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La ciencia que estudia los significados de los€¦ · la madeja mediática, a comprender su estructura, y qué es, en definitiva. Lo que hay detrás del complejo proceso comunicativo,

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La ciencia que estudia los significados de losdistintos discursos o mensajes que circulan enla sociedad y entre las personas, fundada porSaussure en el último tercio del siglo XIX, fuecreciendo y enriqueciéndose con los aportes demuchos estudiosos, lingüistas, sociólogos,antropólogos, etc., y llegó a constituir uncampo científico cuyo conocimiento resulta hoyindispensable.

Esta obra nos aproxima a ese conocimiento yofrece a la vez la posibilidad de recorrer elitinerario de los principales aportes efectuadosa lo largo de la configuración de la semióticacomo ciencia, desde sus principios hasta laactualidad, de la mano de especialistas queunen a su calidad en la investigación, unaelevada capacidad docente. Ellos hanefectuado una minuciosa y encomiable labor derecopilación y análisis capaz de guiar por loscaminos de la semiótica a estudiantes,docentes y lectores en general.

Se trata, pues, de un material imprescindibleque, lejos de sustituir la lectura de las fuentesoriginales, proporciona las claves paraintroducirnos en la casa que habitamos

cotidianamente: la del sentido.

Victorino Zecchetto. Es italiano y desde hacelargos años trabaja en América Latina. Estudiócomunicación social en Italia y Francia. Fuedirector de centros e instituciones decomunicación social en Chile, Ecuador y laArgentina, donde reside actualmente. Publicónumerosos artículos en revistas de AméricaLatina y Europa. Es profesor de Semiótica yComunicación Latinoamericana en el InstitutoSuperior de Comunicación Social Don Bosco(Buenos Aires). Autor de La danza de lossignos. Nociones de semiótica general.

Victorino Zecchetto & Mabel Marro &Karina Vicente

Seis semiólogos enbusca del lector

Tomo 1:Saussure/Peirce/Barthes/Greimas/Eco/Verón

ePub r1.0turolero 09.06.15

Título original: Seis semiólogos en busca del lectorVictorino Zecchetto & Mabel Marro & Karina Vicente, 2013

Editor digital: turoleroAporte original: SpleenePub base r1.2

Introducción

El título de este libro parafrasea una conocidapieza teatral del Premio Nobel de Literaturade 1926, Luigi Pirandello: «Seis personajesen busca de un autor».

¿Por qué un título así? Puede darse una simplerazón de humor para llamar la atención de losestudiantes y estimularlos a tomar contacto con lasideas de algunos semiólogos. Otro motivo queexplica el origen del título es que en la obra dePirandello los protagonistas dicen frases como estas:«Fuera de la ilusión no tenemos otra realidad…,»«… toda la realidad de hoy, ¿no está destinada a serilusión mañana?», «Morirá el hombre, morirá elescritor, el personaje creado ya no muere… ¿Quiénera Sancho Panza? Y sin embargo vive eternamente».

Con peculiar ironía Pirandello muestra lacontingencia del ser humano agitándose en eltranscurrir del tiempo y tratando de modificar suexistencia.

Hoy, la sociedad de la cultura mediática, nossumerge en el mundo de los signos, y en su compañíatrabajamos, modificamos costumbres, ideas, reímos,nos emocionamos, y a veces, ellos son también la

ilusión que reemplaza la realidad. La vida que fluyepermanentemente en el simulacro sígnico, no llega acristalizarse ni a fijarse en la consistencia del serreal.

Estimamos que la semiótica ayuda a deshilvanarla madeja mediática, a comprender su estructura, yqué es, en definitiva. Lo que hay detrás del complejoproceso comunicativo, por qué creamos discursos yque sentidos ellos diseminan. Pareciera que el papelde la semiótica es, en el fondo, buscar los fantasmasque alimentan los lenguajes humanos.

El pensamiento de los autores que aquípresentamos, ayuda a arrojar luz sobre estosimportantes problemas de semiótica.

Su poder reflexivo y la fuerza de sus ideas,permiten captar con mayor profundidad el significadode las preguntas que nos planteamos sobre losfenómenos de la comunicación, aunque sus modos deresponder nos parezcan, tal vez, un pococomplicados a causa del carácter científico con quevienen revestidos.

Agreguemos también que casi todos losinvestigadores que presentamos en nuestro estudio,abordan de modo directo o indirecto, la cuestión delestatuto científico de la semiótica. ¿Cómo ha llegadola Semiótica a ser lo que es? ¿Cómo se hanformulado las ideas y teorías sobre los signos, los

lenguajes, los discursos y las imágenes?

He aquí algunas preguntas que quisieraresponder este libro en forma abreviada yponerlas a disposición de los estudiantes decomunicación social. Sabemos que a menudola semiótica se presenta ante ellos como unadisciplina enigmática, despiadadamenteteórica, lejana de las cuestiones másapasionantes de los medios y de la dinámicasocial de la comunicación actual.

Creemos que presentar a algunos pensadores quedejaron fuertes huellas en la tradición científica deesta disciplina, ayudará sin duda a comprenderlamejor. En la transmisión de las ideas se da siempre,al menos en alguna medida. una congruencia entre lasnuevas propuestas y los saberes heredados. Lasrupturas se despliegan desde algún fundamentoconocido como punto de arranque. Lo que en unmomento dado podemos concebir como un nuevoavance de la semiótica, posee ya cierto anclaje en lasreflexiones anteriores. Eso permite hacer el esfuerzode argumentar visiones más amplias o profundas deproblemas, teorías o simplemente de medir laspretensiones de validez de hipótesis pacíficamente

aceptadas. Esto aparece en nuestros autores quetienen visiones diversas y elaboradas desdeangulaciones teóricas igualmente diferentes.

La presentación de sólo seis semiólogos esevidentemente limitada. Nadie ignora la variedad y lariqueza de «personajes» que pueblan el campo de laciencia semiótica. Sería falsear nuestra intención,pensar que sólo estos seis pensadores encierran eldominio de todas las cuestiones estudiadas ensemiótica. No pretendemos ser exhaustivos, sinohacer un recorrido por algunos de los grandesplanteos teóricos que estos estudiosos han hecho yque juzgamos constituyen un aporte valioso.Decidimos también poner un autor argentino, yresultó difícil elegir. La inclusión de uno y no más, senos impuso por razones de límites, y no pordesconocer las originalidades de otrosinvestigadores que han trabajado y trabajan aun ennuestro medio.

Otro criterio para elegir esta «muestra desemiólogos», ha sido la convicción de que ellosrepresentan a un grupo de intelectuales que abordarontemáticas importantes para la semiótica. Se justifica,pues, su inclusión en este estudio. Su pensamientosigue inspirando muchas ideas semióticas que seenseñan, por eso vale la pena que quienes seaproximan, de este libro tomen un primer contacto

con ellos, para luego poder estudiar más a fondo susobras.

Para leer este trabajo se necesita un poco decuriosidad, como la de quien busca algún sitio raroen «Internet»: después puede salir estimulado paraseguir indagando. Sin embargo, no estamos segurosde que eso suceda… ¿qué está primero, el huevo o lagallina? En efecto, hay que poseer de antemano algúnestímulo para sentir curiosidad y leer páginas comoestas… y así la rueda no tiene fin.

De una cosa sí tenemos certeza, y es que estelibro no ha sido escrito para suplantar el interés porla disciplina semiótica. Al contrario, es para que lolean personas motivadas. Nadie desea perder tiempocon gente apática y desinteresada por el estudio.

De cada autor presentamos primero un breveesbozo de su vida, ya que la biografía tambiénmodela y acompaña, a veces en forma decisiva, latrayectoria del pensamiento.

En un segundo momento nuestro estudio expone, amodo de compendio, las ideas y las teorías de cadasemiólogo, ilustrándolas con citas de sus obras, ytratando de ser fieles a las posturas de supensamiento. Repetimos que nuestra finalidad esayudar a los lectores a introducirse al estudio deestos semiólogos.

¿Quiénes son los autores de este libro?

Gente que trabaja en comunicación y educación,interesada en compartir las «emociones semióticas».¡Sí! Aunque parezca extraño, también la semióticapuede emocionar cuando sus ideas se conectan conlas preguntas de fondo que surgen de la realidadsocial, personal, comunicacional o filosófica.

Un agradecimiento sincero a cada profesora yprofesor que han elaborado esta síntesis y más aún,por su total entrega a la obra educativa que realizancada día.

Victorino Zecchetto (Coordinador)

Ferdinand de Saussure

Suiza 1857-1913

«No hay nada más idóneo que la lengua para hacercomprenderla naturaleza del problema semiológico» (Curso…)

I. Vida y obra de F. de Saussure

Karina Vicente

1. Notas biográficas

Ferdinand de Saussure, nació en Ginebra (Suiza), el26 de noviembre de 1857. Provenía de una de lasmás antiguas familias de la ciudad, de genteintelectual con sólida formación científica, y quecontaba entre sus antepasados con geógrafos,matemáticos, físicos, naturalistas y viajeros. Su padrerealizó grandes investigaciones y estudios acerca delos insectos; y su abuelo, Horace-Bénédict, fue unode los primeros alpinistas que alcanzó la cima delMonte Blanco el 2 de agosto de 1787.

Ferdinand era el mayor de los cuatro hijos quetuvo su padre Henri. Después de él venía su hermanoHorace (1859), pintor de retratos y paisajista; acontinuación estaba Léopold (1866) que fue, primerooficial de marina y luego estudioso de la cultura yastronomía chinas; finalmente René (1868) autor deestudios filosóficos y de los lenguajes artificiales ynaturales.

Ferdinand hizo sus primeros estudios en elcolegio de Hofwyl, cerca de Berna. A los doce añosencontró al profesor Adolphe Pictet, que habíafrecuentado el mismo colegio sesenta años antes.Pictet era un notable investigador de paleontologíalingüística y uno de los pioneros del estudio de las

lenguas celtas (irlandés, escocés, galo, bretón, galésy éuscaro). Había escrito el libro Los orígenesindoeuropeos (1859-1863), obra que ha servido demodelo a muchas otras.

A los 13 años, Ferdinand ingresó al InstitutoMartine de Ginebra donde estudió griego. Ya por estaépoca comienza a perfilarse en él una orientaciónespecial por la lingüística, que viene marcada poruna amistad familiar con Pictet.

En 1872, Saussure, interesado en elaborar un«sistema general del lenguaje», concluye un Ensayosobre las lenguas donde postula que, partiendo delanálisis de cualquiera de éstas, es posible remontarsehasta raíces bi y tri consonánticas. Este manuscrito lodedicó a Pictet. Dos años después ingresará al ciclosuperior, llamado Gimnasio donde, siguiendo losconsejos de su maestro Pictet, estudiará sánscrito portres años.

Ferdinand pasó, además, por la Universidad deGinebra durante 2 semestres (1875-76), para estudiarfísica y química, siguiendo la tradición familiar, y losalternó realizando cursos de filosofía e historia delarte, pero manteniendo siempre su interés por lalingüística.

Una vez finalizados brillantemente sus estudiosen Ginebra, Ferdinand se trasladó a Leipzig,Alemania, entonces centro mundial de la joven

lingüística; allí comenzó a estudiar y a profundizar demodo especial el persa y el irlandés antiguo.

En julio de 1878, se trasladó a Berlín para seguirlos cursos del profesor sancritista Oldenberg y delceltólogo e indianista Zimmer. En diciembre de esemismo año fue publicada su Memoria sobre elsistema primitivo de las Vocales de las LenguasIndoeuropeas, obra que produjo frialdad entrealgunos especialistas y gran conmoción entre otros.Finalmente, en 1881, logró publicar en Ginebra sutesis doctoral Del empleo del Genitivo Absoluto enSánscrito, y que había sido defendida en febrero delaño anterior en Leipzig. En ella afirmaba que el valorde una entidad lingüística es relacional y opositivo,concepto que más tarde empleará también en susreflexiones sobre el signo.

Durante ese mismo año viajó a Lituania, cuyoidioma comenzó a estudiar por ser de granimportancia dentro de las lenguas indo-europeas.

En noviembre de 1880 se instala en París y, entrelos años 1881 y 1890 fue profesor de alto alemán,gótico y gramática comparada del griego y latín en laescuela de Práctica de Altos Estudios, donde llegó atener más de un centenar de alumnos.

Al mismo tiempo, desde 1882, Ferdinand sedesempeñó, en la Sociedad de Lingüística de París,como secretario adjunto y director de publicación de

las Memorias de la Institución.Sin embargo, su delicada salud le obliga a

abandonar la cátedra y lo reemplaza Antoine Meillet.Francia le reconoce el mérito de su labor y le otorgala medalla de la Legión de Honor «a títuloextranjero».

En 1889, sobre todo por razones de salud,Saussure vuelve a Ginebra, donde se crea, en launiversidad, una cátedra de Lingüística. Allí dictaráclases como profesor extraordinario a partir del año1891, hasta que en 1906 pasó a ser titular de lacátedra de Lingüística indoeuropea y general, ademásde profesor de sánscrito.

En esos quince años en la Universidad deGinebra, Saussure trabajó de modo especial en temascomo: relación dialéctica entre evolución yconservación lingüísticas, y entre lingüística general,lingüística histórica y filología; gramática comparadadel griego y del latín; los anagramas (haciaprincipios de siglo); fonología del francés moderno yversificación francesa (en un Seminario de francésmoderno). En 1984, escribió a Meillet confiándole sudesazón ante la «inepcia absoluta de la terminologíacorriente» a la que hay que reformar mostrando «quéespecie de objeto es la lengua en general», trabajo«inmenso» cuya necesidad temía lo desviara de su«placer histórico».

También en 1894 se ocupó de organizar el XCongreso de orientalistas, en el que presentó, el 8 deseptiembre, una ponencia sobre el acento lituano.

Durante ese tiempo, Ferdinand contrajomatrimonio con Marie Faesch, perteneciente a unaantigua familia ginebrina, con quien tuvo dos hijos:Raymond y Jacques.

Entre 1899 y 1908, Saussure dictó cada año uncurso sobre la fonología del francés moderno, y apartir de 1900 – 1901, también dictó un curso deversificación francesa, ambos en el Seminario defrancés moderno.

En 1906, Joseph Wertheimer, quien había sido elcatedrático de «lingüística general e historia ycomparación de las lenguas europeas» en la Facultadde Letras y Ciencias Sociales de Ginebra, se retira ySaussure ocupa su lugar durante cinco años.

En julio de 1908, se cumplió el trigésimoaniversario de su Memoria sobre las vocalesindoeuropeas y Meillet junto a sus alumnosginebrinos, le ofrecieron un volumen de homenaje.

En una entrevista que Riedlinger, uno de susalumnos, le realiza en 1909, Saussure pone demanifiesto su punto de partida para la investigaciónlingüística: «La lengua es un sistema riguroso y lateoría debe ser un sistema tan riguroso como lalengua». Su pensamiento comenzó a crecer

independientemente de sus predecesores. AFerdinand le preocupaba la ineficacia de laterminología corriente; se apartó de lo que consideróla pseudo-lingüística de su época para fundar unadisciplina nueva, con rigor científico para el estudiodel lenguaje. Se opuso así a las concepcionesanteriores, en las cuales la lengua no ocupaba elcentro de interés de las investigaciones. Rompió,además, con la vieja tradición que venía desde laantigüedad de considerar a la lengua como unrepertorio de palabras para nombrar cosas.

En el año 1912, Ferdinand suspende sus cursos yse retira al castillo de Vuffiens donde, a pesar de suenfermedad, trata de iniciar nuevos estudios, talescomo sinología (estudio de la lengua, la literatura ylas instituciones de China). Sin embargo, fueagravándose y muere el 22 de febrero de 1913.

2. Las peripecias de un libro

Durante el otoño del año 1891, Ferdinand deSaussure comenzó a dictar sus lecciones semestralesen Ginebra. Al principio, por motivos pedagógicos,sus exposiciones fueron más bien generales, porquesus alumnos carecían del nivel de formación comolos que había tenido en París.

Pero a partir de 1897 comenzó a crearse un grupode entusiastas y fieles estudiantes, cuya calidad ypreparación permitió a Saussure tratar enprofundidad temas más específicos y técnicos.

Esas lecciones sobre lingüística general,resultaron fundamentales para conocer supensamiento, tal como nos ha llegado a través de larecopilación efectuada por sus alumnos. En efecto,Saussure no editó ninguna obra al respecto, de modoque al morir en 1913 no había manuscritos ordenadosy sistemáticos de sus cursos.

Tres años después de la muerte del maestro, dosde sus alumnos con la colaboración de A. Riedlinger,reunieron los apuntes de las clases que había dictadoel maestro, más algunas notas autógrafas encontradasentre sus papeles y cuadernos, y redactaron en formaunitaria una obra, fiel reflejo del pensamiento deleximio profesor. En adelante ese libro publicado en

1916 con el título Cours de linguistique générale(Curso de Lingüística General) resultó ser eltestimonio más importante de la enseñanza impartidapor Saussure acerca de las teorías originales sobre laestructura del lenguaje. El libro expone el contenidode tres cursos semestrales dictados por Saussuresobre Lingüística General en los años 1906-1907, 1908-1909 y 1910-1911. El valor de la obraconsistió en mostrar de qué modo, el maestro deGinebra, postuló la existencia de una ciencia generalde todos los lenguajes (hablados o no hablados), detodos los signos sociales: «Se puede concebir unaciencia que estudie la vida de los signos en el senode la vida social… la llamaremos Semiología (delgriego semeion, signo)».[1]

Finalmente en 1922 se editó de modo definitivo,el Curso de Lingüística General, y poco a poco, enaños posteriores, se tradujo al alemán, ruso,castellano, inglés, italiano, polaco, japonés, etc.

Hasta el día de hoy, el Curso… constituye elpunto obligado de encuentro con el pensamientosemiológico de Saussure, aunque nuevasinvestigaciones y las publicaciones de notas yescritos sueltos del maestro, han demostrado quealgunas ideas expresadas en el Curso… no sontotalmente coincidentes con su pensamiento, o almenos, su interpretación no remite al sentido que él

les atribuyó. Para una mejor comprensión delCurso… se han hecho ediciones críticas del mismo.Cabe mencionar la publicada por RobertGodel (1957) con las fuentes manuscritas del textoeditado por Bally y Sechehaye, y la del estudiosoitaliano Tullio De Mauro (1972), con interesantesnoticias biográficas y otras notas personales escritaspor Saussure.

Probablemente en adelante no se cuestionarán lasideas expuestas en el Curso…, ni se pensará que nocorresponden a las del profesor ginebrino. Lascorrecciones, añadiduras o variaciones de otrosdetalles sobre la materia que, eventualmente, puedansurgir en el futuro, no tocarán los puntos sólidos ycentrales del pensamiento de Saussure expuestos enesa obra.

Para profundizar el pensamiento semiológico deFerdinand de Saussure, se pueden consultar lossiguientes libros en lengua castellana:

Saussure y los fundamentos de la lingüística,José Sazbón, Ediciones Nueva Visión, BuenosAires, 1996. Págs. 170. Este valioso libro fuepublicado por primera vez en 1976. La nuevaedición de 1996 refleja la necesidad científicade seguir reflexionando sobre el tema. Estádividido en tres partes: un ensayo sobre el

significado de las ideas de Saussureacompañado por una bibliografía relacionadacon la lingüística y la semiología, unacronología saussuriana y post-saussuriana y,finalmente, capítulos escogidos del Curso deLingüística General, los más significativos parael argumento que trata.

Curso de Lingüística General, Ferdinand deSaussure, Planeta - Agostini, Barcelona yBuenos Aires, 1994. Págs. 319. Esta traducciónde Mauro Armiño sobre la obra original de1916, fue publicada en 1989 por ACAL y luego,en la presente edición, por la Editorial Planeta.Toma en cuenta las fuentes manuscritaspublicadas por R. Godel y otras posterioresobras críticas. Son particularmente valiosas lasnotas a pie de página. Los lectores de estaedición del Curso…, acceden a una fuenteautorizada de las ideas de Saussure.

II. La teoría semiológica deSaussure

Por Victorino Zecchetto

1. La lingüística y su evoluciónhistórica

Para comprender el pensamiento de F. de Saussure,es preciso recordar que el campo específico de sutrabajo fue la lingüística, en consecuencia hay quejuzgar su obra dentro de ese ámbito. Conviene,además, conocer un poco la historia de la ciencialingüística. Esta evolucionó a través de cuatro etapas,que aquí vamos a enumerar muy sintéticamente.

Al inicio la lingüística era una disciplinanormativa, y se la llamaba gramática, porque seocupaba únicamente de dar reglas para distinguir lasformas correctas e incorrectas del lenguaje. Ya losgriegos habían sentado las bases de esos estudios y,en los tiempos modernos, fue sobre todo la escuelafrancesa la que más desarrolló los temasgramaticales.

Después apareció la filología preocupada porestudiar la estructura y evolución del lenguaje, susaspectos estilísticos, formales. Este movimientocientífico fue creado por Friedrich August Wolf apartir de 1777. La filología fue ampliando susintereses, no sólo se ocupó por interpretar y comentarlos textos, sino que estudió la historia literaria, lascostumbres y las instituciones de las lenguas. Su

método peculiar fue la crítica, especialmente de lasobras antiguas griegas y romanas.

El tercer período empezó cuando se descubrióque se podían comparar las lenguas entre sí, surgióentonces la filología o gramática comparada.En 1816, Franz Bopp, en una obra impresionante,estudió las relaciones que unían lenguas como elsánscrito, el griego, el latín y el alemán. Junto a Boppotros estudiosos tuvieron el mérito de inaugurar esenuevo campo de investigación. Pero hacia 1870algunos comenzaron a preguntarse acerca de lascondiciones de vida de las lenguas.

Iba naciendo así la lingüística propiamentedicha, cuyo especial interés fueron las lenguasromances y germánicas. Un primer impulso lo dio elestadoudinense Whitney con su libro Life and growthof Language (1875). Casi a continuación se creó laescuela alemana «Junggrammatiker». Su méritoconsistió en ubicar en una perspectiva histórica todoslos resultados comparativos, y dar razones de loserrores e insuficiencias de la filología clásica.

En este contexto histórico aparecen lasreflexiones de Saussure, que problematizaron elconjunto de la lingüística de su tiempo, y a la vez,arrojaron luz para dar origen a la moderna cienciadel lenguaje.

A Saussure se le puede considerar, entonces,

como el iniciador de la moderna lingüística.

2. Lingüística y semiología

Saussure manifestó interés en profundizar el estudiodel lenguaje, para que éste pudiera aparecercoherente y clara su comprensión como sistema.Asumió una actitud científica que, en esa época, erala que había propuesto Darwin: «cada tesis, aun lamás acreditada, debe ser revista como hipótesis, ycada hipótesis como una posible tesis». En su libroMémoire sur les voyelles, Saussure demostróclaramente la solidez científica de sus análisis.

Con ese peculiar espíritu de investigaciónelaboró, pues, algunos importantes principios quedebían sustentar sus estudios del lenguaje. Abordólos diferentes problemas semiológicos, en la medidaque estaban relacionados con la ciencia lingüística.Tanto su método de análisis como sus reflexiones lasplanteó como parte de esa disciplina que considerabael lenguaje como un sistema en sí, como objetocientífico ya establecido.

Una de las primeras cuestiones que Saussureanaliza es de orden «epistemológico», o sea, enrelación con el modo de concebir el fundamento delestudio lingüístico. Era común en su tiempo pensarque las lenguas son nomenclaturas, esto es, uncatálogo de nombres y palabras que simplemente

designan a las cosas o estados del mundo. Estapostura científica no tomaba suficientemente encuenta el hecho de que una lengua es un sistema, ypor lo tanto, un conjunto interrelacionado de partesdonde cada elemento está distribuido y organizadopara accionar en forma unificada. Saussure postulapensar el sistema de la lengua como parte de laciencia general que estudia los signos, y que él llamó«semiología». Afirmó al respecto: «La lengua es unsistema de signos que expresan ideas, y por tanto,comparable a la escritura, al alfabeto de lossordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas deurbanidad, a las señales militares, etc. Sólo que es elmás importante de esos sistemas. Puede por tantoconcebirse una ciencia que estudie la vida de lossignos en el seno de la sociedad; formaría una partede la psicología social, y, por consiguiente, de lapsicología general; la denominaremos semiología(del griego semeîon, ‘signo’). Ella nos enseñaría enqué consisten los signos, qué leyes los rigen. Puestoque todavía no existe, no puede decirse lo que será;pero tiene derecho a la existencia, su lugar estádeterminado de antemano.[2]

Cabe destacar esta novedad, pues abrió el caminoa posteriores intuiciones de otros lingüistas. Alconsiderar la lengua dentro del sistema más vasto ygeneral de los signos, Saussure la instalaba en medio

del problema semiológico: «Para nosotros elproblema lingüístico es ante todo semiológico, ytodos nuestros análisis deben su significación a eseimportante hecho. Si se quiere descubrir la verdaderanaturaleza de la lengua, hay que captarla primero enlo que tiene de común con todos los demás sistemasdel mismo orden. (…) Con ello, no solamente seesclarecerá el problema lingüístico, sino quepensamos que considerando los ritos, las costumbres,etc., como signos, tales hechos aparecerán bajo otraluz, y se sentirá la necesidad de agruparlos en lasemiología y de explicarlos por las leyes de estaciencia».[3]

Otro aspecto de importancia semiológicaestudiado por Saussure, lo constituye la elaboraciónde una serie de antinomias metodológicas aptas parainvestigar la estructura del lenguaje. Se trata de«distinciones» a modo de dualidades en relacióndialéctica, cuya función consiste en dar razón de larealidad compleja del objeto lingüístico. Esasclasificaciones dicotómicas son:

Lengua HablaSignificante SignificadoArbitrario(inmotivado)

Racional(motivado)

Sintagma ParadigmaSincronía Diacronía

Estas antinomias u oposiciones, van siempreunidas y combinadas; ellas permiten concebir losfenómenos lingüísticos desde una perspectivadinámica y relacional, y le otorgan, además, «unidadevolutiva» a la organización y funcionamiento de laslenguas.

Con estos postulados, se coloca Saussure entrelos pioneros fundadores de la moderna ciencia de lasemiología. A pesar de las escasas horas que leconcedieron en Ginebra a su cátedra de «lingüísticageneral» al asumirla en 1906, sus alumnos pudieronpercibir de inmediato la gran novedad que constituíasu pensamiento, lo que motivó que algunos de ellos,después de la muerte del maestro, decidieran recogersus ideas y publicarlas. En efecto, Saussure no habíadejado ninguna exposición escrita ordenada y regularde sus lecciones impartidas en la Universidad.

A continuación presentaremos en forma resumidasus conceptos semiológicos más importantes, para

que sirvan a los estudiantes a introducirse en elpensamiento de Saussure.

3. La lengua y el habla

Una de las primeras distinciones que hace Saussurees entre lengua y habla. Partiendo de la constataciónde que el lenguaje es «una institución humana», perosin ninguna relación natural con su objeto (es un puroconsenso social y esto lo demuestra la variedad delenguas existentes), concluye que su estudio sólo esposible mediante la observación directa de laslenguas que hablan las personas, esto es del habla. Elhabla es el lenguaje en acción, es la ejecuciónindividual de cada hablante.

Otra cosa distinta es la lengua, es decir, laestructura, el mecanismo, los códigos referencialesque usan los individuos para hablar, sin los cuales nosería posible el habla. Dice Saussure:

Al separar la lengua del habla se separa al mismo tiempo: 1)lo que es social de lo que es individual; 2) lo que es esencial de loque es accesorio y más o menos accidental.

En ese mismo apartado, un poco más adelante,Saussure especifica algunos caracteres de la lengua.Vale la pena señalar tres:

1) La lengua es un objeto bien definido en elconjunto heterogéneo de los hechos de

lenguaje…Es la parte social del lenguaje, exterior alindividuo, que por sí solo no puede nicrearla ni modificarla; sólo existe en virtudde una especie de contrato establecidoentre los miembros de la comunidad…

2) La lengua, distinta del habla, es un objetoque se puede estudiar separadamente. Yano hablamos las lenguas muertas, peropodemos asimilarnos perfectamente suorganismo lingüístico.

3) La lengua es, no menos que el habla, unobjeto de naturaleza concreta, y elloconstituye una gran ventaja para su estudio.[4]

La constatación de esta primera dualidad —hablay lengua— tiene subyacente la perspectiva histórica.En efecto, una vez fijadas las reglas de la lengua, loscambios constantes que se verifican en el habla delos pueblos, por ejemplo, en la fonación de ciertaspalabras, se producen aparentemente sin explicación.Observa Saussure al respecto: «No se ve por qué unageneración se pone de acuerdo para quedarse conunas inexactitudes excluyendo otras, siendo todasigualmente naturales».[5]

Y a continuación se detiene en analizar algunosfenómenos (políticos, sociales…) que explicarían«por qué las lenguas atraviesan épocas más movidasque otras».[6]

Pero se muestra escéptico en atribuirle un rolactivo a la historia en esas vicisitudes: «Nadaautoriza a admitir que a las épocas agitadas de lahistoria de una nación correspondan a evolucionesprecipitadas de los sonidos de un idioma». Peroentonces, ¿por qué se producen los cambios? Yresponde: «Ese es el misterio, tanto para los cambiosfonéticos como para los de la moda».[7]

Al introducir la noción de lengua y habla,Saussure pretende eliminar también la ambigüedadque provoca el uso de la palabra lengua, cada vezque ésta debe concretizarse en los actos del habla.

Todos los que hablan cierto idioma (español,inglés, ruso o árabe) tienen en común una «lengua»,(un sistema), pero ella se manifiesta de diferentesmodos en los actos del «habla». La relación entre laslenguas y las palabras son muy complejas, todos losenunciados producidos al hablar un idioma, dejandode lado las variaciones individuales, pueden serdescritos según un conjunto de reglas y de relacionescon características estructurales comunes. Ensíntesis, la lengua es la estructura y la armazón delsistema de un idioma, mientras que la práctica de los

hablantes es efectivamente el habla.

4. El signo es un compuesto designificante y significado

¿Qué es un signo para Saussure?

El signo es una «díada», es decir, un compuestode dos elementos íntimamente conexos entre sí: larepresentación sensorial de algo (el significante) ysu concepto (el significado), ambas cosas asociadasen nuestra mente: «un signo lingüístico… une unconcepto con la imagen acústica (…), es por tantouna entidad psíquica de dos caras».[8]

«La lengua es comparable todavía a una hoja depapel: el pensamiento es el recto y el sonido elverso; no se puede cortar el recto sin cortar al mismotiempo el verso, asimismo, en la lengua no se podríaaislar ni el sonido del pensamiento ni el pensamientodel sonido».[9]

Saussure cita el ejemplo de la palabra «árbol»para enseñar que «llamamos signo a la combinacióndel concepto y de la imagen acústica»,[10] o sea, a launión de la idea de árbol con el término árbol.

Pero reconoce en seguida que corrientemente sellama signo sólo a la parte sensorial, para abarcar latotalidad, o sea, también al concepto. Luego con elpropósito de aclarar mejor la comprensión del signo,

agrega lo siguiente:

Nosotros proponemos conservar la palabra signo paradesignar la totalidad, y reemplazar concepto e imagen acústicarespectivamente por significado y significante; estos últimostérminos tienen la ventaja de señalar la oposición que les separa,bien entre sí, bien de la totalidad de que forman parte.[11]

En síntesis, el signo lingüístico toma consistenciaal vincular entre sí dos aspectos de un mismofenómeno, el elemento fónico-acústico y el conceptoasociado con él.

5. La arbitrariedad del signo y suvalor

¿En base a qué principio se unen los significantes consus respectivos significados? Sencillamente por unaoperación arbitraria:

El lazo que une el significante y el significado es arbitrario, otambién, ya que por signo entendemos la totalidad resultante dela asociación de un significante a un significado, podemos decirmás sencillamente que el signo lingüístico es arbitrario.[12]

Tomemos por ejemplo el sustantivo español«perro»; el significado que le asignamos es unaconvención arbitraria, ya que no existe relaciónfónica ni gráfica que enlace la idea de perro con esapalabra. Se trata de un enlace no natural, sinoarbitrario, dice Saussure. Podemos cambiar designificante y usar otros códigos lingüísticos (eninglés «dog», en alemán «hund», en italiano «cane»,en francés «chien»), y nos encontraremos siemprecon el mismo principio de enlace arbitrario, carentede toda relación natural entre la idea de «perro» y suexpresión idiomática.

La constatación de la arbitrariedad del signo lepermite a Saussure afirmar que «la lengua no puedeser más que un sistema de valores puros»,[13] donde

cada signo toma consistencia por su relación deoposición a otro. El valor es «un sistema deequivalencias entre cosas de órdenes diferentes».[14]

Si digo «mar», en el sistema de la lengua española,opongo esa palabra a cualquier otro signo de valordistinto. Bastaría que en vez de la r final pusiéramosuna l (= mal), para indicar una realidad totalmentedistinta. Es esa diferenciación establecidaarbitrariamente la que sustenta los valoreslingüísticos dentro del sistema general de la lengua.No hay que pensar, sin embargo, que la noción devalor lingüístico es sinónimo de significado: “Elvalor, considerado en su aspecto conceptual, es sinduda un elemento de la significación… Sin embargo,es menester poner en claro en esta cuestión, so penade reducir la lengua a una simple nomenclatura. (…)Todos los valores… están siempre constituidos:

1) Por una cosa desemejante susceptible deser cambiada por otra cuyo valor está pordeterminar.

2) Por cosas similares que se puedencomparar con aquella cuyo valor está encuestión.

Se necesitan estos dos factores para la existencia

de un valor. (…) Una palabra puede ser cambiadapor alguna cosa desemejante: una idea; además,puede ser comparada con algo de igual naturaleza:otra palabra. (…) Dado que forma parte de unsistema la palabra está revestida no sólo de unasignificación, sino también y sobre todo de un valor,lo cual es muy distinto.[15]

Saussure concluye diciendo que los valoreslingüísticos desbordan la simple significaciónasignada de antemano a los términos, porque ellos«emanan del sistema». Sin embargo, percibe tambiénque lo arbitrario del lenguaje tiene límites«racionales», es decir, contiene elementosconvencionales establecidos por alguna motivación.La relación entre esos dos polos (lo arbitrario y loordenado con cierto grado de motivación), permitecomprender mejor el sistema lingüístico, ya que es«un mecanismo complejo que sólo se puede captarmediante la reflexión».[16]

Ese fenómeno —opina Saussure— tiene unanaturaleza relacional (hoy diríamos «dialéctica»),porque el lenguaje es una mezcla y tensión deelementos arbitrarios y racionales: «Todo lo que serefiere a la lengua como sistema exige, en nuestraopinión, ser abordado desde este punto de vista, queapenas llama la atención de los lingüistas: lalimitación de lo arbitrario. Es la mejor base posible.

En efecto, todo el sistema de la lengua se apoya en elprincipio irracional de lo arbitrario del signo que,aplicado sin restricción, desembocaría en lacomplicación suprema; pero el espíritu consigueintroducir un principio de orden y de regularidad enciertas partes de la masa de los signos, y ése es elpapel de lo relativamente motivado. Si el mecanismode la lengua fuera completamente racional, podría serestudiado en sí mismo; pero como no es más que unacorrección parcial de un sistema naturalmentecaótico, se adopta el punto de vista impuesto por lanaturaleza misma de la lengua, estudiando esemecanismo como una limitación de lo arbitrario».[17]

6. El signo: fenómeno inmutable ycambiante

Debe quedar claro que, a pesar del carácterarbitrario de los signos lingüísticos, no es lícitoconcluir que ellos dependen de caprichos personaleso que puedan ser cambiados a gusto individual. Todalengua es un bagaje cultural perteneciente a lasociedad que se transmite de generación engeneración. Cada ser humano que nace, aprende ahablar y asume un idioma ya presente einstitucionalizado en el grupo social. La lengua, tienepues, un carácter dado y fijado de antemano, en ella acada signo se le ha dado un significado que espreciso mantener para poder entenderse en lasociedad. Además un idioma es un sistema complejocuya variación es muy difícil de lograr, y no dependedel deseo de individuos aislados. La necesidad decomunicación excluye los cambios repentinos de lalengua, y la gente se resiste a las modificacionesbruscas de su idioma. Saussure observa que «cadapueblo está generalmente satisfecho de la lengua queha recibido», y esto explica también por qué lossignos lingüísticos tienden a mantenerse fijos. Portanto, es el factor histórico de transmisión lo que«explica por qué es inmutable el signo, es decir, por

qué resiste a toda substitución arbitraria». (…) «Si lalengua tiene un carácter de fijeza, no es sólo porqueestá unida al peso de la colectividad, lo es tambiénporque está situada en el tiempo. Estos dos hechosson inseparables. En todo momento la solidaridadcon el pasado pone en jaque la libertad de elegir».[18]

Saussure constata, sin embargo, que el caráctersocial de la lengua, la hace un fenómeno histórico ycon la historia mantiene relaciones recíprocas, hastatal punto que, por ejemplo: «las costumbres de unanación tienen repercusión en su lengua y, por otrolado, en gran medida es la lengua la que hace lanación».[19] Lo mismo sucede con el devenir político.«Grandes hechos históricos como la conquistaromana tuvieron un alcance incalculable para unamultitud de hechos lingüísticos».[20] Por consiguiente,vista desde el exterior, la lengua aparece con caráctercambiante, vinculada a los fenómenos sociales que laafectan constantemente. La lengua se desenvuelvedentro de la corriente social, histórica, geográficaque le imprimen un carácter absolutamente dinámico.Son esas vicisitudes históricas y la evolucióncultural, las que van modificando las palabras, lossentidos y las expresiones, y convierten la lengua enun fenómeno móvil y cambiante. Saussure observa:

El tiempo, que asegura la continuidad de la lengua, posee

otro efecto, contradictorio en apariencia con el primero: el dealterar más o menos rápidamente los signos lingüísticos y, encierto sentido, puede hablarse a la vez de la inmutabilidad y de lamutabilidad del signo.[21]

El caso más espectacular de este fenómeno se hadado con el idioma latín, que sufrió profundasmodificaciones a lo largo de los siglos, hasta darorigen a numerosas «lenguas romances» que sehablan hasta nuestros días.

7. La sincronía y la diacronía

Una de las más importantes distinciones conceptualesintroducidas por Saussure tiene que ver con la que seestablece en relación con el tiempo, y que él llamó elestudio diacrónico y sincrónico de la lengua.

El análisis diacrónico describe la evoluciónhistórica de un idioma a lo largo del tiempo, mientrasque el estudio sincrónico se detiene en analizar elestadio particular de ese idioma en una determinadaépoca o período temporal. Durante el siglo XIX

abundaban los estudios diacrónicas, por eso Saussurellamó la atención en la importancia de tomar enconsideración la lengua en su concreción temporal, osea, en su dimensión sincrónica. Esta terminologíaresultó útil y fecunda para la lingüística.

El carácter histórico y social de la lengua, suinmutabilidad y su mutabilidad, se comprenden aúnmejor desde el punto de vista de la ley de lasincronía y diacronía. Saussure dice que paracomprender el funcionamiento de las leyes de unalengua primero hay que «separar las esferas de losincrónico de lo diacrónico». ¿En qué consisten esasesferas? En considerar el sistema de la lenguasituado sobre dos ejes:

1) el eje de la simultaneidad que se refiere alas relaciones entre cosas coexistentes,donde toda intervención del tiempo quedaexcluida;

2) el eje de las sucesiones en el que nunca sepuede considerar más que una cosa porvez, pero en el que están situadas todas lascosas del primer eje con sus cambios.[22]

Tomar en cuenta y distinguir estos dos ejeslingüísticos resulta esencial para estudiar la lengua,ya que el valor de los signos hay que considerarlosen función del tiempo, es decir, se deben apreciarsimultáneamente su organización y uso en el sistemaactual, o sea, lo que constituyen los hablantes en unmomento dado, y también la evolución de suestructura a lo largo de los años y de las épocashistóricas.

Para señalar mejor esta oposición y este cruzamiento de dosórdenes de fenómenos relativos al mismo tiempo, preferimoshablar de lingüística sincrónica y de lingüística diacrónica.

Es sincrónico todo lo que se refiere al aspectoestático de nuestra ciencia, y diacrónico todo lo quetiene que ver con las evoluciones. Asimismosincronía y diacronía designarán respectivamente un

estado de lengua y una fase de evolución.[23]

En síntesis, para Saussure la sincronía y ladiacronía son categorías que permiten abarcar elestudio de la lengua, primero en su aspecto másconcreto, como hecho social dinámico en el que lossujetos hablantes son los protagonistas (sincronía), yluego en la perspectiva diacrónica, es decir, como unsistema en el cual se hallan los esquemasestructurados, formales, teóricos y estables que dichalengua fue asumiendo a lo largo del tiempo. Es fácilpercibir cuán cerca y relacionadas están estas ideascon sus anteriores distinciones sobre la lengua y elhabla.

Saussure compara el sistema de la lengua al juegode ajedrez, donde cada movida dispone las piezas deforma nueva en el tablero, dando lugar a una red derelaciones cada vez diferente. La sincroníacorresponde a la disposición de las piezas en unadeterminada partida, mientras que la sincronía es lateoría del juego que da unidad a las unidadessincrónicas.

8. Sintagma y paradigma

Sausurre afirma que «en un estado de lengua, todo sebasa en relaciones».[24]

Al analizar una cadena de signos, se generan dosórdenes de relaciones:

a) Uno de tipo sintagmático que indica unadeterminada presencia de signos, un grupoespecífico de signos asociados en lacadena del habla.

b) Otro de carácter paradigmático (Saussureusa el término relaciones asociativas),formado por el elemento común en unaserie de signos.

Las formas sintagmáticas y paradigmáticasdesignan dos enfoques posibles de coexistencia delos signos y, por lo tanto, de descripción dellenguaje. Así explica Saussure cada tipo de esasrelaciones:

En el discurso, las palabras se contraen entre sí,en virtud de su encadenamiento, relacionesfundadas sobre el carácter lineal de la lengua,

que excluye la posibilidad de pronunciar doselementos a la vez. Estos se alinean unos detrásde otros en la cadena del habla. Estascombinaciones que tienen por soporte laextensión pueden ser llamadas sintangmas.(…)

La relación sintagmática es in praesentia; seapoya en dos o más términos igualmentepresentes en una serie efectiva.

Por el contrario, la relación asociativa unetérminos in absentia en una serie menmónicavirtual. (…) Por ejemplo, en enseignement,enseigner, enseignons (enseñanza, enseñar,enseñemos), etc., hay un elemento común atodos los términos, el radical.[25]

Conclusión: el aporte de Saussure

La figura de Saussure resalta, en primer lugar, porquese le suele reconocer como «el padre» de lo que hoyllamamos «semiología», aquella disciplina que éldescribió como «la ciencia que estudia la vida de lossignos en el seno de la sociedad». De él arrancan,pues, los estudios e investigaciones del siglo XX

sobre los signos y la semiótica en general. Lapresencia de su pensamiento se dejó sentir en elcampo de la semiología bajo diversos aspectos.

Estos son, a nuestro juicio, los principalmenteaportes de su investigación:

1. Su análisis del signo

Si hubiere que señalar la diferencia fundamental queexiste entre Saussure y Peirce, habría que decir queel semiólogo suizo pone atención en simplificar losprincipios de la producción del signo, mientras quePeirce siempre multiplica sus categorías.

La teoría del signo elaborada por Saussure no estan sólida y completa como la de Peirce que latrabajó con mayor profundidad. Saussure dedicópoco tiempo al tema y su interés por reflexionarlo

estuvo determinado por su afán de ponerlo alservicio de sus estudios del lenguaje; nunca pensóhacer un estudio sobre el signo con el objeto deconstruir una específica teoría del mismo. Es a partirde esta premisa que debemos entender todo lo que éldice al respecto. Pero debemos reconocer que sudescripción del signo es la más conocida ydivulgada, al menos hasta el presente.

El concepto saussuriano de «signo» como entidadde doble faz (significante-significado) ahondó sinduda una polémica que entre los lingüistas se habíainiciado muchos años antes. Recordemos que en elambiente científico en que se movía Saussurre,Peirce era desconocido, en consecuencia las ideasdel teórico norteamericano no influyeron en lapolémica lingüística europea de esa época, marcadaademás, por la naciente ciencia psicológica y por lasociología de Emile Durkeim (1858-1917).

Saussure tuvo que ver, entonces, con la discusiónacerca de lo que, en definitiva, debía llamarse«signo». Para él no era sólo una cuestiónterminológica, sino que tocaba la naturaleza y loscomponentes mismos del fenómeno. Destacó el papeldel significante como aquel objeto que nuestra mentepercibe ocupando el lugar de «otra cosa» parasignificarla. Esto resultó importante y capital para elesclarecimiento del concepto, aunque hay quienes le

critican que su idea de signo está impregnada de«psicologismo», o sea, de aparecer más como unapura entidad de la mente, que de un fenómeno con unsostén objetivo.

La discusión confluye sobre las variadasapreciaciones acerca de los componentes queintegran al ente «que está en lugar de otra cosa». Enefecto, la posibilidad de asignar a un únicosignificante varias imágenes mentales o conceptos,nos está diciendo que el signo es una realidadambigua. De ahí la dificultad de darle un nombreadecuado al signo mismo, y la imposibilidad a quetodos coincidan en el modo de entender loselementos que lo integran. Hemos visto, por ejemplo,cómo Peirce utilizó indistintamente los términossigno o representamen y con ellos entendía, hastacierto punto, lo mismo que Saussure cuando serefería al significante. El lingüista ruso Hjelmslevdenomina expresión al significante, y el semiólogonorteamericano Charles Morris (1938) lo llama, encambio, vehículo sígnico. Pero hay quienes hallandificultad para establecer una distinción esencialentre significante y significado (J. Derrida), yconsideran que la posición de Saussure,supuestamente de equilibrio simétrico, no hace sinodarle preeminencia al significante, ya que endefinitiva la semiótica «da realce al concepto

generador de significante».[26]

Poca atención prestó Saussure al referente, casinada si lo comparamos con las elucubraciones dePeirce en torno al objeto del signo. Saussure sepreocupó más en aclarar los vaivenes y lasvicisitudes que sufren los significantes lingüísticos yque determinan la naturaleza de los signos.

En cambio fueron valiosas sus reflexiones entorno a «los valores de los signos». Afirmó que esosvalores se construyen a partir de contenidos que loscolocan en relación de oposición a las demásunidades sígnicas. Este carácter diferencial, haceposible distinguir y transmitir los valores que tienenlos signos en el sistema de la lengua. Investigadoresposteriores como Hjelmslev, R. Barthes, Martinet,Prieto, entre otros, tendrán en este modelosaussuriano, una pista de inspiración para indagar laestructura lingüística. Agréguese, además, que es apartir de las oposiciones que el estructuralismoelaborará nuevos conceptos y abrirá por esa pista,uno de los puntos más sólidos de sus indagacionessemióticas.

2. La lengua y el habla como entidadessociales

Parece que Saussure se dio cuenta de lo débil queresulta considerar el signo como una mera «entidadpsicológica», y buscó ahondar su naturaleza con elaporte de la sociología. Afirmó, por tanto, condecisión la necesidad de un enfoque sociológico dela lengua y el habla. Al concebirlas como un frutosocial, como una norma surgida de la comunidad, ycomo una práctica colectiva, Saussure abre un vastoespacio conceptual para los estudios posteriores dela lingüística. Ciertamente él no llega a indagar enprofundidad la organización del habla, ni analiza conuna visión histórica los discursos sociales, pero diopie para mirar esos fenómenos desde el punto devista de la conciencia colectiva, o sea, comosistemas dependientes de factores históricos y de lascontingencias del tiempo: «… las lenguasevolucionan», decía Saussure. Así abrió las puertas alas ricas perspectivas culturales que ahondará mástarde, por ejemplo, Roland Barthes. En efecto,Saussure enseñó que la antropología de la lengua estáintrínsecamente relacionada con los grupos sociales;él llamó «etnismo» a ese lazo social, a esa unidadesencial de comunidades lingüísticas que se forjan enel seno de las etnias y de la vida comunitaria. Asídescribió el etnismo: «Entendemos por eso unaunidad que se apoya en las relaciones múltiples de

religión, de civilización, de defensa común, etc., quepueden establecerse incluso entre pueblos de razasdiferentes y en ausencia de todo lazo político».[27] Esuna clara alusión a lo que suele entenderse porcontexto cultural.

En los años en que Saussure desarrollaba suactividad, la lingüística estaba volcada al análisishistórico de los orígenes de las lenguas. Pero era unestudio estéril, porque se detenía en investigar lasunidades atomizadas del lenguaje, el significado delas palabras o los cambios de pronunciación en unaépoca u otra. Eso aportaba poco a la comprensiónmás profunda y estructural del lenguaje. Saussureintroduce, entonces, las categorías de la «sincronía ydiacronía» y asumió un punto de vista capaz deenglobar mayor cantidad de fenómenos. Sugirió queel lenguaje debe ser estudiado como un sistema que,teniendo un determinado sentido en el estado actual oen una época precisa (sincronía), también cambia yevoluciona a medida que transcurren los años, demanera que los sistemas de sentido de las lenguasadquieren nuevas configuraciones a lo largo deltiempo (diacronía). Esta perspectiva permitiría, porconsiguiente, obtener una visión más completa ycoherente de los sistemas de las lenguas, es decir, suestructura. El estructuralismo posterior de los años60’ se volcó a estudiar las lenguas como un sistema

de relaciones, cuyos elementos no tienen ningúnvalor aparte de las relaciones de equivalencia y deoposición que existen entre ellos. Los planteamientosteóricos y la metodología estructuralista seconvirtieron en un modelo asumido también por otrasciencias humanas.

El interés fundamental que hoy despierta lasemiología o semiótica en la construcción de nuevosmodelos culturales, va mostrando también eldinamismo «diacrónico» de numerosasobservaciones hechas por Saussure, lo cual evidenciaque en esta revolución científica, sin duda influyó elconjunto de su pensamiento teórico.

Charles S. Peirce

Norteamérica 1839-1914

«Personas diferentes tienen modos tanmaravillosamente

diferentes de pensar».

Charles S. Peirce

I. Datos biográficos

Por Karina Vicente

Charles S. Peirce nació el 10 de Septiembre de1839 en Estados Unidos, más exactamente enCambridge, Massachusetts, y fue hijo de unmatemático, Benjamín Peirce (1809-1880), queenseñó en la Universidad de Hardvard, primeromatemáticas y física, luego matemáticas yastronomía. Benjamín ayudó a determinar la órbita deNeptuno —descubierta en 1846— y calculó lasperturbaciones producidas por ese planeta en laórbita de Urano y en los demás planetas. Diez añosantes de su muerte, Benjamín Peirce publicó un libroreferente a todos los complejos asociativos deálgebra. El hermano mayor de Charles, James, seunió a su padre y enseñó a su vez matemáticasdurante más de cuarenta años.

Benjamín Peirce se ocupó seriamente de laformación de su hijo Charles, y en forma especial deenseñarle matemática teórica, tanto es así, que en unode sus cumpleaños, cuando aún era pequeño, leregaló una tabla de logaritmos cuyo manejo debiódescubrir por sí mismo.

Apenas a la edad de 12 años, Charles Peircemontó por sí solo un laboratorio de química, dondeemprendió complejos análisis confirmando, de estemodo, que era un niño precoz. Ya a los 13 años, leyóla Lógica de Whately, algunos años más tarde estudiólas Cartas sobre la educación estética del hombrede Schiller, y dedicó dos horas diarias durante tresaños a la lectura de la Crítica de la razón pura deKant que, como él mismo dijo, terminó por conocerde memoria.

Charles fue autor de importantes aportes en elcampo de la física, la psicología y la astronomía desu tiempo, y es considerado como uno de losprecursores del cálculo de proposiciones, clases yrelaciones. Demostró de qué modo la lógica podíaser utilizada para investigar los fundamentos de lasmatemáticas.

En 1859 obtuvo su licenciatura de matemáticas enla Universidad de Hardvard, y el Master’s Degree enquímica. Siempre deseó poder ocupar una cátedra enese centro de estudios, pero su difícil carácter le creóproblemas que le impidieron ejercer allí la docencia.

En esa misma época, Charles se dio cuenta deque el análisis matemático tenía un gran límite:estaba únicamente orientado hacia el aspecto mental,y le pareció indispensable desarrollar también losaspectos sensoriales del conocimiento. Peirce se

inclinó, entonces, hacia la formación del sentidogustativo, convirtiéndose casi en un degustadorprofesional; pero lamentablemente al mismo tiempose fue entregando a la bebida, creándole gravesproblemas de índole social y relacional.

Después de obtener su licenciatura enmatemáticas y su maestría de química, su padre,deseoso de que Charles se encaminara al campo de lainvestigación, logró hacerlo entrar en el ServicioGeodésico de los Estados Unidos, trabajo que nuncaabandonó, a pesar de haberlo intentado gran númerode veces entre 1865 y 1895.

Durante esos treinta años realizó numerosasinvestigaciones de importancia en las dos áreas de suespecialidad. Además, colaboró con su padre enmuchos artículos para revistas matemáticas, y enespecial, se interesó por el desarrollo de la lógicasimbólica que entonces surgía con los trabajos deAugustus de Morgan y George Boole.

En 1870, formó parte de una expedición científicaa Sicilia para observar un eclipse solar. Realizóobservaciones sobre el tamaño y la luz de unas 500estrellas. Estas investigaciones las publicó en elúnico libro que logró editar: PhotometricResearches. En 1875 fue invitado a la ConferenciaGeodésica de París; dos años después participó enuna conferencia similar en Stuttgart, y fue elegido

miembro de la American Academy of Arts, y deNational Academy of Science. En 1871, fundó enCambridge un Metaphysical Club donde se hacíandiálogos y discusiones filosóficas. En ese gruponacieron las primeras ideas sobre el pragmatismo, unmovimiento filosófico que tomó cuerpo veinte añosdespués, especialmente con la obra de WilliamJames.

En 1862, cuando apenas cumplió los 23 años,Charles contrajo matrimonio con Harriet MelusineFay, una muchacha escritora muy estimada en la altasociedad de Cambridge. Pero en 1876 se separó deella, y tras obtener el divorcio en 1883 volvió acasarse con una francesa, Juliette A. Froissy.

Desde 1879 hasta 1884 Ch. Peirce enseñó lógicaen la John Hopkins University, primera escuela paragraduados en EE. UU., junto a personalidades comolord Kelvin y William James. Sus remuneracionesentonces eran holgadas y pudo alquilar unaconfortable casa en Baltimore. Sin embargo, en 1884,el Comité Ejecutivo Universitario por una orden delRector de la Hopkins reestructuró todo elDepartamento de Filosofía dejando afuera a Peirce.Parece que esta abrupta medida en contra tuvo unadoble causa: el escaso número de alumnos que seinscribían a las clases difíciles y desordenadas dePeirce, porque su modo de enseñar y de impartir las

clases parecía tener poca lógica, estaba lleno dedigresiones y, según una de sus alumnas, CristineLadd, Peirce «no hacía ningún esfuerzo por ligar susideas entre sí y darles cierta coherencia». La otracausa que explicaría su expulsión de la HopkinsUniversity, fue la rígida moral del cuerpo académicode la Universidad, que veía con malos ojos suirregular situación matrimonial tras el divorcio, suamor a la bebida y las excentricidades de su nuevamujer Juliette.

Separado de la Universidad, Peirce se retiró conJuliette a Milford, estado de Pennsylvania, donde sededicó a perfeccionar su filosofía y a convencer a losintelectuales de la validez de su pensamiento. Enesos años Peirce vivió graves disgustos, y ademásuna penuria económica que lo asedió ya desde 1900.

También fueron apareciendo los achaques de laenfermedad. En 1909 empezó a tomar cada día unadosis de morfina para aliviar el dolor de un cáncerque lo consumía. Su mal se fue agravando y el 19 deabril de 1914, murió en Milford, sin haber tenidosiquiera el dinero suficiente para su entierro.

Tal vez, en relación con el escondido pesarinterior que lo acompañó en el último decenio de suvida, debemos comprender el alcance de unapregunta escrita en una de sus meditaciones: «¿Elplacer y el dolor tienen la misma constitución o se

oponen…?». Aquellos años vividos en ese pueblofueron de total sencillez, como él mismo lo expresaen una de las cartas que, en 1908, le escribe a LadyWelby: «… todo mi tiempo y toda mi energía hansido absorbidos por lo que nosotros, los yanquis,llamamos ‘quehaceres domésticos’. Pienso que en elinglés corriente este concepto está perdido.Comprende las duras tareas diarias en una casa,especialmente cuando ésta es primitiva: hacharmadera, sacar agua del pozo y cosas parecidas».

Peirce publicó un solo libro: PhotometricResearches (1878), donde exponía el resultado desus trabajos de astronomía y geofísica y resumía susexperiencias con el péndulo para medir laaceleración de la gravedad, experiencia que hizoalcanzarle un reconocimiento internacional.

Sin embargo dejó una vasta obra, en su mayorparte no publicada hasta mucho después de su muerte.Se le atribuyen artículos en revistas especializadas,singularmente en The Monist y Popular ScienceMonthly, innumerables artículos técnicos de lógicamatemática y de metodología científica, y diversostrabajos tales como artículos de divulgación,colaboración en diccionarios, la dirección de uncentenar de tesis doctorales, reseñas de obrascientíficas y filosóficas, que, con la ayuda sustancialde William James, le habían permitido sobrevivir. La

gran cantidad de manuscritos que Charles dejó fueronvendidos por su esposa a Harvard.

El filósofo norteamericano Morris R. Cohen,publicó en 1923, la primera antología de los textosde Peirce: Chance, Love and Logic, que demostrabala fecundidad del pensamiento de Charles, e incluíatambién una bibliografía detallada de susproducciones. En ese mismo año, 1923, apareció lacélebre obra de Ogden y Richards llamada Themeaning of meaning (El significado del significado),que atraía la atención del público sobre la semióticade Peirce.

Las obras de Charles Peirce, dispersas en«papers» aislados, no fueron hasta hoy totalmentepublicadas, a pesar de que su edición se inició en1931. Entre 1931 y 1935, se publicaron los seisprimeros volúmenes de los Collected Papers bajo ladirección de Charles Hartshorne y Paul Weiss.En 1958 aparecieron otros dos volúmenes bajo ladirección de Arthur Burks. Los ocho volúmenesfueron editados por la Harvard University Press.En 1997, apareció una nueva edición de losCollected Papers de Charles Sanders Peirce, peroesta vez editados por la Indiana University Press.Aún quedan escritos suficientes como para llenarvarios tomos más.

En 1976, Carolyn Eiselé publicó en la editorial

Mouton los escritos matemáticos de Peirce en cuatrovolúmenes, bajo el título de The New Elements ofMathematics.

Se destacó mucho la famosa correspondencia dePeirce durante nueve años (1903-1911) con ladyViola Welby, dama de compañía de la reina Victoria,ya que contribuyó a dar a conocer el pensamiento deCharles sobre cuestiones semióticas; y gracias alempeño de Charles Hardwick, en 1977 dichacorrespondencia fue publicada en un libro tituladoThe Correspondence Between Charles Peirce andLady Welby (Indiana University Press), asistido porJames E. Cook. En sus cartas deja transparentarsentimientos, no expone únicamente teorías frías; ysus escritos informales acerca del pragmatismo yotros análisis, constituyen explicaciones muchomenos complejas que las que dio en sus trabajostécnicos. Una parte de esa correspondencia fuepublicada bajo el nombre de Semiotic and Significs.

