Raíces Del Adventismo

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Races Del Adventismo

Mensaje anglico

Races Del Adventismoy 1. races profticas o historia predicha en Apocalipsis 10. y 2. identidad proftica definida en Apocalipsis 12. y 3. mensaje y misin proftica dados en Apocalipsis 14.

Las races profticas de Apocalipsis 10 En Apocalipsis 10:1-10, el apstol Juan describe eventos que cobran 10:1importancia al analizar las races profticas y la historia del adventismo. Creemos que el librito mencionado en los versculos 2, 8, 9 y 10 se refiere al libro de Daniel. Si bien la profeca de Daniel era en primer lugar un mensaje de tiempo, tiempo,

Races Del Adventismocuando pregunt por el significado de los perodos revelados, se le dijo: Cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin (Dan. (Dan. 12:4). Para los adventistas en particular, 1844 y los aos que le precedieron Miller. evocan el nombre de Guillermo Miller. Los fundadores de la iglesia haban sido todos milleritas; es decir, seguidores de Guillermo Miller, un agricultor bautista que se convirti en predicador y proclam que Cristo regresara entre 1843 y 1844, cuando concluyese la profeca de los dos mil trescientos das das.

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En Primeros Escritos, pgina 229, la Sra. de White declara que "Dios envi a su ngel para que moviese el corazn" de Miller, "y lo indujese a escudriar las profecas."

Races Del AdventismoComo adventistas contemporneos se nos hace difcil imaginar qu preciosa fue la experiencia de esos milleritas al aproximarse el 22 de octubre de 1844, la fecha en que, segn sus estudios, finalizaba la profeca de Daniel. Daniel. La experiencia de ellos fue especialmente dulce durante las ltimas semanas y das previos a la fecha sealada.

Races Del AdventismoAl describir el encuentro campestre de agosto de 1844 en Exeter, New Hampshire, donde se anunci por primera vez la fecha de octubre,Jos octubre, Jos Bates ms tarde record: Cuando ese encuentro lleg a su fin, las colinas de New Hampshire anunciaron el potente clamor que vena el novio y haba que salir a recibirlo. A medida que los carros, las diligencias cargadas y los trenes recorran los diferentes estados, ciudades y aldeas de Nueva Inglaterra, se escuchaba el clamor: Aqu viene el novio. El tiempo es breve! Preparaos! Preparaos! Jos Bates, Second Advent Way Marks and High Heaps, 1847, pp. 30, 31.

Races Del AdventismoComo marea creciente escribi ElenaWhite el movimiento se White extendi por el pas. Fue de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo y hasta a lugares remotos del campo, y consigui despertar al pueblo de Dios que estaba esperando Elena White, El gran conflicto, ed. 2007, p. 397.

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!El gran chasco

Races Del AdventismoFinalmente lleg el gran da. Guillermo Miller observ que aun los burladores malvados permanecieron en silencio ese da. Pero luego sigue diciendo:El da pas.Y al da siguiente pareci como si todos los demonios del abismo insondable hubieran sido liberados sobre nosotros. Los mismos que [] haban clamado por misericordia [] ahora se burlaban, mofaban y nos amenazaban de la forma ms blasfema.Carta manuscrita de Guillermo Miller al Dr. J. O. Orr, 13 de Orr, diciembre de1844, citada en F. D. Nichol,The Midnight Cry, p. Nichol, Cry, 250 (CHL ed., p. 266).

Races Del AdventismoHiram Edson fue probablemente quien mejor resumi la experiencia: Esperamos la venida del Seor hasta que el reloj dio las doce de la noche. El da haba pasado; nuestra desilusin se hizo realidad. Nuestras ms caras esperanzas y expectativas fueron destruidas, y nos acometi tal espritu de llanto como jams habamos experimentado antes [] Lloramos y lloramos hasta el amanecer .Hiram Edson, Hiram Edson, fragmento manuscrito autobiogrfico sin fecha que obra en la Biblioteca de la Universidad Andrews, pp. 8a, 9. Andrews,

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Sin embargo, el captulo 10 de Apocalipsis sigue diciendo: l me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes (Apoc. 10:11). (Apoc.

