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“El Estado como Empleador de Última
Instancia, la perspectiva postkeynesiana aplicada al caso argentino”
Agustina Taverna “Trabajo preparado para su presentación en el 9º Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, organizado por la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política (ALACIP). Montevideo, 26 al 28 de julio de 2017.”
Contenido Resumen .............................................................................................................................................. 3
Introducción ........................................................................................................................................ 3
El Estado como Empleador de Última Instancia ................................................................................. 7
¿Cómo financiar esta política? ............................................................................................................ 9
Efectos esperados del programa ....................................................................................................... 10
Simulación del programa para Argentina ......................................................................................... 12
Resultados ......................................................................................................................................... 12
Conclusiones ..................................................................................................................................... 15
Anexo ................................................................................................................................................ 17
Bibliografía ........................................................................................................................................ 20
Resumen Al inicio del siglo XXI la situación argentina, similar a la latinoamericana en general, es la
de un cuestionamiento de ideas neoliberales, donde el Estado asumió un nuevo rol,
generando cambios en las políticas sociales. Si bien la prioridad asignada al crecimiento del
producto y el empleo condujo, a una mejora en los indicadores económicos y sociales,
persisten en la región problemas socioeconómicos como desempleo, precariedad laboral y
pobreza, con la consecuente exclusión de sectores de la población a la seguridad social.
Entre los instrumentos estatales para afrontar las problemáticas de esta índole, destacan las
fiscales. La presente investigación analiza como el enfoque del Estado como empleador en
última instancia logra solucionar este problema desde una postura postkeynesiana. La
misma se realizo mediante la aplicación de estimaciones econométricas basadas en
indicadores socioeconómicos de la Argentina para el año 2015 y explorando sus
consecuencias sobre la economía real de dicho país. La política de inyección de dinero,
sobre la demanda agregada de sectores sociales postergados, reduce los niveles de pobreza
y desempleo, viendo estos efectos a través del equilibrio general. Los resultados ahondan
en la exploración empírica y proyectiva de la teoría original Minsky, abonando a la
capacidad explicativa de dicha teoría para la realidad económica latinoamericana de la
segunda década del presente siglo.
Introducción
El comienzo de siglo para nuestro país no es un caso diferente a lo sucedido en el resto de
Latinoamérica. El cuestionamiento de ideas neoliberales hicieron que el Estado asumiera un
nuevo rol, generando cambios en las políticas públicas en general y en las políticas sociales
en particular. Si bien la prioridad asignada al crecimiento del producto y el empleo condujo,
en la mayoría de los países, a una mejora en los indicadores económicos y sociales,
persisten en la región problemas socioeconómicos que afectan a una parte importante de la
población: desempleo, precariedad e informalidad laboral, pobreza e indigencia. De esta
forma, amplios grupos de la población suelen encontrarse excluidos del acceso a los
beneficios de la seguridad social.
En Argentina, la crisis de la Convertibilidad y su salida generaron un proceso de
significativos cambios en las políticas públicas. La disputa entre diversas fracciones y
clases sociales por la orientación del modelo de desarrollo, en articulación con los límites
impuestos por la estructura económica y social construida durante la etapa neoliberal,
condujeron a nuevas orientaciones en la dinámica de la lucha social y la acción del Estado.
En este contexto y con grandes debates de por medio, las políticas sociales se
transformaron notablemente para hacer frente a las necesidades expuestas en la población.
Pero dichas políticas tomaron un nuevo rumbo en 2008 frente a la desaceleración en los
niveles de actividad producto de la crisis económica mundial. Los cambios en la
macroeconomía conducen a profundizar políticas destinadas a aquellos individuos menos
beneficiados en los años de crecimiento sostenido, en especial a todas las personas que no
tenían cobertura del sistema de seguridad social (ya sea por no participar del mercado de
trabajo o por hacerlo de manera precaria/informal).
Todo esto nos lleva a pensar cuál es el rol del estado en nuestra sociedad. Musgrave nos
dice que el mismo tiene tres funciones esenciales: asignación, distribución y estabilización.
