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MÓDULO 2: MANEJO INTEGRAL Y TRATAMIENTO DE LA EPILEPSIA. ABRIL 26, 2011 PROGRAMA NACIONAL INTEGRAL DE EPILEPSIA Eduardo Arizaga

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MÓDULO 2: MANEJO INTEGRAL Y TRATAMIENTO DE LA EPILEPSIA. ABRIL 26, 2011 PROGRAMA NACIONAL INTEGRAL DE EPILEPSIA Eduardo Arizaga

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ÍNDICE

1. CONCEPTOS RELEVANTES

a. CRISIS EPILÉPTICA

b. EPILEPSIAS Y SÍNDROMES EPILÉPTICOS

c. EPILEPSIA DE DIFÍCIL CONTROL

d. CRISIS EPILÉPTICA ÚNICA

e. CRISIS EPILÉPTICAS DE APARICIÓN TARDÍA

2. CLASIFICACIÓN DE CRISIS EPILÉPTICAS

3. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE CRISIS EPILÉPTICAS

4. CLASIFICACIÓN SINDROMÁTICA DE LAS EPILEPSIAS

5. SÍNDROMES EPILÉPTICOS RELEVANTES Y SU TRATAMIENTO

El manejo integral de un paciente afectado de epilepsia obliga a seguir varios pasos para

poder ofrecerle la mejor calidad en la atención. Hay que establecer conceptos, aplicar

estrategias que ofrece la Historia Clínica y realizar exámenes de laboratorio, de

electrofisiología y de neuro-imagen. Esto permitirá plantear un plan terapéutico sea

farmacológico o de otro tipo como el quirúrgico, y luego establecer el pronóstico

inmediato y a largo plazo. Las tareas preventivas serán también muy importantes.

Empezaremos enunciando algunos conceptos fundamentales:

1. CONCEPTOS RELEVANTES

a. CRISIS EPILÉPTICA

Crisis epiléptica se refiere a una alteración paroxística transitoria de la condición

neurológica debida a una descarga eléctrica anormal excesiva de la población neuronal del

Sistema nervioso central, tanto cortical como subcortical, hipersincronizada, repetitiva y

usualmente auto-limitada. Cuando la crisis persiste por varios minutos o se repite una tras

otra sin cesar se denomina Estado de Mal o Estado Epiléptico.

En condiciones normales existe un equilibrio entre mecanismos excitatorios e inhibitorios

de las neuronas que se logra a través de un “network”. Cuando se produce un

reforzamiento patológico de la excitación y/o una disminución en la inhibición el equilibrio

desaparece y se desencadena una crisis epiléptica.

La alteración neurológica será de muy diversa índole y dependerá de las áreas cerebrales

involucradas en esta descarga anormal. Un grupo de estas manifestaciones son

generalizadas, con compromiso de la conciencia o del estado de alerta que se expresan

clínica y semiológicamente como mioclonías, ausencias, crisis tónico - clónicas, tónicaso

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atónicas. Las descargas anormales ocurren de forma diseminada en las estructuras

corticales y subcorticales.

Se denominan parciales si el fenómeno está confinado a un área neuronal focal: crisis

parciales simples motoras, sensoriales somáticas, visuales, auditivas, olfatorias, gustativas,

autonómicas, psíquicas, o crisis parciales complejas, con alteración de la conciencia

asociadas a automatismos motores.

Los específicos tipos de crisis epilépticas están bien definidos desde el punto de vista

eléctrico y clínico, con manifestaciones neurológicas homogéneas y EEG característico. Por

ejemplo en las ausencias la alteración clínica consiste en desconexión del medio de inicio

brusco, la crisis persiste por diez a treinta segundos de duración, seguidos de recuperación

inmediata, asociadas a un patrón eléctrico generalizado típico de punta-onda lenta de

3Hz.

Solamente el 30 al 50 % de las personas que tienen una primera crisis epiléptica,

presentarán recurrencias, lo que es indispensable para establecer el diagnóstico de

EPILEPSIA.

b. EPILEPSIAS Y SÍNDROMES EPILÉPTICOS

EPILEPSIA Es una afección crónica del cerebro, de etiología múltiple –genética o adquirida

a lo largo de la vida del individuo por lesión neurológica o por alteraciones químico –

físicas, incluyendo la vida fetal- cuya manifestación clínica es a través de ataques

epilépticos recurrentes causados por descargas eléctricas excesivas de la población

neuronal focal o generalizada, que pueden ser convulsivos y no convulsivos, de semiología

muy florida. La predisposición para generar descargas anomales es persistente en el

tiempo y produce en el enfermo un grado variable de disfunción cerebral episódica con

consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales, según la definición

adoptada por la International League Against Eilepsy ( ILAE) y el International Bureau for

Epilepsy ( IBE) en el año 2005.

Esta anormalidad funcional tiene la capacidad potencial de seguir generando descargas

epilépticas impredecibles y espontáneas que afectan a personas de todas las edades, con

énfasis en los extremos de la vida. Persiste por muchos años, incluso por toda la vida del

sujeto, lo que significa –entre otras cosas- una pesada carga familiar, laboral y económica,

que con frecuencia produce un estigma difícil de sobrellevar. Existe sobreprotección

familiar asociada a segregación de la sociedad y ambas circunstancias participan en la

génesis de la personalidad epiléptica.

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c. EPILEPSIA DE DIFÍCIL CONTROL

La gran mayoría de personas con epilepsias lograrán que sus crisis sean controladas. Por lo

menos existe 70 a 80 % de éxito en el control de las crisis, con o sin tratamiento, mientras

el grupo remanente engrosará las filas de las epilepsias intratables, de difícil control. La

descripción toma en cuenta diferentes factores: elevado número de episodios por día

(crisis mioclónicas del Síndrome de West, crisis tónicas del síndrome de Lennox – Gastaut -

Dravet), por semana (crisis parciales complejas de la epilepsia mesial del lóbulo temporal,

o por mes como ocurre en casos rebeldes al tratamiento de la epilepsia mioclónica juvenil

o en crisis del lóbulo frontal secundarias a lesiones por trauma craneal frontal.

Sensación subjetiva de invalidez e impacto social que le impide al paciente llevar una vida

normal a nivel familiar, estudiantil, laboral, de autonomía económica, y por último,

persistencia clínica de las crisis. El control efectivo de los ataques epilépticos puede ser

relativo en ocasiones. Por ejemplo una crisis parcial compleja muy ocasional que se asocia

cada vez con trauma craneal grave es una condición peligrosa para la vida y debe ser

considerada como epilepsia intratable, mientras que múltiples crisis parciales simples que

ocurren varias veces en una semana y no causan mayor impacto en la vida diaria, no son

consideradas intratables.

Cuando se establece que un paciente tiene crisis intratables, es el momento de buscar

terapias alternativas tales como cirugía de las epilepsias, estimulación del nervio vagal,

dieta cetogénica, entre otras. Otras formas de terapia, que incluyen suspensión de

fármacos, son potencialmente riesgosas porque el retiro brusco de las drogas

antiepilépticas puede desencadenar estado epiléptico, condición muy peligrosa por el

efecto deletéreo irreversible que en ciertas ocasiones tiene en la población neuronal.

d. CRISIS EPILÉPTICA ÚNICA

Este tema tiene mucha importancia desde el punto de vista del manejo diagnóstico,

terapéutico y pronóstico. En efecto es necesario establecer una conducta racional en cada

caso de crisis epiléptica que ocurre por primera vez, la cual debe estar en íntima

concordancia con lo que ocurre en nuestro medio. De esta manera se podrán delinear los

pasos a darse en el campo del diagnóstico lo que permitirá priorizar la realización de

diversos exámenes de laboratorio y gabinete; en el de la terapéutica que ayudará al

médico a escoger que tipo de pacientes recibirán tratamiento desde el inicio, y en el

pronóstico que podrá predecir el tipo de evolución que tendrá cada individuo.

