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LEYENDAS DE PUEBLA 1

Leyendas de Puebla

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LEYENDAS DE PUEBLA

NAHARAI BIGVAI SALAS MANCILLA

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LEYENDA CHILES EN NOGADA.

Se dice que eran tres hermanas de la ciudad de la Puebla de los Ángeles. Al entrar al ejército trigarante la familia se encontraba en la ciudad de México, por lo que asistían a las diferentes recepciones y festividades que le ofrecían a don Agustín de Iturbide y a su guardia, en una de esas reuniones las tres hermanas fueron enamoradas por apuestos oficiales a quienes correspondieron, no se imaginaban que muy pronto don Agustín de Iturbide visitaría la ciudad de Puebla.

Al darse cuenta las hermanas de la visita que haría este señor, le preguntaron a sus prometidos la fecha en que llegaría la forma en que podrían halagarlo, uno de ellos respondió que llegarían el... 2 de agosto de 1821 y que don Agustín le gustaban los guisos regionales pero al pensarlo bien las 3 señoritas se dieron cuenta que se habían metido en una gran problema pues ninguna de ellas sabia cocinar. 

Se dirigieron al templo de las madres contemplativas del convento de Santa Mónica que eran magnificas cocineras. Las religiosas en el convento platicaban sobre el platillo original que querían las señoritas, pues en la elaboración llevarían productos y colores de la bandera mexicana.

 El 2 de agosto llegó don Agustín de Iturbide a la ciudad de Los Ángeles, en el banquete le sirvieron el exquisito platillo de los chiles en nogada, sorprendiéndose el libertador de este excelente platillo barroco, en Puebla el 28 de agosto de cada año día de san Agustín se sirve este platillo

EL QUE MATO AL ANIMAL

La casa del que mató al animal está ubicada en la calle 3 oriente Nº 201, esquina con la calle 2 sur, en pleno centro histórico de la ciudad de Puebla, a espaldas de la Catedral. A principios del siglo XX fue el Hotel Italia; alrededor de 1940 fue vendida al coronel José García Valseca, y actualmente es ocupada por la Organización Editorial Mexicana, que edita el periódico El Sol de Puebla.

La leyenda cuenta que en la época colonial, un monstruo en forma de serpiente bajaba desde los bosques de la Malinche, continuamente amenazando a los pobladores. Cierto día, en el solar de la casona de Don Pedro Carvajal, hombre próspero y viudo, que tenía dos hijos, un pequeño de 6 años y una bella joven de nombre María apareció el monstruo que devoró a su niño. La noticia corrió por la ciudad con la promesa de Don Pedro de dar parte de su fortuna a quien matara al animal que le quitó a su hijo, de manera que así vengaría su muerte. Cuando nadie lo esperaba, llegó a la plaza un jinete armado que dejó en señal de su juramento un cartel que decía: Con amparo de la Virgen, mataré al monstruo. Este soldado era un joven de nombre Juan Luis, que pretendía a la hija de Don Pedro, y a quien le había sido negada su mano.

Salió con rumbo al oriente, por donde se sabía llegaba el monstruo, más al llegar a la plaza, asomaba la serpiente su cabeza. Después de luchar en condiciones desiguales, logró cortar la cabeza, cumpliendo así su promesa. Las autoridades premian al vencedor dándole un título nobiliario, y don Pedro otorga la mano de su hija así como la casa en

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recompensa. Actualmente se puede ver a la entrada de la casa, un grabado de la época en piedra, del soldado luchando contra el animal.

FUNDACION DE LA CIUDAD DE PUEBLA, DE LOS ANGELOS.

Cuenta la leyenda que Fray Julián Garcés, Arzobispo de la diócesis de Tlaxcala, soñó en vísperas del día de San Miguel, el 28 de Septiembre de 1530, con un campo lleno de flores y manantiales, hermoso lugar donde podrían habitar los mismos ángeles, quienes en su sueño, le mostraron la ubicación. Comentó en varias ocasiones con sus compañeros franciscanos el sueño y surge entre ellos la idea de localizarlo. 

Uno de los principales promotores es Fray Toribio de Benavente, originario de San Miguel Extremadura, España, quien creía que era una señal del cielo para fundar una ciudad para españoles trabajadores. 

El padre general de la orden Fray Francisco de los Ángeles Quiñones y el fundador de la orden, Fray Francisco de Asís, establecieron en el siglo XIII que en la orden franciscana eran devotos de San Miguel y de los Ángeles, Esto se refiere en aquella solemne misa de la fundación de la ciudad, el 16 de abril de 1531. Incluso cuando se decide cambiar a la ciudad al otro lado del río, se escoge para la segunda fundación el día 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel, con el fin de que esté presente. A partir de entonces, se crean una serie de leyendas donde los ángeles están presentes.

El escudo de armas de la ciudad es otorgado por el Rey de España Carlos V, en 1538, y quiso que estuvieran presentes sus letras iniciales, “K, V”, ya que por el origen austriaco del Rey inicia su nombre "Karolus V" con esta letra. Además pide que se ponga una cartela con fondo rojo y letras doradas con el salmo 91 versículo 11, que dice: “Dios mandó a sus Ángeles que te custodien en todos tus caminos”

EL CALLEGON DEL MUERTO

Corría el año 1785, en la colonial Ciudad de Puebla de los Ángeles. Doña Juliana Domínguez, esposa de Don Anastasio Priego, propietarios del “Mesón del Priego”, comenzó con el trabajo de parto y era necesario ir por Doña Simonita, la partera que ayudaría a la llegada del nuevo miembro de la familia.