Races Del AdventismoLa mayora de los que formaban la familia de mi padre crean firmemente en el advenimiento, y por testificar en favor de esta gloriosa doctrina, siete de nosotros sus miembros fuimos expulsados de la Iglesia Metodista en una ocasin. Nos resultaron entonces muy preciosas las palabras del profeta "Od palabra de Jehov, vosotros los que temblis a su palabra:Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre' dijeron: Jehov sea glorificado. Pero l se mostrar para alegra vuestra, y ellos sern confundidos." (Isa. 66:5.) primeros escritos pg. 13 Ellen G. DeWhite

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Primera visin de la Sra. white

Races Del AdventismoDesde aquel momento hasta diciembre de 1844, mis gozos, pruebas y chascos fueron similares a los de mis apreciados amigos adventistas que me rodeaban. En aquel tiempo, visit a una de nuestras hermanas adventistas, y por la maana nos arrodillamos para el culto de familia. No haba excitacin, y slo nosotras, cinco mujeres, estbamos all. Mientras yo oraba, el poder de Dios descendi sobre m como nunca lo haba sentido. Qued arrobada en una visin de la gloria de Dios. Me pareca estar elevndome cada vez ms lejos de la tierra, y se me mostr algo de la peregrinacin del pueblo adventista hacia la santa ciudad, segn lo narrar a continuacin.

Races Del AdventismoMi primera visin* como Dios me ha mostrado el camino que el pueblo adventista ha de recorrer en viaje a la santa ciudad, as como la rica recompensa que se dar a quienes aguarden a su Seor cuando regrese del festn de bodas, tengo quizs el deber de daros un breve esbozo de lo que Dios me ha revelado. Los santos amados tendrn que pasar por muchas pruebas. Pero nuestras ligeras aflicciones, que slo duran un momento, obrarn para nosotros un excelso y eterno peso de gloria con tal que no miremos las cosas que se ven, porque stas son pasajeras, pero las que no se ven son eternas. He procurado traer un buen informe y algunos racimos de Canan, por lo cual muchos quisieran apedrearme, como la congregacin amenaz hacer con Caleb y Josu por su informe. (Nm. 14:10.) Pero os declaro, hermanos y hermanas en el Seor, que es una buena tierra, y bien podemos subir y tomar posesin de ella.

Races Del AdventismoMientras estaba orando ante el altar de la familia, el Espritu Santo descendi sobre m, y me pareci que me elevaba ms y ms, muy por encima del tenebroso mundo. Mir hacia la tierra para buscar al pueblo adventista, pero no lo hall en parte alguna, y entonces una voz me dijo: "Vuelve a mirar un poco ms arriba." Alc los ojos y vi un sendero recto y angosto trazado muy por encima del mundo. El pueblo adventista andaba por ese sendero, en direccin a la ciudad que se vea en su ltimo extremo. En el comienzo del sendero, detrs de los que ya andaban, haba una brillante luz, que, segn me dijo ,un ngel, era el "clamor de media noche." Esta luz brillaba a todo lo largo del sendero, y alumbraba los pies de los caminantes para que no tropezaran.

Races Del AdventismoDelante de ellos iba Jess guindolos hacia la ciudad, y si no apartaban los ojos de l, iban seguros. Pero no tardaron algunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todava muy lejos, y que contaban con haber llegado ms pronto a ella. Entonces Jess los alentaba levantando su glorioso brazo derecho, del cual dimanaba una luz que ondeaba sobre la hueste adventista, y exclamaban: "Aleluya!" Otros 15 negaron temerariamente la luz que brillaba tras ellos, diciendo que no era Dios quien los haba guiado hasta all. Pero entonces se extingui para ellos la luz que estaba detrs y dej sus pies en tinieblas, de modo que tropezaron y, perdiendo de vista el blanco y a Jess, cayeron fuera del sendero abajo, en el mundo sombro y perverso. Pronto omos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunci el da y la hora de la venida de Jess.