La lógica, la naturaleza del sentimiento (lo querápidamente denominó primeridad) y el problema delas categorías fueron, durante toda su vida, sus tresgrandes temas de reflexión. Charles es reconocidocomo uno de los fundadores de la teoría de los signosy participante del movimiento pragmatista.

A juicio del filósofo Bertrand Russell, Peirce fue«uno de los cerebros más originales de fines del

siglo XIX y el más grande pensador norteamericano detodos los tiempos». Se lo ha catalogado, sobre todo,como filósofo y semiótico, pero su genio —según elbiógrafo contemporáneo Max H. Fisch— es elintelecto más original y polifacético que hayaengendrado América.

Para conocer mejor el pensamiento de Pierce,pueden leerse en lengua castellana:

La ciencia de la Semiótica, Charles Peirce,Ediciones Nueva Visión, Barcelona, 1986.

Se trata de una selecta recopilación de textossemióticos de Peirce. Un libro muy valioso paraentrar en contacto directo con el pensamientodel autor.

Leer a Peirce hoy, Gerard Deladalle, EditorialGedisa, Barcelona, 1996.

Este estudioso francés es uno de losespecialistas que mejor conoce las ideas dePeirce. El presente ensayo constituye una ricasíntesis de su filosofía y semiótica.

La Semiótica. 99 respuestas, Claude Marty -Robert Marty, Edicial S.A., Bs. As., 1995.

Es una obra de divulgación hecha en forma de 99

preguntas cuyas respuestas se sintetizan en una páginacada una. Un buen número de las cuestiones estánreferidas a temas de la semiótica de Peirce.

II. La teoría semiótica

Por Victorino Zecchetto

Vimos cómo los escritos de Ch. Peirce fueronrescatados relativamente tarde, tan sólo comenzarona publicarse en 1931, más de 15 años después de sumuerte. Uno de los motivos de este retraso, se debesin duda a la dificultad de comprender su lenguaje ysu filosofía. No es, pues, un autor de fácil lectura, poreso los estudiantes no suelen leerlo. En consecuencia,presentar el pensamiento de Peirce en forma fácil, esdifícil. Su intrincado modo de escribir y, más aún, supersonalísima terminología, complican lacomprensión de sus ideas para el común de losestudiantes. Es, pues, un desafío didáctico el que nosproponemos. Pero lo enfrentamos, aun con el temorde morir en el intento.

Es innegable que Ch. Peirce fue un pensadororiginal y profundo que abrió caminos en la filosofíay en la investigación semiótica. Sobre todo fue unfilósofo. Se ubica en la heterogénea corrientefilosófica pragmatista, de la cual él también ha sidouno de los iniciadores e inspiradores. Elpragmatismo pretendía construir una filosofía

positiva, es decir, orientada a crear un sistema depensamiento unificado y sostenido por la «ciencia».Para ello recurre Peirce a la lógica y a lasreflexiones sobre fenomenología y epistemología, amodo de método adecuado y sólido, capaz defundamentar sus ideas metafísicas. Podemos afirmarque la filosofía de Peirce es un continuo balanceoentre la lógica y la metafísica, a veces pareciera quesolamente se mueve con categorías formales(lógicas), y otras veces en cambio analiza losfundamentos del ser y hace una verdadera ontología,para develar las condiciones necesarias del ente ysus relaciones con toda la realidad. Llega incluso aplantear la relación que pueden tener los seresordinarios con el Ser Trascendente; después deestudiar los rasgos que asumen las realidades de losuniversos, Peirce afirma: «Esto es un ejemplo deciertas líneas de reflexión que sugeriráninevitablemente la hipótesis de la Realidad de Dios».[28]

Aún está por develarse completamente el ricoaporte de Peirce en el conjunto de la filosofíamoderna. Nosotros abordaremos sólo sus ideasfundamentales, las relacionadas con el temasemiótico, tratando de hacerlas asequibles a losestudiantes. Nos limitaremos a destacar aquellosconceptos que más tienen que ver con el mundo de

los signos, de acuerdo al propósito y carácter de estelibro. Algunas citas destacadas de Peirce ayudarán acomprender su pensamiento en forma directa.

Parece una ironía. Peirce que siempre fue, parasus estudiantes y lectores, un hombre de expresionessumamente difíciles y crípticas, en el siguiente textolo vemos abogar por un lenguaje claro y exacto:

La importancia de un lenguajecientífico exacto

Es indispensable un consenso general encuanto al uso de términos y notaciones, nodemasiado rígido, pero con una vigencia talentre la mayoría de los colegas, con respectoa la mayoría de los símbolos, como para quesólo sea necesario dominar un reducidonúmero de sistemas de expresionesdiferentes. (…) (n.º 221).

En primer lugar es conveniente que cada ramade la ciencia llegue a tener un vocabularioque provea una familia de palabras afinespara cada concepción científica, y que cadapalabra tenga un único significado exacto.(…) Este requisito, sin duda, debería serentendido de modo tal que hicieraabsolutamente imposible la confusión. (…)(n.º 222).

«La primera regla de buen gusto cuando seescribe es usar palabras que no den lugar aerrores de comprensión; y si un lector ignorael significado de las palabras, esinfinitamente mejor que sepa que no lo sabe.

Esto resulta particularmente cierto en lógica,la cual, podría decirse, basa su coherenciacasi por completo en la exactitud delpensamiento» (n.º 223).[29]

1. La semiótica en el contexto desu filosofía

La semiótica de Peirce hay que ubicarla en elconjunto de su teoría de la realidad, digamos de susistema metafísico y de los principales puntosreferenciales que sostienen todo su pensamiento,tanto filosófico, como el cosmológico.

Peirce buscaba aquella universalidad depensamiento que le permitiera comprender latotalidad del mundo, y para ello vio la necesidad deelaborar un sistema con categorías lo másampliamente abarcativas de las realidades conocidasy cognoscibles. Su perspectiva semiótica tiene, pues,a ser una filosofía del conocimiento. «La teoríapeirciana… se presenta como una semióticacognoscitiva, como una disciplina filosófica quepretende la explicación e interpretación delconocimiento humano».[30]

Tracemos, entonces, a grandes rasgos el mapa delos elementos básicos o columnas sobre las cualesconstruye Peirce toda su armazón filosófica.

a. La realidad como tríada

Según Peirce, toda la realidad puede sercomprendida a partir de tres categorías que permitenunificar aquello que es complejo y múltiple, a saber:

a) El primer correlato (o primeridad =«Fiertness»), es todo cuanto tieneposibilidad de ser real o imaginario. Estapura posibilidad, aunque indeterminadatodavía, es la que permite después laconcreción de todos los seres. Laprimeridad es lo abstracto, como sucedecon las cualidades, por ejemplo, con lacualidad de un color (lo rojo o lo violetaantes de estar presente en un objetoconcreto). El universo de la primeridad es,pues, general y sin especificación,constituye el telón de fondo indefinidosobre el cual podrá tomar perfil todo elresto.

Con palabras de Peirce, la primeridad es el«modo de ser de lo que es tal como es,positivamente y sin referencia a ningunaotra cosa». Es la primera impresión osentimiento que recibimos de las cosas. Loprimero es «el principio», el elemento

inicial. Del punto de vista metafísicopodemos concebir la primeridad como elser en general, todo lo que puede serpensado o dicho, aquello por el cual algunacosa se manifiesta en cuanto ser, en suinefabilidad antes de ser una cosa concreta.Peirce introduce el término «Ground» paraindicar, del punto de vista lógico, laprimeridad como el momento inicial delconocimiento. En efecto el «Ground» esuna «cualidad predicada» (o sea, lógica) ypor tanto, una marca indefinida de base deun objeto antes que éste se destaque sobreel fondo de la indeterminación. Al decir,por ejemplo, «Las nubes son blancas»asumo el Ground ‘blanco’ como un puntode vista cualitativo que abarca la blancura(«quality of feeling») sin tomar en cuentaotros aspectos posibles del objeto «nubes».

b) El segundo correlato (o secundidad =Secondness) son los fenómenos existentes,es lo posible realizado y por tanto esaquello que ocurre y se ha concretizado enrelación con la primeridad: «modo de serde lo que es en relación a un segundo…».

c) Se trata, pues, de una categoría relacional,

del combate (Peirce dice «struggle») de unfenómeno de primeridad con otro,incluyendo experiencias analógicas. Laactividad semiótica es algo real y enconsecuencia es un fenómeno desecundidad. Lo Segundo, pues es siempreel fin, el elemento ocurrido, lo causado.

d) El tercer correlato (o terceridad =Thirdness) está formado por las leyes querigen el funcionamiento de los fenómenos,es una categoría general que da validezlógica y ordena lo real. Dice Peirce que laterceridad es el «modo de ser de lo que estal como es al poner en relación recíprocaun segundo y un tercero». Se trata,entonces, de la «inter-relación» establecidacon el tercer término, o sea, lainterconexión de dos fenómenos endirección a una síntesis, a alguna ley que larige, o a lo que puede ocurrir si seestablecen ciertas condiciones. Así, porejemplo, no podría existir ninguna semiosissin un conjunto de principios y de leyes quela generan y ordenan. La terceridad realiza,por tanto, el enlace lógico entre primeridad

y secundidad, o sea, establece lascondiciones hipotéticas para que algoocurra.

Lo Tercero es el medio, la racionalidad eficienteque regula lo que pasa mediante la ley y, enconsecuencia, tiene un «carácter general», peroanclado en lo que proporciona la Primeridad y laSecundidad.

Tres explicaciones de la división triádica

Así expuso Peirce su teoría triádica. Reproducimostres citas.

El primero, segundo y tercer correlatos

Provisionalmente podemos hacer una división agrandes rasgos de las relaciones triádicas… en:

relaciones triádicas de comparación,relaciones triádicas de funcionamiento,y relaciones triádicas de pensamiento.

Las relaciones triádicas de Comparación sonaquellas cuya naturaleza es la de las posibilidades

lógicas. Las relaciones triádicas de funcionamientoson aquellas cuya naturaleza es la de los hechosreales. Las relaciones triádicas de Pensamiento sonaquellas cuya naturaleza es la de las leyes.

Debemos distinguir, en toda relación triádica,entre el Primero, el Segundo y el Tercer correlatos.

El Primer Correlato, es, de los tres, aquel que seconsidera como de naturaleza más simple,constituyendo una mera posibilidad si unocualquiera de los tres es de esa misma naturaleza yno llegando a ser una ley a menos que los tres, ensu totalidad, sean de esa naturaleza.

El Tercer Correlato, es, de los tres aquel que seconsidera como de naturaleza más compleja; es unaley siempre que alguno de los otros lo sea, y no esuna mera posibilidad a menos que los tres lo sean.

El Segundo Correlato, es, de los tres, aquel quese considera como de compejidad intermedia, demodo tal que si dos cualesquiera de los otros son dela misma naturaleza, sean ambos merasposibilidades, existencias reales o leyes, entonces elSegundo Correlato es una existencia real.

Las relaciones triádicas son divisibles portricotomía en tres maneras, según que el Primero, elSegundo y el Tercer correlatos, respectivamente,sean una mera posibilidad, un existente real o unaley. Estas tres tricotomías, tomadas conjuntamente,

dividen a todas las relaciones triádicas en diezclases. (…)

Además, habrá una segunda división similar derelaciones triádicas en diez clases, según que lasrelaciones diádicas que ellas constituyen entre elPrimero y el Segundo Correlato, o el Primero y elTercero, o el Segundo y el Tercero, sean de lanaturaleza de las posibilidades, de los hechosexistentes o de las leyes. (…)

En toda relación triádica genuina, el PrimerCorrelato puede ser considerado como el quedetermina al Tercer Correlato de algún modo; y lasrelaciones triádicas pueden ser divididas según quela determinación del Tercer correlato consista entener alguna cualidad, en estar en alguna relaciónexistencial con el Segundo Correlato o en estar enalguna relación de pensamiento con el Segundo poralgo.[31]

La Primeridad, Segundidad y TerceridadLas ideas de Primeridad, Segundidad y

Terceridad son muy simples, dándole así al ser elsentido más amplio posible, de modo de que incluíaideas tanto como cosas, e ideas que realmentetenemos o que sólo imaginamos tener, yo lasdefiniría del siguiente modo:

a) Primeridad es el modo de ser de aquelloque es tal como es, de manera positiva ysin referencia a ninguna otra cosa.

b) Segundidad es el modo de ser de aquelloque es tal como es, con respecto a unasegunda cosa, pero con exclusión de todatercera cosa.

c) Terceridad es el modo de ser de aquelloque es tal como es, al relacionar unasegunda y una tercera cosas entre sí.

Las ideas típicas de la Primeridad soncualidades del sentir, o meras apariencias. El colorescarlata de las libreas de vuestra casa real, lacualidad en sí misma, independientemente delhecho de ser percibida o recordada, es un ejemplo.

Un tipo de idea de Segundidad es la experienciadel esfuerzo, con prescindencia de la idea deintencionalidad… La existencia de la palabraesfuerzo es prueba suficiente de que la gente piensaque tiene tal idea, y basta con esto. La experienciadel esfuerzo no puede existir sin la experiencia dela resistencia. El esfuerzo sólo es esfuerzo en virtudde que algo se le opone, y ningún tercer elementoentra en esto…

En su forma genuina, la Terceridad es la

relación triádica que existe entre un signo, suobjeto y el pensamiento interpretador, que es en símismo un signo, considerada dicha relacióntriádica como el modo de ser de un signo… UnTercero es algo que siempre pone a un Primero enrelación con un Segundo. Un signo es una clase deTercero.[32]

Las tres categoríasLa categoría lo Primero es la idea de aquello

que es tal como es sin consideración a ninguna otracosa. Es decir, es la Cualidad de Sentimiento. Lacategoría lo Segundo es la idea de aquello que estal como es en tanto que Segundo respecto a algúnPrimero, sin consideración a ninguna otra cosa, yen particular, sin consideración a ninguna Ley,aunque pueda ajustarse a una ley. Es decir, es laReacción como elemento del Fenómeno. Lacategoría lo Tercero es la idea de aquello que es talcomo es en tanto que Tercero, o Medio, entre unSegundo y su Primero. Es decir, es laRepresentación como elemento del Fenómeno.[33]

En resumen, el proceso triádico es el que dominala disposición analítica e interpretativa de la realidaddesde el sistema del pensamiento humano. Este puede

describir la situación global de las cosas comocualidades (Primeridad), o en su acción real(Segundidad), o como entidades regidas por leyes yfines (Terceridad). Y siempre como una experienciacontinua y fluida.

b. El fanerón y la faneroscopía

Cuanto aparece ante nuestros sentidos y es percibidoo pensado por la mente es un fanerón término griegoque significa «aquello que se muestra»; es sinónimode «fenómeno».

Peirce considera que todo hecho semiótico seexplica por los estados mentales del ser humano queen forma permanente teje significaciones a partir deotras concepciones aprendidas en los grupos socialesy en las normas culturales. Él llama «fanerón»precisamente a este fenómeno de conciencia, y lodefine como «la suma de todo lo que tenemos en lamente, de cualquier manera que sea…». El fanerónda razón a lo que se nos impone desde fuera, peroque se hace presente a la conciencia:

… fanerón (es) un nombre propio para denotar el contenidototal de una conciencia, dice Peirce.

Aclara, sin embargo, que si algo está en laconciencia, no quiere decir necesariamente que seasolamente un fenómeno mental. Un objeto lo podemospercibir con nuestro conocimiento y al mismo tiempotener una existencia real y objetiva fuera de nuestramente. El fanerón es, pues, no sólo algo«fenomenológico», sino también «ontológico».

El fanerón configura, entonces, las sensaciones ylas percepciones de lo real tanto en sus formassimples como en las más complejas. Los faneronespueden constituirse a partir de cualquier tipo deseres, de la primeridad, secundidad o terceridad, yvinculando elementos o relaciones de una u otracategoría. El estudio de los fanerones se llama«farenoscopía» y sirve para analizar y clasificar larealidad. En este sentido la farenoscopía es unaforma lógica de encarar las cosas con el fin dereducir al orden fenómenos diversos,interpretándolos funcionalmente desde las categoríasde la primeridad, secundidad y terceridad.

El fanerón desempeña, repitámoslo una vez más,el papel de categoría relacional mediante la cualvinculamos elementos simples y complejos decualquier realidad semiótica.

Aclaremos esto con un ejemplo. Fijémonos en elsigno «avión». Este signo (trátese de la imagen de unavión, o el sonido de su palabra o el término escrito,

o incluso el objeto mismo de un avión asumido comosigno de otra cosa), podemos leerlo desde múltiplesángulos culturales. Las valencias simples o primariasson las fónicas perceptivas, o bien los colores; y lassuperiores son las elaboradas en conexión con larealidad tecnológica o también con las ideaseconómicas o turísticas que relacionamos con dichosigno. Se produce, por tanto, un tejido de relacionesque va pasando por los niveles de las tres categorías,en cada una de las cuales el mismo fanerón cobravalencias diversas.

En este punto cabe observar que Peirce se colocaen la corriente del pensamiento «pragmatista»,precisamente por sus reflexiones sobre lafaneroscopía, o sea, por su estudio y análisisfenomenológico de la realidad. Este es el motivo porel cual se le designa como uno de los filósofosiniciadores del pragmatismo moderno. ¿Qué es elpragmatismo? Peirce lo describe a partir y encoherencia con las categorías de la faneroscopía. Elpragmatismo, dice, pretende determinar elsignificado real de los signos (ideas, conceptos,pensamientos… etc.), o sea, de aquello que se afirmasobre las cosas u objetos. Se trata, entonces, de unmétodo para averiguar la validez de nuestrosrazonamientos sobre algo. Esa validez pragmática seconvalida al considerar las consecuencias prácticas

que tales afirmaciones nos reportan, la verdadpráctica que encierran. En palabras mismas dePeirce, el principio máximo del pragmatismoconsiste en esto:

Considerar cuáles son los efectos prácticos que pensamospueden ser producidos por el objeto de nuestra concepción. Elsentido de todos esos efectos es la concepción completa delobjeto.[34]

En consecuencia la concepción completa de algonos da probabilidad de estar seguros de lasafirmaciones que hacemos. Según Peirce, para que laprobabilidad genere seguridad, «es obvio que debeposeer la naturaleza de un hecho real, y no un meroestado de ánimo».[35]

¿Por qué? Porque de otro modo sólo nosquedaríamos en el terreno de la lógica. Se trata encambio de una verdad que pretende ir más allá de lasmeras elucubraciones mentales, porque apunta a lapráctica.

Al respecto, Peirce afirma: «Según nos enseña elpragmatismo, lo que pensamos ha de ser interpretadoen función de lo que estamos dispuestos a hacer,entonces con seguridad, la lógica o la doctrina de loque debemos pensar, tiene que ser una aplicación dela doctrina de lo que deliberadamente resolvemoshacer, la cual es la ética».[36]

No hace falta explicar otras nociones elaboradaspor Peirce sobre el pragmatismo y, másespecíficamente para analizar los componentes del«fanerón». Es suficiente retener que toda la realidadfarenoscópica, va conectada con la tríada del signo, yexplica la presencia de sentidos previos en la mentede los sujetos que leen las realidades sígnicas, lascuales funcionan como elementos combinatorios concada aspecto de la tríada.

En el marco de esas ideas, dichas acá de modomuy sintético, vamos a colocar a continuación lasprincipales nociones de su teoría del signo.

2. El signo según Peirce

Uno de los puntos más destacados de la semiótica dePeirce es su peculiar concepción del signo. Lasreflexiones que hace al respecto son bastantecomplejas, de modo que para facilitar sucomprensión nosotros nos esforzaremos enpresentarlas de manera simplificada, pero sinquitarle lo esencial.

Peirce aplica al signo la tríada lógica que yahabía utilizado para indagar el resto de la realidad.

a) Los tres componentes del signo

La función del signo —afirma Peirce— consiste enser «algo que está en lugar de otra cosa bajo algúnaspecto o capacidad». El signo es una representaciónpor la cual alguien puede mentalmente remitirse a unobjeto. En este proceso se hacen presentes treselementos formales de la tríada a modo de soportes yrelacionados entre sí: el primero es el«representamen» relacionado con su «objeto» (losegundo), y el tercero que es el «interpretante».

El representamen: es la representación de algo,

o sea, es el signo como elemento inicial de todasemiosis.

Siendo el representamen la expresión quemuestra alguna cosa (lo que aparece comosigno), casi siempre es fruto del artificio o dearbitrariedad de quienes lo crean, como sucedecon las lenguas. Según Peirce el representamense dirige a alguien en forma de estímulo, comolo que está «en lugar de otra cosa» para laformación de otro signo equivalente que será elinterpretante.

A veces las propiedades expresivas delrepresentamen son ambiguas y originan sentidose interpretaciones diversas.En resumen, el representamen es simplemente elsigno en sí mismo, tomado formalmente en unproceso concreto de semiosis, pero no debemosconsiderarlo un objeto, sino una realidad teóricay mental.

El interpretante es lo que produce elrepresentamen en la mente de la persona. En elfondo es la idea del representamen, o sea, delsigno mismo. Peirce dice que «un signo es unrepresentamen que tiene un interpretantemental».[37]

Esto significa que el interpretante es la captacióndel significado en relación con su significante; endefinitiva el interpretante es siempre otro signo y portanto, algo le agrega al objeto del primero. Y comodentro del modelo triádico la gestación semiósica escontinua, el «interpretante» puede estar constituidopor un desarrollo de uno o más signos. Peircedistingue el «interpretante inmediato» del«interpretante dinámico», según la función quedesempeña en el proceso de la semiosis.

El «interpretante inmediato» es aquel quecorresponde al significado del signo, a lo que élrepresenta; mientras que el «interpretante dinámico»es el efecto que el interpretante produce en la mentedel sujeto), es la cadena de repercusiones en la mentedel sujeto. Pongamos este ejemplo: si le digo a unamigo: «Gané la lotería», el interpretante inmediatoes la idea que él se hace en ese instante de laexpresión «ganar la lotería»; en cambio elinterpretante dinámico es el efecto que produce lafrase que escucha, ese efecto son otras ideas osignos, tales como «¡qué suerte la tuya!», «Yo nuncame saco nada», «¿No estará mintiendo?».

No hay que imaginar al interpretante como unapersona que lee el signo, sino que se trata únicamentede la repercusión de dicho signo en la mente. Lanoción de interpretante, según Peirce, encuadra

perfectamente con la actividad mental del serhumano, donde todo pensamiento no es sino larepresentación de otro: «el significado de unarepresentación no puede ser sino otrarepresentación».

El objeto es aquello a lo que alude elrepresentamen y —dice Peirce— «Este signo está enlugar de algo: su objeto». Debemos entonces,entender por objeto la denotación formal del signo enrelación con los otros componentes del mismo. A esteobjeto Peirce lo denomina «objeto inmediato»,porque está dentro de la semiosis; debe distinguirsedel «objeto dinámico» o «designatum», el que estáfuera del signo y es el que sostiene el contenido delrepresentamen: «Debemos distinguir el ObjetoInmediato, que es el Objeto tal como es representadopor el signo mismo, y cuyo Ser es, entonces,dependiente de la Representación de él en el Signo; ypor otra parte el Objeto Dinámico, que es laRealidad que, por algún medio, arbitra la forma dedeterminar el Signo a su Representación».[38]

Esta «realidad que arbitra» no forzosamente debeser sólo el referente al estilo saussuriano, sino quepuede incluir otros significantes conocidos pornuestra mente y que ya forman parte del bagajecognoscitivo, engrosando de esta manera el espesordel «objeto».

Sin embargo, no debemos pensar que el ObjetoDinámico sea fuente de conocimiento. No puedeserlo, porque la realidad en cuanto tal no dice nadaa nuestra mente si ésta no posee ya algunos otrossignos de donde recabar otros conocimientos.

La tríada del signo se puede graficar con untriángulo:

Objeto

Representamen Interpretante

Pongamos un ejemplo y tomemos el signo de uncaballo (figura o palabra): el representamencorresponde a ese primer signo percibido poralguien; el objeto es el animal aludido; elinterpretante es la relación mental que establece elsujeto entre el representamen y su objeto, o sea, otraidea del signo.

Un conocido texto de Peirce describe la tríada dela siguiente manera:

Un representamen es el sujeto de una relación triádica con unsegundo llamado su objeto, para un tercero llamado su interpretante.Esta relación triádica es tal que el representamen determina a suinterpretante a establecer la misma relación triádica con el mismo objetopara algún interpretante.

Un signo o representamen, es cualquier cosa que existe para alguienen lugar de otra cosa, sea cual fuere su acepción o ámbito. El signo vadirigido a alguien y crea en la mente de esta persona otro signoequivalente, o quizás más desarrollado. El signo que se crea lo llamamosinterpretante del primer signo. Este signo existe por alguna razón, elpropio objeto. Tiene sentido por ese objeto, no en todas sus acepciones,sino enfocado a una clase de idea particular, a la que alguna vez me hereferido como el terreno de la representación.[39]

Recordemos que para Peirce, los tres elementosde la tríada del signo no son entes independientes,sino que se trata de relaciones o funciones paraexplicar la realidad viva de cada semiosis. Esto tienesus consecuencias en toda la cadena semiótica. Enefecto, la función de interpretante en un determinadosigno, puede cambiar de valencia y convertirse enrepresentamen de otro signo en otra semiosis. Puedesuceder que a un signo, por ejemplo a una foto de undeportista, se le cambie de valor sígnico con laintención de usarla para denotar otra cosa.

Notemos, además, que estos tres aspectos son«lógicos o formales», sólo existen en la mente delsujeto en el momento concreto de percibir el signo.La distinción o separación de cada momento esmeramente mental, porque en la práctica la tríada no

se puede separar, constituye un único proceso.Podemos darnos cuenta, entonces, que el signo —

según Peirce— es ante todo una categoría mental, esdecir, es una idea mediante la cual evocamos unobjeto con la finalidad de aprehender el mundo opara comunicarnos. En este juego se produce la«semiosis» que es un proceso de inferencia propio decualquier persona. La semiótica es la teoría de lapráctica semiótica, de allí que el «signo» constituyael núcleo de ese estudio teórico.

Para concluir, digamos que de esta idea de signose desprende también el concepto de semiosisinfinita. En efecto, según Peirce, el interpretante deun signo refleja siempre los hábitos mentales de lapersona que entra en contacto con el representamen, odicho de otra forma, traduce las reacciones delindividuo ante la provocación y el estímulo del signo,denotando sus comportamientos y experiencias. Sealude aquí a la necesaria relación que existe entre larecepción del signo y los hábitos culturales de losperceptores, sus experiencias previas de los objetosy de las cosas del mundo. Los individuos en elmomento de leer un signo lo interpretan a partir de loque ya tienen formado en su mente, es decir, lasideas, las valoraciones sociales, las visiones de larealidad, los prejuicios, que por cultura, costumbreso tradición poseen de antemano. A partir de allí se

van generando nuevas configuraciones. Es esteproceso el que da lugar a una «semiosis infinita», esdecir, a una continua sucesión de producción designos mediante la cual los sujetos van pensando laverdad de las cosas y del mundo. La acción delconocimiento humano cuya base es la actividadsígnica, nos coloca dentro de una cadena sin fin demediaciones, y que nos remiten de signo en signo,entrelazando un lenguaje con otro, arrastrándonos enla corriente de una semiosis tumultuosa en el ríollamado «cultura». Como afirma un estudioso:

Puesto que tanto el objeto como el interpretante de cualquiersigno son forzosamente también signos, no es de sorprenderseque Peirce afirmara que todo este universo está sembradodesignos, y se pregunta si no estará compuesto exclusivamentede signos.[40] Es a partir de aquí que se genera la semiosisinfinita.

Leamos estas citas de Peirce:

La semiótica

La lógica, en su sentido general, es sólo otronombre de la semiótica (semiotiké), la doctrinacuasi-necesaria, o formal, de los signos. Al

describir la doctrina como «cuasi-necesaria», oformal, quiero decir que observamos los caracteresde los signos y, a partir de tal observación, por unproceso que no objetaré sea llamado Abstracción,somos llevados a aseveraciones, en extremofalibles, y por ende en cierto sentido innecesarias,concernientes a lo que deben ser los caracteres detodos los signos usados por una inteligenciacientífica, es decir, por una inteligencia capaz deaprender a través de la experiencia (227).

Representamen, interpretante, objeto

Un signo o representamen, es algo que, paraalguien, representa o se refiere a algo en algúnaspecto o carácter. Se dirige a alguien, esto es, creaen la mente de esa persona un signo equivalente, otal vez, un signo aún más desarrollado. Este signocreado es lo que yo llamo el interpretante delprimer signo. El signo está en lugar de algo, suobjeto. Está en lugar de ese objeto no en todos losaspectos, sino sólo con referencia a una suerte deidea, que a veces he llamado el fundamento delrepresentamen. (…).

La palabra Signo será usada para denotar unObjeto perceptible, o solamente imaginable, o aun

inimaginable en un cierto sentido. (…) Un signopuede tener más de un Objeto (228).

Para que algo sea un signo, debe ‘representar’,como solemos decir, a otra cosa, llamada su Objeto,aunque la condición de que el Signo debe serdistinto de su Objeto es, tal vez, arbitraria (230).

El Signo puede solamente representar al Objetoy aludir a él. No puede dar conocimiento oreconocimiento del Objeto. Esto es lo que se intentadefinir en este trabajo por Objeto de un signo: valedecir, Objeto es aquello acerca de lo cual el signopresupone un conocimiento para que sea posibleproveer alguna información adicional sobre elmismo (231).[41]

b. La clasificación del signo

En la tríada del signo es posible ver también elreflejo de la división triádica fundamental quecitamos arriba: el representamen, siendo el punto dearranque de la semisosis remite a la primeridad: elobjeto a la secundidad y el interpretante a laterceridad. Desde aquí y enlazando estas categoríascon cada elemento del signo es posible obtener su

división según la siguiente expresión triádica:

Primeridad Secundidad TerceridadRepresentamen Cualisigno Sinsigno Legisigno

Objeto Icono Indice SímboloInterpretante Rema Dicisigno Argumento

Se trata de una división del signo que toma encuenta su triple relación: consigo mismo, con elobjeto al cual alude y con el interpretante.

División del signo en relación con sí mismo,es decir, con el Representamen

Cualisigno = es el signo en su aspecto decualidad (por ej. El «color» del caballo, el tonode voz de un discurso o poesía, el estilo de ungrafismo, etc.). Es lo general del signo, pero quele permite subsistir en cuanto tal, sin ser todavíala totalidad del signo.

Sinsigno = es la presencia concreta del signo(por ej. La presencia del color del caballo eneste signo concreto). Es lo particular del signo.

Legisigno = es la norma o modelo sobre el cualse construye un sinsigno (por ej. Lo queestablece el Diccionario para la definiciónsemántica de la palabra «caballo»).

U. Eco explica con un ejemplo esta división:

Un billete de banco es un sinsigno cuyo legisigno establecesu equivalencia con una cantidad exacta de oro: pero a partir delmomento en que la réplica se estudia como provista decaracterísticas cualisígnicas (la filigrana, la numeración), tambiénen un cualisigno, y por lo tanto irreproducible como tal. Seobjetará que el oro es cualisigno a causa de su rareza, y encambio el billete se ha convencionalizado como dotado de valor,por arbitrio legisígnico: pero es que también el billete escualisigno a causa de su rareza, y también el oro se haconvencionado como parámetro de valor de una maneraarbitraria (podría llegar a ser abandonado como patrón, ysustituido por el uranio).[42]

División del signo en relación consu Objeto

Esta es una de las clasificaciones más conocidas dePeirce y que ha suscitado también no pocos debatesteóricos. Según el objeto al cual se dirige Peircedistingue tres clases de signos:

Icono = es el signo que se relaciona con suobjeto por razones de semejanza: «… relaciónde razón entre el signo y la cosa significada».Para Peirce el icono es una imagen mental, osea, de un representamen que representa a suobjeto al cual se le parece. El icono de lapalabra «frío» es la imagen que se forma ennuestra mente y que se asemeja a nuestraexperiencia del frío. Pero también es un iconoun cuadro de paisaje, una fotografía o undiagrama.

Indice = es el signo que se conecta directamentecon su objeto: las huellas de un caballo sobre elcamino, o bien, el pronombre «tú» para indicarla persona con la que se habla. El índice es,pues, indicativo y remite a alguna cosa paraseñalarla, como sucede con el mercurio de un

termómetro que está para señalar la temperaturao el humo para indicar la presencia del fuego.

Símbolo = es el signo simplemente arbitrario,como las palabras; ellas, en efecto, tienensignificado por una ley de convenciónarbitrariamente establecida.

La dificultad para comprender esta clasificaciónse disipa si recordamos una vez más, que para Peirceel signo es una entidad triádica, y por lo tanto elicono, el índice y el símbolo no son sinorepresentámenes (signos con algún soporte) que serelacionan con el objeto desde diferentes puntos devista. En cambio, en otra vertiente de problemas, essobre todo el tema del iconismo el que sigueprovocando polémicas, ya que el pensamiento dePeirce no es del todo claro al respecto.

Peirce dice que «el único modo de comunicardirectamente una idea es por medio de un icono», locual equivale a afirmar que todo icono es una imagenmental, o sea, algo que existe en el interior de lapersona, a manera de imágenes o de esquemas o deformas y colores de las cosas. El conocimientohumano —según Peirce— se genera siempremediante una relación de signos, de modo quetambién un icono es un producto mental, construido

relacionando y operando con percepciones sígnicas.Es lógico, entonces, que él considere icono no sólouna fotografía, sino también una onomatopeya o undiagrama. Los diagramas son iconos, porquerepresentan una equivalencia proporcional, unespacio lógico, precisamente aquel que se forma enla mente acerca del diagrama mismo. Como vemos,su concepción de iconismo es muy particular, yparece que, en el fondo, Peirce maneja dos conceptosde iconismo. El primero es el que se caracteriza porser una percepción mental común a cualquierelaboración sígnica durante el proceso deconocimiento humano; y entonces, en rigor de lógica,según Peirce el cuadro de un caballo no es un iconosino un índice que atrae nuestra atención sobre elanimal allí representado, pero por comodidad —afirma él— se suele extender también a la cosarepresentada.

Otro concepto más específico de icono, tiene quever con aquel signo que genera en el individuo unaimagen semejante a las cosas representadas. Sinembargo, lo que produce semejanza no es el objeto,sino la construcción sígnica convencional. Así, porejemplo, el caballo del cuadro, se relaciona con suobjeto no por una semejanza física entre la imagen yel animal, sino por una «homología proporcional», esdecir, debido a similitud de proporciones, en donde

cada punto de la figura están colocados en el mismoorden que corresponde al objeto representado y cuyaconvención semiótica aceptamos.

El debate sobre el iconismo —por lo querespecta el pensamiento de Peirce— permaneceabierto, pero tal vez no se aclare mucho más de loque ya conocemos hasta el momento. El tema pareceavanzar y definirse mejor en el ámbito de estudiosespecíficos de la semiótica.

División del signo en relación conel interpretante

Peirce hace la siguiente clasificación, siempremanteniendo la línea triádica:

Rema = es el signo percibido en su formaabstracta, o sea, es una relación que el sujetoestablece con el representamen de manerageneral, porque así lo expresa el signo (por ej.Pensar en los nombres de las personas engeneral).

Dicisigno = es un interpretante con contenidoconcretizado (por ej. «Este niño se llamaEmilio»).Vemos que se trata únicamente de un matizparticular que asume el «rema».

Argumento = es el signo cuyo interpretante tieneforma de silogismo, es decir, posee algún tipode razonamiento argumentativo e interpretativo(por ej. La comprensión del juego de cartasllamado «Truco» a partir de las reglas que lorigen).

Es preciso recordar que todas estas actividades

de semiosis no se hacen en forma general, sino que setrata de realizaciones particulares y concretas, portanto, pertenecen al orden de la secundidad, sonfanerones.

Una breve lectura de textos de Peirce:

Tricotomía de los signos

Los signos son divisibles según tres tricotomías:primero, según que el signo en sí mismo sea unamera cualidad, un existente real o una ley general;segundo, según que la relación del signo con suobjeto consista en que el signo tenga algún carácteren sí mismo, o en alguna relación existencial conese objeto o en su relación con un interpretante;tercero, según que su Interpretante lo representecomo un signo de posibilidad, como un signo dehecho o como un signo de razón.

De acuerdo con la primera división, un Signopuede ser llamado Cualisigno, Sinsigno oLegisigno.

Un Cualisigno es una cualidad que es un Signo.No puede actuar verdaderamente como un signohasta tanto no esté formulado; pero la formulaciónno tiene relación alguna con su carácter en tanto

signo.Un Sinsigno (la sílaba sin se toma para

significar «que es una única vez», como en laspalabras inglesas single, simple, o en la latinasemel, etc.) es una cosa o evento real yverdaderamente existente que es un signo. Puedeserlo únicamente a través de sus cualidades; demodo tal que involucra a un cualisigno o, enrealidad, varios cualisignos. Pero estos cualisignosson de una naturaleza peculiar y sólo forman unsigno cuando están efectivamente formulados oencarnados.

Un Legisigno es una ley que es un signo. Estaley es generalmente establecida por los hombres.Todo signo convencional es un legisigno (pero norecíprocamente). No es un objeto único, sino un tipogeneral que, como se ha acordado, serásignificante. Cada legisigno significa por medio deuna instancia de su aplicación, que puede serllamada una Réplica de él. Así, la palabra «el»(artículo) puede aparecer de quince a veinticincoveces en una página. En todas esas ocurrencias esuna única y misma palabra, el mismo legisigno.Cada una de esas instancias es una Réplica. LaRéplica es un Sigsigno. En consecuencia, todoLegisigno requiere Sinsignos. Pero éstos no sonSinsignos ordinarios, como lo son los sucesos que

son considerados significantes. Tampoco la Réplicasería significante, si no fuera por la ley que laconvierte en tal.[43]

Una segunda tricotomía de los signos

Conforme con la segunda tricotomía, un Signopuede ser llamado Icono, Índice o Símbolo.

Un Icono es un signo que se refiere al Objeto alque denota meramente en virtud de caracteres quele son propios, y que posee igualmente exista o noexista tal Objeto. Es verdad que, a menos que hayarealmente un objeto tal, el Icono no actúa comosigno; pero esto no guarda relación alguna con sucarácter como signo. Cualquier cosa, sea lo quefuere, cualidad, individuo existente o ley, es unícono de alguna otra cosa, en la medida en que escomo esa cosa y en que es usada como signo deella.

Un Indice es un signo que se refiere al Objetoque denota en virtud de ser realmente afectado poraquel Objeto. No puede entonces, ser unCualisigno, dado que las cualidades sonindependientemente de ninguna otra cosa. En lamedida en que el Índice es afectado por el objeto,tiene, necesariamente, alguna cualidad en común

con el Objeto, y es en relación con ella como serefiere al Objeto. En consecuencia, un índiceimplica alguna suerte de Ícono, aunque un Íconomuy especial; y no es el mero parecido con suObjeto, aún en aquellos aspectos que lo conviertenen signo, sino que se trata de la efectivamodificación del signo por el Objeto.

Un Símbolo es un signo que se refiere al Objetoque denota en virtud de una ley, usualmente unaasociación de ideas generales que operan de modotal que son la causa de que el Símbolo se interpretecomo referido a dicho Objeto. En consecuencia, elSímbolo es, en sí mismo, un tipo general o ley, estoes, un Legisigno. En carácter de tal, actúa a travésde una Réplica. No sólo es general en sí mismo;también el Objeto al que se refiere es de naturalezageneral. Ahora bien, aquello que es general tiene suser en las instancias que habrá de determinar. Enconsecuencia, debe necesariamente haberinstancias existentes de lo que el Símbolo denota,aunque acá habremos de entender por «existente»,existente en el universo posiblemente imaginario alcual el símbolo se refiere.

A través de la asociación o de otra ley, elSímbolo estará indirectamente afectado poraquellas instancias y, por consiguiente, involucraráuna suerte de índice, aunque un índice de clase muy

peculiar.No será, sin embargo, de ninguna manera cierto

que el menor efecto de aquellas instancias sobre elSímbolo pueda dar razón del carácter significantedel Símbolo.[44]

Una tercera tricotomía de los signos

Conforme a la tercera tricotomía, un Signo puedeser llamado Rema, Decisigno o Signo Dicente (estoes, una proposición o cuasiproposición), oArgumento.

Un Rema es un signo que, para su Interpretante,es un Signo de existencia real. Por lo tanto, nopuede ser un Icono, el cual no da lugar a serinterpretado como una referencia a existenciasreales.

Un Decisigno necesariamente involucra, comoparte de él, a un Rema, para describir el hecho quese interpreta que él indica. Pero es una peculiarclase de Rema; y aun cuando es esencial para elDecisigno, de ninguna manera lo constituye.

Un Argumento es un Signo que, para suInterpretante, es un Signo de Ley. O tambiénpodemos decir que un Rema es un Signo que seentiende como representación de su Objeto

solamente en sus caracteres; que un Decisigno esun Signo que se entiende representa a su objeto conrespecto a la existencia real; y que un Argumento esun Signo que se entiende representa a su Objeto ensu carácter de Signo.[45]

c. Sobre el argumento

Un percance acaecido a Peirce en 1879, le permitióescribir sobre el proceso de su razonamiento parallevar a un buen final la aventura detectivesca que letocó vivir.

Peirce relata que en el mes de junio de ese añoviajó a Nueva York en el vapor Bristol. Una vezdesembarcado, se acordó que había olvidado a bordodos objetos de gran valor para él, un lujoso reloj y suabrigo. Volvió en seguida a buscarlos, pero habíandesaparecido. Alguien los había robado, pero¿quién? Allí comenzó su indagación con ayuda de lapolicía. Al final pudo recobrar ambas cosas, perogracias sobre todo a la forma de investigaciónpropuesta y llevada a cabo por él mismo, y conescasos aportes de los peritos policiales.[46]

El mismo Peirce describió después

detalladamente el recorrido mental e indagatorio quehabía efectuado y que, finalmente, lo condujo a unfeliz término de su pequeña aventura.

Esta anécdota nos abre al tema de los estudiosrealizados por Peirce sobre los procesos derazonamientos que tiene la mente humana paragenerar conocimiento. No es por cierto, una temáticamenor, ya que se trata del lugar que ocupa laepistemología en su pensamiento, a saber, de laindagación acerca del modo de conocer y loscriterios para alcanzar la verdad.

Revisando el método usado desde la antigüedadpara argumentar sobre los fenómenos, Peirce estudiael modo de operar que tienen las dos clásicas formasde argumentos: el deductivo y el inductivo. Ambosaparecen como «modelos» aptos para que nuestramente acceda al conocimiento de la realidad.

Lo propio de la argumentación es ordenar lostérminos, los conceptos y las premisas, paraestablecer alguna conclusión a nivel lógico; pero lavalidez de las conclusiones depende del análisis yobservaciones de los hechos en cuestión, o sea, de laverdad de las premisas. Es innegable que elconocimiento adquirido a través de las operacionesargumentativas, ha permitido el avance de lasciencias y un mayor dominio del ser humano sobre lanaturaleza. Cada vez que algún fenómeno requiere de

una explicación, tratamos de aplicar alguna «regla»(categorías, modelos), con el fin de obtener mayorclaridad e información acerca del mismo. Laindagación del mundo y de la realidad la hacemos através de los procesos de los raciocinios.

Peirce analizó primero las características de losmodelos tradicionales de la argumentación que son la«deducción y la inducción». Después se detuvo másprofundamente a estudiar y a describir la«abducción» como otra forma satisfactoria paraexplorar la realidad y verificar la verdad de lascosas; fue por «abducción» que llegó a descubrir alladrón que le había robado sus objetos olvidados abordo del barco.

En síntesis, estas tres formas o modelos derazonamiento aplicados a la indagación del mundo,son los canales a través de los cuales pasa elrazonamiento humano.

Peirce resume así el valor de estos tres modosargumentativos:

La deducción prueba que algo debe ser; la inducciónmuestra que algo es realmente operativo; la abducción se limitaa sugerir que algo puede ser.[47]

Notamos que aquí también Peirce aplica su tríada.

d) La deducción

El argumento deductivo, es aquel en el que laspremisas garantizan la validez de la conclusión.Según esta óptica, lo que se afirma como hechoconocido e indiscutible al inicio, incluyenecesariamente lo que de él se deduzca. Sirva deejemplo el siguiente silogismo:

Todos los perros son animales,

«Sultán» es un perro,

Por lo tanto «Sultán» es un animal.

En el silogismo las propiedades semánticas delas premisas pasan a formar parte necesaria tambiénde la conclusión. Era común en tiempo de Peirce,pensar que el argumento deductivo en fin de cuentasse planteaba para referirse sólo a cosas lógicas oformales, pero que no era aplicable a otros tipos defenómenos. Peirce ensancha el campo de ladeducción y le da un alcance experimentalaplicándolo a las relaciones farenoscópicas. En estecaso la operación mental aplica al fanerón las trescategorías conocidas, y trabaja la inferenciadeductiva a partir de sus combinaciones. Por esoPeirce distingue la deducción necesaria de la

deducción probable. La deducción necesaria tienevalidez universal por la verdad lógica que encierra.En cambio la deducción probable depende de lasvariables de frecuencia o de estadística que gradúanla fuerza de verdad de las conclusiones.

Una Deducción es un argumento cuyo Interpretante representa quepertenece a una clase general de posibles argumentos exactamenteanálogos que se caracterizan por el hecho de que, a lo largo de laexperiencia, la mayor parte de aquellos cuyas premisas son verdaderastendrán conclusiones verdaderas. Las Deducciones son o bienNecesarias o bien Probables. Las Deducciones Necesarias son aquellasque no tienen relación alguna con ninguna tasa de frecuencia, sino quepretenden (o sus interpretantes pretenden por ellas) que, a partir depremisas verdaderas deben producir necesariamente conclusionesverdaderas. (…)

Las Deducciones Probables o más exactamente, Deducciones deprobabilidad, son Deducciones cuyos interpretantes las representancomo relaciones con tasas de frecuencia.[48]

e) La inducción

El argumento inductivo, es aquel que prescribe lavalidez de una conclusión a partir de premisasprobables. Aquí el proceso semiótico es distinto delanterior, porque se trata de verificar una serie defenómenos para luego poder extraer de ellos, leyes oreglas más generales consideradas válidas.

Peirce lo explica de esta forma:

Una Induccíón es un método para formar símbolos Dicentesrelativos a una cuestión definida, método en el cual elInterpretante no representa que partiendo de premisasverdaderas producirá a la larga, resultados aproximadamenteverdaderos en la mayoría de las instancias, sino que representaque, si se persiste en este método, a la larga producirá la verdad,o una aproximación endefinida a la verdad, con respecto a cadacuestión.[49]

La inducción es una forma de inferencia a partirde un conjunto de pruebas o de experimentos. Lasconclusiones a las que llegan las investigaciones delas ciencias positivas, ordinariamente se obtienencon argumentos inductivos.

El siguiente ejemplo ilustra cómo funciona estetipo de argumento:

los troncos cortados que están junto al bosqueson de pinos,

los árboles de ese bosque son todos pinos,

en consecuencia estos troncos provienen de esebosque.

Aquí se constata la inferencia deductiva, que sacaconclusiones aunque no se hayan verificado todos loscasos, sin embargo, se acepta como suficiente haberobservado una cantidad razonable de fenómenos,para extraer una ley. El rigor del argumento inductivo

no es total, porque puede darse el caso de que lostroncos colocados al lado del bosque, no sean de esebosque sino traídos de otra parte. Pero se suele darpor válida esa inducción porque casi siempre secomprueba que los troncos allí colocados provienende ese bosque.

En relación con las ciencias, Peirce consideraque el método inductivo tiene sólo validezcomprobatoria, pero no amplía el horizonteindagatorio porque la suma de muchos casosparticulares no da como resultado una ley general.Propicia entonces, otro camino que sin excluir lainducción, permite el proceso de la «invención», del«descubrimiento» y que, además, proporciona pautasracionales que hacen avanzar la indagación de losfenómenos. Se trata del argumento de «abducción».

Tres ejemplos de Peirce paraexplicar los argumentosdeductivos, inductivos yabductivos

Argumento deductivo«Todos los porotos de esta bolsa son blancos,estos porotos provienen de esta bolsa,por tanto son blancos».

Argumento inductivo«Estos porotos provienen de esa bolsa,son porotos blancos,probablemente todos los porotos de esa bolsa son blancos».

Argumento abductivo«Todos los porotos de esta bolsa con blancos,estos porotos son blancos,probablemente provienen de esta bolsa».[50]

f) La abducción

Peirce resucitó la reflexión sobre esta antiguaforma de argumentar que ya Aristóteles habíaobservado, pero sobre la cual no se había prestadomucha atención. En el siglo XIX con la aparición delas novelas policiales, volvió a cobrar fuerza elmodelo abductivo, en razón de que los detectives loutilizan con abundancia. Peirce mismo en el citado

«caso policial» del que fue protagonista en NuevaYork, nombra el rol importante que desempeñó laabducción.

El argumento abductivo, es aquel cuyo enlaceentre las premisas y la conclusión es de tipohipotético. Peirce lo considera como una forma desacar «una predicción general sin certeza positiva»,pero lo justifica, porque cree que este métodopermite indagar las causas de un fenómeno con laesperanza de descubrirlas mediante el uso de unahipótesis.

La abducción es una especie de «paradigmaindiciario» que proporciona claves de interpretaciónvaliosa cada vez que la deducción y la inducción noson aplicables o al menos, se muestran insuficientespara indagar un hecho.

La naturaleza de verdad que se extrae de laactividad abductiva, se basa en la regla de conjeturasdentro de una gama de posibilidades adivinatorias,pero no totalmente arbitrarias, sino en referencia aintuiciones razonables. Allí está la validez delrazonamiento abductivo.

Un ejemplo de argumento abductivo puede ser elsiguiente.

Supongamos que un grupo de buscadores deperlas se adentra en la selva con el fin de hallar unsupuesto tesoro escondido en algún lugar recóndito.

Las informaciones que poseen para dar con el sitioexacto del tesoro son escasas. Sólo saben que está enlas ruinas de un antiguo templo de un dios queadoraban los nativos. Entonces formulan unahipótesis: ya que los antiguos nativos escondían sustesoros donde existen serpientes cascabel, porque asílos protegían y resguardaban, es probable que elviejo templo se halle al otro lado de tal río, únicolugar donde hay serpientes cascabel. Con estaabducción los exploradores tratan de conocer lacausa que explica la presencia del templo en esaregión y lugar. Al final acaban por hallarefectivamente el templo en el sitio buscado.

La abducción, a diferencia de la inducción, usa elmecanismo de la hipótesis para «descubrir la causa».En cambio aquélla indaga por medio del experimentoa fin de extraer una ley. Es claro que ambosargumentos no se excluyen, se puede hacer abduccióne inducción, pero es necesario distinguir ambosprocesos, porque no tiene la misma fuerza probatoriael desarrollo inductivo que apunta a ensancharcontinuamente el campo de la verificación, que hacerconjeturas acerca de las causas que han provocado unhecho particular; esto último es un nuevo tipo derazonamiento que intenta construir teorías generales apartir de otra operación mental como es,precisamente la abducción. Por esta razón se dice

que los actos abductivos son «creativos», ya que seapoyan sobre «hipótesis de intuición y adivinación»como la forma más común que tiene el ser humano deindagar su entorno. En los procesos de semiosis, laabducción abre las puertas a la invención por suafinidad con la adivinación cognitiva, pero no comosi fuese un conocimiento al azar, sino con base deargumentos de alguna manera previsto y razonable.Se trata de una tarea realizada a partir deespeculaciones e indicios no totalmente probatorios,por tanto la adquisición del conocimiento por víaabductiva tiene también sus límites. Ella es una formade razonamiento que opera dentro de parámetroscuestionables y no totalmente seguros. La fuerzaepistemológica de las abducciones reside, segúnPeirce, en «este singular instinto de adivinar» quetodos poseemos, y que él mismo puso en prácticacuando le tocó resolver el enigma del reloj y delabrigo desaparecidos.

Una Abducción es un método para formar una prediccióngeneral sin ninguna verdadera seguridad de que tendrá éxito, seaen un caso especial o con carácter general, teniendo comojustificación que es la única esperanza posible de regular nuestraconducta futura racionalmente, y que la Inducción, partiendo deexperiencias pasadas, nos alienta fuertemente a esperar quetendrá éxito en el futuro.[51]

El modo novedoso y original que tuvo Peirce de

entender los conceptos de deducción, inducción yabducción, constituye una «ruptura epistemológica»;propone unas formas argumentativas que seconvalidan unas a otras, en diferentes gradoscombinatorios de la tríada que da unidad a todo supensamiento.

Conclusiones: Peirce en el ruedosemiótico

Hoy nadie duda del gran aporte de Peirce aldesarrollo de la semiótica.

A nuestro entender, son dos los aspectos quemerecen destacarse: el primero dice relación con lacoherencia y robustez interna de sus ideas teóricas, yel segundo tiene que ver con los efectos de supensamiento sobre los investigadores de lacomunicación.

1) Una semiótica integrada a una teoríageneral del ser

En primer lugar cabe destacar la organicidad de lasemiótica de Peirce en relación con el conjunto de supensamiento filosófico. Se trata, en efecto, de unaconstrucción teórica perfectamente coherente con lasideas y el contexto global de la filosofía que lasustenta.

Nunca pensó Peirce en una semiótica sectorial oindependiente de las demás dimensiones filosóficas.Por eso la comprensión de los conceptos acerca delos signos o la teoría de los fanerones, presupone

conocer su punto de arranque filosófico. Ladistinción categorial triádica expresa una concepcióntotal de la realidad que vive el hombre. Visto en sutriple dimensión de primeridad, secundidad yterceridad, lo real es pensado y abarcado desde loscomponentes indispensables que le dan significado alresto. Se trata de un instrumental que permite a larazón desplegar su poder de análisis y plantear lascuestiones fundamentales sobre el ser. Este métodoque combina el enfoque lógico y ontológico para elanálisis de la realidad, se muestra válido tambiénpara estudiar las cuestiones semióticas, toda vez queéstas constituyen una parte importante de nuestromodo de acercarnos al conocimiento de laexperiencia. En consecuencia, la semiótica encuentraallí un fundamento lógico y un método paracomprender las situaciones y la actividad de lasemiosis. Acota muy bien Jensen: «Peirce propusoexaminar las condiciones de conocimiento comoparte de una lógica general de información y prepararno simplemente una teoría de la significación ocomunicación, sino una teoría de la ciencia comoparte de una epistemología».[52]

En síntesis, la construcción general del sistemade Peirce, y el lugar que en ella ocupa la semiótica, apesar de sus idas y vueltas terminológicas, se muestrasignificativamente unitaria, con una elaboración de

pensamiento en perfecta correspondencia con cadatérmino teórico o eje interpretativo que lofundamentan.

2) La proyección de la semiótica peirciana

A partir de la segunda mitad del siglo XX, las teoríasde Peirce comenzaron a expandir su influencia ennumerosos estudiosos de la comunicación. Latraducción y difusión de sus escritos permitió unmayor conocimiento de sus ideas y la riqueza queencerraban.

De ese modo se fue abriendo el camino a nuevasinvestigaciones semióticas, y a verse las cosas desdeuna perspectiva diferente de la semiologíaestructuralista derivada del enfoque saussuriano.Comenzó a debatirse y a compararse las ideas dePeirce y de Saussure. Tal vez no sea justo comparardos figuras tan disímiles. Digamos simplemente quesus ideas dieron origen a dos corrientes:

La primera ha sido la corriente de la semiologíasurgida de las ideas lingüísticas de Saussure, ycuyos seguidores fueron especialmente latinos(franceses, italianos…).

La base teórica de esta corriente es la díadadel signo, considerada como una estructuraanáloga al sistema del lenguaje. Algunosestudiosos incluso, consideraron la semiologíacomo una ciencia del metalenguaje, cuya funciónconsistiría en dilucidar el sentido de otroslenguajes (idiomas, arte, música, literatura…).En la corriente de la semiología estructuralistase ubican a grandes teóricos como A. Greimas yR. Barthes.

La otra corriente es la semiótica que se inspiróen las ideas de Peirce, y afectó especialmente alos pensadores anglosajones. El punto departida de esta corriente, como ya conocemos,es el esquema triádico, y fundamenta susconceptos teóricos en la filosofía peirciana,desarrollándolos. Teóricos como ThomasSebeok y Umberto. Eco, asumen estaperspectiva, y van más allá del enfoquelingüístico y estructuralista.

Hoy se considera superado el debate entre lacorriente semiológica y la corriente semiótica.Se trata de dos posturas muy diferentes. Cadauna encara los problemas desde principiosepistemológicos diversos y con interesescomunicativos también distintos.

Sin embargo, vale la pena observar, que laobra de Peirce representa hoy, uno de loscampos más fecundos de reflexión semiótica,porque su perspectiva teórica permite darcuenta, de modo ordenado y lógico, de lacomplejidad de los fenómenos semióticos.Algunos han señalado que la filosofía de Peirceaborda la realidad de forma pansemiótica, osea, como una teoría capaz de analizar todas lascosas semióticamente. Es una de las vetas queaún están por explorarse, pero ciertamente muysugestivas.

Roland Barthes

Francia 1915 - 1980

«Siempre asoció la actividad intelectual con un goce…¿Qué otra cosa es para él una idea sino un enrojecimientodel placer?»

Barthes por Barthes, 1975

I. Datos biográficos

Por Karina Vicente

Este importante semiólogo y ensayista francés, hijode Louis Barthes y Henriette Binger, nació el 12 denoviembre de 1915, en Chesburgo.

Apenas un año después, su padre, de origengascón y diez años mayor que su esposa, murió en uncombate naval realizado en el Mar del Norte, por lotanto Roland fue educado por su madre, Henriette, enese momento de 22 años, y periódicamente por susabuelos paternos.

Roland Barthes vivió su niñez en Bayona (sur-oeste de Francia), donde cursó la primaria en laescuela del barrio de las Arènes. El aburrimiento, lapobreza y la música son algunas marcas de su niñezque más tarde plasmó en sus textos. En 1924 setrasladó a París, y allí finalizó sus estudiossecundarios. Cuatro años más tarde, en 1928, naciósu hermanastro Michel Salzedo.

Barthes cursó sus primeros años de secundaria enel liceo Montaigne, y en 1930 se trasladó al liceoLouis-le-Grand, donde conoció, en la clase cuarta, aPhilippe Rebeyrol, con quien mantuvo una relación

muy amistosa de casi 50 años, hasta la muerte deRoland. En este mismo liceo, Barthes cursa tambiénel Bachillerato en Filosofía.

A principios de la década del 30, Rolandcomienza a frecuentar grupos de arte teatral.

En mayo de 1934 su gran deseo de ingresar a laEscuela Normal Superior fue frustrado por habercaído víctima de una hemoptisis (hemorragia de lamembrana mucosa pulmonar), con lesión en elpulmón izquierdo. En adelante, y hasta 1947 sufrióvarios ataques de tuberculosis, y fue durante susperíodos de convalecencia donde leyó gran cantidadde libros que le permitieron publicar sus primerosartículos sobre lingüística en revistas francesas.

Barthes fue declarado en 1937 no apto para elservicio militar y, en 1938, viajó a Grecia junto a sugrupo de teatro, regresando por Italia. En el mes deoctubre del siguiente año, lo destinan al liceo deBiarritz como «profesor bachiller».

Luego de haber regresado a París, Roland sedesempeñó como celador en los liceos Voltaire yCarnot durante los años 1940 y 1941; pero haciafines de este último año sufrió nuevamente unarecaída, lo que le impidió alcanzar el diploma deestudios superiores.

