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Maracay, Sábado 10 de diciembre de 2011 Crónicas del Olvido Hueso de mis huesos (Para recordar a Adriano González león) -ALBERTO HERNÁNDEZ- 1.- T res respiraciones usa Adriano González León para meterse en el libro y, más, hacerse hueso de sus pala- bras: la mujer, la ciudad y la rosa. Trinidad que se imbrica a tal punto de decirse una sola. Este primer libro de Adria- no no es su primer libro de poesía, pero sí de poemas, porque en la prosa de Gonzá- lez León siempre ha estado presente el filo novedoso del hallazgo poético. Hueso de mis huesos (Ra- yuela, Taller de Ediciones 1997) es el encuentro con la carne verbal de las imágenes. El Adán acostillado, el que despierta hecho en una mujer, construido desde su propia sangre, que es el poema inte- rior multiplicado. Cuatro actos para arribar a la errancia, al extravío. A par- tir de la inocencia de perder- se en el bosque de las pala- bras, Adriano entra en la ciu- dad, ajado por las luces y el "vacío en las ventanas". Una ciudad de sobras, de "despo- jos" donde un "mar de hierros pulidos/ velámenes de acero", arruma también el olvido y las lágrimas. 2.- La ciudad se hace presente en la voz de Adriano González León, y lo hace como una me- táfora cósmica: "Ayer, por cierto, en el libro de Astrolo- gía que siempre/ nos regalan, bellamente ilustrada, estaba la constelación de Orión./ Esta- ba la Osa Mayor". La ciudad venerada entre los escom- bros, en medio de la fetidez de la humanidad. Bajo la concavidad del infi- nito está Ishtar, pintada en el cantar de Gilgamesh: "Atra- viesas el cielo con furor/ a la búsqueda de tu padre divino/ para ejecutar la venganza. / Sé que eres capaz de romper los cerrojos/ del infierno/ Invitar a los muertos para la cena/ Proferir grandes lamentos/ Pero también tu mano levan- ta las hierbas/ llena de frutos la ciudad/ pinta los muros". La mujer es la ciudad plena -rosa de plata. La ciudad es una mujer deseable y aborre- cible. Y la noche siempre en el comienzo. Hueso de mis huesos es el génesis de Adán y Eva, la jun- tura de las carnes y el ama- necer de los huesos que son uno solo en la constante de la ciudad derrotada, del pa- raíso escindido. 3.- Allí están Dulcinea, Ofelia, Isolda, todas en una sola ciu- dad que se repite en el ojo de "alguien" multiplicador del paisaje. La ciudad revela lo que es. De tanto ser calles y edificios agoniza en follaje, buril, duende. Ciudad encon- trada después del extravío. Para ser mujer basta la no- che. Siempre la noche en el párpado de la ciudad, en la carne tejida del tiempo. La rosa, consagración surreal y temblorosa. En esta primera aventura de Adriano González León sigue estando el cronista, porque mira hacia atrás y se tropieza con los fantasmas, con los nombres que en otros libros rivalizan con la memoria. Pero la ciudad de Adriano es también la entrada en el bosque, la que nunca ha per- dido los aromas del monte, la atmósfera de los altos andi- nos. Se deja sentir la voz de un campesino griego en el nom- bre del frailejón, palabreado de referencias, de símbolos y altares donde el poeta tiene sus devociones. La tierra de sus adentros, la que aporta la sangre y las distintas savias olvidadas. El paraíso perdido, el eco de Milton, la utopía húmeda y fra- gante. Desnudo el hombre, desnuda la mujer: regreso al jardín de los cuatro ríos donde Dios lavó los pies y el dolor. Del polvo, la palabra, "por eso obedecí a tu voz y omití el ángel". Sobre las copas de los árbo- les la ciudad encontrada. El paraíso -a un lado-, silencio- so: "Me tendiste tus brazos desde el árbol. Yo me sentía el primer caballero y no podía desairarte. Ese cambio de cor- tesías quebrantó las ordenan- zas, pero nos hizo conocer el bien y el mal. Ni ángeles, ni demonios, ni dioses, nos vol- vimos humanos.../ Y comen- zamos a comernos la tierra con amor". Acto final que reconstruye el imaginario de una vocación permanente. (Junio 1998) LA VOZ ENVUELTA DE ADRIANO En los inesperados ojos de Adriano González León vibra Quevedo, entre cielo de ma- nes y lemures, como si al sólo adjetivo ingresara la voz -las otras voces- envuelta en la luz de un idioma nuevo, siempre revelador. Hace años de Adriano, así como de Efraín Hurtado, siem- pre vertical en Calabozo, se- reno en su silencio. Y hace años de Adriano en aquella voluntad de agregar a Dios el oficio de verlo volátil entre poemas y tragos de licor, en- tre sombras y lucidez. Puedo decir que allí estaban Villon y todas las arenas arboladas de Khayyam, próspero de linajes y saltos a vacíos inequívocos. Ya no es difícil decir que la palabra regresa con un hom- bre cuyo equipaje viaja entre las piedras del río filosófico. La palabra es el lugar de la ofren- da. Anudados como estamos, tornamos a las viejas estacio- nes. La magia -el encanto que nos entrega el silencio- es la misma palabra en ese "tráfico sereno" llamado tiempo. Aquella lectura, pronun- ciar la estirpe y la raíz del ver- bo, aguza la soledad. Desde la imagen donde desaparece- mos, hasta la página comple- ta de la muerte y sus asuntos. ¿Qué lugar tener presente? ¿Qué no-lugar? ¿En qué mo- mento se nos acerca el fantas- ma de Borges? La palabra ron- da la desolación. He allí la voz, sigilosa, retirada por la fuerza inquebrantable del sueño. Hasta esos ríos va la tierra. Imán y consagración. La poe- sía revela, oculta. Sin dejar la aventura del vivir, la agonía de quien a diario se enfrenta a la tragedia, al morir. La palabra, bálsamo, barro, tentación y secreto. Negada a la salvación. Es así como Adriano, en la eterna paciencia de quien ha- bla, cuenta, inventa, sueña, sale de sus adentros y nos en- trega sus fantasmas. Dijo de Borges, avisó de la terquedad de Quevedo. Y abrevó en la noche para que los libros y la mirada tuviesen su paraíso, su eterno retorno. (Febrero 1995)

