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NÚMERO 3 C C r r i i s s t t i i a a n n a a O O d d i i s s e e a a CONTENIDO C C o o r r o o n n a a d d o o c c o o n n e e s s p p i i n n a a s s Vea la página 3 Explorando la Vida y la Fe Resurrección y Ascensión: lo que significa estar en Cristo. Página 4 ¡Él está vivo! Página 6 El evangelio según Sam. Página 8 Ministerio Infantil Edificando niños creyentes. Página 9 Comentario de un libro Divididos por la fe. Página 11 Estudio Bíblico Plan para el éxito espiritual. Página 12 Entrevista Odisea Robert F. Capon, autor de Génesis: la película Página 14 Lecciones de Marcos Una lección acerca de medir Página 16 Para reflexionar ¿Por qué no asiste más gente a la iglesia? Página 17

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NÚMERO 3

CC rr ii ss tt ii aa nn aa

OOddiisseeaa

CC OO NN TT EE NN II DD OO CCoorroonnaaddoo ccoonn eessppiinnaass VVeeaa llaa ppáággiinnaa 33

Explorando la Vida y la Fe

Resurrección y Ascensión:lo que significa estar enCristo.

Página 4 ¡Él está vivo!

Página 6 El evangelio según Sam.

Página 8

Ministerio Infantil Edificando niños creyentes.

Página 9 Comentario de un libro

Divididos por la fe. Página 11

Estudio Bíblico

Plan para el éxito espiritual. Página 12

Entrevista Odisea

Robert F. Capon, autor deGénesis: la película

Página 14 Lecciones de Marcos

Una lección acerca de medir

Página 16 Para reflexionar

¿Por qué no asiste más gente a la iglesia?

Página 17

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2 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

NÚMERO 3 Odisea Cristiana es publicada por la Iglesia de Dios Mundial, 300 W Green St, Pasadena, California, 91123, USA. Copyright © 2005 Iglesia de Dios Mundial. Todos los derechos reservados. Odisea Cristiana está disponible en internet en www.wcg.org/espanol

EDITORES EJECUTIVOS Mike Feazell Michael Morrison EDITOR: Thomas C. Hanson EDITORES MAYORES: Paul Kroll, Randal Dick, Terry Akers DIRECTOR DE ARTE: Ronald Grove CONSEJERO DOCTRINAL: John E. McKena EDICIÓN CASTELLANA: EDITOR: David E. Ágreda TRADUCTOR: Benjamín Escalante

Publicado por

La Iglesia de Dios Mundial

PRESIDENTE Joseph Tkach

RELACIONES ECLESIÁSTICAS Ronald kelly

SUPERINTENDENTE DE MISIONES Randal Dick

DIRECTOR REGIONAL AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Charles Fleming

SUPERINTENDENTE DISTRITO HISPANO USA: Lorenzo Arroyo Salvo indicación contraria, los textos bíblicos se citan de La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. © 1999 por la Sociedad Bíblica Internacional. Odisea Cristiana acepta con agradecimiento sus contribuciones para ayudar con los costos de publicación.

Argentina: Casilla 2996, Correo Central, 1000 Buenos Aires. Tel. (011) 4295-1698 Colombia: Apartado aéreo 11430, Santafé de Bogotá, DC. Tel. 249 4209 y 314 2825 Costa Rica: Apartado 7700, 1000 San José. Chile: Casilla 11, Correo 21, Santiago. Ecuador: Apartado aéreo 11430, Santafé de Bogotá, DC. Colombia. El Salvador: Res. Los Girasoles, Senda 3 Ote, Block F#23, Santa Tecla. Tel. 224 2062 España: Apartado 1230, 28080 Madrid. Estados Unidos: 4035 Mt. Day Ct. Antioch, CA 94531-8279. Tel. (925) 777-1296 Guatemala: Apartado postal 2489, Guatemala. Honduras: Apartado 20831, Comayagüela. México: Apartado Postal 5-595, 06502 México D.F. Panamá: Apartado 6-6004, El Dorado Perú: Apartado Postal 01-640, Lima 100. Puerto Rico: P.O. Box 36-6063, San Juan, PR 00936-6063. Uruguay: Casilla 10976, Sucursal Pluna, 11100 Montevideo. Venezuela: Apartado 3365, Caracas 1010-A.

Cuando la astronomía se convirtió

en fútbol teológico Imagínese un libro sobre astronomía escrito por un notable científico, sien-do condenado como hereje por la iglesia cristiana. Esto es precisamente lo que le ocurrió a De Revolutionibus Orbium Coelestium (Acerca de las Ro-taciones de las Esferas Celestiales), publicado en Marzo de 1543. La publi-cación fue escrita por el astrónomo/matemático polaco, Nicolás Copérnico (1473-1543).

Copérnico propuso un modelo heliocéntrico del universo, en el cual la tierra gira alrededor del sol. Él creía que el sol, y no la tierra, estaba en el centro del sistema planetario. Sin embargo, la teoría cosmológica aceptada por muchos cristianos europeos en los días de Copérnico, colocaba a la tierra en el centro del universo. Su propuesta contraria, si era verdadera, significaba que la tierra era sólo un planeta más entre otros. Éste concepto se oponía al punto de vista oficial de la misma Roma. Sin embargo, le tomó a la iglesia 73 años para colocar al libro en la Lista de los libros prohibidos. ¿Por qué tanto tiempo?

Andreas Osiander (1498-1552), un pastor luterano de Nuremberg, es-cribió una carta al lector que fue insertada en el libro como un prefacio anónimo. Copérnico no tenía conocimiento de ello. El prefacio afirmaba que Copérnico pensaba que la teoría heliocéntrica descrita en su libro era sólo una hipótesis no comprobada.

Irónicamente, el prefacio no autorizado de Osiander probablemente salvó al libro de una condenación inmediata por la iglesia. De Revolutioni-bus no fue colocado en la Lista de libros prohibidos hasta 1616, cerca de 73 años después de ser publicado. La decisión papal de censurar la obra de Copérnico se basó en la conclusión de que la pretensión heliocéntrica era contraria al sentido literal de la Escritura. Pero, debido a que De Revo-lutionibus había contribuido a reformar el calendario, no estaba enteramen-te prohibido, sino que requeriría ser revisado.

Entra Galileo. Galileo Galilei nació en 1564 en Pisa (Italia), 21 años después que De Revolutionibus fuera publicado. Por 1598, Galileo creía en la verdad de la teoría heliocéntrica de Copérnico, y la estaba enseñando públicamente. En 1615 Galileo fue a Roma para defender los méritos de la teoría copérnica. Pero al año siguiente De Revolutionibus fue colocado en la Lista, y Galileo fue advertido de no promover su teoría como una reali-dad. En 1633, Galileo fue interrogado bajo amenaza de tortura y se le obli-gó a retractarse de la propuesta heliocéntrica de Copérnico. Fue senten-ciado a prisión de por vida, la cual él cumplió bajo arresto domiciliario en su casa en Arcetri. Galileo murió en 1642.

Es una buena lección para nosotros hoy. No tenemos la necesidad de condenar el trabajo de la ciencia buscando pasajes bíblicos que apoyen nuestros preconcebidos puntos de vista teológicos acerca de cómo funcio-na la creación. La Biblia es la auto-revelación de Dios como Creador y Re-dentor de todas las cosas, no es un texto de ciencia sobre cómo Él diseñó el universo físico. Para ese tipo de conocimiento Dios nos da el gozo de la investigación y el descubrimiento.

Nicolás Copérnico Galileo Galiley

H i s t o r i a d e l a I g l e s i a

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Coronado con espinas

uando Jesús estaba siendo juzgado por su vida, los sol-dados tejieron espinas en

una corona provisional y la pusieron a la fuerza sobre Su cabeza (Juan 19:2). Pusieron un manto púrpura sobre Él y lo ridiculizaron, diciendo: "Viva el Rey de los Judíos", mien-tras lo golpeaban y pateaban.

Los soldados lo hicieron para di-vertirse a sí mismos, pero los Evangelios incluyen esto como una parte significativa del sufrimiento de Jesús. Sospecho que ellos lo inclu-yeron porque tiene una irónica ver-dad—Jesús es el rey, y sin em-

bargo, Su gobierno sería pre-cedido por el rechazo, el ridí-culo y el sufrimiento. Él tiene una corona de espinas por-que es el gobernante de un mundo lleno de dolor, y como el rey de éste mundo corrup-to, Él estableció Su derecho a gobernar al experimentar el dolor por Sí mismo. Fue co-ronado (le fue dada autori-dad) con espinas (sólo a tra-vés de un gran dolor).

También significa algo para nosotros

La corona de espinas tam-bién tiene significado para nues-tras vidas—no es sólo parte de una escena cinematográfica en la que somos abrumados con el sufrimiento por el cual Jesús atravesó para ser nuestro Sal-vador. Jesús dijo que si quere-mos seguirlo, debemos llevar nuestra cruz cada día—e igual de fácil pudo haber dicho que debemos experimentar una co-rona de espinas. Estamos uni-dos a Jesús en el crisol del su-frimiento.

La corona de espinas tiene significado para Jesús, y tiene significado para todo individuo que sigue a Jesús. Como Géne-sis lo describe, Adán y Eva re-chazaron a Dios y escogieron experimentar por sí mismos tan-to el mal como el bien.

No hay nada malo en cono-cer la diferencia entre el bien y el mal—pero hay mucho de ma-lo en experimentar el mal, por-que esa es una senda de espi-nas, una senda de sufrimiento. Cuando Jesús vino proclaman-do la llegada del reino de Dios,

no es una sorpresa que la humanidad, todavía sepa-rada de Dios, lo rechazara y lo expresara con espinas y muerte.

Jesús abrazó el rechazo—aceptó la corona de espinas—como parte de Su amarga copa de sufrir lo que los seres humanos sufren, para que así Él pudiera abrir la puerta para que nosotros escape-mos con Él de este mundo de lá-grimas. En éste mundo, los gobier-nos empujan a la fuerza espinas sobre los ciudadanos. Y en este mundo, Jesús sufrió cualquier cosa que ellos quisieron hacer con Él para que pudiera redimirnos a todos de éste mundo de impiedad y espi-nas.

El mundo venidero será gober-nado por el humano que ha vencido la senda de espinas—y aquellos que le den su lealtad a Él tendrán su lugar en el gobierno de Su nueva creación.

