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Las letras barrocas en Sigüenza y Góngora. Del análisis poético al histórico, como base para construir el criollismo. Trabajo final para acreditar la materia de Historiografía de México I Hernández Gallegos Miguel Ángel, “La escritura nos suministra la fuente de toda erudición” Carlos de Sigüenza y Góngora Introducción. Las expresiones humanas son construidas a partir de su cultura y éstas se reflejan en varias formas, construyendo así mentalidades que se manifiestan por medio del lenguaje ya sea por medio oral o por medio escrito; de esta manera, es que las mentalidades y los idearios colectivos se van creando en bases a los anteriores y así penetrando en la mente de los miembros de la sociedad en la se encuentran inmersos, al final se unifican en identidades colectivas. Dicho proceso es el que se dio con la formación de la identidad criolla. En ocasiones definir los conceptos se puede volver caótico y contradictorio, por ello me enfrascaré en colocar a un ideario que perduró durante varios siglos y que aún hoy en día se puede llamar a esta mentalidad como precursora de la identidad mexicana. El criollismo no es una mezcla; sin embargo, para explicarlo puede ser confuso, es quizá más bien, una amalgama que formada de dos o más sustancias que no 1

Letras Barrocas Final

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Las letras barrocas en Sigüenza y Góngora. Del

análisis poético al histórico, como base para

construir el criollismo.

Trabajo final para acreditar la materia de Historiografía de México I

Hernández Gallegos Miguel Ángel,

“La escritura nos suministra la fuente de toda erudición”Carlos de Sigüenza y Góngora

Introducción.

Las expresiones humanas son construidas a partir de su cultura y éstas se reflejan

en varias formas, construyendo así mentalidades que se manifiestan por medio del

lenguaje ya sea por medio oral o por medio escrito; de esta manera, es que las

mentalidades y los idearios colectivos se van creando en bases a los anteriores y

así penetrando en la mente de los miembros de la sociedad en la se encuentran

inmersos, al final se unifican en identidades colectivas. Dicho proceso es el que se

dio con la formación de la identidad criolla. En ocasiones definir los conceptos se

puede volver caótico y contradictorio, por ello me enfrascaré en colocar a un

ideario que perduró durante varios siglos y que aún hoy en día se puede llamar a

esta mentalidad como precursora de la identidad mexicana. El criollismo no es una

mezcla; sin embargo, para explicarlo puede ser confuso, es quizá más bien, una

amalgama que formada de dos o más sustancias que no deben de ser en igual

cantidades precisamente forman otra sustancia distinta a las anteriores.

Pues bien, uno de los mayores exponentes de esta amalgama criolla es

Carlos de Sigüenza y Góngora como parte del pensamiento criollo que para la

segunda mitad del siglo XVII con cuestiones como la Conquista del centro de

México como un hecho más que consumado y casi superado, es que se puede

voltear a ver qué es lo que podemos interpretar de dicho proceso tan complejo.

Para lograr entonces este cometido acerca de estudiar el pensamiento criollo por

vía de Sigüenza y Góngora, y debido a lo dispar de su amplia y variada obra, es

que mi intención se centrará de manera primordial en sus versos.

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Me enfrenté sin duda a uno de los procesos históricos a nivel mental y

colectivo más complejos: el criollismo. Para ello es que tomé al que desde antes

consideré como un precursor de esta manera de pensar: Carlos de Sigüenza y

Góngora; así mismo intentaré usar sus poemas para evidenciar tal mentalidad.

Buscaré el formar un concepto para referirme a tal mentalidad y de ahí observar la

injerencia que tuvo la mentalidad con los demás grupos novohispanos

contemporáneos y anteriores.

Las letras del siglo XVII, de lo general a lo barroco.

José Rojas Garcidueñas señaló desde la mitad del siglo anterior que:”El

cultivo de las bellas letras no fue [en Sigüenza y Góngora] mera afición que

pudiera haberse satisfecho con algunos versos juveniles; de hecho, el cultivo de la

poesía fue para él cosa tan profesional y seria como cualesquiera de las otras

disciplinas.”1 Entonces, estamos frente a un hombre de su tiempo que se

encuentra convencido de la enorme importancia de poseer varias de las ciencias

que hasta ese momento se conocían y que le eran importantes, sumido en una

cultura barroca2 que se expandía a todos los ámbitos culturales del hombre no

sólo novohispano. Escritor de obras de índole cosmográfica, matemática, poeta e

histórica con una pluma sumamente compleja, es aquí donde se convierte su idea

en algo más amplio que se puede traducir como el precursor de la amalgama

criolla.