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Maracay, Sábado 10de diciembre de 2011

Crónicas del Olvido

Huesode mis huesos

(Para recordar a Adriano González león)

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

1.-

Tres respiraciones usaAdriano González Leónpara meterse en el libro y,

más, hacerse hueso de sus pala-bras: la mujer, la ciudad y larosa. Trinidad que se imbrica atal punto de decirse una sola.

Este primer libro de Adria-no no es su primer libro depoesía, pero sí de poemas,porque en la prosa de Gonzá-lez León siempre ha estadopresente el filo novedoso delhallazgo poético.

Hueso de mis huesos (Ra-yuela, Taller de Ediciones1997) es el encuentro con lacarne verbal de las imágenes.El Adán acostillado, el quedespierta hecho en una mujer,construido desde su propiasangre, que es el poema inte-rior multiplicado.

Cuatro actos para arribar ala errancia, al extravío. A par-tir de la inocencia de perder-se en el bosque de las pala-bras, Adriano entra en la ciu-dad, ajado por las luces y el"vacío en las ventanas". Unaciudad de sobras, de "despo-jos" donde un "mar de hierrospulidos/ velámenes de acero",arruma también el olvido y laslágrimas.

2.-La ciudad se hace presente

en la voz de Adriano GonzálezLeón, y lo hace como una me-táfora cósmica: "Ayer, porcierto, en el libro de Astrolo-gía que siempre/ nos regalan,bellamente ilustrada, estaba la

constelación de Orión./ Esta-ba la Osa Mayor". La ciudadvenerada entre los escom-bros, en medio de la fetidez dela humanidad.