Todos experimentamos nuestras coronas de espinas. Todos tenemos nuestras cruces que cargar. Todos vivimos en éste mundo caído y par-ticipamos de su dolor y pesar. Pero la corona de espinas y la cruz de muerte han sido derrotadas por Je-sús, quien dice: "Vengan a mí todos ustedes que están cansados y ago-biados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma" (Mateo 11:28-30).

Joseph Tkach

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Jesús abrazó el rechazo—aceptó la corona de espinas—como parte de Su amarga copa de sufrir lo que los seres humanos sufren, para que así Él pudiera abrir la puerta para que nosotros escapemos con Él de éste mundo de lágrimas.

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Resurrección y Ascensión: Lo que significa estar ‘en Cristo’

Por Neil Earle

n Cristo". Es una frase que todos hemos oído. Albert

Schweitzer llamó "estar-en-Cristo" al principal enigma de la enseñanza del apóstol Pablo. Schweitzer fue uno de los alemanes más sobre-salientes del siglo. 20—teólogo, músico y un grandioso doctor mi-sionero, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1952. Schweitzer no fue un cristiano ortodoxo al final de sus días, pero pocas personas evo-caban el espíritu cristiano más po-derosamente.

En su libro de 1931, El Misticis-mo del Apóstol Pablo, Schweitzer elaboró el punto de que otras reli-giones, profetas, adivinos y filóso-fos buscan a "Dios" de alguna for-ma u otra. Pero Schweitzer vio que para Pablo, la esperanza cristiana y el diario vivir estaban más específi-ca y seguramente enfocados—es nueva vida en Cristo. Pablo usa la frase "en Cristo" cuando menos 12 veces en sus cartas. Un buen ejemplo es 2 Corintios 5:17, "Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!"

Schweitzer resumió los pensa-mientos de Pablo sobre éste tema:

"Para él [Pablo], los creyentes son redimidos al entrar ya, a través de la unión con Cristo, por medio de un morir y resucitar místicos con Él durante la continuación del mundo-era natural, en un estado de exis-tencia sobrenatural, siendo éste estado eso que ellos deberán de poseer en el reino de Dios. A través de Cristo, somos removidos de éste mundo y transferidos al estado de existencia apropiado para el reino de Dios, a pesar del hecho de que éste todavía no ha aparecido" (El Misticismo del Apóstol Pablo, pági-na 380).

Note cómo Schweitzer muestra que Pablo ha mante-nido juntos los dos aspectos de la venida de Cristo en una tensión de los tiempos del fin—vida del reino ahora y vi-da plena del reino aún por ve-nir. Pero, ¿cómo funciona realmente todo esto, y cómo encaja con el evento más im-

portante en la historia humana—la resurrección de Jesucristo?

¿En las regiones celestiales ya?

Para principiantes, el tema mís-tico es una clave vital para entender pasajes poderosos tales como Ro-manos 6:3-5 y 8: "¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautiza-dos para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con Él en su muerte, a fin de que, así como Cris-to resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. En efecto, si hemos estado unidos con Él en su muerte, sin du-da también estaremos unidos con Él en su resurrección…. Ahora bien, si hemos muerto con Cristo, con-fiamos en que también viviremos con Él".

Éste es el Pablo clásico. Para él la resurrección era la doctrina cen-tral del cristianismo. Los cristianos no sólo eran simbólicamente sepul-tados con Cristo en el bautismo, sino que también eran simbólica-mente resucitados con Él. Solamen-te que esto va un poco más profun-do que un mero simbolismo. Hay una verdadera probada de la reali-dad final en éste teologizar elevado.

Note cómo Pablo desarrolla más éste tema en Efesios 2:4-6 "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando es-tábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y

en unión con Cristo Jesús, nos re-sucitó y nos hizo sentar con Él en las regiones celestiales".

¿Cómo pudo ser esto? Pablo no está hablando aquí literal y física-mente, está hablando metafórica-mente. Él nos dice que a través del poder salvador que Dios demostró en la resurrección de Cristo, noso-tros ya disfrutamos participando, a través del Espíritu Santo, de las regiones celestiales donde moran el Padre y Cristo. Éste es uno de los beneficios de la vida "en Cristo", de Su resurrección y ascensión. Estar "en Cristo" hace todo esto posible.

El factor resurrección

Una vez más tenemos que per-manecer en asombro ante la multi-tudinaria dinámica que fluye de la resurrección de nuestro Señor y Cristo, sabiendo que no sólo fue el evento más grandioso en la historia, sino también un vital principio guia-dor para todo lo que el creyente pueda tener como esperanza y ex-pectativa aquí abajo. "En Cristo" es una frase que penetra más profun-do que un mero símbolo o analogía. Está ligada a la otra frase: "senta-dos en las regiones celestiales".

Note las ricas exposiciones de Efesios 2:6 por algunos expertos comentaristas. Aquí está Max Tur-ner en El Nuevo Comentario Bíbli-co: Versión Siglo 21:

"Decir que se nos ha dado vida con Cristo parece ser una abrevia-tura para decir que ‘seremos resuci-tados con Cristo a una vida de la nueva creación’, y podemos hablar de eso como si fuera un evento ya cumplido porque primero, tal evento decisivo de la resurrección [de Cris-to] ya está en el pasado y segundo, porque ya empezamos a participar en aspectos de esa vida de la nue-va creación en nuestra unión pre-sente con Él" (página 1229).

"E

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Estamos unidos con Cristo a través del Espíritu Santo. Note los comentarios de Francis Foulkes sobre Efesios 2:6 en Los Comentarios Tyndale del Nuevo Testamento:

"En Efesios 1:3 el apóstol ha dicho que Dios nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en las regiones celestia-les. Ahora él dice más específicamente que nuestra vida ha llega-do a estar ahí, entronizada con Cristo… La humanidad, en virtud de la conquista del pecado por Cristo y la conquista de la muerte por Su exaltación, es levantada ‘del infier-no más profundo hasta el mismo cielo’ (Calvin). Nuestra ciudadanía está ahora en el cielo (Fil. 3:20); y ahí, y no bajo los límites impuestos por el mundo… se encuentra la verdadera vida" (página 82).

Note los comentarios de John Stott sobre Efesios 2:6 en su libro, El mensaje de Efesios:

"Sin embargo, lo que emociona nuestra admiración es que ahora Pablo no está escribiendo acerca de Cristo sino acerca de nosotros. Él está afirmando, no que Dios hizo volver a la vida, resucitó y sentó a Cristo, sino que Él hizo volver a la vida, resucitó y sentó con Cristo a nosotros… Éste concepto de la unión del pueblo de Dios con Cristo es fundamental para el cristianismo del Nuevo Testamento. [Ellos po-seen] una nueva solidaridad como pueblo que está ‘en Cristo.’ En vir-tud de su unión con Cristo, ellos, de hecho, han compartido Su resurrec-ción, ascensión y sesión".

Por "sesión" aquí Stott se refiere teológicamente al reino presente de Cristo sobre toda la creación. Ni tampoco es, dice Stott, toda ésta plática de nuestro reinar con Cristo, una parte de un "misticismo cristia-no sin significado." Por el contrario, es una parte significativa del misti-cismo cristiano que va incluso más allá de eso. Stott añade:

"En las ‘regiones celestiales’, en el mundo invisible de la realidad espiritual, en el cual operan los po-

deres y las autoridades (3:10; 6:12) y en el cual Cristo reina su-premo (1:20), ahí Dios ha bendecido a Su pueblo en Cristo (1:3), y ahí Él los ha sentado con Cristo… por una parte, esto testifica en una experiencia viva que Cristo nos ha dado una vida nueva, y por la otra, una victoria nueva. Estábamos muertos, pero espiri-tualmente se nos ha vuelto a la vida y es-tamos alerta. Estába-

mos en cautividad, pero ya hemos sido entronizados".

Max Turner está en lo correcto. Hay más aquí que un mero simbo-lismo. Lo que Pablo está explicando es la implicación de nuestra vida nueva en Cristo.

Las implicaciones prácticas

Primero que nada, los cristianos son "tan buenos como lo pueden ser", en referencia a su salvación. Los cristianos que están "en Cristo" han sido "cubiertos" por Cristo. Se cubren con Su muerte, sepultura, resurrección y ascensión y se pue-de decir de ellos que ya en algún sentido están viviendo con Él en las regiones celestiales. Ésta enseñan-za no tenía la intención de ser una suposición idealista. Fue escrita originalmente a cristianos que viví-an en extrema estrechez en las ciu-dades corruptas que habitaban, ciudades sin los derechos civiles y políticos que a menudo damos por sentado. Para los lectores de Pablo ser muertos por la espada romana era una seria posibilidad.

Así, Pablo alienta los espíritus de sus lectores con un pensamiento adicional sobre la doctrina central y distintiva de la nueva fe—la resu-rrección de Cristo. Estar "en Cristo" significa que cuando Dios nos mira Él no ve nuestros pecados. Ve a Cristo. No hay enseñanza más alentadora que esa. Esto está re-enfatizado en Colosenses 3:3 "pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios".

Segundo, estar "en Cristo" signi-fica que los cristianos viven en dos mundos—el mundo físico de la rea-

lidad de todos los días y el que Stott llama el "mundo invisible" de la realidad espiritual. Esto tiene im-plicaciones para la forma en que vemos éste mundo. Debemos vivir vidas balanceadas. Por una parte, primero debemos dar nuestra leal-tad al reino de Dios y sus valores, pero por la otra, no debemos tener una mente tan celestial que no sir-vamos para nada terrenal. Es una cuerda floja, y todo cristiano necesi-ta la ayuda de Dios para caminarla seguramente.

Tercero, estar "en Cristo" signifi-ca que somos trofeos de la gracia de Dios. Si Dios ha hecho todo esto por nosotros, si Él en algún sentido ya nos ha introducido a las regiones celestiales, entonces eso significa que debemos vivir como embajado-res de Cristo. Francis Foulkes lo pone de ésta manera:

"El propósito de Dios para Su iglesia, como Pablo llegó a enten-derlo, va más allá del propósito mismo, más allá de la salvación, la iluminación y la re-creación de indi-viduos, más allá de su unidad y compañerismo, más allá incluso de su testimonio al mundo. La iglesia debe ser la exhibición de la sabidu-ría, el amor y la gracia de Dios en Cristo a toda la creación " (página 82).

¡Qué verdadero! Estar "en Cris-to", recibir nueva vida en Cristo, tener nuestros pecados cubiertos ante Dios a través de Cristo—todo esto significa que debemos exhibir la vida cristiana a la gente que en-contramos. Nosotros los cristianos podemos seguir el toque de un so-nido diferente, pero tengamos un interés cristiano por la gente que comparte la vida física con noso-tros.