Definir qué es la literatura es algo sumamente difícil como lo es definir casi

cualquier disciplina que tiene como base a las humanidades, sin embargo ello no

es cosa sin sentido, más bien es enfrentarte a algo tan cotidiano que está en todo

momento en función del entendimiento humano mismo. La línea que tiene la 1 José Rojas Garcidueñas, “Prólogo” en Sigüenza y Góngora, Carlos de, Obras históricas, México, Porrúa, 2002, p. IX. 2 Uso el término barroco en su sentido más amplio, como las acepciones que marca la Real Academia de la lengua Española, éste término se explica como el estilo de ornamentación caracterizado por las volutas y como el periodo de la cultura europea y su influencia así como su desarrollo en América durante el siglo XVII y XVIII donde prevaleció este modelo artístico. Sin embargo, es la tercera acepción la que nos ayudará en mayor medida en torno a lo que queremos estudiar: “excesivamente cargado de adornos”, y es aquí donde el estudio sobre la narración que se detalla en el Teatro de las virtudes políticas tendrá más sentido. Según Real Academia de la Lengua Español, Diccionario de la Lengua Española, www.rae.es, (22 de noviembre de 2014).

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historia y la literatura en años recientes se ha hecho más angosta, de ahí que

algunas de las teorías posmodernas3 están en función de tal unión, y el primer

momento está constituido por el mismo giro lingüístico,4 que, aunque no es mi

intención desglosar tales problemáticas, es más bien una apología del trabajo

subsecuente.

Los textos del siglo XVII tuvieron sin duda estas características barrocas en

su escritura, tanto en España como en la Nueva España, y es ahí donde el trabajo

jesuita y sus ideas humanistas tuvieron mayor auge, ello aunado a la labor

realizada por la Universidad Real y Pontificia que podemos explicar este fenómeno

cultural. En general podemos decir que el barroco español se origina por el

agotamiento de las formas y en respuesta a la lírica clásica, se busca la

desmesura, el desequilibrio y la distorsión y no sólo en las temáticas, sino en

todas las construcciones lingüísticas que presentan. Según Oreste Macrí autores

como Francisco de Quevedo, Luis de Góngora y Lope de Vega; así como Sor

Juana Inés de la Cruz son los más emblemáticos;5 sin embargo, Carlos de

Sigüenza y Góngora no figura en el trabajo citado, y ello obedece a que

propiamente no es considerado como parte de la misma estructura de

pensamiento barroco; o bien, que se complementan recíprocamente entre las

mismas ideas, no fue sólo escritor y poeta fue sin duda un hombre con miradas

más amplias. La actividad poética de Sigüenza está caracterizada por esta unión

barroca de elementos y para muestra la sexta y séptima estrofas de la “Primavera

Indiana”:

3 El concepto de posmodernidad en la historiografía es complejo, sin embargo en palabras someras es “[…] su rechazo a que la escritura histórica se refiere a un pasado histórico real”. Según Iggers, Georg, “El giro lingüístico: ¿el fin de la historia como disciplina académica? en Historia de la historiografía contemporánea (de 1968 a nuestros días), México, Instituto Mora, 2005, p. 234. 4 Es el comprender la importancia que ha tomado el estudio lingüístico para la historia en tiempos contemporáneos lo que da cabida a esta aclaración, siendo el principal elemento de esta idea “el reconocimiento del lenguaje o el discurso en la constitución de las sociedades. “ahora las estructuras y los procesos sociales que se consideran determinantes de una sociedad y una cultura se ven cada vez más como productos de una cultura entendida como una comunidad comunicativa” Ibidem p. 218. 5 Según Macrí, Oreste, “La historiografía del barroco literario español” http://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/15/TH_15_123_009_0.pdf&ved=0CB$QFjAC&usg=AFQjCNGITj7PpF1Kiz4y2S2z7fnxRhzP5g&sig2=9-IWc__FTeqslmEoJPGNMw (22 de noviembre de 2014). Además de ser herederos de una cultura lingüística y poética anterior a ellos mismos, ya que este proceso de ruptura y cambio no es exclusivo de la identidad criolla, más bien es una generalidad histórica aplicable a cualquier manifestación cultural del hombre.

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[…]Rinda en vez del aroma nabateo sonoros cultos mi terrestre labioaunque a tan noble majestuoso empleoquerúbicos acentos son agravios.Los números (modelo del deseo)sean de tanto empeño desagravio,mientras al orbe en armoniosa sumami voz cadencias, rasgos da mi pluma.