Bajo la concavidad del infi-nito está Ishtar, pintada en elcantar de Gilgamesh: "Atra-viesas el cielo con furor/ a labúsqueda de tu padre divino/para ejecutar la venganza. / Séque eres capaz de romper loscerrojos/ del infierno/ Invitara los muertos para la cena/Proferir grandes lamentos/Pero también tu mano levan-ta las hierbas/ llena de frutosla ciudad/ pinta los muros".

La mujer es la ciudad plena-rosa de plata. La ciudad esuna mujer deseable y aborre-cible. Y la noche siempre en elcomienzo.

Hueso de mis huesos es elgénesis de Adán y Eva, la jun-tura de las carnes y el ama-necer de los huesos que sonuno solo en la constante dela ciudad derrotada, del pa-raíso escindido.

3.-Allí están Dulcinea, Ofelia,

Isolda, todas en una sola ciu-dad que se repite en el ojo de"alguien" multiplicador delpaisaje. La ciudad revela loque es. De tanto ser calles yedificios agoniza en follaje,buril, duende. Ciudad encon-trada después del extravío.

Para ser mujer basta la no-che. Siempre la noche en elpárpado de la ciudad, en lacarne tejida del tiempo. Larosa, consagración surreal ytemblorosa.

En esta primera aventura deAdriano González León sigueestando el cronista, porquemira hacia atrás y se tropiezacon los fantasmas, con losnombres que en otros librosrivalizan con la memoria.

Pero la ciudad de Adrianoes también la entrada en elbosque, la que nunca ha per-dido los aromas del monte, laatmósfera de los altos andi-nos. Se deja sentir la voz de uncampesino griego en el nom-

bre del frailejón, palabreadode referencias, de símbolos yaltares donde el poeta tienesus devociones. La tierra desus adentros, la que aporta lasangre y las distintas saviasolvidadas.

El paraíso perdido, el eco deMilton, la utopía húmeda y fra-gante. Desnudo el hombre,desnuda la mujer: regreso aljardín de los cuatro ríos dondeDios lavó los pies y el dolor.

Del polvo, la palabra, "poreso obedecí a tu voz y omití elángel".

Sobre las copas de los árbo-les la ciudad encontrada. Elparaíso -a un lado-, silencio-so: "Me tendiste tus brazosdesde el árbol. Yo me sentía elprimer caballero y no podíadesairarte. Ese cambio de cor-tesías quebrantó las ordenan-zas, pero nos hizo conocer elbien y el mal. Ni ángeles, nidemonios, ni dioses, nos vol-vimos humanos.../ Y comen-zamos a comernos la tierracon amor".

Acto final que reconstruyeel imaginario de una vocaciónpermanente.

(Junio 1998)

LA VOZ ENVUELTA DE ADRIANOEn los inesperados ojos de

Adriano González León vibraQuevedo, entre cielo de ma-nes y lemures, como si al sóloadjetivo ingresara la voz -lasotras voces- envuelta en la luzde un idioma nuevo, siemprerevelador.

Hace años de Adriano, asícomo de Efraín Hurtado, siem-pre vertical en Calabozo, se-reno en su silencio. Y haceaños de Adriano en aquellavoluntad de agregar a Dios el

oficio de verlo volátil entrepoemas y tragos de licor, en-tre sombras y lucidez. Puedodecir que allí estaban Villon ytodas las arenas arboladas deKhayyam, próspero de linajesy saltos a vacíos inequívocos.

Ya no es difícil decir que lapalabra regresa con un hom-bre cuyo equipaje viaja entrelas piedras del río filosófico. Lapalabra es el lugar de la ofren-da. Anudados como estamos,tornamos a las viejas estacio-nes. La magia -el encanto quenos entrega el silencio- es lamisma palabra en ese "tráficosereno" llamado tiempo.

Aquella lectura, pronun-ciar la estirpe y la raíz del ver-bo, aguza la soledad. Desde laimagen donde desaparece-mos, hasta la página comple-ta de la muerte y sus asuntos.

