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9 de diciembre de 2012 Nº 2.645 Puentes de fe con América Semanario de la Diócesis de Segorbe-Castellón hoja parroquial

Hoja Parroquial del 9 de diciembre de 2012

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Puentes de Fe con América. Mons. López Llorente: "Fe y conversión". Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera. Preparación del próximo Plan de Pastoral. Entrevista con mn. José Doménech

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9 de diciembre de 2012Nº 2.645

Puentes de fe con América

Semanario de la Diócesis de Segorbe-Castellónhojaparroquial

2 // Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón

Quinientos niños participan en la Jornada Diocesana de la Infancia Misionera

El sábado pasado, 24 de noviembre, el Seminario Mater Dei acogió el XII Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera, or-ganizado por la Delega-ción de Misiones. El lema de este año era “Con los niños de Europa acoge-

mos a todos como Jesús”, y participaron cerca de qui-nientos niños y niñas de una veintena de parroquias y colegios de la Diócesis. Durante la Eucaristía, el obispo, mons. Casimiro López Llorente, comen-tó el tema de la jornada a través de un diálogo con tres niños que hizo subir

al presbiterio junto a él, y los invitó a participar en la jornada de Sembradores de Estrellas.

El encuentro comen-zó con la eucaristía, que incluyó la proclamación del Evangelio y una peti-ción en lengua de signos. El programa prosiguió con diversos talleres or-ganizados por colegios y parroquias: teatro, danza y oración, manualidades, pintura… Destacó un es-pacio en el que dieron su testimonio dos hermanos inmigrantes, explicando cómo se habían sentido acogidos en la España. La jornada se concluyó con la intervención del responsa-ble del Secretariado de Mi-graciones, Fernando Latre, que resumió en imágenes el encuentro. La anima-ción musical estuvo a car-go del grupo COM, de las hermanas de las Consola-ción, excepto los cantos de

la eucaristía, encargados a la parroquia de San Vicen-te Ferrer de Castellón.

Además de la Jornada de la Infancia Misionera, la Delegación Diocesana de Misiones ofrece a los ni-ños y niñas la posibilidad de participar en otras ini-ciativas como la campaña de Sembradores de Estre-llas, que se realiza en las fe-chas próximas a Navidad y que consiste en felicitar las fiestas de parte de los mi-sioneros. También divulga las revistas misioneras Ges-to y Super Gesto. A nivel estatal, la Jornada de la Infancia Misionera se cele-bra el día 27 de enero con una colecta que se destina a proyectos de desarrollo de la infancia en los paí-ses pobres. Precisamente este año se cumple el 170 aniversario de una obra que promueve el espíritu y compromiso misionero entre los niños y niñas.

REDACCIÓN. CASTELLÓN.

Vida Diocesana

Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 3

Fe y conversiónQueridos diocesanos: El Ad-viento es un tiempo de gracia para fortalecer y purificar la fe tras la huellas de Maria. No podemos olvidar que no hay fe sin conversión radical. No se nace cristiano. Uno se va haciendo cristiano. La fe con-siste precisamente en “estrenar un corazón nuevo y un espíritu nuevo” (Ez 18,31). “Conver-sión” quiere decir, antes que nada, “giro del corazón”. Pasar de la autoafirmación y autosu-ficiencia al abandono confiado a Dios. Dejar de ser el centro de uno mismo para vivir des-de Dios. Entender y vivir la existencia, no en referencia a uno mismo ni al mundo, sino en referencia al Misterio de Dios. Por eso hay una manera radicalmente falsa de vivir la fe cristiana y consiste en que la persona siga siendo el cen-tro de sí misma y sólo acuda a Dios para sus propios inte-reses.

La conversión exigida por la fe es una especie de “nuevo nacimiento” (Jn 3,35). Es una actitud nueva ante el mundo, diferente de la de aquél que no cree. Es una manera nueva

entenderse a si mis-mo, de pensar, sentir y actuar; es un modo nuevo de mirar, de pensar y de juzgar la realidad. Dios no es la explicación concreta de los fenómenos que se dan en el mundo, pero sí el que les da su sentido último más auténtico y trascendente. Es un modo nuevo de ser y de vivir: Dios es el horizonte y la medida de la criatura; desde él quedamos confrontados a la verdad y al bien; desde él so-mos invitados al amor.