Oh, Tú, que en trono de diamantes puros,pisando estrellas vistes del sol rayos, a cuyo lustre ofrecen los Colurosbrillantes luces de su obsequio ensayos.purifica mi acento, y mis impuroslabios se animen florecientes mayos que a tu sombra mi voz bella María triunfa inmortal del alterable día.[…]6

En las estrofas anteriores se muestra la característica abigarrada de la lírica

novohispana, cosa que se vuelve más compleja en otros autores como los que ya

mencioné. Regresando pues a la problemática puramente histórica y su relación

con la lengua, según Michel Foucault: “La historicidad de la literatura pasa

obligatoriamente por el rechazo de la literatura misma, y este rechazo de la

literatura hay que tomarlo en toda la madeja muy compleja de sus

negociaciones;”7 y hacer eso es precisamente el objetivo de este trabajo, revisar la

historicidad de los textos literarios de Sigüenza y Góngora para revisar un proceso

cultural: la amalgama criolla.

Como lo mencioné antes, el lenguaje es parte de estas manifestaciones

culturales y la literatura una de las expresiones de este mismo; pero ¿qué es la

literatura? Y ¿Los textos de Sigüenza y Góngora son literatura? Preguntas

sumamente complejas, y para responderlas acudiré de nuevo a Foucault. Si la

literatura es parte de este amplio espectro cultural que llamamos lenguaje y que se

6 Sigüenza y Góngora, Carlos de, “Primavera indiana, poema sacrohistórico, idea de maría santísima de Guadalupe de México, copiada de flores” en http://luxdomini.net/_gpe/contenido1/guadalupe_primavera_indiana.htm (22 de noviembre de 2014). 7 Michel Foucault, Lenguaje y literatura, Barcelona, Paidos, 1996, p. 68.

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entiende como: “el murmullo de todo lo que se pronuncia y es al mismo tiempo ese

sistema transparente que hace que, cuando hablamos se nos comprenda;”8 es

decir; para Foucault, el lenguaje es amplio y difuso a la vez que es todo aquello

cultural o no que logra que dos humanos se entiendan, sin embargo dentro de

este gran espectro se encuentra a la obra que entiende “dentro del lenguaje, esta

configuración de lenguaje que se detiene sobre sí, que se inmoviliza, que le

constituye un espacio que le es propio”9, finalmente dentro de estos dos círculos

de pensamientos y construcción mental se encuentra a la literatura: “No es la

forma general de cualquier obra de lenguaje, no es tampoco un lugar universal

donde se sitúa la obra de lenguaje […] es una expresión única e irreal.”10

Aunque por ser irreal no quiera decir que no pueda existir dentro de este

enorme espectro cultural lingüístico. Acudiendo a la segunda pregunta, En

particular los versos de Carlos de Sigüenza tienen esta característica de ser

literatura, misma que se manifiesta con su trabajo escrito en la obra como

construcción a manera de irrealidad, siempre tomando en cuenta que a pesar de

que la literatura tenga esta forma particular de crear lo dicho es que su obra se

torna irreal; en general podemos decir que todo verso forma parte de la literatura,

es decir, el hombre común no va por la vida expresándose poéticamente en todo

momento y con pocas palabras puede señalar lo que se desea y así cumplir con la

primera función del lenguaje: la comunicación. Por ello señala Tomás Navarro

Tomás que: “Conocer la naturaleza del verso es condición indispensable para

8 Ibidem, p. 649 Loc cit. En palabras más sencillas, Foucault entiende a la literatura inmersa en dos círculos más grandes; el primero de enormes dimensiones, el lenguaje; el segundo, dentro de el mismo lenguaje existe la creación de este mismo como una serie de codificaciones que se crean y que logran el principal objetivo del lenguaje mismo, la obra. El crear un texto como parte de un proceso cultural refleja a la cultura misma del hombre, por ello es que si bien la obra puede ser desde una carta que logre expresar un pensamiento básico acerca de un suceso completamente cotidiano, también lo es una narración jurídica de los hechos y lo es a su vez, un texto periodístico; sin embargo la literatura va más allá aunque su espectro es mucho más reducido en sentido de la amplitud y del manejo de este mismo; es pues, una construcción dentro de una obra y dentro del lenguaje que tiene un sentido irreal en sus expresiones. Es decir, es lenguaje diferente al que se usa a diario y que sólo pretende hacernos expresar o decir algo, la literatura busca ir más allá de sólo decir, es una expresión del sentir del hombre como parte de una expresión cultural al mismo tiempo. 10 Loc cit.

