revolucin china; los profesores de economa no los encaminan hacia el estudio de las particularidades de la economa de China; los profesores de ciencias polticas no los guan hacia el estudio de la tctica de la revolucin china; los profesores de ciencias militares no los conducen hacia el estudio de la estrategia y la tctica adecuadas a las caractersticas de China, y as por el estilo. Como resultado de todo esto, los errores se propagan y causan no poco dao. Hay quienes no saben aplicar en Fusien1 lo aprendido en Yenn. Cuando un profesor de economa es incapaz de explicar la relacin entre el piempi y el fapi2, es natural que sus alumnos tampoco puedan hacerlo. Esto ha engendrado en muchos estudiantes una mentalidad anormal: en lugar de interesarse por los problemas de China y conceder la debida importancia a las instrucciones del Partido, vuelcan su entusiasmo hacia los dogmas pretendidamente eternos e invariables, aprendidos de sus profesores.Por supuesto, me he referido a los ejemplos ms negativos que existen en nuestro Partido, sin que haya querido decir que sta sea la situacin general. Pero tales ejemplos existen realmente; adems, son bastante numerosos y acarrean gran perjuicio. No debemos permanecer indiferentes ante ellos.IIIPara explicar an ms lo antes expuesto, quiero comparar dos actitudes opuestas.La primera es la actitud subjetivista.Los que tienen esta actitud no realizan un estudio sistemtico y minucioso de las circunstancias que les rodean, trabajan movidos solamente por el entusiasmo subjetivo y no tienen ms que una idea confusa de la actual fisonoma de China. Ellos rompen el hilo de la historia, slo conocen la Grecia antigua e ignoran a su propio pas, permaneciendo en la oscuridad ms completa respecto a la China de ayer y de anteayer. Estudian la teora marxista-leninista de manera abstracta, sin un objetivo determinado; no la estudian con el propsito de hallar en Marx, Engels, Lenin y Stalin la posicin, puntos de vista y mtodos para resolver los problemas tericos y tcticos de la revolucin china, sino con el nico afn de estudiar la teora en s. En lugar de disparar la flecha teniendo un blanco, la disparan sin tenerlo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos ensean que es necesario partir de la realidad objetiva y deducir de ella las leyes que han de guiar nuestras acciones. Para esto es preciso, como dice Marx, captar con todo detalle el material y someterlo a un anlisis y una sntesis cientficos3. Muchos de los nuestros actan exactamente al revs. Unos se dedican a la labor de investigacin, pero no manifiestan el menor inters por estudiar la China actual, ni la de ayer; todo su inters est concentrado en el estudio de "teoras" vacas, divorciadas de la realidad. Otros se entregan al trabajo prctico, pero tampoco prestan atencin al estudio de la situacin objetiva, con frecuencia actan llevados solamente por el entusiasmo y substituyen la poltica del Partido por su propio parecer. Ambos tipos de personas parten de lo subjetivo y pasan por alto la realidad objetiva. Siempre que pronuncian un discurso, salen con una larga sarta de encabezamientos en el orden A, B, C, D, 1, 2, 3, 4, y cuando escriben un artculo, terminan produciendo un mamotreto lleno de chchara jactanciosa. No les interesa buscar la verdad en los hechos, y lo nico que desean es impresionar a la gente con su verborrea presuntuosa para ganrsela. Son brillantes pero sin sustancia, frgiles e inconsistentes. Se consideran infalibles, creen ser la primera autoridad bajo el cielo y se pavonean por todas partes como si fueran "enviados imperiales". Tal es el estilo de trabajo de algunos camaradas en nuestras filas. Adoptar este estilo como norma de conducta es hacerse dao a s mismo, adoptarlo para educar a los dems es causarles dao y adoptarlo para dirigir la revolucin es perjudicarla. En resumen, este mtodo subjetivista, anticientfico y contrario al marxismo-leninismo, es un peligroso enemigo del Partido Comunista, de la clase obrera, del pueblo y de la nacin; es manifestacin de un espritu de partido impuro. Tenemos ante nosotros un enemigo peligroso, que debemos aplastar. Slo cuando el subjetivismo sea aniquilado, prevalecer la verdad del marxismo-leninismo, se fortalecer el espritu de partido y triunfar la revolucin. Debemos indicar que la falta de una actitud cientfica, es decir, la falta de la actitud marxista-leninista que une la teora con la prctica, significa que no existe espritu de partido o que ste es incompleto. Hay dos versos que retratan al tipo de personas que he mencionado. Dicen as:Juncos en la pared: copa abundante, tallo dbil, raz superficial; Retoos de bamb entre las rocas: lengua afilada, corteza gruesa, panza vaca.Dganme si esto no les recuerda a esa gente que carece de una actitud cientfica, que slo sabe aprenderse de memoria citas sueltas de las obras de Marx, Engels, Lenin y Stalin y que se hace pasar por sabia, pero en realidad no sabe nada. A quien de veras quiera curarse de tal enfermedad, yo le aconsejara copiar estos versos y, si posee un poco ms de valor, fijarlos en una de las paredes de su habitacin. El marxismo-leninismo es una ciencia, y la ciencia es conocimiento que se adquiere slo por medios honestos; aqu no valen astucias.) Seamos, pues, honestos!La segunda actitud es la marxista-leninista.Quien tiene esta actitud aplica la teora y el mtodo marxista-leninistas a la investigacin y estudio sistemticos y minuciosos de las circunstancias que le rodean. En vez de trabajar solamente movido por el entusiasmo, combina, como dice Stalin, el mpetu revolucionario con el sentido prctico4. Quien tiene tal actitud no rompe el hilo de la historia; no se conforma con el conocimiento de la Grecia