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Es necesario separar este grupo de personas de aquellos que tienen CF y de aquellos que

tienen crisis neonatales (es decir en los primeros 28 días de vida), en los que las tasas de

recurrencia son distintas. Las crisis únicas pueden ser de dos tipos desde el punto de vista

etiológico: aquellas que son idiopáticas y las que son sintomáticas. A su vez se puede

establecer una subdivisión entre aquellas crisis que ocurren luego de una agresión

definida como intoxicación, trauma craneal grave, enfermedades infecciosas del SNC o

graves alteraciones metabólicas, y las que aparecen en enfermedades crónicas evolutivas

(tumor cerebral) o con daño cerebral establecido (lesión perinatal grave, secuela de TCE

grave,etc.).

Los estudios de cohorte realizados por Hauser y Hirtz y nuestras observaciones nos

permiten establecer pautas en el procedimiento.

Tipo de crisis: Las crisis generalizadas mioclónicas, atónicas y tónicas que con mucha

frecuencia ocurren en la niñez tienen una alta tasa de recurrencia, al igual que las crisis de

ausencias. En todos estos casos lo más conveniente es considerar al paciente como

epiléptico pues en casi el l00 % de casos estas crisis recurrirán.

Las crisis parciales complejas ocurren por presencia de un foco epileptogénico en áreas

del lóbulo temporal y en menor grado del lóbulo frontal. Obedecen a una lesión orgánica

crónica que ha tardado mucho tiempo en desarrollarse y establecerse, por lo tanto es de

esperarse una alta tasa de recurrencia cuando ya ha ocurrido una primera crisis.

Las crisis parciales motoras con o sin generalización TC secundaria tienen una tasa de

recurrencia de 65 % a los tres años y las TCG de 48 %, por lo tanto otros serán los

parámetros usados para decidir la terapia y establecer el pronóstico, como señalaremos

más adelante.

e. CRISIS EPILÉPTICAS DE APARICIÓN TARDÍA

Convulsiones de inicio tardío son aquellas que aparecen después de los 18 años en

individuos que previamente no las han padecido, aunque otros autores tienen como edad

límite los 20 años y otros los 25 años. Se escoge el límite de edad únicamente por arbitrio,

considerándose que en esta etapa de la vida el desarrollo y la maduración cerebral de

mecanismos inhibitorios de las convulsiones han alcanzado su máxima expresión

fisiológica y que los síndromes epilépticos idiopáticos estrechamente ligados con

etiologías genéticas tienden a desaparecer.

Si bien no existe uniformidad en la edad, el concepto quiere resaltar el hecho que las

convulsiones se han iniciado a una edad poco usual para ser relacionadas con las

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etiologías genéticas. Por lo tanto este diagnóstico lleva implícito el hecho que

posiblemente el paciente con epilepsia de inicio tardío tenga un factor etiológico orgánico

adquirido luego de la concepción, sea a lo largo de la vida uterina o en los años post-

natales subsiguientes, hasta la vejez. Desde la época de Penfield y Jaspers se relacionó

este tipo de crisis con neoplasias cerebrales, sin embargo en las décadas siguientes se

estableció la florida heterogeneidad etiológica lo que permitió apreciar que los tumores

primarios o metastásicos del SNC son más bien la minoría.

2. CLASIFICACIÓN DE CRISIS EPILÉPTICAS

Es indispensable aclarar la diferencia existente entre los conceptos de crisis epilépticas y

síndromes epilépticos o epilepsias. CRISIS EPILEPTICA es un término semiológico,

descriptivo de un hecho ocurrido que tuvo un comienzo y un fin, es decir de un fenómeno

finito que se traduce clínicamente de muy diversas maneras. LAS EPILEPSIAS tienen otra

connotación, mucho más elaborada. Se refiere a una afección o síndrome que se

manifiesta con múltiples matices y que engloba a todas las posibilidades clínicas que se

traducen con crisis epilépticas. En su concepto intervienen principalmente las causas

etiológicas, las manifestaciones semiológicas, las características electroencefalográficas, la

edad de inicio, los factores precipitantes, la severidad de la enfermedad, la respuesta

terapéutica y el ulterior pronóstico.

Crisis epilépticas parciales o focales

Las crisis parciales son aquellas en las que el primer síntoma clínico y cambio EEG indican

la activación inicial de un sistema neuronal limitado a una parte de un hemisferio cerebral.

Las crisis parciales pueden ser de dos tipos diferentes, dependiendo para su clasificación

del hecho de que si la conciencia está o no alterada. De esta manera se clasifica en crisis

parciales simples y crisis parciales complejas.

Crisis parciales simples

Las crisis parciales simples se caracterizan porque el individuo no pierde la conciencia. Es

capaz de describir detalladamente los fenómenos semiológicos y la crisis puede

desaparecer sin más eventos ictales o puede diseminarse la descarga a otras áreas

corticales o incluso a toda la corteza cerebral, es decir la crisis parcial simple puede

evolucionar a crisis parcial compleja o a tonico-clónica generalizada. La actividad eléctrica

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puede diseminarse a las áreas vecinas y traducirse con el fenómeno de marcha

jacksoniana es decir que un síntoma ictal motor iniciado en el dedo pulgar del individuo

puede progresar a un compromiso motor más amplio: la mano, el antebrazo, el brazo, la

cara. Igual ocurrirá con síntomas sensoriales somáticos. El término "aura" no debe usarse

en estos casos pues etimológicamente significa un evento prodrómico y estos fenómenos

corresponden a la crisis que se está produciendo de manera parcial. Aura significa "

vientecillo anunciador" y es indispensable dejar plenamente aclarado el concepto de que

cualquiera de las manifestaciones de crisis parciales simples implica el inicio mismo de la

crisis. Así por ejemplo no se considerará aura o pródromo de un ataque epiléptico a la

percepción de un mal olor, este síntoma está señalando claramente que la crisis ya se ha

iniciado y que está originándose en el área uncinada.

Crisis parciales complejas

Tal como ya se comentó anteriormente el concepto de crisis parcial compleja lleva

implícito el hecho de que siempre existe alteración de la conciencia. La descarga anormal

ocurre preferentemente en ambos hemisferios cerebrales con más frecuencia en los

lóbulos temporales, aunque pueden ocurrir también por compromiso frontal. Raramente

hay crisis parcial compleja por compromiso de un solo hemisferio cerebral sea en el lóbulo

frontal o temporal. En estos casos la razón de la alteración de la conciencia es difícil

explicarla. Es importante resaltar el concepto de que el individuo tiene alterada la

conciencia, es decir la capacidad para reaccionar al estímulo externo está disminuida. No

debe confundirse con el término "pérdida de la conciencia" o estado de coma. En este

estado el enfermo reacciona de manera distorsionada ante los estímulos externos.

Crisis epilépticas generalizadas

Las crisis generalizadas se caracterizan desde el punto de vista clínico casi invariablemente

por afección de la conciencia, fenómenos motores bilaterales positivos (tonico-clónicos

generalizados TCG, mioclónicos), no siempres simétricos, o negativos como por ejemplo

en las crisis atónicas, y masiva actividad vegetativa. En ciertas circunstancias no se

produce alteración de la conciencia porque la crisis es muy corta como ocurre en las

mioclonías que son descargas de duración de 80 a 200 mseg y en las crisis atónicas -

cuando se presentan como "drop attack"- que duran 1 o 2 segundos.

En estas formas de crisis generalizadas el primer cambio clínico indica un compromiso

bilateral y simultáneo de ambos hemisferios cerebrales. Desde el punto de vista EEG

existe una descarga epiléptica bilateral, sincrónica y simétrica.