Races Del AdventismoLos 144,000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto. Cuando Dios seal el tiempo, derram sobre nosotros el Espritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedi a Moiss al bajar del Sina.

Races Del AdventismoLos 144,000 estaban todos sellados y perfectamente unidos. En su frente llevaban escritas estas palabras: "Dios, nueva Jerusaln," y adems una brillante estrella con el nuevo nombre de Jess. Los impos se enfurecieron al vernos en aquel santo y feliz estado, y queran apoderarse de nosotros para encarcelarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Seor y cayeron rendidos en el suelo. Entonces conoci la sinagoga de Satans que Dios nos haba amado, a nosotros que podamos lavarnos los pies unos a otros y saludarnos fraternalmente con sculo santo, y ellos adoraron a nuestras plantas.

Races Del AdventismoPronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, donde haba aparecido una nubecilla negra del tamao de la mitad de la mano de un hombre, que era, segn todos comprendan, la seal del Hijo del hombre. En solemne silencio, contemplbamos cmo iba acercndose la nubecilla, volvindose cada vez ms esplendorosa hasta que se convirti en una gran nube blanca cuya parte inferior pareca fuego. Sobre la nube luca el arco iris y en torno de ella aleteaban diez mil ngeles cantando un hermossimo himno. En la nube estaba sentado el Hijo del hombre. Sus cabellos, 16 blancos y rizados, le caan sobre los hombros; y llevaba muchas coronas en la cabeza. Sus pies parecan de fuego; en la mano derecha tena una hoz aguda y en la izquierda llevaba una trompeta de plata.

Races Del AdventismoSus ojos eran como llama de fuego, y escudriaban de par en par a sus hijos. Palidecieron entonces todos los semblantes y se tornaron negros los de aquellos a quienes Dios haba rechazado.Todos nosotros exclamamos: "Quin podr permanecer? Est mi vestidura sin manchas?" Despus cesaron de cantar los ngeles, y por un rato qued todo en pavoroso silencio cuando Jess dijo: "Quienes tengan las manos limpias y puro el corazn podrn subsistir. Bstaos mi gracia." Al escuchar estas palabras, se iluminaron nuestros rostros y el gozo llen todos los corazones. Los ngeles pulsaron una nota ms alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la tierra.

Races Del AdventismoLuego reson la argentina trompeta de Jess, a medida que l iba descendiendo en la nube, rodeado de llamas de fuego. Mir las tumbas de sus santos dormidos. Despus alz los ojos y las manos hacia el cielo, y exclam: "Despertad! Despertad! Despertad los que dorms en el polvo, y levantaos!" Hubo entonces un formidable terremoto. Se abrieron los sepulcros y resucitaron los muertos revestidos de inmortalidad. Los 144,000 exclamaron "Aleluya!" al reconocer a los amigos que la muerte haba arrebatado de su lado, y en el mismo instante nosotros fuimos transformados y nos reunimos con ellos para encontrar al Seor en el aire.

Races Del AdventismoJuntos entramos en la nube y durante siete das fuimos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jess sac coronas y nos las ci con su propia mano. Nos dio tambin arpas de oro y palmas de victoria. En el mar de vidrio, los 144,000 formaban un cuadrado perfecto. Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenan muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona. Iban vestidos con un resplandeciente manto blanco desde los hombros hasta los pies. 17 Haba ngeles en todo nuestro derredor mientras bamos por el mar de vidrio hacia la puerta de la ciudad. Jess levant su brazo potente y glorioso y, posndolo en la perlina puerta, la hizo girar sobre sus relucientes goznes y nos dijo: "En mi sangre lavasteis vuestras ropas y estuvisteis firmes en mi verdad. Entrad." Todos entramos, con el sentimiento de que tenamos perfecto derecho a estar en la ciudad.