En esta conversión no hemos de ver sólo “exigencia moral”. Convertirse a Dios es, antes que nada, curarse de la falsa autosuficiencia y de la in-autenticidad, de nuestro ‘nar-cisismo’. Ponerse ante Dios ayuda al ser humano a cono-cerse a sí mismo, a descubrir su pequeñez y finitud, pero también su dignidad y grande-za, a enraizar su vida en la ver-dad y a esperar con confianza su último destino en Dios.

Esta conversión a Dios tiene lugar dentro de la vida

de cada persona y, por tanto, cuando se da, modifica esa vida dándole más autenti-cidad. Cuando la per-sona se abre a Dios se hace más humana. Sin esta conversión moral, la fe puede ser pura ilusión. No se puede vivir ante Dios

sin sentirse responsable ante el hermano y ante la sociedad. El criterio decisivo de la fe cristiana en un Dios Creador y Padre es el amor al hermano y la apertura a su necesidad: “Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (1 Jn 4,8). Por otra parte, la fe cambia la actitud moral de la persona. Lo que el creyente busca no es atenerse sin más a unos principios éticos, sino responder a la invitación de Dios. Los mandamientos y las bienaventuranzas son el camino para responder a esta invitación divina. La conver-sión no consiste en un remor-dimiento cerrado y estéril, sino en retornar al Padre y acoger su perdón regenerador en el Sacramento de la Penitencia.

La conversión no es esfuerzo solitario, sino obediencia a Dios, acompañada y sostenida por su gracia.

La fe en Dios para que no se atrofie y se fortalezca, exige además formas concretas para reconocer la presencia de Dios, invocar su nombre, alabar su grandeza y adorar su misterio. En la vida de fe se busca el en-cuentro con Dios. Por eso, la puerta de la fe y su alimento es la oración, basada en la es-cucha de la Palabra de Dios, que es siempre viva y eficaz. Y, junto a ella, la celebración de los sacramentos, especialmen-te de la Eucaristía. Por último, no hemos de olvidar que la fe implica siempre un contenido. No es posible creer en Dios sin creer en lo que Dios nos revela. Por eso, el creyente va configu-rando su adhesión a Dios, su concepción del hombre y de la historia, y su visión del mun-do a la luz de la revelación de Dios en Jesucristo, cuya sínte-sis encontramos en el Credo.

Con mi afecto y bendi-ción,

Tribuna

(*) Obispo de Segorbe-Castellón

por Juan Manuel GilLa vida de Jesús resucitado y nuestra vida de resucitados

Nuestra vida humana participa ya de la vida del Resucitado. Esa es nuestra fe. Sin embargo la vida de los que murieron, su espíritu, está a la espera de la resurrección final de la carne, donde se unirán cuerpo y alma. Juan XXIII insistía en la necesidad del cuerpo resucitado para tener la visión beatífica completa. Por ello, los que han muerto están a la espera de la resurrección final y tienen una visión beatífica parcial. Benedicto XVI insistía en que los difuntos poseen ya la felicidad completa de la visión beatífica, aunque están a la espera de la re-surrección final.

La preocupación común era la felicidad integral de la persona después de la muerte. Por ello, Jesús resucitado, su nueva vida des-pués de la muerte, puede ser el paradigma para entender y expresar la vida de los fieles difuntos. Veamos la acción del resucitado

Jesús para entender mejor la vida de los re-sucitados.

Más allá de esta vida terrena continua para los que han muerto el compromiso y la tarea moral de guardar la promesa gracias a la acción de Cristo resucitado, que les man-tiene en esta fe escatológica. Para imaginar esta vida activa de los que han muerto, he-mos de imaginarlos en el compromiso de superar el pecado propio en su vida terrena.

La noción católica de la “comunión de los santos” puede ayudarnos a entender esa común actividad que une a vivos y muertos en su nueva relación con Cristo resucitado, imitando su vida aquí y en el más allá, ayu-dados por la gracia y por una relación per-sonal con Dios.

Esta acción de Cristo que olvida su fra-caso por culpa nuestra y nos reconcilia con Él, se refleja ya en los credos más antiguos

cuando unen escatológicamente el perdón de los pecados y la resurrección de la carne. La oración que nos enseñó Jesús lo resume muy bien (Mt 6,12).

A la luz de esto, podemos imaginar la vida de los difuntos como una actividad incesante para ofrecer un perdón escatoló-gico imitando así la voluntad de Jesús de perdonar sin reprocharnos nada de nuestras culpas pasadas.