¿Qué lugar tener presente?¿Qué no-lugar? ¿En qué mo-mento se nos acerca el fantas-ma de Borges? La palabra ron-da la desolación. He allí la voz,sigilosa, retirada por la fuerzainquebrantable del sueño.

Hasta esos ríos va la tierra.Imán y consagración. La poe-sía revela, oculta. Sin dejar laaventura del vivir, la agonía dequien a diario se enfrenta a latragedia, al morir. La palabra,bálsamo, barro, tentación ysecreto. Negada a la salvación.

Es así como Adriano, en laeterna paciencia de quien ha-bla, cuenta, inventa, sueña,sale de sus adentros y nos en-trega sus fantasmas.

Dijo de Borges, avisó de laterquedad de Quevedo. Yabrevó en la noche para quelos libros y la mirada tuviesensu paraíso, su eterno retorno.

(Febrero 1995)

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Contenido Maracay, Sábado 10 de diciembre de 201110

Sangreen el diván

-FRANCISCO ARÉVALO-

Leyendo el extenso repor-taje convertido en libro de 255 páginas, "Sangre

en el Diván", de la periodistaIbéyise Pacheco y publicadopor Grijalbo, que por ciertome prestaron, sobre el asesi-nato de una joven a manos deun reputado siquiatra , empe-zaron a pasarme por la mentepasajes no muy gratos de cier-tos notables personajes quenos ha tocado conocer por suexposición inapropiada o es-candalosa en nuestra queridaTierra de Gracia. El primero,el caso de un Presidente de laRepública que nos gobernó unlustro ebrio, dicho mejor: bo-rracho. Hasta los Piaroas delAmazonas sabían de las be-bentinas del susodicho, peronadie se atrevía a entablaruna discusión seria sobre eldesequilibrio del Sr. Presiden-te en turno. Gracias a Dios sa-limos tabla de su ebriedad yresaca, pero sin reservas deoro. El otro es el caso de Lin-da Loaiza, joven ultrajada ymaltratada física y sicológica-mente por un individuo hijode un respetado académicoque, a pesar de pagar una re-lativa prisión levantó frustra-ción y el sabor amargo de laimpotencia tanto en la agra-viada como en los que pedi-mos todavía justicia. Amboscasos obedecen antológica-mente a los abusos del podery a la falta de sindéresis denuestra sociedad que muchasveces no desarrolla mecanis-mos públicos eficientes de de-fensa y control, esto sin caeren el bobalicón moralismocuando no en la trillada éticaque casi nadie tiene muy cla-ra pero la manosean más quea una hetaira, todo esto obe-deciendo al orden de una do-ble moral o la moralidad do-ble faz buena para fijar la fal-sedad o lo mejor que se lepuede arrimar: estafa cívica,escoja lo que más le suene.Cuántos casos han quedadoimpunes aprovechando rela-ciones encumbradas que

crean poder arbitrario y quenos aleja de ser una sociedadcuya característica añorada esla de ser modernos como lla-ve que abre la puerta de la ci-vilidad. Este trabajo de Pache-co lo intenta, pero cierta sañadescubre un afán de destruc-ción del personaje responsa-ble del asesinato de RoxanaVargas, que no termina concerteza culpabilizar sino quenos aloja en un cuarto dondese respira un aire de venganzaligada con odio que le quitaseriedad al abominable acto.No quiero salir en defensa deEdmundo Chirinos, a quienconsidero desde muchos añosatrás un impostado más, unode esos disfraces casi perfec-tos que pasean orondos porlos estudios de radios y plan-tas televisivas ni hablar de losforos en prensa disertando y

marcando diferencias que eltiempo se ha encargado dederrumbar como a un murovoluminoso de anime. Un en-mascarado que maneja unainformación demostrativa desu desviación narcisista, cuyoobjetivo siempre fue el hacerver que era un hombre detrásdel poder omnímodo quemarcan las acciones y los de-cires en nuestro día a día. Noen vano se jactaba de ser unlector estudioso de la obra deHerman Hesse que lo haceconsiderarse un elegido poraquel código hoy en día endecadencia del estigma deCaín. Como corolario o diade-ma manejaba odiosamenteesa postura de único salvadorque suelen utilizar como mu-leta ciertos mostrencos ofi-ciantes de la medicina y labo-res afines quienes desafían con