Era una noche lluviosa, pero Don Anastasio sin pensarlo, recogió su capa y su sombrero, dando órdenes a la servidumbre de preparar lo necesario para el alumbramiento, salió solo, a pesar del ofrecimiento de sus ayudantes de acompañarlo, a sabiendas de que la madrugada era propicia para asaltos, y así, se dirigió hacia el barrio de Analco.

Caminaba por lo obscuro de las calles alumbrándose con una lámpara de aceite, cuando de repente, en un callejón, frente a él apareció un hombre que de inmediato desenvainó y apoyó su espada en su abdomen y, amenazándolo le exigió el oro, o a cambio tomaría su vida. Don Anastasio, hábil espadachín reaccionó de inmediato, dando un salto y

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desenvainando al mismo tiempo, por lo que cuando el asaltante se dio cuenta, ya le había hundido su espada en el pecho, cayendo muerto de inmediato.

Por la prisa, Don Anastasio corrió hasta donde vivía Doña Simonita y en pocos minutos salieron hacia la casona para atender a Doña Juliana, tomando otro camino para evitar pasar por donde había tenido el altercado.   Poco después, recibieron a dos hermosos gemelos. Al término del trabajo, Don Anastasio llevó de regreso a su casa a la partera y, al pasar por el lugar donde intentaron asaltarlo, vieron a un grupo de curiosos que rodeaba el cuerpo y oraba por el alma de aquel desgraciado. 

A partir de ese día, la gente comenzó a llamar al antiguo Callejón de Yllescas ubicado en la calle 12 Sur, entre las calles de la 3 y la 5 Oriente “El Callejón del Muerto” por el evento ahí suscitado, además de que todo aquel que pasaba de noche por ahí, veía al difunto asaltante penando, motivo por el cual, un vecino del lugar mandó a hacer misas para el descanso de aquella alma.

Tiempo después, en la Parroquia de Analco, el padre Panchito, llamado así cariñosamente por la comunidad, se retiraba junto con el sacristán, que estaba por cerrar, cuando se le acercó un hombre que le pidió lo confesara, ya que tenía una pena muy grande que no lo dejaba; por tal motivo el padre pidió al sacristán no cerrar aún, porque iría con este hombre al confesionario. Sin embargo, pasó el tiempo y el padre y aquel hombre no salían, el sacristán preocupado entró a buscarlos pero no pudo encontrarlos. Cerró y al día siguiente a las 7 de la mañana, hora de la primera misa el padre no acudió como acostumbraba. Preocupado, el sacristán acudió a la casa del padre encontrándolo muy enfermo, estaba confuso y muy alterado porque “había confesado a un hombre muerto”, y al darle la absolución, lo vio desaparecer.Al día siguiente, el padre Panchito dejó de existir debido al impacto de haber hablado con alguien que no era de este mundo. Se dice que el alma de ese hombre dejó de penar debido a la absolución y desde entonces, ya no se volvió a ver a aquella silueta en aquel callejón, que a pesar del tiempo se le siguió llamando “El Callejón del Muerto”.

LA CAMPANA SANTA MARÍA

Se sabe que la Catedral de Puebla fue consagrada el 18 de Abril de 1649, por Juan de Palafox y Mendoza, pero sus torres fueron hechas mucho tiempo después. En 1678 comienza a construirse la torre norte, y cuando está terminada, se dispone a ponerle campanas. Una es de la vieja catedral, otras nuevas que se hicieron para tal ocasión, también se decide fabricar una campana mayor, que no funciona para los fines propuestos y por tal se tiene que destruir, y al volverla a hacer, se obtiene una pieza de casi nueve toneladas. Es en extremo pesada para los recursos con los que se contaba entonces, por lo que se dificulta su colocación en el campanario, ubicado en la torre de 73 metros de altura. En varios días no pudieron siquiera subirla.

Cuenta la leyenda que una de esas noches, estando la ciudad dormida, los Ángeles bajaron del cielo, levantaron la campana y la colocaron en el lugar que le correspondía.

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El guardia nocturno de la construcción se quedó dormido hasta la mañana siguiente, y cuando despertó escuchó que los trabajadores al llegar por la mañana comentaban que no podían encontrar la campana. Para su sorpresa, durante la búsqueda, lograron verla ya colocada en la torre. Entonces, el guardia al recordar, les contó que en sus sueños vio como dos ángeles descendían del cielo, tomaban la campana y la elevaban hasta colocarla en su lugar en la torre. A esta Campana se le dio el nombre de María, porque con ella se Saluda a la Virgen María tocando el “Angelus” a las 12 del día y a las 6 de la tarde.