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Ausencias

En este tipo de crisis existe una supresión completa de las funciones mentales, una

desconexión del paciente con el medio de corta duración durante la cual el individuo es

incapaz de responder al estímulo externo por un trastorno de la comprensión, la

reactividad y la memoria. Son características muy propias de las ausencias el inicio brusco

con interrupción de la actividad que se realizaba, la mirada fija con apariencia de estatua,

duración de tres a 15 segundos (en ocasiones puede persistir 30 y 40 segundos, raramente

más largas) y cese igualmente brusco de las crisis con recuperación instantánea sin

fenómenos post-ictales.

Las ausencias se clasifican de acuerdo a las características clínicas y EEG como típicas

cuando el inicio y el fin de la crisis es brusco y eléctricamente hay compromiso

bihemisférico con actividad punta onda lenta de 3 Hz o polipunta - onda lenta de 2 a 4 Hz,

simétrica y sincrónica, y atípicas cuando existen características contrarias a las

mencionadas. Además se clasifican de acuerdo a los fenómenos acompañantes. Con

frecuencia las crisis de ausencias tienen una manifestación mixta, es decir pueden

coexistir diversas características semiológicas en una sola crisis.

Mioclonías

Son sacudidas bruscas y súbitas por descargas masivas, bilaterales de 20 a 100 mseg de

duración. Afectan a la totalidad de los grupos musculares o puede estar confinado a un

grupo de músculos e incluso a un solo músculo. Las formas más frecuentes son las que

producen la flexión de la cabeza sobre el tronco y la flexión de los miembros superiores

como ocurre en los espasmos infantiles del síndrome de West. Igualmente puede

comprometer la musculatura extensora e incluso la de los miembros inferiores

produciendo la caída del enfermo si es que la sacudidad es muy brusca y poderosa.

Es indispensable diferenciarlas de sacudidas mioclónicas o musculares no epilépticas que

acompañan a diversas y múltiples enfermedades neurológicas y trastornos metabólicos.

En el EEG se aprecia poli-puntas - onda lenta o en ocasiones punta - onda lenta o también

onda aguda - onda lenta. Las salvas de puntas pueden durar hasta 100 mseg. Los registros

inter-ictales son similares y depende del síndrome que afecta al paciente para la calidad

del ritmo de fondo. Cuando es parte de síndromes idiopáticos generalizados como la

epilepsia mioclónica juvenil el ritmo de fondo es normal. Sin embargo en epilepsias de mal

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pronóstico como el síndrome de West el ritmo de fondo es anormal y es común encontrar

la hipsarritmia.

Crisis clónicas

Esta crisis generalizada se inicia con una pérdida brusca del tono muscular que hace caer

al enfermo y luego sobrevienen múltiples sacudidas musculares. Son más frecuentes en

niños de uno a tres años y la mayoría de las convulsiones febriles son de este tipo. El EEG

muestra actividad anormal generalizada entremezclada con ondas rápidas de 10 Hz con

ondas lentas, lo que le confiere una característica irregular de puntas - ondas lentas.

Crisis tónicas

Las crisis tónicas consisten en una contracción muscular violenta, tónica, no vibratoria,

acompañada de diversas posturas de los ojos, los músculos de la cara, la musculatura axial

y la de los miembros.

Pueden ser axiales, axorizomélicas y globales. Es indispensable diferenciarlas de las crisis

cerebelosas que ocurren por tumores de la fosa posterior y que tienen un origen

isquémico. Coincidentalmente fue el mismo neurólogo quien describió ambos tipos de

crisis. En efecto Hughlings Jackson en 1902 describió perfectamente una sola crisis tónica

que había presenciado en un epiléptico. Posteriormente en 1907 describió las crisis

cerebelosas o de fosa posterior. Las de origen epiléptico ocurren preferentemente en el

sueño y a veces son tan frecuentes que constituyen status tónicos.

El EEG muestra aplanamiento del voltaje junto a actividad rápida superior a 10 Hz. El EEG

interictal generalmente es anormal lo que se explica fácilmente por lo que este tipo de

crisis aparece en síndromes epilépticos sintomáticos de pronóstico grave como el

síndrome de Lennox -Gastaut.

Crisis tónico-clónicas

Constituye la forma más frecuente de ataque epiléptico y es ampliamente conocido desde

la antigüedad. Las descripciones recientes más fidedignas las realizó Gowers en l885.

La crisis se inicia con una contracción tónica poderosa que produce espasmo laríngeo y da

origen al grito epiléptico al salir el aire por la contracción de los músculos tóraco -

abdominales. Los ojos permanecen abiertos con desviación conjugada hacia arriba, hay

flexión o extensión de los miembros superiores y de los miembros inferiores. La

musculatura torácica permanece en contracción tónica y aparecen datos de insuficiencia

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respiratoria con cianosis progresiva. Esta fase dura de ocho a diez segundos y durante ella

se pueden producir las lesiones por caída y la mordedura de la lengua.

En la segunda fase aparecen las crisis clónicas que persisten dos a tres minutos y son

violentos espasmos flexores de todo el cuerpo. En esta fase es frecuente la mordedura de

la lengua y en cada espasmo puede aparecer un grito. Existen signos de compromiso de la

vía cortico-espinal bilateral. Hay un importante fenómeno vegetativo en las crisis tónico-

clónicas generalizadas, con aumento de la frecuencia cardíaca, aumento de la presión

vesical, midriasis con ausencia del reflejo foto-motor, fenómenos cutáneos por congestión

vascular e insuficiencia respiratoria por la apnea, razón por la cual hay palidez, rubicundez

y cianosis, y por último hay hipersecreción glandular con sudoración, salivación, aumento

de la secreción bronquial.

Luego de la crisis sobreviene el período postictal. El individuo permanece postrado, en

coma, con respiración estertorosa por la gran acumulación de secreciones bronquiales,

hay incontinencia urinaria y fecal, e incluso puede haber eyaculación. Después de esta

fase se restablecen lentamente las funciones vegetativas, reaparecen los reflejos pupilares

y los superficiales y desaparece la respuesta de Babinski. El individuo lentamente recupera

la conciencia y puede desarrollar estado de confusión post - ictal con presencia de

diversos automatismos, incluyendo fuga epiléptica. Con frecuencia se queda dormido y al

despertar tiene amnesia de lo ocurrido y cefalea que puede ser intensa. En total la crisis

TCG dura dos a tres minutos, luego un período de coma con respiración estertorosa de

cinco a diez minutos y un período de confusión postictal de otros 10 minutos.

Desde luego que hay ocasiones en que la duración de estos estados pueden variar o

incluso faltar pero debería dudarse del diagnóstico cuando las crisis no tienen estas

características, especialmente cuando luego de una convulsión TCG el paciente se

recupera inmediatamente.

El EEG ictal muestra actividad simultánea, simétrica en ambos hemisferios cerebrales,

sincrónicas tanto en amplitud como en distribución. Al inicio hay aplanamiento con

actividad muy rápida de 20 Hz. En el registro interictal puede apreciarse punta - onda

lenta, polipunta - onda lenta e incluso ondas agudas.

Crisis atónicas

Las crisis atónicas pueden manifestarse de dos maneras distintas en cuanto al tiempo de

duración, así pueden ser muy cortas o persistir por varios minutos, pero tienen en común

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la hipotonía manifiesta. Una forma de ataque de muy corta duración se denomina "drop

attack" y fue descrito inicialmente por Ramsay Hunt en 1922. Ocurre preferentemente en

niños de dos a cinco años de edad, que caen al suelo pesadamente y con frecuencia hay

lesión al proyectar su cabeza o su cara contra algún objeto. La duración de la crisis es de

uno a dos segundos por lo que es difícil sostener que hay pérdida de la conciencia por lo

fugaz del evento.

En la otra variante igualmente hay pérdida del tono muscular y el paciente cae al suelo y

permanece varios minutos con pérdida de la conciencia, totalmente fláccido su cuerpo.

Ocurre también en niños. Es necesario diferenciarla de otros tipos de crisis como la

cataplexia durante la cual no se pierde la conciencia.

