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Maito, Esteban Ezequiel - Dictadura y Capital. Acerca Del Surgimiento y El Papel Histórico de La Última Dictadura Militar en Argentina (Hic Rhodus)

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RESUMENEl trabajo busca explicar las condiciones que dieron lugar a la dictadura abordadas desde un punto de vista poco desarrollado como el de la economía política marxista. En este contexto, la economía argentina vivió en 1975 un derrumbe de la rentabilidad capitalista. La dictadura, ante la exitosa resistencia obrera al Rodrigazo, implementó un enorme descenso de los salarios mediante el terrorismo de Estado para así elevar las ganancias y aumentar la rentabilidad. A pesar del éxito en la expansión de las ganancias en desmedro de los salarios, la dictadura no tuvo éxito en incrementar en forma sostenida la rentabilidad, lo que en buena medida explica su paulatina pérdida de respaldo de las clases dominantes.

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Dictadura y capital. Acerca del surgimiento y el papel histrico de la ltima dictadura militar en ArgentinaEsteban Ezequiel Maito (UBA-FLACSO)[email protected]

RESUMENEl trabajo busca explicar las condiciones que dieron lugar a la dictadura abordadas desde un punto de vista poco desarrollado como el de la economa poltica marxista. En este contexto, la economa argentina vivi en 1975 un derrumbe de la rentabilidad capitalista. La dictadura, ante la exitosa resistencia obrera al Rodrigazo, implement un enorme descenso de los salarios mediante el terrorismo de Estado para as elevar las ganancias y aumentar la rentabilidad. A pesar del xito en la expansin de las ganancias en desmedro de los salarios, la dictadura no tuvo xito en incrementar en forma sostenida la rentabilidad, lo que en buena medida explica su paulatina prdida de respaldo de las clases dominantes.IntroduccinLa ltima dictadura militar en Argentina ha sido objeto de lecturas variadas en las ltimas dcadas. No pretendemos aqu dar cuenta de esa enorme variedad de producciones, sino de la notable, pero no por eso reconocida, conexin entre el genocidio y la acumulacin de capital.Particularmente desde mediados de la dcada del sesenta, se vivi un incremento en el poder de movilizacin de la clase obrera. En la coyuntura histrica previa al golpe el peronismo expresaba una alianza poltica poli-clasista entre la clase obrera y algunos sectores de la pequea y mediana burguesa. Sin embargo, el triunfo electoral del peronismo se terminara revelando como un momento especfico de un ascenso general de la clase obrera que superara la capacidad de contencin y el equilibrio interno de estas alianzas policlasistas de carcter tpicamente bonapartista. Un rgimen bonapartista es aquel que busca oficiar de rbitro entre las clases sociales, no obstante lo cual la propia dinmica histrica le impone una definicin que implcita o explcitamente termina inclinando la balanza a favor de la clase dominante. No se trata en este sentido de figuras o decisiones individuales sino de definiciones programticas de estos regmenes de acuerdo a su naturaleza de clase especfica. Segn Trotsky durante el rgimen bonapartista la clase dominante se ve obligada a tolerar para preservar su propiedad- la dominacin incontrolada del gobierno por un aparato militar y policial, por un salvador coronado. Este tipo de situacin se crea cuando las contradicciones de clase se vuelven particularmente agudas: el objetivo del bonapartismo es prevenir las explosiones, () un rgimen personal que se eleva por sobre la democracia y concilia con ambos bandos, mientras, a la vez, protege los intereses de las clases dominantes[footnoteRef:1]. [1: Trotsky (2006, 23).]

El regreso de Pern al pas represent entonces la coronacin del aparente salvador. A lo largo del gobierno peronista se desarroll, ms all de la centralidad de la figura de Pern, la consolidacin de aquel aparato militar y policial referido por Trotsky, notablemente simbolizado en la AAA (Alianza Anticomunista Argentina). La agudizacin de las contradicciones de clase, por otra parte, se relacion no slo con los niveles de movilizacin y organizacin de la clase obrera sino tambin con una crisis capitalista global que en Argentina se presentara como un dramtico descenso de la tasa de ganancia de los capitalistas.