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componerlo con acierto, para interpretarlo con propiedad y para sentir y apreciar

su valor.”11

En torno a la segunda pregunta y siguiendo la idea de Foucault, la literatura

del siglo XVII en general no es literatura. Es decir que pertenecen a la literatura, lo

cual quiere decir que forman parte en este momento de nuestra literatura actual, y

forman parte de la literatura gracias a cierta relación que sólo nos concierne de

hecho a nosotros12, es decir como una construcción a posteriori de lo que para hoy

es para nosotros literatura como esta expresión de lenguaje, pero esto no sucede

exclusivamente con las obras del siglo XVII, ya que:

[…] lo que sucede es que, en la época clásica en cualquier caso antes de finales del siglo XVII, toda obra existía en función de cierto lenguaje mudo y primitivo que ella estaría encargada de restituir […] Ese lenguaje mudo era en cierto modo el fondo inicial, el fondo absoluto del que toda obra en lo sucesivo venía a desprenderse, en cuyo interior venía a alojarse. Ese lenguaje mudo, lenguaje interior a los lenguajes era la palabra de Dios; era la verdad, era el modelo, eran los clásicos, era la Biblia, dándole a la palabra misma “biblia” su sentido absoluto es decir, su sentido común.13

Ya que hemos definido los problemas que se nos aparecen al tratar de sólo

referirnos a la poética de Sigüenza, es momento de particularizar un poco en los

poemas, no sin antes recordar que son éstas expresiones bellas con un lenguaje

cuidadoso y rítmico lo fundamental en el presente análisis, ya que considero a

éstos como y una expresión más cercana a lo que podemos separar en esta

amalgamación de la identidad criolla. Entonces tenemos a dos ideas: una tradición

prehispánica y una europea veamos pues cómo se expresan cada una.

La tradición prehispánica expresada desde sus cronistas.

Desde la llegada de Hernán Cortés y sus expresiones en sus Cartas de

Relación que se comienza a hablar sobre el valor de lo indígena para el europeo,

ya que por un lado se habla de la grandeza de las ciudades que se busca

conquistar ya que: “a su ciudad no los acabar de destruir, porque era la más

11 Tomás, Navarro Tomás, Arte del verso, Madrid, Colección Malaga, 1975, p. 9 12 Foucault, Op.cit. p. 6413 Ibidem, p. 78.

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hermosa cosa del mundo; y no nos aprovechaba decirles que no habíamos de

levantar los reales, ni los bergantines habían de cesar de les dar guerra por el

agua, ni que habíamos destruido a los de Matalcingo y Malinalco.”14 Décadas

después de Diego Muñoz Camargo el que señala acerca de las riquezas de

Tenochtitlán de esta manera: “Gran suma de riqueza de oro y pedrería, fie la que

en aquella salida se perdió, la cual fue del tesoro de Moctheuzomatzin, que fue

como fuese muerto, mandó Cortés que la mayor parte se fundiese, porque en

piezas y joyas de oro labrado hacía mucho volumen.”15

Únicamente nombro a dos del siglo XVI, sin embargo es conocido el trabajo

de varios cronistas más; pero uno de los que más van a condensar todo este

conocimiento en los años siguientes es Fray Juan de Torquemada en su

Monarquía Indiana. Torquemada dice que: “Todos los que escriben libros Dios y

señor mío, buscan modos cómo más honrarlos y amparalos de los que calumnian

y unos los dedican a reyes y monarcas poderosos.”16 Igualmente Sigüenza

sostiene que “[…] intento proponer al Excelentísimo Señor Marqués de la Laguna

un teatro de virtudes políticas, para que sirviéndole de espejo adorna y compara tu

vida con las ajenas virtudes.”17 Y aunque las letras no están en verso sí

demuestran cierto grado de permanencia, ya que la obra de Torquemada es

publicada primeramente en Madrid en 1615 en Sevilla y reeditada en 1723 en

Madrid, de hecho es esta la que última la que se conoce; mientras que el Theatro

de las virtudes políticas es publicado en 1680.