El EEG ictal muestra ondas en punta de 10 Hz entremezclada con actividad lenta.

Es importante aclarar que algunas formas distintas de crisis pueden aparecer en el mismo

evento. Por ejemplo las crisis mioclónicas pueden estar seguidas de un intenso

componente atónico. Las crisis mioclónicas pueden preceder a las crisis TCG como ocurre

en los casos de epilepsia mioclónica juvenil.

La obtención apropiada de la Historia Clínica permitirá primero, a través de la Anamnesis,

establecer la descripción semiológica de las crisis epilépticas y, luego a través del Examen

físico, la presencia de estigmas que en ocasiones acompañan a los diferentes síndromes

epilépticos.

En este paso es indispensable también investigar la posibilidad de crisis paroxísticas no

epilépticas que se confunden con ataques epilépticos, es decir hay que hacer un

diagnóstico diferencial de las crisis. Es oportuno hacer el enfoque tomando en cuenta la

edad de presentación de estos episodios.

Las crisis no epilépticas en los niños más pequeños están en relación con los espasmos del

sollozo, conocidos a nivel popular como “alferesía”. Luego los síncopes, que seguramente

son la causa más común de error diagnóstico. La obtención sagaz de la anamnesis

permitirá establecer una clara secuencia de los hechos en que el niño inicia con sensación

de desmayo, sudoración fría, oscurecimiento visual progresivo y al final caída en que

intenta asirse de algún objeto, lo cual tiene absoluta diferencia con una crisis TCG en que

el inicio súbito orienta hacia el verdadero diagnóstico.

Los niños están propensos a presentar cuadros de migraña clásica que eventualmente

pueden confundirse con una crisis parcial. Otros eventos menos frecuentes, pero

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importante causa de error diagnóstico, constituyen los componentes semiológicos que

integran la Narcolepsia, es decir la Hipersomnia exagerada, la Catalepsia en su forma más

severa, las Alucinaciones Hipnagógicas y la Parálisis del Sueño.

En los adultos y ancianos el enfoque está dirigido en especial a dos circunstancias

diagnósticas: los síncopes de origen cardiogénico y los episodios paroxísticos que

acompañan a la histero-epilepsia o crisis psicógenas, ambas fuentes de trascendentes

errores diagnósticos.

La tarea siguiente será establecer la etiología de las crisis epilépticas que igualmente

admite una dicotomía. Por un lado existen crisis epilépticas en las que no se encuentran

causas etiológicas demostrables sea a través de la Anamnesis y del Examen físico y/o los

exámenes de laboratorio y gabinete, que se denominan crisis idiopáticas. Es importante

aclarar que en este grupo “idiopático” se encuentran las epilepsias de origen genético,

que en estos últimos años suman varias decenas de síndromes distintos.

Por otro lado están aquellos pacientes en que el interrogatorio refleja el antecedente de

alguna lesión cerebral que tenga como secuela crisis epilépticas. Los ejemplos más

comunes tienen que ver con trauma obstétrico y asfixia neonatal, infecciones del sistema

nervioso central tales como meningitis y encefalitis que potencialmente dejan secuelas

que se manifestarán posteriormente como crisis epilépticas. En nuestro medio la

presencia de infestaciones parasitarias por la larva intermediaria de la Tenia Solium, la

cisticercosis cerebral. El trauma cráneo-encefálico, la enfermedad cerebro vascular, las

neoplasias intracraneales, la exposición a tóxicos endógenos como los trastornos

metabólicos congénitos (fenilcetonuria) o adquiridos (hipoglicemia, hiper e hiponatremia,

uremia) y tóxicos exógenos que producen convulsiones como los fertilizantes, insecticidas

o medicamentos, son diversas causas etiológicas que hay que tener en mente cuando se

hace el diagnóstico etiológico de las crisis epilépticas..

Cuando se ha establecido el tipo de crisis, la etiología de éstas, el diagnóstico diferencial,

es oportuno hacer la clasificación de los síndromes epiléticos. Hemos escogido algunos

síndromes que son los más frecuentes, para presentar una visión resumida de estas

entidades, haciendo énfasis en el tratamiento.

PRINCIPALES SÍNDROMES EPILÉPTICOS:

EPILEPSIA BENIGNA DE LA NIÑEZ CON ESPIGAS CENTRO - TEMPORALES

RESUMEN

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Es una entidad electro-clínica muy homogénea y es la forma más común de epilepsia

parcial idiopática de la niñez. Aparece entre uno y catorce años de edad, aunque el 75 %

inicia entre 7 y 10 años. Es más frecuente en varones, en proporción de 1.5 veces. Existe

una historia familiar de epilepsia rolándica o de otros síndromes idiopáticos. El cuadro

clínico se caracteriza por crisis motoras o sensoriales en la hemicara, lengua y musculatura

laríngea y faríngea, con eventual generalización secundaria durante el sueño nocturno.

Incluyen crisis de arresto del lenguaje y exceso de salivación. Es común el antecedente de

crisis febriles simples. Rara vez hay episodios de Estado Epiléptico. El EEG muestra

descargas de espigas o de ondas agudas en la región centro - temporal contra - lateral al

fenómeno convulsivo, que se activan durante el sueño. Ocurre en niños normales que no

muestran lesión cerebral. El tratamiento antiepiléptico es muy efectivo y la remisión de las

crisis y normalización del EEG luego de la adolescencia es prácticamente la regla. Es una

epilepsia benigna, autolimitada genéticamente, con herencia compleja, ligada al

cromosoma 15q14 y 11p13.

TRATAMIENTO

El planteamiento terapéutico en la Epilepsia Benigna de Rolando debe hacerse

individualizando cada caso. Aquellos pacientes con crisis muy ocasionales,

preferentemente nocturnas y muy raramente diurnas sin generalización TC secundaria,

podrían no ser tratados -incluso con EEG anormal- basados en la benignidad del síndrome

y su desaparición en l00 % de casos en los años siguientes. Los niños con crisis nocturnas

TCG más frecuentes, o con historia de ataques convulsivos mayores durante el día

deberán ser sometidos a tratamiento anticonvulsivo. En la mayoría de los casos se

necesitan dosis terapéuticas bajas para lograr un adecuado control. Algunos pacientes

tienen múltiples crisis en una semana, entonces es necesario aumentar la dosis, pero no

hasta límites superiores, consiguiéndose el control con frecuencia. Es innecesario usar

altas dosis de fármacos y es totalmente injustificada la polifarmacia.

El medicamento de elección en esta forma de crisis deberá escogerse en base a diversos

parámetros: disponibilidad en el mercado, recursos económicos de la familia, facilidad en

la administración. Carbamacepina, Fenitoina y Fenobarbital son antiepilépticos de primera

generación que han sido ampliamente utilizados en el pasado por su efectivo control.

Fenobarbital y Fenitoína pueden ser administrados en una sola dosis y su costo no es alto.

Sin embargo la interferencia en los fenómenos cognoscitivos producida por Fenobarbital

limita que ésta sea una droga de elección en un padecimiento estrictamente benigno. La

Fenitoína tiene múltiples efectos colaterales indeseables en los niños, desde

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estrictamente estéticos, hasta graves o con irreversibles lesiones orgánicas: síndrome de

Stevens Johnson, atrofia del cerebelo, lo que disminuye el entusiasmo de utilizarlos en

niños.

Carbamacepina se ha indicado para el manejo de este síndrome debido a su reconocida

efectividad en el control de las crisis, sin embargo los efectos indeseables en las áreas

cognitivas y conductuales obligan a replantear la indicación de este fármaco para un

síndrome eminentemente benigno.

En la actualidad se han obtenido buenos resultados con levetiracetam, y es recomendable

evitar medicamentos que podrían ser perjudiciales como ha ocurrido con lamotrigina.

En casos en que se ha instalado tratamiento antiepiléptico, deberá mantenerse por un

tiempo de 1 a 2 años después de la última crisis, aún cuando el EEG persista con descargas

centro - temporales.