La manera cómo el Resucitado perdo-na a Pedro, es la muestra más clara: renue-va su relación como discípulo, profesa su nuevo amor, y es confirmado en la misión. Lo mismo podemos decir de los que han muerto: la comunión de los santo, perdo-nados y perdonadores, renueva nuestro seguimiento de Jesús en la otra vida. El resucitado Jesús se manifiesta plenamente como es.

Mons. Casimiro López Llorente *

4 // Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón

Puentes de fe entre Segorbe-Castellón y América LatinaEste sábado, el Secretaria-do para las Migraciones ha organizado en la parroquia de la Sagrada Familia de Castellón una eucaristía con motivo de la fiesta de la Vir-gen de Guadalupe, que se celebra el 12 de diciembre. La iniciativa, que en solo tres años ha conseguido una excelente acogida entre los latino americanos que viven en la Diócesis, pone de ma-nifiesto la vinculación que desde hace cerca de cinco décadas existe entre Segor-be-Castellón y los pueblos iberoamericanos.

La aventura comenzó en enero de 1963, a raíz de la petición que el Beato Papa Juan XXIII hizo a los obis-pos españoles al finalizar la primera sesión del Concilo Vaticano II. La demanda consistía en enviar misione-ros a América. Mons. José Pont i Gol, obispo de la

recientemente constituida Diócesis de Segorbe-Caste-llón, transmitió este deseo a los sacerdotes, y sin espe-rar recibió la presentación de dos candidatos: Vicente Gómez Vilar y José Domé-nech Besalduch, párrocos de Tales y Vistabella, respec-tivamente.

Recordando aquellos inicios, mn. Doménech explica: “Estoy convencido de que los protagonistas

de este primer momento sabían mucho de la teolo-gía misionera de la iglesia local; pero no sabría decir qué parte hay que atribuir a estas profundas verdades y qué parte corresponde a la espontaneidad de entrega y sacrificio de las personas. No fue el resultado de una pastoral de laboratorio, sino la respuesta a unos hechos que se precipitaban”.

La primera misión dio-

cesana fue en Puchacay, un suburbio de la ciudad de Concepción, en Chile. Allí comenzaron su labor los sa-cerdotes diocesano con una población obrera que tra-bajaba con tenacidad, pero que al mismo tiempo su-frían las consecuencias del paro y del alcoholismo. Pa-ralelamente, daban clases en el Seminario y participaban en movimientos, dando un impulso especial a los Cur-

El viaje realizado este año a la misión de República Dominicana ha sido mi segunda experiencia de mi-sión. Esta vez, he podido comprobar cómo trabaja el sacerdote misionero Juan Cárdenas en su nuevo des-tino, Pueblo Viejo (Ázua), donde el calor es sofocante pero donde también son sofocantes las ganas de ce-lebrar la liturgia. Juan cele-bra la Eucaristía en sencillas parroquias con sus manos tocando las palmas, con su voz cantando, y también con el Espíritu que lo hace parecer cada día más joven.

El año de la fe en Re-pública Dominicana es una celebración diaria. Los más vulnerables acogen su

fe con toda una pedagogía cotidiana. Aferrándose a ella y transmitiendo desde su vida cómo luchar por los demás, con otra cultura, con muchas limitaciones pero con un gran amor. Las comunidades están sedien-tas de la Palabra de Dios y no existen tantos prejuicios a la hora de compartirla; las personas son mucho más espontáneas en las celebra-

ciones y hacen continuas referencias a cómo les ha-bla Dios en sus vidas.

En el proyecto de apadrinamiento me han hecho sentir uno más, compartiendo canciones, experiencias educativas y la sabrosa comida que se ofrece en sus aulas. Esos niños recogen el fruto del año de la fe ya que pueden disfrutar de una educación

y una nutrición por el gran milagro del compartir que surge en los corazones de las personas que creen en el proyecto y por las personas que permiten que se lleve a cabo.

Es una bendición que, en estos tiempos en que la sociedad permite una economía que solo mira los beneficios y genera más diferencias entre ricos y pobres, la solidaridad se abra un camino desde Es-paña hasta República Do-minicana. Le agradezco a mi comunidad parroquial San Bartolomé esta fe en el Evangelio desde los más necesitados que nos obliga a salir de nosotros mismos para el encuentro con Dios y, con Él, el encuentro con nuestros hermanos.

G. FARRÉ.

JUAN CARLOS GIMENO. ONDA.