antigua, sino que aspira a conocer a China; desea saber no slo la historia del movimiento revolucionario de los pases extranjeros, sino tambin la historia de la revolucin china; conocer no slo la China de hoy, sino tambin la de ayer y la de anteayer. Quien tiene una actitud as estudia la teora marxista-leninista persiguiendo un fin determinado: integrarla con el movimiento real de la revolucin china y encontrar en el marxismo-leninismo la posicin, puntos de vista y mtodos para resolver los problemas tericos y tcticos de la revolucin china. Esta es la actitud de disparar la flecha teniendo un blanco. El "blanco" es la revolucin china, y la "flecha", el marxismo-leninismo. Nosotros, los comunistas chinos, buscbamos esta "flecha" porque queramos dar en el "blanco": la revolucin de China y la revolucin de Oriente. Tomar esta actitud significa buscar la verdad en los hechos. Por "hechos" entendemos todas las cosas que existen objetivamente; por "verdad", la ligazn interna de las cosas objetivas, es decir, las leyes que las rigen, y por "buscar", estudiar. Debemos partir de las condiciones reales de dentro y fuera del pas, la provincia, el distrito o el territorio, y deducir de ellas, como gua para nuestra accin, las leyes inherentes a esas condiciones y no leyes imaginarias, es decir, encontrar la ligazn interna de los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor. Y para esto debemos basarnos en los hechos, que existen objetivamente, y no en nuestras ideas subjetivas, ni en un entusiasmo momentneo, ni en la letra muerta de los libros; debemos captar con todo detalle el material y, a la luz de los principios generales del marxismo-leninismo, extraer de l conclusiones correctas. Estas conclusiones ya no sern una enumeracin de fenmenos segn el orden A, B, C, D, ni artculos llenos de la misma chchara jactanciosa, sino conclusiones cientficas. Tal actitud significa tener el deseo de buscar la verdad en los hechos, y no tratar de impresionar a la gente con una verborrea presuntuosa para ganrsela. Tal actitud es una manifestacin del espritu de partido, es el estilo de trabajo marxista-leninista que une la teora con la prctica. Tener esta actitud es lo mnimo que se exige al comunista. Quienes poseen una actitud como sta ya no sern de "copa abundante, tallo dbil, raz superficial", ni de "lengua afilada, corteza gruesa, panza vaca".IVDe acuerdo con lo antes expuesto, propongo lo siguiente:1. Plantear a todo el Partido la tarea de estudiar de modo sistemtico y minucioso las circunstancias que nos rodean. Atenindonos a la teora y el mtodo marxista-leninistas, investigar y estudiar detalladamente las actividades de nuestros enemigos, de los amigos y de nosotros mismos en los terrenos econmico, financiero, poltico, militar, cultural y en la esfera de los asuntos de partido, y sobre esta base, sacar las debidas y necesarias conclusiones. Con este fin, es preciso dirigir la atencin de nuestros camaradas a la investigacin y el estudio de estos asuntos prcticos. Hacerles comprender que la tarea fundamental de los organismos dirigentes del Partido Comunista consiste en dos cosas importantes: conocer la situacin y saber aplicar las orientaciones polticas. Lo primero significa conocer el mundo, y lo segundo, transformarlo. Es menester que los camaradas comprendan que quien no ha investigado no tiene derecho a opinar, y que la chchara jactanciosa, los disparates y la enumeracin de fenmenos en el orden 1, 2, 3, 4 no sirven para nada. Tomemos, por ejemplo, el trabajo de propaganda. Si no sabemos cmo hacen la propaganda nuestros enemigos y nuestros amigos, ni cmo la hacemos nosotros, no podremos determinar de manera acertada nuestra poltica en este terreno. En el trabajo de cualquier sector es preciso, ante todo, conocer la situacin, y slo entonces puede encontrarse una solucin justa. La aplicacin de planes de investigacin y estudio en todo el Partido es el eslabn fundamental para transformar su estilo de trabajo.2. Reunir personas competentes para que estudien en equipo y con una adecuada divisin del trabajo la historia de China en los ltimos cien aos, y de esta manera, superar la falta de organizacin en este terreno. Comenzar por el estudio analtico de la historia econmica, poltica, militar y cultural de China. Slo despus de esto, ser posible pasar al estudio de sntesis.3. Establecer, para la educacin de los cuadros en funciones y para las escuelas de cuadros, la orientacin de tomar como centro el estudio de los problemas prcticos de la revolucin china y como gua los principios fundamentales del marxismo-leninismo, y descartar el mtodo de estudiar el marxismo-leninismo en forma esttica y sin conexin con la vida. Adoptar el Compendio de Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS como material principal para el estudio del marxismo-leninismo. Esta obra es la ms alta sntesis y balance del movimiento comunista mundial de los ltimos cien aos, es un modelo de integracin de la teora con la prctica, hasta hoy el nico acabado en todo el mundo. Viendo cmo Lenin y Stalin combinaron la verdad universal del marxismo con la prctica concreta de la revolucin en la Unin Sovitica y cmo sobre esta base desarrollaron el marxismo, sabremos cmo debemos trabajar en China.Muchas veces nos hemos desviado del camino justo. Pero, los errores son con frecuencia precursores de lo correcto. Estoy seguro de que en las actuales circunstancias de la revolucin china y de la revolucin mundial, tan vivas y ricas, esta reforma de nuestro estudio dar sin duda buenos resultados.NOTAS1. Distrito situado a unos setenta kilmetros al Sur de Yenn.2. Piempi, billetes emitidos por el Banco del Gobierno de la Regin Fronteriza de Shens-Kans-Ningsia. Fapi, papel moneda puesto en circulacin a partir de 1935 por los cuatro principales bancos del capital burocrtico del Kuomintang, con el apoyo de los imperialistas anglo-norteamericanos. El camarada Mao Tse-tung se refiere aqu al problema surgido en ese entonces sobre la fluctuacin del cambio entre el piempi y el fapi.3. Vase C. Marx, "Palabras finales a la segunda edicin alemana del primer tomo de El Capital". All Marx escribe: "La investigacin debe captar con todo detalle el material, analizar sus diversas formas de desarrollo y descubrir la ligazn interna de stas. Slo una vez cumplida esta tarea, se puede exponer adecuadamente el movimiento real."4. Vase J. V. Stalin, "Los fundamentos del leninismo", IX: "El estilo en el trabajo". * * *