* EPILEPSIA DE LA NINEZ CON PAROXISMOS OCCIPITALES

RESUMEN: Es una entidad con historia familiar de epilepsia que se inicia entre 15 meses

y 17 años de edad, caracterizada por crisis parciales simples de tipo visual que pueden

evolucionar a parciales complejas y/o a tónico-clónicas generalizadas y que presentan en

el EEG típicas descargas en las áreas occipitales. La persistencia hasta edades adultas

impide que sea considerado como un síndrome benigno como la epilepsia rolándica.

EPILEPSIA DEL LOBULO TEMPORAL ESCLEROSIS MESIAL DEL LÓBULO

TEMPORAL

Clínicamente se caracteriza por la presencia de crisis parciales simples con fenómenos

autonómicos y/o psíquicos, además de sensoriales olfatorios y auditivos. La forma más

común es el disconfort epigástrico y luego crisis parcial compleja que se inicia con

detención de la actividad seguida de automatismos.

Anatómicamente pueden originarse las descargas en el área amígdalo - hipocámpico y en

la porción lateral temporal.

Cuando se inicia en la primera los síntomas son disconfort epigástrico, náusea y diversos

síntomas y signos autonómicos: palidez, rubicundez, borborigmos, dilatación pupilar y

expresión facial de miedo, ira y ansiedad. Puede haber alucinaciones olfatorias y

gustatorias.

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Cuando se origina en la región lateral del lóbulo temporal hay crisis alucinatorias

auditivas, ilusiones, percepción visual alterada y trastornos paroxísticos del lenguaje. Estas

crisis eventualmente evolucionan a parciales complejas si se extiende la descarga hacia las

estructuras temporales mesiales o a otras extratemporales.

La etiología más común de las crisis de localización temporal es la lesión perinatal sea por

asfixia al nacer o por trauma obstétrico.

Un estudio poblacional en el área de Rochester demostró que los factores de riesgo para

desarrollar epilepsia parcial compleja fueron:

l. historia de epilepsia o convulsiones febriles en la madre,

2. antecedentes personales de convulsiones febriles, convulsiones neonatales, parálisis

cerebral, trauma craneal y encefalitis viral.

Neurocisticercosis y tumores que invaden el lóbulo temporal también son frecuentes.

Eventualmente la etiología puede ser malformación arterio-venosa con síntomas parciales

simples psíquicos. El antecedente de convulsiones febriles prolongadas unilaterales

lesiona el lóbulo temporal y son causa de epilepsia posterior.

Es necesario resaltar la asociación que existe entre migraña clásica y epilepsia parcial

compleja, la que es mucho mayor a la esperada por simple casualidad.

Desde el punto de vista pronóstico las crisis parciales complejas -la gran mayoría por

epilepsia del lóbulo temporal- representan un capítulo muy importante, pues es bien

conocida la recurrencia en un alto porcentaje de casos que en algunos estudios puede ser

de 50 a 85 %. Sin embargo el inicio temprano del tratamiento y el control total de crisis en

el primer año son factores predictivos para altas tasas de remisión.

EPILEPSIAS Y SINDROMES EPILEPTICOS GENERALIZADOS IDIOPATICOS:

CONVULSIONES NEONATALES BENIGNAS FAMILIARES Y NO FAMILIARES:

RESUMEN

Las convulsiones neonatales benignas familiares o no familiares constituyen una forma

rara de crisis neonatales, habitualmente de buen pronóstico. Se ha demostrado que

ocurren por una mutación genética de canales de potasio voltaje dependientes y tienen

un patrón autosómico dominante con una penetrancia elevada. Las crisis se inician en los

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días inmediatos al nacimiento y tienden a desaparecer de manera espontánea. Son

episodios cortos, de un minuto de duración, tónicos, con automatismos motores y

ocasionales movimientos clónicos, casi siempre focales. El examen neurológico y el EEG

inter - ictal es normal al igual que los estudios de Imagen: TAC cerebral y RMN del cerebro.

Es indispensable descartar crisis neonatales de etiología sintomática, que tienen evolución

desfavorable. El pronóstico de las convulsiones neonatales familiares es bueno, con

desaparición de crisis, aunque hay presencia en 10 al 14 % de crisis en el futuro, en

especial si hay historia familiar. Recientes reportes indican que en algunos casos la

evolución no es totalmente satisfactoria, tanto por retraso en el desarrollo psicomotor

como por la presencia de retardo mental.

* AUSENCIAS DE LA NINEZ

RESUMEN: Las ausencias de la niñez ocurren entre 3 y 13 años de edad, con un pico entre

5 y 7 años. Su prevalencia es de 10 al 12 % en poblaciones menores de 16 años. Es más

común en niñas y se ha señalado un patrón hereditario autosómico dominante desde hace

varias décadas. El cuadro clínico se distingue por episodios de suspensión súbita de la

actividad, de ausencias propiamente dichas, de 10 a 30 segundos de duración,

acompañados en más de la mitad de los casos de automatismos. Ocasionalmente se

asocia a crisis tónico-clónicas generalizadas. El EEG muestra el patrón ya bien conocido de

" punta onda lenta" de 3 Hz, generalizado, simétrico y sincrónico. El Valproato de sodio es

el tratamiento de elección, con excelente control de las crisis, que además previene la

aparición de crisis tónico-clónicas. La etosuccimida es muy efectiva pero tiene solo acción

sobre las ausencias. El retraso en el diagnóstico es causa de fracaso escolar. Es

indispensable separar este síndrome de la niñez de otros cuadros en que existen

ausencias pero que son parte de otras entidades distintas: Epilepsia mioclónica juvenil,

epilepsia ausencia juvenil, epilepsia con ausencias mioclónicas, todas ellas con pronósticos

diferentes. El pronóstico a largo plazo es excelente con desaparición de las ausencias, sin

embargo el 30 % de pacientes exhiben fracaso escolar y falta de adaptación social.

TRATAMIENTO:

Las ausencias de la niñez deben ser tratadas en todos los casos en que existan

manifestaciones clínicas. Es difícil decidir la conducta cuando el niño tiene descargas EEG

de punta-onda lenta de 3 Hz frecuentes y cortas, que no se manifiestan clínicamente pero

que pueden producir mal aprovechamiento escolar. La tendencia de las ausencias es que

se hagan cada vez más frecuentes, múltiples ataques en un día y todos los días. Por esta

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razón no es una conducta adecuada esperar cuando hay la queja de ausencias eventuales,

pues en poco tiempo se harán muy frecuentes.

En la típica situación: qué hacer cuando acude un niño con un primer episodio

comprobado de Ausencia: la respuesta es definitiva. Hay que empezar el tratamiento

porque las ausencias tienen un chance enorme de repetirse. Es distinto el análisis por

ejemplo en un adolescente que presenta su primera crisis epiléptica tónico – clónica

generalizada en la que no hay datos sugerentes de mioclonías que hagan pensar en una

epilepsia de Janz. En ese caso es mejor esperar porque la tasa de remisión permanente es

casi la mitad, lo que no ocurre con Epilepsia Mioclónica de Janz, Ausencias de la Niñez,

Ausencias de la Adolescencia o espasmos infantiles de West en que la recurrencia de

nuevas crisis es 100 %.

El tratamiento es con monoterapia. La droga de elección en ausencias es el valproato de

sodio (VPA), por su alta efectividad en controlarlas en cerca de 90%, la posibilidad de

prevenir la aparición de crisis TCG e incluso las mioclonías. La etosuccimida -muy efectiva

en el control de ausencias, con efectividad similar al valproato de sodio- no se

comercializa en nuestro medio, además de su nula actividad frente a las TCG.