LA CHINA POBLANA

Hace mucho tiempo en una ciudad de la India llamada Agra vivía la princesa Mirrah a quien llevaron a vivir a la playa para huir de una guerra, lugar en donde fue robada por unos piratas traficantes de esclavos quienes la llevaron a Manila para ser vendida, ahí fue convertida en cristiana y bautizada con el nombre de Catarina de San Juan. Un comerciante que tenía el encargo de conseguir una esclava fue deslumbrado por los grandes ojos negros y la piel morena clara de la niña que no dudó en comprarla enseguida. Pasados varios días llegaron al puerto de Acapulco, en México lugar en donde el comerciante aprovechó para vender a Catarina al capitán poblano, Miguel Sosa, quien andaba buscando una esclava para su esposa Margarita Chávez, así fue como por azares del destino la princesa hindú llegó a vivir a Puebla de los Ángeles.

La belleza y dulzura de Catarina conquistaron el corazón de doña Margarita, quien la vistió con el mismo lujo que acostumbraban hacerlo las damas de la época cuando salían a pasear con las lindas esclavas, además le engalanó con collares y pulseras de perlas y aretes de piedras preciosas, mismas que le fueron regaladas. Un día Catarina fue al mercado y se alegró al ver que vendían paliacates, pues le recordaban su tierra, así que compró algunos para hacerse unas enaguas, como le quedaron cortas les puso un trozo de tela amarilla en la parte de abajo, para alargarlas se veían tan alegres y bonitas que las mestizas se las copiaron.

Una noche falleció el capitán Sosa y doña Margarita decidió darle la liberad a Catarina. Se casó con un esclavo chino que se ocupaba de la iglesia a quien ayudó a conseguir su libertad con la venta de sus joyas, pero quedó viuda, así que se dedicó a socorrer a los pobres, haciendo enaguas para después venderlas. Le fue regalado un chal colorado con lana de cabra que le recordó a su madre y su tierra, mismo que cubrió de lentejuelas para llenarla de luz; cada lentejuela la fijaba con una chaquira de cristal y la diminuta cuenta prendía luminosa sobre la fina lana de rojo escarlata. Con ese chal logró hacer una enagua nunca antes vista, de una belleza tan extraordinaria que entusiasmó a las mestizas, sin saber que al paso del tiempo se convertiría en la pieza clave del traje nacional de las mujeres LA LEYENDA DE LOS TUNELES DE PUEBLA

Se dice mucho acerca de ellos, pero no se sabe con certeza si existieron alguna vez. Hay quién asegura que fueron construidos por los franceses durante la invasión a México, entre 1862 y 1867, pero otros afirman que ya existían antes de su llegada.

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Según los relatos, los túneles se conectan entre si desde la Catedral hacia varios puntos estratégicos, como el Convento del Carmen, y un segundo túnel hacia El Cerro de San Juan, pasando por el convento de San Agustín, llegando a la Iglesia del Cielo, hoy Cerro de La Paz; un tercero hacia el convento de San Antonio y el convento de Nuestra Señora de la Merced, hasta llegar al Cerro de Loreto. Otro más que salía del antiguo convento de San Francisco, pasando por la Casa de los Muñecos y llegando al Colegio del Espíritu Santo y a la casona que perteneció a quien Mató al Animal.

Lo cierto es que actualmente no hay salida hacia ellos, están identificados pero no hay acceso. Fueron tapados debido a la generación de plagas como ratas y a los malos olores que provenían de su interior, y que al final se percibían en los edificios y en las calles. 

Sería muy interesante que si realmente existen, se pudiera tener acceso a ellos como en algunas ciudades europeas, convirtiendo esa parte no bien conocida, de la historia de esta ciudad, en un atractivo turístico que conlleva al misterio de lo que no está registrado en los libros, y que ha pasado como historia contada de generación en generación.

LA LEYENDA DEL POPOCATEPETL E IZTACCIHUATL

Esta leyenda nos narra un hecho ocurrido en el tiempo en que los aztecas poblaban el valle de México, dominaban y subyugaban a los pueblos vecinos, a los cuales mantenían oprimidos y con pago de fuertes tributos. Esta es la razón por la cual se inició la guerra entre los aztecas y los tlaxcaltecas, ya que estos últimos, cansados decidieron liberarse de tal opresión. No es una leyenda colonial, ni tampoco de la ciudad de Puebla, en realidad se cuenta que sucedió en la mucho antes de la llegada de los conquistadores españoles, pero se ha contado por generaciones en toda la región de México , Puebla y Tlaxcala. Por tal razón merece ser contada.

Resulta que la hija del cacique tlaxcalteca, llamada Iztaccíhuatl, estaba enamorada de uno de los jóvenes guerreros de su padre. Era tan grande su amor, y con la obligación de ir a la guerra, que el joven pidió la mano de la princesa antes de partir, para que en el caso de regresar victorioso, pudiera de inmediato casarse con ella. El cacique aceptó y concedió la mano de su hija, para cuando regresara Popocatépetl, que este era el nombre del valiente joven, y se celebraría la boda.

Así pues, partió Popocatépetl hacia la guerra con hombres y armas, para luchar por la libertad de su pueblo contra los aztecas. 