En la misma Monarquía indiana el autor sostiene que:

Aunque es verdad que hubo en esta ciudad de México muchos señores y reyes que fueron ilustrando esta ciudad y en ella edificaron palacios y casas reales […] la grandeza de todos juntos [los monarcas aztecas] se cifró en este [Motecuhzoma] monarca excelentísimo; y así se dice que la casa real donde este príncipe ordinariamente vivía, era cosa admirable ver su grandeza, así de salas como de otros

14 Hernán Cortés, Cartas y documentos, (introducción de María Hernández Sánchez-Barba), México, Porrúa, 1963, p. 176.15 Diego Muñoz Camargo, Historia de Tlaxcala, (anotada por Alfredo Chavero), México, Porrúa, 1978, p. 224. 16 Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana, Tomo I (edición preparada por Miguel León-Portilla), México, UNAM Instituto de Investigaciones históricas, 1975, p. XIX. 17 Carlos de Sigüenza y Góngora, Obras históricas, México , Porrúa, 2002, p. 279

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retraimientos, altos y bajos aposentos, puertos y edificios, y todas estas cosas muy notables.18

Y Góngora escribe:

Este Monarca absoluto, que con la mano y el ceño se supo hacer alto dueño del occidental tributo; como en el celeste bruto que debe al sol majestad, sin que la benignidad le aminorase la alteza, de su misma fortaleza se forjó su suavidad.19

En ambos casos, se exalta la virtud del gran tlatoani que se enfrentó con

valor a los invasores, el tlatoani más importante y que la misma historia se ha

encargado de perpetuar su nombre para que siempre lo recuerde el hombre de

hoy, para que el hombre novohispano se refleje en el antiguo gobernante

indígena. A su vez, lo señala como el que se supo hacer dueño del tributo como

parte de una fuerza que funcionaba en el poder y que supo embellecer la ciudad

de México. No estudia precisamente al monarca y en general, en todo el Theatro

de las virtudes políticas muestra fundamentalmente a la emblemática, lo cual es

típico para la época20, así logra evidenciar a la representación sobre el Monarca.

Es pues el mismo tlatoani al que ambos se refieren, sin embargo dejemos hasta

aquí esta relación para regresar a la poética para demostrar la otra permanencia:

la española.

La otra parte y la tradición poética.

18 Torquemada, Op.cit. p. 40719 Siguenza, Op.cit. Obras… p. 343-344.20 Helga Von Kugelgen, “La línea prehispánica. Carlos de Sigüenza y Góngora y su Theatro de las virtudes políticas que constituyen a un príncipe” http://www.destiempos.com/n14/kugelgen.pdf (28 de noviembre de 2014).

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Primeramente analicemos formalmente uno de los poemas de Sigüenza y

Góngora entendiendo las tres partes fundamentales de la poesía: al verso, como

la serie de palabras cuya disposición produce un determinado efecto rítmico; la

sílaba, como la unidad básica de la construcción textual; y a los grupos vocálicos,

como la separación silábica en pronunciamiento de las vocales inmediatas. Ya que

los poemas de Sigüenza y Góngora se van entre la historia y las representaciones,

tomaré ahora uno que viene en el Epinicios Glatulatorios, particularmente un

soneto que muestras cómo se dedica el autor a la construcción lingüística para dar

un ritmo particular; se presenta con sus divisiones silábicas y su número de

sílabas:

Co/mo/ era/ tu/ya/ gran/ se/ñor/ (8)Con/que/ la/ Is/la es/pa/ño/la a/se/gu/ras/te/ (12)Por/ eso a/ su/ de/fen/sa a/de/lan/tas/te/ (10)Aun/que an/tes/ que/ las/ ar/mas/, la/ vic/to/ria/. (11)

No/ ca/be he/cho/ tan/ gran/de en/ po/ca his/to/ria/: (11)que a/ tan/ta e/ter/ni/dad/ lo en/co/men/das/te/, (11)que/ la in/mor/ta/li/dad/, que/ te/ ga/nas/te/, (11)aún/ no/ que/da/ ca/bal/ a/ su/ me/mo/ria/ (11)

Si/ la/ ne/ce/si/dad/ lo/ de/man/da/ra/ (11)De/sai/re/ pa/re/cie/ra a/ lo/ que hi/cis/te/, (11)Que/ por/ o/bli/ga/ción/ só/lo/ se o/bra/ra/: (11)

Pues/ tú/ tan/ so/bre/ to/do/ te/ pu/sis/te/, (11)Que/, por/que a/ tus/ a/cier/tos/ al/can/za/ra/, (11)La/ mis/ma/ pro/vi/den/cia/ pre/ve/nis/te/ (11)