En el año 1942, transcurrió su primera estadía enel Sanatorio de Estudiantes en Saint-Hilaire-du-

Touvet, en Isère (Departamento del sudeste deFrancia). Durante este tiempo se dedicóprincipalmente a la lectura, descubriendo a Marx,Brecht, Saussure y Michelet, y a preparar notas enpequeñas fichas: «Copiaba yo en fichas las oracionesque me gustaban, sin importarme ninguna otra cosa, oque sencillamente se repetían; al clasificar luego esasfichas un poco como se divierte uno en una partida decartas, no se podía sino llegar a una temática».[53]

La segunda estadía de Barthes en este Sanatoriosucedió durante 1943, luego de sufrir, en julio de esemismo año, una recaída en el pulmón derecho.También en 1943, Roland presentó el últimocertificado de licencia en gramática y filología.

Entre los años 1945 y 1946 continúa su curación,pero esta vez en Leysin, en la clínica Alexandredependiente del Sanatorio Universitario de Suiza.Mientras tanto, siguió intensamente su trabajo enMichelet.

En 1947, Roland Barthes publicó algunos ensayosa pedido de Maurice Nadeau, en una revista llamadaCombat, fundada por la Resistencia francesa durantela guerra. Sus títulos fueron El grado cero de laescritura y Responsabilidad de la gramática.

Ese mismo año, Roland viajó con su madre aRumania. Allí fue ayudante de bibliotecario y luegofue invitado al Instituto Francés de Bucarest, donde

conoció a su gran amigo Rebeyrol. En ese entoncesya desarrollaba una animada vida intelectual. Cuandoen 1948, Rumania se hizo comunista, cerraron elInstituto Francés y en septiembre del siguiente añodeciden regresar a París.

En 1949 fue destinado a Egipto como profesor enla Universidad de Alejandría, donde se encontró porprimera vez con Algirdas Julien Greimas. Latuberculosis que afectaba a Barthes hicieron temer alas autoridades egipcias que se trataba de unaenfermedad contagiosa y no querían aceptarlo, sinembargo, Greimas intervino, disipó las sospechas yasí Roland pudo trabajar en la misma Universidad.Un íntimo amigo de Barthes y de Greimas, CharlesSingevin afirmó una vez: «Barthes ha encontrado elcamino de Greimas así como San Pablo el camino deDamasco».[54] En efecto el influjo de Greimas sobreBarthes fue notable. Se juntaban a menudo y tenían ensus casas largas conversaciones sobre filosofía,matemáticas, semiología, lingüística. A veces Rolandle pasaba a Greimas sus escritos para que los leyeraantes de publicarlos.

Un año después, en 1950, regresó a París y ocupóun puesto en la Dirección General de AsuntosCulturales del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Durante 1952 continuó publicando artículos enCombat: «Triunfo y ruptura de la escritura burguesa»,

«El artesanado del estilo», «La escritura y elsilencio» y «El sentimiento trágico de la escritura».A partir de este año y hasta 1954, Roland fueinvestigador de lexicología en el C.N.R.S.

Ediciones L’Arche fundó en 1953 la revistaTheatre populair; Barthes fue convocado paracolaborar en ella y aceptó ser consejero de suspublicaciones. Un año después publicó diversosartículos en la revista Club: «El extranjero, novelasolar» y «La peste, ¿anales de una epidemia o novelade la soledad?». El novelista, dramaturgo y ensayistafrancés, Albert Camus (1913-1960), reaccionó encontra de estos artículos y se desató una polémica.Como respuesta, Roland publicó algunos artículoscomo «Respuesta a Camus» y, más tarde, «¿Soymarxista?», en Les Lettres nouvelles (revista dirigidapor Nadeau).

Durante el año 1957, Barthes se dedica a su tesissobre la moda.

A lo largo del año 1960 fue jefe de trabajos de laÉcole Pratique des Hautes Études (Escuela Prácticade Altos Estudios, institución fundada en 1886 comorival y alternativa de la Sorbona) y dos años después,director de estudios de «Sociología de los signos,símbolos y representaciones». Dieciocho años fue eltiempo que Roland desempeñó estas funciones.

Entre los años 1962 y 1966, dictó algunos

seminarios referentes a los «Sistemascontemporáneos de significaciones» y a las«Investigaciones sobre la retórica». Julia Kristevaparticipó en 1965 de uno de sus seminarios y Rolandestablece amistad con ella. En cuanto a su vidasentimental, podemos comentar que Roland Barthesha tenido importantes vaivenes afectivos y reciéntardíamente reconoció su homosexualidad.

Al año siguiente, Barthes viajó a Tokio paradictar otro seminario sobre «El análisis estructuraldel relato».

En 1968, Barthes cobró notoriedad como críticoliterario por un artículo publicado por primera vez en1968: La muerte del autor. En él sostiene que lapropia palabra auteur debe ser rechazada yreemplazada por la palabra scripteur, es decir«alguien que escribe», con la capacidad y el don detomar una lapicera y lista para hacerlo para sí misma.

En 1969 viajó a Marruecos para enseñar en laUniversidad de Mohamed V, en Rabat y dos años mástarde comienza a practicar la pintura y el grafismo.

«El discurso amoroso», es el nombre delseminario que Barthes dictó entre 1974 y 1976 en laEscuela Práctica de Altos Estudios. En octubre de1977 Roland atravesó por un momento terrible de suvida, casi insuperable: muere su madre HenrietteBarthes. Ese mismo año, Roland fue designado

profesor titular en el College de France, dondetrabajó hasta el final de sus días.

El 26 de febrero de 1980, Roland Barthes murióa causa de un accidente de tránsito que sufrió el díaanterior. Fue internado en el hospital de la Pitié-Sapêtrière. Graves problemas pulmonares y unagudo estado de depresión en que había caído tras lamuerte de su anciana madre Henriette lograron queRoland se deje morir.

El escritor y humanista crítico Tzvetan Todorov,que ha compartido con Barthes momentos importantesde su vida científica trabajando dentro del grupo queintegraba la revista Communications de EstadosUnidos, cuenta que Roland era «un hombre de grancalidad personal, que se hacía estimar por todos losque lo trataban».

Barthes perteneció a una generación deintelectuales, que después se asoció a «Mayo del68», es decir al movimiento estructuralista yposestructuralista antihumanista. Se trataba de atacarsistemáticamente al «sujeto», los valores y la razón.Este período de crítica y sospecha ha sido superado,después de haber jugado el papel positivo deliberarse de la ingenuidad. Pero la sociedad nocesaba de transformarse planteando nuevasinterrogantes a los que esa generación no aportabarespuestas.

Roland Barthes escribió gran cantidad deartículos, muchos de ellos nombrados anteriormente,y de libros, y fue capaz de poner en todos ellos unpoco de su personalidad. Sus mejores libros son losque no están al servicio de una teoría, sino los quehablan de sí mismo.

Entre sus libros podemos mencionar:

Le Degreé zéro de l’écriture. Ed. du Seuil,París, 1953. (El grado cero de la escritura.Siglo XXI, México, 1973).

En este libro, Roland se destacó como unrebelde en el ambiente literario de Francia porsu rechazo de la idea de que la virtud de unaobra escrita en prosa era la claridad.[55]

Mythologies. Ed. du Seuil, París, 1957.(Mitologías. Siglo XXI, México, 1980).

Su libro más conocido. La mayoría de losensayos de este libro fueron publicadosanteriormente en formato de diario en Combat.

Michelet par lui-même. Ed. du Seuil, París,1963. (Michelet. FCE, México, 1986).

Sur Racine. Ed. du Seuil, París, 1963. Este librodio origen al conflicto conocido como «laguerra de la críticas». Cuestionó la comprensión

tradicional de las obras de Jean Racine (1639 -1699), el mayor de los dramaturgos de Francia.

Systéme de la Mode. Ed. du Seuil, París, 1967.(Sistema de la moda. GG, Barcelona, 1978).

Barthes demuestra en la práctica que lasemiología es parte de la lingüística. Noescribió sobre la moda en sí, sino sobre ellenguaje en el que se describen esas prendas.

S/Z. Ed. du Seuil, París, 1970. (S/Z. Siglo XXI,México, 1980).

L’Empire de signes. Skira, Ginebra, 1970.

Sade, Fourier, Loyola. Ed. du Seuil, París,1971. (Sade, Fourier, Loyola. Caracas, MonteAvila editores).

Este libro representa un compendio de losaspectos más admirados de su escritura ypensamiento.

Fragments d’un discours amoureaux. Ed. duSeuil, París, 1977. (Fragmentos de un discursoamoroso. Siglo XXI, México, 1982).

Este libro es intensamente personal. Barthesmanifiesta los profundos sentimientos que lorelacionaban con su madre.

Roland Barthes por Roland Barthes. Ed. du

Seuil, París, 1975. (Roland Barthes por RolandBarthes. Kairós, Barcelona, 1978).

L’Obvie et l’Obtus. Ed. du Seuil, 1982. (Loobvio y lo obtuso. Siglo XXI, Madrid, 1986).

Le Bruissement de la langue. Ed. du Seuil,París, 1984. (El susurro del lenguaje. Paidós,Madrid, 1987).

L’Aventure sémiologique. Ed. du Seuil, París,1985. (La aventura semiológica. Paidós,Madrid, 1990).

Otros autores profundizaron la vida y elpensamiento de Roland Barthes. Si quieres,puedes consultarlos.

Calvet, Louis Jean; Roland Barthes. Biografía.Ed. Gedisa, Barcelona, 1992.

Hasta el momento es el mejor libro escritosobre la vida y la obra de Barthes.

De Diego, José Luis; Roland Barthes, unababel feliz. Ed. Almagesto, Bs. As. 1993.

Culler, Jonathan; Barthes. F.C.E., México, 1987.

Sontag, Susan; «Recordar a Barthes». (En:Punto de vista. Bs. As., año 3, n.º 9, 1980).

Thody, Philip y Course, Ann; Barthes para

principiantes. Era Naciente S. R. L, Bs. As,1997.

Evidentemente estos autores no sentíandemasiada simpatía por Roland Barthes.

Todorov, Tzvetan; «El último Barthes». En:Vuelta Sudamericana. Bs. As., año1, n.º 9, abril1987.

II. La teoría semiológica deRoland Barthes: el lenguaje de losdiscursos, la ciencia de los signos,

la práctica del texto

Por Mabel Marro

En ocasiones Roland Barthes se preguntó cómoempezar (el comienzo es la forma en que se instauraun sentido), alguna vez inspiró e instigó a laindagación de clasificar los comienzos de todos losrelatos, alguna vez también escribió «si fuera escritory muerto, cómo me gustaría que mi vida se redujese,gracias a un biógrafo amistoso y sin prejuicios, aunos detalles, a unos gustos, a unas inflexiones:podríamos decir biografemas.[56]

Resulta un buen comienzo, en este caso, recordaral lector que la producción barthesiana se encuentraprofundamente ligada a su biografía de tal suerte quetanto sus biógrafos como los especialistas que lo hanestudiado no han podido sustraerse de ligar en mayoro menor proporción el legado teórico (los concepto-grafemas) con esas partículas de su vida (losbiografemas) que el contexto histórico francés, los

intelectuales, los medios de comunicación y el mismoBarthes han proporcionado.

No obstante hay consenso en aceptar que tallegado no es uniforme y en este sentido fue Barthes elprimer interesado en denunciar la clave de lectura desus trabajos, cuando el 7 de junio de 1974, duranteuna conferencia pronunciada en Italia y publicada enLe Monde,[57] dividió su producción en tresmomentos bien diferenciados:

el del deslumbramiento por el lenguaje o eldiscurso;

el de la ciencia o el de la cientificidad;

el del texto.

Existe sin embargo una constante, la idea fundantey obstinada, el presupuesto de base, en los tresmomentos de la indagación: «la semiología se haenajenado pero sigo pensando como en un comienzoque toda crítica ideológica, no puede ser más quesemiología».[58]

Desde un comienzo hasta el final, en efectoBarthes es semiólogo, no aborda los problemas comolo hacían en su época los filósofos marxistas ni comolos críticos culturológicos de inspiración religiosa;su camino, su medio y sus instrumentos son

semiológicos cuando reflexiona sobre losimaginarios de la sociedad y de la cultura y, aun en elmomento final, cuando lo hace sobre la grandiversidad de voces (esos múltiples códigos) queatraviesan los textos.

1. Primer momento: Eldeslumbramiento por el lenguajey la desnaturalización delsignificante

a) La cultura como historia

Las obras de esta etapa El grado cero de laescritura (1953), Michelet (1954), Mitologías(1957) tienen en común la indagación sobre ellenguaje que hace posible los discursos en losdiferentes ámbitos de la actividad humana, ellenguaje que oculta detrás de una aparenteuniversalidad a la cultura como historia.

En la práctica se presentan los signos como sifueran naturales y no los son, no tiene nada de naturalcomer de una determinada manera, ponerse talvestido o realizar determinadas actividades socialesy no otras. Se trata de convenciones, de fenómenoshistóricos, de usos de época y sin embargo en eldiscurso (o los discursos que circulan) aparecennaturalizados como si provinieran de una «culturauniversal» de la que no es posible sustraerse sinresultar sospechoso. No hay entonces para Barthessignos naturales, todos son culturales aunque el

«establishment», las instituciones pretendannaturalizar los signos a través del lenguaje.

El grado cero de la escritura es un ensayoaplicado al lenguaje del texto literario. Barthesseñala que este lenguaje al contrario de lo quesupone la crítica literaria debe ser consideradoopaco y no natural. Barthes enfrenta a la críticaliteraria francesa tradicional que sustenta la idea deverosimilitud de la obra como condición fundamentalde la bondad literaria.

La era burguesa intentó naturalizar la bondadliteraria, al dictaminar o certificar que la mejor obraes aquella que habla con naturalidad, y por tantorepresenta «lo natural». El gusto burgués prefiere elestilo del «nuveau roman» un estilo neutro —unaescritura blanca— inspirado inicialmente por Elextranjero del escritor contemporáneo y coetáneo deBarthes, Albert Camus.

Respecto de la práctica periodística, también diráen el grado cero que se le parece:

«Guardando las distancias, la escritura en sugrado cero es en el fondo una escritura indicativa o sise quiere amodal; sería justo decir que se trata de unaescritura de periodista si, precisamente, elperiodismo no desarrolla por lo general formasoptativas o imperativas (es decir patéticas). La nuevaescritura neutra se coloca en medio de esos gritos y

de esos juicios sin participar de ellos; está hechaprecisamente de su ausencia; pero es una ausenciatotal, no implica ningún refugio, ningún secreto; no sepuede decir que sea una escritura impasible; es másbien una escritura inocente».[59]

El lenguaje de esa escritura blanca parecereferencial, habla con naturalidad de las cosas comosi solo las representara. Pero, explica RolandBarthes que no hay nada de natural en que algopretenda parecer natural, es una manera de procedero una técnica, un modo de fabricar la obra, otrocódigo.

Esta naturalización del estilo (o el grado cero dela escritura) que gustará después de la SegundaGuerra Mundial es una forma de naturalismo nonatural, por tanto, concluirá: el naturalismo es unaideología.

La oposición historia/naturaleza, encuentra enEl grado cero… su formulación temprana. Habrá queluchar contra la ilusión referencial, contra el efectode realidad que producen las obras:

La escritura realista está muy lejos de ser neutra, estácargada de los signos más espectaculares de su fabricación[60]

El enemigo es siempre el signo que se ofrececomo natural. Esta forma de afrontar los problemas

del lenguaje viene gestándose desde muchos añosantes cuando por un largo período de enfermedadinternado en un sanatorio para tuberculosos, RolandBarthes había comenzado un itinerario de lectura ytoma de notas sobre la obra del historiador francésJules Michelet (1830-1868) cuyo «estilo» en laHistorie de France se había constituido en el centrode su preocupación.

Barthes fichaba y luego —con una técnicasemejante a la que hace posible el cambio deimágenes en un caleidoscopio— alternado uno y otrotexto de ficha intentaba encontrar el sentido oculto.Comienza allí la práctica de sus fragmentos deescritura, comienza la reflexión sobre el estiloaparentemente sin estilo de la obra en pretéritoindefinido de Camus, surge la noción de voz blanca(neutra) o escritura silenciosa como opuesta a laescritura parlante, comprometida en el sentidosartreano[61] del término.

Su biógrafo Calvet insiste en que este periodominimizado por el mismo Barthes es crucial para lacomprensión de su futuro trabajo semiológico:

Ha hecho mucho más que escribir un poquito, ha delimitadosu territorio, ha ajustado un buen número de técnicas de trabajo,ha esbozado muchas ideas futuras, es un hombre de ideasprecoces, pero de gestación lenta, un hombre que traza elcamino de su pensamiento.[62]

En 1949, Roland Barthes, viaja a Egipto —consus fichas sobre Michelet— contratado por launiversidad como lector de francés y allí encuentra aAlgirdas Greimas a quien le muestra una 150 páginasde lo que más tarde será el libro Michelet par lui-même,[63] y obtiene de él, una recomendación:utilice a Saussure.

Barthes, que aún desconocía al padre delestructuralismo lingüístico, acababa de obtener, conla recomendación de Greimas, un pasaporte oficialpara transitar los caminos semiológicos y unosconceptos teóricos nuevos para fundamentar loarbitrario del signo contra la insistente prácticacultural de hacernos creer que es natural.

b) Lo «no natural» en una forma de habla:el mito

Los textos de Mitologías fueron escritosmensualmente, Barthes analiza allí acontecimientosactuales —hechos ocurridos entre 1952 y 1956— unartículo de prensa, un filme, un espectáculo, unaexposición, las fotos de los semanarios, los juguetesde los niños franceses, los avisos publicitarios, entreotros. El corpus de análisis, explica Barthes, está

motivado en un sentimiento de impaciencia que leprovoca la forma «‘natural’ con que la prensa, el arte,el sentido común, encubren permanentemente unarealidad que no por ser la que vivimos deja de serabsolutamente «histórica»[…] quería poner demanifiesto el abuso ideológico que se encuentraoculto en la exposición decorativa de lo «evidente-por-sí-mismo».[64] Esas pequeñas mitologías sepublicaron mes a mes en Les lettres Nouvelles, ysolo dos de ellas en Critique.

Con el fin de darles formato de libro, a pedido dela editorial Seuil emprende en el verano de 1956 unposfacio (para ser insertado después de lacompilación de las mitologías con el título «El mitohoy»), un texto teórico, que debe mucho a lasdiscusiones con Greimas en Egipto y sobre todo a lalectura del Curso de Saussure. El incipientesemiólogo describe en ese texto al mito y almitólogo, con un método ya lindero al estructural:analiza la redundancia, los hechos que se acumulan yse repiten en todos los textos de las mitologías ypostula las formas del lenguaje que las caracterizan.

La noción de «mito» es utilizada aquí como unmedio para desenmascarar la falsa evidencia en laque se sostiene la noción de «lo natural». ¿Pero quées el mito? El mito es un habla responde Barthes.Esto indica que el mito no es un objeto ni un concepto

ni una idea, sino que como habla no es otra cosa queel modo de significación de una forma.

Así un árbol puede ser un objeto del mundo, peroun árbol hablado, narrado, contado por alguien,«decorado» por alguien que lo describe en undiscurso lleno de lugares comunes —por ejemplo—deja de ser un árbol y es ahora algo nombrado por un«poeta complaciente», es ahora un uso social dellenguaje que se agrega a la materia pura.

El discurso escrito, la fotografía, el cine, elreportaje, el deporte, los espectáculos, la publicidad,todo puede servir de soporte del habla mítica.

Pero como Saussure se pregunta ¿qué es el habla?Entenderá que el habla es toda unidad significativaindividual sea verbal (un artículo periodístico) seavisual (una fotografía) y añade: «Esto no significaque debamos tratar el habla mítica como si fuera lalengua, en realidad, el mito pertenece a una cienciageneral que incluye a la lingüística: la semiología».[65]

En trabajos posteriores invertirá hasta el final desu obra este último presupuesto y la semiología seráuna (en contradicción con las lecciones saussureanas)parte de la ciencia lingüística.

Volviendo al Barthes del posfacio de Mitologías,el semiólogo nos recuerda que «Saussure trabajó conun sistema ejemplar, el de la lengua; pero el mito es

un habla, en el mito reencontramos el sistematridimensional (…) el significante, el significado y elsigno. Pero el mito es un sistema particular porcuanto se edifica (es decir que existe previamente):es un sistema semiológico segundo.[66]

La relación entre significado y significante seapoya en objetos equivalentes pero no iguales; esdecir el significante no expresa al significado.Debemos reconocer que significante, significado ysigno son en cualquier sistema semiológico:diferentes.

El ejemplo que propone es contundente paracomprender en qué radican tales diferencias:

Tomemos por ejemplo un ramo de rosas, yo le hagosignificar mi pasión ¿se trata de un significante y un significado,las rosas y mi pasión? No, ni siquiera, lo único que tengo sonrosas «pasionalizadas». Pero en el plano del análisis existenefectivamente tres términos; esas rosas cargadas de pasión sedejan descomponer en rosas y en pasión; unas y otras existíanantes de unirse y formar ese tercer objeto que es el signo.[67]

c) Formas retóricas del mito

La distinción entre significado, significante y signoresultará crucial en el estudio del mito como esquemasemiológico. El lenguaje objeto del mito es la lengua(el sistema lingüístico o los modos de significar que

se asimilan a él) pero hay otro: el metalenguaje (lasegunda lengua) que habla de la primera. Conmetalenguaje se refiere Barthes al lenguaje delanalista que puede hablar sobre las formas retóricasdel mito, es decir sobre las formas que hacen posiblesu fabricación.

El semiólogo necesitará atender no solo alsistema lingüístico sino también al signo global. Asíla tapa de una revista francesa de gran tiraje (serefiere a París-Match) presenta la imagen de unjoven negro vestido con uniforme francés, con losojos levantados fijos en los pliegues de la banderafrancesa, y ese es el sentido de la imagen.

E inmediatamente, Barthes señala que «ingenuo ono percibo lo que significa: que Francia es un granimperio, que todos sus hijos sin distinción de color,sirven fielmente bajo su bandera y que no hay mejorrespuesta a los detractores de un pretendidocolonialismo que el celo de ese negro en servir a suspretendidos opresores.[68]

El significante es el negro haciendo la veniafrancesa, el significado la francesidad y lamilitaridad. El tercer término, la correlación entrelos dos primeros es en el sistema del mito lasignificación. El mito habla para decirnos que hastael negro colonizado está orgulloso de sostener labandera de los colonizadores.

El mito tiene una doble función, designa ynotifica, hace comprender e informa. El mito es unmensaje que se define por cómo expresa su mensaje,es habla, en el mito es crucial cómo se dice y por esodistorsiona. A diferencia de la ideología que sirvepara ocultar el mito no oculta «es un escándalo queocurre a la luz del día». No miente ni confiesa ni esuna idea, tampoco un concepto; para Barthes es unainflexión.

Inflexión en latín (inflexio-onis) nos remite alsentido de torcimiento o comba de una cosa que antesera recta o plana. Por elevación o por atenuacióntambién nuestra voz puede quebrarse pasando de untono a otro. En los cuerpos sólidos como la madera oel hierro se produce una inflexión cuando seencorvan. En este sentido, hay que comprender elsentido del mito: inflexión supone distorsión. Ladistorsión se produce por una intención de elevar oatenuar algún hecho.

En otra mitología, «Bichín entre los negros”,[69]

muestra cómo funciona el mito en la sociedadburguesa. Match (publicación con más de un millón ymedio de lectores en aquella época) publicó unahistoria sobre un matrimonio de jóvenes profesoresque exploró el país de los caníbales para pintarcuadros, llevando con ellos a su bebé de meses:Bichín. Los consumidores de Match quedaron

extasiados ante la valentía de los padres y el niño.Aquí la forma de la virtud es el heroísmo. Forma quese presenta como emotiva y conmovedora. Sinembargo, es posible admitir la irresponsabilidad quesupone —si fuera cierto que allí se corren tanhorribles peligros como amenazas de torrentes, fierasy nativos negros incivilizados— llevar a un niño tansólo para pintar unas telas.

Bichín, el niño blanco (a diferencia de susopuestos: los habitantes negros), se presenta como elideal francés que trabaja para su patria como supadre, es inocente y sonriente. Pero el negro pordesconocido resulta sin más una amenaza:

Es fácil adivinar la imagen de negro que se perfila detrás deesta buena y estimulante historia: ante todo el negro asusta, escaníbal; y si uno encuentra heroico a Bichín es porque enrealidad corre el riesgo de ser comido.[70]

La valentía se articula por oposiciones queevocan a las saussurianas: blanco/negro,inocencia/crueldad, espiritualidad/magia,civilización/barbarie. La profunda astucia de laproducción —en el sentido de operación deproducción— consiste en mostrarnos el mundo através de los ojos del niño blanco y, con ello, ellector también se vuelve inocente. He aquí ladistorsión, la comba, el desvío: no cabe la pregunta

por la historia de los habitantes negros porque ellosquedan encerrados bajo ese concepto de «exotismo»que el mito muestra como un escándalo. Estamanifiesta y radical impotencia para imaginar a losotros, es común a todos los mitos analizados. Lafigura retórica que los sustenta es la privación de lahistoria del objeto del cual se habla.

La identificación es otra de las constantesretóricas en casi todas la mitologías barthesianas. Elpequeño burgués —ese hombre de clase mediaacomodada o en proceso de acomodarse que busca laopulencia de la propiedad y el dinero— es unhombre impotente para imaginar al otro (a lo distinto)le es imposible, lo otro se transforma en él mismo: lootro, el otro se reduce y por lo tanto se excluye.

Aquí Barthes lanza una embestida importantepara lo que en los estudios actuales de análisis deldiscurso de los medios constituye un tema crucial alseñalar que los medios no representan de modoequitativo y con justicia a grandes sectoresmarginados de la población, a las subculturas que sepresentan siempre de modo esteriotipado, insólito, ypoco representativo de lo que constituyen susprácticas, sus creencias y aun sus intereses en la vidacotidiana y social. Barthes nos señala convehemencia que existen simulacros del bribón, delparricida, pero solo son estereotipos para recriminar

y condenar, para mitigar la diferencia, basados en ladistorsión que supone sostener que no lo es como soyyo (yo soy naturaleza) es desvío (los otros).

Otra figura retórica, también sistemática yrelacionada con la anterior, es la vacuna que consisteen confesar un mal menor para ocultar su malprincipal, lo imaginario colectivo se inocula de laenfermedad conocida para defenderse de unasubversión generalizada.

Un recurso también repetido en estas retóricas esel uso de la tautología y Barthes nos advierte que sila palabra tautología no hermosa también el asuntoes también excesivamente feo. El procedimientoconsiste en definir lo mismo por lo mismo:

«La vida es la vida». Aquí apela al existencialismo de Sartrequien aduce que nos refugiamos en la tautología, como en elmiedo, la cólera, la tristeza, cuando estamos faltos de unaexplicación. La carencia de lenguaje explicativo nos lleva a unarepresentación «indignada de los derechos de lo real contra ellenguaje» he aquí la distorsión: se protege siempre bajo unargumento de autoridad «es así porque es así» o «porque sí»como dicen los padres cuando están cansados de darexplicaciones a sus hijos: «la tautología muestra una profundadesconfianza hacia el lenguaje, se lo rechaza porque nos falta.Pero todo rechazo al lenguaje es una muerte. La tautologíafunda un mundo muerto, un mundo inmóvil.[71]

Una forma de inmovilidad que es además otrafigura retórica del mito es el nihilismo, es decir «ni

esto ni aquello». En las revistas, la astrología, porejemplo, nos presentan males y bienes equivalentes,compensados, (sólo se trata de no elegir),encontramos un equilibrio terminal compensatorio ypor eso inmóvil de valores.

La verificación que se relaciona con lasimplificación es otro artilugio retórico. El mitotiende al proverbio, universaliza para mostrar unajerarquía inalterable del mundo. La máxima que nosmuestra el «buen sentido», «el sentido común» paraverificar que las cosas son como son, la evidenciapor sí misma que muestra un mundo ya hecho,inmodificable. Estos aforismos deben serdiferenciados del proverbio popular ancestral querepresenta un habla activa, instrumental. Cuando en elhabla rural se dice «hace mal tiempo» el lenguaje seorienta a relacionar la utilidad del buen tiempo con eltrabajo. Es una actuación incorporada al lenguaje, noes un metalenguaje «no se habla sobre el mal tiempo,se lo está actuando». El aforismo burgués, (unejemplo puede ser, el tiempo es dinero) pertenece, encambio a otro discurso preparado como unmetalenguaje que se ejerce (que habla) sobre objetosya preparados culturalmente por un grupo.

«El habla rural es el habla de una humanidad quese hace, el discurso burgués es el habla de unahumanidad que es»,[72] se refiere Barthes a la

diferencia entre «estar haciéndose» y «ya ser». Elque «ya es» puede dictaminar, sentenciar. Laverificación burguesa, vale por el orden arbitrariodel que habla. El que habla asentándose en su «buensentido» como si fuera el «buen sentido de todos»decide «qué es lo natural».

Hasta aquí, ha constituido un grafema conceptualla idea de que el enemigo siempre es el signo cuandose muestra como natural más allá de la formadiscursiva que asuma, sea la narrativa realista en elGrado cero… o la presentación de lo periodístico enMitologías.

Por esta razón, el intelectual tiene para RolandBarthes la misión de buscar la forma de exponersobre tal operación naturalizadora; y los escritoresdeben contribuir para que su público sea másconsciente de la sociedad en la que vive.

2. Segundo momento: El de laciencia o de la «cientificidad»

a) La constitución de la semiología

De 1957 a 1963, nuestro autor trabajó al mismotiempo en el análisis de la moda (al que consideró unobjeto de estudio altamente estructurado) y en elintento de concebir «cierta enseñanza de lasemiología» (la expresión es del mismo Barthes)dentro de un proyecto fundacional de la nuevadisciplina científica, que dio por resultado los«Elementos de Semiología». Este último trabajo sepublica en 1964 en la revista Communications[73] enun número íntegramente destinado a hacer conocer laciencia de los signos.

Barthes lo llamó «el momento de lasistematización», aunque diez años despuésdesmitificará esa actividad de constitución de lasemiología como ciencia, mantendrá intacta suaspiración de encontrar el sistema que se escondedetrás de los conjuntos significantes, de las formas olos conjuntos de formas:

En lo que a mí respeta lo que dominaba mi trabajo era notanto el proyecto de poner los fundamentos de la semiologíacomo ciencia cuanto el placer de ejercitar una sistemática: en la

actividad de la clasificación hay una especie de embriaguezcreativa (…) no me gustaba escribir si no era por placer. Elplacer del sistema reemplazaba para mí el super yo de laCiencia.[74]

Lo cierto es que en la década de 1960, lapreocupación por el sistema caracterizó los estudioslingüísticos europeos, y también que con lapublicación de aquel número de Communications sepresentaba en sociedad a la semiología tal como se laconcibió en Francia:

Semiología: proponemos la palabra con confianza, perotambién con ciertas reservas. En el sentido actual y al menospara nosotros, europeos, data de Saussure: ‘Puede concebirseuna ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vidasocial… la llamaremos Semiología’. Prospectivamente (…) tienecomo objeto todo sistema de signos cualquiera fuera susubstancia: las imágenes, los gestos, los sonidos melódicos, losobjetos y los complejos de sustancias que se encuentran en losritos, los protocolos o los espectáculos que constituyen sinoverdaderos ‘lenguajes’ por lo menos sistemas de significación.[75]

Barthes, en el mismo texto, denunciainmediatamente una «cierta incomodidad» causadapor la idea saussureana de que la lingüística formaríaparte de una ciencia más general: la semiología comociencia de los signos en el seno de la vida social.

No está dispuesto Barthes a postergar la ciencialingüística a un lugar menor; fundamentalmente

porque el lenguaje verbal (el que estudian loslingüistas) es, de los lenguajes humanos, el másamplio y complejo y porque atraviesa todos lossistemas de significación dotados de profundidadsociológica; y con ello «todo otro sistemasemiológico (imágenes, gestos, objetos) se mezclancon el lenguaje verbal; de donde la Semiología seráuna trans-lingüística que atraviesa hasta el lenguajeinterior».[76]

Entonces, se hará necesario invertir elpresupuesto saussureano,[77] y Roland Barthes lohace de modo contundente:

La lingüística no es una parte, ni siquiera privilegiada, de laciencia general de los signos, la semiología es una parte de lalingüística: precisamente esa parte que se haría cargo de lasgrandes unidades significantes del discurso.[78]

La inversión del presupuesto tendrá largo alcanceen la producción barthesiana ya que él nuncaabandonó la hipótesis y, al mismo tiempo, abrirá lapuerta al análisis de las unidades mayores a la frase,el análisis del discurso, ya incipiente —por otraparte— entre los lingüistas, a quienes nuestro autorparece ganarles el campo bajo la nomenclatura de laciencia naciente, la semiología.

Claro que esta última no se ocupará solo detextos sino de todo otro objeto, relato, imagen,

etcétera, que se propongan como discurso.¿Pero de qué manera se hará cargo? Barthes lo

ejemplifica con un objeto de estudio: la moda. Dirácon insistencia «me di cuenta inmediatamente que elsistema de la ropa era muy pobre».[79] La ropa es unsistema de signos, pero rudimentario, porque en símismo aporta pocos significados; sin embargo,cuando el lenguaje verbal toma la moda a su cargohace con ella lenguajes poéticos, imaginarios,ideologías. Se refiere Barthes a que el sistema dejade ser pobre cuando se analiza el discurso sobre lamoda. La moda verbalizada (escrita) en las revistasde moda constituida de esas sustancias mezcladas delenguaje (sistemas semiológicos poco puros),sustancias trans-lingüísticas se constituyen en elobjeto de estudio de la semiología.

La moda, explica Barthes, «solo existe a travésdel discurso que se pronuncia sobre la moda, sin locual se puede reducir a una sintaxis muy rudimentariaque no tiene más riqueza que la del código vial:minifaldas se veían muy pocas; en el plano de larealidad no era más que un entusiasmo particular,casi excéntrico; pero ese rasgo se ha convertidorápido en objeto de un discurso general, público, ysolo entonces adquirió una verdadera consistenciasocial y semiológica: lo que se dice revierte sobre loque se lleva y lo que se ve. Creo que esta restricción

metodológica de mi propio proyecto corresponde engrueso a la evolución de la semiología: los conjuntosun poco complejos de objetos no significan fuera dellenguaje».[80]

b) El sistema de la moda

El Systéme de la Mode,[81] se publicará como librorecién en 1967, pero había sido pensado desdemucho tiempo antes como tesis doctoral, y Bartheshabía trabajado en él durante todo este segundomomento. Esta indagación muestra una serie deaspectos del método estructural en el análisissemiológico de los fenómenos sociales. En estesentido se constituye en un discurso metodológicoque ayudará al mismo Barthes en el desarrollo de susElementos de semiología.

Precisamente por ser un discurso sobre elmétodo, la crítica literaria francesa se mostrórápidamente insatisfecha: «uno espera encontrarcomentarios incisivos (…) de inspiraciónsociológica como los de Mitologías y nada de eso,es una obra científica sumamente austera y cuyaspáginas me han recordado a los manuales de álgebra.[82]

Barthes responde en múltiples ocasiones[83] a esacrítica con una idea insistente: la semiología deberáexaminar las representaciones colectivas no larealidad a la que estas se refieren; de la realidad seencarga ya la sociología, por ejemplo, a través deencuestas.

El método estructuralista, en cambio, lleva almodelo, a la indagación de la forma, no del contenido—repetirá también con insistencia en esta etapa—intentando reducir la diversidad y la multiplicidad delos fenómenos a una dimensión general.

Por ejemplo, explica Barthes el método permitedescribir no solo una moda particular (la de esteverano) sino un inventario formal que ignora loscontenidos de la moda y por ello permitirá explicarcómo funciona el sistema de cualquier moda. Siabordamos la moda como sistema escrito y no comocontenido se encontrará allí que existe unacombinatoria infinita de elementos y de reglas detransformación. El conjunto de rasgos de lo que «estáde moda» es extraído cada año, de un conjunto derasgos que tienen sus obligaciones y sus reglas comola gramática. Por ejemplo la amplitud de la falda y ladel saco están siempre en relación inversa; cuandouna es estrecha, el otro es ancho. Otra regularidad seconstata partiendo del sistema y llevándolo a lahistoria (la diacronía saussurena) donde se constatará

la oposición binaria para la falda que siempre seresuelve dicotomía: larga/corta. Barthes sostiene enefecto que «La moda es un fenómeno ordenado y eseorden lo saca de sí misma».[84]

La semiología indagará la faceta significante delas cosas. ¿Cómo lo hará? Primero deberá reconocerque la moda no equivale a ningún objeto real quepueda describirse y del que se puede hablar en formaindependiente. Segundo, la moda está en los objetos(faldas, sweaters, etcétera) o en la forma dedescribirlos.

Habrá que limitar el campo de análisis. Bartheselige analizar los escritos sobre moda y allí realizaráun corte sincrónico: dos revistas de moda de grantiraje entre junio de 1958 y junio de 1959. Constataráque en esas revistas no se escribe nunca directamentesobre moda (denotación) sino que se habla deprendas de vestir pero no de moda, la moda seencuentra en connotaciones. Se dirá sobre las cosas(prendas de vestir) que unos zapatos son «idealespara andar», otros «para una ocasión especial». Asíconstatará que el significado de esta escritura es laprenda y que la relación entre significante ysignificante constituye el signo del vestido.

El lenguaje de la moda no se manifiesta como enel signo Saussuriano como una relación significado-significante que sabemos que es arbitraria.

Metodológicamente habrá que examinar laestructura del código del vestido, compuesto por lassiguientes relaciones:

significante moda + significado moda + connotación moda

El significante moda incluye: objetos (porejemplo, camisa); soportes (por ejemplo cuello de lacamisa); variación (por ejemplo, cuello abierto). Elsignificado moda es el contexto externo (por ejemplo,camisa de lana = invierno). El signo de la moda no esla relación entre los dos anteriores sino la escriturasobre la moda que es donde se encuentra laconnotación. El sistema retórico sobre la moda nosdirá cómo funcionan las connotaciones. El sistemaretórico captura todo el código del vestir. Para ellohabrá que reconocer una retórica del significado(relacionado con el mundo de la moda, un mundo«novelístico» de empresarios, fiestas, modelos eimaginarios colectivos), una retórica del significante(que constituye una dimensión poética dado que laprenda que se describe no tiene un valor productivo);una retórica del signo (que equivale a lasracionalizaciones de la moda, por ejemplo latransformación en prendas de noche, de día,etcétera).

Barthes realiza razonamientos similares, y

procura ejemplos de estos sistemas a largo de toda suexposición en los Elementos de semiología, untrabajo que busca «la cientificidad» a la manera delos lingüistas, especialmente al modo André Martinetque había publicado su libro con un título —sospechosamente— similar al que eligiría más tardeel Barthes adaptador del modelo lingüístico alsemiológico: Elementos de lingüística.[85]

c) El aporte de los elementos

Si bien los Elementos… son de inspiraciónsaussureana hay también aportaciones de otrosautores; y conviene considerarlos aquí por separado.

La impronta saussureana

Barthes extrapoló los conceptos lengua/habla delCurso de Saussure y en Elementos de Semiología[86]

expone el modo que debe asumir esa extrapolación ala naciente semiología.

En el modelo lingüístico saussureano el usuariotoma del «tesoro de la lengua» una palabra, y a suvez tal palabra solo forma parte del sistema en tanto

se ha probado en el habla. En cambio, en sistemascomo el mobiliario, el vestido, el automóvil, elorigen del sistema está en la misma masa de usuarios(de hablantes de Saussure) que instituyen el sistema.

No solo habrá diferencias en el origen delsistema sino también en el volumen de la relaciónlengua/habla. El del mobiliario, por ejemplo es unsistema en el que el habla es pobre. En cambio, en lalenguas el sistema permite producir infinitas hablas(mensajes) con una sistema reducido de unidades yreglas combinatorias.

Existen, sin embargo, según advierte nuestroautor, sistemas semiológicos como el de laalimentación que muestran una estrecha relación entrela lengua y el habla, y podría llegar a pensarse queexiste una lengua alimentaria semejante a la lengua deSaussure.

La lengua alimentaria puede describirse porcuanto existen reglas de exclusión que se sostienen enlos tabúes alimentarios; en la oposiciones comocaliente/frío, dulce/salado, por reglas de asociaciónsimultánea que nos permiten asociar, por ejemplo,las milanesas con las papas fritas y sucesivas comolo son carne de vaca/de cordero/de cerdo… en unmenú; por los protocolos que funcionan como unaretórica alimentaria: «comemos pastas los domingos»o «el pescado se acompaña con vino blanco»; el

menú se conforma por estructuras nacionales,regionales y sociales, como los dialectos de laslenguas y a su vez se llena de formas diferentes segúnlos estilos de los usuarios.

La lengua de la alimentación al igual que lalengua lingüística «se forma a partir del uso, es decirde una forma de sedimentación de las palabras» queconstituirían el tesoro saussuriano, pero también lasrecetas inventadas por un usuario pueden adquirir unvalor institucional cuando por ejemplo el nombre deuna comida inventada es reconocido en muchosmenús de una región. Por lo que la lengua alimentariase constituye o bien a partir de un uso colectivo obien de un habla individual.

Por otra parte, con referencia a las relacionessintagmáticas y asociativas del lingüista ginebrino,Barthes considera que pueden extrapolarse a lasemiología y resultar allí productivas. Denominará alas primera sintagmas en el habla, y a las segundassistema en el paradigma.

El semiólogo —dice refiriéndose al método deidentificación de unidades— segmentará en lamateria estudiada unidades sintagmáticas. Lossintagmas deberán estar dotados de sentido. Luegohabrá que conmutar las unidades para encontrar allísi son capaces de distinguir un sentido y sólo en esecaso —si lo tienen— se constituirán en unidades del

sistema. En lingüística esta operación se realiza, porejemplo, frente a dos palabras como «peso» y «beso»se encontrará que p/b son unidades sintagmáticas quesoportan la prueba de conmutación que nos muestraque allí donde está «p” no puede estar «b» en lacadena del habla. En el paradigma (el sistema) sonrelaciones que permiten un paso del significado de«beso» al de «peso», o de «vaso» al de «paso».

En semiología, cuando la materia no esoriginariamente significante como ocurre con losobjetos, los iconos y otros sistemas no-lingüísticos,la operación de identificación de unidadessignificativas es más difícil.

En el cuadro[87] que sigue, Barthes ejemplificalas distinciones que proporcionan un método alsemiólogo para el análisis del vestido, laalimentación, el mobiliario y la arquitectura en lasdos dimensiones: sistema (paradigma) y en elsintagma (habla).

El semiólogo tiene a su cargo la segmentación, deidentificación de unidades paradigmáticas, peroademás deberá determinar las reglas que lasgobiernan. Uno podría suponer, explica Barthes, queen los platos de un menú, las combinaciones son encierto sentido libres, sin embargo, habrá queinvestigar en qué consiste esa libertad que es encierta forma controlada.

Por último una cuestión crucial de arraigosaussureano en Elementos… es la de la naturalezadel signo lingüístico frente a la naturaleza del signosemiológico, pero en este caso, la soluciónbarthesiana frente al problema de la relaciónarbitraria o motivada entre los formantes del signoserá resuelta mediante conceptualizaciones de otrateoría, la del lingüista danés Luis Hjelmslev. A ellanos remitiremos en el próximo apartado.

Sistema SintagmaVestido Grupo de piezas,

aplicaciones odetalles que no se

pueden usar al mismotiempo en un mismopunto del cuerpo, y

cuya variacióncorresponde a un

cambio del sentidovestimentario: toca-gorra-capelina-etc.

Yuxtaposiciónen un mismoconjunto deelementosdiferentes:

falda-blusa-saco.

Alimentación Grupo de alimentosafines y de

semejantes en el cualse elige un plato en

Encadenamientoreal de los

platos elegidosa lo largo de La

función de un ciertosentido: variedad deentradas, carnes o

postres.

El «menú» delrestaurante lecturahorizontal de lascorresponde al

sistema; correspondeal sintagma.

comida: en elmenú.

Actualiza losdos planos: laentradas, porejemplo, la

lectura verticaldel menú.

Mobiliario Grupo de lasvariedades

«estilísticas» de unmismo mueble (una

cama).

Yuxtaposiciónde muebles

diferentes en unmismo espacio(cama, ropero,

mesa).

Arquitectura Variaciones de estilode un mismo

elemento de unedificio, diferentesformas de techados,balcones, entradas,

etc.

Encadenamientode los detalles

al nivel delconjunto del

edificio.

Las fuentes no saussureanas

En «Elementos…» Roland Barthes comienza autilizar la palabra «código» como equivalente delengua y la palabra «mensaje» como equivalente dehabla, dos términos que serán utilizados endesarrollos posteriores por los semiólogos, pero queno provienen del Curso… de Ferdinand de Saussure.

Habrá que remitirse a la Escuela de Praga quedesde 1929 venía trabajando con la noción defunción. Para los lingüistas praguenses la lengua esun sistema de medios apropiados para un fin. En estesentido, la lengua de Saussure (el sistema) esdifícilmente equiparable con la de los funcionalistas.En la definición praguense se advierte una perpectivaque aproxima la noción de lengua a la decomunicación mediante el lenguaje.

En efecto para Roman Jakobson, uno de losredactores de la Tesis de Praga, cuya monumentalobra lo ha situado en el centro de la problemática delos modelos de comunicación, propuso los conceptosde código y mensaje —inspirados en la teoríamatemática de la comunicación— por considerarlosmás claros y manejables que la dicotomía propuestapor la teoría lingüística.

Con la noción de código, la semiología liga sus

desarrollos a los de las teorías de la comunicación.La lengua es un código y los mensajes cumplendiferentes funciones comunicativas según refieran(función referencial), expresen (función emotiva),apelen (función conativa), se concentren en elmensaje (poética), remitan al lenguaje y hablen sobreél (metalingüística) orienten al contacto entre losinterlocutores (función fáctica).

Los estructuralistas franceses utilizarán estosconceptos jakobsonianos de código y mensaje endesarrollos posteriores que ellos mismos dieron enllamar el análisis estructural de mensajes, y seránnociones productivas también en la semiótica queUmberto Eco[88] desarrolla en torno a los códigos ysus articulaciones.

d) Sobre el signo

Volviendo ahora a la naturaleza del signosemiológico frente al lingüístico. Barthes consideraque el signo semiológico tiene también dos caras (elsignificante y el significado) como el saussureanopero se distingue de él en plano de la sustancia de laexpresión.

El último concepto ha sido traído a la

problemática del signo de la glosemática (álgebra dellenguaje) del lingüista danés Louis Hjelmslev quepropuso dos estratos componentes del signo, la formay la sustancia, dentro de los cuales deben hacersecuatro distinciones:

la sustancia de la expresión (el lenguaje, porejemplo en cine: la imagen fotográfica móvil,múltiple, lo escrito, sonido fónico y musicalgrabado, ruido grabado;

la forma de la expresión (siguiendo con elejemplo del cine) relaciones imagen/palabra,movimientos de cámara como las panorámicas oel travellling, enlaces, empalme de planos;

la sustancia del contenido (los temas que elcine puede tratar);

la forma del contenido (organización de lasustancia, es decir la forma en que el cine hablade lo que habla según estilos y géneros: el galánheroico y afectivo” del cine mudo, el jovenrespetuoso y correcto de los filmes rosas”).

Los ejemplos sobre cine que hemos adjuntado acada uno de los planos hjlemsleriano, no son losproporcionados por Barthes en «Elementos…» sino

que hemos echado mano de otro semiólogo francés,Chistian Metz,[89] por considerarlos didácticamentemás esclarecedores para la difícil problemática quenos ocupa.

Barthes observa la existencia de sistemassemiológicos que tienen una sustancia de laexpresión que por su naturaleza no está destinada asignificar. Se trata de objetos de uso (por ejemplo elimpermeable) que la sociedad desvía hacia finescomunicativos. Los denominará funciones-signo. Esla función de esos objetos la que se carga de sentido.El uso del impermeable consiste en proteger de lalluvia, pero todo uso se convierte para la sociedad ensigno de ese uso. En nuestra sociedad tales objetos seencuentran estandarizados (ejecutan o realizan unmodelo) y deben considerarse hablas de una lengua.

Hay, además, signos cuyo soporte es una únicamateria de la expresión, y en este caso, nuestro autorpropone la denominación de signo típico. El signoverbal es un signo típico, el signo irónico (lasimágenes) también lo es, independientemente de losmodos de producción manual como en el dibujo omecánico como en la fotografía. También el signogestual es un signo típico al apoyarse en un únicosoporte o materia de la expresión.

Frente a esto, también constatará la existencia desistemas complejos que estarían conformados por

múltiples signos típicos, como es el caso del cine.Como adelantáramos en el apartado anterior, el

signo semiológico pone a prueba el conceptosaussureano de arbitrariedad/motivación. Esteconcepto había ya recibido críticas, aun dentro de lalingüística. Emile Benveniste había señalado ya queconvendría sustituir la noción de arbitrariedad por lade inmotivación, ya que lo arbitrario no es larelación entre significante y significado sino larelación entre el sonido y lo representado (entre elsonido buey y el animal-buey que representa).Además, la relación entre el significante y elsignificado es necesaria, pues si fuera arbitrariaestaría sujeta a la libertad de la masa hablante, y estono ocurre así con el sistema lingüístico donde noexiste tal libertad y es necesario nombrar al buey conla palabra buey y no con la palabra perro. Existeentonces una inmotivación parcial. Barthes proponeque en el dominio semiológico es conveniente retenerdos términos diferentes. Lo arbitrario corresponderíaa sistemas cuyos signos, como en el caso de la moda,se funda en una decisión unilateral y no en un contratomotivado y lo motivado se aplicará en caso como elde la fotografía que es un sistema en el que larelación entre significado y el significante sonanalógicas.

En el caso de la motivación en la fotografía, la

imagen es análoga de lo representado y por ellollegará a considerar en que se trata de un mensaje sincódigo. Hecho que ya había constatado en susMitologías.

Tales distinciones lo llevan a constatar laexistencia de sistemas arbitrarios y motivados yarbitrarios e inmotivados.

Saussure había encontrado también motivación enlas onomatopeyas que operan por imitación desonidos como en gua-guau para referir al ladrido delperro, y también en los casos en que hay derivación(pera/peral) y aún en los compuestos veinticinco (deveinte y de cinco). Barthes reconoce en estaenseñanza del maestro una fuerte inspiración paraproponer la noción de «motivado» pero la nociónhjelsmleriana de sustancia de la expresión le permitetrazar otras posibilidades teóricas. Es un error —explica Barthes— considerar a los signos comopuramente arbitrarios y los signos están cargados deconnotaciones. Así por ejemplo el tradicionalsombrero hongo y el paraguas cerrado de losfuncionarios civiles británicos constituye un ejemplode motivado, pero esos mismos signos pueden serutilizados de manera diferente como ocurre en lapelícula «La naranja mecánica» en donde los jóvenespandilleros llevan el tradicional y burocráticosombrero hongo negro. Es aún posible preguntarse si

existen signos desprovistos de ambigüedad, en elsistema gestual un puño cerrado es un signoinequívoco de enojo, pero el mismo signo fueutilizado como saludo que significaba compañerismoy solidaridad por los activistas de izquierda en ladécada de 1930.

e) Denotación y connotación

La exposición anterior permite ahora, introducir otranoción de raigambre no saussuriana la oposicióndenotación/connotación que Barthes desarrolló apartir de Louis Hjlemslev en su Glosemática.[90]

Barthes augura un lugar de privilegio a laconnotación que constituía en lingüística un problemareciente, y que hasta el momento solo había sido temade la lógica:

Los fenómenos de connotación no han sido todavíaestudiados sistemáticamente (se encontrarán algunasindicaciones en los Prolegómenos de Hjelmslev). Sin embargo, elporvenir pertenece sin duda a la connotación, pues a partir delsistema primario del lenguaje humano, la sociedad desarrolla sincesar sentidos secundarios, y esta elaboración ora manifiesta,ora enmascarada racionalizada se encuentra muy cerca de unaverdadera antropología histórica.[91]

Para Hjlemslev, la denotación es una semiótica

en el que ninguno de los dos planos que laconstituyen (de la expresión y del contenido)constituyen una semiótica por sí mismos. En cambiola connotación es una semiótica cuyo plano de laexpresión es ya en sí mismo un sistema semiótico.Roland Barthes explicita las relaciones:

Diremos pues que un sistema connotado es un sistema cuyoplano de la expresión está constituido por un sistema designificación (…) los significantes de connotación quellamaremos connotadores, están constituidos por signos(significado y significantes reunidos) del sistema denotado.Varios signos reunidos pueden formar un solo connotador,siempre cuando esté provisto de un solo significado deconnotación.[92]

Las unidades del sistema connotado se apoyan enel sistema de denotación, los connotadores son signoserráticos, que se naturalizan porque se apoyan en lossignos denotados. Pero muchos signos denotados (porejemplo el conjunto de todos los mensaje de lalengua francesa) pueden constituir una sola unidaddel sistema connotado (la francesidad) y una obracompleta puede connotar «literatura». Con estonuestro autor quiere mostrarnos que las unidades delsistema connotado no tienen necesariamente lasmismas dimensiones que el sistema denotado.

En la semiótica connotativa, los significantes delsegundo sistema están en estrecha relación con la

cultura, el saber, la historia. Aquí no presenta unaformulación que recuerda a los análisis del postfaciode Mitologías:

Gracias a los connotadores el mundo penetra el sistema. Laideología sería en suma, la forma de los significados deconnotación, mientras que la retórica sería la forma de losconnotadores.[93]

Para una mejor comprensión de estasformulaciones nos adelantaremos un poco en eltiempo cuando Roland Barthes también en estesegundo momento de su producción las analiza losmecanismos de la connotación y la denotación en uncélebre artículo: «Retórica de la imagen».[94]

f) Retórica de la imagen

El objeto de análisis es un aviso que publicita unamarca de fideos. El aviso fotografía una red desupermercado sobre una mesa. De la red salen dospaquetes de fideos con la etiqueta Panzani, una latade tomates con la misma marca, un sobre de quesotambién Panzani, tomates, un ají, cebollas y un hongo.Todo en tonalidades amarillas y verdes sobre unfondo rojo. La leyenda en tipografía mediana,colocada cerca del pie de página escrita en francés

dice «Fideos-Salsa-Queso a la Italiana de Lujo».Encontramos allí tres mensajes —observa

Barthes— y muestra cómo encontrar el primero: «laimagen entrega de inmediato un primer mensaje cuyasustancia es lingüística, sus soportes son la leyenda ylas etiquetas (…) el código es la lengua francesa.Pero a su vez, este mensaje puede descomponerse,pues el signo Panzani no trasmite solamente elnombre de la firma, sino también por su asonancia, unsignificado suplementario que es si se quiere la«italianidad»; el mensaje lingüístico es por tantodoble (al menos en esta imagen): de denotación y deconnotación”.[95]

Se trata de un solo mensaje por cuanto el signoque lo vehiculiza, la sustancia es el lenguaje verbalarticulado (escrito), aunque además connote elsignificado ‘italianidad’.

En el mensaje existen otros signos discontinuos,no lineales en el sentido de que no imponen un ordende lectura. La red abierta se constituye en elsignificante de un segundo signo que representa laidea de volver del supermercado. Ese signo tiene dosvalores: la preparación casera y la frescura de losproductos (al ser recién traídos y no almacenados oconservados en heladera). El hecho de «hacer unomismo las compras» se opone al de «civilizaciónmás tecnologizada».

Hay además un segundo signo, que es la reunióndel tomate (rojo), el ají (verde) y de la tonalidadtricolor del afiche (amarillo, verde, rojo) que evocanlos colores de la bandera italiana. Su significadonuevamente es la italianidad, y es entonces un signoredundante con el signo connotado por el mensajelingüístico: la asonancia italiana del nombre Panzani.Este signo es cultural, es francés ya que un italiano nole despertaría la idea de la italianidad, es el saberdel francés el que moviliza un estereotipo turístico dela nacionalidad italiana.

Habrá que considerar también, otro signovehiculizado por los objetos: «la firma proveefideos, latas, queso», es decir, todo los necesariopara fabricar un plato compuesto, pero al lado están«los tomates, ajíes, cebolla» lo que es fresco, comoindicando el origen natural de los productospublicitados. Los productos están además preparados«como en casa».

Hay en la escena un saber que hace de puenteentre dos opuestos: natural versus artificial. Tambiénpodría incluirse un signo estético de naturalezacultural ya que el aviso evoca a «la naturalezamuerta» tan frecuentada por los pintores.

También podría decirse que todos estos signosnos remiten a que estamos «frente a un avisopublicitario», lo que los constituiría en otro signo.

Se encontraron hasta ahora dos mensajes, el denaturaleza lingüística y el de naturaleza icónica.Pero aún falta un tercer mensaje y es el de losobjetos fotografiados, sabemos que por tratarse deuna fotografía los objetos «estuvieron ahí» para serfotografiados y ahora se nos presentan como unarepresentación analógica donde la relación entre elsignificante y el significado ya no es arbitraria. No hahabido una codificación, una transformación, el signode este mensaje no proviene de un depósitoinstitucional, «se trata de un mensaje sin código».[96]

Llamaremos a este mensaje literal, nos diceBarthes, es semejante a las letras, es la letra de laimagen. Por oposición a este el anterior es unmensaje simbólico:

Si la lectura es correcta, la fotografía analizada nos proponeentonces tres mensajes: uno lingüístico, uno icónico codificado(el mensaje) y uno icónico no codificado (el mensajeperceptivo)”.(…) de los dos mensajes icónicos el primero estáde algún modo impreso sobre el segundo: el mensaje literalaparece como el soporte del mensaje «simbólico». Ahora biensabemos que un sistema que se hace cargo de los signos de otrosistema para convertirlos en sus significantes, es un sistema deconnotación(…) la imagen literal es denotada y la imagensimbólica connotada.[97]

Barthes emprende el análisis del mensajelingüístico y fundamenta aquí una idea que frecuenta

toda su obra y que es presentada con insistencia enlos tres períodos de su producción:

No es apropiado hablar de una civilización de la imagen:somos todavía, y más que nunca una civilización de la escritura,porque la palabra y la escritura son siempre términos completosde la estructura informacional.[98]

De hecho, explica Barthes, las imágenes sonpolisémicas, es decir que pueden despertarnosmuchos significados tienen una cadena significantepero sus significados son flotantes y el lector puedeelegir algunos e ignorar otros.

No es cierto entonces que una imagen valga másque mil palabras y tampoco es cierto que se necesitanmil palabras para trasmitir algo. Un texto largo puedecontener un solo significado global y un texto corto yubicado en un lugar no importante como en el caso dela publicidad de Panzani cumplen una funciónimportante. ¿Pero, cuáles son las funciones delmensaje lingüístico frente al icónico?