Resulta que después de cierto tiempo, otro joven, que también estaba enamorado de la princesa Iztaccíhuatl,  y que regresó al pueblo antes de terminar la guerra, le informó falsamente al cacique que Popocatépetl había muerto en batalla. La princesa escuchó esta conversación, y a partir de entonces, lloraba amargamente la muerte de su amado, hasta que al poco tiempo, murió por la tristeza que no pudo superar.Al terminar la guerra, tal como lo había prometido, Popocatépetl regresó triunfante solo para enterarse de la reciente muerte de su amada. Ya no tenían sentido las promesas del cacique, pues el principal motivo

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LA LLORONA

La llorona es un ser espectral, que vaga por los caminos de todo el país azteca, llorando y gimiendo o anunciando infortunios. Su leyenda tiene inimaginables versiones.El antecedente más conocido de la leyenda de la llorona tiene sus raíces en la mitología Azteca. Cuentan que una figura femenina vestida de blanco comenzó a aparecer regularmente sobre las aguas del lago de Texcoco y a vagar por las colinas gimiendo y lamentándose: -¡Mis muy queridos hijos, ya llega nuestra partida, ya estamos a punto de perdernos! ¡Oh, hijos míos!, ¿a dónde os llevaré?-. Los habitantes de Tenochtitlán creían en las Cihuateteo, que eran los espíritus de las mujeres muertas durante el parto y a quienes se les honraba por haber perdido tal batalla; estos espíritus se encontraban llorando por sus hijos en los cruces de los caminos. Las Cihuateteo están relacionadas con la diosa Cihuacóatl quién, dentro de la mitología azteca, fue la primera mujer en dar a luz y se convirtió en la diosa protectora de los partos y de las mujeres que morían al parir. Si algún mortal veía estas cosas, podía estar seguro de que para él esto era un presagio seguro de infortunio o incluso muerte. La diosa Chihuacóalt había emergido de las aguas del lago de Texcoco para llorar a sus hijos (los aztecas), anunciar la caída del imperio azteca a manos de hombres prCuriosamente, con la conquista de los españoles, el eco de la Cihuacóatl se dispersó y en cada región se fusionó con la imagen de varias deidades femeninas: Auicanime “la necesitada, la sedienta”, diosa del hambre de los tarascos de Michoacán; Xtabai, diosa del suicidio según los mayas de la Península de Yucatán; Xonaxi Queculla,”la señora de la red de carne”, deidad de la muerte, del inframundo y de la lujuria entre los zapotecos, en Oaxaca. ocedentes de Oriente. Su aparición Curiosamente, con la conquista de los españoles, el eco de la Cihuacóatl se dispersó y en cada región se fusionó con la imagen de varias deidades femeninas: Auicanime “la necesitada, la sedienta”, diosa del hambre de los tarascos de Michoacán; Xtabai, diosa del suicidio según los mayas de la Península de Yucatán; Xonaxi Queculla,”la señora de la red de carne”, deidad de la muerte, del inframundo y de la lujuria entre los zapotecos, en Oaxaca su aparición constituía el sexto presagio del fin de la civilizaciónLA FROR DE LA FORTUNACuando existe la inocencia y la bondad, pueden suceder cosas extraordinarias, como lo acontecido hace siglos en la población de Chiautla de Tapia Puebla. En una familia de origen humilde y que se componía de un anciano y su joven hija llamada Azucena, quien como una joven virtuosa y recatada era fiel a sus obligaciones de atender a su padre en sus alimentos y el aseo de su ropa, ella era encargada de todos los quehaceres de la casa y elaborar los alimentos, ya que en esa época se acostumbraba levantarse desde el amanecer para poner el nixtamal y hacer las tortillas, la casa tenía dos piezas como la mayoría del pueblo, una hecha de adobe y teja, que servía de recamara y otra de palma que era para preparar los alimentos y le llamaban cocina de humo, pues usaban leña en el clecuil para hacer tortillas y preparar café o frijoles, tenia piso de tierra y troncos para sentarse.

Azucena aseaba muy bien su casa y se iba con una amiga a la barranca a lavar, por las tardes se sentaba en el gran patio con tecorral para bordar servilletas y platicar con otras vecinas. Su padre llamado Benito, se sentía orgulloso de su hija tan buena y bonita y sobre todo tan noble y servicial y pedía al cielo la premiara por ser tan buena hija, ya que desde la muerte de su querida esposa hacia más de diez años habían quedado solos; los

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jóvenes la rondaban pero ella no se daba por enterada, dedicada por completo al cuidado de su casa y de su padre.En tiempo de lluvias le encantaba ir al campo a dejar los tacos a su padre, pues todo estaba muy verde y olía a tierra mojada, había flores de cacaloxuchilt, enredaderas y azucenas silvestres muy olorosas y regresaba a casa con un buen ramo de éstas para adornar su humilde mesa y se deleitaba con el aroma exquisito de dichas flores, disfrutaba de sentir la lluvia y ver esos paisajes maravillosos.

Uno de esos días tan lluviosos como de costumbre, fue a dejar la comida a su padre y no pudo ir con su amiga y se fue sola, disfrutó el camino, cortó hongos de casahuate que en el rescoldo del clecuil preparaba con epazote para quesadillas y en por la noche en la merienda, mientras tomaban sus tacos con té, platicaban su padre y otros vecinos a la luz de las velas, sobre narraciones de duendes, fantasmas y hechos sobrenaturales que a Azucena le fascinaban y le gustaba escuchar y dentro de esas platicas escuchó algo que le impactó.Benito les platicaba, que sus abuelos le habían dicho que cada cincuenta años en uno de los cerros cercanos, se realizaba un encanto, el día 3 de mayo, y que sólo alguna persona muy afortunada podía aprovecharlos sin tener problemas, ya que otros ambiciosos lo pretendían y sólo encontraron la muerte, pues nunca regresaron a sus casa, lo que ocasionó temor a los vecinos, pero que también había personas que habían visto el encanto y quedado con una gran fortuna.Azucena escuchaba muy atenta, pues precisamente esa noche era 2 de mayo y al otro día era el día mágico del encanto, escuchó todos los detalles y el lugar exacto y se fue a dormir con mucha agitación, pues decidió ir al otro día a probar suerte sin comunicarle eso a su padre, pues sabía que el no aprobaría sus deseos.