Sin embargo, el más relevante es el último dado que su objetivo es permitir formular un
camino para alcanzar el pleno empleo junto con altos niveles de crecimiento de la economía
y estabilidad de precios, evitando fluctuaciones económicas importantes que repercuten de
manera grave en el desarrollo de los países.
La necesidad del Estado de cumplir su rol de estabilizador surge frente a los altos niveles de
desempleo e inflación, generados por insuficiencia de la demanda agregada y excesiva
demanda y pleno empleo, respectivamente.
Para afrontar estas problemáticas y lograr alcanzar los objetivos, el Estado tiene distintos
instrumentos donde los mismos pueden ser monetarios, a través de la tasa de interés,
modificación de expectativas, nivel de precios, etc.; o bien fiscales donde se modifica la
demanda agregada (gastos financiados con emisión, deuda o impuestos).
0,3
0,35
0,4
0,45
0,5
0,55
0,6
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Ind
ice
de
Gin
i
Indice de Gini según Banco Mundial
Indice de Gini según INDEC
En línea con estas funciones para solucionar los problemas de desigualdad, y aceptando que
el crecimiento económico por sí solo no alcanza generándose una clara necesidad de una
participación más activa por parte del Estado. A pesar de las diferentes políticas
implementadas por el Estado Nacional en los últimos años, el índice de Gini (herramienta
que se utiliza para medir el grado de desigualdad en la distribución del ingreso) que se vio
disminuido sigue igualmente en niveles elevados para nuestro país como se puede observar
a continuación.
Gráfico 1: Evolución del índice de Gini según Banco Mundial y el INDEC, para los años 2004-2015.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC y Banco Mundial.
Hyman Minsky sostenía que “Un ingrediente necesario de cualquier guerra contra la
pobreza es un programa de creación de empleo; y nunca se ha demostrado que un
exhaustivo programa de creación de empleo, tomando a las personas como son, eliminará
por sí sola una gran parte de la pobreza que existe. Además que en lugar de proporcionar a
los pobres la oportunidad de trabajar, hay que brindarles la oportunidad de aprender a
trabajar”.
Es así como Minsky, Kalecky, Abba Lerner entre otros, proponen una política de estado de
creación de empleo, es decir que la creación de empleo y la disminución de la pobreza
como consecuencia del desempleo esté en manos del gobierno y no del sector privado.
Actualmente los economistas Wrandall Ray, Pavlina Tcherneva, Mathew Furstater, entre
otros, son quienes estudian principalmente e impulsan la aplicación de este tipo de
programas en países donde el ingreso proveniente de salarios es el recurso mayoritario en
los hogares.
Ellos marcan como un ejemplo claro de este tipo de programas lo ocurrido durante la
presidencia de Franking Roosvelt en el New Deal con programas inclusivos como “Civilian
Conservation Corp” y el “Works Progress Administration”, los cuales eran agencias que se
encargaban de emplear individuos que se encontraban en condición de desempleo para
trabajar en obras públicas financiadas por el Estado. Con estos programas se crearon 3,6
millones de empleos lo que ayudó sustancialmente a poder salir de la crisis, y estimular la
creación de empleos en el sector privado. Otro ejemplo fue Suecia, en donde se
desarrollaron programas amplios que garantizaban el acceso a puestos de trabajo a todos. A
pesar de que el gobierno sueco durante los años ’70 volvió para atrás un poco con esta
política, Suecia se encuentra cerca del pleno empleo ofreciendo programas generadores de
empleo con salarios muy altos.
En Argentina, en el año 2002 se implementó el programa Jefas y Jefes de Hogar
Desocupados (JJHD), el cual estaba destinado a todos los jefes de familia sin trabajo y con
hijos menores de 18 años a cargo, el mismo creó 2 millones de puestos de trabajos, lo que
representaba un 5% de la población y aproximadamente el 13% de la fuerza laboral total
del país.