estupidez los avances educa-cionales de los pacientes, porno decir que consideran queen este país todavía se manejael accionar campechano de losenfermos que ven en el médi-co su resguardo , su blindajeexistencial sin objetar ni mu-cho menos pedir explicaciónde proceder pues se conside-ran infalibles. Pero entrémos-le al texto en cuestión sin másrodeos, sometamos esas 255páginas a la criba de la razón,porque -como escribió Sartre-las palabras son armas y de-ben usarse para defender lasmejores opciones. En estecaso creo que quieren o pre-tenden convertir esta cosabien vendida mediáticamenteen una pieza literaria, pues nolo es, lo pudo ser pero el dra-mático o mejor conceptuali-zado realismo (nada que vercon el mágico) la convirtió enuna pieza panfletaria que le-vanta cierta morbosidad quelejos de ponernos a reflexio-nar termina dejándonos unasensación de oportunismo pe-riodístico con ropaje denun-ciador que no le pierde muchoel rastro a aquellas publicacio-nes que reseñaban la saña conque se ejecutaban crímenes devariados calibres, me refieroa la Crónica Roja. Es aquí quereivindico el trabajo del maes-tro Fermín Mármol León cuan-do de este subgénero se trata,pues su obra "4 crímenes 4 po-deres" es un trabajo muy serioque trata los factores de po-der que componen nuestrassociedades y allí donde se ani-da con más frecuencia la per-versión ligada con la arbitra-riedad convertida en delito ypor supuesto no juzgada. Cua-tro casos que estremecieronen su momento a la sociedadvenezolana y que hasta ciertopunto nos sometió a un pro-ceso de revisión y reflexión.Con "Sangre en el Diván" no hapasado ni pasará eso, estáconstruido para escandalizar,lejos se encuentra de sometera la reflexión nuestra descom-posición y desacomodo es-tructural, aquí hay una com-petencia desmedida por ocu-par un espacio que a fin decuentas saca de circulación aun personaje de la feria de las

imposturas o vanidades enque se ha convertido el paíspara integrar otro (la autoracon el debido respeto) es po-sible que no se haya percata-do. Pero analizándolo en frío,qué nos deja sustancialmenteeste libro que pudo ser mejorestructurado, mejor pensadoy hasta mejor escrito, a laprueba me remito: El capítuloque describe los desvaríos deChirinos a mí en lo particularno me da luz mucho menosveracidad, eso de tratar al im-plicado como orate delirantees un recurso que le ayuda, esconocido que con los locos nia misa, mucho menos al estra-do en busca de justicia queconlleva a pena prisión. Él tra-tó de burlarse de un país queestuvo alerta y en espera deljuicio y digo esto porque esconocedor de las debilidadestanto de nuestra justicia comotodo el poder que hay detrás,no se puede decir de él queestaba obrando inocentemen-te, sabía que podía salir airo-so del vaporón tan sólo conllevar el caso a su espacio elu-cubrador y artificioso, sóloque tantos años trabajandodesde la impunidad y con tan-tas víctimas (se encontró ensu morada un archivo foto-gráfico de pacientes desnudasy una que otra sirena de la jet-set capitalina) terminaron li-quidándolo, como creo quesucede a la larga con todo dis-frazado que anda campanteentre delito y delito pavo-neándose del poder que pue-de tener para así seguir en elcirculo vicioso de ejercer cier-ta inteligencia al servicio de laperversión más condenable.Por cierto, la última parte esuna entrevista parcial (lasti-mosamente) realizada por lapoeta Miyó Vestrini. De pasoes la pieza más valiosa, es allídonde uno descubre que hayciertas mentes brillantes al ser-vicio del mal. Lo demás vayaanotándolo, amigo lector, vie-ne una película tan ruidosacomo el libro, todavía no la hananunciado pero lo vaticino, unposible libro de Chirinos inten-tando convencer sobre su ino-cencia y el sabor excremento-so de que en este país abundanlos Edmundo Chirinos.