Se durmió con dificultad, y esa noche soñó el supuesto lugar y vio el encanto, viéndose con las monedas de oro de la magnífica flor que había tomado de una laguna que aparecía dentro del cerro flotando al centro un platito con una exquisita flor aromática y hermosa que irradiaba luz, pero de pronto el gallo cantó y se levantaron acordándose que era el día esperado y se apresuró a moler el nixtamal para preparar el almuerzo, lo hizo de prisa y cuando su padre se fue al campo eran como las seis de la mañana, ella se levantó muy alegre ,pensando en ese gran milagro que conocería, se sentía muy segura y por su gran ingenuidad y bondad, pensaba compartirlo con sus amistades y gente necesitada.

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MITOS DE PUEBLA

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MITO CAUSA DE MUERTE

La tradición otomí supone dos causas de muerte: la natural y la sobrenatural. La primera obedece a alguna enfermedad, mientras que la segunda es causada por una caída a un río, a un pozo, a quemarse en fuego o a ser asesinado con algún objeto o arma punzocortante.Sin embargo, la muerte sobrenatural en los adultos también supone obedecer a brujería realizada a través de individuos que sabían hacer daño. Estos brujos podían ser hombres o mujeres. En los recién nacidos, una muerte sobrenatural se debía al famoso “chupete de la bruja”, el cual, generalmente, se ensañaba con los neonatos sin bautizar. También se tenía conocimiento de otro tipo de muerte sobrenatural provocada por el nagual, que, de acuerdo con el mito, se transformaba en algún animal, que podía ser lagartija, guajolote, perro, etc., para conseguir su fin: alimentarse.En aquellos tiempos se acostumbraba contrarrestar los efectos de estos seres malignos colocando en lugares estratégicos de la vivienda y cerca de la cabecera del infante agua bendita y oraciones impresas, objetos que muchas veces resultaban insufucientes para detener la acción.

Cuando los clérigos se dieron cuenta de esta situación , intentaron convencer a los indígenas de que la muerte no era provocada por una bruja, sino que más bien era un designio del Señor, interponiendo con esto el pensamiento cristiano de decir que quien se porte bien en este mundo alcanzará el trono de La justicia.

Ante la incertidumbre, los otomíes aceptaron la creencia de que las almas buenas se iban al cielo, mientras que las que habían pecado tanto en pensamiento como en acción, librarían batallas en el infierno. Sin embargo, eso no ayudó a que las muertes de los recién nacidos cesaran, por lo que en la población persistía la idea de que siendo niños cómo era posible que pudieran tener pecados, así que con tanta contradicción perduró el mito de las muertes a causa de las brujas.

EL MITO DE LA SALLANA

El mito de la Sallana nació precisamente en la época colonial. Se dice que era una mujer aristócrata de la ciudad de Villavicencio. La mujer siempre prestaba atención a lo que la gente decía, pues solía vivir del qué dirán. Cierta ocasión llegó hasta sus oídos la terrible noticia de que su esposo la traicionaba con su mamá.La mujer se dejó llevar por los celos, y lejos de aclarar la posible infidelidad, descuartizó a su hijo, decapitó a su marido y le dio varias puñaladas a su madre, dejándola en agonía.

Cuando volvió en sí, prendió fuego a la casa, porque deseaba borrar toda huella de sospecha. Su madre, quien todavía estaba con vida, le dijo con su último aliento:

“Tu nombre será Sallana, y vagarás por los llanos asustando borrachos y chismosas.”

A partir de ese entonces, se cuenta que una mujer hermosa se les aparece a los ebrios asustándolos con su risa macabra. Cubre su cuerpo con un abrigo negro y es

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precisamente ésta su forma de atraerlos; cuando logra acaparar su atención, abre su abrigo dejando mostrar la calavera verdosa que esconde ahí.

La Sallana es una mujer perversa que busca enmendar todo el mal que hizo. También persigue a las mujeres chismosas, pues fueron éstas las causantes de los celos que la llevaron a su desgracia.

MITO EL HOMBRE LOBO

México no estuvo exento del mito del hombre lobo; aquel siniestro ser que a los rayos de la luna llena tomaba forma peluda para salir a alimentarse. Ese mito fue una versión traída del Viejo Continente, en donde se creía que estos “animales” obtenían su comida de los cuerpos tiernos de los bebés.Se decía que los lobos sólo atacaban por hambre, siendo el Diablo quien les daba un supuesto cinturón mágico con el que podían cambiar de forma, adoptando la apariencia de un animal asesino. Luego se creyó que los hombres lobo servían como esclavos a las supuestas brujas, pero la verdad es que nunca se les pudo ver juntos.