En ciertas circunstancias puede usarse clonacepán, sobretodo cuando hay intolerancia al

VPA o exista lesión hepática o pancreática previa. Los efectos colaterales son sedación,

ataxia, hiperactividad y cambios de la personalidad. En pocos meses además se desarrolla

tolerancia por lo que hay que hacer ajustes de la dosis con elevaciones semestrales. Es

conocido el peligro de desencadenar status de ausencias al usar VPA y CNZ.

La aparición de Lamotrigina en los últimos años ha permitido disponer de otra alternativa

terapéutica para las Ausencias de la niñez. El éxito en el control de ausencias es tal vez un

poco menor que con valproato de sodio, pero se podría preferir Lamotrigina a Valproato

de sodio en aquellas personas que tienen alguna afección hepática o pancreática, y en

pacientes obesos porque es indudable la ganancia de peso exagerada, en especial en los

niños y adolescentes.

La duración del tratamiento en las ausencias de la niñez dependerá de la individualización

de cada caso. Luego de un período libre de crisis de dos a tres años se debe intentar

disminuir de forma lenta los antiepilépticos,en un lapso de seis meses por lo menos. Es

preferible, cuando sea posible, esperar que el paciente ya haya iniciado la segunda década

de la vida, que su EEG sea normal luego de tres minutos de HV. Si su nivel intelectual es

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superior o normal y si neurológicamente existe integridad también tiene importancia para

buen pronóstico en la suspensión

Hay que estar pendiente del desarrollo de crisis convulsivas TCG especialmente después

de los 11 años de edad. Si tal cosa ocurre hay que reiniciar el tratamiento y la posibilidad

de control ulterior es buena. Cuando las ausencias se inician muy tempranamente -por

ejemplo a los 3 o 4 años- es conveniente mantener el tratamiento por varios años hasta

alcanzar los diez años a pesar de que pasará muchos con tratamiento. Estos pacientes

tienen menor posibilidad de presentar crisis TCG.

Ciertos antiepilépticos están contraindicados en las crisis de ausencias, sea porque son

inefectivos en controlarlas o porque realmente las empeoran. Los dos antiepilépticos que

aparecieron en el siglo XX, fenobarbital y fenitoína son muy conocidos por ser ineficientes

en controlar las ausencias y en el caso de Fenitoína incluso se ha señalado que más bien es

perjudicial su uso.

La carbamacepina y la oxcarbacepina son fármacos que con alguna frecuencia utiliza el

médico de manera equivocada y la razón podría ser porque hay un error diagnóstico al

plantear que las crisis de desconexión correspondan a crisis parciales complejas, síntoma

cardinal de la Epilepsia Mesial del Lóbulo Temporal. También aquellos que supuestamente

son agonistas GABA A y que por lo tanto deberían ser exitosos, más bien son perjudiciales:

gabapentina, pregabalina, tiagabine y vigabatrine.

EPILEPSIA MIOCLÓNICA DE JANZ

1. RESUMEN

Es un síndrome con evidente influencia genética que se inicia en la adolescencia y se

caracteriza por la presencia de mioclonías, asociadas a crisis tónico-clónicas generalizadas

y ausencias. El síndrome persiste hasta la sexta década de la vida causado por un gen que

mantiene la penetrancia hasta esas edades. Hay otros dos síndromes íntimamente

relacionados con la Epilepsia Mioclónica Juvenil: Ausencias Juveniles y Epilepsia TCG del

despertar.

Las crisis epilépticas ocurren con mayor frecuencia al amanecer y son precipitadas tanto

por la falta de sueño por desvelos prolongados, como por su interrupción en la

madrugada. El alcohol, el ejercicio físico extenuante y la suspensión de los medicamentos

son factores precipitantes de crisis. Las mujeres tienen durante la fase peri - menstrual

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una susceptibilidad marcada para desarrollarlas. En la mayoría de casos no hay afecciones

intelectuales, aunque el paciente hubiese presentado múltiples episodios de crisis.

El EEG muestra un patrón punta-onda lenta de 3 Hz, generalizado y simétrico o también –

más frecuente- polipunta-onda lenta de 4 a 6 Hz. El tratamiento con valproato de sodio

controla muy bien las crisis. La aparición en los últimos años de levetiracetam parece ser

muy promisorio, en especial para aquellos pacientes que tienen reacciones indeseables o

para las mujeres en edad fértil que no queremos que se expongan a la teratogenia

reportada por el valproato. Hay antiepilépticos que son perjudiciales como ocurre con la

carbamacepina y fenitoína, mientras que los de segunda generación oxcarbacepina,

gabapentina y pregabalina no deben ser usados, sea por ineficientes o porque empeoran

las mioclonías.

Es importante recalcar que la persistencia de la susceptibilidad a tener crisis hasta más de

los 60 años, obliga a mantener el tratamiento por un tiempo indeterminado,

exponiéndose así a los efectos colaterales que ocurren a largo plazo por la exposición a

sustancias extrañas. La otra alternativa, es decir suspender el tratamiento, también tiene

sus riesgos por las potenciales lesiones graves que pueden sobrevenir durante un ataque

epiléptico. Es un doble camino erizado de obstáculos y el médico debe estar capacitado

para guiar a su paciente con sagacidad.

MANEJO INMEDIATO Y TRATAMIENTO

El tratamiento de los pacientes con epilepsia mioclónica juvenil experimentó un cambio

radical a raíz del advenimiento en la década de los 70 del valproato de sodio, por su alta

eficacia en el control de las distintas crisis que comprenden este síndrome. Entre los

antiepilépticos de primera generación resalta el fenobarbital que ha demostrado ser útil

en prevenir las crisis TCG, tiene un éxito moderado en el control de mioclonías y es inútil

en controlar las ausencias, e incluso es capaz de empeorarlas. El bajo costo lo hace

elegible en aquellas circunstancias en que el problema económico es prevalente. Hay que

recordar que el 80 % de los casos de epilepsia en el mundo se encuentra en los países

pobres.

Clonacepan es el medicamento más exitoso en aplacar las mioclonías, tiene un efecto

bueno para prevenir ausencias pero no es útil en impedir las crisis TCG.

Entre los medicamentos nuevos que son útiles para la epilepsia descrita por Janz,

sobresale el levetiracetam, excelente alternativa para ser usado en mujeres en edad fértil

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en remplazo del valproato de sodio, que tiene riesgo de teratogenia, pero además induce

ganancia de peso importante, desencadena ovarios poliquísticos, produce caída del

cabello y la aparición de temblor fino de las manos que lleva a no- comppliance con la

droga.

Lamotrigina es otra alternativa por ser útil en prevenir TCG y ausencias pero puede

empeorar las mioclonías. Presenta interferencias en la utilidad de los anticonceptivos. La

asociación con valproato incrementa el riesgo de teratogenia por lo que constituye hoy en

día una combinación poco apropiada para mujeres en edad fértil.

El tratamiento de elección desde hace varias décadas ha sido sin lugar a dudas el ácido

valproico, por el espectro de acción anticonvulsivo amplio que abarca a las crisis TCG,

mioclonías, ausencias y aún a las crisis atónicas que eventualmente pueden acompañar al

síndrome. La dosis utilizada es de 12 a 30 mg/Kg de peso cada día, obteniéndose

excelente respuesta en más de 80 % de casos. En la tabla 4 se observa nuestra experiencia

terapéutica en 29 pacientes tratados con valproato de sodio.

TABLA 4 RESPUESTA TERAPEUTICA EN 29 PACIENTES CON EPILEPSIA MIOCLONICA

JUVENIL TRATADOS CON VALPROATO 1

RESPUESTA TERAPEUTICA # DE PACIENTES %

Excelente respuesta 22 75.9

Buena respuesta 1 3.4

Deficiente respuesta 5 17.2

Fallecimientos 1 3.4

En el pasado, al no reconocerse oportunamente este síndrome, la conducta terapéutica ha

sido muy discutible pues estos enfermos recibían tres o cuatro drogas simultáneamente,

con frecuente fracaso terapéutico. El advenimiento del VPA y el mejor reconocimiento del

síndrome han cambiado el pronóstico de estos pacientes. Es indudable que el tratamiento

que se tarda en instaurar o el diagnóstico erróneo y por lo tanto un manejo equivocado,

son causa de epilepsia de difícil control.