Dios ha desplegado el poder de la resurrección hacia nosotros para ser una demostración diaria de la bondad de Dios, para mostrar con nuestras buenas obras que Él exis-te y que está poderosamente inte-resado en toda persona de éste planeta. La resurrección y ascen-sión de Cristo afectan poderosa-mente nuestra cosmovisión. El de-safío ante nosotros es vivir a la altu-ra de éste llamamiento celestial las 24 horas del día.

Dios ha desplegado el poder de la resurrec-ción hacia nosotros para ser una demos-tración diaria de la

bondad de Dios, para mostrar con nuestras buenas obras que Él existe y que está inte-resado en toda perso-na de éste planeta.

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¡Él está vivo! ¿Realmente ocurrió? La pregunta es mucho más que algo académico.

Porque si Jesucristo murió realmente en una cruz romana y fue resucitado de vuelta a la vida, lo cambia todo.

Por Mike Feazell

s divertido cómo algunas veces creemos cosas que no tienen sentido o que no tie-

nen ninguna evidencia que las apo-ye. Las teorías sobre conspiracio-nes abundan hoy. Los tabloides tie-nen un negocio multimillonario que alimenta con falsas promesas, a los lectores creyentes, con una dieta estable de lo sensacional, si no es que de lo ridículo. Usted ha visto los encabezados: Elvis todavía está vivo. JFK fue raptado por extrate-rrestres. Hitler está viviendo en Ar-gentina. Mineros han descubierto una entrada al infierno. Un bebé mitad lagarto, mitad humano. El mundo se acabará en el 2005.

Y después están los hechos que simplemente damos por sentado en nuestro mundo científico moderno: El mundo es una esfera, no algo plano como un hot cake. La tierra gira alrededor del sol, no vice ver-sa. Un virus causa el sarampión. Alexander Graham Bell inventó el teléfono. Abraham Lincoln escribió el Discurso de Gettysburg en el re-verso de un sobre.

La mayoría de nosotros cree es-tas cosas, no porque personalmen-

te las hayamos comprobado, sino porque confiamos en las autorida-des que nos dicen que son verda-deras. Usamos el teléfono; quién lo inventó realmente no nos importa. Vamos al doctor cuando nos enfer-mamos; quién descubrió cierta va-cuna no nos importa. Y podemos disfrutar una bella puesta de sol sin pensar mucho en los movimientos planetarios.

Vivimos en un mundo de hechos, pero la mayoría de los hechos que conocemos tiene poco, si algo, que ver con quiénes somos y cómo escogemos vivir. La resu-rrección de Jesús es diferente. Puede ser fácil creer que Jesús fue resucitado como si fuera sólo otro hecho para un examen de historia. Pero éste hecho no es como otros hechos. Lo cambia todo.

Si Jesucristo realmente fue re-sucitado de los muertos, entonces Él es mucho más que sólo otro gran personaje en la historia. Él es quien

dijo ser—el Hijo de Dios. Y si eso es así, entonces Él, y todo lo que dijo, tiene que tomarse con serie-dad. La resurrección de Jesús se encuentra en el centro de la fe cris-tiana. Creemos en Jesús porque Jesús no se quedó muerto. Dijo a Sus discípulos que resucitaría en el tercer día después de Su cruci-fixión—¡y lo hizo! El hecho de la resurrección verificó Su afirmación: Él era en verdad el Hijo de Dios. Y verificó que Dios había actuado de-cisivamente al tratar con el pecado humano.

¡Celebre!

Si hay alguna característica que es universal entre los cristianos de todas las líneas denominacionales, es la celebración de la muerte y la resurrección de Jesús. La celebra-ción puede ocurrir en una variedad de formas, pero desde aquel primer domingo por la mañana cuando el sepulcro fue encontrado vacío, los cristianos lo han recordado. Y es mucho más que sólo una memoria. Es participación.

La noche anterior cuando fue traicionado y arrestado para ser juzgado y crucificado, Jesús tuvo Su cena final con Sus discípulos. Mientras Él bendecía y partía el pan ritual, dijo a Sus discípulos, "éste pan es mi cuerpo entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí" (Lucas 22:19). Mientras levan-taba y bendecía la copa del vino ritual, les dijo: "Beban de ella todos

E

"Aquella iglesia, armada con tal afirmación improbable e iniciando con un puñado de pescadores sin educación y de cobradores de im-puestos, barrió con todo el mundo conocido en los siguientes tres-cientos años. Es la historia perfectamente sorprendente de una revo-lución pacífica que no tiene paralelo en la historia del mundo. Ocurrió porque los cristianos fueron capaces de decir a los que preguntaban: ‘Jesús no sólo murió por usted. ¡Él está vivo! ¡Usted puede conocerlo y descubrir por usted mismo la realidad de la que le hablamos!’ Lo hicieron y se unieron a la iglesia. Y la iglesia, nacida de esa tumba pascual, se esparció por todas partes".

Michael Green, Evangelismo a través de la iglesia local, Nelson, 1992

"A través de la cruz, Dios se encuentra con nosotros en nuestra perdición y nos halla, poniéndonos en el camino que nos lleva a casa—un camino por el cual Cristo ha caminado antes que noso-tros, abriendo así una senda por la cual podamos seguirle, sabien-do que al hacerlo así, pasamos de muerte a vida eterna".

Alister McGrath, Entendiendo a Jesús, Zondervan, 1987

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ustedes. Esto es mi sangre del pac-to, que es derramada por muchos para el perdón de pecados" (Mateo 26:27-28).

Jesús murió por usted y por mí. Y en el tercer día, destruyó el poder del pecado y de la muerte. En Él poseemos la más grandiosa espe-ranza imaginable. Hay un rico signi-ficado en ésta simple ceremonia que llamamos la Cena del Señor (la última cena de Jesús), Comunión (comunión con Dios a través de Cristo y con los demás creyentes) o Eucaristía (acción de gracias). Pa-

blo escribió: "Esa copa de bendición por la cual damos gracias, ¿no sig-nifica que entramos en comunión con la sangre de Cristo? Ese pan que partimos, ¿no significa que en-tramos en comunión con el cuerpo de Cristo?" (1 Corintios 10:16).

Cuando comemos y bebemos el pan y el vino (o jugo de uva) de la Cena del Señor, algo maravilloso aunque incomprensible, está pa-sando. Está ocurriendo una comu-nión con Dios, y a través de Cristo, una comunión con todos los creyen-tes. A través de éste mandato de Jesús de comer Su carne y beber Su sangre, no sólo mantenemos en nuestra memoria lo que Dios ha hecho por nosotros, sino que tam-bién somos traídos a estar juntos, unidos por la fe, hacia una relación íntima con Dios y hacia Su presen-cia en una forma especial.

Fuera de la esclavitud

Nosotros los humanos sabemos acerca de la esclavitud al pecado. Conocemos las cadenas invisibles, aunque humanamente invencibles, que nos atan a hábitos y tendencias autodestructivas. Sabemos acerca del orgullo, las barreras personales, las defensas del ego, la dañina en-vidia, el resentimiento, la codicia, la quemante lujuria. Conocemos la impotencia, el fracaso, la frustra-ción, la depresión. Conocemos la soledad, el aislamiento, el temor. Y sabemos acerca del fin de todo

ello—la separación que llamamos muerte.

Dios, quien nos ama, también lo sabe. Por eso es que Él envió a Su único Hijo, quien, sin pecado, se sujetó a Sí mismo al medio ambien-te cruel e implacable de nuestro mundo oscurecido por el pecado. El amor de Dios es la razón por la cual Jesús tomó sobre Sí mismo nuestra quebrantada condición, aunque sin pecado, y pasó por lo que nosotros pasamos y sufrió, hasta la muerte, en manos de nosotros los pecado-res ignorantes y violentos. Pero pa-ra Jesús, la muerte no fue el final de la historia. Y debido a Jesús, no es el final de la historia para usted ni tampoco para mí. Jesús fue re-sucitado a la vida, y a través de Él, nosotros también somos resucita-dos a una audaz, fresca y gloriosa nueva vida—la vida eterna.

La vida de la edad venidera

Con frecuencia pensamos de la vida eterna como algo que Dios nos dará en el futuro. Pero la realidad es, que Jesús dijo que aquellos que creen en Él, aquellos que comen Su carne y beben Su sangre, ya han entrado a la vida eterna. "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el día final" (Juan 6:54). Ser re-sucitado en el día final es algo pro-metido a aquellos que ¡ya poseen la vida eterna!

Quizás tendemos a limitar nues-

tro concepto de la vida eterna hacia el futuro porque las palabras vida eterna suenan como algo que toda-vía no tenemos. Después de todo, todavía somos mortales, y sabemos que vamos a morir antes de que recibamos la inmortalidad. Pero la vida eterna y la inmortalidad no son la misma cosa. La inmortalidad se refiere a nuestros cuerpos físicos. En la resurrección, nuestros cuer-pos mortales serán cambiados a inmortales. Pero la vida eterna—la vida de la edad venidera—es algo a la que entramos en el momento en que nos convertimos en creyentes.

La vida eterna podría ser algo más fácil de entender cuando nos damos cuenta que las palabras griegas que Juan usó al citar a Je-sús, aionios zoe, se traducen lite-ralmente: "la vida de la edad veni-dera". Cuando nos convertimos en creyentes, pasamos de la muerte a la vida. Entramos a la nueva vida, la vida de la edad venidera. Esa vida, que es una vida de gozo y amor auto-sacrificial en el poder de Dios, llenará todo el universo después que Jesús regrese. Pero ya ha em-pezado en Sus creyentes.

Porque Él vive

Jesús dijo, "Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida" (Juan 5:24).

¡Nunca se han dicho palabras más grandiosas de consuelo! No importa qué tan lejos de Dios hemos estado. No importa qué tan oscuros y viles han sido nuestros pecados.

Continúa en la página 15

"La resurrección de Jesús al instante fue reconocida como las primicias de la resurrección general (1 Cor. 15:20; Col. 1:18). Jesús fue considerado como el primogénito de los muertos, Aquel por me-dio del cual la comunidad creyente aprendió a buscar la venida final del reino de Dios, y el cumplimiento de la esperanza apocalíptica."