El mensaje lingüístico tiene dos funciones enrelación con el mensaje icónico: la de anclaje y la derelevo. Las nociones de anclaje y de relevo han sidomuy productivas en el análisis de mensajes y nosponen frente a la concepción barthesiana de que todonecesariamente está mediatizado por el lenguajeverbal o como en el caso de la noción de anclaje nos

salva del terror de los múltiples significados quepueden adoptar las imágenes. Así explica nuestroautor la noción de anclaje:

En todas las sociedades se desarrollan técnicas paradestinadas a fijar la cadena flotante de los significados, de modode combatir el terror de los signos inciertos: el mensajelingüístico es una de esas técnicas. A nivel del mensaje literal lapalabra responde a la pregunta ¿qué es? Ayuda a identificar loselementos de la escena y la escena misma: se trata de unadescripción denotada de la imagen (descripción a menudoparcial) o según la terminología de Hjelmslev, de una operación(opuesta a la connotación).[99]

La función de anclaje del mensaje lingüístico nosofrece un control, es una función denominativa (denomenclatura) que pone nombres y nos salva aldarnos todos los sentidos posibles de los objetos(denotados). Es el control del creador (y por lo tantode la sociedad) sobre la imagen. El anclaje es uncontrol. Es muy frecuente el anclaje en la fotografíade prensa y en publicidad.

El relevo, en cambio ayuda a leer las imágenesmóviles. Es una función de complementación, másfrecuente en cine o en las historietas y en los dibujoshumorísticos cuando aparecen fragmentos de diálogoque complementan lo que dice la imagen. Tienen unvalor complementario y se lee junto a la imagencomo fragmentos de un discurso superior. Dispone

una secuencia de sentidos que no están en la imagen,la complementan. Por ejemplo, en cine, el relevo enlos diálogos hace avanzar la acción forma efectiva.

El campo común de los significados deconnotación es para Barthes el de la ideología, lossignificantes de connotación de la ideología son losconnotadores «que se especifica según la sustanciaelegida y retórica al conjunto de los connotadores, laretórica aparece así como la parte significante de laideología. Las retóricas varían según sus sustancias(en un caso el sonido articulado, en otro la imagen, elgesto, etc.) pero no necesariamente por su forma».[100]

La retórica de la imagen es específica porque losconnotadores dependen de las exigencias físicas dela visión, como la retórica del mensaje lingüísticolos estará a las exigencias fonatorias. Pero al mismotiempo, es también general porque son relacionesformales entre elementos y es posible que puedandescribirse con las figuras que utilizaron losretóricos antiguos para el lenguaje verbal. Así lametonimia en los tratados clásicos de retórica es unrecurso referido a la palabra al lenguaje verbal, quepodría estar también en la retórica de imagen por eltomate o el ají o la cebolla puesto allí para significarla italianidad, por metonimia.[101]

La imagen denotada, en la fotografía publicitaria,

en la medida que no implica ningún código porquerepresenta lo que «estuvo allí para ser fotografiado»tiene por función naturalizar el mensaje simbólico:«La imagen denotada naturaliza al mensajesimbólico, vuelve inocente el artificio semántico,muy denso (principalmente en publicidad), de laconnotación. Si bien el afiche de Panzani está llenode símbolos, subsiste en la fotografía una suerte deestar-allí natural de los objetos, en la medida que elmensaje natural es suficiente: la naturaleza pareceproducir espontáneamente la escena representada; lasimple validez de los sistemas abiertamentesemánticos es reemplazada subrepticiamente por unaseudo verdad; la ausencia de código desintelectualizael mensaje porque parece proporcionar unfundamento natural a los signos de la cultura».[102]

Barthes está diciéndonos que el sentido ha sidoconstruido,[103] pero ante nosotros aparece comodado. Esta constatación le servirá para mostrar cómose enmascaran los sentidos a través de técnicas deelaboración retóricas, discursivas.

¿Pero, y el mensaje simbólico, cultural oconnotado como se construye? El código que lossustenta es cultural. Lo que constituye la originalidaddel sistema es que, nos dice Barthes «el número delecturas de una misma imagen varía según losindividuos: en la publicidad de Panzani hemos

señalado cuatro signos de connotación; es probableque existan otros (la red puede significar, porejemplo, la pesca milagrosa, la abundancia, etc.). Sinembargo, la variación de las lecturas no es anárquica,depende de los diferentes saberes contenidos en laimagen) saber práctico, nacional, cultural, estético; yestos saberes pueden clasificarse, constituir unatipología».[104]

La denotación cumple una función naturalizanterespecto de la connotación en donde el sistema es lacultura y el sintagma (lo denotado) la naturaleza.

La variabilidad de las lecturas no puede entoncesamenazar la lengua de la imagen. La imagen en suconnotación estaría constituida por una arquitecturade signos ubicados en diferentes niveles deprofundidad. Los significados de connotación comola italianidad, la preparación culinaria, la naturalezamuerta, la abundancia, son erráticos. Pero podríavérselos en campos asociativos, en articulacionesparadigmáticas, por ejemplo el eje para italianidadpodría ser el de «la nacionalidad», eje quecompartiría con la francesidad, la alemanidad,etcétera, reunidos por el prefijo «dad» aplicado apaíses. Pero lo interesante es que esos bloqueserráticos están atrapados en una escena, como en elejemplo de Panzani, «en un sintagma que no es elsuyo y que es el de la denotación».[105]

En un artículo de 1964, sugestivamente titulado«La cocina del sentido»,[106] se refiere a este hechoadvirtiendo que hay que observar no el contenido delos mensajes sino su hechura: «El mundo está llenode signos, pero estos signos no tienen todos la bellasimplicidad de las letras del alfabeto. La mayor partede las veces los tomamos por informaciones‘naturales’; se encuentra una ametralladorachecoslovaca en manos de un rebelde congoleño: hayaquí una información incuestionable; sin embargo enla medida que no se nos recuerda al mismo tiempo elnúmero de armas estadounidenses que estánutilizando los defensores del gobierno, lainformación se convierte en un segundo signo,ostenta una elección política».

También en 1964,[107] se observa que «cuandoleemos nuestro diario, vamos al cine, escuchamosradio, cuando recorremos con una mirada el envasedel producto que compramos, es casi seguro que norecibiremos más que mensajes connotados» y másadelante refiriéndose a este desdoblarse de losmensajes dirá: «el lenguaje connotado de lapublicidad reintroduce el sueño en la humanidad delos compradores: es decir, cierta alienación, la de la(sociedad competitiva), pero también cierta verdad(la de la poesía)».[108]

Para Barthes tanto la semiología como lalingüística tienen en el futuro la misión de estudiareste fenómeno de la connotación como misión y comoética. En el mismo sentido, Barthes, el autor que másha reclamado por un teoría de la connotación,iniciará en el tercer momento una aproximación altexto que como veremos en adelante tampoco puedeser definido desde lo contenidos ya que el texto:

no es un producto estético, es una práctica significante;no es una estructura, es una estructuración;no es un objeto, es un trabajo y un juego;no es un conjunto de signos cerrados, dotados de un sentido quese trataría de encontrar, es un volumen de huellas en trance dedesplazamiento.[109]

3. Tercer momento. El texto comopráctica significante, comoestructuración, como volumen dehuellas en trance dedesplazamiento

Roland Barthes describe este momento: «Para mí,este período se inscribe en conjunto entre laIntroducción al análisis estructural del relato(1966) y S/Z (1970). El segundo trabajo negaba, encierta medida al primero, mediante el abandono delmodelo estructural y el recurso a la práctica de untexto infinitamente diferente».[110]

Según relata su biógrafo Calvet, Roland Barthesfue censurado y excluido, en esta etapa, por dosoficialismos científicos: del lado de la teoríaliteraria francesa (la consensuada académicamente)Picard[111] y su tradicional escuela queparadojalmente al enfrentar a nuestro autor logra quela «nueva crítica» literaria se conozca en el mundo yque el mismo Barthes encuentre un lugar protagónico,no solo en su país sino también en el extranjero.

Del lado de la lingüística, George Mounin y elsemiólogo argentino, radicado en Francia, Luis Prieto(representante de la semiología de la comunicación)

que intentan separar a Barthes del ambientelingüístico-científico de la época al considerar sustrabajos como imprecisos y poco rigurosos. ParaMounin,[112] en efecto habrá que distinguir lasemiología de la comunicación, la buena semiología(la que hacen ellos) de la de la «significación» (laque hace Barthes), que funciona por metáforas yhabla del lenguaje a propósito de cualquier otra cosa.

Lo cierto es que en este periodo, Barthesemprende una etapa diferente: la del texto. Sinembargo, no abandona aquí al placer del lenguaje (elprimer momento) ni el placer del sistema (elsegundo). Los metadiscursos que lo rodeaban lehacían integrar nuevas ideas a una concepción yamadura y libre para operar con los textos.

Así por ejemplo, el padre de la antropologíaestructural, Lévi Strauss, que se había negado adirigir su tesis, le había recomendado la lectura deLa morfología del cuento, de Vladimir Propp.[113]

Este autor había encontrado invariantes (funcionesque aparecían insistentemente) detrás de todos loscuentos populares rusos cualquiera fuera su tema.También los desarrollos sobre el análisis del relatode sus contemporáneos Greimas, Bremond yTodorov, hacen que nuestro autor abandone lapretensión de unir la semiología al modelo lafonología (la lingüística de Martinet) y se concentre

ahora, en ligarla de manera contundente a un objetoliterario: el relato.

A esto se refiere cuando en la cita queproponemos inicialmente señala: que con Laintroducción al análisis estructural del relato de1966, comienza otra etapa, pero enseguida agregaque S/Z, niega (contradice) esta línea.

Analizaremos primero brevemente las propuestassobre el análisis estructural de los relatos, y luegolos múltiples aportes de la segunda.

a) Primera línea. El análisis estructural delrelato

La pregunta es aquí ¿qué tienen en común todos losrelatos? Se refiere a los comics, los cuentos, lasnovelas, el relato histórico, una crónica policial, unguión, y en general, a todas las formas que poseenuna estructura narrativa.

Es cierto dirá, que la metodología inductiva nonos sirve para responder a la pregunta, porquedeberíamos analizar todos los relatos que existen enel mundo, y desde allí formular un modelo. Pero, estametodología es imposible porque existen millones derelatos en el mundo. Entonces habrá que construir una

teoría, partir de un modelo, postularlo, tomandocomo metodología la de la lingüística.

Así como una oración puede ser descripta porniveles, el de los sonidos, el de las representacionesabstractas de los sonidos, el gramatical y elcontextual, estos niveles están en relación jerárquicaunos con otros y esto quiere decir que ningún nivelpuede, por sí solo, producir sentido. Cada nivel debeintegrarse en uno superior: los sonidos se integran ala palabra y la palabra a la oración si quierenproducir sentido. El modelo semiológico de análisisde relatos, debe entonces postular niveles, y postularuna jerarquía integradora de todos los niveles.

Todorov había postulado dos grandes nivelespara el análisis literario: la historia o argumento deltexto que describe una lógica de las acciones y unasintaxis de los personajes, y el discurso quecomprende los tiempos, los aspectos y los modos delrelato.

También Leévi Strauss, para su antropologíaestructural, había postulado que las unidades de losmitos, los mitemas debían ser integrados en paquetesy a esos paquetes combinarlos entre sí para obteneruna interpretación.

Esta noción de jerarquía de instancias —auncuando no sepamos cuántos niveles hay— no indicaun principio fundacional para el modelo: leer o

escuchar un relato no es solamente pasar de unapalabra a otra, es también pasar de un nivel a otrointegrando la información que recibimos. Barthescompara al analista con el policía investigador de LaCarta robada de Edgar Alan Poe, que no puedeencontrar la carta porque el personaje la ocultó en ellugar donde se guardan las cartas. El policía debióhaber superado la pertinencia del círculo de suespecialidad y pasar a la pertinencia del círculo dela especialidad del ocultador. Lo mismo deberáencontrar el analista, el paso de un nivel a otro.

Con esto enseña que no es suficiente el análisishorizontal de un relato, sino que habrá que analizarloverticalmente porque el sentido atraviesa el relato yno se encontrará si solo se analiza un extremo. Loejemplifica con un relato de James Bond, el intrépidohombre espía amado por todas la mujeres einvencible superador de obstáculos.

Si en el relato de James Bond se dice que habíacuatro teléfonos, la palabra «cuatro» aquí no quieredecir cuatro sino que connota (tecnologíaburocrática) lo que desborda el nivel lingüístico dela denotación y se integra al discurso atravesándolopara fabricar otro sentido.

Las funciones son importantes para mostrar cómose construye el sentido. Cuando uno lee «James Bondvio un hombre de unos cincuenta años», parece que

estamos frente a una información simple, pero para ellector que está realizando su trabajo de lecturasemiológica no lo es, porque la información ocultados funciones constitutivas del relato:

Función 1: que James Bond no conoce a esehombre, que no sabe quién es.

Función 2: que la edad del personaje (noconocido) por Bond por el momento(inmediatamente) no tiene «utilidad» para elresto de la historia, es aún difusa,«retardada».

La función 1, es una unidad de contenido capaz decorrelacionarse muy fuertemente con la historiacompleta, con lo que va a pasar en adelante, porqueseñala la aparición de una «amenaza» y la obligaciónde identificarla. Una amenaza es estructuralmentesignificativa para este relato de acción en la que losconflictos y su resolución son la base de la historia.

La red del relato está sostenida por lospersonajes, cada personaje se define por un númerode signos que dependen, para su descripción, de lasemiología. Un personaje es aventurero, rico, llenode brillo, pero esos atributos no constituyen suesencia, sino que le dan un lugar en la red del relato,

movilizan la historia que está contándose.Esta forma de pensar el análisis es al mismo

tiempo una forma de pensar esta fábrica del sentidoque proporciona el análisis estructural. Buscaremosen adelante al otro Roland Barthes, el de la segundalínea inaugurada con S/Z, aunque debemos advertir allector, que como profesor en el Seminario siguióalentando este tipo de investigaciones estimulandotrabajos en la línea que lo alentaba a encontrar lascategorías de lo imaginario humano en el trabajo conlas invariantes estructurales y los códigos sobre losque se sostiene el sentido en el discurso.

b) Segunda línea. El placer, el significante,la moral y la lectura de textos literarios

La intertextualidadJulia Kristeva, por entonces su alumna en elSeminario y a quien dirigía su tesis doctoral, le habíahecho conocer a Mijail Bajtín[114] y con ello avalorar el concepto de intertextualidad como unanoción clave para abordar los textos.

Ya en Crítica y Verdad había iniciado una teoríadel texto plural. No hay autores que influyan unos enotros —señala Barthes— sino escrituras que

atraviesan otras escrituras. Como en una travesía lostextos se construyen como si fueran mosaicos decitas, los textos son absorciones de otros textos quese transforman.

Pero la noción de intertextualidad, dedialogismos dentro de los textos se instalarácontundentemente en la nueva concepción a partir delconocimiento de Bajtin. Es como si hubiese marcasde otros discursos en las líneas de los textos —dirá— aunque no se citen los otros autores y aunque elmismo autor no lo sepa. La noción deintersubjetividad entre el lector y el texto essustituida ahora, por la de intertextualidad. Laintertextualidad abre al texto a la irrupción demúltiples voces, el texto no es plano, es profundo,voluminoso. Barthes ejemplificará esta concepciónen S/Z mostrando cómo realizar una lectura crítica deSarrasine de Balzac. Allí descubre que el texto estáatravesado por cinco códigos, pero el código esdefinido ahora como «una perspectiva de citas, unespejismo de estructuras», «todo significa sin cesarvarias veces», no hay que buscar un texto verdaderoni la verdad de un texto literario, sino el texto plural.

No hay que indagar lo que el autor se propusoconscientemente. En 1968 había publicado unartículo que cobró notoriedad «La muerte del autor»en el que sostenía que la palabra autor, con todo lo

que implica en el sentido de una personalidaddistintiva que se expresa mediante una obra debía serreemplazada por la palabra escritor, simplementealguien que escribe. Es el texto, el centro, no elautor. De esta manera, si luego de leer un conjunto detextos que exaltan el coraje y la bondad, descubrimosluego que su autor era cobarde y mala persona, elhecho no tendría importancia para el texto y sucalidad, solo podríamos lamentar la insinceridad delescritor, pero nada nos dice sobre el texto.

En el prefacio de La Comedia Humana, Honoréde Balzac (1799-1850), el autor de Sarrasine,sostenía que él no era el verdadero autor de esoslibros que describían la sociedad francesa. Era lasociedad francesa la que «le dictaba». La idea es queel novelista copia o imita la realidad preexistentecomo la haría un pintor naturalista haciendo mimesis,había molestado siempre a Barthes que habíadenunciado —como ya hemos visto— el nonaturalismo de los signos convertidos en lenguaje.Barthes dedica S/Z[115] a sus alumnos asistentes alSeminario de la École des Hautes Études en 1968 y1969, en donde había enseñado que no es posiblesostener, como quiso la educación francesa en todossus niveles, que mediante la explicación de textoshaya que encontrar el significado central del textoque el autor buscó, y que ni siquiera es cierto que lo

tenga, que esa no es la tarea del crítico.El sentido de un texto no puede ser más que la

pluralidad de subsistemas, su transcriptibilidadinfinita circular. El lector se guía por los signos queel autor usa pero no está acotado por ello. El lectorpuede extraer del texto el sentido que los signosevoquen en su mente, y este sentido puede cambiar ensucesivas lecturas como cambia entre diferenteslectores. Con la muerte del autor, aparece entoncesparadójicamente: el nacimiento del lector y ladeclaración de su derecho a la libertad.

El texto y el lector

¿En qué consiste esta nueva libertad del lector? Elespecialista argentino José Luis de Diego hareconstruido en Roland Barthes una Babel feliz[116]

los aspectos más relevantes de tal concepción de lalectura.

El interés creciente por la lectura y por el lectorocuparía la primera mitad de la década de 1970. Lacrisis de la teoría literaria de los sistemastradicionales y además la de los llamados sistemastotalizantes omnicomprensivos como lo fueron elestructuralismo ortodoxo y el marxismo, posibilitaron

la apertura hacia nuevos rumbos, relativistas ycontextualistas. Barthes es el protagonista central esaapertura.

También en Italia se habían encaminado losestudios semiológicos hacia una dirección que poneen el centro al lector, es el caso saliente de Lector infabula[117] de Umberto Eco.

Pero en Barthes los axiomas que se refutan sonatrevidos y abarcan aspectos peligrosos si se losinterpreta desde la práctica de buscar comprendernosunos a otros. El mismo Umberto Eco señaló que unode los abusos del decontructivismo (con la idea deque los textos soportan lecturas al infinito, más alláde lo que el autor intencionalmente buscó trasmitir)es sostener esta la libre lectura de los textos, esposible en todos los contextos de lectura, y que suefecto sería la falta de comprensión entre los actoresde un intercambio comunicativo.

De Diego, reconstruye a través de una síntesisinterpretativa de la obra de Barthes, los axiomas queenfrenta contra las ideas tradicionales del lector ylectura.

No es cierto que:

1. leer correctamente un texto sea respetar elsentido que le dio el autor (lo que el autor

quiso decir);

2. leer correctamente sea respetar el sentido deltexto;

3. para leer correctamente haya que concentrarseen el texto: no distraerse;

4. leer correctamente es respetar palabra porpalabra el orden del texto;

5. leer sea una práctica fundamental paraacrecentar los valores del espíritu.

De los axiomas 1 y 2, ya hemos consignado quehay en Barthes una insistente necesidad de demoler lafigura del autor como el único depositario del sentidode un texto porque los sentidos que el texto pone encirculación superan lo que el autor quiso decir.Tampoco hay que encontrar un sentido último comolo quieren las prácticas hermenéuticas tradicionales.Quizá habría que agregar que en sus últimasformulaciones desde el Placer del texto, mostraráque la lectura en tanto práctica «perversa»,acrecienta el placer cuando distorsiona y altera altexto. La lectura que proporciona mayor felicidad (laperversa) es la que revierte el sentido.

Sobre el axioma 3, quizá lo más significativo seael hecho de que como dice Barthes, un «buen texto»

nos permite desconcentrarnos, quitar la mirada deltexto y pensar en otra cosa. Es como estar con quiense ama y poder pensar en otra cosa gracias a sucuerpo y su comprensión, es mejor el placer cuandoel texto se hace escuchar indirectamente y permite serllevado. Distraerse, en el sentido de pensar en otracosa, otorga placer a la lectura como otorga placer elser amado.

En el 4 hay una indicación de la dirección y elritmo de la lectura, no es cierto que debamosatenernos en toda la obra, sabemos cuando leer, queno leer. «Es el ritmo de lo que se lee y lo que no selee lo que construye los grandes relatos».[118] En Elgrano de la Voz formula una pregunta sobre la querecomienda indagar: «si se puede enseñar a leer, y ano leer, y a releer textos fuera del condicionamientosocial y cultural».[119]

El tema del axioma 5, remite a las instituciones,la escuela, la sociedad, ponen al texto y suspropiedades en un lugar mítico (y por eso cerrado)con el estigma cultural que supone decretar que«acrecienta los valores del espíritu». Otra vez elBarthes desmitificador de las cuestiones que secubren bajo el lenguaje repetido y que restringen lasposibilidades de la acción.

El texto no es para este Barthes, como vimos conanterioridad, una obra, un producto, es más bien una

«práctica significante, no es una estructura es unaestructuración, no es un objeto, es un trabajo y unjuego, no es un conjunto de signos cerrados, dotadode un sentido, es un volumen de huellas en trance dedesplazamiento».[120]

El placer del texto

A principios del año 1971, es decir, entre el períodocomunista ortodoxo y el período maoísta del grupoTel Quel, Barthes publica una obra, Sade, Fourier,Loyola,[121] que nos lleva muy lejos de esos debatespolíticos. Barthes construye aquí una «gramáticasadiana»; con las designaciones de «literal»,«semántico», «alegórico», «anagógico», estratificalos niveles de significación de los discursosespirituales de San Ignacio de Loyola; en los tresautores, Barthes estudia lo que él llama con unneologismo —uno más— logotetos, es decir,fundadores de lenguajes. Al ser fundadores delenguajes es posible estudiar la producción (laproductividad del sentido).

Estamos lejos de la búsqueda de la estructura, delo invariable, lo común a todos los discursos, sepreocupa en cambio por lo diferente, el estilo, lo

único y distinto. Esta producción se inicia con S/Z, sehace más contundente en el Placer del Texto y en1977 en Fragmentos de un discurso amoroso dondeBarthes se literaturiza y comienza la escritura de unensayo/ficción literaria. La época de las diferenciasse sustancia en El placer del texto, donde observaque: «sobre la ciencia de los goces del lenguaje nohay ningún tratado» el objeto es «la escrituramisma». Ha abandonado el rigor de la teoría yentrega su indagación a los goces del lenguaje, queno es una ciencia porque cada escritura es única. Seintensifican entonces, los fragmentos, las digresiones,los aforismos y su estilo se vuelve en sí mismo«literatura». La práctica del significante, la literaturaintegrada por el cuerpo, el imaginario, el yo.

La teoría psicológica de Lacan, le aporta en estesentido a Barthes, la pregunta sobre «desde dónde sehabla» como la más importante para saber qué sedice en el texto. Hay que detenerse en el significante,no en la significación. El significante en acepciónsemiológica pero también psicoanalítica del término.

Así en Fragmentos de un discurso amoroso,[122]

dirá «no sabemos quién habla, habla el texto» y nosadvierte que no describirá el discurso amoroso conuna metodología de analista sino que lo simulará, «demanera de poner en escena una enunciación, no unanálisis, pero el relato es estructural: da a leer un

lugar de la palabra: el lugar de alguien que habla ensí mismo, amorosamente frente al otro (el objetoamado) que no habla».[123] Compara al enamoradocon el discurso que en su acepción etimológica es laacción de correr aquí y allá, son idas y venidascomo las del enamorado que no cesa de correr.

Barthes informa sobre mecanismo de producciónde su obra: «Para componer este sujeto amoroso seha «montado» trozos de origen diverso (…) la delWerther de Goethe,(…), El Banquete de Paltón, elZen, el psicoanálsis, algunos místicos, Nietzche…».[124]

Otra vez nos señala que hay voces que transitanlos textos, la intertextualidad está denunciadaexplícitamente: el Werther que se suicidó por amor,las evocaciones del amor platónico, los fragmentosde otros. Pero advierte al lector: «no evocogarantías, evoco solamente».[125] Barthes no busca laautoridad de las citas, como en los discursosoficiales, sino que las convoca al discurso quepermanecerá abierto a cosas leídas, escuchadasdichas por sus amigos.

El remate en el prefacio de este libro conmueve yllama la atención porque estamos frente a un Barthesque utiliza la palabra «autor», pero en otro sentido,no como consagración sino como intercambioamoroso con la primera persona del relato (la del

enamorado inocente): «Puesto que si el autor prestaaquí al sujeto amoroso su ‘cultura’, a cambio de elloel sujeto amoroso le trasmite la inocencia de suimaginario, indiferente a los buenos usos del saber».[126]

Volviendo entonces al problema del placer,constatamos que no corresponde pues a la formaciónrigorista que Barthes se había propuesto durantemucho tiempo. Pero la época se presta también a esainterrogación sobre el placer, sobre el deseo: ElAntiedipo de Gilles Deleuze y Félix Guattari, unaespecie de manifiesto de una «filosofía del deseo»,data de 1972 y El placer del texto se sitúa en lamisma corriente. En cierto modo, Barthes completaallí su trayectoria, una trayectoria que en El gradocero de la escritura, ya lo había llevado ainterrogarse por la producción del texto,interrogación que lo había llevado a principios de ladécada de 1960 a la distinción entre escritor yescribiente. Luego en S/Z o en Sade, Fourier, Loyolahabía considerado los modos de recepción del texto,la evaluación de un texto, y proponía una distinciónentre los textos «escriptibles» (los que el lectorpuede volver a escribir o desea escribir) y los textos«legibles» (aquellos que solo pueden leerse).

Por fin, en El placer del texto Barthes deja encierto sentido a un lado la teoría para considerar las

relaciones entre placer, goce y deseo y, por supuesto,con una constante ambigüedad cuidadosamentemantenida en las relaciones entre el texto y el cuerpo.Así ha pasado (según su propio juicio sobre élmismo) de la textualidad a la moral y de lainfluencia de Kristeva o de Derrida, a la deNietzsche. En Roland Barthes por RolandBarthes[127] propone con el título de «fases» elsiguiente cuadro que nuestro autor indaga desde laintertextualidad sus propios intertextos.

La práctica del significante

La práctica del significante, no del significadoocupará esta época. En cualquier intento de expresiónse pueden distinguir tres niveles —para este Barthes—: el nivel de la comunicación, el del significado,que permanece en un plano simbólico, en el de lossignos, y el de la significancia. En el plano de lossignos (el simbólico) hay dos facetas: la intencional(lo que ha querido decir el emisor) es un sentidoclaro que no necesita interpretación: el sentido obvio;el otro sentido, sobreañadido, es como un suplementoque el intelecto no llega a asimilar, es huidizo,resbaladizo: es el sentido obtuso.

En 1970 Barthes anuncia que existe un tercersentido, analizando fotogramas del cineastaEisenstein:

Obtuve por primera vez el sentido de lo obtuso. Se me planteó lapregunta ¿qué es lo que, en esta anciana que llora me obliga apreguntarme sobre el significante? En seguida me persuadí de que,aunque perfectos, no eran ni el aspecto ni la gesticulación propia deldolor (párpados cerrados, boca estirada, puños sobre el pecho): todoesto pertenecía a la plena significación, al sentido obvio de la imagen(…). Entonces comprendí que esa especie de escándalo, de suplementoo de desvío que se añadía a la representación clásica del dolor proveníacon toda exactitud de una tenue relación: la que se establecía entre latoca baja, los ojos cerrados y la boca convexa (…).

Todos estos rasgos tienen como vaga referencia un lenguaje más

bien bajo, el de un disfraz lamentable; unidos al noble dolor del sentidoobvio adquieren un dialogismo tan tenue que no es posible garantizar suintencionalidad.[128]

El significante ocupa ahora el primer plano, elsentido obtuso se obtiene cuando comprendemos quehay algo que no está en la lengua, ni en los símbolosy que si los retiramos, «la comunicación y lasignificación aún persisten, circulan, pasan; sin élsigue siendo posible decir y leer; pero tampoco estáen el habla.[129]

El sentido obtuso no puede describirse porquefrente al sentido obvio no está copiando nada, norefiere a nada, no representa nada. Lo que significaque el sentido obtuso está afuera del lenguajearticulado. Este sentido es indiferente a lo real comonaturaleza, a la instancia realista. Este sentido vacontra la práctica mayoritaria, la de la significación,y todavía no pertenece a lo que hoy está consensuado.

Ejemplificaremos esta perspectiva barthesianacon uno de sus trabajos —a nuestro juicio— máslogrados, la aproximación que hace Roland Barthes ala obra de Arcimboldo, el pintor retratista deMaximiliano.

Sus cabezas compuestas, realizadas a lo largo deveinticinco años en la corte de los emperadores deAlemania, tenían el sabor de los juegos; un hombre

estaba hecho de mejillas de melocotón, su ojo unacereza. Pintó las estaciones: «En la figura del Otoño,el ojo (terrible) consiste en una ciruela pequeña(prunelle, en francés prune es ciruela; prunelle es ala vez diminutivo de ciruela y el nombre de la pupiladel ojo). Dicho de otra manera, la prunelle botánicase convierte en prunelle ocular. Es comoArcimboldo, a la manera de un poeta barroco,explota las curiosidades de la lengua, jugará con lasinonimia y la homonimia. Su pintura tiene eltrasfondo de un lenguaje, su imaginación esplenamente poética: no crea signos, los combina, lospermuta, los desvía (tal como hace el obrero dellenguaje)».[130]

Al escribir sobre Arcimbolo, sobre esas cabezascompuestas por vegetales, de objetos, de animales,Barthes encuentra algunos de los tics que en susMitologías lo habían conducido a análisis atrevidos:en efecto, discierne un «fondo de lenguaje» en estepintor italiano. A su manera es un retórico: con suscabezas en las que una concha sirve de oreja(metáfora), un montón de peces equivale alagua(metonimia). El fuego se convierte en una cabezallameante (es una alegoría). Enumerar los frutos, losmelocotones, las peras, las cerezas, las frambuesas,las espigas para sugerir el verano, es una alusión. EnArcimboldo, no hay nada denotado todo es una

metáfora. Dice Barthes: «Arcimboldo nos convencede que la nariz se parece de manera natural a unamazorca, los dientes a granos, la carne del fruto a lade los labios: pero nadie dirá de manera natural locontrario: la mazorca no es una nariz, los granos noson dientes, los higos no son bocas».[131] Es elprincipio de la afirmación, de la fabricación demonstruos, que no se detiene, la mezcolanza de cosasvivas. Este ejercicio que no solo tiene que ver con elarte sino con el saber se descubre cuando lossignificantes cubren el primer lugar en el juego de la«gran retórica».

También, en 1975, en Roland Barthes por RolandBarthes, para hacer comprender los alcances delestructuralismo compara sus dos espacios de trabajo(en París y en el campo) con la nave Argos de la cuallos argonautas cambiaban una a una todas las piezaspara tener por fin un barco enteramente diferente ysin embargo el mismo: «De uno a otro ningún objetocomún pues ninguna pieza se pasó de uno a otro. Sinembargo, esos lugares son idénticos. ¿Por qué?Porque la disposición de los elementos (papel,plumas, pupitres, relojes, ceniceros) es la misma: loque hace la identidad es la estructura del espacio.Este fenómeno privado basta para esclarecer elestructuralismo. El sistema prevalece sobre el ser delos objetos». Y cuatro años después, Barthes vuelve

a tratar el mismo tema en una entrevista en la quedice algo semejante para terminar bromeando por quees un buen estructuralista pues tiene la mismaestructura de vivienda en París y en el campo y que albajar del tren puede ponerse a trabajar sin echar demenos nada”.[132] Por la misma razón en un artículode 1973, ampliará el concepto para llevarnos a laproductividad y a la significancia: «El análisistextual no intenta describir la escritura de una obra;sino más bien de producir una estructuración móvildel texto (estructuración que se desplaza de lector enlector a todo lo largo de la historia), de permaneceren el volumen significante de la obra, de susignificancia».[133]

También en La cámara lúcida: nota sobre lafotografía, su última obra, vuelve a la noción delcódigo analógico de la imagen fotográfica, perodesde el lugar de la producción del sentido, desde lahuella significante. Lo fundamental es que alguienestuvo allí y la cámara lo tomó, nos había enseñado,pero ahora lo integrará a una nota triste de su vida: lamuerte de la madre que fue para él su compañera.

No quiere que en libro se publique la foto queencontró de su madre cuando era niña, el intentará elanálisis con palabras (mi texto debe reemplazarla,dice) bastará con ese código el que puede más quemil imágenes (siempre el lenguaje verbal). Dirá: «La

fotografía era muy vieja. Las esquinas estabanmelladas por haber estado pegadas a un álbum, laimpresión en sepia estaba descolorida (…) por finestudié a la niña, y al cabo encontré a mi madre (…)no es una imagen justa, es justo una imagen». Diezaños antes, había propuesto a Michel Bouvard, quienhabía sacado más de 6000 fotos a su pequeño hijo detres años, que eligiera ese medio como tema de tesis.Dirá en La cámara lúcida: «Yo era semejante a aquelamigo que se había dedicado a la fotografía porque lepermitía fotografiar a su hijo».[134]

Más de la mitad de la obra, trata sobrefotografías públicas, desarrolla otra distinción, la delstudium (responsable de que uno se interese por ungran número de fotografías públicas o culturales) y elpunctum (que hace que una fotografía particular, lellegue a uno). Luego considera la fotografía de sumadre Henriette. En realidad Barthes solo habla de lafotografía como lo haría antes, detrás de un signosiempre está la lengua que se hace cargo de él. Estafotografía solo vale por lo que muestra, no por lamanera en que lo muestra (encuadre, disposición,etcétera). Barthes ve en la fotografía un fondo delenguaje, con un estilo personalizado, más allá delsemiólogo y el crítico, nos devuelve ahora con eldescubrimiento del significante, la perspectiva de unautor por derecho propio: en un novelista sin novela.

Conclusión. Aspectos fuertes dellegado «Barthes»

Para esbozar desde este fin de siglo, los aspectossignificativos del legado de Roland Barthes es útilrecuperar dos visiones o quizá dos versiones delfenómeno: la del escritor al que acudieron miles delectores —más allá de la complejidad de su discursoexpositivo— seducidos, aún hoy, por el placer queemana de sus textos; y la de los investigadores quebuscaron en el edificio del discurso teórico loshallazgos del semiólogo de los fragmentos, el quesupo encastrar de manera original los ladrillos de lasteorías que atravesaron este siglo.

Para los miles de lectores, el placer comienzacuando Barthes inaugura una estrategia desensibilización hacia los signos que nos rodean ysobre los cuales, parece, no sabíamos nada. Para ellonos mostró el sentido social latente con que en lavida cotidiana «hablan» las calles de un barrio, eldetergente, los vestidos, el bife con papas fritas, lasfábricas de noticias…, hasta las costumbres que, porcotidianas y repetidas, nos someten a un vacío desentido como Barthes mostró con las prácticas delectura, la voz del enamorado y el cuerpo, y otroscuerpos significantes discursivos, y por ello

simbólicos. En definitiva nos ha hecho desarrollar,nos ha pedido que desarrollemos, un olfatosemiológico.

Umberto Eco, acusa recibo de esta lecciónbarthesiana, y así por ejemplo anuncia en el prefaciode La estrategia de la ilusión: «He tratado de poneren práctica lo que Barthes llamaba el ‘olfatosemiológico’, esa capacidad que todos deberíamostener de captar un sentido allí donde estaríamostentados de ver solo hechos, de identificar unosmensajes allí donde sería más cómodo reconocersolo cosas (…). Considero mi deber político invitara mis lectores a que adopten frente a los discursoscotidianos una sospecha permanente.[135]

Esa mirada, la mirada transfiguradora de lasospecha, ha enseñado a millares de lectores —explica su biógrafo Calvet en el mismo sentido queEco— que «los oropeles de la sociedad, los hechosdiarios, las fotografías, los carteles, las prácticascotidianas eran signos; ha hecho a sus lectoressensibles al problema del sentido. (…) Ha hechomucho más, ha creado un reflejo semántico, nos hamostrado que vivimos en un mundo cargado desentido. Era un místico, declara extrañadamenteOliver Burguelin.[136] No es un asceta, por supuesto,sino un místico sensual que practicaba un cultivo dela sensualidad. Un místico porque su obra no es otra

cosa que la profundización de la misma cuestión vitalen la que empeñaba enteramente su vida en constanteelaboración: la cuestión del sentido, la cuestión dellenguaje, la cuestión de la literatura”.[137]

La idea de que Barthes no aportó una teoría sinouna mirada, una intuición y un institución para mirarlos signos con anteojos nuevos y diversos es común atoda la crítica. Esto explica también el gusto queprocuró su lectura a los más diversos públicoscontemporáneos, al hacer luminosas las teorías yacostumbrar a los públicos al placer de su estilo.

El gran talento de Barthes estuvo —como bienseñala Calvet— «en su capacidad de asimilar teoríasque estaban en el aire para hacer de ellas el sostén desus intuiciones. Los ejemplos abundan. Barthes hacediscretamente referencia a Marx y a Sartre cuandoescribe El grado cero de la escritura, habla deSaussure y de Hjelmslev cuando debe poner unprefacio teórico a las Mitologías, utiliza a Brecht nosolo cuando se refiere al teatro sino también en losFragmentos de un discurso amoroso, apela a lafonología para hablar del Sistema de la moda, tomaideas de Lacan, de Bajtin, pero también de losjóvenes autores que se agrupaban alrededor de él yconstruyen lo que se ha dado en llamar con unapalabra un poco hueca la modernidad, ycontinuamente sujeta las teorías de los otros a sus

humores, a su instinto. Para lograr estos resultados,para componer con estos ingredientes diversos supotaje, necesitaba algo más que talento: si Barthes noes un teórico tampoco es un ensayista que hubierasabido utilizar las teorías de los demás; Barthes es ala vez una mirada, una voz y un estilo».[138]

Por el lado de los teóricos, la obra de Barthes hasido leída de múltiples formas del modo que mejorconviniese a sus propósitos; pero también porque lade Barthes es una obra abierta y en este sentido casiinagotable.

Jonathan Culler[139] subtitula, por ejemplo, loscapítulos de su obra sobre Barthes adjetivando lapersona: «estructuralista», «mitologista»,… «como sila totalidad fuera el resultado de esta suma demuchos Barthes».[140]

La adjetivación es alumbradora «historiador dela literatura» para referirse a El grado cero o«polemista» en relación con Crítica y verdad.

Julia Kristeva[141] analiza y desarrolla el sistemateórico que Barthes ha elaborado en tanto «precursory fundador de los modernos estudios de literatura».También otros críticos reconocen que fue ante todo unliterato que contribuyó fundamentalmente en haberdado un lugar a la literatura dentro de las cienciashumanas.

Susan Sontang[142] recuperó las fórmulasdiscursivas más frecuentadas por Barthes: escritura,textualidad, las definiciones que desdeñaba pero lasutilizaba con recurrencia, los neologismos y lasetimologías en el vocabulario, las dualidades y lasoposiciones que terminaban poniendo un doble atodo, las clasificaciones, esa preferencia por lobreve, por los fragmentos, por volver a comenzar, ladramatización de las ideas: el animismo, elmelodrama sensual y gótico.

A más de 17 años de la desaparición de RolandBarthes, su colega Tzvetan Todorov en mayo de 1997en una entrevista[143] evalúa la producciónbarthesiana: «… no era exactamente un ideólogo niun pensador sino un escritor que utilizaba sus ideascomo materia de sus libros… pertenecía a unageneración que después se asoció al Mayo del 68, esdecir al movimiento estructuralista yposestructuralista, antihumanista. Se trataba de atacarsistemáticamente al ‘sujeto’, los valores y la razón.El papel positivo de este tipo de enfrentamiento fueliberarnos de la ingenuidad y los libros de Barthestienen el sabor de esa época. Sin embargo, suescritura mantiene la fuerza, él mismo no daba a susideas una importancia mayor, puesto que cambió deposición a lo largo de su carrera: marxista, sastreano,brechtiano, estructuralista, lacaniano. Cambiaba

según sus amores y fascinaciones… Sus mejoreslibros son los que no están al servicio de una teoría,sino los que hablan sobre sí mismo».

Sin embargo, para otros la deuda de la posteridada Roland Barthes, desde El grado cero de laescritura a La cámara lúcida, es múltiple: aportómucho a la semiología, al análisis de textos y derebote a la lingüística y a la sociología. Con justiciaCatherine Kerbrat-Orecchioni[144] en su obra LaConnotación sitúa a Roland Barthes como elsemiólogo que más nos ha hecho pensar en una teoríade la subjetividad en el lenguaje: «el que nos planteóel problema de desarrollar una teoría de laconnotación para analizar la polisemia del texto, paraestudiar los sentidos segundos, derivados, asociadoso de vibraciones semánticas añadidas al mensajedenotado».

En 1950, 1960 y 1970 en Francia y el mundo,Barthes es el centro, paulatinamente se vuelve elpersonaje más notorio, en las universidades y en losmedios de comunicación. Quizá se trate de esa buenaconjunción entre las características de supersonalidad —la aceptación del otro, el hombrequejoso, la cortesía deslumbrante, el grado cero de lavanidad— y las profesionales —del escritor, alcrítico, al profesor— las que signan al semiólogolector y escritor de las prácticas de la cultura de

masas, de la renovación del discurso literarios, y alre-lector infatigable de las costumbres cotidianas.

Posiblemente un resumen (un grafema conceptualy un biografema) del legado «Barthes» sea elproyecto —apenas realizado hasta el presente— dealentar en nosotros la poderosa idea de descubrir, dedesnudar, de hacer trasparentes los códigosconstitutivos de esos sistemas de connotación que «lasociedad desarrolla sin cesar, sistemas de sentidossegundos a partir del sistema primero que leproporciona el lenguaje humano», y de escuchar esetexto plural que la cultura habla en la encrucijada delas múltiples voces que la atraviesan, a ese «volumende huellas en trance de desplazamiento «llamadotexto». Barthes ha lanzado la estocada de lasospecha, ha invitado a comprender —con placer ocon trabajo— estas prácticas significantescorporizadas en discursos —que excluyen ydiscriminan— articulados sobre la mala creenciacompartida de que los signos son naturales,inocentes, y que significan, exclusivamente, aquelloque denotan.

Algirdas Julien Greimas

Tula, Lituania 1917-1992

«El mundo es un lenguaje y no una colección de objetos”.

A.J. Greimas

I. Datos biográficos

Por Karina Vicente

Algirdas Julien Greimas, el hombre que elaboró unaimportante teoría acerca de las estructuras narrativas,nació en Tula, Lituania, en el año 1917.

Después de haber hecho el «gimnasio» —alestilo de la escuela alemana—, Greimas comenzó aestudiar derecho, pero lo interrumpió pocos añosantes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, másexactamente en 1936, cuando decidió con apenas 19años, emigrar a Francia. Esa decisión, confesómuchos años después Greimas, fue por mérito deHitler que chantajeó económica y políticamente aLituania, y ésta, para sobrevivir, se volvió haciaFrancia y buscó apoyo en ella. Su extraño nombre depila pronto se iba a transformar en este país por el deGuy.

En Strasburgo obtuvo su Licence en lettres en elaño 1939, y comenzó a estudiar el dialectoprovenzal, pero al año siguiente volvió a Lituania, sutierra natal, para hacer el servicio militar. En esemomento Lituania se encontraba invadida porsoviéticos y alemanes y entonces fue mobilizado

como oficial en el ejército de Hitler.Finalmente, en 1944, volvió a Francia para

quedarse. Por sus aportes científicos y deseoso deseguir trabajando en ese país, obtuvo la ciudadaníafrancesa en 1951. Desde París comienza deinmediato a colaborar y escribir para la prensalituana de América, en un periódico político-culturalque se imprimía en Chicago y se enviabaclandestinamente a Lituania. El conjunto de losartículos escritos como «periodista en exilio» enlengua lituana durante esos años fueron traducidos alfrancés y publicados más tarde en París. Por otrolado, inició los estudios de doctorado queconcluyeron, en 1948, en la Universidad deGrenoble, con su tesis sobre la moda: La mode en1830. Essai de description du vocabulairevestimentaire d’après les journaux de mode de l’époque, («La moda en 1830: Intento de descripcióndel vocabulario sobre vestimenta en los periódicosde la época»).

A partir de esa fecha, y hasta 1962, Greimasrealizó una impresionante actividad académica en losmás importantes centros universitarios. En los añosposteriores a la guerra, con ciudadanía francesa,Algirdas fue dos veces a Lituania, invitado a laUniversidad de Vilnius para dictar conferencias.Enseñó en Poitiers, París, Turquía, en las ciudades de

Ankara y Estambul y en Alejandría de Egipto, dondese encontró por primera vez, en 1949, con otro gransemiólogo llamado Roland Barthes, con el quemantuvo una estrecha y larga amistad. Guy, junto a suesposa Anne, cada verano iban a visitarlo a París.

Aunque Greimas y sus amigos franceses enAlejandría no se juntaban con la gente del lugar, lalarga estadía en Egipto le permitió a Guy darsecuenta también de la realidad colonial y de lapolítica imperialista que ejercía Europa (Inglaterra yFrancia) sobre ese país y confiesa: «A partir de1956, con la cuestión del Canal de Suez, comenzamosSingevin y yo, por antiimperialismo, a frecuentar alos egipcios».[145]

En el año 1956, Algirdas publicó un artículo muyelocuente acerca de la obra de Saussure, utilizandolas investigaciones de dos influyentes pensadorescomo Maurice Merleau-Ponty y Lévi-Strauss.Greimas coincide con Saussure en cuanto a laimportancia del concepto de sistema: «un signoaislado no tiene significado»; sin embargo, coloca elénfasis en el lenguaje como un «ensamblaje deestructuras de significación». Su tendencia hacia elestructuralismo se perfila claramente.

En 1958, Greimas por fin puede regresardefinitivamente a París a enseñar. En ese momento lacorriente «estructuralista» estaba en pleno despertar

y auge. La sostenían Lévy Strauss, André Martinet,Emile Benveniste, y luego, Michel Foucault, JuliaKristeva y otros del grupo de la revista Tel Quel.Greimas reanuda los encuentros con sus amigosGuiraud y, de modo especial, con Barthes, con el quecontinúa las entusiastas conversaciones desemiología.

Dos años más tarde, en 1960, junto a otrosjóvenes lingüistas y con el apoyo de grandesmaestros de la Universidad Francesa, participó en lacreación de la Sociedad de Estudios LingüísticosFranceses, de gran repercusión en el mundocientífico.

Desde 1965 fue director del Departamento deSemántica general de l’Ecole Practique des HautesEtudes de París, donde se ocupó de Semiótica,semántica y semiología de la expresión.

Al año siguiente, en 1966, Greimas fundó larevista Langages con Barthes y Dubois entre otros; y,junto con algunos semióticos, como Todorov,Kristeva, Genette, Metz, fue miembro del grupo deinvestigaciones semióticas de Lévi-Strauss en elCollège de France.

En ese mismo año publicó su primer libro:Semántica estructural. En esta obra plantea elmétodo de análisis semántico estructural de losrelatos. Por esa época, Greimas, era ya conocido

como uno de los «grandes» de la semiología y erainvitado a dar conferencias en diversos países.

En 1968 fue a Estados Unidos a dictar una seriede charlas. En la Universidad de San Diego encuentraen una pizarra escrita la frase: «Las estructuras nosalen a las calles», eslogan que unos meses antes sehabía acuñado en París, en ese agitadísimo y calienteaño de protestas y barricadas, para indicar que elestructuralismo iba a la muerte por su falta decompromiso cultural y político.

En 1971, unido a varios estudiosos de orientaciónestructuralista, Greimas fundó el Centro Internacionalde Semiótica y de Lingüística en la ciudad italiana deUrbino.

Desde su estadía en Francia, fue profundizando elestudio de la semiótica, sobre todo porque sentía unfuerte sentimiento del absurdo, del no-sentido propiodel espíritu de la época. Greimas buscaba el sentidode las cosas, de la vida, del lenguaje. Fiel a sucompromiso científico, Greimas no dejó deprofundizar y dar a conocer sus indagacionessemiológicas. Es comprensible el título que le hadado a sus dos obras Du sens, en 1970 (un agudoanálisis de las condiciones de la producción desentido de los textos) y, en 1983, Du sens II. Otrosartículos suyos aparecen en revistas especializadascomo Communications, editada en París y que daba a

conocer las principales investigaciones de losestructuralistas de esos años.

En 1979, junto con J. Courtés, publica la obraDictionnaire raisonné de la théorie du langage, quetuvo una gran acogida y fue traducido a variosidiomas.

A lo largo de las décadas del 70’ y 80’ impartióotros seminarios en Lituania, donde se congregabancentenares de profesores que le preguntaban acercade los estudios de ciencias humanas de occidente, yaque el régimen ruso que controlaba al país, nopermitía la entrada de «las novedades» que segestaban en Europa.

Durante los años 1985-86, Greimas dio término asu enseñanza sobre los sistemas y los procesos de lasignificación con el seminario de semántica generalque dictó en la Ecole des Hautes Etudes en SciencesSociales, París.

Algunos años después, el jueves 27 de Febrerode 1992, en el Hospital Lariboisière de París, murióAlgirdas Greimas, a la edad de 75 años.[146]

Greimas fue un semiólogo y lingüista que sevolcó a examinar no sólo la lengua y las obrasliterarias, sino también las variadas experienciasestéticas y de diferentes etnias y grupos sociales,desde las máscaras africanas, hasta las ceremoniasdel té en Japón. Según señala Paolo Fabbri, Greimas

«ha optado por lo estético, es decir, por elcomponente afectivo y sensible de la experienciacotidiana»; porque «para Greimas, lenguas(naturales) y mundo (natural), no son cosas separadassino que, por el contrario, están entrelazadas como enun monograma. Para él se trata de macrosemióticasen las que las categorías del significante mundanoson las mismas que constituyen el plano de contenidode los lenguajes (estático/dinámico, abierto/cerrado,macizo/puntiforme, etc.); lugares de manifestación de‘figuras’ (en la acepción gestáltica) subyacentes alplano de los signos lingüísticos y no lingüísticos».[147]

Bajo ese aspecto, se entiende también la peculiarcomprensión que tuvo Greimas de la culturaoccidental, y adquiere un sentido profundo lo que élmismo ha dicho al respecto, cuando escribió:

Grandes civilizaciones supieron vivir organizando sus actividadesculturales según una racionalidad figurativa y salieron adelante. Dice unapotegma lituano:

Antiguamente Dios se paseaba por el mundo contando historias,mientras que el Diablo se planteaba enigmas por todos lados. Cabepreguntarse lo que ganó Occidente al transformar, en la época deSócrates, la efervescente y tónica mitología griega en un primerpensamiento filosófico abstracto. Herederos de esta doble búsqueda —que a menudo se anatematiza una a otra— de la comunicaciónverdadera y segura, somos al mismo tiempo sus víctimas: al pasar deuna dimensión cognoscitiva, de una racionalidad a otra —e inversamente— nos queda siempre el resabio amargo de una carencia, de una

pérdida irreparable de sentido.[148]

A continuación damos una lista de las obras deGreimas, muchas de ellas accesibles también enlengua española, y que ilustran, desde diversosángulos, la riqueza de su pensamiento:

Sémantique Structurale, Larousse, 1966 (trad.cast. Semiótica Estructural, Ed. Gredos,Madrid, 1976).

Modelos Semiológicos, (1967?)

Dictionnaire de l’ancien français, 1968; (trad.cast. Diccionario del francés antiguo, Ed.Gredos, Madrid).

Du sens, Editions du Seuil, París, 1970; (trad.cast.: Del Sentido. Ensayos semióticos, Ed.Gredos, Madrid).

Investigaciones metodológicas, 1971.

«Les actants, les acteurs et les figures», 1973, enSémiotique narrative et textuelle, Ed. C.Chabrol, Larousse, París.

Entretien sur les estructures élémentaires designification, 1976, Frédéric Nef, Edicionescompletas, Bruxelles.

Semiótica del texto: Ejercicios prácticos, 1976;Paidós comunicación, Barcelona, 1983.

Conjuntamente con Joseph Courtés publicó, en1979, dos tomos de una obra fundamental yfuente de consulta obligada: Dictionnaireraisonné de la théorie du langage, (trad. cast.Semiótica. Diccionario Razonado de la Teoríadel Lenguaje, Ed. Gredos, Madrid, 1990).

Semiótica y Ciencias Sociales, 1980.

Du sens II, 1983. (trad. cast. Del sentido II.Ensayos Semióticos, Gredos, Madrid, 1990).

Junto a Jacques Fontanille es coautor deSemiótica de las pasiones. De los estados decosas a los estados de ánimo, Editorial SigloXXI, México, 1994.

Por otro lado, varios autores han estudiado yanalizado las teorías de Greimas. Acontinuación nombramos algunos que permitiráncomprenderlas aún mejor.

Latella, Graciela: Metodología y teoríasemiótica, Ed. Hachette, Buenos Aires, 1985.

La autora hace una excelente síntesis de laobra teórica y metodológica de Greimas,prologada por él mismo.

Courtés, Joseph: Introducción a la semióticanarrativa y discursiva, Ed. Hachette, BuenosAires, 1980. Libro de indudable valor teórico ypráctico.

González Ochoa, César: Imagen y sentido.Elementos para una semiótica de los mensajesvisuales, Ed. Universidad Nacional Autónomade México, 1986.

El capítulo titulado «Semiótica narrativa: laescuela de París», está dedicado al análisis dela teoría greimasiana.

II. La teoría semiológica deGreimas

Por Osvaldo Dallera

¿Qué estudia la semiótica?

Con el fin de contextualizar mejor el pensamiento deJ. Greimas, recordemos que ya Peirce había dichoque la semiótica es sólo otro nombre que se le da a lalógica. Pero ¿a qué lógica? Podríamos responder:semiótica es sólo otro nombre que se le da a lalógica del sentido. La semiótica es la disciplina queintenta explicar cómo se produce y cómo se capta elsentido. Todos sabemos que se produce y serecepciona sentido a partir del contacto con múltiplesmaterias significantes. Llamamos materiasignificante a cualquier cosa que, en contacto conella, significa algo para nosotros, es decir, tienesignificado. Decimos que es materia porque laproducción y recepción del sentido necesita de unsoporte material que pueda ser percibido por lossentidos. Decimos que es significante porque esamateria, para significar, debe tener una forma y uncontenido que represente algo para alguien. Desdeuna prenda de vestir hasta un film, desde un plato decomida hasta una novela, en la medida que significanalgo, son materias significantes.

¿Pero que tienen de «lógico» una prenda devestir, un plato de comida, un film, o una novela? Asícomo llamamos lógico al encadenamiento de

premisas que en un razonamiento derivan en unaconclusión, también es lógico el encadenamiento o lacombinación de las partes que componen undeterminado producto que adquiere significaciónpara nosotros. A ese encadenamiento, a esacombinación que significa algo, le llamamos lógicadel sentido.

1. Greimas y los discursos

La corriente semiótica desarrollada por Greimas y ladenominada Escuela de París que él integraba, seocupó, fundamentalmente, de un determinado tipo demateria significante: los discursos narrativos.

Un discurso es una forma textual en la que seponen en relación distintos componentes que searticulan con una determinada coherencia. En esaarticulación todos y cada uno de los componentes deldiscurso van desplegando valores que, en virtud deoperaciones específicas, están en continuatransformación. De esta forma se llama semióticanarrativa a la semiótica que investiga la lógica delsentido de ese tipo particular de discursos queadquieren la forma del relato.

A esta semiótica lo que le interesa es dar cuentade la narratividad. ¿Cómo es eso de «contar» algo aotro? Todos sabemos, por nuestra propia experienciaque, en general, una de las formas primitivas deestablecer un contacto comunicacional con otrapersona es contándole algo. Por tanto, desde estaperspectiva, la narratividad se constituye en elprincipio organizador de cualquier discurso. Por eso,la semiótica narrativa busca poder explicar las leyesy recursos que permiten que el contar algo (mediante

un cuento, un mito, una novela o un film) se constituyaen una de las formas más importantes de construirsentido.

Los antecedentes teóricos fundamentales de lasemiótica greimasiana provienen del estructuralismo,y más específicamente, de los aportes de VladimirPropp, formalista y folklorista ruso (1895 - 1962),que hizo importantes análisis de los cuentos y(fábulas populares) relatos maravillosos rusos; delestructuralismo lingüístico del danés L. Hjelmslev, ydel estructuralismo antropológico del belga ClaudeLévi-Strauss (1908).

Si la lingüística le proveyó a J. Greimas losprocedimientos formales necesarios para realizar ladescripción de las estructuras narrativas, los análisisde Propp le permitieron aprovechar eldescubrimiento de las regularidades en las que sesostienen la mayoría de los relatos y,consecuentemente, confirmar la existencia de formasuniversales en la organización narrativa.

A continuación transcribimos un texto deGreimas en el cual señala la necesidad de darle otroenfoque metodológico a la semiótica de la narración.

El método y la teoría semiótica

«Si hay un campo en que la investigación semióticaparece haber logrado establecer sus cuarteles, esecampo es, sin duda, el de la organizaciónsintagmática de la significación. No se trata, porsupuesto, de un saber indubitable ni deadquisiciones definitivas, sino de una manera deenfocar el texto, de procedimientos desegmentación, del reconocimiento de unas cuantasregularidades y, sobre todo, de modelos deprevisibilidad de la organización narrativa,aplicables, en principio, a toda clase de textos eincluso, como resultado de extrapolacionespresuntamente justificadas, a encadenamientos máso menos estereotipados de conductas humanas.

Una vuelta al trabajo de Propp, y sobre todo suinserción en el terreno de investigación abierto porlos análisis mitológicos de Dumezil y Lévi-Straus,hicieron posibles estos estudios. La aparentesimplicidad de las estructuras narrativas que Proppreconoció en los cuentos populares, así como lafeliz elección de su terreno de maniobras, explicantan triunfal retorno: el cuento maravilloso de lainfancia presta de buena gana su evidencia a lalimpidez de la demostración. Así pues, hemostrabajado, no sin algunas recomposiciones ygeneralizaciones, y seguimos trabajando sobre la

base de la adquisición proppiana.Hoy, cuando sus virtudes heurísticas parecen

estar agotándose, podría ser tentador —aunquepoco original— seguir el ejemplo de este autor y,según el principio que invita a ir de lo conocido alo desconocido y de lo más simple a lo máscomplejo, pasar de la literatura oral a la literaturaescrita, del cuento popular al cuento culto,buscando una confirmación de los modelos teóricosparciales con que contamos y resistencias factualesque incrementarían nuestro saber sobre lasorganizaciones narrativas y discursivas.

En el campo del análisis de discursosnarrativos, metodológicamente circunscripto, es lasemiótica literaria la que, por el número deinvestigadores y la calidad de sus trabajos, ocupael primer lugar, claro está que también el lugar másexpuesto, tanto al elogio como a la crítica. A decirverdad, la rapidez de su desarrollo y la amplitud desus ambiciones tenían que inspirar ciertainquietud: «quien mucho abarca, poco aprieta»,dice una antigua sabiduría. Así pues, la impresiónde que dichos estudios parecen hoy mostrar elcamino, se debe a que en este terreno sabemosciertamente demasiadas cosas, pero las conocemosmal. Esta crisis de crecimiento —porque de eso setrata— se manifiesta en varios síntomas que a veces

cobran forma de atolladeros:

a) Cierta aplicación mecánica del esquemaproppiano por la cual, tras su simpleproyección sobre textos literarios, sereconoce en ellos una serie esperada de«funciones», o aún más, la utilización demodelos reducidos que definen el relato,por ejemplo, como una sucesión demejoras y agravaciones de la situación, sepresentan como otras tantas técnicasrepetitivas, sin proyecto científico: nosirven ni para aumentar nuestroconocimiento de las organizacionesnarrativas ni para dar cuenta de laespecificidad de los textos estudiados.

b) Algunas investigaciones literariasapuntan con frecuencia a conciliar laindagación semiótica con las exigenciasde la época, escogiendo textos norepresentativos pero modernos yaltamente elaborados. Si su análisis ponea menudo al descubierto el valorheurístico de la semiótica, a la queenriquece con nuevos conceptos (cuyaimportancia intuitiva no debe ser

desestimada), de todas formas supone unvicio redhibitorio: el de no dejar la menoresperanza en una eventual validación.