En ciertas circunstancias no se puede usar VPA. Por ejemplo preferimos evitar su uso en

mujeres fértiles por la alta tasa de embarazos no deseados por falta de planificación. La

exposición a este fármaco durante el primer trimestre de embarazo representa un riesgo

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real de graves defectos en el cierre del tubo neural: encefalocele, mielomeningocele,

meningocele, espina bífida y otras graves lesiones de la línea media, que ocurren en 2 %

de casos.

Hemos cambiado por levetiracetam, un nuevo antiepiléptico que se encuentra en el

mercado desde 1999 y que tiene un amplio espectro de acción, capaz de controlar las

diversas formas de crisis generalizadas que integran el síndrome descrito por Janz, es decir

actúa con éxito sobre mioclonías, elemento cardinal para el diagnóstico, sobre las tónico –

clónicas e incluso suprime las ausencias. Es exitoso también para prevenir las epilepsias

fotosensibles, elemento frecuente en las epilepsias idiopáticas primarias en general y muy

en particular en aquellos casos de foto - sensibilidad que se asocian al síndrome de Janz.

Creemos que es la alternativa de primera elección en las mujeres que desean tener hijos,

para evitar el riesgo de malformaciones congénitas con defectos del tubo neural que se

reporta en 1 a 2 % de recién nacidos de madres que usaron VPA en el embarazo 17.

Los pacientes con EMJ desarrollan status epiléptico cuando no son tratados

adecuadamente. El tratamiento del status epiléptico con crisis TCG es igual a otros

episodios. La combinación y adición de nuevos medicamentos puede desencadenar

episodios de ataques repetidos, al igual que la suspensión brusca de éstos. Lo frecuente es

que ocurran crisis TCG continuas pero raramente hemos observado status de mioclonías.

*SINDROME DE WEST

RESUMEN: Es un síndrome infrecuente, un tercio de los casos son criptogénicos y en los

restantes se encuentran múltiples etiologías prenatales, perinatales y postnatales. Se

inicia entre los 3 y 7 meses de edad con espasmos mioclónicos en flexión y/ o en

extensión, asociado a detención e involución del desarrollo psicomotor y un patrón EEG

muy característico de hipsarritmia, que es una mezcla caótica de ondas lentas y ondas

agudas multifocales. A los 5 años de edad más del 90 % de los niños afectados presentan

severo retardo mental y múltiples secuelas neurológicas. El tratamiento es con ACTH que

logra suprimir los espasmos infantiles pero existe una alta tasa de recurrencia. Los

sobrevivientes desarrollan en los años siguientes múltiples crisis generalizadas y pueden

evolucionar al síndrome de Lennox-Gastaut.

Tratamiento: El tratamiento del síndrome de West es con la hormona ACTH que ha

demostrado una espectacular respuesta desde su descripción por Sorel en l958. Se usan

40 a 120 unidades diarias por un lapso de 2 a 4 semanas y luego se pueden dar 80 UI por

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tres meses. La supresión de las crisis se alcanza hasta en el 87 % de los pacientes, pero

desgraciadamente no hay como evitar los graves efectos neurológico y mental, excepto en

aquellos casos en que se instaura tratamiento precozmente en las tres a cuatro primeras

semanas desde el inicio de los espasmos. La utilidad de prednisona como alternativa al

uso de ACTH no es adecuada, pues la remisión transitoria solo es de 51%, mientras que

con ACTH puede ser hasta en 100 %. Nuestra experiencia y de muchos otros casi

invariablemente demuestra que muy rara vez se diagnostica el síndrome en el primer mes

de iniciado el cuadro. En efecto es muy común que se confunda con cólicos abdominales,

irritabilidad o simplemente que pasen desapercibidos. El uso de VPA puede ser útil.

* SINDROME DE LENNOX - GASTAUT:

RESUMEN: Se encuentra este síndrome en3 a 10 % de los niños con epilepsia, su

etiología es muy similar a la del síndrome de West, es decir lesiones prenatales,

perinatales y postnatales de tipo infeccioso, traumático, alteraciones metabólicas y

enfermedades vasculares. Inicia de 1 a 5 años y se caracteriza por crisis tónicas axiales,

retardo en el desarrollo psicomotor y un patrón EEG de onda aguda-onda lenta de 2 a 2.5

Hz. Hay historia de múltiples episodios de status epilepticus especialmente de tipo tónico.

El tratamiento del síndrome es uniformemente insatisfactorio por la alta tasa de

recurrencia de crisis y el grave deterioro en el desarrollo psicomotor que alcanza a más del

90 % de los pacientes a la edad de 9 años. Debe diferenciarse de otros síndromes similares

de mejor pronóstico como el descrito por Doose.

Tratamiento: El enfoque terapéutico en el síndrome de Lennox-Gastaut es muy complejo.

Hay que partir del hecho de que se manifiesta el cuadro de diversas formas semiológicas

de crisis epilépticas generalizadas: preferentemente atónicas, ausencias atípicas y

mioclonicas-atónicas que pueden asociarse a TCG. Esto determina la primera dificultad

pues se intentarán múltiples drogas para el control total. La polifarmacia resulta siempre

en nuestra experiencia y en la de la literatura más perjudicial pues al evidente incontrol

de las crisis se asocian los efectos indeseables de cada droga amén del efecto sumado de

varias de ellas, especialmente produciendo embotamiento mental y disminución del

estado de alerta. Papini y col demostraron en un estudio realizado a 16 sujetos con el

síndrome en quienes observaron un promedio de 406 ataques diarios que éstos ocurrían

preferentemente en la vigilia inactiva y en la somnolencia (85%), mientras eran muy

escasos en el sueño y vigilia activa.

El tratamiento más exitoso hoy en día es a base de VPA que ofrece un control moderado

en las crisis tónicas y atónicas que predominan e igualmente sobre las mioclonías y

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ausencias. En nuestra experiencia con un grupo de pacientes con epilepsia de difícil

control, los portadores del síndrome de LG estuvieron mayoritariamente tratados con tres

y cuatro drogas simultáneamente. Al cambiar a monoterapia o reducir a dos drogas, un

tercio de los pacientes disminuyó el número de las crisis y el resto siguió con el mismo

número pero sin las manifestaciones deletéreas de la polifarmacia. (20) La asociación del

VPA con CNZ o nitracepan ocurre en la práctica en ocasiones sin embargo de estar

formalmente contraindicado por la posibilidad de desencadenar status de ausencias. El

uso de diacepan en estas crisis debe erradicarse pues hay múltiples casos de desarrollo de

episodios de status de crisis tónicas y hay que tener presente que el número elevado de

status tónico tiene importancia para el pronóstico. Dravet indica que los períodos de

empeoramiento del síndrome con episodios de múltiples crisis corresponde a la evolución

natural de la entidad y que no es aconsejable en esas circunstancias hacer grandes

cambios en el esquema terapéutico previo. En pocos días pasa la tendencia y el paciente

vuelve a su situación previa habitual.

El uso de ACTH ha sido propuesto al igual que en el síndrome de West. La intención es

lograr el control rápido de las crisis pues aquellos pacientes en quienes se logra suprimir

las crisis después de iniciado el tratamiento pueden tener una buena evolución mental y

neurológica. Se logra una respuesta adecuada en 70 % de los pacientes a los que se puede

controlar el 90 % de las crisis, sin embargo el efecto beneficioso es transitorio. En la

experiencia de Yamatogi el 21 % permanecieron libres de crisis por un período de l a 14

años, 46% empeoró dentro de los primeros seis meses y en 34% lo hicieron en un tiempo

mayor. La dieta cetogénica ha demostrado en ciertas circunstancias excelente repuesta

para el control de las crisis.