Races Del AdventismoAll vimos el rbol de la vida y el trono de Dios, del que flua un ro de agua pura, y en cada lado del ro estaba el rbol de la vida. En una margen haba un tronco del rbol y otro en la otra margen, ambos de oro puro y transparente. Al principio pens que haba dos rboles; pero al volver a mirar vi que los dos troncos se unan en su parte superior y formaban un solo rbol. As estaba el rbol de la vida en ambas mrgenes del ro de vida. Sus ramas se inclinaban hacia donde nosotros estbamos, y el fruto era esplndido, semejante a oro mezclado con plata.

Races Del AdventismoTodos nos ubicamos bajo el rbol, y nos sentamos para contemplar la gloria de aquel paraje, cuando los Hnos. Fitch y Stockman, que Stockman, haban predicado el Evangelio del reino y a quienes Dios haba puesto en el sepulcro para salvarlos, se llegaron a nosotros y nos preguntaron qu haba sucedido mientras ellos dorman. (Vase el Apndice.) Procuramos recordar las pruebas ms graves por las que habamos pasado, pero resultaban tan insignificantes frente al incomparable y eterno peso de gloria que nos rodeaba, que no pudimos referirlas y todos exclamamos: " Aleluya! Muy poco nos ha costado el cielo." Pulsamos entonces nuestras ureas arpas cuyos ecos resonaron en las bvedas del cielo.

Races Del AdventismoCon Jess al frente, descendimos todos de la ciudad a la tierra, y nos posamos sobre una gran montaa que, incapaz de sostener a Jess, se parti en dos, de modo que qued hecha una vasta llanura. Miramos entonces y vimos la gran ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada uno de sus cuatro lados y un ngel en cada puerta.Todos 18 exclamamos: "La ciudad! la gran ciudad! ya baja, ya baja de Dios, del cielo" Descendi, pues, la ciudad, y se asent en el lugar donde estbamos. Comenzamos entonces a mirar las esplndidas afueras de la ciudad.

Races Del AdventismoAll vi bellsimas casas que parecan de plata, sostenidas por cuatro columnas engastadas de preciosas perlas muy admirables a la vista. Estaban destinadas a ser residencias de los santos. En cada una haba un anaquel de oro.Vi a muchos santos que entraban en las casas y, quitndose las resplandecientes coronas, las colocaban sobre el anaquel. Despus salan al campo contiguo a las casas para hacer algo con la tierra, aunque no en modo alguno como para cultivarla como hacemos ahora. Una gloriosa luz circundaba sus cabezas, y estaban continuamente alabando a Dios.

Races Del AdventismoVi otro campo lleno de toda clase de flores, y al cortarlas, exclam: "No se marchitarn." Despus vi un campo de alta hierba, cuyo hermossimo aspecto causaba admiracin. Era de color verde vivo, y tena reflejos de plata y oro al ondular gallardamente para gloria del Rey Jess. Luego entramos en un campo lleno de toda clase de animales: el len, el cordero, el leopardo y el lobo, todos vivan all juntos en perfecta unin. Pasamos por en medio de ellos, y nos siguieron mansamente. De all fuimos a un bosque, no sombro como los de la tierra actual, sino esplendente y glorioso en todo. Las ramas de los rboles se mecan de uno a otro lado, y exclamamos todos: "Moraremos seguros en el desierto y dormiremos en los bosques." Atravesamos los bosques en camino hacia el monte de Sin.

Races Del AdventismoEn el trayecto encontramos a un grupo que tambin contemplaba la hermosura del paraje. Advert que el borde de sus vestiduras era rojo; llevaban mantos de un blanco pursimo y muy brillantes coronas. Cuando los saludamos pregunt a Jess quines eran, y me respondi que eran mrtires que haban sido muertos por su nombre. Los acompaaba una innmera hueste de pequeuelos que tambin tenan 19 un ribete rojo en sus vestiduras. El monte de Sin estaba delante de nosotros, y sobre el monte haba un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecan rosas y lirios. Los pequeuelos trepaban por los montes o, si lo preferan, usaban sus alitas para volar hasta la cumbre de ellos y recoger inmarcesibles flores.