Una de las leyendas más interesantes con respecto a los hombres lobo en la Colonia, es la de un campesino, quien cortó la pata a uno de estos seres, echándola en el saco que llevaba consigo. Mas tarde se la mostró a su familia, pero al hacerlo, descubrió que se trataba de una mano, motivo por el que fue sentenciado a muerte, sin darle la oportunidad de defenderse.

Él mencionó en varias ocasiones que le había cortado la pata a un lobo y no a un humano, pero obviamente nadie le creyó, sólo su familia que por muchos días subieron a la sierra con la esperanza de encontrar al hombre que le faltara una mano, algo que nunca sucedió.

Más tarde se creía que eran los brujos quienes tomaban forma de lobo, habiendo aquí una confusión, pues a ellos se les atribuía el poder de convertirse en cualquier animal, lo que comúnmente recibe el nombre de “nagual”, que era muy común en las tierras mexicanas, por lo que confundirlos no vendría siendo lo más apropiado. Pero siguiendo esta versión: dichos brujos tomaban esa forma para acudir a sus aquelarres (reuniones para invocar al diablo), atacando a todo aquel que se les cruzaba en su camino.

Como quiera que sea, en la época de la Colonia fueron muchos los juicios que se llevaron a cabo condenando a las personas que se suponía cambiaban de forma, llámese nagual u hombre lobo. Y poco tiempo después nacieron algunas otras versiones refiriéndose al mismo mito.Se cuenta que el mítico ser obtenía sus poderes de un brujo del bosque, quien le ofrecía una piel de lobo y un ungüento especial con el que se les podía pegar el nuevo atuendo. La piel se solía guardar en un rincón oscuro durante el día, y en las noches de luna llena se sacaba para poder convertirse y alimentarse. De acuerdo con la leyenda, los hombres lobo no saciaban su hambre, por lo que debían salir en busca de carne cruda, de preferencia de bebés.

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MITO EL NAGUAL

En la época de la Colonia se creía que los brujos o hechiceros se convertían en animales para atacar tanto a personas como a similares. Los antiguos relatos se refieren a brujos con poderes sobrenaturales capaces de hacer llover, desunir matrimonios y hasta provocar muertes.

El nagual fue y será el más mítico de los seres mexicanos, aunque no se tienen datos de su aparición, pues ya cuando se consumó la conquista de la Nueva España se hablaba de los poderosos hechiceros capaces de tomar cualquier forma. Al principio los recién llegados creían que se trataba de una superstición, pero más tarde el miedo se apoderó de ellos también.

Los indígenas se aprovecharon del temor que estas crónicas causaban en los extranjeros para poder alimentarse, pues muchas de las leyendas afirman que curtían las pieles de los animales para colocárselas por la noche, pudiendo de esa manera escabullirse para conseguir un poco de comida, propiamente se diría robar, pero eran tantas las injusticias que no había más remedio que hacerlo.

Sin embargo, el mito iba más allá de lo que pensamos: se trataba de un don brindado por los antepasados. Ellos podían tomar la forma de perro, jaguar o puma, aunque al parecer sólo dañaban cuando algo ponía en peligro su identidad. Aun así, hubo muchas versiones en las que se aseguraba que los naguales atacaban poblados enteros, lo que sería posible considerando que siempre ha existido el bien y el mal; la brujería blanca y la negra; los dioses de la luz y los del inframundo, etcétera. Siendo imposible sin alguna prueba fehaciente poder pasar a los naguales a las leyendas, por lo que pensamos que pertenecen a los mitos. Después de todo y lo que sería una fortuna, ya no existen.

MITO ALUXES

Cerca de las costas de Veracruz y en las espesas selvas de Yucatán y Chiapas se aparecían unos diminutos seres peludos, de anatomía extraña: eran los aluxes. Una especie de duendes oriundos de nuestro país y protagonistas de uno de los mitos más extraordinarios del folklore mexicano.

Sin rebasar el metro de estatura, estos hombrecitos de supuestas narices rojas y ojos rasgados, comenzaron a aparecerse desde los tiempos en que aquellas tierras gozaban de la sabiduría maya. Se cree que ellos fueron los primeros en poblar las selvas, permitiéndoles su estancia a la civilización que por primera vez utilizó el cero. Sin embargo, los aluxes poco intervinieron cuando llegaron los españoles, aunque algunas crónicas afirman que los misioneros escuchaban vocecitas provenientes de los árboles. Al principio creían que se trataba de indígenas, pero al parecer algunos fueron testigos de que no se trataba precisamente de personas, sino de seres extraños y de baja estatura.

Incluso se cree que ellos fueron los que los clasificaron como duendes, pues en sus tierras era muy común hablar de varias razas de esos seres, aunque ninguno con la descripción de los “peluditos” del Nuevo Continente.

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El mito de los aluxes perdura hasta nuestros días, aunque hoy a los que habitan en Veracruz se les llama chaneques, siendo los primeros habitantes únicamente de Yucatán y Chiapas, donde resulta increíble mirar a las personas ofrecerles fruta y granos para su alimentación, ya que aseguran que son ellos quienes les ayudan a que sus cosechas se den en abundancia, tal y como lo hicieron algún día con nuestros antepasados.