El tratamiento quirúrgico se ha intentado en pacientes con crisis múltiples y graves,

refractarias al manejo anticonvulsivo. Con la ayuda de tomografía por emisión de

positrones se puede establecer lesiones unilaterales focales con hipometabolismo para

resección cortical focal o unilaterales difusas con hipometabolismo para plantear

callosotomía.

*EPILEPSIA CON CONVULSIONES MIOCLONICO ASTATICAS SINDROME DE DOOSE:

RESUMEN: Este síndrome descrito por Doose recientemente es infrecuente y se

caracteriza por la presencia de múltiples tipos de crisis generalizadas pero con claro

predominio de crisis mioclónicas-atónicas, que aparecen entre 1 y 5 años de edad, y

tienen una historia familiar de epilepsia hasta en 40 % de los casos lo que contrasta

agudamente con el síndrome de Lennox-Gastaut. El tratamiento oportuno con valproato

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de sodio permite un control adecuado de las crisis y se puede evitar el retraso en el

desarrollo psicomotor.

Tratamiento: El tratamiento debe estar enfocado a controlar las crisis de variada

semiología conque cursa el síndrome: mioclónica-atónicas, ausencias, TCG,

eventualmente tónicas. La droga de elección actualmente es el VPA Na, el cual ha

cambiado el pronóstico de estos pacientes al poder efectivamente limitar de manera

importante el número de crisis. Anteriormente el esfuerzo estaba destinado a tratar cada

tipo de crisis con diversos medicamentos y el resultado era la polifarmacia,

sobredosificación, signos de intoxicación e invariablemente mal control de crisis. Nuestros

pacientes con epilepsia de difícil control tenían cuatro y cinco drogas antes de ser

cambiados a VPA Na.

CONVULSIONES FEBRILES

Las convulsiones febriles ocurren en 5 al 10 % de niños menores de 5 años. Se presentan

en niños entre 3 meses y cinco años de edad y pueden acompañan a un episodio febril en

el que no exista evidencia de infección del Sistema Nervioso Central. Existe una clara

patogenia genética. Se han identificado varios cromosomas afectados. Las crisis

convulsivas son de corta duración, tónico-clónicas generalizadas, aisladas, existe historia

familiar de convulsiones febriles y de epilepsia y tienen buen pronóstico a largo plazo con

remisión total de crisis después de los 6 a 7 años de edad. La posibilidad de desarrollar

epilepsia en el futuro es un poco mayor que en la población general. El tratamiento

antiepiléptico se plantea en circunstancias especiales, solo para evitar muchas

recurrencias y no para prevenir una eventual epilepsia futura. En ciertas ocasiones hay

que realizar punción lumbar para analizar el LCR, y estudios de Imagen, en ambos casos

para descartar lesiones intracraneales, en especial de tipo infeccioso. Deben diferenciarse

de las crisis febriles "complejas" que son de larga duración, tienen una semiología focal y

habitualmente se acompañan de lesión neurológica y retraso mental. Se plantea que estas

crisis, que con frecuencia se comportan como Estado Epiléptico, sean las que generan

esclerosis mesial del lóbulo temporal, sustrato anatómico – patológico de las crisis

parciales complejas, conocidas por ser refractarias al tratamiento antiepiléptico. El

pronóstico de las convulsiones febriles simples es muy bueno, con desaparición de las

crisis luego de los 5 a 7 años de edad.

TRATAMIENTO

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El manejo de esta entidad fue controversial en el pasado. Actualmente se plantea no usar

anticonvulsivos de forma crónica pues el 66% de niños nunca tendrá una segunda crisis. La

administración intermitente de anticonvulsivos es totalmente inoportuna pues usarlos

luego de que se ha producido la convulsión no tiene ningún fundamento, máxime si se

recuerda que los anticonvulsivos requieren muchos días para llegar a su estado estable.

Tratamiento de la fase aguda: el niño con convulsiones febriles

El manejo de la fiebre es fundamental. La presencia de interleucina 1 que acompaña a los

procesos infecciosos actúa sobre los centros termo - reguladores del hipotálamo y hace

que aumente la temperatura corporal. Si ésta se reduce, el riesgo de crisis disminuye.

Baños de agua tibia, mantener al niño con poca ropa, asegurar la hidratación apropiada,

son pasos previos al uso de antipiréticos como paracetamol o anti – inflamatorios no

esteroideos.

El manejo agudo de las crisis persistentes se hace con diacepan. La dosis recomendada es

de 0.5 mg/kg sea IV o por vía rectal, con mucha atención a la función respiratoria.

Cuando está disponible, el loracepan es una buena opción. Se administra por vía IV 0.1

mg/kg y la posibilidad de depresión respiratoria es mucho menor que con diacepan,

además de tener un efecto más prolongado.

Midazolan se ha convertido en la droga de elección para el manejo de estos casos agudos

de crisis febriles sea a nivel casero o en la emergencia de un hospital. Se administra por vía

oral 0.4 mg/kg o por vía intranasal 0.2 mg/kg.

El uso intermitente de diacepan por vía rectal en niños susceptibles, con antecedentes de

recurrencia de crisis frecuente, puede establecerse al inicio del cuadro febril. Esta medida

ha demostrado ser muy efectiva para prevenir las convulsiones. La dosis recomendada por

vía rectal es de 0.5 mg/kg que se pueden repetir después de 15 a 20 minutos si fuese

necesario.

Si las crisis se inician antes del primer año de vida se podrían anticipar múltiples

recurrencias, por lo que en estos pacientes se aconseja administrar un anticonvulsivo,

porque hasta los 5 o 6 años que persiste la susceptibilidad, es posible que presente

muchos nuevos ataques. Hay que explicar a la familia las características benignas de este

cuadro. Los padres creen que el niño puede morir durante el evento o en una ulterior

crisis y con insistencia piden que se haga un tratamiento antiepiléptico. La educación a la

sociedad y, en especial a los padres jóvenes, es fundamental para alejar temores

Page 26: MÓDULO 2: MANEJO INTEGRAL Y TRATAMIENTO DE LA … · del lóbulo temporal y en menor grado del lóbulo frontal. Obedecen a una lesión orgánica crónica que ha tardado mucho tiempo

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injustificados que llevan a cometer el error de mantener antiepilépticos por largos años

frente a una entidad con excelente pronóstico. No es raro que encontremos adultos que

reciben aún antiepilépticos porque en la niñez sufrieron ataques, que cuando

profundizamos en la anamnesis, establecemos que se trataron de convulsiones febriles.

Los medicamentos que se usan para prevenir la recurrencia de crisis son el fenobarbital -

que deberá evitarse su uso prolongado por los probados efectos deletéreos en el

desarrollo de las funciones cognoscitivas- y el valproato de sodio, que tiene eficacia para

control de estas crisis, amén de estar probada su inocuidad en niños mayores a 2 años, en

menores, su uso no es aconsejado por los efectos iatrogénicos a nivel del hígado. Si se

recuerda que apenas el 9 % de los niños desarrollarán más de tres crisis convulsivas, el uso

de anticonvulsivos crónico deberá ser muy restringido.

Es indispensable establecer con claridad que el tratamiento de crisis febriles sea continuo

o intermitente, no impide la aparición de epilepsia subsecuente como le demostró Wolf

en 1989.

Hay que insistir que la enfermedad que ocasiona la fiebre deberá ser adecuadamente

tratada, amén de implementar las medidas que disminuyan la temperatura, sin excederse

en éstas pues con frecuencia los efectos de enfriamiento exagerado son más nocivos que

la crisis misma. Hay que habituarse al uso de algún antipirético efectivo y hacer baños con

agua ligeramente tibia.

Un manejo muy distinto ameritan los niños con CF complejas, es decir prolongadas y

unilaterales, las cuales deberán ser rápidamente yuguladas con un esquema de

tratamiento similar al que se usa en el Estado Epiléptico.