Races Del AdventismoToda clase de rboles hermoseaban los alrededores del templo: el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros higos, todos embellecan aquel paraje. Cuando bamos a entrar en el santo templo, Jess alz su melodiosa voz y dijo: "Unicamente los 144,000 entran en este lugar."Y "Unicamente exclamamos: "Aleluya!"

Races Del AdventismoEste templo estaba sostenido por siete columnas de oro transparente, con engastes de hermossimas perlas. No me es posible describir las maravillas que vi. Oh, si yo supiera el idioma de Canan Entonces podra contar algo de la gloria del mundo mejor!Vi tablas de piedra en que estaban esculpidos en letras de oro los nombres de los 144,000. Despus de admirar la gloria del templo, salimos y Jess nos dej para ir a la ciudad. Pronto omos su amable voz que deca: "Venid, pueblo mo; habis salido de una gran tribulacin y hecho mi voluntad. Sufristeis por mi.Venid a la cena, que yo me ceir para serviros.

Races Del Adventismo" Nosotros exclamamos: "Aleluya! Gloria!" y entramos en la ciudad.Vi una mesa de plata pura, de muchos kilmetros de longitud y sin embargo nuestra vista la abarcaba toda.Vi el fruto del rbol de la vida, el man, almendras, higos, granadas, uvas y muchas otras especies de frutas. Le rogu a Jess que me permitiese comer del fruto y respondi: "Todava no. Quienes comen del fruto de este lugar ya no vuelven a tierra. Pero si eres fiel, no tardars en comer del fruto del rbol de la vida y beber del agua del manantial."Y aadi: "Debes volver de nuevo a la tierra y referir a otros lo que se te ha revelado." Entonces un ngel me transport suavemente a este obscuro mundo. A veces me parece que no puedo ya permanecer aqu; tan lbregas me resultan todas las cosas de la tierra. Me siento muy solitaria aqu, pues he visto una tierra mejor. Ojal tuviese alas de paloma! Echara a volar para obtener descanso. Primeros descanso. Escritos Pg. 13 21. Ellen G. De White

Races Del AdventismoCuando sal de aquella visin, todo me pareci cambiado.Todo lo que miraba era ttrico. Cun obscuro era el mundo para m! Lloraba al verme aqu y senta nostalgia. Haba visto algo mejor, y ello arruinaba este mundo para mi. Relat la visin a nuestro pequeo grupo de Portland, el cual crey entonces que provena de Dios. Fueron momentos en que sentimos el poder de Dios y el carcter solemne de la eternidad. Ms o menos una semana despus de esto el Seor me dio otra visin. Me mostr las pruebas por las que habra de pasar, y que deba ir y relatar a otros lo que l me haba revelado, y tambin que tendra que arrostrar gran oposicin y sufrir angustia en mi espritu. Pero el ngel dijo: "Bstate la gracia de Dios; l te sostendr."

Races Del AdventismoAl salir de esta visin, me sent sumamente conturbada. Estaba muy delicada de salud y slo tena 17 aos. Sabia que muchos haban cado por el engreimiento, y que si me ensalzaba en algo, Dios me abandonara, y sin duda alguna yo me perdera. Recurr al Seor en oracin y le rogu que pusiese la carga sobre otra persona. Me pareca que yo no podra llevarla. Estuve postrada sobre mi rostro mucho tiempo, y la nica instruccin que pude recibir fue: "Comunica a otros lo que te he revelado."

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porque mi casa, ser llamada casa de oracin para todos los pueblos . Isaas 56

DIOS TE BENDIGA!

FELIZ SABADO