A pesar de lo difícil que pueda parecer esta lectura es importante no dejar

de lado el hecho de que las construcciones de los grupos vocálicos, que se

muestran muy semejantes entre verso y verso; y sí el lector lo logra leer de corrido

podrá darse cuenta del ritmo que se crea ya que sin que haya una relación

lingüística obvia en la naturaleza silábica, la cantidad permea por alcanzar un

papel fundamental en la creación rítmica de las estrofas. O como lo dice Tomás

Navarro “Los periodos con sus tiempos marcados y su duración semejante

determinan el compás; la forma y disposición de las cláusulas organizadas en

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periodos, y periodos regularizados proporcionalmente por los apoyos del acento

constituyen los elementos fundamentales de la versificación española.”21

Así pues se muestra un alto grado de tradición que se muestra en la rima

como parte de la tradición medieval heredada por los grupos españoles hacia el

siglo XIII 22, determinarlo es complejo por la falta de referencias claras en los

autores23; sin embargo para el llamado siglo de oro español éstas mismas

recurrencias se trajeron a la Nueva España por la labor misionera24, y la educativa

en la Universidad de la Ciudad de México; así tenemos a una tradición de escritura

y de filosofía de la historia que se puede ver no sólo en Góngora sino ya desde

Torquemada cuando sostiene que: “[…] si la historia es una narrativa de cosas

acaecidas y verdaderas y los que las vieron y supieron no las dejaron por

memoria, será fuerza al que después de acaecidas quiere escribirlas que vaya a

ciegas en el tratarlas a que en cotejarlas varias que se dicen.”25

En el Theatro de las virtudes políticas se amplían tales ideas, al describir y

justificar el tablero principal de la segunda fachada y cómo en los versos se

pueden notar estas intenciones por un lado de exaltación nacionalista, la

eternización de la labor humana y cómo el erigir los reconocimientos pertinentes

constituyen una de las virtudes que hacen al buen gobernantes parte de la vida de

las personas que son al final las que constituyen el poder soberano de los

virreyes, que cabe decir no es el rey español pero sí el monarca de América:

Empeño desigual a heroica pluma fuera querer copiar, con alto vuelo, esa deidad que de las Gracias suma te franquea en su rostro todo un cielo;más ¡ay! Que sabe ser frágil espuma

21 Navarro, Op.cit. p. 2622 Ibidem, p. 28.23 Macrí Op.cit.24 En particular la jesuita, y para muestras lo que se nos señala el “Proemio general” a la edición de 1715 de la misma Monarquía indiana , al señalar que uno de los libros que se usó para esa edición se encontraba en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, otro en la librería Real y el último entre las pertenencias personales de Don Daniel Jorge Morhofio; que ya desde el autor anónimo refiere que ese texto “se vale de las historias de Gómara, Acosta, Ocampo, Motolinía, Herrera, Sahagún entre otros. Y de todos habiéndolos reconocidos, deduce lo que importa, a la hermosura y fundamento y verdad” en Torquemada, Op.cit. p. XIII. 25 Ibidem, p. 47.

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túmulo undoso a intérpido desvelo de cera, que afectando vida alada líquida muerte adquiere fulminada.

Pero si este ardimiento generoso que así la pierde eternizó su vida,cuando anhelando a un riesgo tan glorioso tuvo usura de aplausos su caída,por empeño obtuviera (¡oh qué dichoso!)abrasarme en tu fama esclarecida para que entre tus plausibles escarmientos respiraran difuntos mis alientos.

En tanto empeño, pues, en gloria tanta,que tu presencia a mi atención influye culto erijo trofeo, cuya planta mi afecto aplaude y tu grandeza arguye.cuando en él es bosquejo, en ti adelanta la eternidad que en él se te construye,porque en ti las virtudes de sus lejos ecos se han de admirar más que reflejos.26

Así bien utilizando verbos como abrasarme, respirarán, franquea,

sustantivos con redundantes adjetivos; heroica pluma, frágil espuma intrépido

desvelo, fama esclarecida, gloria tanta, tu grandeza la eternidad que en él, las

virtudes; y demás palabras de suma exaltación busca esta comparación de

representaciones; es decir unir una imagen; con un lema corto o una explicación

concentrada. Durante la época el uso de de los emblemas es fundamental para

transferir la verdadera intención, el comentario al final termina por eclipsar a la

imagen.27

Sería reduccionista señalar entonces que el otro camino se formó a partir

de la idea eurocentrista, como también es un error el señalar al criollismo como

parte sólo de una mezcla de las dos tradiciones: la indígena y el hispanismo.