Las lecturas sobre la dictaduraSiguiendo a Castillo (2004), las lecturas predominantes sobre la dictadura en Argentina han sido a grandes rasgos tres. Una primera, la de la propia dictadura y la derecha, que no considera al genocidio como tal sino como el simple resultado de una guerra entre el Estado y fuerzas revolucionarias armadas de izquierda. Una segunda lectura, ms cercana al alfonsinismo, sostiene la teora de los dos demonios. Considera as que el genocidio fue producto de los excesos de una dictadura que se alej de los mtodos de lucha civilizados contra la guerrilla, eliminando en su accionar represivo una enorme cantidad de civiles sin mayor relacin con las organizaciones armadas propiamente dichas. Una tercera lectura, por el contrario, reivindica la militancia de los desaparecidos en sus distintas expresiones y caracteriza lisa y llanamente a la dictadura, ya no como la encarnacin de la defensa de la civilizacin occidental y cristiana o como un gobierno de facto excedido en la represin hasta niveles delirantes, sino como una dictadura genocida cuyo propsito fue arrasar con esa militancia.Castillo seala la emergencia de una cuarta lectura que intenta contextualizar la caracterizacin en torno a un eje fundamental ausente en todas las tres lecturas previas: el creciente poder alcanzado por la clase obrera en la sociedad argentina de los aos setenta, producto de un proceso de maduracin de dcadas. El tercer relato, en buena parte centrado en las organizaciones armadas y su trayectoria, suele reconocer que la derrota militar de estas organizaciones ya estaba consumada en 1975, lo que es sin dudas cierto. No obstante, este hecho quita justamente sustento a ese tercer relato en el sentido de que, consumada la derrota militar, la irrupcin de la dictadura no habra tenido, en los trminos de esa tercera lectura, mayor sentido histrico[footnoteRef:2]. El segundo relato, por su parte, destaca el carcter totalitario y aparentemente irracional del golpe de Estado, al haberse realizado slo unos pocos meses antes de las elecciones presidenciales, convocadas en forma adelantada por Isabel Pern, que tendran lugar en el mismo ao 1976. Cul fue entonces el sentido de la dictadura que no llegan a concebir estas dos lecturas? [2: Nuestra explicacin se diferencia as de la sostenida por Juan Carlos Marn en el ya mencionado Los Hechos Armados, que en base a un anlisis de la contabilidad de las bajas ocurridas en ambos bandos llega a la conclusin de que las fuerzas de la clase obrera y el pueblo estaban ya derrotadas para 1975. Pero si esto hubiese sido as para qu la burguesa tuvo necesidad de recurrir al golpe y al terror genocida? He aqu el error ineludible al que lleva la identificacin de la fuerza social y poltica antagnica del rgimen dominante con la fuerza militar de las organizaciones guerrilleras. (Castillo 2004, nota al pie 20)]

An con las organizaciones armadas desarticuladas o la prxima celebracin de elecciones, la clase obrera, con sus diferencias internas en cuanto a lo ideolgico, presentaba un nivel de combatividad y organizacin enorme a partir de experiencias como la resistencia peronista en los cincuenta o el Cordobazo. Y en particular un sector crecientemente enmarcado, independientemente de su posicionamiento poltico peronista o socialista, en las tradiciones sindicales clasistas y antiburocrticas, consolidara an ms su influencia social y poltica. La clase obrera adems haba resistido en forma ms o menos exitosa la sangrienta represin desde el propio gobierno peronista (que incluy la formacin de la AAA y numerosos golpes de Estado provinciales promovidos por el propio Pern) as como el brutal plan de ajuste de Celestino Rodrigo en 1975[footnoteRef:3]. Ante esa situacin, la clase dominante se ira unificando en sus posiciones. El golpe de Estado contara as con el apoyo de conjunto de la burguesa argentina y extranjera[footnoteRef:4]. [3: Al respecto, ver por ejemplo Torre (2004).] [4: A este respecto, ver Sanz Cerbino (2010).]