MITO EL GOROBADO

Corría el año de 1780 en la región tarasca de Michoacán. Por aquellos lugares había llegado el sacerdote jesuita mexicano Francisco Javier Clavijero, quien publicara más tarde su libro Historia antigua de México, en donde se contaba la historia de un itzcuintlipotzotli. En el libro se señala que era un animal grotesco semejante a un perro del tamaño de un terrier, con cola corta, una cabecita parecida a la de un lobo, prácticamente sin cuello, con extraña nariz bulbosa, piel casi lampiña y, lo más extraordinario de todo, una pronunciada joroba que se extendía desde el lomo hasta las ancas (patas).

Pero además de transcribir estas características, también incluyó un viejo dibujo realizado por él mismo, en donde aparecía el supuesto animal. Aquella vieja historia se había quedado en el olvido porque todos se negaban a creer que este cuasimodo canino fuera un perro, asegurando que más bien era una especie de roedor similar al cerdo de Guinea, pues todos los rasgos señalaban eso. Pero como todos los mitos, esto nunca se sabrá, ya que el animal, así como las versiones posteriores, pudo haber desaparecido.El jorobado es un enigma que a diferencia del xoloescuintle no puede ser considerado como leyenda, aunque se asegure que en décadas pasadas se vio un ejemplar en una ranchería de Michoacán. Pero a juzgar por el dibujo de la crónica, no se puede descartar su posible existencia.

MITO AMOXSAUPITAU

Cuando se edificó la ciudad de la Nueva España, los españoles continuaron su labor de expandir su territorio, pues no satisfechos con lo obtenido, deseaban más riquezas para sí mismos y para la Corona.

Y haciendo un pequeño repaso en la geografía, el territorio mexicano comprendía lo que ahora es gran parte de los Estados Unidos, siendo éstas las tierras en donde nació el siguiente mito.

Los habitantes del lugar recorrían las montañas en busca de alimento, pues al ser tierras áridas en su mayoría, les era difícil conseguir lo suficiente para subsistir. Ellos conocían los peligros a los que se enfrentaban, pero los conquistadores no, motivo por el que uno de ellos fue sorprendido por una enorme sombra. Luego sintió cómo unas garras lo tomaban por su espalda. Cerró los ojos y cuando los abrió estaba en un nido situado en lo alto de los riscos; un ave se lo había llevado. Obviamente era demasiado grande el animal para poder realizar esta maniobra.

Nunca mencionó la forma en que se escapó, sólo dijo que era un ave horrible y de gran tamaño la que lo abandonó a su suerte en aquel desolado nido con tres pájaros

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gigantescos, pero no tanto como el que se lo había cargado. La gente le refirió que se trataba de un omaxsaupitau, un gigantesco pájaro-trueno con apariencia de águila, temido por los indígenas e indios del Norte.

Aseguraban que el animal robaba gente para alimentar a sus crías, lo que pudo ser comprobado por el español, quien aseguró que en el nido había huesos humanos. El relato es fantástico e imaginativo, a no ser porque en Norteamérica se habla de enormes aves de rapiña no identificables.

La mitología americana los da a conocer como pájaros-trueno porque, según el batir de sus alas se asocia con el sonido del trueno.

En la actualidad, por muy difícil que pueda resultar, en 1977, se habló en los Estados Unidos de unos enormes pájaros negros con apariencia de buitres. Tenían pico ganchudo, un anillo blanco en torno al cuello y alas que, según se calculó, medían más de tres metros. Este suceso desató gran polémica, porque había quienes aseguraban que ninguna ave podía cargar a un niño de 27 kilos, como se decía al hablar de que se llevaban a pequeños de 10 años; pero más tarde otras personas dijeron haber visto volando hacia el Sur a las mismas aves. Además, es comprobable que hace 8,000 años existían en Norteamérica aves de rapiña monstruosas conocidas como teratorns. Estas aves prehistóricas se asemejaban a los buitres, pero eran más activas que las pequeñas aves de rapiña que sus equivalentes modernas.

MITO EL GATO DE COLON

Para referir el siguiente mito tendríamos que citar la carta que el descubridor Cristóbal

Colón envió desde México a los reyes de España. En ella se describe a un sorprendente

animal de la siguiente manera:“Un hombre con una ballesta mató a una bestia semejante a un enorme gato, pero mucho más grande y con una cara como la de un hombre. La atravesó con una flecha, pero era tan fiera que tuvo que cortarle una pata anterior y una posterior. Cuando un jabalí vio a esta bestia, se le pusieron los pelos de punta. A pesar de que el enorme gato estaba moribundo, de inmediato atacó al jabalí; le rodeo el hocico con la cola y lo oprimió con fuerza. Con la pata delantera que le quedaba, lo estranguló.”

Casi 500 años después, un ranchero disparó a un gato muy poco común, que se asemejaba a un puma pero con la cara más plana, el cuerpo más perfilado y las patas particularmente largas. Aquel animal resultó ser un onza (animal salvaje reconocido durante siglos sólo por los campesinos mexicanos), siendo la descripción muy similar de la que Colón refirió siglos atrás.

La onza es un animal mítico poco común en la Colonia, pues al saberse muy salvajes, los fueron exterminando con armas de fuego; sin embargo, en la era prehispánica sí se pueden encontrar muchos relatos en donde se habla de animales salvajes de patas largas.