J. StalinEL PARTIDO En el perodo prerrevolucionario, en el periodo de desarrollo ms o menos pacfico, cuando los partidos de la II Internacional eran la fuerza predominante en el movimiento obrero y las formas parlamentarias de lucha se consideraban las fundamentales, en esas condiciones, el Partido no tena ni poda tener una importancia tan grande y tan decisiva como la que adquiri ms tarde, en las condiciones de choques revolucionarios abiertos. Kautsky, defendiendo a la II Internacional contra los que la atacan, dice que los partidos de la II Internacional son instrumentos de paz, y no de guerra, y que precisamente por eso se mostraron impotentes para hacer nada serio durante la guerra, en el perodo de las acciones revolucionarias del proletariado. Y as es, en efecto. Pero qu significa esto? Significa que los partidos de la II Internacional son inservibles para la lucha revolucionaria del proletariado, que no son partidos combativos del proletariado y que conduzcan a los obreros al Poder, sino mquinas electorales, apropiadas para las elecciones al parlamento y para la lucha parlamentaria. Ello, precisamente, explica que, durante el perodo de predominio de los oportunistas de la II Internacional, la organizacin poltica fundamental del proletariado no fuese el Partido, sino la minora parlamentaria. Es sabido que en ese perodo el Partido era, en realidad, un apndice de la minora parlamentaria y un elemento puesto a su servicio. No creo que sea necesario demostrar que, en tales condiciones y con semejante partido al frente, no se poda ni hablar de preparar al proletariado para la revolucin. Pero las cosas cambiaron radicalmente al llegar el nuevo perodo. El nuevo perodo es el de los choques abiertos entre las clases, el perodo de las acciones revolucionarias del proletariado, el perodo de la revolucin proletaria, el perodo de la preparacin directa de las fuerzas para el derrocamiento del imperialismo y la conquista del Poder por el proletariado. Este perodo plantea ante el proletariado nuevas tareas: la reorganizacin de toda la labor del Partido en un sentido nuevo,revolucionario, la educacin de los obreros en el espritu de la lucha revolucionaria por el Poder, la preparacin y la concentracin de reservas, la alianza con los proletarios de los pases vecinos, el establecimiento de slidos vnculos con el movimiento de liberacin de las colonias y de los pases dependientes, etc., etc. Creer que estas tareas nuevas pueden resolverse con las fuerzas de los viejos partidos socialdemcratas, educados bajo las condiciones pacficas del parlamentarismo, equivale a condenarse a una desesperacin sin remedio, a una derrota inevitable. Hacer frente a estas tareas con los viejos partidos a la cabeza, significa verse completamente desarmado. Huelga demostrar que el proletariado no poda resignarse a semejante situacin. De aqu la necesidad de un nuevo partido, de un partido combativo, de un partido revolucionario, lo bastante intrpido para conducir a los proletarios a la lucha por el Poder, lo bastante experto para orientarse en las condiciones complejas de la situacin revolucionaria y lo bastante flexible para sortear todos y cada uno de los escollos que se interponen en el camino hacia sus fines. Sin un partido as, no se puede ni pensar en el derrocamiento del imperialismo, en la conquista de la dictadura del proletariado. Este nuevo partido es el Partido del leninismo. Cules son las particularidades de este nuevo partido? 1)El Partido como destacamento de vanguardia de la clase obrera. El Partido tiene que ser, ante todo, el destacamento de vanguardia de la clase obrera. El Partido tiene que incorporar a sus filas a todos los mejores elementos de la clase obrera, asimilar su experiencia, su espritu revolucionario, su devocin infinita a la causa del proletariado. Ahora bien, para ser un verdadero destacamento de vanguardia, el Partidotiene que estar pertrechado con una teora revolucionaria, con el conocimiento de las leyes del movimiento, con el conocimiento de las leyes de la revolucin. De otra manera, no puede dirigir la lucha del proletariado, no puede llevar al proletariado tras de s. El Partido no puede ser un verdadero partido si se limita simplemente a registrar lo que siente y piensa la masa de la clase obrera, si se arrastra a la zaga del movimiento espontneo de sta, si no sabe vencer la inercia y la indiferencia poltica del movimiento espontneo, si no sabe situarse por encima de los intereses momentneos del proletariado, si no sabe elevar a las masas hasta la comprensin de los intereses de clase del proletariado. El Partido tiene que marchar al frente de la clase obrera, tiene que ver ms lejos que la clase obrera, tiene que conducir tras de s al proletariado y no arrastrarse a la zaga del movimiento espontneo. Los partidos de la II Internacional, que predican el "seguidismo", son vehculos de la poltica burguesa, que condena al proletariado al papel de instrumento de la