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Maracay, Sábado 10 de diciembre de 2011 Contenido 31

Charlie Haden:Pureza y Profundidad

-ALFONSO SOLANO-

Tener buen oído en la mú-sica, no significa solocaptar ciertas ondas o

sonidos ordenados en una es-cala y transmitirlos a través deun instrumento. Es algo queva más allá de la música mis-ma, algo que solo poseen cier-tos seres muy privilegiados.El oído de Charlie Haden, nosolo capta estos delicados so-nidos, si no que además escu-cha lo que otros no oyen. Estedotado Contrabajista percibemelodías y tonalidades que es-tán en consonancia con su ori-gen y su sensibilidad. Desdemuy pequeño escuchaba los"aires" de la música que en lafamilia Haden eran tradiciona-les. Él proviene de un mediode músicos country. CharlesEdward Haden es oriundo deShenandoah del estado deIowa, así que la música eraparte de su entorno cotidia-no. El ha confesado: "Me gus-tan las músicas que tienen unacierta pureza y una cierta pro-fundidad , de cualquier partedel mundo que ellas proven-gan, y esta calidad...se reen-cuentra particularmente enlas músicas populares...estosin duda es lo que me acerca aJames Cotton, Carlos paredeso a Dinno Saluzzi, con los cua-les afortunadamente, he gra-bado..." Esto sin duda le per-mite una amplia posibilidad deinteracción con el mundomusical y sobre todo, le per-mite alimentarse de todas es-tas tendencias, para así enri-quecer su interesante y am-plio idioma musical. Proba-blemente estas motivacionesle inclinaron a grabar un dis-co de boleros latinoamerica-nos al lado del pianista cuba-no Gonzalo Rubalcaba al cualle une una estrecha relaciónpersonal y musical. Haden lehabló al joven pianista de sudeseo de grabar boleros, tro-zos en tempo lento que le to-can particularmente. Le pidióque le enviara sus preferidosentre los cuales hizo su selec-ción que fue idéntica a la deRubalcaba. Fue de esta mane-

ra como nació "Nocturne" (ga-nador del premio Grammy2001 al mejor album de jazzlatino) un disco de Boleros conun grupo de músicos de ex-cepción entre los cuales seencuentra el guitarrista másimportante de la música con-temporánea de jazz: Pat Me-theny, su amigo, coterráneo,y compañero de aventurasmusicales.

BAJOSHaden toca el contrabajo de

una forma muy particular. Elno es un virtuoso del instru-mento, lo conoce profunda-mente pero no toca velozmen-te, ni mucho menos. Haden esun arquitecto de sonidos suti-les y transmite bellas melo-días con una economía admi-rable. Al respecto ha declara-do: "Yo concibo la música deforma global, digamos orques-tal... existen diferentes estilosde tocar bajo, y como lo hedicho, el mío está ligado a misorígenes. Por otra parte unono elige un estilo: uno toca se-gún su manera de ser, y unodescubre poco a poco su soni-do, su propia música..."Al re-ferirse a los estilos está pa-seándose directamente porlos contrabajistas que han he-cho escuela en el instrumen-

to, A saber: Jimmy Blanton,Ray Brown, Oscar Pettifford,Paúl Chambers o Wilbur Warey a él particularmente lo quele gustaba de estos bajistas erala profundidad de la sonori-dad "Frondosa" que estos te-nían. De la misma maneracomo el bajista de la gran or-questa de Ellington en susaños de comienzo: WellmanBraud, quien precedió a Blan-ton, tocaba unas líneas soste-nidas con gran fuerza y ele-gancia. Todos estos bajistasposeían sonoridades magnífi-cas y, es a esto a lo que Hadenes sensible.