En la práctica el programa presentó algunas diferencias con la propuesta postkeynesiana, ya
que no participaron en el programa todos aquellos que querrían hacerlo, y de aquellos que
sí participaron, no todos realizaron una contraprestación laboral (o se capacitaron), también
existieron beneficiarios que no realizaron tarea alguna. Al haberse relajado la
“contraprestación” exigida y al carecer de continuidad en el tiempo (la prestación duraba
entre 3 y 6 meses, aunque era renovable en determinadas condiciones), el programa JJHD
actuó como una suerte de seguro de desempleo masivo. A pesar de que los impulsores
postkeynesianos del EUI lo toman como ejemplo al programa aplicado en la Argentina, por
las características mencionadas anteriormente funciona como ejemplo acotado del EUI.
Si bien esta política postkeynesiana del “Estado como Empleador de Última Instancia” fue
viable en países desarrollados y vemos que funciona, generando grandes logros y avances
en el crecimiento de dichos países, cabe preguntarnos si es posible implementar este
programa en Argentina para mejorar el problema coyuntural actual, dado que al mejorar la
situación laboral de los individuos, generando empleo público garantizado y sostenido con
un nivel de salario seguro, permitirá avanzar hacia una economía desarrollada con altos
niveles de riqueza generando también una caída en la desigualdad y la pobreza.
Como veremos más adelante, en nuestro país y en otros de la región es viable este tipo de
programas siendo una posible solución a los problemas de antes mencionados que
necesitan de un Estado activo y presente.
El Estado como Empleador de Última Instancia
“El problema de la política es desarrollar una estrategia para el pleno empleo que no conduzca a inestabilidad, inflación y desempleo. El instrumento principal de tal política es la creación de una demanda de trabajo infinitamente elástica a un salario piso o mínimo que no dependa, ni a largo ni a corto plazo, de las expectativas de ganancias de las empresas. Puesto que solamente el gobierno puede divorciar la oferta de empleos del beneficio que genera emplear trabajadores, la demanda de trabajo infinitamente elástica debe ser creada por el gobierno."
-- Hyman P. Minsky, Stabilizing an Unstable Economy, 1986
Esta propuesta heterodoxa como el resto de las políticas relacionadas al empleo tiene como
objetivos reducir el nivel de desempleo, beneficiar a un grupo socioeconómico específico
que se considera perjudicado y postergado, y proveer un valor social a un bien o un servicio
que no hubiera sido producido en otra situación por el sector privado. Es decir que queda a
criterio del Estado en función de sus objetivos la elección del sector de la economía donde
implementaría esta política de empleo y capacitación de individuos.
El EUI sostiene que es posible conseguir o acercarse al pleno empleo en un contexto de
mercado laboral flexible con las siguientes características:
1. Se le ofrece trabajo a todos aquellos individuos que quieran, puedan y estén
disponibles para trabajar, sin importar sexo, edad, experiencia, raza, a un salario fijo
establecido por el Estado.
2. Actúa como estabilizador automático asegurando un nivel de demanda agregada que
sea suficiente para alcanzar el pleno empleo. Y los trabajadores entran y salen de
este programa según se contrae o expande el empleo en el sector privado. Esto no
implica competencia con el empleo formal privado o público. Es decir que si la
demanda de trabajadores del sector privado se redujera, entonces aumentaría la del
sector público, mientras que en cuanto la actividad económica mejora y aumenta la
actividad del sector privado, los trabajadores empleados en el programa EUI
podrían abandonarlo cambiando su empleo por uno en el sector privado, debiéndose
este pase a los mayores salarios pagados en él.
3. La remuneración del empleo realizado bajo este programa tiene que ser suficiente
para alcanzar un nivel de vida digno, y ayuda a mantener estabilidad en el nivel de
precios y salarios, incluyéndose seguros de salud.
4. Durante el programa se capacitarán a los individuos para facilitar su ingreso en el
mercado laboral post programa tanto en el sector privado como público.
5. Los individuos que forman parte del programa trabajaran en la realización de
actividades socialmente útiles.