Thomas C. Oden, El Verbo de Vida, Harper and Row, 1989

"No hay justificación para reducir el significado de ‘la resurrección de Jesús’ a algo como, ‘la continua importancia de Jesús,’ o ‘los dis-cípulos se dieron cuenta que el mensaje de Jesús no podía morir’. Por ‘resurrección’ ellos claramente quisieron decir que algo le había ocurrido al mismo Jesús. Dios lo había resucitado, no sólo los había tranquilizado. Él estaba vivo otra vez, con la vida que es el clímax del propósito de Dios para la humanidad, no sólo fue sacado de las fau-ces de la muerte sino que vino a ser el conquistador de la muerte, ‘exaltado a la diestra de Dios.’ Fue ésta entusiasta convicción que estaba en el centro de la reacción en cadena, que inició el cristianis-mo".

James D.G. Dunn, La Evidencia de Jesús, The Westminster Press, 1985

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8 Odisea Cristiana www.wcg.org/espanol

El Evangelio según Sam

Por John Halford

lgunas personas le ayudan a usted a entender de qué se

trata el evangelio. Ellas atraviesan todas nuestras ociosas discusiones teológicas, nuestros conflictos personales y rivalidades e inhibiciones denomi-nacionales. Hacen cosas que nos muestran lo que Jesús quiso decir realmente con lo que dijo.

Ellas son personas como la viu-da en el templo que donó "todo lo que tenía" para las ofrendas. O co-mo el ladrón en la cruz que sólo quería ser perdonado. O como el padre preocupado que preguntó si Jesús podía sanar a su criatura a pesar de su propia incredulidad. Y como Sam Howard.

Sam es un hombre Afro-americano de edad media que ha pasado casi dos décadas en la lista de espera para morir en la prisión estatal Ely en Nevada. Mi esposa, Pat y yo, hemos conocido a Sam casi la mitad de ese tiempo.

Entorno lúgubre

Sam está encarcelado en la pri-sión de máxima seguridad Ely, una lúgubre fortaleza de concreto y hormigón en el centro de Nevada. Mientras esperamos por él en el sin sentido cuarto de espera sin venta-nas, se me ocurre que en los más de 10 años de conocer a Sam, ni una sola vez hemos sido capaces de sentarnos al aire abierto. Las reglas son estrictas—ésta prisión alberga algunas personas peligro-sas. Pero Sam ya no es más una de ellas.

Hace varios años, Sam se con-virtió en cristiano. Para Él, ésta no fue sólo la aceptación de un argu-mento religioso, o una reacción emocional impulsiva. Significó el repudio de toda una forma de vida que le había ganado la reputación

de ser uno de los presidia-rios más peligrosos en el sistema carcelario en Neva-da—su apodo era "Nitro". Hoy él es un calmado osito de peluche de hombre, vi-viendo una vida de servicio y humildad en circunstancias que la mayoría de nosotros no podría tolerar por 24 horas.

Hablar con Sam es refrescante. Nosotros que somos los discípulos más ricos y mejor educados en la historia, tendemos a complicar las enseñanzas de Je-sús. Tenemos vastos recursos, pero parece que gastamos tanto tiempo hablando, dis-cutiendo, planificando cómo actuar, acele-rando nuestros moto-res en el punto de partida, poniéndolo todo en orden e in-terminablemente ana-lizando, cuantifican-do, organizando y reorganizándonos en nuestros esfuerzos para ser luces y pre-dicar al mundo. Sam sólo lo pone en prác-tica.

Su campo misio-nero es literal y espiri-tualmente un suelo pedregoso. La prisión Ely es un lu-gar duro e imperdonable, pero Sam ha encontrado una forma de traer compasión, empatía y bondad a un entorno donde las emociones usua-les son la ira y el temor.

"Tu eres un tipo bueno"

Las horas que pasamos juntos no son dedicadas a hablar y hablar de puntos doctrinales controversia-les ni problemas teológicos compli-cados. Sam nos habla de las per-sonas que ha ayudado. Como acer-ca del joven presidiario sordo-mudo que fue víctima de la violencia y abuso racial. Sam se hizo amigo de él, y lo animó, hasta que eventual-

mente el traumatizado hombre pro-firió las palabras "tú eres un tipo bueno". "Pero yo no soy bueno", dice Sam. "Yo sé a quién darle el crédito". Para Sam el evangelio es un desafío 24 horas al día, 7 días a la semana, a vivir en contraste con lo que él llama su "situación". Todos los días provee oportunidades para servir, compartir lo poco que él tie-ne, poner la otra mejilla y hacer el bien a aquellos que abusarían de él.

Su "cuarto" en la lista de espera para morir se ha convertido en un

lugar de esperanza. La correspondencia—

vastas cantidades de ella—llega de todas par-tes del mundo. Incluso los miembros del perso-nal, acostumbrados a la hostilidad y el abuso, saben que recibirán respeto y ánimo proce-dente de Sam Howard. "He podido lograr tanto aquí", nos dice él, sin ningún rastro de vani-dad.

Hasta su conversión, todo y todos en quienes Sam confió en la vida lo defraudaron—su familia, sus amigos y su país. Él es un ex-marino al que rociaron con Agente Naranja mientras estuvo

en el servicio activo en Vietnam. Pero él no guarda rencores. "Come-tí errores—es culpa mía el estar aquí", dice él". Y en Jesús ahora tengo un amigo que nunca me trai-cionará".

Nosotros somos sus amigos también y nos gustaría ayudarlo. ¿Podemos hacer algo por él? No, gracias—él está bien. ¿Necesita él algo? No—él tiene todo lo que ne-cesita, pero él promete que nos de-jará saber si llegase a necesitar al-go. Pero difícilmente lo llegará a necesitar.

Continúa en la página 15

A

Nosotros tenemos vastos recursos, pero parece que gastamos tanto

tiempo hablando, discutiendo, planifi-cando cómo actuar, poniéndolo todo en orden e intermina-blemente analizan-do, cuantificando,

organizando y reor-ganizándonos en

nuestros esfuerzos para ser luces y

predicar al mundo. Sam sólo lo pone

en práctica.

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Edificando niños creyentes Por Ted Johnston

l Espíritu Santo ayuda a los creyen-tes a crecer como

discípulos de Jesús, los cuales están llegando a ser más y más como su Maestro. Esto incluye a los niños creyentes. Como obreros, líderes y padres en el mi-nisterio infantil, nuestra función es servir con el Espíritu en éste proce-so vital.

Amor e Instrucción

En 1 Tesalonicenses 2:7-12, Pa-blo compara su trabajo discipulador con el que los padres hacen con sus hijos. Se expresa amor hacia los pequeños (cuidado amoroso procedente de la madre y ánimo y consuelo pro-cedentes del padre). En el contexto de ese amor, es una instrucción clara (referida tan-to a compartir el evangelio como a instar una vida piado-sa).

En éste pasaje vemos el entorno y el contenido del pro-ceso de hacer discípulos. El entorno, caracterizado por el cuidado, ánimo y consuelo, es la relación positiva entre el discipulador y el discípulo. El contenido del proceso es la instrucción—la impartición de un conocimiento dador de vida a través de la enseñanza y el entrenamiento.

Siguiendo éste modelo bíblico, nuestra meta en el ministerio hacia los niños es proveer una instrucción centrada en Cristo, orientada al evangelio en el contexto de una relación amorosa y positiva. Sin una relación positiva, la instrucción no tendrá un impacto duradero. Y sin la instrucción, aun las mejores rela-ciones pueden estar desprovistas de significado.

Instrucción a la medida

Es esencial que ajus-temos nuestra instrucción hacia los niños al nivel de desarrollo emocional, so-cial, mental y espiritual de ellos. En cuanto a eso, el trabajo de los psicólogos de niños puede ser útil. Por ejemplo, Jean Piaget observó que los niños

tienden a desarrollarse moralmente según las siguientes etapas prede-cibles:

Etapa Uno: Premoral. En ésta etapa, el pequeño obedece en res-puesta al mandato de un adulto respetado. Aunque el deber de obedecer se siente profundamente, no emana del interior del pequeño.

Etapa Dos: Heteronomía (4 a 8 años). En ésta etapa la obediencia literal a las reglas es totalmente importante. La heteronomía es una forma de realismo moral en el que las acciones son evaluadas en tér-minos de desobediencia a las re-glas sin considerarse la intención o el motivo.

Etapa Tres: Autonomía (8 a 12 años). En ésta etapa la reciproci-dad o el respeto mutuo es la clave.

La justicia predomina siendo los factores determinantes la intención o el motivo, en vez de las reglas. En ésta etapa la influencia de las rela-ciones interpersonales en el desa-rrollo moral se demuestra vívida-mente.

El cuadro de la siguiente página destila el trabajo de Piaget y de otros psicólogos de niños y espe-cialistas en educación proveyendo información que podemos usar al escoger el currículum para la ins-trucción y para guiarnos en su uso. (El cuadro está adaptado con per-miso de Hands-On Bible Curricu-lum, Teachers Guide, Otoño 1994. Group Publishing, Inc., Box 481, Loveland, Colorado, 80539).

Los maestros y padres sabios (y efectivos) tienen cuidado y usan métodos de instruc-ción que están en sincronía con éstas etapas del desa-rrollo. No se desanime—usted no tiene que ser un psicólogo de niños para ser un(a) efectivo(a) instruc-tor(a) de niños—pero usted sí necesita tener interés en los niños y ser sensible a las habilidades y necesida-des de ellos.

Nuestra meta en todo esto es ayudar a los niños en formas apropiadas a sus edades para experimentar a Cristo y aprender acerca de Él y Su camino. Debido a que los niños se desarrollan en la forma en que lo

hacen, los niños pequeños en parti-cular aprenden más a través de la experiencia que a través de la ins-trucción verbal (hablada). Pero las palabras de instrucción son también importantes, porque tales palabras dan a los niños un lenguaje interno con el cual pueden hablar consigo mismos y así comprender estas ex-periencias.