burguesa. Slo un partido que se site en el punto de vista del destacamento de vanguardia del proletariado y sea capaz de elevar a las masas hasta la comprensin de los intereses de clase del proletariado, slo un partido as es capaz de apartar a la clase obrera de la senda del tradeunionismo y hacer de ella una fuerza poltica independiente. El Partido es el jefe poltico de la clase obrera. He hablado ms arriba de las dificultades de la lucha de la clase obrera, de la complejidad de las condiciones de la lucha, de la estrategia y de la tctica, de las reservas y de las maniobras, de la ofensiva y de la retirada. Estas condiciones son tan complejas, si no ms, que las de la guerra. Quin puede orientarse en estas condiciones?, quin puede dar una orientacin acertada a las masas de millones y millones de proletarios? Ningn ejrcito en guerra puede prescindir de un Estado Mayor experto, si no quiere verse condenado a la derrota. Acaso no est claro que el proletariado tampoco puede, con mayor razn, prescindir de este Estado Mayor, si no quiere entregarse a merced de sus enemigos jurados? Pero dnde encontrar ese Estado Mayor? Slo el Partido revolucionario del proletariado puede ser ese Estado Mayor. Sin un partido revolucionario, la clase obrera es como un ejrcito sin Estado Mayor. El Partido es el Estado Mayor de combate del proletariado. Pero el Partido no puede ser tan slo un destacamento de vanguardia, sino que tiene que ser, al mismo tiempo, un destacamento de la clase, una parte de la clase, ntimamente vinculada a sta con todas las races de su existencia. La diferencia entre el destacamento de vanguardia y el resto de la masa de la clase obrera, entre los afiliados al Partido y los sin-partido, no puede desaparecer mientras no desaparezcan las clases, mientras el proletariado vea engrosar sus filas con elementos procedentes de otras clases, mientras la clase obrera, en su conjunto, no pueda elevarse hasta el nivel del destacamento de vanguardia. Pero el Partido dejara de ser el Partido si esta diferencia se convirtiera en divorcio, si el Partido se encerrara en s mismo y se apartase de las masas sin-partido. El Partido no puede dirigir a la clase si no est ligado a las masas sin-partido, si no hay vnculos entre el Partido y las masas sin-partido, si estas masas no aceptan su direccin, si el Partido no goza de crdito moral y poltico entre las masas. Hace poco se dio ingreso en nuestro Partido a doscientos mil obreros. Lo notable aqu es la circunstancia de que estos obreros, ms bien que venir ellos mismos al Partido, han sido enviados a l por toda la masa de los sin-partido, que ha intervenido activamente en la admisin de los nuevos afiliados, que no eran admitidos sin su aprobacin. Este hecho demuestra que las grandes masas de obreros sin-partido ven en nuestro Partido su partido, un partido entraable y querido, en cuyo desarrollo y fortalecimiento se hallan profundamente interesados y a cuya direccin confan de buen grado su suerte. No creo que sea necesario demostrar que sin estos hilos morales imperceptibles que lo unen con las masas sin-partido, el Partido no habra podido llegar a ser la fuerza decisiva de su clase. El Partido es parte inseparable de la clase obrera. "Nosotros -- dice Lenin -- somos el Partido de la clase y, por ello, casi toda la clase (y en tiempo de guerra, en poca de guerra civil, la clase entera) debe actuar bajo la direccin de nuestro Partido, debe tener con nuestro Partido la ligazn ms estrecha posible; pero sera manilovismo y 'seguidismo' creer que casi toda la clase o la clase entera pueda algn da, bajo el capitalismo, elevarse hasta el punto de alcanzar el grado de conciencia y de actividad de su destacamento de vanguardia, de su partido socialdemcrata. Ningn socialdemcrata juicioso ha puesto nunca en duda que, bajo el capitalismo, ni aun la organizacin sindical (ms rudimentaria, ms asequible al grado de conciencia de las capas menos desarrolladas) est en condiciones de englobar a toda o a casi toda la clase obrera. Olvidar la diferencia que existe entre el destacamento de vanguardia y toda la masa que gravita hacia l, olvidar el deber constante que tiene el destacamento de vanguardia de elevar a capas cada vez ms amplias a su avanzado nivel, seria nicamente engaarse a s mismo, cerrar los ojos ante la inmensidad de nuestras tareas, restringir nuestras tareas" (v. t. VI, pgs. 205-206). 2)El Partido como destacamento organizado de la clase obrera.El Partido no es slo el destacamento de vanguardia de la clase obrera. Si quiere dirigir realmente la lucha de su clase, tiene que ser, al mismo tiempo, un destacamento organizado de la misma. Las tareas del Partido en el capitalismo son extraordinariamente grandes y diversas. El Partido debe dirigir la lucha del proletariado en condiciones extraordinariamente difciles del desarrollo interior y exterior; debe llevar al proletariado a la ofensiva cuando la situacin exija la ofensiva, debe sustraer al proletariado de los golpes de un enemigo fuerte cuando la situacin exija la retirada; debe inculcar en las masas de millones y millones de obreros sin-partido e inorganizados el espritu de disciplina y el mtodo en la lucha, el espritu de organizacin y la firmeza. Pero el Partido no puede cumplir estas tareas si l mismo no es la personificacin de la disciplina y de la organizacin, si l mismo no es un destacamento organizado del proletariado. Sin estas condiciones, ni hablarse puede de que el Partido dirija verdaderamente a masas de millones y millones de proletarios. El Partido es el destacamento organizado de la clase obrera. La idea del Partido como un todo organizado est expresada en la conocida frmula, expuesta por Lenin en el artculo