Algunas veces estos trabajos soncomparables, por su originalidad, a losmejores ensayos de crítica literaria y seinsertan en ellos como puntos de vistasobre el texto: pierden así suespecificidad semiótica.

En casos más frecuentes y menosfelices, constituyen lo que podemosconsiderar como una «aportación» de lasemiótica a la crítica literaria, desde laefímera renovación de su vocabulariohasta la aparición de una «escritura»semiótica.

c) Por último, una tercera actitud conjugalos efectos contradictorios de lafascinación que la riqueza del textoexaminado provoca, y la impotencia,confesada o no, para dar cuenta de él. Lasjustificaciones teóricas de esta dimisiónpueden asumir diversas formas. Seinsistirá, por ejemplo, en la unicidad decada texto, que constituye un universo porsí solo, y se postulará la necesidad de

construir una gramática para cada uno:pero lo propio de una gramática es poderdar cuenta de la producción y de lalectura de un número elevado de textos, yel empleo metafórico de este término —homenaje del vicio a la virtud— no lograocultar la renuncia al proyecto semiótico.Se dirá también que todo texto essusceptible de una infinidad de lecturas,lo cual suele ser una buena excusa paraahorrarse lectura alguna, siemprefastidiosa. Se pretenderá, por último, quela riqueza del texto se debe a que es elproducto de una infinidad de códigosautónomos: forma ésta de desplazar elproblema y no de resolverlo, porque, obien el sujeto de la enunciación —productor del texto— es un monstruoinnumerable, o bien este sujeto mismo haestallado ya en mil pedazos y entonceshabrá que recurrir a otras hondurasmetafísicas para dar con su principio deunidad.

A. J. Greimas, La semiótica del texto,Ed. Paidós, Barcelona, España, 1983

2. ¿Qué es el sentido?

Como hemos dicho, a la semiótica narrativa leinteresa poder describir y explicar cómo se producey recepciona sentido, a partir de un tipo específico dediscursos que toman la forma del relato. Lo quesucede, afirma Greimas, es que el sentido está antesde cualquier producción discursiva. Es como sidijéramos que vivimos naturalmente inmersos en ununiverso de sentido. Y esto presenta un problema. Elsentido está antes que nosotros nos ocupemos de él y,en consecuencia, se constituye en el fundamento decualquier actividad humana: tanto a lo que hacemoscomo a lo que padecemos le buscamos un sentido, aveces dándole una intención, otras vecesimprimiéndole una finalidad. Pero en nuestra vidacotidiana no reflexionamos permanentemente acercade cómo está constituido el sentido, qué es lo quetienen las cosas y los fenómenos, qué hace quenosotros los podamos entender.

En rigor, entonces, el sentido es anterior a laproducción semiótica. Por lo tanto, la semiótica loque hace es tomar ese sentido ya dado, estudiar sulógica y producir un nuevo discurso sobre el sentido.En pocas palabras —explica Greimas— la semióticano produce sentido sino que reformula el sentido ya

dado procurando dotarlo de significación. Es como sila semiótica tratara de hacer comprensible,inteligible, la estructura misma del sentido decualquier objeto cultural.

3. ¿De que está compuesto elsentido? (La Semánticafundamental de las estructurassemionarrativas)

Antes de explicar el pensamiento de Greimas alrespecto, recordemos que un objeto semiótico escualquier cosa, cualquier producción cultural en sucondición significante. En el nivel profundo delanálisis se procura proveer al analista de lasunidades mínimas que hacen posible el sentido(semántica fundamental) y la forma como se articulanesas unidades para producir sentido (sintaxisfundamental). Es en este nivel donde se definen lascondiciones de existencia de los objetos semióticos.

Entremos ahora a exponer la respuesta deGreimas a la pregunta que da el título a este apartadoy expliquemos en qué consiste la semánticafundamental.

La semántica fundamental se ocupa del análisisdel plano del contenido y se caracteriza por su altonivel de abstracción. Partamos de un ejemplo.Supongamos que estamos leyendo un cuento o viendouna película en la que indistinta o alternativamente sealude a uno de los protagonistas como «hombre»,

como «león» o como «fiera». ¿Cómo es posible queel lector o el espectador se den cuenta que cada unode esos términos aluden al mismo objeto semiótico?Vayamos por partes.

La significación existe, adquiere presencia, dedos maneras: de manera inmanente y de maneramanifiesta. Nosotros tomamos contacto con el modomanifiesto de la significación, es decir con lostérminos que forman parte del discurso (en nuestroejemplo, los términos «hombre», «león» o «fiera»).

Los términos que se manifiestan en los discursos,J. Greimas los denomina fonemas o lexemas. Pero loque liga a esos términos dentro de esa produccióncultural, dentro de ese discurso, no se percibe, esabstracto. Ese es el nivel inmanente de lasignificación. En el nivel inmanente, el contenido decada uno de esos términos se llama semema.Podríamos decir que el semema es el sentido de loslexemas, en tanto que se presenta como unaorganización sintáctica de las propiedades quecomponen o dan sentido a ese término.

El semema —dice Greimas— es algo así como la«acepción» o «sentido particular» de una palabra. Loque articula a las propiedades en común de lossememas son categorías sémicas que permitenvincular los términos del discurso y, en nuestroejemplo, darnos cuenta de que dentro de esa

producción son tomados como equivalentes. ¿Y quécategoría sémica es la que vincula a los lexemas«hombre», «fiera» o «león»? Por ejemplo, podría serla rudeza. Pero, cada uno de esos términos tieneotras propiedades que no son comunes a los otros.Por ejemplo / racionalidad / es una propiedad que«hombre» no comparte ni con «león» ni con «fiera»,y / bestialidad / es una propiedad de las fieras y no (aveces) de los hombres.

Las propiedades de los términos, Greimas, lasllama semas. Los semas, entonces, son las unidadeselementales de la significación, son propiedades oelementos de los términos y éstos pueden definirsecomo una colección de semas. El sema es denaturaleza relacional. Esto quiere decir que cadasema aislado no significa nada, pero en relación conotro sema perteneciente a la misma red relacionalproduce un determinado resultado que adquiere undeterminado contenido en el acto de la articulación.Como se ve, en Greimas la categoría sémica (rudeza)es lógicamente anterior a los semas que laconstituyen (dominio, fuerza, virilidad, etc.) y altener éstos una función diferencial, sólo pueden seraprehendidos dentro de una estructura.

Una vez que el lexema forma parte de unenunciado, puede producir uno o más efectos desentido, significados o sememas. Esto depende de la

presencia de semas contextuales que son variablesque nos permiten darnos cuenta de los cambios de lossignificados que se registran dentro del discurso.Como su nombre lo indica, los semas contextualesestán determinados por el contexto. Siguiendo connuestro ejemplo, si nos encontramos con el enunciado«la abrazó como una fiera», el sema / bestialidad /operará como un sema contextual que servirá paraexplicar (y diferenciar) el abrazo de una fiera delabrazo que puede dar un hombre. Por último, hay quedecir que, según Greimas, el sema es un elementotanto del lexema como del semema, y por lo tanto,está relacionado con los dos niveles de lasignificación: el de la inmanencia y el de lamanifestación.

4. ¿Cómo se articulan loscomponentes semánticos delsentido? (Sintaxis fundamental delas estructuras semionarrativas)

El otro componente de la estructura profunda queanaliza Greimas, es la sintaxis fundamental. Esta seconcibe como un conjunto de operaciones lógicas queponen en relación los elementos semánticos queconfiguran un determinado universo discursivo.

La sintaxis fundamental descubre el modo deexistencia y el modo de funcionamiento de lasignificación. Tenemos, según Greimas, dosoperaciones fundamentales o transformaciones queponen en marcha la operatoria de la sintaxisfundamental: la negación y la aserción. La negaciónes la operación que se utiliza para manifestar unacontradicción lógica. La forma que asume es la deoponer a un término (vivo), su negación (no vivo). Laasersión, en cambio, vincula afirmativamente dostérminos que son contrarios pero que puedencohabitar en el mismo eje semántico (vivo-muerto).

En pocas palabras, lo que hace la sintaxisfundamental es articular la estructura elemental de lasignificación, vinculando o desvinculando aquellas

unidades elementales y sus derivados que repasamosen la semántica fundamental. Esto quiere decir que lasintaxis fundamental es el aporte lógico relacional ala construcción del sentido.

La representación visual de la estructuraelemental de la significación se hace a través de loque los semiólogos denominan cuadro semiótico.Básicamente, el cuadro semiótico es un esquemalógico de cuatro posiciones, representado según dosejes de términos contradictorios (representados porlas diagonales del cuadrado) y dos de implicaciones(representado por las líneas verticales).

Las líneas horizontales —explica Greimas—representan la relaciones entre contrarios.

La diferencia que hay entre la contradicción y lacontrariedad es que en el primer caso, los elementosrelacionados no pueden coexistir (blanco-no blanco),y en el segundo, sí (blanco-negro). El esquemapermite visualizar tanto las oposiciones semánticascomo las oposiciones lógico-gramaticales. Así laoposición blanco-negro es una oposición semánticamientras que la oposición blanco-no blanco es unaoposición que expresa una contradicción lógica. Almismo tiempo, el cuadrado representa también:

las implicaciones que se dan entre loscomponentes semánticos, mediante el uso de la

dos operaciones fundamentales, la aserción y lanegación. Así, advertimos que la aserción X esblanco implica esta otra: x no es negro;

las contrariedades X es blanco y negro (con sucorrespondiente implicación subordinada: x esno blanco y no negro).

El cuadro semiótico de Greimas representa, enresumen, un sistema de relaciones binarias, y esterasgo de binariedad no significa que las cosas delmundo posean este atributo, sino que se trata másbien de una regla de construcción de las unidades desentido: lo que está en relación binaria son los rasgoselementales del sentido, que son construidos pormedio de este mecanismo.

Podemos ordenar los elementos cuyas relacionesrigen la manifestación del sentido de un discursoparticular. Por otro lado, las relaciones manifestadasen el cuadrado clasifican los rasgos mínimos deluniverso semántico del discurso.

Sintetizando, el cuadro semiótico de Greimassirve para expresar visualmente la lógica (deoposición o acercamiento) que se da entre loscomponentes semánticos de un determinado relato (unmito, una novela, un cuento, un film). Esoscomponentes se pueden traducir en valores, creencias

o propiedades de los objetos semióticos. Lasrelaciones de oposición que se suceden en un relatoson múltiples y constantes; pero todas ellas estánenglobadas en una relación que es la que le da unsentido general, global, a todo el relato. Así, Greimasobserva que cualquier relato pondrá en relacióncomponentes vinculados dentro de un mismo ejesemántico: vida-muerte, libertad-esclavitud,luminosidad-oscuridad, placer-dolor, riqueza-pobreza, etc. Cualquiera de ellas sirve para elaborarcualquier proyecto narrativo que imaginemos. Dichode otra forma, el sentido se construye lógicamente apartir de relaciones de oposición. Por ejemplo,pensemos que en el eje semántico de lo visible losconceptos de oscuridad y luminosidad se entiendenpor oposición de uno a otro. No se podría entenderqué significa luz, si no hubiera oscuridad.

A continuación, expondremos la representacióndel cuadrado semiótico completo, con el ejemplomás utilizado: la oposición blanco-negro, englobadaen el eje semántico del color:

Objeto

Representamen Interpretante

1. La negación, al anular uno de los contrarios,hace posible la existencia del otro;

2. Los contrarios (eje horizontal) pueden coexistir,los elementos situados en el eje de lascontradicciones (las diagonales), no;

3. Los términos que componen la relaciónprincipal de contrarios (línea horizontal dearriba) presupone la relación de los elementossubordinados (representados en la líneahorizontal de abajo), que da lugar a la relaciónde subcontrarios;

4. Las líneas verticales representan relacioneslógicas de implicación: blanco implica no negroy negro implica no blanco.

5. ¿Cómo se representa el sentido?(El nivel de superficie de lasestructuras semionarrativas)

Greimas afirma que el nivel de análisis de superficiede las estructuras semionarrativas es un nivelintermedio entre la estructura profunda y lasestructuras discursivas. Así como en el ámbito de lasintaxis fundamental se ejecutan operaciones lógicasque tienden a poner en relación términos y conceptos(unidades elementales de la significación), en elámbito de la sintaxis narrativa las operaciones serealizan sobre los enunciados del relato. De estemodo, de lo conceptual se pasa a lo figurativo,dándole la forma de las vicisitudes humanas a loscomponentes del nivel anterior. Los sujetos y objetosque intervienen son de una determinada manera,sufren transformaciones, hacen cosas y cumplen condeterminadas finalidades.

En pocas palabras, el nivel superficial delanálisis semionarrativo nos permite captar la esenciade un esquema narrativo básico. En líneas generales,según Greimas, todo esquema narrativo puedereducirse a la tensión o confrontación entre dossujetos que pugnan por un objeto de valor. Esa pugnapuede ser polémica y manifestarse bajo la forma del

combate, o puede ser transaccional y expresarsecomo un intercambio estratégico entre las partes.

La presentación de este nivel de análisis Greimasla divide en tres grandes partes:

1) en primer lugar hay un conjunto decomponentes figurativos;

2) en segundo lugar, están las fases delprograma narrativo,

3) y por último, el componente estructural, esdecir, el elemento que relaciona loscomponentes dentro cada una de las fases,vincula las fases entre sí y nos permiteentender cómo es el desarrollo y lageneración del recorrido narrativo de losrelatos.

Texto de Greimas: Los componentes estructuralesdel mito

1. Los tres componentes

Toda descripción del mito debe tener encuenta, según Lévy-Strauss, tres elementos

fundamentales que son: 1) el armazón; 2) elcódigo; 3) el mensaje.

Se trata, pues, para nosotros, depreguntarnos

1) ¿cómo interpretar, en marcos de unateoría semántica, estos trescomponentes del mito?

2) ¿y qué lugar atribuir a cada uno deellos en la interpretación de unrelato mítico?

2. El armazónPareciera que por armazón, que es unelemento invariante, hay que entender el statusestructural del mito en tanto narración. Estestatus parece ser doble:

1) se puede decir que el conjunto depropiedades estructurales comunes atodos los mitos-relatos constituye unmodelo narrativo;

2) pero que este modelo debe darcuenta a la vez

a) del mito considerado como unidad

narrativa trans-enunciado y

b) de la estructura del contenido que semanifiesta por medio de estanarración.

La unidad discursiva que es el relato debeser considerada como un algoritmo, es decir,como una sucesión de enunciados cuyasfunciones —predicados simulanlingüísticamente un conjunto decomportamientos que tienen una finalidad. Entanto sucesión, el relato posee una dimensióntemporal: los comportamientos que exponemantienen entre sí relaciones de anterioridad yde posterioridad. El relato, para tener unsentido, debe ser un todo significativo y poresto se presenta como una estructurasemántica simple. Resulta de ello que losdesarrollos secundarios de la narración, al noencontrar su lugar en la estructura simpleconstituyen un nivel estructural subordinado:la narración, considerada como un todo tendrápues como contrapartida una estructurajeráquica del contenido.

Una subclase de relatos (mitos, cuentos,piezas de teatro, etc.) posee una característicacomún que puede ser considerada como la

propiedad estructural de esta subclase derelatos dramatizados: la dimensión temporalen la que se hallan situados, está dicotomizadaen un antes vs. un después.

A este antes vs. después discursivocorresponde lo que se llama una «inversión dela situación» que, a nivel de la estructuraimplícita, no es más que una inversión de lossignos del contenido. Existe, pues, unacorrelación entre los dos planos.

antesdespués

signocontenido invertidocontenido afirmado

Restringiendo, una vez más, el inventariode relatos, descubrimos que un gran número deellos (el cuento popular ruso, pero tambiénnuestro mito de referencia) poseen otrapropiedad que consiste en implicar unasecuencia inicial y una secuencia finalsituadas en planos de «realidad» míticadiferentes del cuerpo del relato mismo.

A esta particularidad de la narracióncorresponde una nueva articulación delcontenido: a los dos contenidos tópicos —delos cuales uno es afirmado y el otro invertido— se adjuntan otros dos contenidoscorrelacionados que están, en principio, entresí en la misma relación de transformación que

los contenidos tópicos.Esta primera definición de la armazón que

no está en contradicción con la fórmulageneral del mito propuesta hace poco porLévy-Strauss, aún cuando no es enteramentesatisfactoria —todavía permite, en el estadoactual de nuestros conocimientos, establecer laclasificación del conjunto de relatosconsiderado como género— constituye sinembargo un elemento de previsibilidad nodesdeñable: se puede decir que el primer pasometódico, en el proceso de la descripción delmito, es la descomposición del relato mítico ensecuencias, descomposición a la que debecorresponder, a título de hipótesis, unaarticulación previsible de los contenidos.

3. El mensaje

Semejante concepción del armazón permiteprever que el mensaje, es decir, lasignificación particular del mito-ocurrenciatambién se sitúa en dos isotopías a la vez y dalugar a dos lecturas diferentes, una a niveldiscursivo y la otra a nivel estructural. Quizásno sea inútil precisar que por isotopía

entendemos un conjunto redundante decategorías semánticas que hace posible lalectura uniforme del relato, tal como resulta delas lecturas parciales de los enunciadosdespués de la resolución de sus ambigüedades,siendo guiada esta resolución misma por lainvestigación de la lectura única.

a) La isotopía narrativa estádeterminada por una ciertaperspectiva antropocéntrica quehace que el relato sea concebidocomo una sucesión deacontecimientos cuyos actores sonseres animados actuantes o actuados.A este nivel, una primeracategorización: individual vs.colectivo permite distinguir un héroeasocial que, desligándose de lacomunidad, aparece como un agentegracias al cual se produce lainversión de la situación; que sepresenta, dicho de otro modo, comomediador personalizado entre lasituación-antes y la situación-después.

Vemos que esta primera isotopíalleva, desde el punto de vistalingüístico, al análisis de los signos:los actores y los acontecimientosnarrativos lexemas (=morfemas, ensentido americano), analizables ensememas (=acepciones o «sentidos»de las palabras) que estánorganizados mediante relacionessintácticas, en enunciados unívocos.

b) La segunda isotopía se sitúa, por elcontrario, a nivel de la estructuradel contenido postulada sobre elplano discursivo. A las secuenciasnarrativas corresponden contenidoscuyas relaciones recíprocas sonteóricamente conocidas. El problemaque se plantea a la descripción es elde la equivalencia a establecer entrelos lexemas y los enunciadosconstitutivos de las secuenciasnarrativas y las articulacionesestructurales de los contenidos queles corresponden y es a la resoluciónde este problema que nosabocaremos. Bastará decir por el

momento que una tal transposiciónsupone un análisis de semas (=rasgos pertinentes de lasignificación) que es lo único quepuede permitir la puesta entreparéntesis de las propiedadesantropomórficas de los lexemas-actores y de los lexemas-acontecimientos. En cuanto a losdesempeños del héroe, que ocupan ellugar central en la economía de lanarración, no pueden sinocorresponder a las operacioneslingüísticas de transformación queexplican las inversiones de loscontenidos.

Una tal concepción del mensaje que seríalegible sobre dos isotopías distintas, laprimera de las cuales no sería sino lamanifestación discursiva de la segunda, no esquizá más que una formulación teórica. Puedeno corresponder sino a una subclase de relatos(los cuentos populares, por ejemplo), en tantoque otras subclases (los mitos) estaríancaracterizada por la trabazón, dentro de una

única narración, de las secuencias situadas yasobre una, ya sobre otra de las isotopías. Estonos parece secundario en la medida en que;

La distinción que acabamos de establecerenriquece nuestro conocimiento delmodelo narrativo e incluso puede servirde criterio a la clasificación de losrelatos,

Y también en la medida en que separanetamente dos procedimientos dedescripción distintos y complementariosque contribuyen así a la elaboración delas técnicas de interpretación.

4. El código

La reflexión mitológica de Lévi-Strauss,desde su primer estudio sobre «La estructuradel Mito» hasta las Mitológicas de hoy, estámarcada por el desplazamiento del interés queprimero recayó sobre la definición de laestructura del mito-relato y ahora comprendela problemática de la descripción del universomitológico, concentrado primero sobre las

propiedades formales de la estructuraacrónica y que actualmente enfoca laposibilidad de una descripción comparativaque sería a la vez general e histórica. Estaintroducción del comparatismo contieneaportes metodológicos importantes que noscorresponde explicitar.

A. J. Greimas, Elementos para una teoría de lainterpretación del relato mítico.

(En: AAVV: Análisis estructural del relato),Ed. Tiempo contemporáneo, 4.ª Edición, Bs. As., 1974.

a) Componentes figurativos

Greimas cita los siguientes:

La categoría de actante

Tal vez la figura central de este nivel alrededorde la cual giran todos los otros aspectos del mismo,es la figura de lo que Greimas denomina actante. Lafigura del actante es como una especie de molde de laestructura semionarrativa de superficie, que en elnivel de la discursividad puede adquirir lainvestidura de múltiples formas de sujetos u objetosespecíficos. En este sentido, podríamos decir que lacategoría de actante es una categoría formal, una

forma que en el nivel de la discursividad puedeocuparse con distintos contenidos específicos yconcretos. Pero, en la estructura semionarrativa desuperficie, la variedad de actantes se reduce a seismodelos, moldes o formas. Podríamos definir alactante, del siguiente modo:

Un actante es lo que es (su ser) más lo que hace (su hacer).Técnicamente hablando, en este nivel se formulan dos tipos deenunciados elementales: enunciados de estado que ponen demanifiesto el ser del actante, y enunciados de hacer, queexplicitan el conjunto de acciones de los actantes que les sirvenpara transformar su estados (o los estados de otros actantes).

El concepto de hacer, se constituye así, en uno delos principales conceptos de este nivelsemionarrativo porque, a partir de él, es posibledesplegar la lectura del relato en términos de actos yacciones investidos con un carácter antropomórfico.En definitiva, lo que Greimas pretende, es dejarconstancia de que detrás de cualquier relato siemprese esconde un intento de búsqueda de sentido a laforma de actuar de las personas.

Los actantes, pueden estar representados porindividuos o grupos. Pero, a los efectos de la formaque adquiere su ser más su hacer, sólo sonreconocibles dos formas (la de sujeto y objeto), queen función de ciertos matices que analizaremos, seexpanden en cuatro formas más. En suma, el ser y el

hacer de los actantes es la punta a partir de la cualpuede comenzar a desplegarse, en forma de unesquema narrativo, la actividad humana, dotada desentido.

Para una mejor comprensión del significado quetienen estos modelos dentro del esquema narrativo,debemos añadir también, que esos seis rolesactanciales, Greimas los divide en tres pares de dosroles cada uno. Cada miembro de un par estávinculado con el otro miembro por una relación. A suvez, en muchos casos hay coincidencia en los roles.Es decir, en sus funciones coinciden miembros de unpar con miembros de otro. Entonces tenemos:

a. Sujeto-objeto

Este es el par más elemental. Toda narración estásustentada sobre la acción de un sujeto que deseaestablecer un tipo de relación con un objeto. El nexo,es el deseo. Existen dos tipos de sujetos:

los sujetos de estado, cuya propiedaddeterminante es la de unirse con el objetodeseado,

y los sujetos de hacer, que son aquellos que

realizan transformaciones en los estados deotros sujetos u objetos (o de sí mismos).

El objeto, en cambio, se viste con el ropaje deuna cosa, una situación o un hecho que son signos delvalor que el sujeto, con su hacer, desea alcanzar,vencer, conquistar, convencer, etc. Cuando Greimashabla de objetos en este nivel, se refiere a objetoscomo actantes, es decir, como moldes o receptáculosde contenidos múltiples, y no de tal o cual tipo deobjeto particular. Esta categoría actancial de objetopuede ser afectada tanto por el hacer del sujeto(Greimas habla entonces de objetos de hacer), o pordeterminaciones propias que lo especifican (se trata,entonces, semióticamente hablando, de objetos deestado).

En resumen, es muy importante no confundir laposición sintáctica del actante con tal o cual sujeto uobjeto particular. El actante es sólo un lugarsintáctico dentro de la narración que define unaposición, y no un sujeto u objeto particular.

Texto de Greimas: La categoría actancial«sujeto» vs. «objeto».

Una primera observación permite hallar eidentificar, en los dos inventarios de Propp y deSouriau, los dos actantes sintácticos constitutivosde la categoría «sujeto» vs. «objeto». Esasombroso, hay que señalarlo desde ahora, que larelación entre el sujeto y el objeto, que tantotrabajo nos ha costado precisar, sin que lo hayamoslogrado completamente, aparezca aquí con uninvestimiento semántico idéntico en los dosinventarios, el de «deseo».

Parece posible concebir que la transitividad, ola relación teleológica, como hemos sugeridollamarla, situada en la dimensión mítica de lamanifestación, aparezca, como consecuencia deesta combinación sémica, como un semena querealiza el efecto de sentido «deseo». Si ocurre así,los dos microuniversos, que son el género «cuentopopular» y el género «espectáculo dramático»,definidos por una primera categoría actancialarticulada según el deseo, son capaces de producirrelatos ocurrencias en que el deseo serámanifestado en su forma, a la vez, práctica y míticade «búsqueda».

A.J. Greimas, Semántica estructural,Ed. Gredos, Madrid, 1.ª edición, 2.ª reimpresión, 1976.

b. Destinador – Destinatario

Este par de actantes está unido por el nexo delmandato. Greimas llama destinador a aquel actanteque induce o manda a otro a cumplir una determinadamisión o tarea. Normalmente, el destinador pertenecea un universo trascendente. Esto quiere decir que,como significante, siempre es destinador aquel quetiene la capacidad de mandar, y, al mismo tiempo,está jerárquicamente por encima de los demásactantes particulares. El destinatario es el que recibeel mandato, y, por lo general, este rol se funde con eldel sujeto.

Texto de Greimas: La categoría actancial«destinador» vs. «destinatario»

La descripción de Souriau no plantea dificultades.La categoría Destinador vs. Destinatario está eneste caso claramente marcada como la oposiciónentre el Árbitro, dispensador del Bien vs. elObtenedor virtual de ese Bien.

En el análisis de Propp, en cambio, eldestinador parece estar articulado en dos actores,

el primero de los cuales es bastante ingenuamenteconfundido con el objeto del deseo:

(the sought-for person and) her father, en tantoque el segundo aparece, como era de esperar, bajoel nombre de dispatcher (mandador). En lasocurrencias, en efecto, es ora el rey, ora el padre —confundidos o no en un solo actor— quien encargaal héroe de una misión. Podemos, pues, sin grandesretoques y sin recurrir al psicoanálisis, reunir elpadre de la persona deseada con el mandador,considerándolos, cuando se presenten porseparado, como dos actores de un mismo actante.

En cuanto al destinatario, parece que en elcuento popular ruso, su campo de actividad sefunde completamente con el del sujeto-héroe. Unacuestión teórica que cabe plantearse a estepropósito, y que volveremos a encontrarnos másadelante, es la de saber si tales fusiones pueden serconsideradas como criterios pertinentes para ladivisión de un género en subgéneros.

Vemos que las dos categorías actancialesparecen constituir, hasta ahora, un modelo simplecentrado enteramente sobre el Objeto, que es a lavez objeto de deseo y objeto de comunicación.

A. J. Greimas, Semántica estructural,Ed. Gredos, Madrid, 1.ª Edición, 2.ª reimpresión, 1976.

c. Ayudante-oponente

Este es el último par de roles que Greimas coloca eneste nivel de análisis.

Ayudantes y oponentes serán aquellos sujetos uobjetos que en el transcurso del relato sirven a lospropósitos (o los obstaculizan) del destinatario-sujeto. La función del ayudante consiste en operar enel sentido del acercamiento del destinatario-sujeto alobjeto de deseo, facilitando la comunicación entreambos (sujeto-objeto). La función de los oponentes,por el contrario, consiste en crear obstáculos,oponiéndose a la realización del deseo o a lacomunicación con el objeto.

Texto de Greimas: La categoría actancial«adyuvante» vs. «oponente»

Resulta más difícil acertar la articulación categóricade los otros actantes, aún cuando sólo fuera porquenos falta el modelo sintáctico. Reconocemos, sinembargo, sin dificultad, dos esferas de actividad y, enel interior de éstas, dos tipos de funciones bastantedistintas:

a) Las unas, que consisten en aportar la ayudaoperando en el sentido del deseo, ofacilitando la comunicación.

b) Las otras que, por el contrario, consistenen crear obstáculos, oponiéndose ya sea ala realización del deseo, ya sea a lacomunicación del objeto.

Estos dos haces de funciones pueden seratribuidos a dos actantes distintos, a los quedesignaremos con los nombres de Adyuvante vs.Oponente.

Esta distinción corresponde bastante bien a laformulación de Souriau, de quien tomamos el términooponente; preferimos el término adyuvante,introducido por Guy Michaud, a «auxilio» deSouriau. En cuanto a la formulación de Propp,encontramos en ella al oponente, denominadopeyorativamente villain (=traidor), mientras que eladyuvante recubre dos personajes, el helper y eldonor (= provider). Esta elasticidad del análisispuede sorprender a primera vista.

No hay que olvidar, sin embargo, que los actantesson instituidos por Propp, sin hablar de Souriau, apartir de sus esferas de acción, es decir, con ayudasolamente a la reducción de las funciones y sin tener

en cuenta la homologación indispensable. No se trataaquí de hacer la crítica de Propp, cuyo papel deprecursor es considerable, sino simplemente deregistrar los progresos realizados, durante estostreinta últimos años, debido a la generalización delos procedimientos estructuralistas. Hay además quetener en cuenta el hecho de que es más fácil operarcuando disponemos de dos inventarios comparablesque cuando disponemos de uno solo.

Podemos preguntarnos a qué corresponde, en eluniverso mítico cuya estructura actancial queremosexplicitar, esta oposición entre adyuvante y oponente.A primera vista, todo sucede como si, al lado de losprincipales interesados, aparecieran ahora, en elespectáculo proyectado sobre una pantallaaxiológica, actantes que representan de modoesquematizado, las fuerzas malhechoras ybienhechoras del mundo, encarnaciones del ángel dela guarda y del diablo del drama cristiano de la EdadMedia.

Llama también la atención el carácter secundariode estos dos últimos actantes. Jugando un poco conlas palabras, podríamos decir, pensando en la formaparticipial mediante la cual los hemos designado, quese trata en este caso de «participantes»circunstanciales, y no de verdaderos actantes delespectáculo.

Vemos ya dónde queríamos llegar: en la medidaen que las funciones son consideradas comoconstitutivas de los actantes, no vemos por qué nopodríamos admitir que las categorías aspectualespuedan constituirse en circunstantes, que serían lasformulaciones hipotácticas del actante sujeto. En lamanifestación mítica que nos interesa, comprendemosque el adyuvante y el oponente no sean más queproyecciones de la voluntad de obrar y de lasresistencias imaginarias del mismo sujeto, juzgadasbenéficas o maléficas por relación a su deseo.

Esta interpretación tiene un valor relativo. Tratade explicar la aparición en los dos inventarios, allado de verdaderos actantes, de los circunstantes, yde dar cuenta a la vez de su estatuto sintáctico y de suestatuto semántico.

A. J. Greimas, Semántica estructuralEd. Gredos, Madrid, 1.ª Edición, 2.ª reimpresión, 1976.

Tipos de enunciados

Ya tenemos los actantes. Ahora bien, Greimasobserva que en el transcurso de la narración losactantes tienen dos características: son de unadeterminada manera, y hacen determinadas cosas.

Las propiedades que configuran su ser definen su«estado», mientras que las acciones que llevan acabo definen su «hacer». Por lo tanto, respecto de losactantes, el discurso narrativo genera dos tipos deenunciados elementales:

los enunciados de estado, que corresponden alas funciones entre los actantes sujeto-objeto;

los enunciados de hacer, que expresan lastransformaciones, el paso de un estado a otro, deun actante o una situación.

Para Greimas, el análisis narrativo se fundamentaen la distinción entre estados, dependientes del ser, ytransformaciones, que dependen del hacer. Dichoanálisis consiste, en principio, en clasificar losenunciados. Es necesario precisar que estos tipos deenunciados pertenecen a un plano teórico construidoa los efectos del análisis. Por esta razón, no debenconfundirse con los enunciados propios del nivel

discursivo.

Texto de Greimas: El investimiento temático

Si deseáramos preguntarnos acerca de lasposibilidades de utilización, a título de hipótesisestructural, de este modelo que consideramosoperatorio, deberíamos comenzar por unaobservación: el hecho de haber querido compararlas categorías sintácticas con los inventarios dePropp y de Souriau no ha obligado a considerar larelación entre el sujeto y el objeto —queprimeramente nos ha parecido ser, en sugeneralidad más grande, una relación de ordenteológico, es decir, una modalidad de «poderhacer», que, al nivel de la manifestación de lasfunciones, habría encontrado un «hacer» práctico omítico— como una relación más especializada, quecomporta un investimiento sémico más pesado, de«deseo», que se transforma, al nivel de lasfunciones manifestadas, en «búsqueda». Diríamosasí que las particularizaciones eventuales delmodelo deberían referirse sobre todo a la relaciónentre los actantes «Sujeto» vs. «Objeto», ymanifestarse como una clase de variables

constituida por investimientos suplementarios.Así, simplificando mucho, podríamos decir que

para un sabio filósofo de los siglos clásicos,estando precisada la relación del deseo, por uninvestimiento sémico, como el deseo de conocer, losactantes de su espectáculo de conocimiento sedistribuirían poco más o menos del modo siguiente:

Sujeto…………………………………… Filósofo;Objeto………………………………… Mundo;Destinador…………………………… Dios;Destinatario………………………… Humanidad;Oponente…………………………… Materia;Adyuvante…………………………… Espíritu;

De igual modo, la ideología marxista, al niveldel militante, podría ser distribuida, gracias aldeseo de ayudar al hombre, de modo paralelo:

Sujeto………………………………… Hombre;Objeto………………………………… Sociedad sin clases;Destinador…………………………… Historia;

Principales fuerzas temáticas

amor (sexual o familiar, o de amistad —juntando a él admiración, responsabilidadmoral, cura de almas);

fanatismo religioso o político;

codicia, avaricia, deseo de riquezas, de lujo,de placer, de la belleza ambiente, de honores,de autoridad, de placeres, de orgullo;

envidia, celos;

odio, deseo de venganza;

curiosidad (concreta, vital o metafísica);

patriotismo;

deseo de un cierto trabajo y vocación(religiosa, científica, artística, de viajero, dehombre de negocios, de vida militar opolítica);

necesidad de reposo, de paz, de asilo, deliberación, de libertad;

necesidad de Otra Cosa y de en Otra Parte;

necesidad de exaltación, de acción sea la quefuere;

necesidad de sentirse vivir, de realizarse, decompletarse;

vértigo de todos los abismos del mal o de laexperiencia;

todos los temores:miedo a la muerte,al pecado, a los remordimientos,al dolor, a la miseria,a la fealdad ambiente,a la enfermedad,al tedio,a la pérdida del amor;

temor a la desdicha de los que nos estánpróximos, de su sufrimiento o de su muerte, desu abyección moral, de su envilecimiento;temor o esperanza de las cosas del más allá(?).

No podemos reprochar a esta enumeración lafalta de lo que el autor no ha tratado de poner enella: su falta de exhaustividad o la ausencia de todaclasificación. Podemos, en cambio, señalar en ellauna distinción importante que, de otro modo,hubiera podido tal vez escapársenos: la oposiciónde los deseos y de las necesidades, por un lado, y de«todos los temores», por otro.

Vemos que el modelo actancial propuesto,centrado en torno a la relación de «deseo», essusceptible de transformación negativa, y que lasubstitución de los términos en el interior de la

categoría. Obsesión vs fobia debería, en principio,tener repercusiones profundas en la articulación delconjunto de los términos del modelo por elinvestimiento progresivo y variable de su relaciónde objeto, aparece aquí con nitidez: losinvestimientos posibles enumerados por Souriau nointeresan al modelo propiamente dicho, sino quedicen relación al contenido semántico sea delactante sujeto, sea del actante objeto, que puedeserles atribuido por otros procedimientos,especialmente por el análisis cualificativo, anteriora la construcción del modelo actancial.

A.J. Greimas, Semántica estructural,Ed. Gredos, Madrid, 1.ª edición, 2.ª reimpresión, 1976.

Tipos de relación

En el nivel de la manifestación discursiva, Greimasobserva que los actantes pueden mantener múltiplestipos de relaciones y de las más variadas. Perosemionarrativamente, es decir, en el nivel desuperficie del análisis narrativo, todas esasrelaciones se construyen sólo con dos nexos: laconjunción y la disyunción. Mediante el uso lógico-sintáctico de estos dos nexos se construyen dosclases de enunciados de estado: enunciadosconjuntivos y enunciados disyuntivos. Esto permitedetectar si tal o cual actante está, en un determinadomomento de la narración, «ligado» a una función quedefine su ser y por lo tanto da lugar a un enunciadode estado conjuntivo o, por el contrario, estáseparado de esa función que lo define y entoncesgenera un enunciado de estado disyuntivo.

Las funciones son las que actualizan a los sujetosy los objetos. Por lo tanto, antes de que esasfunciones entren en relación con ellos, los sujetos ylos objetos son virtuales, es decir, no poseen todavíala entidad de actantes, no están «actualizados», noson actantes «en acto» (recordemos que para esto esnecesario que el sujeto o el objeto estén ligados a unafunción que los determine). Si la función se adosa al

sujeto o al objeto mediante una disyunción hablamosde una función de actualización; en cambio, si selleva a cabo mediante el nexo de la conjunciónhablamos de una función de realización.

Tipos de transformaciones

Hemos dicho que, según Greimas, la categoría deactante tiene dos componentes: el ser y el hacer. Losactantes son y también hacen. Los enunciados quedefinen su ser, ya lo hemos visto, son los enunciadosde estado. Pero también se construyen enunciadosque definen el hacer de los actantes. Los enunciadosde hacer (así se los denomina) aluden a lastransformaciones que resultan de las acciones de losactantes. Esas transformaciones, en el análisis deGreimas, pueden ser de dos tipos:

Reflexivas: las transformaciones reflexivas, repercutensobre el ser del mismo actante. Si están expresadas enuna relación de conjunción, expresan una apropiación (esel caso del actante que con su acción «obtiene» el valorque está en juego en la relación establecida) y si estánconstruidas mediante una relación de disyunción expresanuna renuncia (el sujeto se «desprende» del valor enjuego).

Transitivas. Estas transformaciones son producto de laacción del actante sobre otro sujeto u otro objeto. Laacción tiene su resultado no en sí mismo (como lasreflexivas), sino en otro. Si se construyen mediante unarelación de conjunción expresan una atribución (el sujeto«da» el valor) y si se construyen mediante una relación dedisyunción expresan un despojo (el sujeto «quita» elvalor). Obsérvese que lo que representa «dar» para unactante implica «recibir» para el otro, o, lo que significa

«obtener» para uno implica «dejar» para el otro actanterelacionado. Cada vez que un sujeto lleva a cabo unaacción que desemboca en una transformación cuyoresultado es una apropiación se denomina prueba a laacción que ejecuta el sujeto (consecuentemente, esaapropiación tiene como contrapartida un despojo delmismo valor en el otro actante relacionado con él). En elmismo sentido, la transformación derivada de la acciónque produce una atribución del valor a otro, se ledenomina don (la contrapartida del don es la renuncia porparte del sujeto, del valor que dona).

b) Las fases del programa narrativo

Las cuatro fases del programa narrativo segúnGreimas, son: la competencia, la performance, lamanipulación y la sanción o reconocimiento.

Manipulación y sanción son las fases extremasdel programa narrativo, son sus límites; lacompetencia y la performance aparecen comoencajonadas entre los otros dos.

Ya hemos dicho que los actantes se definen por loque son y por lo que hacen; la definición de actanteses una conjunción de su ser más su hacer.

Ser y hacer de los actantes están indisolublementerelacionados. Esto es así, dice Greimas, porque loque un actante es, es justamente lo que le permitehacer determinadas cosas (y, desde luego, no poderhacer otras). A esa condición de ser de una

determinada manera que le permite realizar al actantedeterminadas acciones, Greimas la denominacompetencia. En términos de la semiótica narrativa,él define la competencia como «el ser que hace ser»,cuando esa competencia recae sobre un actanteobjeto, o «ser que hace hacer», cuando lacompetencia es utilizada para transformar el estadode un sujeto.

Las acciones que lleva a cabo el actante definensu performance. Ahora bien, la performance de unactante puede servir tanto para transformar el estadode otro actante como para transformarse a sí mismo.Recordemos que, en definitiva, cualquier esquemanarrativo se reduce a una sucesión y secuencia deestados y transformaciones de los estados de losactantes. Por lo tanto, la performance de un actanteestá orientada a hacer que él o los otros modifiquen(o mantengan) su estado (su ser). Greimas definesemionarrativamente la performance, como el hacerque hace ser. En suma, la competencia equivale al serdel hacer y la performance al hacer del ser. Laperformance presupone, lógicamente, la existenciaprevia de la competencia, mientras que lacompetencia no presupone, lógicamente, larealización de la performance.

Competencia y performance son, entonces, lasfases centrales del esquema narrativo, en relación

con el actante que es depositario de esa competenciaque tiene a su cargo llevar a cabo determinadasacciones. Pero en los extremos del esquema narrativose encuentran las otras dos fases que lo ponen enmarcha y lo cierran. Lo que pone en marcha lassecuencia de transformaciones es la performance quehace hacer a otro sujeto, determinadas cosas.

Recordemos que todo relato, según Greimas,consiste en establecer relaciones para modificarestados o situaciones insatisfactorias. De manera quecualquier actante podrá ejercer su performance (susacciones) sobre cosas, hechos o situaciones. El hacersobre cosas o hechos es la performance que hace sera los objetos de otra manera, es decir, transforma suestado. Pero cuando la acción del actante recae nosobre objetos sino sobre otro sujeto con el propósitode hacerle hacer algo, esa forma particular deperformance se denomina manipulación. Unainstancia de manipulación es la que ejerce en elcomienzo del relato el destinador que hace hacer alsujeto-destinatario. La manipulación presuponeentre destinador (que hace hacer) y destinatario (quelleva a cabo el hacer), una estructura contractual decarácter comunicativo. Por eso, al hacermanipulatorio del destinador, Greimas lo llama hacerpersuasivo que hace creer y hace hacer al sujetomanipulado.

En el otro extremo del esquema narrativo está lafase de cierre que Greimas denomina sanción oreconocimiento. Después de efectuada laperformance principal es necesario evaluar el nuevoestado producido y sancionar la operación del sujeto.Esta fase se llama sanción o reconocimiento. Si laperformance llevada a cabo es juzgadapositivamente, la sanción asume la forma de premio ocompensación (recordemos en los cuentosmaravillosos, que, en el plano de la manifestación, elrey permite que su hija se case con el héroe, enreconocimiento por las acciones de éste). Si, encambio, el juicio sobre la acción es negativo, lasanción asume la forma de castigo. En suma, esta fasese compone de dos instancias ejecutadas por eldestinador: por un lado el acto de juzgar si se haalcanzado el estado final deseado, y por otro lado, elacto de sancionar (recompensar o castigar) al sujeto-destinatario, sobre la base de lo que hizo.

Las dimensiones de las fases

Las cuatro fases pueden clasificarse según aquelloque los actantes hacen o lo que saben. Para Greimas,entonces, se verifica la siguiente situación:

Por un lado, el hacer pragmático está directamente ligadoa las transformaciones de los estados. En consecuencia,la dimensión pragmática corresponde, en términosgenerales, a las descripciones de los comportamientos.

Por otra parte, la dimensión que se realiza en las fases demanipulación y sanción corresponde al hacercognoscitivo. La dimensión cognoscitiva comprende dostipos de hacer: el hacer persuasivo (propio de lamanipulación) y el hacer interpretativo, que correspondeal saber sobre el estado de un sujeto. Este hacer ocurreen la fase de la sanción. Esta dimensión esjerárquicamente superior a la pragmática, porque sedesarrolla en forma paralela al incremento del saberatribuido a los sujetos.

La diferencia que existe entre ambas dimensioneses que la pragmática no necesariamente requiere lacognoscitiva, mientras que ésta presupone siempreaquélla, pues se define precisamente para tomar acargo las acciones pragmáticas mediante el saber.

Un ejemplo de la ubicación de estas dimensionesdentro del esquema narrativo es la posición de lasmismas en la fase de la sanción. Greimas considera

que la sanción ocupa tanto la dimensión pragmáticacomo la dimensión cognoscitiva, ya que desde elpunto de vista del destinatario, la sanción pragmáticacorresponde a la retribución, que puede ser positiva(recompensa) o negativa (castigo).

La sanción pragmática, en cambio, es un juiciosobre el hacer, y se opone a la sanción cognoscitivaque es un juicio epistémico sobre el ser del sujeto y,más generalmente, sobre los enunciados de estadosobre éste. Desde el punto de vista del destinador, lasanción cognoscitiva equivale al reconocimiento delhéroe.

Las modalidades

Puede parecer, a simple vista, que las acciones de losactantes son infinitas (por ejemplo, podríamos pensarque cada actante puede matar, perseguir, capturar,liberar, convencer, etc.); la lista sería interminable.Pero estas son nada más que las acciones que losprotagonistas físicos del relato ejecutan en el niveldiscursivo de la narración. En el nivel que analizaGreimas, el hacer de los actantes puedecircunscribirse a dos modalidades simples y cuatrosobremodalizaciones que, combinadas con las dossimples, dan lugar a la configuración de ocho lógicasposibles que pueden sustentar el esquema narrativode un actante.

Greimas llama modalizaciones al modo comoquedan afectados el ser y las acciones de losactantes. Esta idea deriva de la noción tradicional demodalización que quiere decir modificación delpredicado de un enunciado. Ahora bien, lasmodalidades afectan no sólo a las acciones que unactante ejecuta con respecto a otro en sus relacionesde interacción, sino también a las relaciones que elsujeto puede entablar consigo mismo respecto de loque es (con respecto a lo que parece) y respecto delo que puede (o no puede) hacer. Esto quiere decir

que en un mismo actante, respecto de su propio ser yhacer, pueden cohabitar más de un sujeto.

Ya hemos dicho que la performance alude alhacer del sujeto y la competencia al ser. Lointeresante es que cuando el sujeto hace, con su hacermodifica algo. Referido al sujeto, competencia yperformance no son modos de ser o de hacerestáticos sino que están en acto, es decir, se suponeque para llegar a ser de una determinada manera huboun hacer previo que posibilitó ese ser en acto y, almismo tiempo, también debe suponerse que parahacer determinadas cosas es necesario ser de algunamanera. Con lo cual, competencia y performanceestán en estrecha relación aun cuando, puestas enacto, la performance siempre presupone lógicamentela presencia de una competencia, pero lacompetencia no siempre presupone poner en acto laperformance que la actualiza (un sujeto puede saberhacer algo y, de hecho, no hacerlo). Así, tanto el ser(la competencia) del sujeto, como el hacer (laperformance) de éste se constituyen en las dosmodalidades básicas con las que se «modalizan» lasacciones de los actantes. Modalizar significa, en estecaso, afectar la composición de un actante a partir dela modificación de uno (o los dos) componentes quelo definen (lo que es o lo que hace).

De manera que podemos catalogar a la

competencia y la performance como las dosmodalizaciones básicas ya que, en definitiva, lacompetencia podría definirse como el «ser quemodaliza al hacer», y la performance quedaríadefinida como el «hacer que modaliza (modifica) alser». De esta forma, las dos modalidades simplesdan lugar a las modificaciones de los enunciados deestado y los enunciados de hacer. Diríamos que lacompetencia es la respuesta a la pregunta: ¿Cómo esel que hace tal cosa? y la performance, la respuesta ala pregunta ¿Cómo hace el que es de tal manera?

Ahora bien, Greimas observa que tanto lacompetencia como la performance pueden afectar alsujeto mismo, a un objeto (incluyendo en estacategoría tanto a las cosas como a los hechos y lascircunstancias), o a otro sujeto. Según sea a quién o aqué modifica la modalización (el ser o el hacer delsujeto), habrá distintas estructuras modales:

a) Básicas: son las que hemos definido comocompetencia y performance: Son las que el sermodaliza al hacer, y el hacer modaliza al ser.

b) Traslativas: son las modalizaciones que suponen lapresencia de un sujeto modalizador diferente delsujeto modalizado. Las estructuras modalestraslativas pueden dividirse en:

Veridictoria. En este caso se hablarádel ser que modaliza al ser. Es el caso enel que en el mismo actante actúan dos

sujetos (el que es y el que parece)

Factitivas. Es el hacer (de uno) quemodaliza al hacer (de otro). Es un«hacer hacer». Es el caso de lamanipulación. Los dos sujetos sonjerárquicamente distintos. Al sujeto quemodaliza (manipulador) se le llama sujetomodal y al modalizado, sujeto de hacer.Ahora bien, este «hacer hacer» nosignifica hacerle hacer algo a otro, sinomás bien, de algún modo, impregnarlopersuasivamente con la carga modal delsujeto modalizador. La modalizaciónfactitiva implica entonces, unacomunicación eficaz que garantice, porun lado, la persuasión y por el otro, lainterpretación que permita el logro delhacer hacer. Se deduce de esto que elsujeto modalizador busca, con su hacerpersuasivo, dotar al sujeto modalizado deuna nueva competencia (hacerlo ser)que le permita hacer. Esto ubica a estetipo de modalizaciones factitivas en unplano cognoscitivo, ya que de lo que setrata es de hacer que el sujetomodalizado sepa hacer algo.

c) Transitivas: son las modalizaciones en las que lasacciones del sujeto recaen no sobre otro sujeto, sinosobre las cosas.

Sin embargo, ser y hacer terminan siendo dosmodalidades básicas sobre las que pueden recaercuatro predicados modales capaces de actualizar el

estado potencial de los enunciados de hacer y losenunciados de estado. Esos cuatro predicadosmodales son: querer, deber, saber y poder. Loscuatro predicados funcionan comosobredeterminaciones modales ya que actúan sobre elser y el hacer afectándolos y dando lugar a laconfiguración de ocho categorías modales que surgende la combinación de las dos modalizaciones básicas(ser y hacer) con las cuatro sobremodalizaciones(querer, deber, saber y poder).

De esta forma un sujeto puede, por ejemplo,querer ser, poder hacer, etc. Estas ochocombinaciones, sostiene Greimas, pueden serdesplegadas en respectivos cuadros semióticos quedan lugar a ocho lógicas posibles para el desarrollonarrativo del sujeto afectado. Estos cuadrospermitirían realizar una clasificación virtual de lasexistencias semióticas de los sujetos, para que elanalista pueda comprender la competenciapragmática de éstos (es decir, lo que el sujeto espotencialmente capaz de hacer a partir de lassobremodalizaciones de su ser). Como muestra delfuncionamiento de una de estas ocho lógicasreproducimos a continuación el cuadro semióticoconstruido por Greimas a partir de lasobredeterminación modal del deber del sujeto sobresu hacer, dando lugar a la configuración de lo que en

la teoría se conoce como lógica deóntica:

deber hacer deber no hacer(prescripción) (interdicción)

no deber no hacer(permisividad)

no deber hacer(facultatividad)

En resumen, para Greimas, lo que se busca en lateoría de las modalidades, tanto al hablar demodalizaciones como de sobredeterminacionesmodales, es obtener un recurso operativo capaz depermitirle al analista entender en toda su complejidadcómo se estructura el ser y el hacer de los actantes encada instancia del recorrido narrativo, a partir de lascategorías formales que sostienen todo el infinitoabanico de acciones que podrán exhibirse en el niveldiscursivo.

6. El componente estructural

Al abordar este punto Greimas se refiere a losprogramas narrativos. Sostiene que el sentido desuperficie, dentro de la semiótica narrativa, no esmás que la sucesión de transformaciones que definenel pasaje de un estado de situación a otro, mediadopor la acción (el hacer) de uno o de varios actantescalificados para llevar a cabo esas acciones. En otraspalabras, el sentido se estructura y se expresa en larealización de un programa narrativo (PN) quedespliega la performance de actantes competentes,relacionados entre sí.

El Programa Narrativo (PN) —dice Greimas—es la unidad elemental de la sintaxis narrativa y elanálisis del mismo consiste en describir suorganización y despliegue. Ya sabemos que sujeto yobjeto son los dos actantes sintácticos que componenel programa narrativo, pero recordemos que sólo elprimero está dotado de competencia y, por lo tanto,es capaz de llevar a cabo las transformaciones que«hacen ser» a los demás actantes de otra manera.

En general, dentro de la narración, explicaGreimas, hay un Programa Narrativo Principal,llamado programa narrativo de base, que secompone de otros programas narrativos relacionados

entre sí, dando lugar a un programa narrativocomplejo. Estos PN complejos están sostenidossobre PN que cumplen realizaciones parciales, que alfinal, dan como resultado la realización del PNprincipal. A ese conjunto de PN parciales quecomponen el PN complejo, se los denomina PN deuso, y su característica principal es la de oficiarcomo realizaciones parciales necesarias para que sepuedan cumplir otros PN más amplios, hasta llegar ala culminación del PN principal, por ejemplo,conseguir determinados elementos necesarios parasortear obstáculos que le permitan al sujeto llegar ala meta deseada. Es posible imaginar —para dar otroejemplo— que el actante sujeto (el héroe en el niveldiscursivo) tiene que transformar, antes de lograr suobjetivo final (que vendría a ser el PN principal),otra serie de estados que le posibilitarán, a la larga,lograr cumplimentar el PN de base.

Otra variante de esta relación entre programasnarrativos es la que existe entre competencia yperformance, pues si la performance laconsideramos como un PN de base, la adquisición dela competencia que la posibilita se constituirá en unPN de uso. Este programa narrativo de uso, consisteen la adquisición de una competencia para llevar acabo el PN principal realizado en la performance; enel nivel discursivo, Greimas lo denomina prueba

calificante. Esto quiere decir que el sujeto, parapoder realizar su performance deberá, previamente,adquirir la competencia necesaria realizandodeterminadas pruebas (superación de obstáculos) quelo acreditarán como competente para intentar sucometido. Pero, como toda performance presuponeuna competencia, todo PN de hacer presuponetambién un PN modal, ya que el sujeto, antes dellevar a cabo su performance debe, por ejemplo,querer hacer o debe poder hacer lo que tiene quehacer. Este encadenamiento lógico entrecompetencia, modalizaciones y performance daorigen a otra unidad sintáctica, con una jerarquíasuperior al PN, que es el recorrido narrativo y el PN,en su totalidad, constituye el recorrido narrativo delsujeto.

7. ¿Cómo se manifiesta el sentido?(La estructura discursiva)

Del nivel superficial del plano narrativo, Greimaspasa al plano discursivo, que es el plano donde semanifiestan los contenidos del relato, mediante elprocedimiento de enunciación. Dicho de otro modo,en la estructura discursiva, los componentesabstractos de los niveles anteriores, adquierencontenidos específicos dentro de las formas que leson propias al nivel de la discursividad. Como en losotros casos, también aquí Greimas observa lapresencia de una sintaxis y una semántica; unasintaxis discursiva y una semántica discursiva.

a) En primer término, mediante losprocedimientos de actorialización,temporalización y espacialización, tomancuerpo y entidad tanto los actores como losámbitos temporales y espaciales en loscuales se inscriben el conjunto desecuencias y vicisitudes que dan lugar aldesarrollo de los programas narrativosanalizados en el nivel de superficie delplano narrativo. Podríamos decir que elnivel de superficie del plano narrativo

construye los moldes y las formas queluego en el plano discursivo se rellenancon los contenidos específicos de cadadiscurso. Así por ejemplo, siguiendo con elrecorrido trazado desde el principio, elmolde de actante, propio de la estructuranarrativa de superficie se «rellena» conactores que cumplen roles y llevan acaboacciones específicas.

b) En segundo lugar, dentro de la sintaxisdiscursiva, se llevan a caboprocedimientos de discursivizaciónllamados embrague y desembrague. Estosdos procedimientos dependen uno del otro.Greimas llama desembrague al «efecto desalida» de la estructura de base (actorial,espacial o temporal) de la enunciación.Tanto el embrague como el desembraguepueden afectar a los tres tipos deprocedimientos de la enunciación: laactorialización, la temporalización o laespacialización. Esto significa, por lotanto, que a lo largo del relato es posibledetectar procedimientos de desembrague yembrague referidos a los actores, el

espacio y el tiempo del relato.

Greimas explica así el concepto de desembragueespacial:

«el embrague espacial (es) operado por el sujeto de laenunciación y consiste en tomar otra vez a su cargo laorganización topológica del relato enunciado (resultado de undesembrague inicial), para aproximarlo a la instancia de laenunciación».[149]

El enunciado es el objeto, el producto, si sequiere, el texto que se da como un resultado de eseacto que es la enunciación. En líneas generales, laenunciación es un acto concreto de apropiación de lalengua por parte de un sujeto discursivo, no empírico.Se llama sujeto de la enunciación a la entidadconstruida dentro del discurso que toma a su cargo larealización de ese acto. El sujeto de la enunciaciónes una entidad propia, interna del discurso. Por lotanto, el sujeto de la enunciación es una construccióndiscursiva que no puede confundirse con ninguno delos personajes o actores del texto. El sujeto de laenunciación es una entidad semiótica distinta de loscontenidos específicos de los discursos.

Pongamos un ejemplo: si el soporte de base de laenunciación en un relato cualquiera es laadolescencia de un actor, en un país extranjero y en el

tiempo presente, un desembrague posible de esesoporte podría ser salir de esa instancia remitiéndosea la niñez del actor en su país natal. En otraspalabras, lo que hace el sujeto de la enunciación,mediante el procedimiento de desembrague, esdesdoblar el yo-aquí-ahora que hace referencia acaracteres del actor, del espacio y el tiempo de laenunciación, para separarlos momentáneamente eintroducir en el enunciado, otros elementosrelacionados con ellos. Mediante el procedimientode embrague, el sujeto de la enunciación vuelve alyo-aquí-ahora de la enunciación, en otro momento deldiscurso. Se entiende que la operación de embraguepresupone, lógicamente, un desembrague anterior.

Greimas explica además que la semánticadiscursiva cuenta con dos procedimientofundamentales: la tematización y la figurativización.

Mediante el procedimiento de tematización, loque se hace es investir asuntos específicos a losprogramas y recorridos narrativos propios del planoanterior. Esto significa que en el nivel discursivo seexplicitan las materias que, en forma de temasconcretos (el amor, la guerra, el conflicto familiar,etc.), los actores tomarán a su cargo paradesplegarlos a lo largo del relato.

Mediante el procedimiento de figurativización,los actantes, los tiempos y los espacios narrativos, se

instalan en el nivel del discurso en dos niveles:

por un lado, como figuras semióticas, es decir comorepresentaciones;

por otro lado, como iconos dotados de una imagenespecífica (Robin Hood, Europa, París, el período de lasegunda guerra mundial, etc.) que permiten dotar alrelato de un efecto de realidad mediante la remisión areferentes específicos.