Un elemento central para el funcionamiento de este programa es el salario propuesto por
parte del Estado el cual funcionaría como un salario mínimo ya que nadie estaría dispuesto
a trabajar tanto en el sector privado como en el público, fuera de este programa, por un
salario menor al propuesto por el Estado como Empleador de última Instancia, EUI de
ahora en adelante. Además las personas que tienen un salario de reserva superior a este,
pueden rechazar esta oferta de trabajo y seguir siendo desempleados pero de manera
voluntaria.
¿Cómo financiar esta política? Un economista tipo con formación neoclásica la primera pregunta que se haría fiel a su
formación es: “¿De dónde saldrá el dinero para financiar esta política de contratación
masiva por parte del Estado?”
Según los economistas que forman parte de la misma corriente de pensamiento que propone
esta política como solución en el mercado laboral, los postkeynesianos, para entender el
financiamiento de este tipo de programa hay que tener presente la capacidad que tiene el
Estado de hacer que el “dinero” sea aceptado por toda la sociedad como el instrumento que
se utilizará para pagar las obligaciones. Es el mismo Estado el que emite esta moneda para
comprar todos los bienes y servicios que desea al sector privado, y es este último sector el
que recibe el dinero y genera necesidad de acumular para tener stock o solo para saldar las
obligaciones fiscales que tiene con el Estado.
Si el gobierno aumenta el gasto generando un aumento del déficit, implica que mayor
cantidad de dinero se encuentra en manos del sector privado, y si se quiere evitar que
disminuya la tasa de interés es el propio Estado el que puede salir a pedir prestado al
privado el dinero que él mismo emitió controlando con intervenciones en el mercado
monetario el valor de su moneda, y esto es posible según Randall Wray si la economía
posee una moneda soberana, es decir que no haya compromiso por parte del Estado en
convertir esa moneda en oro o cualquier otra moneda. Entonces no habría inconvenientes
de financiar este programa.
Es decir no sería necesario una recaudación previa para el financiamiento de la política,
sino que se destine parte del presupuesto o se emita ya que no genera efectos inflacionarios.
Sin embargo, en una economía como la de nuestro país no es tan sencillo el financiamiento
de la manera como la que mencionamos anteriormente, ya que la economía argentina se
enfrenta a restricciones al ser una economía dependiente y periférica. En nuestro caso la
tasa de interés se vuelve objetivo de política y el tipo de cambio si se deja que sea libre y se
acomode con las variaciones que necesite en función de la tasa de interés tendría grandes
implicancias a nivel macroeconómicos. Igualmente estas restricciones pueden llegar a no
ser inamovibles y se podría financiar el programa según recomiendan los propios
ideólogos.
También sabemos que existen numerosas fuentes de financiamiento a las que se pude
recurrir sin seguir la receta original de esta política de la emisión, como es reasignar los
recursos que ingresan por recaudación, utilizar el fondo de garantía de sustentabilidad, o si
nos enfocamos en las recomendaciones realizadas por Hanni, Martner y Podestá en su
trabajo “El potencial redistributivo de la fiscalidad en América Latina”, se podría buscar
alguna modificación en el impuesto a la renta personal aumentando las tasas efectivas de
los últimos deciles, para disminuir de esa manera la evasión y elusión, generando un mayor
nivel de recaudación que permita aumentar la redistribución del ingreso mediante la
implementación de un programa como el EUI.
Efectos esperados del programa Como primer efecto del programa nos encontramos con una expansión de la demanda
agregada ya que personas que actualmente no reciben ingresos o los tienen pero en niveles
muy bajos verán incrementado su ingreso disponible y de esta manera aumentará el
consumo agregado debido a que su propensión marginal a consumir es mayor en
comparación con los deciles superiores, disminuyendo así las exportaciones y aumentando
las importaciones deteriorando la balanza comercial ya que los principales productos de
exportación de nuestro país son bienes de consumo, como carne y cereales. Es decir que al
aumentar el consumo de bienes y servicios finales, se genera un aumento en el
multiplicador de la demanda agregada.