primero de los Estatutos de nuestro Partido, donde se considera al Partido suma de sus organizaciones, y a sus miembros, afiliados a una de las organizaciones del Partido. Los mencheviques, que ya en 1903 rechazaban esta frmula, proponan, en su lugar, el "sistema" de autoadhesin al Partido, el "sistema" de extender el "ttulo" de afiliado al Partido a cualquier "profesor" y a cualquier "estudiante", a cualquier "simpatizante" y a cualquier "huelguista" que apoyara al Partido de un modo u otro, aunque no formara ni desease formar parte de ninguna de sus organizaciones. No creo que sea necesario demostrar que este original "sistema", de haber arraigado en nuestro Partido, habra llevado inevitablemente a inundarlo de profesores y estudiantes y a su degeneracin en una "entidad" vaga, amorfa, desorganizada, que se hubiera perdido en el mar de los "simpatizantes", habra borrado los lmites entre el Partido y la clase y malogrado la tarea del Partido de elevar a las masas inorganizadas al nivel del destacamento de vanguardia. Huelga decir que, con un "sistema" oportunista como se, nuestro Partido no habra podido desempear el papel de ncleo organizador de la clase obrera en el curso de nuestra revolucin. "Desde el punto de vista del camarada Martov -- dice Lenin --, las fronteras del Partido quedan absolutamente indeterminadas, porque 'cualquier huelguista' puede 'declararse miembro del Partido'. Cul es el provecho de semejante vaguedad? La gran difusin del 'titulo'. Lo que tiene de nocivo consiste en que origina la idea desorganizadora de la confusin de la clase con el Partido" (v. t. VI, pg. 211). Pero el Partido no es slo la suma de sus organizaciones. El Partido es, al mismo tiempo, el sistema nico de estas organizaciones, su fusin formal en un todo nico, con organismos superiores e inferiores de direccin, con la subordinacin de la minora a la mayora, con resoluciones prcticas, obligatorias para todos los miembros del Partido. Sin estas condiciones, el Partido no podra formar un todo nico y organizado, capaz de ejercer la direccin sistemtica y organizada de la lucha de la clase obrera. "Antes -- dice Lenin --, nuestro Partido no era un todo formalmente organizado, sino, simplemente, una suma de diversos grupos, razn por la cual no poda de ningn modo existir entre ellos ms relacin que la de la influencia ideolgica. Ahora somos ya un partido organizado, y esto entraa la creacin de una autoridad, la transformacin del prestigio de las ideas en el prestigio de la autoridad, la sumisin de las instancias inferiores a las instancias superiores del Partido" (v. t. VI, pg. 291). El principio de la subordinacin de la minora a la mayora, el principio de la direccin de la labor del Partido por un organismo central suscita con frecuencia ataques de los elementos inestables, acusaciones de "burocratismo", de "formalismo", etc. No creo que sea necesario demostrar que la labor sistemtica del Partido como un todo y la direccin de la lucha de la clase obrera no seran posibles sin la aplicacin de estos principios. El leninismo en materia de organizacin es la aplicacin indefectible de estos principios. Lenin califica la lucha contra estos principios de "nihilismo ruso" y de "anarquismo seorial", digno de ser puesto en ridculo y repudiado. He aqu lo que dice Lenin, en su libro Un paso adelante, a propsito de estos elementos inestables: "Este anarquismo seorial es algo muy peculiar del nihilista ruso. La organizacin del Partido se le antoja una 'fbrica' monstruosa; la sumisin de la parte al todo y de la minora a la mayora le parece un 'avasallamiento'. . .; la divisin del trabajo bajo la direccin de un organismo central le hace proferir alaridos tragicmicos contra la transformacin de los hombres en 'ruedas y tornillos'. . .; la sola mencin de los estatutos de organizacin del Partido suscita en l un gesto de desprecio y la desdeosa . . . observacin de que se podra vivir sin estatutos". "Est claro, me parece, que los clamores contra el famoso burocratismo no son ms que un medio de encubrir el descontento por la composicin de los organismos centrales, no son ms que una hoja de parra. . . Eres un burcrata, porque has sido designado por el Congreso sin mi voluntad y contra ella! Eres un formalista, porque te apoyas en los acuerdos formales del Congreso, y no en mi consentimiento! Obras de un modo brutalmente mecnico, porque te remites a la mayora 'mecnica' del Congreso del Partido y no prestas atencin a mi deseo de ser cooptado! Eres un autcrata, porque no quieres poner el poder en manos de la vieja tertulia de buenos compadres!"[footnoteRef:3]* (v. t. VI, pgs. o y 287). [3: *Se alude a la "tertulia" de Axelrod, Mrtov, Potrsov y otros, que no se sometieron a los acuerdos del II Congreso y acusaban a Lenin de "burocratismo". J. St.]

3)El Partido como forma superior de organizacin de clase del proletariado. El Partido es el destacamento organizado de la clase obrera. Pero el Partido no es la nica organizacin de la clase obrera. El proletariado cuenta con muchas otras organizaciones, sin las cuales no podra luchar con xito contra el capital: sindicatos, cooperativas, organizaciones fabriles, fracciones parlamentarias, organizaciones femeninas sin-partido, prensa, organizaciones culturales y educativas, uniones de la juventud, organizaciones revolucionarias de combate (durante las acciones revolucionarias abiertas), Soviets de Diputados como forma de organizacin del Estado (si el proletariado se halla en el Poder), etc. La inmensa mayora de estas organizaciones son organizaciones sin-partido, y slo unas cuantas estn directamente vinculadas al Partido o son ramificaciones suyas. En determinadas circunstancias, todas estas organizaciones