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E t a p a s d e d e s a r r o l l o e n l o s n i ñ o s

Grado (edad) Desarrollo Emocional Desarrollo Social Desarrollo Mental (Cognitivo) Desarrollo Espiritual

Pre escolar/ (3-4)

• generalmente felices • influenciados por las

reacciones de otros pe-queños

• sensibles a los humores y reacciones de los adultos

• generalmente juegan con los de su mismo sexo

• prefieren experiencias de grupo pequeño

• usan el lenguaje en obras dramáticas

• pueden recordar algunos datos y eventos

• pueden memorizar historias, cantos u obras cantadas

• tiene un período de prestar atención de no más de 10 minutos

• escuchan y disfrutan las historias bíblicas

• reconocen su propia iglesia; desarrollan un sentido de pertenencia a la iglesia

• entienden que orar es hablar con Dios; dicen oraciones simples y espontáneas

Pre escolar/ párvulos (4-6)

• orgullosos de sus logros • fácilmente se pueden

lastimar sus sentimien-tos

• empiezan a ganar con-fianza en sí mismos

• aprendiendo a compar-tir y cooperar

• pueden entender y se-guir reglas

• disfrutan extensas obras dramáticas

• deseosos de agradar a maestros y padres

• pueden escuchar y crear historias

• pueden distinguir entre lo real y lo de mentiras

• necesitan directrices sim-ples— entienden un paso a la vez

• entienden que Dios los hizo • confían en que Dios los ama• empiezan a desarrollar un

sentido de conciencia

primero y segundo grados (6-8)

• expresan sentimientos con acción física

• piden atención y afir-mación individuales

• son ego-céntricos; cada uno quiere ser el primero

• sentirse capaces se relaciona directamente con la auto-estima

• quieren que todo sea justo; blanco-y-negro sentido de justicia

• usualmante prefieren mantener amistades con los del mismo sexo

• buscan juegos organi-zados y actividades en grupo

• quieren agradar a los maestros pero empie-zan a reconocer su pa-pel en relación a sus demás compañeritos

• quieren ganar y siempre ser los primeros; tienen un alto sentido de com-petición con los demás

• interesados en experiencias concretas de aprendizaje ta-les como dramas y ritmos

• tienen un concepto limitado del tiempo y del espacio; in-teresados en el presente pe-ro no en el pasado ni en el futuro

• desean tener capacidad para desarrollar habilidades

• entienden el amor de Dios y el mundo de Dios a través de la experiencia personal

• no comprenden la naturale-za espiritual de Dios; pien-san de Dios como un hom-bre invisible/ gigante/mago

• no comprenden la cronolo-gía bíblica excepto que el Antiguo Testamento está antes del Nuevo

• tienen una comprensión literal y concreta de las his-torias de la Biblia y de las verdades bíblicas; no com-prenden ideas abstractas

tercero y cuarto grados (8-10)

• fácilmente se pueden lastimar sus sentimien-tos

• sensibles a los elogios y las críticas que vienen de los adultos

• desarrollando la habili-dad para tener empatía con otros

• quieren ser parte de un grupo

• disfrutan los proyectos extendidos por grupos

• capaces de aceptar con límite la crítica construc-tiva

• evitan naturalmente la interacción con los del sexo opuesto

• la mayoría puede leer bien • les gusta ser desafiados

pero no les gusta fallar • necesitan sentirse indepen-

dientes; no siempre quieren la ayuda de los maestros

• entienden causa y efecto; les gusta poner en orden y organizar la información

• capaces de aceptar que hay algunas cosas sobre Dios que no entendemos

• listos para relacionar even-tos bíblicos individuales con el campo de la historia bíblica

• reconocen la diferencia en-tre lo que está bien y lo que está mal; capaces de hacer decisiones deliberadas en cuanto a acciones

quinto y sexto grados (10-12)

• reciben mensajes mix-tos sobre ser maduros y aceptar ser responsa-blespor las decisiones y acciones

• posibles temores fuer-tes sobre perder a sus padres, ser abandona-dos y el rechazo por los amigos, ser víctimas de la violencia o la enfer-medad

• pasan mucho tiempo con su mejor amigo(a)

• usualmente prefieren mantener amistades con los de su mismo sexo

• buscan juegos organi-zados y actividades de grupo

• fuertemente influencia-dos por sus héroes y sus modelos de conducta

• pensamiento analítico y habilidades para resolver problemas ya con buen de-sarrollo

• empiezan a cuestionar a los que tienen la autoridad; pre-fieren razonar las cosas por ellos mismos

• interesados en cómo los eventos mundiales del pa-sado y del presente afectan sus vidas

• quieren que todo sea justo • quieren probar lo que se les

ha enseñado sobre Dios con sus propias experiencias

• capaces de hacer decisio-nes acerca de encontrar la voluntad de Dios y seguirla

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Divididos por la Fe—

Michael O. Emerson y Christian Smith

por Terry Akers

ientras que un nuevo siglo emerge en las relaciones entre ne-

gros y blancos en los E. U., los sociólogos Michael O. Emerson de la Universidad Rice y Christian Smith de la Univer-sidad de Carolina del Norte han es-crito un libro que examina el papel del evangelicalismo en éste dilema estadounidense que ya tiene 300 años.

Divididos por la Fe: La Religión Evangélica y el Problema Racial en Los E. U., publicado por Oxford University Press en el 2000, no es un libro teológico, pero busca poner al descubierto ciertas debilidades teológicas en el evangelicalismo estadounidense.

El propósito de este estudio es educar a los evangélicos estadou-nidenses hacia un pensamiento más profundo respecto a las rela-ciones raciales—más allá de las herramientas culturales y de lo que ellos ven como soluciones simplis-tas que le han dado forma a una cosmovisión mayormente unidi-mensional durante los varios últi-mos siglos.

Emerson y Smith dialogan cómo las preconcepciones evangélicas causan que ellos no vean el cuadro más completo en la naturaleza mul-tifacética y compleja de ésta condi-ción sociológica, que existe a pesar de las mejores intenciones y los esfuerzos del gobierno y la religión para sanarla. El análisis de ellos argumenta que ciertas debilidades en el pensamiento evangélico, de hecho, causan hasta cierto punto, la perpetuación de las mismas divisio-nes raciales contra las cuales ellos ministran y a las cuales se oponen.

Como está dicho en la cubierta interior del frente, "a pesar de sus buenas intenciones, los evangélicos

pueden, de hecho, estar pre-servando el abismo racial es-tadounidense". Continúa di-ciendo que "la mayoría de los evangélicos blancos no ve una discriminación sistemática contra los negros; en verdad, ellos niegan la existencia de cualquier problema racial con-

tinuo en los Estados Unidos".

Los evangélicos echan la culpa de esas cosas a los medios libera-les de comunicación, la cultura ne-gra, líderes negros sin ética y la inhabilidad de los estadounidenses negros de sobreponerse al pasado. Sin embargo, los autores argumen-tan que estas actitudes son el resul-tado natural de su cosmovisión teo-lógica enraizada en el individualis-mo, el libre albedrío, las relaciones personales, el antiestructuralismo y la escatología premilenial—la creencia que las condiciones mun-diales sólo empeorarán hasta que Cristo regrese—por lo que no hay necesidad de ocuparse de los asun-tos sociales.

Esto, junto con el aislamiento experimentado en sus iglesias y vecindarios mayormente segrega-dos, hace difícil para los evangéli-cos blancos ver la injusticia exten-dida y sistemática que perpetúa la inigualdad, ocurriendo cada día en el mundo real de los negros en los E. U.

Desde la gran legislación de los derechos civiles en los 1960s, los autores contienden que ha habido poco mejoramiento en las relacio-nes entre negros y blancos en los E. U. Ellos buscan, a través de la educación, comprometer sociológi-camente a la comunidad evangélica en el asunto racial en los E. U., pa-ra que así puedan convertirse en una fuerza más dinámica hacia una eventual solución real. Por una par-te, ellos señalan la inefectividad de los remedios estructurales de los programas administrados por el go-

bierno, pero también señalan las resoluciones espirituales incomple-tas ofrecidas por los evangélicos.

Esto, ellos reclaman, es el resul-tado de su pensamiento unidimen-sional honesto pero simplista. Los profesores sugieren que los evan-gélicos incorporen la dimensión so-ciológica a su fe espiritual, y empie-cen a desafiar los sistemas sociales que promueven la discriminación y la racialización.

Los autores reconocen la impor-tancia de la reconciliación racial (arrepentimiento y perdón) como un primer paso crítico para mejorar las relaciones raciales en los E. U. Ellos pasan luego a demostrar que la sanidad y la paz reales que ocu-rren más allá de la reconciliación inicial, sólo pueden venir a través de la sanidad interna que se provee en el evangelio de la gracia.

Para los evangélicos, esto signi-fica moverse más allá de una mera identificación del evangelio hacia su internalización. Para la sociedad secular, significa darse cuenta que todos los esfuerzos basados en la fuerza humana fracasarán y que el dolor de la racialización sólo puede ser aliviado a través de la cruz de Cristo. Después de la conversión, las formas antiguas ya no funcio-nan—la verdadera sanidad racial viene sólo a través de la obra re-dentora de Dios en una nueva crea-ción.

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Plan para el éxito espiritual Un Estudio de 2ª Pedro 1

Por Michael Morrison

a segunda carta de Pedro está escrita a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han re-

cibido una fe tan preciosa como la nues-tra (v. 1, NVI). Esto podía aplicar a los cris-tianos en cualquier lugar, por lo que la carta de Pedro es llamada una epístola general (algunas veces llamada una epístola católica, según la palabra griega katholikos, que significa general), porque no fue escrita a una iglesia espe-cífica.

Estamos familiarizados con la enseñanza de Pablo de que recibimos la justicia por la fe en Cristo. Pedro le ha dado vuelta a esto al decir que recibimos la fe a través de la justicia de Cristo. Debido a que Cristo es bueno, Él ha hecho posible que nosotros tengamos la fe que necesita-mos para aceptarlo. Tenemos una relación con Dios sólo por Su misericordia.

Pedro entonces saluda a los lectores: Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor (v. 2). La paz vie-ne de conocer a Dios, según Él se revela a nosotros en Jesús.

Asegurándose

Pedro empieza el siguiente verso diciendo, Su divino poder, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Toda la salvación es un regalo, a través de conocer a Cristo—al darnos el conocimiento de Aquel que nos llamó por Su propia gloria y bondad (v. 3).

A través de la gloria y bondad de Dios, Pe-dro dice, así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la natura-leza divina (v. 4). El regalo de la salvación no sólo muestra la bondad de Dios, también muestra Su gloria—muestra que Él es digno de adoración.

¿De cuáles aspectos de la naturaleza divi-na podemos participar? Amor, gozo, paz, bondad, santidad y vida eterna. La salvación incluye no sólo una vida futura, sino también el poder en el presente para escapar los deseos pecaminosos que solían contro-

larnos. Éste autocontrol no es un requisito para la salva-ción, sino un beneficio de la salvación. En Cristo somos libres del pecado para que podamos caminar en Su justi-cia.

Ya que Dios nos ha dado Su poder, Pedro nos aconse-ja: esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afec-to fraternal, amor (vv. 5-7). Por supuesto, éstas cualida-des no vienen necesariamente en ésta secuencia—crecemos en todas éstas áreas al mismo tiempo sin nunca alcanzar la perfección en ninguna.