Si bien el cuarto relato da cuenta del creciente conflicto entre las clases, carece de un mayor desarrollo de un aspecto central. Las sociedades capitalistas son tales en tanto y en cuanto en ellas la relacin capital-trabajo, la relacin capitalista, es hegemnica y por lo tanto la propia acumulacin de capital es la que imprime determinada dinmica histrica. De modo tal que no alcanza con simplemente reconocer la relacin capital-trabajo como eje central del conflicto social. Por el contrario, esta relacin de produccin hegemnica se expresa en un cierto desarrollo de la acumulacin de capital y el funcionamiento econmico y social a lo largo del tiempo. El conflicto social se desarrolla entonces en ntima relacin con la acumulacin. La correcta valoracin que hace este cuarto relato de la contradiccin entre capital y trabajo no profundiza entonces en esta cuestin, en general lamentablemente marginada al mbito de la simple economa, a su vez hegemonizada por neoclsicos y keynesianos.

El modo de produccin, la acumulacin de capital y la tasa de gananciaTodas las especies producen y reproducen sus condiciones de existencia interactuando con su medio. En el caso de nuestra especie esa interaccin logra un nivel de desarrollo cualitativamente distinto. Se realiza como un proceso social, consciente y mediado. Los modos de produccin son las formas en las que, a nivel general, se organiza dicho proceso en base a determinadas relaciones de produccin y desarrollo de las fuerzas productivas. El capital es la relacin social en la que los medios de produccin son propiedad privada de una clase. Aquellos que carecen de medios de produccin se encuentran obligados, para producir y reproducir sus condiciones de existencia, a vender su fuerza de trabajo como mercanca en el mercado. La fuerza de trabajo tiene la cualidad de producir un valor excedente al de su reproduccin. Esto implica que el obrero trabaja una parte de la jornada para reproducir su existencia, va el pago de un salario, y otra parte de la jornada para producir un excedente apropiado por el propietario de los medios de produccin como ganancia al realizarse la venta de la mercanca en el mercado. La relacin entre este plusvalor y el valor de la fuerza de trabajo es la tasa de plusvala (ganancias netas / masa salarial)El esfuerzo de los capitalistas por expandir sus ganancias se expresa en el incremento relativo de la parte de la jornada laboral que les corresponde en contraposicin a la parte necesaria para la reproduccin de la fuerza de trabajo y, especialmente, en la mecanizacin de los procesos productivos, que en trminos histricos se termina consolidando como la forma especfica de expandir la productividad en el modo de produccin capitalista. En la competencia esto se manifiesta como una lucha por incrementar la productividad mediante la inversin en capital fijo (maquinaria, infraestructura) para producir en menor tiempo relativo las mercancas, disminuyendo del valor de las mismas, y as abarcar mayores cuotas de mercado respecto a los competidores, o como mnimo, para producir las mercancas en el tiempo socialmente necesario y venderlas a un valor que permita mantenerse en la competencia. Esta tendencia se manifiesta en el largo plazo en un aumento relativo de la composicin del capital, proporcin del capital fijo respecto a aquel destinado a la reproduccin de la fuerza de trabajo (capital fijo / masa salarial). La fuerza de trabajo es, por otra parte, la nica fuente de valor, y por tanto de la ganancia. Se configura as un cuadro en el que el desarrollo capitalista tiende a una menor rentabilidad agudizando sus contradicciones y enfrentando recurrentes crisis. Estas son, simultneamente, resultado de las tendencias mencionadas, y una forma particular en la que el capital intenta restablecer sus niveles de rentabilidad y relanzar la acumulacin. La acumulacin de capital es el eje decisivo de la historia de los pases en los que impera el modo de produccin capitalista. La tasa de ganancia se erige as en la variable crtica de cualquier economa capitalista. La necesidad del capital de expandir el tiempo de trabajo excedente mediante la mecanizacin implica una acumulacin de capital fijo cuyo ritmo se encuentra determinado en ltima instancia por la tasa de ganancia. Es el comportamiento de esta tasa el que en mayor medida determina los niveles de actividad, las decisiones de inversin y creacin de empleo. Y dado que esta tasa surge como una relacin entre ganancias y capital, en trminos histricos el descenso tendencial de la rentabilidad no es ms que la otra cara del incremento en la acumulacin[footnoteRef:5]. [5: La baja de la cuota de ganancia y la acumulacin acelerada no son ms que dos modos distintos de expresar el mismo proceso en el sentido de que ambos expresan el desarrollo de la capacidad productiva. Marx (1968, 240).]