26 Sigüenza, Op.cit. Obras p. 359. No es cosa que debo de olvidar el hecho de que esta construcción estética es la que da cierto grado de identidad en el discurso de lo criollo, ee decir, que estas bellas palabras no pueden ofrecer por sí solos cierto nivel retórico y es a partir de esa desaparición de definir a los signos retóricos y los juegos y relaciones que tienen entre ellos por lo que algo va a ser precisamente literatura; ya no se va dejar que sean las palabras mismas lo que embellezca al discursos; sin la retórica haga el trabajo o bien, la legitimación de la intervención divina; por ello hoy los versos de Góngora la podemos definir como la literatura a posteriori. Siguiendo la idea que viene en Foulcault, Op.cit. p. 72 27 Kugelgen, Op. Cit.

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Comúnmente podemos decir que la identidad criolla proviene más bien de una

mezcla donde los elementos de pueden ver de manera cierta y obvia, sin embargo

hemos vistos a través de algunos textos que ello no es así, por lo tanto es que no

podemos entrever a los cosas del criollo como resultado de la unión que

catalizada por la colonización fue el resultado cultural de un proceso económico y

político de la Corona española; las cosas son más profundas.

La amalgama criolla y la lucha discursiva de identidad.

Al principio del texto señalé la importancia de definir o que se está

estudiando al revisar a la literatura del siglo XVII, vimos la idea prehispánica a

través de las temáticas de los cronistas del siglo XVI; además de observar que a

pesar de que las temáticas no diferencian en mucho sí se hacen parte de un

discurso aparte; ello tiene una explicación aunque no siempre satisfactoria: la

unión de los indígena y lo español. En lo particular estoy convencido que la

formación de la identidad criolla no es una simple mezcla28; por otro lado existe

otra palabra que puede ilustrarnos mejor lo que sucede con esta unión, la misma

que manejaba al principio: amalgamar.29 Es decir mientras que la mezcla

químicamente no tiene acción entre los componentes, por lo tanto se pueden

dividir por medios físicos, en el caso de amalgamar, los elementos que forma el

compuesto hacen una unión de sus moléculas.

Si transportamos esta diferencia a los ámbitos culturales podremos

encontrar una diferenciación parecida: ya que, si definimos al criollismo como la

unión del indigenismo y el hispanismo lo que a su vez componen a cada uno se

podrán separar y por lo tanto identificar a los mismos elementos que lo componen;

sin embargo, si amalgamamos al criollismo: el indigenismo y el hispanismo se

unirán de una manera que no se podrán separar los componentes y de esta forma

se enfrascarán en una lucha de identidad cultural única. Es decir, la amalgama

28 La “agregación o incorporación de varias sustancias o cuerpos que no tienen entre sí acción química” o bien, como “la acción y efecto de mezclar o mezclarse”. Según Real Academia de la Lengua Español, Diccionario de la Lengua Española, www.rae.es, (22 de noviembre de 2014).29 El hecho de “unir cosas de naturaleza contraria o distinta” Según Real Academia de la Lengua Español, Diccionario de la Lengua Española, www.rae.es, (22 de noviembre de 2014).

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criolla ya no es indigenismo y no se puede reconocer hasta qué punto se puede

ver al indigenismo; así como, no se puede llamar parte del hispanismo y lo que

entendemos por ello no se puede notar pues ya no es hispanismo y terminó

siendo otra cosa donde sus componentes no se pueden ver.

Ahora bien, ya que definimos a la amalgama criolla como la unión no

separable y no identificable de los elementos que la componen, y que a su vez se

vuelve distinta a los mismos elementos que la precedieron; podemos llamar a

Carlos de Sigüenza y Góngora como el precursor de este amalgamiento criollo.

Claudia Comes Peña, señala que: “El criollo se convierte así en el intermediario

cultural entre los dos mundos, [el indígena y el hispano] el único capaz de traducir

y entender ese universo al código natural europeo. Los criollos ostentan, por tanto,

el conocimiento de los dos códigos, el literario europeo y el de la cultura indígena,

y eso le dan un poder y una autoridad de la que carecen tanto los propios

indígenas como los europeos.”30 Se forma pues un ideario en los mismo textos,

que a su vez nacen como respuesta a lo que se considera injurioso y que proviene

de la metrópoli.31

Ahora que ya sabemos que la amalgama criolla es distinta a sus elementos

que la componen, fueron los hombres de estos tiempos los que lograron a través

de sus discursos luchar entre sí para formular una identidad histórica o bien, en