De esta manera, llegamos a tener una idea de loque es un discurso narrativo. En primer lugar, eldiscurso no es más que el acotamiento, la restriccióndel infinito número de figurativizaciones posiblesque pueden tomar forma de relato.

Lo que se hace en el discurso, mediante elmecanismo de la enunciación, es componer distintasconfiguraciones discursivas, que no son más quecada uno de los recorridos posibles que se actualizanen cada relato específico. En cada configuracióndiscursiva, los actantes del plano narrativo setransforman en actores asumiendo roles actanciales.El rol actancial no es más que el actante del planonarrativo puesto en una posición espacio temporalespecífica, revestido por modos de ser y de hacertambién específicos que le dan, en el nivel deldiscurso, la impronta de una determinada figura del

mundo (el ídolo, el ladrón de joyas, la prostituta,etc.).

A nivel del discurso, Greimas denomina actor aesa figura con una posición determinada, construidacon caracteres, modos de hacer y de ser concretos.Desde ese lugar y con ese rol actancial, losprotagonistas (actores) del relato, se hacen cargo deasuntos que toman el cuerpo de roles temáticosejecutados por cada personaje en tal o cual discursoconcreto.

Conclusión

La semiótica narrativa se ocupa de esa clase detextos que son objetos semióticos expuestos en formade relatos. En tanto que tales, esos textos estánsujetos al análisis descriptivo de los componentesque, ligados por la lógica de la significación,permiten producir y reconocer sentido.

Podemos reconocer en la semiótica de Greimas,al hacer de los discursos narrativos su objeto deestudio principal, una gran virtud intrínseca y dospequeños vicios potenciales en el uso.

Podemos denominar a esa gran virtud, economíaanalítica. A pesar de la complejidad del modeloteórico greimasiano (complejidad que le viene de suformalismo y de su excesivo énfasis en el aspectoestructural) éste resulta ser una formidableherramienta de análisis para la lectura einterpretación de textos narrativos sostenidos en losmás diversos soportes. La propia forma lógica de lateoría en sus distintos niveles y fases nos provee deun recurso extraordinario para darnos cuenta de que,lejos de estar leyendo o mirando cosas diferentes, lamayoría de las veces acabamos por estar frente asimilares, parecidas o iguales estructuras narrativas.Si esto es así, la forma lógica y estructural de la

teoría nos permite economizar esfuerzos en la lecturay análisis de los relatos.

Sin embargo, si ésta es su virtud, sus dificultadesprovienen del uso abusivo y exagerado de los dosrecursos que proporciona la teoría: la forma lógica yel vocabulario técnico. Como siempre sucede, en lavirtud misma se encarnan los vicios que ladesmienten. Pero, como todos los vicios, estostambién son propios de quienes terminan exagerandola virtud. Por un lado hacen del vocabulariogreimasiano una jerga técnica y hermética que inhibela posibilidad de dinamizar los significados delaparato conceptual teórico. Por otro lado,distorsionan la producción de este autor cuandopretenden universalizar la estructura formal propia delos textos narrativos para aplicarla a cualquierproducción de sentido, sin tener en cuenta que existenotras lógicas que no pueden ser abordadas de lamanera como se analizan los relatos.

En cualquier caso, la síntesis que podemosextraer de la lectura de Greimas es ésta: losdiscursos narrativos, en tanto manifestaciones desentido son sólo mojones, son un alto en el continuotorrente del sentido. Para que haya sentido esnecesario que haya recorte y un relato es sólo eso: unrecorte complejo que combina sintácticamente lasunidades elementales de significación revistiéndolas

con ropajes de múltiples facetas ligadas a la vidahumana, que pueden atravesar infinitos recorridosnarrativos pero que en cada momento del textosolamente terminan siendo la representación de uno.

Umberto Eco

Italia 1932

«Por más tolerante que uno sea con las opiniones de losdemás,cada uno debe poder enunciar las propias; al menossobre las cuestiones fundamentales”.

Umberto Eco, 1997

I. Datos biográficos

Por Karina Vicente

Umberto nació en Alessandria (Italia), «entre laBormiba y el Tanaro», dos riachuelos en un apaciblelugar del Piemonte, el 5 de enero de 1932. Conhumor, U. Eco dijo un día que es descendiente de unemperador de Bizancio, ya que así se lo confirmó unamigo que trabaja en la Biblioteca vaticana, alindagar el origen de su apellido.

En 1954 se graduó en filosofía en la Universidadde Turín con una tesis sobre «El problema estético enSanto Tomás de Aquino», que le dirigió el conocidoprofesor y filósofo Luigi Pareyson.

De inmediato comienza a trabajar en la RAI en elámbito de programas televisivos. Al mismo tiempo,escribe en la Rivista di Estetica y colaboró conLuciano Berio, redactando los primeros ensayos desu «Opera aperta», publicados entonces en la revistaIncontri Musicali.

Desde 1959, Umberto inicia una fecundacolaboración con la Editorial Bompiani, dondedirigió algunas colecciones de ensayos filosóficos,sociológicos y de semiótica.

Entre 1962 y 1966, ejerció la docencia comoprofesor invitado y luego como encargado deComunicación Visual, en la facultad de Arquitecturade Florencia. Al mismo tiempo, enseñaba en Turín yen Milán.

En el año 1962, siendo profesor de estética en laUniversidad de Turín, Umberto Eco publica Obraabierta, libro que se orienta hacia la investigación delos sistemas de significación y las prácticas decomunicación.

Por esa misma época, además de enseñar,participa en el «Grupo 63’», es cofundador derevistas especializadas como Marcatré (1961) yQuindici (1967), y escribe en algunos semanarios degran circulación: The Times Literary Supplement(desde 1963), y L’Espresso (desde 1965).

Al mismo tiempo realiza frecuentes viajes alexterior que le permiten estrechar lazos de trabajo envarios países de América del norte y del sur. En 1966dicta un curso en la Universidad de Sao Paulo, en1969, en la «New York University», en 1970, envarias universidades argentinas, y en 1972, en la«Northwestern University» de Chicago.

Ya en los inicios de los años 70’, el nombre deEco va unido institucionalmente a la nueva disciplinasemiótica, no sólo en Italia, sino también en elmundo. En 1971 le encargan el curso de semiótica en

la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidadde Boloña, que luego, en 1975, se convirtió encátedra, siendo Eco su titular.

En esa misma Universidad es Director delInstituto de las disciplinas de la Comunicación y delEspectáculo. También en 1971 funda la primerarevista italiana de semiótica, Versus, y él es suprimer director.

En 1969 se fundó en París la «InternationalAssociation for Semiotic Studies», y Eco fue elegidosu Secretario General. Gracias a su esfuerzo seorganizó en Milán el Primer Congreso Internacionalde Semiótica que tuvo lugar en 1974.

Además de continuar con sus actividadesacadémicas y político-culturales en Italia (escribióen la revista de izquierda Manifesto, fundó la revistamensual Alfabeta, en 1979), Eco intensificó loscontactos internacionales, sobre todo en Canadá y enEstados Unidos, donde fue a dictar cursos yconferencias, llegando a ser profesor regular en laYale University. Estas colaboraciones explican porqué sus principales obras semióticas se hanpublicado contemporáneamente en italiano y eninglés: Trattato di semiotica generale (A Theory ofSemiotics), Lector in fabula (The Role of theReader).

Durante la década del 70’, Umberto Eco colaboró

también en la redacción de revistas como Degrées(Bruxelas, Bélgica), Poetics Today (Tel Aviv, Israel),Structuralist Review Bloomington, Indiana, Usa),Communication (Londres, Inglaterra), Problemi dell’informazione (Bologna, Italia).

En 1980, Eco inició una nueva actividad cultural.Lo confesó en una entrevista diciendo: «En la palmade mi mano, la línea de la vida se parte por la mitad:a los 50 años me convertí en novelista». En efecto,publicó su primera novela Il nome della rosa (Elnombre de la rosa), que tuvo un enorme éxito y lemereció el Premio Strega de 1981, otorgado en Italiaa la mejor novela del año. De inmediato fuetraducida en muchos idiomas, convirtiéndose en unbest seller mundial, al alcanzar la venta de 50millones de ejemplares al cabo de 15 años. Ecomismo la convirtió en guión cinematográfico para lapelícula homónima. Pocos años después, en 1984,publica su segunda novela Il pendolo di Foucault (Elpéndulo de Foucault) que, construida en torno atemas esotéricos y desde una perspectiva ideológica,propicia una revalorización del arte narrativo delsiglo XX; y en 1990 escribió otra novela L’isola delgiorno prima (título extrañamente traducido alespañol como La isla del día de antes).

Pero Eco, más que un novelista famoso es, sobretodo, un semiótico metódico y apremiante que nos ha

proporcionado una cantidad muy importante de libroscomo Semiótica y filosofía del lenguaje (1984), enel cual continúa y desarrolla dos obras suyasanteriores: Tratado de Semiótica General (1975) yLector in fabula (1979), y examina los cincoconceptos que han dominado todas las discusionessemióticas: signo, significado, metáfora, código ysímbolo. La mayoría de sus obras se han publicadoen español con gran suceso.

Eco ha recibido 18 premios honoríficos endistintas partes del mundo

Actualmente continúa desarrollando susactividades académicas en la Universidad deBolonia, y en otras universidades donde se lo invitaregularmente. Al mismo tiempo, sigue escribiendoensayos de semiótica y dicta charlas y conferenciasen numerosas partes del mundo. Dirige la revista VS-Quaderni di Studi semiotici, y continúa siendoSecretario General de la International Association forSemiotic Studies.

Para una lectura cómoda y didáctica de las obrasde Umberto Eco, proponemos la siguienteclasificación de sus producciones.

1. Estudio e investigacionessemióticas

La struttura assente, Bompiani, Milán, 1968. (trad.esp. La estructura ausente, Barcelona,Lumen, 1975).Primer texto sistemático de semiótica escrito porEco.

Segno, Arnoldo Mondadori Editori, Milán, 1973(trad. esp. El signo, Labor, Barcelona, 1988).

Una de las primeras obras de Eco es este estudiocompleto de la teoría del signo y de los problemasque suscita la comprensión de sus postulados.

Trattato di Semiotica generale, Bompiani,Milán, 1976. (trad. esp. Tratado de Semióticageneral, Lumen, Barcelona, 1977).

Este segundo texto fue publicado simultáneamenteen italiano y en inglés. Se revisan varios aspectosteóricos de La estructura ausente. Esta obra haservido durante muchos años como libro dereferencia obligada para los estudiantes decomunicación.

Lector in fabula”, Bompiani, Milán, 1979. (trad. esp.

Lector in fabula, Lumen, Barcelona, 1981).En este libro Eco analiza y define nuestras

estrategias de lectura de los textos. Señalaimportantes criterios semiológicos para abordar losdiscursos narrativos.

Semiótica y filosofía del linguaggio, Giulio Einaudieditore, Turín, 1974. (trad. esp. Semiótica y filosofíadel lenguaje, Lumen, Barcelona, 1990).

Seis paseos por los bosques narrativos, Ed. Lumen,Barcelona, 1996.

Kant y el ornitorrinco, obra filosófica publicada afines de 1997. Contiene una serie de ensayos que —según confesó Eco— completan y corrigen las ideasexpresadas veinte años antes, en 1977, en el Tratadode semiótica general. Ahora Eco escribe comosemiólogo y filósofo a la vez.

2. Sociología de la comunicación

Opera Aperta, 1962 (Trad. esp. Obra Abierta,Barcelona, Seix Barral, 1965).

Apocalittici e integrati, 1965, (trad. esp.:Apocalípticos e integrados ante la cultura demasas, Barcelona, Lumen, 1972).

Original estudio del nuevo espacio que ocupan losmedios de comunicación en la culturacontemporánea. Aquí Eco introduce lasparadigmáticas figuras de «Apocalípticos eIntegrados» como modos de ubicarse ante losfenómenos mediáticos.

La definizione dell’arte, Milano, Mursia, 1968.(trad. esp. La definición del arte, Martínez Roca,Barcelona, 1970).

La estrategia de la ilusión, Ed. Lumen S.A.,Barcelona, 1986.

3. Novelas Literarias

In nome della rosa, Milano, Bompiano, 1980. (Trad.esp. El nombre de la rosa, Ed. Lumen - Ediciones dela Flor, 1988).

El gran éxito que tuvo en todo occidente esta primeranovela de Eco llevó a varios sociólogos de la culturaa preguntarse sobre el significado de este fenómeno.No faltaron críticos que han desmontado este «bestseller de calidad», para averiguar los mecanismosque capturan la atención de los lectores. La novelapuede tener varios niveles de lectura y responder aexpectativas diversas. Quienes gustan del suspenso,se deleitan con los enigmas de un asesinato de sietemonjes en un misterioso monasterio del siglo XIV.Quienes aman el medioevo, pueden sumergirse en lascostumbres y personajes de la sociedad europea de1327. Y los que buscan el lado intelectual, hallanmuchas citas en latín, refinados diálogos filosóficos ydiscusiones sobre los principales temas queinteresaban a los pensadores medievales. Se trata,entonces, de una novela con muchas facetas, escritapor un semiólogo para hacer pensar y entretener a lavez.

Il pendolo di Foucault, 1988 (Trad. esp. El péndulo

de Foucault).

Esta es una «novela de ideas». Toda la trama sedesarrolla a lo largo de tres días y narra la historiade un complejo e imaginario complot cósmico, dondese mezclan sociedades secretas, templarios, masones,roscares y toda suerte de grupos extraños que juegancon cábalas, números y astrología, para dominar elmundo. El centro de la misteriosa aventura es el«Conservatoire des Arts et Métiers» de París dondese halla el péndulo de Foucault, o sea, una esferacolgada a un largo filamento y fija sobre unengranaje, y cuyo objeto es demostrar el movimientode la tierra mediante sus oscilaciones. Todo unsímbolo, que Eco utiliza con fina ironía para decirque el mundo humano y la historia se mueven más porfactores irracionales que por leyes objetivas ycalculadas. En el fondo, el mundo lo hacemosnosotros con nuestras palabras.

L’isola del giorno prima, Libri & Grandi OpereS.p.A., 1994. (Trad. esp. La isla del día de antes,Ed. Lumen, S.A., Barcelona, 1995).

En el marco de una aventura ocurrida en 1643 en losmares orientales, Eco teje reflexiones sobre lasciencias del mundo según el lenguaje de la época.Igual que en las otras novelas, el autor busca lo

desconocido y misterioso. Tal vez se podría resumirla filosofía de esta novela con la frase delprotagonista Roberto de la Grive cuando se preguntaacerca del conocimiento del mundo: «¿Se pensaríatal como yo me pienso?».

II. La teoría semiológica de Eco

Por María Laura Braga

Introducción

Umberto Eco trabaja los temas que integran elcorazón del debate semiótico actual. Para abordartales cuestiones es importante considerar a lasemiótica, según lo expresa el mismo Eco, como unapráctica continua. El sistema semiótico que cambia,el análisis semiótico que transforma al sistema queexpresa y considera a los signos como una fuerzasocial, permiten entender que la semiótica no sólo esuna teoría.

En este capítulo, abordaremos los aspectosprincipales del análisis semiótico desarrollado porEco. Su biografía, la síntesis de sus obras,referencias a su línea de pensamiento se presentancomo marco para lograr una visión lo más adecuadaposible de su obra.

Apocalípticos e integrados

Al abordar los estudios desarrollados por UmbertoEco, es importante tomar en cuenta su inserción en elanálisis de los «cultural studies ». Apocalípticos eintegrados ante la cultura de masas representa unimportante aporte entendido como una aproximación

a sistematizar su reflexión sobre: la cultura, el rolintelectual en los medios y el análisis de temas decirculación masiva, tales como los héroes de tirascómicas (Superman, Charlie Brown o Steve Canyon),la música popular y la televisión. Según lo expresaLucrecia Escudero Chauvel[150] en Los años 60 y loscultural studies:

«Ésta es una de las operaciones primordiales deApocalípticos: legitimar un objeto diferente pero al mismo tiempouna forma de elección. Lo que interesa es la perspectiva, seestudia lo que pasa, lo que transcurre, lo que ya discurrió y aúnno sabemos qué efectos tendrá mañana. Una teoría, en síntesis,como la definiría Umberto Eco ‘del jueves próximo’, pero quemanipula representaciones que se asientan cotidianamente en laconciencia colectiva sedimentando en el imaginario social».[151]

La cultura de masas —concepto considerado porEco como «genérico, ambiguo e impropio»—, actúacomo disparador de un debate en el que se observandos posiciones frente a la misma:

Apocalíptica, desde un punto de vista en que seconsidera a la cultura como un hecho aristocrático, yse la evalúa como «anticultura». Según lo expresa elmismo Eco:

«La cultura de masas es la anticultura. Y puesto que éstanace en el momento en que la presencia de las masas en la vidasocial se convierte en el fenómeno más evidente de un contextohistórico, la ‘cultura de masas’ no es signo de una aberración

transitoria y limitada, sino que llega a constituir el signo de unacaída irrecuperable, ante la cual el hombre de cultura[…] nopuede más que expresarse en términos de Apocalipsis.[152]

Optimista, desde la integración, que consideraque:

… estamos viviendo una época de ampliación del campocultural, en que se realiza finalmente a un nivel extenso, con elconcurso de los mejores, la circulación de un arte y una cultura‘popular’.…[153]

Se observan, de este modo, verdaderasdiferencias entre apocalípticos e integrados. A partirde la lectura de textos sobre la cultura de masas y unaelaboración de teorías sobre la decadencia, losapocalípticos se obsesionan en la discrepancia.Quienes se consideran parte de este selecto grupo, sepiensan como:

… la comunidad reducidísima —y elegida— del que escribey el que lee, ‘nosotros dos, tú y yo, los únicos que hemoscomprendido y que estamos a salvo: los únicos que no somosmasa.[154]

Algo así como un…

superhombre que opone el rechazo y el silencio a labanalidad imperante, nutrido por la desconfianza total encualquier acción que pueda modificar el orden de las cosas…[155]

A los apocalípticos, también, se debe un conceptocomo el de industria cultural, que opone a la nociónde cultura —«que implica un sutil y especial contactode almas», —la noción de industria— «que evocamontajes, reproducción en serie, circulación extensay comercio de objetos convertidos en mercancía»—.

La industria cultural, a partir de la presenciamúltiple de medios de comunicación en la sociedad—que adaptan el gusto y el lenguaje a la capacidadde recepción media—:

… se nos presenta como un sistema de condicionamientoscon los que todo operador de cultura deberá contar, si quierecomunicarse con sus semejantes…[156]

Los integrados realizan una lectura de textos de lacultura de masas y eligen actuar, producir, emitirmensajes cotidianamente. Sin embargo

… el integrado, al igual que el apocalíptico, asume conmáxima desenvoltura[…] el concepto fetiche de ‘masa’…[157]

Eco ve una cierta complementariedad entreambas posiciones:

… Pero ¿hasta qué punto no nos hallamos ante dosvertientes de un mismo problema, y hasta qué punto los textosapocalípticos no representan el producto más sofisticado que seofrece al consumo de las masas? En tal caso, la fórmula‘apocalípticos e integrados’ no plantearía la oposición entre dos

actitudes (y ambos términos no tendrían valor substantivo), sinola predicación de dos adjetivos complementarios, adaptables alos mismos productores de una ‘crítica popular de la culturapopular’.[158]

El fenómeno de la cultura de masas, que se da enla historia cuando las masas alcanzan protagonismoen la vida social e intervienen en las cuestionespúblicas, origina así, una circunstancia en la queconfluyen:… una cultura de masas, en cuyo ámbito unproletariado consume modelos culturales burguesescreyéndolos una expresión autónoma propia. Por otrolado, una cultura burguesa —en el sentido en que lacultura ‘superior’ es aún la cultura de la sociedadburguesa de los últimos tres siglos— identifica en lacultura de masas una ‘subcultura’ con la que nada laune, sin advertir que las matrices de la cultura demasas siguen siendo las de la cultura ‘superior’.[159]

Se observa, entonces, que las ocasiones deevasión, de identificación y de proyección que tienenlas clases populares —a través de las expresiones dela cultura de masas—, remiten a las formasochocentistas en las que se ven costumbres de la altaburguesía de fin de siglo. Las situaciones propuestas,por ejemplo, en los filmes y emisiones televisivaspara mujeres relacionadas con la temática del amor,expresan, por lo general, situaciones modelo que notienen ninguna relación con las situaciones de los

consumidores.Eco considera, también, la existencia de las

comunicaciones de masa:

… El universo de las comunicaciones de masa —reconozcámoslo o no— es nuestro universo; y si queremoshablar de valores, las condiciones objetivas de lascomunicaciones son aquellas aportadas por la existencia de losperiódicos, de la radio, de la televisión, de la música grabada yreproducible, de las nuevas formas de comunicación visual yauditiva…[160]

Posiciona, a su vez, a los medios en unaperspectiva seria. Presentan una complejidadestructural tal que interesa para analizarlos como unade las formas de la narrativa contemporánea. Losmedios son valorados en la cultura de masas dentrode un marco de análisis que expresa:

La cultura de masas es, entonces, la cultura de lamodernidad, y la dimensión temporal e histórica no puede serdejada de lado.[161]

Eco presentó como regulares y controlables a lostextos de la cultura de masas, pensados en otrosámbitos como productos efímeros. Los ubicó comoobjetos de estudio y planteó una metodología de loefímero al verificar las características de las reglasde producción del objeto:

El universo de los medios es básicamente repetitivo, laeconomía narrativa mediática procede por estructuración depequeños mundos que el lector está llamado a actualizar a partirde dos anclajes condensatorios: el tipo y el género.Individualizando la matriz es posible encontrar la regla deproducción del código. La cultura de masas es una máquinapoderosa a convención, que funciona con códigos fuertementeestructurados.[162]

A partir del análisis de Eco en Apocalípticos, seabre un campo de búsqueda dentro de las cienciassociales que es el de las disciplinas decomunicación, entendidas como un espaciotransmetodológico e interdisciplinario.

La antropología, la psicología social, la sociología, la estéticay la semiótica se dan cita en la constitución del límite superior einferior de una investigación semiótica redelineada después enTrattato di semiótica Generale (1975). Un programa entonces deinvestigación:

1) el análisis estructural de los mensajes de losmedio, visto como un momento descriptivo; 2) lasdiferentes modalidades de recepción de los mediosen función de las circunstancias históricas ysociológicas; 3) la intención de construir un ‘modelo’de la cultura contemporánea entendida como masscultura; y 4) el relevamiento de una estética de losmedios…[163]

Apocalípticos presenta un ámbito donde el

intelectual interviene activamente en la industria dela cultura con la transmisión de una serie de valores‘críticos’, además de poner de manifiesto lascontradicciones sociales. A partir de aquí, Eco va aseguir trabajando el universo de sentido a través deuna semiótica aplicada a diversos fenómenossociales.

1. Conceptos Semióticos

En este capítulo abordaremos los aspectosprincipales del análisis semiótico desarrollado porEco.

a) Signo

… Casi todos concuerdan en definir genéricamente un signocomo aliquid que stat pro aliquo.[164] El aliquid es una expresiónconcreta (es decir una unidad física producida por el hombre oreconocida como capaz de funcionar como expresión de algodistinto) o bien una clase o un tipo de expresiones concretasposibles…[165]

Eco, a su vez, abre el juego de su análisis acercadel signo considerando:

… se trata de redescubrir que la idea original de signo no sebasaba en la igualdad, en la correlación fija establecida por elcódigo, en la equivalencia entre expresión y contenido, sino en lainferencia, en la interpretación, en la dinámica de la semiosis. Elsigno de los orígenes no corresponde al modelo ‘a∫ b’, sino almodelo ‘si a entonces…’ Para decirlo con Peirce, es cierto quela semiosis es «una acción o influencia que es, o entraña, unacooperación de tres sujetos, el signo, su objeto y su interpretante,de tal manera que esa influencia relativa no pueda, en modoalguno, reducirse a acciones entre pares» [C.P., 5484]; pero estadefinición de la semiosis sólo se opone a la de signo si olvidamos

que, cuando Peirce habla de signo en este contexto, no loconcibe en absoluto como entidad biplanar, sino como expresión,como representamen, y que cuando habla de objeto piensa tantoen el Objeto Dinámico —aquello a lo que el signo se refiere—como en el Objeto Inmediato —aquello que el signo expresa—,su significado. Por consiguiente, sólo hay signo cuando unaexpresión queda, inmediatamente, atrapada en una relacióntriádica, en la que el tercer término —el interpretante— generaautomáticamente una nueva interpretación, y así hasta el infinito.Por eso, para Peirce, el signo no es sólo algo que está en lugarde otra cosa, o mejor, lo está siempre, pero sólo en relación concierto punto de vista o capacidad. En realidad, el signo es lo quesiempre nos hace conocer algo más. [C.P., 8332][166]

Eco considera a los signos como una fuerzasocial, y no como meros instrumentos que reflejanfuerzas sociales. Tal concepción remite a la ideadesarrollada por Peirce: el signo que el hombreutiliza es el hombre mismo.

b) La semiosis ilimitada

Para comprender cabalmente estas afirmaciones esimportante integrar conceptos que iluminen elanálisis. Tal es el caso del proceso de semiosisilimitada. Cada signo implica la asociación de unaforma significante (plano de la expresión) con unsignificado (plano del contenido), a partir de unadecisión convencional, esto es, basándose en un

código. A su vez, el interpretante da lugar a que elsignificado sea predicado por un significante; esdecir, que se dé la adecuada traducción de un signogracias a la relación con otro signo o conjunto designos. Es necesario realizar esta «traducción» encircunstancias adecuadas, esto es, dentro de laslimitaciones y formas interpretativas que da elcontexto. Aquí es donde se manifiestan las palabrasde Peirce cuando asignaba a la teoría de losinterpretantes la función de …«hacer de la vida delos signos el tejido del conocimiento como progresoinfinito».[167]

El interpretante[168] debe ser entendido como undesarrollo del signo inicial, como un incrementocognoscitivo estimulado por dicho signo. Cadainterpretante es una unidad cultural, incluida en unsistema a partir del cual se aborda el universoperceptible y pensable para elaborar la forma delcontenido, en una cultura específica. La unidadcultural es observable y manipulable; puede serabordada empíricamente, siempre bajo la forma deuno de sus interpretantes:

… toda la cultura se considera como un sistema de sistemade signos, en el que el significado de un significante a su vez seconvierte en significante de otro significado o incluso ensignificante del propio significado —independientemente delhecho de que sean palabras, objetos, cosas, ideas, valores,

sentimientos, gestos o comportamientos—.[169]

Las consideraciones del párrafo anteriorconducen al concepto de semiosis ilimitada. Lasemiosis ilimitada —concepto trabajado también porPeirce—, constituye un proceso en el que se producela explicación de un signo en su propio significado;se lo remite a un interpretante que, a su vez, se refierea otro interpretante y así sucesivamente hasta elinfinito, descodificando el signo inicial de acuerdo alos fines de la comunicación desarrollada.

Sólo el mapa de la semiosis, tal como se define endeterminado estadio del proceso histórico (con la baba y losdetritos de la semiosis anterior que arrastra consigo), nos dicequé somos y qué (o cómo) pensamos.[170]

Entender al signo como momento (siempre encrisis) de la semiosis implica considerarlo como elinstrumento a través del cual el sujeto mismo seconstruye y se desconstruye continuamente. En elproceso de semiosis ilimitada no se puede interpretaruna expresión sin traducirla a otros signos —sean ono del mismo sistema semiótico—; de tal forma queel interpretante no solamente defina al interpretadode alguna manera, sino que a su vez deje conoceralgo más acerca del interpretado.

Esta traducción de un signo (expresión) en otra expresión esprecisamente el proceso de interpretación.[171]

Todo signo puede estar sujeto a una interpretacióny ser instrumento para interpretar otro signo. Según loexpresa Eco:

Naturalmente, en una semántica con interpretantes, todainterpretación está sujeta a interpretación. Decir de un gato quees un felino implica que a su vez felino debe ser interpretado.Decir de un gato que era el animal preferido de las brujas exigeuna interpretación tanto de /bruja/ como de /preferir/. En unasemántica con interpretantes no hay entidades metalingüísticas niuniversales semánticos.[172]

Los signos, de acuerdo al caso y a lascircunstancias en que se los utilice, asumiráncaracterísticas diferentes. Es por ello que se hacemuy difícil establecer una clasificación de los signos.Eco, entonces, indica que un carácter fundamentalcomún de los signos es que son el objeto de unateoría unificada del signo que supere las diferentesclasificaciones.

Eco, en su obra, ha valorado la clasificación delos signos presentada por Peirce como global eintegradora de los puntos de vista trabajados pordistintos autores; sin embargo, la consideraincompleta.

c) Signo e iconicidad

Otro de los aspectos del signo tratados por Eco es laiconicidad.

A partir del análisis de trabajos de distintosautores (Peirce, Moles, Morris, entre otros) acercadel tema, plantea la iconicidad como característicapropia del signo.

Si consideramos la definición dada por Peirce y,luego, presentada por Eco en el Tratado deSemiótica general: …un signo es icónico cuando«puede representar a su objeto sobre todo porsemejanza».…[173]

Se establece aquí una relación directa entreiconicidad y semejanza. El llamado signo icónico es,entonces, un signo que por su producción suscitaapariencia de «semejanza». Tomemos en cuenta unejemplo presentado por el mismo Eco:

… así, que, también la línea que traza el perfil de una manosobre una hoja de papel […] representa la institución de unarelación de semejanza mediante la correspondenciatransformada punto a punto entre un modelo visual abstracto demano humana y la imagen dibujada. La imagen está motivadapor la representación abstracta de la mano, pero al mismotiempo es efecto de una decisión cultural y como tal requiere unapercepción adiestrada para que se la perciba como imagen dedicho objeto.[174]

La semejanza, entonces, no es una característicaprivativa de los signos icónicos: … «las nociones desemejanza, similitud, analogía, etc., no constituyenexplicaciones de la particularidad de los signosicónicos, sino que más bien son síntomas de“iconismo”, que se explican mediante el análisis delas diferentes modalidades productivas de lossignos…»[175]

Aquí se observa un desplazamiento de la idea deiconicidad del ámbito del significado al de laproducción de los signos. Esta idea se reafirma sitenemos en cuenta que: “El ícono es un signo quehace referencia a su objeto en virtud de unasemejanza, de sus propiedades intrínsecas, que dealguna manera corresponden a las propiedades delobjeto.

Como más tarde dirá Morris (1946, pág. 362), unsigno es icónico en cuanto posee las propiedades desu denotado. Así, son icónicos una fotografía, undibujo, un diagrama, y también una fórmula lógica ysobre todo una imagen mental.[176]

Se establece, entonces, una relación con la ideade iconicidad trabajada por Peirce que indica que unícono existe solamente en la conciencia; y que elnombre de ícono se aplica a objetos exteriores queproducen, en la conciencia, un ícono. De aquí que, sillamamos ícono a una fotografía, sea realmente una

metáfora; según Peirce …una fotografía es un índiceque atrae nuestra atención sobre el fragmento derealidad que reproduce icónicamente’…[177]

Por lo tanto,

… «el ícono es la imagen mental que suscita aquellafotografía».[178]

Esta imagen mental se puede considerar un ‘ícononato por excelencia’.

d) Sobre el iconismo

El debate sobre el iconismo no ha terminado. Lasreflexiones y opiniones sobre el fenómeno se hanhecho desde diferentes puntos de vista difíciles deconciliar.

Eco distingue tres aspectos del problema icónico:La naturaleza icónica de la percepción;

La naturaleza fundamentalmente icónica del conocimientohumano;

La naturaleza de los llamados «signos icónicos»,[179] queEco ahora llama «hipoiconos».

e) La iconicidad primaria

¿Qué vemos cuando miramos una figura o unapintura?

Las viejas discusiones (años 60) se empantanaroncuando se aplicaron categorías lingüísticas alanálisis de las imágenes figurativas; porque éstas nosolucionaban el problema de saber cómo se produceel conocimiento de las figuras a través del efecto desemejanza.

Para obviar las dificultades de la teoría de lasemejanza, se habló de «percepción similar»; segúnla cual la representación de un objeto se capta deacuerdo a un criterio de «pertinencia» (cualidades opropiedades) que poseen las cosas representadas. Sinembargo, Eco sostiene que no existe una pertinenciaicónica instituida por reglas de semejanza osimilitud. Habría como substrato fundamental una«iconicidad primaria», que no puede ser definidaporque escapa a cualquier clasificación.

De todos modos, aunque resulte difícil explicarpor qué una figura muestra a un hombre que corre conun cartel en la mano, es innegable que nadie dirá querepresenta un cóndor que vuela. Esto es igualmenteválido para aquellos casos en que miramos losobjetos desde ángulos distintos o en situaciones de

mayor o menor luminosidad. Tanto las perspectivascomo los contornos pueden deformar las cosas, perono por ello son incorrectos los puntos de vista desdelos cuales las miramos. El modo como recibimos lassensaciones nos lleva a percibir las cosas de ciertomodo; o sea, canalizan hacia una dirección dadanuestras interpretaciones figurativas, si bien existetambién una dosis de construcción personal cada vezque percibimos algo.

f) Los estímulos sustitutivos

Eco introduce el concepto de estímulos sustutivos(stimoli surrogati) para explicar y enfatizar lascondiciones de percepción de los objetos. Dice, porejemplo, que en una foto publicitaria de cervezavemos la imagen del vaso transparente y helado, laespuma de la cerveza que lo desborda, el colordorado de la misma y otros detalles. Es claro que nohay equivalencia entre lo que vemos y la realidad,porque la imagen no nos transmite ni las dimensiones,ni la temperatura, ni el gusto, ni el aroma de lacerveza. Sólo tenemos «estímulos» que de modovicario nos permiten interpretar como naturales lascosas que vemos en la foto. En definitiva —afirma

Eco—, aunque no podemos explicar cómo funcionanlos estímulos sustitutivos, es innegable que existen yque funcionan.

g) Las prótesis

Habitualmente llamamos prótesis a un aparato quesustituye la carencia de un órgano (por ejemplo losdientes), pero en sentido más general, llamamosprótesis cualquier aparato que prolonga la acción deun órgano.[180]

Es posible distinguir tres clases de prótesis:

Prótesis sustitutivas: su función consiste en ocupar el lugar de unórgano que falta (una mano artificial, un audífono, una peluca, etc.).

Prótesis extensivas: sirven para prolongar la acción natural delcuerpo (un megáfono, anteojos de larga vista, pinzas para agarrarobjetos, los cubiertos de mesa en general).

Prótesis magnificentes: amplían lo que nuestro cuerpo no lograhacer (el microscopio, el telescopio, la grúa, las ruedas, los bolsos,…).

h) Los espejos

Un tipo muy especial de prótesis son los espejos, yaque ellos reflejan las cosas tal como las vemos. Losespejos normales nos muestran una «realidad

virtual»; porque, por un lado, con ellos vemosimágenes de objetos tal como son, pero por otro ladosabemos que se trata de imágenes ilusorias.

Los espejos son ciertamente prótesis extensivas e intrusaspor excelencia, en el sentido de que, por ejemplo, nos permitenmirar donde el ojo no puede llegar: nos permiten ver nuestrorostro y nuestros ojos, o lo que pasa a nuestras espaldas.[181]

Puede decirse que los espejos son un fenómeno«pre-semiótico», ya que en sí mismas las imágenesque reflejan, constituyen un hecho físico que esanterior a cualquier designación o interpretación quese haga del mismo. El espejo sólo instaurapercepción de figuras, es sólo una prótesis querepresenta sin engañar.

Las imágenes de los espejos no son «signosicónicos» (en el sentido de «hipoiconos») porque losobjetos que reflejan sólo están en sí mismos y no enlugar de otra cosa. Sólo son imágenes en estado puroque no representan más que su misma figura, la cualdesaparece apenas se apartan del espejo; por tanto noduran para ocupar el lugar del otro:

La imagen que vemos en el espejo no es un signo comotampoco lo es la imagen agrandada que vemos mirando a travésde un anteojo de larga vista o la que nos muestran en unperiscopio.[182]

No es posible tampoco asignarle a la imagen delespejo un valor indicativo; ya que al hallarnos ante élno lo hacemos para que nos indique algo, sino paraque nos muestre lo que nuestros ojos no pueden ver.

En efecto, si frente al espejo nos damos cuenta deque tenemos una mancha en la nariz, ello sucedegracias a que el espejo es una prótesis del ojo.

Las imágenes del espejo tampoco puedenllamarse «huellas», porque una huella produce unfenómeno de semiosis por inferencia. En cambio loque vemos en el espejo es simplemente la figurareflejada e inmediata del objeto, que no deja huellasapenas éste se aparta del espejo.

Sobre los espejos se han elaborado metáforas yse han hecho reflexiones sobre su mirada tanpeculiar.

Tal vez de la fascinación que tuvo la humanidad frente a losespejos, desde el tiempo de Narciso, ha nacido el sueño de unsigno que tenga las mismas propiedades de la imagen del espejo.Esa experiencia puede explicar el nacimiento de una nocióncomo aquella (semiótica) del signo icónico (como hipoicono),pero que se haya logrado darle una explicación.[183]

A partir del análisis de la prótesis especular, Ecoreflexiona acerca de las imágenes televisivas:

… Ciertamente, también desde el punto de vista de larecepción consciente, hay diferencias entre la imagen especular

y la televisiva: las imágenes televisivas (i) son invertidas, (ii)tienen definición reducida, (iii) tienen una dimensión inferior a ladel objeto o escena, y (iv) no podemos verlas de reojo dentro dela pantalla como hacemos con el espejo, para percibir aquelloque éste no nos estaba mostrando. Por lo tanto, usaremos paraaquéllas el término de imágenes para-especulares…[184]

Si bien existen estas diferencias entre la imagenespecular y la imagen televisiva en directo, alanalizarlas desde un punto de vista semiótico, sepuede observar que:

… la materialidad de la pantalla desempeña la mismafunción de canal que el cristal del espejo. En la situación ideal detransmisión en directo de circuito cerrado la imagen de TV esfenómeno para-especular que nos muestra exactamente aquelloque está sucediendo en ese momento (también si aquello quesucede es una puesta en escena) y se disuelve en el instantemismo en el que el evento se extingue.[185]

De este modo, las imágenes televisivas en directo—al igual que la imagen especular—, no son signos;sino sólo estímulos perceptivos.

Las apreciaciones realizadas a partir de laimagen del espejo llevan, a Eco, a pensar en lanecesidad de redefinir al hipoicono. En este sentido,la fotografía y el cine son otros temas de análisissemiótico para desarrollar una reflexión.

i) Conocimiento y signos

U. Eco se pregunta si es posible disociar el fenómenode la semiosis —fenómeno cognitivo humano básicopara cualquier comunicación—, de la idea de signo.Su respuesta es afirmativa, y para explicarla analizala relación que existe entre la percepción primaria yla actividad cognitiva por signos.

j) La percepción primaria

Cuando en la penumbra distinguimos borrosamenteuna figura que se mueve y decimos: «Ese es unperro», estamos realizando ante todo una operaciónde «percepción y de reconocimiento». Este es elpunto de partida de cualquier proceso cognitivo: lapercepción proveniente de los estímulos exterioresque llegan a nuestros sentidos. Con este primerpeldaño o nivel básico perceptivo iniciamos nuestrocontacto con la realidad. Se trata de una actividadpre-categorial, es decir, un conocimiento empíricoanterior a toda designación de esquemas.

En cambio, la actividad propiamente semiótica se

realiza por creación sígnica, o sea, mediante unainferencia que nos permite decir que algo está enlugar de otra cosa. Así, al percibir el humo —porinferencia—, decimos que es signo de combustión.

Al inferir que algo está en lugar de otra cosa,salimos de la inmediatez de la percepción y pasamosal campo del signo.

La semiosis perceptiva no se desarrolla cuando algo está enlugar de otra cosa, sino cuando a partir de algo y mediante unproceso de inferencia, se llega a pronunciar un juicio perceptivosobre esa misma cosa y no sobre otra. […]

Por tanto, cualquier fenómeno, para poder sercomprendido como signo de alguna otra cosa, ydesde cierto punto de vista, ante todo debe serpercibido. […]

Se puede considerar la inferencia perceptivacomo un proceso de semiosis primaria.[186]

k) El Tipo Cognitivo (= TC).

A partir del fenómeno de la «semiosis perceptiva»,Eco elabora el concepto que él denomina TipoCognitivo (= TC). Para explicarlo propone elejemplo de los antiguos indígenas aztecas cuandovieron por primera vez los caballos que montaban los

españoles de Hernán Cortés a su llegada a México.Después de mirar atentamente ese extrañocuadrúpedo —al no reconocer en él a ningún otroanimal antes visto—, los aztecas lo llamaronsimplemente maçatl, término que en la lengua nahuatlse usaba para designar a todos los animalescuadrúpedos en general. A medida que los aztecasfueron familiarizándose con la figura del caballo y loconocieron mejor, lo distinguieron de otros animales,copiaron la palabra usada por los españoles yempezaron también a denominarlo «cabayo».

¿Qué proceso mental de conocimiento efectuaronlos aztecas frente al caballo?

Eco observa que los indígenas, después de laprimera percepción, echaron mano de algúnconocimiento anterior que les sirviera de puntocomparativo para designar ese nuevo animal; por esole decían maçatl, el único punto referencial queposeían. Sobre ese esquema fueron formándose unaidea más perfeccionada de ese nuevo animal. Unaidea particular y general a la vez, de modo que todaslas veces que lo veían podían reconocerlo siemprecomo ese animal es un caballo; es decir, adquirieronun nuevo TC.

«Al final de su primer proceso perceptivo, los aztecaselaboraron lo que llamaré un Tipo Cognitivo (TC) de caballo,»[…] «este TC era el esquema que les permitía mediar entre el

concepto y lo múltiple de la intuición».[187]

¿Cómo se elabora el TC? Es una incógnita quetodavía no logran resolver los investigadores de lasciencias cognitivas. En todo caso, el TC se gesta enla misteriosa «caja negra» que es nuestra mente, lacual produce ideas y conceptos generales. La mentehumana es como un «hardware» capaz de reconocer,expresar e interpretar los datos que le proporcionanlas percepciones.

Algunas teorías cognitivas contemporáneas nos dicen que elreconocimiento adviene sobre la base de los prototipos, por loscuales se deposita en la memoria un objeto a manera deparadigma, y después se reconocen los demás con relación alprototipo.[188]

Cada vez que se forma un TC, el ser humano lecoloca un nombre. Así nace la costumbre de aplicarleuna palabra a los objetos y a las cosas con el fin dereconocerlas. Esta acción permite que encircunstancias, en lugares y en tiempos diversos,cada cosa, aún siendo singular, adquiera unsignificado de «tipo general» en los términos que leasignamos. En consecuencia, hablar quiere decirejercer nuestra capacidad de proferir signos y crearinteracción con el mundo; es decir, hacer semiosis.

l) El Contenido Nuclear (= CN).

Cuando el TC adquiere un consenso colectivo y espostulado para ser interpretado socialmente de unacierta manera, entonces se puede llama ContenidoNuclear (CN).

Después de que los aztecas adquirieron el TC delcaballo, pudieron consensuar un nombre para quefuese reconocido como tal por la comunidad, aunquecada individuo tuviera en la cabeza su propio TC.

Pasar a un término genérico nace de una exigencia social,con el fin de poder desligar el nombre del hic et nunc de lasituación y anclarlo al tipo.[189]

El CN saca de su singularidad el TC y lo colocaen su función más genérica. Eco no piensa quepostular la existencia de los TC sea una nuevacategoría sofisticada para complicar la tarea de lasemiótica, sino que se trata más bien de un dato quesurge de la reflexión sobre la experiencia; o sea, dela filosofía popular, …que considero todavía demáxima utilidad, si reflexionamos desde el punto devista del sentido común.[190]

Los TC son como ladrillos que construyen la casacomún social.

Los TC transmitidos culturalmente son la base de

los CN y que expresamos mediante palabras, gestos,imágenes o diagramas: Postulamos un TC comodisposición a producir CN y tratamos los CN comoprueba de que en alguna parte existe un TC.[191]

Que todo esto tiene que ver con la semiótica, sedemuestra si pensamos que todo lenguaje brota de losTC y CN. Al asignar significados y significaciones,pensamos las cosas y sus atributos como entesgenerales y creamos modos y esquemas deconocimientos compartidos; es decir, hacemossemiosis. Por eso, el CN debe ser concebidofundamentalmente como el «conjunto deinterpretantes» registrados con un significado públicoy compartido del TC.

Pero entonces ¿existe alguna diferencia entre elTC y el CN? Eco observa lo siguiente:

En algunos casos, TC y CN, pueden prácticamente coincidir,en el sentido de que el TC determina totalmente losinterpretantes expresados por el CN, y el CN permite concebirun TC adecuado. De cualquier modo, deseo dejar en claro unavez más que el TC es privado mientras que el CN es público.[192]

m) Código

La subsistencia del signo tiene como condiciónnecesaria y suficiente a los códigos, pues éstossirven de base para establecer la relación entresignificante y significado. El código establece lacorrespondencia —convencionalizada, socializada yregida por reglas—, de elementos de la expresióncon elementos del contenido. Esto implica laorganización de ambos planos —expresión ycontenido—, en un sistema preciso, o haberlostomado ya organizados por otros códigos. Un códigoes, entonces, la suma de una tabla de correlacionescon una serie de reglas institucionales.

La noción de código, en Eco, interactúa con la decultura. La vida de la cultura representa un tejido decódigos que continuamente se refieren entre sí. Lavida cultural está regida por las reglas guía de laactividad de la semiosis, y donde lo «ya dicho»constituye una regla posible. De este modo, la vidade la cultura no es vista ya como creación libre ygobernada por fuerzas preexistentes e imposibles deanalizar. La idea de código permite mirar lasexpresiones de la cultura —arte, lengua,manufacturas, etc.—, como fenómenos de interaccióncolectiva gobernados por leyes explicables.

El código especifica cuáles de los interpretantesposibles son los que la convención y la práctica

asignan comúnmente a las unidades culturales, lascuales son, a su vez, interpretantes de un signo.[193] Asu vez, determina al árbol jerárquico de losinterpretantes posibles de la unidad cultural, llamadosemema.[194]

Eco considera al código como sistema desistemas:

En su sentido ampliado semántica, sintáctica ypragmáticamente, es el sistema convencionalizado de reglasmetalingüísticas[195] que ligan unos elementos expresivosdeterminados a unas unidades culturales, coordinándolas ensememas y asignando a cada unión las selecciones restrictivas,contextuales y circunstanciales.[196]

La descodificación e interpretación producidasen la comunicación cotidiana —que son formas deselección—, expresan cómo participan los códigosen la vida de la semiosis: los resultados de talesmecanismos pueden ser aceptados por lacolectividad e integrados dentro de sus códigos; obien rechazados y, por ende, no integrados a laestructura de los mismos.

n) El papel de la abducción

Los procesos de decodificación e interpretación

necesitan para su desarrollo de la inferencia;[197] que,según Peirce, constituye un proceso sígnico. Remiten,a su vez, al proceso de abducción, la forma másinmediata y aleatoria del razonamiento inferente.Según lo expresa el mismo Eco:

… la abducción, representa el intento aventurado de trazarun sistema de reglas de significación que permitan al signoadquirir su propio significado.[198]

La abducción es una hipótesis construida sobre labase de premisas inciertas, que necesita sercomprobada a través de inducciones sucesivas y decontroles deductivos.[199] Al comparar este procesocon los de deducción e inducción, se reconocenclaramente los rasgos característicos de laabducción:

Esquema tomado en Eco, Umberto; Semiótica yFilosofía del lenguaje; p. 60.

En los esquemas inferenciales de esta figura, segrafican frases argumentativas (casillas trazadas conlínea continua) para las que hay proposiciones yaverificadas; y frases argumentativas obtenidas porrazonamiento (casillas trazadas con línea cortada).Es aquí donde se observa que la abducción sepresenta como rasgo revelador y posee virtualmente,en germen, sus propios desarrollos; la existencia de

indicios circunstanciales y contextuales, orientanhacia el reconocimiento de la regla sin alterar enprincipio la estructura del proceso interpretativo.Eco da un ejemplo referido a la abducción, basado enel pensamiento de Agustín, que esclarece elconcepto.

… Cuando pregunta a Adeodato cómo explicaría elsignificado del término /caminar/ éste responde que echaría acaminar; y cuando le pregunta qué haría si se lo preguntaranmientras está caminando, Adeodato responde que caminaría másrápido. Pero Agustín objeta que podría entenderse esa accióncomo si el sentido de /caminar/ fuera «darse prisa». El problemaes evidente: la acumulación de signos ostensivos no aclara pormera inducción el significado del término si no hay un marco dereferencia, una regla metalingüística (más bien metasemiótica)expresada de alguna manera, que indique conforme a qué regladebe entenderse la ostensión. Pero entonces ya hemos pasado almecanismo de la abducción. Sólo si formulo la hipótesis de queel comportamiento de Adeodato —con respecto al cual la prisaactúa como mecanismo metasemiótico para poner de manifiestoel acto de caminar— constituye la interpretación del términolingüístico, puedo suponer que lo que me propone (Resultado) esel Caso de la Regla formulada hipotéticamente…[200]

Cuando aplicamos la abducción para interpretarun signo construimos hipótesis sobre la base depremisas inciertas obtenidas por denotación.

Por ejemplo, si vemos en la arena de una playahuellas de un ave, suponemos que alguna estuvocaminando por allí poco antes que nosotros.

Llegamos a esa suposición por abducción: «Aquí nohay ningún ave. Sin embargo, en la playa hay huellasque fueron dejadas hace poco. Por lo tanto, algún avecaminó por aquí hace un instante». La abduccióncorresponde a la lógica del descubrimiento. Lainducción y la deducción —que permiten probar odesmentir una hipótesis—, pertenecen a la lógica dela prueba: requieren que se parta de premisas ciertas,verificadas o aceptadas, y explicitadas.

La abducción es una herramienta efectiva para eldesarrollo del conocimiento y de la interpretacióndel signo. Sin embargo, —según lo expresa el mismoPeirce—, nos lleva a interpretaciones aproximadas yfalibles; por lo tanto, no lleva a verdades absolutas.Esto significa que puede mejorarse y reformularse.Permite ir más allá de lo que conocemos, a partir desucesivos descubrimientos. Esto no es ni más nimenos que el mecanismo existente en la semiosisinfinita presente en el desarrollo de los códigos.

o) Metáfora

La metáfora es otro de los conceptos que Eco enfocaen su análisis semiótico.

Comúnmente consideramos a las metáforas como

recursos destinados a embellecer el lenguaje. Desdeel punto de vista semiótico, la metáfora es una figuraretórica[201] que, al ser usada de una manera creativa,permite delinear un nuevo contenido y no sólo estádestinada a embellecerlo. Según lo expresa el mismoEco:

… No nos interesa la metáfora como adorno, porque si sólofuera tal (decir con términos agradables lo que puede decirse deotra manera) podría explicarse cabalmente en el marco de unateoría de la denotación. Nos interesa como instrumento deconocimiento que añade y no que sustituye.[202] Estaapreciación nos remite a un análisis que se enmarca en lapragmática y que Eco desarrolla a partir de reflexiones deH. P. Grice.[203]

Grice considera que el valor de los símbolosformales a los que recurre la lógica para formularmodelos de inferencias válidas no correspondecompletamente a sus equivalentes en el lenguajenatural; dichos símbolos son válidos para estudiarlos aspectos lógicos del lenguaje pero no pararealizar un análisis de los aspectos no lógicos delmismo. Los usos lingüísticos más comunesmanifiestan formas de razonamiento y de inferenciaque no son analizables por medio de la lógica. Deaquí deriva la necesidad de formular una lógica queno sea una versión simplificada de la formal sino quese funde autónomamente en los principios que rigen

los usos comunes del lenguaje natural.[204]

Grice propone el «Principio de cooperación»,como principio general que explica los usos comunesdel lenguaje natural: «Contribuye a la conversacióndel modo citado, en la fase requerida, con unobjetivo común inmediato y de forma consecuentecon los compromisos conversacionalesestablecidos».

Este principio, a su vez, se articula en diversas«máximas»: la máxima de la Calidad (‘Haz que tucontribución a la conversación sea verdad’), la de laCantidad (‘Haz que tu contribución a la conversaciónsea lo más informativa posible), la de la Manera (‘Séclaro’) y la de la Relación (‘Haz que tu contribuciónsea pertinente con respecto al tema’). La expresiónmetafórica es un mecanismo semiótico que violadichas máximas. Cuando usamos una metáfora,aparentamos afirmar algo; sin embargo, deseamosafirmar realmente algo verdadero más allá de laverdad literal. Una metáfora como tesoro —usadapara referirse a la persona amada—, transgrede,entre otras, las máximas de calidad y de relación.Para interpretarla, es necesario reparar en la falsedadliteral del enunciado y presentar un significadoalternativo de acuerdo a la norma de sinceridad.

Si habiéndonos expresado en forma confusa yaparentemente mentido, no despertamos sospechas de

estupidez y necedad, se implica que evidentementequeríamos decir otra cosa. Es aquí donde se hacenvisibles las leyes pragmáticas que rigen la aceptaciónde las metáforas.

Observemos el siguiente texto que trabaja Eco:

Leamos, por ejemplo, El Cantar de los Cantares: «Al tiro delos carros… te comparo, amada mía» [1,9]; «Son tus dientescual rebaño de ovejas… que suben del lavadero» [ibid., 4,2];«Sus piernas son columnas de alabastro» [ibid., 5, 15]; «Tu nariz,como la torre del Líbano» [ibid., 7, 5]. Obsérvese que se trata desímiles, o sea que presentan la proposición en forma anticipadaen lugar de sugerirla a modo de pequeño acertijo. Si la metáforasólo fuese la contracción de una proposición ya dada —de modotal que el símil fuera el punto de partida de la producción y elpunto de llegada de la interpretación— todos los símiles deberíanresultar convincentes. Sin embargo, es innegable que basta unmínimo de resistencia pragmática para jugar con esas imágenesbíblicas[…].

Esas ovejas que suben del lavadero se venlanudas y chorreantes (entre balidos y un fuertehedor): premisa tremenda para construir una analogíade la doncella nigra sed formosa cuyos pechos soncomo crías de gacela.

Sin embargo, con un poco de esfuerzo, seadvierte que el poeta bíblico elimina todas laspropiedades que hemos asociado malignamente conlas ovejas, para conservar sólo su carácter deaequalitas numerosa, espléndida unidad en lavariedad. Y su blancura. Se comprende también que

puede hacerlo porque en su cultura ésas eranprobablemente las propiedades asociadas con lasovejas, al menos en el marco del uso poético…[205]

Para que se den en la práctica los procesos deaceptación y de interpretación de las metáforasexisten entre las leyes pragmáticas citadas, leyessocioculturales que señalan tabúes: definen lo dichoy que puede seguirse diciendo; y aquello que aún nose ha dicho y que no puede decirse. Por ello: Unasemiótica de la metáfora también tiene que ver conuna semiótica de la cultura.[206]

Eco presenta una metáfora propiamente dicha quenos ayudará a descubrir las implicaciones de lacultura en el estudio de una metáfora:

«Ella era una rosa»

Al comparar mujer con rosa, se genera unaintertextualidad que presenta muchas expresiones yaconocidas, que manifiestan similitudes y oposiciones:

Esquema tomado en Eco, Umberto; Semiótica yFilosofía del lenguaje; p. 218

… es indudable que ya debíamos saber que al comparar auna mujer con una flor se está hablando de una mujer-objeto,que vive como las flores, gratia sui, puro ornamento del mundo.Finalmente se aclara la cuestión de la semejanza o diferencia delas propiedades. No es perceptiva ni ontológica, sino semiótica.Se da el caso de que la lengua (la tradición figurativa) ya ha

entendido «frescura» y «color» como interpretantes —igualmente válidos— del estado de salud de una flor, aún cuandodesde el punto de vista físico el rosa de una mejilla femeninarara vez tiene el mismo espectro que el rosa de una flor. Hayuna diferencia de milimicrones, pero la cultura los hahomologado, los nombra con la misma palabra o los representacon el mismo color.[207]

La metáfora aparece dentro de un tejido culturalexistente. La semejanza y la diferencia de laspropiedades expresadas en una metáfora seestablecen semióticamente desde un universo delcontenido organizado en redes de interpretantes. Laproducción de la metáfora y su interpretación, dalugar a la reestructuración de dicho universo ennuevas semejanzas y diferencias. A pesar de lasemiosis infinita planteada, igualmente pueden surgirnuevas metáforas. A su vez, los primeros troposaparecen porque hay un tejido semiótico subyacente.

Vico diría que los hombres saben hablar comohéroes porque ya saben hablar como hombres. Hastalas metáforas más ingenuas están hechas con residuosde otras metáforas (…) y los límites entre primeros yúltimos tropos son muy sutiles, no dependen de lasemántica sino de la pragmática y de lainterpretación. Como quiera que sea, durantedemasiado tiempo se ha pensado que para entenderlas metáforas era necesario conocer el código (o laenciclopedia): lo cierto es que la metáfora es el

instrumento que permite entender mejor el código (ola enciclopedia). Este es el tipo de conocimiento quepuede proporcionarnos.[208]

p) «Diccionario» y «enciclopedia»

La noción de metáfora remite directamente a unanoción de lengua que integre la semántica —análisisde los signos desde el punto de vista de sussignificados objetivos; es decir, qué dicen susmensajes y contenidos—, y la pragmática —estudiode los signos y lenguajes en relación con el uso quese les da en la sociedad—. Esta visión de la lenguaimplica considerarla como un complejo sistema decompetencias enciclopédicas.