Comunidades sedientas de la Palabra de DiosTestimonio misionero en República Dominicana

Foto 1: Actual misión diocesana en República Dominicana. Foto 2: Antonio Sánchez con un grupo de fieles en Perú. Foto 3: Misión diocesana en Chile

Reportaje

Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 5

Puentes de fe entre Segorbe-Castellón y América Latina

Al margen de las misiones diocesanas, muchas otras personas, tanto sacerdotes, como religiosas y seglares, algunos con sus familias enteras, han participado y siguen asegurando una labor evangelizadora en América Latina. Es ocasión de recordar la labor que hizo el sacerdote José Ma-ría Sangenaro, fallecido el pasado 6 de octubre, y fun-dador de los Hermanos del Buen Pastor, o al presbítero Antonio Sánchez, que ha dedicado más de cuarenta años de su vida a la Iglesia de Perú. Actualmente hay 34 misioneros. La próxima, es la religiosa Marta Iturral-de, de Castellón, miembro de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón que partirá en enero hacia Perú.- Argentina

Mª Dolores García, her-mana de la Consolación.Natividad Guillamón, hermana de la Consola-

ción.Concepción Ortells, franciscana misionera de María.Agustín Piquer, seglar del Camino Neocatecume-nal.

- Colombia Mª Fernanda Benejam, seglar del Camino Neoca-tecumenal.Mª del Carmen Piquer, seglar del Camino Neoca-tecumenal.

- Costa RicaMª Carmen Doménech, seglar del Camino Neoca-tecumenal.Mª Dolores Pérez, seglar del Camino Neocatecu-menal.Mª Pilar Tejedo, seglar del Camino Neocatecu-menal.

- ChileJuan Albiol y Mª Am-paro Enrique, familia en misión del Camino Neo-catecumenal.

- El Salvador

Manuel Batalla, sacerdo-te dominico.

- GuatemalaAntonio López, merce-dario.

- HondurasManuel Botet, padre la-zarista.Enrique Silvestre, padre pasionista.

- MéjicoTeresita Bagán, seglar de Lumen Christi.Josefina Llop, hermana de la Consolación.Susana Llusar, angélica.María Rubio, hermana de la Consolación.Francisca Vilar, teresina.

- NicaraguaJosé María Sacedón, es-colapio.

- PanamáJavier Mañas, merceda-rio.

- ParaguayJosé Miguel Celma, cla-retiano.

- PerúMª Josefa Gimeno, car-

melita de la Caridad.Mª Dolores Izquierdo, misionera dominica del Rosario.Concepción Molinos, hermanita de los Ancia-nos Desamparados.Mª Pilar Monferrer, her-mana de la Caridad de Santa Ana.María Dolores Monto-liu, religiosa de la Compa-ñía Misionera del Sagrado Corazón.Ana María Soria, carme-lita de la Caridad.

- Puerto RicoJosé Alcocer, sacerdote de Acies Christi.Amparo Blasco, Francis-cana de la Inmaculada.Enrique Oria, padre car-melita.

- República DominicanaMaría Dolores Clausell, clarisa capuchina.Juan Vicente Cárdenas, sacerdote diocesano.Vicente Sacedón, escola-pio.

sillos de Cristiandad. En 1969 hubo el primer relevo de sacerdotes, pero el golpe de estado de 1973 forzó el final de esta colaboración.

La colaboración mi-sionera en América se re-tomó en 1976, esta vez en República Dominicana, y

enviando a cinco jóvenes, que el 3 de enero recibían el crucifijo misionero en la parroquia de la Vilavella. Eran los esposos Francisco Granell y Julia Gómez, y tres chicas solteras: María Dolores Cantos, Margarita Rojas y Lola Llopis. Este

fue el inicio de una larga representación de seglares diocesanos que han par-ticipado en la misión. Su trabajo consistió en la evan-gelización, promoción de la mujer y de los campesinos, apertura de una guardería y una farmacia, e impulso del

cooperativismo y la agricul-tura.

En 1978 la Diócesis envió al primer sacerdote, de nuevo mn. Doménehc fue pionero, hasta entonces delegado de misiones. La implicación diocesana con República Dominicana lle-gó incluso a influir en la de-cisión de las Capuchinas de Castellón de hacer una fun-dación en el país caribeño: en 1979 llegaron las funda-doras, entre las que estaban la religiosa María Dolores Ballester. Actualmente ase-gura la presencia el sacer-dote Juan Cárdenas, que tomó la responsabilidad de la parroquia de Guayabal en 1996. (Ver testimonio en cuadro adjunto de un joven que acaba de hacer una expe-riencia misionera ahí).