Si bien este mismo efecto se puede tener aumentando las transferencias en efectivo o en
especie, o vía reducción de los impuestos, no se generarían los puestos de trabajo donde
más se necesitan estratégicamente y personas con pocas calificaciones y/o sin instrucciones
no se podrían insertar nunca en el mercado laboral y seguirían sin cobertura de salud
dependiendo de la capacidad de atención de la salud pública. Vale recordar que con esta
política no solo se emplea gente sino que se brinda capacitación constante, la cual abre
caminos y genera más oportunidades en el mercado laboral.
En términos salariales, si el salario que determina el programa es superior al mínimo que
existe actualmente, los salarios que se ubican por debajo aumentarán, y también se esperará
que este movimiento ascendente se traslade al resto de los salarios nominales del mercado,
que si bien se espera que ese aumento sea mayor en los niveles de ingresos más bajos y
menor en los salarios más elevados del mercado, se generaría una disminución de la
dispersión salarial.
Sin embargo, si el salario que se ofrece al ingresar al EUI es igual al salario mínimo,
Otro efecto es el logro del pleno empleo sin generar inflación, ya que el Estado al
estabilizar el precio de la mano de obra que es uno de los principales costos de producción
en la mayoría de los bienes y servicios de la economía. Además si bien deja de existir la
amenaza del desempleo porque al quedar sin trabajo pueden recurrir al EUI, no es muy
probable que se logren los aumentos salariales requeridos ya que el empleador del sector
privado puede contratar a alguien que se encuentre trabajando bajo el programa EUI
ofreciéndole un salario mayor al que recibe en el programa. De esta manera se frenan los
aumentos de precios que generan inflación por el control de las presiones salariales. Es
decir, el EUI funciona como un ancla que no permite presiones inflacionarias debido al
aumento salarial.
El Estado además si altera de alguna manera las condiciones de trabajo en el sector público
volviendo más atractivo insertarse en el sector privado, lograría que este último aumente su
recaudación y al aumentar la demanda agregada generando crecimiento de la economía
argentina, los privados verán incrementadas sus ganas de invertir en el país, y no producir
de esta manera un crowding out del sector público al privado, sino una complementación de
ambos.
Simulación del programa para Argentina A continuación presentamos una simulación del programa en nuestro país para el segundo
trimestre del 2015 en función de los datos provenientes de la Encuesta Permanente de
Hogares para los 31 aglomerados urbanos que releva esta encuesta.
Antes de realizar la simulación, procedemos a calcular el índice de Gini del ingreso per
cápita familiar, el cual es un indicador de la desigualdad de los ingresos. Se calcula sobre la
base de cuánto de la torta recibe cada parte de la población y tiene un valor entre 0 y 1,
siendo menos desigual aquellos países cuyo indicador se acerque a 0 y más desigual cuanto
más se aproxime a 1. Es decir, el resultado esperado y deseado por cualquier hacedor de
política sería que el Índice de Gini disminuya con el paso del tiempo.
Además vamos a calcular cuántos individuos de los relevados en la encuesta se encuentran
por debajo de la línea de indigencia y pobreza antes de aplicar el programa para poder
realizar una comparación antes y después.
Toda la metodología utilizada para la estimación de la línea de pobreza se encuentra en el
Anexo.
Resultados En la situación inicial previa a la aplicación de la política nos encontramos con una
economía que tiene un índice de Gini en función del ingreso per cápita familiar de 0,4.
Además en este escenario nos encontramos con que el 1,38% de la población se encuentra
bajo la línea de indigencia y el 9,71% en condiciones de pobreza.
Para el segundo trimestre de 2015 el salario mínimo vital y móvil ascendía a un monto de
$4716, este es el salario neto de aportes a la obra social elegido en la simulación del
programa. Por lo tanto estimamos un escenario de máxima en el cual participan del
programa todos los desocupados y los ocupados que tengan un ingreso laboral de la
actividad principal menor al mínimo vital y móvil.