Pedro entonces nos da ésta promesa: Porque éstas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evita-rán que sean inútiles e improductivos (v. 8). Sí, si esta-mos creciendo espiritualmente, el conocimiento que Dios

nos da no será un desperdicio. Él nos enseña y nos fortalece para hacer una diferencia en nuestras vidas.

En cambio, el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado de sus antiguos pe-cados (v. 9). Si no estamos tratando de me-jorar, entonces seremos improductivos. El conocimiento de la gracia y misericordia de Dios debe causar que queramos el creci-miento espiritual y el agradar a Aquel que nos salvó.

Ya que Dios nos ha salvado y nos ha da-do fortaleza espiritual, Pedro nos exhorta: esfuércense más todavía por asegurarse del llamado de Dios, que fue quien los eli-gió. Si hacen éstas cosas, no caerán ja-más y se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (vv. 10-11). Pedro no dice qué sucederá si fracasamos—él sim-plemente nos exhorta a ser diligentes. Nues-tro esfuerzo será ricamente recompensado.

Pedro conoce nuestras debilidades y la necesidad de frecuentes recordatorios. Sin embargo, él no quiere que su exhortación sea recibida como un insulto, por lo que comenta: Por eso siempre les recordaré estas co-

sas, por más que las sepan y estén afianzados en la verdad que ahora tienen. Además, considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras viva

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La salvación incluye no sólo una vida futura, sino también el

poder en el presente para

escapar los deseos

pecaminosos que solían

controlarnos. Éste autocontrol

no es un requisito para la salvación, sino un beneficio de

la salvación.

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en ésta habitación pasajera (tienda de campaña) que es mi cuerpo (vv. 12-13). Pablo también usa la metáfora de una tienda de campaña como un cuerpo (2 Cor. 5:1-10); la idea es que el cuerpo físico de una persona es una habita-ción temporal para una vida espiritual. El cuerpo será resu-citado (1 Cor. 15) y Dios nos dará un hogar eterno (1 Cor. 15:53; 2 Cor. 5:1). Pedro no nos dice tanto como nos gus-taría saber sobre éste tópico (ni tampoco Pablo), porque tiene un propósito diferente: exhortar para el crecimiento cristiano.

Él usa la metáfora de la tienda de campaña para describir su propia muer-te: porque sé que dentro de poco ten-dré que abandonarlo, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucris-to. También me esforzaré con empeño para que aun después de mi partida ustedes puedan recordar éstas cosas en todo tiempo (2 Pet. 1:14-15). Al ver Pedro que su tiempo de partir se acerca (la tradición dice que Nerón lo mandó matar en el 64 D. C.), él pone sus exhor-taciones por escrito para que tengamos un recordatorio regular de que nuestro Salvador quiere que continuemos cre-ciendo.

La base de la autoridad

Pedro también recuerda a los lectores acerca de su base de autoridad: Cuando les dimos a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo en todo su poder, no estábamos siguiendo suti-les cuentos supersticiosos sino dan-do testimonio de Su grandeza, que vimos con nuestros propios ojos (v. 16). Nosotros no fabricamos las historias en cuentos elaborados, dice él. Ni tam-poco son mitos (como las fábulas de Ae-sopo) diseñadas para enseñar la verdad a través de eventos imaginarios. No, és-tas cosas acerca de Jesús realmente ocurrieron—nosotros estuvimos ahí y lo vimos.

Él entonces usa la Transfiguración como un ejemplo: Él [Jesús] recibió honor y gloria de parte de Dios el Padre, cuando desde la majestuosa gloria se le dirigió aquella voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy com-placido con Él.» [Mat. 17:5]. Nosotros mismos oímos

esa voz que vino del cielo cuando estábamos con Él en el monte santo (2 Ped. 1:17, 18).

De todas las historias que Pedro pudo haber contado, ¿por qué escogió la Transfiguración, en vez de la resurrec-ción o la ascensión? Quizás éste fue el evento más revela-dor para Pedro—cuando él escuchó una voz distintiva del mismo Dios. La Transfiguración muestra que Jesús tenía gloria divina incluso antes de Su resurrección y la gloria que Pedro vio entonces, hizo que él más fácilmente enten-

diera y le creyera a Jesús cuando Él prometió que regresaría con poder y glo-ria.

Pedro también parece referirse a la Segunda Venida en los siguientes ver-sos: Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual us-tedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones (v. 19). Pedro nos seña-la a las profecías del Antiguo Testamen-to sobre el Día del Señor, y necesitamos vivir con el conocimiento que el día de las recompensas llegará.

Las profecías son fidedignas no sólo porque hemos visto cumplidas muchas de ellas—son confiables porque Dios causó que fueran escritas. Ante todo, tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la interpretación particular de nadie. Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo (vv. 20-21).

Los profetas tampoco fabricaron sus historias y no siempre entendieron cómo

serían cumplidas las predicciones. Pero las profecías vinie-ron de Dios según el Espíritu Santo causó que fueran escri-tas. Esto no significa que Dios dictó el deletreo exacto de cada palabra, o la selección precisa de cada palabra. Pero el significado vino de Dios, y se puede confiar en el mensa-je.

La Transfiguración muestra que Jesús tenía gloria divina incluso antes de Su resurrección; y la gloria que Pedro vio entonces, hizo que él entendiera más fácilmente y le creyera a Jesús cuando prometió que regresaría con poder y gloria.

Preguntas para diálogo • ¿Cómo viene la fortaleza espiritual del conocimiento acerca de Cristo? (v. 3)

• ¿Cuáles aspectos de la naturaleza divina deseo más? (v. 4)

• Mis imperfecciones, ¿hacen que yo trate de mejorar aun más o hacen que yo deje de tratar?

• ¿Me molesto cuando los predicadores me recuerdan cosas que ya sé? (v. 12).

• ¿Cuál historia en los evangelios encuentro más atrayente? (v. 17)

• ¿Qué tan bien entendían los profetas sus propias profecías? (v. 20)

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Robert Farrar Capon,

autor de Génesis: la Película

Parte Tres:

LLaa GGrraacciiaa

Tim Brassell: ¿Puede un pastor llevar la gracia hacia un extremis-mo?

Robert Capon: No. Un pastor no puede llevar la gracia hacia un ex-tremismo. Es decir, no, a menos que él afirme que el pecado no im-porta. Si él afirma eso, está abu-sando de la gracia, porque el peca-do sí importa. Importa para mí, el pecador. Importa si es que me abandono y me quedo en él.

Suponga que una madre tiene un hijo que llega todo lodoso. Ella lo lava y le quita el lodo. Ama a su pequeño y no espera para ver si el niño decide si quiere vivir con todo el lodo sobre él. Ella simplemente lo lava. Y si ella es una madre verda-dera y fiel, ella continuamente to-mará ese lodo en sus manos y dirá, "Bueno, éste es mi hijo, y voy a es-tar siempre con él".

TB: Las madres son así.

RC: Sí. El punto es que el peca-do es como el lodo. Es como una cubierta o una cobertura del verda-dero ser suyo como persona. Y Je-sús lo ha lavado. Él ha borrado los pecados. Los ha quitado al lavarlos.

No todas las iglesias practican el bautismo de infantes, pero el bau-tismo de infantes es un testamento maravilloso de la gracia absoluta. Dice, "está hecho”. No dice, des-pués de esto si usted hace algo, entonces estará BIEN. Dice, "usted está BIEN ahora", no porque usted

hizo algo o pensó algo o averiguó algo, sino que usted está BIEN aho-ra porque Jesús lo dice así.

No es la religión la que le hace a usted estar BIEN con Dios, es Dios quien lo hace. Los sacramentos no son religión. Ellos no hacen que algo pase. En la Eucaristía usted no transforma el vino en la sangre de Cristo, en la presencia de Cristo. Usted sólo pone una señal en la cual usted dice, Él está presente en ésta señal al igual que está presen-te en todas las cosas, incluyéndo-me a mí.

Por ejemplo, un sacerdote en mi jurisdicción sostiene el pan y el vino antes de la comunión y dice, "Aquí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" Eso significa que todo el mundo es cambiado, cambiado por Cristo.

TB: Algunas personas dicen que si usted predica mucho la gracia, la gente agarrará la idea de que pue-den ir a pecar todo lo que quieran y todavía ser salvos. ¿Qué diría us-ted acerca de eso?

RC: Primero que nada, diría que ellos son perfectamente libres para pecar todo lo que quieran ya sea que usted les de el permiso o no. Pero lo que ellos no están libres para lograr por sí mismos, es su propio perdón, y eso es lo que ya está hecho. Ellos simplemente tie-nen que aceptar que en Jesús, Dios ha perdonado sus pecados.

Jesús es la Palabra de Dios en-carnada. La encarnación había es-tado en el plan desde el principio. La encarnación viene desde la fun-dación del mundo—no, desde antes

de la fundación del mundo. La en-carnación no es un pensamiento posterior. Dios no dijo, "Uh-uh, aho-ra tengo que hacer algo", después que Adán y Eva comieron del fruto. La encarnación está incrustada en

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Entrevista exclusiva con

Robert F. Capon

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el tejido de la creación desde antes que empezara el tiempo. Así, des-pués que el pecado entró en la es-cena, la historia simplemente se convierte en la restauración de la raza humana para Dios en Cristo.

Es todo eso y también los resul-tados de no prestar atención a esa restauración. Usted no puede expe-rimentar aquello a lo cual no presta atención. ¿Cuál es la primera dis-cusión que ocurre después de la caída?

TB: La de Caín y Abel. Discutie-ron sobre religión.

RC: Exactamente. A mi dios le gusta mi sacrificio más que a tu dios le gusta tu sacrificio (risa). Adán Y Eva salieron del jardín, y el ángel resguarda el camino hacia el árbol de la vida con una espada flameante, por lo que ésta brillante idea de que nosotros seremos co-mo dioses les explota en la cara. Y por supuesto, la única cosa que podía significar es que aunque ellos no podían hacerse dioses a sí mis-mos, ellos podían convertir a Dios en una copia de ellos mismos.

TB: ¿Dios a la imagen de ellos?

RC: Sí. Primero viene la idea de que seremos como Dios, y enton-ces el siguiente desastre es hacer a Dios como nosotros mismos. La base de la ortodoxia clásica, con todas sus fallas, es que sí dice que todo está hecho. Le da la doctrina de la Trinidad. El monoteísmo puro es peligroso. La doctrina de la Tri-nidad abraza la paradoja de la mu-tualidad en Dios mismo sin violar la unidad de Dios—porque sólo puede ser presentada como una paradoja y un misterio.