términos de Reinhard Koselleck una Unidad histórica de acción. Koselleck señala

que “Un grupo concreto reclama la generalidad de forma exclusiva al referir sólo

así mismo un concepto que es lingüísticamente universal y al rechazar toda

posible comparación.”32 La gran diferencia es que no puedo definir si es que los

hombres se llamaron de una u otra manera, no sé si el concepto criollo o el de

americano es el mejor para definir a los hombres que se identificaron con la

30 Comes Peña, Claudia, “La formulación del criollismo en Juan José de Eguipara y Eugen” en http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/7357/1/ALE_13_14.pdf (20 de noviembre del 2014).31 Ibidem, p. Es lo mismo que hablar, términos de Comes de una raíz indígena y una española; la diferencia que se nota en su propuesta y en la mía es que no se encuentran una frente a la otra más bien se unen sin que hoy en día se puedan notar los elementos que componen al ideario, sin embargo es su trabajo el que me ayuda a terminar de formar mi propio concepto.32 Koselleck, Reinhard, “Sobre la semántica histórico-política de los conceptos contrarios asimétricos”, http://histomesoamericana.files.wordpress.com/2012/02/koselleck-sobre-la-semacc81ntica-histocc81rico-policc81tica-l.pdf (10 de noviembre del 2014).

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identidad desprendida de la amalgama criolla; ello queda para otra discusión. Lo

que sí sé es que si los discursos son distintos a los elementos que los

antecedieron es que podemos decir que hubo una lucha a nivel histórico-

discursivo. Sin embargo Koselleck va más allá al sostener que:

Con el progreso de los tiempos pueden actuar finalmente a la vez las estructuras de todos los conceptos contrarios […] De ahí que se pueda tratar de una coexistencia de figuras lingüísticas antitéticas como la simultaneidad de lo anacrónico, que puede estar incluida en una única pareja de conceptos porque han entrado a formar parte de ella zonas de experiencia históricamente diferentes. 33

Lo cual quiere decir, que a pesar de que los conceptos se enfrasquen en una

lucha a nivel de lo que se sostiene uno de los otros, son estas luchas las que nos

señalan acerca de la complejidad de definir a los hombres de un tiempo. Como lo

dije antes, en este momento no puedo definir si esta amalgama criolla tiene un

nombre directo en las fuentes y sobre todo que sea identificable para nosotros.

Ello será más complejo ya que si bien, en este momento estoy tratando de ver

cierto nivel de identidad a nivel discursivo, el hecho de enfrascar esta misma

identidad en una sola palabra quizá no sea lo mejor.

Conclusiones.

De esta manera se llevó a cabo una construcción sobre uno de los

procesos de la Historia de México más complejos y que a nivel de la historiografía

el uso correcto de los conceptos entendiendo todo lo que conlleva el uso y desuso

de uno u otro concepto, es lo que nos podrá apoyar a comprender un proceso en

toda su complejidad desde el punto de vista histórico y discursivo. El hecho de

esta discursividad es la que al final nos apoya a ver en la mentalidad si es que en

los hechos concretos y en la vida cotidiana los modelos explicativos creados

desde hoy por los historiadores son ciertos o son puramente resultado de una

construcción errada.

El hecho y la discusión están presentes, y aunque de aquellos años ya nos

separan varios siglos, son éstos modelos mentales los que al final definieron a la

mexicanidad, o lo que quiera que cada uno entienda de ser mexicano; probable o

33 Loc. cit.

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no, estoy al menos convencido que es afirmativo. Sin embargo hemos podido ver

que la literatura como cualquier otro concepto es una construcción posterior y que

entonces lo que obtenemos como identidad es igualmente posterior; pero que si la

hubo o no esa es la labor de los historiadores el encontrarla o terminar por

rechazarla y crear nuevos modelos explicativos que nos convenzan más desde

nuestro lugar de enunciación; del cual no nos podemos desprender.

Igualmente, vemos que las identidades de la amalgama criolla son

resultado de un proceso cultural complejo, es decir “no surgieron de un día para

otro”, como no surge nada en historia. Finalmente, quiero que el lector se haya

percatado de dos cosas: la permanencia y la construcción de un discurso

identitario; y que a su vez son ellas dos las que gracias a un correcto uso de las

palabras podemos definir más fácilmente una u otra idea para los hombres de hoy.

Así como, exhortar a que quien llegue este texto que nuestras “ociosidades” no

son del todo ello mismo; y lo dejarán de ser en la medida que llevemos estos

conocimientos a la gente de a pie; y así se deje a la historia en el nivel discursivo

de las universidades, ya que como lo dijo Koselleck al final, se puede hablar de un

nivel de coexistencia entre los agentes históricos.

Bibliografía.

COMES Peña, Claudia, “La formulación del criollismo en Juan José de Eguipara y Eugen” en http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/7357/1/ALE_13_14.pdf (20 de noviembre del 2014).

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