LA PEDAGOGÍAHaden siempre tuvo inquie-

tudes pedagógicas, pero suinterés en esto va más allá dela simple forma. Desde hacealgunos años enseña en el Ins-tituto Californiano de las Ar-tes en donde tiene la oportu-nidad de discutir y plantearcuestiones de orden espirituala propósito de la música. Ha-den emplaza a sus alumnos ylos ayuda a pensar de una for-ma reflexiva: "¿que es la inspi-ración?, ¿qué es un solo?, ¿Tie-nen Uds. Deseo de sostener unsolo?...una de las cosas que lesimpide a los jóvenes músicosa encontrar su propia voz es

que se consideran músicos dejazz. Ellos buscan pues imitara otros músicos de jazz, en vezde buscar su propia musicali-dad. Yo les enseño a olvidar eljazz y a pensar únicamente entérminos de musicalidad...Imagínense que no hay estilos,categorías... Yo les hago escu-char cosas que me parecenesenciales: Shostakovich, Ras-maninov, Ravel, Poulenc...para mostrarles que no haycategorías, sino solo belleza."Esta forma de concebir la mú-sica es lo que ha dispuesto aHaden para alimentarse de losmás diversos universos sono-ros. Y esto, sin duda alguna,ha enriquecido de forma va-liosa su manera de tocar e im-provisar. Su espíritu abierto ysu amplia visión lo han lleva-do a concebir la música comoun universo integrado en don-de se dejan de lado cosas quese aproximan a la mera con-cepción académica de la for-ma. Para él la creatividad entodas las artes, es un don quese recibe y que implica res-ponsabilidades: para lo cual esnecesario estar a la altura deeste don y requiere, además,de un esfuerzo mayor por tra-tar de ser cada vez más un serhumano sencillo, generoso yabierto, si se quiere llegar a serun buen músico. Tal es su filo-sofía y el modo en que este es-pecial músico concibe la ex-presión musical.

EVOLUCIÓNTrascendencia es el térmi-

no más apropiado para descri-bir el dilatado curso que hatomado la carrera de este ba-jista. Desde sus comienzos,cuando se aproximó a un uni-verso tan intenso como com-plicado al lado del fundadordel movimiento del Free Jazz:Ornette coleman, Haden sabíaque su búsqueda no iba a sertan sencilla. La manera deconcebir la música de Ornettey su forma de expresarla eraun vehículo apropiado para elbajista y con esta base, al ladodel Saxofonista Dewey Red-man y el baterista Ed Blackwe-ll, estos particulares artistasse preguntaban como dar for-ma a la música que nacía deun mundo hasta ese entonces,

desconocido para ellos. Lomás importante fue según Ha-den que estaban "sobre la mis-ma amplitud de ondas sobreese plano..." y esto contribu-yó a que el grupo se integrarade una manera espectacular.Haden llegó a entender estelenguaje, esta forma musicalque desde el principio, provo-có controversias. Pero no sequedó allí. Su incansable afánde proveerse de tejidos meló-dicos diversos para alimentarsu edificio sonoro, le ha lleva-do a crear agrupaciones endonde la magia creativa y larecreación de melodías tradi-cionales encuentran un sólidopuente hacia el futuro. Fue asícomo nació su cuarteto Westen 1986. Él mismo declara alrespecto: "Con el cuartetoWest, yo no busco reproducirla música por su simple melo-día. Nos hemos inspirado enla belleza de estas cancionespopulares de una época queha producido mucho de ella,pero con un enfoqueactual...por otra parte la so-noridad del cuarteto, al igualque la relación de sus miem-bros no ha cesado de evolu-cionar. Es esto lo enriquece-dor..." Pero, no conforme coneste proyecto, su preocupa-ción intelectual y humana loha llevado a denunciar injus-ticias cometidas contra losderechos humanos y en polí-ticas agresivas de las poten-cias mundiales contra la segre-gación racial o religiosa. Estainquietud lo llevó a crear, jun-to a la arreglista Carla Bley la"Liberation Music Orchestra"una 'orquesta de combate'como él mismo lo ha declara-do. Seguramente no pasarámucho tiempo para ver elalumbramiento de una nuevaproducción de la LMO, quecomo las anteriores buscaráreproducir un sonido de con-junto, aunado con los exce-lentes arreglos de Carla Bleydonde se sostiene un discursomusical denunciativo, inquie-tante, expectante, global. Mú-sica de hoy, música del futu-ro, música del alma y de in-quietudes humanas, como laque nos tiene acostumbradoeste prodigo hijo, nacido bajoel amplio cielo de Missouri.