La paradoja puede llevarle a via-jes para los cuales la religión ni si-quiera puede comprarle un boleto. Dios es quien Dios es, quien Él mismo revela ser, no algo que no-sotros podemos razonar o concluir mediante algún tipo de lógica. Y desde antes de la fundación del mundo, Dios es tanto Creador como Redentor. La encarnación de la Pa-labra se encuentra por debajo sos-teniéndolo todo, lo que significa que podemos prestar atención a la res-tauración que ya es una realidad para nosotros.

¡Él está vivo! Viene de la página 7

Cuando creemos la palabra de Dios, las buenas noticias de que Dios está rescatando a los pecado-res a través de Su Hijo, Dios nos perdona, nos acepta y nos da una nueva vida fresca, una nueva vida en Su reino eterno. Tenemos por la más alta autoridad, la más alta, que en el día del juicio no seremos con-denados. Jesús dice que los cre-yentes ya han cruzado la gran divi-sión que separaba la muerte de la vida, y porque Él vive ¡ahora esta-mos en el lado de la vida!

El reino de los cielos ya ha em-pezado a mostrarse a sí mismo en el mundo, en las vidas de aquellos que han entrado en él. No perfec-tamente. De hecho, algunas veces hacemos de él un show corrompido. Algunas veces dejamos caer nues-tra cruz, o quizás incluso la tiramos al suelo, pero Cristo en nosotros siempre nos mueve a levantarla otra vez y continuar. La realidad es que ahora somos de Él, y Aquel que empezó la buena obra en nosotros la llevará a culminación hasta el día de Cristo Jesús.

El punto central de nuestra fe

Nuestra fe y esperanza cristia-nas se basan fiel y completamente en el hecho de la muerte y resu-rrección de Jesucristo, el Hijo de Dios. De esa verdad central depen-de todo lo que creemos y por lo que tomamos nuestra posición en con-fiada esperanza. Porque Él vive, ¡nosotros también vivimos!

Por esa razón la temporada de resurrección es tan importante para nosotros. Es un tiempo de reflexión. Es un tiempo de autoevaluación. Un tiempo de recomprometerse y rede-dicarse. Y por encima de todo, ¡es un tiempo de agradecimiento y gozo en las insondables riquezas de la gracia de Dios! Él murió por usted y por mí. Y en el tercer día, Él destru-yó el poder del pecado y de la muerte. En Él, nosotros, junto con todos los santos, aun mientras ca-minamos por la senda de la cruz, poseemos la más grandiosa espe-ranza imaginable.

¡Alabado sea Dios! ¡Él está vivo!

Sam Viene de la página 8

Sam recibe una pequeña pen-sión por discapacidad procedente de una asociación de veteranos. Él nos dice cuán agradecido está por las pequeñas bendiciones—la opor-tunidad de animar a un presidiario solitario, una carta o tarjeta proce-dente de alguno de sus muchos amigos, o un nuevo colchón de aire para hacer la vida un poco más có-moda. Él nunca tiene una mala pa-labra para nadie. No está amarga-do, resentido o consumido por la codicia. Tiene esa profunda paz mental espiritual que, como Pablo escribió "sobrepasa todo entendi-miento". Él también me recuerda lo que el encarcelado Pablo dijo al rey Agripa: "…le pido a Dios que no sólo usted, sino también todos a los que me están escuchando hoy, lle-guen a ser como yo, aunque sin éstas cadenas" (Hechos 26:29).

¿Qué sigue?

El caso de Sam está bajo apela-ción y avanzando muy despacio a través del sistema legal. La mayoría de las personas que conoce los hechos cree que hay un argumento fuerte para otro juicio. Yo no tengo la pericia legal para comentar sobre esto, y de todas maneras, Sam no querría que yo lo hiciera. "John", dice él, simplemente y con convic-ción, "no me preocupa. Dios sabe que pasó. Me gustaría estar libre, pero para mí esa no es la cuestión principal. Las cuestiones principales de mi vida fueron contestadas cuando me arrepentí de mis peca-dos y acepté a Jesús como mi Sal-vador. El pecado es una prisión te-rrible en la cual estar—estoy libre de eso. La cuestión crítica ya no es que viva o muera. Dios tiene un plan para mí y nadie puede quitar-me eso".

Demasiado pronto, son las 2:45—tiempo de irnos. Un grupo de oficiales aparece para escoltar a los presidiarios de regreso a sus cel-das. "Los veo la próxima vez", dice Sam animadamente mientras nos decimos adiós. "Gracias por venir”. Gracias a ti, Sam. Una vez más nos has recordado de lo que realmente se trata ésta forma de vida que lla-mamos cristianismo.

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Una lección acerca de medir Marcos 4:21-25

También les dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es, por el contrario, para ponerla en una repisa? No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado. El que tenga oídos para oír, que oiga.

Pongan mucha atención—añadió. Con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes, y aún más se les añadirá. Al que tiene, se le dará más; al que no tie-ne, hasta lo poco que tiene se le quitará.»

Por Mike Feazell

n la lista de cosas frustrantes, el tráfico conges-tionado tiene un lugar bastante alto. Y los con-ductores que no usan sus direccionales, no mi-

ran, no se hacen a un lado, cierran el paso a otros, van muy rápido, siguen demasiado de cerca, van muy des-pacio, o conducen vehículos increíblemente grandes o ruidosos, tienen un lugar entre las personas más frus-trantes del mundo.

Encuentro sorprendentemente fácil condenar a los conductores—es decir, otros conductores. Encuentro igual de sorprendente cuán fácil es perdonar mis propios errores al conducir. Ojalá pudiera decir que este fenómeno sólo perte-nece a conducir. Pero la verdad es que encuentro mucho más fácil perdonarme a mí mismo por casi cualquier cosa, que perdonar los mismos errores en otros.

Jesús pone en evidencia to-da ésta tendencia demasiado humana, cuando dice: "con la medida que midan a otros se les medirá a ustedes, y aún más se les añadirá". A primera vista, esto parecería ser un simple asunto de causa y efecto: usted perdona y entonces su acto de perdón merecerá el perdón para usted. Pero entender la declaración de Jesús en esos términos legalistas, sería un error.

Jesús elabora un punto similar en Mateo 18:35, cuando dice: "Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano". Podría ser fácil asumir de esta declara-ción que Dios nos perdona en base a nuestro perdón de los demás. Pero esa sería una suposición falsa. Dios

nos perdona en base al sacrificio perfecto de Jesús en nuestro beneficio y en nuestro lugar.

En estas declaraciones, Jesús no está prescribien-do una nueva forma de legalismo; está describiendo la naturaleza de los corazones que confían en Él. Por ejemplo, cuando confiamos en Cristo, ya no tenemos nada que esconder. Por supuesto, el día llegará cuan-do nada quedará oculto (versos 21-23), y eso es ver-dadero ya sea que confiemos en Cristo o no. Pero para aquellos que sí confían en Él, ese día en efecto ya está aquí—ellos no tienen nada que esconder de Él.

Pero la razón por la que ellos no tienen nada que esconder de Jesús no es que ellos de repente sean impecables. Es que ellos confían en que Él los amará incondicionalmente y perdonará sus pecados, pecados que ellos ya no tienen miedo de mostrarle a Él.

En la misma manera, aquellos que confían en Cristo están libres de la tendencia de medir a otros con la misma dura vara de egoísmo. Debido a que ellos con-fían en Cristo, pueden encomendar sus temores y an-siedades a Él, quien los libera de la necesidad de des-quitarse o vengarse de los demás. En otras palabras, ellos saben que son medidos por la vara de la gracia de Cristo, la cual les quita la fuerza de su tendencia

natural de condenar a los de-más.

Ya sea que fuera en el tráfi-co, en la corte o alrededor de la mesa de comer, ya no somos esclavos de nuestros crudos impulsos—somos libres para perdonar a los demás como Dios, quien por la causa de Cristo, nos perdonó, y como Cristo vive en nosotros, noso-tros también perdonamos.

Lo que Jesús dice en el ver-so 25 es una condenación sólo para aquellos que no confían en Él—pues su egoísta vara de medir es el único estándar que ellos conocen y entienden. Pero para aquellos que confían en el

Redentor, sólo hay una medida—las siempre desple-gadas alturas y profundidades del amor de Cristo.

Estoy aprendiendo a no escuchar a mis reacciones impulsivas hacia conductores miserables. Estoy apren-diendo a decir, "Dios lo bendiga" en vez de… algo más. No sólo es un buen recordatorio de quién soy en Cristo, es un vago reflejo del corazón de Cristo, el cual por Su gracia, mora en mí.

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Estoy aprendiendo a no escuchar a mis reaccionesimpulsivas hacia conductores miserables.

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¿Por qué no asiste más gente a la iglesia?

¿Qué podemos hacer para ayudar a los inconversos a encontrar su camino de regreso al Padre?

Por Ken Williams

l regalo más precioso que Dios nos ha dado es nuestra relación personal con Él. No-

tablemente, Dios nos conoce per-sonalmente y nosotros lo conoce-mos a Él. Por la gracia de Dios so-mos tranquilizados por Su presen-cia en medio de nuestras dificulta-des. Cuando todo y todos los de-más nos fallan, descansamos con-fiadamente en Sus manos amoro-sas. Durante tiempos menos dificul-tosos, volamos alto como las águi-las en las cumbres del gozo. No hay nada más importante que ésta relación íntima que hemos recibido a través de Jesucristo.

Dios nos creó para tener una re-lación personal con Él. Parecería entonces que el evangelismo sería algo fácil. Puesto que las personas tienen hambre de una relación per-sonal con Dios, entonces abramos ampliamente las puertas de la igle-sia y dejemos que ellas entren. Pe-ro sabemos que esto no está ocu-rriendo en nuestras congregacio-nes. Las personas que han formado parte de una encuesta después de visitar una iglesia, dicen que encon-traron que las personas de la iglesia eran amigables pero que no perci-bieron la presencia de Dios. Se quejaron de que la iglesia no pare-ce relevante a sus necesidades. Podríamos señalar que Dios siem-pre está presente, por lo que si ellos no lo experimentaron, deben estar espiritualmente ciegos. Mien-tras que esto sería verdadero para algunos, necesitamos considerar nuestra parte en esto.