Cabe pensar en la enciclopedia como laberinto que, auncuando no admite una descripción global, tampoco excluye lasdescripciones locales, ya que su carácter de laberinto no tienepor qué impedir que lo estudiemos y que construyamos susdistintos itinerarios.[209]

Pensar de esta forma la lengua, lleva a noconsiderarla como un diccionario. El diccionarioexplica un ‘significado literal’; esto es, muestra lossignificados convencionales originarios delsignificado léxico del enunciado, sin considerar los

significados situacionales o indirectos que puedenresultar a partir de ellos. Se diferencia notablementede la enciclopedia, en tanto que,

«Una representación enciclopédica es potencialmenteinfinita. En una cultura, las funciones de la copa pueden sermuchas, y la de recoger líquido sería sólo una de ellas (pensemosen las funciones litúrgicas del cáliz, o en los trofeos deportivos)¿Qué interpretantes deberán registrarse, pues, en el caso P(propósito o función) de la copa?»(…) Si no infinitos, al menosen cantidad indefinida.” (…) «la semiótica del código es uninstrumento operativo que está al servicio de una semiótica de laproducción sígnica. Por lo tanto, la investigación semiótica sedotará de un principio metodológico conforme al cual ladeterminación de campos y ejes semánticos, así como ladescripción de códigos en su funcionamiento efectivo, sólo puedallevarse a cabo, en la mayoría de los casos, cuando se estudienlas condiciones comunicativas de determinado mensaje. En otraspalabras, el universo de la enciclopedia es tan amplio (si esválida la hipótesis de la interpretancia infinita de signo a signo, ypor tanto de la semiosis ilimitada) que en ocasión (y por lapresión) de determinado contexto, cierta parte de la enciclopediaes activada y propuesta como ‘espaldera’ (Eco, 1971) parasostener y explicar los intercambios metonímicos y susresultados metafóricos…»[210]

La representación enciclopédica se presentacomo inevitable; sin embargo, puede darse que sehaga uso del modelo de diccionario, por considerarloútil, y en determinadas situaciones. A su vez, tambiénse da que en algunos casos, la estructura del código,es suficiente para explicar ciertos fenómenossemióticos simples.

q) Símbolo

Al hablar de signo, metáfora, enciclopedia y semiosisilimitada, nos hemos acercado a la noción desímbolo. Si nos concentramos en la concepción designo, nos aproximamos inmediatamente a la idea desímbolo:

… aunque pudiera encontrarse por debajo de la red desemejanzas de familia una característica común a todos los‘símbolos’ examinados, tendríamos que decir que esacaracterística coincide con la del signo: el hecho de que alquidstat pro aliquo. Entonces bastaría decir que /símbolo/ se usasiempre como sinónimo de /signo/ y que quizá a veces se loprefiere porque parece más ‘culto’.[211]

Esta relación símbolo-signo la vemos claramentesi pensamos en la cadena como símbolo deesclavitud: la cadena es «algo que está en lugar de»la esclavitud, para significarla. Sin embargo, lanoción de símbolo implica un paso más. Si un aliquidpuede interpretarse, pero solamente aceptaexplicaciones vagas e imprecisas —y que, ante todo,son recíprocamente contradictorias—, nosencontramos ante un símbolo. El símbolo, entonces,es un tipo particular de signo con significado vago y

abierto.Vamos a un ejemplo que el mismo Eco plantea:

… La bandera es un emblema, su sentido está codificado.Pero se la puede vivir conforme al modo simbólico; cada unoverá en ella algo distinto: en la bandera italiana, el verde de losprados, la sangre de los mártires, el sentido de la tradición, elsabor de la victoria, el amor hacia los padres, la sensación deseguridad derivada de la unidad, la concordia de los espíritus…Lo importante es reunirse en torno a la bandera porque se sabeque quiere decir algo…[212]

La «bandera» aparece aquí como símbolo.Expresa para cada uno diferentes aspectos quepueden llegar a ser contradictorios; y presenta, deeste modo, un contenido nebuloso. Sin embargo,como todos reconocen su fuerza se logra un consensosocial: hay acuerdo sobre su capacidad semiótica.

Para definir al símbolo podemos partir de losiguiente:

Hay una sola cosa que el símbolo dice con absoluta claridad,pero no tiene que ver con su contenido (como enunciado) sinocon su enunciación, con la razón por la que ha sido enunciado:dice que es un artificio semiótico que debe funcionar conformeal modo simbólico, para hacer funcionar la semiosis ilimitada.[213]

La teoría de los arquetipos, desarrollada porJung,[214] es uno de los ejemplos trabajados por Ecopara analizar el modo simbólico. Jung, al hablar del

inconsciente, opone a un estrato superficial(personal) un estrato más profundo, innato ycolectivo, «la imponente masa psíquica hereditariadel desarrollo de la humanidad, renacida en cadaestructura psíquica individual».

Este estrato más profundo tiene los llamadosarquetipos, contenidos y comportamientos que sonlos mismos en todas partes y para todos losindividuos. Desde los tiempos remotos, estánpresentes imágenes universales, tipos arcaicos bajola forma de símbolos —representaciones lunares,vegetales, solares, meteorológicas—, esto es,«figuras simbólicas de las primitivas visiones delmundo». Los motivos arquetípicos puedencorresponder a personificaciones —la figura del«viejo sabio», en el varón, y la de la «gran madre»,en la mujer; simbolizan los rasgos generales delLogos masculino o del Eros femenino—; o a laexpresión simbólica de tendencias e instintos —serpiente, fuego, cascada,…—, o de posibilidades —capullo, huevo, niño,…—, o de conflictos —estarestirado, temblar, infierno,…—, entre otros.

Estos son símbolos auténticos porque soninagotables, es decir, no pueden interpretarse enforma exhaustiva. Son contradictorios y paradójicos;y al estar llenos de alusiones, son plurívocos —esimposible formularlos unívocamente.

Tal riqueza de referencias hace que los principiosfundamentales del inconsciente resultenindescriptibles a pesar de ser identificables. Losimbólico permite ‘nombrar’ la experiencia; laorganiza y la construye como tal, al hacerla pensabley comunicable.

La noción de simbolismo, en sentido estricto,presenta las siguientes características relevantes:debe haber una presunción de analogía entresimbolizador y simbolizado —en la medida en quepropiedades ‘similares’ puedan ser reconocidas ydefinidas de diferentes maneras—; y un significadofundamentalmente vago. Según lo expresa Eco, hablardel modo simbólico significa:

… existen experiencias semióticas intraducibles, en las quela expresión es correlacionada (ya sea por el emisor o por unadecisión del destinatario) con una nebulosa de contenido, esdecir, con una serie de propiedades referidas a camposdiferentes y difícilmente estructurables por una enciclopediacultural específica: cada uno puede reaccionar ante la expresiónasignándole las propiedades que le parezcan más adecuadas, sinque ninguna regla semántica esté en condiciones de lainterpretación correcta. Este es el uso de los signos que hemosdenominado modo simbólico…[215]

2. El nominalismo en la obra deEco

La teoría desarrollada por Eco se enmarca en lospostulados del «nominalismo».[216] Para elnominalismo, los «conceptos universales» de géneroy especie[217] —belleza, nación, animal—, no sonrealidades anteriores a las cosas —según Platón—,ni realidades integradas a las cosas —segúnAristóteles—; sino Flatus vocis —emisión de la voz—, es decir, sólo nombres con los que se denominalas cosas. Los «universales», de acuerdo a estavisión, no tienen realidad, dado que no hay másrealidad que la de los entes individuales. Porejemplo, «Humanidad» es una unidad sólo en lapalabra, no hay ningún ente real que corresponda a lapalabra «humanidad»: sólo hay este hombre, aquellamujer, etcétera.

Numerosas expresiones ponen de manifiesto lainclinación de Eco por esta postura filosófica; porejemplo, cuando dice al referirse a la semiótica:

… reconoce como único sujeto verificable de su discurso laexistencia social del universo de la significación, tal como lamuestra la verificabilidad física de los interpretantes, que son, yconviene recalcar este punto por última vez, expresionesmateriales.[218]

Esta visión de la semiótica se entronca con elpensamiento de Willard van Orman Quine[219] —representante contemporáneo del nominalismo—quien indica que: «Lo que hay no depende, en generaldel uso que se hace del lenguaje, pero lo que se diceque hay, sí, depende de tal uso». La producción designos —según Eco—, se da porque hay sujetosempíricos que producen físicamente expresiones, lasrelacionan con un contenido, segmentan dichocontenido, y así sucesivamente…

… el hombre es su lenguaje, porque la cultura se constituyecomo sistema de sistema de signos. Incluso cuando cree quehabla, el hombre es hablado por las reglas de los signos queutiliza. Conocer las reglas de estos signos es conocer lasociedad, pero es también conocer el sistema dedeterminaciones lingüísticas que nos constituye, como «alma».

Por lo tanto, buscar la regla de los signosequivale a intentar describir y explicar en términossocioculturales los fenómenos llamados«espirituales».[220]

Los signos, de este modo, son vistos como unafuerza social; y no como simples instrumentos quereflejan fuerzas sociales. Se sostiene, así, ladependencia que encuentra el nominalismo entre loque se dice que hay y el uso.

Eco, al hablar de la semiosis infinita, dice:

… Un signo se explica en su propio significado solamenteremitiéndolo a un interpretante, el cual se refiere a otrointerpretante y así sucesivamente hasta lo infinito,estableciéndose un proceso de semiosis ilimitada, en el curso delcual el destinatario descodifica el signo originario sólo en aquelloque le sirve para los fines de la comunicación emprendida, o delos usos de referencia a los que pretende aplicarlo.[221]

Aquí podemos observar otra relación con elnominalismo. La producción sígnica que sedesarrolla en la semiosis infinita remite alpensamiento de Guillermo de Occam,[222] quienpostulaba la tesis acerca de la conveniencia de nomultiplicar las entidades sin necesidad. Laconstrucción creativa producida en la semiosisvendría a cumplir esta función de —según decíaOccam—, «afeitar las barbas de Platón» para pulir ellenguaje y nuestra ontología y, así, eliminar de elloslo inútil.

El nombre de la rosa, también se hace eco delnominalismo. Integra a Occam en la trama conexpresiones que hacen alusión a la filosofía seguidapor este pensador:

Cuando le pregunté dónde existían esas máquinas, me dijoque ya se habían fabricado en la antigüedad, y que algunastambién se habían podido construir en nuestro tiempo: «Salvo elinstrumento para volar, que nunca he visto ni sé de nadie que lohaya visto, aunque conozco a un sabio que lo ha ideado. Tambiénpueden construirse puentes capaces de atravesar ríos sinapoyarse en columnas ni en ningún otro basamento, y otras

máquinas increíbles. No debes inquietarte porque aún no existan,pues eso no significa que no existirán. Y yo te digo que Diosquiere que existan, y existen ya sin duda en su mente, aunque miamigo de Occam niegue que las ideas existan de ese modo, y noporque podamos decidir acerca de la naturaleza divina, sino,precisamente, porque no podemos fijarle límite alguno».[223]

Del texto citado se deduce la visión de Occamacerca de las ideas como suministros de la esencianominal de las cosas y no como reflejo de la esenciaindividual de las mismas. Esta orientación se puedeobservar también al final de la novela, en la cual Ecole hace decir a Adso:

Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar. Dejo estetexto no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: statrosa pristina nomine, nomina nuda tenemus.[224]

Esta última frase en latín —«La rosa es anterioral nombre, tenemos nombres desnudos»—, tambiénhace clara alusión a la esencia nominal de las cosas.

En Kant e l’ornitorinco, Eco se planteainterrogantes ante los conceptos del nominalismo.Indica que el hecho de hablar del ser como flatusvocis abre la posibilidad de encontrarnos ante aquelcomo un mero efecto del lenguaje; como algo débil,maleable, obra de poetas mentirosos capaces dehacer de cada ente una quimera. A partir de aquícabría ver que los hechos, el mundo mismo, tal como

nos lo representamos, son efectos de interpretación.El problema es, ante todo, distinguir el criterio parareconocer las afirmaciones aceptables acerca de lascosas del mundo físico e histórico que nos rodea.Eco se pregunta:

… ¿existe una base sólida del ser, tal que algunas cosas quedecimos acerca de él o por él no puedan o no deban ser tomadaspor buenas (y si son dichas por los poetas sean tomadas porbuenas sólo en cuanto referidas a un mundo posible pero no almundo de los hechos reales)?[225]

y luego de hacer un análisis acerca del ser —trabajado en el ítem que sigue a continuación «Lapregunta sobre el ser»—, presenta una nuevaperspectiva a su visión:

En verdad aquello que ellos [los poetas] nos dicen es que esnecesario ir al encuentro del ser con buen humor […],interrogarlo, poner a prueba sus resistencias, entenderjustamente de su extensión, los indicios más explícitos. El restoes conjetura.[226]

3. La pregunta sobre el ser

La visión semiótica de U. Eco ha ido evolucionandoy madurando a lo largo de su vida y obras. Doce añosdespués de haber escrito el Tratado de semióticageneral, ha vuelto a pensar más profundamentealgunos problemas semióticos centrales en Kant y elornitorrinco (1997). Allí Eco confronta a Kant conPeirce, analiza los modelos cognitivos, profundiza eliconismo, detalla los laberintos del lenguaje. Sinembargo, la mayor novedad, la que más llama laatención en relación con todos sus escritosanteriores, consiste en haber tocado por primera vezen forma explícita y directa un tema nuevo, antesnunca analizado a fondo, el tema fundamental yfilosófico del «ser». En efecto, el primer capítulo deKant y el ornitorrinco, se titula precisamente «Sobreel Ser». En él, Eco, habla de la existencia de lascosas, del estar en el mundo, del ser de la conciencia,de la mente, y también de Dios y de la muerte. Sucontribución es haber conectado «el Ser» con ellenguaje, haber visto en «el Ser» el «fundamento» dela posibilidad y capacidad del lenguaje humano, cuyafunción es articular y organizar los entes del mundo,bajo mil formas de lenguajes.

¿Por qué Eco analiza el tema del Ser? Porque

aparece de sumo interés para la semiótica. Ésta, enefecto, cobra toda su validez si de veras es uninstrumento y una clave de lectura de la ciencia másvasta y profunda que es la filosofía.

Cuando investigamos los signos y el lenguaje —afirma Eco— en sus profundidades encontramos al «Ser», o sea, lo«indecible, lo «inefable» como fundamento de todo: «El ser estáantes de que se hable de él».[227]

Pero ¿qué es el ser? ¿Qué es eso que Aristótelesllamó ton on, que Tomás de Aquino y el medioevodecían ens, que Baruc Espinoza denominabasubstantia, y más recientemente Heidegger llamóDasein?

El simple hecho de pensar el ser, significa hablarsobre él. Aristóteles percibió inmediatamente que elser se puede decir de muchas maneras:

… el ser se dice de muchas maneras. […] El ser es de talmodo, que de él se pueden dar diversas interpretaciones. Pero¿quién habla del ser? Nosotros, y a menudo lo hacemos como siel ser estuviera fuera de nosotros. Pero es evidente que si hayAlgo, nosotros formamos parte de ese Algo. Tanto queabriéndonos al ser nos abrimos a nosotros mismos. Le ponemoscategorías a los entes y al mismo tiempo nos realizamos en el Yopienso.[228]

En definitiva, frente al mundo de las cosas, laconciencia y la mente humanas se colocan en una

actitud de descubrimiento continuo, aunque ellasmismas son parte del ser, porque todas las cosas, enúltimo término son algo. Pero ¿por qué hay algo enlugar de la nada? Esta pregunta de Leibniz tiene quever precisamente con el ser, entendido como algo,como alguna cosa. ¿Por qué hay algo? Porque sí ypunto, responde Eco.

Nuestro universo está poblado de entes, y en latierra vemos múltiples cosas: animales, piedras,agua, seres humanos pensantes, etcétera. Todo cuantoexiste es algo, es decir es ser. El Ser, entonces, loabarca todo en cuanto que todo es ser, o sea, es comouna materia prima a partir de la cual los entesadquieren la propia identidad. Al ser humano, sinembargo, no deja de cuestionarlo la presencia delser. Pero ponerse la pregunta acerca del por qué delser, significa, en último término, preguntarse por elfundamento del fundamento.

… la pregunta de por qué existe el ser en vez de la nada,esconde tal vez otra inquietud, que tiene que ver con laexistencia de Dios. Pero antes de la pregunta sobre Dios vienela evidencia del ser. La pregunta ¿quién hizo todo esto, quiénsostiene al ser?

Surge después de tener la evidencia clarísima deque algo hay, y más aún, de que ese algo apareceorganizado en la cohorte de los entes.[229]

El Ser está también antes de que el lenguaje lodiga. Es el Ser que nos permite hablar de algo. Perosi «el ser puede decirse de muchas maneras»,significa que tiene también una dimensión semiótica.A ella, en efecto, le interesa estudiar esas muchasmaneras de expresar el ser:

Nosotros usamos signos como expresiones para decir uncontenido, y este contenido lo recortamos y organizamos demodos diversos, mediante culturas y lenguas distintas. ¿Sobrequé y de qué cosa lo recortamos? Esa masa, de por sí amorfa,que existe antes de que el lenguaje realice sus disecciones, lallamaremos el continuum de contenido, y abarca todo loexpresable, lo decible, lo pensable, se trata, si queremos, delhorizonte infinito de lo que es, de lo que ha sido y será pornecesidad o contingencia.[230]

El Ser, pues, es causa del lenguaje y el lenguajeinterpreta el Ser, define sus múltiples modalidades,ya que —diría B. Espinoza— esa «Substancia» es laque determina el proceso casi infinito mediante elcual todas las cosas se articulan asumiendo cada unaun aspecto particular. También puede hablarse de«naturaleza expresada» (los objetos que percibimos yque pueblan el mundo) y de «naturaleza expresable»(el ser en cuanto fundamento general y posibilidad detodas las cosas). La construcción de esquemas y delenguajes halla en el Ser un pozo ilimitado del cualse saca toda suerte de formas de «decir el mundo».

Nuestra mente es, asimismo, parte del mundo;pero al mismo tiempo ella tiene el poder deexpresarlo y de interpretarlo a través del lenguaje.Digamos que la mente puede imaginarse y decir detodo, porque el ser no tiene límite. Sin embargo, losentes existentes tienen límites, por eso están alservicio del hombre de manera arbitraria. La fantasíay el lenguaje humanos, hallan barreras y resistencias:

El lenguaje no construye el ser ex novo, lo interroga hallandosiempre y de algún modo algo ya dado.[231]

Por consiguiente, aunque la mente puede ir másallá de los seres perceptibles e imaginar otrosmundos, aunque ellos no existan o que jamás hayansido pensados antes, sin embargo, no todo es posiblehacerlo realidad.

Nuestro pensar debe atenerse a las cosas talcomo son. Los entes presentan resistencias que nopueden franquearse, es decir, no es posible violar laley interna de los seres mismos:

… la mente puede construir representaciones imaginarias demundos imposibles, y pedirle a las cosas que sean lo que no son,pero ellas a veces nos responden que no y siguen siendo lo queson y nos ponen un límite. Somos nosotros que imaginamos quenuestra pierna, articulada sobre la rodilla, puede girar encualquier dirección… pero ella, por lo que sabe en cuanto pierna,no advierte los límites, sólo advierte sus posibilidades.[232]

El supremo límite que nos pone el ser, y ante elcual ya se acaban nuestras fantasías y lenguajes, es ellímite de la muerte:

«La muerte aparece ante nosotros como un límite;caprichosamente quisiéramos seguir viviendo, pero para elorganismo la muerte llega cuando las cosas van exactamentecomo deben ir».[233]

En síntesis, el pensamiento de U. Eco ha llegadoa constituir y estructurar la semiótica, partiendo de unfundamento filosófico y metafísico, sobre el cual todoel resto debe ser pensado.

Conclusión

La obra de Eco es muy vasta como para abordarlatotalmente en estas páginas de aproximación. Sinembargo, nuestra intención fue «acercarnos» y«acercarlos» a un pensador que, a partir de lasemiótica, abarca los temas humanos más profundoshasta la misma cotidianeidad.

Como cierre oportuno, encontramos las palabrasde Lucrecia Escudero Chauvel que nos presentan unperfil actualizado y prospectivo del autor:

… el personaje Eco se coloca fundamentalmente comoprotagonista de un pensamiento itinerante con la agudaconciencia de que, rol político y rol privado, están atravesadospor la trama de lo simbólico. Distanciado metalingüísticamentegracias a su humorismo, el personaje nos engancha en su luchadesde un lugar difícil de sostener, cuando la suma general delectores que llamamos sociedad espera condena o celebración.¿Cómo y por qué Eco construye Eco? No me atrevo aquí con unproblema que toca a la intencionalidad de la escritura, peroavanzo una hipótesis: el intelectual no está más habilitado parahablar en nombre de la totalidad, no representa la palabra total,sino que es un «opinion maker», uno más compitiendo con losmedios en la polifonía de los formadores de opinión pública.[234]

Bibliografía

Bertucelli Papi; Marcella.

1996. Qué es la pragmática; Barcelona, Paidós.

Escudero Chauvel, Lucrecia.

1997. «Los años 60 y los cultural studies. Latrayectoria de Umberto Eco»; Entrevista; 22/10;Telos 46.

Eco, Umberto.

1985. Apocalípticos e integrados ante la cultura demasas; Barcelona; Editorial Lumen.

Eco, Umberto.

1988. El nombre de la Rosa; Buenos Aires,Editorial Lumen/Ediciones de la Flor.

Eco, Umberto.

1990. Semiótica y filosofía del lenguaje; Barcelona;Editorial Lumen.

Eco, Umberto.

1994. Signo; Barcelona, Editorial Labor.

Eco, Umberto.

1985. Tratado de semiótica general; Barcelona,

Edit. Lumen.

Eliseo Verón

Argentina 1938

«… sólo en el nivel de la discursividad el sentidomanifiesta sus determinaciones sociales y los fenómenossociales develan su dimensión significante».

E. Verón

I. Datos biográficos

Por Karina VicenteEl argentino y francés naturalizado, Eliseo Verón,nació en la ciudad de Buenos Aires en el año 1935.

Comenzó su escuela primaria en la GermaniaSchule, pero luego cuando Argentina sufrió lossacudones del nazismo alemán, sus padres lo sacaronde ese colegio y, desde aquel momento, realizó todasu enseñanza primaria educado por su madre. Volviórecién a las aulas para el Secundario, pero esta vezoptó por un convencional colegio religioso.

Verón describe el período de su vida entre 1952 y1955 como «una especie de clandestinidad».[235]

Realizó su educación universitaria en la Universidadde Buenos Aires, donde cursó Filosofía y Letras.Rápidamente se convirtió en un activo miembro delCentro de Estudiantes. A comienzos de la década del60’ finalizó su tesis, y comenzó a trabajar en elDepartamento de Sociología de la Universidad deBuenos Aires como profesor.

Al año siguiente, en 1961, realizó su primer viajea Francia, gracias a una beca otorgada por elCONICET, donde trabajó durante dos años en elLaboratorio de Antropología Social del Collège deFrance. En París llegó a ser Director de Estudios y

cofundador de un Instituto de Investigacionesaplicadas a la Comunicación Social y director deprogramas del Colegio Internacional de Filosofía.

Fue además fundador y director de Causa Rerum,que es una empresa especializada en la investigaciónde estrategias de comunicación que opera en París,Buenos Aires y Río de Janeiro. Después de ochoaños en Francia, obtuvo la ciudadanía y se le terminósu contrato como profesor visitante.

En el año 1966 realizó su primer regreso a laArgentina, donde se encontró con un panoramabastante triste del país, ya que profesores y docentesuniversitarios fueron duramente reprimidos por lapolicía durante la dictadura del General Juan CarlosOnganía. De todas formas, fue director del Centro deInvestigaciones Sociales del Instituto Torcuato DiTella de Buenos Aires que concentraba la vanguardiaintelectual de aquellos años. Al mismo tiempoingresó a la U.B.A. como Profesor, pero poco duróallí su docencia. «Me echaron», comentalacónicamente Verón para explicar su alejamiento dela Universidad.

Desilusionado con la inestabilidad políticaargentina, en el año 1971 Eliseo decide volver aFrancia e instalarse nueve años más, obteniendo estavez la ciudadanía de ese país. Fue invitado paratrabajar como Director de Estudios de la Escuela de

Altos Estudios en Ciencias Sociales.Allí trabajó y realizó tareas de investigación

social para el Subte de París, para la compañía deFerrocarriles, el Correo Francés, Renault, Telecom,el Banco Société Genéral y algunas empresastabacaleras y de alimentación.

Durante la década del 70, Verón se dedicó alAnálisis Semiológico de medios de comunicaciónlogrando un gran éxito: trabajó para el prestigiosodiario Le Monde, para las revistas femeninas máspopulares de Francia, entre ellas Marie Claire yMarie France, la revista Paris Match y para latelevisión.

El trabajo para estas revistas le abrieron a Eliseolas puertas de Clarín. Asesoró a «El gran diarioargentino» en su período de reformulación, el cualfinalizó con la incorporación del color.

Según ha comentado el mismo Eliseo Verón, elgran interés por comprender la ciudad en la que vivelo motivó a trabajar sobre los medios y los discursossociales.[236] Siempre le fascinaba investigar cómoun mismo acontecimiento era reflejado de diferentemanera por los diversos medios y cómo ibacambiando el mensaje en todo su recorrido, desde elcable de la Agencia hasta el noticiero de TV o radio,cómo se producía lo que él mismo llamó la«diversidad del discurso mediático».

En 1985, Eliseo obtuvo el título de Doctor deEstado en lingüística de la Universidad de París ytrabajó en prestigiosas instituciones tales comoGeorges Pompidou, y en 1992, como profesor titularde Ciencias de la Información y de la Comunicaciónen la Universidad de París 8.

Actualmente, Eliseo Verón está radicado en suBuenos Aires natal. A los 62 años es director de laMaestría de Comunicaciones de la UniversidadHebrea de Bar-Ilan en Buenos Aires y estáestablecido como consultor independiente.

Ha escrito numerosos artículos publicados envarios idiomas y algunos libros y ensayos.

Sin ser exhaustivos citamos los siguientestrabajos:

Libros

Lenguaje y Comunicación social, 1969. (S/D)

Comunicación y neurosis, 1970. (S/D)

Construire l’événement. Les Editions de Minuit,París, 1981. (Construir el Acontecimiento, Ed.Gedisa, Barcelona, España; 1983).

La investigación que había realizado Verón acercade cómo se había tratado la información delaccidente de la central nuclear norteamericana deThree Mile Island en la prensa francesa seconvirtió en este libro.

Les Médias: experiencies, recherches actuelles,aplications; IREP, París, 1985

La semiosis social. Fragmentos de una teoría de ladiscursividad, Ed. Gedisa, Barcelona,España, 1987.

En este libro, Verón expone una teoría de losdiscursos sociales desde una posición histórico-crítica. Explica la emergencia de la lingüísticasaussuriana en relación con su «antes» (elpositivismo de Comte) y su «después» (elfuncionalismo), y opta por una revalorización deCharles S. Peirce.

Espaces du livre, 1989. (S/D)

Conducta, estructura y comunicación; AmorrortuEditora, Buenos Aires, 1996.

Aquí se encuentran reunidos escritos teóricosrealizados por Eliseo Verón entre los años 1959 y1973.

Semiosis de lo ideológico y del poder. Lamediatización; Secretaría de ExtensiónUniversitaria, Facultad de Filosofía y Letras de laUniversidad de Bs. As., Argentina, 1997.

En este libro se reproducen dos ensayos de Verón:«Semiosis de lo ideológico y el poder», (yapublicado en la revista Espacios, N.º1, dic.1984); y «La mediatización» (curso dictado en laFacultad de Filosofía y Letras en 1986).

Junto a Lucrecia Escudero Chaves fueron loscompiladores de Telenovela. Ficción popular ymutaciones culturales; Ed. Gedisa,Barcelona, 1997.

En la actualidad dirige la colección deComunicación «El mamífero parlante», mediantela cual propone publicar los mejores trabajos quereflejan la evolución de las «ciencias del hombrey de la sociedad».

Artículos de revistas

Junto a Eric Fouquier escribió Les spetaclesscientifiques télévisés. Figura de la productionet de la réception; La documentation Française,París. (S/F) - Folletos.

Il est la, je le vois, il me parle, en «Enunciation etcinema», Ed. Communications, N.º 38,Francia, 1983.

«Para una semiología de las operacionestranslingüísticas», de la Revista Lenguajes, N.º2; Nueva Visión, Buenos Aires, 1974.

II. La teoría semiológica de Verón

Por María Laura Braga

Eliseo Verón centra su teoría en el estudio de losdiscursos sociales. Analiza cómo los discursosfuncionan dentro de la sociedad y producen sentidos.Para su investigación toma en cuenta análisis previosdentro del área de la lingüística y revaloriza aCharles S. Peirce. El enfoque dinámico del signo ydiversas cuestiones acerca de la verdad y de lo realplanteadas por este autor sirven de base para eldesarrollo de la obra de Eliseo Verón.

En este capítulo, abordaremos los aspectosprincipales de su obra. Tomaremos como punto departida la semiosis social; y desde allí trabajaremosdiversos análisis de los medios y otros discursos.Nuestro interés es brindar un desarrollo que integrediversos aspectos tratados por el autor, de modo quesirva de primer acercamiento a su obra.

1. Producción social de sentido

a) Los discursos sociales

Eliseo Verón centra su análisis[237] en los discursossociales. Los «discursos sociales» son textos; esdecir, conjuntos presentes en la sociedad que secomponen de diversas materias significantes(escritura e imagen; imagen y palabra; escritura,imagen y sonido; etc.), y abarcan una forma deabordarlos, que remite a aspectos extra-textuales.

En efecto, un texto puede ser o puede no ser tratado desdeun punto de vista discursivo: se puede, por ejemplo, dividirlo en«enunciados canónicos» («normalizarlo»), destruyendo de esamanera sus propiedades discursivas. La noción de discursocorresponde por lo tanto a un cierto enfoque teórico en relacióncon un conjunto significante dado.[238]

Leer un texto, tomando en cuenta la noción dediscurso, significa entenderlo «en relación con otrosdiscursos»; es decir, no se termina en sí mismo.Implica describirlo como un sistema de operacionesdiscursivas, que «atraviesa» la clasificación de losniveles sintáctico, semántico y pragmático. Dentrodel sistema de operaciones discursivas encontramosal proceso de producción de un discurso.

… el proceso de producción de un discurso o de un tipodeterminado de discurso tiene siempre la forma de unadescripción de un conjunto de operaciones discursivas, queconstituyen las operaciones por las cuales la (o las) materiassignificantes que componen el paquete textual analizado han sidoinvestidas de sentido…[239]

El desarrollo de este proceso se pone demanifiesto a través de huellas que las condiciones deproducción han dejado en el texto, a partir de larealización de operaciones discursivas. Las huellas,entonces, son propiedades del discurso que serelacionan con los procesos de producción social delmismo. Pueden hallarse desde huellas de valoración,de interpretación, ideológicas de quien produce eldiscurso, hasta huellas relacionadas con lascondiciones sociales en que fue escrito. Un «paquetetextual» —descrito desde lo social—, entonces,aparece como… el lugar de manifestación de unamultiplicidad de huellas que dependen de niveles dedeterminación diferentes.[240]

La producción social de sentido remite a unavisión integral del sistema productivo, el cualimplica una articulación entre producción,circulación y consumo. Una teoría que toma encuenta la producción social de los discursos aborda«lecturas» que conducen a describir tanto el procesode producción como el de reconocimiento o

consumo.

… en relación con un conjunto textual dado, y para un niveldeterminado de pertinencia, siempre existen dos lecturasposibles: la del proceso de producción (de generación) deldiscurso y la del consumo, de recepción de ese mismo discurso.Tomando prestada una fórmula de la lingüística, podemos decirque el funcionamiento de todo discurso depende no de una, sinode dos tipos de «gramáticas»: de producción y dereconocimiento. Estos dos tipos de gramáticas jamás sonidénticos.[241]

Las relaciones entre la «gramática» deproducción y la «gramática» de reconocimientopara un determinado discurso implican una serie demecanismos que forman parte del sistema productivo;y se dan dentro de lo que Verón llama «circulación».

El concepto de circulación designa precisamente el procesoa través del cual el sistema de relaciones entre condiciones deproducción y condiciones de recepción es, a su vez, producidosocialmente.[242]

En este sistema de relaciones se producenalteraciones sistemáticas dentro del discurso. La«circulación» integra, entonces, un conjunto dedeterminaciones sociales que durante la producción yel reconocimiento han marcado al discurso.

b) Un ejemplo: la producción discursiva enla obra de Saussure.

Verón analiza el Cours de Linguistique Générale —texto que reúne los aspectos principales de la teoríade Saussure—[243], desde el punto de vista de laproducción social de sentido.

Con referencia al aspecto discursivo de lascondiciones de producción del Cours, Verón valorael reconocimiento hecho por los discípulos deSaussure respecto a las clases de éste,[244] como unainfluencia existente en la producción del texto.Considera también al positivismo[245] de Comte[246]

como base a partir de la cual se desarrolla dichaproducción.

La operación que efectúa el positivismo comteano puede serformulada en dos palabras: dar razón del nuevo orden social yaconsolidado, surgido del capitalismo industrial.[247]

Comte rescata el valor de instituciones sociales—por ejemplo, la familia—, como ámbito esencialpara el aprendizaje y la práctica de la sociabilidad.Enfatiza, a su vez, la importancia del lenguaje comoinstitución social por excelencia. Para Verón, el

discurso de Comte se instaura como una de lascondiciones textuales de producción del Cours deLinguistique Générale.

… el terreno estaba ya preparado, al menos en parte: ellenguaje concebido como institución social, compuesto de signos«artificiales». Es dentro del dominio esbozado por estos pares(artificial/natural; voluntario/involuntario; arbitrario/no arbitrario)que el Cours de Linguistique Générale intervendrá con surespuesta.[248]

El texto de Saussure tiene, entonces, comocondición de producción al positivismo, planteadocomo respuesta a la cuestión del orden social; y,desde el punto de vista ideológico, se observa en estetexto la cúspide del pensamiento positivista.

En producción, […] el Cours sólo es inteligible comoresultado de la última estructuración de la maquinaria positivista.[249]

El Cours de Linguistique Générale puede sertambién abordado desde el punto de vista delreconocimiento. En primer lugar, Verón indica que sepuede observar el establecimiento de un «espacio deidentificación»: … la existencia misma de lalingüística como campo científico particular, con suespecificidad propia.[250]

El Cours se instala, entonces, como texto de

fundación. Sin embargo, el proceso dereconocimiento incluye también otros aspectos quecontribuyen a la aparición de la lingüística: la lenguacomo objeto específico de estudio, la definición delsigno como entidad psíquica, etc.

2. Teoría de los discursos sociales

Eliseo Verón desarrolla la teoría de la discursividado teoría de los discursos sociales; en la cual analizalos fenómenos sociales entendidos como «procesosde producción de sentido». Como punto de partida,toma dos corrientes históricas fundamentales:

… por un lado la de la herencia saussureana, dominada porel modelo binario del signo […]; y por el otro lado, unpensamiento ternario sobre la significación, al que asocié losnombres de Peirce y Frege.[251] La primera corriente es la delsurgimiento de la lingüística como ciencia de la lengua; lasegunda permaneció ajena al desarrollo de la lingüística,prolongándose bajo la forma empirista, de cierta semióticaanglosajona.[252]

Sin embargo, para el desarrollo de su teoría sebasa en el pensamiento de Peirce por considerarlo unenfoque dinámico que permite abordar los fenómenosdiscursivos.

a) La influencia de Peirce

Eliseo Verón realiza sus análisis del discurso a partirdel modelo ternario desarrollado por Peirce. Elnúcleo del modelo considera que:

… inmediatamente, el sujeto reencuentra su mundo y sucuerpo, y el sentido su naturaleza social, de la que la lingüística,en el momento de su nacimiento, hizo una proclamación sinconsecuencias.[253]

El modelo ternario aborda un análisis más amplioque el de la lingüística; la cual, —seguidora delfuncionalismo—[254], reducía el sentido del acto delengua al foco intencional de la conciencia. La visiónfuncionalista trajo consecuencias a nivel delsignificante y del significado. En lo que hace alsignificante, los lingüistas trabajaban sobre las reglasde producción, especialmente de la escritura.Desarrollaban su análisis a partir del pasaje delsonido —fenómeno material—, a la imagen acústicade dicho sonido —fenómeno psíquico—, sin analizarel pasaje en sí de uno a otro. No se planteaban lamaterialidad del sentido, sino que veían tanto a lalectura como a la escritura como dos posicionesindistintas.

En el orden del significado, al considerar al signo—durante su producción—, como entidad psíquica,se posibilitó una separación de la lengua conrespecto al mundo real. Se establece, de este modo,una autonomía de la lengua —hecho social—, delorden real —«universo referencial de los signoslingüísticos»—.

Tal concepción de ambos órdenes —significante

y significado—, conduce a una noción estática delsigno:

Como el modelo de signo sólo comporta dos términos, elpensamiento sobre el sentido permaneció condenado albinarismo: dos órdenes puestos en relación, dos caras de unamisma moneda. La consecuencia fue la evacuación de unacuestión fundamental: la de la construcción de lo «real», de lapuesta en forma de sistemas de representaciones.[255]

Para profundizar el tema del sentido, eranecesario, entonces, abordarlo desde una perspectivadistinta de la saussureana. Frege y Peirce, trabajaronla cuestión del sentido de un modo diferente.Elaboraron sus teorías sobre la base de un modeloternario.

Frege PeirceSigno —Aus-druck (Zei-chen)—

Sentido —Sinn—Denotación —Be-deu-tung—

SignoInterpretante

Objeto

Esquema en Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentos deuna teoría de la discursividad; p. 104.

Frege, en su teoría, señala que el sentidocorresponde a un orden trans-subjetivo; y, así, exponeel problema de lo social.

El sentido concierne a la producción del dispositivosignificante: cuando se emplea una expresión en lugar de otra elsentido cambia. La denotación concierne al «mundo» construidopor un lenguaje, y todo lenguaje construye un mundo, sea ésteconsiderado imaginario o real, abstracto o concreto, significanteo como «puramente material». A este «mundo» lo llamaremos elorden de las representaciones. Y en la medida en que ninguna delas tres dimensiones del modelo implica necesariamente la trans-subjetividad, se plantea el problema de saber cómo estedispositivo es producido socialmente.[256]

Sin embargo, Frege no resuelve cómo se da laproducción social del sentido.

La teoría de Peirce, en cambio, desarrolla unanálisis más abarcativo; por lo cual Verón la valora yse interesa por diversos problemas planteados en lamisma: «el status de lo real, el fundamento de laverdad y el status de los objetos en el interior de laeconomía de la Terceridad».[257]

Peirce considera el carácter ternario de losfenómenos de «signo».

El objeto, el signo, el intérprete, no son otra cosa que lossoportes del proceso semiótico.[258]

Aquello que interesa a Verón acerca de lasemiótica de Peirce, se remite a la «Terceridad»; a laque Peirce trabaja dentro de la teoría de lascategorías —faneroscopia o ideoscopia ofenomenología—.

En tanto teoría de las categorías, en consecuencia, lafaneroscopia supone el pensamiento, y por lo tanto la Terceridad,ya que toda idea, toda representación, todo pensamiento es unsigno. ‘La ideoscopia consiste en describir y clasificar las ideasque pertenecen a la experiencia ordinaria…’ (8328/Fr.: 22): lateoría de las categorías tiene que ver con lo que está ‘presenteen el espíritu’ (present to the mind) (5.41 y ss.), y el espíritu(mind) es un signo que se desarrolla según las leyes de lainferencia’ (5313). Ahora bien, el concepto de mind no remite enPeirce, a algo que sería opuesto a un ‘mundo exterior’, sinoexactamente lo contrario…[259]

Desde este punto de vista, nos encontramos contres categorías o modos de ser —que están presentesen el espíritu sin considerar si corresponden a unacosa real o no—: Primeridad, Secundidad yTerceridad. De acuerdo al orden jerárquico y alpunto de vista fenomenológico,[260]

… la Terceridad supone a la Secundidad, la Secundidadsupone la Primeridad, y no al revés…[261]

Las categorías son universales y cada una deellas corresponde a un determinado tipo defenómenos: en la Primeridad corresponden al ordende la posibilidad; los de la Secundidad, son delorden de los eventos en bruto, singulares; los de laTerceridad, del orden de la ley, de la razón. A suvez, es importante tener en cuenta que todas éstas soncategorías reales:

… Es real, para Peirce, ‘lo que no es ficción’, lo que ‘es talque todo lo que es verdadero y le concierne no es verdaderoporque el pensamiento de una persona particular o de un grupoparticular de personas atribuya su predicado a su sujeto, sino quelo es, independientemente de lo que una persona o un grupo depersonas puedan pensar al respecto’. En este sentido, el primero,el segundo y el tercero son reales, pero sólo el segundo existe(5429)[262]

Los fenómenos de la Secundidad —en tantohechos particulares—, se presentan, entonces, comocategoría real y existente.

Más adelante, Verón cita a Peirce donde afirma:

… Lo real es aquello sobre lo que más tarde o mástemprano debería desembocar finalmente la información y elrazonamiento; lo que, en consecuencia, es independiente de lasextravagancias del yo y el tú. El verdadero origen de la realidadmuestra que esta concepción implica esencialmente la noción deuna COMUNIDAD, sin límites precisos capaz de uncrecimiento definido de conocimientos (5311). Esta comunidadaparece como la garantía, la fuente de legitimidad, de lo real y delo verdadero…[263]

Si consideramos los ejes de la problemáticadesarrollada por Peirce —las relaciones entre laproducción de sentido, la construcción de lo real y elfuncionamiento de la sociedad—, podemos apreciarque:

Lo social aparece […] como el fundamento último de larealidad y, al mismo tiempo, como fundamento último de la

verdad…[264]

b) La producción discursiva del sentido

El concepto de discurso —aparecido en los años ‘70—, es otro de los elementos que permiten a Verónformular una teoría cuyo desarrollo conceptual se daen un plano distinto del de la lengua. Lo que Veróndio en llamar teoría de la discursividad o teoría delos discursos sociales, se presenta en una dimensióntranslingüística al recuperar dos problemas —materialidad del sentido y construcción de lo real enla red de la semiosis—, que habían sido dejados delado por la lingüística y por la semiología.

¿Qué implica este enfoque?Si tomamos en cuenta la articulación de la

problemática de los discursos sociales con el modeloternario de Peirce, presentada por Verón:

Peirce Teoría de los Discursos socialesInterpretante

SignoObjeto

OperacionesDiscurso

Representaciones

Esquema basado en esquema desarrollado en Verón, Eliseo; La

semiosis social. Fragmentos de una teoría de ladiscursividad; p. 124.

Vemos que para entrar en la red semiótica esnecesario desarrollar un análisis que opere sobrefragmentos extraídos del proceso semiótico ypresentes en las tres posiciones funcionales, es decir,en operaciones-discurso-representaciones.

Se trabaja así sobre estados, que sólo son pequeños pedazosdel tejido de la semiosis, que la fragmentación efectuadatransforma en productos.[265]

La teoría de la discursividad analiza losfenómenos sociales entendidos como «procesos deproducción de sentido». Esta teoría abarca una seriede hipótesis acerca del funcionamiento de la semiosissocial; a la cual define Verón como: …la dimensiónsignificante de los fenómenos sociales…[266]

Una doble hipótesis sirve de base a esta teoría:

Toda producción de sentido es necesariamente social: no sepuede describir ni explicar satisfactoriamente un procesosignificante, sin explicar sus condiciones sociales productivas.

Todo fenómeno social es, en una de sus dimensionesconstitutivas, un proceso de producción de sentido, cualquieraque fuere el nivel de análisis (más o menos micro omacrosociológico).[267]

Podemos advertir, entonces, que todofuncionamiento social implica en sí una dimensiónsignificante; y que, a su vez, todo proceso deproducción de sentido está inserto en lo social. Estadoble hipótesis se manifiesta en el nivel defuncionamiento del discurso en tanto que: …sólo enel nivel de la discursividad el sentido manifiesta susdeterminaciones sociales y los fenómenos socialesdevelan su dimensión significante.[268]

Hay una íntima unión entre los comportamientossociales y el sentido. Al llevar a cabo un acto ensociedad, todo individuo debe tomar en cuentaaspectos cognitivos y psicológicos comprendidosdentro de normas de socialización. El hecho deanalizar los discursos sociales esclarece, entonces, elestudio de la construcción de lo real; pues la realidadde lo social se construye en la semiosis.

La historia, la sociedad, la cultura, sólo se encuentran en loque produce sentido en el seno de los intercambios, de lasinteracciones diversas, de las instituciones, de las relacionessociales; en otras palabras, en los discursos.[269]

La teoría de la discursividad aborda también elanálisis del sentido.

Se trata de concebir los fenómenos de sentido comoapareciendo, por un lado, siempre bajo la forma deconglomerados de materias significantes; y como remitiendo, por

otro, al funcionamiento de la red semiótica conceptualizada comosistema productivo. Ahora bien, resulta evidente que, desde elpunto de vista del análisis del sentido, el punto de partida sólopuede ser el sentido producido.[270]

El análisis opera, entonces, sobre productos —diversos discursos, por ejemplo—; es decir, sobrefragmentos del tejido de la semiosis, en los cuales, elsistema productivo ha dejado huellas. A su vez, dichosistema puede reconstruirse fragmentariamente apartir de una manipulación de los productos.

… «analizando los productos, apuntamos a procesos».[271]

Verón, en su libro construir el acontecimiento,trabaja aquello que denominamos «actualidad» comoun «proceso productivo», de un modo similar alproceso de producción de sentido. La compara conotros procesos de producción que se dan en lasociedad —producción de una mesa, de un sillón,…—, y la define señalando que: …de lo que se trata esde la producción de la realidad social comoexperiencia colectiva.[272]

Los medios informativos son quienes construyendicha realidad; crean «una experiencia del devenirsocial». Los medios, como «máquinas de producciónde la realidad social» son, entonces, factoresrelevantes para el desarrollo del proceso de

producción de sentido:

La actualidad como realidad social en devenir existe en y porlos medios informativos. Esto quiere decir que los hechos quecomponen esta realidad social no existen en tanto tales (en tantohechos sociales) antes de que los medios los construyan.Después que los medios los han producido, en cambio, estoshechos tienen todo tipo de efectos: un gobierno toma tales ocuales decisiones; otro reacciona de tal o cual manera: ambos,por supuesto, utilizarán los medios para que sus actos seconviertan a su vez en acontecimientos sociales. Después quelos medios los han producido, los acontecimientos socialesempiezan a tener múltiples existencias, fuera de los medios: selos retoma al infinito en la palabra de los actores sociales,palabra que no es mediática.[273]

c) Una red significante infinita

Las imágenes, los textos lingüísticos, los sistemas deacciones que tienen como soporte al cuerpo, etc. sonproducciones de sentido bajo la forma discursiva.Como podemos observar, todas ellas se presentan en«paquetes» de materias sensibles; esto es, tienen unamanifestación material. Un discurso es, entonces,«una configuración espacio-temporal de sentido».

El hecho de hablar de «configuración espacio-temporal de sentido», nos da cuenta de determinadascondiciones que se dan en la producción del

discurso. Por un lado, hay determinacionesvinculadas con las restricciones de generación de undiscurso; son las «condiciones de producción». Porotro, encontramos las determinaciones que delimitanlas condiciones de su recepción; son las«condiciones de reconocimiento».

Entre ambos grupos de condiciones se da lacirculación de los discursos sociales. Esto nos da lapauta de que: …la semiosis social es una redsignificante infinita.[274]

La red significante infinita nos habla de unconjunto de discursos que necesitan de la presenciade otro discurso para su producción. Al tomar encuenta la existencia de determinadas condiciones enel plano de la generación y de los efectos de losdiscursos, se dan consecuencias importantes a niveldel análisis:

La primera condición para poder hacer un análisis discursivoes la puesta en relación de un conjunto significante con aspectosdeterminados de esas condiciones productivas. El análisis de losdiscursos no es otra cosa que la descripción de las huellas de lascondiciones productivas en los discursos, ya sean las de sugeneración o las que dan cuenta de sus «efectos».[275]

Los discursos se instauran, así, como puntos depasaje del sentido. ¿Qué significa esto? Aquello quedebemos considerar para el análisis de los discurso

son «sistemas de relaciones» que todo discursomantiene con sus condiciones de producción, por unlado; y con sus efectos, por otro. Los objetos que sonde interés para analizar no se encuentran «en» losproductos significantes, ni fuera de ellos. Esimportante tener en cuenta que:

… La semiosis está a ambos lados de la distinción: tanto lascondiciones productivas como los objetos significantes que nosproponemos analizar contienen sentido. Para dar toda suimportancia teórica a esta observación basta recordar el hechode que […] entre las condiciones productivas de un discurso haysiempre otros discursos.[276]

Todo discurso se relaciona, a partir dedeterminadas reglas, tanto con sus condiciones deproducción como con sus condiciones dereconocimiento. Dichas reglas componen lo queVerón llama gramáticas. Las reglas de generacióncorresponden a las gramáticas de producción; y lasde lectura, a las gramáticas de reconocimiento.

Las reglas presentadas en las gramáticas,expresan «operaciones de asignación de sentido enlas materias significantes». Estas operaciones sereconstruyen a partir de marcas presentes en lasuperficie de dichas materias.

Se puede hablar de marcas cuando se trata de propiedadessignificantes cuya relación, sea con las condiciones de

producción o con las de reconocimiento, no está especificada(desde este punto de vista, por ejemplo, la lingüística trabajasobre marcas propias de la materia significante lingüística).Cuando la relación entre una propiedad significante y suscondiciones (sea de producción o de reconocimiento) seestablece, estas marcas se convierten en huellas de uno u otroconjunto de condiciones.[277]

La circulación pone de manifiesto, durante elanálisis, la diferencia entre las huellas de procesosde producción y de reconocimiento, pero, por elcontrario, no presenta huellas propias.

El concepto de circulación sólo es, de hecho, el nombre deesa diferencia.[278]

Verón presenta a través de un esquema lasrelaciones entre los tres procesos —producción,circulación y reconocimiento—, bajo la forma de una«red textual histórica asociada a una práctica social»(por ejemplo, la práctica científica).

Esquema basado en Verón, Eliseo; La semiosis social.Fragmentos de una teoría de la discursividad; p. 131.

El esquema da cuenta de cómo se desarrolla lared infinita de la semiosis social en el espacio-tiempo de las materias significantes en la sociedad ydurante la historia. Si seguimos los procesos allípresentados, podemos observar cómo cada proceso

de producción es en sí un proceso de reconocimiento.Y, a su vez, los efectos de sentido que ponen demanifiesto una gramática de reconocimiento, seexpresan bajo la forma de textos producidos.

El contrato de lectura

La producción y el reconocimiento del sentido —enel cual el mensaje constituye sólo un punto depasaje—, son el objeto de estudio para EliseoVerón. Dentro de esta problemática debemos ubicarel análisis del «contrato de lectura».

¿Qué significa hablar de «contrato de lectura»?Los soportes de los medios de comunicación

masiva —diarios, revistas, filmes, radios, etc.—,funcionan, como ya lo hemos visto anteriormente, apartir del desarrollo de los procesos de producción,circulación y reconocimiento o consumo. Si nosubicamos dentro de la red infinita de discursos,podemos encontrar relaciones entre los soportes ysus «lectores».[279] Entre el discurso del soporte, porun lado; y sus lectores, por el otro, se establece unnexo: el de la lectura. A este vínculo que se creaentre el medio y el «lector», es lo que vamos a llamar«contrato de lectura».

Para comprender realmente de qué estamoshablando cuando analizamos las relaciones entresoportes y «lectores», debemos observar cuáles sonlos mecanismos y en qué nivel de funcionamiento deldiscurso de un determinado soporte se construye elnexo. En primer lugar, Verón distingue dos niveles enel funcionamiento de cualquier discurso: el nivel delenunciado, esto es aquello que se dice —en unaaproximación «grosso modo» pertenece al orden delcontenido—; y el nivel de la enunciación que atañe alas modalidades del decir —esto es, a la «manera dedecir el contenido»—. Un ejemplo.

Tomaremos una expresión que contiene, en elplano del enunciado dos elementos: un nombre —Pedro—, y una acción expresada por un verbo —partir—. Para diferenciar el plano del enunciado delplano de la enunciación, los haremos variar sobre elplano de la enunciación:

Pedro ha partidoAquí, el enunciador (quien habla) expresa una

«verdad objetiva» a un destinatario.Yo creo que Pedro ha partidoEn este caso, «el enunciador toma a su cargo el

enunciado»; es decir, la expresión está enunciadacomo una suposición del que habla y no como unaverdad objetiva.

A partir de estos ejemplos vemos cómo un mismo

asunto puede ser presentado a través de estructurasenunciativas muy diferentes; que se expresan dediversas formas —por ejemplo, palabra oral, palabraescrita, sonidos, imágenes, etc.—. En cada caso, —dentro del plano de la enunciación—, el enunciadorse construye un «lugar»; y «posiciona» de algunamanera al destinatario. Establece así una relaciónentre estos dos lugares. Enunciado y enunciación, sevinculan: quien se hace cargo de la enunciación dejahuellas en el enunciado y al producir el mensajepresenta su actitud respecto a él.

Verón ilustra el funcionamiento de un contrato conel análisis de los títulos de revistas francesas.[280]

Clasifica al enunciador según las estructurasenunciativas que emplea. Un enunciador objetivo esaquel que habla la verdad, para lo cual combinaaserciones no modalizadas —pregunta en tercerapersona, utiliza un registro impersonal, no interroga asu destinatario, muestra su preferencia por lacuantificación…—; por ejemplo:

«La crisis de fe no existe»«Tricot: cinco modelos explicados»

Un enunciador pedagógico propone un nexo quese establece de un modo desigual. Una parte será laque sabe —informa, recomienda, previene, etc.—;

otra, la que no sabe —es receptiva y más o menospasiva—.

«Para Usted sólo: alfombras o moquetes»«Nuestro dossier del mes: la línea casa»

En las dos modalidades anteriores encontramosuna cierta distancia entre enunciador y destinatario.Un enunciador que se ubica como cómplice plantearáotra modalidad.

«Goce el satén y el terciopelo»«Viajo sola y me gusta»

Aquí observamos que las distancias se acortanentre enunciador y destinatario. En el primer caso,interpela al destinatario a través de una expresión enimperativo. En el segundo, lo hace hablar.

Presenta, de este modo, una serie de operacionesde las que se vale el enunciador para plantear elcontrato al lector; sin agotar el espectro de las que seutilizan para establecer el contrato.

En los distintos soportes, una o múltiplesestructuras enunciativas pueden asumir cadacontenido. Por ejemplo, en el diario, tanto la lenguaescrita como la fotografía expresan las noticias. Elconjunto de dichas estructuras, según Eliseo Verón,«constituye el contrato de lectura que el soporte

propone a su lector».El estudio del contrato de lectura comprende un

análisis del conjunto de estructuras enunciativas queconforman al soporte —relaciones texto/imagen,formas de diagramación y compaginación,características de las imágenes, la estrategia deredacción, etc.—. Este análisis permite determinaraquello que caracteriza a un soporte, cómo constituyela relación con sus lectores. Implica abarcar loscontenidos «tomados a cargo» por una determinadaestructura enunciativa en la cual un enunciador hablay propone un lugar preciso a un destinatario.

Esta forma de estudiar los soportes no aplica elanálisis de contenido como único recurso; el cualpuede hacer aparecer aquello que los soportes tienenen común. Al definir aquello que distingue al soportede sus opositores —que le son cercanos dentro de undeterminado universo semántico—, el análisis delcontrato de lectura permite esclarecer los problemasde posicionamiento que habitualmente tenga dichosoporte.

El análisis de un soporte para ubicar el contratode lectura establecido deberá cumplir determinadasexigencias: regularidad, al identificar lascaracterísticas propias que se reiteren en un períodorelativamente largo (no menos de dos años);diferenciación, obtenida por comparación entre

soportes, para definir lo específico de cada soporte;y sistematicidad de las propiedades exhibidas porcada soporte, detectando, también las incoherenciasocasionales.

El discurso político

Verón desarrolla un análisis del «discurso político»que también nos pone frente a los diversos procesosque se dan dentro de la red infinita de discursos.

La enunciación políticaEl hecho de hablar de discurso político nos muestraun campo discursivo que implica «enfrentamiento».

La enunciación política parece inseparable de laconstrucción de un adversario.[281]

Al hablar de «adversario», estamos diciendo quetodo acto de enunciación política implica laexistencia de otros actos de enunciación opuestos alpropio. Verón toma lo siguiente como hipótesis parael análisis del discurso político:

Podemos decir que el imaginario político supone no menos

de dos destinatarios: un destinatario positivo y un destinatarionegativo. El discurso político se dirige a ambos al mismo tiempo.[282]

Esta hipótesis es aplicable solamente al análisisde este tipo de discursos. Sin embargo, es necesariopuntualizar las estrategias discursivas empleadas enel campo político —en una determinada situación—,para construir el «Otro positivo» y el «Otronegativo». El enunciador, para construir a ambosdestinatarios entra en relación con ellos y explicita—dentro del discurso—, su perfil.

La relación enunciador-destinatario se plantea detres modos diferentes. En primer lugar, a partir deuna creencia presupuesta se construye el«destinatario positivo» que

… es esa posición que corresponde a un receptor queparticipa de las mismas ideas, que adhiere a los mismos valoresy persigue los mismos objetivos que el enunciador: el destinatariopositivo es antes que nada el partidario. Hablaremos, en su caso,de prodestinatario.[283]

En segundo lugar, Verón habla del «destinatarionegativo» y lo designa contradestinatario.

El lazo con éste reposa, por parte del enunciador, en lahipótesis de una inversión de la creencia: lo que es verdaderopara el enunciador es falso para el contradestinatario einversamente; o bien: lo que es bueno para el enunciador es malopara el contradestinatario; o bien: lo que es sinceridad para el

enunciador es mala fe para el contradestinatario, etc.[284]

La posición del adversario se plantea, entonces,como lectura destructiva.

Por último, encontramos un tercer tipo dedestinatario que Verón sitúa en las democraciasparlamentarias occidentales. Pertenece al grupo de loque habitualmente se designa «indecisos» —llamados por Verón paradestinatarios—, y sedistinguen de los anteriores en tanto que

Si la «figura» del prodestinatario está asociada a lapresuposición de creencia y la del contradestinatario a unainversión de la creencia, la posición de los «indecisos» tiene, enel discurso político, el carácter de una hipótesis de suspensión dela creencia.” […] «Al paradestinatario va dirigido todo lo que enel discurso político es del orden de la persuasión».[285]

La persuasión es necesaria para convencer algrupo de los paradestinatarios; que se diferencian delos otros dos grupos, en tanto que no participanactivamente de la vida de un determinado partidopolítico.

El plano del enunciado

Los discursos políticos —dentro del plano del

enunciado—, presentan dos niveles que son básicospara su funcionamiento: las entidades y loscomponentes.

Las entidades del imaginario político intervienenen la construcción del enunciador y del destinatario.Si analizamos un discurso político, nos encontramoscon numerosos ejemplos: el «nosotros, loscomunistas» —plano enunciativo—, que señala alcolectivo de identificación; otras entidades —llamadas «metacolectivos»—, que el enunciadorubica en el lugar de recepción —trabajadores,ciudadanos, argentinos, etc.—; expresionessemánticamente autónomas del contexto discursivo,conocidas como «fórmulas» o utilizadashabitualmente como «slogans» en afiches depublicidad de campañas electorales —«el cambio sinriesgos», «la otra política», «la decadencia»; etc.—.

En el plano del enunciado, el enunciador se vale,a su vez, del nivel de los «componentes».

Este nivel opera como articulación entre enunciado yenunciación, puesto que los componentes definen lasmodalidades a través de las cuales el enunciador construye sured de relaciones con las entidades del imaginario.[286]

Verón distingue cuatro componentes: descriptivo,didáctico, programático, e interpretativo; y losconsidera como zonas del discurso y no como

elementos puntuales.

El discurso político entreteje permanentemente estas cuatro«zonas», pero las figuras que se dibujan en esta trama sondiferentes según las posiciones de enunciación dentro del campopolítico.[287]

El componente descriptivo —existente, también,en otros discursos sociales—, generalmente, implicauna lectura articulada del pasado y del presente.Veamos cómo se presenta en el siguiente ejemplotranscripto por Verón:

«El país, después de estos dieciocho años de inestabilidadgubernamental y desorden administrativo, ha quedado como sihubiera sufrido una catástrofe, con su economía y sus finanzascomprometidas, su paz amenazada y su estado social en unadepresión sin precedentes, con el agregado de que lasperspectivas para el futuro inmediato son cada día peores»(J. D. Perón, mensaje desde Madrid, 1972).’[288]

El componente didáctico, del mismo modo que elanterior, corresponde a la modalidad del saber. Sinembargo, a través de este componente, presenta unprincipio general, enuncia una verdad universal; sinentrar en aspectos específicos.

‘Los gobiernos modernos… han dejado de ser problemaspolíticos para pasar a ser problemas sociales. El que gobiernehoy con criterio únicamente político, irá irremediablemente alfracaso.’ (J. D. Perón, 4-8-44).’[289]

El componente prescriptivo instala en losdiscursos políticos todo aquello que corresponde alas reglas deontológicas; es decir, al orden del deber.