Antes de realizar la simulación nos encontramos con la siguiente distribución de ocupados,
ocupados con un salario menor a $4716, desocupados, inactivos y menores de 10 años.
Tabla 1: Distribución de las personas según su condición por regiones. Año 2015.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC.
Suponiendo que van a ingresar al programa todos los desocupados que pasarían a estar en
condición de ocupados, y todos los ocupados con un salario actual menor al mínimo, nos
encontramos con esta nueva distribución de las personas según su condición por regiones:
CondiciónGran Buenos
AiresNOA NEA Cuyo Pampeana Patagonia Total
No Respuesta 12 10 1 6 8 7 44
Ocupados 2.516 2.090 1.016 1.154 3.615 2.277 12.668
Ocupados con
salario meor al
SMVM
2.138 2.823 1.161 1.281 3.286 988 11.677
Desocupados 343 283 40 97 501 153 1.417
Inactivos 4.218 5.265 3.064 2.523 6.927 2.982 24.979
Menores de 10
años1.638 1.912 858 941 2.361 1.236 8.946
Total 10.865 12.383 6.140 6.002 16.698 7.643 59.731
Tabla 2: Distribución de las personas según su condición luego del EUI por regiones. Año 2015.
Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC.
Observamos que entrarían al programa un total de 13.094 personas, de los cuales el 28,9%
pertenecerían a la región Pampeana, seguido por NOA y en tercer lugar Gran Buenos Aires.
Luego de aplicado el programa calculamos nuevamente el índice de Gini el cual disminuye
a 0,35, es decir que con esta política la distribución del ingreso se vuelve más igualitaria en
la economía argentina. Por otro lado nos encontramos con que el porcentaje de individuos
bajo la línea de indigencia cae de 1,38% a 0,32%, lo mismo ocurre con las personas que se
encuentran en condiciones de pobreza ya que pasamos de la situación inicial de 9,71% a
tener solamente el 2,44% de la población bajo estas condiciones.
Es decir que solamente con la aplicación de la política, la economía se volvió más
igualitaria y el porcentaje de personas bajo condiciones pobreza y pobreza extrema
disminuye considerablemente.
Además en términos salariales podemos observar en la siguiente tabla que en todas las
regiones aumentó el salario promedio de la actividad principal luego de la aplicación del
programa.
Otro indicador importante es el coeficiente de variación, el cual es una medida de
dispersión que describe la variabilidad de las observaciones en relación con la media. Por lo
tanto en todo el país vemos una reducción de las variaciones de todos los salarios de la
CondiciónGran Buenos
AiresNOA NEA Cuyo Pampeana Patagonia Total
No Respuesta 12 10 1 6 8 7 44
Ocupados 2.516 2.09 1.016 1.154 3.615 2.277 12.668
Ocupados en
el programa2.481 3.106 1.201 1.378 3.787 1.141 13.094
Inactivos 4.218 5.265 3.064 2.523 6.927 2.982 24.979
Menores de 10
años1.638 1.912 858 941 2.361 1.236 8.946
Total 10.865 12.383 6.140 6.002 16.698 7.643 59.731
actividad principal con respecto al salario promedio. Esto significa que la dispersión
salarial disminuyó y es una prueba más de que la desigualdad en términos de ingresos se
vio reducida una vez aplicado el programa.
Tabla 3: Comparaciones en términos salariales antes y después del programa. Año 2015.
Salario promedio Desvío Estándar Coeficiente de
Variación
Región Antes de
EUI Después de EUI
Antes de EUI
Después de EUI
Antes de EUI
Después de EUI
Gran Buenos Aires
5.817 7.262 5.618 4186 0,97 0,58
NOA 4.287 6.188 4.286 2.776 1,00 0,45
NEA 4.650 6.370 4.563 3.288 0,98 0,52
Cuyo 4.947 6.661 4.888 3.463 0,99 0,52
Pampeana 5.499 7.012 5.417 3.968 0,99 0,57
Patagonia 9.358 10.214 8.074 6.931 0,86 0,68
Total 5.623 7.136 5.556 4.143 0,99 0,58 Fuente: Elaboración propia en base a datos del INDEC.