Jesús dijo: "Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en

espíritu y en verdad… porque así quiere el Padre que sean los que le adoren." Jesús no dijo que Dios es-tá buscando maestros, evangelistas o predicadores. Mientras que Él sí nos da a algunos de nosotros estos dones espirituales, Jesús dijo que Dios busca adoradores.

Nuestra respuesta amorosa a Su amor por nosotros es la adoración. La gratitud sigue a la gracia. Como la perdonada mujer que lavaba los pies de Jesús con lágrimas de go-zo, o como el apóstol Pablo que recordaba lo que hizo cuando era Saulo de Tarso, también nosotros nos postramos y adoramos, agra-

deciéndole por Su gracia. Dios nos atrae a Jesús; Jesús nos salva del pecado; el Espíritu Santo nos da vida y dones. Adorar a Dios es nuestra respuesta individual y co-lectiva en ésta relación íntima.

George Barna, Henri Nouwen, Sally Morgenthaler, Robert Webber, Jack Hayford y otros creen que la dimensión ausente en las iglesias de hoy, en los Estados Unidos, es la adoración. Demasiadas iglesias

están mirando a los inconversos como consumidores que están bus-cando productos, en vez de verlos como niños buscando a su Padre. Nuestras iglesias locales pueden servir cada semana a los inconver-sos, ayudándoles a encontrar a Dios al seguir ellos nuestra direc-ción cuando le adoramos.

Nuestra adoración personal dia-ria es el poder detrás del evange-lismo relacional, y la adoración co-lectiva es el poder que hace a nues-tros servicios eclesiásticos algo real o relevante. Cualquier cosa que distraiga a las personas de experi-mentar la presencia de Jesús, debe ser quitada de nuestras vidas y de nuestros servicios de adoración. Las almas hambrientas necesitan a Jesús. Necesitamos enfocarnos en cómo podemos compartir el Pan de Vida con las almas hambrientas.

Ésta es una meta desafiante. Los equipos de adoración y los equipos pastorales necesitan plani-ficar y orar juntos para asegurarse de que ninguna otra personalidad que Jesucristo esté al frente y en el centro de nuestras congregaciones. Buscamos crear un medio ambiente que esté basado en la gracia, cen-trado en Cristo, conducido por el Espíritu, dirigido por la Palabra, edi-ficado por el compañerismo y hace-dor de discípulos. No podemos dar lo que no tenemos, pero podemos, por la gracia de Dios, expresar nuestra gratitud en adoración en nuestros servicios semanales de principio a fin. Así, los inconversos pueden seguir nuestra dirección en adoración y venir a nuestro Padre que está en el cielo.

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Entre por

Favor

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Poder para resistir

l hombre desapareció en la multitud cuando los guardias llegaron. Tomás sintió que el calor en sus pies y sus piernas le estaba

haciendo ampollas. Se obligó a ver hacia la multi-tud y allí vio los gorros rojos de tres de sus amigos. Recordó que ellos oraron junto a su cama en la celda, mientras se arrodillaban en el frío piso de piedra le dijeron: “Tomás, danos una señal cuando el fuego te toque. Si el dolor puede ser resistido, entonces una señal nos hará saber que estás con-tento con tu sufrimiento y glorificando a Dios. To-más, si el dolor puede soportarse, levanta tus ma-nos al cielo…” y el consintió.

Ellos no podían imaginarse el tormento cuando las olas de calor pasaron sobre su rostro. Tomás exclamó: “¡Padre, he aquí tu siervo! ¡Ten miseri-cordia de mí! ¡Oh Dios, misericordia!

Entonces la multitud vio que Tomás Hauker de pronto se irguió contra el poste ennegrecido. Los que estaban a su lado vieron sus ojos fijos en sus amigos mientras sus pestañas se quemaban y sus cabellos comenzaban a desaparecer. Los que es-taban frente a él, al otro lado de los tres amigos, lo vieron abrir su boca y comenzar a hablar a sus tres amigos en una voz lo suficientemente fuerte para que muchos lo escucharan, y los que lo escucha-ron quedaron atónitos. Sus amigos escucharon y miraron, porque aunque les estaba hablando no podría escuchar una respuesta. Sus palabra fueron una señal suficiente para ellos. “¡Cristo es el Señor del fuego!” La multitud aclamó furiosa al obispo: “¡Has condenado a otro santo!”. “¡Perdónalos!” Murmuró la voz desde el centro del fuego.

¿Cómo puede alguien en condiciones tan in-humanas decir que Cristo es el Señor? ¿Cómo re-sistió Tomás tan increíble castigo físico? ¿y qué de las personas de las que leemos en Hebreos? ¿Qué les dio el poder para resistir? ¿Qué nos da a noso-tros el poder para soportar el ridículo por la causa de Cristo?

Lee Hebreos 12:1-3 y anota tus observaciones.

Para resistir por la causa de Cristo tu debes mantener tus ojos fijos en Jesús, el autor y consu-mador de tu fe. Miremos el ejemplo de alguien que tenía esta clase de enfoque en Dios: Josué.

Lee Josué 24:14-28 y anota tus observaciones.

El siguiente escrito fue encontrado en la habita-ción de un joven africano que fue martirizado por su fe en Jesucristo.

El credo de un valiente seguidor de Jesús

Soy parte de la hermandad de los sin vergüen-za, la muerte ha sido anunciada, he pasado sobre la línea, la decisión ha sido tomada, ¡soy un discí-pulo de Cristo!

No miraré atrás, no desistiré, no regresaré, no disminuiré la velocidad ni me quedaré quieto. Mi pasado está redimido, mi presente tiene sentido, ¡mi futuro está asegurado! Ya terminaron mis sue-ños sin colores, mis visiones borrosas, mi hablar mundano, ya no tengo mis rodillas suaves, ya no doy miserablemente, mis metas ya no son peque-ñas, ni camino sólo por donde veo.

Mi rostro está en alto, mi curso es rápido, mi meta es el cielo, mi camino es estrecho, mi ruta es difícil, mis compañeros son pocos, mi guía es con-fiable, mi misión es clara. No desistiré, no me calla-ré, oraré por la causa de Cristo. Debo seguir hasta que él venga, predicar hasta que todos sepan, tra-bajar hasta que él me detenga y venga por los su-yos. Él no tendrá dificultad en reconocerme porque tengo un rótulo escrito con claridad.

Con esta clase de resolución nosotros, con la ayuda de Dios, tenemos la fortaleza para sobrevivir esta oleada cultural, o quizá hasta contrarrestarla. Naturalmente, somos una minoría, pero armados con las promesas de Dios, podemos tener un im-pacto espiritual que es mucho mayor que lo que sugiere nuestros números. Todo se resume en una sola pregunta: ¿Estamos dispuestos a pagar el precio?

¿Estás preparado para sufrir? ¿Estás dispuesto a tomar el credo de un verdadero seguidor de Cris-to? ¿Estás dispuesto a vivir diariamente tu vida para Cristo, sin importar el costo o las consecuen-cias? ¿Estás dispuesto a hacer el pacto de valor y prometes resistir?

Pasa ahora un tiempo con Dios en silencio ante él y considera tu voto de resistir a pesar del costo.

Memoriza Hebreos 12:1-3 Subraya estos versículos en tu Biblia. ¡Fija tus ojos en Jesús hoy!

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Lecturas para Abril-Junio 2005

a temporada entre el domingo de Resurrec-ción y Pentecostés es llamada la temporada de Pascua. El primer día de Pascua es el

domingo de Resurrección, este año el “segundo domingo de Pascua” es el 3 de Abril, el 10 de Abril es el tercero y así sucesivamente. El día de la As-

censión, 40 días después del domingo de Resu-rrección es el 5 de Mayo, la ascensión de Jesús al cielo se celebra con frecuencia el domingo siguien-te. El Pentecostés viene 50 días después del do-mingo de Resurrección, el 15 de Mayo.

3 de Abril Salmo 16

Juan 20:19-31

Hechos 2:14a, 22-32

1 Pedro 1:3-9

8 de Mayo

Domingo de Ascensión

Salmo 47

Lucas 24:44-53

Hechos 1:1-11

Efesios 1:15-23

5 de Junio Génesis 12:1-9

Salmo 50:7-15

Mateo 9:9-26

Romanos 4:13-25

10 de Abril Salmo 116

Lucas 24:13-35

Hechos 2:14a, 36-41

1 Pedro 1:17-23

15 de Mayo

Pentecostés

Números 11:24-30

Salmos 104:24-35

Juan 20:19-23

Hechos 2:1-21

12 de Junio Génesis 18:1-15

Salmo 100

Mateo 9:35-10:8

Romanos 5:1-8

17 de Abril Salmo 23

Juan 10:1-10

Hechos 2:42-47

1 Pedro 2:19-25

22 de Mayo

Domingo de la Trinidad

Génesis 1:2-2:4

Salmo 8

Mateo 28:16-20

2 Corintios 13:11-13

19 de Junio Génesis 21:8-21

Salmo 69:7-18

Mateo 10:24-39

Romanos 6:1-11

24 de Abril Salmo 31:1-16

Juan 14:1-14

Hechos 7:55-60

1 Pedro 2:2-10

29 de Mayo Deuteronomio 11:18-28

Salmo 31

Mateo 7:21-29

Romanos 1:16-17; 3:22-28

26 de Junio Génesis 22:1-14

Salmo 89:1-18

Mateo 10:40-42

Romanos 6:12-23

1 de Mayo Salmo 66:8-20

Juan 14:15-21

Hechos 17:22-31

1 Pedro 3:13-22

3 de Julio Génesis 24:34-67

Salmo 145:8-14

Mateo 11:16-30

Romanos 7:15-25

Frases célebres

Es igualmente ofensivo apresurar a un invitado que quisiera quedarse y detener a quien está an-sioso de irse.

Homero

Las mentiras más crueles frecuentemente se dicen en silencio.

Robert Louis Stevenson

No es la montaña que está

adelante la que te detiene, sino el grano de arena en tu zapato.

Robert Service

La verdad no es simple-mente lo que usted cree que es, sino también las circunstancias en las que es dicha y a quien, por qué y cómo es dicha.

Vaclav Havel

Nadie puede ser exacta-mente como yo. A veces a mi mismo me es difícil ser-lo.

Tallulah Bankhead

La mente más sabia toda-vía tiene algo que apren-der.

George Santayana

Los mayores conflictos no son entre dos personas

sino entre una persona y ella misma.

Garth Brooks,

No permitas que nadie venga a ti sin dejarlo mejor y más feliz.

Madre Teresa

Sólo la mano que borra puede escribir la verdad.

Meister Eckhart

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