La crisis de sobreacumulacin en los setentaEl modo de produccin capitalista es un sistema mundial que slo en apariencia toma la forma de simples procesos nacionales de acumulacin. Ms all de la necesaria existencia de especificidades nacionales, estas slo pueden darse en el marco de tendencias sistmicas. Las dcadas del sesenta y setenta fueron dcadas de grandes crisis econmicas y convulsiones sociales en todo el mundo capitalista. El ciclo econmico de posguerra se caracteriz, a nivel general, por ser un ciclo de crecimiento econmico sostenido y de cada de la tasa de ganancia. Entre 1973 y 1982, buena parte de los pases del mundo se veran afectados en forma considerable por esta crisis de rentabilidad. El ciclo posterior desde mediados de los aos ochenta ha combinado, en general, cierta recuperacin de la tasa de ganancia con menores niveles de crecimiento econmico sin alcanzar los niveles anteriores a 1973. A nivel global, la cada de la participacin de los salarios en el PBI tuvo un papel de primera importancia en este ciclo de leve recuperacin.

Fuente: Maito (2014)Como se observa en los grficos N1 y N2 la cada de las tasa de ganancia en Argentina fue particularmente aguda, alcanzando en 1975 el mnimo histrico hasta ese momento. La dictadura y el genocidio sern los intentos de las clases dominantes por restablecer los niveles de rentabilidad y, en consonancia con ese objetivo, el orden social y la gobernabilidad frente a la experiencia histrica inmediata atravesada por una fuerte movilizacin obrera y popular.Durante el ao de su irrupcin la dictadura promovi marcados descensos salariales. Si bien estos descensos son un elemento constante en las recurrentes crisis, la dictadura acentu enormemente dicho ajuste salarial, promoviendo un crecimiento de las ganancias, decretando congelamientos salariales y una persecucin total y sistemtica de trabajadores, incluyendo miles de asesinatos y desapariciones.

Fuente: Izaguirre (2009) y Maito (2013) [footnoteRef:6] [6: En el grfico N2, las cifras de asesinados-desaparecidos se encuentran infravaloradas debido a que surgen de fuentes que han intentado sistematizar los casos denunciados. No obstante, se considera que estas bases captan la intensidad del accionar genocida concentrado en los aos posteriores al derrumbe de la tasa de ganancia de 1975 en Argentina.]

Sin embargo, las causas del descenso de la rentabilidad y la crisis general de los aos setenta no se remitan a una simple distribucin del ingreso relativamente menos favorable para el capital. Por el contrario, el descenso de la tasa de ganancia expres a nivel general un descenso del trabajo vivo o valor agregado, independientemente de su distribucin, en relacin al capital fijo, es decir un descenso de lo que comnmente se entiende como productividad del capital (PBI/Capital Fijo) pero que aqu denominamos tasa de ganancia mxima, aquella tasa para el caso hipottico e irreal que la clase obrera no requiriera consumo alguno para reproducir sus condiciones de existencia. La crisis expres, en definitiva, una sobreacumulacin relativa de capital. Con posterioridad a la recuperacin experimentada en 1976, la tasa de ganancia continuara un descenso sostenido, sobre todo a partir de 1979, lo que por otra parte puede entenderse como un importante motivo de la prdida progresiva de apoyo de los capitalistas a la dictadura.La tendencia descendente de la tasa de ganancia se presenta entonces como una tendencia que, adems en el marco de una crisis global, trasciende la capacidad poltica de la clase dominante de reducir sus costos laborales mediante la dictadura y el terror. El Estado capitalista, del mismo modo que en el caso de los nacional-desarrollistas y el logro del desarrollo, se muestra incapaz de torcer las tendencias de la acumulacin y del propio capital, an estableciendo el personal poltico ms represivo y anti-obrero posible. Este punto es de una importancia vital. A primera vista y mal entendido, puede juzgrselo como una subvaloracin de la lucha de clases. En el fondo de lo que se trata es de la tendencia inmanente del capital a su derrumbe, que en ltima instancia trasciende cualquier ajuste o concesin capitalista respecto a la clase obrera, y es la constatacin de esta tendencia la que plantea objetivamente la necesidad de una nueva organizacin social ms all de los auges y reflujos de la lucha de clases relacionados con los ciclos econmicos y polticos que atraviesan esta tendencia general.