son absolutamente necesarias para la clase obrera, pues sin ellas no sera posible consolidar las posiciones de clase del proletariado en los diversos terrenos de la lucha, ni sera posible templar al proletariado como la fuerza llamada a sustituir el orden de cosas burgus por el orden de cosas socialista. Pero cmo llevar a cabo la direccin nica, con tal abundancia de organizaciones? Qu garanta hay de que esta multiplicidad de organizaciones no lleve a incoherencias en la direccin? Cada una de estas organizaciones, pueden decirnos, acta en su propia rbita y por ello no pueden entorpecerse las unas a las otras. Esto, naturalmente, es cierto. Pero tambin lo es que todas estas organizaciones tienen que desplegar su actividad en una misma direccin, pues sirven a una sola clase, a la clase de los proletarios. Quin -- cabe preguntarse -- determina la lnea, la orientacin general que todas estas organizaciones deben seguir en su trabajo? Dnde est la organizacin central que no slo sea capaz, por tener la experiencia necesaria, de trazar dicha lnea general, sino que, adems, pueda, por tener el prestigio necesario para ello, mover a todas estas organizaciones a aplicar esa lnea, con el fin de lograr la unidad en la direccin y excluir toda posibilidad de intermitencias? Esta organizacin es el Partido del proletariado. El Partido posee todas las condiciones necesarias para ello: primero, porque el Partido es el punto de concentracin de los mejores elementos de la clase obrera, directamente vinculados a las organizaciones sin-partido del proletariado y que con frecuencia las dirigen; segundo, porque el Partido, como punto de concentracin de los mejores elementos de la clase obrera, es la mejor escuela de formacin de jefes de la clase obrera, capaces de dirigir todas las formas de organizacin de su clase; tercero, porque el Partido, como la mejor escuela para la formacin de jefes de la clase obrera, es, por su experiencia y su prestigio, la nica organizacin capaz de centralizar la direccin de la lucha del proletariado, haciendo as de todas y cada una de las organizaciones sin-partido de la clase obrera organismos auxiliares y correas de transmisin que unen al Partido con la clase. El Partido es la forma superior de organizacin de clase del proletariado. Esto no quiere decir, naturalmente, que las organizaciones sin-partido, los sindicatos, las cooperativas, etc., deban estar formalmente subordinadas a la direccin del Partido. Lo que hace falta es, simplemente, que los miembros del Partido que integran estas organizaciones, en las que gozan de indudable influencia, empleen todos los medios de persuasin para que las organizaciones sin-partido se acerquen en el curso de su trabajo al Partido del proletariado y acepten voluntariamente la direccin poltica de ste. Por eso, Lenin dice que el Partido es "la forma superior de unin de clase de los proletarios", cuya direccin poltica debe extenderse a todas las dems formas de organizacin del proletariado (v. t. XXV, pg. 194). Por eso, la teora oportunista de la "independencia" y de la "neutralidad" de las organizaciones sin-partido, que produce parlamentarios independientes y publicistas desligados del Partido, funcionarios sindicales de mentalidad estrecha y cooperativistas imbuidos de espritu pequeoburgus, es completamente incompatible con la teora y la prctica del leninismo. 4)El Partido como instrumento de la dictadura del proletariado. El Partido es la forma superior de organizacin del proletariado. El Partido es el factor esencial de direccin en el seno de la clase de los proletarios y entre las organizaciones de esta clase. Pero de aqu no se desprende, ni mucho menos, que el Partido pueda ser considerado como un fin en s, como una fuerza que se baste a s misma. El Partido no slo es la forma superior de unin de clase de los proletarios, sino que es, al mismo tiempo, un instrumento del proletariado para la conquista de su dictadura, cuando sta no ha sido todava conquistada, y para la consolidacin y ampliacin de la dictadura, cuando ya est conquistada. El Partido no podra elevar a tal altura su importancia, ni ser la fuerza rectora de todas las dems formas de organizacin del proletariado, si ste no tuviera planteado el problema del Poder, si las condiciones creadas por el imperialismo, la inevitabilidad de las guerras y la existencia de las crisis no exigieran la concentracin de todas las fuerzas del proletariado en un solo lugar, la convergencia de todos los hilos del movimiento revolucionario en un solo punto, a fin de derrocar a la burguesa y conquistar la dictadura del proletariado. El proletariado necesita del Partido, ante todo, como Estado Mayor de combate, indispensable para la conquista victoriosa del Poder. No creo que sea necesario demostrar que, sin un partido capaz de reunir en torno suyo a las organizaciones de masas del proletariado y de centralizar, en el curso de la lucha, la direccin de todo el movimiento, el proletariado de Rusia no hubiera podido implantar su dictadura revolucionaria. Pero el proletariado no necesita del Partido solamente para conquistar la dictadura; aun le es ms necesario para mantenerla, consolidarla y extenderla, para asegurar la victoria completa del socialismo. "Seguramente -- dice Lenin --, hoy casi todo el mundo ve ya que los bolcheviques no se hubieran mantenido en el Poder, no digo dos aos y medio, sino ni siquiera dos meses y medio, sin la disciplina rigurossima, verdaderamente frrea, de nuestro Partido, sin el apoyo total e incondicional prestado a l por toda la masa de la clase obrera, es decir, por todo lo que ella tiene de consciente, honrado, abnegado, influyente y capaz de conducir tras de s o de arrastrar a