Por el lado del costo de esta política, tenemos que por cada individuo que ingresa al
programa el salario es $ 4716 más el 8% de contribuciones a la obra social para que cada
persona que participe del mismo tenga la cobertura de salud.
Por lo tanto, el salario bruto de cada trabajador es de $ 5093,28, y en el escenario de
máxima que tomamos en el que todos los individuos que se encontraban en condiciones
ingresaban al programa, esta política significa para el estado un costo solamente en materia
salarial de $ 66.691.408,3 por mes.
Conclusiones Toda la región latinoamericana se vio afectada y desprotegida frente a los cambios en la
economía mundial en 2008 producto de la crisis. Ante la situación de altos niveles de
desempleo, desigualdad en la distribución del ingreso, pobreza e indigencia era necesario
un rol activo por parte del Estado para que reformulara las políticas sociales buscando
favorecer a los sectores más vulnerables.
Frente a esto, se propuso la política postkeynesiana conocida como “Estado como
Empleador de Última Instancia”, que garantiza un empleo digno para todos aquellos
individuos que puedan, quieran y estén dispuestos a trabajar, obteniendo un salario digno y
una cobertura de salud que le permita mejorar su calidad de vida y la de su familia.
Cabe destacar que este programa político, no sólo intenta solucionar las fallas en el
mercado laboral que llevaron a tomar decisiones de política económica erróneas
anteriormente y que conllevó a perjudicar a los sectores con menores herramientas y
capacidades de defenderse, sino que también busca establecer una conexión en el
consciente colectivo de la sociedad entre un salario seguro y un empleo público garantizado
y sostenido en el tiempo.
En el presente trabajo se realizó una simulación de aplicación de este tipo de programas
para Argentina para el año 2015, y encontramos que si ingresan al programa todos aquellos
individuos en condiciones de participar, se reduce tanto el porcentaje de población en
condiciones de indigencia como de pobreza, pasando de 1,38% a 0,32% y de 9,71% a
2,44% respectivamente. Además la distribución del ingreso se volvería más igualitaria ya
que el índice de Gini presenta una disminución, pasando de 0,4 a 0,35.
Por lo tanto ante la pregunta de si este tipo de programa se puede aplicar en Argentina, la
respuesta es sí; vemos que es posible implementar una política de estas características en
nuestro país. Seguir las recomendaciones aconsejadas por los economistas Post-
Keynesianos ayudaría a mejorar las condiciones coyunturales, generándose altos niveles de
empleo, haciendo que la distribución del ingreso se vuelva menos desigual y produciendo
como fin último que muchas personas puedan salir de situaciones vulnerables como lo son
la pobreza y la indigencia.
En el caso de que las restricciones que tiene la economía argentina no permitan la
implementación de este programa tal como lo presentan las recomendaciones de sus
pensadores, es necesario repensar en alguna nueva política monetaria o fiscal parecida a
este programa que permita altos niveles de protección social como EUI ya que este crea
suficiente empleo para personas de bajas calificaciones, y en caso de que el individuo se
encuentre desempleado por un período largo de tiempo, bajo un programa como el EUI se
estaría capacitando continuamente, teniendo un empleo que le permita una vida digna
evitando así la desmotivación de estar fuera del mercado laboral.
Si bien los problemas económicos, específicamente en el mercado laboral, no se van a
solucionar en un abrir y cerrar de ojos, es necesario que el Estado tome un rol activo y
comience a generar líneas de acción relacionadas con el fortalecimiento del mercado
interno, principalmente en aquellos sectores que son intensivos en mano de obra, junto con
programas como el EUI que generan además capital humano.