Evangelizadores en las Américas

Foto 1: Actual misión diocesana en República Dominicana. Foto 2: Antonio Sánchez con un grupo de fieles en Perú. Foto 3: Misión diocesana en Chile

Reportaje

6 // Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón

Los responsables de las diversas áreas de la Diócesis preparan el próximo plan de pastoral

Recientemente se reunie-ron los responsables de las diversas áreas de pastoral de la Diócesis de Segorbe-Castellón con el Obispo, mons. Casimiro López Llorente, para empezar a preparar el nuevo Plan Diocesano de Pastoral, que seguirá al que este curso culmina después de cinco años de aplicación. En la misma línea de trabajo se situaron, los días siguien-tes, el Consejo Diocesano de Pastoral y el Consejo de Presbiterio.

En el 2008 se inició un

trabajo que tenía como ob-jetivo consolidar una Iglesia Diocesana de Comunión para la Misión. Durante estos años, se han profun-

dizado aspectos como la corresponsabilidad, la for-mación, los sacramentos -con especial atención a la celebración dominical de

la misa-, el compromiso social, y la misión, que este curso concluye el quinque-nio.

El Plan Diocesano de Pastoral se elaboró con la participación de todas las entidades y realidades ca-tólicas, y es en esta misma dinámica que ya desde ahora se está recabando los criterios y prioridades que marcarán la vida dio-cesana los próximos años. En la reunión de hoy con los Delegados, también se ha hablado del Encuentro Diocesano de la Fe que se celebrará el 23 de febrero próximo.

REDACCIÓN. CASTELLÓN.

Retiro Adviento14 y 16 de diciembreP. Eduardo Sanz, ocd.

Fin de año en el Desierto de las PalmasDel 30 de diciembre al 2 de enero

Vida Diocesana

Hoja Parroquial de la Diócesis de Segorbe-Castellón // 7

El Evangelio del Domingo

“Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor”

Primera LecturaBar 5,1-9. Jerusalén, despójate de tu vestido de luto y aflicción y vístete las galas perpetuas de la gloria que Dios te da, envuélvete en el manto de la justicia de Dios y ponte en la cabeza la diadema de la gloria del Eterno, porque Dios mostrará tu esplen-dor a cuantos viven bajo el cielo. Dios te dará un nombre para siempre: «Paz en la justicia» y «Gloria en la piedad». Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia el oriente y con-templa a tus hijos, reunidos de oriente a occidente a la voz del Santo, gozosos in-

vocando a Dios. A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carro-za real. Dios ha mandado abajarse a todos los mon-tes elevados y a las colinas encumbradas, ha manda-do llenarse a los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con se-guridad, guiado por la glo-ria de Dios. Ha mandado al boscaje y a los árboles aromáticos hacer sombra a Israel. Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con su justicia y su misericordia. Palabra de Dios.

Salmo responsorialSal 125. R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Segunda LecturaFlp 1,4-6.8-11.

EvangelioLc 3,1-6. En el año quince del reina-do del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato go-bernador de Judea, y He-rodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la pala-bra de Dios sobre Juan, hijo

de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comar-ca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el cami-no del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y co-linas; que lo torcido se ende-rece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.» Palabra del Señor.

Próxima semana: Domingo III de Adviento Sof 3,14-18a / Sal Is 12,2-6 / Flp 4,4-7 / Lc 3,10-18

II Domingo de Adviento (2ª Semana del Salterio)

Año de la FeCUERPO Y ALMA362 La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que “Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente” (Gn 2,7). Por tanto, el hombre en su totalidad es querido por Dios.363 “Alma” significa el principio espi-ritual en el hombre.

364 El cuerpo participa de la dignidad de la “imagen de Dios”: es cuerpo hu-mano precisamente porque está ani-mado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está desti-nada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el templo del Espíritu (cf. 1 Co 6,19-20; 15,44-45).365 El espíritu y la materia no son dos naturalezas unidas, sino que su unión constituye una única naturaleza.366 Cada alma espiritual es directa-mente creada por Dios -no es “pro-

ducida” por los padres-, y que es in-mortal.368 La tradición espiritual de la Igle-sia también presenta el corazón en su sentido bíblico de “lo más profundo del ser” “en sus corazones” (Jr 31,33), donde la persona se decide o no por Dios (cf. Dt 6,5; 29,3; Is 29,13; Ez 36,26; Mt 6,21; Lc 8,15; Rm 5,5).