las capas atrasadas" (v. t. XXV, pg. 173). Pero qu significa "mantener" y "extender" la dictadura? Significa inculcar a las masas de millones y millones de proletarios el espritu de disciplina y de organizacin; significa dar a las masas proletarias cohesin y proporcionarles un baluarte contra la influencia corrosiva del elemento pequeoburgus y de los hbitos pequeoburgueses; reforzar la labor de organizacin de los proletarios para reeducar y transformar a las capas pequeoburguesas; ayudar a las masas proletarias a forjarse como fuerza capaz de destruir las clases y de preparar las condiciones para organizar la produccin socialista. Pero todo esto sera imposible hacerlo sin un partido fuerte por su cohesin y su disciplina. "La dictadura del proletariado -- dice Lenin -- es una lucha tenaz cruenta e incruenta, violenta y pacfica, militar y econmica, pedaggica y administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad. La fuerza de la costumbre de millones y decenas de millones de hombres es la fuerza ms terrible. Sin un partido frreo y templado en la lucha, sin un partido que goce de la confianza de todo lo que haya de honrado dentro de la clase, sin un partido que sepa pulsar el estado de espritu de las masas e influir sobre l, es imposible llevar a cabo con xito esta lucha" (v. t. XXV, pg. 180). El proletariado necesita del Partido para conquistar y mantener la dictadura. El Partido es un instrumento de la dictadura del proletariado. Pero de esto se deduce que, con la desaparicin de las clases, con la extincin de la dictadura del proletariado, deber desaparecer tambin el Partido. 5)El Partido como unidad de voluntad incompatible con la existencia de fracciones.La conquista y el mantenimiento de la dictadura del proletariado son imposibles sin un partido fuerte por su cohesin y su disciplina frrea. Pero la disciplina frrea del Partido es inconcebible sin la unidad de voluntad, sin la unidad de accin, completa y absoluta, de todos los miembros del Partido. Esto no significa, naturalmente, que por ello quede excluida la posibilidad de una lucha de opiniones dentro del Partido. Al revs: la disciplina frrea no excluye, sino que presupone la crtica y la lucha de opiniones dentro del Partido. Tampoco significa esto, con mayor razn, que la disciplina debe ser "ciega". Al contrario, la disciplina frrea no excluye, sino que presupone la subordinacin consciente y voluntaria, pues slo una disciplina consciente puede ser una disciplina verdaderamente frrea. Pero, una vez terminada la lucha de opiniones, agotada la crtica y adoptado un acuerdo, la unidad de voluntad y la unidad de accin de todos los miembros del Partido es condicin indispensable sin la cual no se concibe ni un Partido unido ni una disciplina frrea dentro del Partido. "En la actual poca de cruenta guerra civil -- dice Lenin --, el Partido Comunista slo podr cumplir con su deber si se halla organizado del modo ms centralizado, si reina dentro de l una disciplina frrea, rayana en la disciplina militar, y si su organismo central es un organismo que goza de gran prestigio y autoridad, est investido de amplios poderes y cuenta con la confianza general de los afiliados al Partido" (v. t. XXV, pgs. 282-283). As est planteada la cuestin de la disciplina del Partido en las condiciones de la lucha precedente a la conquista de la dictadura. Otro tanto hay que decir, pero en grado todava mayor, respecto a la disciplina del Partido despus de la conquista de la dictadura. "El que debilita, por poco que sea -- dice Lenin --, la disciplina frrea del Partido del proletariado (sobre todo en la poca de su dictadura), ayuda de hecho a la burguesa contra el proletariado" (v. t. XXV. pg. 190). Pero de aqu se desprende que la existencia de fracciones es incompatible con la unidad del Partido y con su frrea disciplina. No creo que sea necesario demostrar que la existencia de fracciones lleva a la existencia de diversos organismos centrales y que la existencia de diversos organismos centrales significa la ausencia de un organismo central comn en el Partido, el quebrantamiento de la unidad de voluntad, el debilitamiento y la descomposicin de la disciplina, el debilitamiento y la descomposicin de la dictadura. Naturalmente, los partidos de la II Internacional, que combaten la dictadura del proletariado y no quieren llevar a los proletarios a la conquista del Poder, pueden permitirse un liberalismo como la libertad de fracciones, porque no necesitan, en absoluto, una disciplina de hierro. Pero los partidos de la Internacional Comunista, que organizan su labor partiendo de las tareas de conquistar y fortalecer la dictadura del proletariado, no pueden admitir ni el "liberalismo" ni la libertad de fracciones. El Partido es la unidad de voluntad, que excluye todo fraccionalismo y toda divisin del poder dentro del Partido. De aqu, que Lenin hablara del "peligro del fraccionalismo para la unidad del Partido y para la realizacin de la unidad de voluntad de la vanguardia del proletariado, condicin fundamental del xito de la dictadura del proletariado". Esta idea fue fijada en la resolucin especial del X Congreso de nuestro Partido "Sobre la unidad del Partido"[19]. De aqu, que Lenin exigiera "la supresin completa de todo fraccionalismo" y "la disolucin inmediata de todos los grupos, sin excepcin, formados sobre tal o cual plataforma", so pena de "expulsin incondicional e inmediata del Partido" (v. la resolucin "Sobre la unidad del Partido"). 