Anexo Para poder estimar la pobreza absoluta en la población argentina se utilizan dos métodos:
Directo que identifica los hogares o personas que no alcanzan a satisfacer las
Necesidades Básicas
Indirecto, conocido como “enfoque del ingreso”, que calcula la Línea de la
Pobreza a partir de la construcción de la canasta básica. Esta última se divide en dos
tipos: la Canasta Básica Alimentaria que se utiliza para medir la indigencia mientras
que la Canasta Básica Total se usa para la medición de la pobreza; en ambos casos
es calculada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Tanto la Línea de Indigencia como de la Pobreza son conceptos normativos, ya que por
debajo de ellas las personas no tienen la capacidad para alcanzar un mínimo nivel de vida.
Es decir, que la medición de la pobreza de esta manera es un método indirecto y
unidimensional porque se comparan los ingresos totales que declaran los miembros del
hogar en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) con los ingresos establecidos como los
umbrales de indigencia y pobreza.
La canasta básica alimentaria, conocida como canasta de referencia, se determina según los
hábitos de consumo de la población que se está estudiando y depende de los requerimientos
normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un hombre adulto de entre 30
y 59 años cubra durante un mes esas necesidades (este individuo toma el nombre de “adulto
equivalente”)
Como los requerimientos nutricionales difieren según el sexo y la edad de la persona, se
construyen equivalencias para poder determinar cuánto consumen las personas de otras
edades y sexos.
Mientras que la Canasta Básica Total incluye además de los alimentos y bebidas, bienes y
servicios no alimentarios, y se calcula ampliando la canasta alimentaria utilizando la
inversa del Coeficiente de Engel siendo este la relación entre el gasto en alimentos y los
gastos totales de los hogares.
El valor de la canasta se determina asignándole los precios ajustados de cada mes según las
variaciones del Índice de Precios al Consumidor para el Gran Buenos Aires. Es decir que
cualquier variación en el Índice de Precios altera el valor de las mismas.
Para estimar el porcentaje de individuos bajo condiciones de indigencia y pobreza,
actualizamos el valor de la canasta básica alimentaria por el IPC de bebidas y alimentos que
publica la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos de la Provincias de San Luis. Se
eligió ese índice porque conjuntamente con el que publica la Ciudad de Buenos Aires son
los que utilizaron durante todos estos años la oposición política como guía para medir la
inflación ya que había posiciones a favor y en contra de los índices publicados por el
INDEC.
Como dijimos anteriormente la Canasta Básica Total es la Canasta Básica Alimentaria
multiplicada por la inversa del Coeficiente de Engel. Para poder realizarlo tomamos los
valores publicados por INDEC de la inversa de dicho Coeficiente (β) y se actualizó también
con el IPC San Luis de la siguiente manera:
𝛽𝑚 = 𝛽𝑚−1 ∗ (𝐼𝑃𝐶𝑛𝑔
𝑚 𝐼𝑃𝐶𝑎𝑙𝑚⁄
𝐼𝑃𝐶𝑛𝑔𝑚−1 𝐼𝑃𝐶𝑎𝑙
𝑚−1⁄)
Siendo IPCmng e IPCm-1 ng índice de precios nivel general en el mes m y m-1
respectivamente, mientras que IPCmal e IPCm-1al los índices de precios en alimentos y
bebidas para el mes m y m-1 también respectivamente.
De esta manera determinamos,
𝐶𝐵𝑇𝑚 = 𝐶𝐵𝐴𝑚 ∗ 𝛽𝑚
Luego, para poder determinar la incidencia de la pobreza utilizamos el indicador propuesto
porFoster, Greer y Thorbecke en un artículo de 1984:
𝐶𝐵𝑇𝑚 = 𝐶𝐵𝐴𝑚 ∗ 𝛽𝑚
Siendo 𝑥𝑖: el ingreso per cápita familiar que se compara con la línea de la pobreza (𝑧) para
ese año.
Si bien existe un indicador FGT para cada valor de α, el cual define la estructura con la que
se pondera a cada individuo pobre para arribar al índice agregado, en nuestro caso en
particular utilizamos un valor de α igual a 0. En dicha situación, el indicador recibe el
nombre de “tasa de incidencia de la pobreza”. Esta medida es la más usual de pobreza,
expresando el número de pobres como proporción del total sin tener en cuenta el grado de
pobreza.
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