(*) La numeración al inicio de cada pá-rrafo corresponde al artículo del Catecis-mo de la Iglesia Católica.

Mn. José Domenech Besalduch, primer misionero diocesano en Chile

Dep. Legal: CS 97-1960Suplemento del B.O. del Obispado

Edita: Obispado de Segorbe-Castellón Director: Juan Manuel Gil Coordinador: Josep Miquel Francés Redacción: Guillem Farré.Oficina de Prensa: Teléfono 964 222 819 / Fax: 964 722 018 / [email protected] / [email protected] / www.obsegorbecastellon.es

Impresión y reparto: Gràfiques Color Imprés, s.l.u. Pol. Ind. Fadrell, nave 75. 12005 Castellón / Teléfono 964 255 100

hojaparroquial

“Cuando desde nuestra pobreza de sacerdotes y medios nos abrimos a compartirlo con los otros, es una forma de enriquecernos”

Históricamente, la evange-lización de América la hicie-ron los franciscanos, domini-cos, agustinos y mercedarios de las provincias castellanas, mientras que nuestras tierras no pudieron enviar misio-neros hasta el siglo XVIII. Como fruto del Concilio, en los años sesenta hubo una nueva primavera misionera. El primer sacerdote que res-pondió fue mn. Domenech (Sant Mateu, 1928).

- ¿Qué le motivó a res-ponder a la llamada del obispo Pont i gol y ofre-cerse para ser enviado en misión?

- Yo pertenecía a la Dió-cesis de Tortosa, y pasé a Segorbe-Castellón el 31 de enero de 1963. En el se-gundo boletín que recibí, el Obispo Pont y Gol pedía voluntarios para ir a Amé-rica para cumplir el deseo de Juan XXIII. Como que acababa de llegar y no tenía ningún lazo aquí, me ofrecí y me aceptó. El compromi-so de la Diócesis era aportar dos sacerdotes, y mn. Vicent Gómez y yo enviados a Chi-le.

- ¿Qué le aportó perso-nalmente esta experiencia?

- Mi experiencia más rica en Tortosa habían sido los Cursillos de Cristiandad, y a los dos días de llegar a Chile me llamó el Arzobispo para que me encargara de ellos. Al mismo tiempo, daba clases en el Seminario, en la universidad Católica, y me ocupaba de la juventud uni-versitaria. Este trabajo me aportó seguridad en mi en-trega al sacerdocio y el afán de comunicar a todos las rea-lidades de la Iglesia Católica de todo el mundo.

- Y a nivel diocesano, ¿qué aporta la misión?

- De pronto, cumple la obligación de participar en

una acción de la Iglesia Ca-tólica. En este sentido, los te-rritorios de nuestra Diócesis siempre ha gozado de buena fama misionera en España por la cooperación con las Jornadas Pontificas como la Santa Infancia, y eso demos-traba que los movimientos eclesiales habían trabajo mucho en la misión. Las mi-siones también aportan una visión universal de la Iglesia y distintas formas de vivir la fe. Todo ello enriquece con una pastoral más abierta.

- ¿Qué claves piensa que son esenciales en la misión actual?

- Lo primero que diría

es que cuando los obispos españoles se quejaron a Juan XXIII de que pidiera enviar sacerdotes, él les respondió que “la generosidad nunca ha arruinado a nadie”. Por tanto, cuando nosotros, des-de nuestra pobreza de sacer-dotes y medios, nos abrimos a compartirlo con los otros, es una forma de enriquecer-nos. Por otra parte, cuando uno va a misiones lo hace sin las protecciones institu-cionales que tenemos aquí. De ahí que, aunque al prin-cipio comencé centrándome solo en el servicio parroquial, pronto me di cuenta que es como labrar en el mar, por-que contactar con el sacer-dote dos veces en la vida no hace nada. Es necesario ir más allá y por eso hice un plan basado en los Cursillos de Cristiandad, con la espiri-tualidad carismática, y clases bíblicas para la formación. Y pienso que esto también sir-ve aquí.

- En estos años son mu-chos los latinoamericanos que han venido y que co-laboran en nuestras parro-quias. ¿Qué nos aportan?

- La frescura de una ex-periencia nueva, de un cris-tianismo que vive como un estreno del amor.

G. FARRÉ. CASTELLÓN.