Este kit didáctico está dedicado al tema de la familia y permite a los niños desarrollar la inteligencia personal y emotiva.Los más pequeños comprenderán el significado de las relaciones y las costumbres familiares y podrán compararlas. Esto contribuye a formar la identidad personal, a superar el egocentrismo y a conocer otros puntos de vista. Además, jugando con los cartones y las piezas flexibles, los niños se verán estimulados a aprender nueva información; nuevos conceptos y palabras gracias a la observación de las imágenes, a la manipulación de los materiales a su alcance y a la interacción con un adulto-educador que actuará como guía de la actividad-juego.Las seis casitas de cartón y las piezas flexibles representan alegres familias de animales, que han sido humanizadas por el ilustrador en sus actitudes y comportamientos. Esta elección, que se inspira en el género literario de la fábula (en la que los animales se comportan como seres humanos), es muy querida por los niños y asegura una mayor implicación, puesto que ellos se identifican con los personajes durante el juego y comparan su propia experiencia con aquella evocada por las familias representadas en las tarjetas.

Antes de jugar a la tómbola, el padre o madre (o un educador) puede organizar una actividad propedéutica para presentar los personajes y el entorno de las “familias”.Disponemos los materiales sobre la mesa y utilizamos las piezas flexibles de los animales como flashcards, mostrándolas a los niños y pronunciando el nombre de cada criatura en voz alta: “¡Este es el caballo”, “¡Esta es la yegua!”, “¡Esta es la potrilla, su hija!”, “¡Este es el buey!”, “¡Esta es la vaca!”, “¡Este es el ternero, su hijo!”.Presentamos poco a poco todos los personajes de las familias y hacemos que los pequeños memoricen sus nombres siguiendo el método de los tres tiempos de Maria Montessori. Mostramos primero las piezas y después las disponemos en sus respectivas casitas, estimulando a los niños a que observen las criaturas colocadas en su contexto, y también las acciones que los personajes están realizando, describiéndolas en voz alta: “¿Qué está haciendo la potrilla?”, “¿Qué está haciendo el caballo?”, “¿Qué comen los caballos?”, “¿Sabías que adoran las manzanas?”, “¡Mira cuántas manzanas hay en el cubo!”. Una vez completadas las seis familias, proseguimos la actividad-juego pasando a la segunda fase del método de los tres tiempos. Continuamos, por tanto, interactuando con los niños haciéndoles las siguientes preguntas: “¿Dónde está el caballo?”, “Y la yegua, ¿dónde se encuentra?”, “¿Quién es la potrilla, su hija?”, “¿Qué come?,“ ¿Qué les encanta?”.Hacemos que los niños respondan invitándoles a señalar las imágenes correctas con el dedo, favoreciendo así el reconocimiento de las criaturas y la memorización de las palabras.

Presentamos las alegres familias

Después de haber presentado a las familias de animales en sus respectivas casitas (primer tiempo) y de haber fortalecido el aprendizaje con las preguntas-estímulo dirigidas al reconocimiento de los personajes (segundo tiempo), concluiremos el aprendizaje en tres tiempos organizando una divertida tómbola.A través del juego de la tómbola los niños tendrán que reconocer las piezas sueltas, recordar el nombre del personaje o del objeto representado y finalmente pronunciarlo. Esta es la tercera fase del método montessoriano.Procederemos de este modo: distribuimos las casitas de cartón entre los jugadores y ponemos todas las piezas en un saquito.

¡Jugamos a la tómbola!

Sacamos una pieza cada vez y lanzamos una de las siguientes preguntas: “Este animal, ¿cómo se llama”, “Y este, ¿qué animal es?”, “¿A qué familia pertenece?”, o bien: “Esta comida, ¿cómo se llama?”, “¿Qué es esta comida? ¿A quién pertenece?”.Antes de colocar la pieza sobre la casita de cartón adecuada, cada niño tendrá que reconocer el personaje y los objetos y pronunciar su nombre en voz alta. Así proseguiremos el juego extrayendo poco a poco las piezas y formulando cada vez las preguntas sugeridas. En este juego de la tómbola, obviamente, gana quien completa primero su casita de cartón.

Con las piezas de las familias y observando atentamente las ilustraciones podemos continuar jugando con los niños inventando juntos pequeñas historias “de fábula”. Intentemos estimular la fantasía y la imaginación planteando preguntas de este tipo: “¿Qué hace el caballo?”, “¿Por qué tiene la carretilla?”, “Y la mamá yegua, ¿qué hace?”, “¿Qué está haciendo la potrilla?”, “¿Qué te gusta de su casa?”.En base a las respuestas de los niños formulamos frases que poco a poco pueden transformarse en secuencias de una historia cuyos personajes se comportan como seres humanos.Por ejemplo: “Ahora la potrilla está jugando, más tarde se sentará a la mesa para cenar junto con sus padres… ¿Qué van a comer esta noche?”. Las historias, de este modo, nacerán y se desarrollarán espontáneamente, y los propios niños las enriquecerán con su imaginación y sus sugerencias.

Inventamos las historias