Fuente: Maito (2013)A este respecto, los pisos cclicos de rentabilidad se han expresado en crisis econmicas y polticas. Como puede observarse en el grfico N3 la conexin entre ciclos econmicos y polticos a lo largo de la historia argentina, en el marco de la tendencia descendente de la tasa de ganancia, es muy marcada.

La dictadura y el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor como factor contrarrestante de la cada de la tasa de gananciaDesencadenadas las crisis, el capital busca restaurar sus niveles de rentabilidad. A lo largo de los ciclos normales de la economa capitalista toda crisis de acumulacin implica un descenso de la inversin (del ritmo de crecimiento del capital fijo), del empleo y los salarios. Posteriormente, la expansin relativa de las ganancias, tanto respecto al capital fijo, como respecto a los salarios en la distribucin, eleva la rentabilidad, genera un nuevo crecimiento relativo de la inversin, el empleo y los salarios. El descenso del salario real, el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, tiene as una funcin especfica en los ciclos capitalistas y en la elevacin posterior de los niveles de rentabilidad[footnoteRef:7]. [7: Respecto a los factores contrarrestantes, ver Marx (1968, 232-239).]

Fuente: Maito (2013)En trminos histricos, los descensos salariales durante estos ajustes econmicos, no son ms que descensos parciales dentro de una tendencia general histrica al incremento del salario real, del poder adquisitivo del salario. Sin embargo, los bajos niveles de rentabilidad durante los setenta, y la llegada al poder de la dictadura, operaron un descenso salarial de tal magnitud que las recuperaciones cclicas posteriores no alcanzaran a restituir el valor de la fuerza de trabajo, o sea el propio salario real, a sus niveles histricos previos. De este modo, la dictadura consolid el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor como un elemento contrarrestante ms o menos permanente de la cada de la rentabilidad. La magnitud del terror desatado por la dictadura fue ni ms ni menos que la expresin poltica de una burguesa cercada por una crisis de rentabilidad de magnitud histrica y un enorme nivel de movilizacin popular y cuestionamiento al orden social.En el grfico N5, se puede observar el efecto sobre la rentabilidad de este mecanismo contrarrestante a lo largo del perodo posterior. Se ha tomado el salario real de 1973 como base. Luego se ha realizado el ejercicio de mantener constantes los niveles salariales en los aos posteriores, deduciendo de las ganancias la diferencia entre la masa salarial realmente existente y la masa salarial que hubiera surgido de un salario real constante, es decir apenas estancado en el nivel de 1973.

Fuente: elaboracin propiaEn Argentina, el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor contina siendo un mecanismo compensatorio permanente. Si bien nuestras series llegan a 2011, nada indica que esto se haya modificado en los ltimos dos aos, sino ms bien al contrario. La continuidad de este mecanismo en Argentina ha sido tan marcada que la dictadura, si bien ha sido fundamental en su consolidacin, ni siquiera ha sido el perodo en que el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor alcanz sus niveles mximos. Estos se han registrado en las crisis de 1989 y 2002, incrementando la tasa de ganancia en algo ms que un 80%. O lo que es lo mismo, extrayendo ese nivel porcentual adicional de plusvala de la fuerza de trabajo.

Crtica a la posicin de Eduardo Basualdo y el nacional-desarrollismoLa evidencia presentada anteriormente, en el sentido de una crisis de sobreacumulacin, tiene una particular importancia frente a una explicacin econmica de los orgenes de estas dictaduras, bastante extendida, que deja de lado algunos de los principales determinantes de cualquier economa capitalista[footnoteRef:8]. Eduardo Basualdo en este sentido afirma que: [8: A nivel general, esta explicacin empalma en parte con la tercera lectura que hacamos referencia en la introduccin. El asesinato de militantes por la dictadura habra sido con el fin de instaurar un modelo econmico distinto. Una crtica sobre la concepcin histrica a partir de la vigencia de modelos excede el espacio de este artculo.]

la instauracin de un nuevo rgimen de acumulacin de capital no se origina en el agotamiento de la industrializacin basada en la sustitucin de importaciones, ya que durante la dcada anterior (1964-1974) se haba producido un crecimiento ininterrumpido del PBI interno, se haba registrado una acentuada expansin industrial y se haba modificado la naturaleza del ciclo corto sustitutivo, que ahora no implicaba una reduccin del PBI en su etapa declinante[footnoteRef:9] [9: Basualdo (2006, 115-116),]