6)El Partido se fortalece depurndose de los elementos oportunistas. El fraccionalismo dentro del Partido nace de sus elementos oportunistas. El proletariado no es una clase cerrada. A l afluyen continuamente elementos de origen campesino, pequeoburgus e intelectual, proletarizados por el desarrollo del capitalismo. Al mismo tiempo, en la cspide del proletariado, compuesta principalmente de funcionarios sindicales y parlamentarios cebados por la burguesa a expensas de los superbeneficios coloniales, se opera un proceso de descomposicin. "Esa capa -- dice Lenin -- de obreros aburguesados o de 'aristocracia obrera', enteramente pequeoburgueses por su gnero de vida, por sus emolumentos y por toda su concepcin del mundo, es el principal apoyo de la II Internacional, y, hoy da, el principal apoyo social (no militar) de la burguesa. Porque son verdaderos agentes de la burguesa en el seno del movimiento obrero, lugartenientes obreros de la clase de los capitalistas. . . , verdaderos vehculos del reformismo y del chovinismo" (v. t. XIX, pg. 77). Todos estos grupos pequeoburgueses penetran de un modo o de otro en el Partido, llevando a ste el espritu de vacilacin y de oportunismo, el espritu de desmoralizacin y deincertidumbre. Son ellos, principalmente, quienes constituyen la fuente del fraccionalismo y de la disgregacin, la fuente de la desorganizacin y de la labor de destruccin del Partido desde dentro. Hacer la guerra al imperialismo teniendo en la retaguardia tales "aliados", es verse en la situacin de gente que se halla entre dos fuegos, tiroteada por el frente y por la retaguardia. Por eso, la lucha implacable contra estos elementos, su expulsin del Partido es la condicin previa para luchar con xito contra el imperialismo. La teora de "vencer" a los elementos oportunistas mediante la lucha ideolgica dentro del Partido, la teora de "acabar" con estos elementos dentro del marco de un partido nico es una teora podrida y peligrosa, que amenaza con condenar al Partido a la parlisis y a una dolencia crnica, que amenaza con entregar el Partido a merced del oportunismo, que amenaza con dejar al proletariado sin Partido revolucionario, que amenaza con despojar al proletariado de su arma principal en la lucha contra el imperialismo. Nuestro Partido no hubiera podido salir a su anchuroso camino, no hubiera podido tomar el Poder y organizar la dictadura del proletariado, no hubiera podido salir victorioso de la guerra civil, si hubiese tenido en sus filas a los Mrtov y a los Dan, a los Potrsov y a los Axelrod. Si nuestro Partido ha conseguido forjar dentro de sus filas una unidad interior y una cohesin nunca vistas, se debe, ante todo, a que supo librarse a tiempo de la escoria del oportunismo y arrojar del Partido a los liquidadores y a los mencheviques. Para desarrollar y fortalecer los partidos proletarios, hay que depurar sus filas de oportunistas y reformistas, de social-imperialistas y social-chovinistas, de social-patriotas y social-pacifistas. El Partido se fortalece depurndose de los elementos oportunistas. "Teniendo en las propias filas a los reformistas, a los mencheviques -- dice Lenn --, no es posible triunfar en la revolucin proletaria, no es posible defenderla. Esto es evidente desde el punto de vista de los principios. Esto lo confirman con toda claridad la experiencia de Rusia y la de Hungra. . . . En Rusia, hemos atravesado muchas veces por situaciones difciles, en que el rgimen sovitico habra sido irremisiblemente derrotado si hubiesen quedado mencheviques, reformistas, demcratas pequeoburgueses dentro de nuestro Partido . . . en Italia, donde, segn la opinin general, las cosas marchan hacia batallas decisivas entre el proletariado y la burguesa por la conquista del Poder del Estado. En tales momentos, no slo es absolutamente necesario expulsar del Partido a los mencheviques, a los reformistas, a los turatistas, sino que puede incluso resultar til apartar de todos los puestos de responsabilidad a quienes, siendo excelentes comunistas, sean susceptibles de vacilaciones y manifiesten inclinacin hacia la 'unidad' con los reformistas. . . En vsperas de la revolucin y en los momentos de la lucha ms encarnizada por su triunfo, la ms leve vacilacin dentro del Partido puede echarlo todo a perder, hacer fracasar la revolucin, arrancar el Poder de manos del proletariado, porque este Poder no est todava consolidado, porque las arremetidas contra l son todava demasiado fuertes. Si, en tal momento, los dirigentes vacilantes se apartan, eso no debilita al Partido, sino que fortalece al Partido, al movimiento obrero, a la revolucin" (v. t. XXV, pgs. 462, 463 y 464). * * *V. I. LeninSOBRE EL ESTADOConferencia pronunciada en la Universidad Sverdlov[footnoteRef:4]*el 11 de julio de 1919 [4: *La Universidad Comunista I. M. Sverdlov se fund sobre la base de unos cursillos de agitadores e instructores, organizados en 1918, adjuntos al Comit Ejecutivo Central de toda Rusia. Ms tarde los cursillos fueron reorganizados en Escuela de Trabajos de los Soviets. Despus de la resolucin, adoptada por el VIII Congreso del PC(b) de Rusia, de organizar una escuela superior adjunta al CC para preparar cuadros del Partido, la Escuela se transform en Escuela Central de Trabajos de los Soviets y del Partido; en el segundo semestre de 1919 por decisin del Bur de Organizacin del CC del PC(b) de Rusia, la Escuela recibi el nombre de Universidad Comunista I. M. Sverdlov. Lenin dio en ella dos conferencias acerca del Estado. El texto de la segunda, pronunciada el 29 de agosto de 1919, no se ha conservado.]

Camaradas, el tema de la charla de hoy, de acuerdo con el plan trazado por ustedes que me ha sido comunicado, es el Estado. Ignoro hasta qu punto estn ustedes al tanto de este tema. Si no me equivoco, sus cursos acaban de iniciarse, y por primera vez abordarn sistemticamente este tema. De ser as, puede muy bien ocurrir que en la primera conferencia sobre este t