‘Si se quiere que se desarrolle una vida asociativasusceptible de ampliar el campo de la democracia, esindispensable que las asociaciones obren con plenaindependencia de los poderes públicos, de los sindicatos y de lospartidos’ (François Mitterand, Ici et maintenat, 1980).[290]

El componente programático corresponde alorden del «poder hacer».

… es aquí que el hombre político promete, anuncia, secompromete.[291]

Los aspectos analizados dentro del discursopolítico exponen los modos de funcionamiento de losplanos del enunciado y de la enunciación dentro delmismo. En síntesis significa que:

Enunciar una palabra política consiste entonces en situarse así mismo y en situar tres tipos de destinatarios diferentes, pormedio de constataciones, explicaciones, prescripciones ypromesas, respecto de las entidades del imaginario: por un ladorespecto de aquellas entidades con las cuales el enunciadorbusca construir una relación —los metacolectivos— y por otro,respecto de la entidad que funda la legitimidad de la toma depalabra, el colectivo de identificación.[292]

d) La problemática de lo ideológico

Dentro del marco de la teoría de la discursividad,Eliseo Verón vincula lo ideológico y el poder de losdiscursos con los mecanismos fundamentales delfuncionamiento de una sociedad.

Llamo ideológico al sistema de relaciones de un discurso (ode un tipo de discurso) con sus condiciones de producción,cuando éstas ponen en juego mecanismos de base delfuncionamiento de una sociedad.

El análisis de lo-ideológico-en-los-discursos es,pues, el análisis de las huellas, en los discursos, delas condiciones sociales de su producción. Llamopoder al sistema de las relaciones de un discurso consus efectos, cuando las condiciones dereconocimiento conciernen a los mecanismos de basede funcionamiento de una sociedad.[293]

Ambos aspectos —ideológico y poder— son,entonces, dimensiones del funcionamiento de losdiscursos sociales; y, a su vez, designan gramáticasdiscursivas porque también son dimensiones deanálisis de una teoría de los discursos.

Veamos el siguiente cuadro —presentado en laSemiosis Social— que integra las relaciones entrediscurso, análisis de la producción discursiva y

funcionamiento social:

Objeto discursoAnálisis de laproduccióndiscursiva

Funcionamientosocial

OperacionesDiscurso

RepresentacionesOperaciones

Condicionesde producciónGramáticas de

producciónHuellas ensuperficiediscursiva

Condicionesde

reconocimientoGramáticas dereconocimiento

IdeológicoLecturasPoder

Ideológico y poder designan a «dimensiones deanálisis de los fenómenos sociales» y no a instanciaspresentes dentro de cada ordenamiento social. Sondos problemáticas vinculadas. Sin embargo, sondiferentes entre sí al relacionarse con gramáticasdistintas —ideología-producción, poder-reconocimiento—. Nos da cuenta de ello el hecho deque: … no se pueden inferir directamente los efectos

de un discurso a partir de la descripción de laspropiedades discursivas que derivan de susrestricciones de producción.[294]

Al trabajar la relación ideología y poder con eldiscurso, se presentan una serie de aspectos queremiten a un nivel interdiscursivo. No podemoshablar ya de «lugares de sentido». Un discurso,entendido como fenómeno de sentido, remite alsistema productivo que implica su generación, sucirculación y sus lecturas. No podemos hablar de untexto entendido como «lugar autónomo de sentido»,que permita un análisis inmanente. En la teoría de ladiscursividad social encontramos discursos queentran en circulación social, en la cual se producesentido; y, a su vez, la producción de dicho sentidopuede ser reconstruida a partir de las marcaspresentes en los textos.

La semiosis, por consiguiente, sólo puede tener la forma deuna red de relaciones entre el producto y su producción; sólo sela puede señalar como sistema puramente relacional: tejido deenlaces entre el discurso y su «otro», entre un texto y lo que noes ese texto, entre la manipulación de un conjunto significantedestinada a descubrir las huellas de las operaciones, y lascondiciones de producción de esas operaciones.[295]

Es importante no confundir el sentido de lostérminos ideología y poder cuando aluden adimensiones de análisis con el sentido que se les da

corrientemente:

… se habla de «ideología(s)» para designar determinadasconfiguraciones históricas (por ejemplo, «fascismo, «socialismo»,«stalinismo», son «ideologías»); igualmente, se entiende amenudo por «poder» la configuración social concreta de lasinstituciones estructuradas en el aparato del Estado.[296]

Ideología y Cientificidad

Lo ideológico y el poder son dos instancias enrelación con las cuales puede ser leído todofenómeno social. Sin embargo, no se agota en ellas,ya que podemos pensar que en un discurso existenotra gran variedad de aspectos. Eliseo Verónconsideró esta característica y, para describir eltejido de la discursividad, analizó las relaciones delo ideológico con la «cientificidad».[297]

Nuestra tradición intelectual trata frecuentementeel problema de las semejanzas y deferencias entreciencia e ideología. Eliseo Verón trabaja este asuntodesde un punto de vista alternativo:

… la cuestión ciencia-ideología sólo concierne a un muypequeño fragmento del universo de funcionamiento de loideológico. En otras palabras, lo ideológico existe fuera deldiscurso de las ciencias y fuera de los discursos sociales en

general. Lo ideológico puede investir cualquier materiasignificante.[298]

Podemos observar, entonces, que la cuestiónciencia-ideología remite a un campo mayor que el deuna teoría general de lo ideológico. Delimitado deeste modo, el problema del «conocimiento» sedesarrolla dentro de una cuestión mucho más vasta:el sistema productivo de los discursos sociales.

Considerar el conocimiento científico en sí y suhistoria nos lleva a tomar en cuenta al discurso y alsentido.

Según Verón,

… hay que comenzar por conceptualizar el «conocimiento»(noción cuyos orígenes son irremediablemente idealistas) comoun sistema de efectos de sentido discursivos.[299]

El sentido se presenta a través de marcas quepermiten localizarlo en los discursos, que son laforma teórica[300] del sentido producido en lasciencias. Los discursos son materias significantes queexpresan al conocimiento y su historia como «sistemaproductivo». No hay que perder de vista que: …loideológico es una dimensión constitutiva de todosistema social de producción de sentido.[301]

El nombre de «ideológico», entonces, es …elnombre de una dimensión presente en todos los

discursos producidos en el interior de una formaciónsocial, en la medida que el hecho de ser producidosen esta formación social ha dejado sus huellas en eldiscurso…[302]

La actividad científica —al estar integrada por unconjunto de instituciones y sistemas de acciones ynormas—, se halla en el interior de lo social; y, porello, se la puede vincular con un tipo de discurso quele es propio. Al tratarse de un discurso, tiene comodimensión presente lo ideológico. De ahí que lapregunta acerca de la diferencia entre ciencia eideología esté mal planteada.

Ante tal error de planteo, es necesario,reemplazar la perspectiva de análisis. Por ello,

Si se plantea la pregunta de saber en qué consiste la«cientificidad» del discurso científico (en términos depropiedades discursivas), ya se prepara el terreno para unainterrogación válida: la que indaga las diferencias y las relacionesentre la cientificidad y lo ideológico. Esta interrogación, enefecto, busca definir las relaciones teóricas entre conceptos que,en cierto nivel de análisis, se refieren ambos a fenómenos deorden discursivo.[303]

Lo ideológico aparece, entonces, como unadimensión de los discursos sociales,

… ‘ideológico’ es el nombre del sistema de relaciones entrelos discursos y sus condiciones de producción, siendo estosúltimos definidos en el contexto de una sociedad determinada.

[…]

la forma concreta que reviste la identificación delo ideológico-en-los-discursos es la de ladescripción de un conjunto de operacionesdiscursivas que constituyen el proceso deproducción.[304]

En un discurso científico también está presente loideológico, que define las condiciones queposibilitan el conocimiento.

e) «El cuerpo reencontrado»

La trilogía peirciana —ícono, índice y símbolo—,permite, también, analizar cómo se construye elsujeto en el seno de la semiosis. Verón parte delconcepto de «índice», que según Peirce,

(Un índice es) un signo… que remite a su objeto no tantoporque tenga alguna semejanza o analogía con él, ni porque se loasocie con los caracteres generales que posee, cuanto porqueestá en conexión dinámica (comprendida allí la espacial) con elobjeto individual, por un lado, y con los sentidos o la memoria dela persona para quien sirve como signo por el otro. [50] Losíndices se pueden distinguir de los otros signos… por tres rasgoscaracterísticos: en primer lugar, no tienen ninguna semejanzasignificante con sus objetos; en segundo lugar, remiten aindividuos, unidades singulares, colecciones singulares deunidades, o continuos singulares; en tercer lugar, llaman la

atención sobre sus objetos por impulso ciego. [51][305]

Esta noción de funcionamiento indicial sirve aVerón para tratar dos aspectos relevantes de ladiscursividad: «los comportamientos sociales en sudimensión interaccional» y «las estructuraciones delos espacios sociales», dentro de los cualesencontramos también a los ‘sistemas de objetos’. Laarticulación entre ambos aspectos constituye la«materialidad significante de la semiosis social». Unejemplo podrá ayudarnos a comprender: «Si el puñocerrado agitado de una manera amenazante puedesignificar, por un mecanismo indicial, la agresiónposible, ello es así porque el acto de cerrar el puñoes un fragmento de una secuencia conductal deataque, que ha sido extraída de la secuencia parasignificarla».[306]

Si observamos en este ejemplo, el nivel defuncionamiento indicial está formado por una redcompleja de reenvíos regida por la reglametonímica[307] de la contigüidad —parte/todo (puñocerrado/secuencia de ataque);aproximación/alejamiento (agresión posible); etc.—.Este tipo de contactos es llevado a caboprincipalmente por el cuerpo; de allí que Verón lehaya dado el nombre de «cuerpo significante», porser el apoyo de este funcionamiento indicial.

Para comprender mejor estos conceptosdesarrollados por Verón, los trabajaremos conrelación al cuerpo y a las relaciones progenitor/niño,[308] ejemplo que este autor toma de Peirce.

La capa metonímica de producción de sentido tieneinicialmente la forma de una red intercorporal de lazos decomplementariedad. Esta red está constituida por reenvíos cuyaeconomía reposa en la regla de la contigüidad: el sentido de laconducta de demanda del niño se produce como reenvío a laconducta alimentadora de la madre (así como el sentido delcomportamiento exhibicionista, por el que un cuerpo se muestra,se realiza en la mirada de otro cuerpo). Tenemos frente anosotros un sistema de deslizamientos intercorporales,dinamizado por las pulsiones.[309]

En primer lugar, nos encontramos con una seriede relaciones vinculadas con hechos específicosdelimitados por el ritmo de necesidades corporales ysu satisfacción. Según lo denomina Verón: una «redde unidades intercorporales complementarias».

Si bien en esta fase la «red de los cuerposactuantes» es compacta y bastante firme, desde uncierto momento pasa a ser multidimensional.Comienza a funcionar la regla de la similaridad:

… la regla de similaridad implica necesariamente unprincipio de equivalencia, que permita comparaciones y por lotanto sustituciones.” […] «Entonces un mismo fragmento deconducta adquiere valores significantes en el seno de unamultiplicidad de secuencias de comportamiento diferentes. Cada

unidad de conducta pierde de este modo su univocidad‘orgánica’ inicial y deviene el ‘lugar de paso’ de una pluralidadcada vez más compleja de reenvíos metonímicos. La regla desimilaridad/no similaridad, cuando entra en composición con laregla de contigüidad, se puede describir como una especie deoperador que produce una desagregación de la red de loscuerpos actuantes, que transforma la superficie inicial deunidades complementarias en un espacio multidimensional.[310]

Un mismo fragmento de conducta puedepertenecer a una multiplicidad de cadenasmetonímicas diversas. Si retomamos el ejemplotrabajado anteriormente —relación madre/hijo—, lademanda del niño para con su madre se expresadurante varios años de su vida; sin embargo, laconducta alimentadora de la madre no conlleva porsiempre un «comportamiento exhibicionista». Nosencontramos aquí con la transferencia de un mismotipo de conducta a situaciones nuevas —el hecho decomer sin ser amamantado—. Podemos identificardos niveles: las clases de comportamientos y lasclases de situaciones.

El tejido intercorporal se torna así multidimensional, en lamedida en que se multiplican y entrecruzan las secuencias decomportamiento, un fragmento cualquiera de conducta siendo elpunto de pasaje de varias cadenas comportamentales.[311]

Cada segmento de conducta envía a múltiplessecuencias posibles de comportamientos; lo cual se

inserta dentro del proceso de socialización.

Es en el curso del proceso de socialización […] que seproducirá la nivelación del tejido multidimensional de reenvíosintercorporales: ciertos trayectos serán prohibidos, ciertosdeslizamientos caerán bajo el golpe de la represión, ciertassecuencias serán privilegiadas por los agentes socializantes y lasunidades que los componen perderán su polivalencia semántica.[312]

Dentro de este proceso de socialización surge laimagen del propio cuerpo; cuya estructuraciónimplica la «estabilización progresiva del espacioperceptual».[313] La mirada tiene aquí un papelrelevante:

… la mirada es un sistema de deslizamientos, sólo puedeoperar bajo la forma de trayectos. Desde este punto de vista, lamirada tiene la misma estructura que el cuerpo significante:tejido de reenvíos compuesto de múltiples cadenasentrecruzadas.[314]

El sujeto significante es, de este modo, un puntode pasaje: «un relé en la circulación del sentido».

A modo de ejemplo

En el estudio de Verón «Il est la, je le vois, il meparle» («Está ahí, lo veo, me habla»),[315] el

noticiero televisivo aparece como un buen ejemplode análisis acerca del cuerpo significante.

Si bien la información se hace presente en nuestrasociedad a través de diversas modalidades —prensa,radio, televisión, etc.—, es la televisión la que haceposible la mediatización del cuerpo significantedentro del dominio informativo.

En el noticiero televisivo, el periodista o ellocutor (enunciador) —al mirar a la cámara—,interpela al espectador y hace posible un «encuentro»de miradas; y, entonces, es ahí cuando construye elcuerpo mediatizado del enunciador. Las imágenes quesirven de referencia y el comentario construido porlas palabras se apoyan en una red metonímica: enésta se construye el cuerpo y la mirada nos lo brinda.Así, el noticiero televisivo, es un espacio donde sepone en juego la capa metonímica de producción desentido.

f) La pragmática frente a la discursividadsocial

Entre 1980 y 1984, Eliseo Verón abordó el análisisde algunos desarrollos de la pragmática[316]

recientes por aquellos años, para lo cual tuvo en

cuenta que:

Las exigencias que resultan del análisis de los procesos de ladiscursividad social conducen, me parece, a enfrentar lacomplejidad de la producción discursiva del sentido comosistema no lineal y, en consecuencia, a rechazar el proyecto deuna pragmática que no es más que el último eslabón de laprimera fundación de la lingüística, la de Saussure.[317]

Dentro de este planteo, Verón aborda diversascuestiones que lo llevarán progresivamente a afirmarla posibilidad de una ciencia autónoma de ladiscursividad social.

Los aspectos trabajados desde la «pragmática» secircunscriben, principalmente, a la producción. Unprimer problema es el carácter de las reglas querigen la «significación lingüística» —llamadatambién sentido literal—. Verón desarrolla diversasposturas que van desde aquellas en que se consideraque la significación lingüística se puede explicar porconvenciones; hasta aquellas que rechazan estaposibilidad y vuelven a establecer la relación entrelengua y orden natural, rota por la teoría de Saussure.

Austin[318] —teórico que investigó dentro de la«teoría de los actos del lenguaje»—,[319] a diferenciade las posturas anteriores, acepta la existencia de unaconvencionalidad[320] no natural. Si consideramos latipología de actos del lenguaje —locutorios,

ilocutorios y perlocutorios—, podemos reconocerque tanto el acto locutorio como el ilocutorio estándeterminados por convenciones:

… Austin distingue, en lo que respecta a lo locutorio, lasconvenciones descriptivas ‘que correlacionan las palabras (…)con los tipos de situaciones, cosas, sucesos, que se puedenencontrar en el mundo’, y las convenciones demostrativas «quecorrelacionan las palabras (…) con las situaciones, etcétera,históricas que se pueden encontrar en el mundo». [14] Tanto elsentido como la referencia, las dos dimensiones del actolocutorio, están pues determinados por convenciones.

El acto ilocutorio es ‘el acto efectuado al deciralgo, en oposición al acto de decir algo’. El actoilocutorio ‘es un acto convencional: efectuado entanto es conforme a una convención.’ [15][321]

Los actos locutorios y los ilocutorios sedistinguen de los perlocutorios porque estos últimosremiten a los efectos realizados sobre lossentimientos, los pensamientos y los actos delpúblico. Se logran gracias al acto de decir algunacosa:

‘Ordenar, prometer, advertir, amenazar’ son ejemplos deactos ilocutorios, mientras que ‘persuadir, disturbar, obstaculizar,disuadir’ son perlocuciones.[322]

Los actos perlocutorios no responden a un usoconvencional; corresponden al orden de los efectos

reales, siendo éstos efectos de los actos del lenguaje.La naturaleza no convencional de los actos

perlocutorios da lugar a que éstos estén separados delos otros dos. A su vez, al no desarrollarse una teoríade lo perlocutorio y al no tomar en cuenta muchosaspectos de la vida social, la teoría de los actos dellenguaje presenta una visión limitada de la actividadexpresada en el decir.

… no proclamó que ‘hacer es interactuar’ ni que ‘decir esjugar juegos de lenguaje’, ni que ‘decir es anudar relacionessociales’; partió del principio según el cual ‘decir es hacer cosascon palabras’. Y en efecto, los primeros fenómenos estudiados,los que están en el origen de la teoría, correspondían bien a unaconcepción estrecha de la noción de ‘hacer’.[323]

Verón observa que no se puede reducir a la esferadel hacer —según la visión de la teoría de los actosdel lenguaje—, tanto los comportamientos socialescomo la actividad del lenguaje. Ve la necesidad deldesarrollo de una «teoría de los comportamientossociales», a través de la cual los análisis sedesarrollen insertos en lo social.

La historia, la sociedad, la cultura, sólo se encuentran en loque produce sentido en el seno de los intercambios, de lasinteracciones diversas, de las instituciones, de las relacionessociales; en otras palabras, de los discursos.[324]

La teoría de los actos del lenguaje representa unintento de aplanar el universo del sentido; anuló ladistancia entre producción y reconocimiento.

… la elaboración de una teoría de los actos de lenguaje […]condujo a oponer a la función de referenciación otratransparencia mucho más inverosímil; la de un universosignificante no representacional, donde los actores sociales, cadauno a su turno y con toda simplicidad, realizan actosintencionales y sin ambigüedad.[325]

La pragmática se presenta así como «el últimoeslabón de la primera fundación de la lingüística deSaussure». La producción discursiva del sentido sepresenta como un sistema no lineal; y requiere de unanálisis que abarque los procesos de la discursividadsocial. Para que se dé, entonces, un progreso en elanálisis de la producción de sentido es necesario quela lingüística deje de ser la referencia en el estudiode las actividades del lenguaje manifestada en losdiscursos sociales.

Si la lingüística permanece siendo una referencia imposiblede ignorar, es porque trata el sentido a la luz de las condicionesproductivas inscritas en las capacidades cognitivas de la especie:por esa misma razón, no tiene nada que decir sobre elfuncionamiento social del sentido. Pero éste no podrá sercorrectamente delimitado y conceptualizado mientras no nosliberemos de la ilusión del paso progresivo de lo simple a locomplejo, mientras no nos demos los medios para encarar locomplejo en cuanto tal: fuera del metalenguaje de observación

del lingüista, lo más complejo sobredetermina lo más simple, ladiscursividad social sobredetermina los intercambios de palabraentre los actores sociales.

El camino que une la lingüística a la teoría de losdiscursos hay que recorrerlo ahora yendo de lo máscomplejo hacia lo más simple, es decir, en el sentidoinverso.[326]

Conclusión

La obra de Eliseo Verón es un aporte para desarrollarel análisis de los discursos sociales entendidos comofragmento del campo de producción social desentido. La articulación de las gramáticas deproducción y de reconocimiento constituye elproceso de producción de sentido. Las condicionesde producción y las de reconocimiento, dos polos deeste sistema productivo, integran en sí el concepto decirculación también «producido socialmente». Lasemiosis social expresa, entonces, la característicabásica del proceso de producción de sentido, alconsiderar la propiedad de tejido inter-discursivoinfinito de dicho proceso. A su vez, el hecho de basarla semiosis social en la visión triádica de Peirce,permite ubicar la dimensión ideológica en el procesode producción de sentido.

Al desarrollar la teoría de la discursividad eninterrelación con aplicaciones prácticas realizadaspor Verón, quisimos explicitar la validez de estateoría para tratar problemas relacionados con lascomunicaciones masivas y a otras cuestiones que sedan en la sociedad de nuestro tiempo. Evidentemente,el trabajo de Verón no abarca la totalidad de losprocesos de producción de sentido. En el último

decenio han surgido nuevos enfoques que es precisotomar en cuenta: los estudios culturales de JesúsMartín-Barbero, los análisis semióticos deSteimberg, los enfoques de la escuela inglesa, entreotros. Sin embargo, es un marco teórico y de análisisapto para encarar nuevos estudios sobre cuestionesaún no abordadas de este modo.

Bibliografía de consulta

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VICTORINO ZECCHETTO. Es italiano y desde hacelargos años, trabaja en América Latina. Estudiócomunicación social en Italia y Francia. Fue directorde centros e instituciones de comunicación social enChile, Ecuador y la Argentina, en donde resideactualmente. Publicó numerosos artículos en revistasde América Latina y Europa. Profesor de Semiótica yComunicación Latinoamericana en el InstitutoSuperior de Comunicación Social Don Bosco (Bs.As.). Autor de La danza de los signos. Nociones desemiótica general

Notas

[1] Ferdinand de Saussure: Curso de LingüísticaGeneral. Publicado por Charles Bally y AlbertSechehaye. Editorial Planeta - Agostini, Barcelona yBuenos Aires, 1994. (Intr. Cap. III # 3). En adelante,todas las citas del Curso se harán sobre esta edición.<<

[2] Curso… Int. cap. III # 3 <<

[3] Thody, Philip y Course, Ann. Barthes paraprincipiantes. Era Naciente S.R.L., BuenosAires, 1997, pág. 70 <<

[4] Curso…, Intr. cap. II, # 2. <<

[5] 3.ª pte. cap. I, # 4 <<

[6] Ib. <<

[7] Ib. <<

[8] Curso… Iª pte., cap. I, # 1 <<

[9] Curso… IIª pte., cap. IV # 1 <<

[10] Curso… Iª pte., cap. I, # 1 <<

[11] Curso… Iª pte., cap. I # 2 <<

[12] Ib. <<

[13] Curso… IIª pte., cap. IV, # 1 <<

[14] Curso… Intr. - Apénd., cap. III, # 1 <<

[15] Curso… IIª pte. cap. IV, # 2 <<

[16] 1.ª parte. cap. II, # 1 <<

[17] 2.ª parte, cap. VI, # 3 <<

[18] 1.ª parte, cap. II # 1 <<

[19] Curso… Int. cap. V. <<

[20] Ib. <<

[21] Curso… Iª pte., cap. II, # 2 <<

[22] Curso… 1.ª pte., cap. III, # 1 <<

[23] Ib. <<

[24] Curso… 2.ª pte., cap. V, # 1 <<

[25] Curso…, 2.ª pte., cap. V, # 1,2,3 <<

[26] Oswald Ducrot, Tzvetan Todorov: Dictionnaireencyclopédique des sciences du langage, Editionsdu Seuil, París, 1972, p. 377 <<

[27] Vª pte., cap. V # 2 <<

[28] De Un argumento olvidado sobre la realidad deDios, p. 196; texto reportado por Gérard Deladalleen: Leer a Peirce hoy, Gedisa Edit. Barcelona 1996.<<

[29] Charles S. Peirce, La ciencia de la Semiótica.Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1986. Además de estaobra, el acceso a los escritos de Peirce, lo hemostenido en una selección de textos de Collectedpapers, editada por Einaudi, Torino, 1980(Semiótica), y sacada de The Belknap Press ofHarvard University Press, Cambridge (Mass.).Copyright, 1931, 1932, 1934, 1935 by The Presidentand Fellows of Harvard College. <<

[30] González César Ochoa: Imagen y sentido.Elementos para una semiótica de los mensajesvisuales. Univ. Nac. Autónoma de México, 1986, p.164. <<

[31] Charles Peirce, La ciencia… n.º 234 al 241. <<

[32] Ib. Carta a Lady Welby, 12/X/1904. <<

[33] Charles S. Peirce, Lecciones sobre elpragmatismo, Ed. Aguilar, Bs. As., 1978, lección III,pág. 117. <<

[34] Ch. Peirce en Revue philosophique, VII,Enero 1879. <<

[35] Charles Peirce, Lecciones sobre el pragmatismo.(1903, lecc. 1, n.º 21); (op. cit., pág. 71). <<

[36] Ib. n.º 35, pág 82. <<

[37] Col. Papers 2274, ES 148.; de Semiótica, Ed.Einaudi, op. cit. <<

[38] La ciencia… n.º 536. <<

[39] La ciencia… n.º 228. <<

[40] Sebeok Thomas, en AA.VV. El signo de los tres.Ed. Lumen, Barcelona, 1989, p. 29. <<

[41] La ciencia… n.º 227, 230, 231. <<

[42] Umberto Eco, Signo, Edit. Labor,Barcelona, 1994, pág. 56. <<

[43] La ciencia…, inc. 4, n.º 243 - 246. <<

[44] Ib. inc. 5, n.º 247 - 249. <<

[45] Ib. inc. 6, n.º 250 - 252. <<

[46] Una minuciosa descripción de este hecho lareporta Sebeok Thomas y Juean Umilker-Sebeos en:Los signos de los tres. Dupin, Holmes, Peirce. Edic.Lumen, Barcelona, 1989, p. 31 y ss. <<

[47] Citado por Nancy Harrowitz de CollectedPapers (1935 - 1966; 5:171), en El signo de lostres… Op. cit. p. 244. <<

[48] Ch. Peirce: La ciencia…, op. cit. inc. 9, n.º 267 -268. <<

[49] Ib. n.º 269. <<

[50] Collected Papers (1935 - 1966): 2:623-625. <<

[51] Ch. Peirce: La ciencia de… n.º 270. <<

[52] Klaus Bruhn Jensen: La semiótica social de lacomunicación de masas. Ed. Bosch, Barcelona, 1997,p. 31. Este autor describe también el pensamiento dePeirce en varias partes de su trabajo, por ejemplo:págs. 44-61. <<

[53] Citado por Calvet, Louis-Jean: RolandBarthes 1915-1980. Edit. Gedisa, Barcelona 1992,pág. 18. <<

[54] Ib., pág. 125. <<

[55] Thody, Philip y Course, Ann. Barthes paraprincipiantes. Era Naciente S.R.L., BuenosAires, 1997, pág. 70 <<

[56] Sade, Fourier, Loyola (1971) de la edición alespañol Cátedra, 1997, p. 15. <<

[57] En La aventura semiológica (1993),Introducción, Roland Barthes, Paidós Comunicación,p. 10. <<

[58] La aventura semiológica, (1993), Introducción,Roland Barthes, p. 11. Primera Ed. en francés (1985).<<

[59] El grado cero de la escritura, (8va. Ed. 1986),Roland Barthes, Siglo XXI, p. 78. Aquí nuestro autorcomienza a mostrarnos que lo patético de los hechosse desdibuja frente a los artilugios de una escritura enmodo indicativo, frente al subjuntivo o al imperativo,alejada por una distancia que deja en primer planolos hechos de todo dramatismo frente a los hechosque son dramáticos para construir la «objetividad».<<

[60] El grado cero de la escritura (1973), RolandBarthes, Siglo XXI, p. 60. En francés primera ed.1953, Seuil. <<

[61] La actitud de Barthes hacia los signos guardaanalogías con el concepto de libertad desarrolladopor el filósofo contemporáneo Jean PaulSartre (1905-1980) quien sostenía que los sereshumanos son siempre libres, pero tratan de engañarsediciendo que sus acciones están predeterminadas. Elfilósofo existencialista niega que exista una«naturaleza humana», elegimos lo que queremos ser yno nos comprometemos porque nos encubrimos enaquella idea de lo natural que no es más que «malafe». En el mismo sentido Barthes nos lleva alconcepto de la impostura de lo que parece natural,hacemos de cuenta que nuestra forma de vestir esnatural y espontánea, sin embargo no es así ya quesomos conscientes de los efectos que queremosproducir sobre los demás. <<

[62] Louis-Jean Calvet, Roland Barthes, Biografía,Barcelona, Gedisa, 1992, p. 95-96. <<

[63] Publicado en francés por ed. Seuil en 1963. Enespañol Michelet. México, FCE, 1986. <<

[64] Prólogo a la primera edición en francés (1957)incluido en la décima edición al español deMitologías, Siglo XXI, 1994, p. 8. <<

[65] Op. cit. Mitologías, Op. cit., p. 201. <<

[66] Posfacio de Mitologías, p. 205. <<

[67] Posfacio de Mitologías, p. 203. <<

[68] Posfacio de Mitologías, p. 207. <<

[69] «Bichín entre los negros» en Mitologías, pp. 65-68. <<

[70] «Bichín entre los negros», p. 66. <<

[71] Posfacio de Mitologías, p. 250. <<

[72] Posfacio de Mitologías, p. 251. <<

[73] Communications n.º 4, Traducida al español en1970, Editorial Tiempo Contemporáneo, LaSemiología. El volumen incluye trabajosfundacionales de R. Barthes, C. Bremond, T. Todorovy C. Metz. <<

[74] Conferencia de 1974, en La aventurasemiológica (op. cit.) p. 12. En la misma conferenciahabla sobre el ambiente en el cual el delineó suproyecto y el impacto que sobre él tuvo ese entorno«a mi alrededor la ciencia semiológica se elaborabasegún el origen, el movimiento y la independenciapropia de cada investigador (pienso sobre todo enmis amigos y compañeros Greimas y Eco); seprodujeron conjunciones con los grandespredecesores, como Jakobson y Benveniste, einvestigadores jóvenes como Bremond y Metz: secreó una Asociación y una Revista Internacional deSemiología» p. 11 <<

[75] Presentación (1964) al número deCommunications N.º 4. En edición española op. cit.,p. 11. <<

[76] Op. cit., p. 11-12. <<

[77] Sobre el Curso de Lingüística General, deFerdinand de Saussure, véase en este libro elcapítulo en el que se presentan los fundamentos de laciencia lingüística. <<

[78] Op. cit. p. 12 <<

[79] Se refiere al artículo publicado en 1960 (antes deSistema de la moda): «El azul está de moda este año,nota sobre la investigación de unidades significantesen la ropa de moda. Revue francaise de sociología,pp. 147-162. <<

[80] En El grano de la voz, ed. en español porSiglo XXI, en 1983 p. 52. <<

[81] En español, Sistema de la moda, en 1978,Gustavo Gili, Barcelona. <<

[82] Entrevista de la revista France-forum 1967,citado en la página 64 del Grano de la voz (1983),México, Siglo XXI. En francés Le grain de la voix.Entretiens 1962-1980. El volumen publicado a unaño de la muerte de Roland Barthes recopila lasentrevistas que diversos medios realizaron alsemiólogo en los diferentes momentos de suproducción. En 1972, Barthes ya había escrito enMusic en Jeu, un artículo titulado «El grano de lavoz» preguntándose si como decía Benveniste lalengua es el único sistema semiótico capaz deinterpretar otro sistema semiótico ¿cómo se lasarregla la lengua cuando tiene que interpretar lamúsica? La pregunta resulta de interés si se piensa enque se trata de un puntal para los críticos en estaárea. Véase en la publicación también póstuma Loobvio y lo obtuso. Imágenes, Gestos, Voces, Paidós,Barcelona, 1995, pp. 263-271. <<

[83] Véanse entrevistas de El Grano de la Voz. <<

[84] En El Grano de la Voz, op. cit. p. 69. <<

[85] Roland Barthes había conocido a Martinet alsolicitarle que dirigiera su tesis que dirigiera su tesissobre la escritura de la moda. Antes lo habíasolicitado al antropólogo estructuralista Lévi Straussquien rechazó su solicitud y le recomendó la lecturade La morfología del cuento ruso de V. Propp. NiBarthes ni Greimas que lo había acompañado a lacita con el célebre antropólogo, conocían a Propp elteórico que tanto importaría más tarde en ambosautores. <<

[86] El artículo citado ya como aporte fundamental deBarthes en el citado número 4 de Communication. <<

[87] El cuadro está incluido en Elementos desemiología op. cit., p. 47 <<

[88] Véase Umberto Eco, La estructura ausente.Introducción a la semiótica—, Lumen,Barcelona, 1972. Primera edición en italiano en1968, por Ed. Valentino Bompiani. <<

[89] Metz Ch. 1972 y 1974, cit. en: María Rosa delCoto, De los códigos a los discursos, ed. Docencia,Bs. As., 1996. <<

[90] Louis Hjelmslev, el lingüista danés, habíadesarrollado su teoría del lenguaje en cuatro planosen donde las nociones de connotación y denotaciónresultaban cruciales. La noción de glosemática vienedel hecho de pensar al lenguaje como si se tratara deun álgebra y producir desde esa teoría descripcioneslo más formales posibles. En español Prolegómenosa una teoría del lenguaje, Gredos, Madrid, 1980. <<

[91] En Elementos de Semiología, op. cit, p. 63. <<

[92] En Elementos de Semiología, op. cit. p. 64 <<

[93] En Elementos de Semiología, op. cit. p. 64 <<

[94] «Retórica de la imagen» en A.V. La semiología,Ed. Tiempo contemporáneo, Buenos Aires, 1970. <<

[95] En «Retórica de la imagen» p. 128 <<

[96] En «Retórica de la imagen» op. cit. p. 130 <<

[97] En «Retórica de la imagen» op. cit. p. 130-131<<

[98] En «Retórica de la imagen» op. cit. p. 131 <<

[99] En «Retórica de la imagen» op. cit. p. 132 <<

[100] En «Retórica de la imagen» p. 138 <<

[101] Roland Barthes nos ha dejado una excelenterevisión sobre la teoría y las prácticas retóricas en laantigüedad con motivo de presentar en su seminariode L’École Pratiques des Hautes Études, entre 1964-1965 una confrontación entre aquél saber y lostextos actuales. Allí dice que «el mundo estáincreíblemente lleno de retórica antigua». Es unaobra de consulta insoslayable para quienes tienen quetrabajar con el lenguaje, presentada originalmente enCommunications, N.º 16, 1970, puede consultarse enespañol en La aventura semiológica, PaidósComunicación, 1993, págs. 84 a 161. <<

[102] En «Retórica de la imagen», p. 136 <<

[103] En un artículo publicado en 1961, «El mensajefotográfico», Barthes había hecho notar que lafotografía de prensa es un mensaje sin código peroque existen algunos procedimientos de connotacióndurante su producción: elección, tratamiento técnico,encuadre, compaginación y los organizaestructuralmente como trucaje, pose, objetos, por unlado, y por otro, fotogenia, esteticismo y sintaxis, quepermiten que el fotógrafo escamotee la preparación aque somete a la escena que piensa captar. Peroadvierte que no deberá tenerse en cuenta esto en unanálisis estructural posterior, es decir en el análisisde la imagen (Reproducido en pags. 16-17 de Loobvio y lo obtuso, 1995, Paidós Comunicación. <<

[104] En «Retórica de la imagen», p. 136 <<

[105] Op. cit. p. 139. <<

[106] En Le Nouvel Observateur, 10 de diciembre de1964 <<

[107] En les Cahiers de la Publicité, n.º 7, julio-sept1963. Incluido en La aventura semiológica, PaidósComunicación, 1993, p. 242 <<

[108] En «El mensaje publicitario» incluido en Laaventura semiológica, op. cit, p. 242. <<

[109] Conferencia publicada en Le Monde, 1974,reproducida en La aventura semiológica, PaidósComunicación, 1993. <<

[110] En La aventura semiológica, PaidósComunicación, 1993, p. 12, Conferencia de 1974incluida en la primera edición en francés porediciones de Seuil, en 1985. <<

[111] Raymond Picard, profesor de Literatura de laSorbona, especialista en Racine, lanza un folletocontra Barthes con el título de ¿Nueva crítica o nuevaimpostura? El origen del conflicto es Sobre Racinede Roland Barthes publicado por Seuil en 1963 yhabía sido sentido como una crítica a lo que seenseñaba en la universidad. A partir del folleto dePicard, se desencadenó una lucha entre los dosbandos conocida como «la guerra de las críticas» dela que participó activamente el periodismo, ya sea afavor o en contra de nuevo discurso que discutía aloficial. <<

[112] Georges Mounin, Introduction à la sémiologie,Minuit, 1970. En español: Introducción a lasemiología, Anagrama, 1972. <<

[113] Vladimir Propp, Morfología del cuento, Madrid,Fundamentos, 1972. La primera edición en ruso de1928. «En el terreno del cuento popular —dicePropp— el estudio de las formas y el establecimientode las leyes que rigen su estructura es posible, contanta precisión como la morfología de las formasorgánicas» p. 13, de la ed. al español de 1981. <<

[114] Mijail Bajtin, uno de los grandes teóricos de laliteratura del siglo XX. Nació en Rusia en 1895 ymurió en 1975. Bajtín rechaza la tendenciaestructuralista de considerar a los textos como sifueran unidades autónomas cuyo significado puedeestablecerse independientemente del contexto. Fundóuna idea dinámica de la estructura y de lo inacabadode los textos. <<

[115] S/Z, París Ed. du Seuil, 1970. En español,Siglo XXI, 1980. <<

[116] José Luis De Diego, Roland Barthes. Una babelfeliz, Editorial Almagesto, Buenos Aires, 1993. <<

[117] Umberto Eco, Lector in fabula, Bompiani,Milán, 1979. Trad. al español: Lector in fabula,Lumen, Barcelona, 1990. <<

[118] El placer del texto, Siglo XXI, 1974, p. 21. <<

[119] El Grano de la Voz, Siglo XXI, 1983, p. 147. <<

[120] 68 La aventura semiológica, Paidós, 1993, p.13 <<

[121] 69 Sade, Fourier, Loyola, París, ed. Seuil, 1970.En español: ed. Monte Ávila, Caracas. <<

[122] En la primavera de 1977 Barthes publica estelibro tomado de su curso de dos años sobre eldiscurso amoroso, haciendo un relato estructural delenamorado. Pone en escena y dramatiza el discursodel enamorado en una serie de figuras que dan título acada fragmento como si fuera una pancarta a lamanera de Bertold Brecht. En su lección inaugural alColegio de Francia, Barthes había señalado que es en«lo impuro de la lengua», el lugar donde pueden salirestos discursos sobre los aspectos cotidianos delamor: ausencia, angustia, drama, celos, cartas—…Fragmentos de un discurso amoroso le procurangrandes derechos de autor, por primera vez hapublicado un best seller. <<

[123] Fragmentos de un discurso amoroso,Siglo XXI, 1996, p. 13. Primera edición enSeuil, 1977. <<

[124] Op. cit. p. 17 <<

[125] Op. cit. p. 17 <<

[126] Op. cit. p. 18 <<

[127] Roland Barthes por Roland Barthes, Barcelona,Kairós, 1978. <<

[128] «El tercer sentido», 1970, Cahiers du cinéma.Citado de Lo obvio y lo obtuso, Paidós, 1995, p. 55.<<

[129] Op. cit. p. 60. <<

[130] «Arcimboldo o el retórico y el mago», 1978, p.134 de Lo obvio y lo obtuso, Roland Barthes,Paidós, 1995. <<

[131] Op. Cit. p. 141. <<

[132] El Grano de la Voz, op. cit. p. 238. <<

[133] «Análisis textual de un cuento de Edgar Poe», enla Aventura Semiológica, p. 324. <<

[134] La chambre claire: note sur la photographie,Gallimard y Seuil, 1980, p. 42. En español: Lacámara lúcida, Gustavo Gili, 1982. <<

[135] Umberto Eco, La estrategia de la ilusión,Lumen - De la Flor, págs. 8-92. Oliver Burguelin,citado por Calvet, en Roland Barthes. Biografía,Gedisa, 1992, p. 310. Original en francés: RolandBarthes, 1915-1980, Flammarion, 1990. <<

[136] Louis Calvet, Roland Barthes. Biografía,Gedisa, 1992, p. 310. <<

[137] Calvet, op. cit. 311. <<

[138] Jonathan Culler, Barthes, FCE, 1987. <<

[139] José Luis De Diego, Roland Barthes. Una BabelFeliz, Almagesto, 1993, p. 14. <<

[140] Jukia Kristeva, «Cómo hablar con la literatura»,en A.V., El proceso de la escritura, Bs. As.,Caldén, 1974. <<

[141] Susan Sontang, «La escritura misma sobreRoland Barthes», en Roland Barthes, EnsayosCríticos, Seix Barral. Ver también «Recordar aBarthes» en Punto de vista, Bs. As., Año 3, N.º 9,1980. <<

[142] Entrevista a Tzvetan Todorov, realizada porFernando Carvallo, en Clarín, Cultura y Nación,«Los peligros de la memoria», jueves 22 de marzo de1997. Ver también Tsvetan Todorov, «El últimoBarthes» en Vuelta Sudamericana, Bs. As. Año 1,N.º 9, abril 1987. <<

[143] Catherine Kerbrat-Orecchioni, La connotación,Hachette, 1983, p. 252. <<

[144] Roland Barthes, «Eléments de sémiologie»,Communications, N.º 4, nov. 1994. p. 130. <<

[145] Op. cit., p. 126. <<

[146] Algunos datos biográficos aquí reportados estánsacados del periódico Le Monde (22 Octubre 1991,pág 2; 29 Febrero 1992, pág 22; y 2 de Marzo 1992,pág. 20). <<

[147] Fabbri, Paolo; Tácticas de los signos, EditorialGedisa, España, 1995, pág 255. <<

[148] Latella, Graciela; Metodología teoríasemiótica, Ed. Hachette, Buenos Aires, 1985,Prólogo. <<

[149] Greimas: La semiótica del texto. Ejerciciosprácticos. Paidós Comunicación. 1983, Barcelona,pág. 111. <<

[150] Lucrecia Escudero Chauvel es una semiólogaargentina que realizó estudios en la Universidad deBolonia; se desempeñó como docente de Semióticaen la Carrera de Ciencias de la Comunicación de laUniversidad de Buenos Aires. <<

[151] Escudero Chauvel, Lucrecia: «Los años 60 y loscultural studies. La trayectoria de Umberto Eco»;Entrevista; 22/10/97; Telos 46; p. 2 y 3. <<

[152] Eco, Umberto; Apocalípticos e integrados antela cultura de masas; Barcelona; EditorialLumen; 1985; p. 12 <<

[153] Ibídem p. 12 <<

[154] 4Ibídem p. 13 <<

[155] Ibídem p. 15 <<

[156] Ibídem p. 19 <<

[157] Ibídem p. 24 <<

[158] Ibídem p. 13 <<

[159] Ibídem p. 30 <<

[160] Ibídem p. 15 <<

[161] Escudero Chauvel, Lucrecia; «Los años 60 y loscultural studies. La trayectoria de Umberto Eco»; op.cit. p. 2 <<

[162] Ibídem p. 3 <<

[163] Ibídem p. 3 <<

[164] aliquid que stat pro aliquo: algo que está enlugar de otra cosa (la traducción es nuestra). <<

[165] Eco, Umberto; Semiótica y filosofía dellenguaje; Barcelona; Editorial Lumen; 1990; p. 75<<

[166] Ibídem p. 13-14 <<

[167] Eco, Umberto; Signo; Barcelona; EditorialLabor; 1994; 173 <<

[168] Acerca del concepto de interpretante, ver elapartado sobre Peirce que explica este concepto. <<

[169] Eco, Umberto; Signo; op. cit.; p. 187 <<

[170] Ibídem, p. 74 <<

[171] Eco, Umberto; Semiótica y Filosofía delLenguaje; op. cit p. 130 <<

[172] Ibídem; p. 132 <<

[173] Eco, Umberto; Tratado de Semiótica general;Barcelona; Edit. Lumen; 1985; p. 130 <<

[174] Ibídem; p. 336 <<

[175] Eco, Umberto; Signo; op. cit., p. 63 <<

[176] Ibidem; p. 57 <<

[177] 27 Ibidem; p. 138-139 <<

[178] 28 Ibidem; p. 138 <<

[179] 29 A los signos icónicos generalmente se losdesigna imágenes visuales; en la actualidad, seidentifican no sólo con experiencias visuales, sinotambién con aquellas que no lo son. <<

[180] Eco, Umberto; Kant e l’ornitorinco; Milano,Bompiani; 1997; p. 317 (La traducción es nuestra).<<

[181] Ibidem; p. 321(La traducción es nuestra). <<

[182] Ibidem; p. 324 (La traducción es nuestra). <<

[183] Ibidem; p. 324(La traducción es nuestra). <<

[184] Ibidem; p. 327 (La traducción es nuestra). <<

[185] Ibidem; p. 328-329 (La traducción es nuestra).<<

[186] Ibidem; p. 106 (La traducción es nuestra). <<

[187] Ibidem; p. 110 (La traducción es nuestra). <<

[188] Ibidem; p. 110 (La traducción es nuestra). <<

[189] Ibidem; p. 111 (La traducción es nuestra). <<

[190] Ibidem; p. 112 (La traducción es nuestra). <<

[191] Ibidem; p. 117 (La traducción es nuestra). <<

[192] Ibidem; p. 116 (La traducción es nuestra). <<

[193] Las unidades culturales o unidades semánticasson observables, es decir, son prácticas de undeterminado género y convencionalizadas comosignos; y pueden ser manipuladas, o sea, «tocadas»empíricamente bajo la forma de uno de susinterpretantes. Algunos ejemplos: palabras escritas,definiciones expresadas, gestos, dibujos hechosfísicamente, etc. <<

[194] Ver concepto de semema. <<

[195] Recordemos que las reglas metalingüísticaspermiten que el código se describa a sí mismo o quedefina las propiedades de otros códigos. <<

[196] Eco, Umberto; Signo; op. cit., p. 183 <<

[197] Procedimiento que permite sacar consecuenciade un hecho o principio. <<

[198] Eco, Umberto Semiótica y Filosofía delLenguaje; op. cit p. 61 <<

[199] Sobre la abducción, ver también lo que afirmaPeirce; p. de este libro. <<

[200] Ibídem; p. 60-61 <<

[201] Recurso utilizado para moldear los discursos.<<

[202] Eco, Umberto Semiótica y Filosofía delLenguaje; op. cit.; p. 170 <<

[203] H. P. Grice es un filósofo americano que ejercióinfluencia en la investigación pragmática gracias a lapublicación de su ensayo —1957—, en el que trata ladiferencia entre significado natural y significado nonatural. <<

[204] Bertuccelli Papi, Marcella; Qué es lapragmática; Barcelona; Paidós; 1996; p. 54 <<

[205] Eco, Umberto; Semiótica y Filosofía delLenguaje; op. cit.; p. 189-190 <<

[206] Ibídem; p. 172 <<

[207] Ibídem; p. 218 <<

[208] Ibídem; p. 228 <<

[209] Ibídem; p. 340 <<

[210] Ibídem; p. 211 <<

[211] Ibídem; p. 236 <<

[212] Ibídem; p. 273 <<

[213] Ibídem; p. 282 <<

[214] Carl Gustav Jung (1875-1961) fue un psiquiatray psicólogo suizo que desarrolló la Psicologíaanalítica, más tarde denominada Psicologíacompleja. Sus aportes van desde el área médico-terapéutica y pedagógico-sociológica hasta el ámbitode la historia de la cultura (etnología, mitología,historia de la religión, poesía, concepto de arte, etc.).<<

[215] Eco, Umberto; Semiótica y Filosofía delLenguaje; op. cit; p. 257 <<

[216] El nominalismo es una corriente filosóficanacida en la Edad Media, según la cual losuniversales o abstracciones no poseen una realidadesencial, sino que son objetos individuales conexistencia real. El nombre de «nominalismo» se debea que los universales eran considerados sólonombres. <<

[217] Los conceptos de género y especie permitenenunciar con claridad el significado de una palabra.Un ejemplo clásico: «El hombre es un animalracional». En este caso, animal corresponde algénero, dentro del cual encontramos la especie de loshombres; la característica de ser racional establecela diferencia que distingue la especie de los hombresde las demás especies animales. <<

[218] Eco, Umberto; Tratado de Semiótica General;op. cit.; p. 480 <<

[219] Willard van Orman Quine (1908—) es un lógicoy epistemólogo estadounidense. Entre susinvestigaciones más importantes encontramos las quetratan la lógica matemática y la teoría del significadoy de la referencia —con la que sienta la diferenciaentre lo que una expresión significa y lo que nombra.<<

[220] Eco, Umberto; Signo; op. cit.; p. 166 <<

[221] Ibídem; p. 174 <<

[222] Guillermo de Occam, (c. 1298-c. 1349)sacerdote franciscano inglés, fue filósofo y teólogoescolástico. Se lo considera el mayor representantede la escuela nominalista. <<

[223] Eco, Umberto; El nombre de la Rosa; BuenosAires, Editorial Lumen/Ediciones de la Flor; 1988; p.25 (El subrayado es nuestro). <<

[224] Ibidem; p. 607 (El subrayado es nuestro). <<

[225] Eco, Umberto; Kant e l’ornitorinco; op. cit.; p. 36-37 (La traducción es nuestra). <<

[226] Ibídem; p. 42 (La traducción es nuestra). <<

[227] Ibídem; p. 10 (La traducción es nuestra). <<

[228] Ibídem; p. 24 (La traducción es nuestra). <<

[229] Ibídem; p. 10 (La traducción es nuestra). <<

[230] Ibídem; p. 39 (La traducción es nuestra). <<

[231] Ibídem; p. 40 (La traducción es nuestra). <<

[232] Ibídem; p. 42 (La traducción es nuestra). <<

[233] Ibídem; p. 42 (La traducción es nuestra). <<

[234] Escudero Chauvel, Lucrecia: «Los años 60 y loscultural studies. La trayectoria de Umberto Eco»;Entrevista; op. cit.; p. 4 <<

[235] Reportaje realizado a Eliseo Verón por ÉlidaBustos y Diego Dillenberger para la revista Imagen,año 1, n.º8 Diciembre 1996/ Enero 1997. Variosdatos que reportamos a continuación los sacamos deeste mismo artículo. <<

[236] Nos referimos a la entrevista concedida porEliseo Verón a la Profesora María Laura Braga enMayo de 1998. <<

[237] Eliseo Verón desarrolla el análisis de la teoríade los discursos sociales entre 1976 y 1980. <<

[238] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; Bs. As,Gedisa, 1987, p. 17 <<

[239] Ibídem; p. 18 <<

[240] Ibídem; p. 19 <<

[241] Ibídem; p. 19-20 <<

[242] Ibídem; p. 20 <<

[243] Ver p. de este Libro. <<

[244] Hay que recordar que el Cours, no fue escritopor Saussure, sino sobre la base de las notas tomadaspor sus discípulos. <<

[245] El positivismo es una doctrina, fundada porAuguste Comte, que se instaura como teoría delsaber. Esta teoría reacciona ante la filosofíaromántica especulativa; y, por lo tanto, rechaza elconocimiento metafísico y no admite otra realidadque no sean los hechos. <<

[246] Auguste Comte (1798-1857) fue un filósofo ysociólogo francés que fundó el positivismo y creó laSociología moderna. Defendió la reforma de lasociedad sobre la base de la ciencia y la filosofíapositivas. Algunas de sus obras son: Curso deFilosofía positiva; Discurso sobre el espíritupositivo; Catecismo positivista o exposiciónsumaria de la religión universal; etc. <<

[247] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 42 <<

[248] Ibídem; p. 58-59 <<

[249] Ibídem; p. 61 <<

[250] Ibídem; p. 73 <<

[251] Federico Ludwig Gottlob Frege (1848-1925) fueun matemático y lógico alemán. Si bien su trabajo fuepoco reconocido en su época, actualmente seconsidera que estableció las bases de la lógicamatemática moderna y de la filosofía del lenguaje.Con respecto al uso del lenguaje en relación a lalógica señaló: «En verdad, no es la menor de lastareas del lógico indicar las trampas que pone ellenguaje en el camino del pensador». <<

[252] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 121 <<

[253] Ibídem; p. 100 <<

[254] El Funcionalismo es una teoría que estudia a lasociedad, considerándola como un conjunto deinstituciones que funcionan con el objetivo demantener el conjunto; donde el mal funcionamiento deuna de las partes exige el reajuste de las otras. En laprimera mitad del siglo XX, el funcionalismo seconstituyó como modelo teórico importante para eldesarrollo de estudios antropológicos; por ejemplo,los que hizo Malinowski en las islas Trobriand,donde ideó una teoría de la cultura que explicaba quelas instituciones sociales existían porque erancapaces de satisfacer las necesidades psicológicashumanas. <<

[255] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 100 <<

[256] Ibídem; p. 103 <<

[257] Para profundizar el desarrollo de estos temas verCapítulo de este libro. <<

[258] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 104 <<

[259] Ibídem; p. 106 <<

[260] Ver el Capítulo correspondiente a Peirce, p. <<

[261] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 104. <<

[262] Ibídem; p. 109 <<

[263] Ibídem; p. 119-120 <<

[264] Ibídem; p. 119 <<

[265] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 124 <<

[266] Ibídem; p. 125 <<

[267] Ibídem; p. 125 <<

[268] Ibídem; p. 126 <<

[269] Ibídem; p. 188 <<

[270] Ibídem; p. 124 <<

[271] Ibídem; p. 124 <<

[272] Verón, Eliseo; Construir el acontecimiento;Bs.As., Gedisa, 1987, p. IV. <<

[273] Ibídem; p. IV-V. <<

[274] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 129 <<

[275] Ibídem; p. 127 <<

[276] Ibídem; p. 129 <<

[277] Ibídem; p. 129 <<

[278] Ibídem; p. 129 <<

[279] Verón designa «lectores» a aquellos que llevan acabo el reconocimiento o consumo de un determinadosoporte. <<

[280] 45 El análisis del contrato de lectura de lasrevistas francesas se puede encontrar en el artículode Eliseo Verón en «Les Médias: experiencies,recherches actuelles, aplications»; París, IREP, 1985.<<

[281] Verón, Eliseo; «La palabra adversativa»;AA.VV, El discurso político. Lenguajes yacontecimientos; Bs. As., Hachette, 1987, p. 16 <<

[282] Ibídem; p. 16 <<

[283] Ibídem; p. 17 <<

[284] Ibídem; p. 17 <<

[285] Ibídem; p. 17 <<

[286] Ibídem; p. 19 <<

[287] Ibídem; p. 20 <<

[288] Ibídem; p. 20 <<

[289] Ibídem; p. 21 <<

[290] Ibídem; p. 22 <<

[291] Ibídem; p. 22 <<

[292] Ibídem; p. 23 <<

[293] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 134 <<

[294] Ibídem; p. 137 <<

[295] Ibídem; p. 139 <<

[296] Ibídem; p. 134-135 <<

[297] A mediados de los 70, Verón aborda el análisisde la relación entre lo ideológico y la cientificidad.Ésta fue la ocasión para iniciar la explicación deltejido de la discursividad social. <<

[298] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 15 <<

[299] Ibídem; p. 15 <<

[300] El conocimiento científico aparece, también, deuna forma práctica que implica tecnologías yoperación sobre lo real; una transformación deoperaciones discursivas en operaciones de naturalezapráctica. <<

[301] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 16 <<

[302] Ibídem; p. 17 <<

[303] Ibídem; p. 17 <<

[304] Ibídem; p. 21 <<

[305] Ibídem; p. 141 <<

[306] Ibídem; p. 141 <<

[307] Metonimia es una figura retórica que según laretórica clásica implica una relación de contigüidadentre los términos. Podemos describirla como larelación entre dos términos incluidos en un conjuntoque los engloba. <<

[308] Hay que tener en cuenta que la primeraestructuración de la tipología de contacto en relacióna lo que Verón llama cuerpo significante,corresponde —según Piaget— a las fases inicialesdel período sensomotriz, que es anterior al lenguaje.<<

[309] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 142-143. <<

[310] Ibídem; p. 143 <<

[311] Ibídem; p. 144 <<

[312] Ibídem; p. 146 <<

[313] Verón vincula la estructuración de la imagen delcuerpo con el «estadio del espejo», teorizacióndesarrollada al respecto por Jacques Marie Lacan —(1901-1981), psicoanalista francés que se interesópor la posición del psicoanálisis, la enseñanza, latransferencia (vínculo de amor), la preparación delos analistas y su estatuto en la sociedad—. Segúneste autor, se trata de una «fase de constitución delser humano»; es decir, posibilita una identificaciónfundamental y la conquista de la imagen del cuerpo,que estructura el yo. La fase del espejo se da cuandoel niño tiene entre seis y dieciocho meses; y puededividirse en tres etapas: En un primer momento, elniño percibe la figura del espejo como un ser realque trata de acercarse; en un segundo momento, elniño va a advertir que el otro del espejo no es otracosa que una imagen y no un ser real; y la terceraetapa implicará una toma de conciencia del otrocomo imagen, y del otro como si fuera su propiaimagen. Ahora, el niño, al saber que aquello que veen el espejo es una imagen y que, a su vez, estaimagen es la suya, logra su propia identificación. <<

[314] Verón, Eliseo, La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 146. <<

[315] En «Il est la, je le vois, il me parle» («Está ahí,lo veo, me habla»); Copia mimeografiada; —enEnunciation et cinema, Ed. Communications, N.º 38,Francia, 1983—, Eliseo Verón desarrolla reflexionesreferidas, especialmente, a las modalidades defuncionamiento del noticiero televisivo francés. <<

[316] La pragmática es una disciplina que analiza «lasrelaciones entre los signos y sus intérpretes»; esdecir, estudia los vínculos existentes entre signos ylenguajes con el uso que se les da en la sociedad. <<

[317] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 9. <<

[318] John L. Austin (1911-1960) fue un filósofobritánico de gran importancia en el pensamientooccidental. Estudió y enseñó en la Universidad deOxford. A partir de sus conferencias, seminarios yclases fueron elaboradas obras que expresan susideas. Cómo hacer cosas con palabras es una de lasobras que trata temas fundamentales de la filosofíadel lenguaje: expresa el interés de este autor por ellenguaje corriente y desarrolla su teoría de los actoslingüísticos. <<

[319] La «teoría de los actos lingüísticos» toma alacto lingüístico como unidad de análisis; y, a su vez,considera que «decir algo» implica llevar a cabosimultáneamente un acto locutorio, un acto ilocutorioy un acto perlocutorio. <<

[320] La hipótesis de la convencionalidad fue objetadapor teóricos pertenecientes al ámbito mismo de lapragmática de los actos de lenguaje. Cuestionaban,por ejemplo, la naturaleza convencional de algunosactos ilocucionarios; como es el caso del hecho deplantear una objeción. El valor ilocucionario de estosactos no depende de ninguna convención. <<

[321] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit.; p. 164. <<

[322] Bertuccelli Papi, Marcella; Qué es laPragmática; Barcelona, Paidós, 1996, p. 39 <<

[323] Verón, Eliseo; La semiosis social. Fragmentosde una teoría de la discursividad; op. cit., p. 188. <<

[324] Ibídem; p. 188 <<

[325] Ibídem; p. 207 <<

[326] Ibídem; p. 228 <<