Basualdo se remite a sealar el crecimiento del PBI en los aos previos a la dictadura como un indicador suficiente de que la crisis de la industrializacin por sustitucin de importaciones y la irrupcin del gobierno militar slo pueden ser explicadas por cambios en las alianzas de clase y su correlato en el control del Estado. Pero la fuerza impulsora del capital nunca fue ni ser la mera expansin del volumen de valores de uso. La nica fuerza impulsora del capital es la de concretar su continua valorizacin mediante la extraccin de plusvala, y la vitalidad de esa valorizacin remite a la tasa de ganancia. Y en este sentido el capitalismo argentino de posguerra y la industrializacin por sustitucin de importaciones mostr un paulatino descenso de la tasa de ganancia que en 1975 adquirira niveles crticos. Entre 1964 y 1975 la tasa se redujo casi a la mitad, pasando de un 48,3% a un 25,0%, experimentando adems una reduccin crtica en el lapso de dos aos a partir de 1973. Como puede observarse en el grfico N6, la industria ms relevante y dinamizadora del perodo, la automotriz, mostr la misma tendencia que la tasa de ganancia de la economa.

Fuente: Maito (2013) y elaboracin propia en base a Sourrouille (1980)En un mismo sentido, el brusco descenso salarial en el inicio de la dictadura no es entendido por Basualdo como un resultado conjunto de la crisis de rentabilidad y la necesidad general del capital de elevarla, en particular mediante el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor.La redefinicin de la relacin, de por s desigual, entre capital y trabajo tuvo tal magnitud que slo puede entenderse como una revancha oligrquica sin precedentes histricos en el pas, acorde con el profundo resentimiento que guardaba la oligarqua nativa hacia la clase trabajadora argentina.[footnoteRef:10] [10: Basualdo (2006, 117).]

La crisis global de los aos setenta cerr as un perodo de varias dcadas en las cuales el ritmo de crecimiento del producto bruto fue de los ms altos en la historia del capitalismo y, al mismo tiempo, la rentabilidad tuvo un ritmo de descenso pronunciado desde los niveles de la inmediata posguerra. El crecimiento del producto en los aos previos a la crisis no es, como lo sealamos anteriormente, un elemento explicativo que justifique una explicacin de la dictadura ajena a las tendencias econmicas de la acumulacin de capital. Por el contrario, el crecimiento del producto es el resultado de tasas de acumulacin de capital fijo que incrementan la productividad. La cuestin de este modo se remite a la relacin entre el ritmo del incremento de la productividad y el de la acumulacin de capital fijo, y secundariamente, a cmo se distribuyen entre capital y trabajo los incrementos de la productividad. En el marco de un rgimen de produccin que tiende a la sobreacumulacin de capital, la distribucin del ingreso entre capital y trabajo encuentra un margen relativamente acotado para contrarrestar la tendencia descendente de la tasa de ganancia.

ConclusionesA lo largo del trabajo hemos presentado elementos para comprender el advenimiento de la dictadura como producto de la necesidad del capital de elevar la tasa de plusvala en el marco de una crisis de rentabilidad indita para el capital respecto a la historia argentina previa. El rgimen bonapartista, an en el marco de su creciente fascistizacin y el sinceramiento de sus intereses de clase, no logr imponer este ajuste social frente a la resistencia de la clase trabajadora: se abre en un pas una etapa prerrevolucionaria (o prefascista) en el momento en que el conflicto entre las clases divididas en dos campos hostiles traslada el eje del poder fuera del Parlamento. Por lo tanto, el bonapartismo caracteriza el ltimo plazo con que cuenta la vanguardia proletaria para la conquista del poder[footnoteRef:11]. [11: Trotsky (2006, 23)]

La dictadura marcar la continuidad y profundizacin de esta tendencia represiva y el ingreso en una etapa abiertamente fascista, frente a la cual la clase obrera, pese a su heroica resistencia, no haba consolidado una fuerza poltico-social coherente que contraponer.Finalmente, cabe resaltar que en el mediano y largo plazo, con la excepcin de los primeros aos, la dictadura no logr restablecer los niveles de rentabilidad previos, entre otros motivos porque la distribucin regresiva del ingreso tiene un margen acotado de accin ante la tendencia del capital a la sobreacumulacin.

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