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MITO DE LAS ALMAS EN PENA

En México como en muchos otros países se cree que si la muerte llega repentinamente y dejamos tareas pendientes en este mundo, el espíritu volverá tratando de remediar lo inconcluso. El siguiente mito hace alusión a dicha creencia.

Allá en los tiempos cuando la Virgen de Guadalupe acababa de hacer sus apariciones, hubo un padre que no encontraba a su hijo. Este individuo pidió a la Virgen que lo ayudara a encontrarlo y a cambio iría a visitar el lugar donde había hecho sus apariciones, que era el sitio donde le estaban construyendo la actual Basílica.

La Virgen cumplió y el padre pudo encontrar a su hijo, olvidándose aquél de la promesa que había hecho. Pasó el tiempo y al hombre le remordió la conciencia de no haber cumplido su promesa por lo que fue a ver a su amigo el obispo, quien le aseguró que no se preocupara, sólo que como penitencia tenía que rezar una serie de oraciones. Ese mismo día, cuando el obispo iba de regreso de visitar la iglesia de la Virgen de Guadalupe se encontró a su amigo y le preguntó a dónde iba, él comentó que a cumplir su promesa.

Lo notó extraño, frío y ojeroso; llevaba un blusón blanco. Eso le preocupó porque no lo veía normal. Más tarde fue a casa de su amigo a preguntarle cómo le había ido en su viaje al santuario de la Virgen, pero se encontró con que lo estaban velando. Había muerto y traía el mismo blusón con el que lo había visto ese mismo día.

Historias como estas se repiten continuamente en nuestro país, como un eco constante y persistente del que no podemos escapar. De ahí nació el mito de que cuando se promete algo de esta naturaleza se debe hacer hasta lo imposible por cumplirlo, de lo contrario nuestra alma nunca encontrará la paz a la que todo difunto tiene derecho.

MITO LA DAMA DE LA VELA

La Dama Vestida de Negro. En San Gregorio, localidad cercana a Venado Tuerto, Provincia de Santa Fe, sus pobladores relatan que una mañana de cerrada llovizna, un abastecedor del frigorífico Maru de Rufino encontró en la ruta 14 a una mujer vestida de negro que hacía el tradicional gesto de autostop. La llevó hasta la ciudad y cuando la dama se bajó, tras agradecerle por haberla acercado hasta escasa media cuadra de su casa, le dijo su nombre: Nancy Núñez. Poco después, el hombre se enteró de que Nancy Núñez había fallecido un año y medio atrás en un extraño accidente, cuando la avioneta que piloteaba su marido había perdido una de sus ruedas impactando en el auto que ella conducía, lo que le había causado la muerte instantáneamente. El sorprendido abastecedor descubrió también que el lugar en donde había parado para levantar a la mujer, entre Cristophersen y San Gregorio, era exactamente el sitio donde había ocurrido la tragedia que poco antes había conmocionado a la localidad. Otros testimonios dan cuenta de la misma aparición, en la misma ruta, a la altura del lugar del accidente.

La Dama Vestida de Blanco

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En distintas ciudades de la Argentina circula este relato, con algunas variantes mínimas, que tiene como protagonista a un joven que concurre a una fiesta, baile o lugar de diversión nocturno. Allí conoce a una bella muchacha de vestido blanco a la que invita a bailar y de la que se enamora instantáneamente. A cierta hora de la noche se ofrece a acompañarla hasta su casa y le presta su abrigo para protegerla del frío. Al día siguiente, el muchacho vuelve a la casa de la joven con intención de verla nuevamente y es atendido por los padres de ella, quienes con sorpresa y estupor le informan que la muchacha ha muerto uno o dos años antes. El enamorado no entra en razones, motivo por el cual los afligidos progenitores lo llevan hasta el cementerio con el propósito de que, al ver la tumba, el muchacho se convenza de la verdad de sus dichos. Al llegar a la tumba, la estupefacción estalla en los tres, al descubrir que sobre la lápid

La Dama del Cementerio

Un caso parecido es aquél que cuenta que un hombre quedó encerrado en el cementerio al terminar el horario de visitas. Inquieto comenzó a dar vueltas por el lugar en busca del sereno para que le abriera la puerta. No lo encontró pero advirtió que frente a una tumba estaba una mujer de pie (según las variantes del relato, puede tratarse de una niña, una adolescente o una mujer adulta). El hombre se le acercó entonces y le contó su situación, alegrándose de ver a alguien más por allí. La mujer le respondió que a ella le había ocurrido lo mismo y que no se preocupara, ya que conocía un lugar desde donde podrían salir. Con la dama como guía, el sujeto la siguió entre las lápidas, hasta que ella se detuvo indicándole una de las paredes perimetrales del cementerio. Al comprobar que no había ninguna puerta, el hombre le preguntó cómo hacer para salir por ese lugar inaccesible. –Así– le respondió la mujer mientras atravesaba el muro

El Perro Extraño. Cuentan en el barrio de La Boca, en la ciudad de Buenos Aires, que hace muchísimos años dos ancianos encontraron un perro abandonado. Sintieron lástima por el animalito que, pese a su aspecto extraño, los miraba con ojos de mucha ternura. Le dieron de comer y lo asearon, incorporándolo a la vida familiar. Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina sino una enorme rata a descansa el abrigo que el muchacho le había prestado a la joven la noche anterior. 

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