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Contenido Maracay, Sábado 10 de diciembre de 201132

Ejerciciosde microficción

GABRIEL PAYARESVersión del Quijote

Un día se cansó del orden de su bibliote-ca, derribó los libros al suelo y se dispusoa crear su propio canon literario. Al díasiguiente, se cansó del orden en el menúdel restaurante, y arremetió contra elcocinero hasta imponerle su propianoción de gastronomía. Otro día distintose cansó del orden reflejado en lasseñales de tránsito, y decidió andar en losucesivo a contramarcha. Y así, en pocosdías, se fue metiendo en mayores proble-mas. Al final de la semana, la gente lotenía por loco. Al final del siglo, porLibertador.

MONSTRUOSEsta noche terminan años de encierromiserable. Reclamaremos el lugar quenos han arrebatado en el mundo. Encuanto apaguen todas las luces y elcarcelero se disponga a dormir, abrire-mos poco a poco las puertas de madera ytreparemos imperceptiblemente a sucama. La libertad será el gemido demiedo que brote de su joven garganta.

AUTORRETRATOpara Virginia Riquelme

Después de tantos años ejerciendo eloficio de psiquiatra, le dio un buen día pordedicarse a escribir; quería dejar constan-cia de su paso por el mundo. Encerradoen su estudio durante varias horasdiarias, redactó lo mejor que pudo unanutrida autobiografía. No encontró nuncaun título apropiado para su obra, pero dio,al releerla, con el más acertado de susdiagnósticos.

EL SUICIDAEl valor y la determinación que nunca leflaquearon durante su largo viaje enascensor a la azotea, se esfumaron degolpe, poquísimos segundos antes delimpacto, en un grito tardío de sinceropero ya vano arrepentimiento.

EL ESCLAVOLo más doloroso de haberme separadode mi mujer no fueron los años deamargas peleas, ni el modo en que laeché de la casa después de haberlahallado en brazos de mi mejor amigo, niel triste reencuentro con una soledad noplanificada, ni las engorrosas explicacio-nes que me fueron alejando de losamigos en común, sino esta eternasensación de que en cualquier minutopuede que ella regrese, y yo, una vezmás, al instante y sin siquiera pensarlo,haga de tripas corazón y la perdone.

DEVUELTOAL REMITENTE

Querida:Ayer llegó en el correo la carta de amor quenunca escribiste. La reconocí porque traía elperfume que siempre quise regalarte. Miprimer impulso fue redactar estas líneas yhacértelas llegar de inmediato, para quesupieras que yo también te he olvidado;pero al final pudo más el desánimo y loeché todo de una vez a la basura.No me escribas más.

LA VENGANZALa locura del navegante nos tomó atodos por sorpresa. Después de arrojarsus sextantes por la borda y de hacerjirones nuestro único mapa, se ahorcó ensu camarote sin dejar siquiera una notade despedida. Desde entonces navega-mos en círculos, gritando a los cuatrovientos entre improperios su nombre, ypreguntándonos quién de nosotrosdesataría su tan terrible venganza.

(Tomado de lasmalasjuntas.com)

EL VAMPIRONunca se supo si se trataba realmente deun vampiro. Eso tampoco impidió que loscampesinos empuñaran con furia elazadón y tras arrinconarlo en una esquinadel granero lo hicieran pedazos antes deque el párroco llegara. Nadie, sin embar-go, alzó su voz para exigir una pesquisa:el difunto Rey no gozaba de la lealtad desus seguidores.